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La ermita de San Cayetano (San Francisco Javier)

en el Valle de Tenoya

L. Lezcano Galindo

Hace unos meses vuelvo a leer la obra de Juan Francisco Santana Domínguez titulada
“Historia del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite; Recuperando la Memoria Histórica”.
En ella, al llegar al apartado en donde hace mención de las ermitas u oratorios particulares
que a lo largo de los años se han erigido en la zona del Valle de Tenoya bajo diferentes
advocaciones, vuelvo a pensar cual sería el lugar en el que pudieron estar ubicadas esas
construcciones, de las que pocos datos han llegado hasta nosotros y en algunos casos su
ubicación nos resulta poco menos que imposible de localizar.
Las ermitas y oratorios relacionados en la obra son:
Una ermita bajo la advocación de Santa Catalina, otra bajo la advocación de San José, una
bajo la advocación de San Cayetano; una más denominada de Bachicao-Machicao de la cual
no sabemos su advocación. (1) y por supuesto la que actualmente está bajo la advocación de
Nuestra Sra. de la Encarnación originariamente bajo la advocación de San Pedro.
De las dos últimas ya se ha escrito en algunas ocasiones, pero en este artículo, quiero
relacionar una serie de datos de una de las otras tres, que aunque menos conocida, no deja
de tener interés.
Mi intención no es otra que la de aportar datos para si en el futuro alguien quisiera seguir
indagando sobre los mismos tenga algún punto de partida.
La ermita a la que me refiero es a la denominada de San Cayetano.
La primera noticia que llega a mis manos de una ermita bajo la advocación de San Cayetano
en la zona de Tenoya, la leo en el pregón que en 1.970, Joaquín Blanco realiza durante las
fiestas a Nuestra Señora de la Encarnación. Según sus propias palabras, en el mismo
podemos leer:
“…Por amabilidad de la Srta. Aurina Rodríguez Galindo, he podido conocer desde hace
varios años dos documentos referentes a una desconocida ermita situada en Tenoya,
un poco más debajo de la actual iglesia, en el callejón, punto central entre Tenoya y las
casas de Guillén de Ayala, la Casa Ayala de hoy. Se trata en ellos de la fundación y de la
dotación de objetos de culto, retablo e imágenes de una ermita bajo la advocación de
San Cayetano. Ambos son documentos de la segunda mitad del siglo XVII, y dan como
situación de ella, la finca que actualmente poseen los Sres. Curbelo por aquella zona…”
(2)

También en la obra antedicha del doctor Santana Domínguez, nos aparecen algunos datos
más concretos:
“…Antes de esas fechas, concretamente en el año 1691, en el testamento del Capitán
Francisco Hernández de Vega se mandan a decir varias misas impuestas sobre su
Cortijo de tierras labradías “de pan sembrar” que tenía en el Barranco de Tenoya “en
donde dicen Martín de Vera” con su día de agua correspondiente.
Nos seguía diciendo que “…era su ánimo el fabricar una ermita con la advocación de
San Cayetano en mis tierras de Tenoya, donde dicen la Montañeta, junto al Camino Real
que va a Arucas, y las cien misas de esa capellanía se han de decir en dicha Ermita de
Señor San Cayetano…. Los domingos y días de precepto para que los vecinos y
caminantes tengan el consuelo, y de no hacer yo en vida dicha Ermita lo hagan mis
hijos.” (3)

Sinceramente, creo que esta ermita bajo la advocación de San Cayetano no la llegaron a
edificar los hijos del capitán Hernández de Vega, ya que en su testamento de dicho capitán,
redactado en 1700, deja constancia de un nuevo deseo consistente en que sus herederos
construyan una ermita en el mismo lugar que comentaba en 1.691, pero en este caso bajo otra
advocación, la de San Francisco Javier. (Había cambiado de opinión sobre la advocación).
“…Declaro que he tenido gran deseo y voluntad de fabricar una ermita erigida a la
Asunción de Nuestra Señora y al apóstol de las Indias San Francisco Javier para seguir
la promesa, mando que después de mi fallecimiento, mi hijo y heredero la fabrique en el
Valle de Tenoya, donde llaman la Montañeta…” (4)

Ahora, si, fabricaron una ermita bajo la advocación de San Francisco Javier y la ubicación de
la misma como veremos estaba en lo que actualmente se conoce como San Francisco Javier
(barrio perteneciente a Arucas), justo encima de la curva que se denomina la “Vuelta de las
Grillas”, noticia confirmada por varios autores.

En un principio Jacinto Hernández, había designado que:


“…la hechura de San Francisco Javier se haga de taller y de tres tercios de alto menos
la peana y de la misma postura y dorado de la que está en el Colegio de los Padres
Jesuitas de esta Ciudad…” (5)

Pero con posterioridad, en codicilo a su testamento redactado el 1 de julio de 1703, declara


que es su voluntad que se hagan en un principio al menos un cuadro y las imágenes de otras
dos advocaciones:
“…sólo un cuadro de Ntra. Sra. de la Ascención y a un lado San Nicolás de Bari y a otro
San Francisco Javier a quien esta tengo consagrada…” (6)

Esa disposición testamentaria es llevada a la práctica por sus herederos y la ermita se erige
como era su deseo, pero debido a que las imágenes no se realizaron en las fechas
estipuladas aunque iba a estar bajo la advocación de San Francisco Javier se entronizó a San
Nicolás de Bari, según nos relata el actual cronista oficial de la Arucas, don Pablo Jesús Vélez
– Quesada (en su trabajo titulado “Tarha rehuc” publicado dentro del Tomo 1 de las “Crónicas
de Canarias”; 2005):
“…Luego, elevando la mirada, vemos allá, más lejos, San Francisco Javier, que tomara
el nombre de la antigua ermita, que consagrada a dicho santo construyera allí, hacia
1690, el capitán Francisco Javier Hernández de la Vega. Como anécdota, por demás
veraz, por error en la prioridad de encargos de imágenes para la misma, se entronizó
inicialmente una imagen de San Nicolás de Bari, constando eclesiásticamente como
dedicada a su advocación. En 1717 llegó la talla del titular San Francisco Javier,
deshaciéndose el entuerto, pasando la de San Nicolás a la parroquial de Arucas….”

