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Psicoanálisis: “La pianista”

Integrantes: Felipe Cárdenas


Constanza Salazar
Fecha: 23/12/2019
La sexualidad, siendo un aspecto intrínseco del ser humano, ha sido una de las
interrogantes que lo ha acompañado históricamente, por lo que se ha tomado como objeto de
estudio desde diversas corrientes teóricas con el fin de comprenderla y explicarla, a pesar de
su naturaleza intangible, y muchas veces, difícil de descifrar.
Distintas apreciaciones y formas de considerar la sexualidad han surgido de acuerdo a
los conocimientos y herramientas generados en la época en que se desarrollaban ciertas
disciplinas. Bajo esta misma línea, la psiquiatría del siglo XIX propuso una concepción de la
sexualidad totalmente genital/reproductiva y heterosexual, similar a la del mundo animal, en
la que se debía cumplir el fin exclusivo de preservación de la especie, mientras que aquellas
conductas que no cumplieran este requisito, eran consideradas como perversiones.
Es aquí donde Freud, a través de la teoría psicoanalítica, intenta remover esta noción
puramente reproductiva de la sexualidad humana, planteando el concepto de pulsión,
establecido a partir de la búsqueda de placer, cuyo objetivo primordial es la descarga
tensional del objeto psíquico del individuo, además de explicar que el objeto pulsional no
necesariamente debía estar prefijado o predeterminado.
Estas nociones de sexualidad propuestas por Freud emergen dentro del film “La
pianista”, en la que la protagonista Erika Kohut, es una mujer que se desempeña como
profesora de piano dentro de un conservatorio en Viena. Su rutina se caracteriza por una
constante intromisión de su madre en el ámbito personal y laboral de la protagonista, lo cual
produce en ella una insatisfacción continua a partir de una relación llena de conflictos, en la
que su comportamiento no se condice con lo que su madre le exige.
La protagonista casi no tiene momentos de intimidad, puesto que vive y duerme con
su madre, además de encontrarse subordinada a ella en cuestiones como su vestimenta, su
trabajo y su círculo social, mientras que controla sus tiempos y busca averiguar los lugares
que frecuenta.
Si se analiza el film desde una perspectiva psicoanalítica, es posible explicar y dar
cuenta de ciertos conceptos tales como represión, perversión, masoquismo, el yo, el ello, el
superyó, etc.
Como primera observación, se ha de tomar en cuenta la actitud de la madre hacia la
protagonista, quien se muestra sumamente controladora y castigadora, lo cual ha formado en
Erika un superyó sumamente exigente, ya que según Freud (1924), el superyó es sedimentado
luego de la culminación del complejo de Edipo, el cual conservará ciertas características de,
en este caso, la madre, dando como resultado una conciencia moral rígida, y así mismo un
sentimiento inconsciente de culpa sobre el yo, lo cual se ve reflejado en varias escenas donde
la madre golpea y recrimina a Erika.
La protagonista demuestra una actitud hostil y castigadora hacia sus alumnos en
varias escenas, manifestando de este modo la insatisfacción que siente con respecto a la
singularidad de su vida, construyendo un camino de clandestinidad sexual, como una especie
de “liberación” de la represión materna y moral. Sus conductas clandestinas la llevan en
búsqueda de su satisfacción sexual en prácticas masoquistas que parecen no dar resultado.
Una de los conceptos centrales que pueden ser abordados a partir del film, es el
concepto de “perversión”, lo cual en primera instancia puede ser definido como cualquier
acto que conlleve a la excitación sexual, pero que sin embargo, se aleja de la finalidad
reproductiva.
Freud (1915) crea una distinción acerca de los perversos, dividiéndolos en dos grupos,
por un lado están quienes han cambiado de objeto sexual, es decir quienes renuncian a la
unión genital y sustituyen éstos por otras regiones del cuerpo, u otros objetos incluso ajenos
al cuerpo humano, y por otro lado un segundo grupo, que ha cambiado de meta sexual, como
quienes se quedan en la acción preliminar de mirar a otros (voyeurismo), como lo hace Erika
en una escena de la película, cuando observa a dos jóvenes teniendo relaciones sexuales en un
automóvil, lo cual le causa placer y excitación sexual. Y también, dentro de este grupo se
