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Sofonías

(Siglo VII a.J.C.) Profeta hebreo, el noveno de los profetas menores, autor
del bíblico Libro de Sofonías. Contemporáneo de Josías y de Jeremías, anunció
en su libro la ruina del reino de Judá por su corrupción e idolatría, que Dios
había de castigar en el Día de Yahvé, y el advenimiento de un nuevo reino
basado en la humildad (los pobres de Yahvé).

El profeta Sofonías

Sofonías, cuyo nombre significa "el Señor lo protege", perteneció al parecer


a la tribu de Judá y era de estirpe real, pues el primer versículo de su libro
cita entre sus antepasados a cierto Ezequías, que muy probablemente debe
identificarse con el rey de este mismo nombre. Vivió en tiempos del rey
Josías y fue por lo tanto contemporáneo de Jeremías (siglo VII a. de C.),
pero nada se puede saber de sus relaciones.

Dado que en su libro no hace referencia al monarca, sino a los "nobles y


príncipes reales" (So 1,8), se cree que podría haber desarrollado su
actividad profética en tiempos del consejo real que gobernó durante la
minoría de edad del rey Josías, el cual fue elegido rey a los ocho años. En
tal caso habría presenciado los reinados de Manasés (689-642 a.C) y de
Amón (642-639 a.C.), reinados que, desde el punto de vista espiritual,
representan una época de las más sombrías dentro de la dinastía davídica.
Aunque con toda probabilidad Sofonías ya había muerto cuando Josías
emprendió la reforma religiosa, es del todo cierto que su profecía ayudó a
poner los fundamentos de dicho despertar religioso.

Ubicado en noveno lugar dentro de los libros de los profetas menores,


el Libro de Sofonías, que verosímilmente resume los puntos más salientes de
sus predicaciones, es orgánico y muy conexo. Los dos primeros capítulos
anuncian los castigos de Judá (I) y de todas las naciones paganas (II).
También el tercero clama contra Jerusalem, pero contiene palabras de
esperanza y promesas de salvación para los tiempos mesiánicos. El
mensaje de Sofonías se resume en el anuncio del Día de Yahvé, una
catástrofe que alcanzará a Judá y a todas las naciones. Siguiendo las
huellas de la profecía tradicional, Sofonías denuncia los pecados de la
sociedad de la época, especialmente el orgullo, del cual nace la
incredulidad, la falta de confianza, la rebelión y la perfidia. Todos ellos
conducen a la idolatría y a los pecados contra el prójimo. Señala también a
los verdaderos culpables: en la sociedad civil, los ministros y los príncipes,
los jueces y los comerciantes; y en el ámbito religioso, los sacerdotes y los
falsos profetas. Esos pecados serán la causa del Día de Yahvé, en el que la ira
de Dios caerá sobre los hombres y hará justicia en la tierra. Pero de esa ira
escaparán los humildes, los pobres; es decir, aquellos que hayan sido fieles
a la confianza en Dios, a la moral y a la esperanza.
El estilo del Libro de Sofonías es muy fluido y enérgico, si bien le falta
originalidad y está sobrecargado de reminiscencias y pasajes tomados en
préstamo a los profetas anteriores. Las profecías de Sofonías no tuvieron
mucha influencia fuera de su tiempo; sólo una vez son citadas en el Nuevo
Testamento (Mateo 13:41). Pero la descripción del Día de Yahvé inspiró la de
Joel y, ya en la Edad Media, el célebre himno latino Dies irae (El día de la
ira). Además del libro bíblico, a Sofonías se le atribuye un apócrifo sólo
conocido por las citas de Clemente Alejandrino y por unos fragmentos
coptos

Sofonías es el noveno de los profetas menores del Antiguo Testamento, hijo de Cusi, de
la tribu de Simeón. Empezó a profetizar bajo el reinado de Josías de Judá (c. 624 a. C.),
probablemente antes de que ese piadoso rey haya reformado los desórdenes de su nación.
Las predicciones de Sofonías se contienen en tres capítulos bíblicos. Exhorta en ellas a los
judíos a la penitencia, predice la ruina de Nínive y después de hacer terribles amenazas
a Jerusalén, concluye con promesas consoladoras sobre la vuelta de la cautividad de
Babilonia, el restablecimiento de la ley y la vocación de los gentiles.
Escribió en un estilo vehemente, muy semejante al de Jeremías.
ANÁLISIS PROTESTANTE
MÉTODO CRÍTICO

1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Sofonías

2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? 640 a 610 a.C.

3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? Judá / Naciones

4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Judá

MÉTODO HISTÓRICO

1) ¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? Sofonías vivió en el


tiempo de Jeremías, Habacuc y Nahum. Así como esos profetas, él habla
en contra de los pecados del pueblo. Él profetiza el juicio sobre Judá y las
naciones vecinas así como también las bendiciones sobre la Jerusalén restaurada.

Sofonías profetizó en los días de Josías (1:1). Era tataranieto de Ezequías (1:1), y
por lo tanto de sangre real y pariente de Josías. Este, en 639-608 a.C. y después
del reinado largo y malo de Manasés, hizo grandes reformas (2 Crónicas 34) en
las cuales Sofonías tuvo parte prominente. Así pues, esta profecía se dio muy
pocos años antes de sellarse la suerte de Judá.

MÉTODO LITERARIO

1) ¿QUÉ GÉNERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Profético / Histórico.

MÉTODO PANORÁMICO

1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? Anunciar Juicios proféticos


inminentes, para los días de Sofonías, y para el futuro, el día del Señor, junto con
la misericordia de Dios, cuando salieron de Babilonia.
2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE
LIBRO? Estremecer al pueblo de Judá a fin de que abandone su indiferencia e
instarlo a volver a Dios.

PALABRAS CLAVE DE SOFONÍAS (RV 1960): el día de Jehová (el día, en


aquel día), remanente (restos)

TEMAS: El día de Jehová, arrepentimiento, juicio, restauración.

ÉNFASIS: El futuro día de Jehová; juicio contra Judá por sus pecados;
Jehová como Dios de todas las naciones; juicios contra las naciones;
salvación final de un remanente de Judá.

Estructura de Sofonías

Título: “El día de la ira de Jehová”

Versículo Clave: 2:3

“Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por
obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis
guardados de el día del enojo de Jehová”

1:1 Palabra de Jehová a Sofonías

1:2 Destruiré cosas sobre la tierra

1:7 Calla en presencia de Jehová La ira de Jehová

1:10 Habrá voz de clamor Juicios de Jehová

1:14 Cercano el día de Jehová

1:17 Atribularé a los hombres

2:1 Congregaos y meditad

2:4 Gaza será desamparada Juicios contra


2:5 Los que moran en el mar naciones vecinas

2:8 He oído afrentas de Moab

2:12 También los de Etiopía

3:1 Ay de la ciudad rebelde Pecado de Jerusalén

3:6 Hice destruir naciones Redención

3:8 Esperadme dice Jehová

3:9 Devolveré pureza de labios Redención de Jerusalén

3:11 No será avergonzada

3:14 Cantad oh hija de Sión

Autor y fecha

Poco se conoce del autor, Sofonías. Tres otros individuos del AT comparten su
nombre. Él rastrea su genealogía cuatro generaciones atrás al rey Ezequías (715-
686 a.C.), permaneciendo sólo entre los profetas que descendieron de sangre real
(1:1). La genealogía real le habría dado a él la información del rey de Judá; Josías,
cuyo reino fue el período de tiempo durante el cual predicó Sofonías.

El profeta mismo fecha su mensaje durante el reinado de Josías (640-609 a.C.).


Las condiciones morales y espirituales detalladas en el libro (1:4-6; 3:1-7) parecen
colocar la profecía previa a las reformas de Josías, cuando Judá estaba aún
debilitándose en idolatría e impiedad. Fue en el 628 a.C. que Josías derribó todos
los altares de Baal, quemó los huesos de los falsos profetas y rompió los ídolos
esculpidos (2 Cr 34:3-7); y en el 622 a.C. el Libro de la ley se encontró (2 Cr 34:8-
35:19). Como consecuencia, es muy probable que Sofonías profetizó del 635-625
a.C. y fue un contemporáneo de Jeremías.

Contexto Histórico de Sofonías

Políticamente, la transferencia inminente del poder mundial asirio a los


babilonios debilitó el dominio de Nínive sobre Judá, trayendo un elemento de
independencia a Judá por primera vez en cincuenta años. El deseo del rey Josías
por retener esta nueva libertad de los impuestos y del control extranjero sin duda
alguna lo llevó a interferir más tarde con el intento de Egipto por ayudar al rey de
Nínive que huía en el 609 a.C. (2 Cr 35:20-27).

