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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados

Conference Paper · September 2015

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Juan Jose Gómez-Alday David Sanz


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El papel del agua subterránea en el funcionamiento de los humedales. Segundas jornadas. AIH-GE. Girona 2015.
ISBN 978-84-938046-1-9

PONENCIA TEMA 1

HUMEDALES EN ZONAS CONTINENTALES ÁRIDAS Y SEMIÁRIDAS: LAGOS


SALADOS

Nicolás VALIENTE*; David SANZ*; Santiago CASTAÑO* y Juan José GÓMEZ-


ALDAY*

(*) Grupo de Hidrogeología. Instituto de Desarrollo Regional. Universidad de Castilla-La


Mancha. Campus Universitario de Albacete, s/n. 02071 Albacete. JuanJose.Gomez@uclm.es

RESUMEN

A escala global, los lagos salados comprenden sólo un 17% de las masas de agua
superficial pero poseen importantes valores. Un avance científico que ha ayudado a
comprender el funcionamiento de los lagos salados fue la introducción de los flujos que se
producen por la diferente densidad entre la salmuera superficial y el agua subterránea. Estos
flujos poseen implicaciones en el transporte de solutos, en la formación de minerales y la
distribución y comportamiento (p.e. atenuación) de sustancias contaminantes. A parte de la
composición inicial de la solución diluida y de la pérdida de agua por simple evaporación,
otros factores afectan a la evolución de la salmuera, como, por ejemplo, los procesos de
precipitación mineral vinculados a los ciclos del N, S y C, las modificaciones en el drenaje de
la cuenca y la química del agua por la acción humana y el cambio climático. Su estudio debe
ser abordado desde una perspectiva multidisciplinar pues son sistemas dinámicos en los que
interaccionan fases sólidas, líquidas y gaseosas en un entorno donde la vida se puede abrir
camino en condiciones extremas. Del grado de conocimiento de estos sistemas dependerá la
aplicación efectiva de políticas de conservación por parte de los gestores.

Palabras clave: Lagos salados continentales, aguas subterráneas, flujo subterráneo de


diferente densidad, hidrogeoquímica, atenuación de la contaminación

INTRODUCCIÓN

Los humedales constituyen uno de los ecosistemas que exhiben mayor diversidad a pesar
de que representan sólo el 9% de la superficie terrestre. Sin embargo, estos sistemas se
encuentran sometidos a una fuerte presión antrópica. La mitad de la superficie ocupada por
humedales se ha perdido y parte de la que queda está degradada (MITSCH, 2005, ZEDLER &
KERCHER, 2005, DANIELS & CUMMING, 2008). Ello se debe a que los humedales se han
considerado como sistemas insalubres, fuente de infecciones y transmisores de enfermedades.
La degradación o pérdida de humedales, en consonancia con el cambio en los usos del suelo y

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justificado por el crecimiento económico, constituye una merma del patrimonio que afecta, no
solo a la economía, sino a las emociones del ser humano. Se ha cuantificado que la extensión
de humedales en la Península Ibérica hace dos centurias estaba próxima a 2.800 km2. Este
valor se ha reducido en torno al 60-75%, principalmente a partir de mediados del siglo XX
(FORNES, 1994 y referencias incluidas). Sin embargo, los atributos que ponen en valor estos
sistemas naturales se pueden traducir económicamente. Según algunos autores, los humedales
contribuyen casi al 40% de los servicios que proporcionan a la humanidad: en 1997, se
cuantificaba el valor económico de los humedales en unos 13,4 108 Euros (EM, 2005,
ZEDLER & KERCHER, 2005).

Las masas de agua superficial con salinidades superiores a 3 g/L (g/L de sólidos disueltos
totales, TDS siglas en inglés), 3 partes por mil (ppt, parts per thousand, 3‰), se consideran
lagos salados (LAST & SCHWEYEN, 1983). Otra terminología que se emplea para este tipo
de sistemas naturales es “mares” (p.e. el Mar Muerto), lagos de tipo playa o sabkha
continental, “salt pans o dry lakes”, salar dependiendo de su superficie y grado de
permanencia de sus aguas superficiales. Los lagos salados ocupan alrededor del 5% del total
de la superficie terrestre (aprox. 25.000.000 km2; WAISER & ROBARTS, 2009). Se calcula
que almacenan un volumen de agua cercano (85.000 km3) al de los lagos de agua dulce
(105.000 km3) (WILLIAMS, 1996).

La aparición de lagos salados sobre la superficie terrestre requiere de la confluencia de


factores como la existencia de una cuenca hidrológicamente cerrada, aporte de agua
subterránea y/o superficial, y condiciones climáticas semiáridas o áridas que favorezcan la
evaporación; es decir, el balance hídrico ha de resultar negativo. Estas tres características se
pueden encontrar en todos los continentes. Las cuencas cerradas, o con flujo fuertemente
restringido que no permiten el flujo hacia otras masas de agua, favorecen el desarrollo de
lagos salados (ROSEN, 1994). El origen geológico de estas cuencas es diverso y suele estar
asociado a depresiones tectónicas, cráteres volcánicos, estructuras de disolución en carbonatos
y evaporitas. Las cuencas cerradas también se conocen con el nombre de cuencas endorreicas
(endorheic en inglés; del griego: ἔνδον, éndon, "dentro" and ῥεῖν, rheîn, "fluir hacia"),
cuencas terminales o sistemas de drenaje interno. Los lagos salados ocupan el sector
topográficamente más bajo constituyendo el nivel de base de la cuenca. En general, los lagos
salados no se suelen desarrollar en zonas donde la precipitación anual es inferior a 25 mm y
por encima de unos 350 mm (HAMMER, 1986).

Entre los lagos salados más conocidos se encuentran el mar Caspio (el mayor lago del
mundo con 371.000 km2 en superficie, salinidad 12 g/L), el Mar Aral (3.300 km², 35 g/L) y el
mar Muerto (600 km2, 34 g/L) en Asia. El Great Salt Lake, en Norteamérica, con una
superficie de 4.400 km2 alcanza salinidades de hasta 27 g/L TDS. En Sudamérica podemos
encontrar los lagos Salar, Larry Tiri y el Salar de Uyuni (10.582 km²; hasta 330 g/L). En el
valle del “rift” africano, en la zona de Kenia y Tanzania aparecen numerosos lagos de tipos
“soda” asociados al vulcanismo activo existente (p.e. lagos Magadi y Natron, presentean).
Existen más de 1000 lagos salados en China que ocupan un área aproximada de 50.000 km2
con salinidades que pueden alcanzar hasta 555 g/L. En China es conocido el lago salado
Chaerhan Salt Lake (5800 km2). Australia es un continente rico en lagos salados y es habitual
que puedan llegar a superar los 100 km2 (p.e. Lago Eyre). Uno de los lagos más salados del
mundo (Don Juan Pond; 400 g/L) se encuentra uno de los ambientes más extremos de la
Tierra: McMurdo, Alto Valle de Wright, en la Antártida (ver p.e. LYONS, et al,. 2005 y
referencias incluidas).