encuentran quienes tienen prácticas sádicas que tienen como meta sexual infligir dolor y
martirizar a su objeto, y también las prácticas masoquistas, las cuales tienen como meta
sexual soportar humillaciones y martirios.
Este último, el masoquismo, es principalmente importante en el film, por ello se
tomarán en cuenta los dichos de Freud (1924) en “El problema económico del masoquismo”,
para profundizar más sobre este concepto. El autor señala que existen tres tipos de
masoquismo, el masoquismo femenino, el masoquismo erógeno y el masoquismo moral.
El masoquismo erógeno es el que fundamenta las otras dos formas, ya que este se
refiere explícitamente al placer de sentir dolor. En referencia al masoquismo femenino, este
se ve explícito en las peticiones que Erika le realiza a Walter como condición para que ambos
concreten el acto sexual. Ella pide ser golpeada, castigada y martirizada, queriendo adoptar
una actitud de completa sumisión frente a él. A partir de esto, es posible interpretar que el
comportamiento represivo que la madre genera en la protagonista, ya que ésta quiere ser
castigada y tratada como un infante, y al mismo tiempo esto le genera un sentimiento de
culpa debido a que sus conductas de carácter perverso son juzgadas socialmente.
Este sentimiento de culpa sólo puede expiarse mediante el ejercicio de un castigo
hacia ella, sin embargo como señala Freud (1924), este sentimiento es inconsciente y prefiere
llamarlo “necesidad de castigo” que se hace presente en otra de las formas de masoquismo
señaladas por Freud, la cual llama masoquismo moral, que no excluye el poder vincularse con
el masoquismo femenino. En la primera forma el yo pide un castigo ya sea este realizado por
el superyó, o los poderes parentales, es por esto que la protagonista que aunque tiene una
actitud sumisa con su madre, también la desafía constantemente cuando la golpea de vuelta o
cuando se encierra en su habitación con su alumno.
Este masoquismo moral es el que reanima el Edipo, que se ve en la escena donde
Erika besa a su madre por la fuerza y le dice que la ama, luego de no poder concretar sus
peticiones masoquistas con Walter, ya que este se retira molesto.
Posteriormente, en las escenas finales, Walter irrumpe en la casa de Erika de forma
violenta, golpeándola y encerrando a su madre en su habitación, para luego proceder a
golpearla y tener relaciones sexuales con ella, pese a que esta se encontraba en estado de
shock sin poder emitir reacción alguna, Erika se somete a la agresión de una autoridad
agresiva sexualmente que ella misma desencadena, dando paso a la nula resistencia al dolor,
luego de que Walter le señala que ha cumplido con las indicaciones de su carta con marcadas
connotaciones sadomasoquistas, aunque no se descarta que aquel estado este emergida en un
interno estado de goce producido por sus fantasías.
Además, de lo mostrado durante el film, donde la protagonista expresa un constante
comportamiento ligado a la crueldad y agresividad a partir de las perversiones que la
caracterizan, como lo hacía con sus alumnos, al momento de autoinfligirse cortes cerca de la
vagina o apuñalarse cerca de su hombro al final de la película, demuestra haber escogido su
propio cuerpo como objeto sexual de goce, es decir ese sadismo expresado hacia sus
alumnos, es vuelto a la persona propia de manera destructiva.
A modo de conclusión, de acuerdo a los sucesos observados en la vida de Erika, es
posible exponer que las conductas perversas desarrolladas por la protagonista tienen relación
con las dinámicas represivas de la madre, lo que desencadenó una constitución de un superyó
extremadamente severo. Además, es necesario dilucidar hasta qué punto las perversiones se
vuelven patológicas y peligrosas, tanto para la misma protagonista, como para aquellos
quienes componen su círculo más cercano.
Freud, S. (1915) Conferencias de introducción al psicoanálisis,en Obras completas.
Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Freud, S. (1924). Obras Completas. Vol. XIX: El yo y el ello y otras obras (1923-
1925). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Editores.
Haneke, M. (Productor) . (2001). La pianiste [Película]. Francia: Wega-Film, MK2
Les Films Alain Sarde.

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