Você está na página 1de 14

Frontera norte: subjetivación del territorio en la literatura

Rogelio G. Guerrero

Las producciones en masa que inundan la prensa y la


edición no forman a los lectores, suponen,
fantasmagóricamente, un lector ya programado. De
forma que acaban configurando al destinatario mediocre
que habían postulado por anticipado.1
Jacques Derrida

El siguiente texto es parte del argumento para trabar la discusión sobre la (im)posibilidad de

pensar el territorio en la literatura producida desde y hacia el norte de México; pasando por

el momento de la articulación de las subjetividades a partir de la producción literaria en

América Latina; fuera de los marcos y precintos teóricos y críticos con los que se le aborda

tradicionalmente. Para hacerlo, me conduzco con cuidado por los conceptos usados para

definir una “alta literatura” o literatura del canon; y una “literatura menor” o, ¿literatura?

El problema no es menor. El punto de partida surge, en primera instancia, de la

insuperable pregunta por ¿Qué es la literatura? Un proyecto fallido si lo que se pretende es

elaborar una definición; sin embargo, lugar donde se entabla la discusión crítica que

despliega el cuestionamiento por el funcionamiento y el alcance de lo que entendemos por

literatura; en cuanto a la configuración de subjetividades desde la autonomía y postautonomía

del arte.

Al respecto, la lectura se vuelve exigente, sintomática; requiere el cuestionamiento

por la enunciación, la (re)producción, el sujeto, el objeto y los espacios. Se inauguran

1
Ver en entrevista a Jaques Derrida: “Estoy en guerra contra mí mismo”.
dialécticamente los lugares internos y externos2 a la obra, al intelectual, el territorio y el

lenguaje. Cuestionamientos que requieren ser atendidos desde espacios intermediales, sin

caer en el esencialismo o universalismo del concepto.

Proceder en el acercamiento a la función de la literatura se torna en la pregunta por la

teoría de los neoformalismos, los neomaterialismos, la filología o el archivo. En cuanto a

nuestra lectura, ésta vira hacia un trabajo de investigación que requiere el cuidado y la

relectura de conceptos y categorías para definir un proceso de lectura que problematiza la

actual producción literaria en discusión con los estudios teóricos y críticos. Un análisis y

(re)lectura que atraviesa espacios como el de la academia, el texto, el artista, los dispositivos

de lectura, la industria editorial, la teoría o la crítica; entreveradas por las condiciones de la

modernidad frente a la ‘tradición’, con lo cual ceñimos el objetivo de investigación del

territorio a un espacio de enunciación y a un artefacto estético que tensa las categorías con

las que estamos pensando actualmente el lugar del territorio (para fines del estudio me centro

específicamente en el conjunto de obras de Jesús Gardea; sin embargo, no abandono la

relación que se mantiene entre las obras, consideradas canónicas, de la literatura

latinoamericana).

Diversas son las condiciones que confluyen en la obra gardeana que la posicionan

como objeto de análisis a partir del cual se puede especular, estudiar y problematizar la actual

producción literaria de frontera norte en relación dialéctica con la producción del pasado. Sus

2
Pienso en los espacios internos y externos del texto atravesados por un carácter político-social-económico
que posibilita pensar los imaginarios simbólicos de la ideología de la literatura y de la ideología en la literatura,
tal como lo puntualizó Ludmer en las Clases de 1985 y que dan pie a plantearse las preguntas sobre ¿qué es
la literatura?, ¿cuál es su función?, ¿cómo se lee?, ¿qué es la objeto estético o cómo se produce literatura
como institución? El planteamiento es medular a la discusión, ya que nos permite dialogar con los conceptos
empleados para definir si existe o no una literatura latinoamericana, específicamente trasladad al norte de
México, y cuáles son las condiciones de posibilidad para pensarla en el presente. Ver Ludmer, Josefina. “Clase
2 (20/11/1985). Teoría literaria y teorías. El problema de la ideología en relación con la literatura” en Clases
1985. Titivillus.
textos construyen momentos de corte histórico en su narrativa, que discuten con el valor de

lo literario, los estilos descriptivos,3 la posición del intelectual, el archivo, el territorio y los

sujetos.