Espiritualmente, los reinados del hijo de Ezequías, Manasés (695-642 a.C),


extendiéndose por más de cuatro décadas; y su nieto Amón (642-640 a.C.),
durante solo dos años, fueron marcados por impiedad y apostasía (2 Cr 21; 2 Cr
33). Los primeros años de reinado de Josías también fueron caracterizados por la
maldad de sus padres (2 Cr 23:4). No obstante, en el 622 a.C., mientras estaban
reparando la casa del Señor, Hilcías el sumo sacerdote encontró el Libro de la ley
(2 Cr 22:8). Al leerlo, Josías inició reformas (2 R 23). Fue durante los primeros
años del reinado de Josías, previo al gran avivamiento, que este profeta de
la undécima hora, Sofonías, profetizó y sin duda alguna tuvo una influencia sobre
las enormes reformas que Josías trajo a la nación. Pero los reyes malos antes de
Josías (cincuenta y cinco años) habían tenido tal efecto en Judá que nunca se
recuperó. Las reformas de Josías fueron llevadas a cabo demasiado tarde y no
pasaron más allá de su vida.

Retos de Interpretación

 El libro presenta una denuncia clara del pecado y una advertencia


de juicio inminente sobre Judá. Algunos se han referido a la frase
"devolveré yo a los pueblos pureza de labios" (3:9) a la
restauración de un idioma universal, semejante a los días previos a
la confusión de idiomas en la Torre de Babel (Gn. 11:1-9). Señalan
que la palabra "labios" también es usada en Génesis 11:7. No
obstante, es mejor entender el pasaje como apuntando a una
purificación de corazón y vida. Esto es confirmado por el contexto
(3:13) y corroborado por el hecho de que la palabra "labios" es
traducida con mayor frecuencia "labio". Cuando se combina con
"pureza", la referencia a conversación habla de una limpieza
interna de pecado (Is. 6:5) manifestaba en conversación (Mt
12:34), que incluye quitar los nombres de dioses falsos de sus
labios (Os. 2:17). No implica un idioma mundial.
Temas históricos y teológicos

 El mensaje de Sofonías del día del Señor le advirtió a Judá que los
días finales estaban cerca, a través del juicio divino por manos de
Nabucodonosor, 605-586 a.C. (1:4-13). Sin embargo, también ve
más allá de esto al cumplimiento lejano en los juicios de la
septuagésima semana de Daniel (1:18; 3:8). La expresión "Día del
Señor) es descrita como un día que está cerca (1:7) y como un día
de ira, problema, turbación, destrucción, desolación, tiniebla,
lobreguez, nubes, oscuridad intensa, trompeta y alarma (1:15, 16,
18). Sin embargo, aun dentro de estos oráculos de ira divina, el
profeta exhortó al pueblo a buscar al Señor, ofreciendo un refugio
en medio de juicio (2:3) y proclamando la promesa de salvación
final para su remanente fiel (2:7; 3:9-20).

Vista Panorámica de Sofonías

Cuando haya manifestaciones externas de avivamiento, se debe mirar


más profundo para discernir los propósitos de Dios. Al observarse más
internamente se puede calcular la seriedad del pecado; es necesario que
el mensaje del juicio de Dios se escuche. Sofonías predica tal mensaje al
pueblo de Judá; él es el profeta del Día del Señor.

Sofonías nació durante el tiempo de Manasés, rey de Judá. Era


bisnieto del rey Ezequías; por tanto, miembro de la casa real de Judá
(1:1). Su nombre significa “el Señor esconde,” lo que sugiere que sus
padres preocupados por su seguridad, le pusieron ese nombre como un
ruego por su protección.
El reinado de Josías fue un tiempo de esplendor para el país; él fue
hecho rey cuando tenía ocho años de edad. Nueve años después
comenzó la primera fase de sus reformas espirituales. En el año 626 a.C.
Judá fue atacado por los sanguinarios y crueles escitas, quienes llenaron
de pánico el país. Cuando se encontró el libro de la ley, Josías instituyó
la segunda fase de sus reformas. Sofonías ministró durante estos
notables tiempos (1:1). La razón inmediata para su profecía fue la
invasión escita.

Esta fue una época de cambios religiosos porque Josías había


purgado al país de lo que quedaba del culto a Baal y comenzó a
restablecer la adoración al Señor, erradicando prácticas y atuendos
paganos. Aunque había paz y prosperidad, también había decaimiento y
disolución a pesar de las reformas externas. El pueblo no deseaba
aprender, los tribunales no eran más clementes, ni los profetas más
fieles, ni los sacerdotes menos profanos; al contrario, la nación estaba
diametralmente opuesta a Dios en cuanto a lo que El requería.

Siendo un aristócrata, Sofonías no era un portavoz de los pobres. El


ha sido llamado cruel por predicar candentes mensajes de juicio y
reproche, pero ofreciendo pocas esperanzas para corregir la situación
inmediata. Sofonías presenta la severidad de Dios, inculcando temor y
aun terror; sin embargo, ocasionalmente él deja ver vislumbres de la
ternura de Dios, inspirando esperanza en los que responden a El.

Sofonías advierte a sus oyentes de la invasión que vendría sobre


Judá y describe los pecados que están precipitándola (1:1–13). Esta
invasión prefigura el futuro Día del SEÑOR, que él describe con vívidos
detalles (1:14–18). Sofonías hace un llamado al arrepentimiento y da la
esperanza de que Quizás seréis protegidos el día de la ira del
SEÑOR (2:3). Luego predice el juicio sobre las naciones gentiles alrededor
de Judá (2:4–15). El explora bajo la superficie de las reformas de Judá y
describe la condición de los habitantes. Debido al deplorable estado
moral de Israel, el cautiverio es inevitable (3:1–7). Sofonías describe un
juicio futuro de los gentiles (3:8), al que le seguirá un tiempo de bendición
para ellos (3:9–10) como también para Israel, cuando Cristo regrese
(3:11–20).

Sofonías ofrece esperanza a todo el que busque al Señor (2:3). El


cristiano no debe permitir que ninguna cosa tenga precedencia en él;
Dios debe ser la principal prioridad de su vida.

Referencias Proféticas

Gran parte de las bendiciones finales sobre Sión pronunciadas en los versos 14-20, aún
están por cumplirse, lo que nos lleva a concluir que estas son profecías mesiánicas que
aguardan la Segunda Venida de Cristo para que se lleven a cabo. El Señor ha quitado
nuestro castigo solo a través de Cristo, quien vino a morir por los pecados de Su pueblo
(Sofonías 3:15; Juan 3:16). Pero Israel aún no ha reconocido a su verdadero Salvador.
Esto aún está por suceder (Romanos 11:25-27).

La promesa de paz y seguridad para Israel, un tiempo cuando su Rey esté en medio de
ellos, será cumplida cuando Cristo regrese a juzgar y redimir al mundo para Él mismo. Así
como Él ascendió a los cielos después de Su resurrección, así también Él regresará y
establecerá una nueva Jerusalén sobre la tierra (Apocalipsis 21). En ese tiempo, todas las
promesas de Dios para Israel serán cumplidas.

Importancia en la Biblia
El castigo divino que describe Sofonías surge de la santidad de Dios.
Como Dios demanda santidad y justicia de su pueblo, castiga a los que
permanecen en el pecado y la rebeldía (1.17). Pero el Señor también es
misericordioso y fiel a su promesa. Para el remanente fiel habría
protección y consuelo cuando llegaran los días negros que
se aproximaban (2.1–3). Y a los justo ratifica las promesas del pacto que
hizo con Abraham cientos de años atrás. Gente de todas las naciones se
reunirán para adorar al Señor (2.11; 3.9). Su propio pueblo se renovará
en su fidelidad (3.11–13), y el Rey de reyes reinará en medio de ellos.

Sofonías.

Introducción. 1. El Día de Yahvé. 2. Devastación de las


naciones paganas. 3. El Juicio punitivo de Dios.

Introducción.

La persona del profeta y época de su ministerio.

