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Tim Burton y sus versiones del padre

Se puede seguir la obra de Tim Burton y dejarse sorprender por la


diversidad de recursos estéticos. Personajes ficticios que atrapan desde un
encanto no convencional despiertan una peculiar posibilidad: la de
identificarse con ciertos rasgos a la vez que, vía lo irreal del personaje,
permite ubicar cierta distancia y velar lo perturbador que puede ser el
encuentro con algunas posiciones subjetivas. Seres ficcionales que mientras
ocultan, revelan. Hay algo que, sin embargo, no nos sorprende tanto en sus
obras, y es que indudablemente Tim Burton tiene algo para decir en relación
al padre.

Coraline o ¿abriendo la puerta secreta?

Coraline es una niña que se muda a un complejo habitacional gris y


aburrido, con unos padres a los cuales encuentra ocupados y poco
disponibles para escucharla. Pero es a su madre a quien Coraline reprocha y
espera que la escuche, que la deje salir, que le cocine… en fin, que le dé lo
que le pide…
Y es desde esta falta que recibe Coraline de su madre, falta estructural
existente en la relación madre–hija, que Coraline descubre este mundo
secreto detrás de la puerta con llave. Mundo ideal pero que encierra una
trampa. Mundo de lo familiar que se torna siniestro.

Ficha técnica
Título original: Coraline (Estados Unidos)
Título en España: Los mundos de Coraline
Título en Hispanoamérica: Coraline y la puerta secreta
Dirección: Henry Selick
Producción: Claire Jennings
Guión: Henry Selick (libro de Neil Gaiman)
Música: Bruno Coulais They Might Be Giants
Editor: Christopher Murrie
Fotografía: Paul Gentry, Pete Kozachik
Reparto:
Dakota Fanning
Teri Hatcher
Keith David
Robert Bailey Jr.

