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Imagino que alguna vez habrás oído hablar del subconsciente. Y si estás aquí es porque
te interesa la idea de cómo reprogramar el subconsciente.
La idea general que tenemos es que es algo así como una especie de cuarto oscuro
donde hay grabada mucha información, a la cual no podemos acceder con normalidad.
Se dice que en ese lugar se encuentran guardados nuestros temores, los traumas de la
infancia. Cosas de las que no nos queremos acordar.
Lo cierto es que el tema del subconsciente va mucho más allá que esto que se acaba de
decir. Por ello, en este artículo, quiero dar a conocer más cosas sobre esta particularidad
nuestra -el subconsciente- y cómo podemos reprogramarla.
Índice de contenidos
¿Qué es el subconsciente?
El subconsciente es una parte de nuestra mente a la cual no tenemos acceso de forma
consciente.
Nuestra mente consciente no va a procesar todos estos datos, porque hay muchos que
“no nos sirven”. El que algo nos sirva o no, que sea importante o no lo sea, está
condicionado por el SAR (Sistema de Activación Reticular), el cual es una especie de
filtro que tiene nuestro cerebro para avisarnos de qué es importante para nosotros. A qué
hay que prestarle atención.
Si por ejemplo eres un gran aficionado a la aviación (de forma profesional o como
pasatiempo), tu SAR hará que estés más atento a cualquier información que llegue del
exterior relacionada con el mundo de la aeronáutica. Sin embargo, para una persona a la
cual este asunto ni le va ni le viene, su SAR seguramente pase por alto esta clase de
información.
Somos conscientes del 5% de la información que nos llega del exterior. El otro
95% queda almacenado en el subconsciente.
Por otro lado, el subconsciente es aquella parte que se encarga de las tareas automáticas
del cuerpo. Estas tareas son, por ejemplo, los procesos de digestión, el latir del corazón,
respirar…
Cómo se va reprogramando el subconsciente día a día
Hay que entender, en primer lugar, que la mente subconsciente “no piensa”.
Vemos que tiene una gran carga de trabajo, muy importante, como los procesos
automáticos del cuerpo o gestionar nuestros hábitos.
El subconsciente, por otro lado, simplemente asume como cierto lo que la parte
consciente le dice. Se podría decir que el subconsciente podría ser la locomotora de un
tren, y el consciente su conductor.
La maquinaria obedece.
Estos hábitos son un tanto por ciento abrumador de las tareas que realizamos en el día a
día.
Ya se comentó anteriormente que desde la parte consciente utilizamos una porción muy
pequeña de nuestra mente. Y esta parte la utilizamos cuando necesitamos prestar total
atención a lo que estamos haciendo.
Sin embargo, hay otras muchas tareas que aunque sean importantes, son realizadas de
forma automática debido a nuestros hábitos.
Para ilustrar lo que estoy diciendo, voy a utilizar un claro ejemplo, y es el de conducir
un automóvil.
Parece una locura. Sin embargo, con el paso del tiempo todos estos procesos se realizan
con una facilidad pasmosa, pues se han vuelto automáticos.
No, no es que no seas consciente del proceso de conducir, ¡sino menudo peligro sería!
Lo que ocurre es que la fuerza de los hábitos facilita las tareas. Por lo tanto no necesitas
procesos conscientes de análisis (por ejemplo, cuánta presión pones en un pedal para
acelerar o frenar) ni atención plena y consciente. Simplemente una parte de ti lo hace de
forma automática.
Pero esto no significa que no haya consciencia. Te aseguro que si, por ejemplo, al
presionar un pedal del automóvil éste tiene un tacto diferente, algún proceso dentro de ti
“saltará” y de forma consciente notarás esta diferencia.
¿Cómo se programa el subconsciente?
Si el subconsciente no piensa, no analiza, no cuestiona lo que le llega de fuera… ¿cómo
sabe qué es lo que tiene que hacer?
En este punto, vamos a hablar de los hábitos. Las costumbres. No de los procesos como
la respiración o las funciones de los órganos del cuerpo. Personalmente pienso que hay
una “Inteligencia Superior” que realiza todo esto (una parte de nosotros mismos que no
llegamos a comprender ni conocer). Pero para el caso que nos concierne, nos
ocuparemos de las otras funciones del subconsciente.
Tenemos hábitos de todo tipo. Algunos son muy positivos, como en el caso de conducir
un automóvil que se citó anteriormente. Pero hay otros muy, muy destructivos.
El primer caso, el trauma, puede obedecer a una situación como podría ser la de un niño
que tiene una experiencia dolorosa en el mar. Por ejemplo tener un accidente o estar a
punto de morir ahogado. Es muy probable que genere un miedo al mar que le haga estar
en alerta cada vez que lo vea o esté cerca.
