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UNIVERSIDAD AMERICANA

FACULTAD DE DERECHO

ESTUDIO COMPARADO DEL DERECHO LABORAL DE LAS


MUJERES EN LA LEGISLACION NICARAGUENSE CON LA
LEGISLACION DE COSTA RICA Y PANAMA

ESPERANZA EDUVIGES PALACIOS BUSTAMANTE


MARTHA MARGARITA SANDOVAL SALGADO

Monografía para optar al grado de:


Licenciatura en Derecho

Profesor Tutor:
Dr. Adrián Meza Soza

Managua, Nicaragua, mayo de 1998


DEDICATORIA

Mi trabajo monográfico está dedicado especialmente a Dios, por haberme


permitido llegar a realizar uno de mis sueños.

A mi madre, Carmen Bustamante, por su apoyo incondicional, por su amor y


sacrificio, por ser el pilar más importante de mi vida y el principal ejemplo a seguir.

A mi esposo, por haberme brindado su amor y amistad a través de todos estos


años, ya que sin su esfuerzo y sacrificio este sueño no se hubiera hecho realidad.

A mis hijos, Luis y Danyhuska, por su amor y comprensión, y para que este
esfuerzo les sirva de guía para que logren coronar sus metas en el transcurso de sus vidas.

A mis hermanos, Freddy, Erliz y Manuel con quienes deseo compartir esta
alegría al ver mis sueños realizados.

A mis sobrinos, Freddy y Mario para que esta sea una meta de ustedes, con la
convicción de que los sueños siempre se hacen realidad.

De manera especial, mi agradecimiento a mi compañera de monografía, por


demostrarme a lo largo de estos años de estudio, el valor de la amistad, mi cariño para usted
y su familia.

A todos mis amigos y seres queridos, que aunque no menciono tampoco olvido,
doy gracias por su amor, comprensión y el apoyo brindado y a quienes ofrezco con cariño
lo que me permite alcanzar una de mis metas en esta vida.

Esperanza Eduviges Palacios Bustamante


DEDICATORIA

Agradezco y dedico este valioso trabajo al ser supremo, le doy gracias al señor
con toda mi alma por haberme permitido resolver cada uno de los desafiantes problemas
para llegar a la meta deseada.

A mi esposo Jaime Rafael, que gracias a su amor, sacrificios y esperanzas,


hemos logrado coronar esta meta, la que compartimos llenos de alegría.

A mi hija María Luisa, para que este esfuerzo le sirva de guía e ilumine su
vida y comprenda que lo que se inicia con amor, se logra concluir.

A mis padres, Marcos José y Rosa Esmeralda, por ser ellos los pilares que
sustentaron esta meta con su sacrificio y comprensión.

A mis hermanos, Marco Antonio, Mario, Sara del Carmen, Ligia del Socorro y
Chalton , con los que deseo compartir estos momentos de alegría.

A mis sobrinitos queridos, Marquitos José, Michel, Valeria , Mario Rafael y


Ligia Charlotte para que cuando crezcan, luchen por lo que creen y quieren que con
esfuerzo se logra.

A Esperanza, mi amiga y compañera de estudios, con quien comparto la alegría


y felicidad de haber alcanzado la meta que con tanto esfuerzo y empeño hemos
concretizado en estos cinco años de estudio.

A todos mis profesores, que contribuyeron con su ayuda silenciosa pero


efectiva a mi formación.

Martha Margarita Sandoval Salgado


AGRADECIMIENTO ESPECIAL

A nuestro tutor

Doctor Adrián Meza soza

Que el ser supremo lo ilumine hoy y siempre para que continúe brindando el
pan de la sabiduría a todos aquellos que lo soliciten.

Sus conocimientos, su tiempo y acertadas orientaciones fueron indispensables


para que lográramos concluir con este excelente trabajo y finalizar nuestros estudios.

Sus alumnas le agradecen y Dios le compensará.

Gracias.

Esperanza E. Palacios Bustamante Martha M. Sandoval Salgado


AGRADECIMIENTO ESPECIAL

A la Doctora Mayling Lau

Por el esfuerzo desinteresado y el tiempo invertido sin obtener más


remuneración que la satisfacción del deber concluido, en el apoyo recibido para la feliz
conclusión de nuestro trabajo monográfico.

Es difícil plasmar con palabras el agradecimiento, cuando el favor recibido


solamente puede ser apreciado con los sentimientos de los corazones de quienes lo han
recibido, sin embargo sirvan estas líneas para expresarle nuestros más sincero
reconocimiento a su labor como orientadora en esta etapa final de nuestra carrera.

Sus amigas y compañeras de siempre,

Esperanza E. Palacios Bustamante Martha M. Sandoval Salgad


INDICE GENERAL

Pág.

INTRODUCCION.

OBJETIVOS:
A.- Objetivo General.
B.- Objetivo Específico.

MATERIAL Y METODO:
A.- Universo.
B.- Método.

HIPOTESIS.

I. RESEÑA HISTORICA:

A.- Definición de Derecho Laboral : 2

1.- Definiciones doctrinarias.

B- Reseña Histórica:
1. Generalidades. 2
2. Situación de la mujer en el contexto
mundial. 6
3. El mundo de trabajo de la mujer. 6
4. En la sociedad nicaragüense:
A. Brechas sociales. 11
B. Empleo. 13
C. Derechos laborales. 15
II. LA MUJER EN EL CONTEXTO SOCIO ECONOMICO
NACIONAL:

A.- Su incidencia en la oportunidad de trabajo


para la mujer. 20

B.- Situación laboral de la mujer en el ámbito nacional:


1. Condición laboral de la mujer;
discriminación y desigualdades. 20
2. Participación de la mujer en la fuerza
de trabajo nacional. 22

C. Desvaloración del trabajo de la mujer. 22

D. La doble jornada laboral de la mujer.


1. Que se entiende por doble jornada?. 23
2. Como surge esta doble jornada?. 23
3. Participación femenina en labores
asalariadas en Nicaragua. 24

E. Estadísticas de la mujer en el campo laboral:


1.- Datos del Ministerio del Trabajo. 25
2.- Datos de la Corte Suprema de Justicia. 25
3.- Datos del CENIDH 25
III. ANALISIS COMPARATIVO DE LAS NORMAS CONSTI-
TUCIONALES EN MATERIA DE LA MUJER TRABAJA-
DORA DE LOS PAISES DE NICARAGUA, COSTA RICA
Y PANAMA. 27

IV. ANALISIS COMPARATIVO DE LAS NORMAS DE LOS


CODIGOS DEL TRABAJO EN MATERIA DE LA MUJER
TRABAJADORA DE LOS PAISES DE NICARAGUA,
COSTA RICA Y PANAMA. 29
V. CONVENIOS DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL
DEL TRABAJO RELATIVAS A LA MUJER
TRABAJADORA. 32

VI. NORMAS RELATIVAS A LA MUJER TRABAJADORA


EN DECLARACIONES, PACTOS Y CONVENCION DE
LOS DERECHOS HUMANOS, CONSIGNADOS EN LA
CONSTITUCION POLITICA DE NICARAGUA EN SU
ARTICULO No. 46. 37

CONCLUSIONES. 39

RECOMENDACIONES. 40

ANEXOS.

BIBLIOGRAFIA.
INTRODUCCION

En los últimos años, Nicaragua ha tenido que enfrentar graves crisis


económicas, políticas, sociales y militares, las que de forma indirecta han influido en la
estabilidad de los hogares nicaragüenses. Resulta importante apuntar que en gran número
las mujeres trabajadoras asumen el mantenimiento de sus hogares, desempeñando el papel
de rector de la familia, como único sostén y jefes de la misma.

La población total nicaragüense está compuesta por 4.3 millones de habitantes,


de los cuales el 50,7% son mujeres y de estas el 35,9% forman parte de la Población
Económicamente Activa y como masa laboral están constantemente expuestas a la
violación de sus derechos laborales.

El análisis tradicional sobre el mundo laboral ha ignorado que las mujeres


constituyen un grupo con características y demandas propias de su género. Por tanto
mientras la subordinación de la mujer sea la base que soporta la división sexual del trabajo,
seguiremos hablando de una sociedad patriarcal.

En Nicaragua, el conocimiento sobre la situación de las mujeres se ha venido


desarrollando a partir de la década anterior, con numerosos estudios a nivel general y
específico que han permitido conocer sobre la discriminación y subordinación a que se
enfrentan las mujeres.

Nuestro análisis pretende estudiar el actual marco jurídico que tutela los
derechos laborales de la mujer en Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Estos dos países nos
servirán de modelo para ofrecer en nuestro trabajo monográfico, sugerencias que nos
permitan ayudar de alguna manera a superar las barreras impuestas por la discriminación y
violación a las leyes laborales que sufren las mujeres en nuestro país, aportando ideas
jurídicas que puedan ser incorporadas a nuestra legislación positiva vigente, en aras de
obtener entre hombres y mujeres una igualdad que sea una realidad en la práctica y no
solamente forme parte de simples enunciados decorativos en nuestro cuerpo de leyes.

Retomamos la legislación de Costa Rica por poseer este país un mayor


desarrollo en todos los ámbitos y por su alto prestigio internacional en el desarrollo de las
instituciones democráticas y respeto a los derechos humanos, y Panamá por que tiene una
realidad similar a la nuestra.

Para la realización de nuestro trabajo estudiamos las Constituciones de


Nicaragua, Costa Rica y Panamá, en relación a la mujer trabajadora al igual que los
Códigos del Trabajo, realizamos las comparaciones jurídicas necesarias, entre las
legislaciones de esos países y especialmente con respecto a Nicaragua, elaboramos
encuestas y recogimos opiniones de especialistas en la materia, miembros de nuestro
Poder Legislativo, autoridades del Ministerio del Trabajo.

En el caso de Nicaragua apreciamos importante señalar que en la década de los


años 90, específicamente entre los años 92 y 95, se da un auge de Zonas Francas
Industriales en Nicaragua, lo que representa un rápido crecimiento de empleos. Estas
empresas tratan sobre todo de emplear a mujeres jóvenes, puesto que les garantiza mayor
rendimiento laboral y que a su vez por razones del desempleo existente en Nicaragua, y
que por su pobreza terminan adhiriéndose a condiciones laborales criticables por los medios
de comunicación.

El tema de la violación a los derechos laborales de la mujer trabajadora en


Nicaragua, es de suma relevancia en la situación actual del país, cuya profunda crisis
económica lo obliga a buscar fuentes de financiamiento, y a su vez, a establecer los
mecanismos necesarios para que se respeten los derechos laborales de los trabajadores, en
especial los de la mujer trabajadora.

Siendo precisamente esta situación la que nos motivó a realizar el presente


estudio investigativo sobre los derechos de la mujer en la Legislación Nicaragüense y el
Derecho Comparado de Costa Rica y Panamá, en el cual presentamos las conclusiones a
que llegamos sobre la situación actual del marco jurídico laboral de Nicaragua, sus ventajas
y desventajas frente a la legislación laboral de Costa Rica y Panamá y nuestras sugerencias,
las cuales se orientan a la presentación de alternativas de adecuación a nuestro derecho
positivo laboral en Nicaragua.
OBJETIVOS

A.- Objetivo General:

Elaborar un análisis de las Constituciones y Códigos Laborales de los países de


Nicaragua, Costa Rica y Panamá, con el objetivo de determinar cual de los países presenta
en su normativa jurídica laboral, mayores avances en cuanto a la protección de los
derechos laborales de la mujer trabajadora, que nos permitan encontrar normas y
sugerencias que puedan ser incorporadas en el actual Código Laboral de Nicaragua, como
un aporte de nuestro trabajo monográfico a la mujer trabajadora nicaragüense.

B.- Objetivos Específicos:

Descubrir:

Avances o desarrollos en materia laboral específica para la mujer trabajadora en las


otras legislaciones comparadas, con el fin de recomendarlas para el caso de Nicaragua.

Carencia de normas protectoras para la mujer trabajadora en casos especiales, como los
de maternidad, aborto, guarderías, etc.

Las violaciones a los derechos laborales de la mujer trabajadora en el caso de


Nicaragua.

Oportunidades de mejorar en los distintos campos laborales que ofrece la economía


nacional, para la mujer trabajadora.

Que convenios internacionales de protección a los derechos de la mujer trabajadora no


han sido ratificados por Nicaragua, para sugerir que se haga lo más pronto posible.