El film Coraline, además de ser una obra de arte en lo que se refiere a la técnica
cinematográfica de stop motion, permite realizar varias lecturas, en torno a esta
historia que trata de una niña en su pubertad.
Coraline es una niña que se muda a un complejo habitacional gris y aburrido, con
unos padres a los cuales encuentra ocupados y poco disponibles para escucharla.
Pero es a su madre a quien Coraline reprocha y espera que la escuche, que la deje
salir, que le cocine… en fin, que le dé lo que le pide…
Y es desde esta falta que recibe Coraline de su madre, falta estructural existente en
la relación madre–hija, que Coraline descubre este mundo secreto detrás de la
puerta con llave. Mundo ideal pero que encierra una trampa. Mundo de lo familiar
que se torna siniestro.
Lo Unheimlich, lo siniestro, es lo opuesto a Heimlich, propio de la casa, familiar,
íntimo, no extraño, dócil, confidencial, lo que recuerda el hogar, que también
remite a su opuesto. Freud introduce la definición que da Schelling de lo siniestro:
unheimlich es todo lo que, estando destinado a permanecer oculto, secreto, ha
salido a la luz.
Al traspasar esta puerta secreta Coraline se encuentra con su otra madre, que al
parecer es igual a la suya sólo que en los ojos tiene botones. Frente a la pregunta
de Coraline sobre quién es ella, ésta le responde, “tu otra madre”, “¿mi otra
madre?”, replica Coraline. “Todos tienen otra madre”, dice la bruja.
Esta otra madre brinda a Coraline los mejores manjares, y los regalos más
maravillosos, pero como dice Marcelo Barros, “…plenitud y saciedad pueden
presagiar la catástrofe, ya que el horror de lo lleno puede ser tan opresivo como el
del vacío, quizás porque éste no es más que una versión de aquel. Desde Hansel y
Gretel, la literatura infantil nos enseña que el más suculento festín precede a la
manifestación atroz del deseo del Otro, tan a menudo representado como
voracidad”[1].
Así es como en esta película, basada en la novela de Neil Gaiman, aparece esta
voracidad que torna lo familiar, en siniestro. El deseo del otro en su versión de
voracidad aparece retratado en la película como La Otra Madre, la bruja, ficción de
la estragante relación entre madre e hija.
Es esta bruja que intenta mostrarle todo su brillo fálico, intentando que Coraline se
quede en este mundo de ensueño, brillante y colorido, en contraste con el mundo
“real” gris y aburrido.
¿No es necesario salir a buscar en otros objetos para no quedarse atrapado en un
vínculo estragante, para no quedar atrapado en las fauces de la madre? Nos dice
Freud que la niña se aparta de la madre porque descubre a la madre castrada. Esta
Madre del mundo secreto, que SABE, cuando al hacer realidad sus fantasías dice:
“Madre te conoce como la palma de la mano”. En ese mundo la madre sabe todo,
aparece no castrada, y el otro padre es un títere.
Dice Lacan: “El papel de la madre es el deseo de la madre. Esto es capital. El deseo
de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda resultarles
indiferente. Siempre produce estragos. Es estar dentro de la boca de un cocodrilo,
eso es la madre. No se sabe qué mosca puede llegar a picarle de repente y va y
cierra la boca. Eso es el deseo de la madre.”[2]
Luego de un enojo con su madre del mundo real, Coraline retorna a la puerta
secreta pero recibe un ofrecimiento, Madre le dice: “Podrías quedarte para siempre.
Para ti, muñequita nuestra, botones para quedarte. Sólo queremos lo mejor para ti.
Pronto pensarás como nosotros.” Y es con este ofrecimiento de que ella sustituya
también sus ojos por botones que se dispara lo siniestro. Aparece en Coraline esta
mirada infantil extrañada de lo familiar que repetidamente se hace ajeno y
terrorífico. Y como en la novela de Hoffman, “El hombre de Arena”, la pérdida de
los ojos o su sustitución en esta película, pone de relieve el lugar de objeto.
Freud sitúa como primer motivo de sentimiento ominoso el miedo a ser despojado
de los ojos. El miedo a perder los ojos es una angustia infantil que a menudo
persiste en algunos adultos. En la misma línea habla de expresiones como "la niña
de mis ojos" tan comunes en lo cotidiano, y que confirman también que este miedo
no es más que un sustitutivo de la angustia de castración. En este punto, nos pone
como ejemplo a Edipo con su particular forma de castración, a saber, arrancándose
los ojos. La película Coraline muestra la falta de límites entre realidad y fantasía
que nos lleva de nuevo al mundo infantil de Coraline.
Es frente a este pedido de cambiar sus ojos por botones, que Coraline intenta
escapar, pero Madre la retiene. Entonces intenta salir de ese mundo de ficción y
acompañada de un gato, que en ese mundo puede hablar, se pregunta: ¿Qué
madres comen a sus hijas? A lo que el gato le responde: “Tal vez para amar algo
más que a sí misma.” El goce materno en su versión estragante, hijos en manos del
narcisismo materno, como objetos de su goce. Coraline también se pregunta:
“¿Cómo puedes alejarte de algo para volver al mismo lugar?”
Madre, como la llaman los títeres en la película, le dice: “tú sabes que te quiero
mucho”, y Coraline responde: “tienes una manera muy rara de querer”. El deseo
del Otro es algo que no deja, sin duda, de producir las marcas más profundas en el
sujeto.
Luego Coraline se encuentra con los niños que fueron previamente devorados por la
bruja, quienes le cuentan: “…nos dio todo lo que queríamos, pero queríamos más,
entonces dejamos que nos cosa los ojos y devoró nuestras vidas…” Devorar, este
aspecto canibalístico en torno a la madre. Dice Lacan… “el deseo de la madre en su
fundamento es insaciable, el niño toma el camino de hacerse él mismo objeto falaz,
engañador… […] esta madre insaciable, insatisfecha, a cuyo alrededor se constituye
el narcisismo del niño es alguien real, ella esta ahí como todos los seres insaciables,
busca devorar”[3]. ¿No es acaso este otro mundo detrás de la puerta secreta, como
un velo que muestra lo terrible de la Madre, como se nombra a la bruja? Que
muestra como el deseo del otro puede tornarse siniestro.
Si el niño queda fijado en el lugar de falo de la madre, obtura la posibilidad de que
ella pueda tener acceso a su propia verdad, y deja al niño hipotecando su cuerpo y
su existencia para satisfacer la exigencia materna.
Cuando Coraline logra escapar el grito de la bruja es: “No me dejes, no me dejes...
me moriría sin ti”. Este aspecto mortífero del amor que ahoga, en tanto deja a la
hija como objeto de goce de la madre, muestra el estrago en su peor vertiente.
Para finalizar, esta película pone sin velo, algo del primer despertar sexual, ya que
para que el segundo despertar tenga lugar debe haberse producido un primer
despertar en el que el sujeto despertó de “un sueño: ser el falo que completa al
Otro”[4]. Porque en lo que respecta a la inscripción del significante fálico, debe ser
retraducida en el trazo particular que lo representa, sin necesitar ofrecerse en
posición de objeto al Otro.
Coraline de lo familiar ingresa a lo siniestro para transformar su mirada, no en
botones como objeto de goce del Otro, sino para poder mirar con nuevos ojos: los
propios.

