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LECCIONES SOBRE
LA VOLUNTAD DE SABER
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seguido de
EL SABER DE EDlPO
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,
1
ADVERTENCIA
1 Fo uc-.iu l t había concluido con csra fórml1la un opúsculo redacrado en apoyo de s u candida
tur a: "Habría que emprender la hist0tia de los sistemas de pcnsamknco" (Michel Foucaulr, �Ti tres
et uavaux ", en Ditretécrils, 1954-1988, 4 vols., ed. de D aniel Dcfcn y fran�ois Ewald con la
colaboración de Jacques Lagrangc Parfa, Callirnard,
, 1994; véase vol. 1, núm. 71, p. 846).
1 Sería publicada en mayo de 1971 por la editorial G:i.llimard, cun el rímlo de L'Ordre du
dúcours [trad. esp.: El orden del discurso, Barcelona, Tusquets, 1987].
3 Cosa que Michel Foucault hizo hasta principios de la década de 1980.
4 En el marc o del College de France.
1
11
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
ADVERTENCIA
10
posicó
hoja. A las 19: 15 se de tiene . Los esmdianrcs se abalanzan sobre su escritorio. el siglo XJ.X o de la pastoral cristiana: el oyente siempre extraía de esos temas una
No par a hablarle, sino para apagar los grabadores. No hay preguntas. En el luz sobre el presente y los aconrccimiencos de los que era contemporáneo. El
tro pel , Foucault escá solo. poder propio de Michel Foucault en sus cu rsos obedecía a ese sucil cruce enrre
una erudición sabia, un compromiso personal y un trabajo sobre el acomecim iemo.
e dre la sociltl". Cnurr au Coll<gr de France, 1.915-1976, ed. de Mauro Benan i y Alessan<lro
jaut défn 7 de abril de 1975.
7
fomana, bajo la dirección de Fran<;ois Ewald y Alessandro fontana, París, Gallimard/Seuil, Véase e n panicular Michel foucault, "Niensche, la gfoéalogie, l'histoire", e n Dits et lcrits,
col. Ha urcs Étudcs, 1997, comienw de la primera clase (7 de enero de 1976) [rrad. esp.: Dt· op. cit., vo l. 2, núm . 84, p. 137 [trad. esp.: Nietw:he, la gmealogla, la historia, Valenci a , Prc
ftnder la sociedad. Curso m el CoU(ge de Fr11nce (1915-1976), Buenos Aires, Fondo de Cultu ra Textos, 19881.
Económie3, 2000].
l.ECC!ONF.S SOBRE LA
VOLUNTAD DE SABER
l2
ADYl:JffENCIA 13
* * ,.
· .
Cada volumen termina con un a "situación" cuya responsabilidad corres-
La década de 1970 presenció . ,
d desarroUo y el perfeccionamie nde a su e d.Jtor. se rr ata de brindar al leccor elementos conrexmales de orden
, c. o, J.deo lógico y político, reubicar el curso en la obra publ"icad a y dar
nto de las graba
doras de casetes, y el escritor
io de Foucault pronto se vio
invadido por ellas.
P�
b1ograr1c
in
De tal modo, los cursos (y . . . .
algunos seminarios) pudiero
n conservarse. dicacio nes concermentes a su lugar dentro del corpus un·1·izad o, a fjm de f:a-
Esta edición toma como refe
rencia la palabra pronunciad ilitar su comprension · , y ev itar los contrasentidos que pod ría suscitar
. e
¡ o1v1·do
a públicamente ,
e Ias c1rcun
por Michel Foucau!t. Da de dla . ,
la rranscrípción más literal pos de · stancias . en las que cada uno de los cursos se elaboro y dicto.
La edición de las Lecciones sobre la voluntad de saber, d1cr
ible. 8 Habríamos
deseado poder publicarla sin . �das en 1 970-1971 ,
modificaciones. Pero el paso
de lo oral a lo escrito
impone una intervención del
editor: como mínimo, es prec
iso introducir una y segut·¿as de "El saber de Edipo" ' fue establecida por Daniel Deferr.
puntuación y recortar los párrafos
. El principio consistió siempre
en manrenerse *,...,,
lo más cerca posible del curso
efectivamente dicrado.
Cuando pareció indispensabl
e, se suprimieron las reiteraci
ones y las repe
ticiones; se restablecieron las Con esta edición de Jos cursos del Collcgc de France se publica una nueva zona
frases incerrumpidas y se rect
ificaron las construc
ciones incorrectas. de la "obra" de Michel foucault.
Los puntos suspensivos indi . .,
can que la grabación es inau En sentido propio, no se trata de inéditos, porque esra ed 1�10n reproduce la
dible. Cuando la .
frase es oscura, figura entre corc palabra pronunciada públicamente por Foucaulr, con e.xclusion del soporte es-
hetes una integración conjeru
, elaborado. Daniel Deferr, que posee esas
ral o un agregado. .
Un asterisco a píe de pág ina 1zaba y que �
cmo que·uriJ. n�,u� ser muv
indica las variantes significa
tivas de las notas
utilizadas por Michel Foucau nocas permicí6 a los editores consultarlas. Le estamos vivamente agradecidos.
lr con respecco a lo dicho.
•
(I] La voluntad de saber: éste es, pues, el título que querría dar al cur�o de
este año. A decir verdad, creo que habría podido dárselo también a la
mayoría de los análisis históricos que he hecho hasta el día de hoy. Es
asimismo e! que podría caracterizar los que me gustaría hacer ahora. En
todos esos análisis -pasados o por venir-, creo que podríamos reconocer
algo así como ouos tantos "fragmentos para una morfología de la volun
tad de saber" .......
[2] En codo caso, es éste el tema que, bajo una u otra forma, trataré de
abordar en los próximos años. A veces se plasmará en investigaciones
históricas determinadas: cómo se estableció el saber de los procesos eco
nómicos del siglo XVI al siglo xvm, o cómo se organizó y dispuso el saber
de la sexuaJjdad entre los s iglos xvu y XIX. Orras veces, y sin duda con
menos frecuencia, lo abordaremos por sí mismo; y trataré de ver en qué
• Noca ben e: hic e in.fra, salvo mención explícita, los pasajes en bascardillas que figuran en
esca obra están subrayados en el texto.
. •• La Volunti �Jall()ir será, en efecto, el úrulo del primer volumen de la Hi.szoire de In Jl'Xlltt·
/ir': �arfs, GalLimard, 1976 {trad. esp.: Hiuoria de la mcuaii"4d, '"º). 1: La 110/umad de saber.
Moneo, Siglo XXI, 1985).
17
18 LECCIONES SOBRE LA VOi.UNTAD DE SABER CLASE DEL 9 DE DICIEMBRF. DE 1970 19
medida es posible establecer una teoría de la volumad de saber que pueda radical que postula e impone el sistema verdad/error?), ¿se trata en efecto
servir de fundamento a los análisis históricos que recién mencioné. de la voluncad de verdad o de la voluntad de saber? ¿Y qué pasa, entre
Querría por tanto alternar de tal form a pero de manera irregular y
,
escas dos nociones, con la que no podemos dejar de encon trar si anali
en fu nc ión de las exigencias, las invesrigaciones con cretas y las punma zamos una y otra, y me refiero al reconocimiento? Hay que establecer,
lizaciones teóricas. pues, el juego en tre estas m:s nociones: sa.ber, verdad, reconocimiento.
(3} Este año me gustaría destacar una de esas punrualizaciones, al mismo Otra cuesción, cambién de orden semámico: ¿qué hay que entender
tiempo que, en el seminario, comenzaremos una investigación histórica por voluntad? ¿Qué diferencia hacer entr e esra voluncad y lo que se en
que durará tal vez varios años. El marco general del seminario será la pe tiende por deseo, en expresiones como deseo de conocimiento o deseo
nalidad en Francia en el siglo xrx. El tema preciso del análisis será la in
de saber? ¿Qué relación establecer entre la expresión aquí aislada "volun
serción de un discurso de pretensión científica (la medicina, la psiquiatría, tad de saber" y la expresión más familiar "deseo de conocer"?
la psicopat0logfa, la sociología) dentro de un sistema -el si stema penal [7] Como en la mayor parce de las investigaciones de este tipo, no cabe
hasta ese momento completamente prescriptivo; debería decir casi com duda de que esas cuestiones semánticas sólo podrán resolverse por com
pletamente, porque basta con pensar en la intervención de: los médicos en pleto al término del trayecto.3 Al menos, habrá que poner regularmente
los procesos de brujería en los siglos xv1 y xvn para ver que el problema jalones y proponer definiciones que actúen de relevos.
se remonta bastante más arrás. El rema del análisis será, pues, esa inserción; Pero hay otros problemas. t-sce, ante todo: ¿cómo pudo d estudio his
el material privilegiado será la pericia psiquiátrica en materia penal y el tórico de ciertos conocimienros, o [de ciertos] saberes, de ciertas discipli
horizonte de la investigación consistirá, por último, en sefialar la función , nas, de ciertos acontecimientos de discurso, llevar a esta cuestión de la vo
y evaluar el efecro de un discurso de verdad en el discurso de la le y. luntad de saber? Puesco que hay que reconocer, en verdad, que pocos
f4] En cua nc o al curso, ya indiqué a las apuradas, la vez pasada,1 el historiadores de las ciencias sinrieron hasta ahora la. necesidad de recurrir a
. ' .
;uego2 que quema Jugar: se trataría d e saber si la volunrad de verdad ella. ¿En qué sentido cabe decir que esta noción es necesaria o indispensable?
no ejerce, con respecto al discurso, un papel de exclusi6n análogo -en Insuficiencia de los instrumentos de análisis his t órico dados por la
parte y, lo c o ncedo, sólo en parte-- al que puede rener l a oposición de la epistemología.
Segundo problema: relaciones entre voluntad de saber y formas del
l ocura y la razón, o el sistema de los interdicros. En otras palabras, se
tratada <le saber si la voluntad de verdad no es tan profundamente his conocimiento, en el n ivel teórico, y en el nivel histórico.
tórica como cualquier otro sistema de exclusión; si, en sus raíces, no es tan Tercer gran problema: ¿es razonable, en lo concerniente a un análisis
arbitraria como el!os; si no es modificable como ellos en el transcurso de de los saberes que trate de no referirse a un sujeto fundador, poner de relieve
la historia; si no se apoya como ellos y si, como ellos, no es reactivada sin como noción central la de voluntad? ¿No es esa otra manera de reintrodu
cesar por toda una red institucional; si no forma un sistema de coacción
cir una vez más algo así como un sujeto soberano?4
15!
que se ejerce no sólo sobre otros discursos, sino sobre roda una serie de [81 Cuarto problema: si se trata de descubrir detrás de los fenómenos
prácticas. Se trata, en suma, de saber qué luchas reales y qué relaciones históricos del saber una suerte de gran voluntad de afirmación (aunque
de dominación intervienen en la voluntad de verdad. sea anónima), ¿no se volverá a una especie de historia autónoma e ideal
donde la voluntad de saber determina por sí misma los fenómenos en
[G] Así es como caractericé el tema de este curso.
que se manifiesta? ¿Qué diferencia habría entre esto y una historia del
Se advertí rá con claridad toda la serie de cuestiones que aparenté
pensamiento o la conciencia o la cultura? ¿En qué medida es posible
recorrer alegremente al dar estas pocas indicaciones. Y en primer lugar
la siguiente: cuando se habla de voluntad de verdad (¿se habla de la vo articular esa voluntad de saber con los procesos reales de lucha y domi
lunrad que elige lo verdadero conrra lo falso, o de una voluntad más nación que se dese nvuelv en en la his toria de las sociedades?
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20
CLASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970 21
LECClONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
�n hacer
Y advertimos finalmente lo que está en juego; no diré el quinto pro
rar que Nieczsche es el primero
La semana que viene, most .
conoc1m1ento:
cer escape a la soberanía misma del
blema, pero sí el que atraviesa todos los que he mencionado, y ni siquiera que e1 deseo de cono · ' te) es
· on·¿ad que Ansto
· restablecer la distancia y la exren
debería hablar de problema, sino de apuesta abierta sin que esté seguro e1 pnrner0 en
hab(a borcado, Y
n oso fi'1a.
a había mantenido coda la c.l
de poder hacerla, (tratándose de saber]: cuya borradur .
debería coscar al pensamiento e l
la ·
- sí se puede, bajo la historia de los discursos verdaderos, sacar a (de dicie mbre ], ver lo que
El 23
lema de la [voluntad].. de saber.
luz la historia de cierta voluntad de lo verdadero o lo falso, la historia
de· hecho de plancear el prob
cierta voluntad de posrular el sistema solidario de lo verdadero y lo falso;
[9] - si se puede, segundo, descubrir que esa puesta en juego h tó ica, is r
n argen
singular y siempre renovada del sistema verdadero o falso constituye el epi- " banal, y cuya posición inicial en el :
Texto muy conocido, muy
sodio central de cierta voluntad de saber propia de nuescra c ili ción, y iv za ¡121
fí
de la Meta sica parece mant
enerlo a raya: "Todos los hombres nenc
n,
- si, para terminar, se puede articular esta voluntad de saber, que ha · de conocer; el placer causado ��r
las
por naturaleza [<J>úot:i], el deseo
adoptado la forma de una voluntad de verdad, no con un sujern o una .
sensaciones es la prueba de ello, puesto
que, aun al marge n de su u 1lidad�,
fuerza anónima, sino con los sistemas reales de dominación. sensaciones visuales por encim a de
nos complacen por sí mismas, y las
- Entonces, para resumir codos esros procederes, cada uno de los cua-
codas las orras".6
.
·
Primera proposición: la sensación es en efecto un conocimienw. unidad; De anima), 16 y al dejar percibir la unidad, permite distinguir a
Véanse los textos del De anima14 donde se dice: rravés de sensibles como el color a los individuos que son sus portadores.
- que la sensación es una actividad (acto común del simiente y lo De allí el texto de la Metafisica: la visra es lo que "revela más di�
17
sensible); ferencias".
- que es una actividad del alma sensitiva, y En cuanto al hecho de que la vista, más cargada de conocimiento que
(20] - que el resultado d e esta actividad es actualizar la cualidad (7tOlÓV) los demás sentidos, dé asimismo más placer, la razón es que los ocros
de algo. La sensación es d acto del conocimiento cualitativo. placeres de los sentidos (como el tacto o el gusto) son i!imicados, abiertos
Segunda proposición: la sensación se acompaña en efecto de placer. a la intemperancia y por consiguiente inducidos a invertirse y caer en la
Véase el pasaje de la Ética a Nicómaco, x, 6, 15 donde se dice: repugnancia (Ética eudemia}. El placer de la visea se manciene en sus
- que el placer no debe considerarse lo mismo que la actividad, que propios límites y sigue siendo un verdadero placer.
es diferente de ella; (...r
- pero que, no obstante, acompaña la actividad cuando ésta se des [23] [Otro] desplazamiento: [de lo dado por] naturaleza a la falta de uti-
pliega como es debido, y lidad; e incluso del placer sensible en general al placer específicamente
- que, además, hay tantos placeres distintos como actividades espe humano que el hombre puede extraer de sus propias sensaciones.
cíficas de sensación.
Tercera proposición: el placer de la sensación es generado por lo que B. Hay en efecto una pregunta planteada por la anterior: si rodas las
Página 22 tachada.
luz), la vista permite captar por añadidura sensibles comunes [que corres
•
-
¡
•
•·• ,i.j.)
N $.
4(
imagen de la teoría, ¿<le qué placer específico se acompaña? No sin duda f32) Así, la filosofía, que desempeña en verdad el papel de conocimiento
[30}
de lai¡oovtj que puede asociarse a cualquier sensación; tampoco de la supremo -conocimiento de los primeros principios y conocimienco de
euomµovíct que implica cominuidad, hábito, t�l<:;. Se acompaña de las causas últimas-, tiene también el papel de envolver desde el inicio
una categoría específica de T¡oovtj, que es como el signo, el paradigma rodo deseo de conocer. �u función consisre en garantizar que lo que surge
.
de la dicha futura de la teoría. Se acompaña de la aycÍ1t1)0t<:;. Así como como verdadero �
noc1m1enco en la sensación, en el cuerpo, sea ya, por
la sensación inútil es el paradigma de la conremplación venidera, el agrado naturaleza y en virtud de la causa final que lo dirige, del orden de la
asociado a ella perfila ya la dicha futura: la ayii1tT]Ol<;. contemplación y !a teoría. Su función es también garantizar que el deseo
Dualidad, pues, de la palabra étycbrr101c;, <.:omo si designara la ma no sea, a pesar de las apariencias, ni amerior ni exterior al conocimiento
reria del placer sensorial y animal que adopta ya la forma genéricamente porque un �onocimiento si'h deseo, un conocimicnco dichoso y de pur ;
humana de la felicidad. c onremplac1ó�, ya es en sí mismo la causa de ese deseo de conocer que
.
•En consecuencia, en este rexro de Aristóteles hay menos ambigüe nembla en el simple agrado de la sensación.
[31]
dades que superposiciones de sentido:
(331 Si tomamos ahora un poco de distancia con respecto a ese
- cuando Aristóteles habla de naturaleza (<j>tím;1), entiende ésta en
_ alar unos cuanto
texto, podremos
sen s acontecimientos masivos que él supone 0 hace posible
general pero también la diferencia genérica del hombre en oposición a s
1 . Poder d�cir que el hombre desea saber por natura
los animales; leza y que es �
deseo se anuncia en el placer de la sensación supon
- cuando presenra una prueba llamándola OT]µeiov, designa tanto e la exclusión del rc:ma
de un saber transgresor, prohibido, temible.
el ejemplo c:n cuanto caso panicular de un principio general como d
Ahora bien, éste e� el rema que vemos consta
paradigma de algo venidero, y ntemente en la tragedia
guega, Y muy en particular [en] Esquilo y
·
.
- cuando utiliza el término étycbtr¡olc;, se refiere tanto al placer de . Sófoc les. [El] saber,., el héroe
,
trag:ic o d.1sra de desearlo por naturaleza.
la sensación como a algo que anuncia la dicha de la contemplación.**
. Ante todo, en efecto, si desea saber no
Por intermedio de estas superposiciones, Aristóteles logra por un lado es porque lo mueva un movi
miento natu�al, inscripto en su naturaleza
inscribir el deseo de conocimiento en la naturaleza, ligarlo a la sensación a parcir de la sensación. Es
Jmrqu� �e leJOS Y desde lo alto se ha pronu
y al cuerpo y darle por correlato cierca forma de goce; pero por otro, y nciado una palabra: palabra
ern�man�a.' de doble sentido, que él comp
al mismo tiempo, le da estatus y fundamento en la naturaleza genérica rende y 110 comprende, que
lo nanqu1hza pero, no obstante, lo inqui
del hombre, en el elemento de la sabiduría y de un conocimiento que no eta.
[34] E��ospersasis es el sueño de la reina, es la sombra de
tiene otro fin que sí mismo y en el que el placer es felicidad. Darío. En Las
traqumias 19 es la prof¡ec1a del cenrauro
Y de resultas quedan elididos el cuerpo y el deseo; el movimiento que '
a Deyanira: el contacto mágico
afectará a Her�cles, "a tal punro que
lleva en la superficie misma de la sensación hacia el gran conocimiento [éste] no preferirá a ninguna mujer
que pueda ver (v. 569). En Edipo es, claro esrá, el rumor que
sereno e incorpóreo de las causas ya es de por sí voluntad oscura de ac corre.
ceder a esa sabiduría; ese movimiento ya es filosofía.
Pero e �e saber deseado (por ser a la vez oscur
o y promeredor) es un
saber tem ible:
• Manu5criro; Con
diferenciación paradigma felicidad
respecto al saber.
•· Fin�l de la rramcripcíón de la presentación oral.
CLASE DEL 9 DE DIOEMBRE DE
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
1970 31
30
b. A continuaci6n:, ciega a los mismos a quienes concierne: un saber Puesto que si el saber es una cosa que se desea, ¿por qué no ha de ser
que mira y cuya mirada deslumbra a aquellos en los que se posa. Edipo un bien como los orros y participar con ellos de la universalidad de fa
no mira el secreto, es ésce el que lo mira, no le quira los ojos de encima moneda?
y procura captarlo para asestarle finalmente su golpe. Ciega a tal extremo Aristóteles pone fuera de juego esra cuestión: al situar el deseo de
conocer mucho antes de la consumación del conocimiento, en el nivel
a los mismos a quienes concierne que, cuando los dioses dejan escapar
un poco su secreto, el héroe es el único que no reconoce ese saber que se más bajo, [elJ de la sensación, y procurar, empero, q·ue ese deseo pertenezca
acerca y lo amenaza, mientras que el público y e1 coro ya saben. Es lo ya al conocimiento, dado que aparece ame todo en la sensación. Está
, .
,1 encerrado en el conocimiento, pero ésce no se da rodo con él.
que le sucede a Ayax:- Atenea lo ha excrav1ado, cosa que todo el mundo
sabe; pero él no advierte esa temible presencia a su lado, no ve la gran [37) *Siempre mediante esca afirmación del caráccer natural del deseo de
conocer, [Ariscóteles} hace a un lado el tema platónico de la memoria y
figura que lo destruye, e implora: "No te pido más que estés a mi lado,
el mundo supracelescial.
siempre como la aliada que eres en este momento".
[38) Por un lado, en Aristóteles el deseo de conocer se anuncia en el nivel
c. Para terminar, es un saber que mata. El héroe no se le resiste en el
de las sensaciones y en éstas; no está ligado en modo alguno al proyecto de
momento [en que] cae sobre él. El relámpago de la luz y el de la muerte
aparrarse e ír más allá de ellas para enconcrar una realidad más verdadera.
se confunden.
Los temas aristotélicos de un saber que va del placer a la felicidad,
Al conrrario, si existe un peligro, es el de no aparcarse. Por otro lado la
(351
memoria, que es muy indispensable para el deseo de conocer en la to'ta
hacia el cual rendemos por un movimiento de la naturaleza, a través de
una palabra que enseña y no profetiza y de una memoria sin olvido ni
lida� de su movimiento, está ligada a la sensación, ya que es su persis
tencia y su huella. El deseo de saber no desecha la <f>av-ra:afo:25 se inscribe
enigma, se oponen al saber trágico. 22 Por lo demás, en la Metafísica, .
NOTAS
1 Durante la clase inaugural del 2 de diciembre, publicada con el título de L'Ordred u discoun,
Parls. Gallimard, 1971 [trad. esp.: El orden tkl discuno, Barcelona, Tusquets, 1987].
2 Al apelar de entrada a la metáfora del juego urihuda por Nietzsche en El n11eimimto tÚ IA
rragrdia, antes de que se convicrn en uno de sus conceptos clave, ¿Foucault evoca a Eugen Fink,
que aparra a aque1 de la interpretación heideggeriana por muso del juego? Véase Eugen Fink, fJ
Jru commt symbok du monde, trad. de H. Hildenbrand y A. Lindenberg, París, Minuit, 1966
(ed. orig.: Spitl a/J Weltsymbol Stutrgm, W. Koh l ha mm er, 1960). No se trau aquí de juego
estratégico, juego de verdad, al que Foucault recurriría más adelante. (Véasc �Situación del curso�,
infra, pp. 302-306, «El juego de Foucaulc�, donde el invocado es Ddcuu:. )
> El verdadero término del trayecto bien podría haber sido la clase del 6 de enero de 1982.
Véase Miche! Foucault, L'Hermlnrutiqi« du mjer. Cours a11 College tÚ France, 1981-1982, ed.
de F. Gros, París, Gallimard/Seuil, 1:0!. Hautes tmdes, 2001, pp. 18-20 [trad. esp.: La hume·
nlutica del mjeto. Cuno tn el Col./}ge tÚ Frantt (1981-1982), Buenos Aires, Fondo de Cultura
E.Gonómica, 2002].
• Aqul, Foucault desp12Za por comp leto el objetivo de su investigación con respeao a orro,
la verdad griega, y Lttht, el olvido, que él diferenciaba del par señalado por Wilhelm Luthec en
Wil.hrhtiT 1md "Lügt" im iilmrrn Grin:hmtum, Leipúg, R. Noske, 1935, actualizado en 1954 y
1958. Véase Marce! Decienne, Lts Maítm dt viriti dam Ja Grrce archaiqut, pref. de P. Yidal
Naquct, París, Maspero, 1967, pp. 45-49 [trad. esp.: Los matslTos tÚ verdad m Ja Gmia amtiot,
Madrid, Taurus, 1 982). (Véase "Situación del curso", infra, p. 299.)
6Aristóteles, út Miraphysiqut, A, l, 980a 21-24, ed. y trad. de J. Trioot (cd. de referen1:ia),
2 vob., París, J. Vrin, col. Bibliot:heque des Texres Philosophiques, 1 948; v¿ase vol. I, p. l [ trad.
esp.: Mttafisica, Madrid, Gredos, 2000]. Esta cita falta en el manuscrito y en la transcripción de
la duc durante la cual Foucau!t la leyó.
7 En la clase del 6 de enero de 1 982, primera hora, Foucaulc describe
a Aristóreles: "aquel
en quien hemos reconocido
al fundador mis mo de la filosofía•. Véase Michel Foucault, L'Her·
mtnrutiqw áu tujet, op. cit., p. l 9.
. a
Vé.ue el texto del comicnw de l;u Mtáitacíonts citado por Michd Foucault, Histoi" de la
falit J l'.ige classiqzu, París, Pion, 1961, pp. 55 y 56 [trad. esp.: Historiad< la f«urtt en la lpoc<1
cltúu:� 2 vols., Buenos
Aires, Fondo de Cul rura Económica, 1 992): objeto de una polémica con
�da que se extendió de 1963 a 1972; vé:ase Jac:ques Derrida, L'ÉcritulY tt la differtncr, Pac!s,
Scu1!, 1967 [trad. esp.: Úl tscrihlr47 t. áiformcür, Barcelona, Anrhropos, J 989).
Aqul Foucault alude al § 5 del TNllUID � IA "fonn" úi tnttndimímto, pasaje mucho
más
�csiano que-estoioo a pesat de cienos paralelos, que aquél habla anotado en abundancia
en la
-.·.-..---- ---- .
. ..- .. .
' ..... " ···� ··-.,,..·
�· ·•···· . . . .., .. . '
edición de Charles Appuhn: Baruch Spinoza, Traitl de la rtfarme de /'entendement, en (Euvm 17 Ariscóteles, La Mltaphysique, A, 1, 980a 21, op. Cit., vol. 1, p. 2: "L:i visra es. entre todos
dt Spi nou. vol. !, París, Garnier frl:rc:s, col. Classiques Garníer, 1928 [md. esp.: Tratado tÚ /a los sentidos, el que nos hace adquirir más conocímienros y nos revela más diferencjas".
refor ma del eniendimienro, en Tratado de l.a refOrma dtl tnrmdimitnto - Principios de /afilo1ofta 18 E.squllo, Lospersas, vv. 780 y ss.
de Descarte! - Pemamimtos metaf!Jícos, M:idríd, Alianza, 1988]. Vuelve a mencionar el mismo 19 Sófocles, Les Trllíhinimnes, eser. 569, véanse escrs. 555·575, ed. y trad. de P. Masqueray,
pasaje el 6 de enero de 1982, en L'Hermineutiqut dtt mjet, op. cit., p. 29. París, Les Belles Lemes, 1942 (trad. esp .: Las mu¡uinias, en Trogedím compútas, Madrid, Cátedra,
1 ° Car! von Linné, Systeme ux1ul de! vtgiraux, mivant kr da.sus, ks orrlm, ks genm et ks es
!998).
ptcrs, avt:t: ks c4ractem et ks differences, [trad.) de N. Jolyclm;, París, chez Ronvaux, imprimeur, ¡o Véase Esquilo, Les S11ppliantes, v. 93, ed. y trad. de P. Maz.on, París. Les Selles Lemes,
año VI, 1798, vol. 1, pp. 19 y 20 [trad. esp.: Sistema tÚ los wgetabks o Rtsumm de la paru prác Collection des Universités de France, 1923 [rrad. esp.: Lm suplícames, en TragediaJ comp útas,
ticll de l.a botdnica, Madrid, en la Imprenta Real, 1788]; véase Michel Foucaull, La Mots tt ks Madrid, Cátedra, 1983].
chol4. Une arthio/JJgie des scimces humaines, París, Gallimard, 1966, cap. 5. § vu: "Le discours 21 Sófocles, Áyax, w. 70 y ss.
ll
de la nature" [erad. esp.: I.a.1palabrasy '4s cosas. Una arq11eología d, '4s cienciar h u manas, México, Esta frase cobra todo su sencido si se la compara con la de Nieci.sche: "kh erst habe das
Siglo xx1, 1 968 ] . Tragische entdeckt".Véase Friedrich Niemche, Der Wilk wrMarhr, § 1029, en Nittzsches Wtrke
11 Véase supra. p. 21 y nora 6. Gilles Dcleu:Le ya ha propuesto uo come otario oictzscheano (1899), vol.16, Leipz.ig, C. G. Naumann, 1901, p. 377 !trad. esp.: La vQfuntad !Ú poderlo, Madrid,
de ese supuesto previo en Differmcr (f riphitío11, París, PUF, 1968, pp. 172 y 173 [trad. esp.: Edaf, 1990]; citado por Charles Andler, Nim.sche. Sa vie ee sa pensü, vol. 6: La DernÜTt! phiÚJso
Diferencia y repeticidn, Buenos Aires, Amorronu. 2002): "Es inútil mulciplicar las declaraciones phíe tÚ Nietzsche. Le rmouvtlkment de touw ks vakrm, París, Bossard/Gallimard, 1931, p. 358.
filosóficas, desde 'todo el mundo tiene por naturaleza el deseo de conocer' hasta 'el buen sentido Véase también Friedrich Niewche, "Ce que je dais aux ancicnsft, § 5, en Le Crlpuu:uk tks idoks,
es lo que mejor repartido está', para verificar la existencia del supuesto previo [...]. Cuando ed. y trad. de H. Albert, París, Mercure de France, 1943, p. 235 [trad. esp.: CrepÚJculo de los
Niensche se interroga sobre los supuestos previos m:ás generales de la filosofía, dice que son iáolos o Có mo se filosofa con e l martillo, Madrid, Alianza, 1979]: "lel] senrimienco trágico, que
esencialmente morales. pues sólo la Moral es cap:u de convencemos de que el pensa.miemo úcne desconocen tanto Aristócdes como nuestros pesí mistas [ ... /. El nt1cimienro de la tragedill fue mi
una buena namralez.a y el pensador una buena voluntad, y sólo el Bien puede fundar la afinidad primera tr asmutació n de todos los valores: con ello, yo, el último disdpulo del filósofo Oioniso,
presunta del pens:i.miento con la Verdad{ ...]. Con ello aparecen con mayor claridad las condi yo, el maestro del eterno retomo, vuelvo a situarme en el terreno donde crecen mi voluntad, mi
ciones de una filosofla que carezca de supuestos previos de ningún tipo: en vez de apoyarse en saher" (edición anotada por Foucault).
la Imagen moral del pensamiento, ella tendría su punto de panída en una crítica radical de la 13 Ari.1tótcles, La Mlt4physitpu. A, 2, 983a. op. cit., vol. I, p. 1 O: "No es admisible que la
Imagen y de los 'postulados' que ésta implju''. Comentario a s u vez comentado por Foucault; divinidad sea celosa� ("fórmula anticrágica por amonomasia", agrega la transcripción).
véase �Ariane s'est pendue" (l 969). en DE (l 994), vol. !, núm. 64, pp. 767-771 (col. Quarro, !• Platón, Eurhydeme, 284d, en CEuvm compl1tt1, ed. y trad. de L. Robin, París, Gallimard,
vol. 1, pp. 795-799) [trad. esp.: "Ariadna se ha colgado", en Archipiliago, Pmiplona, 17, 1994. col. Bibliocheque de la Pléiade, 1971. vol. ! , p. 577 (trad. esp.: Eutidema, en Diálogos, vol. 2,
pp. 83-87), y"Theatrum philosophicum" (1970), en Dl:"(l 994), vol. 2, n úm. 80, pp. 75-99 (col. Madrid, Grcdos, 1987): "Como vuestra intención es que é{ [Clinias] no sea más el hombre
Quano, vol. l. pp. 943-967) [ttad. esp.: Theatrum philasophicum, Barc;elona, Tusquets, 1972}. que es hoy (Míchel Foucault escribe: el mismol f. ..], ¿vuestra intención no es simplcmenie
Este pasaje no sólo apunta al diálogo subterráneo que se enrabia entre Diftrmcia y repetición que petaca?".
y este curso de l 970. sino que lo que sigue en el texto de Deleuze muestra que él mismo dialoga !} El tema de la imaginación se aborda sobre todo en De anima, 111, 3.
16Pierre Aube nque escribe: �Lo propio del silogismo es apoyatse en una verdad antecedente
con Las palabras y '4s cosas. Señalemos que el pasaje se refiere también a Mardn Heidegger,
Q1t'appefk-t-on pmm?, trad. de A. Becker y G. Granel, París, PUF, 1959 {ed. orig.: Wa.s heíjit [. ], preudmcí a de la verdad con respeeto a sí misma más que círculo vicioso"; el énfasis pette
··
Dmkm?, Tubinga, M. Niemeyer, 1954) [trad. esp.: ¿Quisignifica pmsar?, Madrid, Trotta, 2005] . necc al editor (L t Prob/Lme de l'Etrrchez Aristore. Esrai mr '4problimatique ariuotilkímne, 2• ed.,
1 2 Aristóteles describe las variedades del entimema--{) �razonamientos oratorios"- en &tó París, PUF, 1966, p. 54 [trad. esp.: Elproblema del ser enArirtríttles. 2• ed., Madrid,Taurus, 1987]).
rica, 1, 12, 1356a y ss. y 1, 23: d entimema es el sust i tuto dd silogismo, que, por su parre, es un
tazonamiento dialéctico (Léon Robin, Aristote, París, PUF, 1944, pp. 53 y ss., y p. 289).
13 "Iliivttc; civeQw7to1 -coíi cióévo:t ÓQiyov-ra1 <1>vac1." Véase supra, p. 21 y nota 6.
1� Aristóteles, De anima, m, 2, 425b, 26 y ss. Véase Léon Robi n, Aristau, op. cir., pp. 182-193.
39
40 LECCIONE S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER Cl.ASE DEL 16 DE DICIEMBRE DE 1970 41
Vimos asimismo: nocimíenro sobre el deseo, y da lugar a la idencidad del sujeto en el deseo
- que si podía extraerse cierra forma de placer (áyánr¡a1c;) de la y en el conocimiento.
sensación, se debía a que ésta era capaz de presenrarnos algo parecido a Ahora bien, eso, ese juego de la verdad con respecto al deseo y el
[51
la figura avanzada de la contemplación, es decir, del conocimiento de lo conocimiento, constituye el momento fuerte de �oda esta sistemaricidad.
verdadero en sí mismo.
Si en la filosofía occidental y hasta Nietzsche, el deseo y la volun
(3] Vimos, para terminar:
tad nunca pudieron deshacerse de su subordinación al conocimiento,
- que ese placer estab•ligado a la propia inutilidad de la sensación,
y el deseo de conocer estuvo siempre acompañado del elemento previo
es decir, al hecho de que la sensación no tiene el mero papel de servir a
del conocimiento, fue a causa de esa relación fundamental con l a
la vida animal y sus necesidades, sino que puede por sf misma tener acceso
verdad.
a la verdad. Por eso puede decirse que también en este caso Spinoi.a. llegó hasta el
En suma, por debajo del texco que hablaba de una especie de deseo límite: el punto más alto de esta estructura teórica, donde estaba más
natural de conocer y en apariencia anterior a rodo conocimienro, había dos cerca de salir y echarla abajo.
operaciones: una, de introducción del conocimiento debajo del deseo y en [Véase] el comienzo del Tratado de la reforma del entendimiento: ["Me
su principio mismo, y otra, aún más sorda, de inrroducción de la verdad resolví por fin a averiguar si exisda algún objeto que fuera un verdadero
como tercer elemento entre el deseo y d conocimiento. Todos los razona bien, capaz de comunicarse y el único por el cual el alma, renunciando
mientos y pruebas que encontramos en los otros textos de Arisróreles, y a cualquier otro, pudiera ser afectada, un bien cuyo descubrimienco Y
mediante los cuales se puede justificar ese triple desplazamiento, todos esos posesión tuviesen por fruco una eternidad de alegría continua y sobe
textos, suponen que la sensación y su placer están relacionados con la verdad. rana"];*1 en él no se trata, como en A.risróteles, de un deseo de conocer
Si hay en general deseo de conocer y el conocimiento puede hacer sino, en verdad, de un deseo de felicidad, una felicidad eterna y que nada
nacer dentro de su propio movimiento algo como el deseo, es porque pueda poner en riesgo (y de la que nada dice aún que sea del orden del
todo se desenvuelve ya en el orden de la verdad. conocimiento). Ahora bien, en esa búsqueda de la felicidad o, mejor, en
[4] La verdad como garante y fundamento del deseo de conocer. el examen de las condiciones en las cuales podría encontrársela, el examen
[6]
Ahora bien, creo en definitiva que ése es el punto más importante: de sus incertidumbres o su certidumbre, se descubre (y por el juego de
para efectuar el paso del deseo al conocimiento, está, es preciso que esté esa misma búsqueda) la idea verdadera, la felicidad propia de l a idea
la verdad: verdadera. A partir de allí se despliega la resolución de procurar conocer.
- si el deseo puede ser deseo de conocimiento, es porque en él ya es De cal modo, la verdad se designa corno lo que funda tanto el conoci
cuestión de la verdad; miento como el deseo de conocer. Todos los demás elementos se desplie
- a la inversa, si el deseo de conocimiento ya es en sí mismo, en su gan y se ordenan a partir de la verdad.
raíz, del orden del conocimiento, es porque la relación con la verdad es Se advertirá: toda la disposición apareme del texto aristotélico queda
fundamemal, y, para terminar, trastrocada. Aquí hay adecuación de la felicidad y la idea verdadera; Y
- si el conocimiento y el deseo pueden no tener más que un único sobre esa base se despliegan la voluntad de conocer y el conocimiento.
sujem, el mismo, es porque la relación con la verdad gobierna a uno y En Aristóteles hay deseo natural de conocer manifestado discretamente
otro. El sujeto del conocimiento y el sujeto del deseo pueden considerarse por la breve dicha de sensaciones no muy útiles. Pero de hecho, para que
como el mismo, porque tienen la misma relación con la verdad. el texto de Aristóteles pudiese sostenerse, era preciso que se perfilara ya
La verdad desempeña por tanto tres papeles: asegura el paso del deseo
al conocimiento; funda en cambio, y a cambio, la anterioridad del co- • La cira no figura en el manuscrito de esta clase.
:
·· ·
la contemplación (contemplación de la verdad, y felicidad contempla O bien lo que se dice sobre el conocimiento es verdad, pero sólo pue�e
tiva). inscripta al menos en potencia en la felicidad sensorial y el deseo serlo desde su interior, o bien se habla desde fuera de él, y nada per ne
�
de conocer. afirmar entonces que lo que se dice es verdad.
Spinoza nombra con claridad y en orden lo que hada posible la me
Vemos perfilarse en los confines del discurso nietzscheano, pero como si
tafísica clásica.2
aún se cerniera sobre él, la amenaza de Kant.5
(7) Ahora bien, sin duda es esto, la relación voluntad-conocimiento
El dilema kantiano es inevitable, a menos . . A menos que se cancele
.
nesgo, la red de trampas; Spinoza es el gran otro, el único adversario. ad por el pmsamienco.
Generacíón de l a verd ¡y qué precursor!
En efecto, Kant es la trampa que se tiende a toda crítica del conoci o, m:uavillado. Tengo un pru1mor,
[13] ' �Estoy completamente sorprendid
o a del into. Ame,todo,
za. Habcr tenido ahora ganas de leerlo fue br
�s�
.
miento. 1:1 afirma ue amás se podrá pasar del otro lado; 0 que, al pasar
j Apenas sí conocla a Spino
� 1ento la mas po·
de su filosofía es la misma que la mla: hacer
del conoc 1m
d el otro lado, se depra escapar la verdad; y que el discurso que se enun la tendencia general de su doctrina( ... ]:
. reconozco además en cinco puma s esenci ales
derosa de las pasiones. Me
cie será forzosamente dogmático, porque se dará como verdadero sin ad, d orden moral del univer so, el al cr uis m o, el mal" (rarjcra
niega el libre albedrío, la finalid
tener ame sí y para garantizarlo el conocimiento de la verdad. 8 cirada en Georges
Franz Overbeck, Sils, 30 de julio de 1881;
postal de Friedrich Niet1..si;he a
Rieder , 1932. carta
Pero Spinoza es el adversario, pues es él quien, desde el Trata.tÚJ de Ja Walz [comp.], La Vit de Frldéric
Nietzsche á'11pr(s sa correspondanu, París,
ia !V(mero 1880-diciembrt 1884), Madri d, Trona, 2010,
refonna �¡entendimiento hasta la última proposición de !a Ética, nombra, núm. 147 [erad. esp.: Cormpondmc
funde y prolonga la copertenencia de la verdad y el conocer bajo la forma C2rt3 núm. 135, p. 143)).
lt sólo menciona l.agaya ciencia (1883).
•En el "Resumen del curso" (infra, p. 249), Foucau
de la idea verdadera. Human o, demasia do h11mano. Pero desde los años cincuenta
Sus notas preparatorias se refieren a
Spinoza es para Nietzsche el filósofo por excelencia porque es quien he. En "La vérité ec les formes juridiques"
había anotado el conjun ro de los mcms de Nietzsc
. Defert y F. F.wald con la colaboración de
liga de la manera más rigurosa la verdad y el conocimiento. Para escapar (1974), en Dits etlcrits, 1954-1988, 4 vols., ed. de D.
pp. 583-646: véanse pp. 543 y ss.; reecl.
a la trampa de Kanr, hay que matar a Spinoza. Sólo se escapará a la crítica J. Lagrange, París, Gallimard, 1994, vol. 2, núm. 139,
en 2 vols., París, Gallimard, col. Quano, 2001, vol. l. pp. 1406-1490: véanse pp. 1410 y ss.
y al "viejo chino de Konigsberg"9 si se deshace aquella copertenencia de
Obras mnciala 11. Barcelona,
la verdad y el conocimienco a l a que Spinoza tiene sin duda derecho a (trad. esp.: �Laverdad y las form;i,sjurídicas", en Emaugiasdepoder.
o
Paidós, l999], Foucaulc menciona Sobrt: verdad y mmtir a tn smtido ex11amora/(1873), aparecid
dar su nombre por[que] es él quien la pensó de punta a puma, desde el el punto de p;i,rtida de
-en pleno kanrismo, o al menos en pleno neokantismo", que habría sido
posrulado primero hasta la consecuencia úlrima. la rdlexión quc presenta aquí.
[!4) Spinoza es la condición de Kanr. No se puede escapar a éste sino 5 Friedrich Nimsche, CEuvm philosophiqties completes, vol. 14: Fragmenu poithumes (dibut
1 1888-diburjanuier 1889), ed. de G. Collí y M. Monrinari, trad de J.-C. Hémcry, París, Gallimard,
después de haberse liberado de aquéJ. 0 Ingenuidad de los escépticos, de
1977, p. 283 (erad. c.�p.: FragmentospósNmiot, vol. 4, l 885-1889, M adrid, Tecnos, 2006}: "I.os
'
�
los ne?kantian s .11 del propio Kant, 12 que creía poder escapar a Spinoza
nmafísicos. Hablo de la m:zyor desgracia de la filosoffa moderna, de Kant�.
� pamr de la crmca. Ingenuidad de quienes creen poder escapar al idea 6 Charles Andlcr, en Ni�tztehe. Sa uie et Ja ptnsü, vol. 6: La Dernitr<philosophitde NinZJcbt.
_
lismo del discurso filosófico mediante el recurso a Spinoza. *13 Le renouvelle mtnt dt tuutes les ualmrs, PHl.1, Bossard/Gallimard, 1931, recuerda a los amore.1
estudiados por Nietzsche en esos diferentes ámbitos. Foucault hace alusión, sin duda, a la
función dada aqul a los crabajos de los historiadores contemporáneos.
• '. '.'1 adas dura �cc la clase por la señora Hélene Poi iris indican que aquí comenzaba
Las notas º 'Toda esra discusión sobre el sentido de la empresa nie1ZScheana debe oponerse al texto de Martín
una larga expos1c1ón sobre Nierzsche, cnntinuada en la clase siguiente, del 23 de diciembre, Ya
Heidegger, Q}ú1ppelie-1-on pemer�. trad. de A. Bcckcr y G. Granel, París, PUF, 195 9 (ed. oríg.: \Var
no figura en el manuscrito. Sus principaJl:s arriculaciones reaparecen en una conferencia dictada
heifoDen/un?,Tubinga, M. Niemeyer, 1954) (trad. esp.: ¿Qµisignificapensar?, Madrid,Trona, 2005].
en el continente americano; véase la lección sobre Nietzsche, infra, pp. 225-244.
46 LECCIONES SOBRE L\ VOLUNTAD DE SABER
§ 4, en ú Cripmculuks ido/es, op. ci1., p. 140, y Mm allá tkl bimy tk/ mat § 21.
11 Tomé como punto de partida dos modelos de análisis. En uno (que
Ese sobrevuelo de la historia de la filosofía parece remitir a las incerpm:aciones que plan� [!}
tean la oposición enrre e! Heidegger de Kanty aprobkma tÚ LHnuafoíca y los neokancianos. caracteriza a mi juicio la tradici6n filosófica), la voluntad de saber está
Sobre esce punco, véase Jules Vuillemin, L'Hirítage kantim et la rlvo/ution copemícímne. Fichu, , contenida dentro de un conocimiento previo del que constituye un desa
Cohm, Heidegg er, París, PUF, 1954.
12
rrollo, así como un desfase y una dilaci6n interna.
Sobre rodo, Crítica tkijuicio, §§ 72, 73 y 80.
13 Esra alusión podria apuntar a Althusser, impllciramente recordado en varias ocasiones en · En el otro modelo, el conocer debe analizarse como puro aconteci
este curso. miento en la superficie de procesos que no son en sí mismos del orden
del conocimiento;*"'* llamemos saber al conjunto de esos acontecimien
tos. En cuanto al conocimiento (es decir a la relación sujeto-objeto),
sería un efecto interior del conocer. Efecto que no ha podido evitarse
pero que tal vez no sea necesario. Para terminar, la verdad no es lo que
escá ligado de pleno derecho al conocimiento: cada uno de estos dos
términos está con respecto al otro en una relación a la vez de apoyo y de
exclusión.