Sofonías (en hebreo Sefanyah: "Yahvé ha guardado") 1. El


nombre aparece en diversos textos del A.T. Nuestro profeta es
presentado como descendiente de un tal Ezequías, que
algunos críticos identifican con el famoso rey reformador del
tiempo de Isaías. De hecho se dan varios progenitores hasta
llegar al de Ezequías. Pero el bisabuelo de Sofonías (Amarías)
que es presentado como hijo de Ezequías, nos es desconocido
como hijo del famoso rey. Algunos autores explican la
minuciosa y amplia genealogía del profeta porque aparece
como hijo de Cusí (el etíope); y entonces el hagiógrafo tiene
interés en aclarar su verdadera ascendencia judaica. No faltan
comentaristas que han querido identificar a nuestro profeta con
el Sofonías sacerdote que aparece en tiempos de Sedecías 2.
Como sus oráculos se centran en torno a Jerusalén, se supone
que la capital era el lugar de su residencia, y quizá de su
nacimiento. El título del libro sitúa la actividad profetica de
Sofonías en tiempos de Josías (640-609), sin concretar más.
Pero como en sus oráculos se habla de los abusos de
prácticas idolátricas de tipo asirio, se sigue que su predicación
tuvo lugar antes de la reforma religiosa del piadoso rey Josías,
en el año 622-21, en que fue hallado el libro de la Ley en los
fundamentos del templo 3. Así, parece que ejerció su ministerio
antes de Jeremías, quien comenzó hacia el 627 a.C. Como
Nahum, anuncia la ruina de Nínive, aunque sin el relieve y
dramatismo con que la describe este profeta 4.

Contenido y estructura del libro.

Como otros profetas, Sofonías centra su atención en el


llamamiento a la penitencia del pueblo, anunciando el terrible
juicio de Dios. El estilo es conminatorio y terrorífico (Dies irae,
dies illa, 1:15): "Se acerca el día de Yahvé.; el estruendo del
día de Yahvé es horrendo. Día de ira es aquél, día de angustia
y de congoja, día de ruina y asolamiento, día de tiniebla y
oscuridad, día de sombras y densos nublados, día de trompeta
y alarma."5. Estos vaticinios conminatorios se dirigen contra
Jerusalén, pero también contra las naciones paganas.

Podemos dividir los oráculos de Sofonías del modo siguiente:

1. Parte conminatoria: 1:2-3:8.

Juicio sobre Judá: 1:1-2:3.

Juicio contra los gentiles: 2:4-15.

Juicio sobre Jerusalén: 3:1-8.

2. Parte consolatoria: 3:9-20.

Fruto del juicio: et conocimiento de Dios: 3:95.


La salvación mesiánica: 3:11-20.

En este esquema encontramos la disposición general de los


libros de Isaías y de Ezequiel: juicio sobre Judá, juicio sobre las
naciones, y promesas de restauración. Esta distribución lógica
probablemente es obra del compilador posterior, como lo es en
los otros dos profetas citados. La nota religiosa del libro de
Sofonías es su interés por los valores éticos fundamentales. En
esto se sitúa en la línea de Amos, Isaías y Jeremías. El castigo
de Dios es inexorable, porque Judá es pecador y contumaz en
la rebeldía. Pero Dios quisiera privarle de esta prueba
punitiva 6.

Autenticidad.

La crítica racionalista ha querido negar en gran parte la


paternidad literaria de este libro a Sofonías. Hoy día los críticos
se muestran más moderados, y, aun admitiendo que hay
pasajes que parecen llevan un sello posterior, admiten la
autenticidad del libro tal como lo proclama la tradición. En
general, los críticos desconfían de la autenticidad del c.3 y de
los vaticinios contra Moab y Amón 7, y aun del anuncio de la
ruina de Nínive 8. Los fundamentos para estas dudas son de
índole literaria.

Texto, versiones y canonicidad.

En general, el TM es bastante bueno, y 110 encontramos


muchas transposiciones, aunque no faltan algunas glosas.

Las versiones confirman estas suposiciones y contribuyen a


aclarar algunos pasajes oscuros.

En cuanto a la canonicidad del libro, no ha habido dificultad


alguna para admitirlo en el catálogo de libros sagrados entre
los judíos y cristianos. En el Τ. Ν. no encontramos ninguna
alusión clara a Sofonías; en el A.T., sin embargo, se discuten
las relaciones literarias entre Ez 22:24-28 y Sof 3:1-4; Jl 2:2 y
Sof 1:15. En la liturgia latina, el Dies illa dies irae del oficio de
difuntos está tomado de Sof 1:15.

1 La grafía de Sofonías de la Vulgata deriva


de la versión de los LXX. — 2 Cf. 2 Re 25:18.
— 3 Cf. 2 Re 22:3-23:3. — 4 Cf. Sof 2:13-15.
— 5 Sof 1:14-16. — 6 Sof 3:17. — 7 Sof 2:8-
11. — 8 Sof 2:15.

1. El Día de Yahvé.

Oráculo contra los idólatras (1-6).


1 Palabra de Yahvé dirigida a Sofonías, hijo de Cusí, hijo de Guedalías,
hijo de Amarías, hijo de Exequias, en los días de Josías, hijo de Amón,
rey de Judá: 2 Yo haré perecer totalmente cvianto hay sobre la haz de la
tierra, oráculo de Yahvé. 3 Haré perecer hombres y animales, aniquilaré
las aves del cielo y los peces del mar. Yo haré tropezar a los impíos y
exterminaré a los hombres de sobre la haz de la tierra, oráculo de
Yahvé. 4 Yo tenderé mi mano sobre Judá y sobre todos los moradores
de Jerusalén y exterminaré de este lugar los restos de Baal y el nombre
mismo de los arúspices entre los sacerdotes, 5 y a los que en los
terrados se postran ante la milicia de los cielos,y a los que,
postrándose ante Yahvé, juran por Milcom, 6 y a los que se apartan de
Yahvé y no le buscan ni se acuerdan de EL.

La larga genealogía parece que obedece a la preocupación de


llegar a un. personaje importante llamado Exequias, que bien
puede ser el famoso rey de Judá (727-698 a.C.). El ministerio
de Sofonías se desarrolló durante el reinado del
piadoso Josías (640-609), muerto en la batalla de Megiddo
contra Necao II de Egipto (609 a.C.). En su tiempo se
emprendió una reforma religiosa inspirada en la predicación de
Jeremías, como la anterior de Ezequías había sido promovida
por Isaías.

El oráculo de Sofonías se abre ex abrupto anunciando un


castigo general sobre todos los pecadores de Judá en sus
distintas clases. La oratoria es altisonante y enfática, pues se
dice con hipérbole que desaparecerán en el castigo todos los
seres vivientes: hombres, animales, aves y peces del mar (v.3).
Es la preocupación de los profetas por asociar la naturaleza a
las manifestaciones punitivas y misericordiosas de Yahvé,
Señor de todo lo creado.

Después de la hiperbólica introducción amenazadora, el


profeta dirige sus palabras contra los que se entregan a
prácticas idolátricas en Judá. Los profetas fueron siempre los
campeones del yahvismo puro, sin infiltraciones idolátricas; y
por eso lucharon contra las contaminaciones cultuales de
los baales cananeos. Ahora el profeta anuncia que serán
exterminados los últimos restos de Baal (v.4) 1, y con ellos
hasta el nombre de los arúspices o kemarim, los sacerdotes de
los ídolos, que podían haberse infiltrado entre los
sacerdotes de Yahvé.

Yahvé va a hacer una limpia de los propagadores de la


idolatría o del culto sincretista, en el que se da parte de culto a
Yahvé y parte a los ídolos. Después de anunciar el castigo de
los promotores de la idolatría, el profeta anuncia también el
exterminio de los que sobre los terrados se postran ante la
milicia del cielo (ν.6), clara alusión a los cultos astrales, que se
habían puesto de moda en tiempos de los reyes Acaz y
Manases como consecuencia de la influencia asiría 2. También
serán castigados los que adoran juntamente a Yahvé y juran
por Milcom, dios de los amonitas 3, cuyo nombre era paralelo al
del Moloc de los moabitas, relacionados con la palabra
semita melek (rey).

Contra los dignatarios de Judá (7-11).


7 ¡Silencio en la presencia del Señor, Yahvé!
Porque se acerca el día de Yahvé. Porque ha
preparado Yahvé un sacrificio y ha santificado a
sus invitados, 8Sucederá en el día del banquete
de Yahvé que yo visitaré a los príncipes y a los
hijos del rey y a todos los que visten con
vestiduras extranjeras. 9 Visitaré en aquel día a
los que corretean por el umbral e hinchen las
casas de sus señores de rapiñas y de
fraudes. 10 Y en aquel día, dice Yahvé,
se alzaré, gran gritería desde la puerta de los
Peces,y gran clamor desde la Ciudad Nueva, y
gran estruendo desde las colinas. 11Lamentaos,
moradores de la Muela, porque todo el pueblo
de mercaderes ha sido destruido, han sido
exterminados todos los que traían cargas de
plata.