La posición de enunciación del autor con respecto a la producción literaria de su época

posibilita la inscripción en un triple espacio de lectura, el de un pasado previo a la revolución

tecnológica; el de la postrevolución tecnológica (que no ha terminado de configurarse); y el

de un presente que posibilita los campos de (re)lectura de los neoformalismos, los nuevos

materialismos, la filología o el archivo; momentos claves donde se hace el retorno a la

pregunta por la literatura, por las formas, la totalidad, la diferencia, el realismo, la ideología,

las subjetividades, la polifonía, el territorio y la función del arte; atravesados por el

desplazamiento de las narrativas y la valorización del mercado y la industria cultural.

Entreverado por las reflexiones anteriores, las interrogantes que conducen el presente

trabajo se establecen a partir de ¿cómo se está pensando globalmente la literatura

latinoamericana, específicamente la de la frontera norte de México?, ¿cómo se piensa, desde

lo nacional, la literatura en el norte mexicano?, ¿cuáles son las condiciones de su origen y si

es posible establecerlas?, ¿permanecemos imposibilitados para pensarnos fuera del canon de

la literatura, incluso en sus diferencias? Más que ofrecer una respuesta, lo que se plantean

son vías de acceso hacia las condiciones de posibilidad del pensamiento crítico y teórico con

el que se ha intentado, y se intenta, abordar dichas preguntas, lo cual nos conduce por el

camino para interpelar los espacios “oficiales”, mistagógicos, que validan los conceptos y

3
Un texto clave para acercarse a las descripciones gardeanas es Mímesis de Erich Auerbach. Los momentos
de interrupción narrativa que configuran las características subjetivas del presente; si bien no a través de un
vasto ejercicio de descripción, sí de un lenguaje fronterizo atravesado por las condiciones del territorio (en el
capítulo sobre el lenguaje gardeano profundizaré más sobre los elementos estilísticos que caracterizan su
narrativa).
argumentos que se usaron para definir la literatura y que, a su vez, nos permiten desplazar la

mirada a un más allá con la posibilidad de problematizar dichos espacios a su interior,

delimitados por las condiciones políticas y económicas del territorio y el tiempo en el que se

producen. Así como interrogarnos a nosotros mismos, desde un espacio academicista4, sobre

el sentido o la noción que hemos adquirido de la literatura a partir de la lectura de las grandes

obras latinoamericanas, de la teoría y la crítica.

Antes de continuar con el argumento, y respecto a lo dicho en el párrafo anterior, me

gustaría hacer un breve paréntesis al respecto del espacio de enunciación para pensar la

discusión que se plantea aquí. Pienso en un momento en específico, el de la formación

académica en las carreras literarias, a través de los consejos encargados de elaborar los planes

académicos que reúnen a los autores y textos que se estudian a lo largo de los semestres. En

concreto, me refiero a los planes de estudio en las universidades de México; más específico,

en donde cursé mis estudios en letras, donde pude experimentar el cambio de nombre de

carrera de Letras Hispánicas a Letras Mexicanas y, posteriormente, en un intento fallido o de

recapacitación, Letras Neolonesas.

Recupero esta experiencia porque pienso que encaja perfectamente con la discusión

que quiero llevar a cabo en cuanto a las instituciones encargadas de administrar el

pensamiento, que tienen como consecuencia la organización de las subjetividades desde un

espacio al interior de las universidades, lejanos a las condiciones de la producción literaria

4
A partir de los textos de William Spanos El fin de la educación y Heidegger y la crisis del humanismo
contemporáneo: el caso de la academia norteamericana conduzco la reflexión sobre la elaboración de los
programas de literatura en las academias. Hago la pregunta a partir de los espacios de posgrado donde se
lleva a cabo una labor crítica y teórica con estudiantes provenientes de diversos programas alrededor del país,
México, que responden a formaciones diversas, trazadas, en algunos casos, por regionalismos esencialistas y
que deben confluir en un mismo programa que los incorpore, lo que resulta interesante de profundizar a partir
de la producción de pensamiento que se centra en los trabajos de investigación.
contemporánea que envuelve el pensamiento, desde el exterior, de los lectores. Me refiero a

este momento concreto a partir del espacio, el tiempo y las condiciones desde donde surge el

problema de la representación y la subjetivación del artefacto estético literario en relación

con el espacio de la frontera norte de México.