47
48 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 49
(2) La empresa, entonces, es ésta. ¿Es posible hacer una historia que no Esro significa, por tanto, que los filósofos ya están de cierta manera
(5}
renga por referencia un sistema de sujero y objeto -una teoría del cono en el elemento de la verdad. Pero ¿cómo están en él y cuál es la relación
cimienco- y que se dirija en cambio a los acontecimientos del saber y al . de todos esos discursos filosóficos diferentes con la verdad?
efecro de conocimiento que les sería interno? El problema consiste e n · l. Anee todo, cada filosofía se distingue de las ocras porque de la
apreciar la posibilidad de una inversión de l a configuración tradicional. verdad {de las causas, de las naturalezas primeras, de las sustancias o de
que sitúa con carácter previo el conocimiento como furma o facultad, y los accidentes) cada una ha aprehendido uno o varios elementos. Cada
luego los acontecimientos del saber como actos singulares1 que actualizan. filosofía se determina en su identidad singular por su relación diferencial
·
esa facultad y en ciertos casos pueden modificar su forma. con la verdad (Tales porque designó al Agua como causa material,
Anaxágoras porque buscó la causa eficiente) . En resumen, una relación
Es precisamente esto lo que querría hacer en primer lugar con referencia
determinada con la verdad constituye la. causa formal de una filosofía.
a los Sofistas. Analizar la aparición y la posterior exclusión de los Sofistas,
2. A conrinuacíón, el desarrollo propio de una filosofía o el pasaje de
como acontecimiento del saber que dío origen a cierto típo de afirmación.
una filosofía a otra son impuestos por la coacción de la verdad:
de la verdad y cierto efecto de conocimiento convenido a continuación
en forma normativa. En ese lugar, la realidad misma les tra1.ó el camino y los obligó a una
(3) Dejaré de lado los problemas de método; volveré a ellos al términO' indagación más profunda ([A, 3,] 984a 18-20).4
de esta primera investigación. Hoy me gustaría tomar, como punto d
partida de este análisis, lo que me parece el punto de consumación de ta.· Tras ellos, como esos principios, una vez descubiertos, se revelaban in
historia de la sofística: lo que podríamos (llamar] su acto de exclusión. · suficientes para engendrar la naturaleza de las cosas, los fil<isofos, nue
Y a partir de allí trataré luego de remontarme hasta la propia sofísti vameme forzados [ . . .J por la verdad misma, recurrieron a otro principio
No creo que haya que buscar ese acto de exclusión en Platón, ni siquiera causal (principio del Fuego hcracliteano, Noü<; de Anaxágoras y
en el Sofista (que da, con todo, su definición), sino en Aristótcles,2 en las Hermótimo de Cla1.omene) ([A, 3,) 984b 7-1 1).5
&fi,tacones
i sofisticas y en algunos textos de los Anallticos y la Metafísica.' [G]
Para apreciar la importancia de ese acro de exclusión, hay que partir. Digamos pues que la verdad es la causa eficiente del cambio o el movi
[4]
tal vez del siguiente texto de la Mctaftsica: miento en el discurso filosófico.
3. Pero hay más. La filosofía tiene por objeto los primeros principios,
en cuanto a la sofísrica, no es más que una filosofía aparente y sin rea y los primeros filósofos ya los buscaban a su manera. Ahora bien, un texto
lidad (T\ oe oo<tncrnKT¡ �aivoµévri, ouoa o'oii] cr. 2, I004b 27),'. [de la Metafísica] nos lo hace saber:
y compararlo de inmediato con los análisis que Aristóteles ha [hecho] un · Los principios de los Seres eternos son necesariamente verdaderos por
poco antes, en el libro A, de las filosofías que lo precedieron. antonomasia, dado que no lo son sólo en tal o cual momenro, y no hay
causa de su ser; al contrario, ellos son la causa del ser de los otros em�. Así,
.:Cómo se hace en el libro A el análisis de las filosofías anteriores, plató tamo como sea el ser de una cosa, tanta será su verdad (et, l , 993b 26-32).6
nicas o preplarónicas?
Es sabido que Aristóteles busca la confirmación de su propia teoría Al enunciar los principios de las cosas, los filósofos enuncian el Ser mismo.
de las causas; sí los filósofos anteriores encontraron una quinta causa, Podemos decir, en consecuencia, que la verdad es sin duda la causa
quiere decir que él, Aristóteles, se ha equivocado; si no la descubrieron, material de l a filosofía. Los principios que se enuncian en ésta son, por
queda confirmada su propia convicción, la del mismo Ariscó celes. si mismos, lo más cuantioso en ser y verdad.
50 LEccrONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 51
4. No olvidemos, por último, que la ftlosoffa es la ciencia que no ha Y sin embargo, si es inevitable clavar la flecha en un blanco tan grande,
nacido de la necesidad sino del asombro/ vale decir de lo que permite
no se da por azar en cal punto o tal otro.
reconocer la propia ignorancia y querer escapar a ella por el mero efecto
y en bien exclusivo del conocimiento:
[9] CoNCLUsJÓN
Sí los primeros filósofos se consagraron a la filosofía para escapar a 1a
ignorancia, está claro que perseguían la ciencia con vistas a conocer y Esca historia de la filosofía que Aristóteles cuenca como movimiento de
no por un fin utilitario (A, 2, 982b 19-22).8 coacci6n y azar a la vez en el eJememo de una verdad que en ella está
manifiesta y oculta aJ mismo tiempo, esa historia, repito, en su singula
[7} La verdad es por tanto la causa final de la filosofía. (Por lo demás, A, l, · ridad, tiene una triple importancia.
·
993b 21 lo dice expresamente: el fin de la especulación es la verdad.)
Pero, en esas condiciones, ¿cómo puede ser que la filosofía no sea l. Aristóteles desvincula el discurso filosófico de una serie de técnicas de
.
verdadera? ¿Cómo puede ser que entrañe errores? ¿Cómo puede ser que . interpretación y análisis. Y con ello lo separa de todos
los demás dúcursos
·
haya filosofías incompatibles unas con otras? que, por su lado, participan de esas técnicas de interpr
etación y análisis.
Eso se debe, dice Aristóteles, a que los filósofos se comportan "como, : a. Al decir que la verdad es a la vez dicha y no dicha
por el filósofo
en los combates, se comportan los soldados mal entrenados, que acome (dicha y no dicha a la manera del tartamudeo), Aristó
teles se mantenía
ten a uno y otro lado y lanzan a menudo golpes afortunados, sin que la aún muy cerca de los métodos de interpretación
: que estaban vigemes
ciencia tenga nada que ver en ello" (A, 4, 98Sa 14-16).9 . entre los gramáticos cuando comenraban a los poetas
. Métodos simbó
lo que ha faltado al filósofo es justamente la ciencia de esos principios, '. licos, o alegóricos, que indicaban lo que Home
ro había ocultado volun
la ciencia de esa verdad que lo guiaba y lo o6ligaba a la vez; lo que le : tariamente bajo las figuras de Néstor o Ulise 1 1
s.
faltaba era el sistema de los primeros principios y las cuatro causas. ,
[IO] . P ro hay no obstante una diferencia -y capita
� l-, a saber, que para
· Anstoteles el equívoco de lo dicho y lo no dicho
El filósofo está en la verdad: y lo está con pleno derecho y desde el , esa distancia sin vacío
que hace que la verdad esté oculta y a
comienzo: Ella está sustancialmente presente en lo que él dice; actúa de . la vez presenre en la palabra del
filósofo, esa luz que es sombra, no es
manera eficience en e1 desarrollo de la filosofía; da forma a la singularidad más que el efecto de un secreto
voluntario o una reserva prudente a
de cada filosofía, y sirve de fin a todas las palabras del filósofo. El filósofo. ·
la manera de los oráculos. Si los
filósofos no dicen la verdad, no es porq
tiene como guía la cuádruple causalidad de la verdad. ue su indulgencia quiera proteger
{8] Sin embargo, hay un margen de azar, de ceguera y de silencio que .
�
a lo hombres de su terrible ro�tro, es
porque les falta cierto saber.
ay que agregar al punto, sin embargo,
rodea mdas esas primeras filosofías, atrapadas en la necesidad. de la verdad • que esa falta tampoco es
del orden de la ignorancia de la
que juega con ellas como su cuádruple causa. Pero como no conocen las que algunos comentaristas (como los
. � ofistas, ustamente) acusaban a los
!
cuatro causas, hablan de ellas sin saberlo ni quererlo, cual soldados no poetas. El filósofo, según el análi
de
:s1 � nstóteles, se sirúa
vicios que responden golpe por golpe pero no comprenden la estrategia · en la dimensión de un saber/no saber
, que
de la batalla que, no obstante, los arrastra y los rodea. De allí la famosa·.
. 0 es n el secreto
� n1_ la igno
_
rancia y no se caracteriza ni com dobl
o e
Juego m orno laguna del conocimi
metáfora de la flecha y la puerta: � ento. Se trata de cierta falca que es
.
const1tut va
� de la relación misma con la verdad. La verdad pronunciada
por el filosofo se determina, prec
sucede con la verdad [. . .) como con lo que dice d proverbio: ¿quién no : isamenre, por lo que éste no dice
y no
3-5).10 puede decu. .
acercaría con la flecha en una puerta? («, l , 993b
..�' '
Así queda garantizada para la historia de la filosofia una serie de principios: y lo que excluye aparece en otro texto, el último libro de los Tópicos, las
- El de la interioridad o la inaccesibilidad de la filosofía a partir del · Refotadonn sofisticas (que fueron sin duda uno de los primeros; véase
exterior. Como ella está en el elemento de la verdad y su discurso siem Kneale).17 Puesco que es esencialmente en ellas donde los Sofistas están
pre acarrea consigo una relación fundamental e imborrable con ésta, presentes en Aristóteles. Con todo, la manera en que éste habla de ellos
ningún discurso, ninguna práctica que no sean filosóficos podrán alean- - y d lugar que les otorga tienen un sentido muy diferente [del] que daba
zarla efectivamente. a las filosofías presocráticas.
- El del rerorno a. . . y el redoblamiento sobre sí: como la filosoRa, en Lo primero que debe señalarse es que ese texto se ocupa poco de los
cierta forma, ya ha dicho siempre lo que tiene que decir, ¿dónde ha de Sofisras por su nombre. Poco del personaje del Sofista en general. Poco,
encontrar lo que tiene que decir ahora si no en sí misma; si no al pensar · salvo por alusión, del oficio de sofista, esa enseñanza asalariada, ese des
[16] en el pensamiento ya pensado lo que aún era impensado; si no al tomar Io · caro político y moral, ese saber apresurado y enciclopédico que los con
ya dicho, a la vez como objeto de pensamiento y como sujeto de repetición? tempor:ineos y los sucesores de los Sofistas les reprocharon tantas veces. 18
Se advertirá: la anterioridad perpetua del discurso filosófico con res-_ El tema e.s la sofística, los sofismas, los argumentos, las refutaciones
pecto a sí mismo, el derecho o la necesidad de la filosofía de pensar lo {19] y los discursos sofísticos. Todo sucede, pues, como si el gran debate so
que ya se ha pensado, la eliminación de toda exterioridad, es la forma que crático y platónico con los Sofistas esruviera cerrado; como si del Sofista
Aristóteles da, en el libro A de la Metafoica, a la historicidad de esa dis- , ya no quedara otra cosa que el peligro abstracto de los argumentos sofís
ciplina;16 es igualmente la forma que daba al juego del conocimiento y ticos, unos argumentos que amenazan aparecer en medio de cualquier
el deseo, en el comienzo mismo de ese libro A. discusión.
Podemos decir, en definitiva, que la teoría del conocimiento y la mo Todo sucede como si el sofisma y el Sofista se hubieran separado el
dalidad dada a la historia de la filosofía no han dejado de responderse a lo. uno del otro; como si esta vez, por fin, ese par todavía poco disociado en
largo de la historia. La cuestión pasaba por eliminar lo exterior. Lo exterior Platón se hubiese dividido efectivamente; como si el Sofora hubiera sido
en la teoría del conocimiento era el deseo o, al menos, lo que éste simboli expulsado y el sofisma, al contrario, incluido y controlado. Sin embargo,
zaba. En la historia de la filosofía, lo exterior es lo representado o simbo- , hay que señalar de inmediato que el sofisma no se integra sin problemas
lizado porel Sofista y por todo lo que el personaje del Sofista traía c o
onsig. . y lisa y llanamente a la categoría general del razonamiento falso o los
[17) Si he insistido en ese pasaje de Aristóteles, fue porque, a mi entender, errores de razonamiento. Ni siquiera forma parte de las discusiones dia
define y prescribe cierta interioridad de la filosofía y, creo, rechaza cierto . lécticas. Ocupa un lugar marginal y singular. Y pese a ello, esa misma
afuera del discurso filosófico: afuera cuya eliminación hace posible l a · inclusión es dudosa: la victoria sobre el sofisma no es, tal vez, absoluta
existencia misma de la filosofía, y afuera con era el cual se apoya oscura mente clara ni decisiva.
mente el discurso filosófico. (20] Y esa ligera turbación que se advierte en Aristóteles no estará cerca de
Y si se admire que la ciencia ruvo sin duda origen denrro del discurso _ borrarse cada vez que la filosoffa occidental tenga que ocuparse de los
filosófico, se ve cuál es la apuesta del problema planteado. El gesto que. sofismas, incluso mucho tiempo [después] de que el recuerdo de los inso
definió por exclusión un afuera del discurso filosófico y anudó (en un] - portables Sofistas se haya disipado.
modo determinado la filosofía y la verdad debe caracterizar en efecto Ast, en la tradición escolástica:19
nuestra voluntad de saber. Y es él el que hay que recuperar. 1) La discusión sofística formaba parte de los ejercicios escolares junto
a otros juegos lógicos.
(18) 3. Ahora bien, si este texto es interesante por lo que encierra -la posibi - Estaban los insolubili a,20 cuando se podía deducir la contradicción
lidad de una historia de la filosofía-, no lo es menos por lo que excluye. de una proposición no necesaria; ejemplo: dfrofalsum.
56 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 57
-Estaban los1ofomas sobre los que podía demostrarse indistincamente ético de lo honesto y lo deshonesto, cuando se debería distinguir única
que eran verdaderos o falsos: mente la verdad o la fulsedad?
ejemplos: lcgica est 1cientia, porque se adquiere por la ciencia; Para responder, hay que examinar sin duda el análisis de Aristóteles,
lcgica non est scientia, porque es únicamente modus sciendi y tomar en consideración el momento en que los sofismas se rehuaron
(citado por Wallerand en las obras de Siger de Courtrai).21 por primera vez en ausencia de los Sofistas.
Ahora bien, el ejercicio de los sofismas debía termina'!" con una inter [23) Con todo, hay que señalar que a lo largo del texto Aristóteles marca
vención del profesor para mostrar dónde estaba la ilusión de la necesidad; una diferencia de naturaleza entre los sofismas y los razonamientos falsos.
debía disipar la quimera e indicar cuál era la buena solución. Así, en l76b 30 [de las RefUtaciones sojlstica1] ,24 en Ja categoría general
En canto que los insolubles eran monstruosidades o dificuhades inhe de los falsos razonamientos. Aristóteles distingue los razonamientos fu.lsos
rentes a la lógica, los sofismas sólo eran efectos provisorios que debían y los razonamientos no verdaderos, "porque hay falso razonamiento, sea
poder disiparse. si se ha llegado a una falsa conclusión, sea si el razonamiento, sin ser un
[2 t ] 2) En sus Commentarii sobre las Refouuwne1 sofotictlS, Buridan distingue: verdadero razonamiento, parece empero serlo" .
- la disputatio doctrinalil-2 que debe conducir a la ciencia exacta; El rawnamienco falso, ó \jfeuo�<; ou.V.. oyiaµóc;, Aristóteles lo ca
- la disputatio dialectica que debe reducir la incertidumbre de ciertas racteriza un poco más adelante en el texw. También lo había analizado
afirmaciones; en los Analíticos primeros (11, 2). Hay razonamiento falso, sea cuando la
- la dúputatio tentativa que debe destacar los conocimientos del conclusión es verdadera peco se ha obtenido sobre la base de premisas
alumno, y falsas, sea cuando la conclusión es falsa.
- la disputntío sophistica en la cual se hace caso omiso de la verdad. Y a su vez, esta forma de razonamiento falso se subdivide: la conclu
Y aun mucho después de la escolástica, cuando Pe��ce define en el sión puede ser falsa sea porque una premisa también lo es, sea porque las
Dictíonary ofPhilosophy and Psycholcgy de Baldwin la forma más seria, dos premisas son verdaderas pero la conclusión no se ha extraído como
más filosóficamente problemática del sofisma, lo presenta como un ra corresponde.
zonamiento cuya conclusión no es ad misible, aunque, m apariencia, se [24] Frente a ese razonamiento falso, Aristóteles pone el razonamiento
haya respetado el rigor lógico.23* sofístico, del que dice varias veces que sólo [es un) razonami�nto en
Ahora bien, ¿por qué se preocupa entonces la ftlosofía por esos razo-
apariencia.*
[22] namientos que son apariencias, no se ocupan de la verdad y están ligados Comienzo del texto [Refutaciones sofisticas}:
por un instante a efeccos ilusorios? ¿Por qué hacer lugar a ese juego de
Que ciertos razonamientos son razonamiencos verdaderos [CJUAAO
sombras? ¿Es tan difícil deshacerse de lo que con frecuencia no es más
yioµoí]. m ientras que orros parecen serlo aunque no lo son, es una
que artimaña y astucia grosera? cosa manifiesta (164a 23-25).2�
¿Por qué ocuparse canto tiempo de !o que no existe? ¿Por qué esa
inquietud por lo que no se presenta sino como fingimiento, teatro, lucha El . Sofista no es de ninguna manera alguien que se equivoca voluntaria
deshonesta? ¿Por qué un discurso que sólo debería ocuparse de lo verda 0 involuntariamente. La diferencia entre el Sofista y el ignorance (o el
dero y lo falso necesita además ejercer esa policía moral? ¿Qué es ese juego tonto) no es la que existe entre un error voluntario (en el cual uno caiga
�ara hacer caer al adversario) y un error involuntario (del que sean víc
timas los dos interlocutores) . No debe concebirse en absoluto que el
• El arelculo original se puhlicó con el título de 'Truth :md Falsity and Error", en James Mark
Baldwin (c;omp.), Dictionttry ofPhilosophy and Psychoíogy. vol. 2, Nueva York, The Macmillan
• En plural en el m�nuscrito: son razonamientos.
Company, 1901, pp. 716-720. [N. del'[]
. . ... 1• • ••, .iv · �"·n �?'*
Sofista es alguien que haga de un error una trampa y se valga de un ra Y en esa proliferación, la clasificación propuesta por Aristóteles no pa
{271
zonamiento falso como si fuera un arma maligna. Se sirúa en una dimen rece, al menos en una primera aproximación, de gran ayuda, porque no
sión que no es la del razonamiento verdadero o faJso; está dd lado de Ja se basa en la forma o el principio de los sofismas, sino en el efecto logrado:
apariencia de razonamiento. Está en la sombra y d reflejo; en un espejismo - sofismas que parecen refutar;
[25J razonador, pero no razona verdaderameme. Y esa invalidación, que se - sofismas que parecen revelar el error del interlocutor;
produce no por el error sino por Ja apariencia, afecta además no sólo el - sofismas que parecen hacerle sostener una paradoja;
razonamiento del Sofista, sino toda su sabiduría, toda su ao<f>fa: - sofismas que parecen hacer cometer un solecismo, y
- sofismas que parecen hacerlo caer en la verborrea.
(puesto que la Sofistica es una sabiduría aparente pero sin realidad [tO"tt las Refutaciones sofoticasda una
Ahora bien, un cexto del comienzo de
y&e 1Í ooljlionxi¡ 4>a:ivoµivtj oo4iícx ouaa o'oií] (l65a 21 y 22),26 explicación basta.nce general de los sofismas. A decir verdad, es una ex
plicación asaz excrafia. Aunque se presenta como casi general, sólo in
y Aristóteles [prosigue) -tendremos que volver en detaHe a esto-:
cumbe a u.na muy pequeña categoría de sofismas. Es la siguience:
i i
y el sofista, un hombre que obtiene una ganancia pecun ara con una .
La refutación es un razonamiento con contradicción de la conclusión.
sabiduría aparente pero no real), está claro que les [= a "ciertas personas"} '
Ahora bien los sofistas no hacen esto; sólo parecen hacerlo, por varias
,
es necesario {. . . ] parecer hacer obra de sabiduría, más que hacerla real- .
razones: una de ellas, que es la más natural y corriente, es la que obe
menee sin parecerlo [165a 22-24].27 0/éase también 17tb.)
dece a los nom bres dados a las cosas. En efecto, como no es posible
llevar a la discusión las cosas mismas y en lugar de ellas debemos
El dinero está en el cemro de esa apariencia: es su razón y sin duda su .
valernos de sus nombres como símbolos, suponemos que lo que pasa
símbolo. El problema pasa por saber qué es esa apariencia de razonamiento, '
c:n los omb res pasa también en las cosas, como en el caso de los
n
ese otro lado del raumamiento verdadero o falso, ese elemento enigmático .
guijarros que se usan para concar. Sin embargo, entre nombres y cosas
que se opone a la no menos enigmárica realidad dd razonamiento.
la semejanza no es compleca: los nombres son de número limitado, al
[26) ¿Cómo puede nacer la apariencia del raionamiento?
igual que la plurajdad de las definiciones, mientras que las cosas se
l
A primera vista, si seguimos el análisis de Arisr6teles, la enumeración presentan en número infinito Es inevitable, en consecuencia, que
.
de todos esos razonamientos aparentes da la impresión de una inmensa varias cosas se signifiquen por una misma definición y un [. ] mismo
..
heterogeneidad que va de la astucia más grosera a algunos juegos lógicos · nombre (165a 4-13). 9
2
aún bastante coseos:
- Hay sofismas que proceden de la simple homonimia, µcxv0civt:\v.ª Dejemos de lado la amplitud que hay que dar a este texto. En él hay
- Hay, peor aún, sofismas que proceden del hecho de usar dos palabras algo claro: la localización del efecto sofístico. Éste es posible en virtud
diferentes por la pronun ciación �ro de onograffa similar; y además hay del hecho de que, en la práctica del discurso, lo que se manipula no son
otros sofismas que plantean, al menos para nosotros, verdaderos proble las cosas mismas, sino sus símbolos verbales. Para decirlo con exactitud,
mas gramaticales o lógicos (véase el uso de OU't�). su nombre.
Por otra parre, rambién se incluyen entre las técnicas sofisticas el uso (28) Pero si esa simbolízaci6n hace posible el sofisma, no lo explica. El
de proposiciones a las cuales no se puede responder ni por sí ni por no sofisma no se produce en la dimensión conforme a la cual las palabras
(a las cuales no se puede atribuir un valor de verdad), y técnicas como son signos. Se produce en cierta diferencia entre los nombres y las cosas,
las consistentes en hablar muy rápido o invertir el orden de las pregunw entre los elemcncos simbólicos y los elementos simbolizados. ¿En qué
u ocultar, entre todas las que se hacen, la que es realmente importante. consiste esa diferencia?
60 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 61
No se erara de la diferencia por la cual las palabras producen un efecto
no todos. Explica sofismas que se deben a la existencia de sinónimos (por
de sentido, en tanto que las cosas no lo producen. Tampoco es la dife ejemplo, una misma palabra, µccv8ávclv, para decir aprender y com
rencia [entre] <f>úoic; y vóµQ(;, entre el carácter natural de las cosas y el
prender), de anfibologías ("deseo del enemigo l a captura")32 o de equ,í
carácter convencional de las palabras. vocos a causa de la acentuación (en los textos escritos).33
La diferencia radica en que el número de los nombres es finito, e infi En síntesis, aquella escasez explica lo que Aristóteles llama refutacio
nito el de las cosas; en que hay una escasez relativa de las palabras, y en que nes ligadas al propio discurso, pero no las demás. Por orí-a parte, Aristóteles
no se puede establecer una relación biunívoca entre palabras y cosas. Para dice que esa insuficiencia en la cantidad de los nombres es "una de las
resumir, en el hecho de que la relación entre las palabras y lo que designan razones, la más natural y frecuente" ([Refutaciones sofotícasJ 16Sa 5),34
no es isomorfa con la relación que permite enumerar. pero sólo una de las razones.
En otros términos, lo que da lugar al sofisma es un carácter propio Con todo, si consideramos ahora en su totalidad la clasificación de los
(29) de la materialidad de las palabras: su escasez. El Sofista es quien se vale de sofismas propuesta por Aristóteles, advertiremos que de manera directa o
la misma palabra, el mismo nombre, la misma expresión, para decir dos [32] indirecta siempre se pone en juego la materialidad del discurso en sus
cosas diferentes, de modo que dice dos cosas en la identidad misma de diferentes aspectos. Al margen de los sofismas de escasez (una sola palabra
la cosa dicha. pronunciada o escrita, una sola expresión para decir cosas diferentes), están:
Y si ahora recordarnos la definición del silogismo: "un razonamiento en d • Los sofismas de la disociación. El discurso escá hecho de palabras
cual, planreadas ciertas premisas, una conclusión distinta de lo que se ha plan que se siguen, y una vez establecida esra sucesión se las puede disociar y
teado se deduce necesariamente de éstas" (Analíticosprimeror, 1, 24b 18)30 (y agrupar a voluncad:
recordamos además qué es la refutación del silogismo: un razonamiento A, B, e A y 8, e
que contradice la conclusión del precedence),31 s:.ve que el sofisma consiste · AB y C
no en decir algo nuevo en virtud de una coacción lógica y a partir de pre- ·
misas menos acepcadas, sino en retener del mismo enunciado la misma cosa Ejemplo: como S es (2 + 3), puede decirse que S es par, porque es 2, e
dicha, en su identidad material, aunque los interlocucores no tengan en ' impar, porque es 3 (Refutaciones, 1 66a 33).
menee las mismas premisas, y ello a causa del encuentro, la confusión, la • Los sofismas de la permutación. El discurso está hecho de elementos
semejanza, la identidad de los nombres que designan las cosas. A causa de . que en determinadas condiciones pueden ponerse unos en lugar de otros:
la superposición aleatoria debida a la escasez fundamental de las palabras. . Sócrates es blanco.
De esto puedesacarse una conclusión, a saber, que el sofisma no es una El blanco es un color.
(30]
categoría defectuosa de razonamiento, no es un razonamiento en absoluro: ·. Por lo canro Sócrates es un color.
o, mejor, es la imagen invertida de un razonamiento; donde en el razo� , [33) • Los sofismas de la asociación. El discurso está compuesco de ele
miento había identidad de las premisas acordadas, en el sofisma hay dife.. mentos que al agruparse cobran senrido; pero un subgrupo disociado del
rencia; donde había necesidad lógica, hay escasez de hecho y azar; donde · primero también tiene sentido:
había nueva proposición, hay repetición de la cosa dicha, y, por último. El indio es negro.
donde había coacción de la verdad y convicción del otro, hay trampa , Ahora bien, el indio es blanco en la dentadura.
mediante la cual el adversario queda atrapado en la cosa dicha: en b • Por lo tanto el indio es blanco y negro.35
•Los sofismas de la confusión. Cienos elementos sucesivos y distin
materialidad de la cosa dicha.
, tos del discurso pueden reunirse:
(3.1] Pero de inmediato surge una objeción: en el texto de Aristóteles, la
¿Son A y B un hombre?
escasez material de las palabras sólo parece ex.plicar algunos sofismas Y .
62 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 63
Sí. - anee codo, no es sólo la escasez de las palabras sino la sucesión ne
Entonces, al golpear a A y a 8 se golpea a un hombre y no a dos. cesaria y los desplazamientos posibles, unos con respecto a otros, de los
• Los sofismas de la anterioridad. El discurso es una sucesión indefi elementos del discurso: carácrer lineal;
nida de proposiciones; en todo caso, una sucesión que siempre es posible - en términos más generales, es el hecho de que todo enunciado se
alargar tanto como uno quiera, de manera que el interlocutor no pueda inscribe en una serie inmensa y, a decír verdad, nunca del todo contro
actualizarla de uno a otro extremo y hacerla simultánea. lable de discursos anteriores: carácter serial;
Así, al hablar bastante extensamente se puede hacer creer que una - en términos aún más generales, es el hecho de que el discurso está
proposición ha sido demostrada, cuando no lo ha [sido]: constituido por cierta cantidad de acontecimientos reales (de cosas di
- ora porque es precisamente lo que hay que demostrar (petición de chas)36 que, una vez producidos, no pueden modificarse. Lo dicho, dicho
principio), está. Tú lo has dicho, peor para ti: carácter de acontecimiento, y
- ora porque es falsa (pero no se advierte que lo es). ,
- por fin, el hecho de que esa materialidad del discurso está ligada a
Y de este modo Aristóteles incorpora a la serie de sofismas d hecho · la lucha, la rivalidad, la situación de combate de los hombres que discu
de hablar muy rápido, abrumar al adversario con una car.arara de palabras, ·. ten: carácter de estrategia.
perturbar el orden natural de las preguntas.
[34) • Los sofismas de la multiplicación indefinida. Se trata del juego de:¡ [36] De aquí en más d silogismo y el sofisma se pueden oponer de la siguiente
la sucesión y la permutación. manera:
• Los sofismas de la repetición. Existen cosas que ya se han dicho y . 1) El silogismo se caracteriza por premisas que han sido "expuestas", en
·
que se pueden repetir como se dijeron. d sentido de que se las ha admitido, reconocido con raz6n o sin ella como
Así, sobre un mismo tema, hay conjuncos de frases ya pronunciadas... , verdaderas: se las ha aceptado. El sofisma se caracteriza por frases que se
Y al encauzar la discusión hacia uno de esos temas, siempre es posible: han expuesto en d sentido dehaber sido efu:tivamentedichas. Reconocidas
repetir uno de estos conjuntos de proposiciones, aunque sean contraria. .. o no, concretamente aceptad.as o no, no importa: son cosas dichas.
Ejemplo: acerca de lo que es preferible, la naturaleza o la ley. 2) El silogismo se desarrolla en su totalidad entre dos limites: el acuerdo
• Los sofismas de la gramática. El discurso es un conjunto de elemen-•: con respecto a las premisas, la verdad necesaria de la conclusión. El sofisma
tos, algunos de los cuales se relacionan a la vez con las cosas y con el; juega en series ilimitadas de enunciados previos.
discurso mismo. Entre los elementos de este último hay vínculos (gra-; 3) El silogismo obedece a una coacción que es la del concepto, es
maticales) que no representan las relaciones entre las cosas o no son.• decir, lo que los nombres significan. El sofisma se despliega como una
isomorfos con ellas. Hay restricciones o libertades gramaticales que no : táctica libre en el nivel de las palabras mismas, con prescindencia de su
tienen su equivalente en las cosas. significado.
Así, la gramática del neutro y el demostrativo. 4) El silogismo produce un efecto de verdad (sancionado por el
acuerdo de los interlocutores). El sofisma produce un efecto de victoria
[3 5] Como se ve, d análisis aristotélico de los sofismas se sitúa en su totalidad � (sancionado por el hecho de que d interlocutor ya no puede hablar sin
en el plano de la materialidad del discurso. El sofisma es una táctica intema1' comradecirse).
.
a esa materialidad. Pero también se adviene que la materialidad específica
del discurso que aparecía a primera vista como desigualdad numérica de . A partir de allí puede comprenderse:
las palabras y las cosas, escasez de los nombres, aparece ahora conforme ;. a. Que el sofisma sea un falso razonamiento (y no simplemente un
a dimensiones más numerosas: razonamiento falso).
64 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE. SABER CIASE DEL6 DE ENERO DE 1971 65
En sentido estricto está fuera del razonanúemo, no es un razonamiento (391 La tercera consecuencia es que sobre esa base podemos ver cómo y
en modo alguno. La operaci6n del razonamiento se da en el nivel de lo por qué la sofística no puede jamás coincidir con el plano de la apofán
que se significa (los conceptos); la operación del sofisma se produce en tica. El sofismo nunca es realmente declarativo. Sólo puede haber apo
[.37] el nivel de la materialidad de los símbolos; y por eso mismo, lo que se fántica a condición de que se neutralice ante todo la materialidad del
produce en el nivel del significado no es más que la sombra de una ope discurso y, a continuación, éste se aborde según el eje de la referencia a
ración real {que sucede en el nivel de la materialidad de los símbolos). aquello de lo cual habla. Es falso decir que lo que es no es y lo que no es
Es indudable que hay que tomar en sentido emicto la metáfora que es; es verdadero decir que lo que es es y lo que no es no es (véase Metafoica,
encontramos al comienro de las RejUtaciones: "así como [. ) quienes no
.. B. 996b 26-30).
son hábíles para manipular sus guijarros son engañados por quienes saben La sofística, por su parre, se mantiene siempre en el nivel de cierta
valerse de dios, otro tanto ocurre con los argumentos" (165a 14 y 1 5).37 "hilérica" del discurso. Se desarrolla a partir de acontecimientos reales (lo
Segunda consecuencia: que se ha dicho efectivamente); juega con cualidades o determinaciones
p. Que la introducción de la diferencia resuelva el sofisma. materiales (identidad de los sonidos, separabilidad de las palabras, permu
En efecto, es la diferencia la que, por una parte, permite construir el taciones posibles de los grupos de palabras), y no conduce a una propo
concepto, dominar y organizar la idealidad del sentido, dividir las espe sición verdadera que todos deban reconocer, sino al silencio de uno de !os
cies y los géneros, distinguir las sustancias y los accidentes, los sujetos y dos interlocucores, que ya no puede seguir hablando y queda excluido del
los atributos; en suma, levanrar rodo un universo de sentido a partir del [40) juego de esa materialidad. Al decir la verdad, no se trata de llevar a dos
cual será posible formular enunciados verdaderos o falsos. Pero es tam-. sujetos a pensar lo mismo; se nata, transformando las cosas en el nivel en
bién la diferencia la que, al romperlos o controlarlos, va a constituir un que han sido dichas, de excluir del discurso a uno de los sujetos hablantes.
obstáculo a la identidad de la cosa dicha, los desplazamientos o las La apofántica se define por la continuidad de la relación con el objeto;
confusiones de los elementos de discurso, la raprodia indefinida de su la sofística, por la exclusión del sujeto.
sucesión. En la apofántica, por consiguiente, la materialidad del discurso ya
A lo largo de los capítulos donde enumera las maneras de escapar a no será sino una sombra reducida e indiferente. En la sofística, la sombra
los sofismas, Aristóteles muestra el papel de la diferencia. Hay que dis- - será el razonamiento; pero no la sombra-residuo, la que dejamos tras
tinguir, dice sin cesar. nuestros pasos; será la sombra escénica, el sosías y el mimo detrás del cual
[38] Por obra del pensamiento de la diferencia38 puede neutralizarse la · nos oculcamos. Y cuando Aristóteles dice que el sofisma no es más que
.
materialidad del discurso (y todas las identidades, confusiones y repeti- · una apariencia de raionamienro, podemos ahora comprender qué quiere
ciones que, en última instancia, tienen su origen en la escasez); por obn ·
decir: el Sofista hace como si razonara, cuando no hace sino manipular
del pensamiento de la diferencia se puede auavesar la materialidad dd . palabras; se sitúa en el espacio escénico de un razonamiento que no es
discurso, disipar la sombra de razonamiento que juega en su superficie, más que una comedia y un juego de máscaras con respecto a la materia
organizar un razonamiento a partir del concepto y su necesidad ideal y, a .· lidad del discurso. Y esta materialidad del discurso, Arisróceles sabe bien
cambio, hacer que el discurso sea transparente a esa necesidad (e indife.. ·· que no es más que una sombra, un residuo con respecto a la necesidad
[4!) ideal de la apof.í.ntica. De modo que detrás de su teatro de sombras en
rente, por eso mismo, a su propia materialidad). El ÁÓyoc;, en su desa
rrollo, podrá estar en un pie de igualdad con la necesidad conceptual. el cual finge razonar, el Sofista mismo, entre bastidores, nunca pronun
La diferencia, mediante la cual se elimina la realidad material del dis cia otra cosa que la sombra de un discurso.
curso, es la condición de la apofántica como campo de la verdad o el error Podemos comprender así, a partir de ello, la gran escisión que se
produjo en la historia de la lógica:
· de las proposiciones.
66 I.F.CCIONF.S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 67
fondo de Cultura Económica, 2000]: "Aristóteles fue el pri mero en es1ablec:er, junto a su propia
NOTAS filosofia, una concepción de su pos icón pcrson.J en la historia" (citado en Pierre Aubenque, Lt
i
IU lhid., «, l. 993b 3-5, V(ll. 1, p. 60. parre 11ocis'', r la l<Sgica "¡ur relationem ad m", por su vínculo esencial con el objeto. En conse
11 cuencia, el filómÍ<J está antes que d gramático, ya que considera h esencia de las cosas. Infurmación
Para Hipi as (A, JO) o Antifonrc (A, 6), Néstor era una representación de la sabiduría,
como lilises de la asrucia. Se suponía que uno y otro habían escrito en Troya :mes oratorias; extraída de Charles Thuror, Notices tt nctraits dt divtTJ mttnuscríts /.atins ponr urvir /'histoirt: MJ
véase Richard Schcider, Gusrav Uhlig y Alfred Hilgard (comps.), Grammntici G"uri. Leipzig. doctrines grammaticaks au Mnyen Ágt [1868), Fráncfon, Minerva, 1967, p. 128.
B. G. Tcubner, 1878-1910; rcímp.: Hildesheim, Georg Olms, 1%5. 1� L1s disputaciones eran ejercicios de desueza lógica vigentes d urante mi� de trescientos años
1' fü \o� avtjg, tal es el pocra que revela los designios de Zcus (Hesfodo, Tn1bajory días, vv. en las prácticas un íve rsitar ia s. Véansc Wi l!iam Calven Kncale y Marrha Kneale, The Developmenr
293 y 294) . Foucaulc cirn aqui a Marce! Decicnnc, Criu agrnire et attimde religiewt chtz Hésiode, of!.ogic, op. cit., p. 300, y Juan Buridan, Sophismata Buridnni, París, Jcan Lamberr, c. 1500.
flruselas-Berchcm, 1.atumus, 1 ?63, pp. 42-51; nota extraída de w1a ficha de Michcl Foucaulr: !.l Reedi1aJo en Ch:irles Sand.-rs Pciicc, "Definicions ofTruth", en ColkctrdPapm, vol. S.
· Ai.r)8c1et en la poesía de Hesíodo. Estos análisis serán retomados por Ma rccl De!ienne. ÚJ Cambridge, Belknap Press of Harvard University Press, 1972, pp. 394-398.
Maítm de viriti d111zs lo Crece archaiq11e, prcf. de !� Vidal-Naquet, París, Maspero, 1967. p. 25 !• Ariscóteles, Organon, vol. 6: Réf11tariom wphistiqurs [ 1939). I 76b 30, ed. y tr�d. de
[trad. esp.: l.()5 maestro; de vudad t'r1 lo Gruia arcaica, Madrid, Taurus, 1982]. Véase también J. Tricot (cd. de r eferencia), París,]. Vrin, col. Bibliorhcque desTexccs Philosophiqucs, 1969,
i
Ludwig Bider, ThtiosA11ér. Das Bild des "goulichen Memchtn "in Spiitantilu 1md Friihchrism1tum, P· 8 6 !trad. esp.: Sobre /.as rtji1taciont1 soflsrcllJ, en ];arados de lógica (Organon}, vol. 1, Madrid,
2 vols., Viena, O. Hafi:ls, 1935-1936; reimp.: Darmscadt, Wiss.:nschafrlichc Buchgcsdlschali, Gredos, 1982]. Véase también Aristóteles, Rifiuatiom Jophistiqu<s. l 6 5 b 11-23, op. cit., p. 6.
1956 (2� ed., J 976). �; !bid., 164a 23-25, p. l.
!6
13 La expresión privaciva á-).tjfü:ia como deconmucción de la noción tradicional de la !bid., I 6Sa 21 y 22. p. 3.
�'
verdad adau¡wuio es un objetivo co nsca nre de este curso, para ser fin:tlmcmc atribuida a una !bid., l 65a 22-24, pp. 3 y 4.
28
genealogía regional. La oposición "Alithtia-utlun procede direct�mente de Marccl Derienne, Véanse mpra, pp. 33. 37, nota 24 y p. 52. Referencia a Platón, Eutidemo, 275d-277c,
Ltr M11itm dt 11ériri. . . , op. cit., pp. 51 y ss., ohra muy anoiada por Foucault. Por >U intermedio, justa oratoria entre dm sofüras .v Clinias.
�
éste puede soslayar críricamence a Heidegger. " Arislóteks, RéfmarionuophistiqtttJ, 16Sa 4-13, op. cit., pp. 2 y 3.
11 Aris tóteles, L11 Méuphysique, A, 7, 988b 13 y 14. op. cit., vol. l. p. 35. .\u Aristóteles, Orgunon, vol. 3: Pumim onalytú¡1us, 1, 24h 18, ed. y trad. de J. 'li:icoc, Par ís ,
i; !bid., A, 10, 993a 14 y 15, vol. I, p. SR. J. Vrin, 1936, pp. 4 y 5 [rrad. esp.: Ano.líticos primeros, en Tratados tÚ lógica (Organon), vol. 2,
16 Ma dri d, Credos, 1988]. Trad ucción de Tricor: "un discurso ..."; según esre craduct0r, rnrinána-
Werne r Jaeger, Ariuottlts. Cmndlrgung eina (;eschichtr seinrr F.ntu,ickl11ng, Berlín,
Wcidmann, 1923 [trad. esp. : Aristóteln. Base p11ra !11 historia de ;u desarrollo inte/.ecN1a4 México, 110 e.> d iénnino utilizad" por Cicerón (De invenrione, 1, 57).
70 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE F.NERO DE 1971 71
31 Véase Ariscóceles, Pmnim analytiques, op.cit., 1, 2Sb 40-26a 1 y 2. pp. 13 y 14. cuando se diga de lo que es que no es y de lo que no es que es" [trad . esp.: Sofista, en Didlogos,
J! André Lalande (comp.), Vocabulaire techniqiu et cri t i qur tú la philoiophie, 9• ed., París, vol. 5, Madrid, Gredos, 1988].
PUF, 1962, vol. 1, p. 42 (trad. esp.: Vucab1dario técnico y crítci o de lafil.osofta. Buenos Aires, El . 42 i\óyo<; Ó:1to<j¡avnKÓ<; o proposi c ió n declarativa, en Aristóteles. De interprer.atione,
Ateneo, 1966), señala que el griego y d latín pr oporcion an numerosos ejemplos de anfibol!a 4-17a 2 y ss.: "No todo discurso es una proposición [.Xr:ó<j¡ava1<;}; sólo lo es el discurso en el
o anfibología. en los que d orden de las palabras no indica con certeza cuál es sujeto y cu41 cual ese� l o verdadero o lo falso". Véise Ari s 161dcs, f.a MltaphysU¡ue, I', 7. !Ollb 26-28, op. cit.,
comp lemento. vol. 1, p. 154: "Bien parece {.. .J que el pensamienlO de Heráclito, al decir que todo es y no e.s,
;J "Por mi parte, estimo que: las cosas no cambian únicamcnce por el agregado de otra cosa, hac.e que todo sea verdadero,.y que el de Anaxágoras, al decir que hay un inrermediari o entTe
sir10 también por la diferencia de acenmación� (Hipias, citado po r Eugene Duprécl, Phil.osophit Jos contradictorios, hace que todo sea fal.�o·, y 0, 1 O, 1051 b 3, ibid., vol. 2, pp. 54 y 55.
ethiuoire. les sophism. l'rota goras, GorgiaJ, Prodicus, Hippias, Neuchatel, Griffon, 1948, p. 141).
34 Aiis córclcs, Rlfutations s o phistíqu.ts , 165a 5, op. cit., p. 2: " l a más natural y corriente".
3l F.n este caso, d color no c:speáfica al h omb re: es accidente y n o esencia. Este aspecto remite
al debate entre los placónico s y los peripatéticos; véase Aristóteles, Mctafisica, 1, 9, 1058b 10-12.
.
.i� Véase Clémencc Ramnoux, Héraclite, ou l'Homme en tre les choses et les mnts, París, Aubier-
Montaigne, 1959, sobre co do las fórmulas ri tual es y los relatos sag ra dos en oposición a las cosas
mostrndas. fo ucault designaba <le ese m odo -" las cosas dichas"- el objeto de La arqueología del
saber en su pri mera versión conscrnda en la sca:ión de manuscrirns de la Biblioteca Nacional
[de Fran ci a].
37 Aristóteles, Rlfutntions sophistiques, 165a 14 y 15, op. cit., p. 3. Alusión al recurso a los
guijarros para calcular.
JR Gil l es Deleuze, Differenu et répétition, Pa rís, PUF, 1968, sobre codo pp. 45 -50 [trad. esp.:
Diferencia y repeúción, Buenos Aires, Amorronu. 2002], ya habf:t analizado la diferencia en la
Metafoica de Ariscótclcs y más g en e ralmenre en la filos ofía. Véase Michel Foucault, "Thcauum
phílosophicum" (1970), en Dits et krits, 19.54-1988, 4 vo ls., ed. de[), Defen y E Ewald con la
colaboración de J. l..;igrange, París, Gallimard, 1994, vol. 2, núm. 80, pp. 75-99: ree d. en 2 vols.,
París, Gallimard, col. Quarto, 2001, vol. l, pp. 943-967 [trad. esp.: Theam1m phik>sophicum,
Barcelona, Tusquecs, 1972].
39 rondada por F.udides, discípulo de Sócrates, la escuela de Megara se con si dera como uno
de los primeros ceneros de investigaciones lógicas sobre la base dd lenguaje cotidiano. Los me-
garitas fueron los primeros en ser calificados de erísticos. Eubúlides, suceso r d e Eucli des, pasa i
por h abe r formulado la "paradoja del mentiroso" como una de las particiones entre lo verdadero :
·:
y lo folso.
40 Además de una reorfa de la voz discinra de la palabra arriculada. los estoicos distinguían :
entre el significado (kkrón)-incorpúreo-, el signi fi cante (phrmé), la expresión lingüfscka y el objero
exp resado , co rpó re os. V6se Sexto Empírico, Adverm.s marhematicos, v¡n, 11 y 1 2, citado en William
Calvcrt Kncalc y M:mha Kneale. The Droek>pmentofLogic, op. cit. ,passim. Véase rarnbién Diógcnes
L-i.e rc io. Vit, domines u smrmm des p hifmop he s illmtre.s, v11, 55-63, en Émile Bréhier y Pierre- ·.
Maxime Schuhl (comps.), Le s Stolciens, París, Gallimard, col. Bihliocheque de la Pléia de, 1962, ·
pp. 34-3 7 [ erad. esp.: Vidasy opiniones de Íoffilósofos ilwtm, Madrid, Alianza. 2007].
41 !'l acón,Le Sophúte, 263 a ("Tcc1cco, con qu ien converso en e ste momenco, vuela por el .
·
aire "), en Cl:."1wm cnmp/)us, ed. y tra d. de L. Robín, París, Gallimard, c o l. Bibliorhcque de la• :
l'l éiadc, 1970, vol. 2, p. 329. y 240e-24la, p. 294: "se tendr;i igualmente por fulso un lengu aje '
. ·
'
Clase del 13 de enero de 1971
(!] La vez pasada vimos que Aristóteles ponía el sofisma fuera de juego con
referencia a la filosofía; que constituía un discurso filosófico que se situaba
con pleno derecho en el elemento de la verdad y que, con respecto a ese
discurso, la práctica sofística ya no era más que exterioridad e irrealidad.
Sombra.