Este oráculo de exterminio va dirigido contra los altos


dignatarios "de la corte, responsables de la situación social, y
contra los mercaderes desaprensivos, causantes con sus
exacciones del malestar general. Enfáticamente, el profeta
invita a todos al silencio para asistir como testigos mudos a la
gran hecatombe que va a realizar Yahvé: ¡Silencio en la
presencia del Señor, Yahvé! (v.7). Se acerca el día de
Yahvé, día de castigo para los prevaricadores. Yahvé ha
preparado un sacrificio o inmolación de pecadores4.
Sus invitados han sido santificados por el mismo Yahvé, e.d.,
tratados como víctimas purificadas de sus máculas para ser
aptas para el sacrificio. La imagen es la de un banquete
sacrificial para el que han sido escogidas y santificadas con
purificaciones rituales las víctimas.

Y entre las víctimas estarán en primer lugar los principes e


hijos del rey y los que se visten con vestiduras
extranjeras, e.d., los que se habían extranjerizado en sus
modas y costumbres, con el consecuente desprecio de las
costumbres religiosas patrias. La expresión los que corretean
por el umbral (v.8) parece aplicarse a los cortesanos que
servilmente entran y salen por el umbral de los palacios de los
señores con ánimo de colaborar en sus rapiñas y fraudes. A
todos ellos les espera un gran castigo. El profeta oye ya
el griterío en toda la ciudad desde la puerta de los Peces, que
estaba al norte de la ciudad 5, hasta la ciudad
nueva o segunda, que parece ser el ensanche septentrional de
la antigua, asentada sobre la colina de Sión 6.

El profeta parece aludir a la invasión del enemigo por la parte


vulnerable del norte, por donde entraron siempre los invasores
en Jerusalén. Las colinas sobre las que está asentada la
ciudad se hacen también eco del gran estruendo provocado
por la incursión enemiga. El profeta invita al duelo a los
moradores de la Muela, que puede ser el nombre de un barrio
o bien un nombre simbólico, inventado por el profeta para
indicar el trato que habían de sufrir sus moradores, que iban a
ser triturados como en un mortero o Muela. En todo caso, en
esta parte del oráculo el profeta hace hincapié en la suerte que
han de sufrir los comerciantes que traficaban con cargas de
plata (v.1 1).

Contra los escépticos (12-13).

12 Y sucederá en aquel tiempo que escudriñaré


a Jerusalén con linternas y visitaré a los que se
sientan sobre sus heces, diciéndose en su
corazón: "No hace Yahvé ni bien ni mal." 13 Su
opulencia será dada al pillaje, y sus casas
asoladas. Levantarán casas, y no las habitarán;
plantarán viñas, y no beberán su vino.

El profeta ahora se encara con los epicúreos y materialistas,


que no se preocupan sino de satisfacer sus bajas apetencias
(se sientan sobre sus heces, v.12), sin pensar que Dios ha de
pedir cuenta de su conducta adormilada. Tantas veces han
oído a los profetas anunciar infortunios, que no creen ahora en
sus oráculos. Para ellos Dios no se preocupa de lo que pasa
en este mundo, y las cosas seguirán su curso normal; por eso
dicen escépticamente: No hace Yahvé ni bien ni mal. Es el
canto a la indolencia y al materialismo. Pero Yahvé les pedirá
estrecha cuenta, escudriñando cuidadosamente con
linternas todos los escondrijos de Jerusalén para
desenmascararlos y hacer caer sobre ellos el peso de su ira
vengadora. Su actitud despreocupada les costará cara, pues
perderán su opulencia y sus casas, que serán asoladas. La
frase levantarán casas y no las habitaran. la leemos en Am
5:11, y bien puede depender de la predicación de este profeta,
que había anunciado la destrucción de las casas ricas de
Samaría un siglo antes 7.

El día de Yahvé (14-18).


14 Se acerca el gran día de Yahvé, viene presuroso;el estruendo del día
de Yahvé es horrible, hasta los fuertes dan gritos amargos. 15 Día de ira
es aquél, día de angustia y de congoja, día de ruina y de asolamiento,
día de tinieblas y oscuridad, día de sombras y densos nublados, 16 día
de trompeta y alarma en las ciudades fuertes y en las altas
torres. 17 Aterraré a los hombres, que andarán como ciegos; por haber
pecado contra Yahvé, su sangre será derramada como se derrama el
polvo, y tirados sus cadáveres como estiércol. 18 Ni su oro ni su plata
podrán librarlos i en el día de la ira de Yahvé, pues toda la tierra será
consumida en el fuego de su furor, pues consumará la ruina, la pérdida
repentina de todos los moradores de la tierra.

La perspectiva del profeta se amplía, y ante sus ojos aparece


el día de la manifestación de la ira divina como un día de
castigo para todos los pecadores. La descripción es sonora e
impresionante. La liturgia ha tomado de aquí el maravilloso
exordio del Dies irae, dies illa, transportando el sentido al día
del juicio final. La perspectiva de Sofonías se limita al juicio de
Dios sobre los pecadores antes de la
manifestación mesianica. Los judíos habían soñado en el día
de Yahvé como en un día de triunfo sobre las naciones;
pero ya Amos les había anunciado que sería un día de luto
nacional, el día de la manifestación de la justicia vengadora de
Yahvé para purificar a su pueblo en orden a la preparación de
una nueva teocracia, que tendría su plena manifestación
en los tiempos mesiánicos. Sofonías se sitúa en la misma
línea y anuncia también sobre su pueblo un juicio purificador de
discriminación.

1 Cf. Is 14:22; Am 4:2. — 2 Cf. 2 Re 23:12;


Jer 19:3. — 3 Cf. 2 Re 23:13; véase
Lagrange, Reí. sem. — 4 Cf. Is 34>5s; Jer
46:10; Ez 39,i?s. — 5 Cf. Neh 3:3; 12:39; 2
Crón 33:14. — 6 Sobre este barrio nuevo cf.
2 Re 22:14; Neh 11:9. Según 2 Crón 33:14,
Manases cerró un nuevo barrio en la parte
septentrional, incluyendo en él a la puerta de
los Peces. — 7 Cf. Miq 6:15; Dt 28:383; Ez
28:26; Is 65:218.

2. Devastación de las naciones paganas.

Exhortación a la penitencia (1-3).


1 Ajustaos a la regla y disciplinaos, pueblo rebelde 1, 2antes que la
cólera os pulverice como tamo 2,antes que caiga sobre vosotros el
ardor de la ira de Yahvé, antes que llegue sobre vosotros el día de la ira
de Yahvé. 3 Buscad a Yahvé los humildes de la tierra, que practicáis su
ley; buscad la justicia, buscad la mansedumbre; quizá quedaréis al
abrigo de la ira de Yahvé.

Ante la perspectiva de la destrucción que acaba de anunciar, el


profeta hace una llamada a la disciplina y a la ley como medio
de conjurar tantos males (v.1). Sobre todo, el profeta invita a
los fieles a que practiquen la ley, a que hagan obras de justicia
para quedar, al menos ellos, al abrigo de la ira de Yahvé. En
los profetas siempre encontramos la teología del resto que se
salva periódicamente de las catástrofes nacionales para
ser en los tiempos futuros el núcleo de restauración
mesiánica.

Contra los filisteos (4-7).


4 Pues Gaza será abandonada y Ascalón asolada, Azoto saqueada en
pleno día y Acarón extirpada. 5 ¡Ay de los habitantes de la costa del
mar, del pueblo de los cereteos! La palabra de Yahvé se alza contra
vosotros: Canaán, tierra de filisteos, yo te destruiré hasta no dejar en ti
habitante, 6 y serás convertida en pastizales de pastores y en rediles de
ovejas 3. 7 Y será el litoral (marítimo) para el resto de la casa de Judá,
allí apacentará. Dormirán por la noche en las casas de Ascalón, porque
los visitará Yahvé, su Dios, y los restaurará.

En 1:18 se hablaba de la amenaza en el día de


Yahvé contra toda la tierra. Ahora el profeta va concretando los
oráculos conminatorios, comenzando por los habitantes de
Filistea, en la costa de Palestina. Nombra cuatro de las cinco
ciudades filisteas. Falta Geth, quizá porque en ese tiempo
formaba parte del reino de Judá 4. De Azoto se dice que
será saqueada en pleno día, para indicar el carácter
organizado militar de los invasores caldeos, que no obrarán
como bandidos, en ataques esporádicos de noche, sino que
llevarán la guerra planificada en su pleno sentido. La
destrucción, pues, será más completa y llevada al detalle, sin
haber posibilidad de salvación.