El discurrir de la discusión se presenta en un primer momento a partir de la producción

contemporánea de la literatura de frontera; la pregunta por las características estilísticas,

narrativas, retóricas o semióticas que los constituyen desde su interior con respecto a la

enunciación —desde un lugar ya configurado por las condiciones del espacio de frontera—.

Un tiempo moderno en el que el texto literario está atravesado por la industria editorial y se

constituye a partir de las fórmulas de mercado —se lanzan concursos, surgen generaciones

de escritores, se fabrican antologías y se organizan bibliotecas virtuales con temas del norte—

, que ponen en funcionamiento elementos que se piensan como esenciales para describir los

textos literarios de frontera. Mientras que en las facultades de literatura se estudia a los

clásicos, se organizan los elementos que constituyen a una obra como literaria y no se llega

a dialogizar con las condiciones de los dispositivos literarios.

La situación nos conduce a un segundo momento, la posición del estudiante al interior

y exterior de la academia, en una relación del territorio centro/periferia, oficial/extraoficial,

global/nacional; así como al cuestionamiento por los marcos teóricos con lo que se está

analizando lo literario. ¿Cómo se está pensando? ¿Desde dónde se está accediendo y leyendo

los textos? Al respecto, vinculo directamente la función económica del tardocapitalismo a las

dinámicas de configuración del mercado y el pensamiento en relación con las universidades,

el sector privado y el Estado, estos tres operando en cuanto a la administración cultural.

La revisión es crucial en la investigación, dado el interés del sector privado en las

inversiones y participación en el mercado global, solicitando el soporte del Estado y la


intervención de la universidad, que garantice el flujo de lo económico en cuanto a la

intervención en los sectores de la industria tecnológica. El sector privado se interesa por la

participación de las universidades5 a través del desarrollo de programas en estrecha relación

con los requisitos del mercado global tecnológico, por lo que su interés es en la inversión en

capital humano en un mutuo acuerdo con las universidades para generar pensamiento y

habilidades que la industria requiere, lo que trae a cuentas una reconfiguración y

enredamiento de los prácticas discursivas para pensar.

Esta lógica de la actual discusión del sector de la industria privada con el Estado, que

no es nueva, es importante atenderla, ya que bajo ella es que se puede introducir el tema del

desplazamiento de la industria editorial en el mundo globalizado, pasando por los procesos

de alfaguarización6 hasta la mundigitalización de lo literario. Es indudable, como lo señalan

críticos como Liliana Weigmer, cómo desde hace años las editoriales tienen un papel que

impera en la producción literaria en Latinoamérica, sobre todo en un momento en el que, en

el caso de México, hay un creciente interés por las formas de violencia que lo atraviesa al

interior de las ciudades, que se relacionan con temas como el narcotráfico, migrantes o tráfico

de personas, que despiertan un siniestro interés por dichas narraciones; un interés económico,

político y cultural sobre las dinámicas de violencia imperantes en los territorios. El mercado

aumenta el número de ejemplares en las librerías con temas de violencia. Las editoriales

ponen en la mesa los ojos para ver y pensar el mundo. Se ofrecen viajes de acceso a través

de novelas, cine, televisión que normalizan y emplazan el pensamiento, desde lo estético, y

5
Revisar Acuerdo de Chapultepec, firmado en septiembre de 2005.
6
Ver en Barrera, E. “Entradas y salidas del fenómeno literario actual o la ‘alfaguarización’ de la literatura
hispanomaericana”. Disponible en http://sincronia.cucsh.udg.mx/alfaguar.htm.
se pone en operación la (re)configuración del concepto de diferencia en los marcos de un

mismo territorio, y nos dejamos de preguntar sobre cómo están operando dichos dispositivos.

Estos momentos enmarcan el panorama respecto a cuáles son los textos a los que

estamos accediendo y cómo estamos accediendo, a través de los programas de estudios y el

mercado, que se ven atravesados por las condiciones de valor —bajo el influjo de las políticas

universitarias y las exigencias culturales—. Cuáles son los conceptos que aprendemos para

valorar una obra literaria, que a su vez nos distancia y nos coloca, con un aura intelectual, en

la posición para poder decir lo que es o no literatura, y que en muchos casos nos olvidamos

por preguntar por las condiciones que atraviesan un territorio, como un paso anterior, y que

posibilita las narrativas al interio/exterior de los textos y los espacios, y que nos permite, a

su vez, cuestionarnos sobre qué pensamos cuando se hace una pregunta, desde lo académico,

sobre literatura; el momento de disciplinamiento del pensamiento a través de un retorno al

esencialismo regional en función de la hegemonía del sistema/mundo7 occidental.