Ahora bien, entre los historiadores que se ocupan de los Sofistas**
hay cierta tendencia a revocar esca medida de proscripción; a reducir
(21 la distancia y devolver realidad al discurso sofístico dentro del discurso
filosófico (Grore y Gomperz en el siglo x1x; Dupréel). 1 Como si los
Sofistas sólo pudieran deber su seriedad y su realidad a ese discurso
filosófico; lo cual equivale a suscribir final e implícitamente la exclu
sión aristotélica, bajo esta forma: "Los Sofistas no son culpables de lo
que se los acusa; si lo hubieran sido, si hubiesen dicho y hecho lo que
se les reprocha, los dejaríamos, desde luego, en la pura apariencia en
que se los ha mantenido; pero también ellos son en cieno modo filó
sofos, también ellos participan, de alguna manera, del discurso ver-
73
74 LECCIONES SORRE LA VOLUNTAD DE SAiiER CLASE DEL 13 DE ENERO DE 1971 75
dadero, el discurso que dice el ser, el discurso que está en el ser. No "Tú me deseas la captura del enemigo. Es decir qut deseas que el enemigo
son, pues, sombras que merodean, sin vida ni cuerpo, más allá de los sea capturado por mi, pero deseas igualmen te que d enemigo lleve a
límites de la filosofía. En ésta, ellos tienen su lugar, su sirio y por ende cabo la captura. "
Y también: "¿Lo que pertenece a los atenienses es propiedad de los
su realidad".
Querría crarar de hacer otro análisis, no esfon:arme por reducir la atenienses? -Sí.-[.. . ] Pero ¿d hombre pertenece al reino animal?
(3]
distancia entre la sofística y la filosofía, no volver a hacer entrar a los -Sí. -Por lo canto, el hombre es propiedad del reino animal" [17,
[5] razonamientos, sin serlo. El no ser de esta no filosofía ciene su razón · - los sofismas <JUe simulan poner de manifiesto el error del adversario
de ser en el no ser del razonamiento aparence. (demoserar por ejemplo que una de sus premisas es falsa) (error);
[7]
Las Refatttciones sofisticas nos pasean a través de las variedades de ra - los sofismas que simulan mostrar que el adversario sostiene una
zonamientos, argumentaciones, dificultades, trampas de suma heteroge tesis singular que nadie sostiene razonablemente (paradoja);
neidad. Así: [los] que aprenden son los que saben, porque los gramáticos - !os sofismas que inducen a creer que el interlocutor no conoce la
aprenden lo que sus discípulos les reóran. gramática e incurre en solecismos, y
76 LECCIONES SOBRE 1A VOLUNTAD DE SABER CLASF. DEL l.� DEENrnO DE 197 1
- por úkimo, los que inducen a creer que el adversario habla para no Se dividen en dos los dos primeros enunciados y se sustituye d final
decir nada, amontona palabras unas sobre otras hasta el infinico. del primero por el final del segundo. Pero una manipulación supone
Debajo de cada una de estas grandes rúbricas, Aristóteles indica cuá siempre dos cosas:
les son los sofismas utilizados con más frecuencia para obtener este o - ante rodo, una definición de las unidades consriruyenres del discurso
aquel resultado (por ejemplo la homon imi a sobre codo para la falsa re
, y de su composición. Sujero, predicado, proposición, y,
futación; el uso de discursos prefabricados para la paradoja, y las extra - a continuación, reglas de sustitución de los sujecos unos por otros,
ñezas de la gramfoca para el solecismo). de los predicados, de las pro po siciones Por lo canto, d e las categorías, las
.
Pero si nos preguntamos ahora qué pueden tener en común todos equivalencias, las subordinaciones.
esos procedimientos que dan a juegos de palabras la forma de razona En resumen, roda una gramática en sentido amplio: reoría de los
mientos o que enredan discusiones mediante métodos que nosotros ca elementos, de su combinación, de su sustirución.
lifkaríamos de "mala fe", es bastante fácil ver que se trata de cierta ma ílOI El sofisma, por su parte, se apoya no en la estructura elemental de la
nipulación material de los elementos del discurso. proposición sino en la existencia de un enunciado;3 en el hecho de que
se hayan pronunciado palabras y éstas sigan ahí, en el centro de la dis
• * *
cusión, en cuanco han sido producidas y pueden repetirse, recombinarse
a volunca<l de los interlocutores; lo dicho, dicho est�: no como una
[8] Se ha inrentado señalar y clasificar esas manipulaciones independiente -
[16] a. Pero cuando las cosas se miran más de cerca, se advierte que la afir- Vemos así agruparse alrededor de la práctica sofísrica toda la on
mación planteada o concedida no incumbe en lo fundamental a la verdad cología presocrática elaborada por los déacas,9 de la que se tratará
de la proposición, sino a la voluntad del sujeto hablante de persistir en justamente en el Sofista, cuando Platón quiera dominar al personaje
lo que ha dicho. La afirmación es más del orden del juramento que del de ese nombre. Para hacerlo deberá dominar esa ontología. Pero las
orden de la constatación. La declaración no enuncia un hecho, no plan paradojas que encontramos en los Sofistas no son juegos en corno de la
tea una relación enrre el enunciado y una realidad externa a él, que sea atribución: no atestiguan relaciones difíciles entre la posición d e exis
capaz de verificarlo. Ata al locutor a su dicho. Es una afirmación de fide tencia y el enunciado de atribución. Fundan, con exclusión de cual
lidad más que de realidad. Tener por cierco, en el sofisma, es comprome quier otra, la relación del acontecimiento enunciado con quien lo dice.
terse a persistir. De allí un hecho importante, a saber, que el sofisma La que permite establecer la imputación de un enunciado a un sujeto
acarrea consigo una ontología excraiia, parcial, limitativa, discontinua y no es, con sus dificulrades propias, la ontología necesaria para la ver
defectuosa. dad de las proposiciones; es la ontología perpetuamente deshecha y
En efecto, lo único que manipula el Sofista, el único eme al que se di reiniciada.
rige, es el de la cosa dicha; el del enunciado en su realidad material. Ma El efecto aparente de verdad que actúa en el sofisma es en realidad
terialidad paradójica porque implica ya sea los sonidos, ya sea las letras un vínculo casi jurídico entre un acontecimiento discursivo y un sujeto
y, por ende, una escasez como la de la<i cosas; su desenvolvimiento lineal y hablante. De allí el hecho de que encontremos en los Sofistas las dos
serial y (no obstante] su mantenimiento. tesis: codo es verdadero (no bien dices algo, dices el ser), nada es ver
(17) Ahora bien, si las palabras tienen su realidad material específica en dadero (por mucho que utilices palabras, éstas jamás dicen el ser).
medio de todas las demás cosas, resulta claro que no pueden comunicarse 119] b. Podríamos decir lo mismo acerca de la contradicci6n. En aparien-
con ellas: no pueden significarlas o reflejarlas .9 expresarlas; no hay seme cia, el sofisma se vale de ésta para invalidar un enunciado. Pero si obser
janza entre las palabras y las cosas de las que presuntamente hablan. A lo vamos las cosas desde más cerca, se trata de algo muy distinto. En el
sumo, las cosas pueden incitarlas, suscitarlas. juego sofístico, no connadecirse es decir la misma cosa. La misma cosa
Pero como las palabras no significan las cosas, no s e puede, por tanto, idénticamente, sustancialmente. Contradecirse es simplemente decir otra
tener acceso a éstas a partir del discurso. El discurso está separado de aque cosa, no decir la misma. Se advierte con claridad que, en una filosofía
llo de lo que habla por el mero hecho de ser él mismo una cosa, como del significado y la diferencia, se puede muy bien decir una cosa y des
aqudlo a lo cual s e refiere. La identidad de la jerarquía de cosa implica fa pués otra sin contradecirse; en cambio, en la sofística, donde el único
ruptura de la relación significante. ser es el que ha sido dicho, sólo hay dos posibilidades: o decir lo mismo
Ahora bien, si no se puede rener acceso a las cosas a partir del discurso, o no decir lo mismo (persistir o no persistir, lo cual es claramente con
¿de qué hablan las palabras, a qué remiten? A nada: cuando se cree hablar tradictorio).
de los entes, no se habla de nada. Y se comprende por qué la sofística, que de la ontología sólo conocía
Sin embargo, cuando se dice que el ser no es, se utilizan palabras y los juegos del ser y el no ser, sólo conoce de la lógica la oposición de lo
lo que se dice, el hecho de que se lo diga, es algo que existe. Por el mismo y lo otro. Por eso utiliza toda'i esas paradojas del pensamiento
hecho de hablar se hace que el ser sea. Y del mismo modo se hace que presocrático, pero las desplaza al mero plano del discurso.
el no ser sea, porque se enuncia "no ser". Pero también se hace que el (20] Por más que el sofisma ponga en juego oposiciones conocidas como
[18] no ser no sea, ya que las palabras utilizadas no [remiten] a nada y "no ser/no ser, contradictorio/no contradictorio o verdadero/falso, es menes
ser" en particular no remite a nada, al igual que el ser que se le concede ter percibir la manera en que se realiza dicho juego:
o se le niega. -verdadero/fulso funciona como equivalente: concedido/no concedido;
82 l.F.CCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 13 DE ENERO !JE 1971 83
- ser/no ser funciona como equivalente: dicho/no dicho, y Pero, como se verá, esa prohibición de contradecirse ya no concierne
- no contradictorio/contradictorio, como rechazado/no rechazado. a la identidad o la alceridad macerial del enunciado. Recae sobre el acro
Todas ellas, como .�e ha de advenir, son oposiciones que ac t úa n en mismo de afirmar o negar : no se puede afirmar y negar a la vez la misma
el nivel de la exist enc ia del discurso como acontecimientos en un cosa y desde el mismo punco de visea.
juego. Y en un juego que culmina en la oposición fundamental ven
cedo r/vencido. Vence quien se ubica en e l lado izquierdo de la opo 1231 En esas condiciones, es preciso tener b ien presente que el .l..óyo� ano
sició n: quien repite de idéntica manera lo que ha sido dicho (e fecr i <t>avnJCó� del que ha bla Aristóteles se establece en un doble sistema de
vamencc) y concedido por él mismo como al go que a con tinuac ión opos1c1ones:
puede impurárscle. - Se opone de manera cxplícica [De interpretatione, 4, l 7a 2] al ruego,
El sofisma: manipulación perversa que tiende a establecer una relación a la orden, al mandato; en síntesis, a todas las formulaciones que no pue
de dominaci6n. den reducirse a proposiciones verdaderas o falsas. El Aóyoc; áno<f>av11KÓ<;
A nagrama polémico. es pues un tipo de enunciación que: se opone a otras enunciaciones. Es,
Un tan cruel discurso. entonces, un enunciado declararivo.10
Lo s juegos del deseo y el poder. - Se opone de manera impl ícita o en rodo caso en otro nivel, a
,
[21] 2. Discurso apofántico. enunciados que también tienen la forma declarativa, pero que se ponen
Tiene relación con el ser: no en el nivel donde está, donde es aconte en juego y funcionan en el plano de su realidad de acontecimientos; en
cimiento, donde se produce, sino en el nivel de lo que dice; es un discurso cuanto cosas producidas; en cuanto cosas históricamente producidas (hic
apofántico porque dice el ser o el no ser. et nunc), y por sujetos dererminados.
A c ontinu aci ón, es apofántico porque no está excluido de la verdad [24] En ese plano, la apofántica ya no es una categoría de enunciados. Es
(por su no semejanza con las cosas) o incluido el} . dla (porque es una una operaci6n, un gesto renovado sin cesar mediante el cual la relación <le
cosa); es apofántico porque, al decir que algo es, resulta o [bien) que la un enunciado con la realidad, el ser, la verdad, se deshace en el nivel del
cosa es (y entonces es verdad) o [bien] que no e s (y entonces es falso); e acontecimiento enunciativo pára t rasl a da rs e a lo que se d ice en el enun
incluso porque, al decir que una cosa no es, o bien e lla es (y entonces el ciado y a la relación entre lo que se dice y las cosas misma.'>.
discurso es falso) o bien no es (y enconces el discurso es verdadero). La apofántica es lo que estab le ce entre el enunciado y el se r una rela
El discurso es apofánrico no en cuanco la realidad y d ser vienen a la ción en el plano exclusivo (siempre ideal) de su signi ficación Y en virtud
.
vez a un irs e y polemizar entre sí en el plano dd aconrecimienco producido, de esa relación que tiene su lugar en la significación, el enunciado puede
sino en cuan ro el ser y el no ser son lo que se dice en el enunciado, y en ser verdadero o falso.
cuanco la verdad (y el error) se define por la relación en ere ese ser que se La apofántica aparece entonces como una operación de desplaza
dice y el ser mismo .
mienm del ser hacia la idealidad de la significación. Y ya no se opone a
El discurso apof.lntico debe poner entre paréntesis la materialidad y otros tipos de enunciados (no declarativos), sino a una operación inversa
el acontecimiento del enunciado. que consiste en mantener la relación del enunciado con el ser en el nivel
[22] Como ésa es su relación con el ser, se entiende por qué la proposición del acontecimiento enunciativo, y nada más. Demos a esta operación
verdadera excluye la contradicción. En efecto, supongamos que algo sea. inversa de la apof.íntica el nombre d e operación sofística, erística.11
La proposición sólo será verdadera si dice que ese algo es; no será verda En comparación con el discurso apofáncico, la manipulación sofística
dera si dice que ese algo no es; en consecuencia, no puede ser verdadera de los enunciados siempre aparecerá como un razonamiento impertinente,
$i afirma a la vez que esa cosa es y no cs. una sombra, una apariencia de razonamiento.
84 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 13 DE ENERO OF. 1971 85
[2S) Y en comparación con la maierialidad sofÍs[Íca, la apofántica aparecerá ugundos (1, x , 76b), cuando dice que el silogis m o y la demostración no
pues como un recurso a la idealidad. Cada una será siempre para la otra tienen que ver con el discurso exterior sino con el que se pronuncia en
del orden de la sombra. el alma: "6 eíow Aóyoc;, ó E:v rn ipuxñ". Y AJejandro de Afrodisía iba
Llegamos así, sin duda, al corazón de la gran oposición. Si esta gran a comentar: "oúK É;v -raic; Ai�rn1 V ó ou.U.oyioµoc; ou 't'O d va: t exei,
oposíci6n a partir de la cual se determina la lógica es la que existe entre )
((). .. · tv 'to\.; or¡µcx lvoµivo1c;" .16 La exclusión de la materialidad del
lo declarativo y lo no declaracivo (la lógica, al menos en su forma clásica, discurso, el surgimiento de una apofántica que propone las condiciones
no se ocupa más que de lo declarativo), para la filosofía y la ciencia, y en las cuales una proposición puede ser verdadera o falsa, la sobeI"dnía de
podemos decir a buen seguro que para codo d saber occidemal, la opo la relación significante-significado, y el privilegio owrgado al pensamiento
sición es encre la apofántica y la crítica sofística. Esta oposición no se da, como lugar de aparición de la verdad: escos cuatro fenómenos están li
claro, entre categorías de e nun ci ados, sino [entre] niveles. gados unos a otros y dieron fundamento a la ciencia y la filosofia occi
[2GI Después de todo, no hay que olvidar que si en Arisróteles la exclusión dentales en su desarrollo histórico.
de los sofismas ya es un hecho, y éstos -en él, en todo caso- se dominan
lo suflcienre para tratarlos sólo al final de los Tópicos, como apéndice, bajo
la forma de catálogos de monsrruosidades y también de recc:ras y remedios, (291 Co:>1cws1ós
en Platón, en cambio, es bien sabido que el peligro del sofisma y los Sofistas
dista aún de descartarse. Se trata no de mencionar, como Aristóteles, una Sí he insistido en esca morfología del sofisma ral como puede percíbírsela
vez más, esa sombra irreal del discurso filosófico, se traca de fundar este ;: desde el punto de vista que aún nos gobierna y que es d de Aristóteles,
discurso denrro Lde] y contra la sofística.;2 Ahora bien, ¿cuándo y cómo es porque permite definir mejor d problema histórico que debe resolverse:
se domina el sofisma en Platón?Tal ve'l. nunca, ya que fueron índudable et.. ¿Cómo pudo la relación del discurso con e1 sujeto hablanre -al
meme necesarias las reorfas aristotélicas de la prop<>8ición y de las catego- · menos en una práctica discursiva determinada- desplazarse de manera
rías; pero Platón estima haber subyugado al Sofista. ¿Y en qué momento? tal que dio origen al discurso filosófico científico�
(271 La victoria --0 la dominación del personaje del Sofista- se produce en. P- ¿Cómo pudieron las relaciones de dominación que actuaban en las
el Sofista. Y tiene un doble punto de apoyo: en la afirmación de que se discusiones sofísticas excluirse, eliminarse o ponerse entre paréntesis, o
accede a la verdad en una discusión que uno entabla mentalmente con acaso olvidarse y reprimirse, para dar lugar a un discurso apofántico que
sigo mismo; U en cuanto al otro punto de apoyo, que está ligado al pri-. pretende ajust:irse al ser según el modo de la verdad�
mero, es la afirmación de que decir una falsedad es decir que. lo que es Hay que hacer la historia de esra doble transformación. Es muy pro
no es: "enunciar, en lo tocanre a t i [ .. . ], otras cosas como si fueran las bable que los Sofistas no sean más que su último episodio.
mismas, y cosas que no son como si fueran: semejante composición
hecha de verbos unidos a nombres es lo que real y verdaderamente cons ·
vernsl·
suspenso, probablemente acompan " ada d.e una lectura de foucault. Es.
NOTAS
8 Referencia en
la más sofíst ica Y panílctana
.
de . ¡ ª � tres (las :
pieza de
mil que se tracara de la Ekara de F.urlpides,
f.squilo, Sófocles y él mismo): ªSi Apolo es insensa
n>, ¿quién e s cnro n ccs sabi �? (E�ctra, ?
.. �·· 12).
· ·
1 Georgc Grote, Ari11otle, Londres, J. Murray, 1872. Grote rehabilitó a los sofistas antes ·
· 1 c al sousma
· " ·. 110 -"'puede ser 1usto sm ser mJUSto.
S.1 APolo pued e ordenar un parnc1 d10' esto
que equ1vai
Nietzsche, quien, según A.ndlcr, hiw suyas sus conclusio nes (Ltt volttntad de poderío, §§ 427 y437; a de ellas re erutad a por 1'1awn · · · les··
· )' A mrme
•) Una ontología que une dos tesis. la segund
'·éase Charles AnJler, Nietzsche. Sn. vie er sa pmsée, vol. 6: l11 Derniere philJJSophít tÚ Nierzsche. ú
1. el ser es, d no ser no e.1, y
renouvelkmmt de tomes ks valmrr, París, Bo.1sar<l/Gallimard, 19.3 1, p. 213). Véase 1bcodor Gomperz
2. todo es uno. .
et al, !.es Penmm dt In Crhe. Hútoire dt '4 phi/a;ophie amíqttt, 3 vols ., trad. de A. Reymond, Pms Thcory of \�canmg a nd Trueh".
w véase Willíam Calverc Kneale y Martha Kneale, "Aristodeºs
y l..ausana, FélixAlcan/Pay(){, 1908-191O {ed. orig.: Griechi;che Denker. Eint Geuhichre r.úr=tílren
en The Devefupment o/Logir, Q¡c:ford, Claren
�
dun Press 196 . pp. 45-54.
•
. .
.
Phifusophie, Leip 1.ig, Vd¡ & Co., 1896-1909; reed. de los caps.
..
5 a 7 del vol. 3 con imrod. de O. I> De égi�. d is pu ta: "la ciencia de la dispm a (l'hton, f.1t11demo, 272h). Termino bastante
D'Jcranian y el cículo de !.es Sophistes, Houilles, Manuóus, col. Le P hilusuphe, 2008) [trad. esp.: Lacrcio, Vitae phik1111'.;ho��1:1· '.'· 106.
técn ico . patrimonio de los mcgáricos; y¿ase Dióg encs .
Pmsadom griegos. Una hútoria de la filo.<ofia de la Antigüedad, 3 vuk, Barcelon:1, Herder, 2000);
Gillcs Susong, [,a Polítique d'Orphie. París, Grasset, 1975,
12 p. 99, csmbe: Seran los reco·
véanse mnhién Th�odor Gomperr, Sophirtik 1md Rhetorik. DiJ.J Bildimgsideal dtr i:tÍ A.iye1v in [de la consrclac ión mágko re ligiosa} una vez.
res,v los sofüt�s quienes transmitan [los[ discursos . .
sri11m1 Verhiilmis zur Philosophie desfo11fte11 jahrhunr.úns, Lcip1.ig y Berlín, B. 'ICubner. 19l2, y (ór ficos, , . os) e1aboraran e1
p1tagonc
iancclada lést:1], en tanto
d.c sn que las sectas prefilusó ficas
..
Eugene Dupréd, Phiwsophie et hfrt"ire. Les rophistes. Proragoras, Corgí11.1. Prodicus, Hippias, Neuchátd, ·
ari rncia cngaflosa, Apace, y de 1 a opm1on,
rorocipo de Ja verdad platónica, en el rcchaw de la ap
Griffon, 1948.
! Corisco: personaje a menudo mencionado por Aristóteles, que dirigía el círculo platónico
6 oxa, para privilegiar d único lugar donde no
re inan lli la fullería ni !a aparienci a: el del más
7 Michel Foucault ya relaciona a estos trc.1 autores, así co rno a Zenón, en "Scpl propos sur : nos por sus expresiones equivalentes " (Alejandro de Afrodisía, siglo lll d. C., se gu ndo de los
le sepiicmc ange" (1970), en DitJ et écrit;, 1.954-1988, 4 vols., ed. de D. Defert y F. Ewald con. grandes comentaristas de Aristóteles, en Akxandri Aphrodisiemis in Ariuordis Metophyira com·
l:i. colaboración de J. Lagrangc, París. Gallimard, 1994, vol. 2. ntím. 73, pp. 13-25; reed. en menwia, cd. de M. Havduck, Berlín, G. Rcimer, 1891. Véase Alexandri Aphmdisimsis in Arútotelis
2 vols., París, Gallimard, c<>l. Qumo, 200 I, vol. l, pp. 881-893 [erad. esp.: 7 rmtencias sob"el. n.na�11icomm priomm ñbrum 1 commm111ri11m, �.<l. <le M. Wallies, Rerlín, G. Reimcr, 1883, co!.
7° .ingel Madrid, Arena Libros, 19991. En 1970. Foucaulc publicó. de Jean-Pier re Brisset, ÚI Coinmentiria in Ariscotdem GtacOI, 11. l; cirado en William C,:i.lvert Kncalc y Martha Kneak.
Cmmmaire logiq11e, Pa rís, Tchou, en tanto que Deleuze prologó un libro de Lo uis Wolfson, ú The Dt·vef.opment ofLo¡jc, op. cit. • p. 158).
Schizo et les langue;, l'arí.1, Gallimard. Esrns lib ros prescncan diferentes ¡rat:i.mientOS del discurso
como cosa y no como significante; un ripo de análisis prefigurado en .'vlichel Fo ucault, Raymond
Rormel, Pa rl> , Gallimard, 196.) [erad. esp.: Rnyrnond Rorwel. México, Siglo XXI, 1973}. Giltcs
Deku:te menciona a ln� mismos autores y su régimen de los signos en f,qgiqut du sms [1969),
París, Minuit, col. Critique, 1982 [uad. esp.: lágica delsentido, Barcelona, Pa.id6s, 1989], donde
la cuesti<'>n es "derribar el platonismo"'.
Clase del 27 de enero de 1 9 7 1 *
11'TRODUCCIÓK
89
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'º'f"·".....":',..-�,,,,.,.� , . ...... .
90 LECCIONES S08RE l.A VOL
UNTAD DE SABER 'JI
CLASE DEL 27 DE ENERO OE 197 I
Se han conservado, en papiros egipc
ios, u nos cuantos cexcos jltrídicos
La rel ac1on·de percepc1on
· funda la enunciación ¡· urídica de la verdad. Es
correspondientes a las colonias grieg ¡;] ' '
. .
as de Egipto, y muy en especial
de �
lo que b hace posible. El testimonio se orga.niza rededor de
la expenenc1a
Alejandría. Así se desar rollaba un testim
onio (en materia p enal 0 civil) � .
del ver. (A partir de la época romana en Alc¡andna, y t �e:z camb1én antes,
conforme a las reglas de este procedimie
fe
nto griego :
l ) El de nsor o el demandante escriben en se admite por añadidura d testimonio de los ex.penos: � e ,
d1Co� pas� al saber.)
una cableta el nombre del "La ley prescribe test'.momar lo que
restig� a quien hacen comparecer, d tema En la misma épúca. Demóstenes;
3) Luego presea testimonio "sobre los haya fallecido" ("Contra Esréfano", u, § 6).2
hechos que ha presenciado 0
Esta enunciacíón de la veF<lad se apoya en dos procedimientos que se
visco" y "no aporra otros testimon ios ".
le sobreañaden, pero sin identificarse con ella:
4) En este hecho puede haber una serie ·
de elemencos que el testigo - el juramento de decir la verdad y
no conoce: "que testimonia acerca de lo
que dice conocer y presta el
: - la punición.
juramento que lo exime de testimoniar
b
so re los hechos que dice no '.
. .
El juramento remite a las penas y los castigos de orden rcl1g1oso; la
conocer" (Pap. !tal. , líneas 222 y 233).1 .;
punición, a las penas impuestas por los tribunales.
5) En caso de falso testimonio, se puede recti ar el fullo fic .
al falso testigo a pagar una vez y media
y condenar . :
· [61 Para terminar, la enunciación de la verdad está
contenida en el s1scema
el valor del litigio. de la escritura. Sistema que permite:
- la determinación previa de la cuestión del testimonio (lo que p uede
Como se ve, la validez del follo descansa
-al menos en par e sobre la c- ) ser verdadero o falso y el tema al que se referirá
);
verdad de ciertos enunciados. Si éstos
son falsos, el fallo puede rnodifi- .:
- la fijación del sentido del testimonio (lo que dirá, lo que afirmará
carse: su validez no obedece simplemente
g
a la re ularidad de su forma; ', como verdadero), y
no obedece: simplemente al hecho de que
la causa haya sido admisible, : - la constitución del testimonio como objeto, a su vez punible Y
[4) d procedimient0 se haya respetado y la sente
ncia se haya pronunciado · susceptible de ser sometido a un nuevo procedimiento. Su consricución
como corresponde. Es necesario que la verda
d se haya dicho. Y que se , b
como o jeto de una inculpación posi le. b
haya dicho de un modo y con rme a un fo
esquema muy particulares: con · La enunciación de la verdad, en consecuencia, es den tro del procedi
referencia a elementos determinados de 3
antemano y que el magistrado miento griego un elemento de determinaciones múlriplc::s. Ahora bien,
reconoce como, por un lado, pertinentes
.
para la causa, y por otro, capa- : el efecto de esas determinaciones consiste en que la verdad no se diga por
fa
ces de verdad o lsedad; es preciso que esa
verdad sea dicha por individuos doquier, en cualquier momento, por boca de cualquiera y con referencia
que sólo intervienen en el proceso a título
de portadores de verdad. No a cualquier cosa. El enunciado de la verdad está localizado en lo concer
lo hacen porque estén ligados a la causa por algún
tipo de interés o por niente a aquello de lo que habla. Sólo cienos hechos verificables pueden
que lazos de sangre o una solidaridad cualq
uiera los vin ulen a una de c ser objeco de un enunciado verdade.ro o falso.
las panes. Sólo intervienen como sujecos
o enunciadores de verdad: [un Está localizado en cuanto al sujeto que lo profiere: debe proceder de
individuo] es enunciador de verdad no
en virtud de alguna autoridad sujetos que no estén involucrados con la causa y sólo hayan sido sus es
que posea de manera innata o de derech
o, sino porque ha visto o escu [7] b
pectadores. De e proceder de sujecos a quienes s e atribuya algún cono
chado; porque ha presenciad
o; porque estaba allí. Y todo lo que no ha cimiento y que rengan, por lo tanto, una relación no de parre con la causa
presenciado queda automáticamente al
margen del testimonio. sino de saber con los hechos de la causa.
92
lECCIONF.S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 27 DE ENERO DE 1971 9.3
Está localizado en cuanto a su efecto, porque al menos en parte de En el sistema clásico, un tercer personaje, el testigo, dice la verdad, Y
rermina el fallo y su falsedad entraña la naturaleza incorrecta de éste; es el encargado de indicar en cuál de las dos panes ella se encuentra.
porque de ser falso, puede ocasionar un cucstionamiento (delJ fallo y
,
Aquí, ese tercer personaje es la verdad. Y no esrá de un lado ni de
una inculpación . otro. Por lo demás, el desarrollo del procedimiento no consiste en deter
En el procedimiento griego clásico tenemos pues para los enunciados minar de qué lado escá sino cuál de las <los panes será la que se atreva a
de verdad un recorte de la referencia, una calificación del sujeto enun afronrar -o renuncie a afrontar- el poderío de la verdad, ese temible foco.
ciador y una distribución de los efectos. [!O] En consecuencia, ella no cicne su se<le en el discu rso, o no es éste el
que la manifiesta. A través del discurso nos acercamos a ella; y es el dis
2. Ahora bi en, si frente a ese estado terminal (en los umbrales de la civi curso el que designa, bajo la forma del juramento y la imprecación, a
li zación helenística) bosquejamos el estado inicial o, en todo caso, aquel quien se expone a su insostenible mirada.
para el que concamos con el testimonio más antiguo, ¿cómo se presenca Si algo se devela en el juram en to de verdad, no es lo que ocurrió, no
la formulación de la verdad en la disputa judicial o preju<licial?4 son las cosas mismas, sino antes bien la desnude7. desarmada de quien
[8] Disputa entre Menelao y Amíloco.5 acepta dejarse embargar por ella, o, al contrario, la evasión de quien intenta
- La carrera de carros. Está claro que había un "supervisor", Fénix, rehuirla. Ahora bien, el hecho de que una de las dos panes acepte exponerse
.
situado cerca de la meta, "para que recordara la carrera e informara de tal modo no es el resultado de la acción del juei:. No es una intervención
la •·
verdad". Pero no se apela a él en el momento de la disputa. arbitral la que introduce el poderío de la verdad. Antes bien, una de esas
- Menelao propone llevar la causa a los "guías" de los argivos, a fin dos partes lanza a !a ocra un desafío: ¿aceprarás o no la prueba de la verdad?
de que juzguen delante de todo el pueblo. Lo cual hace que el juramento en q ue se afirma la verdad esté siempre
- Pero muda de parecer a! punto: "Yo mismo pronunciaré el fallo". fil] conccnido en la serie de !as rivalidades. Es una de las peripecias del aywv,
Y propone, "conforme a la regla", que Amíloco jJre "por aquel que sos una de !as caras de la lucha.
ciene la tierra y la estremece" que n o se ha at:ravesado en el camino de su La relación con la verdad no es, por ramo, de una naturaleza diferente
carro (el del propio Menelao) . de la lucha misma. En cierto sentido, no se despliega en orca dimensi ón .
- Ancíloco flaquea y reconoce su error. No es: al haber terminado la querella, va a empe1.ar entonces a revelarse
Aunque la palabra "verdad" no se utilice el quid de este proced.imienco
, la verdad. Ésta no se constituye en un lugar neutro (la men te del juez
es ella, sin duda. Pero su distribución es muy discinra: su localización, su ljugef): sino en el espacio del i:J.ywv."
asi gnació n sus efecros, más aún, aquello por lo cual se afirma como
, Sin embargo, la prueba de laverdad es terminal con respecto al aywv:
verdad, obedecen a muy otra ley. en ese sentido, es singular e irreductible a codas las otras. ¿Cuál es, por
[9] La verdad no es lo que se dice (ni la relación encre lo que se dice y lo que tamo, su fuerza opcracoria'.
es o no es). Es lo que se afronta, aquello a lo cual se accpca o no hacer frente. - Si el defensor acepta la prueba, resulta de inmediaco vencedor.
Es la fuerza temible a la cual uno se entrega. Es una fuct7.1 autónoma. Pero - Si la rechaza, resulta de inmediato vencido y el vencedor es quien
hace falta además comprender a las claras cuál es su naruraleza: no es una ' ha lanzado el desafío.
fuerza de coacción a la que nos sometemos como si fuera un yugo. No existe La prueba de la verdad actúa sin que la verdad misma renga que
la exigencia moral o jurídica de someterse a ella. Es una fuer.ta a la cual uno manifestarse. Permanece silenciosa y retirada. Sólo se muestra indirccca
se expone y que tiene su propio poder de intimidación. En ella hay algo meme a través del gesto, el juramenco, la imprecación de quien no teme
que aterroriza. La verdad no es tanto una ley que encadena a los hombres
como, más bien, una fuerza que puede desencadenarse contra ellos. • O: Ja mente del sujeto bufet}. Grafla indescifrable.
CLASE DEL 27 DE ENERO DE 1971 95
91 l.F.CC!ONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
acercarse a ella. Pero la prueba es decisoría en la medida en que lleva a los dioses (quien ha lanzado el desafío queda fuera de juego); sustituye
cabo un desplazamiento. Hace entrar a quien jura en otro espacio de codos los enfrentamientos precedentes, y da acceso a una nueva serie
indefinida.
[121 it.ywv: el que se despliega con o contra los dioses. Mediante la impreca-.
ción el jurador se pone en manos del poderío de los dioses. Es éste el que
[14) Si se compara esta verdad con la que está vigente en la época clásica, se
decidirá. Pero ¿decidirá en el sentido de la verdad� En los hechos, no hay ·
nada que d iga qué le pasa al jurador tras la prueba del juramento: s6lo , pod n
rá apreciar codas las diforencias:
<X. la verdad s e dice en un caso y bajo la forma de la constatación; en
se sabe que está en poder de los dioses y que éstos pueden castigarlo 0
otro, hay una aproximación a ella bajo la forma de la imprecación;
castigar a sus descendientes; que pueden afectarlo en su hacienda o su :
cuerpo. y que pueden protegerlo o someterlo a un castigo severo. P. la dice un testigo que está en posición de tercero; en el derecho arcaico
una parte la lanza como un desafío a otra, que puede aceptarlo o no;
El juramento, en consecuencia, nos hace entrar a otro universo, un
· y. en d derecho clásico dc:slinda; en Homero, se convierte en lo
universo dominado por el poderío de los dioses. Pero la verdad no ata a los
propio de uno de los dos adversarios o, mejor, uno de éstos se convierte
dioses: si el jurador ha prestado un fulso juramento, la ira divina amenaza .
en lo propio y la presa de ella, y
destruirlo, pero el hecho no es seguro ni automático; y si puede haber cas
· o. es un elemento de la decisión del juez en el derecho clásico; cons
tigo, su momento y su forma permanecen velados hasta el último instante.
tituye la decisión en el derecho arcaico.
Hay una sola cosa indudable: el día que los dioses se decidan a casti- :
· [1 5] Un punto en común, empero, es que la verdad está ligada a cierro
gar, no habrá manera de escapar a su rayo. El juramento no nos da ingreso,
ejercicio de la soberanía; puesto que si el juez exige la verdad e impone
pues, al reino invisible de una verdad que algün día ha de hacerse patente: :
la sentencia y su ejecución en función de ella, lo hace en cuanto ejerce
despla7.a el combate a una región donde los riesgos son inconmensurables..
cierta autoridad; y en el juramento homérico, quien jura se expone en
con los de la lucha, y donde las leyes a las cuales él obedece son absolu· :
efecto a la soberanía de Zeus (que estremece las tierras y los mares) cuando
tamenre oscuras para la mirada de los hombres. _
.
hecho nosotros, e ignoramos quién re la ha causado. Que Amonio y S6lo se habla desde el lugar de la soberanía. Apoderarse de la palabra .Y
Hermocles, nuestros hermanos, juren con nosorros que nuestro juramento tomar en las manos el símbolo de la soberanía son dos actos concomi-
es verdadero [ . . . ]. [Si prestan ese juramento,] que se los considere libres; tantes y ligados.
si no, recúrrase al epistato".9 .
b. Sin embargo, vemos que esa soberanía es muy limitada y parcial.
{ 1 9]
Bajo una forma muy diferente, es cierto, volvemos a dar con el prin En efecto, el "tribunal" no tiene que emitir una opinión decisoria y co
cipio del juramento homérico: la aceptación del juramento tiene valor lectiva. Cada uno da la suya, y habrá una que sea mejor que las ouas; Y
decisorio, al menos en lo concerniente a los adversarios. Pero, con todo, esa opinión tendrá dos efectos: provocará la decisión, pero será a su vez
ese juramento ha perdido la mirad de su eficacia, porque en caso de re recompensada por una autoridad superior.
chazo de la prueba interviene d juez. Aparece, pues, como una suerte de "juego" en sentido esrricto entre
El problema consiste ahora en analizar la transformación del sistema un asunto privado (de asesinato y/o de deuda) y una soberanía que, por
verdad-decisión judicial-soberanía política. su parte, no se ocupa más que de la justa.
Estudiaremos esta transformación en dos tiempos: .
La soberanía sólo interviene <le manera indirecta, porque no hace sino
- el conjunto de las modificaciones que llevaron hasta Solón, y juzgar a los jueces y su presencia es meramente simbólica, en el cetro que
- las que condujeron a la época clásica, idest, la época de los Sofistas. : ellos sostienen.
c. Pero hay más: los jueces no se ocupan del asunto mismo del asesi-
nato; no tienen que decir quién es el asesino y a qué pena debe sometér
[17) l l . EL PRIMER GRt:PO DE TRANSFORMACIONES selo. Sólo deben decir si el precio de la sangre ha sido bien pagado. Tienen
que decidir sobre el carácter correcto o incorrecto, completo o no, de los
Se trata de la introducción de una organización político judicial que, en . procedimientos que se han desarrollado. Los jueces no intervienen en lo
·
una época indeterminada y condiciones poco coimcidas, se superpone a referido al delito, sino a la aplicación de las costumbres del derecho que
los procedimientos riruales privados, y característicos a no dudar de las .· los particulares ponen en juego para resolver sus litigios. Más exactamente,
sociedades de guerreros cuyo ejemplo hemos visto. intervienen en lo concerniente a la ejecución.
Tenemos un testimonio ambiguo de esa organización arcaica en [20! Los jueces están en una posición secundaria. Controlan un desarrollo
Homero (el escudo de Aquiles); 1 0 y muy poco después vemos en Hesíodo , jurídico cuya iniciativa y peripecias no están en sus manos. En conse
su 1mpugnac1on. 1 1 En lo que respecta a los documenros d'1rectamenre
• . ,
·
cuencia, no tienen que decir la verdad; no tienen que establecer la verdad
jurídicos, esd.n constituidos en lo esencial por las leyes de Gorcina. de los hechos, sino decir lo que hay que hacer.
d. Alrededor de la escena donde se desarrolla la disputa se apiñan los
[18) 1. Es la escena del escudo de Aquiles: dos litigantes: uno que sostiene · seguidores de los dos adversarios; querrían irrumpir para defender a su
haber pagado ya el precio de la sangre, otro que dice que no. Cada uno · campeón, pero hay guardias que lo impiden. Esta presencia, esta presión
cuenta con partidarios. por una parte y la prohibición por otra, tienen su importancia. No es el
Los antiguos dan su opinión. Cada uno de los oradores se apodera individuo como tal quien actúa en el procedimiento, quien exige o paga el
del cerro. A quien dé la mejor opinión se le promere una recompensa de precio de la sangre. Es todo un grupo con el cual él es solídarío. Ese grupo,
dos talemos de oro. en su conjunto, ganará o perderá. El individuo no es sujeto de derecho.
Esta escena comporta unas cuantas características importantes: Pero ¿qué significa d hecho de que los partidarios no tengan acceso al
a. Cada juez, en el momento de tomar la palabra, está ligado a la lugar donde se dice la justicia? ¿Una individualización del derecho? Está
soberanía. Emitir su opinión es ser, al menos por un tiempo, soberano. claro que no; la cuestión es que, en el lugar donde se dice l a justicia, el
98 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 9'J
CLASE DEL27 DE ENERO DE 1971
Al margen de los dos adversarios, por encima, frente o al lado de ellos, parece discucir la atribución a Demóstenes; Louis Cerner se inclina por Apolodoro).
-' Yéase I.ouis Gcrnet, "lntroduction a l'érude du droit grcc ancicn", en Archives d'histoire d11
vemos aparecer un poder político que juzga, y lo hace en dos etapas (los
dr!lir orienraf (AHTJO), 2, 1938, pp. 281-289.
jueces son antiguos y ellos mismos son juzgados); una competencia ju
• El concepto de p re derecho rcmi1c a los escudios de l.ouis Gerner: uDroit ec pré-droit en
dícial que se les impone, pero bajo la forma muy incierta del tot"WQ; un
G rece ancienne", en L'Année sociologiq11e, 3ª serie (1948-1919), París, 1951, pp. 2 1 - 1 1 9 , donde
juicio que los deslinda pero que, a decir verdad, sólo concierne a los \ se analizan los casos aquí abordados por foucault; reed. en Louis Cernee, Anrhropologie de la
procedimientos de reparación, no al daño mismo. Crece ancienne, París, Maspero, 1 968 [trad. esp.: "Derecho y predcrecho en Ja Grecia ancigua",
En los caracteres de ese juicio homérico podemos ver el núcleo de las en Antropologí i anrigua, Madrid, Tau ru s, 1984, pp. 153-2261, y en Droit er irutiru
a de la Greca
tioru en Crece antique, París, flammarion, col . Champs , 1 982.
transformaciones futuras:
' Homero, Jliade, xxmf'I', \'V. 340-592, ed. y trad. de P. Mazon, París, Lc.s Bdlc.s Lemes,
- la identificación más o menos rora! del poder político y el poder '
1938, vol. 4, pp. 1 1 1-121 [trad. e�p.: l.a f!fada, Barcelona, Iberia, 1960].
judicial (desaparecen los escalonamientos); 6 'Aywv, uasamblea convocada en los juegos, que dio su nombre a éstos y luego a los pro
[221 - la sustitución del fo-i-WQ por una ley escrita, y cesos" (Louis Gernet, "Droit et pré-droit. . . ", op. cit.); "desi gn a la competición en un estadio, o
- un fallo que recae sobre el hecho establecido en su verdad y ya no · un proceso" (Gérard Sautel, "Les preuves dans le droit grec archaú¡ue", en Rccutils de la Socilré
..
simplemente sobre el procedimiento exigido en s9 corrección. jmn Bodin. . , op. cir., p. 121).
7 Louis Gernet, "Droir et pré-droi i . . . ", op. cir., p. 104: "Los símbolos del prcdcrccho son
En síntesis, la constitución de un sistema de discurso en que el ejer• '
esencialmente eficaces: la mano que da o qu e recibe; el bascón que afirma el poder, que desiste
cicio del poder (el derecho a formular una decisión), la referencia obligada ,
de él o que lo confiere; la palabra imprecatoria, el gesto o la postura que tienen valor de impre
a la escritura y el establecimiento de la verdad están ligados entre sf. cación [ . . . I todo lo que actú� de inmediato y en virtud de su propia dynamis".
Pero no hay que anticiparse. 8 Véase Claire Ptéaux, "La prcuvc a !'¿poque hellénís¡iquc . . . ", op. cit. , p. 221.
'! Epismo: �obrestamc, tírnlo de diYersos "íuncionuios" de hAntigüed:id griega, sobre todo
2. El segundo escrato de documentación nos pone en presencia del sistema � los •¡ue tenían a su cargo la j llsticia.
1 " l lomcm, lliade, x:v ul:E, vv. 497-508, op. át., vol . 3, p. 186. Lo que se describe forma
del que en Homero sólo se presiente un bosquejo, y de lo que lo imp ugna, . 1
parce de la decoración del e>cudo forjado por Hefrsms, en tres dtrnlo,; el llniverso, en el centro;
lo hace batirse en retirada y lo sacará de circulación.* la ciudad, en el primer drcu lo; la escena del rri hunal , la labranza, en el segundo círculo, y l a vida
pastoril. La escena del escud o de Aquiles fue comentada por muchos a\llotes. Véanse Jean
Gaudemec, Les fn;titwitms de l'A111iq1útl, París, Sircy, 1967, pp. 1.19 y 140, y rambién H. J.
Wolfl: R. J. Borrner, G. Smich, A. Steinwcmer, G. Glon y l.. Gernet, que afirma que la escena
�s "un ejemplo paradigmático".
:l
Hesíodo, /.e Boucfier, cd. y trad. de P. Mazon, París, Ln Relles Lemes, 1928 [trad. esp.:
Eswdo, en Obras yfragmenrns, Madrid, Gredos, 1983].
ll
Homero, llíada, xxwl'I', v. 486. Este pasaje e.; igualmeme comencado por J. Gaudemet,
Les ftutimtiom. . . , op. cit., p. 140, que acribuy<' a la palahra hútor la raí1, is wid (larín video;
=
• Jntcrrupción abrup ca. El propio Foucaulc anotó "incompleto" en la primera página. Véase Alfred F.rnout y Antaine Meillet, Dictionnaire étymoLogique de la. L:znKtu latine, 3• cJ. re\•.
100 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
y corr., París, Klincksieck, 1951). l'or su parre, Marce! Detíenne insiste en d aspecto "cescigo•,
aquel que ve y urn(·h11 y, en su calidad de heredero del mnemon, cambíén es memorialisr11H' (le:s
..
Maitmde 11irirldam bi (;reu 11n.·haiq11e, prcf. de P. Vid:tl-Naquec, París, Ma�pero, 1 967, p. 101,
n. 80 [tr.id. esp.: los maertros de 11erd114 tn bi Greci11 11rcaic11, Madrid, Taums, 1982)) [' térmirio
puesto en itálicas por d editor].
101
102 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABF.R CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971 103
Y esas palabras no se limitan a tener u na función exterior y decorati ponerse o exponer a alguien a un peligro indefinido. Prestar el juramenrn
va: :
su papel operativo es crucial, porque en torno de ellas, a partir de de verdad u ofrecerse al peligro de los golpes, del rayo, del mar, de las
ellas
se produce el paso de la serie de represalias a la venganza amenazant fieras salvajes: rodo esro tiene la misma forma y la misma virtud operariva.
e �·.
los dioses. En la práctica judicial arcaica, la palabra de verdad no está ligada a la luz
[5]
No hay discurso judicial donde no merodee la verdad. En ese sentido y la mirada sobre las cosas; está ligada a la oscuridad del acontecimiento
,'
hay que suscribir lo que Dumézil decía en Servius et la Fortune:2 futuro e incierto.
"Por '
mucho que nos remontemos en los comportamientos de nuestra espe- , La prueba de que ése es el papel de la palabra de verdad la tenemos
[3] cíe, la 'palabra verdadera' es una fuerza a la cual pocas fuerzas se resiste
n '. en el hecho de que, en el plano institucional, la ordalía se urilizó como
[ . . . ] la Verdad se apareció muy pronto a los hombres como una de las : alrernativa al juramento. Cuando los dos adversarios no eran de igual
armas verbales más eficaces, uno de los gérmenes de poderío más pro-. rango y el juramento de uno de ellos no podía admitirse, se sometía a
líftcos, uno de los más sólidos fundamentos de sus instituciones". este último a la ordalía: era el caso de las mujeres (con la prueba del
Pero lo que hay que entender bien es que esa palabra verdadera no se peñasco); 4 era el caso de los ninos expósitos, y era el caso de los esclavos.
da originariamente y, por decirlo de algún modo, en estado salvaje; no. . El peligro físico al que se los enfrentaba, su suplicio, era su juramento
tiene la forma inrnediara, universal y despojada de la constatación de un . de verdad.
hecho. No debe imaginarse que la institución judicial apela, a drulo de ' Es curioso ver cómo se conservó esta prueba de verdad a través del
fundamento, norma o justificación, a un conjunto de constataciones ver- ' suplicio de los esclavos a lo largo de toda la práctica judicial griega, pero
daderas que se hagan o puedan hacerse al margen de ella. El discurso ! con un papel que poco a poco asumió un carácter diferente: en el siglo
judicial no se ajusta (final o primeramente) a un enunciado de lo verdadero ·. 1v a. C. se trata de hacer confesar a esclavos que [hayan] podido ser tes
que sea anrerior o exterior a él. La relación con la verdad, para el discurso: tigos de las acciones de sus amos, pero que se hayan visro impedidos de
:
judicial, se establece conforme a normas o reglas que le son propias: decir la verdad por su situación de servidumbre.