A los filisteos se les llama habitantes de la costa del mar (v.5).


En efecto, los filisteos se establecieron en el siglo XI a.C. en la
costa palestina después de ser rechazados por Ramsés III.
Provenientes de Creta (aunque eran oriundos del Asia Menor),
eran llamados también cereteos5. Como se establecieron
en Canaán (zona costera), de ahí que se designe su tierra con
este nombre. Dedicados al comercio, en relaciones con los
fenicios, habían llegado a un alto grado cultural y eran un
emporio comercial. Ahora el profeta anuncia que sus ciudades
serán destruidas y que su tierra se convertirá en pastizales de
pastores y en rediles de ovejas (v.6). Judá extenderá su
imperio a esas regiones. Sus habitantes se establecerán en las
ciudades filisteas con sus rebaños: dormirán por la noche en
las casas de Ascalón.

Contra Moab y Amón (8-11).

8 He oído los ultrajes de Moab y los denuestos


de los hijos de Amón, que afrentaron a mi
pueblo y se engrandecieron con su
territorio. 9 Por eso, por mi vida, dice Yahvé de
los ejércitos, el Dios de Israel, que Moab será
como Sodoma, y los hijos de Amón como
Gomorra, ortigales, minas de sal y desolación
eterna. El resto de mi pueblo los saqueará, y los
sobrevivientes de mi pueblo los
heredarán. 10Este será el pago de su soberbia
por haber ultrajado a mi pueblo y haberse
insolentado contra el pueblo de Yahvé de los
ejércitos. 11 Yahvé será terrible contra ellos y
destruirá a todos los dioses de la tierra, y
todos, cada uno desde su lugar, y todos los de
las islas de las gentes le adorarán.

Los reinos de TransJordania, Moab, Amón y Edom fueron


enemigos tradicionales de Israel ya desde los tiempos en que
éste avanzaba hacia Canaán. El profeta alude aquí a hechos
de insolencia por parte de Moab y de Amón contra Judá. Yahvé
pedirá cuenta de este orgullo expresado contra su pueblo.
Moab será devastado, y el resto de Israel heredará su territorio.
El fragmento conminatorio se termina con un anuncio del
universalismo mesiánico. Yahvé será reconocido como Dios
por todos los habitantes de la tierra (v.11). Las islas de las
gentes son los pueblos de la costa mediterránea, incluidas las
islas de Grecia.

Contra Etiopía y Asiría (12-15).


12 También vosotros, etíopes, seréis abatidos por la espada, 13Y
tenderá su mano hacia el aquilón, y destruirá a Asur, y hará de Nínive
un campo de devastación, árido como desierto. 14En medio de él
dormirán los rebaños y todos los animales de los pantanos 6; el
pelícano y el erizo pernoctarán en sus capiteles. En los huecos canta el
buho, en los atrios el cuervo; los artesonados de cedro han sido
arrancados. 15 Hela aquí la ciudad exultante, que habitaba confiada, la
que se decía en su corazón: "¡Yo y nadie más que yo!" ¡Cómo ha sido
devastada, hecha una guarida de fieras! Cuantos pasen cerca de ellas
silbarán y moverán sus manos.

El oráculo contra Etiopía es sumamente breve y es extraña su


inserción aquí. Quizá haya sido puesto para completar los
cuatro puntos cardinales: Filistea al oeste, Moab y Amón al
este, Etiopía o Egipto (Sudán-Nubia) al sur, para centrar la
atención al final en el norte, Asiría.

El profeta detalla la destrucción de Nínive, porque había sido la


opresora de las pequeñas naciones. La capital asiría cayó en
poder de los babilonios y medos en 612 a.C. y desapareció
para siempre en la historia. Aún hoy día es un montículo
informe de ruinas, en las que, en efecto, han hecho su guarida
toda clase de animales, como detalla el profeta 7.

1 El verso es oscuro. Hemos seguido la


reconstrucción de Hoonacker. La Bib. de
Jér.: "nación sin deseo." — 2 Traducción
según la reconstrucción de Hoonacker. Bib.
de Jér.: "Antes de que seáis cazados como la
semilla que desaparece un día." — 3 Así
según Hoonacker y la Bib. de Jér. — 4 Cf.
Am 1:6-8. — 5 Sobre los filisteos y cereteos
véase com. a Am 9,7, y J. M. lagrange, Le
livre des Juges p.262s. —
6 Pantanos, reconstrucción de Hoonacker. El
TM dice naciones. — 7 La identificación de
los distintos animales no es segura, pero
para nuestra versión hemos tenido en cuenta
las raíces árabes afines y la versión de los
LXX.

3. El Juicio punitivo de Dios.

Oráculo contra Jerusalén (1-8).


1 ¡Ay de la rebelde, de la contaminada, de la ciudad opresora ! 2 No
quiso escuchar, no se dejó enseñar, no quiso acercarse a su
Dios. 3 Sus príncipes son en medio de ella rugientes leones; sus
jueces, lobos nocturnos, que no dejan nada que roer para la
mañana. 4 Sus profetas son fanfarrones y pérfidos, sus sacerdotes
profanan las cosas santas y violan la Ley. 5 Yahvé es justo en medio de
ella, no hace El iniquidad; todas las mañanas establece su juicio a la
luz, no falta nunca y no hay en El iniquidad. 6 Yo he exterminado a las
naciones, he asolado sus torres y devastado sus caminos, sin que haya
quien pase por ellos, y sus ciudades fueron saqueadas y no queda en
ellas morador. 7Me dije: De cierto me temerás y aceptarás la corrección,
y no se borrarán de sus ojos todos los castigos que le envié; pero se
han apresurado a pervertir sus obras, 8Por eso, dice Yahvé, esperadme
para el día en que me levantaré como testigo. Porque es mi propósito
reunir a las gentes y juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi ira,
porque la tierra toda será consumida por el ardor de mi cólera.

El profeta designa a Jerusalén con el calificativo


de rebelde l por sus transgresiones de la ley de Yahvé. Toda
ella está contaminada, pues se ha apartado de su Dios, y las
clases directoras, corno los príncipes, sacerdotes y profetas,
han sido los primeros en delinquir, aprovechándose de su
situación social 2. Por su voracidad insaciable son comparados
a leones rugientes y a lobos nocturnos, que, abusando de su
fuerza, esquilman al pueblo sencillo, sin dejar que roer para la
mañana (ν.3).
Los profetas falsos son fanfarrones, pues presentan con
arrogancia oráculos de parte de Dios, cuando en realidad no
son sino invenciones suyas para halagar al pueblo 3.
Los sacerdotes, en vez de procurar que el pueblo reciba la ley
de Dios, profanan las cosas santas, utilizando el santuario
como medio exclusivo de lucro. Frente a esta conducta
provocadora, el profeta presenta el proceder de Dios,
siempre justo, y como todos los días sale la luz para iluminar
a todos, así su juicio se manifiesta cada mañana en beneficio
de todos.

Por otra parte, Yahvé ha mostrado tantas veces su


omnipotencia, exterminando a las naciones enemigas de Judá
(v.6), que era de esperar que su pueblo tomara escarmiento de
estos juicios punitivos (v.7). Pero llega el momento solemne en
que Yahvé se levantará como testigo contra todos los
pecadores de las gentes y de Judá (v.8), y entonces será la
hora de la cólera divina. Judá y Jerusalén están comprendidas
en este juicio sobre todos los pueblos. A cada una les pedirá
cuenta por su comportamiento frente a Dios. Es el juicio
purificador que precederá a la manifestación mesidnica.

Anuncio de un reinado de justicia (9-13).


9 Entonces devolveré yo a los pueblos labios limpios para invocar
todos el nombre de Yahvé y servirle con un solo hombro. 10 Desde más
allá de los ríos de Etiopía, mis adoradores, mis dispersos, me traerán
mis ofrendas. 11 En aquel día no te avergonzarás por las acciones con
que prevaricaste contra mí, porque quitaré de en medio de ti a tus
fanfarrones jactanciosos, y no volverás a engreírte por mi monte
santo. 12 Dejaré en medio de ti como resto un pueblo humilde y
modesto, que esperará en el nombre de Yahvé.13 El resto de Israel no
hará iniquidad, no dirá mentira ni tendrá en su boca lengua mendaz, y
se apacentarán y reposarán sin que haya nadie que los espante.