Bibliografía

• Jacques Lacan, Seminario XVII El Reverso del Psicoanálisis. Editorial


Paidós.
• Jacques Lacan, Seminario IV La relación de objeto. Editorial Paidós.
• Sigmund Freud, Lo siniestro. 1919. Biblioteca Nueva. López Ballesteros.
• Alba Flesler, EFBA Cartel de Carteles: Clínica con adolescentes.
• Colette Soler, La cosa materna en el inconciente del niño. Conferencia en
París.

[1] Marcelo Barros. Prólogo de “Porciones de Nada. La anorexia y la época”. Alejandra


Eidelberg, Claudio Godoy, Fabián Schetjman, Nieves Soria Dafunchio. Editorial Serie del
Bucle. Año 2009.
[2] J. Lacan Seminario XVII El Reverso del Psicoanálisis. Editorial Paidos. (11/03/1970)
[3] J. Lacan, Seminario IV. La Relación de Objeto. Editorial Paidos. (27/02/1957)
[4] Alba Flesler. E.F.B.A. Cartel de Carteles: Clínica con adolescentes.

sábado 14 de marzo de 2009


Coraline y la puerta secreta – Una pelicula imprescindible

Coraline y la puerta secreta – Una pelicula imprescindible

Las drogas lo que hacen


es inducir modificaciones químicas
que también pueden inducir
la soledad, el silencio, la abstinencia, el dolor, el miedo.

Antonio Escohotado

Acabo de volver del cine. Hacia muuuuuchos años que una pelicula no me dejaba en
este estado de impresion? fascinada? preocupada? admirada? esteticamente
maravillada? infinitamente capturada?

La pelicula, Coraline y la puerta secreta. O tambien traducida bajo el acertado titulo de


"Los mundos de Coraline".

En apariencia, un film de dibujos animados muy a lo “Tim Burton”, pero en esta


ocasion dirigida por Henry Selick y basada en un libro (libro p-e-r-f-e-c-t-o) de terror
para chicos escrito por el britanico Neil Gaiman.

La pelicula relata la vida gris, aburrida e insatisfecha de Coraline, una niña activa,
valiente, y curiosa que vive con sus padres, quienes se encuentran siempre ocupados por
su trabajo y con poco tiempo para prestarle atencion a su hija. La familia se muda a una
casa de aspecto siniestro y descuidado. En ella, Coraline halla una habitacion con una
pequeña puerta en una de sus paredes. Movida por la curiosidad y acompañada por una
extraña muñeca de trapo (identica a Coraline, pero de tela y con ojos de botones),
Coraline entra por la puertecita a un mundo duplicado, identico al que vive, pero lleno
de colores, confortable, con abundancia de comida y dulces, y unos padres identicos a
los verdaderos pero complacientes, calidos, con tiempo para jugar y dispuestos a hacer
realidad todos sus deseos de modo tal de hacer su vida placentera. Un detalle: sus “otros
padres” no tienen ojos reales, sino botones cosidos en su lugar.

