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DESPOTISMO ILUSTRADO

El despotismo ilustrado es un concepto político que se enmarca dentro


de las monarquías absolutas y que pertenece a los sistemas de gobierno
del Antiguo Régimen europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de
la ilustración, según las cuales, las decisiones del hombre son guiadas
por la razón. Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al
enriquecimiento de la cultura de sus países y adoptaron un
discurso paternalista. También se le suele llamar despotismo
benevolente o absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen dictador
benevolente.

ORÍGENES Y DESARROLLO

En la tercera mitad del siglo XVII, algunos reyes intentaron conciliar el


absolutismo con las ideas de progreso de la ilustración. Surgió así el
despotismo ilustrado, una forma de gobierno resumida en el principio
"todo para el pueblo, pero sin el pueblo". En ella, el monarca siguió
concentrando todos los poderes, pero se consideró el primer servidor del
Estado, llevando a cabo ciertas reformas para alcanzar el progreso y la
felicidad de sus súbditos.

El despotismo ilustrado se impuso en numerosos estados, como Francia


con Luis XV, España con Carlos III, Portugal con José I, Rusia con
Catalina II, Austria con José II y Prusia con Federico II. Estos monarcas
ilustrados llevaron a cabo en sus países diversas reformas:
centralizaron la administración, unificando la legislación y las
instituciones de todo el territorio; modernizaron la economía,
fomentando la agricultura, la industria y el comercio; mejoraron las
condiciones de vida del tercer estado; intervinieron en los asuntos de la
iglesia, permitiendo la venta de alguno de sus bienes o expulsando a las
órdenes religiosas que se oponían a sus principios, como los jesuitas; y
fomentaron la instrucción pública, las ciencias y las artes.

Aunque a lo largo del siglo XVIII el Estado absolutista conoció cambios


en su funcionamiento, éstos no afectaron a la estructura fundamental
del poder absoluto. Con el sistema político instaurado por las
monarquías reformistas se observa que el monarca sigue siendo el
centro de poder y no tiene obligación de justificar sus acciones, las
ideas de la Ilustración empiezan a hacerse ver entre las técnicas
políticas. El absolutismo ilustrado seguía un principio básico,
aumentando el bienestar del pueblo y dándole una educación básica,

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pero no excesiva, se conseguía que el nivel cultural del pueblo
aumentase, aumentaban las posibilidades económicas de los más
desfavorecidos.

A pesar de que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad


de su época, no pretendieron que los cambios se dieran por la vía
revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico orientado
desde arriba para educar a las masas no ilustradas. Varios monarcas
aceptaron las ideas propuestas por la ilustración y dieron origen al
absolutismo ilustrado.

Los problemas del Estado absolutista requerían de la colaboración de


hombres cualificados y con nuevas ideas, dispuestos a reformar e
impulsar el desarrollo político y económico de las naciones. El monarca
ilustrado es un soberano que acepta los principios de la Ilustración y
desea ponerlos en práctica para lograr una mayor eficacia en el Estado,
en beneficio de éste y de los súbditos.

En los Estados donde la monarquía absoluta era débil y


la aristocracia poderosa, como Suecia, Dinamarca o Polonia, la
monarquía tenía que compartir su soberanía con los estamentos
privilegiados. Por el contrario, las nuevas grandes potencias del siglo
XVIII con monarquías absolutas poderosas, como Prusia y Rusia,
crearon un ejército potente y una burocracia eficaz a lo largo del siglo.

Por otra parte, era una manera de dar una nueva imagen de las
monarquías absolutas para que parecieran una forma de gobierno más
transigentes con el pueblo, una manera de mejorar la imagen de las
Coronas ante los ojos de los Ilustrados de ideas más renovadoras y
revolucionarias.

En general, los Estados absolutos eran poco eficientes por la difícil


coexistencia entre dos tendencias antagónicas: la autonomía
corporativa de los gremios, las iglesias y los señoríos. Este sistema
político es el que hará crisis en los últimos años del siglo provocando lo
que se conoce como antiguo régimen.