Tras del castigo purificatorio surge la nueva teocracia. El triunfo


de Israel en las naciones traerá como consecuencia que todas
adopten a Yahvé como su Dios único. Los labios de los
paganos serán purificados para poder alabar a Yahvé con
dignidad (v.9). Y como consecuencia de ese reconocimiento de
Yahvé, los que se hallan en las tierras lejanas, mas allá de los
ríos de Etiopía (v.10), traerán sus ofrendas al Dios común. La
expresión mis dispersos 4 en boca de Yahvé no significa
necesariamente los judíos de la dispersión, como han supuesto
algunos autores, pues conforme a la afirmación del v.9 de que
Yahvé dará labios limpios a los pueblos en general, parece
normal que el v.10 se entienda en la misma acepción, y
entonces mis dispersos se explica perfectamente en la boca de
Yahvé, ya que todos le han reconocido para servirle con un
solo hombro.

Después de este anuncio universalista mesiánico, el profeta


vuelve a Jerusalén, que no ha de avergonzarse por las
acciones. con que prevaricó. El sentido parece ser que, en ese
día de reconocimiento por parte de todos los pueblos de
Yahvé, Jerusalén no sentirá vergüenza de sus acciones malas
pasadas, porque será purificada de todos los fanfarrones
jactanciosos, o responsables de los errores pasados, pues los
dirigentes se creían al abrigo de todo castigo divino por
considerarse el pueblo predilecto de Yahvé.

Este orgullo no volverá a repetirse en los nuevos tiempos: no


volverás a engreírte por mi monte santo (v.11b). Los
ciudadanos de la nueva teocracia, salvados del castigo
purificador, constituirán un resto. humilde y
modesto (v.12). Los profetas habían echado en cara
frecuentemente a sus contemporáneos la presunción y el
orgullo, porque creían que podían salvar las situaciones con su
fuerza material y alianzas políticas, prescindiendo de Yahvé5.
En la nueva teocracia, el pueblo se comportará con espíritu de
sinceridad ante su Dios (v.13). En recompensa, Yahvé los hará
habitar en seguridad y paz, sin peligro de que los enemigos
vuelvan a inquietarlos.

La restauración de Jerusalén (14-20).

14 ¡Exulta, hija de Sión! ¡Da voces jubilosas,


Israel! ¡Regocíjate con todo el corazón, hija de
Jerusalén! 15 Que Yahvé ha revocado los
decretos dados contra ti y ha rechazado a tu
enemigo. El rey de Israel, Yahvé, está en medio
de ti.No verás ya más el infortunio. l6 Aquel día
se dirá a Jerusalén: No temas, Sión. No
desmayen tus manos, 17 que está en medio de ti
Yahvé como poderoso Salvador;se goza en ti
con alegría, te renovará en su amor 6, exultará
sobre ti con júbilo 18 como en los días de
fiesta 7. Yo haré perecer a los que te han
abatido 8, se han convertido en afrentosa
carga 9. 19 He aquí que en aquel tiempo
arruinaré a todos tus opresores 10, y salvaré a la
renga, y recogeré a la descarriada,y las haré
objeto de alabanzas, y su confusión la haré
gloria de la tierra toda. 20 En aquel tiempo os
traeré,y entonces os congregaré y os haré
objeto de gloria y alabanza entre todos los
pueblos de la tierra, cuando yo haga volver ante
vuestros ojos a vuestros cautivos, dice Yahvé.

Después de la prueba purificatoria se inaugura una era


gloriosa para Jerusalén, que debe exultar llena de
júbilo. Yahvé ha revocado los decretos dados contra ti (v.15).
Por muy dura que haya sido la prueba, se ha reservado
un resto, que será el núcleo de la nueva teocracia. Ha pasado
la hora de temor. El enemigo ha sido rechazado. El v.19 está
tomado de Miq 4:6. Israel es comparado a un rebaño maltrecho
y descarriado, que va a ser recogido amorosamente por Yahvé.
La perspectiva del profeta se dirige al retorno de la cautividad
(v.20).

1 Quizá haya un juego de palabras en el


vocablo hebreo more'ah ("rebelde")
y Moría, la colina sobre la que, según la
tradición, se asentaba Jerusalén (2 Crón
3:1). — 2 Cf. Miq 3,is; Jer 2:26. — 3 Cf. Am
8:14; Jer 23:32. — 4 La traducción es según
los LXX. La palabra hebrea se presta a más
interpretaciones, pues no es clara. — 5 Cf.
Os 14:4; Is 30:16; 31:1. — 6 Así según los
LXX. — 7 Según el texto griego de los LXX.
— 8 Reconstrucción seguida por Hoonacker,
que propone trasponerlo después del v.lt? —
9 Bib. de Jér.: "para que no lleves el oprobio"
(versión fundada en el texto griego). — 10
Bib. de Jér.: "Heme aquí a la obra con todos
tus opresores."

SOFONÍAS
DicTB

SUMARIO: I. Fondo histórico. II. Estructura y


redacción. III. Terror y esperanza.

I. FONDO HISTÓRICO. El título redaccional de la obrita


de este profeta, cuyo nombre teofórico significa "Yhwh
protege", nos ofrece, junto a la secuencia genealógica
de hasta cuatro generaciones (Cusí, Guedalías,
Amarías, Ezequías), una interesante indicación
cronológica: "en tiempo de Tosías, hijo de Amón, rey
de Judá". Estamos, pues, a comienzos de una época
breve pero gloriosa del reino de Judá, que alcanzará
su vértice con la famosa reforma religiosa del 622 a.C.,
apoyada por Josías y por Jeremías. Probablemente el
profeta había concluido su ministerio poco antes de
este giro histórico registrado por 2Re 22 [/
Deuteronomio I, 3].

Su predicación se resiente, en consecuencia, de este


clima de espera. En realidad, los registros poéticos y
temáticos sobre los que articula giran en torno a dos
tonalidades: el juicio implacable de Dios de todos los
traidores de la fe yahvista (dignatarios de la vieja corte
corrompida, idólatras, seguidores de prácticas mágicas,
mediadores de engaños y rapiñas, etcétera) y la
esperanza en un área de salvación para todos los
marginados y los 'anawim. Es significativa, pues, la
línea fronteriza que se establece entre los que se
habían pervertido, sobre todo bajo los reinados
precedentes de los infames Manasés y Amón, y los que,
aunque perseguidos, mantuvieron encendida la
antorcha de la esperanza y de la fe. `Buscad al Señor,
vosotros todos, pobres del país (anawin), que cumplís
sus órdenes, buscad la justicia (sedeq) y la
humildad ('anawah)" El contexto internacional, que
contempla el declive irreversible de Asiria, la
superpotencia que controlaba Judá, y que no
comprende aún la intervención de Egipto, fatal para
Josías, permite al rey y al profeta dar un corte neto con
el pasado y establecer de acuerdo con el reencontrado
"libro de la ley" (¿Dt?) un orden nuevo de relaciones
sociales y religiosas.

II. ESTRUCTURA Y REDACCIÓN. Los 53 versículos de la


profecía de Sofonías se pueden leer teniendo presentes
algunas grandes unidades estilísticas y temáticas. El
primer bloque literario hay que aislarlo en 1,2-2,3. Se
trata de una áspera colección de oráculos de juicio,
marcados por referencias al "día de Yhwh", la famosa
categoría de teología elaborada por Amós
(1,7.8.9.10.12.14.15. 16.18; 2,3). Por algo la tradición
cristiana medieval se inspiró justamente en esta página
para crear la secuencia del Dies irae ("dies illa, dies
calamitatis et miseriae"; cf 1,15).

Una segunda unidad, más complicada, está presente en


2,4-3,8, donde se recuerda el tradicional módulo de los
oráculos contra las naciones. Desfilan ante el juicio de
Dios los filisteos, Moab, Amón, Etiopía y Asur con su
gran capital Nínive, cuya inminente caída intuye el
profeta. El último puesto de esta procesión le
corresponde a Jerusalén, "ciudad rebelde, opresora y
contaminada" (3,1), a la cual no le ha servido de nada
la lección de la suerte de las naciones paganas (3,6-8);
más aún, "se ha apresurado a corromper aún más
todas sus acciones" (3,7). Pero, de improviso, se
presenta el gran cambio: en la tercera parte (3,9-20)
se ilumina el horizonte, y el "resto" fiel a Dios y las
mismas naciones justas (3,9-10) verán iniciarse una
era de gozo y de paz. Yhwh volverá a ser el habitante
de Sión, y alrededor de él y de la ciudad santa se
construirá un movimiento de atracción. Todos los
dispersos de Israel confluirán allí para encontrar su
patria y su futuro de esperanza.