En las “Constituciones y nuevas adiciones synodales del Obispado de las Canarias”,


redactadas en 1.737 por el Obispo don Pedro M. Dávila y Cárdenes, al hablar de la parroquia
de Arucas leemos que la jurisdicción de la misma:
“…Tiene seis ermitas, que son la de San Francisco Javier en lo alto del barranco de
Tenoya, la de San Sebastián, y la de San Pedro que están en la población, la de Nuestra
Señora de los Dolores en el Trapiche, la de San Andrés en la costa y la de la Santísima
Trinidad en el barranco de Azuage…”

Por lo que vemos, la ermita estuvo en pie durante unos ciento y pocos años, ya que a
mediados del siglo XIX sólo se apreciaban sus ruinas, tal y como se desprende del artículo
que aparece en la revista de publicación anual denominada Arucas, en concreto la que con
motivo de las fiestas de 1.946 se edita, en la que Carlos Medina Matos nos dice:
“…En 1.720 en la parte del Valle de Tenoya que quedó perteneciendo a la Parroquia de
Arucas, después de la división parroquial al erigirse la de San Lorenzo en 1.683 un
señor llamado Francisco Hernández construyó una ermita en honor a San Francisco
Javier, la cual estaba ya sin techo al pasar frente a ella el beato Antonio María Claret el
14 de julio de 1.848”.

En otra de las obras del mismo autor, denominada “El cólera en la isla de Gran Canaria”,
publicada en 1.961, de nuevo nos hace alusión a esa situación de ruina en los siguientes
términos:
“..- Esto que se ve a la izquierda parece una ermita medio derruida -dice don Matías.
- Si, la Ermita de San Francisco Javier, de ella tomó nombre este caserío que se ve por
aquí don Andrés..”

Este mismo hecho también es confirmado por otro cronista de la Ciudad de las Flores, don
Juan Zamora Sánchez en un artículo periodístico aparecido el 27 de noviembre de 1.971 en el
desaparecido “El Eco de Canarias”:
“…otro sacerdote don Juan Mateo Castro, llevó a cabo en aquella ermita una importante
refacción o reparación, ya que se había desmejorado mucho al paso del tiempo. Es por
tanto, una de las más antiguas de las que se erigieron en los ámbitos de nuestro
término, pues la de San Francisco Javier, surgió en 1703, por deseos del capitán don
Francisco Hernández Vega, y ya estaba en ruinas a mediados del siglo XIX; la de San
Pedro de Bañaderos data de 1877-78; la de San Isidro de Cardones, de 1894.”

Hasta aquí los datos que hemos podido recopilar y que podemos definir como históricos de
dicha ermita, pero en fechas mucho más recientes, el ayuntamiento de Arucas hace un
proyecto de restauración de lo que aparece denomina en la prensa como “el convento de los
franciscanos de San Francisco Javier”, que se quiere convertir en Museo de los Franciscanos
(La Provincia 18-03-2006).
Según leemos en el artículo, el Ayuntamiento de Arucas adquirió un inmueble en dicho lugar
con la intención de convertirlo “en un pequeño museo didáctico sobre la historia de los
franciscanos y la historia del municipio”.
Con el paso de los meses, el ayuntamiento quiere convertir el inmueble en un museo y local
sociocultural para el barrio. (La Provincia - Diario de Las Palmas 2-06-2006)
En la actualidad la edificación está ya restaurada y remodelada como local social.

Sabemos que estas notas son sólo unas pinceladas sobre la ermita de San Francisco Javier,
pero dejamos para el futuro nuevas aportaciones.
Lo que si queda claro es que lo que hace años se denominaba el Valle de Tenoya abarcaba
una zona mucho más amplia de la que todos pensamos, y como dato anecdótico podemos
decir que hemos rescatado un topónimo del siglo XVIII el lugar en donde está el casco urbano
de San Francisco Javier nombrado al principio del escrito, como “La Montañeta”

1) Santana Domínguez, Juan Francisco; Historia del Municipio de San Lorenzo de


Tamaraceite; Recuperando la Memoria Histórica”, 2006. pag.267
2) El señor Blanco seguro que definía el lugar de la ermita a San Cayetano en ese lugar de la
finca de los Sres. Curbelo, ya que en dicha finca en la actualidad existe un topónimo conocido
como la Montañeta, justo en el Callejón que nos lleva a Casa Ayala.
3) Santana Domínguez, Juan Francisco; Historia del Municipio de San Lorenzo de
Tamaraceite; Recuperando la Memoria Histórica”, 2006. pag.267.
4) Aranda Mendiaz, Manuel; El Hombre del siglo XVIII en Gran Canaria; El testamento como
fuente de investigación histórico jurídica. ULPGC; 1.993. pag. 163-164
5) Ibidem. pag. 164
6) Suárez Grimón, Vicente; La Propiedad Pública y Vinculada en el antiguo régimen. Pag.782

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