Lo hemos visto: [6] El suplicio se sitúa en el orden de la verdad-testimonio, pero el amo
- La verdad no se constara; se jura: juramento e imprecaciones. tiene derecho a rechazar la prueba para su esclavo; y el rechazo funciona
- La palabra verdadera no se apoya en lo que se ha visto o experimen- : en parte como un rechazo de la prueba ordálica; es, en todo caso, una
tado; se expone, en el futuro, a la eventual ira de los dioses. mala nota, un signo negativo para la causa del amo.
[4] - La palabra verdadera no devela lo que ha pasado; al apumar a los ' Habría que hacer toda una historia de las relaciones entre la verdad
hechos, designa a aquel que corre el riesgo y descarta al que lo rehúsa. � y el suplicio.
- Para terminar, no funda una decisión justa; impone, por su propia ;
eficacia, la decisión.
En el sistema que conocemos en nuestros días, d introducido ya en :
la época clásica griega, la palabra verdadera es ame rodo la del testimonio: Glorz dijo tal vez lo esencial acerca de la ordalía griega, pero es en esta
su forma es la de la constatación; se apoya en lo que ha pasado y su fun- ,
perspectiva que habría que estudiar !a Inquisición.* En este último caso,
ción es revelarlo. Tiene por modelo o, mejor, por equivalente no verbal, : la prueba de verdad se complica debido al comportamiento cristiano de
la percepción: manifestar las cosas como si uno esruviera ame ellas, como , la confesión. Pero en la Inquisición no se nata de técnicas lisas y llanas
si las viera. La palabra del testigo es el sustituto de la presencia.
El equivaleme no verbal de la palabra verdadera, en el sistema que se •
El mártir manci ene la verdad incluso hasta el suplíci o, con la e>·encualidad aleatoria de la
menciona para el período homérico, es la ordalía;� la prueba física: ex-
iniervención de Dios para salvarlo. (Nota de M ichel Foucau!t.i
104 l.ECClONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASF. OEI. 3 DE FEBRERO DE 1971 105
para obcener la confesión. Hay toda una red de disyunciones que sostie LA TRANSFORMACIÓN
[S]
nen la prueba inquisicorial:
- o bien resistes a la prueba y no confiesas ser brujo ; en consecuencia El núcleo de la transformación consiste esencialmente en Ja aparición <le
es el diablo el que ce hace soporcar lo insoportable y eres, por tanto, un � .
·
un nuevo cipo de juicio, procedimienco y n e cia jumo a una forma
se t n
de sus secuaces. Mereces pues ocro suplicio, hasta el ddinicivo que han .
más primiáva.
Esta oposición es señalada por la existencia de dos palabras: 011cá(Elv
escapar a tu alma de este cuerpo y este mundo carnal donde reina el
demo nio; y KQtVEl v. La oposición accúa en un texto de Hesíodo" donde, por
[7] tu confesión hace que seas perdonado, morirás absuelto y por nuestra
parte no cometeremos un pecado mortal, porque no es un pecador no . Vamos, resolvamos aquí nuestra que re ll a [OlO:KQtvwµE8a vEÍKoc;J
arrepentido el que enviaremos serenamente al tribunal de Dios. mediante uno de esos juicios rectos que, pronunciados en nombre de
Zcus, son lo5 mejores de todos. Ya has [ J tomado y robado bastante
. . .
rresponde.
quilibrio entre el masoqu ista y su interlocuror obedece al hecho de que b. En uno y otro caso, hay sin duda recurso a la autoridad, pero cuando
éste plantea la cuestión en términos apofánticos: dime cuál es tu placer, · se tr ca de la buena j usticia, parece que dicho recurso implica un acuerdo
�
muéstramclo; exhíbelo a través de la grilla de preguntas que ce hago;·. previo (Ot<Y:KQl vwµe8tx), y se hace ante una autoridad a la que no se
permíreme constatarlo. Utilización de la paradoja. conoce; en el caso de la mala justicia, tiene lugar frenrc a la autoridad de
Y el masoquista responde en términos ordfücos: siempre soportaré·; los reyes (jefes locales, jefes de las familias ar istocráticas) .
más de lo que tú puedas hacerme. Y mi placer escá en ese exceso, siempre '
.
� �os jefes son sensibles a todas las corrupciones, en tanto que la otra
desplazado, nunca colmado. No está en lo que tú haces sino en esa som� · J Usticia se hace en nombre de Zeus. [Esos rectos ¡· uicios]
son ' dice el texto '
bra hueca que cada uno de ms gesros proyecta delante de sí. . .
• . procedentes de Zeus. Lo cual parece indicar una autoridad
ex AlO<,;.
y'
A la pregunta apofantica de su interlocutor, el masoquista replica no · en codo caso, otro sistema de garanría.
con una resp uesta sino con un desafío ordálico; o, más bien, escucha un [IO]
La oposición exhibe notables analogías con la que se manifiesta con
desafío ordálico y le responde: en el límite de lo que puedas i maginar que·
mucha más claridad en las inscripciones de Gorrina.8
soy, yo afirmo mi placer.
106 LECCIONES SOB R..t: LA VOi.UNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971 107
La ley de Gortina da cabida a dos tipos de juicios: siempre prontos a faltar, de quienes deben recordar rodas las reglas: en
el doble elemento de esra memoria juego la verdad de esa clase de juicio,
A. En uno, oucá(uv, sólo los lirigantes prestan juramento y cada uno el OiKá(eiv.
-
de ellos acude con sus testigos: pero éstos no son los que saben o han - Tenemos, pues, dos figuras remporales;
visto. Son parridarios. Y aunque también juran, no juran decir la verdad ; - la futura memoria, en los d1oses, del juramento actual de los hom-
sobre la causa que se ventila. Su papel no consiste en deslindar a los
; bres, y
adversarios a partir del tercer elemento que sería la verdad. - la memoria actual, en los reyes, de las reglas más antiguas.
Prestan el mismo juramento que la parte que sostienen; se compro- ' La verdad no tiene la misma relación con escas dos figuras;
meten con ella. Se exponen como ella a la venganza de tos dioses contra : - la verdad expone a los hombres a la futura memoria de los dioses, y
los perjuros. Pero al mismo tiempo manifiesran el peso social de la persona ;_ - se apoya en la memoria actual de los reyes.
a quien acompañan. Estas dos relaciones no tienen el mismo punco de surgimienco ni el
En cuanto a la sentencia, no es una libre decisión acerca del hecho o d -
mismo soporte:
derecho que están en causa.. Toma nora de la regularidad de los procedi- •• - e n un caso, es el jurador quien, en su juramento, esrablece la relación
míentos involucrados y seguidos. En particular, se pronuncia mecánicamente , con la verdad;
sobre la base de la cantidad de testigos y del peso que cobra el juramento. - - en orro, es el jue-t rey quien realiza la verdadera justicia en su sentencia.
(1 l] En un conflicto de propiedad se impondrá la declaración que haya '. [13] Pero en ambos casos, la verdad tiene la forma dd no olvido: los hom-
- debe ceñirse a esos testimonios. El jura- ,
reunido nueve testigos. El juel bres exigen el no olvido de los reyes, en la medida en que en ellos mismos
mento de las partes acarrea la decisión (un poco como en la escena del'.' se exponen al no olvido de los dioses. Esra verdad no tiene nada que ver
desafío de Menelao), pero lo que desaparece aquí es el desafío de hombre, con la oculración o la desocultación. JO
,
:
a hombre y el juego inmediatamente decisorio de! techaro y la aceptación:-
- El enfrentamiento igualitario es sustituido por la diferenciación _ B. Keíve1 v. 1 1 Junco a esta forma de juicio, la ley de Gorrina da cabida
social de los individuos, de su percenencia y de su cliemela. a otra, el 'KQÍVt:lV. Parece en verdad que en su origen esta forma tuvo un
- El desafío lanzado por uno en dirección a orro (y aceptado o recha� , papel esencialmente vicario: donde la costumbre escaba muda o era insu
zado por ésce) es suscituido por el cara a cara de los dos grupos sociales. -· ficiente, donde era necesario tal vez calcular un daño.
- Por úkimo, el efecto inmcdiaramente decisorio del desafío aceprado, -' Ahora bien, ese juicio cobró con mucha rapidez gran extensión, al
o no, deja su lugar a la decisión en principio mecánica de una aucoridad '_ punto de llegar a ser absolutamente regular, salvo en los casos en que la
:.
en posición de tercero. primera forma de juicio, el Ot'Ká(ttv, se requería en forma explícita
En este procedimienro, la verdad se afirma, por tanto, en eI juramento � (adición a la ley). Sería ese KQÍVt:\ v el que ocuparía poco a poco codo el
de quienes juran juntos, bajo la forma del riesgo aceprado: nos exponemos espacio de la práctica judicial griega. ¿En qué consisre? AJ parecer, en un
a la venganza de los dioses si no decimos la verdad. Pero rambién se afirma simple desplazamiento o redoblamienro: el juez presta el juramento, sea
en la sentencia, bajo la forma de la memoria: las reglas han sido bien , porque las partes no lo hacen, sea por añadidura al juramento de éstas.
observadas, Y es de esta exigencia de !a memoria que los obsequios co- _
-
. [14 ] l. ¿Cuáles son la naturaleza y la función de ese juramento?
rrupcores pueden aparrar a los reyes. Con frecuencia se lo ha interpretado como un juramento promisorio
(Dareste): 12 d juez se compromete a respetar la ley. Pero (además de que en
[12! Fu cura venganza de los dioses y memoria exacta de los reyes de justicia.9 . esos casos no hay ley), vemos que, según la ley de Gonina -al menos en
· Amenaza de los dioses que se acuerdan de rodas las afrentas; recuerdos, cienos ca.sos-, el juez debe jurar la verdad del hecho. ¿Se rraca, con todo, de
108 LECCIONES SORR.E LA VOLUN'IA.D DE SABER 109
CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971
.
Parece ser (Gcrnet) sobre todo un juramento por
Juez se expone en persona, corre el riesgo y liga su
medio del cual , � decirla. (Y el juez podrá tener un decir veraz o falso a propómo de lo que
. . destin o al valor de su : ellas juran.) .
propia sentencia. Un poco como lo harán más adelam ento. En
e los a nficcioncs ; Pero ese retroceso funcional se acompaña de un desplazanu
de Delfos antes de pronunciarse sobre un litigio: 14 "Conv pero funciona c�mo rico de
ocado a resol- · efecto, el juramento subsiste para las panes,
�er sobre los bienes y el territorio de Apolo, en la medida de lo posible introducción de instancia. Por el jurame nto, las partes mamfiestan que
_ ,n
f 15] ¡uzgaré la cuestio conforme a la verdad, sin furor ni odio, y no resolve dos tesis contradictorias
ré recurren al juez; indican que una y otra sostienen
en falso de ma era alguna. [ . . . ] Y si mamengo mi jurame
� nto, puedo · !
y que deciden a la vez solicitar y (en � ert;.
medida) aceptar la ca�sa.
� �
alcanzar rod npo e prosperidad. Si lo violo, que T
emis, Apolo pitio, Decir "juro que yo no he matad o y
.
Juro que él ha matado no es
� ,
Let0 Y nem1s Hesua y el fuego eterno me hagan perecer misera
blemente : enunciar una verdad, es inrroducir ritualmente una inscancía.
Y me nieguen toda salvación" (citado en Glocz) ya no es operador
.15 [171 El juramento de las partes, en esta forma de juicio,
El juez tiene que decir la verdad, y en esa relación prolongar y consumar la
con la verdad se de decisión; ya no tiene del todo el papel de
e�ponc a la venganza de los dioses, ni más ni menos
que los propios li rivalidad de los dos litigantes. Su función consiste en transponerla a una
ngances. Una afirmación de verdad aparece ahora en será una lucha (seguirá lla
posición de tercero, ·, escena distinta: es cierto, el proceso siempre
superpuesta y supraordinada a la de las parces, y es esa enunci <;); 17 pero tendrá una
ación tercera,: mándoselo hasta la época dásica ayWV O vdKO
la que consácuye la decisión. la aparición del jurame
nto del juez no es. organización muy �
distinra, porque uno ya no prevalece sobre el
adver
una rnera formalidad complementaria. Es toda una nueva smo cuando haya
disposición : sario por la fuerza o el peso exclusivos del juramento,
_
del discurso y de la práctica judicial. ganado para sí la decisión del juez. .
o ntual un nuevo
2. ¿Qué implica esa nueva disposición? ·· El juramento de las partes sirve para abrir en el aspect
licamente y acepta la
. .
a. Un desplazamiento y un retroceso funcional del jurame
nto de los · espacio de lucha donde ésta se desarrolla simbó
litigantes. Antaño, ese juramento exponía a éstos a la mirada al meno s por la negativa, es
insostenible soberanía del juez. (Y lo que lo confirma,
maner� de
de la verdad, y a su venganza. Ahora, se sabe que puede
ser verdade ro o. una disposición de la ley de Gortina: cuando no haya otra
está �usente--, el JU�
falso. Como lo hará notar más adelante Plarón (Leyes),* es meneste
r in -' juzgar -a causa de que la otra parte no comparece o
te. El Juramento deci -
el uso que uno de los dos sea falso. Y al poder ser tanto verdade como
falso, ya no podrá servir de prueba.
ro . se remitirá al juramento del único litigante presen
sorio del litigante.es un recurso último.) .
una nueva función
[16) [18] b. Pero ese juramento del jue-i implica asimismo
1 fesíodo: "El cobarde atacará al valiente con palabras tortuosas que'. de la sentencia. En el lCQÍVC\V la sentencia del juez
no se conforma con
.
a¡><>}'3rá en un falso juramento» (Trabajos. . , 195 y 196); "juramentos
.· dejar asentada la victoria de uno de los adversarios, comp
arar
_
y sancionar
que siguen la huella de las sentencias torcid " (Trabajos. . . , 219). sentido la cons
as a las fuerzas enfrentadas; atribuye la vicwria. En cierto
ipio de medida?
tituye. Pero ¿sobre qué base? ¿Con referencia a qué princ .
Esquilo: "Afirmo que las prctcnsione5 injustas no pueden triunfar por. la sente ncia que se
¿Qué es lo que autoriza esa sentencia? ¿Y cuál será
los juramentos" {Euménides, 432).16 ·
considere justa, buena, mejor que las otras? • .
Es ¡usca
• El manuscrim indica úyeJ, rx; ahora bien, esre libro no conric:nc referencias al junmento. 1. Por supuesto, ciertos textos poéticos o filosóficos lo dicen.
ci a l?
La cucsciún se menciona en términos un poco diferentes en el libro xn, 948lr949b, v seña.la una ·. la sentencia que muestra conformidad con la ÓÍlCTj, que _enun
O\KCUOV KCU
evoluci{rn desde lo.� fumosos juramcnros <le los dioses en la época de Radamancis
. . ÚÍKatov; 1 8 más precisa o enigmáticameme, la que enuncia
110 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD OE SABER CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971 111
rtA.T]6i<;, 19 o, como dirá más adelanre Heródoto, la que hace justicia KCXtcX - se esfuerza por determinar quién ciene derecho a pedir l a reparación
'to cov.20 y a declararla suficiente o a interrumpirla (los hijos y padres, hermanos
Quizás el comentario de estos texcos podría revelar la relación con la y hermanas, los primos, los descendientes, el suegro, la fratría);
verdad o la relación con el ente que funda la sentencia y que esa justa - determ ina igualmente cuándo se puede ejercer un derecho inmediato
sentencia manifiesta. de reparación (en la icyoQá., en la palestra), y
{19] 2. Pero la práccica judicial griega será sin duda un hilo conductor más - determina además sí se puede ejercer un derecho de reparación
sólido. cuando el criminal está exilado o la víctima es un esclavo.
Uno de los principios de esca práctica judicial, un principio constante En cambio, en lo concerniente a la naturaleza del crimen, a lo que
y que volveremos a ver hasta fines de la era clásica, es que toda acci6n éste es en sí mismo, la legislación de Dracón es rudimentaria:
debe ser iniciada por una persona contra otra; en el derecho griego no [21) - homicidio en legícima defensa (que es ya una reparación);
hay nada parecido a la fiscalía, el ministerio fiscal o la sede pública. - asesinato, y
Siempre debe haberdos adversarios, uno de los cuales acusa al ouo, quien, - homicidio involuntario.
a su vet, se defiende.11 La sentencia del juez en materia criminal tiene sobre rodo el objeto
a. En los procesos penales (y esto es una consecuencia del primer de dirigir el libramiento de las reparaciones.
punto) no corresponde ni a la ciudad, ni al Estado, ni a la instancia ju b. ¿Y en los procesos "civiles"? Por paradójico que parezca, la senten
dicial iniciar una acción contra el sospechoso; la tarea queda a cargo de cia cumple el mismo papel.
la víctima o de sus a1legados; en un caso de asesinaco toca a uno de los Tornemos los procesos de herencia estudiados por Cern�t, B mando
allegados del muerto en tab lar la demanda comra el presunto asesino. Y alguien demanda a otro acerca de una herencia de la que éste se ha
si los herederos se abstienen, otros miembros de la familia pueden ocupar apropiado: los dos adversarios no son el demandante y el demandado,
su lugar y reprochar no sólo al criminal su crimen, sino al demandante son dos adversarios simétricos; no hay un demandante que deba justi·
legítimo su omisión. ficar sus derechos: hay dos luchadores que, uno fren re a otro, deben
En el orro extremo del procedimienro encontramos una disposición 1 justificar sus pretensiones. En esos procesos no hay autoridad de la cosa
del mismo tipo: cuando la sentencia se dicta, corresponde al adversario juzgada. Siempre se puede hacer valer una nueva ra.zón para recusarlos.
demandar e iniciar al menos simbólicamente su ejecución. (En Atenas, Y siempre puede intervenir un tercer litigante. Para terminar, sólo hay
en el caso de una pena doble, favorable a un panicular y a la ciudad, ésta · prescripción cinco años después de la muerte de quien ha sido declarado
sólo puede exigir lo que se le debe una vez que aquél ha comentado a heredero.
exigir su parte.) En los procesos relacionados con contratos, la falra de observación de
[20] La sentencia tiene su lugar contra el telón de fondo de un procedi- : ésros siempre se considera como un daño.
miento de reparación que se desenvuelve entre individuos. Ella legitima, 122] El papel de la sentencia no es, por tanto, declarar u n derecho que
limita, organiza reparaciones. Procura que el crimen sea compensado corresponda a un sujeto. Lasentencia no se funda en un derecho subjetivo;
como es debido. No consricuye al criminal como criminal. El gran inte no tiene que reconocer a un sujero de derecho.24Tiene que regular el juego
rrogante en el que se enreda todo nuestro derecho penal (¿el acusado es \ de las retribuciones y las destituciones. No se trata de reconocer a cada
verdaderamente criminal?) es ajeno al derecho griego, que sólo conoce, cual el derecho que le es propio; se trata de que el juego de las atribuciones,
en el fondo, esta pregunta: ¿el crimen ha sido verdaderamente reparado? las compensaciones, las reparaciones, se haga de manera satisfactoria.
Por eso la legislación deDracón,22 que seguirá vigente hasta Demóstenes La práctica judicial griega no tiene que apoyarse en la verdad de los
y más allá, es una legislación de:: la reparación: derechos del sujero;25 debe apoyarse en una distribuci6n y una reparación
1 12
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE l97L 113
.
El ��tode la injusticai consisteante todo en la falca dejusticia. Presente, tiempo decir -cantar o saber- cuál es el orden de las cosas? El hacedor de
la JUst1c1a es al mismo tiempo el signo y la garamía de leyes será al mismo tiempo aquel que dice el ordenamiento del mundo; v la
la felicidad de las �
ciudades; en ese mismo sentido, Araro se refiere a las tres sobre él, solidariamente, a través de sus cantos o su saber, yde sus prescnp
edades:u una en
que la Justicia está presente en la plaza p¿blica. y las encruc ciones y su soberanía. Y a la inversa, quien conozca el orden dd mundo
ijadas. Edad de
oro; en la edad de plata se ha retirado a las cumbres de las podría decir qué es lo mejor y lo más justo para los hombresy las ciudades.
montañas donde
resplandece cuando el sol se pone, mientras que en la edad La noción de vóµoi:; se convierce en central y equívoca. A panír de la
de hierro sólo .•
brilla a la noche en la bóveda celeste, donde ha instalad forma jurídica del l<QÍvt:\ v aparece un ciPo singular de discurso verdadero
o su retiro. .
Lo ÓÍJCct.tov está, pues, ligado a un orden del mund que esrá ligado al oh::aiov, al vóµo�. al orden del mundo y al ordena
o. Pres ente en el
undo, la AíKt")29 asegura que b felicidad de los hombre miento de la ciudad. Aún está muy lejos de nuestro propio discurso ver
� s responda a la :
Justeza de los fallos; ausente, procura que la ciudad y los campos 1
sufran : dadero, pero el nuestro, por transformaciones múltiples, es su derivado.3
·
fallos injustos. Nosotros pertenecemos a esa dinastía del KQÍW:l v.
En canto que en las categorías del pensamiento jurídico romano
Jo
:'justo" se refiere al verdadero derecho del sujeto, y la sentenci
a justa dd
JUez romano debe verdaderamente enunciar el verdadero derecho [28) CONCLUSIÓN
;
[ . . . J**
Con el KQÍVei.v se constituye en el discurso y la práctica judiciales todo
• La página 23 del manuscrito se eliminó y cra.�ladó a la clase siguíente (1 O de febrero), donde un nuevo cipo de afirmación de la verdad.
es la página 6; véase infra, p. 12 J •
[29] Desde el KQÍVnv cantado por Hesíodo y opuesto por él al OíK<xiov. parcie: Amiquicé", Bruselas, ÉdicioM de la l.ibrairie Encydopédique, l 965, pp. 125 y 126.
4 La mujer culpa hle se remitía a las divinidades marinas arrojándose desde lo alto de un
de los reyes devoradores de regalos, desde ese KQÍVEt V institucionalizado .'.
pcflasco (saleo de Léucade).
por la ley de Cortina hasta los mercaderes de discursos y argumentos;
5 Fouc.aulc se refiere aquí a la "realización teatral de]:¡ locura" experimentada en d siglo XVII
fulminantes, el camino, de codas formas, fue largo. Y, a grandes rasgos, : (véase Zacutus Lusitanos, PraxiJ medicaadmiranda, I1'on, apud Joannem Anconium Huguecam,
pasó por eres ecapas: .: 1637), descripra en Historr ie a l'águla.ssiq11e, París, Pion, 1961, pp. 400-405 [trad. esp.:
i de Íll fol
- El establecimiento de una ley escrita que, en cierra medida, fijaba . Hi1toria de la lomrn m la tpoca clásica, 2 vols. , Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
el vóµoc; que rige lo justo y la práctica judicial. Es l:� primera gran derrota 1992]. "Era un h:íbico aceptar como un desafío la verdad del delirio del en fermo." El tratamiento
moral de la locura, a menudo comentado por Foucault, corresponde rigurosamente al procedi
de la justicia aristocrática y guerrera dictada a partir de los momenros:
micmo inverso a esa teacralización del delirio.
decisorios. El decir judicial que prevalece ya no es aquel en el cual la 6 Hesíodo, Les Travauxet ksj0tm, vv. 35-39. cd. y trad. de P. Mazan (cd. de referencia). París,
imprecación tiene más peso, es el que se conforma al vóµoc;. Es la época � Les Bdles Lemes, 1928 (erad. esp.: 7 a r bnjosy dlas, en ObrasJfr agm ento
s, Madrid, Gredas, 1983).
3> . , 33
[Es} euvoµta.
de Carondas, '
- Zaleuco v Oracon. =.
1 Hesíodo se di rige a su hermano, Perses, que lo habr ía despojado de una parce de su heren
- El establecimienro de un poder polícico judicial que tiene la forma;
cia. Véase Les TravnttX. . . , op. cít., p. 87.
3 Documento epigr áfico compuesto de varias inscripciones; la princi p a l debe datar de
de la ciudad y que, en principio al menos, se ejerce de la misma manera:
450 a. C.; pero de hecho , la legislació n de Gonina
(Creta) debe de hahcrse mantenido más o
en relación con todos los ciudadanos, aun cuando éstos sean desiguales. menos en su estado arcaico: inscripciones fragmentaria.1
35 de los siglos VJI yVI . Vfase fran·1. Rüche!cr
por la riquei.a o el nacimiento. Es la época de Solón.34 Es ioovoµícx. . Y Errm Zitelmann (comps.), DaJ Recht von Gnrrvn, Fráncfort, J. D. Sauerlande
. - r, l885.
- Para rerminar, la roma del poder por el pueblo, al menos en algunas·:
�
Lou1.S Cerner, Le cemps <.lans les formes archa'i ucs du droir", en fo11rnal de Psychologit
�
q
N rma t
ciudades, a través, a pesar o a continuacic>n de la tiranía.36 : o
10
k e P11thologiqut, 53(3), 1956, pp. 379-406.
Pero lo que hay que describir ahora es la historia política que puede :
El car:ícter de ocultación o desocultación de la verdad, su ciencia ambigua, remite desde
(30]
luego a la 'A.Atj6cta de Martin Heidegger,
y .1obre todo a D� Li:,gnce de la vériré, trad. de A.
explicar la aparición del KQÍVEtv, esa introducción de un discurso justo: de Waclhcns y W. Biemcl, París
y Lovaina, J. Vrin/Neu welams, 1 948 (ed. orig.: Vóm Weun der
y verdadero a través de las instiruciones y prácticas judiciales. Y que puede 'Wahrheit, Fráncforr, J(]ostermann, 1943)
• · [trad. esp.: "De la esenci a de la verdad", en Hitos,
explicar también sus uansformaciones. �adrid, Alia nza, 2000]. Pero foucault retoma a uí, antes bien,
q la descripción del par mcirético
Alltheia!I�the"dc Deriennc (rampoco citado en este curso), desarrollada en LerMnitrerde viritl
dam la Grtce archalque, prcf. de P. Vidal-Naquei, l'�rfs, Maspero
, 1 967, p. 1 O l , n. 80 [trad. esp.:
116 LECCIONES SOBRI::: LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE l'El\RF.RO DE 1971 1 17
f.QS maeJtroJ de verdad en la C:re<ia arcaica, Madrid, Taurus, 1982), pan soslayarla :1 partr de i
1-R Acato, Fenómenos. poema a.•cronómico cxrrelllaclamclllC popular en todo el mundo griego:
una rccons1i1ución de la s prácticas judiciales. Véase "Situación del curso", infra, PP- 293-309. véase .\1 arcel Onienne, C,rúe agmire et ,mfr11de religimse, Brmelas-Bcrchem. Laromus, 1 963, pp.
;i Vbse Louis Gemct, "Sur la not ion de jugcment en droit grec", en Archivn d'hi;roire du
.30 y 3 1 -
droit orimra/(A!WO}, 1, 1937, pp. l 15 y 116. l�I
Erik Wolt: Grierhi1chtJ RHht1dmken, op. fir., pp. .H-15.
Rodolphe Daresrc, Bernard Haussoullier y Thfodore Reinach (comp�.). Nernt:il tks im
i: :-O Véase lnuis Gernet, Droitet Jociiti.. ., op. cir.
criptionsjm·idiq11es grecq11e1, !• serie, fusc. 3, París, F.. Leroux, 1894, pp. 352 y ss.; citado por Jl Cómo m) mencionar aquí d co men tari o sobre Niet7.sche que hace Heid<'gger: "Ll con
Louis Gernet, "Sur la notion de jugemcnt .. . " , r1p. cit. cepción griega inicial dd cn1 c se solidifica cada vei más hasta limitarse, en la hora present�. a
l.!
Kurt Larrc, ci1a Jo en Louís Cernee, "Sur la notion de j ugement. . . ", op. cit. ser lo más corriente y comprensible de suyo [ . . . j. Es inútil examinar aquí en de ralle esta doccrina
1 4AnHnion�s: nombre dado a los dipurados de las ciudades griegas reunidos en
confedera 1 sus deriva dos históricos que coinciden con las principales ciapas d� la metaffsica occidcncal"
ción política y rcligios:i, y cuyas asarnblC2s se celebraban en la primavera .:n Delfos (y en otoño (Martin Heidegger. Ninz.rchr. 2 vols., erad. de P. Klosst>wski, París, Gallimard, 1971, ''ºl. 1,
en /\nrela, cerca d.: las Termópilas). Lo.1 anfictiones concah:rn con una fu.:r1.a milirae para casti p. 420; �d. orig . : Nietz;che. J'fullingcn, Günrer Kes ke, 1 %1 [trad . esp.: Nietzsche, 2 vols.,
gar a los perjuros. Véase Jcan G:iudemet, Ln /mtitutiom de l'A11tiq1úti, París, Sir�y. 1967, pp. Barcelona, Dest ino. 2000]).
l76 y 1 77. ·'� Los primeros legisladores calific3dos pur los griegos de ti ranos o "pairnncs", p;ilabra sin
i ¡ Gus1ave Glocz, ÉttuUJ Jocin/tJ njuri diqun. ., op. cit., p. 145 (cita copiada por Fouc:ault valor peyorativo ames del siglo v a . C.: Carondas en Catania hacia 6 00; 'l.al�uco en Locris, en
en su <locumemación). Ja .....1agna Gre ci a, hacia 663, y Dracón en Arenas hacia 62 1 . V éase Hartvig Frisch, Might and
16
Es1a1 crftic;is del juicio decisorio son citadas por Gérard Sau ce!, "U:s preuves dans le <lroit .. .", Righr in 11ntiq11ity, op. cir., pp. 1 1 6-118: véase asimismo Moscs J. Finley, Tl>e Ancient Greeks.
op. cit. , p. 131. fn1rod11aitin ro thtir Life and 'Fho11Kht, Londm, Chano & Wi ndus, 1963 ltra<l. esp.: Lo1 grieg"s
17 Aywv o vci.Ko<;: lucha o discordia.
·
dr laAmigii�d11d, 13arcclona, Labor. 1963).
i s .O.í1miov: lo "justo"; véase Hesíodo, Trab11joJ.. . , v. 225; la sentencia decisoria según Erik
1· -' Euvoµ ía: ·umon ía, buen a administración . Véase Jenofonte, 1:.i:onómh·(I, tx. l 4. y Heródorn,
Wolf, Griechischu Rechtrdenkm [1882], 4 ,.oJs., Fráncfon, Klos1ermann, 1 950-1956 [trad. esp.: Hisrorias. 1, 65.
El origen de � omología jurídfrn ('n el pe1w1miento griego, Córdoba (Argentina), ünivcrsidad ·1' Solón , arconi� e.le Atenas, 594-59 l a. C. Arisrótdcs data en él d comiemo de la democracia.
Nacional de Córdoba, Dirección General de Publicaciones, 1965i. ·
.l� 'Ioovoµía: igualdad :1111c la ley; y de hecho, la ley, verdadera soberana de la ciud,d are
•'> i1íKcuov Kttl liA.11eéc;: lo que es justo y verdadero; encon tramos una equivalencia de _ n iense, es con frecuencia el eérmino elegido por los gricgc>s para designar el régimen democrático.
esm palabras en Jos trági cos (Hirzd). V¿ase Gregory Vlastos , "Jso11omia", America11 j1111rn11l ofl'hilolog_y ( Bahirnore, Maryland) . 74,
20 Hcródoco , Historias, 1, 97: "Deyoces disfrmaba de fama como jue7. po rque era capaz d.. 1 953. pp. 337-366.
pronunciar las semencias con forme a la verdad [-rae; oíKtt<; lin0Paív1:1v Kata -:o tóvj " (citado - St-gún fdouard Will, otra fucnce de Michd Foucaulc: ÍJonomía. no igualdad ante la ley sino
con ocros ejemplos en Rudolf Hind, 11umis, Di/u und Verwnndf(J, op. cit.). igual reparto {de nemein, di srrihui r); véase Édouard Will. Lr Mondr grec et /'Orient, voL 1: Le V'
: 1 Véase Ham·ig Frisch, Might and Righr in Amiquiry. ..Dike" !: From Homer to tht Pmia11 - sifr/(, 510-403, París, J>uF, l 972, p. 73 [trad. esp.; El mundo gri(go y l'Í Orienrr, vol. 1: El si1Jo V
Wan, naJ. de C. C. M:1nindale, Copenha.gue, Gyldendal Bogha.ndel, 1949. (510-403), Madrid, Akal, l 9'.17). roucault co nsulró asimismo el libro de Pierre Uvéqu� y Pi erre
1�Aris¡Óleb, Polítim, u, 1274b 15 y 16: " H ay leyes {nomoij de Dracón, establecidas de_ Yid:1l-'.\'aquet, Cliithl-ne l'Athénim, París, l.c.� R�lles Lemes, col. ;\nnale; Littéraires de l'Cnivcrsi1é
conformidad con Ja constirucíón {politein/ existente�. Esos nomoi (leyes) o thesmói (usos) atri·- de Bcsan\on, l 964.
-
buidos a Drac1)n �un obj ero de controversias enrre historiadores; v¿ase Fran�ise Rw.é, Diliblrati JGJ. Roger Dunkle, "Thc Gr�ck ryram :md Rornan polilical invective of che late Rcpuhlic ",
npmwo ir d!lm In Gtégrecque: de Nmor ll Socrat(, París, Publications de la Sorbonne, 1997, PP·, en 7ram4c1iom 1ind l'roceedings oftf.e Americ¡¡ri Phiw!ogical As;ociaiion (Clevdand, Ohio}, 97,
342-345. 1967, pp. 151-171.
i.s 1 .oui s Gm1cc, "Sur la nocion de jugcmenc. . . ", op. cir., pp. 126-129.
14 lbid. , pp . 1 1 1-144.
25 Louis Gerner, Droit et shciitl dam la Grece ancimne [1955], 2' cd., París, Si rey, col,
de dike en Hesíodo.
.,.;.. .. ' i ..;-�� :
;
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·
·. ... .
119
120 l.ECCJONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SA!'IER CLASE DEL 10 DE FEBRERO DE 1971 121
b. En el KQlVE:l V, al contrario, la palabra de verdad se despla7,a del litigante Ni la noción n i el término existen en Homero. En la J/íada o la Odisea
al juez. Si damos crédito a la fórmula rirual de los anfictiones,1 toca al jue"L ·
aparece la palabra OlKT] (cinco veces en la primera, más a menudo en la
decir la verdad y exponerse, si no la dice, a la venganza de los dioses. La segunda), 4 pero con el sentido de:
furma ordálica de la verdad: prueba y suplicio, el juez la hace suya. Y, de · - veredicto o sentencia (!/. , xvm/l:, 508; Od. , x1/A, 570);
resultas, los juramentos <le las dos partes tienden a no desempeñar ya otra - ejercicio de la justicia (JI., xv1/II, 542);
·
cosa que un papel declarativo: los dos litigantes declaran que introducen - procedimiento legal o legítimo, acción que se presenta, denuncia
una instancia y se remiten a la autoridad del juez; declaran así cuál es su tesis . que se formula de acuerdo con las reglas (JI. , xxm/\f, 542);
y, entonces, la sentencia del juez. tendrá la función de decir cuál es verdadera. - derecho y prerrogativa de cada quien (//., xix/T, 180), y
o cuál es más verdadera o mejor. Ya no corresponde a la oposición real de ' - regularidad de las accíones y las sentencias (!/. , xvr/II, 388).
dos palabras resolverse por su dinámica propia; una tercera instancia es la • [6) f1tK11 es en suma, por ramo, lo que esd en juego en el procedimienco,
(.3] encargada de escoger emre ellas y decir cuál vale más. La verdad es lo que el procedimiento mismo con su regularidad; la sentencia y lo que resulta
se dice de una o de otra a partir de un punto que no es ni la una ni la otra. . de ella. La ÓÍK11 no es lo que rige la acción judicial, es más bien su desa
Pero se suscita un problema: cuando el juez se expone por juramento, . rrollo, su j uego y lo que está en juego en él. Lo que rige la OlKr¡ es 8éµ ti;,
para el caso en que su sentencia no sea buena, ¿qué criterio uriliza? ¿En: id est la costumbre: ley y regla.
nombre de qué discrimina? <Cuál es la regla a la que se somete ese discurso
tercero para llevar a cabo su decisión?
B. EL ÓÍKCXlOV DE HESÍODO
A. LA Al'ARtc1ór-; DEL ÜÍKcnov En Hesíodo, al contrario, el término OÍK!XlOV aparece ligado a la 6.íl<'.r¡
como su correlarn.5 Esta correlación entre OlKTJ y ÓÍKctlOV se despliega
[4] ¿Por qué elemento debe regirse la palabra del juez en el KQÍVctv?
con bastante claridad en el pasaje de Trabajosy dí11s dedicado a la felicidad
No por el conjunto de las leyes existentes, como lo prueba una serie
y la infelicidad de la Ciudad: si los reyes no hacen justicia según el prin
de disposiciones que podemos encontrar en la ley de Gortina o inducir:
cipio del ÓÍKctlOV, el resulrado va a ser roda una serie de desdichas.
a partir de ésta. Allí donde falta la ley y la tradición está muda, allí donde
¿Cuáles son esas desdichas, y cómo se di.�tribuyen?
el papel atribuido al litigante ya no puede cumplirse regularmente, entra'
en juego el KQÍW:W.
a. En lo que respecta a su propia nacuraleza, son las mismas que afectan a
Puede ser que eso ocurra en el caso de las disputas interfamiliarcs .
los perjuros según las viejas fórmulas homéricas y tradicionales de la im
(ámbito en el cual la tradición no estaba bien establecida) (hipótesis de
precación: muerte <le los individuos, esterilidad de las mujeres, el ganado
Gerner); 2 puede ser también que el KQÍvciv imervenga cuando se traca
y los campos, guerra y desastres:
[5] de calcular un dano, un bien, hacer una división. En sínresis, es lícito'
suponer que el uso del KQ Íve\ v está ligado al desarrollo de una sociedad Los hoinbrcs mueren, las mujeres dejan de dar a luz, las casas perecen,
en la que las relaciones económicas cobran cada vez mayor extensión Y por el consejo de Zeus Olímpico A veces, el Cní nida también les des
desbordan cada vez más frecuentemente el marco fumiliar. lfuye una muralla, un vasto cj(:rciro, o se cobra con su flora en medio
En todo caso, lo que guía las senrencías del juez en el KQÍVEl v, aque de los mares (Trabajos. . . , 243-2'17).6
llo a lo que el juez debe ceñirse por su juramento, no es la ley, el ecoµói;,'
es otra cosa. 17] b. En cambio, la distribución de esas desdichas tradicionales se modifica.
Esa otra cosa se designa con el término OÍKaLOV. En la fórmula sacramental es el perjuro mismo el que paga, o su deseen-
122 CLASE DEL 10 DE FEBRERO DF. 1971 123
LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER
dcncia y su raza. La venganza de Zeus, garante de los juramentos, sigue los para los juramentos judiciales; como si procurara dar�
esos comport�� ien
mismos lineamientos que las retribuciones humanas. La sangre, d yévoc;, . .
ros la misma estructura jurídico religiosa que a las disputas y los lmgms.
la rnza, definen los límites, los puntos de aplicación privilegiados, las vías
. La rique-an o debe arrebatarse [. . . }. Se puedeganar una inmensa fortuna
de comunicación de los castigos. En Hesíodo, la víctima de la injusticia de
sus reyes es la ciudad encera; la parentela no marca de:: antemano a las por medio de la violencia [. . . ], se lapuede conquistar con la lengua, cal
como sucede a mt:nudo cuando el lucro curba la mente del hombre y el
víctima� posibles: el Estado o la Ciudad los abarcana codos sin distinciones. ·
descaro p revalece sobre el sentimiento del honor. Pero los dioses se
apresuran a an iquilar al culp able, a arruinar su casa, y es poco el ¡jempo
A menudo una ciudad emera sufre la culpa de uno solo que reina y urde. que se mantiene sufortuna. Y es igual el crimen de quien maltrata a un
el crimen (Trabajm. . . , 240 y 241) .7 suplicante o un huésped (Trabajos. . . , 320-327) . 10
La justicia cobra cuerpo en el sistema mensurado de las prestaciones, las En definitiva, lo justo sobre lo cual se apoya el JCQ(Veiv, y que debe
deudas y su reembolso, en vez de exponer a las venganzas al mismo tiempo servir de regla inmanente a esta práctica de la justicia, es pues muy dife
inminenres e indefinidas e.le Zeus. rente a lo que regula la vieja justicia del juramenro decisorio: ésta no
j i I] - Por último, este o rden jusro y mensurable de la deuda está ligado conocía más que la regla formal {0ɵt�); ahora, el KQÍvew debe apoyarse
a orro, también mensurable, que es el de las estaciones, el tiempo, las en una justicia que está:
cosechas, los astros y los días. A rravés de la oposición mendicidad/sub- · a. ligada aJ orden mismo del mundo (y ya no simplemente a la ira de
sisrencia, se establece la relación entre el orden de la vecindad y las deu- · los dioses);
das, por una parte, y el orden del trabajo y los días, por otra. p. ligada al tiempo <le los ciclos y las restituciones (tiempo del retorno
- Si no damos al vecino, no recibiremos nada de él cuando lo nece prometido, recomo de la deuda y ret0rno de las estaciones, pasaje al
sitemos: no tendremos con qué sembrar en el momento oportuno, y por mismo punco y ya no a la inminencia más o menos demorada de la
eso la miseria. venganza divina);
- Si no sembramos y labramos la cierra en el momento oporruno, [13] y. ligada a la promesa, al tiempo del cumplimiento, al momento en
quedaremos reducidos al sistema no de la deuda mensurada, sino de la· que la deuda debe retornar, y
demand;t sin compens;tción, es decir, de la mendicidad. Trabaja . . . o. ligada por último a la medida: medida de los ciclos temporales;
medida de las cosas, <le su cantidad y de su valor.
si no quieres algím día, con tus hijos y tu mujer, ir con el coraión en En el sistema del desafío-verdad, el tiempo era el del aconrccimienro
pena a buscar d sustenco de vecino en vecino, sin que a ni nguno de ellos' como relámpago. el acontecimiento como rayo, que golpea sín que se
le importe siquiera un poco. Dos veces, acaso tres lo lograrás; pero si. pueda evitarlo, pero en un momento que no podría preverse: no hay
sigues molestando, no llcgar;is a nada (Trabajos. , 399-403). 14
..
riesgo de que la venganza de Zeus fulte, pero no se sabe cuándo se pro
ducirá.. Por añadidura, los pagos, las recompensas y las represalias llegan,
El orden de las cosas, el momento del trabajo, las estaciones favorables y loi pero siempre en la forma del desequilibrio: cuando Agamenón hace la
días fastos: ésos son los dementos sobre los cuales debe apoyarse la conducta: paz con Aquiles, le propone mucho más que aquello de lo cual lo h<t
justa; así como ese orden natural. a su vez, vendrá espontáneamente privado.
recompensar la conducta justa (véanse los últimos versos de los Trabajos ... )� En el sistema del juicio, las restiruciones se hacen sobre la base de la
forma del equilibrio y Ja medida, y los acontecimientos tienen lugar,
Dichoso y afortunado aquel que, conocedor de todo lo que incumbe a. deben tenerlo, en momenros bien determinados de antemano y capaces
los día.>, hace su faena sin ofender a los lnmorrales, consultando las
de medirse con cxacricud. Estos dos sistemas de medida no son indife
opiniones celestiales y evitando toda falta (826-828).15
renres uno a otro porque, como dice Hesíodo, si se devuelve un poco
más que la medida es para poder pedir de nuevo a su debido momento.
(12] No olvidemos que la relación encre el decreto de Zeus, la disposición
{14] Esros cuatro elementos de la medida y el "un poco más", el cumpli-
regular de los momenros, la justa rerrihución y el juego de los préstamos
miento y el "de nuevo", estrucruran el OÍK<nov que constituye la regla
y las deudas canceladas sin conflicto se formula en la Teogonftt:16
inmanente del KQÍVEiV.
Como se advertirá, codo un conjunto de nuevas relaciones económi
(Zeus] despos<Í a la brillante Equidad [0éµ iv], que fue madre de las
Horas [ ílQai;], Disciplina [Euvoµ ÍT)\']. Justicia [�(Kr¡v) y Paz la flo� cas sirven de base a la aparición del OíKO:lOV, la exigen y la hacen posible:
•
reciente lEiQtjVT)V], que velan sobre los campos [ÉQ ya 17 dice el tc:xro]
,
la deuda campesina (con lo que implica en cuanto a la disociación del
de los hombres morrales (901 -903). yévo(, de la propiecbd colectiva, en cuanto a la conscirución de una
126 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE FEBRERO DE 1971 127
pequeña propiedad individual y también en cuan ro a la superpoblación; exponía a quien la formulaba y lo señalaba para la venganza de los dioses.
en cuanto a la ausencia de moneda y de patr6n de medida) . En el juicio-medida aún tenemos, sin duda, una fórmula condensada
Trabajosy días, poema de esa deuda campesina, que el recomo de las es que dice lo que es y lo que debe ser. Pero, como se ve, los elementos ya
taciones y del tiempo fijado enjuga o prorroga; que las medidas, en ausen no son los mismos:
cia de moneda, hacen incierta. El calendario y la medida: el ciclo del tiempo - el juicio-medida ya no designa al protagonista., devela las cosas, y
y el símbolo monetario, es lo exigido por el endeudamiento campesino, y ·. - el juicio-medida impone una decisión, es una palabra de soberanía.
con ello debe articularse el KQÍVEl.V. {17] El develamiemo de lo verdadero y el ejercicio de la soberanía son
solidarios y sustituyen de manera solidaria a la designación del agonista
y el riesgo voluma.riamence aceptado por él.
l I SI
Se descubren, por tanto, tres rasgos fundamentales del KQÍV�lV;
El juramento decisorio es sustituido (o, al menos, comienza a serlo) por : - la memoria de lo idéntico y de su medida;
- el deve!amiento de lo verdadero, y
el juicio-medida. AJ mismo tiempo. la verdad-desafío, la verdad ordáJica, •
es sustituida por la verdad-saber. (La verdad que fulmina o protege. La : - el ejercicio de la soberanía.
verdad que sabemos.) Nos encon eramos ya en el espacio donde debatirán los Sofistas y Plar6n.
l . En efecto, para que el juicio sea justo, para que el i<Qívet v sea dd 2. Pero debe hacerse notar Otro rasgo: que el oÍlccuov xo:l al.. r¡6é¡; que
orden del otKcuov y esté regulado por éste, es preciso: sirve de regla a la sentencia desborda con amplitud su localización en
_ Por un lado, que tenga en cuenta, que se funde en el exacto retorno:, la práctica judicial. Si la decisión de justicia es justa porque conserva la
del tiempo, la exacra medida de las cosas. Ya no se trata simplemente de, medida y el tiempo, cualquier otra palabra que los conserve será también
r ar
acordarse de las reglas, tener a Temis en la memoria. Es menester acod � palabra justa. De manera aún más general, serán jusros todo acto y roda
de las estaciones y los tiempos; es menester haber medido los bienes. Es persona que conserven la medida y el tiempo.
menester que esa medida se haya tomado y persista en la memoria. : De ello se d esprenden dos consecuencias:
Memoria de otro tipo: en la justicia del juramento-decisión, se trata b� (18)
- Ya no corresponde ú n icamente al rey de justicia ser justo: todo
de conservar en la memoria las reglas, las costumbres, los decretos hombre debe serlo. Y lo será toda vez que haya prestado atenci ón, hecho
Zeus. Y había que recordarlos en el momento oporcuno, para aplicar! oídos y conservado en la memoria lo que es justo. La justicia ya no es
en la ocasión debida. Era, como se ve, una memoria exegética. ., sólo lo que se dice; es lo que se escucha. Y el hombre jusro ya no es sólo
con;
[16] En el KQÍVt:i v hace falta además una nueva memoria, que debe aquel que dice la buena sentencia; es el hombre, cualquier hombre que
servar la medida a través del tiempo para que el retorno de éste traiga 1 ,, ha escuchado a la justicia.
ocasión ,
mismas medidas. Memoria contable que no debe recordar la
. Tu,
' perscs, l? .
sino mantener lo idéntico. Escritura. . i¡ace en 1a mente este conse¡o;
fi'" escucha pues a la justicia
- Por otro lado, para que la sentencia sea justa, es preciso que man•. [&Í'KTJ<; emh:ouc], olvida la violencia para siempre (Trabajos. . . , 274
cer ·. y 275 ).
f1este la verdad, que diga a la vez lo que debe ser (cómo deben ha
los repartos) y lo que es (los elementos que son idénticos, las fechas
qu:.
vuelven, el retorno del tiempo). El deudor exacto, el labriego que hace cada cosa a su tiempo, aquel que
., . .
o de- ·.