Con ayuda de una llave magica y unos ratones idem, Coraline entra y sale de ambos
mundos varias veces, aunque cada vez se encuentra mas frustada por lo que halla en el
mundo real al regresar a este. Coraline pasa de alternar entre los dos mundos a decidir
irse por un tiempo al mundo duplicado-placentero. El pasaje entre ambos mundos lo
realiza moviendose (gateando) por una especie de ducto tubular. La cosa se complicara
cuando la aparentemente ideal madre duplicada le exija a Coraline perder sus ojos y
coser en su lugar los botones como condicion para permanecer en en mundo ideal. A
partir de alli, la niña debera luchar con el inmenso poder de la madre ficticiamente
“benigna” quien en realidad se revela como una bruja que ya a quitado el alma a otros
chicos/as que, al igual que Coraline, vivian infelices e insatisfechos. Coraline deseara
volver entonces a su mundo real al descubrir que detras del los colores y bellezas
sensoriales de ese mundo de placer no hay absolutamente nada. Pero tal vez, sea tarde
para emprender el regreso. Un gato negro que pasa de un mundo a otro sin perder sus
ojos reales, y que aconseja a Coraline con sabiduria, acompañara a la niña en sus
enormes esfuerzos por tratar de “zafar” del terror cada vez mayor que se desata en el
mundo placentero. El terror alli se incrementa de manera proporcional junto con el
poder de la bruja de las agujas (pues la madre ficticia, ya desenmascarada como
despiadada bruja, es una especie de araña hecha de agujas). What a nightmare!!! Para
ver como se “desenlazara” esta historia, bueno, habra que ir al cine. Hasta aca, mi
resumen de lo que la pelicula exhibe como nudo en su trama.

Mas alla de los efectos visuales, mas alla de la perfeccion con que cada personaje es
finamente retratado, mas alla de ser una extraordinaria puesta en escena de un
extraordinario libro aterrorizante para niños/as, Coraline y la puerta secreta es mucho
mas que un mero film animado mas…

Durante los primeros tramos de la historia, confieso que me entregue a


“nomasiralcineconmishijasmaschicasaverunapelimasdeesasparachicos”. Con el correr
de la historia, empece a percibir una cierta construccion estetica muy entre onirica,
psicodelica y alucinatoria visualmente en lo que hacia a como era presentado el mundo
perfecto-ideal en que Coraline, por curiosidad y obvia frustracion por su vida cotidiana
real, se metia. Pero al poco rato percibi –por la insistencia de la imagen de las agujas,
probablemente, como primer elemento llamativo- que la pelicula tenia un sentido
referido al abuso de sustancias, particularmente al consumo intravenoso de
heroina/metadona y morfina. Muertes por sobredosis de esta sustancia crecen en los
EEUU y Europa año tras año, la edad de consumo ha bajado hasta alcanzar a la llamada
“poblacion infantil”, y se ha incrementado su uso en las poblaciones demograficas
correspondientes a los suburbios y zonas rurales. Un reciente informe (2008) de la
Comision Europea, destaca que la heroina sigue siendo el principal y mas grave
problema de drogas que debe enfrentar la UE (los cultivos de adormidera de Afganistan
–proveedor principal de la UE- produjeron cantidades record entre 2006 y 2007).
Siendo extremadamente difícil dar con un calculo exacto del número de heroinómanos
en Europa, se calcula que en la UE y podria haber entre 1,3 mill. y 2 millones de
consumidores de derivados del opio (morfina y heroína) y drogas sintéticas con efectos
similares. Dadas estas cifras, las muertes –tanto las producidas por sobredosis como las
que se producen por problemas derivados de la adiccion a estas sustancias- se cuentan
anualmente en miles. Miles de jovenes muertos… que alguna vez fueron niños/as…
como Coraline.