GRANDES INTELECTUALES ILUSTRADOS

Toda la corriente racionalista y empirista, representada por la


Ilustración, tenía como fin la crítica del orden vigente y su
transformación en un orden adecuado a la naturaleza humana y, por lo
tanto, más idóneo para la consecución de la felicidad. Este esfuerzo se

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vio acaudillado en Francia por los filósofos más famosos de la
Ilustración: Tomas Hobbes, Charles de Secondat, barón de Montesquieu
y François-Marie Arouet, Voltaire. Ellos fueron los divulgadores
ideológicos que tuvo la burguesía en su pugna por el poder.

Tomas Hobbes
En su obra Leviathan Tomas Hobbes contribuye a nutrir las corrientes
del despotismo ilustrado, que veía al estado, como garante y tutor del
pueblo que sufría un estado de minoría de edad permanente. La
soberanía residía en el Estado representado este en el rey, quien era
responsable del bienestar de su pueblo, pero sin hacerlo participar en
las soluciones.

Charles de Secondat, barón de Montesquieu


Como presidente del Parlamento de Burdeos, Montesquieu ejerció una
considerable influencia en la formación de la conciencia burguesa que
se estaba formando en el siglo XVIII. En realidad, era un aristócrata
conservador que defendía al Parlamento como fundamento de los
privilegios políticos de la nobleza frente al absolutismo real.
El espíritu de las leyes es considerada su obra más importante y fue
el ideario político la nueva generación. En ella explica cómo las leyes
derivan de una serie de factores físicos, sociales e históricos: "las leyes
tienen sus leyes". Éstas tienen su propia grandeza, incluso frente a la
debilidad de los legisladores. Existen, según Montesquieu, tres formas
de gobierno (republicana, monárquica y despótica), y la mejor será
aquélla en que estén separados los tres poderes: legislativo (el que hace
las leyes), ejecutivo (el que las hace cumplir) y judicial (el que dictamina
la justicia).

El poder legislativo debía estar en las asambleas parlamentarias


(formadas por la aristocracia), que actuarían además como
intermediarias entre el ejecutivo (monarca) y el resto de la nación.
Montesquieu fue el proclamador en el continente de las ideas políticas
del filósofo inglés John Locke.

Ya anciano, desde su castillo de Fresnay, Voltaire fue el "rey" de toda la


Europa intelectual. Sus cartas llegaron a todos los salones ilustrados y
fueron leídos con avidez y admiradas. Introdujo en Francia la filosofía
de Newton con una prosa fácil y brillante. Se negó a resolver los grandes
problemas metafísicos y con su espíritu agudo trató todos los

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problemas del hombre de su tiempo. Fue el principal impulsor y
representante del Siglo de las luces. Según Voltaire, una política fuerte
es la salvaguardia de la libertad. No cree en la igualdad y le parece
beneficiosa la jerarquía social.

Considera la educación como fundamental para el progreso, pero no


debe generalizarse. En religión es deísta, es decir, cree en un Ser
Supremo, pero lo relega a la función de Creador o primer motor de la
existencia. Es además, profundamente anticlerical ("hay que tener una
religión y no creer en los sacerdotes"), partidario de las reformas
administrativas y civiles (prohibición de la tortura, de la pena de muerte
y de las detenciones arbitrarias; mejora de los repartos de impuestos;
unidad legislativa y supresión de aduanas interiores). En sus
obras Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones y
el Diccionario filosófico atacan los grandes principios de la época y
combate el despotismo y la autoridad.

Jean-Jacques Rousseau
Tanto como Montesquieu como Voltaire representaban la tendencia
racionalista de los ilustrados, pero se produjo también una reacción de
carácter naturalista, cuyo representante francés más destacado
fue Jean Jacques Rousseau. La personalidad ardiente y apasionada de
Rousseau le llevó a desdeñar los principios fríos y racionalistas de sus
antecesores ilustrados. Las primeras obras de este pensador que
alcanzaron resonancia fueron las de carácter social y
pedagógico: Nueva Eloísa y Emilio, en las que exponía la virtud de un
retorno a la naturaleza, desplegando las naturales cualidades humanas
del amor, generosidad y piedad, y abandonando la educación
intelectualista por otra basada en los conocimientos físico - naturales y
artísticos.

