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Nuestros desarrollo sobra la vida de B. Debe mucho a esta reseña, así como al prefacio de Maurice de
Gandillac para esta misma edción. Señalamos igualmente que el número 1 de la Revue d’Esthétique
(1981) está enteramente dedicado a Benjamín.
De la Biblia toma las dos nociones: 1- del verbo creador y 2- de acto de denominación,
como conocimiento: “en Dios el nombre es creador porque es verbo, y el verbo de Dios
es “saber” porque es nombre” (Obras , nota 117). El acto a través del cual el hombre
fue creado no procede directamente del verbo, fue una operación en segundo grado a
partir de una materia pre-existente , una imagen a la cual Dios no presta más que la
facultad de denominación y de conocimiento: “ En comparación de la infinitud
absolutamente ilimitada y creadora del verbo divino, la infinitud de todo lenguaje
humano permanece siempre como esencia limitada y analítica” (cita 118, ibid, 89)/
254. A la junción (en el punto de encuentro), del verbo divino y del lenguaje humano
se sitúa el nombre propio:
Refiriéndose a la primera cita de la pag. 254, Ballard hace este comentario:
Esta concepción a la vez platónica y judaica (y a fin de cuentas, gnóstica), del nombre
excluye la idea de arbitrariedad (signo lingüístico).
Entre le mutismo triste de las cosa creadas, incapaces de expresar su esencia
espiritual, y el lenguaje puro de Dios que crea y nombra, el lenguaje humano aparece
como “aquél que concibe”:
“En el nombre el verbo divino no se conservó como aquél que crea, se volvió por una
parte aquél que concibe, aunque se impone sobre el lenguaje. Esta concepción está
orientada hacia el lenguaje de las cosas mismas, y éstas a su vez, silenciosamente, en la
magia muda de la naturaleza, hacen resplandecer el verbo de Dios.” (Obras, 90-
91)/254.
Nombrando las cosas y tratando de nombrarlas bien, el hombre cumple la tarea que
Dios le asignó.
(cita de Benjamín, 261)/255
Non se trata entonces de traducir”un mensaje”, sino una forma de expresión de una
esencia:
Una traducción es una forma. Para captarla como tal, es necesario regresar al
original. Porque es éste el que contiene la ley de esta forma, en tanto que está
encerrada (dentro) en la posibilidad misma de ser traducido. (Ibid, 262)/256.
Por estas razones , porque es la continuación del trabajo de la obra, porque es relaci
´ñon entre las lenguas y porque la objetividad, lo mismo que la copia idéntica, son
imposible.
(Ibid. 265)
El parentesco que existe entre las lenguas no está hecho de parecidos:
(Ibid. 266)
Esta reinterpretación del mito de Babel hace de las lenguas fragmentos de un todo que
no se puede esperar reencontrar de manera absoluta. Pero con la reconstitución del
todo se puede (y se debe) obrar para la traducción.
La tarea del traductor “consiste” entonces “a hacer madurar la semilla de un lenguaje
puro (cita de B. 270)/257., es entonces distinta de la tarea del escritor.
Ver la posición de Ballard para confrontarla con Derrida.
Reproduce esta lógica ahí donde la lengua traductora lo permite, en estos puntos no
reglamentados (que por lo mismo revela ) Berman, 1985, 149.