También aquí una transformac1on importante: en el JUramen� . sabe qué hay que hacer y no hacer según el tiempo que hace, ése, sin
, •
verdad, acarreab a la dec1S1on tener siquiera que esgri mir cJ bastón de la soberanía, es un hombre
cisorio, una sola formulación afirmaba la .
128 CLASE DEL JO DE FEBRERO DE 1971 129
LECCIONES SOBRE LA VOLUN"fAD DE SABER
jusco. Debe ser incluso el modelo y la norma para el encarga lo justo de la juscicia; puede dictar sentencias sobre las sentencias, con
. . . do de d'�
tar J usucia. sejos sobre las decisiones. Puede juzgar a los jueces. El KQÍVt\V cobra de
improviso, y sin duda en el momenco mismo de nacer, una amplitud en
Cab�Ies el hom bre que siempre, por sí mismo , luego la que no se distinguen aún la poesía sentenciosa, el enunciado de la
de meditar, ve
[vorwnl aquello que;:, más adelante y llevado a cabo será mc¡'or ( r b : naturaleza y la reivindicación política.
•
> lT
tl "a- .
)OJ. . . , 293 y 294).->O Es un discurso que a lo largo de su desarrollo tiene <los caras: la de la
[21)
justicia y la de la verdad. Al comienzo mismo del poema, Hesíodo dice
Guarda la justa medida: la oportunidad es en wdo la cualidad suprema a Zeus: "¡Tú, que la justicia rija rus decisiones! Por mi parce, voy a hacer
(Trabajos . . , G94) .21
.
oír a Perses unas verdades" (Trabajos. . . , 9 y 10).23
[19) - Pern si, por un lado, cualquier hombre puede ser justo cuando :;
sabe 3. Pero se plantea un problema. Esca verdad en la forma del saber, nece�
escuchar la palabra verdadera de la medida y el orden; a la inversa,
el · saria para el KQÍVt:l v como su punto de apoyo, ¿cuál es? Si seguimos a
� .
vcr adero ciclo de las cosas, sus proporciones reales, el retorno del calen- . Hesíodo, pero también a sus sucesores, es la verdad de los días y las fechas;
�
dan , son la justicia misma en el reparto de las cosas.12 Zeus, según ' de los momentos favorables; de los movimientos y las conjunciones de
i:iesro<lo, vcl� para que la riqueza de las cosechas recompense con exac- � los asrros; de los climas, los vientos y las estaciones: es decir, codo un
t1tud �I trab�JO de los hombres. E incluso permite a éstos recuperarse de : saber cosmológico determinado. Es asimismo la verda<l de la génesis de
su olvido. S1 h�n sembrado dem;tsiado tarde, pueden a pesar de todo, .
los dioses y del mundo,24 de su orden de sucesión y precedencia, de su
porque Zeus as1 lo ha querido, tener una buena cosecha. . . organización como sistema del mundo. Teogonía. El saber del calendario
Y esre tema del mundo justo es el que a posceriori encontramos durante .
. y el origen; el saber de los ciclos y el comienzo. 25
largo tiempo en la poesía o la prosa "filosófica" de lo.s siglos vr y v.
: [22] Ahora bien, esos dos saberes tienen una localización histórica y geo-
gráfica conocida: se formaron y se desarrollaron en los grandes imperios
Anaximnn<lm: las cosas se ha�n justicia unas a orras.
del Éufraces y el Cercano Oriente, entre los hititas, entre los asirios, en
Hcr_ádico: si el Sol se aparrara de su curso las Erinias lo perseguirían y .:
,
!20] El ÓÍKmov, cal como se esboza en la prácrica <le la justicia, la desborda ' En efecto: a) la estructura estatal de esos regímenes y el sis1ema ad�
ampliamente: se conviene en regla de la vida cotidiana; se conviene en miniscrativo implicaban la observancia exacta de un calendario oficial en
ordcnamienro dd mundo. Prescribe lo que hay que hacer todos los días el que se indicaban los días fastos y nefastos para las decisiones, los tra
bajos, las batallas y la siembra; b) implicaban también la medida de las
Y traza el recorrido de las cosas.Es preciso escucharlo para actuar como
cantidades y un sistema de equivalencias para la recaudación de los im
se debe; pero cuando se miran las cosas, se lo ve a él.
La relación con él se da en la forma del saber. La justicia no se ajusta
puestos y, al menos, los servicios y los cánones,27 y por último, c) el
poder real como estructura a la vez polícica y mágico religiosa era, con
tanto a una verdad afirmada y arriesgada; esrá ligada, más bien, a una verdad
forme un ricual indoeuropeo, restablecido regularmente y en fechas fijas
que uno sabe. Ser justo ya no es únicamente aplicar las reglas y arriesgar la
por medio de ceremonias que incluían una recitación: la de la genealogía,
verdad. Es no olvidar saber la verdad, no olvidar la verdad que uno sabe.
[23} las hazañas de los ancestros y las proezas del propio rey. Una especie de
Por eso también Hesíodo puede pronunciar un discurso de justicia.
recomienzo a parcir del comienzo. Eso eran las epopeyas que infundían
Es cierto, lo que va a dar no es una senrcncia sino consejos. Consejos a
nuevo vigor al poder real.
los reyes de justicia, consejos a un campesino como Perses. Puede decir
130
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 131
CLASE DEL 10 DE FEBRERO DE 1971
Los rres grandes tipos de saber que se
desarrollaron entre los asirios
-el saber de observación y magia de los días 2) saber de las cantidades, las cuencas y las medidas: saber matemático,
y los astros, el saber técnico
de las cantidades y las medidas y el saber mítico saber físico, Y
religioso de los orígenes- ber t
écm·co
la ocasión, el momento: s
3) saber del acontecimiento,be a
estaban ligados al ejercicio del poder en una socied ' . 30
ad donde el aparato
de Estado había cobrado ciertas dimensiones.28 de la agronomía, la medicina; sa r mag1co.
Ahora bien, son ésos los saberes a los que recurr .
e el ÓÍlc;a1ov, sobre ,, organizaron finalmente la c
� iencia occiden-
rrn: Los dos pnmer •a
o s,, ber-
.
el cual se apoya a su vez el KQÍVEtv. No es difkil .
.
captar el sentido de ese la sucesión y ; el orden del uempo
1 ongen y la med1"da·,
al : e
t
la cantidad
recurso:
y el orden numérico.* .
1 ) reivindicación de un poder polítíco (o de un andiogon de a p c hacia
poder En cambio, el saber del rnomenco fue expulsado p��o � �
político) por encima y en contra del poder ejercid
o por los jefes tradi los márgenes: lógica estoica, conocimiento mágico; trad�c1 n �
medica que
cionales; conduce a 1a med·1,1n · a clínica, que sustituye el conoc1 m1ento del mo-
2) asimilación por los individuos de mdos los poder
es ligados a ese ' méd'ica, por la espacialización de los focos patógenos.
meneo, 1 a ocas1· 0n
saber, y
. .
[Fue en] la estrategia militar, política y revoluc1onar1a donde se e �
_
3) referencia, más allá de la invasión doria, a estructuras que ' sarrol!ó de nuevo el saber del aconcccimiemo, el momento, la ocas1on.
eran an-
teriores o se habían mantenido exteriores.
También podría ser que el psicoanálisis hubiera [. . . ].**
[24] Pero hay que señalar desde ya que, sí en los siglos VII y VI hay retorno y
reaparición de formas míticas más antiguas; si la escritura, suprimida por
un tiempo en el momento de la invasión doria, recobra fuerza, y si toda
una red de correspondencias cosmológicas y mágicas se trasplanta desde
Oriente, ese saber adopta de inmediato una nueva forma. Ya no se loca
liza socialmente enrre quienes empuñan el poder político, lo ejercen por
delegación o le sirven de instrumento.
Ya no será en Grecia el saber de funcionarios, de los escribas 2
, 9 los
contables y los amólogos del poder; será el saber que todo hombre ne-
,
cesita para ser justo y reclamar, de cada uno, lajusticia. El saber se desplaza
del ejercicio del poder al control de la justicia.
Y al mismo tiempo, deja de estar ligado al secreto (o, como mínimo,
tiende a desvincularse de la forma del secreto) y, siguiendo una línea • En una ficha preparntoria sin re ferencia, Michel Foucault anota:
· · · ·
del saber oriental van a organizar hasta cierto punto el saber griego y cualicanvameme ·r · do y que ya no nene nada en común con el espacio cívico". (La
md1rerenc1a
occidental. fuente pod ría ser Gregory Yla5tos; idea y;¡ sugerida por Nieczsche.)
l ) saber del origen, de la génesis y de la sucesión: saber de las cosmo •• Falta la continuación y la conclusión habicual en el desarrollo de cada clase. Las notas de
Hélene Politis precisan el sene ido de la referencia al psicoanálisis {véase Lacan acerca de la demora
logías, la filosofía y la historia;
Y el momento en el desarrollo de las estructuras lógicas).
132
LECCIONES SOBRE
LA VOLUNTAD DE SAB
ER 133
CLASE DEL 1 0 DE FEBRERO DE 1971
NOTAS 1 S Una ficha titulada "Sur justice et vériré" [Sobre justicia y verdad] indica rres obras: Rudolf
den Gríechen,
Hirzel, Themis. Dikr und Verwandtes. Ein Beítrag :mr Gesthichu drr Rechrsidee bei
' vease
· Ehrenberg,
.
supra, nora 14 de la clase del
3 de febrero. Ldpzig, S. Hirzel, 1907, pp. 108 y 109; rccd. Hildesheim, G. Olms, 1966; Vicror
2 1.ouis Gernet, &chmhes sur le déveklp
pement de lapemee , . . . Die Rechtsidee ímfrühen Griechentum. Unterruchungen z11r Geschichre der werdenden l'vfis, l .eipzig,
;urid1q11e et mora/een
sémantique, París, E. Leroux
1 9 ¡ 7 A49 · . Grece. Etut:k .
S. Hir7.cl, J 921, p. 59, y Gustave Glotz, L'Ordalie dans la Crece primirive,
étude de droit et de
. ' , P· ., , menc10nado por Ge·rud 5auccl' - •
le dro1t grec archa!que", en &cu Les preuves dans :
«
1904.
mythologie. París, A. Fonccmoing,
tions, 16, "La preuve. Premiere
eils de la SociétlJean Bod -
t� �º."'
.
l'lmtoir- comparative
des institu- . 19 Hesíodo, Les Travaux. . . , vv. 274 y 275, op. cit., p. 96. Hermano de Hesíodo, en cuyo
parríe: Amiquit . e'"' Bruselas, Edmons
�
1 965, pp. 147-160. de la L1brairie Encydopédiquc,
beneficio los "reyes" de 'Iespias, sin duda venales, "devoradores de regalos", habían dividido
3 Thesmo,s no es en 5U
origen fa ley escrira o nomos . . , desigualmenrc la herencia paterna. FJ litigio recorre los Trabajos y di'as (véase noca 7 de la clase
sea por un colegio de magistra
1a rnsr � rac1. on de una cosrumbrc,
dos, sea por un solo leg s � r ; ��: ; del 3 de febrero), como lo hace la ira de Hesíodo.
un nomoreca). Pero 5oJon · ·. (Dra wn es tm tesmocera; Salón
· un¡ "ª ambos n!rmmos . . ' �O fbid., VV. 293 y 294, p. 97.
como smo - , nim os. Thesmó; desaparece en
·
siglo V a· e· Véase pau1 ymag d /Ifbid., V, 694, p. 1 1 1 .
-
radov' Out/mes '.lH ·
' onea¡,1
o• m , rtspm
U · dence, Londres, Humphre
Milford, 1920, vol. 1, p. 73 y 7 y 2"Véase Jean-Pierre Vernanr, "Travail et namre dans la Grece ancicnne", enjo11rnal de psy
p 5, y ean Gaudemec, L nstí
7 -1 J es I 1uriom de l'Anriqttité, París, Sirey,
196 , pp. 1 8 5 92. chologie norma/e et pathologú¡ue, 52( l), 1955, pp. 18-38 [trad. esp.: "Trabajo y naturaleza en la
4 Hanvig Frisch, Mig
ht and Right in Anti ui . Grecia antigua", en Mito y pensamiento en fa Greca i antigua, Barcelona, Ariel, 1983].
q "D1.ke 1. From Homer to the
n •
trad. de C. C. Marcindale, Cop Persan
i �n, l! Hesíodo, Les T mvaux. . . , vv. 9 y 1 O, ap. cit., p. 86. La edición de Les Bellcs Lemes recuerda
. enhague, Gyldendaty ! B ogh and eI' 1949' rp. 46 y 47·' . . .
,
mo Erik Wolf. Gr1e.ch1sch . vease as1m
N &chtsdmken [ 18 82] 4 1s- que el preludio de la Teogonía (v. 28) contiene palabras análogas: Hesíodo no canta más que la
¡ Francf
vos., , - 1
PP· 85-94 [rrad. esp.:Elorigen tk la onto,.,
·, �
/,.¡- . , .' on , Kloscerm ann 1950 956.
,
verdad.
:5'";ur i d
ica en elpemamientogriego,
·
.
Universidad Nacional de Córdoh ., cor, doba (Argentina.), la
24 Compárese con el análisis de Marccl Dctienne, Les M aitm de vlritl dans Crece archaique.
a, D'ireccmn G ener al de Publicaciones' 1965]·
.
5
6
",
v .
• •
.
,
ea.1e H artv1g Fnsch M'1g,htand ·
Hes1,odo, Le1 irava11x et lesjoim
.
Rzght m Antíquity, op. cit
. , pp. 98 y 99.
pref. de P. Vidal-N aquer, París, Maspcro, 1967, p. 26 [trad. esp.: !.os maestros de verdad m la
Crecia arcaica, Madrid, Taurus, 1982]: "En Trabajosy días, laAlétheia, en consecuencia, es doble:
, vv. 243-247, ed Y trad.
París, Les Belles Lenres' 1928 .'
de P. Mazon (ed. de referencia),
p· 95 [trad. esp"- iraba1o
•
es ame rndo la Alétheia de las Musas que el poeta pronuncia en nombre de éstas [ ... ], es a
Gredos, 1983]. .,.. ., sy d.' ias, en Obras yfa'(lgmentos, Mad .
rid continuación la Alétheia que posee como propia el lahrador de Ascra. 'Verdad' que, esca vez, se
7 !bid , vv. 240 Y 241 . Michel '
Foucaulc: «reina"'· P.· M" ,"
define cxplfcitamence por el 'no olvido de los preceptos del poeta".
· �n
?n ,. "se excrav1a .
8 !bid. , vv. 262 y 263, 25 WcrnerJaeger, The Theology o/the Early Greek J>hi!.osophm, Oxford, Ciarendon Press, 1 947
p. %.
:/bid, VV. 256-262, pp. 95
y 96. [trad. esp.: La teowgia de losprimerosfilósofosgriegos, México, Fondo de Culrura Económica, 1952] .
11'
/bid., VV. 320-327, p. 98. Gregory V1rn:os, "fa1ualiry and Juscice in Early Greck Cosmologies", en C!assical Phi/bwgy,
l ! Jbid., VV. 346 y 347
, p. 99. 42(3), julio de 1947, pp. 156-178; Ihnel Leendert van der Waerden, Ontwakende wetenschap.
12 /bid., VV. 349-360. Egyptisthe, BabyíoniJChe en Griekse wiskrmde, Groninga, P. Noordhoff, 1950 (ed. ingL: Science
IJ fbitf., VV. 349-352. Awakming, trad. de A. Dresden, Nut"Ya York, Oxford Univetsiry Press, 1 954), y Otro Neugebauer,
14 The Fx11ctScienw inAntiq11iry, Copenhague y Londres, Munk.sg:iard/Oxford University Press, 1951.
!bid , VV. 399-403, p. 10 L
ll
!bid. , vv. 826-828, p. 1 1 6. 17 Marshall Clagecr, Grrek Science in Antiqttity [ 195 5], 2• ed. , Nueva York, Collicr Book.s, 1963.
16 Hes1,odo, Thlo 2� Véase la idea de Nietzsche de que el coro político reclamaba un corifeo, a saber, el tirano,
gonie, vv. 901-903 cd
· Y trad· de P. Mazon, 1'ans,
•
, Les
Belles Leccres' J 928'
-r. on/a,
P· 64 [trau, . csp ieog que prepara el advenimiento de la democracia. FJ siglo VI a. C. fue para Niet�.sche la gran reve
·
en Obras yfa'llgmentOJ, Madrid, Gred
as, 1983 ]; véase Erik Wolf.
Griehí.ch1 Rcc
c e h�"-'ª
J
e
_
'nken, op. cit. lación <le la hora oriental que se apoderó del pueblo griego.
17 Foucaulc sefiala la traducción �� Véase Marshall Clagen, Greek Science in Antiq11ity, op. cit.
de er�a quc hace Mazon. Vemanc menc.
de apancmn · es ¡ , .
· iona una cincuentena Charles H. Kahn, Anaximander and rhe Origim. . . , op. cit. , pp. 208 y 209, y Jean-Pierre
3"
de termino en Jos 7iraba;os,· con e¡ senud .
. o, en esencia, de "labor agrícolan· vé:ue
M arce¡ Decien ne y Jean-Pierre y;ernanr, La Luwn ' V�rnanr, "Géomécríc et astronomie sphérique dans la premii:re cosmologie grecque", en La
,.., . . e d.11 sacr.fice en pays grec' Par{s
1979· CharJ es H. Kahn' Anaxima ' Gallimard' Pensée, 109, junio de 1963, pp. 82-92, reeditado en Mythe etpemée chez les Grecs, París, Maspero,
· nder and the Olgtns. .
o/Greek Cosmology. Nueva York Colum
.
Universiry. p
ress, 1960, PP. 191- l 93, recue�da
r ' bia 1966 [trad. esp.: "Geometría y astronomía esférica en la primera cosmología griega", en Miroy
. que las Horas son las estaciones que van a con-
vemrse en Ja5 Horas astronomJCa . pensamiento en la Grecia anti¡;ruz. Barcelona, Ariel, 1983] (véase infra, nora 9 de la clase del 24
, s, hermanas de las Moirai, Jos des[Ínos de
. Ja especie humana. de febrero).
Clase del 17 de febrero de 1 97 1
l. La naturaleza de ese &ilca.iov del que habla Hesíodo y que éste reí�
vindica contra la injusticia de los reyes devoradores de regalos:
a. Es la jusricia de los rerornos exactos: devolver exactamente lo que
se ha recibido y en el día fijado.
b. Es la justicia de la medida común: hay que medir lo que se presea
o lo que se coma prestado para recibirlo o devolverlo conforme a una
igualdad exacta (con la salvedad de una muy leve diferencia: devolver un
poquito más para poder pedir prestado de nuevo).
c. Es la justicia del consentimiento y el acuerdo mutuo: no es la jus·
ticia de la regla que uno aplica; es la del entendimiento voluntario al que
se llega con el vecino y que implica para uno y otro la utilización de las
mismas medidas y el conocimiento del mismo calendario.
121 d. Para terminar, es la justicia que concuerda con el orden del mundo tal
y como los dioses lo han prescripto: es lajusticia que observa las oportunidades,
los momentos propicios, las prescripciones cotidianas de lo fuco y lo nefasto.
Tal justicia es muy diferente de la que se ponía en juego en las dispu
tas de tipo homérico:
135
136 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD Df. SABER 137
CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971
dades, los momentos y los gestos que deben mancener la igualdad. la aristocraca
i y La fundación de la ciudad-Estado, pero una ve:z. cumplido
-No implica una verdad-desafío que se lanza de un lado y se acepta ese papel, la "tiranía" desaparecerá.4
. • .
de otro; supone una verdad, en la forma de la observación y la medida; En lo que respecta a la moneda, Grecia toma de L1d1a la técnica
[)]
en la forma de la oportunidad aprovechada y de la igualdad constatada.1 correspondiente; pero en los imperios asiáticos el patrón monetario es,
[3] - Por úlcimo, supone una equivalencia entre la justicia de Zeus y la ante todo, en manos del Estado, un instrumento que permite establecer
verdad de los hombres, pues si la justicia de los hombres consiste en seguir, los impuestos y los cánones (el uso comercial tiene un lugar secundario).
en su nervio mismo, la verdad de las cosas -el orden exacto de los astros, Grecia, por su parce, se valdrá de la moneda con el primer fin, sin duda
los días y las estaciones-, ese orden no es otra cosa que el decreto de Zeus (en la época de la tiranía), pero muy pronto le asignará sobre todo fines
y su ley soberana. comerciales y la utilizará en sus relaciones con las colonias. Para terminar,
Hesíodo comenzaba Trabajos y días con [una invocación de] Zeus: el saber que Grecia roma de Oriente estaba lígado en su origen al aparato
"¡Tú, que la justicia rija rus decisiones! Por mi parte, voy a hacer oír a de Escado.
Pcrses unas verdades" (Trabajos. . . , 9 y l O).2 El establecimiento preciso de un calendario era necesario para la recau
Con respecto a la justicia ejercida soberanamente por los jefes tradi dación de impuestos, el desarrollo de los trabajos de irrigación y la deter
cionales, los reyes de justicia, los poderosos de sentencias tai madas esta ,
minación d.e un momento para la siembra y las cosechas, y por tanto para
justicia hesiódica, que va del decreto de Zeus al orden del mundo y de fijar el momenco en que se podría hacer la guerra. (En el centro de ello, el
éste a la vigilancia, la exacrirud campesina, el juego del buen acuerdo y la problema de la intercalación: el calendario lunar determinaba los meses,
deuda cancelada, exige toda una transferencia de soberanía. la exige pero pero, como los doce meses lunares no abarcan por completo el año solar,
no la constata, ya que en la época de !os Trabajos la justicia sólo se insti había un perpe{uo desfase, que se corregía poco a poco y luego se rectificó
tucionaliza en manos de los reyes de jusrícia. Lo que Hesíodo convoca en de una sola ve:z., mediante la intercalación de un decimotercer mes:)
su canto es una justicia que se articula con un nuevo saber (el del calen [G] En el plano de un imperio extenso, esos cálculos y las decisiones
[4] dario y las cronologías naturales); con una nueva prácrica de la medida derivadas de ellos no podían sino estar centralizados. En cuanto al saber
(la medida del intercambio y la restitución, algo parecido a la moneda) ,
cosmogónico o teogónico, también estaba ligado al poder político; cada
y con una nueva distribución de la soberanía. La búsqueda de un nuevo cuatro años era menester reforzar la soberanía regia por medio de cere
tipo de autoridad política, de una medida monetaria y de un saber de las monias mágico religiosas; al recitar la genealogía del rey, las hazañas de
cosas y el tiempo se manifiesta solidariamente en los ratos de Hesíodo .
los ancestros o dd dios a quien él reencarna, y contar la fundación del
mundo y de la monarquía, se devuelve poder al monarca. El canto será
2. Ahora bien, los griegos van a encontrar en Oriente el modelo de esa verdadero en la medida en que infunda vigor a la soberanía política.
medida monetaria y esa forma política: en los imperios y los Estados Vinculado de esas dos maneras al poder polftico y al aparato de Esrndo,
del Éufrares, de Lidia, del litoral mediterráneo de Asia.3 (Préstamos o el saber se sitúa con coda naturalidad en manos de los funcionarios: es
reapariciones.) un servicio estatal y un insuumenro político. De allí su índole necesa-
138 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 1 7 DE FEBRERO DE 1971 139
riameme secreta. No tiene que circular ni difundirse. Está directamente En lo sucesivo, la justicia está unida a la verdad y sostenida por ella.
·
ligado a la posesión del poder. Y la verdad misma es el orden exacto, la distribución conveniente, el
Y esa índole inmediatamente secreta del saber se manifiesta en cierta ::· ciclo y d retorno riguroso.
distribución de lo escrito y lo oral. Escritura pictográfica, compleja, di- ; [9] Pero por otro lado -y esto no es menos importante-, el saber que
fícil de manipular, de las tabletas asirias, que sólo sirve para anotar rcsul- · escaba ligado al poder, que era, en los Estados asiáticos, el instrumento
tados, tablas, cuentas, y cuyos procedimientos se transmiten oralmente .·. y hasta cierro punto la condición de su ejercicio, ahora va a quedar ligado,
y sin duda de manera esotérica entre las cofradías de escribas. al contrario, al OíK<X\OV. Su papel primordial será a.'iegurar las relaciones
·
[71 Ahora bien, ése es el punto donde se produce la transformación griega.5 . de justicia, contribuir al restablecimiento del orden, volver a poner las
El saber va a disociarse dd aparato de Estado y del ejercicio directo dd cosas en su lugar y su tiempo. El saber será menos apto [para] triunfar,
poder; va a separarse de la soberanía política en su aplicación inmediata, · '
dominar y gobernar, que para permitir y hasra obligar [a] devolver lo que
para convertirse en el correlato de lo justo, de lo ÓÍKCUOV como orden · se debe. Estar en la verdad será estar en lo justo más que en el poder.
natural, divino y humano. · Esto sólo es, claro está, una especie de gradiente. El lazo entre justicia
El saber que era el secreto del poder eficaz se convertirá en el orden : y verdad y el corte entresaber y poder jamás serán un hecho definitivo; se
del mundo manifiesto, medido, efectuado en su verdad, cotidianamente .:. los pondrá en cuestión sin cesar. Pero en líneas generales podemos decir
y para todos los hombres. Y la verdad que era memoria de la regla ances que la posición de una verdad-desafío o [la] de un saber-poder ([encontra
tral, desafío y riesgo aceptado, tomará la forma del saber que compete al ·: mos] una en la Grecia arcaica, otra en el Oriente arcaico) serán rechazados
orden de las cosas y se ajusta a él. ·. [IOJ por Occidente. Y las dos figuras de lo jusco, el que sería ajeno a la verdad
Hubo pues dos transformaciones correlativas: una que pone de rdieve ·, y el que no podría sino ejercer la arbitrariedad ilimitada de su poder, per·
la verdad como saber de las cosas, el tiempo y el orden, y otra que despfau .' tenecen a los sueños a la vez obstinados y siempre reprimidos de Occidente.
el saber del dominio del poder a la región de la justicia. • Esas dos figuras oníricas, deseadas, presentes pero siempre en el límite,
son la de san Antonio y, en posición inversa, la de Fausro.7 San Antonio,
[8] Éste es, a no dudar, uno de los fenómenos más importantes en la ;
'
formación de la civilización griega. Por una parte, la práctica judicial, . el ;usto sin verdad, el inocente, la absoluta justicia del corazón en la
vinculada a funciones políticas y sacerdotales y reservada por dio a un : mugre del no saber, y por eso mismo presa, bajo la forma de la tentación,
pequeño número de individuos, jefes tradicionales, va a quedar ligada a · de todos los desórdenes del mundo. Y el otro, Fausto, el hombre que, lle
la verdad. Dejará de ser exclusivamente decisión y puesta en juego de lu i gado a la cumbre del saber, lo ve multiplicado en el poder infinito que se
reglas tradicionales, conservadas en la memoria, recordadas en el momento ' añade a él. Ese poder es Mefiscófeles; en apariencia, éste se somete con
oportuno por los sabios, los expertos, los exégetas, y aplicadas como es \· exactitud al gran saber de Fausto,8 se erige en su servidor. Mefistófeles es
debido por los reyes de justicia. Esa jus;icia va a tender ahora a articularse . ; entonces algo así como el fiel poder del saber. Pero la fábula occidental
en su totalidad con la verdad. pretende que entre ese poder y ese saber, el hilo del deseo y de la inocen
En su fundamento, en su palabra inicial, la justicia deberá ser ley, . cia rompa el acuerdo.
vóµoc;,6 ley de los hombres que sólo será verdaderamente su ley infran· '
queable si se conforma al orden del mundo.
(l lJ A. LA CRISIS AGRARIA .EN LOS SIGLOS VII Y VJ
En su decisión, la justicia deberá ser justa, la sentencia deberá decir lo
ÚÍK<X\OV y lo áA.T)0é<;, lo justo y lo verdadero, lo que se ajusra al orden ·
del mundo y las cosas, lo que provoca la vuelta misma de ese orden, en d · Las oleadas sucesivas de la invasión doria habían dejado la tierra dividida
en parcelas desiguales pero inalienables. En principio, no podían venderse •
caso de haber sido perturbado.
141
140 CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
.. Manuscríro: ellos.
• Mmuscrico: lo t¡ue ellos.
•� Manuscrito: los ricos.
142 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 143
CIASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971
establecimiento del sistema de medida y la formación de un nuevo tipo dad; el guerrero aislado con su carro, sólo rodeado por sus servidor�,
de soberanía. queda descalificado como unidad militar básica. Pero hace falta ademas
Puesto que, en el momento en que nos encontramos, eJ pequeño que "el pueblo" sea lo bastante rico para comprar armas, mantenerlas y
campesinado ya no tiene aliados, no hay una clase media de comercian reemplazarlas. Hay un umbral económico por debajo del cual el campe
tes en trance de formación. No hay más que dos clases. sino ya no puede siquiera ser soldado. (Ya no puede, ya no quiere: los
Baquíadas vivieron tal vra. esta situación.)
Por añadidura, la nueva estrategia implica una relación de entendi
(16] B. EL EJÉRCITO mienm y estrecha armonía entre los soldados: con el escudo a la izquier
Es probable que esos anesanos se reclutaran encrc los campesinos pobres Con el artesanado aparece en Grecia y en Jonia un ripo de saber cuya
expulsados de sus tierras y que iban a las ciudades para encontrar una manera distribución -sí no su contenido- es muy diferente del que encontrába
de ganar las colonias. No habrían tenido los medios de convenirse en arte mos en los Estados asiáticos; en ellos, el saber estaba ligado al ejercicio
sanos si no hubiera habido gente rica dispuesta a darles anticipos en mate de una función política o un papel particular en el Estado. La excracción
rias primas, herramientas y arcículos de primera necesidad; anticipos que y el trabajo del metal y la fabricación de objetos preciosos estaban reser
ellos devolvían con objetos exportables que respondían a un tipo bien de- vados a grupos de esclavos, bajo la dirección y la responsabilidad de fun
.
fimi'do, prescnpto por el comitente. 17 se constituye entonces una relación de
. cionarios estatales que debían mantener el secreco y el monopolio de esas
producción muy distinta, basada en el anricipo del empresario a su mano actividades.
de obra y ya no en el endeudamiento, el arriendo y la servidumbre.. EJ artesano griego tiene acceso por sí mismo a las cécnicas de transfor
Ahora bien, con ello va a producirse una ruprura en la arisrocracia. 18 maci6n; las conoce porque se las han ensefiado o porque ha descubierto
Los propietarios mercantiles cienen productos agrícolas para exportar (y ; algunas; y a1 conocerlas, las transmite a los otros. Está en posesión de un
[20) cambiar por ocros) . Dificultad de comercialización en un mundo medi- ·
saber de las suscancias y los momentos, las cualidades y las ocasiones, las
rerráneo donde no se podía poner en circulación mucho más que aceite, · oportunidades y los cambios. Puede hacer con sus manos lo que los dio
trigo y vino. ses hicieron otrora con las suyas: y los dioses, universalmente, no pudieron
En cambio, las colonias agrícolas prósperas de Italia y el mar Negro ·
hacer oua cosa que fabricar de manera artesanal el mundo.
acepran con más &cilidad los productos arresanales (a la vez porque se
los puede modificar a pedido y porque la civilización urbana todavía no
esrá muy desarrollada). De allí el enriquecimiento de los mercaderes ; (22) 0. l.As TRANSFORMACIONES POÚTICAS DE LOS SIGLOS VIl Y VI
manufactureros a expensas de los propietarios mercantiles.
Si hay co nflicco de intereses entre esos <los grupos de aristócratas, no Las grandes conmociones políticas de los siglos v11 y VI se produjeron en
lo hay todavía entre los campesinos y los artesanos. Ante todo porque virtud de un sistema de alianzas entre una fracción de la arisrocracia y el
con frecuencia son los mismos: en invierno o en sus momencos libres los '
grupo codavía confuso de los artesanos campesinos. El conocimiento de
propios pequeños campesinos complementan sus ingresos con ese trabajo. esas conmociones es muy desigual:
A concinuación, porque los artesanos, cuando se agrupan en la ciudad, - de algunas, sólo conocemos el resultado final (la precoz democracia
pasan a ser compradores de produccos honícolas, mientras que los cam de Quíos);
pesinos, si son lo bastante ricos, pueden comprar arrículos arcesanaJes. - de otras, no cenemos más que una versión mítica como la reforma
El resulcado es una alianza de clases enere una fracción de la aristocracia de Licurgo en Esparta;
y los artesanos campesinos contra la arist0cracía terraceniente y mercantil. - ele otras [más], contamos con unos pocos fragmentos hisc6ricos
Puede ser que, en un momento dado, la esclavitud haya sido un (como sobre la tiranía de Cípselo y Periandro en Corinto),19 y
instrumento y un motivo de la lucha, debido al deseo de algunos pro- - sobre [las) que fueron más tardías, cenemos una documentación
[21] píecarios de cransformar a sus esclavos rurales en obreros artesanos para histórica más continua (Atenas).
competir con los manufactureros. En codo caso, las medidas a favor o en Como sea, con referencia a esas transformaciones pueden rescatarse
contra de la esclavitud se contaron en esta época entre los elementos como más o menos seguros varios rasgos fundamentales:
importances de las luchas polfricas. Y hasta el siglo v a. C., los artesanos [231 a. Que se produjeron a través de una lucha que enfrentaba a dos gru-
y los pequeños campesinos pudieron mantener la esclavitud en los már pos: oi noAAo(, oi 1tAOfrt01, que los griegos traducían como los pobres
genes de la economía griega. y los ricos.
146 LECCfONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971 147
Todos los testimonios coinciden: cada vez que en los siglos vu y vt - sea porque hubo recuperación violenta de las tierras ganaderas;
un tirano comó el poder político, se apoyó en los más oscuros, los pobres, - sea porque hubo confiscación de tierras, con medidas de exilio;
- sea porque hubo abolición de las deudas (como sucedió con Solón), o
lo que comen-zaba a llamarse ofjµcx;. AsíTeágenes de Megara, que habría
- sea porque hubo redistribución o nueva div isión de las tierras de
incirado al pueblo a masacrar los rebaños de los ricos.20 Así Cípselo en
Corinto. Y si con respecto a Pisístrato se habla de tres partidos, es pro un modo más o menos igualitario (reforma que la tradición atribuye a
bable que su diferencia sea geográfica, y el que lo sostiene bien podría Licurgo).
ser [el] de los artesanos (minas de placa del Laurión) . Es probable que siempre se haya tratado de un conjunto de medidas
Es preciso señalar que si para los griegos esta oposición fue induda en que, según los casos, prevalecían la redistribución de las cierras o la
blemente el principio de las grandes transformaciones de los siglos VII desaparici6n de las deudas. En el caso de Cípselo en Corinto, hubo sobre
y VI, perduró no obstante hasta mucho después: todo redistribución de las cierras (la puesta en circulación de monedas
debía permitir la desaparición de las deudas); en el caso de Solón, al
Platón: cada ciudad encierra al menos dos ciudades enemigas una de contrario, hubo condonación de las deudas y liberación de las cierras,
otra; la de los pobres y la de los ricos (República, 422e).21 pero no redistribución (y aunque los campesinos recuperaran su cierra,
no tenían derecho a arrancar los olivos).
[24] Aristóteles: "En la ciudad, las dos clases más distintas son los ricos y los
[26) p. En favor del artesanado, la primera gran medida fue la limitación
pobres: ellos son las partes de la ciudad más opuestas una a otra" (Polltica,
de la esclavitud que constituía una competencia para los obreros (Periandro
rv, 1291 b).22
prohibió la importación de esclavos). [Igualmente:]
b. La fuerza armada de los hoplitas fue la que, de una manera más o - desarrollo de la civilización urbana: construcción de grandes acue
menos violenta, permiti6 el desalojo de los aristócratas y el surgimiento ductos (como el de Megara, obra de Teágenes) ; urbanización de Corinto
de una nueva forma de poder. (en la época de Periandro); Samos (trabajos de Polícrates),24 y
A menudo, el jefe del ejército es llevado al poder por quienes han sido - establecimiento de lo que todavía no se puede llamar una industria,
sus soldados, como consecuencia de una guerra victoriosa. [Ejemplo:] sino un artesanado de exportación: homogeneización de la producción,
Orcágoras, primer tirano de Sición [Política, v, 12, 1315b 1 2 y ss.]. producción en serie de alfarería en Corinto.
Varios de los tiranos habían sido polemarcos antes de ejercer el poder Promoción del artesanado: Sol6n, que dista de ser el más radical de
(Ortágoras; Cfpselo en Corinto). No exisre plena seguridad de que la los reformadores, prescribe que nadie podrá pedir la ayuda de sus hijos
función de polemarco aún fuera en ese momento una función militar. si no les ha enseñado un oficio ('téXVTJ, que jamás quiere decir oficio
De todos modos, la famosa guardia que rodeaba a Jos tiranos indica d agrícola).25 Otorga la ciudadanía a codos los artesanos que acuden a
carácter militar del poder que éstos ejercían y el apoyo que encontraban instalarse en Arenas con sus familias.
en la población. En todo caso, Corinto en el siglo VI y Atenas en el siglo v debieron
Hacía cinco o seis años que Fidón era tirano en Argos cuando, en 669, su poderío político al desarrollo del artesanado.
aplastó a Esparta en Hisias utilizando a sus hoplitas contra un ejército [27) En términos generales, puede decirse que las transformaciones polí-
de tipo todavía aristocrático.23 ticas que se produjeron en Grecia en los siglos Vll y vr representaron una
(25] c. Las transformaciones redundaron -en una medida lógicamente victoria parcial, y a menudo provisoria, de los campesinos y los artesanos,
variable- en favor de los campesinos y los artesanos: con una franja de la aristocracia que se unió por interés o bien a los se
a. En favor de los campesinos; prácticamente siempre hubo una mo gundos (como sucedió con Cípsdo o con Pisístrato) o bien al campesinado
dificación del régimen de tenencia de tierras: (como Solón).
148 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER 149
CLASE DEL 1 7 DE FEBRERO DE 1971
A través de esas transformaciones vemos la redistribución, en la sociedad op. cit.): ''Tal es la ley que el Crónida ha prescripto a los hombres" (La Travaux. . . . op. cir.,
.
griega, de las relaciones del discurso de justicia y el discurso de saber; Las p. 96). Véase Harrvig Frisch, Might and Righs in Antiquity. «Dike�1: From Homer to the f'mian
relaciones cncre lo justo, la medida, el orden, la verdad. �rr, trad. de C. C. Marrindale, Copenhaguc, Gyldendal fü)ghandd, 1949, pp. 98 y 99.
7 La comparación entre Fausto y san Amonio ya se menciona en la 'Jtmación dnan Antonio de
La verdad-desafío heredada de la tradición griega y el saber-poder .
Flaubm; véase Michel Fouc;iuh, "l'osrfaa: a Flaubert" (1964), en Dits tt krits, 1954-1988, 4 vols.,
cuyo modelo transmitió el Oriente a través de Jonia se aj uscarán y trans
cd. de D. Dcfcrt y F. Ewald con la colaboración de J. Ligrange, París, G¡¡Jlimard, 1 994, vol. 1, núm.
formarán ahora [en] cierta verdad-saber ligada en su raíz a la justicia, a . 20, pp. 293-325; recd. en 2 vols., Parfs, Gallímard, col. Quarto, 2001. vol. 1, pp. 321-353, y �I.a
la distribución y al orden, y apoyada e n una moral de la CtQE'tij y una . híbliorhequc fimcasrique" ( 1970), en Dits et écrits, op. cit vol. 2, núm. 75, pp. 27-29 {col. Qumo,
.
•
técnica de la pedagogía.17 vol. 1, p. 895) [tr:ld. esp.: �u biblioteca fantástid', en Estudios. Filmofta-Histvrin-frtras, 9, verano
de 1987).
Todo esto debe verse con mayor derenimienro en lo concernience a
R "fausto. el doctor Afurrunado, cuya suerte es revivir su vida, encarn3. prescigiosamenre a
tres puncos: los humanistas alemanes de la Reforma, nutridos de la noción platónica de la reminiscencia [ . . .] .
- la institución de la moneda, que no es simplemente una medida [F.se símbolo] se acompaña del conflicto teológico del libre y del siervo albedrío, la condenación
del intercambio, sino que se instauró en lo esencial como instrumento Y la cl�cción", recuerda Pierre Klossuwski, Un sífimme dsir.
é París, Gallimard, 1963, p. 12 [trad.
de distribución, de reparto, de corrección social; esp.: Tim fimesto desro, Madrid, Taums, 1980].
- la institución del vóµo�, la ley escrita, que no es simplemente Foucaulc conoda bien la Histoi"de la ltgendrdt Fa.test de Emesr Faligan (París, Hachene. 1888),
que describe así a F:iusro: ".l\maba demasiado lo que no debe ser amado y lo perseguía noche y día"
constitución política sino el discurso mismo del orden social, y,
(Archivos Michd Foucault). Esca figura mítica reaparece en 1982 en Michel Foucaulc, L'Hmnb1eu
- para terminar, la institución de una justicia de modelo religioso.
tiq11e d11 sujet. Co1m au Coll}gr de Frima, 1981-1982, cd. de F Gros, París, Gallimard/Seuil. col.
H�utes Étudcs, 200 l , pp. 296, 297 y 300, ns. 39 a 'Í 1 [erad. esp.: L11 hermmurictt
i tki sujeto. Curso
en el College dr Fmnce (J981-1 982). Buenos Aires. fondo de Culrnra Económica, 2002), y en Le
Court1gr de la veríti. l.e gouvernemmtde soí et des 1111trrs ll. Co1m ª" Col�gr de Fra11ce, 1984, cd. de
F. Gros, París, Gallimard/Seuil. col. Hauces trudes, 2009. p. 196 [rrad. esp.: Elcoraje de la 1-erdad
E/gobierno de riy de los otros n. Cuno en el Co/J}gede Fra11u (/983·1984), Buenos A ires, Fondo de
Cultura Ewnómica, 2010]. l.a figura de Fausto es, desde luego, recurrente en Nietzsche.
151
150 LECCIONES SOBRE 1A VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 1 7 DE FEBRERO DE 1971
Édouard Will, Korinthillk1.1 Recherche1 sur l'hiuoire et la civilfration de Corinthe de; originu aux 21 Según las notas de Hélene Politis, una oyente, Foucau
lt habna insisud o� urance su expo
153
154 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 24 DE FEBRERO DE 1971 155
- atribución a cada uno de una parce de los poderes políticos, en Origen mercantil, comercial, internacional de la moneda. Interpretación
forma proporcional a la riqueza, y mercantilista de la moneda que la encierra desde el inicio en funciones
- puesta en circulación de un patrón monetario. 5 de represenraci6n y la expone a ese "fetichismo" consistente en tomar el
Ya sea tirano o legislador,6 quien empuña el poder es el medidor de signo por la cosa misma, en vinud de una suerte de error filosófico pri-
la ciudad: el mensurador de las tierras, las cosas, las riquezas, los derechos, • d . ¡ 12
mero y ra 1ca •
los poderes y los hombres. 7 De hecho, esta interpretación explica tal vez algunos usos preco
Limitémonos a recordar, en Ja misma época o apenas un poco más tarde: ces de la moneda, sea en Lidia o en Fenicia.13 Pero en Grecia la moneda
-el trabajo de urbanismo llevado a cabo (o proyectado) por Hipodamo no se adoptó en función de ese modelo. Lo indican unos cuantos
de Milero8 y el establecimiento del plano en cuadrícula de las ciudades; hechos:
- el trabajo de cartografía emprendido en la época (y el mapa dd a. Si bien se constata la existencia de la moneda institucionalizada en
mundo realizado por Anaximandro},9 y la mayoría de las grandes ciudades comerciales, algunas, cuyo comercio
- las investigaciones pitagóricas sobre las proporciones geométricas y dista de ser inexistente, no la adoptan, y parece que muchas transacciones
musicales.10 importantes entre particula�es se hicieron durante largo tiempo bajo la
[3] Antes de inscribirse en la conciencia occidental como principio de ,. forma del trueque.
cuantificación, de la armonía, del no exceso clásico, la medida griega, no b. En cambio, las primeras estimaciones de equivalencia que vemos
hay que olvidarlo, fue una inmensa práctica social y polimorfa de esti- , aparecer en Homero no se hacen tanto en términos de objetos de cambio
mación, cuantificación, puesta en equivalencia, búsqueda de las propor- como de objetos de sacrificio. Son los trébedes, son los bueyes.14
. 11
c1ones y las d"1stn"b uc10nes
. ad ecuadas. [5] Más precisamenre, esos objetos no aparecen en un número cualquiera
Mensuración que, como no es difícil verlo, está Ügada a todo un (como sucedería sí su función fuera de puro cálculo), sino que figuran
problema de endeudamiento campesino, transferencia de tas propiedades en cantidades (9, 12, 100) que son los números rituales puestos en juego
agrícolas, pago de los créditos, equivalencia entre mercancías u objetos en Jos sacrificios.
fabricados, urbanización e instauración de una forma estatal. Puede sospecharse, por lo canto, que los cálculos de equivalencia, aun
En el corazón de esta práctica de la medida aparece la institución de cuando tuvieran por meta un intercambio de tipo mercantil, tomaban
la moneda. por modelo y fundamento ya no la estimación de un valor idéntico, sino
el reconocimiento de una sustiruibilidad religiosa. La forma de la moneda
A. Las interpretaciones no se esboza en el cielo abstraclO de la mercancía y su representación,
sino en el juego del sacrificio y sus simulacros.