Falta de información estadística que pueda ser la causa de que no se corrijan a tiempo
las irregularidades en la aplicación del derecho a las mujeres trabajadoras en Nicaragua
y que se presenten iniciativas de ley para mejorar la legislación laboral vigente.
Falta de adecuación del articulado con los Capítulos jurídicos en los cuales se
encuentran ubicados.
MATERIAL Y METODO

A. Universo:

La población de nuestro estudio corresponde a la población femenina en edad


laboral. Debido a que es imposible el abordar la totalidad del universo, se seleccionó una
muestra consistente en mujeres trabajadoras de diferentes sectores de la industria, el
comercio y sector gubernamental, al igual que las autoridades que de una u otra forma
tienen que ver con los aspectos de la administración jurídica laboral y de formación de la
ley, como son las autoridades del Ministerio del Trabajo, Diputados, y profesionales
especialistas en la materia.

B. Método:

Para la elaboración de nuestra monografía referida a los derechos laborales


relacionados a los de la mujer trabajadora, empleamos métodos de análisis, comparaciones
y síntesis, partiendo de todas las fuentes de información que consideramos indispensables,
como bibliotecas , tanto públicas como privadas, efectuamos entrevistas con personas
calificadas y relacionadas con el tema.

Así mismo, se hicieron entrevistas y encuestas con mujeres que laboran en


diferentes sectores de la economía nacional, se tomó nota de las opiniones de las
Organizaciones No Gubernamentales (O.N.G.) nacionales y extranjeras especializadas en
género, al igual que la de los funcionarios del Ministerio del Trabajo y de los distintos
Jueces de los juzgados en materia laboral de la ciudad de Managua.

Con toda esta información, una vez asimilada e interpretada, logramos obtener
una síntesis mediante la aplicación de métodos científicos, la cual nos suministró los
elementos necesarios para llegar a conclusiones jurídicas y sociales que nos permiten
efectuar sugerencias y recomendaciones jurídicas para mejorar nuestro Código Laboral
vigente, en lo concerniente a los derechos que tutelan la protección laboral de la mujer.
HIPOTESIS

Las disposiciones tienen un principio de igualdad para hombres y mujeres.

Por los antecedentes, comentarios y publicaciones en periódicos, se percibe que esa


igualdad que tiene la mujer en el campo laboral no es aplicable en la práctica.

Cuando se expresan violaciones en derechos laborales en la mujer trabajadora,


generalmente se carece de datos exactos para saber en que porcentaje se violentan todos
y cada uno de los derechos de la mujer trabajadora.
CAPITULO I

RESEÑA HISTORICA

A.- Definición de Derecho Laboral.

1.- Definiciones doctrinarias

B.- Reseña Histórica:

1. Generalidades.

2. Situación de la mujer en el contexto mundial.

3. El mundo de trabajo de la mujer.

4- En la sociedad nicaragüense.

A. Brechas sociales.

B. Empleo.

C. Derechos laborales.
2

CAPITULO I

RESEÑA HISTORICA

A.- Definición de Derecho Laboral:

1.- Definiciones doctrinarias:

Al respecto, Cabanellas de Torres considera al Derecho Laboral como una


nueva rama de las ciencias jurídicas que abarca el conjunto de normas positivas y doctrinas
referentes a las relaciones entre el capital y la mano de obra, entre empresarios y
trabajadores (intelectuales, técnicos, de dirección, fiscalización o manuales), en los aspectos
legales, contractuales y consuetudinarios de los dos elementos básicos de la economía;
donde el Estado, como poder neutral y superior, ha de marcar las líneas fundamentales de
los derechos y deberes de ambas partes en el proceso general de producción.

Según Ernesto Krotoschin en su Tratado Práctico de Derecho Laboral, "El


derecho del trabajo es el conjunto de las normas jurídicas destinadas a regir la conducta
humana dentro de un sector de la sociedad, el cual, principalmente, se circunscribe a las
relaciones entre trabajadores y empleadores.

En vista de que estas relaciones suponen, regularmente, la incorporación del


trabajador a una empresa o establecimiento ajenos, se denomina al derecho del trabajo
también como el derecho del trabajo dependiente, en oposición al trabajo independiente en
que la persona que lo presta no se subordina a otra, realizando el trabajo por cuenta propia".

B.- Reseña histórica:

1.- Generalidades

Durante milenios, las mujeres han ocupado un lugar secundario en la Historia.


En campos tan variados como las creaciones literaria y artística, el pensamiento filosófico,
las ciencias o la actividad política; desde Eva hasta la Reina de Saba, desde Brunequilda
hasta Juana de Arco; desde Cristina de Pisan hasta Colette, pocas mujeres han alcanzado,
en el transcurso de los siglos, las cumbres de la celebridad.

El número de mujeres en el mundo es casi igual, algunas veces ligeramente


superior, al de los hombres. Sin embargo, la gloria y la notoriedad han sido casi
constantemente patrimonio de los hombres.
Jean Rostand escribía en su libro El Hombre:

"La hembra no es puramente hembra, ni el macho puramente macho; ella es sólo más
femenina que él, y él más masculino que ella".
3

Pero durante mucho tiempo el hecho de ser mujer ha sido motivo de restricción
de derechos y libertades pisoteadas.

Los hombres han idealizado e inmortalizado las preciosas victorias que acaban
de obtener sobre las tiranías, redactando cartas o declaraciones de derechos. La
participación de las mujeres en estos importantes hechos de la historia es indudable. La
opresión es un mal común a todos los pueblos. Hombres y mujeres se han unido para
combatirla. Sin embargo, en el momento de cosechar los frutos de un triunfo tan
difícilmente adquirido, las mujeres con frecuencia han quedado al margen.

Los hombres, detentadores de poderes económicos derivados del pleno


ejercicio de los derechos que les han sido reconocidos por siempre, se entregan a su juego
favorito, la guerra. El jefe de familia arrastra a aquellos por quienes decide y a quienes
dependen de él. Por el contrario, los derechos de la mujer necesitan más que guerras o
revoluciones; a saber, una evolución de las costumbres.

Nietzsche (1844-1900), en su obra Más allá del bien y del mal, afirmaba:
"Equivocarse en el problema fundamental, el del hombre y de la mujer, negar el abismo que
los separa y la necesidad de un antagonismo irreductible, soñar que puedan tener derechos
iguales, educación idéntica y las mismas pretensiones y los mismos derechos es signo
infalible de superficialidad de espíritu"1.

En los ámbitos académicos se han realizado múltiples encuentros para discutir y


analizar el tema sobre la discriminación de la mujer, con el fin de visibilizar el problema y
profundizar el estudio de sus causales y consecuencias. El debate académico requiere ser
profundizado para que a la explicación de la naturalización del problema de género basado
en un "orden natural" que parece primar en algunos sectores, se lo confronte con el no tan
natural trato diferencial que mujeres de todas las culturas sufren por la sola condición de ser
mujeres. El punto de partida es la consideración de que la "organización de la sociedad y
de la cultura, se basa en un patrón de dominación masculina”.

Las corrientes feministas durante buena parte de su desarrollo, han partido de


visibilizar el problema de la discriminación de la mujer a partir de la revelación de la
relación desigual de fuerzas entre el hombre y la mujer, producto de una cultura patriarcal
en donde el sexo-género mostró su valor explicativo desde el punto de vista natural y
cultural.

Estos avances, sin duda, han representado un capítulo extremadamente


importante en la evolución de las ciencias sociales y ha posibilitado mejorar paulatinamente
la condición de las mujeres en la sociedad.

En nuestros días los desafíos que se nos presentan tienen que ver con dar
respuesta a razones epistemologías y sociales en donde la diferencia entre mujer/varón

1
Ney Bensadon, "Los Derechos de la Mujer", Impresora y encuadernadora Progreso, S.A. de C.V., México, 1993, Pag. 7 a la 12.
4

basada en lo biológico, o femenino/masculino basada, en la cultura, deje de representar un


"estado de dominio que legitime posiciones subalternas para pasar a enunciar
posiciones equivalentes".

Analizar la diferencia entre hombres y mujeres desde el enfoque cultural,


implica dar cuenta que el pertenecer a uno u otro sexo diferencia actitudes, creencias y
códigos en una sociedad dada. La cultura, en la acepción antropológica que aquí se usa,
remite a un conjunto de significaciones que enuncian en los discursos o las conductas
aparentemente menos "culturales", modelos heredados arraigados en los símbolos y en
todas las formas de expresión que permiten a los individuos comunicar, perpetuar y
desarrollar su saber y sus actitudes sobre la vida. (Gertz, 1983).

Situarse desde la cultura para analizar la diferenciación de hombres y mujeres


significa además, entender que las relaciones entre los sexos son relaciones sociales. No
son datos naturales, sino construcciones sociales y su estudio debe hacerse como el de otras
relaciones igualitarias o desigualitarias entre grupos sociales.

Si bien lo político es un hecho social y por tanto encuentra su origen en lo


social, se distingue por su función específica: determinar las reglas comunes que deben
regir la vida colectiva; representa así una instancia de regulación, de estructuración, de
coordinación y de control de lo social (Farge, 1991). En una primera aproximación, lo
político se define por el conjunto de prácticas referidas a la supremacía en el ámbito de la
sociedad como un todo. Los protagonistas de esas prácticas son los sujetos, los que se
constituyen en discursos sobre el orden general o el orden político.

Las prácticas políticas son prácticas significativas, o discursos (formulaciones


de sentidos) que configuran el conjunto de actividades prácticas a través de las cuales el
sujeto aparece como productor y producto de su tiempo.

El pre-requisito del discurso es la estructura de posiciones (yo, usted, ellos, etc.)


sin la cual la producción de sentido no es posible. Este conjunto de posiciones, a partir de
las cuales se construye el discurso, constituyen elementos del orden simbólico que antecede
al propio discurso.

El conjunto de esos elementos han recibido distinto nombre de acuerdo a los


diversos autores: "red significante", "sistema simbólico", "campo semántico", etc. Se
entiende por elementos del discurso tanto a las palabras como a los actos, gestos, trabajos,
etc., de que se forman las prácticas subjetivas. Un sujeto político no se constituye sino en el
conjunto de sus prácticas significantes o en su discurso.

Las condiciones sociales de existencia del sujeto - como las condiciones de la


producción de la vida natural- no son "cosas en si", sino realidades mediadas por la
significación.

Al mirar el avance de las mujeres en el presente siglo, muchas investigaciones


han planteado la complementariedad de los roles sociales entre los sexos, en donde el
5

espacio privado y público se presentan compartidos en responsabilidad por ambos sexos.


Interpretar esto como igualitario, sin embargo, es reduccionista al ocultar el hecho de que la
distribución de tareas tiene, a pesar de todo, un polo positivo y otro negativo conteniendo
un sistema jerarquizado de valores en donde si bien los papeles asumidos parecen
complementarios están subordinados los unos a los otros. Como ejemplo, si tomamos la
división técnica del trabajo que tiene su auge con la industrialización, podríamos verificar
la complementariedad de roles entre mujeres que ocupan roles en el espacio público y
hombres que ayudan en el espacio doméstico.

Estas relaciones sociales de poder al otorgar códigos valorativos, quedan


atravesadas por un "estado de dominio", es decir por valoraciones generalizadas y
absolutas de diferencias reales o ficticias al provecho del acusador y que son utilizadas en
detrimento de su contrario. Es así que en la base de todo "estado de dominio" existe un
criterio clasificador estereotipado que oficia de argumento para preservar el dominio.

En este sentido, desde la perspectiva de género, toda división social del trabajo
es a su vez una división sexual del trabajo.

Cualquier relación basada en la discriminación del distinto que trascienda la


esfera individual, como el racismo, la lucha de clases o los problemas de género, son
estados de dominio estructurales y los tres son universales, es decir abarcan a toda la
sociedad en todos los aspectos. Todos se producen y reproducen según el principio de la
hegemonía, desde arriba o desde abajo, institucional o individualmente, y la frontera entre
victimarios y víctimas nunca esta netamente marcada.

Pensar a la mujer desde la equivalencia, supone aceptar la variabilidad. Subirats


(1984) expresa que la variabilidad está condicionada por una constante en casi todas las
sociedades conocidas: la preeminencia del hombre sobre la mujer, conocida como "el
orden patriarcal", hace que su impacto sea diferencial para niñas y niños, debido a que las
conductas que potencia o inhibe varían según el sexo, configurando las diferencias de
género y de relaciones que se entablan entre varones y mujeres.