La discusión, aunada al momento de desarticulación de la academia como espacio

fundador de pensamiento, atravesada por el mercado, se emplaza a través de una mirada del

discurso decolonialista —que no se puede dejar de lado dadas las condiciones del espacio al

cual se hace referencia—, sobre el desarrollo del pensamiento latinoamericano que funda sus

bases en el despliegue del orden occidental sobre América Latina, el cual a su vez despliega

(en esta línea sigo el pensamiento de Rita Segato) una segunda realidad, una realidad

especular en la que opera y se desarrolla una segunda economía, la cual a través de acciones

7
Parto de la idea de sistema-mundo como “la articulación del proceso de «acumulación originaria» que
estudia Wallerstein, y la producción de la primera cultura o estructura simbólica de orden mundial. Como
explica Mignolo: la conquista de América habría determinado el nacimiento del capitalismo, pero sobre todo
marcó la irrupción de la «diferencia colonial» (Mignolo, 2003).” Cfr. Castro Orellana, R. Sistema-Mundo y
Transmodernidad: Una lectura crítica. Universidad Complutense de Madrid, España, 2016.
como el blanqueamiento de capital8 es capaz de producir diferencias en los límites con

respecto a la primera realidad, la que circula “oficialmente”. Me parece importante señalarlo,

y no dejarlo de lado, porque lo considero el paso anterior para pensar las configuraciones de

subjetividades en el territorio; el olvido consecuente que conlleva estar dentro de los marcos

del tardocapitalismo.

El tema de la producción literaria se fija al problema político-económico el cual, al

respecto, discuten autores como Moreiras, Spanos, Villacañas o Segato cuando se preguntan

por las posibilidades de resistencia del pensamiento latinoamericano a partir de la

desarticulación de las subjetividades, territorios e identidades con las cuales nos hemos

producidos como sujetos de esta segunda realidad, y que permite teorizar, en un momento

atravesado por la decolonialización hasta la radicalización de lo político (en la actual

discusión teórica), con conceptos como el de infrapolítica, para conducirse por el estudio

entre la relación del pensamiento con la política, pensando en la frontera o la intersección

entre la teoría y la vida, en las experiencias que producen política.

Esta estructura enunciativa, la del espacio académico, el mercado y la

decolonialización, que pretendo establecer como la base para leer la actual producción

contemporánea en relación dialéctica con las obras del pasado, en un momento en específico

con la producción gardeana de finales de los setenta, es con la finalidad de revisar las

propuestas neo-teóricas y neo-críticas en cifras (a)lógicas cuya operación es la fijación de

diferencias, accediendo a espacios que develan los vínculos estructurales de las violentas

dinámicas de identidad y diferencia, donde radica una instauración del mundo; la

8
En Ludmer operan dichas dinámicas como las configuradoras de los territorios de violencia en la modernidad,
por la que se puede hacer transitar a sujetos como el migrante o el narco.
(im)posibilidad de la representación del territorio como configurador de las subjetividades

del presente/pasado con la que accedemos a las narrativas del mundo.

Son estos los ejes por los que conduzco el argumento, para aterrizar sobre la crítica

hacia las formas de producción de la literatura contemporánea, entablada en la subjetividad

del sujeto/intelectual moderno con relación a la industria editorial. El objetivo es proceder

sin caer en la universalización del concepto de literatura y a la vez resistir a un regionalismo

esencialista que lo enmarque, por lo que la propuesta es atravesar el concepto literatura a

partir de la dialogización de las voces al interior y exterior del texto literario y la teoría, abrir

un espacio que descentre el punto fijado por, en este caso, la frontera norte, que despliegue

las diferencia hacia lo que concebimos como lo ‘tradicional’, y podamos sustraernos bajo los

preceptos políticos que norma la conducta y las acciones en los textos narrativos; pensando

en un momento en el que se requieren otras formas de leer la teoría y la literatura, de

cartografiar y desplazar los discursos para no caer en un olvido y normalización del discurso

literario.