Sus opiniones religiosas son menos audaces que las de Voltaire y


Diderot, no así sus ideas políticas, que expone en El discurso sobre la
desigualdad y en El contrato social. El hombre, para Rousseau, es
naturalmente bueno, pero la civilización lo corrompe. La iniquidad
comenzó con el primero que dijo "eso es mío", dando origen a la
propiedad, y con ella a esta sociedad. El "Contrato" es un pacto mutuo
que une a un hombre (el gobernante) con todos (los gobernados). El
régimen perfecto es el democrático, en el que todos los ciudadanos

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participan de la soberanía, que es la ley como resultado de la voluntad
general. La libertad no es más que la obediencia a estas leyes.

CONSECUENCIAS

Este sistema, visto como una etapa madura del absolutismo


monárquico, decayó en los últimos años del siglo XVIII. Las ideas de la
Ilustración, adoptadas por estos monarcas, fueron también la mecha
que prendió en los sentimientos de las clases desfavorecidas -en
especial la burguesía, que cobraba mayor relevancia- para combatir a
un sistema absolutista voraz y generador de desigualdad social, y
encaminarse hacia un gobierno constitucional.

ABSOLUTISMO
El absolutismo es una forma de gobierno en la cual el poder del
dirigente no está sujeto a ninguna limitación institucional que no sea la
ley divina.1 Es un poder único desde el punto de vista formal,
indivisible, inalienable, intranscriptible y libre. Los actos positivos del
ejercicio del poder (legislación, administración y jurisdicción) se
apoyaron en la última instancia de decisión: la suprema monarquía,
emanando de ella, no estando por encima si no por debajo.2

En términos kantianos el poder absoluto consiste en que "el soberano


del Estado tiene con respecto a sus súbditos solamente derechos y
ningún deber (coactivo); el soberano no puede ser sometido a juicio por la
violación de una ley que el mismo haya elaborado, ya que está desligado
del respeto a la ley popular (populum legis)".[cita requerida] Según Bobbio,
esta definición es compartida por todos los naturalistas como Rosseau o
Hobbes.3

Abarcó los siglos XVI, XVII, XVIII y la primera mitad del XIX, cuando las
revoluciones burguesas de1820, 1830 y 1848 acabaron con la
Restauración del Congreso de Viena. Como excepción a esta caducidad
del absolutismo se debe citar al Imperio ruso, donde los zares
mantuvieron su práctica hasta la Revolución Bolchevique de 1917.

La teoría del derecho divino del poder real o del absolutismo teológico
nació en Francia en el último cuarto del siglo XVI y en el ambiente de
las guerras de religión. Aunque en Europa la divinización
del monarca nunca llegó tan lejos como en Asia (donde en algunos

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países se identificaba al rey con el mismo Dios) el rey siempre tuvo
cierto poder sobre las iglesias nacionales a través del regalismo.

CAUSAS DEL SURGIMIENTO DEL ABSOLUTISMO

 Ante la necesidad de unir grandes fuerzas militares, como en el caso


de la guerra de los cien años entre Francia y el Imperio Británico, los
Estados crearon ejércitos regulares comandados por el rey y ya no
por señores feudales dispersos e incomunicados.
 La burguesía apoyaba la concentración del poder para garantizar la
seguridad (y estabilizar así la economía) dentro de todo el territorio
de un Estado.
 El protestantismo o Reforma protestante, iniciado por Martín
Lutero distanció a un Estado como Alemania de la Iglesia y
disminuyó su importancia en las decisiones del rey.
 La conquista de América llevó a países como España y Portugal a
acumular grandes cantidades de riquezas
en oro y plata(Mercantilismo) lo que demostró el éxito del sistema
absolutista, vigente en estos países, sobre sus vecinos.
 La crisis de la servidumbre.
 Razones de orden jurídico. El Absolutismo fue justificado por los
juristas de la época como una forma de reunir bajo un sólo
ordenamiento, las distintas legislaciones de cada pueblo, ciudad, etc.
PRINCIPIOS BÁSICOS DEL ABSOLUTISMO

 El poder es de carácter divino: la autoridad del Rey fue designada


por Dios y solo a éste le debe rendir cuentas.
 La iglesia quedo suspeditada al monarca o bien como un poder
aparte.
 El rey tiene un trato paternal con el pueblo.
 La autoridad del rey es absoluta, no debe pedirle permiso ni
al Parlamento (cortes o estados generales) ni a los nobles para tomar
decisiones.
 La autoridad del rey está sujeta a la razón.
 El rey es la ley.