La interpretación tradicional sitúa el nacimiento de la moneda en el c. Hay que agregar a esto que los primeros grandes usos de la moneda
desarrollo de una economía merc:mtil: aparecen con un carácter interno a la ciudad: recaudación de impuestos,
- los grupos de agricultores instalados alrededor del Mediterráneo se sin duda; disrribución de dinero por parte de los tiranos; estimación de
habrían deshecho poco a poco de Ja economía de subsistencia, y las fortunas; clasificación de los ciudadanos, y jerarquía de sus derechos
[4] - la aparición y el crecimiento del comercio terrestre y sobre todo políticos según su fortuna.
marírimo (con 19 que entraña de distancias, demoras e imprevistos} h2� (6) Parece, pues, que el uso de la moneda, en un aspecto esencial, no fue
brían hecho necesario el uso de un patrón monetario reconocido: frag mercantil. Pero ¿qué es entonces esta práctica monetaria, algunas de
mento de metal pesado y aurenticado mediante un sello, en un comienzo cuyas dimensiones remíten a rituales religiosos y otras a regulaciones
privado y luego estatal. sociales?
156 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD !JE SABER CLASE DEL 24 DE FEl\RF.RO DE 1971 157
plo o al fuego y coacci6n o rapiña del poder, revigorización mágica del · de que aparezca siempre al mismo tiempo que una forma "extraordina
cuerpo social y, a su tumo, actividad cotidiana de los alfareros. ria" de poder político: tirano, legislador.
Al escoger este ejemplo, sé perfeccameme quees un ejemplo. c. ¿Qué función tiene la moneda en esa coma o redistribución del
Acaso no hubo nacimiento de una sola vez de la moneda en general. poder?
Lo que apareció en las orillas del Mediterráneo entre los siglos VIU y vt ; Si el tirano Cípselo da intervención a la institución monetaria, es
son tal vez monedas: porque:
- una moneda lidia vinculada a1 aparato de Esrado; - se ha negado a efectuar el reparto sistemático y total de las tierras;
- una moneda fenicia vinculada a prácticas comerciales, y - no ha borrado las deudas y ha manrenido en cambio el juego de los
- una moneda griega vinculada a un conflicto y [a] alianzas de clases , créditos y los ciclos de endeudamíenco, y
[14] - ha atraído a los campesinos empobrecidos hacia el artesanado o el
caracterizadas por un endeudamiento campesino, la aparición de un ·
trabajo asalariado.
artesanado, la consrirucíón de un ejército semipopular, una fracrura en �
Más adelante, cuando Sofón haga su gran reforma en Atenas, la mo·
los intereses de la clase rica (comercio agrícola concra comercio artesanal). =
neda tendrá un papel bastante similar. Pese a la diferencia de los datos;
En consecuencia, quizá no sea la moneda, en su generalidad abstraaa, ,
la que señala su aparición en las reformas del tirano Cípselo en Corinto. . Solón borra las deudas pero mantiene la propiedad. Para reducir las
tensiones, desarrolla el artesanado (para lo cual apela a la mano de obra
[12] Pero la generalidad monetaria no es, sin duda, más que el resultado dé.�
extranjera) y las exportaciones (prohibición de arrancar los olivos).
una homogeneización ulterior, ligada a un nuevo proceso histórico (d:
desarrollo en gran escala de una economía mercamil). Tamo en uno como en otro caso, la moneda tiene un papel político
bien determinado:
En codo caso, este análisis histórico nos muestra que la esencia mcr-·
- limitar las reivindicaciones sociales que no han dejado de crecer
cantil de la moneda no es su raíz histórica. El comienzo de la moneda no:·
es un solemne origen que inscriba ya su naturaleza mer�ntil y metafisica. '. desde Hesíodo y que son ahora más peligrosas debido a la creación de
Es cierro, no hay que desdeñar, en su funció n, la aparición de esa En ese momento, la moneda ya no es un símbolo efectuador, y tam
(l8]
marca monetaria, pero en vez de compararla con el signo lingüístico tal poco un signo representativo. Hay que encenderla com o una serie coa
cual se hace tradicionalmente desde Turgot,20 más vale compararla con gulada de sustituciones superpuestas [ . . ]:* .
los símbolos y ritos de! poder. - efectúa una sustitución religiosa: permite una retención y una re-
distribución;
- efectúa una sustitución económica: fortuna, inversión;
[16) 2. LA MONEDA-SIMULACRO - efectúa una susrirución política: de un grupo social a otro, y
- efectúa otra sustitución: sustituye el cambio social radical buscado
Digamos, de manera muy esquemática: por un leve desplazamiento de poder.
a. El símbolo del poder en la Grecia arcaica era el cecro, el bastón de. Del mico contado a la operación política tenemos coda una serie de
mando,21 que circulaba en la Asamblea cuando cada uno debía tomar la sustituciones. Éstas se superponen y se suscituyen unas a otras. Eso es el
palabra, proponer su opinión, participar en una decisión, prestar un simulacro: operaciones reales, series indefinidas, que crean una fijación
juramento y exponerse al cascigo por perjurio. (no una represen tación).
Ahora bien, ese poder así man ifestado (poder a la vez compar tido [19] En tanto que, si el signo "represenra", el simulacro sustituye una sustitu-
que circulaba entre los jefes de grupo) era el que les conferían sus tierras. ción por otra. Fue su realidad de simulacro lo que permiti6 a la moneda seguir
sus bienes, la magnitud de sus cosechas, la amplitud de su casa, la acu;o siendo mucho tiempo no sólo un instrumento económico sino una cosa que
mulación de trébedes y ricos tejidos en el corazón de su hogar El e. ·:· emana del poder y vuelve a él, por una especie de carga y fuerza interna; un
manifestaba simbólicamente el poder en una sociedad donde lo políti objem religiosamente protegido cuya adulteración sería impía y sacrílega.
y lo económico eran solidarios. .j Se han podido idencificar unas cuantas pruebas de ese carácter sobre
b. En una sociedad mercantil como la que estudiaron los econom· ;
, cargado del objeto monecario:22
clásicos, la moneda es el signo de una mercancía ausen te; y su circulaci6 · - el falsificador de moneda, tratado en Grecia como un sacrílego; los
visible, al tiempo que manifiesta los circuitos comerciales y las eq · grandes ceneros religiosos [que funcionaban] como bancos de depósitos
!encías mercantiles, oculta las verdaderas relaciones políticas. Por el sign y préstamos;
monetario, la riqueza aparenta circular, distribuirse y compartirse [20] - el reparto entre los ciudadanos de los ingresos de las minas del
(17] caminos que son a la vez los de la naturaleza y la habilidad, la necesi Laurión en Atenas (Temíscocles se opuso a esa medida);
y la suerre; pero de hecho el poder se conserva. - la redistribución entre el óilµo<; de los tributos pagados por los alia
Lo económico y lo político están unidos, pero desfasados uno e dos de Atenas en reconocimiento de su soberanía, una redistribución que
respecto a otro; su dependencia está enmascarada y el signo moneta se hacía por medio de las dietas otorgadas a los ciudadanos cuando tenían
es simultáneamente el instrumento de la dependencia y el desfase que ejercer sus funciones políticas o judiciales;
ambos y de la ocultación de esa dependencia desfusada. - e incluso los repartos de dinero que los emperadores romanos hacían
En la sociedad griega de los siglos vn y VI, la moneda ya no es para manifestar y mantener su soberanía;
todo, como el cetro, un símbolo mágico político, pero está lejos de - así como, en la época cristiana, los regalos de dinero a los soberanos
ya la representación disimuladora de la economía clásica. Es d ins y las redi srribuciones <le dinero, y
mento de un poder que está desplazándose (a la vez que se conserva) - el juego de los ingresos y la caridad en la ética cristiana.
que, a través de un juego de nuevas regula-:-iones, asegura el mant
miento de una dominación de clase. • El manmcrico agrega: que se susticuycn unas a O!ras.
162 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 24 DE FEBRERO DE 1971 163
Lo que puede explicar el funcionamienro de la moneda no es un� La fórmula soloniana "ni demasiado ni demasiado poco"25 está en la
...
teoría del significante, es más bien un análisis del simulacro. La moneda: linea misma de la institución monetaria.
fue simulacro antes de ser signo.
[21] Y tal vez podamos ir más lejos. La moneda es signo en cuanto simu.'. b. La moneda también es µé"tQOV en el sentido de que permite evitar la
lacro: su puesta en funcionamienco como signo en una economía mer doble violencia política que acompaña el exceso de riqueza y el exceso de
cantil es un avatar de su historia real de simulacro. Simulacro de una� pobreza. Su institución permite a los pobres pagar sus deudas; permite
naturaleza de las cosas, simulacro de un valor que les pertenecería como proponerles trabajo a cambio de un salario (o comprar los víveres que se
.
patrimonio propio, simulacro de una equivalencia real. Lo que Marx: distribuyen entre ellos).
llamó "fetichismo". Digamos, para resumirtodo esto, que la moneda em· Pero al mismo tiempo, permite a los ricos evitar la gran conmoción
[24]
ligada al poder en cuanto simulacro.23 política y social: les garantiza, a fin de cuentas y gracias al sacrificio de
mandado, que conservarán la mayor parre <le sus cierras y sus riquezas.
El instaurac.lor de la moneda es el regulador de los conflictos sociales;
[22] 3. LA MONEDA-MEDIDA es aquel que, como Solón,26 se sitúa como un límite entre los parridos y
no cede ni ante uno ni ante otro; es aquel que tiende entre ellos el escudo
La moneda aparece pues en una figura cuyo [dibujo) [dminj* tiene � � que les impide pelearse.
forma del ritual religioso y cuyos aspeccos esenciales son:
- el don y la reunión, 1·1 *c. De tal modo, la moneda
- el sacrificio y el reparto, - hace reinar el orden y la justicia;
- la redistribución, y - permite establecer la verdad de lo que se debe, de lo que vale. Instaura
-
- la fuerza devuelta a los participances. [el] ÚÍKaiov 1ml. <iA.ri8t�. Pero al mismo tiempo tiene un papel funda
En su origen griego, la moneda está más cerca del c�nsumo rirua1 l
·. .- mencal en el juego del poder;
reconstituyente que dd intercambio entre dos mercancías. - implica la institución del Estado: impuesto, retención, acumulación,
fijación del valor, distribución, y
a. Por lo tanto, la moneda es ante todo un instrumento de regulación entre".: - permite el manrenimienro de un poder de clase.
los diferentes elementos que consrimyen la ciudad:24 por su distribuci6�- 1 Brinda a cada cual la posibilidad <le estimar como verdad, de medir;
[bajo) la forma de regalos o dones, se evita que los pobres sean muy pobres(1 permite la justicia (la medida como no exceso).
por el impuesto aplicado a los ricos, se evita que éstos sean demasiado ricos._:� El no exceso y ia verdad: profunda copertenencia griega. La relación
La moneda es en verdad µúgov -un instrumento de medida-, pero :. de la moneda con la verdad es, en consecuencia. ésta:
[23] en el sentido de que impide el exceso, la n:J..eove�ict, el tener demasiado . :
. - al evitar el exceso.
Pero también impide la pobreza demasiado grande, el endeudamientO ' - al establecer el equilibrio (y la no violencia),27 y
indefinido; permite a los más miserables redimir sus deudas y escapar a - - al promover la vigencia del orden en la ciudad,
la esclavitud que los amenaza. Si es µéi:QOV, no es porque proponga un. :: permite a las cosas develarse en su verdad.
patrón del valor respectivo de cosas diferences, es porque pone un límite ·; Por consiguiente, no enuncia una verdad por el hecho de medirlas
a la riqueza y a la pobreza. Es medida no como definición de una canci· cuamitativamenre: por excluir el exceso, las deja valer y desplegarse en
dad común, sino como exclusión de los excesos opuestos (riqueza/pobreza). -
• Síntesis sin pagi na r que, por d papd miliza<lo, se redactó en Moncreal duran te una CSladla
• Manuscrito: de signio fdesuin}. para Jicrar una conferen cía en la McGil l Univ�rsíry.
164 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 24 DE FEBRERO DF. 1971 165
[26] la que perm itió, sea a tiranos como Cípselo sea a legisladores como Solón .•
(28] - una cremacfstica en sentido esrricro, que no busca más que la ad-
hacer que la ciudad viviera conforme a un orden que le era propio. ta.·: quisición de la moneda misma y, por consiguiente, en cantidades infini
moneda es la armonía y la fuerza real de la ciudad. Durante mucho tas. Esca crematística se b;lsa en el intercambio. Está sujeta a la crítica y
tiempo, el cetradracma3·�* ateniense con la figura de la lechuza será, � no es natural. En algún sentido no es verdadera, pese a lo cual hacemos
rravés del mundo jonio, la fuerza visible y circulante de la ciudad.
. a su respecto esta pregunta: ¿la moneda no es la verdadera riqueza, dado
La verdad de la moneda no es disociable del orden y el vigor del.; que permite adquirir todas las demás riquezas y hacer todos los inter
.
,
Estado; es como la otra cara de la ÚÍKfl que reina en él. cambios? Las cosas valen entonces su equivalente en numerario.
Para que la moneda sea interrogada de orco modo (ya no sobre lo que: ¿La moneda no será más bien "pura necedad"?37 Cosa enteramente
puede en el cuerpo de la ciudad sino sobre lo que representa en el intct· : convencional y "sin nada de nacural", porque se la puede desvalorizar por
cambio de mercancías), para que aparezca como signo (natural o cofl#· decreto y desmonetizar el metal y porque, como Mi,hs, uno puede mo
vencional), para que se le pregunte si representa verdadera o ilusoriamenti'.. rir de hambre junto a montones de oro.
el valor de las cosas, será precisa toda una serie de cambios: La doble problemática de la moneda (arbitraria/natural, verdad/ilu
sión) está ligada a su funcionamiento tardío de signo. Con anterioridad
• El Diccionario de w RealAcademia &pa1fola la registra como masculina, pero señala que su verdad se vinculaba, aunque de manera n o apof
ántica, a la ÓÍ1C1'} y al
"dr:icm�" es.de género ambiguo. [N. dd T.) vóµo<;, un vóµoc; que todavía no es convención.38
166 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE .SABER CIASE DEL 24 DE FEBRERO O.E 1971 167
9 Charles H. K:ihn, Ana.ximander andrhe Origim ofGrt'tk Cosmology, J\.·ueva York, Columbia
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aristocrática "nada en exceso" que fijaba un 1echo pero no un limite inferior; véa.� GeorgeThomson. primera cosmología griega", en Mitoypmramiento en la Greda antg i ua, Barcelona, Arid, J 983].
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ji/rJ
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\'ictorias militares, porque tenían a la visea el ejemplo tardío de Dionisia de Siracusa". (Nocas . Zürich, P. H. Heicz, 1948.
conservadas por Michcl Fouc:rnlt en una fich:i relativa al desarrollo del trabajo servil en Grecia. .' JJ Gregory Vla.1ros, "Equality and Jusrice in Early Greek Cosmologics". en C!.�micalPhi/ology,
Los tiranos habrían alentado el trabajo manual; pero bajo la tiranía, !a etapa dd trabajo anesanal ; 420). julio de 1 947, pp. 164-168.
comenzaba a ser superada por la creación de empresas. Según esta ficha, la eschvimd sólo ie .. u Ahhusser y sus alumnos habfan vuelto a escrucar la gé nesis de la forma moneda en Marx
expande con las Guerras Médicas.) En realidad, Arisróteles cuenta que Fid6n transformó su reino y criticado el "fetichismo" como proceso antropológico de reificación de las relaciones sociales
en una tiranía (Política, v, 10, 25-35). (el dinero) : "La categoría de la cosa es la más ajena a Mant (Louis Alchusser, Pour Marx, París,
3 Antony P. Andrewes, The Cruk 1jmrm, Londres, Hurchinson's Univcrsity Library, 1956, ." Maspero, 1966, p. 237 [erad. esp.: la r(llf}lución uórica tÚMarx, Madrid, Fundamentos, 1987)).
pp. 78-83. JJ Humfrey Michcll, The E'conomicf ofA11cient Cruce, 3• ed., Cambridge (Inglaterra), W.
1 F.douard Will, "Réflexions ce hypotheses sur les origines du monnayage", en Rroue Nu-- : Heffer & Sons, 1963. pp. 31 1-314; ed. orig.: Nueva York, Macmillan, 1940.
mismatique. s• serie, 17, 19 55 , pp. 5-23. 1 4 El primero en elaborar esca tesis fue probablemente Bemhud Laurn, Htiliges Geld. F:ine
5 Édouud Will, "La Grece archalque", en
[Acm tÚ la] Deuxitme Ctmfirence intcrnatioMll . hístorirche Untm11ch1mg iibu den sakmlen Urspmng de1 Ge/des, Ttibinga. J. C. B. Mohr, 1 924;
d'hiuoire é((momique - Second lnternationaf Conference ofEconomic History. Aix-en-Provma, : Über dtts Wésm des Münzgtldes. Eine1ach-undbegríffigesthíchtiiche Stt1die,
véase, del mismo amor,
1962, París y La Haya, MoulOn, l 965, vol. 1 , pp. 74-94, y Charles Hir,nerr, A Jtistory oft/N ·· Halle, A. Riechmann, 1929. Édouard WiU se refiere a Laum, espccial meme en "De l'aspcct
Arhenian Comtittttion to the Fnd ofthe Fifrh Cent11ry B. C, Oxford, Clarendon Press, 1952. éthique des origines grecques de la monnaie", en Revue Historique, 21 2(2), 1 954, pp. 2 1 1-213:
6 "El legislador griego indica de qué manera debe autogobernarse la comunidad" (Moses L · 1 ) el buey es objeto, no medio de intercambio;
finley, The Ancienr Gruks_ lntroducrion tlJ thár Lift and Thought, Londres, ChattO & Windus. :_: 2) en los sacrificios y las valuaciones enconcramos la misma unidad (el buey) y los mismos
.
1963 [erad. esp. : losxrfrgosde laAntigüedad Barcclon�, Labor, 1 963). Ficha de Michel Foucault múltiplos (9, 12, 100).
sobre d legislador y el tirano). 1; A partir de aqul, Michel Foucanlr sigtJe principalmente los estudio.; de Édouard Will, entre
7 "Se dice que Ucurgo proscribió en Esparta el estudio de la ariunética por ser ésta popular ' los cuales Korinthiaka. &cherches mr l'hisUJire et la cívilisnrion tÚ Corinthe dLs origines aux gutrm
y democrática en sus efectos, e incrodujo la geomc1 ría en cuanco se aj ustaba mejor a una ol igarqufa -.
. médiques, París, De Boccard, 1955, sigue siendo una suma de referencia aun en nuestros días.
rigurosa y una monarquía insritucional. Sucede que la aritmérica, al uciliz:ll' los números, dimibuye ;'. JI> Édouard Will, "Réflexions et hypothbcs . . . ". op. cit.
las cosas con igualdad, y la geometría, al utilizar la proporción, las discriburc según el mérito. En . 17 Alusión a la transformación de los movímie.ncos M·O·M [metcancía-dinero-mercanda) en
consecuencia, la gcometcfa no es una fueme de confusión del E�rado: comporca un pri ncipio de .· 0-�-D ldinero-mercanda-dinero], muy comentada en la época por los althusserianos. Foucault
distribución enrre los buenos y los malos, que no redhen su parte por obra del azar o d peso sino · recordó en otra parte la función diplomática de una cita de Marx.
18
pnr la diferencia emre d vicio y la virtud" (Plucarco, G"h4rlas dt sobremesa, libro vm, 7 l 9a-b, en ¿No sirve de nada recordar las tres funciones de la moneda universal para Marx: medio de
Obras morak; y tÚ c·ostumbm). Cita copiada por Foucault en sus nocas preparatorias. P�o, medio de compra y maceria social de la riqucz� en general? Véase Karl Marx, ú Capital
8 Según É<louard Will (le Monde grec et l'Orímt, vol. l: Lt v' sücft, 510-403. Parfs, P\JF, primera sección, lll, 3, en (J::1vm,
1 vol. !, ed. de M. Rubcl, Puís, Gallimard, col. Bibliothcque de
1972. p. 73 (trad. esp.: El mundo gritgo y el Oritnu, vol. 1 : Elsiglo V (510-403), Madrid, AJcal, · laPl��a<lc,
1963, p. 687 [cra<l. esp.: ElCapital. 3 vols., México, Fondode Culnua Económica, 1946].
1997]), Hipodamo de Mileto (segunda mirad dd siglo v a . C.) se habría ocup:ido de la reorga# : Perc:y Neville Ure: "En Grecia, las tiran ías se fundaron en la economía monetaria" ( The
·. Origúu of1jranny; nota de Michel Foucaulc).
nii.ación de El Píreo, y de acuerdo con Bemand Gillc, habría conscruidn asimismo '!Urios y Rodas.
en Iral ia (ús Micanicítnsgrm. [.11 n4Í!sanct de la technolagü, P:irls. Seuil, 1980, pp. 50 y 5 1 (trad. i�
Véase Anne-Roberr-Jacques Turgoc, "Étymologie", �rtículo <le la E11cyclopidie que, a juicio
esp.: Úf cultura récnica tn Grecia, Elnacimiento de la tecnología, Barcelona, Juan Granica, 1985)). . de Michcl Foucaulc, establece el primer paralelo iisccmático entre la moneda y las palabras (Ler
168 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
o
us. Une archlologie des scicnm humaineJ, París, Gallimard, 1966, p. 90 (nad esp.: .:
Mol$ et ÍLJ ch .
laspawbrasy las caias. Una arquco/Qxia de l.a.J ciencias humanas, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008)). ·
11 Homero, llíada, 11/B, vv. 100 y ss.; 1/A, vv
. 234-239 y 245-246, y xvi/Il, vv. 501-506
. .
22 "
Bernhard Lrnm, Htiligts Ge/J, op. cit., y Édouard Will, "De l'aspect éthique... , oJ>. cit.,
-
pp. 21 1 213 .
23 Desde la década de 1960 circula una conceptuali7.ación creciente del simulaoo -en opo: �
i
sción al signo y el símbolo- cnuc Klossowski, que lo vincula al "eterno retorno", Deleuz.e, que. � Clase del 3 de marzo de 197 1
l o asocia a "diferencia y repetición", y Foucaulc. Véanse Pierre Klossowski, Un si fanestc tilsiT,. ·
París, Gallimard. 1963 [trad. esp.: Tan fimmo dneo, Madrid, Taurus, 1980); Gilles Deleuu,. ;
u ripétition, París, PUF, 1968 (trad. esp.: Diferencia y repetición, Buenos Aires,
Differcncc _
El vóµrn;. * lnstituci6n contempordnea de la !.ey escritay de la moneda
Amorrortu, 2002], y Michel foucaulc, "La prose d'Aaéon" (1 964), en Diu et kriTs, 1954-1988. . : {nomos y nómisma) - Ley escrita y ritual enunciativo (nomos y
4 vols., ed. de D. Deforc y F. Ewald con la colaboración de J. Lagrange, Parfs, Gailimard, 1994, ·
vol. 1, núm. 21, pp. 326-.'37; rccd. en 2 vols., París, Gal!imard, col. Quarto, 2001, vol. 1, PP• thesmós) - Los cuatro apoyos del nomos. Moneda corintiay nomos
354-365 [trad. esp.: "La prosa de Acteón'', en De lenguaje y literatura, Barcelona, Paid6s, 1996). . '. ateniense. Eunomía hesiódica y eunomía solonana í - Economía y
24
Édouard Will propone para "regulación" el término griego nómiima, "instrumento cM : política. La ciudad-Estado: una noción absolutamente novedosa.
.
n ,
apreciación del valor", de la raíz NF.M, nb esis nomos, nómúm11, nomiuin ("Réflexiuns et hypoth� ·
Cesura entre economía ypolítica - Retorno ai simulacro, la moneda,
ses ... ", op. cir.). De donde Deleuze deduce igualmente el término "Nómada", en Dif/lrtll(t d: ':
la ley. ¿Qué es un nomos no dicho poi· nadie?
ripériri< m, op. cit., p. 54.
25 Véase nota 1 de esta misma clase.
ZG
Alusión a un poema de Solón, en Gregory Vimos, "Solonian justice", en Cl.a.JsicalPhílofoo
41 (2), abril de 1946, pp. 65-83 . (l] En la lucha entablada en los siglos vn y v1, la moneda había aparecido,
27 Demóstenes c.lirá que hasra un ápice de violencia significa una injusticia; véase Grcgorr según d ejemplo de Corinto, como un instrumento sutil y circunstan
Vlascos. "Solonian justicc", op. de. ciado; permitía, al tiempo que facilitaba un reparto de !as tierras, man
lR
Claudc Mossl!, La Fin dt la dimocrarie athininme, París, p.,;f, 1962. pp. 234-239.
tener el endeudamienco y codas las desigualdades ligadas a él; de ese
z9 Véase supra, p. 146 y nut2 21 de la clase del 1 7 de febrero.
JO Vla.s
e supra, p. 146 y nota 22 de la clase del 17 de febrero.
t o
modo, posibilitaba que el poder polí ic (apenas desplazado) siguiera en
.
JI Platón, la Rlp11bliq11e, vm, SSOe, en CEuvm compÜ'w, ed. y uad. de L Robín, Padl.· ·i manos de los propietarios.
Gallimard, col. Biblíothcquede la Pléiade, 1970, vol. I, p. 1 149: "¿No es la diferencia quesepan · Ahora bien, la otra gran institución contemporánea, o casi, del
la virmd de la ríque'1.a comparable a la de dos cosas, cada una de las u1ales, puesra en uno dc iol.l:· vóµ wµa1- es el vóµoc;, caracterizado con frecuencia como la ley escrita.
placillos e.le la balanza, lo hace inclinarse siempre en sentido comrario?".
.s� P!arón, La Rl¡mblique, rv,
.
42ld, op. cit., p. 982: "Sí !a pobreza le impide procurarse lat :
' -� [2] Con referencia a la moneda, traté de mostrar que en un inicio no se
introdujo como signo en la práccica del intercambio, sino que desempeñó
herramienta.1 o alguna de las ocras cosas que necesita para ejercer su oficio".
" anee todo un papel en las distribuciones sociales en las que aparecía como
11n
_u Según el d icci ario Roberr,· "la Academia consic.lera femenina esta palabra. Pero los ar-• "
queólogos la usan siempre en masculino".
': simulacro.
-14 Humfrey Michcll, Th( Economics o fAncienr Greece, op. át., PP· 331 Y 332. Con referencia a la ley, tratar de mostrar que en un inicio no se
.n Aristórcles, Política, 1, 3, I 25.3h y !, 9, 12 57a-b. introdujo como escritura: que la escritura no constituye en ella la dife
JI• Es decir: 13. vida feh, i.t.yo:Ofiv Cwtjv (Polltica, l, 8, 12S6h 32). ;
rencia fundamencat,2 y que la aparición de la ley escrita se da dentro de
37 Arisrótcks, f'olttica, 1, 9, I257h. Véase, asimismo, Pseudo Arisróreles, Económicos. 11, .2,.'.
un acontecimiento en d que la cuestión pasa por el poder y la lucha
1347a 8 - 1 1 . 1 348b 22-30.
n
fthe Athe ian Democracy, Oxford, Oattndon
3s Martin Ostwald, Nomo.< andtht Bt!(innings o
por el poder.
l'ress, 1969. _
169
f 170
LECCIONES SOBRE LA VOLUN11\D DE SABER
!51
(siglo Y a. .). No es ella la que puede explic funciona como tesoro y poder en la rorma del secreto.
·
� ar ese vóµo<; que va a ser
caracrerfsnca de muchas ciudades griega s en
· e'po ca c J' · De allí las instituciones de memoria constituidas por grupos que se
la as1ca. La"nu
transmiten esos secrecos, con reglas estrictas de exclusión y procedimicn
,.
ley se opone a la anrigua según otro modelo.
ros mnemotécnicos muy particulares, conjuntos de discursos:
- así en los grupos de aedos, y
f3J LEYES ESCRITAS Y NO ESCRITAS - así en los templos, los "guardianes de las cosas dichas".
En virtud de las reglas jurídicas, los poseedores del discurso eran
A. El 6eoµó<; cambién los poseedores del poder y la riqueza. La memoria de las reglas
El 8eoµó<; era una regla no escríra. Lo cual no quiere era una de las riquezas de las grand es familias, una de sus reservas, un
decir pura y si.m'.
plemente que fuera una regla oral que se desplegaba en
el elemento modo de ejercicio del poder y una manera de conservarlo. Habfa "exé
..l.. 6yo<;, el discurso pronunciado o la voz.
"
no nene exmencia o, en todo caso, no tiene actualidad. La memoria q a la fulguración del acontecimiento; el hecho de que su mantenimiento
lo conserva no es una suerte de presencia muda y siempre despierta. está garantizado en la forma gemela de la propiedad y la memoria como
Para que el 6eoµó<; funcione,3 no basta con que esté inmerso en instrumenros de ejercicio del poder.
memoria o en el hábito: debe enunciárselo como lo que es, el 0eoµó�:·
con todos los gestos y signos de soberanía que corresponden. No ha',;. [ 7] B.Elvóµoc;
reino silencioso y continuo del fü:aµó<;;: su eficacia está ligada al acon •. [Elvóµoc;] no podría identificarse con la ley escrita, así como el fü:aµóc;
cimiento ritual de su enunciación. Su poder se ejerce en el acontecimiento�· · no puede resumirse en la tradición oral.
Y. Tercera característica del BE:aµó<;;: esrá contenido en un sistcm• En efecto, tan pronto como se presta un poco de atención a los rexros,
·
estricto de pertenencia y posesión. En la sociedad griega arcaica, la me--:1 se advierte que vóµoc; designa varias formas de instituciones bien distintas:
moria no es tanto un asunto de conciencia individual o colectiva; es unai et. Desde luego, la ley escrita, yde manera más precisa la ley inscripta,
forma a la vez de propiedad y de poder: lo que merece conservarse en J&. se graba públicamente a la vista de todos en rabietas de piedra o muros
memoria debe guardarse ce!osamenre, a causa de su eficacia, en grupot' que cada cual puede mirar cuando quiera y lo necesite.
,J
172 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 3 DE MARZO DE 1971 173
C. Tal vez haya que ir aún más lejos: sí bien es cierto que el vóµoc; está discurso, la pedagogía, la naturaleza), *w podemos ver esbozarse, desde afuera,
escrito y que la escritura manifiesta la intangibilidad de la ley, su carác algunos de los rasgos del vóµoc en oposición a lo que caracteriza el 8eoµóc.
ter sagrado en ciudades democráticas como Atenas, la ley podía modi Inscripto en la piedra, presenre en medio de todos sin que nadie tenga
ficarse como consecuencia de discursos, debates, deliberaciones y vota que formularlo, el vóµoc; ya no es pronunciado por nadie en particular,
ciones. (Incluso se preveían, en algunos casos, penas para aquel que, tras habla como por sí mismo, en su propio nombre, aunque no tenga otro
proponer un cambio en la ley fundamental, no obtuviera una sanci6n nombre que el histórico mítico de su fundador. Contenido en b. acome
favorable, [y esto,} en contraste con el 8coµóc;, que sí es intangible: en tida o el juego del A.óyo<;, del discurso público, de la discusión, tampoco
el siglo IV a. C., cuando se quiere hablar de una ley intangible, se la llama allí pertenece a nadie; pero todos pueden apropiárselo, someterse a él o
Lo que prueba a las claras que la ley está expuesta al discurso, al A.óyD<;, se pierden en la noche de los tiempos, tampoco en esce ámbiro pertenece
que puede alcanzarse a través del A.óyoc; u obtenerse a partir de él. a nadie. Ajustado a la naturaleza, participa de ella.
En los cuatro casos hay ruptura del sistema de apropiación que ca
[8'] *D. Para terminar, vóµoc; ciene el sentido de naturaleza, de conducta racterizaba el 8eaµói:;. En los cuatro casos, asimismo, el vóµoc; está se-
crirnra donde se encuentra la rafa del vóµo�. p. I ,a verdad, de efecto, pasa a ser condición.
A titulo puramence indicativo, esta criple institución (escritura, pedagogía, disc::usión) es lo En el pensamiento del sig lo VI a. C., la verdad era el efecto gene ral de
que sirve <le apoyo al vóµo.;. A través de éste, remite a cierta forma de poder polltico cuyo , esa di s posición. A partir del sig lo va. C. será la condición. Porque po
principio es menester aprehender. seemos la verdad tenemos buenas leyes, la pe dagogía coincide con la
Ahora bien, a través de ell a, el saber occidencal se inscaur6, se desarrolló y se transmitió en
nacuraleza, las leyes que [hemos] escrito son conformes a l A.óyo<;; y el
su forma propia.
La instauración del vóµo.; y el desplanmienco del poder que está ligado a él son, por lo
___
.;
A.óyoc; es conforme a la naturaleza.
tanto, decisivos para comprender el lugar de emergencia de ese saber, su modo de funcionamiento. .., El recorrido del campo semántico es posible a partir de la verdad y el ser.
El saber, es cierto, no refleja pura y simplemente rd:u:iones de poder, y con mayor ra7.Ón fuemas '' y. El campo semántico se aísla como insticución, como corte social :
de producción; pero el lug;ir y las condiciones de su formación no pueden disociarse de la manen. ·� la fi losofía, la ciencia, el discurso de verdad (son]:
Todas las discusiones que surgen desde d siglo va. C. en Grecia con referencia al privilegio -, - independiences del poder;
que debe otorgarse al .lóyo.;, a la escritura o a la pedagogía, todas esas discusiones que aspír. -
a dilucidar qué es lo fundamental (en la escritura, la palabra o la formación), sólo son posibles a . .
- fundadores del p oder, y
- críticos del poder.
partir de un efecto de dcsconocimienrn. Desconocimiento debido a que en esa dimibución
variable de la escricura, la palabra y la pedagogía siempre se trata del poder polícico. Pero, de hecho, ese campo se organizó a partir del poder.
A.�í. los cextos de Placón sobre d papel de la cscritma, el .l..óyo<; y la naiocíu deben desci
WECONOMÍA y l'OLÍTICA
frarse no en términos de una represión de la e�critura sino de una lucha hisc6rica bien precisa
por el poder".'
[13)
'Se reconoce aquí una cita de Derrida: "Análisis de una represión y una inhibición histórica
En el caso de la moneda, Corinto era el ejemplo menos desconocido. En
de la escri cura desde Placón. Fsa represión consciruye d origen de fa filosoffa como episrmu; de el caso del vóµoc;, Ace nas ofrece sin duda el material histórico menos
la verdad como unidad dd logos y la phoni" (Jac<¡ucs Derrida, "rreud ec la sdne de I'éaitunt fragmentario.
[ 1966). en I.'Écriture et la differma. París, Seuil, 1967. p. 293, n. l [trad. esp.: "Freud y la escena
de la escriwra", en La ercrit11ra y la difirenáa, Barcelona, Anchropos, 1989]). • M ichel Foucault suprimió un primer parrafo titulado "La escrimra y el tirano".
DE 1971
CU.SE DEL 3 Df. MARZO
177
176 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
fl8J J3. Aspccco político: La euvoµfo. inst au rada por Solón fue una manera de sustituir d reparto
exigido de las riquezas (Ja iooµoir¿úx) 15 p or la disrribuc ió dd pader po
n
Pan0,
- disrribución de los poderes políáco
jurídicos en función del re
líáco: a qu ienes demandaban cierras se les ha dad poder. El poder como
.
económico de la r iqu ez a; o
·
.
- distinción de cuatro clases censatarias susáruto de la riq ueza en la p era ción o de la eúvoµícx.
�;
dano uyos derc hos políricos y el acces
(cuatro categorías de ciuda-·/
� sentido, inversa de b. op erac i<ín de:: Cípsclo (en Corinto,
o a los cargos, al poder de
� En
ec1 � ión están determinados por su fortun
deli-'·
ber ac 1on y
NB:
�e � . ,
.
a), y , :'.
cierto
ve:: ime años a n :s]. tste había llevado a la p rá ctic a una redistribuci<Sn
n
- org an1zac1ón de difere
.1 ecom)mica ímportantt:, gr acias a la cual había ma nteni do el ej e rcic io
ntes tribunales ame los cu ales cu alq ·
u1er c1u-
·
d ad ano pucde inten
· tar una ac ci ó n cont r a cualquier otro.
del poder en las manos de la clase que ya lo tenía (con la sa!vi:dad de un
desplazamiento). En el núcleo de esra ope ració n intervenía la moneda
o a de Solón 14 por varias".
Vale la pena c n centr ar la atención en esta reform simulacro .
�
razones. · Solón, al revés, c om p arce hasca cierto punto el poder para no tener
que redistribuir la riqueza. La cú voµíet. efectúa la compa icitÍn para
n
�
1 . En la c voµ ía, en el buen reparto regula
r que sus riruye la lucha sin : " evitar l a rcdiscribución.
reglas de rt os Y pobres, lo que se dis tribuye, en
� La prueba de que las dos so ucione s son inversas entre sí y de que la
l
definitiva, no es en modo ..
a gu no la riqueza; es el poder jurídico político.
l de Sol<ín se opone con suma claridad a la di: Cípselo está t:n una <le las
elegías del primero, 16 do nde Solón hace notar a los más ricos de Atenas
[20) que él mismo -como un tirano-- habría podido repartir las cierras.
¡·¡ Aspectos positivos"'
Pero lo impo rcanre para nosotros es que EÚvoµia y v óµio µa son
"
' dos ins tituci ones que se en frent an que funcionan en dos sentidos dife
,
n
Con respecro al p ri cip io arcaico de distribución
del poder es, daio es d ·'. rentes pero cuyo efecto de conjunt o es el mismo:
,
ias - cuando se obliga a los ricos a hacer un sacrificio económico, la
una distribución en función de la riqueza, pero con
dos diferenc fun�'.�".
moneda ocupa el primer plano al permitir el mantenimicnco del poder
dam�rak�
a. T dos los ciudadanos tienen una parte, aun los más
pobres, aun d· ;
o '. por i nt rmed io del tirano, y
e
- si uno se apropia de demasiado poder, la ciudad lo casriga, y . poder cuando la EÜvoµía lo impone.
-si uno se apropia de demasia da riqueza, habrá que esperar eJ castigo:
: ' Se atribuy e a Cípselo una obediencia a la ley, y, a la inversa, Solón
· nizo reformas o efectuó cransformaciones en la moneda ática que fueron
de Zeus.
en Atenas el primer paso para el desarrollo de una economía monetaria .
• Pági na agregada durancc una presentadón en francés, en mar�o de l 972, en !a State Unl- .
versi ty of Ncw York, Búfalo. Después de ese año, Foucaulc reescribió sus conferencias en inglb. ·,: • Imenírnlo agregado a posreriori para mantener la •imcnía en el texto original.
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
180 CLASE DEL 3 DE MARZO DE 1971 181
f2l ] 2. La segunda característica de la eúvoµ úx sol on ia na, a l a vez que susti- es rico; y el poder es la posibilidad de obtener riquezas. Quien lo ejerce
bien se vuelve rico por un don de los dioses; quien se vuelve rico por
.
tuía el reparto económico por el reparto polírico, es haber creado rela-
.
ciones novedosas y complejas entre economía y política. medios censurables pierde el poder, los dioses lo condenan.
Cosa que la reforma de Cípselo no había logrado hacer: el poder El mismo principio de distribución reparte, en un solo movimiento,
.
político se había limitado a tomar la forma de la tiranía; la reforma de el poder y las riquezas. En Salón, es verdad, uno tiene una parce de poder
;
na
Sol6n es mucho más cosca en el aspecto económico; tuvo tal vez u : en proporción a su fortuna, pero se presume que las particiones de ésca
y el reparto de poderes no obedecen a los mismos mecanismos.
·
incidencia histórica mucho más grande.
¿Cuáles son esas nuevas relaciones emre economía y política? Lo que hace que uno sea rico o pobre está al margen de: la Euvoµ(a:
A pri mera visra, una correlación exacta entre la camidad de riquez.a yd es el azar, es la suerte o la fatalidad, es la volunrad de los dioses. En cam
.
grado de participación en el poder: los individuos se reparten en cuatro · bio, lo que hace que al ser rico uno ejerza más poder que al ser pobre es
clases censatarias, en función de sus riquezas (medidas de manera cuantita- .:. el principio al que por fin llegamos: el vóµo<;.
.
.
tiva: los pentacosiomedimnos, 17 o cualitativa: jinetes, propietarios de bueyes) Solón lo dice en sus textos: si alguien quiere abusar de esos derechos
¿No estamos aún muy cerca del grupo arcaico, en el que los podero- . .' [24] y cometer una injusticia por abuso de poder, coda la ciudad lo padecerá, y
. de inmediato; es menester, pues, que el vóµoc; que reparte los poderes
sos eran siempre los más ricos y los ricos eran poderosos por derecho:
propio? De hecho, creo que no, y por dos razones. prevea su castigo. En cambio, si alguien se enriquece desmesuradamente
f221 ex. Hay an ee todo una diferencia i mpor t ant e: en la reforma de Solón . y de una manera que no es justa, pues bien, en el hecho de que los dioses
el más pobre no es el que no tiene poder: es el que tiene la parte más·: lo castiguen o castiguen a sus descendientes, según las antiguas creencias,
pequeña del poder; el que no tiene otro poder que el de participar en la.. i el vóµo<; no tiene nada que ver.
Asamblea,18 el de hacer comparecer anee la justicia a cualquier otro ciu. ::· Nóµoc; es el nombre que recibe un principio de distribución del
dadano, el de apelar el fallo que lo condena, delante de .la asamblea po- � poder que sirve para mancener (pero [al] oculrarlos) los principios de
pular . No hay nadie, por tamo -a menos que sea esclavo o extranjero-que ' atribución de las riquezas .
no tenga un poco de poder. El vóµo<; es la forma que adopta la cesura de lo político y lo econó
Y de ese modo aparece una idea absolutamente novedosa: la ciudad· : mico: cesura que, podrá verse con claridad, es la ficción de un corre real,
Estado, la n:ó.l..1�, como conjunto de los ciudadanos en c u anto poseen.'· porque el reparto de los poderes políticos entre las cinco* clases censata
una parte del poder y éste se ejerce en su rotalidad a través de todos dios. ...
· rias reproduce, prolonga, institucionaliza desigualdades económicas; y
El poder ya no es, entonces: porque, sobre todo, la insrauración de un vóµoc;, una ley intangible que
- lo que poseen exclusivamenrc algunos; prescribe el reparto del poder, tiene la función de mantener cierto tipo
- lo que sufren unilateralmente algunos ocres; [25] de relaciones económicas.
- lo que se ejerce puntual e instamáneamence en gestos, palabras, : Para caracterizar el papel primordial de la moneda habíamos apelado
órdenes o rccenciones rirualizadas. al simulacro: simulacro religioso en su forma, sustituto y soporte metálico
E! poder es lo que se ejerce de manera permanente a través de todos ": Úe las rcrenciones, destrucciones y redistribuciones que, mágicamente,
los ciudadanos. La totalidad de un cuerpo social comienza a aparecer . infunden nuevo vigor a la totalidad del cuerpo social, la moneda es el
como el lugar donde el poder se aplica a sí mismo. El poder nace de un '� simulacro del poder repartido entre las manos de todos, cuando en rea-
cuerpo sobre el cual se ejerce.
[23] p. Pero hay otra diferencia entre la forma arcaica de poder y la eúvoµí« .. • La re f.orma so 1oniana
· ·
d'tsunguc · ¿Fonc�ult asimila a una quinta
cuacro e1ases censacanas;
clase a los metecos sometidos a un impuesto? ¿O bien se uara de un error?
de Solón. En las formas arcaicas uno ciene el poder en la medida en que ;
182 183
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 3 DE MAR7.0 DE 1971
:·
Baj� la moneda no se encuentra la forma abstracta y semiológica
{sic] sobre el efecto de cesura donde roma su ugar el voµo
� c;. Vayan pues
si. gno, sino el fulgor de un simulacro que actúa entre el que saquen a la luz la
a ped·1r a la pedagogía, la discusión o la escntura .
[26)
poder y la riqueza.:
.
ocultación, de la que son un efecto indirecto, a parnr de 1
.,
Bajo la ley no encontramos la gravedad de la escritura, sino la cesura quO'_ a cons: 1tucton
es cond e la dependencia de lo político con respecto a lo económ
ico. ./ de un poder político con la forma del Estado. Su
�
indi ere�cia éuca a las
La moneda y la ley ocupan un lugar diferente, a buen i relativa con respecto al e¡erc1c10 d�I poder
-
seguro, riquezas y su independenca
cumplen un papel complementario en el juego de lo político
y lo econ político no sólo no les dan ninguna soberanía o
libertad l. . . ],. smo �ue
.
mico, el poder y la riqueza. Juego que existe sin duda en cad
a socie no son más que el efecto de oculcación que fun a
d su ex1scenc1a y
ellas
pero cuyas formas arcaicas habían sido puestas en tensión extrema
garantiza su funcionamiento.
las transformaciones econó micas de los siglos vn y v1 y las luchas . .
babilónicas, la aprop1ac1ón del poder por el sobe-
En las sociedades
clases que fueron su consecuencia. ritual de l�s re
rano se renovaba y reaseguraba mediante la recitación
laros legendarios, las geneal og ías y las teogonías. Y ahora, ese voµoc:;
a reforzarse?
que no se apropia del poder sino que lo distribuye ¿có�o va
[27] CONCLUSIÓN ¿De dónde va a sacar su autorid ad y su vigor, habida cuenta de que
nadie lo dice?
En esa posición de cesura, el vóµoc; exhibe una serie de característicu. · ,
129] Vemos esbozarse la necesidad de un discurso que cante no al soberano
Es un discurso que no puede ser pronunciado por nadie en partíc
sino al vóµoc:; mismo, el principio de distribución, su valor y su sabidu
Ni entre los dueños de la riqueza (porque el vóµoc; la conscata, la el origen en el cual se funda, el orden que hace reinar no sólo sobre
ría,
ua, la transcrib e en tér minos políticos sin participar en ella), ni entre)
los hombres sin o sobre los astros, los mares, los animales y las planras.
duefios del poder (porque es él el que lo distribuye).
Podemos de inmediato iden tificar algunos rasgos de ese discurso que,
En consecuencia, el vóµoc; no debe hablar desde ninguna parte a partir del vóµoc;, sustituye al viejo canco de soberanía:
debe hacerlo desde un punco medio o un lugar común. - ya no tiene que decir las haz.afias y los acontecimientos guardados
- o (bien] es dado por el oráculo (Esparra), en la memoria;
- o por el nomoteta, - debe contar la permanencia de las disuibuciones entre las co sa s Y
- o por la Asamblea. los hombres;
Es esa voz de ninguna parre, esa voz del medio o esa voz de todos
·'
que, según los casos (es decir, según las relaciones de fuerzas enfrentadas .
va a insricucionalizarse: • Naturalaa: agregado no datable. Véase mpra, p. l 73, nota ••·
184 185
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL3 DE MARZO DE 1971
'
otro npo; - profecía.
·
- no tiene que situarse en la esfera de un a soberanía que ésta la que lo proclama, lo fon.da, lo refuerza. .
· asm. os y
él mismo p. se funda en la palabra: es
d eb . . y
a reconst1tu1r,
. Se comprende que el discurso de soberanía no pueda ser igual
cmre los
- debe hablar a partir de esa zona en blanco, esa cesura entre los griegos,
donde
desconocen las relaciones de lo político y lo económico . - ni en su función,
Allí se identifican el lugar de un sujeto cognoscente y neutral, - ni en su distribuci<ín.
La cuvoµíoc puede ser - ariswcracia, Debe acmar en ocro registro de dualidad: el del orden de las cosas, el orden de los
cual ·
la vía del A.óyoe;. uaduc.ci ón de nomoJ es "a rreglo de partición", repa rto (HeiligeJ c;eld. Einc historische Untersuchung
Las r quezas Üenen su orden propio o, iihtrdcn Jakrakn Uriprung des GeldeI, Tubinga, J. C. B. Mohr 1921).
v6µrnµa.