El territorio: subjetivación

La pregunta es especular, y al respecto se considera la configuración de las

subjetividades al interior y exterior de los dispositivos estéticos como del territorio. Pensar

la representación del sistema/mundo, la representación de la realidad a partir de los espacios

territoriales atravesados por la violencia fundacional que a su vez atraviesa los cuerpos, los

cuales son partícipes de dinámicas identitarias y culturales por las cuales transitan de manera

espontánea y no premeditada, pero que llevan inscrita la diferencialidad del carácter político

y económico. Los textos aparecen montados a partir de la operación ideológica del

imaginario simbólico que configura la conducta y comportamiento de los sujetos, como lo


señalado por Althusser cuando hace mención de los aparatos ideológicos del Estado, que

funcionan como operadores que dan paso a la red de significación que articula la escritura —

el desplazamiento de los significantes— presentando una falsa apariencia de estabilidad de

las categorías que generan ideas con las cuales participamos de lo real.

Una crítica que articula el pensamiento es la que hace Ludmer en Aquí América

Latina, cuando se refiere al territorio como:

La isla urbana, la nación, la lengua, el impero. Cada territorio (cada posición territorial) es
una noción, una imagen y un régimen de sentido para pensar el nuevo mundo. Las formas de
territorialización son instrumentos conceptuales: diagramas, delimitaciones y topologías con
sujetos. […] En la fábrica de realidad, el territorio es un articulador, un principio general que
recorre todas las divisiones, que es preindividual y que compartimos con los animales.
“Territorio” es una delimitación del espacio y una noción electrónica-geográfica-económica-
social-cultural-política-estética-legal-afectiva-de género-y de sexo, todo al mismo tiempo
[…] (2010: 119-120).

Son los territorios internos a la ciudad y al centro donde se fabrica realidad, desde los

cuales puede ser leído, en lo que no se dice, las condiciones del territorio sobre los que se

desplazan los sujetos. Al respecto, hay dos tipos de territorios sobre los cuales se descentra

la literatura, el que se encuentra en lugares como Macondo en García Márquez, Comala en

Rulfo o Placeres en Gardea; y el territorio de la nueva producción literaria al interior de las

ciudades, a los que Ludmer se refiere con el nombre de islas, espacios como la cárcel, la

clínica, la universidad, el tianguis. Hay una transición del espacio que deviene de finales del

boom, con las descripciones del territorio geográfico con la capacidad de configurar lo rural

que deviene en un espacio al interior del territorio que, con articulaciones como la

arquitectura, se reducen y reconfiguran hacia su interior otras subjetividades, volcadas hacia

su interior desde la violenta presión cultural, política y económica que se ejerce. La

(im)posibilidad de la representación de los rural se ve mermado por las condiciones de lo


moderno y la disposición organizativa del espacio que se va acercando al carácter mimético

representativo con el que opera el sistema/mundo, que configura y normaliza el pensamiento

latinoamericano bajo las dinámicas de administración cultural operada por el pensamiento

occidental.

Es acceder al territorio desde la descripción de los espacios con lo cual podamos

escindir el carácter mimético de la enunciación del mundo, vaciar y llenar el nombre del

territorio preguntándose por sus condiciones de existencia al interior-exterior, adentroafuera,

con lo cual se revele un lugar crítico de la estructura enunciativa en los espacios, que

acontezca desde su interior, y no en un más allá espacial relacionado con la disposición de

un tiempo abstracto y sincronizante.

Asistimos a un momento crucial para (re)pensar los dispositivos artísticos y los

territorios que articulan los mecanismos de representación. El momento de la producción

literaria contemporánea en América Latina en dialéctica con la literatura de la hegemonía y

cómo a partir de la interpretación, expectativas o especulación se pueden producir espacios

de enunciación que problematizan las dinámicas de producción contemporánea respecto a las

estructuras de las sociedades capitalistas modernas9.