Razón de estado

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El gobernador absolutista debe regirse sin criterios para lograr el poder,
bienestar del pueblo y la riqueza del Estado.

EVOLUCIÓN DEL ABSOLUTISMO

El absolutismo tuvo un largo proceso de evolución2 ligado al


surgimiento de los estados modernos. Desde principios del S. XV hasta
la primera mitad del S. XVI existió una primera fase o período del
absolutismo llamado absolutismo en formación.

Esta primera etapa se caracterizó por la tendencia a la concentración


progresiva del poder en manos del monarca, aunque todavía existían
unas limitaciones muy claras. En el Siglo XV el Papado obtenía gran
prestigio y la Iglesia sería la rectora de la vida intelectual y moral. Por
entonces la Iglesia había alcanzado el ESPLENDOR, la cima del
prestigio espiritual e intelectual.4 [En general podía considerarse a las
mayorías como ‘gente religiosa’. Por ejemplo, los comerciantes
demostraban su preocupación por la moral].5 Asimismo, hasta el Siglo
XV (cuando tenía influencia sobre del Imperio) la Iglesia había logrado
prohibir completamente el interés en los préstamos (Lv 25:37; Ez 18:8-
13). Los sucesivos Concilios corroboraron su prohibición, incluso si éste
era moderado (ningún cristiano podía ser banquero)6

Papados como el de Nicolás V (el Papa de la concordia) posibilitaron la


reconstrucción de su influjo en la Cristiandad. No solo por las enormes
obras que se realizaron, sino por los evidentes logros de tipo espiritual.
(Se firma un tratado paz en Lodi (abril de 1454), otro con Florencia en
agosto de ese mismo año. Se forma la "Liga itálica" (otro acuerdo general
de paz) en marzo de 1455.

El sucesor (Eneas Silvio Piccolomini), Pío II, otro humanista de


extraordinario prestigio, también era ardiente defensor de la Monarquía
pontificia. El evidente triunfo del Pontificado reposaba, en gran parte,
en el prestigio personal de los líderes (Papas) que lo habían encarnado
durante estos años.7

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del S. XVI y ya hasta finales


de la Edad Moderna, los monarcas lograron deshacerse del
intervencionismo de los poderes tradicionales y centralizaron el poder
en sus manos, dando inicio a una segunda fase o período del
absolutismo llamado absolutismo pleno. En dicha segunda etapa
existieron dos subperíodos: el primero, llamado subperíodo

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de absolutismo compartido y que se extiende hasta finales del S. XVII,
donde estallaron todo tipo de revueltas y contestaciones (como
las Frondas en Francia, la Revolución Inglesa, la Sublevación de
Cataluña o la independencia de Portugal); y el segundo, llamado
subperíodo deabsolutismo maduro, el cual es el modelo ejemplar de
poder absoluto, consagrado como arquetipo la Francia de Luis XIV.

CARACTERÍSTICAS

Las principales características del absolutismo son la existencia de una


monarquía única, vitalicia, hereditaria y supuestamente teocrática,
además de la existencia de una centralización y una concentración de
poderes, esto es, en la que el rey se legitimaba en virtud de la voluntad
de Dios. La posibilidad de revocar esa voluntad era inexistente en las
monarquías europeas, al existir la justificación teológica según la cual
Dios no cambiaba de parecer.

La principal consecuencia de la monarquía teocrática era que, al ser la


voluntad de Dios la que elegía al monarca, éste se hallaba legitimado
para asumir todos los poderes del estado sin más limitación que la
propia ley de Dios. De acuerdo con Richelieu, que teorizó sobre el
absolutismo durante una época plagada de disturbios, los súbditos del
monarca, incluyendo a los nobles, debían limitarse a obedecer los
designios del mismo, concibiendo las relaciones entre el poder y el
pueblo como unas relaciones verticales, de total subordinación.
Richelieu argumentaba que sólo así podía el monarca garantizar el
bienestar del pueblo, y asumía la teoría platónica de que la justicia del
Estado se basaba en que cada parte se dedique únicamente a su
cometido y evite mezclarse en los asuntos de las demás.