La identidad de niñas y niños no es natural, sino adquirida representando la


autoconciencia que nos muestra nuestro punto de partida en el mundo y que está
determinada por el proceso de socialización y por las influencias sociales.

Tanto hombres y mujeres hemos sido tratados dentro de un dominio


estructural que nos condujo a pensar la relación dentro del dualismo propio del
patriarcado pero al revés; se privilegió la mirada de la mujer y de su condición pero la
misma siguió subalterna al hombre por la dualidad que se adoptó en el tratamiento del sexo
género. Se miró a la mujer desde la ausencia, desde lo que no tiene, sin tratar de descubrir
en ella lo que la hace propia, su propia cultura femenina y su poder.
6

Habrá que gestar un nuevo discurso social que cambie las relaciones de poder
hacia una sociedad más justa y globalizada para lo cual lo hegemónico deberá perder el
estigma de la segregación del distinto y mutar hacia la integración social2.

2.- Situación de la mujer en el contexto mundial:

Una de las diferencias más obvias entre el mundo del hombre y el de la mujer
es el papel de ésta en lo que respecta a la maternidad y a su responsabilidad casi total de la
atención de la familia y la administración del hogar.

Los datos del presente estudio, demuestran que la mujer ha adquirido mayor
control de su función reproductora, pero no en todas partes ni en la misma medida. Y aun
en los casos en que la mujer ejerce ese control, es cada vez más responsable de la
supervivencia de su familia y la propia. En demasiados casos, la mujer es la única
proveedora de la familia y de sí misma, a menudo en condiciones inexorablemente
negativas.

Tanto las mujeres como los hombres trabajan, pero su trabajo es diferente en
muchos aspectos: el número de horas, la clase de trabajo, la remuneración y la edad de
asumir responsabilidades domésticas que en general corresponden mucho más a la mujer
que al hombre3.

La participación de la mujer en la fuerza de trabajo ha ido en aumento desde


1970. Y en casi todo el mundo, las mujeres trabajan más fuera del hogar.

La segregación en el trabajo y la discriminación en la remuneración persisten en


casi todas partes, con una gran diferencia entre lo que produce la mujer y lo que gana.
Además, la mujer tiene menos acceso a la capacitación y al capital.
Con frecuencia las actividades de la mujer no se tienen en cuenta, se subvaloran o no se
valoran; aunque se están revisando los conceptos y métodos estadísticos a fin de incorporar
en mayor grado esas omisiones.

En gran medida, se han pasado por alto los intereses de la mujer en los
programas nacionales e internacionales destinados a abordar las crisis económicas y
promover las inversiones en las regiones en desarrollo.

3.- El mundo de trabajo de la mujer:

El hogar es un importante centro de trabajo para la mujer. Las actividades de la


mujer en el hogar pueden abarcar muchos tipos de actividad económica, por ejemplo, la
agricultura de subsistencia, la producción de bienes comerciales y la contabilidad de los
negocios de los maridos. Incluyen también el trabajo doméstico no remunerado. El hecho
2
Corti, Ana María, Universidad Nacional de San Luis, Argentina, Internet, Correo electrónico,
http://uic.web.com.mx/publicaciones/extensiones separa.htm., pag.2 a la 6.
3
Situación de la Mujer en el Mundo, publicación de las Naciones Unidas, Estados Unidos, 1992, pag. vii.
7

de que una proporción tan grande de ese trabajo se efectúe en el hogar y se combine con la
rutina diaria de las tareas domésticas hace difícil medir con exactitud el trabajo de la mujer.

A menudo los entrevistadores de censos y las propias mujeres no logran


comprender que se las deba enumerar como económicamente activas y las mediciones
tradicionales no abarcan el trabajo doméstico no remunerado.

Las estadísticas sobre utilización del tiempo miden la forma en que las personas
emplean su tiempo en el transcurso de cada día y ofrecen un punto de partida indispensable
para comprender el trabajo de la mujer. Estas estadísticas abarcan las actividades
productivas fuera y dentro del hogar, y a diferencia de las estadísticas tradicionales, captan
modalidades de trabajo no estructuradas más características del trabajo doméstico y del
trabajo del sector no estructurado. Van más allá de la percepción corriente de otros métodos
de medición del trabajo de que la mujer realiza principalmente tareas domésticas y de que
todas las otras tareas son de importancia marginal.

Las estadísticas sobre utilización del tiempo que tienen en cuenta todo tipo de
trabajo; actividades económicas remuneradas o no y el trabajo doméstico no remunerado,
revelan que la mujer dedica una parte mayor de su tiempo al trabajo que el hombre, en
todos los países desarrollados y en desarrollo, con excepción de América del Norte y
Australia, en que el número de horas es casi igual.

En Europa occidental, las mujeres dedican más tiempo al trabajo del sector
estructurado y menos tiempo al trabajo doméstico que en ninguna otra parte de las regiones
desarrolladas. Los hombres, en cambio, dedican menos tiempo que antes al trabajo en el
sector estructurado en todas las regiones desarrolladas y ligeramente más al trabajo
doméstico en América del Norte, Australia y Europa occidental.

Estas tasas reflejan considerables cambios en los decenios de 1970 y 1980. Con
anterioridad a 1975 los hombres y las mujeres de las regiones desarrolladas de todo el
mundo trabajaban un número casi análogo de horas, excepto en Europa y la URSS.

Desde entonces, sin embargo, las mujeres empezaron a trabajar dos horas más
por semana que los hombres en el Japón y de cinco a seis horas semanales más que los
hombres en Europa Occidental. La diferencia entre las mujeres y los hombres en Europa
oriental y la Unión Soviética ha disminuido de nueve a casi siete horas por semana, lo cual
representa todavía una considerable diferencia.

En las regiones desarrolladas, las mujeres y los hombres trabajan menos en la


actualidad que antes de 1975 y las mujeres dedican menos tiempo al trabajo doméstico.
Parte del cambio se debe a la fecundidad más baja de la mujer, pero otros posibles factores
son los artefactos domésticos que ahorran tiempo, el tamaño más reducido de los hogares y
de la familia y el empleo de servicio doméstico.

A pesar de que los datos sobre las regiones en desarrollo son limitados, hay
indicaciones claras de que las mujeres de esas regiones también trabajan mayor número de
8

horas que los hombres. Los estudios realizados en América Latina y el Caribe hasta 1975
indicaban que las mujeres trabajaban casi tres horas semanales menos que los hombres,
pero en estudios recientes se revela que ahora trabajan 5,6 horas más por semana que los
hombres. Las diferencias mayores se dan en Africa y en Asia y el Pacífico, donde los
estudios han comprobado que las mujeres trabajan de 12 a 13 horas por semana más que los
hombres. En un estudio efectuado en Filipinas en 1976 se comprobó que, si se tenían en
cuenta los quehaceres domésticos y la atención de los niños, el promedio de horas que
trabajaban las madres era de 70, comparados con 57 en el caso de los hombres.

En muchos países en desarrollo afectados por los desastres económicos del


decenio de 1980, las mujeres, especialmente las muy pobres, trabajan ahora de 60 a 90
horas por semana apenas para tratar de mantener los bajos niveles de vida de hace un
decenio.

La simple distinción entre el trabajo remunerado y el no remunerado no capta


las características singulares del trabajo de la mujer, sobre todo en los países en desarrollo.
El trabajo no remunerado puede ser el que se realiza en una empresa familiar o en
actividades de subsistencia. En las zonas rurales de los países en desarrollo, hombres y
mujeres dedican un número casi idéntico de horas a la actividad económica. Sin embargo,
la actividad económica no comercializable de la mujer requiere más de ocho horas
adicionales por semana que las del hombre.

En todo el mundo las mujeres conservan la responsabilidad básica del trabajo


doméstico, aun cuando tengan además responsabilidades económicas dentro y fuera del
hogar.

Se dispone de mucha más información acerca del trabajo doméstico no


remunerado en las regiones desarrolladas que en las regiones en desarrollo, donde los datos
no se basan por lo general en estudios nacionales sino en encuestas aisladas.
Sin embargo, se pueden hacer dos generalizaciones. En primer lugar, las mujeres de todo el
mundo tienen a su cargo casi todo el trabajo doméstico. En segundo lugar, los hombres de
los países en desarrollo suelen realizar menos tareas domésticas que los hombres de las
regiones desarrolladas.

Los datos de las regiones desarrolladas indican que el trabajo doméstico y la


atención de los niños recaen principalmente sobre la mujer. En todos los países, la cocina y
el lavado de platos son las tareas domésticas menos compartidas; los hombres realizan
apenas una cuarta parte de esas tareas. La tarea de hacer compras se comparte de manera
más equilibrada. En América del Norte, Australia, Europa occidental y la URSS los
hombres se ocupan de casi el 40% de las compras de la familia. Hay otras tareas, como
sacar la basura, realizar trabajos al aire libre y efectuar reparaciones de la vivienda que
suelen realizar los hombres, pero estos trabajos son una parte relativamente pequeña de las
responsabilidades del hogar. En los Estados Unidos de América y algunos países de Europa
occidental, se comparten las tareas domésticas en forma más equilibrada que en otros
tiempos. Pero también existen pruebas de que el aumento de la participación del hombre no
se debe a una división más equitativa de las tareas cotidianas de cocina, limpieza y lavado
9

de ropa. Se debe más bien al hecho de que las horas que dedica la mujer a las tareas
domésticas han disminuido apreciablemente y de que los hombres han aumentado las horas
que destinan a tareas tales como las compras.

En casi todo el mundo, el lugar de trabajo está segregado por sexo. Las mujeres
ocupan bastante más de la mitad de los empleos de oficina y de servicios en las regiones
desarrolladas y en América Latina y el Caribe, y más de una tercera parte en Africa y en
Asia y el Pacífico.

El número de mujeres que trabaja en los sectores de manufactura y transporte es


escaso: aproximadamente 17 o 18% de la fuerza laboral de dicho sector. Las excepciones
se registran en el Asia oriental y meridional, donde las mujeres trabajan en las industrias de
textiles y electrónica y constituyen el 26% de la fuerza laboral de este sector.

Dentro de cualquier grupo ocupacional, las mujeres casi siempre ocupan cargos
de menor prestigio. Por ejemplo, hay muchas más mujeres que hombres en ocupaciones
profesionales y técnicas de baja remuneración como la enseñanza.

A medida que va aumentando la categoría, el prestigio y la remuneración,


aumenta el número de hombres que ocupan una mayoría abrumadora de los cargos, por
ejemplo, en la enseñanza superior.

En un estudio efectuado en 24 países de las regiones desarrolladas en el decenio


de 1970 se demostró que había muchos empleos, por ejemplo, de mecanógrafas,
enfermeras, criadas, ocupados en más del 90% por mujeres. Datos más recientes sobre
Suecia siguen indicando la misma modalidad.

En lo referente al salario, en todo el mundo las mujeres reciben menor


remuneración que los hombres. Además, es más probable que los hombres tengan puestos
permanentes de jornada completa y alcancen categorías más altas y mayores beneficios. Sin
embargo, es difícil medir la diferencia y la forma en que ha cambiado debido a que se
dispone de datos limitados y al carácter segregado de la fuerza de trabajo.

En Chipre, el Japón y la República de Corea, países sobre los cuales se dispone


de datos, los salarios de las mujeres son más bajos que los de los hombres, casi la mitad. En
algunos países o regiones las mujeres reciben salarios por valor del 75 al 92% del de los
hombres.

En otros países, el nivel de salarios de las mujeres es inferior al 75% del de los
hombres y en algunos casos, como ya se ha señalado, el nivel de salarios de las mujeres
está apenas por encima de la mitad de sus contrapartes masculinos. Aún en el Canadá,
donde las mujeres han llegado a ocupar empleos de alta categoría y alta remuneración
dominados tradicionalmente por los hombres, los ingresos de las mujeres equivalen apenas
al 71% de los de los hombres. No se dispone de datos para América Latina y el Caribe.
10

En el ámbito ocupacional, la mayoría de las mujeres todavía trabajan en la


agricultura en gran parte de Africa y Asia. Casi el 80% de las mujeres económicamente
activas de Africa al sur del Sahara y por lo menos la mitad de Asia, con excepción de Asia
occidental, se dedican a la agricultura. Sólo una pequeña minoría de mujeres trabajan en
este sector en América Latina y el Caribe, al menos, según las estadísticas oficiales que
pueden ser poco fiables respecto del trabajo de la mujer en la agricultura en esas regiones.