Pero esta estructura tripartita revela huellas


redaccionales que van de los simples retoques o
encadenamiento de textos, como en el caso de las
fórmulas introductorias y de recuerdo (1,1; 1,8s.10a),
hasta inserciones más amplias que actualizan la obra
de Sofonías durante la época exílica y posexílica. Tal es
el caso de la promesa de conversión de las "islas" en
2,11, que es un eco del Segundo Isaías (Is 41,1.5;
42,4.10.12; 51,5), sobre todo del conocidísimo oráculo
sálmico de 3,14-20 ("Alégrate, hija de Sión..."), que
parece reflejar estilo y espíritu del Segundo y Tercer
Isaías. El libro de Sofonías es, pues, un testimonio
ulterior de la fidelidad viva, nada aséptica o árida, con
que la palabra de Dios se transmitía en la tradición de
Israel (ver Sal 78,1-7).

III. TERROR Y ESPERANZA. Aunque la originalidad de


Sofonías es escasa a nivel temático ("El día de Yhwh",
como se ha dicho, es un motivo amosiano, y el de
los "pobres de Yhwh" es isaiano), el calor de su pasión
colora el mensaje ya conocido y lo hace en algún punto
incandescente. El primer tema, el de la ira y el juicio
divino (ver Is 30,27-33), es el más intenso y ardiente.
Las aberraciones religiosas, la violación de los
derechos, las prevaricaciones morales, los ritos
cananeos del campo, el culto infanticida de Moloch, las
supersticiones astrales asirias, la avidez rapaz de los
comerciantes de Jerusalén, el ateísmo práctico de los
que dicen: "Yhwh no hace ni bien ni mal", las modas
paganas de las clases altas son denunciados con una
fuerte dosis de sarcasmo e indignación. Pero sobre este
panorama escuálido va a irrumpir el "día de Yhwh", que
el profeta prepara con una escena de silencio cargado
de tensión: "Silencio ante el Señor Dios, porque su día
está cercano" (1,7). Se lo describe irónicamente como
el día de una fiesta sacrificial a cuyo banquete sagrado
son invitados todos los perversos (1,7-8). Sobre aquel
regocijo ficticio cae el juicio divino como una espada.
De forma creciente, en una letanía implacable de
términos paralelos, el "día de Yhwh" aparece con toda
su violencia cósmica de forma que se sepa que "hay un
Dios que hace justicia en la tierra" (Sal 58,12): "Día de
ira será el día aquel, día de tribulación y de angustia,
día de calamidad y miseria, día de tinieblas y de
oscuridad, día de nubes y espesos nubarrones, día de
trompetas y de alarmas..." (1,15-16).

De este día de la ira del Señor escapan sólo


los 'anawim (2,3), los "pobres" del AT, los que han sido
fieles a la confianza en Dios y a la moral de la alianza.
A ellos se les reserva el horizonte de luz, que
constituye el segundo elemento del mensaje de
Sofonías. Entre ellos no hay políticos, "leones
rugientes" y deseosos sólo de presa y de prepotencia;
no hay jueces corrompidos, "lobos de la noche" siempre
hambrientos; no hay "profetas impostores" y
sacerdotes perversos (3,3-4). Entre ellos se
encontrarán, en cambio, inesperadamente los
extranjeros justos, a los que Dios mismo purificará
para su alabanza (2,11; 3,9-10). En este "pueblo
humilde y pobre" que confía sólo en el nombre de Yhwh
(3,12), en este "resto de Israel" (3,13), se establecerá
el mismo Señor. Pues Dios escoge volver al seno de
esta nueva Sión: "El Señor, rey de Israel, está en
medio de ti... El Señor tu Dios está en medio de ti,
poderoso salvador" (3,15.17). Es interesante notar que
el hebreo beqereb, "en medio de...", tiene un matiz
muy intenso: "en tus entrañas, en tu seno" (Lev
3,3.8.9.14; 8,21; 9,14). Así pues, la ciudad santa
vuelve a ser la "hija de Sión", en cuyo seno está la
presencia espacial (el templo) e histórica (la casa de
David) del Señor (cf Is 12,6). En esta área de
salvación, destinada a los pobres, a los fieles, a los
oprimidos, a los cojos, a los dispersos, a los humillados
(3,19), desembocará la alegría intacta y continua,
expresada por el eco de los verbos de felicidad que
impregnan el salmo final de los versículos 14-20. "Y
entonces —dice el Señor—yo mismo os guiaré" (3,20).
BIBL.: ALONSO SCHÜKEL L., Sofonías, en Doce profetas
menores, Lisa, Madrid 1966, y en Profetas II, Cristiandad, Madrid
1980, 1109-1127; BERNINI G., Sofonia - Gioele - Abdia -
Giona, Ediz. Paoline 19833; BIS M., Trois prophétes dans un temps
de ténébres: Sophonie - Nahum - Habaquc, Cerf, parís 1968;
DUPONT, Les Béatitudes 1, París 1958 (trad. ital., Le
Beatitudini, Ediz. Paoline 1979^, 529-547); GELIN A., El povero
nella S. Scrittura, Vita e Pensiero, Milán C. Ravasi 1956; HYATT
J.P.Ph., The date and background of Zephaniah, en "Journal of Near
Easterns Studies" 7 (1948) 25-29; KAPELRUD A.S., The message of
the prophet Zephaniah, Oslo 1975; RICHARD
T., Sofonías, en Coment. Bíbl. San Jerónimo I, Cristiandad, Madrid
1971, 767-774; RINALDI G., LUCIANI F., I Profeti Minori, vol. 111,
Marietti, Turín 1969; VUILLEUMIER R., KELLER C.A., Michée,
Nahoum, Habacuc, Sophonie, Delachaux et Niestlé, París 1971.

G. Ravasi

SOFONÍAS
VocTEO

Este libro figura en el canon entre los doce profetas


menores. Parece cierto que Sofonías fue del reino de Judá
y que desarrolló su actividad profética en Jerusalén en
tiempos de Josías (639-609). Judá llevaba un siglo
sometido a los asirios y poco a poco el pueblo se había
dejado influir por las costumbres extranjeras y las
prácticas paganas. Así pues, a comienzos del reinado de
Josías (639), Judá tenía necesidad de una seria reforma
política, social y religiosa. Fue precisamente Sofonías el
que promovió este cambio, que llevó a cabo el monarca
con la famosa reforma religiosa del 622. El libro tiene una
estructura tripartita: 1,22,3: oráculos de juicio; 2,4-3,8:
oráculos contra países extranjeros; 3,9-20: oráculo de
salvación. El mensaje de Sofonías contiene un anuncio del
día del Señor como catástrofe que caerá sobre las
naciones paganas y sobre el reino de Judá; la
condenación de las culpas del pueblo; el castigo de las
naciones paganas, entendido como advertencia para que
Judá se arrepienta y vuelva a un actitud de humildad, dé
obediencia y de docilidad al Señor; la promesa de la
salvación, que concierne a un pequeño resto fiel a Dios
(«alégrate, hija de Sión»: 3,14ss).

G. Lorusso

Bibl.: G, Ravasi, Sofonías, en NDTB, 18151818; L. Alonso


Schokel, Profetas, 11, Cristiandad, Madrid 1980, 1109-
1127' T. Richard, Sofonías, en Comentario bíblico San
Jerónimo, Cristiandad, Madrid 1971, 767774; G. T.
Montagne, Los libros de Sofonías, Nahúm, Habacuc,
Lamentaciones, Abdías, Mensajero / Sal Terrae, Bilbao /
Santander 1970.

de diciembre

SOFONÍAS
Profeta.

Sofonías es el noveno de los profetas menores del Antiguo


Testamento que dio nombre a uno de los libros más pequeños
de la Biblia. En tan sólo tres capítulos, el profeta da cuenta a
los israelitas de los planes de Dios y anuncia el juicio divino
contra Judá.

SOFONÍAS, EL PROFETA DEL PUEBLO

El autor del libro aparece bajo el nombre de Sofonías en el


mismo inicio de la obra: Palabra del Señor que recibió
Sofonías, hijo de Cusí, hijo de Godolías, hijo de Amarías, hijo
de Ezequías, en tiempo de Josías, hijo de Amón, rey de Judá
(So 1, 1). El título del libro con esta presentación nos ofrece
prácticamente la totalidad de los datos de su persona. En la
versión original hebrea de la obra el nombre del profeta es
Sefanyá. Fue la traducción latina de la Biblia –la Vulgata– la
que adoptó el nombre de Sofonías como el oficial que ha
llegado hasta nosotros.

En la presentación de la obra que acabamos de leer se


presenta ál autor como una personalidad destacada. La lista de
antepasados que ofrece refleja el alto rango de su figura. Esta
fórmula generacional (toledot) parece situar al profeta Sofonías
como un descendiente del rey Ezequías, aunque no tenemos
ningún otro dato que confirme o desmienta esta posibilidad.