Vuelvo, entonces a esta impresionante pelicula. La riqueza de elementos acerca “de los
cuales seguir pensando” que aporta este film podria resumirse en tres o cuatro tematicas,
todas incomodas y urticantes para las moralidades que gozan de propagandizar las
bondades del los valores tradicionales. Si quien esta leyendo estas reflexiones se
encuadra dentro de los partidarios de las logicas de adaptacion y correccion social,
sugiero interrumpir la lectura de lo que sigue. La pelicula trabaja, a mi criterio, estos
cuatro ejes interactuantes:

1) La exigencia y sujecion que implica entrar en la “normalidad social”

2) Las complejidades ocultas e invisibilizadas socialmente de la relacion madre-hija

3) De como la curiosidad no siempre implica aprendizaje

4) Acerca del consumo de drogas llamadas “pesadas”

Veamos entonces.

1) La pelicula es inquietante, al menos si pensamos que Coraline no se siente dichosa en


su mundo real, y que en apariencia y por un rato, “supone” “cree” “ilusiona” que existe
un mundo mejor, colorido y feliz al que acceder a costa de … perder sus ojos. Nada
menos que los ojos!!! Los ojos, el mirar, simbolos de la principal fuente de acceso al
conocer, al apropiarse cognitivamente del mundo. La mirada propia es lo que le es
exigido a Coraline sacrificar para poder “pertenecer” al mundo de los buenos-amables-
felices-dichosos. En lugar de sus propios ojos, ella debera aceptar coserse botones
(objeto fijo, similaralizante, objeto hecho en serie) y asi ser una mas del mundo feliz. La
sociedad normal exige perder la propia mirada, entregar el propio pensar a los criterios
que fija un Otro desde la autoridad, y empezar asi el camino de “ver” la vida a traves de
lo mandatado socialmente como normalidad. Coraline se rehusara a ello, pero debera
luchar contra el poder autoritario del personaje de la bruja (a traves de quien toma
cuerpo la capacidad de quitar lo singular de la libertad, de hecho es este poder
encarnado en la bruja el que se encarga de coser los botones y dibujar falsas sonrisas a
los sujetados sociales que viven en ese jardin de delicias ficcional). La bruja
-representacion de lo despiadado de la maquinaria del poder biosocial- esta dispuesta a
usar todos sus recursos y violencia para forzar a Coraline a ser “una mas”, una mas en
el rebaño del pseudomundo ideal. Este mundo de los felices y adaptados muestra ser
una entera ficcion, pero vivir fuera de ella exige de quien ose desafiar tal trampa, una
fuerza de voluntad extrema para poder “seguir siendo” quien uno en realidad es. Y aun
intentado con uñas y dientes desujetarse y salir de esas ficciones, la empresa de la
liberacion puede ser todo un fracaso. Que decir de las familias duplicadas y sus
respectivas caracteristicas? La familia real de Coraline, disfuncional por cierto, es una
fotografia nitida de las familias neuroticas standard. La chiquilla alcanza a entrar y
experimentar el borde-frontera que marca pasar de una estructura familiar neurotica a
una imagen alucinatorio-psicotica donde la Ley esta encarnada (literalmente) y no hay
posibilidades de escapar. Y recordemos que “ver” lo ficcional del mundo con los
botones de la psicosis, implica contemplar un mundo que se deshace en sus
arbitrariedades y sinsentidos. Ver desde esta perspectiva psicotica la realidad, se paga
perdiendo la razon, o sea, enloqueciendo, o incluso muriendo. Por otro lado hay un
personaje que se encuentra en las antipodas del esclavo-adaptado social. Es el gato.
Imagen autonoma de aquel que se gobierna a si mismo, alguien que puede pasar de un
mundo a otro sin dejar su libertad a cambio, pero que vuelve al mundo “gris” por saber
que ese, solo ese y no otro, es lo mas real que tenemos. El gato es practicante de un
“amor fati” que le hace aceptar bailar la que tenga que bailar en la circunstancia que le
toque atravesar, no es un resignado, sino un practicante del pathos de la distancia y un
ser activo con respecto a la circunstancia existencial que tenga que vivir. El gato posee
su propia sabiduria –solitaria, por cierto- pero a su vez sera el quien colabore
solidariamente en las peleas que Coraline debera enfrentar si decide no normalizarse, no
perderse en la adaptacion desingularizante, no dejar de ser quien ella es, ni enloquecer
en la locura del pseudomundo alucinatorio. El gato es un “Espiritu Libre” que
acompañara a Coraline en sus derroteros libertarios. Y tambien esta el personaje de
Wybie Lovat, un chico que tambien se duplicara y terminara simbolizando el valor de
construir una amistad, la importancia de dejarse acompanar en las desventuras, y las
nada sencillas operaciones afectivas que implica la aceptacion de un par.