En la práctica, no obstante, esta opinión tan extrema fue irrealizable: en


el contexto europeo, la monarquía absoluta había evolucionado desde el
feudalismo, por lo que en la práctica sobre la voluntad del monarca
pesaban multitud de limitaciones de índole feudal, como privilegios
nobiliarios y eclesiásticos, estatutos seglares y territoriales, fueros,...
Así, en la teoría absolutista europea, tal y como la analiza Montesquieu,
aunque el monarca dictaba todas las leyes de acuerdo a sus intereses,
que se confundía con los del Estado, los grupos privilegiados, esto es,
los nobles, se erigían en consejeros y ayudantes directos del rey en
sus decisiones. Los tribunales de justicia (los "parlamentos" en Francia),
aparecían como una administración relativamente independiente, y el

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Estado absolutista se concebía como un estado de leyes, lo que lo
distinguía de una tiranía.

El manejo de la religión:

En principio, de acuerdo con la teoría absolutista el Rey debía manejar


los hilos de la iglesia y ser el jefe temporal de la misma. En la práctica,
de nuevo, el poder de la iglesia era demasiado grande como para tomar
sus riendas de manera tan radical, y aunque algunos monarcas
como Enrique VIII de Inglaterra, consiguieron hacerse con el control
absoluto sobre la misma, la mayoría de las monarquía europeas
mantuvo su influencia sobre la Iglesia de una forma mucho más venal y
sutil.

En el caso de las naciones católicas reconociendo tácitamente la


supremacía del papado en cuestiones religiosas. No obstante, monarcas
católicos como Carlos V habían obtenido el Patronato Regio, lo que les
permitía el manejo, supervisión (e incluso nombramientos) en la Iglesia
de su jurisdicción imperial.

“Como sabéis, el derecho de patronazgo eclesiástico nos pertenece en


todo el Estado de las Indias... Las dignidades, canonjías, raciones,
medias raciones de todas las iglesias catedrales de las Indias se provean
por presentación hecha por nuestra provisión real, librada por nuestro
consejo Real de las Indias, y firmada de nuestro nombre... Ordenamos y
mandamos que este derecho de patronazgo siempre sea reservado a Nos
y a nuestra Real Corona, ...y que ninguna persona secular ni eclesiástica,
orden ni convento, religión o comunidad ...por cualquier ocasión o causa,
sea osado a entrometerse en cosa tocante al dicho patronazgo real, […]”
[Real Cédula de Felipe II acerca de los derechos Patronales sobre
todas las Iglesias de las Indias, del 1º de junio de 1574]

Economía:

Se imponía una economía mercantilista en donde la riqueza del Estado


estaba respaldada por metales preciosos como el oro y la plata. Todas
las medidas económicas se centraban sobre todo en garantizar e
incrementar los ingresos del Estado, de ahí la necesidad de controlar
todos los aspectos, a fin de potenciar al máximo la capacidad
recaudatoria del Estado.

La economía estaba tremendamente regulada y sometida al control real,


y aun rezumaban privilegios y leyes feudales: exenciones fiscales para la

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nobleza, el clero, y algunos gremios, monopolios comerciales
(Compañías de Indias,...), fundación de manufacturas reales... La
sociedad, estamentada, conocía pocas formas de ascenso social, salvo la
entrada en el clero o la pertenencia a los grupos de banqueros-
mercantes (monopolios) que podían obtener riquezas rápidamente y
comprar cargos venales al servicio del rey (nobleza de toga,...).