'. mejor, su medida: ,
2 Los oyentes de Foucault escuchaban a la sazón fa alusión a un tírnlo de reciente aparición:
su ley: vóµoc;;.
L'Écriture et la di/férence (París. Scuil, 1967), de Jacques D errida [trad. esp.: La e;crimra y la
Las cmdadt:s tienen su orden o, mejor,
La verdad es el orden (menos la riqueza, menos la
La moneda: es la medida menos el orden diftrencia,
economía).
Barcdona, Anthropos, 1989].
3 Véase Paul Vinogrado'" Ourlinet ofHístoricalJurispmdmce, Londres Humphrey Milford,
,
menos el orden, la jusricia.
1920, vol. 2, pp. 76-78, y H�nvig Frisch , Might andRight in Antiq11ity. "Dike" 1: From Homcr
'º tht Pmitm Wfirs, trad. de C. C. M3rti
ndalc, Copenhaguc, Gyldcndal lfoghandel, 1949.
4 Los intérprcces eumólpidas se arncian a la familia sacerdotal de Atenas, los Eumólpidas que
insticuyeron el culto de Eleusis: véase Paul Vinug radov, Outlines ofl!istorico/J11rúpmdence, op.
cit., 1101. 2, pp. 76-78. Los cxéget:is terminaron por desempeñar un pa pel de
�onscjcros jurldicos.
1 Véanse Heródoto, Hisrorias, IV, l 05. y relix Heinimann, Nomos 1mdPliysis. Hn-Jmnft 1tnd
&deut11ng einer Antithese im grie«hiJchen Dcnken des .5. Jahrh1mdat1 [ l 945], 2• ed., Basilea,
Friedrich Reinhardt, 1965.
6 Thomas Alan Sinclai r, Hístt>irt de la pmsle polirit¡ue grecque, sin mención de traducwr,
París, Payot, col. Bibliorheque Hi�torique, 195.3; cd. orig.: A History ofGmk Political Thoughr,
Londres, Romle<lge & Kcgan Paul. 1951.
7 P! ndaro, "Quima ollmpica� y "Cuarta pítica".
3 "Etimológicamente, ermomin no <lt:bc vincularse a nt>mos sino a m·mein. En Hornero (Odisea,
gisbdor [. . . ]. mn�mí ymomía, expresan una acritud moral por parre del ciudadano" (Victor
a, d
Ehrenberg, Aspecrs ofrhe Ancimt World. Es;oys and Review1, Oxford, Blackwcll, 1946, pp. 71"86;
md. fr. de Michel Foucaulr).
? Hes íodo, 1eogonía, w. 900-902.
Gregory Vimos, " 'Ioovoµía íloAinK ��, en Jürgen Mau y Ernsc G. Sch midr (comps.),
10
13 Foucault utiliza una serie de citas exrraldas de: Wcrner Jacgcr, "Solons
Sitwng!berichte des PrewJ'iff/,e Akademie dtr Wissemr;haften, Berlín, 1926, pp. 69-85; G
Eunomie", '
Vlastos, "Solonian Jus1ice", en Clmsícal Phi/Q/Qg-¡, 41 (2), abril de 1946; !van Monimer
Solon the Arhenian, Berkeley, U1üvcrsiry of' California Prcss, 1919, y Pierre Lévcque y
Linfo
p·
Vidal-Naquet, Clirrhrne l'Arhinim, Parí.�. Les Selles I.emes, col. Annales Lictéraircs de l'Un.i
de Besanc;:nn, 1964.
1 4 Édouard Will, "La Crece archa'ique", en {Actu de /aj Dmxieme Cmzflrmce
Clase del 1 0 de marzo de 1 971
íntl'171atía
d�JÍstoire éco11omiq11e - Second lnrernationai Conference ofEconomic Hútory. Aix-m-
1962, París y La Haya, Moucon, 1965. vol. 1, pp. 79-94.
15 • Iooµo1Qíct (iJ), que Jebe traducirse como ..parres iguales", y de allí igualdad de de� L o puro y lo impuro:* la abluci6n homlrica
como rito de paso -
listhent l'A1hl11ien, op. cit.
Inversión del estatus de la manch11 en los siglos 1m
y VI - Nomos,
'
Véase Pierre Lévcque y Pierre Vidal-Naq11er, C ·:·, ·
S unda elegía de Solón, citada en lvan Monimer l.infonh, Snlan theAthenian, op. cit. como s ituto
u.st
16 eg
:· i - Democratizaci6n de la mmor
democrático del sacrificio suntuaro
ta!ídad - Criminalidady voluntad de saber.
de cereales. (Primera clase de ciudadanos: pemakosioi.)
Sólo las dos primeras cla.�es censatarias permirían el accern al poder: los uconres se el
dentro de ellas. Ambas clases representaban ünicamenrc a una quinca pane de los ciuda
cuyas tierras producían más de 500 celemines de trigo.
É<louard Wil!, Le Monde xrec et f'Orient, op. cit., vol. l, p. 65, escríhe: "Ni siquiera se l..A INTRODUCCIÓX DE CATEGORÍA JURÍDICO RUIG!OSA
18
LA
sí los reces, h íiltima clase, tenían acceso a la ekklesia, la Asamblea del pueblo que elegf� a
[I)
DE LO I�ll'URO
189
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41 .
191
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEI. 10 OF. MARZO DE 1971
!90
anres del período considerado. Pero al parecer se sacrificio suntuario cuando éste no
fortalecen de mane (El interdicto como sustituto del
considerable y, a no dudar, se organizan a partir del siglo ' . 10
1 e.)
vn. es econom1camente posºbl
ce. lmporrancia y mericulosidad de los ritos en Hesío
. .
arbi rrariedad del riro es en cieno modo una
ex1genc1a de su
do. Además Se ve: Ja
los ritos homéricos, vemos pulular las prohibiciones, como cieno, no es esta función la que explica que
no bafi función social y política. Es
en la desembocadura de un río, no corcarse las uñas en
un festín 0 claro está, un análisis de las significaciones
el rito sea tal o cual (sino,
sentar a un niño de 12 meses o 12 años en un objeto sagrado.7 riedad ti:ne una función, y �or eso,
mágicas) . Pero, como tal, esa �rbitra
p. Pero es el orfismo, sobre todo, el que fonaleció, al organizarlas, 1! lejos de atenuarse, de racionalizars
e, se manuene durante largo uempo y
a. Sucede que frenre a la regla que es
a veces hasta se fortalece y se exacerb
una serie de prescripciones riruales.R
¿A qué corresponde ese forcalecimiento? , patrimonio de los poderosos y que éstos
ocultan, im�onen desde a era
.
�
[8] a. Este tipo de ritos transmitidos de generación en generación se
opo · [tO] -y [que] pone en juego el despliegue,
aunque sea sacnftc1al, e las nque �
regularidades acce
(en su forma y su modo de apropiación, más aún que en su contenid
o)' :z.as-, frente a esa regla, el ritual levanta un sistema de
a las reglas jurídico religiosas conservadas en concepto de propi e dad aplicar a sí mismo, pasibles <le un
sibles a codos, que cada uno puede
control autónomo y, por último, disociadas
exclusiva y secreta en las grandes fumilias. E.sos rituales, bajo la for ma por el efecto de una relación
de
sacrificio de las riquezas.
recetas eficaces, son, en su función de armazón jurídico religioso de
14; mágica, arbitraria en su forma, de la posesión y el
existencia, un contrapeso a los secretos y decretos de esas grandes familia&. '
entre los
b. Las prescripciones son conocidas; su observancia es fácil, si nel 2. El otro aspecto de la transformación religiosa que tuvo lugar
siempre de seguir, sf al menos de veri ficar. Cada cual puede determinar:' siglos VII y v1 es la aparición de formas religiosas que escapan
al juego de
por sí mismo si lo que hace está bien; cada cual puede ser su propio ju� ; la apropiación por las familias ricas.
1 popular es
y cada cual puede emiti r con respecto a sí mismo un juicio de calificación · En primera fila, el culto dionisíaco.1 Culto cuya índole
religiosa.�) . bien conocida:
c. Estos ritos permiten a cada quien ser por sí mismo responsable dd ' et.
en el
imporcancia de los ricos agrarios y de las referencias agrícolas
éxito o el fracaso de sus cosechas; mediante el rito, uno puede tomar en culto que se le rinde;
sus manos su suerte o su desdicha, su buen entendimiento o su desavc- · p. cesrimonio de cienos dememos legendarios que cuentan la invasión
nencia con los dioses. Para el éxito de las empresas ya no se depende de , ciudades.
de un Oioniso desbordante que choca contm las puertas de las
la piedad o la impiedad de los poderosos y los reyes. Un rico bien obser- Así, Penteo, rey de Tebas, trata de cerrar las puertas de la ciudad
a la
.
invasión dionisíaca; las Ménades terminan por desgarrarlo (l a
vado permite ser directamente amado por los dioses. Es preciso además . s Bacantes
que el riro esré al alcance de todos. ' de Eurípides), y
[9] d. Ahora bien, hay que hacer notar justamente que esos rituales son '. y. organización en grupos cultuales, los ciasos, cofradías que
nacen
de
completamente diferentes del más conocido y difundido de los actos , r1 espontáneamente *o bajo el efecto del proselitismo, pero al margen
culruales, a saber, el sacrificio. toda pertenencia a los grupos tradicionalmente poseedore s de la regla Y
Nada de sacrificios de bueyes, carneros o cabras, que sólo pueden d secreto de los cultos.
aparecer en el culro de los ganaderos ricos; ni siquiera hay ofrendas, que · Ahora bien, entre todas las características singulares del dionisismo
sin duda eran con frecuencia un impuesto disimulado cuando se trataba . hay que destacar: a) que la pertenencia a él es un asunto individual, ya
de llevar productos a un emplazamiento sagrado percc:neciente a una gran . sea uno joven o viejo, hombre o mujer, extranjero o ciudadano; b) que
furnilia. Pero hay gestos, abluciones, interdictos más que sacrificios; riros
arbitrarios que hay que recordar más que objetos que haya que ofrecer. • Hoja intercalada sin paginar, con escritura y tima diferentes.
194 LECCIONES SOBRE l.J\ VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DE 1971 195
el signo de pertenencia se marca individualmente en el trance; e) que cf; un nuevo poder político permitió la introducción de la moneda, el esta
sacrificio implica una participación igual de todos: el dios iooóaítl)c;;12 , blecimiento de un vóµoc; y un nuevo tipo de práctica religiosa.14
d) que el secreto no es posesión de una familia o un clero sino de todo¡ " (J3] a. Es característico que la coma del poder por los tiranos o la nueva
los participantes, y e) que el lazo con el dios es individual (aun cuando ) distribución dd poder impuesrn por los legisladores nunca se hagan en
el indjviduo se disuelva en él). nombre de los dioses populares: del dios popu lar. Jamás hubo legislación
Estamos muy lejos de los juegos de los dioses y los hombres o poder "dionisíacos", así como no hubo reparto exclusivo de las riquezas
eni-.;
Homero: - lucha (no olvidemos que Oioniso tenía a veces el nombre de ioooctÍtT)c; (dios
- deslumbramiento del reparto]).
- susntuc1ones. La toma del poder se hace en nombre de los dioses tradicionales
cuyo culto está en manos de la aristocracia. Por ejemplo, en nombre
3. Al mismo tiempo, un desplazamiento en el cuico de los grandes dioses de Zeus (en Corinto) o de Atenea (en la época en que Pisístraro regresa
�
[l IJ �
y el modo de funcionamiento de los rituales vinculados a él: ya se puede ! del exilio). la legislación de Esparta o la de Cirene se sancionan en
notar una diferencia importante entre los dioses homéricos y aquellos.: . � nombre de Apolo.
cuya historia cuenta Hesíodo. b. Pero csco se da, sin embargo, con dos modificaciones importantes:
Es indudable que los dioses homéricos se habían repartido el mundo '.. o:. Los dioses se reintroducen desde afuera e intervienen como árbitros
y hacían reinar en él su püder y su cólera. Pero también tenían la funci6n ; emre los partidos; despojados, al menos en apariencia, de sus lazos de
de proteger y querer a algunos pueblos. Están los dioses que protegen a.; per tenencia a las grandes familias.
los aqueos, y otros a los troyanos; y entre los que protegen a los aqueosr: Con el presunto objeto de poner fin a los males que hacen estragos
están los que protegen a los argivos, etc. Pero esta protección de cada :· [14] en la ciudad, Apolo ínterviene en Esparta. Al planificar su vuelta a Arenas,
·
grupo se da habitualmente por intermedio de un jefe: Es éste quien, por '. Pisísrraro organiza un cortejo, que significa a las claras que ambos vuel
su nacimienco o sus ofrendas (o, al contrario, por sus ofensas), atrae las i" ven del exterior, para hacer reinar la paz.
bondades o el odio del dios. '. De allí el importante desplazam iento de la localización cultual: el peso
1121 En Hesíodo, 13 los dioses no aparecen atados por esos privilegios . ; político conquistado denrro de cada ciudad por ceneros de culto en la
genealógicos o esas preferencias singulares. Hesíodo cuenta el nacimiento
:.' medida misma en que son exteriores a ella, sobre codo Delfos y Olimpia.
sucesivo de los dioses, la distribución de su poder, la jerarquía dinástica �: Y es interesante señalar que ese desplazamiento tiene más bien un efecto
que se establece entre ellos, la veneración que se debe a cada uno segán ·· de redoblamiento. Por un lado, encontramos en las ciudades lugares de
el reinado que ejerce sobre el mundo. Los dioses hesiódicos están ligados : culto que están consagrados a Zeus en cuanto residente de Olimpia, o al
a fuerzas y dominios que, está claro, no se piensan t0davía en Ja unidad ' Apolo de Delfos (el Delfinión), como si el dios cuviera que ser objeto de
delKÓoµo<;, pero tampoco es cán encerrados en el sistema de las obliga·l hono res en su exterioridad con respecto a los diferentes partidos que se
...
ciones familiares con respecto a sus descendientes aristocráticos. disputan la ciudad. Por otro, los grandes centros cultuales que son exte
riores al marco de la ciudad y le prescriben leyes (anres de prescribirle
4. Es difícil saber cuáles son exactamente los procesos por los que pasó ' una política) permanecen en manos de las familias aristocráticas, que
esta lucha por la apropiación de los antiguos cultos o la dominación de : siguen a cargo del culto en dios.
cierras nuevas formas religiosas. Pero es bastante sencillo reconocer en ·: Se vuelve a traer de afuera al dios interior de la ciudad, y la familia
ese ámbi to al menos el resu l tado de la gran reorganiución del poder en poder de ese culto sigue , a la inversa, atendiéndol o en la localización
político que se produjo en los siglos VII y vi. La misma consrimción de exterior.
196 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DE 1971 197
[15] p . La segunda modificación importante en el culto de los grandes [17] ///. La mancha individual
dioses es su figuración como dioses de la ciudad.
Corinto se entrega en su rota!idad a Zeus, y la Atenea que regresa con Todo esto: el surgimicnco de una economía monetaria, la formación de
Pisísuato es no sólo una diosa tradicional de las grandes familias de la -� un nuevo tipo de poder polírico y la in troducció n de las estructuras reli
ciudad: es la diosa de los artesanos.
de ·,
giosas de las que acabamos de hablar, conduce a cierta definición jurídica
La posesión del culto (con sus tradiciones y secretas) en manos del individuo. Y esca definición da forma a la nueva distribución de lo
una familia, el ;uego de las deudas, los cánones, los servicios que ella ' puro y 1o .impuro. 16
maneen fa con su dios ancestral: todo esto es ahora reemplazado (al menos , ¿Cómo se formula esa definición jurídica del individuo? Esencialmente,
ft
en parte) por una pertenencia recíproca del dios y la ciudad. Las esw ,· en una legislación que vemos ligada de manera regular a los grandes
son su símbolo. cambios políticos de la época.
.
Pero no por ello las familias aristocráticas quedan despojadas de sus Esta legislación incumbe a: - la herencia
o .
�·
privilegios cultuales. La instítuci6n les encar�a el ejercício de cal - los ritos funerarios
lo o
culto, que antaño era en efecto el suyo propio, pero que en sucesiv . - los asesinatos.
es el de la ciudad. De una manera u otra, como vemos, incumbe a la muerte. Al asegu
templos ·,
Para terminar, los grandes trabajos, la construcción de los rar su influjo sobre la muerte y reglar el acontecimiento y sus consecuen
a de ofrend as y '·
(de Zeus en Corinto, de Atenea en Atenas) y el sistem cias, el poder político dibuja la forma de la individualidad. 17
de esos culros .
sacrificios colectivos constituyen el correlato económico
'
·
que adoptan ahora un aspecto de culto de Estado . 118] l . Sobrevolemos rápidamente las leyes concernientes a la herencia y el
cnnerro:
[ 16) Remmm a. Estas leyes desposeen en parte al yévoc:;, la familia en sentido lato,
de sus derechos colectivos sobre la herencia. Dan al individuo la posibi
es a la vez populares e indi- : lidad de mantener hasra cierto punto d carácter individual de su fortuna
El forralecimícnto de las prescripciones ritual
vidualiscas y su reasunción por movimientos
(coma ·;.
religiosos de c_onj��to al transmitirla a sus herederos di rectos y, en caso de necesidad, a suce
n religiosa del md1v1duo,. u.na-_:
el orfismo) conduce n a cien:a calificació
sores adoptados. La individualidad comienza a perfilarse como forma
. , . ,
. .
dad de no dividir indefinidamente las cierras). La medida no es en abso
ob\1go, no sm luchas VlO".',,
puro y !o impuro. .
El vigor del desarrollo del culto d1on1sfaco luto democrática.
· · ·
Y a una cohab'itaeto·n df . b. Con la reglamentación muy escricta de los ritos funerarios no se
lencas, a un reajuste de las estructuras re!tgiosas ..
ma . trata de una medida suntuaria, sino de otra cosa. (De qué cosa?
las divinidades tradicionales con esas n�e�as fo� � .
, rea¡ustada como �ustifi..�. - prohibición de inmolar al toro (sobre la tumba de una persona que
Por úlcimo, la intervención de la rel1g10n as1
cación del nuevo poder político permitirá .1ª.
integración'. �n el StSte ;;; acaba de morir];
legal del Estado,\ 5 de esas calificaciones rehg
.
LOsas del md1v1duo. 1:i - prohibición de un túmulo demasiado alto y un herma en la punta;
rse ahora desde el Esca o · - limitación del tiempo y la extensión del duelo, y
cribución de lo puro y lo impuro va a hace •
tal. - prohibición de cantar trenos o de llorar a un muerro anciguo.
en todo caso, a parcir de la regulación esta
Como se ve, no es un asunto tan económico. Se traca de limica codos
r
los procesos mágico-religiosos mediante los cuales se prolonga,
se revi-
LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER ClASE DEL 10 DE MARZO DE 1971 199
198
del asesino como legínmo, lo p �rificación que borra una mancha previa idenrificada con el propio
a. El reconocimiento del asesinato
ionar una práctica existente. Pero cnmen Y que permite volver a unir lo que esa mancha había forzado a
no hace, por supuesto, sino sanc
importante es que: esta práctica
�
ya no es convalida a por la regla � s ,,
.
separar.
com o tal; al fi¡ar el asesm ato oo .: De aquí en más, por medio de la mancha, la impureza, la segregación,
ciud ad
.
dicionales, lo es por la ley de la
Anrafio la muerte daba lugar a la purificación a causa del pasaje. al Orestes de Esquilo, al que sólo la intervención de los grandes dioses
Aho
la muerte da lugar a una mancha. Todo gira alrededor de puede liberar de su mancha.20 El vínculo pureza-inocencia o [el vínculo]
la peque
mancha imborrable. impureza-crimen no son vestigios de arcaísmos sino, al concrario, forma
(23) Recapirulemos todo esco: ciones relativamence recientes en el siscema jurídico religioso de los grie
El nuevo poder político que se constituye a través de la obra gos. Pero lo importante es comprender con claridad que esca transfor
de l
legisladores o de los tiranos y como sanción de las luchas de clases mación no es el efecto de una racionalización o una individualización,
q
se producen en el siglo vu a. C.:
sino de un conjunto de procesos complejos entre los cuales encontramos;
�
- g ra tiza a los ricos el mantenimiento de su fortuna por la ley de - el fortalecimiento de los rituales como principio de calificación
�
herencia; esta los defiende de sus propias tradiciones descructoras de riquo- religiosa {autónoma) de los individuos;
:
zas a causa de la� leyes �obre los encierros que devoraban furrunas en cerui - la organización de cultos populares bajo formas colectivas en gran
- pero al mismo tiempo y por ese hecho mismo, [esa legislaci6rt escala;
asegura a codos la posibilidad y el derecho a una .supervivencia 0, en t - la transformación o la integración de los cultos familiares como
- para terminar, pone un término a las luchas interfamiliares, y ramb· -el estatus jurídico religioso otorgado al individuo (en la transmisión
aquí defiende a las familias de su propia destrucción. Pero esto im i' de los bienes por las leyes sobre la herencia, en el derecho a la supervi
p
una calificación jurídico moral de los individuos, [que queda] en man vencia por las leyes sobre los funerales), y
del poder político (por intermedio de los magistrados y los tribunales). -la intervención de la ciudad en los procedimientos de reparación que
siguen a un asesinato. Las medidas de exclusión legales (muerte, exilio)
En el cruce de todas escas medidas vemos así esbozarse:
a. un sujeto de derecho que puede hacer valer su voluntad más alU. reemplazan la represalia tradicional (a la vez. regular e indefinida).
de su existencia concreta; La exclusión aparece como el elemento final y decisivo por cuyo
conducro termina de bosquejarse y cerrarse sobre sí mismo un espacio
P. una identidad que puede sobrevivirse más allá de la muerte, y
social (del que vimos por otra parce que es, antes de cualquier intercam
Y. un soporte singular de calificaciones jurídicas y morales.
(24) La individualidad aparece de manera al menos mediata como efecto, bio, el lugar de la circulación monetaria y de ejercicio de la euvoµía,
de ese desplazamiento, esa redistribución, esa nueva organización del del buen reparto económico político).
También gracias a la exclusión termina de conscituirse y encerrarse
poder político.
·
AJ tomar el control de los efectos económicos y sociales de la muerte, . en sí la individualidad como soporte de una calificación jurídica y religiosa
que define [lo] puro y [lo] impuro.
el poder político genera, a modo de efecto, una forma de individualidad
que aún nos resulta familiar. No es que el criminal sea excluido del espacio social porque ésce se
ha constituido y encerrado en sí; pero la exclus ión posible de los indivi
* .. .
duos es uno de los elementos de su formación.
Del mismo modo, la práctica de la exclusión no se implementó como
r�1 *La oposición puro/impuro viene a anicularse con la oposición inocence/ ·
consecuencia de haber pensado o imaginado en primer lugar la impureza
criminal.
del criminal. Esa práctica es constitutiva, y no resultado, de la división
Esra evolución, es cierro, es bien conocida: se ha estudiado con fre- _
puro-impuro en la práctica griega. Como también es conscituriva de la
cuencia el paso del héroe homérico, manchado de sangre pero no impuro,
división razón-sinrazón y como lo es de la oposición delincuente/no de
lincuenre.21 Y la prueba de que la exclusión es constitutiva de la impureza
� Hojas imcrc<1ladas sin paginar.
202 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DF. 1971 203
(y no consecuencia de una reoría, una teología, una moral o una magia do�
NOTAS
la impureza) es que ningún texto griego dice cómo se produce la comuna-: ·
cación de ésta, por qué soporte o vía de comunicación, y con qué efectos. ; 1 Homero, llíada, xxm/'I', vv. 31-7 3. Foucault cita todos los ejemplos tomados de Homero
en el mismo orden que 1ienen en la obra de Louis Moulinier, "Le Pur et l'lmpur dans la pensée
Lo impuro es lo que no puede tolerarse: lo que hace correr peligro a ;:
la ciudad;22 es lo que la amenaza con la ruina. La creencia en la impure:r.a, ec la sensibilicé des Grecs jusqu'� la fin du IV" .�. av. J.-C.", París, Sorbonnc, 1950 (ejemplar de
tesis). [Esta obra se publicó más addanre con el título de Lt Pur et l'imp r dam lapnue l et la
(una creencia, por lo demás, mal enunciada y sin figura imaginaria) e& et·· u
stote, París, Klinck.sieck, 1952. (N. del T.)]
misibilitédngrtcs, d'Homerr a Ari
efecto de una práctica: ésta es aquella en la cual cobra forma la interven:- ;
¡ Homero, !liada, xxn/X, vv. 550-579.
·
750-76?, y xvu/P, vv. 45-50.
ción del poder político en los efectos del asesinato. . l Homero, Odisea, rvlli, vv.
Ahora bien, ¿qué relación tiene codo esco con la verdad? De hecha,�·. 4 /bid. , xv/O, vv. 260-285: "Teoclfmeno, de romo sem ejancc a un dios#.
ahora esramos más cercaque nunca de esta cuestión. El criminaJ impuo/
r 1 Homero, !liada, xv!O, vv. 423-464.
es d que ya no puede acercarse: 6 Véase Louis Moulinier, "Le l'ur et l'Impur. . . ", op. rit., pp. 44 y ss., y Gustave Glocz, La
- ya no puede acercarse al espacio donde se desarrollan los ritos; . Solidaritidt lafamillt dam k droir cri
mine/ m Gr<ce, París, A Fonremoing, 1904, p. 232.
se desarrolla la vida.; 7 Mmin P. Nilsson, La J�ligion populaire dam la &T«t nntiqut, md. de F. Durif, París, Pion,
la plaza pública donde
1954. pp. 180 y 181; ed. orig.: Cruk Folk &ligion, Filaddfia, Univeisity of Pcnnsylvania Press, 1 940.
- ya no puede acercarse a
orfismo es 'un nuevo espíritu infuso' en las religiones anciguas" (Louis Moulinier, Orphe
de la ciudad, y R "El é
- ya no puede acercarse a la ciudad misma. tt l'orphirme iJ l'lpoq11ecLmiq11e, Parí�. Les Bclles Lemes, 1 955. pp. 60 y 61).
Es excluido por el vóµoc;, pero está excluido del vóµoc;, del lugar Según Moulini �r. no hay culeo órfico atestiguado.
y da·' 9
i6n./,
las formas en que se ejerce. Queda al margen del principio de distribuc IU Referencia a Nietzsche, para quien el ritual y el ascetismo son suscitucos del sacrificio.
a ; 1\ André-Jean Festugiere, "Les mystl:res de Dionysos", en Revue Biblique, 44(3), 1935, pp.
Lo impuro no puede cener acceso a la verdad. Pero si la impurez �
es
[27]
o, el:' 192-2 1 1 y 366-396; reed. en André-Jcan Fcstugii:re, ÉNUÚs de religion grecqtu et hellinistiq1�.
la calificación individual aplicada por el crimen una vez cometid
y
; Puls, J. Vrin, 1972, pp. 13-63.
'loooaítT)c;: que reparte a todos por igual ; epíteto de liaco.
propaga
principio de contacco peligroso y el foco desde el cwl el mal se ii
Hesíodo, 1éogonín (que canra la genealogía de los dioses en vez de canear la ley del trabajo
nde cuán necesari o es saber si :
por codo el espacio del vóµoc;, se compre
e� ··
13
t �Jntfo, :ouca�lt �o sólo recuerda la división <le Histoire de lafolie a l'dge c/Jus .
:
( Par;s, ;�o�' � lra . esp.. H1stor1a ¿,, la locura en la época c/4.si
ca 2 vols., Buenos Aire s, Fo
de Culrura Económica, 1992]) de l:.1. que part.
.
t . en Ia pnm
•
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era clase, sino que anuncia Su :
et punir. Nawana de la
pmon (París, Gallimar<l 1975 [rra ,,...,
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•
d. esp. .. Vigzla .
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Je laprwon, México, Siglo xxr' 1976])· cuyo . I'
*
c 1m
· �. ,.-
•
CREONTF.: [... ] El rey Apolo nos ordena expresamente liberar este terri
torio d.c una mancha que él ha alimentado en su seno, y no dejar que
crezca hasta volverse incurable.
EDIPO: ¿Por medio de quépurificación?* ¿De qué desventura se crata?
[2] CREONTE: La de exilar a un culpable o hacer expiar un asesinato con un
asesinato, pues esa sangre causa las desventuras de Tcbas [ . . . ] [Edipo rry
vv. 96- 1OI],1 el dios ordena hoy claramente castigar a los asesinos, cua
lesquiera que sean.2
205
206 LECCIONES SOBRE l.A VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 207
Eo1ro: ¿En qué lugar están? ¿Dónde descubriremos esta ardua pista de Todavía está más presente el signo que la prueba, pero como signo
un crimen an ti guo? de verdad. A tal punto es cierto que el efecto de la impureza y la realidad
Cru::oxTE: En este tcrritmio. Él lo ha dicho. Lo que se busca, se encuen. del hecho están ligados uno a otro. Es preciso establecer la realidad del
era; lo que se descuida, se pierde [vv. 106-111). 3 hecho para escapar a los efectos de la impureza.
A la inversa, los efecros de la impureza (o su ausencia) confirman o
En la época arcaica, la búsqueda de lo sucedido no era el elemento pri· invalidan la realidad del hecho.
mordial y determinante del procedimiento. Por dos razones: [Sl y. La tragedia de E<lipo está íntegramente recorrida por el esfuerzo
1. Lo esencial era el correcto desenvolvimiento de los desafíos y las res de coda la ciudad en procura de transformar en hechos [comprobados]
tituciones. En la escena del escudo, no: ¿hubo crimen?, sino: ¿hubo resti la dispersión enigmática de los acontecimientos humanos (asesinatos,
tución? El fallo no se refería al hecho sino al procedimiento. pestes) y las amenazas divinas.
[3] El juramento decisorio no sirve para develar la verdad sino para poner Cuando el µfooµc:c7 empieza a reinar sobre la ciudad, significa que
a quien jura frenre a un doble riesgo. Si ha cometido el crimen y jura que hay algo por saber. Un enigma por resolver. Y el sacerdote se lo dice a
no Jo ha hecho, será castigado por esa doble culpa. Pero la demostración Edipo: se dirigen a él en cuanto ha sabido responder a la cruel cantora.8
de lo ocurrido se deja a los dioses, que la significarán por su venganza. Los efectos de la impureza preparan al punto las trampas del saber.
4
En la disputa Menelao-Ancíloco no se apela al la"CWQ. Pero en Edipo, Pero ese saber no es el de las reglas a aplicar; no es el que responde a la
¡cuánto afán para reencontrar al testigo! . pregunta: ¿qué hay que hacer? Es el que responde a la pregunta: ¿quién?
2. Sucede que, una vez que el crimen produce la mancha, que ésta El sacerdore y Edipo aún hablaban al principio en términos de "lo
afecta la ciudad5 y que la exclusión es la medida requerida, hay que saber: que hay que hacer", aunque la respuesta a la Esfinge indique a las cla
,,
-si, ras que Edipo es el hombre que responde a la pregunta: ¿quíén? El
-quién, [6] oráculo de Apolo rectifica la pregunta; o, mejor, a la pregunta: ¿qué hay
-cómo. que hacer?, responde: lo que hay que hacer es buscar quién. Y buscar
c:c. Las leyes de Dracón prevén que se determine la existe�
cia del cri- quién, no para comenzar un rico complejo de purificación. Sino segu
una mdagac .ón.
men y que, si éste ha sido de carácter involun tario, haya 1 ramente para excluir: exilio o muerte.
a su cargo la demos· .i
Desde luego, todavía no es la ciudad la que toma . Ahora bien, ese "quién" no será Tiresias el que lo diga.9 Él sabe, por
supuesto, y en cierto sen tido lo dice. Pe ro no lo nombra y no lo ha visto.
son
tración. Los testimonios son ofrecídos por las parrns y los tesngos
·
cojuradores. En su sentencia falra el nombre, como en su rostro falta la mirada.
que
[4] La verdad está aún contenida en la forma de la lucha. Pero resulta A la pregunta: ¿quién?, responderá no el vidente sino aquel que ha
ocurrido,
el fallo al decidir la victoria de una de las partes, recae sobre lo visto. O, mejor, aquellos que han visto:
o, sino
·
�
ya no nicamente sobre el cumplimienco de un procedimient
.
p. Es característico que entre las pruebas del hecho se " -el mensajero que ha visto a Edipo nino y que es justamente el que
s [de la epo 1
durante mucho tiempo signos de pureza. En los alegato
·
en parce, estaba, en el fondo de una cabaña, en posesión de un esclavo De ahora en más, la verdad forma parre de los grandes rituales jurí
que había sido testigo, iot"c.>Q. dicos, religiosos y morales requeridos por la ciudad. Una ciudad sin
verdad es una ciudad amenazada. Amenazada por las mc:zdas, las impu
[7} Conclusión rezas, las exclusiones no cumplidas. La ciudad necesita la verdad como
principio de división. Tiene necesidad de los discursos de verdad como
1. Ya se ve: la mancha está ligada a la verdad. La práctica jurídica y social de los que mantienen las divisiones.
de la que la mancha es uno de los elementos implica como pieza esencial
el establecimiento de un hech o: es menester saber si se ha cometido un Il. Pero la escructura jurídico religiosa de la pureza encierra otro tipo de
[9]
crimen, y por quién. 10 En la época arcaica, 11 se trasladaba a los dioses la relación con la verdad. Podríamos especificarla de 1.a siguiente manera:
inquietud de vengar eventualmente un crimen en el caso de que hubiera IX. Quien es impuro amenaza con su impureza a todos los que lo
sido cometido, y el acontecimiento de esa venganza era el que ponla de rodean. Es un peligro para la familia, para la ciudad, para las riquezas de
manifiesto el acontecimiento del crimen y, a la va, lo compensaba incluso ésta. Allí donde esté, "la ciudad queda sumergida en una marea de sangre,
más allá de cualquier casrigo humano. Había dos acomecimiemos, uno perece en sus gérmenes profundos, perece en sus rebaños; perece en los
de los cuales hacía, reuospectivamenre, fulgurar el ouo, y el tiempo de abortos de las mujeres" (Edipo rey, vv. 24-27).12 En todos los lugares
abolirlo: entre los dos una pura espera: indecisión, inminencia indefinida. donde reina el vóµoc;, es decir, en todo el espacio que constituye la
Ahora el rito de purificación exige que se plamee la verdad del hecho. ciudad, el criminal es peligroso. Su mancha compromete el orden de las
El pasaje del crimen a su castigo [se efectúa)* por intermedio de una cosas y los hombres.
realidad mostrada y de un hecho debidamente comprobado. En ver. de p. Por eso hay que excluirlo del vóµoc;, del "espacio social" que define
aparecer en el relampagueo emre dos acontecimientos, uno de los cuales la ciudad:
manifiesta y destruye el otro, la verdad constituye el único pasaje legitimo
de la mancha a lo que debe borrarla. Nadie deb e recibirlo, ni dirigirle la palabra, ni hacerlo participar en las
El acontecimiento se transforma en hecho. plegarias y los sacrificios de los dioses; nadie debe compartir con él el
(8] 2. Y la verdad pasa a ser así la condición primera o en todo caso prt- · agua lustral; todos deben alejarlo de sus casas (Edipo rry, vv. 236-241).13
mordial de la purificación. En el sistema arcaico, el rayo de la venganza :
divina mostraba por un instante el relámpago de la verdad; ésta sólo
·
[JO] En sus efectos, lo impuro es coextenso con el vóµoc; y también debe serlo
centelleaba en el acontecimiento. (El rito no incumbía a la verdad, sino con el vóµoc; la región de la que está excluido.
a la transferencia de los hombres a los dioses.) Y. Pero ¿en qué es impuro? ¿En qué consiste esa impureza? ¿Cuál es,
Ahora, el rito la exige y la verdad forma parte del rito. La impureza ·.
entonces, el gesto que lo califica de impuro? Haber ignorado voluntaria
sólo se volverá pura o, mejor, sólo se separará de la pureza por conductO : o involuntariamente el vóµoc;.
de la verdad establecida. La verdad 10ma su lugar en el rito. El rito da En el héroe homérico, el castigo se producía ya fuera porque (en un
lugar a la verdad. Y la verdad tiene e n efecto una función lustral. La instante de ceguera) había olvidado la regla, o porque había provocado
verdad separa. Función lustral de la verdad. . los celos de los dioses.
te
La verdad es lo que permite excluir; separar lo que está peligrosamen
·.
Bajo el reino del vóµoc;, la falta consiste en ignorar una ley que está
mezclado; distribuir como corresponde el interior y el exterior, Y
tratar allí, visible y conocida por todos, publicada en la ciudad e identificable
los límites entre lo que es puro e impuro. incluso en el orden de la naturaleza. El impuro es aquel que tiene los ojos
cerrados al vóµoc;. Es impuro porque es &.voµoc;.
• Manu�crico: se hace.
210 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DF. SABER CIASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 211
(11) Ó. Pero si se es impuro por haber estado ciego al vóµoc;, una vez q ci6n. Sino donde se formula su ley. El sabio es aquel que tiene su lugar
uno es impuro, una vez que uno es un principio de trastorno para en el medio. Puede suceder que, como Solón, no ejerza el poder y diga
vóµoi;, ya no puede percibirlo. Se ciega a su regularidad. simplemente la ley. Y si algunos tiranos ocupan [ese] rango, es en la
·
El vóµoc; como principio de distribuci6n, como principio del jus , med.ida (mítica) en que [la] dejan ejercerse por sí misma, no necesitan
reparto, es fo17.osamente inaccesible al impuro. El develamienro del or guardias y el vóµo<; pasa a través de ellos sin violencia.
de !as cosas que permite e! enunciado del vóµoc; y que asegura su
ficación será imposible para quien es impuro. A la inversa, la pureza
;usJt ·
Pero el sabio es al mismo tiempo quien sabe el orden de las cosas.
Quien conoce el mundo por haber viajado, por haber recogido enseñan
·
condición para tener acceso a la ley: para ver el orden de las cosas y po zas lejanas, por haber observado el cielo y los eclipses.
proferir el vóµ01:;. Este lugar medio a cuyo respecto hemos visto que '.·' Para terminar, el sabio es aquel que no está manchado por ningún
el lugar ficticio donde se sitúa un legislador como Solón, ese lugar me < cnmen.
J
·
sólo puede ocuparlo quien es puro. "· (14} Se define cierto lugar que es el del fundador del poder político {más
La pureza es la condición necesaria para decir y ver el vóµoc; co · ,.: que el d.e su poseedor),* del conocedor del orden del mundo (más que
l 12] despliegue del orden. La separación pureza/impureza está, por con �'; el del depositario de las reglas tradicionales), del hombre de manos puras
.· :,
guienre, ligada al vóµoc;; de cuatro maneras: (más que el de aquel que acepta indefinidamente el desafío de las ven
- la impureza surce sus efectos en el espacio del vóµoc; (y por eso · ganzas). Ahora bien, hay que reconocer que es una figura ficticia bajo
..
exilio es de por sí unapurificación) (la división, la separación, la no m cuya máscara se guardan operaciones económicas y políticas.
- la impureza debe quedar excluida del vóµoc;, y ello en función
propio vóµoc;. La ley dice que hay que excluir; 2. Otra figura, la del poder popular.
- pero la impureza sólo tiene lugar porque uno ya ha quedado exclu' Este poder cuya figura negativa se dibuja en Platón, Aristóteles, y
dd vóµoc; por ignorancia o ceguera. Y si uno es ciego �l vóµoc;;, se menos [en] Aristófanes o Tucídides, es un poder que no respeta el vóµoc;
a que es impuro. y lo cambia por el discurso, la discusión, el voro, una voluntad móvil. El
- Las relaciones de la impureza con la ley se anudan finalmente i. poder popular ignora el vóµ0<;. Está excluido del saber (del saber político
i mermedio del saber. Para saber enunciar la ley, es preciso no ser impu �, ·.
y del saber de las cosas).
Pero para ser puro hay que saber la ley. . :: Si es cierto que los procedimientos ya no están ahora exclusivamente
'
·
Se está tramando roda una ética de la verdad a la cual aún no h en manos de las grandes familias, el saber de la ley, del vóµo<;, del buen
escapado, a pesar de que de ese enorme acontecimiento ya no recibimos orden de la ciudad, está localizado en ese emplazamiento ficticio que sólo
que ecos asordinados. los sabios pueden llegar a ocupar.
* ....
• b transcripción o ral parcial es aún más e�plki1a:
''.Así queda definido cierto lugar, que es a la vez d del fundador del poder polfrico más que
.
ll5j yero no es simplemente ignorante. Es forzosamente impuro porque i impureza que exige saber, sino de la impureza que impide saber) reen
contramos a Edipo. Edipo es (se dice varias veces al comienzo del texto)
es cxvoµoc;. El poder popular no escucha más que sus intereses y sua
'. [17]
el que ha rectificado, puesto de nuevo en pie {ÓQ8Ó<;)15 la ciudad; son
·
deseos. Es violento : impone su voluntad a todos. Es asesino. Y, de manera
los cérminos que se u ciliz.'tn tradicionalmente para designar la obra del
prioritaria, mata al sabio, en cuanto es aquel que ocupa el lugar donde
nomoceca. Ahora bien, para hacerlo, Edipo ha resudco un enigma: lo ha
hablan las leyes.
El poder popular es criminal por esencia: ¿criminal con respecto aq�
. ,
hecho, entonce s, por su pensa mien to su saber, etc. Pero se ha vuelco
' impuro al ser ciego al vóµoc; más fundamental: padre y madre.16 Y resulta
visco que expresa la voluntad de codos? Criminal con respecto al vóµ�.
que ahora ya no sabe qué hacer porque, sin que todavía lo sepa, su im
a la ley como fu ndamenco de la existencia de la ciudad. El poder populat ·,
: pureza lo ha expulsado del vóµo<;. YJ no sabe cuál es el orden de las
es el crimen contra la naturaleza misma de la ciudad.*
cosas y el orden humano.
El sabio como puro poseedor del saber y del vóµoc; debe pues prot � ; Aquel cuyo pensamiento mantenía bien recta la ciudad no sabe más.
a la ciudad contra sí misma y prohibirle autogobernarse. 14 La sabiduría: ·
De allí el llamado a todos los que pueden saber: del di05 al pastor. Edipo
lugar ficticio que funciona como un interdicto real.
.
mismo se desplaza con respecco a las fuentes del saber. Ya no está en
3. Enrre los dos, el tirano, medio de la ciudad. Y cada vez que llega una noticia, que aparece un
figura del dueño concreto del poder: fragmenro de saber, él reconoce (y no se equivoca) que están sacándole
- figura absolucamence negativa si se acerca al poder popular y J.o:·.. un poco de su poder.
encarna; El debate con Creonce esd en el cenero de la tragedia. La pureza une
- figura que se vuelve positiva en la medida en que se deja convencer .: saber y poder. La impureza oculta el saber y desaloja del poder.
por el sabio. [18) Y finalmente Edipo, al unir esas dos formas de relación entre pureza
[16] Esta copertenencia del saber y el poder, ese lazo d.el vóµoc; con la: y verdad, es quien ignora aún la verdad del hecho en el momento en que
verdad por intermedio de la pureza, vemos que son muy diferentes de Jo: todos ya pueden conocerla; y la igno ra porque es impuro y, [al ser] im
que decíamos hace un raro de la pureza y el acontecimienco. puro, ignora el orden de las cosas}' de los hombres. (Sospecha el complot,
Hemos visco que la impureza hacía al saber la pregunta sobre el hecho , amenaza, quiere matar, exilar a Creonte, es injusto como él mismo lo
o, más exaccameme, ésca: ¿quién lo ha hecho? Y que el interés esencial reconocerá, cuando la verdad haya fonado su acceso . . .)
de la pureza era el escablecimienco del crimen. (La verdad del hecho q� :
permite excluir la impureza, y la pureza que permite acceder al conoc¡..· '.
miento del orden.)
" Tal vez la historia de Edipo sea descriptiva de cierta forma que Grecia
Ahora vemos que la pureza es esencial para conocer no los hechos-
dio a la verdad y a sus relaciones con el poder y la impureza.* Edipo no
sino el orden mismo del mundo; quien es impuro no puede conocer el·
cuenta quizás el destino <le nuesrros instintos o nuestro deseo. Pero acaso
orden <le las cosas. •
Y't., ponga de manifiesto cierto sistema de coacción al que obedece <les<le
Con todo, en esce segundo tipo de relación {en la que la cuestión
· Grecia el discurso de verdad en las sociedades occidentales.
no pasa por el hecho sino por el orden; en la que ya no se trata de i.. .·
•A. partir de esta página 18 del manuscrito, arrcpcncimientos y reescrituras parecen indicar
• El curso dictado agrega: ·
"F.I .sesinaco de Sócrates, como lo concibe el pensamiento arisrocrático del siglo 1v a. C.,� que ya no se trata de una úni�a conferencia, sino de prescnraciunes diferentes. (Vfase infta el
esto: en la gran reorganización y redistribución política de los siglos - el docto (como descubrido r de la verdad del mlindo, cnunciador de las cos;is mismas o de
su relación),
y VT se fijó un lugar ficticio donde el poder se funda e n una verdad q
- el filósofo {como enu nciador de la forma y el fundamcmo de roda verdad posible).
sólo es accesib le bajo
si ese empLuamiento fic t icio los califica para decir la verdad,
la garantía de la pureza.
Ahora bien, 5e advcrrirá que,
(21) Ese lugarficticio se identificó por proyección a partir de una lucha lo hace con una doble condición:
alianzas y transaccion
clases, un desplazamiento del poder, un juego de - por un lado, manrcncrsc a panados del ej ercic io del pndcr. Pueden fundarlo, pueden decir
que pusieron un parare a la gran reivindicación popular de un re cuál es la buena distribuci6n del poder, pero con un a condición: no wmar parte en él y mante
nerse al margen del ejercicio concrcw de una potestad;
integral e igualirario de las tierras. Ese emplazamiento ficticio excluye
- por otro lado, i mponerse !as condiciones rest rictivas de la purcia, la inocenc ia, la no cri
reconocimiento del carácter a la vez político y de acontecimiento de 1
minalidad".
·� Aquí comienzan tres hojas sin pag inar, con una caligrafía ligaamente diferente. ¿forman
procesos que permitieron definirlo. .
Ese lugar no puede sino desconocerse a sí mismo como hiscóricamcn .�: par te de la misma clase, como sustirncos de la página tachada del manuscrito, o de una rec:i.pi
producido. Y desde él se emite un discurso que va a darse: tulación hecha en otras ciccunsranci:1S? fu difícil decidirlo.
216 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 217
pasa aquí y allá; es policéfalo. - que tal o cual tipo de objetos debe llegar a ser objeto de discurso
Por acontecimiento discursivo no entiendo un acontecimiento qim . como instrumento de esa lucha, o
tengalugar en un discurso, en un texto. Es, antes bien, un acontecimiento; - que ese discurso ejerce una función de ocultación con respecco a la
que se dispersa entre instituciones, leyes, victorias y derrotas poHti<:a4. lucha que lo ha hecho posible.
reivindicaciones, comportamientos, revueltas, reacciones. Multiplicidacl.
que podemos reconocer y caracterizar como acontecimiento discursi'V9.: La cuestión pasa por analizar el conjunto de esas relaciones en términos
en cuanto su efccm es definir: de condiciones de posibilidad, de función, de apropiación, de codifica
- d lugar y el papel de un tipo de discurso; ción. Y no [en términos] de un reflejo.*
- la calificación de quien debe pronunciarlo;
- el ámbito de objetos al que se dirige, y ***
- el tipo de enunciado al que da lugar.