2) Que las relaciones madre-hija son particular y especificamente complejas, ya lo han


destacado y trabajado varias psicoanalistas y especialistas en cuestiones de genero. No
sera entonces mi intencion redundar sobre este punto desde la citada optica. Me
interesa, si, destacar que la pelicula se introduce en los aspectos “politicamente
incorrectos” de lo femenino, y por ende, de las mujeres entre ellas, y asi entonces, de lo
sombrio que existe en la relacion entre las madres y sus hijas mujeres. La madre, como
mito, es severamente desmitificada y mostrada en sus aspectos mas ocultables e
incomodantes para la valoracion tradicional. La alternancia entre la dulzura y los
ataques de ira, la mentira de jugar a la sobredulcificacion como representacion del Bien
femenino, los malhumores constantes que echan por tierra el ideal de paciencia y
entrega maternal, la incapacidad para escuchar con afecto-tiempo-comprension lo que
una mente pequeña y aun en formacion necesita expresar, la dificultad para entregarse a
un tiempo ludico comun con su hija Coraline, su desprecio por cocinar, la marcada
inmersion en el trabajo-profesion-actividad sin manifestar culpa por ello, los diarios
modos elocuentes con los que dia a dia la niña es tomada mas como un estorbo que
como un ser con necesidades existenciales propias a las que se debe atender, in summa,
la otra cara de lo maternal: la faceta mas lejana del cuento de la “incondicionalidad”
femenina frente a los hijos. Logicamente, esta madre, que sin llegar a ser fria es por
momentos distante o desatenta, no es mostrada como “mala” (en esto la pelicula es
cuidadosamente “poco moralista”), sino como una mama del siglo XXI, preocupada por
trabajar, pagar el uniforme del colegio de la hija, enojada con la incomodidad de lidiar
con varios roles simultaneamente, y sin embargo, con el gran merito de saber y poder
decir “Noes” a Coraline con firmeza y decision, o de poner en espera los deseos
inmediatos de la niña (actitudes ambas que hacen que Coraline deteste a su madre casi
constantemente). En contrapartida, la madre ideal del mundo placentero, tiene el “si”
facil, es complaciente, empalagosamente dulce y… oculta a un monstruo despiadado
dentro de si. Al respecto, el gato sapiente advierte a Coraline, tempranamente, que esa
madre perfecta y “normal” (???), puede que la quiera… comer!!!! Esto aterra a la niña,
pues como seria posible que alguien tan atento, amable, amoroso, amante de la
perfeccion de los roles… devore a otro ser???!!!!! Y menos a… una hija!!!!!??? Pues
me temo que las madres demasiado devotas de la normalizacion, efectivamente, tienden
a cometer una suerte de canivalismo existencial con las vidas autonomas de sus hijas,
comiendose los sueños de diferenciacion de estas, y por ende, haciendolas entrar al
aparato de la normalidad social con una sonrisa canibal en sus bocas.

3) y 4) He escuchado muchas veces, en el discurso de pedagogos librepensantes, que