Este régimen, para poder funcionar y asegurar su continuidad, debía


contar con un ejército que apoyara incondicionalmente al rey, para a su
vez apoyar y mantener el sistema monárquico en orden y controlar
cualquier tipo de revueltas contra éste. Las revueltas dentro de los
regímenes absolutistas europeos, aunque hoy en día olvidadas, fueron
relativamente comunes. El régimen debía contar con una burocracia,
con ministros y funcionarios públicos cuya supervivencia en el cargo
dependía únicamente de la voluntad del monarca, y que estaban a
cargo del correcto funcionamiento de la Administración, para que así se
mantenga el poder monárquico.

Un grupo de embajadores se encargaban de los tratados comerciales, de


guerra, y matrimoniales, ya que todos los reyes europeos se casaban
entre ellos para asegurar las coronas reales. A partir del fin de la
Guerra de los Treinta Años, el concepto de equilibrio de poder dio un
nuevo impulso a los ministerios de asuntos exteriores, y las embajadas
dejaron de ser enviados informales para adquirir auténtica relevancia
dentro de los regímenes absolutistas. La clave para el sostenimiento del
régimen era la construcción de un sistema tributariofuerte que pudiera
mantener en pie todos los gastos del Estado y del monarca, así como
también la flota, el ejército y la burocracia. Sus instrumentos iban
desde la recaudación de impuestos directos, indirectos y extraordinarios
hasta el establecimiento de Compañías comerciales (Compañías de
Indias), o manufacturas reales cuyos beneficios pasaban a engrosar las
arcas del estado. En resumen, el objetivo del absolutismo es la
concentración del poder del estado y monopolio de la autoridad en la
persona del rey.

FUNDAMENTOS TEÓRICOS

Jean Bodin (1530 - 1596) considerado el gran intelectual el Siglo XVI


sostenía que el monarca debía gobernar sin necesidad de ningún
consentimiento ajeno.8

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Jacobo I, en su libro "Verdadera ley de las monarquías libres" (del año
1598) consideraba al rey como lugarteniente de Dios.

Thomas Hobbes (1588-1679) sería el teórico por excelencia del


absolutismo político del siglo XVII. En su obra Leviathan escribió: “las
naciones prosperan bajo una Monarquía, no porque tienen un príncipe,
sino porque le obedecen”

Jacques Bossuet (1627-1704) consideraba que la monarquía era la


forma de gobierno más natural, sobre todo si es hereditaria. Era
"sagrada" y absoluta. En su obra ‘Política sacada de las Sagradas
Escrituras’ escribió que el rey representa a la Majestad divina: “En los
reyes… estáis viendo la imagen de Dios”.9

Para el historiador R. Mousnier, la monarquía absoluta es el resultado


de la rivalidad de dos clases: la burguesía y la nobleza. El rey arbitraba
el conflicto, apoyando a la burguesía y domesticando a la nobleza,
conduciendo ese conflicto a un equilibrio que aseguró su poder personal
y la unidad, el orden y la jerarquía en el Gobierno y en el Estado. Llevó
a la sumisión total y a la obediencia sin límites.

Por el contrario, según Perry Anderson, "el estado absolutista nunca fue
el árbitro entre la aristocracia y la burguesía, ni mucho menos, un
instrumento en la naciente burguesía contra la aristocracia". El
absolutismo fue en su esencia, según este historiador, un aparato
reorganizado y potenciado de dominio feudal. Fue el nuevo instrumento
de una nobleza amenazada que le permitió seguir ostentando el dominio
del poder político y mantener a las masas campesinas en la base de la
jerarquía social y a la burguesía emergente apartadas del gobierno.
Paradójicamente, dice el autor, si bien el estado absolutista fue un
instrumento para la protección de la propiedad y los privilegios de la
aristocracia feudal, los medios que empleó favorecieron
simultáneamente los intereses básicos de las nacientes clases
mercantiles y manufactureras, posibilitando el desarrollo de las
estructuras capitalistas.

LÍMITES DEL PODER ABSOLUTO

El Antiguo Régimen es el nombre que se da al conjunto de rasgos


políticos, jurídicos, sociales y económicos que caracterizaron a Europa y
sus colonias durante los siglos XVI, XVII y XVIII. El modelo político
característico es el de monarquía absoluta, cuyo rasgo central es la

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concentración de todo el poder en el rey sin control o límites de
cualquier tipo. A pesar de esto, las condiciones de la época así como
algunos elementos remanentes de la Edad Media, determinarán que en
los hechos el poder de los reyes absolutos tenga ciertos límites. Ello no
obsta que ninguna institución o persona pueda ejercer control sobre
ellos.