.
En suma, el acontecimiento discursivo nunca es textual. No lo ca,.:-'
.
.
contramos en un rexro.
de su propio di>curso
ANEXO. Freud creyó que escuchaba hablar al des�o, cuan.do era el eco
�o verdader ·
LA verda dero ' la forma a la que estaba sometido su d1scur. 0
· ·'
1on que e shques omcte
Vemos así perfilarse el sistema de coaccionesy una dccermmac
FRAGMENTO CONSER
VADO DE
.
TRANSCRIPCIÓN DEL
CURSO DICTADO • .
de
•
·1 5·1 agregamos a ello que e! sistema del significante es Sll1 duda un Sistema que
�
habría que decir que la fábula de inmovl. ,
Edipo no cuenta el destino de .
nuestro deseo nucs- uci.6n, vercmo s
-:
uas msmu c 1o nes;
;· . e marcar . e¡ acontecimienro para introducirlo l ley d a
1 d
b1en podría ser que hablara más Y , permit
. .
. .
1stn
.
.
en e
bien de determinado sist
. a 'b
coaccion ema UI:' · 'fi1cante es lo que permite someter la fulguración. del acontec1m1e nto al yugo
. es a1 qu ob e<lece desde Grec ..J_:•, que e1 s1gni
� ia d discurso de verdad en las
soc iedades oociol buc1 r pun·fi1�do
d cnrale� Y ese sistema de coac '. o comprobado y, asimismo , reducir la exigencia de d �<>tr1 al
. ..
. la de &tipo podrJamo.'
o n sabe
tal en esa coacc1on
de la ley. El sistema del significan{e es el principal demento msuumen .
dd hech
caractenzarlo muy e>quemáticam
ciones que m anifiesta la fábu ,
ente así;
· .
Por una parte, la exigencia pol!c edíp c · por eso hay que trastrocar el orden del
:�
·
grandes coacciones hisníricas que se impu de poderío. El modelo niet7.schcano quiere, por añadidura, que la Voluntad de saber
d.'. :.
las sociedades occidentales, unas coacciones no escé ligada originariamente a la Verdad; quiere que la Voluncad de sab�r compo��a
sieron desde Grecia al disrurso verdader
que tendrían en Edipo el relato de su
o.,
cimi<:nto y su formación.
na�,� ilusiones, fabrique mentiras, acumule errores, se despliegue en un espacio de ficcion
.._
De manera que Frcud, al avanzar en la direcc donde la verdad misma no sea má.� que un efecto. Quiere, además, que la Voluntad de
ión de la relación entre el deseo y Ja..:
verdad, se equivocaba; creyó que Edipo saber no esté dada bajo la forma de la subjetividad y que el sujeto sea má s que una
le hablaba de las formas universales del d�
nn
. rv
El aú Po.Aov c a el propio Edipo. Dado por al guien, recibido por ouo. A esta mitad
� : ..
de l ..
h srona en posesión de los criados corresponde la mra mitad, en posesión
'. de los a mos. Sólo • .
d10>es I� conoce n en su corali dad. El �cy E<lipo estaba a¡rapado entre los dioses que sabían �¡
y los criados qué habían visto todo. El no sabfa nada. ·
Es prec iso ese téstimonio v i5Ual para que la profoda se concrete, se realice.
Pero de resultas, él pierde el poder. Era en verdad un ciran o cuyp poder se extcndb sobre'&_;�
YVWfJ.T). -réxvri. Es el rey ignorante. Librado, por tanto. a la rueda de la Fortuna. :-..:
Al no h3ha rcctific;ido re3[mcme la ciudad, ya no puede mandar. Véase la última r
·
éplica&- .'
Crconrc: ¿Aún quieres mandar?ª :1
l.
,
• Este pasaje se rcicera en "l..:i vériré et les formes juridiques", conferencia de 1973 en Río • .
Jan ei ro [en Dits tl lcritJ, 1954-1988, 4 vols., ed. de D. Defort y E Ewald con la colabol'2ción IÍi
.
J. Lagrangc::, París, Gallimard, 1994, vol. 2, núm 139, pp. S38-646; reed. en 1 vol s., Parfr..
Gallimard, col. Qu a rto, 2001, "ºl. 1, pp. 1406-1490 (trad. esp.: "La verd ad y las formas¡�', .'
cas", en E.rtraugiaJ· de pode� Obra; escnda/e5 ll, Barcelona, Paidós, 1999)].
�-
222 LECCIONES SOBRE L\ VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL l? DE MARZO DE 1971 223
14 Véase Víctor Ehrenbcrg, Sophocks andPerfr:ks, Oxford, Basil(óQ8óv Bl:i.ckwc ll, 1954.
•.: . ,
· ), a.ns, 'LQ: causas, ·I ascsiuaro y d i
1 Sófocks, CEd;peroi, vv. 96-IOI ed vtrad deP. Masqueray (ed de e _ p, ".
·- &r.
es una noción griega
· . nce s10
pero la purez a sexual no
(ed.
reves. trad. de J. Meyerson, l'arfs, Fe·¡· A1can. 1926
. ren:rencia e
I.m�es, 1922, p. � 44 17 Sigmund Freud. [.a Scimce des
IX
� · � ·
U M·
[rrad. esp.: Edipo rey, en 1ragedias compktas, Madiid, Cácoora, J 998]. - , __
Obras 4 y 5,
" La altcrnanva encre el exilio ,v la muerte es normal en uj La inurprrtarión de los mefios, n
vols. Buwo s
a
. e <ompk tas,
. . . . .
• A- t •ca En camb' .10, 1 pena ..aJ
-;J. orig.: 1900) [trad. esp.:
parnc1d10 �� 1 vanablcmcn e la mu nc. Si Apolo hubíer� anunciado que
� Aires, Amorrorm, 1979].a Bronislaw Malinowski,. la Sexuabtt ia erpmszo , .. ,
n dam les
había que matar -. . . .
culpahle, habna sobrencend1do {jUe cm� era miembro
� � � · socutes
\ R Probable alusión
et
de funilfa
vitch, París, Payor, 1932, �: 189 [c��d. esp.: Sexo �
la de Layo.
rtpreión m la
3 SModcs, CEdpt roi, vv. 106-111. p. 145. .
(/p. cit., . primitives, trad. de S. Jankélé
"loi:wg: árbiuo, qu:sabe. Véase supra, nota 12 de la clase del 27 de enero, y
� a que el
Aires, Nueva Visión, 1974]: Al admmr de manera
iniplk1t
, .¡
Hom� '. Joáedadprimitiva, Bueno>
I ndn, xxm/'l', 335-331 . t0das las formas de sociedad, los psic(ianaliscas viciaron
gravemence
!t . i
vv. complejo de E.dipo existe en
s �uis Moulinicr, "Le Pur ec l'Impur dans la pensée et la sensibilicé des Grecs jusqu'�
la fül : . su crahajo antropológico". .
du 1v' s. av. J .-C.", París, Sorbonne, 1950 (ejemplar de tesis), p. 85: "Cascigar es purificar
a Ji;.. ; 19 Acontecimientos i cursiv
ds o : noción basranie reciente del análisis foucaultiano, apareci-
s
Júck, 510-403. París, 1972, pp. 522-525 !trad. esp.: El mundfJ grieg� y el Oriente, vol. ii": facs. de la 2• ed., París, Union d' . col. 10/18, 1973, p. 74
Édi!i1ms [trad. esp.: Ltl¡;ica
PUF, Génér.ile
225
226 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 227
.
. 1 {�ue no c�cá i_n�cripco en la naruraleza humana, que no consticuye cam Para terminar, esto quiere decir:
el rnm nco mas vieJO dd hombre. Pero sobre ro<lo, que su forma m·1sma n1 4. Que [el conocimiemo] es el resultado de una operación compleja.
e
denne 1 1(Iad.
su pos1·b·¡· ·
la posi b il idad dd conocimien rn no es una ley formal· el Non ridere, non lugere, neque deustari, sedinteltigere!, dice Spinoz;/ con la manera
·
simple y sublimeque le es propia. Sin embargo, ¿qué es en el fondo ese intelligen:,
.
' conoc1m1en ·
:.
. ..
encuentra su pos1b1lidad en un espacio de juego donde se crata de m
sino la forma misma en la cual las otras tres [pa�iuncsl son sensibles desde el
4
u
yotr
a�
de d� :
• • • •
que él_ i:11ts�o, es_<.�ec1r:_ de i �stintos y no de razón, saber o experiencia;
inicio? ¿Un resultado de esos diícrcnccs y concradictorios impulsos que son las
, y no de afirmación, certeza, conquista, serenidad.;:
negac10n, d1solucmn, di lac1on _
· voluntades de ironizar, lamentar e infamar? Antes deque un acto de conocimiento
fuera posible, íue menest<:r qu<: cada uno de esos impulsos manifestara su pare
�o �ay "insrinto de conocimienco"; el imdecto está al servicio de los divC1SOsi
d aconrec:imienro; ulrerio rmcnce se
insumos.;
cer parcial sohre el objeto o produjo el
conHicco entre esas parcialidades y, a parci r de allí, en ocasiones un cscado inter
_
ºpaco, 1rr�ducnble. El cono�1�1ent
eno.':� suerte de equidad y de pacco entre dk>.�. porque, a través de la equidad y el pacto,
los eres pueden afirmarse t:n la existenc ia y mantener mutuamemc la mesura.
o no se precede a sí mismo. Nada hay ante-:
. ,
nor a el, ninguna secreta anric1pación. Detrás del conocimiento, el muro del no'
>losotros, que sólo t0mamos conciencia de las últi mas escenas de conciliación,
conocimiento. Diferencia, pues, con el empirismo que derrás del conocimienn: { de los últimos arreglos de cuentas de est: largo pleito, creemos debido a ello que
pone la pcrcepc i6 n, la sensación, la impresión o, en general , la representación; .:
inte!ligere, "comprender", conscituíría algo conc iliador, justo, bueno, algo esen
2. que carece de modelo, gue no cuenta con una garantía exterior en al · cialmente opuesto a los in.�tintos: pero 1.�n ver<lad no se trata más que de cierta
..
semejante a un intelecto divino. Ningún prototi po de conocimiento precedi :
: relación <le los instintos entre sí. [ . . , l En todo conocimiento hay ral vez algo de
al conocimiento humano. Ningún Promeceo lo robó a un fuego inicial y divi no) heroico, pero nada de divino.8
No fue i m itado por la intel igencia humana reminis cente de un espectáculo'
divino. Nada de remi niscencias ; .. ! Hay que aclarar un poco en qué co nsiste esa operaci 6n compleja:
3. que [el conocimiento] no se articula como una lectura, un desciframiento,. a. Se emparienta ante codo con la maldad: reír, despreciar, detestar. No se
u na percepci6n o una evidencia con la estructura del mundo. Las cosas no,
· trata de no reconocerse en las cosas sino de mantenerlas a distancia, protegerse
csrán hechas para ser viseas o conocidas. No vuelven hacia nosorros un rosuii': (mediante la risa), diferenciarse mediante la desvalorización (despreciar), que
inteligible que nos mire y es pere el cruce de nuestra mirada con la suya. rer rechazarlas o desmürlas (detertari). Asesino, desvaloriz.1dor, diferenciador,
Las cosas no tienen: el conocimiento no es del orden de la óµoíwot� ni del orden del bien.
- un sentido oculto que haya que descifrar, ni b. La maldad aludida se vuelve también hacia aquel q ue conoce. El cono
cimiento se opone a una "voluntad de apari encia, de simplificación, de máscara,
- runa] esencia que constituya su nervadura i nteligible.
No son: de mamo, de s uperfici e, porque roda superfic ie es un manto [ . . . ] . {El conoci
- objeros obedientes a leyes. miemo] quiere tomar las cosas de manera profunda, múltiple en su esencia",9
"mientras que [el hombre] obliga a su menee al conocim i ento , contra su propia
El caní.<:tcr del mundo es, al contrario, el de un caos eterno, no debido a i.. :, incli nación y a menudo incluso contra el anhelo mismo de su corazón [ . . . l
'
·
ausencia de necesidad, si no a causa de una ausencia de orden, de concatcnaci (de] afirmar, amar, adorar" .10
de fo rma, de bdlcza, de sabiduría [ . . . J. [El mundo] nu procura en modo al Lo cual da pábulo a la duda y a la dilac ión .
i mi car al hombre [ . . . l. Ignora roda ley. Guardémonos de decir que la hay en .·
El conocimiento se opone a la util idad , porque es un juego donde
.
naturalt::t.a [ . . . J. ¿Cuándo dejarán de oscurecernos todas esas som bras de Di se trata de
¿Cu;\ndo despojaremos por compleco a la namraleza de sus caracteres divin hacer lugar al pro y el comra.11 Pero ese juego no hace sino trasponer la maldad.
228 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 229
Aparició n del combate intelectual, de la rivalidad.12 En el parágrafo 429 nada exterior ni ajeno) y su límite
de d propio conocimiento (su furma, por tanto
Aurora, el conocimienco aparece como renuncia a la dicha "de una ilusión
s6lida (lo que ya no es conocimiento). . .
y vigorosa". Esa renuncia tiene ahora para nosotros tanto encamo que que consmuye d
no Para Nietzsche, lo que nos impide conocer es lo mismo
podríamos renunciar a ella.13 iento, su fuerza y no su forma (el ins-
: soporte la raíz el dinamismo del conocim
' '
un ;
cosas, a tratar de extraerle una esencia detrás de la apariencia, un poder, conocimiento.
constiruye d conocimiento es muy otra cosa que el
dominio detrás del centelleo fugaz. Y para hacerlo se utilizan todos los medio
s
de la asrucia y la seducción, de la violencia y la suavidad con respecto a la cosa.1• é Por qué el hombre no ve las cosas? Él mismo se interpone y oculta las cosas.16
Pero es también aquello que, en ese secreto por fin roto, sabe reconocer que
todavía no hay más que apariencia, y ningún fundamento onrológico. Y que , c. De allí, en suma, los dos grandes cortes: con respecto al ser y con respecto
el hombre mismo, que conoce, es aún y siempre apariencia.15 al bien.
El conocimiento no es la operación que destruye la apariencia (sea al ·
oponerla al ser como hace Platón, sea al desenmascarar el objeto x que se - Conocer y conocer la verdad
oculta más allá de él); no es tampoco el vano esfuerzo que no abando na nunca
la apariencia (a la manera de Schopenhauer). Es lo que constimye indefini� · . El conocimiento fue inventado, pero la verdad lo fue aún más tarde.
da.mente la novedad de la apariencia en la penetración de la apariencia. El ' [EstoJ se articula en varias preguntas:
conocimiento es lo que va más allá de la apariencia, aquello que, en su mal� 1 - ¿Qué es un conocimiento que no sea de entrada conocimiento de la ver
dad, la destruye, la somete al tormento, le arranca sus secretos. Un conoci- · dad, conocimiento que se dirige a la verdad o conocimiento que quiere la
miento que se mantuviera en el nivel de lo que se da como apariencia no' verdad? ¿Qué es un conocimiento que no sea suspenso o puesta fuera de cir
sería conocimiento. culación de la verdad, sino lugar desde el cual ésta surja de manera secundaria,
aleatoria, no esencial�
Contra la dulzura acogedora de un fenómeno hay que levantar el encaro� ; - ¿Qué es la invención de la verdad? ¿Cuál es la peripecia que la hizo posi
miento asesino del saber. Pero es esto lo que en ese trabajo no tiene jamás la •. ble? Pregunta que involucra lo que será el conocimiento de la verdad: ¿hay que
recompensa de un acceso al ser o la esencia, y suscita en cambio nuevas apa· , analizarla como una ilusión, como una voluntad o como una estructura? En
:
riencias, las hace actuar unas conrea otras y unas más alli de otras. De allf se; otras palabras, ¿la relación del conocimiento con la verdad es del orden del
desprende una serie de consecuencias: error (id est, de la no verdad) , del querer o de la ley?
a. El conocimiento no sale del instinto, el interés, el juego, la lucha. Ésros � · - ¿Qué es el conocimiento una vez convenido en conocimiemo de la verdad?
son el motivo inconfesable, el orígen apremiante y rápidamente olvidado. �--: ¿Y qué pasa con la verdad una vez nacida y hallado su lugar en el conocimiento?
su soporre permanente, perpetuo, inevitable, necesario. Lo reencontraremos «:q ¿La verdad es un episodio? ¿Habrá un fin de la verdad? ¿Cabe imaginar o pen
las ciencias. Y se planteará el problema del ascetismo, del conocimiento objetivo. sar un nuevo conocimiento que sea de nuevo conocimiento sin verdad? ¿Hay
b. El conocimiento será siempre perspectivo, inacabado; jamás se cer� · una verdad del futuro o un futuro sin verdad? ¿Se puede contar la historia de
sobre sí mismo; nunca será adecuado a su objeto, y siempre estará separado �: la verdad: la fábula de la verdad?
una cosa en sí, pero no en el sentido de Husserl, en el cual las perspectivas •·
superponen en la esencia misma de la cosa que es a la vez la ley y el geomernl Pese a algunas analogías superficiales, marcar con claridad la diferencia con una
de todas ellas, y tampoco en el sentido de Kant cuando dice que el conocimienal historia de los conocimientos de cipo comtiano o positivista. En esa historia
es limitado, puesto que, a su juicio, lo que nos impide conocer es a un tic positivista, la verdad no está dada al inicio. El conocimiento la busca durante
230 LECCJONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SO.BRF. NIETZSCHE 231
.
largo tiempo: ciego, a tientas. La verdad se da como resultado de una historia. '. El conocimiento para conocer;
Pero esa relación finalmence establecida entre la verdad y el conocimiento á
una relación de derecho que se posrula al comienzo. El conocimiento está hecho .. MABM, § 230: A esta voluntad de apariencia, de simplificación, de manto, de
•
superficie l., .J seopone la inclinación sublime de quien busca el conocimiento,
para ser conocimiento de la verdad. Hay una copertenencia de origen emre I& ;
.
! .; una inclinación que quiere tomar las cosas de manera profunda, múltiple, en
verdad y el conocimiento. Y esa copertenencia es tal que: I?
su esencia,
- la verdad es el objeto del conocimiento;
- el conocimiento sin verdad no es verdadero conocimiento, y Aurora, § 432: Uno siente el acicate f. . . l de ver claro pnr la veneración que le
- la verdad es la verdad del conocimiento. inspiran [los) secretos [de las cosas]; otro, al con trario , por la indiscreción y la
El descaro de Nietzsche radica en haber disuelro esas implicaciones. Y en .:
·
malicia en la inrerprcrnción de los misterios. zo
haber dicho: la verdad sobreviene en el conocimiento, sin que éste esté destinado '.
a la verdad, sin que ella sea !a esencia del conocer. Vemos abrirse aquí la posibilidad de un conocim iento que se despliegue en el
El primer descaro de Nietzsche era decir: ni el hombre, ni las cosas, ni el espacio del secreto, d interdicto, el develamienco. la transgresión:
mundo están hechos para el conocimiento; el conocimiento sobreviene, sin ) .
que lo preceda ninguna complicidad ni lo garantice ningún poder. Sobreviene, ,
·
; Somos de una moral audaz [ligada a la maldad, a la pro&nación].21
surgido de lo compleramence orro. ·
El segundo descaro [em] decir: el conocimiento no está hecho para la verqad. i
: A esa profanación del conocer por co nocer se opone el conocimiento, el buen
La verdad sobreviene, precedida por lo no verdadero o, más bien, por algo que 1 conocimiento, el conocimiento bueno, el utilitario, el generoso, el complaciente,
no puede calificarse ni de verdadero ni de no verdadero, porque es anterior ·a . el que hace bien, es decir, el que hace orra cosa que conocer.
la divisi6n propia de la verdad. La verdad emerge de lo que es ajeno a la división �,
de la verdad. b. Nietzsche también pone en juego otra oposición, inversa de la precedente:
un conocimiento pr imario y corporal, anterior a toda verdad y gobernado en
todo por la necesidad. No se trata en esre caso de conocimiento sino de vida,
TI. ¿Qui. I.S EL CONOCIMIENTO DE ANTES lucha, caza, comida, rivalidad.
D1' LA VERDAD?
En consecuencia, d co noci mien ro <le antes de la verdad se define ora como El mundo es csencialn1emc difrrcnte en cada punto; pl'Sa sobre todos los pun
el :
son
conocimiento violento y mak1 del secreto, la profanación que devela, ora como : tos, rodos los puntos resisten y las rc sul ta nccs en todos los casos absoluta
mente n(! wngruentcs.16
el co�ocimiento violento y i.'1til que sirve a la vida, la parcialidad que permite
·
dominar y crecer. :. El mundo es en esencia un mundo de relaciones que en sí mismas son incognosci
·
En otras palabras, lo "completamente otro" de la violencia que sirve de trama ·
.
bles: ''mundo ínforme e imposible de formular del caos de las sensaciones".27
al conocer y que se pone en escena en el conocimiento da lugar a la maldad · ¿Y cómo podrían ser cognosc ibles, si no son dd orden del conocimiento? En
inútil y profanadora del conocer, a la pura transgresión del saber; [ese "com- ' la raíz del conocimiento no hay conciencia. (En Nietzsc he, el pensamiento no
!'
.
plctamenrc otro"] da lugar a la parcialidad de la vida que se explicica en S'l : es el fenómeno al que tenemos acceso inmediato bajo la forma de la conciencia;
!·
propio crecimiento. · no es un conocimiento que sea a la vez y de una sola piez,a el acto que conoce_
¿Cuál es pues -en definitiva o en primer lugar- la nacuraleza de un con�:· : y h instancia que se reconoce. En sí mismo, d pensamiento no es más que un
·
cimiento que no está aún desnaturalizado por la verdad? Esta pregunta mis� .. efecto. El pensamiento es el efrcro del exrrapensamiemo, no como resultado
está tal vez, mal planteada; mejor dicho, en este planreamienro de la pregunta., natural sino como violencia e ilusión.)
,
hay todavía unos cuanms postulados que es preciso reexaminar.
Preguncarse cuál es la naruraleza primeradel conocimienco es dcscacar que c:src:. .
;
b. Entre esas relaciones, un grupo se caracteriza por reunir a la fuerza varias
diferencias, a las que violen can para imponerles la analogía de una semejanza,28
· 1·'
es cieno tipo de relación entre un sujeto y un objeto. Relación de la que nos pie-¡:
gu ncamos si [es] de utilidad o de contemplación, de dominación utiliraria o de una común ucilidad o pertenencia, y seña larlas con una misma marca.n
pmfanación religiosa; si se aj usta a la pura mirada o a la necesidad de la vida. Ahora : Esa marca tiene la doble propiedad:
bien, plantear una interrogación radical al conocimiemo, inrerrogarlo a partir de ' - de permitir una ucilización o una dominación o, mejor, extender la uti
lo que es completamcmc distinto a él, ino es dejar subsistir esa relación sujeto- : lización o la dominación de primer nivel. La marca es el multiplicador de la
objero sobre cuya base se lo define, cuando en realidad es él el que la constituye? .· relación. Remite, por canto, a una voluntad de pod<:río; y
Nicrzsche di ce: "No hay conocimiento en sí'' ,25 lo cual no quiere decir: nói'.. - de permitir el retorno, la repetición, la identidad de las diferencias suce
hay conocimiento del en sí, sino: no hay, en la violencia del conocer, una rela--t ' sivas: la identificación de las diferencias de prime r nivel. La marca es el iden
ción consranre, esencial y previa que la actividad de conocimiento deba a i.·.. tificador de la relaci ón. Remite a una realidad.
vez desplegar y efectuar. Decir que no hay conocimiento en sí es decir que En cierto sentido puede decirse que esta realidad tiene por fundamento
relación sujeto-objeto (y codos sus derivados como a priori, objetividad, cono-. aquella voluntad:
ci m iento puro, sujeto constituyente) es en realidad producida por el conoci-,. Cabe preguntarse [ . . . ] si la activi<lad que "a.�igna las cosas a su lugar" no es la
miento, en lugar de servirle de fundamento. única real y si "la acción dd mundo exterior sobre nosotros" no es el re.rnltado
Explicitémoslo: de la prese ncia de tales sujetos voluntarios: iO
235
234 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIF.TZSCHE
Pero puede decirse igualmente que esa voluntad sólo es voluntad de poderío El signo es la interpreración, roda vez que ésta introduce en el caos la 111cn
(id est más que acción y reacción, [más bien] infinito del querer) porque hay tira de Jas cosas. Y la interpretación es l a violencia hecha al caos por el juego
marcas que constituyen las cosas, que postulan su realidad.31 cosificador de los signos.
explica (en la mayoría de los casos es una nueva incerprctación de una interpre
tación antigua ahora ininteligible y ya no niá.� que un signo): .
realidad. Jl
Hay un conocimíemo anterior a la verdad. Lo cual quiere decir, no en el no recibe de ésta ninguna de sus determinaciones. La voluntad debe ser libre
sentido'
p ositivista o genético: que el conocimiento tarda mucho en enc ontrar 0 de.: para poder dar acceso a la verdad.
La libenad es el ser de la verdad; y es el deber de la voluntad. Una oncología
unt.
cubrir la verdad, y fija tardíamence sus normas; pero q.ue la verdad es
peripecia, una invención, acaso una rergiversación del conocimiento, que (la libertad de lo verdadero será Dios o la naturaleza); una ética (el deber de la
será ni su norma ni su esencia. La verdad no es la verdad del conocimiento. voluntad será el interdicto, la renuncia, el paso a lo universal). Esta libertad
fundamental que articula una con otra voluntad y verdad es lo gue se formula:
1, 291 (1887) : L� "verdad" no es [ . . . ] una cosa que exista y haya q_ut{( - en la óµoíwoic; ·� 6c� de Placón;
VI' §
_
encontrar, descubrir, sino una cosa que hay que crear y que propo rciona
- en el carácccr intelig ible de Kam, y
ui\>
nomhre a cieno proceso y, más aún, a una voluntad de violentar los hecho.-;. - en !a apertura heideggeriana.
hasta d infi n ito; introducir la verdad en los hechos, por un proceso in infi.11/;.\ b. Para Nietzsche, la relación voluntad-verdad es muy distinta. La verdad
tum, una determinaáón actillll, no es la llegada a la conciencia de una realidad·.' sólo está en el elemento de la voluntad a partir de sus caracteres singulares y
firme y ddl.nida por sí misma. Es uno de los nombres de la "voluntad dG;;c' sus determinaciones más precis as , y bajo la forma de la coacción y la domina
poderío".31 ción. La arciculación de una con oua no es la libertad, es la violencia.
, .
: ;i .
.
Ese desplazamiemo tiene -debe tener- un efecto considerable que aún es
VP 1, § 199 [1883]: ¡Pretender que haya una "verdad" a la que podamos ac
ni-. ... tamos lejos de poder apreciar en su integridad. Debería hacer imposible toda
-
carnos por un procedimiento cualquiera!·'5 una "ideología" del saber como efecto de la libcnad y recompen sa de la virrud.
Debería permitir repensar:
1. La voluntad de verdad - lo que es la historia del conocimiento y de la ciencia;
VP 1, § 21 O (1888): El mund o aparence y el mundo mentiroso: ése es el anca¡p:l Podemos decir igualmente:
i mo. El segundo se llamó has!a aquí el "mundo verdadero
ns
�, la Mverdadrt, - L� verdad hace aparecer la apariencia
como ilusión, error, menrira.
"Dios". Es él el que debemos dcsuuir. :. '
36
O b1en:
..
- la ilusión, el error y la mentira son
el modo de ser de la verdad en el
Esras paradojas nos muestran que: . ·"
elemento indefinido de la apariencia.
codo con
- La verdad no es verdadera si es un conocimiento, porque - La ilusión o la raíz de la verdad.
miento es una ilusión. - El error o el sistema de la verdad.
- La verdad no es verdadera en la medida en que es un no conocimien . .. - La mencira o la operación de la verdad.
por és
porque superpone al conocimiento un sistema de error o lo sustituye Véanse los textos sobre la verdad como error:
. _ to;
_ La verdad no es verdadera cuando pretende
ser un conocimten
mentira. VI' l, § 308 [ 18R 1 - 1 882) : /.a verdad eJ una merre de error.JI
Lo cual permite: , . �e, § 265: ¿Cuáles son en última instancia las verdades <le! hombre? Sus errores
ser predicado de s1 m
.
mefucables.
a. postular como principio que la verdad no puede 38
d se despliega en lo no v��ª.
Lo verdadero no es verdadero. Toda la verda
la verdad es lo no verdadero. No hay ontología
de la verd�d.
En el
.
J,U�ClO Sobre la renuncia a la ver
dad:
ser tiene el s nti o on colog1co
e d
predicación: la verdad es verdadera, el verbo VP ll, § 330 [1887]: La cree
ncia en que no ha.I'v verdad, 1a creen
. ,. . . n1·h·1¡1sca
· ' es
la verdad existe. un gran respiro de todos los
miembros para d cim
• cia
tica "la verdad no existe en : . . ' flc
, o' 11 d •A I conoc1m1cnco
- ·
Nierz.sche transforma la afirmación escép esta sin cesar en lucha. con feas qui:
la verdad no es verdadera- '¡ verdades.·\?
seríe de paradojas que derivan de la propüsición:
LECCIONES SORRE lA VOLUNTAD DE SABER 241
240
LECCIÓN SOBRf. NIETZSCHE
critica de Kant. Michcl Fnucaulr rernerda que ese texto se escribió en pleno neo kantismo ("La
cia
·
40
o verdad ero" nario.
vér ité et ks formes juridiqucs". en DitJ rt krit!, 1954-1988 (rn adelante, LJf
} , 4 vob., cd. de D.
n imagi
se transfo r me lo real en un "m u d
Dcfert y E Ew:ild con la colaboración de J. J"1grangc, París, Gal l imard. 1991, vul. 2. núm. 139,
pp. 5.�8-646: reed. en 2 vol s., París. Gall imar<l, col . Q_uartn, 200 1 , vol. 1, pp. 1106· l ·190 (trad.
_.�; esp.: "La verdad y las formas jurídica�·, en E
smuegias de poder. Obra; esmcales
i 11, Barcelona,
medida en que el conoc1m1ento (ba ,, int('ntional-histori�ches Problem", en Rl'lme !ntern1itin11a.Lc de Philfl1ophú, 1 [2j, Brnsd:i.s, 1 ')39,
deseo-placer. y esto sólo era posible en la
pp. 203-225 { trad. esp.: �El origen de la geomerrfa", en Jacques Derrida, !11trod11cáón a ªEl
tuviera ya relación con la verdad. ;: ·
9 Friedrich Niet?.sche, Par-delit le bien et le mal l'rilude d'ime phil.osophie de l'avenfr, § 230, 23 Friedrích Nierzsche, la Génlalogie de lo moraíe ( 1 887), tercera diserración, "Que! esr
cd. y erad. de H Alberr, París, Mercure de France, 1948, cap. 7, p. 236 [trad. esp.: Más aiúi. del le 5ens de rnut idéal ascétique?", § 12, ed. y trad. de H. Alberr (ed. de referencia), París,
bien y del mal. l'reludío de una filasnfia delfim•ro, Madrid, Alianza, 2000]. Mercure de France, 1 9 1 3 ( 1 ª cd., 1900), pp. 206 y 207 [trad. esp.: La genealogía de la moral,
'° !bid, § 229, pp. 233 y 234. Madrid, Alianza, 1971 J. Aforismo muy imponanre en la definición del conocimiento como
11 Fricdrich Nicczsche, Le Gai 5a11oir, § 1 1 O, "Origine de la connaissmce", op. cit. , pp. 1 94 y ascerismo.
195: "5<\lo mur carde la verdad se reveló como la forma menos apremiante del conocimiento. 24 !bid. , § 13, p. 207. Niet:i.sche prosigue: "el ideal ascético tiene su origen en el in;tinro pro
Parecía que no podríamos vivir con ella y que todo nuestro organismo estaba conformado para ftl.dctico de una !'ida degenerante que busca curarse, quc se afana en conservarse por todos los
contradeci rh: lOdas sus li.mcíones superiores, las percepciones sensibles y absolutamente todos medios, que lucha por la existencia 1 . , . J. El ideal ascé!ico es pllcs wdo lo con1tario de lo que sus
los tipos de sensación se ajustaban a esos inveterados y fundamentales errores desde los orígenes. admiradores imaginan" (pp. 207 y 208).
Más aún: esas proposiciones, incluso en el interior dd conocimicmo, se hablan convenido en las 25 /bid., § 12, P- 206: "fatcmos pues de aquí en adelante más en guardia, señores filó5ofos,
normas con arreglo a las cu�les .le e.11ablccía lo 'verdadero' y lo 'no verdadero', h:i.sra en las regio- • contra esa fabulación de los conccpms antiguos y peligrosos que ha fijado un 'sujeto de conocimiento,
nes m:ís :ilcjadas <le la lógica pura". Véase también § 1 1 l, "Origine du caractere de la logique". sujeto puro. sin voluntad, sin dolor. liberado del ricmpo'; guardémonos de los tentáculos de nocio
t2
!bid., § 1 10, p. 197. nes comr.:idíctoria.1 como 'razón pura', 'espiritualidad absoluta', 'conocimiento en sf"'; véase también
13 Friedrich '.'!icczsche, Aurqre. R<!f/rxiom sur lespréjugés mora1ix, § 429, "La nouvelle passion•, Friedrich Nietzsche, La Vofomé de puissance, § 207 (1888), op. cit. , vol. 1, libro 1, cap. 2, p. JO L
cd. y md. de H. Alberi (ed. de referencia), Pari>. Mercure de France, 1912, pp. 333 y 334 [trad. 26 foedrich Nietzsche, La VoluntidepuíMm:e, § 206 (1888), op. Cit., vol. 1, libro 1, cap. 2,
esp.: Aurora. Refoxione; JObre /mprejuicios morales, Barcelona, Alba, 1 999]: "Pero nuestro instini. p. 10 l.
·
de conocimiento se desarrolló en exceso para que podamos aún apreciar la felicidad sin conoQ
. 27 !bid. , § 202 ( 1 887), vol. 1 , libro r, cap. 2, p. 99.
ia
miento, o la dicha de una ilusión sólida y vigorosa; jSufrimos con sólo figucarnos un estado se !bid. , § 286 (l 88 5), vol. 1, lihro 11, cap. 4, pp. 28 5 y 286.
mcjmte de cosas! [ . . . ] Fn nosorros e! conocimiento se ha rransformado en pasión·; trad. de ' !bid. , §§ 289 y 290 (1885). vol. 1, libro 11, cap. 4, pp. 286 y 287.
2"
Michel Foucauk: "Pero [es] ese imlinro de conocimien to el que se desarrolló en exceso para que :' >U !bid. , § 202 ( 1887), vol. 1 , libro 11, cap. 3, p. JOO.
podamos apreciar aún la feliódad sin conocimiento, o bien la dicha de una ilusión fuerte y sólidli .. 3' Esta difícil cuestión es bien esclarecida en Gilles Deleuzc, Prourt et lcr signes, París, PUi',
sufrimos anee fa mera idea de un estado de cosas así". 1964 [trad. esp.: Proust y lus signos, Barcelona, Anagrama, 1972); se encontrará un cratamienm
11
!bid. , § 432, "Chercheur et rcmateur", p. 339. má1 e"haustivo desde el punto <le vista filosófico en Miguel de Beisregui, JouÍs5ance de Prourt.
ll l'riedrich Kietzschc, Le Gai sa11oir, § 54, "La conscience de l'apparc'nce", op. cit., p. 115: Pour rme mhétique de la métaphore, París, Michalon, col. Encre Marine, 2007.
"En cuanto soy 'el que conoce', bailo mi propia danza; el único destino del 'que conoce' U
.; -12 Véase la nora precedente.
.
prolongar la dama terrenal y [ . .] en ese sentido figura entre !0_1 maestros de ceremonias de las ' 33 Friedrich '.'!im.sche, La Volonté de puissana, § 197 (188 5-1 886), op. cit., vol. 1, 1ibro 1,
·
F1iedrich Nimsd1e, l'ar-de4l le biw et l.e mal § 230, op. cir., p. 236: �A esta voluntad
!!! díf p. 287.
21 friedrich Nietzsche, Li1 Vo/onré de puúsance, § 192 (18 87), op. cit., vol. l. libro �1 En las notas tomadas por Hélcne Politis e n d Collegc de France -manu,criras y luego
daculografiadas (con diferencias)-, reaparecen todas las articulaciones de las conferencias pro-
p. 97.
LECClONES SOBRE LA VOl.UNTAO O.E SABER
nunciadas en la McGill Uni\'ersity, pero bajo una forma mi� nerviosa, con menos comen :
tuiOI.
<le textos, cal vez porque los teJ<tos de Nieczsche leidos por Foucault figuran allí sobrecodo co�·
remisiones a los aforismos.
En el Collt-ge, Foui:aulr termina con una periodización de la manera como el dis �'.
niemcheano se li�ró de la verdad:
- Primer período: por el lado del conocimiento rrágico; 1875-1878, conocimienco ligado
una teorfa que niega la eternidad y la realidad. Resumen del curso*
- Segundo período (que jami� abandonó): la perversión de las marcas, la puesta en ;
de un conocimicn10 diagnósti<.:o (de las Consideraáoner. intempestiva< a Aurora l\881)); 1
positivista de Nierzsche en este segun do período.
- Tercer periodo: afirmación del eurno ·rezom(J.
Afirmación de que, agocadas rodas esa.� diferencias, cada una de ellas tendrá aün que repcti
una cantidad infin ita de veces. L;na vez todo conmmado, nada quedará tal como estaba. ��
T
es tan real o irreal como se quiera; hay diferencias de intensidad que van a reaparecer indcfi ru.r
dJ.mClllC.
La afirmación Jd eterno retorno es el sistema que excluye la afirmación de la verdad.
La volunt�d de lo verdadero pero ya no d� "verdad" aparece como voluntad de poderlo q
es voluntad de desarrollo indefinido por sí mi>mo, no perteneciente al orden de lo verdadero '·
al orden dd conocimiento.
En la confere ncia publicada aquí, basada en una reescritura del curso m el College de FWI
Foucault suprime r:sta periodii.aci<ln dd pensamienro de Nietzsche, pero:
l. Reinscribe la apertura heideggeriana en la historia de la metafísica i na ugurada por
!'latón. fa n otorio que esto es una rcspucsca a los dos volúmenes de Heidegger sobre: Nic:tu�
donde se inscribe a és1e en la tradición mc1aflsica que él quiso subvenir. Al opone el pa ; r
digma de Arisc6tdr:s a un paradigma niet,.scheano, Foucrnlc rebate sin duda esta n .i.'
i tc:r p reta
ción de la historia de la filosofía.
2. Por otra parre, l'oucauh rermina esca conferencia con una violema diatriba contra " _
i deología del saber como efecto de la liberead". Es difícil no encender que aquí se designa:·
hL:l apcrmridad del comportamienco. lo que hace intrínsecamente posible la c onformi . �
se funda en la l ihc rml. La esencia de la verdad es la libertad", del capitulo 4 de Dr 14 r1u1�[.
de Íll verdad! aunque fouc.:aulr recuerde que ésa es la concepción clásica (desde Descarte�
claro está).
' Marcin Heidegger, De /'mc11ce dt /¡¡ virité, ¡r:i.d. de A. de Waelhrns y W Biemcl, París, J.··
Vrin/1.ou,·ain. Neuwclacm. 1948 (ed. n rig .: \lrJm W esm der Wiihrheit, foi ncfon del Meno,
Klo.1rerrnann, 1913) (i ra<l. esp.: "De la esencia de la \•erdad", en Hitos, Madrid, Aliam.a, 2000)."
.
• J\.lichel Foucauh, "Résumé du cmirs"', en A11niwire du Col!tge de Fn:mce, 71' 11nnie, Histoire
dr; iystemes de pe11,le, ,mne
é
1.970-1.971, 1971, pp. 245-24'). Re,·di ndo en .'vlidid Foucau lt , Din
r
n é
crits, 1954-1988, 4 vols., ed. de D. Dcfcrc y F .C::wald con la rnbbor�ción de J. Lagrangc.
l'c,rís, Callimard, col. Bihliorheque des Sdt•nccs Humain cs , 1994: véase vol. 2, nún1. 1 01 , pp.
240-244; re�<l. en ! vols., París, G:tllimard, col. Qunrto, 200 1. vol. l. pp. l \08-11 12.
El curso de este afio pone en marcha una serie de análisis que, fragmento por
fragmento, procuran constituir poco a poco una "morfología de la voluntad
de saber". Este rema de la voluntad de saber será a veces objeto de inves tiga
ciones históricas determinadas; otras veces se lo tratará por sí mismo y en sus
implicaciones teóricas.
Este año, la cuestión pa.�aba por siruar su lugar y definir su papel en una h is coria
de los sísrema.s de pensamiento; fijar, al menos con carácter provisorio, un modelo
inicial de análisis, y poner a prueba su eficacia en un primer grupo de ejemplos.
247
RESUMEN DF.l. CURSO 249
248 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
ponamienro, tipos de transmisión y difusk'm, formas pedagógicas que las impo históricas, como el espíritu de una época, su sensibilidad, sus tipos de incerés,
nen y las man tienen a la ve'l.. su concepción del mundo, su sistema de valores, sus necesid ades esencia.les.
Para terminar, rienen modos de transformación específicos. No se puede Temas filosóficos, como el de un horizonte de racionalidad que se explicita a
,
través del tiempo. Nada, en fin, permite pensar que las elaboraciones aún muy
· �
reducir esas transformaciones a un descubrimiento individual y preciso·
. emb argo , no podemos conformarnos con caracterizarlas como un cambio
sm rudimentarias del psicoanálisis sobre las posiciones del suj eco y el objeto en el
global de mentalidad, acritud colectiva o estado de ánimo. La transformaci6n deseo y el saber puedan trasladarse intactas al campo de los estudios históricos.
<le una práctica discursi va está ligada a roda una serie a menudo muy com Sin duda es necesario admitir que los instrumentos capaces de analizar la volun
pleja de mo<liflcacioncs que pueden producirse sea Fuera de ella (en las formas ml de saber tendrán que construirse y definirse a medida y en función de las
de producción, en las rdaciones sociales, en las instituciones políticas) , sea exigencias y posibilidades esbozadas por los estudios concretos.
en ella (en las técnicas de decermiriaci<Ín de !os objecos, en el afi namiento y De esta vol untad de saber, la historia de la filosofía propone modelos ceó
a1 usre de los conceptos, en la acumulación de información), sea, por último, a ricos cuyo an;ílisis puede permitir un primer seí1a1amiemo. En ere todos los que
su lado (en ouas prácticas discu rsivas) . Y la práctica en cuestión está ligada deberán est udia rse y ponerse a prueba (Platón, Spinoza, Schopenhauer,
a ellas a la manera no de un mero resultado, sino de un efecto que tiene a la Aristóteles , Nietzsche, etc.), los dos tíltimos fueron los escogidos en primer
vez su propia autonomía y un conjunto de funciones precisas con respecto lugar y estudiados este año, habida cuenta de que constiruycn dos formas ex
Los principios de exclusión y elecci ón , cuya presencia es múltiple, cuya l ico se ha an;llizado esenci almente a parci r de los texcos
El modelo arisrocé
eficacia cobra cuerpo en pr:lcrícas y cuyas transformaciones son relativamente . de la Metaflsiett, la Ética a Nicómnco y el Dr anima. Puesco en juego en el nivel de
.
autónomas, no remiten a un sujeto de conocimiento (histórico o trascendemal) )' la sensación, dicho modelo establece:
que los invente de manera sucesiva o los funde en un nivel originario; designan
. - un vínculo entre la sensación y el placer;
ames bien una vol unrad de saber, anónima y polimorfa, pasible de rransforma - la independencia de ese vínculo con respecto a la utilidad vital que puede
Estudios empíricos referidos a la psicopatología, la medicina clínica, la - una proporción directa enue la incensidad del placer y la cantidad de
hisroria natural, ere., permitieron aisla r el nivel de las prácticas discursivas. Los conocimiento transmitida por la sensación, y
caracteres generales de escas prácticas y los métodos apeos para an alizarlas se: - la incompatibilidad entre la verdad del placer y e! error de la sensación.
i nventariaron b ajo e1 nombre de ;uqueología. Las investigaciones emp rendidu La percepción visual, como sensación a distancia de objetos múlriplcs, da
con referencia a la vol untad de saber deberían ahora estar en con diciones de
dos s.i�1ultáneamence y carenres de relación inmediata con la ucilidad del cuerpo,
dar a ese conjunto una justificación teórica. Por d momento se puede indicar
mamhesca en la satisfacción el hecho de que acarrea consigo el vínculo entre
conocímienco, placer y verdad. En el otro extremo, esa rnisma relación se cras
de manera muy general en qué direcciones tendrá que avanzar ésra: disti nción . la<la a la felicidad de la conremp!ación reórica. El deseo de saber que las pri
en ere saber y conocimiemo; diferencia entre voluntad de saber y vol untad de ·_'
meras líneas de la Metafísica posculan como universal y natural a la vez se funda
verdad; posición del y los sujecos con respecco a esa voluntad.
�
en esa pertenencia primera que ya maniflesca la ser sación. Y es él el que se
- el conocimient0 es una "invención" detrás de la cual hay algo muy - la búsqueda de una justa medida no sólo en los intercambios comerciales
un juego de instincos, impulsos, deseos, miedo, voluntad de apropiación
distinto: :. sino en las relaciones sociales dentro de la ciudad, mediante la institución de
. El ;
conocimienro se produce sobre el escenario en que éstos combaten; ]a moneda;
no
- se produce no como efecto de su armonía, su equilibrio afortunado, si . Ja búsqueda de un nomos, una justa ley de distribución que garancice el
�e su odio, de su compromiso dudoso y prov sorio, de un pacto frágil que.,·
_
i orden de la ciudad al hacer reinar en ella un orden que es ¿orden del mundo, y
siempre están dispuesrns a traicionar. El conocimiento no es una faculrad pcr . - los rituales de purificación después de los asesinatos.
.. '
rnanente, es un acomecimiento o, al menos, una serie de acontecimientos· · Durante todo el período considerado, la administración de la justicia fue
- siempre es vasallo, dependiente, interesado (no en sí mismo, sino e lo '. � el objetivo de luchas polícícas imporcanccs. A fin de cuentas, éstas dieron lugar
que es capaz de interesar al o a los instintos que lo dominan), y
. '. a una forma de justicia ligada a un saber en que la verdad se postulaba como
- si se da como conocimiento de la verdad, es porque la produce en virtud '. visible, consrntablc, mensurable, obediente a leyes sernejances a las que rigen
dd juego de una falsificación primera y siempre pro rrogada que plantea la : el orden del mundo, y cuyo descubrimiento tiene de por sf un valor purificador.
distinción de lo verdadero y lo falso. f.sre cipo de afirmación de la verdad il>a a ser determinante en la historia del
El interé�, en consecurncia, se sitúa radicalmente antes del conocimiento, ..· ·� saber occidental.
al que subordina como un simple instrumento; el conocimiento disociado del. ·:
placer y la felicidad está ligado a la lucha, el odio, la maldad que se ejercen. :, "' w ,.
·
:
nable de los postulados de la metafísica clásica. Y fue él, utilizado libremente,
el que, en el cu rso de este aíio, se imp lementó con referencia a una serie de ."·'
ejemplos.