SOFONÍAS, EL PROFETA ESCRITOR

La personalidad de Sofonías tenemos que situarla en el


comienzo del reinado de Josías, es decir, hacia el año 639 a.C.
Estamos en un tiempo en el que la vida religiosa del pueblo de
Israel parecía pasar por los momentos más bajos como
consecuencia de una degradación de la piedad y del culto
religioso. Esta situación social hizo que Sofonías se convirtiese
en un polémico profeta dispuesto a denunciar las
deformaciones religiosas que se estaban viviendo, así como la
falta de compromiso social y el desinterés de los más ricos por
las situaciones de pobreza por las que atravesaba el pueblo en
aquellos momentos. Muchos han considerado las palabras de
Sofonías como las armas más fuertes que pusieron las bases
para conseguir la gran reforma religiosa del año 621 a.C. (2Cro
34, 8-35, 19).
Todo parece indicar que la obra en su conjunto es el resultado
del trabajo de un mismo autor. El libro de Sofonías cuenta
únicamente con tres capítulos. Es, por tanto, uno de los más
breves de la Biblia y podemos afirmar, sin riesgo a
equivocarnos, que todo el escrito forma una unidad literaria
bien configurada con sus respectivos apartados.

SOFONÍAS, EL PROFETA APOCALÍPTICO

Por estas razones políticas, sociales y religiosas, Sofonías se


dispone a proclamar de manera profética la inminente llegada
de un juicio divino en el que Dios reclamará a cada uno según
sus acciones y la conducta que ha llevado. La amenaza del
«Día del Señor, como el momento en el que se pondrá en
marcha el juicio universal, se convierte en el contenido esencial
de la obra y hace de sus palabras un escrito de carácter
apocalíptico. Junto al libro de Daniel y el de Malaquías, la
profecía de Sofonías es considerada la obra apocalíptica por
excelencia del Antiguo Testamento. Su permanente mirada al
futuro, las expectativas mesiánicas y proféticas que ofrece y su
alto contenido simbólico doctrinal, nos permiten situar esta obra
dentro del marco de la literatura apocalíptica judía. Algunos
especialistas consideran el libro de Sofonías uno de los
primeros escritos de este estilo literario y llegan a definir a su
autor como el padre de la apocalíptica literaria.

La obra en su totalidad parece tener unos destinatarios


precisos y concretos. Si bien desconocemos la intencionalidad
del autor que lo llevó a escribir estas líneas, podemos afirmar
que existió una comunidad judía para la que fueron escritas
estas letras de forma particular. El carácter apocalíptico de la
obra refleja la decepción de los miembros creyentes de esa
comunidad que se vieron defraudados ante las esperanzas
escatológicas anunciadas. Probablemente el mismo Sofonías
fue una de las causas que llevaron a esta comunidad judía a
adquirir unas esperanzas que, con el paso del tiempo, no se
cumplieron y que llevaron al profeta a escribir su obra.

SOFONÍAS Y EL JUICIO DE LAS NACIONES


El anuncio de la llegada del «Día del Señor» se convierte en el
eje escatológico de toda la obra y, al mismo tiempo, en la
característica profética más destacada del libro. Dios se
presentará en un momento de la historia. El tiempo se detendrá
y con su venida el pueblo de Judá será objeto de un
enjuiciamiento. Este carácter judicial de Dios convierte la obra
de Sofonías en un tratado de escatología judía que irá
describiendo el final de los tiempos, como un juicio final lleno
de símbolos metafóricos.

El anuncio del juicio de las naciones o juicio universal aparece


representado a través de la proclamación del ««Día del
Señor». La intención de Sofonías es conseguir la conversión
de todo el pueblo a través del miedo que produce un castigo
que será tan terrible como el diluvio: Voy a barrerlo todo de la
superficie de la tierra, oráculo del Señor. Barreré hombres y
ganados, barreré aves del cielo y peces del mar; haré perecer
a los malvados, eliminaré a los hombres de la superficie de la
tierra, oráculo del Señor (So 1, 2-3). El miedo a este juicio final
es la única vía que considera el profeta para la salvación de
Jerusalén y de un pueblo que vivía sumergido en medio de la
idolatría y apostasía.

El carácter apocalíptico y escatológico del «Día del Señor»


parece estar dirigido directamente hacia los más ricos,
excluyendo del sufrimiento a los pobres y a todos los que han
experimentado ya en su vida las injusticias de la sociedad que
está criticando el profeta. La confianza en Dios, la fidelidad a la
alianza y a la tradición de los antepasados son los elementos
que serán tenidos en cuenta en ese juicio anunciado. Ese
anuncio de la llegada del «Día del Señor» como el momento en
el que se inicia el juicio a las naciones se convierte en un
verdadero y muy serio aviso a Judá para que busque su propia
conversión e instaure la justicia como norma de conducta.

SOFONÍAS, EL PROFETA DE LA SALVACIÓN

Sofonías era de esas personas que parecen verlo todo negro


en un primer momento, pero después son capaces de
descubrir lo positivo que hay en todas esas situaciones de
conflicto. Para Sofonías, la destrucción es como una limpieza
que da paso a la salvación. Su capacidad de descubrir las
situaciones de injusticia en la sociedad es la misma que tiene
para reconocer que, pese a todo, la imagen de un Dios
justiciero es, en el fondo, la de un Dios misericordioso y
bondadoso. El anuncio de salvación definitiva parece estar
dirigido a un grupo amplio y con unas características
determinadas. De esta manera, la salvación se promete a los
pobres, a los humildes y todos los que han vivido las mayores
situaciones de injusticia social: Yo dejaré en medio de ti un
pueblo pobre y humilde, que buscará refugio en el nombre del
Señor (So 3, 12).

SOFONÍAS Y EL RESTO DE ISRAEL

A esta capacidad paradójica, en donde se mezcla lo negativo


con la esperanza de salvación, Sofonías da noticia de la
aparición de una nueva forma de vivir la fe, de una selección
popular que convertirá a los creyentes en el nuevo pueblo
elegido por Dios. De alguna manera, Sofonías da lugar a la
creencia en un doble pueblo, en el que, por un lado, estarían
los que permanecerían fieles al mensaje de Dios y, por otro, los
que se mantendrían al margen de conservar la tradición de los
antepasados. La aparición del «resto de Israel» incluye la
presencia de Dios en medio del pueblo: El Señor es rey de
Israel en medio de ti, no tendrás que temer ya ningún mal (So
3, 15). Es como si el profeta se convirtiese en el fundador de
un nuevo pueblo, dispuesto a vivir en fidelidad a su
compromiso con Dios, como si Sofonías fuese el instaurador
de una nueva manera de vivir y expresar la fe del pueblo: El
resto de Israel no cometerá más iniquidad, no dirá más
mentiras, ni hablará con falsedad. Se alimentarán y reposarán
sin que nadie los inquiete (So 3, 13).

SOFONÍAS, EL PROFETA DEL «DIES IRAE, DIES ILLA»

En la parte final de la obra, Sofonías anuncia una serie de


promesas de salvación que ponen de manifiesto el poder
misericordioso de Dios ante su pueblo elegido. En medio de
este anuncio recurre a un canto de marcado carácter litúrgico
que muchos han querido identificar como una adición literaria
posterior. La literatura cristiana medieval comenzará a utilizar
este canto en la misa de difuntos como el 'Dies irae, Dies illa»>
(So 3, 14-20). La llamada al arrepentimiento en medio de la
amenaza es el centro de la misión del profeta. La recuperación
de la fidelidad a Dios es el único camino para la
salvación: Antes que decida aventaron como paja en un solo
día, antes que caiga sobre vosotros la ardiente ira del Señor,
antes que os sobrevenga el día de la ira del Señor (So 2, 2).

SOFONÍAS, EL PROFETA DE LA ESPERANZA

En cierto sentido, el libro del profeta Sofonías, al anunciar el


juicio de las naciones, parece uno de los libros más oscuros,
fuertes, violentos y agresivos de toda la Biblia; sin embargo, en
un sentido más profundo es el más consolador de todos los
libros que se han escrito sobre el mundo: Dios ofrece su
victoria de amor a los justos perseguidos; el sufrimiento de la
historia se convierte en gozo, en promesas de salvación, en
vida y plenitud que nunca acaba. Por eso, los buenos
creyentes —tanto judíos como cristianos— se han consolado
siempre leyendo, meditando y explicando el contenido de la
profecía de Sofonías.

JAIME VÁZQUEZ ALLEGUE

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