estimular la curiosidad de los chicos es altamente positivo para el desarrollo de la
inteligencia. Coincido en este concepto, y sigo pensando que asi es. Pero tambien
considero que la curiosidad sin proteccion, sin red, con escaso soporte afectivo y poca
voluntad de dialogo, entraña peligrosidad. Mantenerse en equilibrio entre estimular la
curiosidad (y la experimentacion a que esta conlleva) y contener-guiar acerca de los
aspectos riesgosos que esas mismas experimentaciones pueden traer, es extremadamente
dificil para los padres. Muchos creen estar al tanto de las vidas de sus hijos, cuando en
realidad son informados de un porcentaje infinitesimal de lo que ellos estan
experienciando. Logicamente, el crecimiento entraña una cada vez mas creciente
autonomia de los hijos/as y por ende, una gradual perdida de control de las vidas de
estos ultimos por parte de los padres. Pero me gustaria destacar que, al menos en la
perspectiva que pone en visibilidad la pelicula, existen riesgos inherentes al ejercicio de
la curiosidad completamente abierta, incluso si esta tiene que ver con “aprendizajes
propios de la vida”. Y con esto entronco con el item 4). Particulamente tengo una clara
postura a favor de la despenalizacion de las drogas para uso personal. Argumentar esta
postura dara para otro post. Por otra parte, me gustaria recordar que el film esta basado
en un libro escrito por un britanico, ciudadano de uno de los paises que mas
complejamente debe enfrentar el problema del consumo, adiccion y muerte de jovenes
por drogas inyectables. Si las campañas de prevencion convencionales han demostrado
ser casi siempre impotentes en terminos de presentar el problema de las adicciones y sus
peligros de manera realista y pedagogica, este film deberia ser considerado como una de
las mejores herramientas para debatir con chicos acerca de los terribles desastres que
drogas como la heroina puede producir. Por que? Porque Coraline y la puerta secreta
puede ser vista como una metafora del abuso de sustancias peligrosas. Coraline vive en
la grisura de un mundo en el que siente que no es escuchada, un mundo con padres pero
paradojica y simbolicamente, sin ellos. El mundo de Coraline la frustra, la hace sentir
infeliz, sola, por momentos desafectivizada y muchas veces enojada con la situacion
vitak que le toca vivir en su vida real con sus padres reales. Una llave y una puerta
“magica” aparecen (podria tomarse a ambas como el simbolo de una sustancia
“salvadora”, desde una mirada demasiado convencional, pero descartando esta
interpretacion, bien puede decirse que simplemente Coraline es curiosa por saber de que
se trata eso nuevo, tentador, llamativamente invitante que se abre con una llave
intrigante) y Coraline “entra” asi, por la via de la curiosidad y a traves de ese ducto-
vena-tubo, a otra instancia. Ese otro mundo en los primeros momentos se le presenta
como un experimentar reconfortante, placentero, bello, bueno, agradable. Coraline
descubre otro mundo dentro de este. No es un sueño (la niña les trata de explicar, en
vano, a sus padres lo vivido de la experiencia y es conciente de que no es una
produccion onirica). Tampoco es lo real (pues si fuera “real” no habria alli el
componente de placidez ni de placer que justamente fallan-faltan en su cotidianeidad
agrisada). Es un en-medio. Lo que en principio es curiosidad, rapidamente es deseo de
“otra vez”, y “de nuevo”, y “ir por mas”, por eso Coraline toma la llave y decide entrar
–ahora si- bajo su total y completo deseo hacia el otro mundo de los placers donde los
deseos se cumplen como por arte de magia. Poco despues descubrira que el mundo
placentero deviene creepy atmosphere. Irrealidad, terror, perdida de la libertad,
sensacion de encierro de la voluntad, miedo a no poder retornar a lo que ahora sentira
como “infinitamente necesitado” mundo de la realidad. No son acaso todos estos parte
importante de los sintomas de no-retorno que manifiesta discursivamente y en su cuerpo
un adicto a drogas duras? Las agujas, antes pasaporte al bienestar, ahora son
amenazantes, y Coraline debera luchar contra ellas. Ella debera derrotar al poder
desvitalizador de las agujas que quieren “coserla”, fijarla, engullirla en el mundo de
pseudoplacer que rapidamente deja de satisfacerla como si lo hacia en un principio. Los
otros chicos con los que Coraline se cruza en su viaje por el mundo de las agujas y los
botones, o estan mas capturados que ella (ya tienen los ojos “fijos”, sin vida, que en la
historia son representados por los botones sustitutos de los ojos) o… ya han muerto. Son
los que ya han perdido la batalla contra Tanatos justamente los que le advierten a
Coraline que esta corriendo un grave peligro por estar “del otro lado” de lo real. Si,
porque no todos pueden ni podran sobrevivir en su batallas contra el poder de las
agujas, ni tendran suficiente tiempo de vida para recorrer dificultosamente las sombrias
instancias de retorno del ducto-vena hacia lo real.