En las regiones desarrolladas, América Latina y el Caribe, los servicios


constituyen un importante sector de empleo para la mujer: emplean el 71% de las mujeres
económicamente activas de América Latina y el Caribe y el 62% de las mujeres de las
regiones desarrolladas. En Asia y el Pacífico un número apreciable de mujeres ocupan
empleos en el sector de los servicios 40% pero en Africa sólo el 20% de las mujeres
consideradas económicamente activas trabajan en ese sector.

A nivel mundial, un número menor de mujeres trabaja en la industria. Este


índice varía de un alto nivel del 24% de las mujeres económicamente activas en las
regiones desarrolladas al 16 o 17% en Asia y el Pacífico y América Latina y el Caribe y a
un nivel más bajo aún del 6% en Africa.

Los ejemplos y comparaciones entre países revelan contrastes aún mayores.


Muy pocas mujeres trabajan en la agricultura (5% o menos) en muchos países europeos y
en los Estados Unidos de América, en varios países de América Latina y Asia occidental y
naturalmente en Hong Kong y Singapur. En cambio, más del 95% de las mujeres
económicamente activas trabajan en la agricultura en Burundi, Mozambique y Rwanda en
Africa y en Bhután y Nepal en Asia. Los servicios ocupan aproximadamente el 80% o más
de las mujeres económicamente activas en el Canadá, los Estados Unidos, Luxemburgo,
Noruega, los Países Bajos y Suecia en las regiones desarrolladas, en la Argentina, Chile y
Panamá en América Latina y en seis países en Asia Occidental, pero sólo el 2% o menos en
Burundi, Mozambique y Rwanda.

Entre 1970 y 1980, el número de mujeres activas en la agricultura disminuyó


sólo en las regiones desarrolladas. En el resto del mundo, la agricultura continuó
absorbiendo por lo menos parte del número cada vez mayor de mujeres económicamente
activas.

En América Latina y el Caribe la expansión de la fuerza laboral correspondiente


a la agricultura fue la más baja, sólo un 9%, mientras que los servicios registraron la mayor
parte del aumento, 71%. En el sector de los servicios también se registraron altos
porcentajes de empleos nuevos para mujeres en los países en desarrollo (83% y Africa del
Norte y Asia occidental (40% o más), algo menos en el Africa al sur del Sahara y el Asia
meridional y menos en el Asia oriental y sudoriental y Oceanía (18%).
Los nuevos empleos industriales representaron la quinta parte o más de todos los empleos
nuevos para mujeres en las regiones desarrolladas. Africa del Norte (que registró el
aumento más alto de cualquier región, 32%), América Latina y el Caribe y Asia oriental y
sudoriental y Oceanía. La industria contribuyó con el número menor de nuevos empleos
11

para mujeres en el Africa al sur del Sahara y el Asia meridional y occidental (alrededor del
10%)4.

4.- En la sociedad nicaragüense:

A.- Brechas sociales:

Producto de la participación con la dinámica internacional, Nicaragua, en los


últimos cien años experimentó tres grandes fenómenos que determinaron su formación
social:
La conformación de una economía agroexportadora basada primero en el cultivo del
café y más tarde en el azúcar, algodón y ganadería;
La conformación de enclaves de explotación primaria;
La industrialización de los años 60 basada en la sustitución de importaciones en el
marco del Mercado Común Centroamericano.

La producción de agroexportación aumentó del 18% del valor agregado


agropecuario en los años 20 al 60% a finales de la década de los '70. Esto provocó una
creciente proletarización de familias campesinas y en los años 50 los asalariados
representaban el 49% de la PEA agrícola.

En la economía de agroeexportación el hombre era "trabajador productivo",


incorporado generalmente de forma permanente a las diferentes labores, mientras la mujer
era vista como "reserva", y era contratada como parte de un núcleo familiar cuyo jefe era el
hombre, quedando de esta manera su trabajo y el de los niños, totalmente invisibilizado.

Entre 1950 y 1970 hubo un rápido crecimiento de la industria manufacturera,


incrementando su participación en el PIB del 10.2%, en 1950, al 31.8% en 1978.
El proceso industrial en Nicaragua no estuvo acompañado de generación de suficientes
empleos, debido a la introducción de tecnologías intensivas en capital. En efecto, el empleo
en el sector industrial, pasó del 11.4%, en 1950, al 15% en 1977.

Sin embargo, este proceso de industrialización permitió la incorporación de la


mujer al mercado del trabajo, principalmente en las ramas textiles, alimentos, cuero,
químicos y metálicos.

La economía nicaragüense creció rápidamente en los años 50 y 60, con tasas


anuales del 5.6% y 7.5% respectivamente, y se estancó en los años 70, con tasas anuales del
2.5%.

El modelo de desarrollo esta sustentado en un crecimiento agropecuario de


carácter extensivo y concentrador de la riqueza. Hasta fines de los años 70, existía una

4
Situación de la Mujer en el Mundo, Naciones Unidas, Estados Unidos, 1992, pág. 81-90.
12

estructura de tenencia de la tierra altamente concentrada. El 4% de los propietarios poseía


el 52.4% y más del 40% de pequeños productores solamente el 2.1% del total de tierras.

Había una elevada subutilización de la fuerza de trabajo. El analfabetismo


alcanzaba el 51% de la población nacional y en el campo se elevaba al 80%. No había
servicios de salud para la mayoría de la población. La mitad de la población más pobre
recibía solamente el 16% de los ingresos totales, mientras que el 20% de los más ricos se
apropiaban del 58%. La pobreza en el campo generó un proceso de urbanización acelerado.
Entre 1950 y 1980 la población urbana se elevó del 34% al 53%.

Las elevadas brechas sociales, el agotamiento del modelo económico de


sustitución de importaciones y los conflictos entre los grupos económicos y políticos en el
país, crearon condiciones para un proceso insurreccional que culminó con el triunfo de un
gobierno revolucionario en 1979.

El gobierno sandinista inició un nuevo proceso basado en transformaciones


políticas, económicas y sociales instrumentado a través de políticas expansivas en el gasto
público, las que buscaban reducir y superar las brechas sociales existentes.

La aplicación de estas políticas, la reducción de la cooperación externa a partir


de 1985, la intensificación de la guerra y los efectos del bloqueo comercial y financiero de
los Estados Unidos, provocaron profundos desequilibrios financieros y macroeconómicos
que originaron un proceso hiperinflacionario de graves consecuencias para la nación.

La crisis económico-social experimentada a partir de 1985,dio lugar a un


cambio en el manejo de la política económica y en 1988 se introdujo un programa de
estabilización, significando entre otras cosas, el aumento del desempleo abierto, reducción
del gasto público, congelamiento de los recursos destinados a los programas sociales, lo
que en la práctica significaba disminución en el monto de recursos per cápita y la reducción
de ciertos subsidios.

En este período, la situación de guerra y la profundización de la crisis


económica de la mayoría de la población, abrió las posibilidades de empleo para las
mujeres, pero priorizó otras necesidades de la sociedad, postergando la transformación de la
situación de subordinación de la mujer.

Adicionalmente, los rezagos históricos que debió enfrentar la mujer en términos


de educación, capacitación, y sus cargas familiares, le inhibió aprovechar los espacios
laborales mejor remunerados dejados por los hombres.

A partir de 1990, la nueva administración profundizó la aplicación de


programas de estabilización y ajuste, y gran parte de los programas de carácter social
vigentes en los años 80, fueron eliminados.

La problemática del endeudamiento que azotó a todos los países de América


Latina en la década pasada, tuvo y tiene para Nicaragua consecuencias mucho más serias
13

para el desarrollo. Los acuerdos establecidos con los organismos internacionales, que
establecen la prioridad del pago de la deuda externa, ha sido un factor adicional que
obstaculiza el desarrollo del país.

En el caso de las mujeres, las desigualdades, en el acceso a recursos y


oportunidades, plantean muchas más dificultades para su inserción en los procesos
económicos en el contexto de la globalización. Los principales ejes de la política
económica de los años 90, que hacen énfasis en la reducción de la demanda agregada, han
tenido repercusión en diferentes ámbitos, pero la mayor incidencia recayó sobre las
mujeres5.

B.- Empleo:

La tasa de participación femenina en el empleo creció del 20,7% en 1970, al


28,6% en 1977, y más aceleradamente durante los años 80 alcanzando el 43,4% para 1994.
Mientras la PEA femenina creció un 252% en los pasados veinte años, la masculina lo hizo
en un 66.9%.

Igual que en América Latina, la Población Económicamente Activa (PEA)


femenina está mayoritariamente ubicada en el área urbana (72% en 1977, 68% en 1985 y
70% en 1993), muy diferente a la masculina que tiene una proporción bastante similar entre
urbana y rural. Esto muestra que en el proceso de movimiento migratorio hacia las ciudades
en los últimos veinte años, la tendencia fué superior en las mujeres.

La estructura de empleo de la PEA femenina en 1995, se concentraba en el


sector servicios y comercio (86,1%) y con menor participación en la agricultura (0,4%) y en
el sector industrial (13,5%). Si bien la ocupación de los hombres en ese mismo año tenía
una alta concentración (71,8%) en actividades de servicio y comercio, en la producción
industrial duplicaba la participación de las mujeres con 24,3%.

En los años 80 no sólo se incrementó la presencia numérica de mujeres en el


mercado laboral, sino que más importante aún, fue que ellas comenzaran a realizar labores
que antes eran hechas exclusivamente por hombres; esto les abrió posibilidades de empleo
más permanente, dado que era principalmente mano de obra temporal- y mejor remunerado.

El hacer labores nuevas les posibilitó también capacitarse en aspectos técnicos,


incursionando en nuevos conocimientos.

En el marco del programa de estabilización, y ajuste estructural y las


condicionalidades establecidas en el ESAF (Enhanced Structural Adjustment Facilities)
han conducido a la reestructuración del Estado, a la apertura de la economía, generando una
prolongada recesión productiva.

5
Asociación de Mujeres Profesionales por la Democracia en el desarrollo, Las Bujias, "Los derechos de las Mujeres en Nicaragua",
IMPRIMATUR Artes Gráficas, Managua, 1996, Pág.37- 38.
14

La flexibilidad del mercado laboral, por otra parte, constituye un elemento que
agrava las condiciones del empleo. El incremento de la PEA a ritmos muy superiores a la
creación de fuentes de empleo, conlleva elevada presión sobre los escasos puestos de
trabajo y se da consecuentemente un deterioro de la calidad de los empleos que se generan
y una mayor competencia en los espacios que tradicionalmente fueron ocupados por
mujeres.

Al darse el proceso de pacificación en los años 90, se da la reintegración de los


hombres a la vida civil, y la mujer comienza a revertir su autonomía económica al entrar en
el desempleo abierto, pero más afectada por el desplazamiento hacia actividades de baja
remuneración (subempleo).

La reducción del empleo ha sido generalizada, pero las mujeres presentan


mayores niveles de desempleo abierto, en parte debido a la mayor presencia de mujeres en
el aparato estatal y porque las actividades del sector formal con elevado empleo femenino,
como la industria textil y de alimentos, cayeron rápidamente en crisis frente a la apertura de
la economía (Anexo A, Cuadro No. 1).

En los distintos programas de reducción del empleo estatal, Programa de


Conversión Ocupacional (PCO) y el Programa de Movilidad Laboral (PML),
aplicados desde 1991, hasta 1995, 12.179 mujeres salieron <<voluntariamente>> de las
estructuras gubernamentales.

Se estima que aproximadamente ocho mil mujeres incorporadas a la gran


empresa textil quedaron sin empleo entre 1990 y 1993.

También la liberalización y la privatización de la economía, influyeron en la


reestructuración del sector privado, así como en la privatización de las empresas estatales.
En ambos casos, el principal componente lo constituyó la reducción del empleo.

La privatización de empresas estatales que conllevó la reestructuración del


Estado, significó que las empresas estatales dedicadas a la producción agropecuaria,
entraran en un proceso de liquidación, devolución o división de la propiedad. A marzo de
1991, el empleo de la mujer agrícola había descendido en un 84% con relación a 1989,
alcanzando a representar el 2,5% de la PEA agrícola de ese año.

Contabilizando el número de mujeres que se retiraron del sector estatal, las que
se retiraron del sector formal de la industria y las que quedaron sin empleo en las empresas
agrícolas estatales, el número asciende a unas 31 mil mujeres, equivalentes al 20,7% de la
PEA femenina del sector formal a nivel nacional.