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El papel del agua subterránea en el funcionamiento de los humedales. Segundas jornadas. AIH-GE. Girona 2015.
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La presencia de lagos salinos interiores presentes en zonas endorreicas es uno de los


elementos limnológicos más originales de la Península Ibérica (ALONSO, 1998). Su
distribución geográfica se concentra en las cuencas del Duero y el Ebro, La Mancha
(Occidental y Oriental), y Andalucía. En general, las lagunas salinas son temporales (3 a 10
meses de inundación), poco profundas (5-70 cm), salinidades entre 10-430 g/L y con un alto
grado de fluctuación en la lámina del agua anual e interanual (MONTES & MARTINO,
1987). Una excepción, que incluye a Europa Occidental, es la Laguna hipersalina, de
Chiprana (0,31 km2, 53-73 g/L), perteneciente a la Demarcación Hidrográfica de la Cuenca
del Ebro, que es permanente y presenta una notable profundidad (5,6 m) (GUERRERO, et al.,
1991; VIDONDO, et al., 1993).

Los humedales salinos proporcionan hábitats para microorganismos adaptados a


condiciones extremas de salinidad, elevada radiación solar, temperaturas extremas y
regímenes hídricos irregulares, alternados, de sequía e inundaciones. Las peculiaridades
geoquímicas y biológicas de los lagos salados hacen que su estudio se pueda aplicar para
obtener pistas sobre el origen y presencia de vida en otros cuerpos planetarios del sistema
solar (ver p.e. PRIETO-BALLESTEROS, et al., 2003). Los lagos salinos tienen una
geoquímica más diversa que los ambientes marinos, y albergan ciertas especies minerales que
no se encuentran en otros contextos geológicos como la trona (Na3H(CO3)2•2H2O), burkeita
(Na6(SO4)2(CO3)), glauberita (Na2Ca(SO4)2), blöedita (Na2Mg (SO4)2•4H2O), antarticita
CaCl6H2O), etc. Ello los convierte en una importante fuente de recursos minerales y
verdaderos laboratorios naturales para la comprensión del comportamiento y propiedades de
las sales y su movilidad. Los lagos salados se pueden emplear como análogos para el estudio
de sistemas sedimentarios evaporíticos antiguos aplicando el actualismo. Todo el
conocimiento se puede aplicar al desarrollo de tecnologías para la desalación, mitigación de
daños sobre el hormigón y control de la salinización y desertificación, obtención de energía a
partir de charcas solares (Salt Gradient Solar Ponds' o Solar Ponds), y descontaminación del
agua.

Las principales amenazas que se ciñen sobre los lagos salados son la alteración de su
régimen hidrológico (que llega incluso a su completo desecado) y el deterioro de la calidad de
sus aguas. El aumento de la demanda de agua para regadío constituye una de las mayores
amenazas para su supervivencia, ya que la modificación del flujo subterráneo cambia la
relación acuífero-humedal salino al variar la cantidad de masa de agua y solutos que llegan al
humedal. Otros efectos negativos del regadío pueden incluir la salinización de suelos, y el
aumento de la salinidad en cursos de agua superficial ligados al sistema acuífero regional
(SAMPER-CALVETE & GARCÍA VERA, 1998). Las lagunas saladas, incluso en la
actualidad, se encuentran afectadas por vertidos directos de aguas residuales urbanas, aguas
de mina, y procedentes de actividades agrícolas y ganaderas que provocan situaciones
hipertróficas. Los vertidos provocan un aporte de nutrientes y contaminantes (entre los que se
incluyen los emergentes) que aumenta la producción primaria y la eliminación del oxígeno
disuelto en el agua.

Este tipo de modificaciones en la dinámica y la calidad de las aguas poseen importantes


repercusiones sobre la flora, la fauna y sus valores paisajísticos y ponen en peligro la
supervivencia del humedal salino. Del mismo modo que otros sistemas naturales, los lagos
salados también son sensibles a los cambios en el clima. El tamaño de la masa de agua
superficial y la salinidad fluctúan cuando el balance entre las entradas (precipitación,
escorrentía superficial, entradas de agua subterránea) y las salidas de agua (evaporación,

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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados · N. Valiente et al.

evapotranspiración, y pérdidas por infiltración) cambian debido a variaciones climáticas o a


las actividades antrópicas. Por tanto, es posible que el cambio climático actúe de forma
negativa sobre el sostenimiento de los humedales salinos si afecta negativamente al balance
de agua y de sales del sistema (HAMMER, 1990).

El propósito de este trabajo es dar una visión general de algunos aspectos que hay que
tener en cuenta a la hora de abordar el estudio del funcionamiento de los lagos salados y se
centrará sobre los sistemas salinos de tipo playa. No pretende ser, por tanto, un documento
exhaustivo sobre el funcionamiento de los lagos salados, pero sí es propósito de este trabajo
proporcionar una perspectiva de las variables que afectan al funcionamiento de estos sistemas
naturales tan complejos e interesantes.

EL PAPEL DEL AGUA SUBTERRÁNEA EN EL FUNCIONAMIENTO DE LOS


HUMEDALES SALADOS. EL PROBLEMA DE LA DENSIDAD VARIABLE

Los humedales se caracterizan por la presencia permanente o temporal de una lámina de


agua somera o un nivel freático a poca profundidad que es accesible por lo menos a parte de
la vegetación (CUSTODIO, 2001). En términos de balance hídrico, para que se forme un
humedal salado la cantidad de agua que entra en el lago tiene que ser menor que la que se
evapora. La pérdida de agua se produce por evaporación en lámina libre y está favorecida por
procesos de evapotranspiración. La fluctuación de la lámina de agua es más notable cuando la
vegetación emplea el agua subterránea durante su periodo de mayor desarrollo fenológico
(primavera-verano).

En un principio el funcionamiento de las zonas húmedas continentales se relacionó sobre


todo con el tipo de clima y con las entradas de agua superficial. Sin embargo, a finales de los
años sesenta del siglo XX se introducen modelos de agua subterránea que ponen de relieve el
papel de los flujos de agua subterránea con distinto tiempo de residencia en el funcionamiento
y en la evolución de los humedales (TÓTH, 1963). Actualmente se admite que el agua
subterránea es un importante componente en el mantenimiento de los niveles de agua en los
lagos y humedales salados durante los meses de estiaje (YIHDEGO & WEBB, 2012). El agua
subterránea puede proceder, tanto de flujos locales, recibida directamente desde el acuífero en
el que se asienta el humedal, como de regionales. Sin embargo, el aporte subterráneo puede
ser variable e incluso puede no existir.