Hay mucho mas para devanar de la trama de este film.


Pero espero que cada quien pueda pensar a partir de estas ideas su propio modo de
aproximarse a Coraline y sus enseñanzas vitales.

Un deseo que me desperto esta pelicula: ojala este film fuera pasado como cine-debate
en las escuelas. Pero se necesitara de una mirada mas –mucho mas- amplia que la
solemos tener en nuestras sociedades politicamente correctas para incorporarlo como tal
y hablar, sin disfraces ni palabras incomprensibles sobre las adicciones con los chicos y
los jovenes. Creo que, lamentablemente, estamos a años luz de poder debatir en
terminos verdaderamente preventivos sobre este tipo de problematica con la poblacion
potencialmente en riesgo que son nuestros chicos y nuestros jovenes. Nuestras y
nuestros Coralines merecerian el esfuerzo de que seamos adultos, parresiastas y
sinceros en los enfoques que deberiamos transmitirles. Sin mentirles. Sin ocultar la
parva de adicciones a sustancias legales con las dia tras dias las madres tapan
pastilleramente sus malestares, los padres beben para soportar las presiones, los tios se
embriagan o humean los fines de semana, las abuelas se sedan para soñar con los deseos
incumplidos. Vivimos en un mundo cargado de adicciones, adictos y negadores. Desde
la insinceridad moraloide, las filas de heroinomanos no haran mas que engrosarse,
dibujando mundo irreales placido-aterradores con la punta de sus jeringas.

Y mientras, seguiremos pensando que, peliculas valiosas e imprescindibles como


Coraline y la puerta secreta son una simple pelicula animada mas.
Desafortunadamente.

__________________________________________________________________
Publicado por Gabi Romano en 05:07
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Etiquetas: Cine-filo, Espíritus libres, Territorios filoso-placenteros: las drogas...

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Director, dibujante y escritor dotado de una imaginación fuera de lo común,


incomprendido por los estudios de animación más importantes de Estados Unidos y
nunca reconocido como sin duda merece, el genial Tim Burton nació en la ciudad
californiana de Burbank el 25 de agosto de 1958 y muy pronto mostró interés por los
diseños góticos y fantasmales, inspirado en cintas clásicas de terror protagonizadas por
Vincent Price.

Su estilo no pasó desapercibido para la factoría Disney, que le fichó como animador
pero le repudió poco después porque sus dibujos "parecían animales muertos en la
carretera" y eran "poco recomendables para las audiencias infantiles". Lejos de venirse
abajo o de renunciar a su estilo, Burton creó su propio estudio independiente e inició
una carrera hacia el estrellato.

A su primer largometraje, La gran aventura de Pee-Wee, le siguieron dos considerables


éxitos de taquilla: Beetlejuice (1988) y Batman (1989). Burton demostró que sabía
dotar a películas "reales" de la misma atmósfera personal que dotaba a los dibujos
animados. Una tendencia que se confirmó con la excepcional Eduardo Manostijeras
(1990), protagonizada por un Johnny Depp que, desde entonces, se convirtió en su actor
fetiche.

Salvando algún tropiezo aislado, como el remake de El planeta de los simios (2001),
Tim Burton ha cosechado aplausos con casi todas sus películas, sobre todo con las de
animación, entre las que destacan Pesadilla antes de Navidad (1993) o La novia
cadáver (2006). Ello sin olvidar la maravillosa Big Fish (2003), la divertida adaptación
de Charlie y la fábrica de chocolate (2005) o el musical Sweeney Tood (2007), donde
introdujo una versión más sangrienta de sí mismo.
A nivel personal, Burton estuvo casado con la artista alemana Lena Gieseke, de la que
se divorció en 1992. Después tuvo un largo romance, de ocho años, con la actriz Lisa
Marie, a la que siguió, desde 2001, otra intérprete: Helena Bonham Carter. Ella se ha
convertido en la protagonista de todas sus últimas películas, codo a codo con Johnny
Depp.

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