Las políticas de reducción del empleo de los últimos años han impactado más a
las mujeres en términos relativos, por las siguientes razones: por un lado, la relativa baja
calificación de las mujeres, las inhibe de acceder a puestos calificados, y por otro lado, bajo
el esquema de maximizar utilidades del sector empresarial, el empleo de mujeres es menos
<<rentable>>, justamente porque su mayor participación en el mercado laboral no las ha
15

eximido de sus responsabilidades frente al hogar que requieren de su tiempo y energías para
el normal desenvolvimiento (subsidios, permisos pre y postnatal, etc.).

Esta situación provoca un mayor deterioro de las condiciones de trabajo de las


mujeres y en algunos casos introduce barreras para la incorporación de más mujeres que
necesitan trabajar, particularmente las jóvenes. En los últimos años han habido cambios
importantes en la estructura del mercado laboral. Se comienza a observar un crecimiento
más acentuado de la presencia del hombre en el sector informal, incluso en actividades que
habían sido nichos del empleo femenino, como son el comercio y algunos tipos de servicios
(peluquerías, cocina, servicios en restaurantes, etc.) No obstante, cabe señalar que la
presencia de las mujeres dentro del sector informal continúa siendo elevada. En efecto, del
total de las mujeres que trabajaban en 1995, el 75,4% lo hacía en ese sector, mientras que
era el 53,6% en el caso de los hombres6.
.
C.- Derechos laborales:

El Derecho del Trabajo en Nicaragua es de historia reciente, podría decirse que


por ello no tiene un largo historial. Si partimos de la fecha en que el Código del Trabajo se
promulgó en el año de 1945. Pero antes de esa fecha en nuestra historia existen convenios
internacionales y disposiciones constitucionales. Nuestra principal fuente de riqueza ha sido
la agricultura, por eso notamos que entre esas disposiciones, las primitivas fueron reglas
para el trabajo agrícola.

Los laborantes en el campo no tenían más garantías que las paternalistas del
patrón o administrador de la finca; había una servidumbre que aún subsiste en ciertas zonas
del país, esto en forma lamentable.

Si bien es cierto que tenemos logros laborales en la Colonia:

La Mita : Prestación del trabajo personal obligatorio para trabajos públicos sin
remuneración y a perpetuidad; fue modificado el sistema por las Leyes Indias;
condenando tal trabajo y exigiendo que se remunerará y fuera temporal.

Las reducciones de indios: La labor se hacía en común y se obligaban a prestar


durante tres días a la semana, servicios en beneficio de la comunidad; fue derogado y
dejaron de exsistir prácticamente en 1767.

Las Leyes de Indias: Pueden considerarse como un anticipo histórico de nuestro


derecho del trabajo; ahí se dictaron disposiciones sobre; jornadas, salarios, etc. que
tuvieron trascendental importancia: se regulaba el trabajo de mujeres y niños indígenas.

6
Asociación de Mujeres Profesionales por la Democracia en el Desarrollo, Las Bujias, "Los Derechos de las Mujeres en Nicaragua,
IMPRIMATUR, Artes Gráficas, Managua 1996, Pág. 39-41.
16

La Constitución del 19 de agosto de 1858, en su artículo 11, hacía perder los


derechos de ciudadanos “por traficar esclavos”.
En el año de 1876 el organismo legislativo nicaragüense en sesión plena se pronunció
contra la esclavitud del operario y declararon la libertad del trabajo .

LA CONVENCION PARA UNIFICAR LAS LEYES PROTECTORAS DE


OBREROS Y TRABAJADORES EN CENTROAMERICA, 1923.

Han convenido en celebrar una convención para verificar las leyes protectoras:

Hacer trabajar entre las siete de la noche y las cinco de la mañana a mujeres de
cualquier edad. Las leyes podrán establecer en cuanto a las mujeres mayores de quince
años.

Maternidad: Desde cuatro semanas antes hasta seis semanas después con tal que la
madre se abstenga de trabajos que puedan dañar su salud, del binomio madre hijo.

Reglamentar el trabajo de mujeres y menores de edad de manera que no sufran


detrimento de salud, ni el desarrollo físico de unos y otros ni de los hijos de aquella.

En 1934 también por Ley del 26 de febrero de ese año, se aprobaron una serie
de convenios de la O.I.T. de importancia para nuestro desarrollo laboral.
En el año de 1948 en la historia del derecho del trabajo en América marca lugar cimero. En
la novena conferencia interamericana celebrada en Bogotá, Colombia, se adopta la llamada
“Carta Internacional Americana de Garantías Sociales”, constituye un resumen laboral
de las disposiciones que en América rigen: es el lineamiento del derecho del trabajo para
toda América. Esta Carta de Garantías Sociales, protege por igual a hombres y mujeres.

Nicaragua por primera vez dispone en su Constitución garantías laborales en el


año de 1939 en la Constitución dictada el 22 de marzo de ese año, a partir de esa fecha
suceden las garantías laborales.

En la década de los 80 se llevaron a cabo cambios fundamentales en la situación


laboral de la mujer que se plasmaron en la Constitución de 1987 y acuerdos ministeriales.

Las principales medidas positivas en pro de la igualdad fueron: el Estatuto de


Derechos y Garantías que establecen <<igual salario por igual trabajo>>, que fue
retomado en la Constitución de 1987, la Ley de Salarios Mínimos; el Sistema Nacional
de Organización del Trabajo y los Salarios y las Normativas Laborales.

La política de pleno empleo impulsada por el gobierno sandinista durante los


años 80, estuvo acompañada de reformas de facto en los derechos laborales, no respaldadas
en un marco jurídico.
17

La organización de los trabajadores y la conformación de las secretarías de la


mujer en los sindicatos, contribuyeron para que el Estado y las empresas privadas
establecieran convenios colectivos con amplios beneficios sociales, dentro de los cuales, la
instalación de clínicas de atención de la salud de las mujeres, la instalación de guarderías,
comedores, etc., en los centros de trabajo para atención de los hijos y hijas de los
trabajadores y las trabajadoras, entre otras, fueron de gran importancia.

Por otra parte, debido al reducido nivel de los salarios nominales, los beneficios
o prestaciones sociales jugaron durante los años 80 un rol importante como salario social.
Hacia fines de la década, los incentivos llegaban a superar el 100% del salario básico. La
mayor parte de estos beneficios fueron subsidiados de manera directa por el Estado.

Los cambios introducidos en el gobierno de la señora Violeta Chamorro,


condujeron a la eliminación drástica de dichos subsidios. De esta manera, las empresas del
Estado que comenzaron a resentir el recorte presupuestario y del financiamiento, además de
enfrentarse a la oferta externa, con la cual se hacía difícil la competencia, debieron reducir
sus costos, afectando en primer lugar a una gran cantidad de beneficios sociales. Los
programas orientados a apoyar la integración laboral de las mujeres, fueron los que se
suprimieron en una primer instancia para continuar, posteriormente, con la reducción del
empleo.

Aunque los trabajadores en general han insistido en el mantenimiento de una


gran cantidad de beneficios dentro de los respectivos convenios colectivos, la práctica fue
indicando que muchos de ellos eran insostenibles. El pragmatismo imperó finalmente, y
una gran cantidad de sindicatos se inclinaron más por mantener la lucha por la estabilidad
del empleo y no tanto en la recuperación de los salarios monetarios y prestaciones. En este
contexto, y dada la reducida incidencia de las mujeres en las instancias directivas de los
sindicatos, se podría afirmar que, prácticamente, las necesidades de las mujeres
trabajadoras han salido de la agenda de los sindicatos.

La Constitución de 1987 y sus reformas contenidas en la ley No. 192 de 1995,


establecen el derecho al empleo y garantiza igual salario por igual trabajo en igualdad de
condiciones sin discriminación sexual alguna.

Entre los derechos legales se establece el horario laboral de 8 horas y el


subsidio pagado por maternidad. Existen otras leyes que favorecen a la mujer, entre ellas
se encuentran las siguientes: seguridad en el empleo mientras dura el subsidio por
maternidad; en lugares con más de treinta trabajadores, es obligación del empleador
proporcionar un espacio donde las mujeres puedan amamantar a sus hijos; garantía de
salario en caso de ausencia por la enfermedad de los hijos; e ilegalidad de negar trabajo o
despedir a una mujer embarazada. Esto es importante ya que era práctica común exigir una
prueba de embarazo para poder optar a un empleo; igualdad salarial; igualdad ocupacional
y opción a cargos de dirección; condiciones adecuadas para la realización del trabajo;
derecho a la capacitación y tecnificación.
18

Sin embargo estas leyes enfrentan grandes dificultades en la práctica y


presentan aspectos que merecen alguna reflexión, y es el que se refiere a la situación
particular de las mujeres frente a la legislación laboral. Por un lado, el nuevo Código del
Trabajo publicado en la Gaceta Diario Oficial No. 205 del 30 de Octubre de 1996, aunque
trata de armonizar los principios constitucionales de no discriminación a la mujer, en la
realidad persisten prácticas que excluyen a las mujeres en aspectos tales como:
discriminación ocupacional y salarial; falta de promoción a la capacitación y tecnificación;
chantaje sexual; condiciones de trabajo inadecuadas que afectan la salud de la mujer; la
negativa de empleo por estado de embarazo y por otro lado, las nuevas leyes dejan
desprotegida a gran parte de la población trabajadora femenina las que laboran en una alta
proporción en el sector no estructurado, al cual ninguno de los beneficios establecidos en
cualquiera de los códigos laborales, les llega, poniendo en indefensión a las mujeres que
laboran en el sector informal, por ejemplo a las que trabajan por cuenta propia, empleadas
domésticas en hogares particulares y vendedoras de los mercados.

Estos aspectos atentan claramente en contra de los derechos laborales en


condiciones de igualdad para las mujeres nicaragüenses.

La igualdad establecida por la ley en cuanto a los salarios y la oportunidad de


acceso al trabajo en la práctica se ve restringida por la discriminación sexual, debido a que
la mujer labora en trabajos y sectores diferentes al hombre, perdiéndose el concepto de a
igual trabajo, igual salario.

El trabajo realizado por el hombre tiende a ser mejor pagado que el realizado
por la mujer. Ocupaciones en el sector servicios como en la educación, la salud y el trabajo
doméstico son casi completamente oficios femeninos y por lo general, son mal
remunerados. Aunque las mujeres y los hombres trabajen juntos, estudios al respecto
señalan que las mujeres son relegadas a los trabajos peor pagados. Según datos recientes
del FIDEG, el ingreso promedio percibido por las mujeres, es un 25% inferior al percibido
por los hombres.

A pesar de los impedimentos en la aplicación de estas leyes, su existencia


proporciona a la mujer un instrumento a partir del cual pueden hacer frente a la
discriminación7.

7
Asociación de Mujeres Profesionales por la Democracia en el Desarrollo, Las Bujias, "Los Derechos de las Mujeres en Nicaragua,
IMPRIMATUR, Artes Gráficas, Managua 1996, Pág. 43-45.
19

CAPITULO II

LA MUJER EN EL CONTEXTO SOCIO ECONONOMICO NACIONAL:

A.- Su incidencia en la oportunidad de trabajo para la mujer.

B.- Situación laboral de la mujer en el ámbito nacional:

1.- Condición laboral de la mujer; discriminación y desigualdades.

2.- Participación de la mujer en la fuerza de trabajo nacional.

C.- Desvaloración del trabajo de la mujer.

D.- La doble jornada laboral de la mujer:

1.- Que se entiende por doble jornada?.


2.- Como surge esta doble jornada?.
3.- Participación femenina en labores asalariadas Nicaragua.

E.-Estadísticas de la mujer en el campo laboral:

1.- Datos del Ministerio del Trabajo.


2.- Datos de la Corte Suprema de Justicia.
3.- Datos del CENIDH
20

CAPITULO II

LA MUJER EN EL CONTEXTO SOCIO ECONONOMICO NACIONAL:

A- Su incidencia en la oportunidad de trabajo para la mujer:

Las transformaciones y necesidades que se experimentan actualmente en los


distintos aspectos de la vida económica y social, entre los cuales adquiere gran relevancia la
concepción renovada de la educación, demandan necesariamente de ésta, nuevas políticas,
elementos y alternativas e incluso una nueva direccionalidad.