SOPHOCLEOUS (2002) identifica cuatro tipos principales de regímenes de flujo en


humedales que CARTWRIGHT, et al., (2009) aplica a los lagos salados (Figura 1): a) Lagos
de recarga o humedales influentes o perdedores conectados con el acuífero, en el que el
humedal recarga al acuífero. Estos humedales salados se sitúan por encima del nivel freático y
recargan el acuífero a través de la infiltración desde el fondo del lago; b) humedales influentes
o perdedores, desconectados del acuífero. El humedal recarga al acuífero con un flujo
suficientemente lento como para que exista una zona no saturada bajo el humedal; c) lagos
terminales (de descarga) representan los puntos terminales del flujo del agua subterránea y
reciben aportes de agua subterránea a través del fondo del lago o desde surgencias
perimetrales. El flujo se dirige hacia las depresiones y descarga en las lagunas. La intensa
evaporación favorece un continuo flujo subterráneo hacia ella; d) Lagos de paso o “Flow-
trough wetland” o flujo a través del humedal. En ellos existe una zona de recarga del acuífero
al humedal y una zona de descarga del humedal hacia el acuífero. Los lagos “de paso” cortan

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el nivel piezométrico.

Figura 1. Secciones simplificadas de humedales salinos continentales. Modificado de YECHIELI &


WOOD (2002).

La cuantificación de los aportes de agua y solutos resulta primordial para obtener balances
de agua, sales, nutrientes y/o balances de energía (YIHDEGO & WEBB, 2012 y referencias
incluidas). Un balance de agua para regímenes naturales puede ser formulado como sigue
(Figura 2 y ec. 1), donde las dimensiones fundamentales son masa (M), longitud (L) y tiempo
(T):

Figura 2. Elementos del balance de agua en una Playa o lago salado.

∆V=Qp+Qes+Qsr+Qfr -Qi-Qet-Qe (ec.1)

Donde ∆V es la variación de volumen de agua en la Playa o lago salado, Qp son los


aportes por precipitación (L3/T), Qes se corresponde con los aportes procedentes por la
escorrentía superficial (L3/T), Qsr es el aporte procedente de flujos someros de agua
subterránea (L3/T), Qfr es el aporte procedente de flujos regionales de agua subterránea
(L3/T), Qi sería la recarga desde el lago (L3/T) y Qe se corresponde con la evaporación en
lámina libre y Qet la producida por evaporación capilar y evapotranspiración (L3/T). La tasa
de evaporación (Qe) depende no sólo de las condiciones meteorológicas sino que también
depende de la actividad y de la presión de vapor de saturación del agua decreciendo con el
aumento de la salinidad. El balance de masa de soluto para el estado de equilibrio es como se
observa en la ecuación (2):

∆VmCm=QpCp+QesCes+QsrCsr+QfrCfr -QiCi-P-G-E (ec.2)

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Donde Cm es la concentración media de soluto almacenada en el sistema (M/L3), Cp es la


concentración media en el agua de lluvia (M/L3), Ces se corresponde con la concentración de
la escorrentía superficial (M/L3), Csr es el aporte procedente de flujos someros (M/L3), Cfr es
la concentración de flujos regionales de agua subterránea (M/L3), Ci sería la concentración
que sale del sistema como recarga de otros sistemas (M/L3), P sería la tasa de precipitación y
los procesos agua roca (M/T), G la tasa de conversión de soluto a gas y desintegración
radiactiva (M/T) y E se correspondería con los procesos eólicos (M/T). Si el sistema no se
encuentra en equilibrio los términos de variación de almacenamiento y concentración
deberían ser incluidos. En muchos casos los balances de agua pueden estar en equilibrio no
así el balance de solutos por lo que habría que incluir los cambios en concentración.

Las relaciones entre agua dulce menos densa (ρs:1000 kg/m↑3) y agua salada más densa
(ρs:1025 kg/m↑3) se comenzó a estudiar en acuíferos costeros con el propósito de definir la
posición de la interfase entre agua dulce y agua salada. Las primeras aproximaciones (modelo
de Ghiben-Herzberg) se basaban en la no miscibilidad de los fluidos (interfase de espesor
despreciable), que la componente principal del flujo de agua dulce es horizontal y que el agua
del mar se encuentra estable. Sin embargo, como señala HUBBERT, 1940, en las
proximidades con el agua salada se produce un aumento de la velocidad del flujo debido al
estrechamiento de la interfase provocando componentes verticales del flujo subterráneo
(Figura 3). Este fenómeno puede manifestarse con la aparición de surgencias de agua dulce en
las proximidades de playas a una cota superior a la del lago.

Figura 3. Modelo conceptual de funcionamiento del flujo de densidad variable en un lago salado de
descarga en una cuenca cerrada. Las entradas de agua al lago proceden de los aportes subterráneos y
la evaporación y evapotranspiración hacen concentrar y precipitar sales en la superficie del lago. Se
produce un gradiente de concentración entre el agua salada (ρs) que se encuentran por encima de las
aguas subterráneas dulces (ρd), lo que provoca celdas de convección libre impulsada por la
salmuera que circula hacia el acuífero. Modificado de NIELD, 2008.

El estudio del flujo subterráneo de densidad variable se complica ya que con pequeñas
variaciones en la densidad de las aguas subterráneas se puede conducir un flujo con
direcciones que no tienen relación con la disminución de potencial hidráulico sino con las
diferencias espaciales o temporales de la concentración de sólidos disueltos. La densidad es
función de su contenido en sales, por lo que para definir el flujo se debe planear la ecuación
del transporte pero teniendo en cuenta la componente advectiva del flujo. Por tanto el
problema se considera acoplado ya que depende tanto del flujo como del transporte. En lagos
salinos la salmuera se sitúa por encima del agua más dulce del acuífero, lo cual produce una

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inestabilidad gravitacional que puede generar células de convección (WOODING, et al.,


1997a). En este tipo de sistemas la inestabilidad viene dada por la relación entre las fuerzas de
flotabilidad y las gravitacionales con respecto a las causadas por la difusión y la dispersión.
La inestabilidad basada en la gravedad se producirá en forma de ondas que se desarrollaran en
forma de dedos o plumas. La recirculación de la salmuera a partir de células de convección
debido a los flujos de diferente densidad, es un proceso que ocurre bajo lagos de tipo playa
(WOODING, et al., 1997a, b; SIMMONS, et al., 1999, 2001; HOLZBECHER, 2005).