Hay una frase de Henry Ford que me encanta, la cual dice: “tanto si piensas que
puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”.
La diferencia entre una persona de éxito, aquella que consigue lo que quiera, y una
persona que no, es solamente aquello que piensan de sí misma.
Si tienes una entrevista, estarás nervioso/a porque crees que no sirves, que hay
candidatos mejores, y darás imagen de falta de seguridad. Lo cual hará que tengas
menos valoración que otras personas entrevistadas.
Sin embargo, esto funciona igual en el caso contrario. Puedes tener en tu mente
subconsciente grabados patrones de pensamiento y sugestiones que te hagan
empoderarte, brillar, confiar en ti mismo/a.
Sólo quiero que seas consciente de algo: al igual que programar equivocadamente tu
subconsciente con información negativa llevó su tiempo, para hacerlo de la forma que tú
deseas también costará una inversión de tiempo.
No digo que sean años de trabajo, puesto esto que te voy a contar es muy efectivo. Sólo
quiero que le des la oportunidad durante varias semanas/meses. Haz el trabajo, con fe
y creencia, y deja que las semillas que vas plantando tengan su tiempo de
germinación.
¿Has visto alguna vez en una película una escena donde el/la protagonista va a realizar
algo que le pondrá a prueba, y antes de enfrentarse a ello se dice a sí mismo/a: “puedo
hacerlo, puedo hacerlo, puedo hacerlo…”?
Las sugestiones de alto impacto tratan de darnos instrucciones positivas sobre nosotros
mismos. Es ir haciendo que nuestro subconsciente reciba estos pensamientos a lo largo
del día, para que esta información sea grabada, sustituyendo así a los antiguos patrones
de pensamientos negativos.
Además, cuando aparezcan los patrones negativos, hay que hacer el esfuerzo de no
pensar en ellos, como por ejemplo repitiendo un pensamiento positivo, o dedicando tu
atención plena y absoluta a realizar alguna tarea que te mantenga ocupado. De esta
forma el “discurso negativo” será cortado, dejando así de influir en el subconsciente.
Sé que hay muchas cosas que te gustaría cambiar, pero no es aconsejable tratar de
abarcar todo a la vez. Por lo tanto, por ejemplo, empieza a trabajar la creencia de que
eres capaz de lograr lo que quieras.
Durante tres veces al día (mañana, medio día y noche), repite con firmeza y convicción
una frase que construyas, y que sea algo parecida a esta: “yo soy capaz de realizar
cualquier cosa que me proponga. A lo largo de mi vida he realizado cosas que me han
causado gran satisfacción interior, y soy capaz de realizar muchas más”.
Lo ideal sería que mantuvieras este pensamiento el mayor tiempo posible a lo largo del
día. Recuerda que de lo que se trata es que este pensamiento sea grabado en el
subconsciente. Y para ello es vital la repetición y la creencia de que eres capaz de
cambiar a tu mente subconsciente.
Para ver lo importante que es la repetición, tanto de los pensamientos positivos como de
los negativos, recuerda que los resultados van a variar dependiendo de la cantidad que
tengas de pensamientos al día.
Usa la imagen mental de una balanza: ¿pones más
pensamientos en el lado de los patrones negativos o
en el de los positivos? Allí donde más pongas, más
peso tendrá, y la balanza se inclinará hacia ese lado.
Así de fácil es de entender este concepto.
El ariete no rompía la puerta de un golpe. Sino que era empujado, una y otra vez, para
estrellarse contra la puerta varias veces. Muchas de ellas. Y en cada golpe, la puerta se
debilitaba un poco más, hasta que finalmente terminaba cediendo.
Hazte consciente de algo: tienes todo lo necesario. No te falta nada. Todas las
herramientas y procesos están puestos a tu disposición. Y funcionan exactamente
igual para todas las personas del mundo. Así que si otros pueden hacerlo, tú (sin duda
alguna) también puedes.
Se trata de utilizar frases como la del ejemplo de la técnica anterior. Solo que en esta
ocasión, al hacerlo en un estado alfa, la impresión en el subconsciente será más fuerte y
rápida.
Nuestro cerebro emite, en todo momento, impulsos eléctricos (los cuales son
información) que son transmitidos a través de las neuronas. Estos impulsos producen
«rítmos«, a los que se llama «ondas cerebrales«.
Tenemos cuatro tipos principales de ondas cerebrales: beta, alfa, theta y delta.
Conclusiones
Me gustaría mucho que dejases aquí abajo un comentario sobre el artículo, o si quieres
cuéntanos alguna experiencia tuya sobre los patrones de pensamiento, hábitos o
cambios que hayas podido hacer en tu subconsciente.
Un fuerte abrazo.
Óscar Martín.