De esta realidad se hace eco la voz autorizada de los Ministros de Educación de


América Latina y el Caribe en sus últimas declaraciones (Quito 1991) y (Santiago 1993).

Sin una educación de cantidad y calidad, las mujeres se encuentran condenadas :

A no participar en un mejoramiento de su calidad de vida individual y social.

A vivir encadenadas a una vida de trabajo de baja productividad y bajos ingresos.

A la inaccesibilidad a una educación superior, que cada vez requiere mantener un ritmo
continuo de aprendizaje en vista de las novedades que se producen en el mundo de la
tecnología.

A la Imposibilidad de acceder a cargos de dirección y puestos de trabajo que les


permitan liberar y desarrollar sus capacidades, y por ende, formar parte del capital humano
de desarrollo económico social del país.

B.- Situación laboral de la mujer en el ámbito nacional:

1.- Condición laboral de la mujer; discriminación y desigualdades:

La falta de reconocimiento económico del trabajo de las mujeres por parte del
gobierno y de los que definen las políticas económicas, mantienen la desigualdad
estructural de oportunidades laborales que tienen las mujeres para acceder al empleo y a los
recursos productivos ya que por lo general las mujeres realizan tareas, oficios y profesiones
que son semejantes al trabajo doméstico. En donde se encuentran más mujeres trabajando
es en el servicio doméstico. También en ramas de manufactura como la del vestido, el
calzado, alimentos, la industria farmacéutica, etc.

Es también significativa la participación laboral de la mujer en el sector


educativo y en el sector servicios, pues las mujeres son mayoría en escuelas, comercio,
21

restaurantes, hoteles, hospitales y comunicaciones. Si observamos con detenimiento


veremos que en estas áreas los empleos requieren de capacidades que las mujeres tienen
más desarrolladas; desde saber hacer limpieza, habilidad con las manos, cuidar niños,
atender personas, hacer comida, etc.

Sin embargo son empleos poco calificados y mal pagados y por otra parte por el
desempleo existente en el país, muchas mujeres se han visto obligadas a subemplearse,
cosiendo, lavando ajeno, vendiendo comida o vendiendo diferentes productos de empresas
que funcionan a base de vendedores independientes.

De acuerdo a estudios realizados en el país, la ocupación más numerosa para las


mujeres es la de la venta y comercio, la cual constituye el 60.9% de las personas que se
desenvuelven en esta actividad; le siguen la de los servicios, principalmente, en hogares
privados y cargos de apoyo administrativo que oscilan entre el 56.5% y 53%
respectivamente del personal ocupado en esas actividades de la economía nacional, en
contraste con los cargos de responsabilidad administrativa ocupados por los hombres que
representan el 84.4% del total estadístico obtenido para 1990.

Sin embargo, como una contradicción que solamente es explicable a través de


las desigualdades impuestas a la mujer por la sociedad, nos encontramos que el 51.5% de
los profesionales son mujeres, y la gran mayoría de éstas (90%) son empleadas en el sector
público, particularmente en salud y educación, donde representan el 85% y el 80%
respectivamente, de los empleados de esos ministerios.

La prevalencia de esquemas culturales discriminatorios, han profundizado las


brechas entre los géneros en relación al mercado laboral y ello también se expresa en el
ingreso promedio por trabajo. En 1993 las mujeres nicaragüenses devengaban ingresos
inferiores en un 13% al promedio de lo que devengaban los hombres, acentuándose en el
caso de las personas mayores (más de 30 años) cuyos ingresos son inferiores al promedio
en un 19%.

Es interesante observar que las brechas salariales también reflejan el


predominio de conceptos patriarcales. Por ejemplo, los ingresos de las mujeres en cargos en
los poderes del Estado y como profesionales, registran una cobertura de apenas un 65% del
que reciben los hombres en esos mismos puestos. Esto denotaría que cuando las mujeres
logran ascender a cargos altos, existen elementos discriminatorios que no les permite
acceder a los beneficios en condiciones de igualdad.

Otro elemento que amerita reflexión es la diferencia de ingresos cuando las


mujeres se desempeñan como profesionales independientes, ya que devengan ingresos por
el equivalente a una tercera parte al de los hombres.
22

2.- Participación de la mujer en la fuerza de trabajo nacional:

En 1990, a nivel nacional el 66% de la Población Económicamente Activa


(PEA) correspondía a los hombres y el 34% a las mujeres. Los hombres, sin embargo,
constituyen la mayor parte de la fuerza de trabajo.

Durante los ochenta se registró una creciente tasa de participación femenina en


la fuerza de trabajo comparada con los setenta. Hubo un incremento del 20.8% en 1950, a
26.7% en 1970, hasta llegar a un 32.5% en 1985. Durante este mismo período, la tasa de
participación masculina se mantuvo casi constante en cerca del 68%.

La creciente participación femenina en la fuerza de trabajo se expresó en el


rápido aumento en el número de mujeres que buscaron trabajo por primera vez, es decir
personal de nuevo ingreso, que puede atribuirse a varios factores: primero, al deterioro del
nivel de vida debido a la crisis económica que obliga a todos los miembros del hogar a
buscar trabajo remunerado; segundo, a la guerra que substrajo muchos hombres de la fuerza
de trabajo; tercero a la significativa proporción de hogares encabezados por una mujer.

La tasa más alta de participación femenina ocurre entre los 25 y 44 años de


edad cuando alcanza el 47%. Sin embargo, la proporción de población masculina
económicamente activa dentro del mismo grupo de edad es del 96.5%. Los niveles más
bajos de participación se dan en los extremos de edad, es decir, en las más jóvenes y en las
mayores.

C.- Desvaloración del trabajo de la mujer:

Generalmente a la mujer se le confina en empleos que se consideran de menor


calidad, aunque requieran de habilidades y cualidades que comúnmente no tienen los
hombres; en este sentido hay profesiones y oficios que se feminizan, es decir, que se
consideran propios para las mujeres y como este trabajo no se valora, son profesiones y
oficios mal pagados y con pocas prestaciones, como es el caso de las maestras, enfermeras
y principalmente el trabajo doméstico.

Con la crisis económica, ésta desvaloración del trabajo se ha acentuado ya que


en primer término se toma a las mujeres como reservas de mano de obra barata, la cual se
puede contratar temporalmente, según las necesidades de las empresas.

Cuando se hacen recortes de personal en las empresas los primeros puestos que
se cancelan son los ocupados por las mujeres; en los empleos donde la mayoría son mujeres
con frecuencia se ofrece el trabajo a destajo por tiempo parcial y a domicilio con lo cual se
explota aún más a las mujeres, pues se presta a que el trabajo que se realiza se valore aún
menos y a que sea peor pagado y sin las prestaciones básicas señaladas por la ley, como
son: salario mínimo, seguro social, vacaciones, aguinaldo, servicios de guardería, derecho a
la sindicalización, reposo por parto, situación que se agudiza en los trabajos domésticos, los
23

trabajos a domicilio, los que se dan a destajo y en los trabajos como vendedoras, en muchos
casos en tiendas y restaurantes.

En las industrias se dan casos en donde frecuentemente no se pagan las horas


extras o en muchos casos el trabajo nocturno no se paga igual que el diurno, cuando se
debería de pagar más, ya que este requiere de mayor esfuerzo.

En cualquier tipo de empleo encontramos que no hay guarderías para los niños
y si las hay estas no están lo suficientemente acondicionadas, lo que obliga a las madres a
arreglárselas de mil maneras para el cuido de sus hijos, mientras trabajan. Esto incluye
pedir el apoyo a las madres, abuelas o hermanas para que apoyen en el cuido de los hijos, lo
que ocasiona una cadena de dependencia ya que ellas, igualmente, requieren de un trabajo
asalariado.

Estos problemas se dan principalmente por que aunque la ley determina los
derechos laborales de la mujer, estas no cuestionan esta situación, ya que desde niñas se les
acostumbra a pensar que su habilidad no tiene valor y que por tanto su trabajo tampoco
tiene importancia.

D.- La doble jornada laboral de la mujer:

1.- Que se entiende por doble jornada?:

Denominamos doble jornada, a la que realiza la mujer en su hogar, como ama


de casa, atendiendo su hogar, a sus hijos y a su esposo, en labores cotidianas, que son
indispensables para que los miembros de la familia puedan desarrollar sus actividades,
jornada que incluye: cocinar, lavar, planchar, ordenar y limpiar la casa; además del trabajo
asalariado que realiza en oficinas, escuelas, hospitales, etc. que generalmente son tareas
extensivas de las funciones domésticas.

2.- Cómo surge esta doble jornada?:

Los primeros grupos humanos eran nómadas, es decir andaban caminando de


un lugar a otro, cazando y recogiendo frutos para alimentarse.

Tiempo después se descubrió el fuego, con él, las mujeres vieron que era mejor
para ellas, pasar largos períodos en un mismo lugar, que andar acarreando a sus hijos de un
lugar a otro.

El estar en un mismo lugar ayudó a que las mujeres descubrieran la agricultura.


Entonces se dedicaron a sembrar, almacenar y cocinar los granos. Así, poco a poco se
marcó una división sexual entre el trabajo del hombre y el de la mujer: el lugar de él fue en
las praderas cazando, en los bosques y en el campo con arado. El de ella en la vivienda,
atada al metate, al fuego y a los hijos.
24

Las mujeres también participaban en las labores agrícolas, cuidaban de los


niños y fabricaban productos alimenticios y los utensilios que se usaban en la casa o se
podían vender. Ellas participaban en la producción y hacían trabajo doméstico. En éstas
grandes familias, a las mujeres se les consideraba propiedad privada a quién la familia
podía dominar y poseer.

Al parecer, poco a poco, a lo largo de la historia a las mujeres le fueron


destinando las funciones del mantenimiento de la vivienda y la crianza de los hijos; las
formas han sido distintas, antes las mujeres tenían una participación importante en la
producción, función que lentamente fue disminuyendo y ya en el sistema social en el que
vivimos actualmente se perdió por completo.

Simultáneamente surge una separación del lugar para vivir y del lugar para el
trabajo. Cuando surgen los centros fabriles, hombres y mujeres entran a trabajar
masivamente en ellos; pero las pésimas condiciones de vida y de trabajo que tenían las
mujeres en éstos, provocó que sus hijos se enfermaran y muchos murieran. Este incremento
de la mortalidad infantil, aunado al bajo nivel de vida laboral de los obreros(as) que era en
promedio de 37 años, afectó a los dueños de las industrias ya que no tenían suficientes
obreros jóvenes, para reponer a los que dejaban de trabajar.

Esto hizo que los gobiernos dictaran leyes para limitar las contrataciones de
mujeres y niños en las fábricas; obligando así a la mujer a retornar al hogar.

3.- Participación femenina en labores asalariadas en Nicaragua:

La creciente participación femenina en la fuerza de trabajo puede atribuirse a


varios factores, entre ellos al deterioro del nivel de vida de la población en general debido
a la crisis económica que obliga a todos los miembros del hogar a buscar trabajo
remunerado.

Las principales ocupaciones para la mujer las encontramos en las de venta y el


comercio, seguidas de servicios, principalmente en hogares privados, cargos de apoyo
administrativo en oficinas y en lo que respecta a las profesionales en su gran mayoría
laboran en el sector público, particularmente en salud y educación, debido principalmente a
la falta de una paternidad responsable y valores morales por lo que las mujeres se ven
obligadas a buscar trabajo. Con frecuencia, la doble carga disminuye cuando una abuela o
suegra habita en la casa ya que ella cuida a los niños y cocina. De igual manera, los niños,
por lo general niñas, de 7 a 12 años también asumen ciertas responsabilidades.
25

E.- Estadísticas de la mujer en el campo laboral:

1.- Datos del Ministerio del Trabajo:

De acuerdo a información obtenida de los Funcionarios del Ministerio del


Trabajo, durante el año 1997, hubieron 401 despidos en general, entre los cuales se
encontraban 91 casos de mujeres embarazadas a quienes se les aplicó el Artículo No. 144
del Código del Trabajo.

Durante este mismo año solicitaron empleo por intermediacion del MITRAB,
1273 hombres y 779 mujeres, de los cuales fueron colocados de acuerdo a su nivel de
calificación 249 hombres y 112 mujeres, en los siguientes sectores:

Sector económico 10
Sector agropecuario 5
Industria 152
Electricidad 1
Construcción 8
Comercio 31
Transporte 5
Banca y Finanzas 12
Servicios 144
Gobierno Central 3

2.- Datos de la Corte Suprema de Justicia:

En la Corte Suprema de Justicia, el procedimiento para obtener información


estadística referida a los juicios laborales, sometidos por las mujeres trabajadoras ante los
Tribunales Laborales, ese encuentra altamente burocratizado y se maneja como una
información altamente secreta.