HIDROBIOGEOQUÍMICA. GENESIS DE DEPÓSITOS EVAPORÍTICOS

La composición química del agua superficial y del agua subterránea que alimenta a los
lagos salados está asociada con el origen del agua de lluvia, los procesos de interacción agua-
roca, y de mezcla agua superficial-agua subterránea. Además, hay que tener presente que el
agua subterránea puede tener diferentes orígenes, contenidos y tipos de iones, y distintos
tiempos de residencia. En añadidura, también existen una amplia variedad de procesos físico-
químicos y biológicos que operan en la propia columna del agua, en la interfase agua-
sedimento y en la interfase agua dulce-agua salada que pueden tener lugar de forma paralela a
la pérdida de agua del sistema.

La salinidad del agua superficial depende de la relación agua subterránea y superficial, de


los procesos de evaporación en lámina libre y evapotranspiración, y de cómo se evacúan las
sales del sistema. Los procesos de evapo-concentración pueden conducir, finalmente, a la
precipitación de minerales. La formación de depósitos evaporíticos afecta, a su vez, a la
composición de la salmuera final que, a través de su reciclado, cambia la composición
química del agua que subyace bajo el nivel del fondo del lago. Todos estos procesos quedan
reflejados en la diversidad de hidrofacies y fases minerales que se pueden describir en los
sistemas lagunares salinos. Aunque las aguas de los lagos salados presentan una importante
variabilidad en composiciones y concentración de iones, los que aparecen que aparecen con
mayor frecuencia en aguas no deterioradas son Na+, K+, Ca2+, Mg2+, Cl-, CO32-, SO42-.
También es frecuente la aparición de metales de transición y sílice.

Los cambios en la composición química del agua almacenada que se producen como
consecuencia de la remoción de agua por la evaporación se han estudiado desde finales de la
década de los sesenta y principios de los setenta (HARDIE & EUGSTER, 1970). Los
primeros trabajos partían de que en la precipitación de minerales sólo intervenían procesos de
evapo-concentración (Modelo de Hardie-Eugster). El modelo simplifica, desde una
perspectiva biogeoquímica, los procesos que tienen lugar en este tipo de sistemas naturales.
Otros factores, intrínsecos y extrínsecos, afectan a la química inicial y a la evolución de la
salmuera. DREVER, 1997 señala algunas modificaciones en el Modelo de Hardie-Eugster
como pueden ser la formación de carbonatos magnésicos (dolomita, calcita alta en Mg). La
formación del silicato magnésico (sepiolita) no suele aparecer como mineral primario. Los
procesos de precipitación mineral vinculados a los ciclos del N, S y C, reducción de sulfatos y
la oxidación de sulfuros, y procesos de intercambio iónico y adsorción intervienen en la
evolución de la salmuera. También hay que señalar que las salmueras no suelen evolucionar a
partir de soluciones diluidas, sino de soluciones que pueden haber sido recicladas. Entre los
procesos extrínsecos, hay que subrayar las modificaciones en el drenaje de la cuenca y la
química del agua por la acción humana, y el cambio climático. Todos ellos están
interrelacionados de tal manera que van a influir en la evolución de la salmuera final.

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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados · N. Valiente et al.

Los materiales geológicos presentes en la cuenca y el contexto geológico del lago en el


marco de la tectónica de placas, influyen en la composición química y, por ende, en la
tipología de minerales evaporíticos que se pueden encontrar formando sedimentos. Los
estudios llevados a cabo en sistemas salinos de la España peninsular ponen de manifiesto la
variabilidad de composiciones químicas que se pueden encontrar y su estrecha relación con su
contexto geológico (ALONSO, 1998). La mayoría de las lagunas se encuentran en el eje Cl-
SO4, a excepción de las lagunas endorreicas de la cuenca del Duero que poseen una
proporción considerable de CO32- y Na+. En los lagos salados andaluces predomina el tipo
clorurado o sulfatado como principal catión el Na+; los lagos manchegos son Mg-SO4; en
Aragón varían entre Na-Cl y Mg-SO4. En la cuenca del Ebro se presentan hidrofacies de tipo
Cl-SO4-Na-Mg. El origen de las sales puede estar asociado a la disolución de evaporitas
presentes en materiales del triásico (Facies Keuper) y en materiales continentales terciarios. El
origen del sulfato presente en los yesos que en la Laguna de Pétrola (Cuenca Alta del Segura)
se encuentra ligado a la oxidación de sulfuros presentes en los niveles ricos en materia
orgánica de edad Cretácico inferior.

En general el pH de las salmueras de los lagos salados puede variar entre circumneutral y
alcalina. Hacia el sector central de la cuenca del Duero, en el límite de las provincias de
Segovia y Valladolid, entre Coca y Olmedo (Segovia), aparecen las lagunas de Las Eras y
Bodón Blanco (VELASCO, et al., 2004). La composición química es singular debido a la
elevada alcalinidad de sus aguas. Los valores de pH alcanzan valores de hasta 10,9 y la
conductividad 4.570 uS/cm (periodo 2000-2001). Existen lagos salados someros con valores
de 350 g/L TDS, ácidos, con valores de pH de hasta 1,7, en el SW de Australia como el WA
Wheatbelt (ver p.e. BOWEN & BENINSON, 2009). Ello se debe a la oxidación de la pirita
(Fe2S) diseminada en las arenas que acidifica el agua que entran en el sistema salino y que no
es neutralizada por los sedimentos ricos en caolinita presentes. La acidez de las aguas puede
llegar a disolver minerales que contienen metales como Fe y Al dando lugar a la precipitación
de minerales sulfatados del tipo alunita (KAl3(SO4)2(OH)6), jurbanita (AlSO4(OH)·5H2O),
basaluminita (Al4SO4 (OH)10) y jarosita (KFe3(SO4)2(OH)6). Asociado a la presencia de aguas
ácidas se pueden encontrar elevados contenidos en metales pesados. DEGENS, et al. 2008 en
el WA Wheatbelt (Australia) detectan concentraciones elevadas de algunos elementos traza
como Al, Fe, Co, Ni, Pb, As, Cu, Su, U and Zn y tierras raras. Por ejemplo, las
concentraciones de Pb pueden alcanzar valores de 2.500 μg/L. La presencia de metales traza
en salmueras también puede estar asociada a fluidos hidrotermales y terrenos de origen
volcánico.

La biota de los lagos salados es particular y presenta una baja diversidad de especies,
debido a las elevadas salinidades que se pueden alcanzar, pero poseen elevadas razones de
productividad orgánica. Ello se debe a que la vida en ambientes altamente salinos precisa de
un considerable consumo de energía para mantener el acusado gradiente que existe a lo largo
de la membrana requerido para la regulación osmótica (ORHEN, 2002). La actividad
microbiológica juega un papel fundamental en los procesos biogeoquímicos que afectan al
ciclo del N, del C y del S. Entre las interacciones más importantes entre la parte orgánica e
inorgánica se encuentran los procesos de fotosíntesis–respiración ya que afectan al equilibrio
CO2-H2O. Durante la fotosíntesis se consume CO2 y se produce O2. Los procesos de
respiración consumen O2 y liberan CO2 de nuevo al agua. Debido a la alta productividad
orgánica de los lagos salados, las aguas superficiales pueden sufrir variaciones en la cantidad
de oxígeno disuelto. Esta variación conduce a cambios en las condiciones redox del medio.