La literatura es el dispositivo artístico que funciona para enarbolar las formas de

representación con las que accedemos al mundo, y esto despierta la urgencia de la crítica por

9
Cuando me refiero al concepto de modernidad estoy partiendo de la discusión que presenta Bolívar
Echeverría en el texto ¿Qué es la modernidad?, a partir de tres fenómenos que la articulan: la técnica
científica, la secularización de lo político y el individualismo. En dicho texto se refiere a tales términos en
tanto que: “los fenómenos modernos presentan su modernidad como una tendencia civilizatoria dotada de
un nuevo principio unitario de coherencia o estructuración para la vida social civilizada y para el mundo
correspondiente a esa vida; de una nueva ‘lógica’ que se encontraría en proceso de sustituir al principio
organizador ancestral, y desde la que éste se percibe como obsoleto y se tolera como ‘tradicional’.”
(Echeverría, 11)
tomar posición respecto a las consecuencias sociales y políticas que esto conlleva dentro del

ámbito cultural y literario, generando propuestas como la de una cartografía o la

diferenciación de las identidades de los sujetos, que permita entendernos desde un

adentroafuera generado por las condiciones históricas y políticas; y la labor quizá sea la de

cerner el mundo en términos de redes y escindir el carácter mimético de la enunciación con

el que performa la estructura del mundo.

En esta discusión por la literatura contemporánea y el pasado, por un lado se debe

atender la producción artística contemporánea y los precintos críticos que se han ceñido sobre

las mismas, impuestos por las editoriales, ya que si bien esto claramente responde a un

trasfondo económico y político sobre la manera de ejercer un control sobre la producción

artística, que asegura un campo de trabajo para los escritores y un amplio mercado de venta

para las editoriales, la discusión que “inaugura” es sobre las posibilidades de pensar la labor

de la crítica como el lugar de resistencia contra las formas de producción y distribución

literaria contemporánea, pero no sólo desde un punto de vista de la misma contemporaneidad,

sino a través de un corte en una H/historia de la literatura de América Latina capaz de

vislumbrarse mediante una dialéctica de las representaciones del territorio y la cultura en la

obra misma, a través de su proceder estético y político. Por otro lado, pensar en las

configuraciones posteriores de las narrativas a partir de la popularidad obtenida por el boom

latinoamericano; pensar en las consecuencias reales de las obras de los escritores

latinoamericanos de un tiempo en específico, y las configuraciones de las subjetividades a

posteriori. Sin embargo, la pregunta que queda es sobre qué es lo que falta, qué está por-

venir.
Bibliografía

Althusser, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Buenos Aires: Nueva Visión,

1988.

Álvares Solís, Ángel (comp.). Infrapolítica y ética menor. México: Universidad

Iberoamericana, 2018.

Arendt, Hannah. La condición humana. Buenos Aires: Paidós, 2003.

Echeverría, Bolívar. ¿Qué es la modernidad? México: UNAM, 2009.

Castro Orellana, R. Sistema-Mundo y Transmodernidad: Una lectura crítica. Universidad

Complutense de Madrid, España, 2016.

Guha, Ranajit. “La prosa de la contrainsurgencia”. Australia: Universidad Nacional de

Australia, (s. f.).

Ludmer, Josefina. Aquí América Latina. Una especulación. Buenos Aires: Eterna Cadencia

Editora, 2010.

-------------------- Clases 1985. Algunos problemas de teoría literaria. Titivillus [Epub] 2016.

Luiselli, Valeria. Los niños perdidos (Un ensayo en cuarenta preguntas). México: Sexto

Piso, 2017.

Moreiras, Alberto y José Luis Villacañas. Conceptos fundamentales del pensamiento

latinoamericano actual. España: Editorial Biblioteca Nueva, 2017.

Rodríguez Freire, Raúl. Sin retorno. Variaciones sobre archivo y narrativa latinoamericana.

Adrogué: Ediciones la Cebra, 2015.


Segato, Rita Laura. Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres. Puebla, Pez

en el árbol y Tinta Limón, 2014. p

Spanos, William. Heidegger y la crisis del humanismo contemporáneo: el caso de la

academia norteamericana. Chile: Escaparate Ediciones, 2009. Trad. Sergio

Villalobos-Ruminott.

Weinberg, Liliana. “The Oblivion We Will Be: The Latin American Literary Field after

Autonomy” en Institutions of World Literature. New York: Routledge, 2016.

Weinberg, Liliana. Pensar el ensayo. México: Siglo XXI, 2007.

Você também pode gostar