Por otro lado, de haber sido posible obtener la información, esta hubiese sido
suministrada de manera general, sin distinción de sexo.

3.-Datos del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH):

El CENIDH en su informe anual , indica que para los años 1995, 1996, la
fuerza de trabajo nicaragüense enfrenta una situación sumamente difícil por las altas tasas
de desempleo. Los despidos masivos de empleados estatales continuaron en 1995 en
empresas públicas y Ministerios de Estado.
26

La generalizada problemática de despidos provocó que los trabajadores


introdujeran 91,701 demandas individuales ante las Inspectorías Departamentales del
Ministerio del Trabajo.

En síntesis, el derecho al trabajo continúa siendo uno de los más violados por
las autoridades gubernamentales y por las empresas privadas, con lamentables
repercusiones en el nivel de vida de los trabajadores.

Según el Ministerio del Trabajo y hasta agosto de 1996, los trabajadores habían
introducido un total de 7, 137 demandas individuales. El CENIDH no logró precisar a que
sectores de la economía pertenecían los trabajadores demandantes de sus derechos ante las
Inspectorías Departamentales del MITRAB.

Durante el año 1996 concluyó el larguísimo proceso de elaboración y


aprobación de un nuevo Código del Trabajo, que sustituye al obsoleto de 1945.

Aunque la nueva legislación laboral tampoco tutela de forma ideal los derechos
de los trabajadores.
27

CAPITULO III

ANALISIS COMPARATIVO DE LAS NORMAS CONSTITUCIONALES EN


MATERIA DE LA MUJER TRABAJADORA DE LOS PAISES DE NICARAGUA ,
COSTA RICA Y PANAMA.
ANALISIS COMPARATIVO DE LAS CONSTITUCIONES 28
EN RELACION A LOS DERECHOS LABORALES DE LA MUJER
EN NICARAGUA, COSTA RICA Y PANAMA

MATERIA COMPARADA NICARAGUA COSTA RICA PANAMA OBSERVACIONES

Derechos, Deberes y Art. 27. Todos somos iguales ante la ley. Art. 33. Todo hombre es igual ante la ley no Art. 20. Todos los Panameños y los extranjeros Todos somos iguales, no hay discriminaciòn por
Garantìas Sociales Estamos protegidos de toda forma de habrà discriminaciòn alguna contraria a la son iguales ante la ley. gènero ante la ley.
discriminaciòn. dignidad humana.

Maternidad Art. 74. La mujer tendrà protecciòn especial Art. 68. Se protege la maternidad de la mujer Se evidencia que la Constitucion de Costa Rica no
durante el embarazo y gozarà de licencia con trabajadora. regula nada en cuanto a la protecciòn de la
remuneraciòn salarial. maternidad a diferencia de Nicaragua y Panamà
que sì lo contemplan.

Jornadas Laborales Art. 82. inciso 5. Jornada laboral de 8 horas. Art. 58. Jornada diurna de 8 horas diarias, Art. 66. Jornadas màximas de trabajo diurna es Las Lesgislaciones de Costa Rica y Panamà
jornada nocturna 6 horas al dìa y 36 a la de 8 horas, las nocturnas no podràn exceder de establecen jornadas de 6 y 7 horas, Nicaragua no
semana. 7 horas. contempla la jornada nocturna.
Cabe la pena recalcar que en ninguna de ellas se
establece gènero para realizar estas jornadas.

Estabilidad de la mujer Art. 74. El Estado otorga protecciòn especial al Art. 68. Pàrrafo ùltimo . Al incorporarse la Observamos que Nicaragua y Costa Rica dejan
trabajadora por motivo de proceso de reproducciòn humana. La mujer madre trabajadora a su empleo no podrà ser desprotegida a la mujer trabajadora al reintegrarse
embarazo y despuès del tendrà protecciòn especial durante el embarazo despedida por el tèrmino de un año, salvo en a su trabajo, luego del nacimiento de su hijo.
nacimiento de su hijo. y gozarà de licencia con remuneraciòn salarial y casos especiales. Panamà presenta un avance significativo ya que la
prestaciones adecuadas de seguridad social. protege un año despuès de reintegrarse a su
trabajo.

Descanso programado de pre Art. 74. El Estado otorga protecciòn especial al Art. 68. La que este en estado de gravidez Nicaragua y Costa Rica no contemplan
y post parto para la madre proceso de reproducciòn humana. La mujer gozarà de descanso forzoso de 6 semanas Constitucionalmente los descansos de pre y post
trabajadora. tendrà protecciòn especial durante el embarazo procedentes al parto y 8 despuès. para la mujer embarazada. Panamà si los
y gozarà de licencia con remuneraciòn salarial y contempla por lo que consideramos que es un
prestaciones adecuadas de seguridad social. avance muy importante.
29

CAPITULO IV

ANALISIS COMPARATIVO DE LAS NORMAS DE LOS CODIGOS DEL


TRABAJO EN MATERIA DE LA MUJER TRABAJADORA DE LOS PAISES DE
NICARAGUA, COSTA RICA Y PANAMA
ANALISIS COMPARATIVO DE LOS CODIGOS LABORALES 31
DE NICARAGUA, COSTA RICA Y PANAMA EN RELACION
A LOS DERECHOS LABORALES DE LA MUJER

MATERIA COMPARADA NICARAGUA COSTA RICA PANAMA OBSERVACIONES

Lugar para amamantar a Art. 143. En el centro de trabajo donde laboren Art. 100. Todo patrono que ocupe en su Art. 114. Segundo Pàrrafo. Se determinò que en las Legislaciones la
su hijo. màs de 30 mujeres, el empleador deberà establecimiento màs de 30 trabajadoras, tendrà Todo empleador que ocupe en el local o lugar variante para el establecimiento del local para
acondicionar un local adecuado para que la que acondicionar un local para que la madre de trabajo màs de 20 mujeres, quedarà obligado amamantar a los hijos varìa en cuanto al
mujer trabajadora pueda amamantar a su hijo. amamante a su hijo. a acondicionar un local para que la madre nùmero de mujeres. Nicaragua y Costa Rica se
alimente sin peligro a sus hijos. requiere de 30 mujeres. Para Panamà solo de
20 mujeres.
Guarderìa Art. 115. Establecer guarderìa y Centros Las Legislaciones de Nicaragua y Costa Rica
Infantiles donde existan concentraciòn de no contemplan esta prestaciòn, observandose
trabajadoras. En tales centros la madre mejores logros en la Legislaciòn de Panamà.
trabajadora podrà dejar a sus hijos hasta la
edad escolar y recibir atenciòn mèdica, dietètica
y de recreaciòn necesaria.
Aborto Art. 141. Pàrrafo 3. Si se produjere Art. 96. Pàrrafo 2. Si se tratare de aborto no Art. 112. Si se tratare de aborto de parto no Las tres Legislaciones otorgan protecciòn
interrupciòn accidental del embarazo, la mujer intencional o de parto prematuro no viable los viable o de cualquier otro caso anormal de parto especial a la mujer en caso de aborto.
trabajadora tendrà derecho al descanso descansos remunerados se reduciran a la el descanso forzoso serà con las exigencias que
retribuido de acuerdo con las exigencias del mitad, bajo certificaciòn mèdica. resulten conforme a certificaciòn mèdica.
certificado mèdico.
Igual salario por trabajo Acapite XIII. Se garantiza a los trabajadores Art. 167. Pàrrafo 2. A trabajo igual, Art. 10. Se garantiza el principio de igualdad de Las tres Legislaciones contemplan la igualdad
igual. salario igual por trabajo igual en idènticas desempeñado en puestos, jornada y salario a trabajo igual al servicio del mismo salarial condicionada unicamente a capacidad y
condiciones de trabajo sin discriminaciòn por condiciones de eficiencia iguales, corresponde empleador, desempeñado en puestos, jornadas, responsabilidad, con la salvedad que Panamà
razòn de sexo. salario igual y no podràn establecerse condiciones de eficiencia y tiempo de servicio no hace distinciòn en cuanto al sexo.
diferencias por consideraciòn de sexo. iguales corresponde igual salario.

Acoso Sexual Art. 17. inciso P. Velar porque los trabajadores Art. 128. inciso 28. Manda a establecer un Nicaragua y Panamà dejan planteado sin
no sean violentados en sus derechos morales, procedimiento equitativo, confiable para resolver el problema del acoso y chantaje
ni objetos de acoso o chantaje sexual. investigar los reclamos por acoso sexual, sexual, la Legislaciòn Costarricense no
aplicando las sanciones correspondientes. contempla nada al respecto.
32

CAPITULO V

CONVENIOS DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO


RELATIVAS A LA MUJER TRABAJADORA

LOS CONVENIOS INTERNACIONALES DEL TRABAJO:

Los Organismos Internacionales, a través de convenios y recomendaciones,


tratan de establecer estos principios universales que habrán de garantizar un trato justo y
humano a los obreros de todo el mundo, y una relación armónica entre el trabajo y capital.

La Organización Internacional del Trabajo, creada para poner en práctica los


principios de justicia social consagrados en el Tratado de Versalles.

El Tratado de Versalles del 28 de junio de 1919, constituye quizás el


acontecimiento internacional de mayor importancia para el desarrollo social.

Su declaración de principios dice lo siguiente: “Considerando que una paz universal y


permanente no puede fundarse sino sobre la base de justicia social.

LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO Y LA OFICINA INTERNACIONAL


DEL TRABAJO: .

La Organización Internacional del Trabajo está compuesta por la Conferencia


General y la Oficina Internacional del Trabajo.
La Conferencia esté compuesta, a su vez por cuatro representantes de cada
Estado miembro, de los cuales dos representan a sus respectivos gobiernos, uno representa
a los patronos y el otro representa a los obreros.

Las decisiones de la Conferencia son convenios internacionales o


recomendaciones, los cuales son adoptados por una mayoría de dos tercios.

La Oficina Internacional del Trabajo tiene su sede en Ginebra y es el


organismo encargado de preparar la documentación. Su reunión es anual.

En el año 1969 cumplió 50 años de existencia contando para entonces con 121
Estados miembros de la organización.
33

LISTA DE LOS CONVENIOS RATIFICADOS POR NICARAGUA:

C001 C002 C003 C004 C006 C008


C009 C011 C012 C013 C014 C016
C017 C018 C019 C021 C022 C023
C024 C025 C026 C027 C028 C029
C030 C045 C063 C077 C078 C087
C088 C095 C098 C100 C105 C110
C111 C115 C117 C119 C122 C127
C131 C135 C136 C137 C138 C139
C140 C141 C142 C144 C146

Nota: Los convenios que aparecen resaltados a color son los que protegen los derechos de la mujer.

C.3 CONVENIO SOBRE LA PROTECCION DE LA MATERNIDAD, 1919:

Fecha de entrada en vigencia: 13/06/1921

Ratificación registrada: 12/04/1934

Este Convenio estableció derechos de mujeres trabajadoras embarazadas antes


y después del Parto.

Recibirá en ambos periodos antes y después del parto, prestaciones suficientes para su
manutención y la del hijo, en buenas condiciones de higiene.

Tendrá derecho a asistencia gratuita de un médico o de una comadrona.

Si amamanta a su hijo tendrá derecho a dos descansos de media hora para permitir la
lactancia.

No podrá ser despedida durante los periodos referidos antes y después del parto o si se
ausenta por mayor tiempo a consecuencia de una enfermedad motivada por el embarazo
o el parto.
34

C. 103 RELATIVO A LA PROTECCION DE LA MATERNIDAD.

Este Convenio se aplica a las mujeres empleadas en empresas industriales y en


trabajos no industriales y agrícolas comprendidas las mujeres asalariadas que trabajan en
domicilio.

El término mujer comprende a toda persona del sexo femenino, cualquiera que
sea su nacionalidad, edad, raza o creencia religiosa, casadas o no.
Se establecen como derechos de estas mujeres:

El descanso de maternidad, mediante presentación del certificado médico que indique la


fecha presunta del parto.

El descanso prolongado hasta la fecha verdadera del parto, aunque este sobrevenga
después de la fecha presunta, sin que la duración del descanso obligatorio sea reducida.