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En condiciones aerobias se favorecen las reacciones oxidantes, mientras que en ausencia de


oxígeno se promueven las reacciones de reducción. Las reacciones redox afectan
sustancialmente al equilibrio químico de otras especies químicas presentes en el medio y a los
ciclos del N, C y del S.

Los depósitos de fondo de lago y la acumulación de materia orgánica pueden tener efectos
geoquímicos significativos. De hecho, los ciclos del N, C y del S están íntimamente ligados a
los procesos que tiene lugar en la interfase agua-sedimento donde el cambio de condiciones
óxicas a anóxicas puede tener lugar en unas pocas micras de profundidad. Ello se debe a los
intercambios que se producen a través de la capa de difusión en relación con la oxidación de
materia orgánica durante la diagénesis temprana y la distribución de las interfases óxica y
anóxica. Una vez se consume el oxígeno, la materia orgánica se oxida gracias a la presencia
de microorganismos anaerobios que utilizan secuencialmente los siguientes aceptores de
electrones: Mn4+, NO3-, Fe3+/ Mn4+, SO42-, CO2 (STUMM & MORGAN, 1996). También es
posible que estos procesos sean coetáneos en el tiempo gracias a la existencia de
microambientes diagenéticos.

Asociados a los cambios en las condiciones de O2 en el medio, aparecen procesos que


afectan al ciclo del N, entre los que se encuentran la amonificación, mineralización,
desnitrificación, reducción disimilatoria de nitrato a amonio y es posible que pueda existir la
oxidación de anaerobia de amonio (Annamox), aunque este procesos aún no se ha descrito en
lagos salados. La desnitrificación (autótrofa o heterótrofa) y Annamox son los únicos
procesos que eliminan el NO3- presente en el medio por su transformación biogeoquímica a
N2, que es liberado a la atmósfera. Fe3+ y el Mn4+ pueden actuar como receptores de
electrones. La movilización de estas especies, junto con otros metales, queda reflejada la
aparición de las aguas superficiales y surgencias teñidas por la formación de óxihidróxidos de
hierro. En los procesos de sulfato reducción, las bacterias sulfato reductoras (SRB, de
“sulfate-reducing bacteria” en inglés) toman como donador de electrones la materia orgánica
y uno de los subproductos es la formación de H2S. El comportamiento del sulfuro determina
la precipitación de ciertos minerales carbonatos, silicatos, óxidos, sulfuros y algunas
evaporitas. El gas de sulfuro de hidrógeno es la causa del familiar olor a "huevo podrido". La
oxidación de la materia orgánica a través de los receptores de e- que se han descrito, suele
tener como producto de reacción CO2. Niveles elevados de HCO3- pueden conducir a la
precipitación de carbonatos. No obstante, si las condiciones redox que se pueden encontrar en
los depósitos orgánicos son adecuadas pueden alcanzar la metanogénesis. La formación de
CH4 a partir de CO2 posee efectos más adversos sobre el cambio climático.

La posible biomediación en la precipitación de minerales evaporíticos se ha puesto de


manifiesto en distintos trabajos. La precipitación de sales (yeso (CaSO4·2H2O), halita (NaCl),
starkeyita (MgSO4·4H2O, hexahidrita (MgSO4·6H2O), bloedita (Na2Mg(SO4)2·4H2O),
thenardita (Na2SO4) y celestina (SrSO4)) en la laguna sulfatada magnésico-sódica (La laguna
de “El Altillo Grande‟, Castilla-La Mancha, España) coincide espacio-temporalmente con la
aparición de estructuras sedimentarias donde intervienen en los microorganismos
(CABESTRERO, et al., 2013).

Asimismo el Modelo de Hardie-Euster asume que no existen distintos periodos de llenado


y vaciado que pueden modificar la evolución química de la salmuera. Los lagos salinos
pueden ser permanentes o fluctuantes, de manera cíclica. Estos ciclos no son siempre
estacionales sino que llegan a ser plurianuales (PUEYO 1978-1979). Uno de los efectos de los

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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados · N. Valiente et al.

cambios en la cantidad de agua almacenada son las variaciones en la concentración de iones


así como de sus relaciones iónicas. Como se ha detallado anteriormente, los cambios en la
actividad orgánica también influye en la química del agua de forma estacional, lo cual
también influye en la estacionalidad en los cambios químicos. En muchos casos los lagos
salados se llegan a secar completamente durante la época estival. Como uno de los rasgos más
notorios de este tipo de sistemas salados es la formación de precipitados salinos que se
pueden distribuir de forma anular en el entorno de la playa de la laguna (ver p.e ORDOÑEZ,
et al., 1991). Este hecho posee importantes implicaciones en el comportamiento hidroquímico
de los lagos terminales. Durante la evolución de la salmuera en los estadios de alta salinidad
(periodo de secado) el intercambio de solutos entre el agua superficial y el agua subterránea
representa un factor difícil de cuantificar (BOWLER, 1986). Como señala este autor, la
preservación de las evaporitas no tendrá lugar hasta que las aguas intersticiales presentes bajo
la interfase, en los sedimentos de fondo de lago, presenten un estado de saturación próximo a
los niveles de saturación del mineral involucrado. Por tanto, los procesos de transporte de
solutos asociados a flujo de densidad variable, pueden ejercer un control importante en la
evolución de la salmuera y en el reciclado continuo de iones.

Durante la evaporación que sufre la salmuera, puede no producirse una evolución normal
de las curvas de concentración y densidad, entendiéndose por normal el aumento con el
tiempo de concentración y densidad a medida que se pierde masa de agua (ORDOÑEZ, et al.,
1991). Se ha detectado un “efecto meseta” en la evolución de la concentración y la densidad
donde ambas variables se mantienen estables. En esos momentos, pueden tener lugar procesos
de disolución retrógrada de bloedita, para dar hexahidrita (MgSO4·6H2O) y thenardita
(NaSO4), y la aparición de fases salinas metamorfogenéticas como son la calcita (CaCO3) y el
yeso (CaSO4·2H2O) que pueden alterar dichas variables. Por tanto, la formación de minerales
evaporíticos dista de ser un proceso simple e incluso puede tener un cierto control sobre el
comportamiento del lago, suavizando las oscilaciones en los niveles del agua. Como sugieren
GAMAZO, et al., (2011), el sistema hipersalino tiende, para un determinado nivel de
actividad del agua, de manera cíclica, a permanecer en un estado estacionario tanto en el nivel
del agua como en la composición química. La cantidad de sales en solución permanece
constante a pesar de la evaporación y de los flujos de entrantes y salientes.

¿PUEDEN LOS LAGOS SALADOS ACTUAR COMO BARRERA PASIVA A LA


CONTAMINACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA?

En las masas de agua de numerosas cuencas hidrográficas la calidad del agua está
deteriorada como resultado del enriquecimiento en nutrientes procedentes de las actividades
humanas. A escala internacional, los gestores de recursos hídricos consideran el potencial que
poseen los humedales para mejorar la calidad del agua mediante la eliminación de estos
nutrientes cuando el agua contaminada interacciona con estos sistemas. Recientemente, se
puesto en relieve el potencial de los lagos salados para actuar como barrera pasiva a la
contaminación por nitrato presente en el agua subterránea que recarga el lago (GÓMEZ-
ALDAY, et al., 2014). En este trabajo se indica que el flujo por diferencia de densidades
juega un papel importante en el transporte de especies químicas hacia otras regiones del
acuífero. Este tipo de flujo es capaz de transportar materia orgánica lábil a las zonas de
reacción, próximas a la interfase agua salada-agua dulce. En estas zonas, se puede producir la
atenuación natural del nitrato mediante procesos de desnitrificación heterótrofa (Figura 4).

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El papel del agua subterránea en el funcionamiento de los humedales. Segundas jornadas. AIH-GE. Girona 2015.
ISBN 978-84-938046-1-9

Las razones de desnitrificación encontradas son variables (CARREY, et al., 2013, 2014).
De acuerdo con los factores de fraccionamiento encontrados en las experiencias de laboratorio
la reducción de la concentración de nitrato oscila entre el 20% y el 60%. La disponibilidad de
material orgánica en las zonas de reacción está directamente relacionada con que la que no se
mineraliza reacciona o sobrevive en condiciones anóxicas y es transportada a otras zonas del
acuífero gracias al sistema de flujo subterráneo por diferencia de densidades. A su vez, la
cantidad de materia orgánica reactiva está relacionada con la cantidad de nutrientes y material
orgánico procedente de las actividades antrópicas. Las distintas reacciones biogeoquímicas
que participan en los procesos de degradación de los contaminantes en el agua pueden generar
subproductos (SO2, N2O, CO2, CH4) que pueden trasvasarse a otros compartimientos (p.e.,
atmósfera) generando otros problemas ambientales, como la emisión de gases de efecto
invernadero.

Figura 4. Localización de los puntos de muestreo y de los perfiles de tomografía de resistividad


eléctrica (PetroA, PetroB y PetroC) en la cuenca de Pétrola. La sección hidrogeológica simplificada
I-I’ muestra el modelo conceptual propuesto para la desnitrificación en la laguna hipersalina, donde
la materia orgánica puede ser transportada por el flujo de densidad. msnm: metros sobre el nivel del
mar. NAF: nitrificación de fertilizantes amoniacales. OPF: agua dulce contaminada. D:
desnitrificación. AB: salmuera anóxica. P: piezómetros. TU: unidades de tritio. Los contornos en la
pluma de contaminación representan las concentraciones estimadas de nitrato en el agua subterránea.
Tomado de GÓMEZ-ALDAY, et al., 2014.

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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados · N. Valiente et al.

EL ESTUDIO DE LOS LAGOS SALADOS

El interés por el estudio de los lagos salados es inherente a los valores que poseen como
recursos naturales. Desde un punto de vista hidrogeológico, la investigación de estos sistemas
ha venido dada por su influencia en los cambios de la salinidad de los recursos subterráneos y
superficiales, su interés económico como fuente de minerales, y por las repercusiones
negativas sobre la calidad y cantidad del recurso que la acción humana provoca sobre los
ecosistemas asociados. Para determinar el comportamiento de un lago salado, es necesario
caracterizar los procesos de interacción agua superficial-agua subterránea. Sin embargo, el
conocimiento profundo de un sistema acuífero-lago salado no es una tarea sencilla debido a
que en su funcionamiento se interrelacionan variables geológicas, biológicas, climáticas y
antrópicas. Aun así, metodológicamente, existen una serie de pasos para entender el
funcionamiento global de un lago salado que también son comunes a otros sistemas
hidrogeológicos. Ejemplos del estudio de sistemas salinos se pueden encontrar en las tesis
doctorales de FORNES, 1994 y GARCÍA VERA, 1996.

La comprensión de su funcionamiento parte del desarrollo de un modelo hidrogeológico e


hidrogeoquímico conceptual. Para ello, una vez definido el medio físico, las características
hidráulicas y la geometría de las unidades hidrogeológicas, hay que tratar de caracterizar el
flujo tridimensional, que en los sistemas salinos es particularmente complicado visualizar. El
flujo en las proximidades del lago posee una importante componente vertical en el que hay
que tener en cuenta la distribución de las diferencias de densidad entre el flujo subterráneo
que recarga la laguna y el que procede del lago. Esta tarea precisa de una red de observación
(y muestreo) bien diseñada que permita obtener datos de cambios en el potencial, la densidad
del agua y su química a lo largo de líneas de flujo. En general, las redes de observación
basadas en redes de piezómetros (en diferentes configuraciones) solo están disponibles en
investigaciones dirigidas a la resolución de problemas concretos. La tomografía eléctrica es
un método de resistividad multielectródico, que se basa en la modelización 2D de la
resistividad del terreno empleando técnicas numéricas, ya sea por elementos finitos o por
diferencias finitas. Resulta interesante para visualizar cambios en la conductividad eléctrica
del medio y establecer patrones de flujo (Figura 5).

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Figura 5. Secciones de tomografía eléctrica realizadas en el borde oriental de la Laguna Salada de


Pétrola (septiembre 2008). Ver Figura 4 para la localización de las secciones A-C.

Uno de los retos que conlleva la investigación de los lagos salados es la aplicación de las
ecuaciones de balance de agua y solutos para estimar el grado de intercambio entre las aguas
subterráneas y otros elementos del balance de agua del sistema. Por ejemplo, es importante
conocer la respuesta de los lagos salados a cambios en el modelo de precipitación (p.e. ante
periodos de sequía prolongada) y evaluar su efecto sobre la entrada de agua subterránea. El
flujo de agua subterránea se puede estimar, por diferencia entre los niveles registrados (a
través de medidas evolución de la lámina de agua superficial mediante limnímetros de regla,
CTD divers) y los niveles simulados del lago. Si no existen datos batimétricos, se puede
establecer la relación entre el área y la profundidad, para obtener volúmenes de agua
almacenadas, a través del análisis de imágenes multitemporales de satélite (p.e. imágenes
Landsat). No obstante, si el flujo de agua subterránea es pequeño comparado con otros
elementos de aporte de agua al sistema, el método no es preciso. Para disminuir la
incertidumbre en los cálculos, se puede aplicar la Ley de Darcy si se dispone de una red de
observación que permita calcular el gradiente hidráulico. Esta aproximación posee la
limitación de calcular con precisión la conductividad hidráulica de los sedimentos y los bajos
gradientes hidráulicos que existen en las proximidades de los lagos salados (YIHDEGO &
WEBB, 2012). Estos autores modifican el método del balance de agua por diferencias y
estiman el flujo neto de agua subterránea mediante el uso de la diferencia entre el nivel del
lago y el agua subterránea, así como del coeficiente de almacenamiento del acuífero (a partir
de ensayos de bombeo) y el área del acuífero.