Las prestaciones médicas que comprenderán asistencia médica antes, durante y después
del parto.

Las prestaciones en dinero, en cantidad suficiente para garantizar la manutención de la


mujer y de su hijo en buenas condiciones de higiene y de acuerdo a un nivel de vida
adecuado.

Si una mujer lacta a su hijo estará autorizada a interrumpir su trabajo para este fin
durante uno o varios periodos cuya duración será determinada por la legislación
nacional.

Será ilegal que el empleador comunique el despido a una mujer ausente de su trabajo
en los periodos pre y post natal o por enfermedad que sea consecuencia del embarazo o
del parto.

Este convenio fue adoptado en 1952, y es una revisión del Convenio No. C003.

C.4 CONVENIO SOBRE EL TRABAJO NOCTURNO (MUJERES), 1919:

Fecha de entrada en vigencia: 13/06/1921

Ratificación registrada: 12/04/1934

Este convenio establece que las mujeres, sin distinción de edad, no podrán ser
empleadas durante la noche en ninguna empresa industrial pública o privada o en sus
dependencias con excepción de aquellas en que estén empleadas únicamente los miembros
de una misma familia.
35

A efecto del presente convenio, el término noche significa un periodo de once


horas, consecutivas como mínimo, abarquen por lo menos siete horas que comprenderán el
intervalo que media entre las diez de la noche y las cinco de la mañana.

Esta regla general prohibe el trabajo nocturno de las mujeres en empresas industriales.

C.45 CONVENIO SOBRE EL TRABAJO SUBTERRANEO (MUJERES), 1935:

Fecha de entrada en vigencia: 30/05/1937

Ratificación registrada: `01/03/1976

Este Convenio prohibe el empleo de las mujeres, de cualquier edad, en los


trabajos subterráneos de las minas, entendiéndose por minas cualquier empresa pública o
privada dedicada a la extracción de sustancias situadas bajo la superficie de la tierra.

C.100 CONVENIO SOBRE IGUALDAD DE REMUNERACION, 1951:

Fecha de entrada en vigencia: 23/05/1953

Ratificación registrada: 31/10/1967

Este Convenio establece la obligación de promover y garantizar la aplicación


del principio de salario igual por trabajo igual, es decir que debe de haber igualdad de
remuneración entre la mano de obra masculina y femenina por un trabajo de igual valor.

Término, remuneración, comprende el salario o sueldo ordinario, básico,


mínimo y de cualquier otro emolumento en dinero o en especie pagado por el empleador
directa o indirectamente, al trabajador en concepto del empleo.
Este principio de igualdad de salario deberá aplicarse según este convenio mediante la
legislación nacional, los contratos colectivos entre empleadores y trabajadores y cualquier
sistema para fijar la remuneración que sea establecida o reconocida por la ley.
Para efecto de fijar la remuneración se deberán adoptar medidas para evaluar objetivamente
el empleo que podrán ser decididas por las autoridades competentes.

C.111 CONVENIO SOBRE LA DISCRIMINACION(EMPLEO Y OCUPACION),


1958:

Fecha de entrada en vigencia: 15/05/1960

Ratificación registrada: 31/10/1967

En la parte conducente sobre discriminación en materia de empleo y ocupación,


establece “toda persona tiene derecho de obtener un empleo, ocupación y formación
36

profesional sin discriminación de sexo, raza, color, religión, opinión política u origen
social”.

El término discriminación, comprende cualquier distinción, exclusión o


preferencia basada en motivo de raza, color, sexo, etc., que tenga por efecto anular o alterar
la igualdad o oportunidades o de trabajo en el empleo y la ocupación o cualquier otra
distinción , exclusión o preferencia que tenga los mismos efectos que podrán ser
especificadas por el Estado interesado, previa consulta con las organizaciones de
empleadores, de trabajadores u otras apropiadas.

Los gobiernos deben colaborar con las organizaciones de empleadores y trabajadores para
aplicar las normas prescritas en los convenios internacionales.
37

CAPITULO VI

NORMAS RELATIVAS A LA MUJER TRABAJADORA EN DECLARACIONES,


PACTOS Y CONVENCION DE LOS DERECHOS HUMANOS , CONSIGNADOS
EN LA CONSITUCION POLITICA DE NICARAGUA EN SU ARTICULO No. 46.

DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS:

Se encuentran contemplados sin discriminación de sexo o género, el derecho al


trabajo, a la libre elección de su trabajo y condiciones equitativas y satisfactorias,
igualmente a igual salario por igual trabajo y a otros derechos laborales más., en el
Artículo No. 2.

DECLARACION AMERICANA DE DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE:

Encontramos consignados los derechos laborales, en igualdad de condiciones


ante la ley a como lo establece el Artículo No. 2, del Capítulo Primero de esta Declaración,
sin distinción de sexo, o género en los Artículos XIV, XV, XVI.

PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONOMICO SOCIALES Y


CULTURALES:

En el Artículo 2, Inc. 2, los estados partes en el presente pacto se comprometen


a garantizar el ejercicio de los derechos que en el se enuncian sin discriminación por
motivo de sexo, Artículo 7, 8, 12, Inc. B regulan derechos sobre condiciones, sobre trabajo
equitativo y satisfactorio para todos los trabajadores.

Queremos destacar que en el Artículo 7, A literal I, de manera particular


asegura a las mujeres condiciones de trabajo no inferior a la de los hombres, con salario
igual por trabajo igual.

PACTOS INTERNACIONALES DE DERECHOS CIVILES Y POLITICOS DE


LA ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS:

En este pacto se establece en la parte II, en el Artículo 2, establece en el Inc. 1


que cada uno de los estados partes en el presente pacto se comprometen a respetar y
garantizar sin distinción de sexo los principios contenidos en dicho pacto.

Los Artículos 8, Inc. 1, 2 y 3 y Artículo 22, contemplan normas laborales, por


lo tanto puede interpretarse que estas deben respetarse sin discriminación de sexo o género.
38

CONVENCION AMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA


ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS:

En esta convención en el Artículo 1, regula la no discriminación, por motivo de


sexo de los preceptos consignados en ellos, pero es uno de los pilares de esta convención de
los derechos humanos que no regula materia laboral de manera específica con excepción
del Artículo 16, que atiende la libertad de asociación en la cual, se expresa la libertad de
asociarse libremente con fines laborales.

Atendiendo estos Pactos, Declaraciones y Convenciones sobre Derechos


Humanos podemos concluir que los derechos laborales consignados en los documentos
públicos internacionales antes citados no discriminan en materia de normas laborales a la
mujer trabajadora.
39

CONCLUSIONES

Es evidente que en las legislaciones relativas a la Constituciones Políticas y Código


del Trabajo de los países, Nicaragua, Costa Rica y Panamá hacen referencia a la
necesaria igualdad del hombre y la mujer en el trabajo.

Así mismo es importante hacer ver que en las tres legislaciones se contempla la
protección a circunstancias particulares de la mujer trabajadora, referidas
principalmente a medidas para proteger la maternidad y las llamadas prestaciones de
pre y post natal , independientemente que en los países objeto de nuestro estudio existan
variaciones en cuanto al período de descanso, el principio que se sustenta es el mismo:
proteger el binomio madre e hijo para la preservación de la especie humana.

Es importante recalcar que se protege a la mujer partiendo de su propia condición


biológica, especialmente, en la legislación de Nicaragua y Panamá, en donde se prohibe
taxativamente, que las mujeres trabajen en subterráneos, subsuelo, minas, canteras e
inclusive en construcciones civiles.

Encontramos que en las legislaciones de Nicaragua, Costa Rica y Panamá se incluye


especial atención a la lactancia materna, obligando a los empleadores a acondicionar
locales para mujeres en estado de lactancia materna. La ley laboral de Nicaragua y
Costa Rica exigen 30 mujeres en cambio la de Panamá veinte mujeres lactantes.

La legislación laboral de los tres países establece principios de protección contra el


despido para las mujeres en estado de embarazo, subrayando que en Nicaragua, esta
disposición tiene rango Constitucional.

Es necesario destacar la existencia de guarderías y servicios infantiles que la


legislación de Panamá señala en sectores industriales o comerciales y el tiempo de
permiso laboral que se otorga a las mujeres embarazadas para consultas médicas.

Hay que destacar que las tres legislaciones de los países estudiados, tratan de desarrollar
principios de igualdad de remuneración por igual trabajo, al igual que tratan de
erradicar las represalias y la discriminación, tanto para la condición de mujer, como
para la condición del embarazo.

En ninguna de las legislaciones se tipifican delitos por acoso sexual laboral, ni contra la
discriminación de hecho de la mujer empleada, ni medidas precautelares para la mujer
evidentemente embarazada que no logra obtener un empleo por esa condición, siendo
este un vacío jurídico común en la legislación centroamericana.

Igualmente podemos concluir que los pilares establecidos en los convenios de los
derechos humanos consignados en nuestra Constitución, son un gran apoyo y soporte
para la defensa del derecho de igualdad en el campo laboral.
40

RECOMENDACIONES

Es recomendable incluir en el Código del Trabajo un Capítulo que contenga normas


especiales de protección para la mujer trabajadora del campo.

Impulsar en el Parlamento Centroamericano (PARLACEM), una iniciativa de ley para


configurar una especie de Estatuto Laboral de la Mujer Centroamericana, en donde se
recogan las normas de la legislación ordinaria de cada país miembro, a fin de
homologar las condiciones laborales de la mujer en la región, partiendo de las
legislaciones que ofrezcan mayores ventajas y condiciones a la mujer.

El Ministerio del Trabajo debe capacitar personal para impartir seminarios en fábricas,
comercios y el campo, sencillos y accesibles al vocabulario general, para que
conozcan los derechos y deberes que las leyes laborales contemplan, y puedan hacer
uso de ellos, sin perjuicio del desarrollo de actividades de capacitación general y sin
que necesariamente contengan un componente de género.

Es necesario que Nicaragua ratifique el Convenio de la O.I.T. No. 103 que establece la
protección de la maternidad de la mujer trabajadora, ya que el Convenio C03 solamente
protege a la mujer trabajadora en el sector industria y comercio y el C103, cubre todas
las actividades económicas.

Que el Ministerio del Trabajo retome la recopilación de datos estadísticos anuales de la


mujer en relación a empleo, causas de despido y accidentes laborales.

Disminuir el número de mujeres para el establecimiento del local para amamantar a sus
hijos, en por lo menos a veinte mujeres a como lo contempla la legislación laboral de
Panamá.

Exigir guarderías en donde exista concentración de trabajadores, tanto hombres como


mujeres que tengan hijos pequeños y que el hombre asuma al igual que la mujer la
responsabilidad .

Recomendamos que el Artículo No. 74 de nuestra Constitución que se encuentra en el


Derecho de Familia y que expresa en su párrafo “ El Estado otorga protección
especial al proceso de reproducción humana.
La mujer tendrá protección especial durante el embarazo y gozará de licencia con
remuneración salarial y prestaciones adecuadas de seguridad social.
Nadie podrá negar empleo a las mujeres aduciendo razones de embarazo ni
despedirlas durante éste o en el periodo post-natal; todo de conformidad con la
ley”, aparezca consignado en los derechos laborales.
ANEXO A
BIBLIOGRAFIA

1.- Asociación de Mujeres Profesionales por la Democracia en el Desarrollo, Las


Bujías, Los Derechos de las Mujeres en Nicaragua, Imprimátur Artes Gráficas,
Septiembre de 1996, Nicaragua.

2.- Bensadon Ney, Los Derechos de la Mujer, Impresora y Encuadernadora


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10.- Enciclopedia Multimedia, Serie #24-10-2638, Lexi-K 1.0 para Windows.


11.- Ibarrola U. Ma. Isabel, Martín Arrieta Cristina, Bello Soto Estela, La Doble
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17.- Reproducción limitada para efectos del Congreso Encuentro, Mujer, Pobreza y
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19.- Sandino Arguello, Rodolfo, Compendio de Derecho del Trabajo Nicaragüense,


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ABREVIATURAS UTILIZADAS

Arto. Artículo

FIDEG Fondo de Investigación de Desarrollo Económico Global

INATEC Instituto Nacional Tecnológico

Inc. Inciso

INEC Instituto Nicaragüense de Estadísticas y Censos

MAS Ministerio de Acción Social

MED Ministerio de Educación

MITRAB Ministerio del Trabajo

PEA Población Económicamente Activa

UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia


y la Cultura

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