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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados · N. Valiente et al.

Para comprender los factores que relacionan a la composición química y la dinámica


hidrológica entre el lago salado y las aguas subterráneas se pueden emplear inicialmente
cálculos de balance de masas (ver p.e. DREVER, 1997). El estudio hidroquímico y el análisis
de isótopos puede aportar pistas sobre el origen de los solutos presentes en el agua
subterránea y procesos de mezcla de aguas de diferentes fuentes, así como la presencia de
procesos naturales de atenuación de la contaminación del agua. Para llevar a cabo estos
cálculos es conveniente realizar análisis hidroquímicos completos para determinar la
concentración de los iones mayoritarios. En problemas concretos relacionados con la
contaminación del agua se pueden realizar análisis dirigidos (especies del nitrógeno, metales,
contaminantes orgánicos, etc.), pero siempre complementados con los análisis de iones
mayoritarios. El muestreo de estos sistemas varía en función del objeto de la investigación.
No obstante, ha de tenerse en cuenta la estacionalidad en los periodos de vaciado y llenado del
lago salado, ya que ellos no sólo condiciona la concentración y tipo de solutos presentes sino
la actividad biológica.

Para simular los procesos de flujo subterráneo conducidos por diferencia de densidades se
han desarrollado modelos numéricos. En este sentido existen algunos problemas en los que se
pueden aproximar soluciones mediante métodos analíticos como son los casos de GLOVER,
(1959), HENRY, (1964) y Hydrocoin (KONIKOW, et al., 1997). Los resultados de estos
métodos se han utilizado para testear modelos numéricos que analicen de la forma más estable
los mecanismos advectivos y dispersivos con los efectos de la densidad variable (véase un
resumen en HEREDIA & DÍAZ, 2007).

La representación de los datos químicos sobre la base de distintos tipos de diagramas (Ver
p.e. GARCÍA VERA, 1996) ayuda a detectar los cambios químicos y posibles sendas
hidroquímicas. Determinadas relaciones iónicas pueden ayudar a entender la relación
acuífero-laguna salada. Este es el caso de la tendencias en las razones Cl/Br se pueden usar
para identificar procesos de salinización dominantes (mezcla de aguas de recarga por lluvia, o
agua subterránea, evaporación y precipitación-disolución de halita). No obstante hay que tener
presente que, a diferencia con otros sistemas que presentan salinización de sus aguas
subterráneas, en los lagos salados el Cl y el Br pueden no comportarse de manera
conservativa. El NO3- es un componente de gran interés cuando se estudia la contaminación
de esta especie en los lagos salinas. Tradicionalmente el método más utilizado para
determinar las concentraciones de NO3- ha sido la reducción por Cd, aunque en los últimos
años se están empleando otros compuestos metálicos con mayor poder reductor, como es el
VCl3 (GARCÍA-ROBLEDO, et al., 2014). Otros autores abogan por el uso de la “Química
Verde”, utilizando métodos enzimáticos (PATTON & KRYSKALLA, 2011) aunque su uso
en sistemas salinos todavía no está extendido. En lo referente al análisis del contenido en
NH4+, el método del azul de indofenol goza de un amplio reconocimiento para este tipo de
matrices (APHA, 1981).

El uso de isótopos estables es una herramienta útil a la hora de comprender el


funcionamiento de los sistemas hidrogeológicos. La recogida de muestras para isótopos e
hidroquímica se debe realizar de manera simultánea. Como la evaporación afecta de manera
significativa al balance de agua del sistema, se pueden aprovechar los cambios en las
relaciones iónicas e isotópicos para interpretar la relación agua superficial-acuífero. La
comprensión de los procesos de evaporación y recarga se puede realizar a través del estudio
de los isótopos de deuterio y oxígeno. El estudio de las razones isotópicas 34S/32S, 13C/12C y

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El papel del agua subterránea en el funcionamiento de los humedales. Segundas jornadas. AIH-GE. Girona 2015.
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N/14N se puede emplear para comprender los ciclos biogeoquímicos del S, C y N en los
lagos salados. Los isótopos de estroncio (87Sr/86Sr) pueden ser útiles para conocer la
contribución de distintas litologías (p.e. rocas ígneas vs carbonatadas) en la hidroquímica del
sistema. El análisis de isótopos radiactivos (3H, 3H/He, 129I, 36Cl, 226Rd, 81Kr, 14C),
compuestos clorofluorocarbonados, contaminates emergentes se puede aplicar al
conocimiento de los tiempos de transito del agua subterránea en el acuífero.

Los estudios de microcosmos de tipo batch y de flujo continuo se han empleado con éxito
para entender los procesos de atenuación de la contaminación por nitrato en sistemas salinos
(CARREY, et al., 2013, 2014). Los estudios de laboratorio que tratan de imitar las
condiciones naturales en experimentos de tipo mesocosmos permiten identificar las diferentes
reacciones de degradación (mediante diferentes receptores de e- como el nitrato y el sulfato)
empleando los sedimentos presentes en la interfase agua-sedimento. Para determinar la
participación de las reacciones de atenuación se emplea la técnica de marcaje isotópico
“isotope pairing” (WELTI, et al., 2012). Los microelectodos permiten obtener microperfiles
(a escala de micras) de variaciones del potencial redox (Eh), pH, temperatura (T),
conductividad eléctrica (EC), oxígeno disuelto (DO), N2O, y SO2 en la interfase, lo que
permite definir los diferentes ambientes redox a microescala. Los datos de laboratorio deben
ser contratados con los procedentes del campo. De hecho es interesante obtener muestras el
agua intersticial mediante muestreadores de tipo “pepper” que normalmente se deben de
diseñar ex profeso para la zona de estudio. Es necesario señalar que la elevada salinidad de las
aguas supone un desafío a la hora de obtener datos químicos con baja incertidumbre.

Para entender el comportamiento de los lagos salados es fundamental estudiar la génesis de


los depósitos evaporíticos presentes en el medio sedimentario. Por otra parte dichos datos
sirven de base de discusión sobre el origen de las salmueras, su posible evolución como
consecuencia de la explotación minera, así como para establecer la coherencia entre las
paragénesis deducidas de los diagramas experimentales y los datos mineralógicos obtenidos.
La modelación de la evaporación, con la corrección del efecto salino, permitirá seguir y
predecir el proceso de evolución-concentración de las salmueras bajo diferentes hipótesis
climáticas. Estos se han basado en el análisis sedimentológico y estratigráfico, pasando por
técnicas mineralógicas y geoquímicas y de modelación numérica. ORDOÑEZ, et al. 1991
instalan balsas experimentales para simular las condiciones ambientales del proceso natural.
Para la identificación de los minerales se pueden preparar secciones de lámina delgada, previa
impregnación con una resina de poliéster, evitando el contacto con el agua. Esta identificación
se puede complementar con análisis de difracción de rayos X (DRX) que permite conocer la
composición mineralógica exacta. La modelación geoquímica permite cuantificar las
reacciones que pueden dar lugar a determinadas paragénesis minerales, estableciendo los
mecanismos de reacción. Para ello se puede emplear software que permite el cálculo de
equilibrios termodinámicos (p.e. PHREEQC, versión 3.0, PARKHUST & APPELO, 2013).
En función de la fuerza iónica de las soluciones a estudiar, las razones termodinámicas
pueden variar, por lo que los autores de este software recomiendan el uso de la base de datos
compilada de Pitzer, con los cálculos adaptados para este tipo de sistemas.

El papel de los organismos en la evolución de la hidroquímica de los lagos salados es un


aspecto indudable. Por ello, la incorporación de técnicas de análisis microbiológico en el
estudio de los procesos que afectan al fraccionamiento de isótopos del azufre y nitrógeno es
interesante a la hora de conocer los factores biológicos que afectan al balance de mansas y a
los naturales de atenuación de la contaminación. El tratamiento y análisis de los datos se lleva

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Humedales en zonas continentales áridas y semiáridas: lagos salados · N. Valiente et al.

a cabo con el apoyo de la estadística (análisis de correlación, análisis de regresión


componentes principales, etc) y la geoestadística. La información geoespacial tratada sobre
sistemas de información geográfica es una herramienta fundamental para visualizar la
información espacial y temporalmente distribuida. Además permite la elaboración de mapas y
la integración de diferentes cálculos.

Sin la debida consideración de las variables que se han expuesto es difícil llegar a formar
un modelo conceptual que permita explicar lo que se observa, interpretar los efectos
antrópicos y hacer previsiones de su evolución. El grado de incertidumbre en la toma de
decisiones de los gestores con responsabilidades en la puesta en marcha de los planes de
gestión dependerá de la calidad de la información obtenida. Como es habitual, la principal
limitación es el coste que conlleva las distintas infraestructuras y analíticas. Además, no
siempre se tiene la capacidad tecnología y los recursos humanos como para llevar a cabo
estudios que aborden en profundidad la relación de los lagos con las aguas subterráneas.

CONSIDERACIONES FINALES

Los lagos salados constituyen elementos del paisaje únicos y exhiben condiciones físico-
químicas extremas que los hacen ricos y diversos en fauna y flora. Su estudio puede contribuir
a entender mejor el origen y la vida en otros planetas, a mejorar las tecnologías existentes para
la depuración del agua, construcción, producción de energía limpia, aprovechamiento de
minerales, mejorar la comprensión de los procesos de salinización y la pérdida de suelo por
desertificación, etc. Por ello merece la pena conservarlos para que otras generaciones puedan
disfrutarlos en el futuro. Los sistemas lagunares salinos son frágiles ante la acción humana.
Entre estos fenómenos destaca la alteración de su régimen hidrológico y la entrada de
contaminantes inorgánicos (p.e. nitrato, metales pesados) a orgánicos (p.e. pesticidas,
contaminantes emergentes).

La investigación sobre la dinámica de los lagos salados es una herramienta útil para poner
en valor social y económico este tipo de elementos del paisaje. La relación del agua
subterránea y el funcionamiento de los humedales salinos y ecosistemas asociados es estrecha
en la mayor parte de los casos, aunque existen excepciones. Los modelos numéricos son una
buena herramienta para el entendimiento de los flujos de agua subterránea y los mecanismos
de transporte que alimentan y permiten el mantenimiento de la mayor parte de los humedales
salinos. Estos modelos pueden permitir establecer escenarios del comportamiento del sistema
frente a presiones antrópicas (como cambios en los usos del suelo) y del cambio climático.
Sin embargo, uno de sus rasgos identificativos, la presencia de flujos de densidad variable,
complica la modelación matemática.

En el estudio de los lagos salados hay que tener presente que las técnicas son tan amplias
como los interrogantes a resolver y los nuevos retos en la investigación que se plantean a
medida que se profundiza en el conocimiento de su funcionamiento. En este sentido no
existen fronteras y ni siquiera los factores biológicos (efectos de la fauna y flora) son
desdeñables a la hora de analizar la evolución química, etc. Los retos en la investigación de
los sistemas salinos requiere de la cooperación entre especialistas de distintas disciplinas
relacionadas con las ciencias ambientales (sedimentólogos, hidrogeólogos, geofísicos,
hidrogeoquímicos, mineralogistas, palinólogos, biólogos, microbiólogos,…).

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El papel del agua subterránea en el funcionamiento de los humedales. Segundas jornadas. AIH-GE. Girona 2015.
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A la hora de gestionar su conservación se deben tener en cuenta las particularidades de


cada sistema en cada lugar y contexto socio-económico concreto. El mantenimiento de ciertos
valores sociales y económicos pasa por comprender los procesos que se encuentran
involucrados en su funcionamiento y evolución. La investigación sobre los procesos de
interacción de los distintos elementos del balance hídrico (p.e. influencia de las aguas
subterráneas) es fundamental para comprender el funcionamiento de estos sistemas
hidrogeológicos y es necesaria para establecer políticas de conservación sobre bases
científicas. Así, los recursos de agua subterránea se deben gestionar considerando los
volúmenes de agua necesarios para mantener el balance de agua y de masa en los lagos
salados de acuerdo con un status ecológico. Sin embargo, cuando este conocimiento es
limitado es más difícil elaborar planes de gestión de cara a su conservación/restauración. Se
observa en ocasiones la falta de correspondencia entre la intencionalidad por parte del gestor
y el conocimiento de éste sobre el comportamiento del sistema.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo se ha financiado a partir de los proyectos de investigación PEIC-2014-004-P,


financiado por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de
Castilla–La Mancha, y CICYT-CGL2011-29975-C04-02 financiado por el Ministerio de
Economía y Competitividad. D. Nicolás Valiente disfruta de una beca predoctoral de
Formación de Personal Investigador (BES-2012-052256) del Gobierno Español. Los autores
agradecen a la AIH-GE la invitación del Comité Organizador para participar en las Segundas
Jornadas “El papel del agua subterránea en el funcionamiento de los humedales” ofreciendo
esta ponencia.

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