Estos límites son:

1. La Ley Divina Cristiana: el Rey, al igual que todos los cristianos está
sometido a los 10 Mandamientos.

2. Las Leyes del Derecho de Gentes: son aquellas disposiciones que


derivan de tradiciones antiguas, determinan cosas como la herencia, el
mayorazgo, etc. Aquellas que se vinculan al ejercicio directo del
gobierno, fueron desplazadas por los monarcas en el proceso de
consolidación del absolutismo (tal es caso del recurso a cortes o
parlamentos para la definición de ciertas medidas, en Francia, por
ejemplo, los Estados Generales dejaron de ser citados en 1614, y solo
volvieron a sesionar en 1789).

3. Las leyes fundamentales del Reino: un conjunto de normas


relativas al fundamento del Estado. Sus elementos básicos son:

 Noción de continuidad del Estado. El Estado es independiente de los


reyes; si muere el rey pasa a su sucesor.

 Ley de sucesión.

 El principio de legitimidad. El rey no podía modificar la ley de


sucesión.

 Si el rey es menor o incapaz, puede ser asistido por un regente.

 El principio de religión. La corona debía titularla un príncipe católico


(a partir de la Reforma, los reinos protestantes aplicaron este
principio).
4. El escaso número de funcionarios: aunque los regímenes absolutos
se apoyaban en una burocracia numerosa y eficiente, comparados con
cualquier Estado actual el número de funcionarios era mínimo, y
completamente insuficiente para que las determinaciones del monarca
se cumplieran efectivamente.

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5. Las limitaciones del sistema de caminos: en la Edad Moderna los
caminos transitables, los puentes y los canales eran muy escasos, la
velocidad de comunicación era la del galope del caballo, por ello las
disposiciones del rey demoraban en llegar a destino, incluso muchas
veces lo hacían cuando ya eran inaplicables. En el caso del sistema
colonial, se aplicaba muchas veces la fórmula “se acata pero no se
cumple” para aquellas disposiciones cuya aplicación no era pertinente
en las colonias.

6. La persistencia de aduanas internas y derechos señoriales: como


remanente de la dispersión del poder en la época feudal y el proceso de
unificación de los Estados todavía inconcluso, persistían algunas
aduanas internas. Del mismo modo, algunos nobles conservaban
privilegios especiales como herencia de la época feudal.
PROPONENTES DEL ABSOLUTISMO

 Luis XIV de Francia


 El cardenal Richelieu, ministro principal de Luis XIII de Francia
 Felipe V de España
 Carlos XII de Suecia
 Jacobo II de Inglaterra
 Carlos II de Inglaterra
 Federico Guillermo I de Prusia
 Pedro I de Rusia
 Fernando VII de España
 Gustavo III de Suecia
 Carlos VI de Austria
EL EJEMPLO FRANCÉS

El ejemplo más característico de una monarquía absoluta es el de la


monarquía francesa, que demuestra asimismo cómo lograr hacer caer el
régimen feudal no fue tan sencillo.

La Francia en el siglo XV era un mosaico de regiones con distintas


tradiciones, privilegios y regímenes legales. La tendencia de la
monarquía francesa a centralizar el poder aparece sobre todo tras el fin
de la Guerra de los cien años. Tras la invasión inglesa y la derrota de la
vieja nobleza en la batalla de Agincourt, su prestigio queda seriamente
dañado, algo que es aprovechado por los monarcas franceses para

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incrementar su influencia y poder. Hasta entonces, los reyes de Francia
habían sido considerados como un primus inter pares por parte del
resto de la nobleza francesa, y su influencia real se limitaba a los
territorios patrimoniales de la casa Capeto, esto es, la Île de France. El
primer monarca en desarrollar la tendencia centralista fue Luis XI, que
se sirvió de múltiples intrigas para extender su autoridad por todos
aquellos territorios que conformaban la Francia del siglo XVI. Sus
sucesores continuaron esta política, que pasó con reducir la potestad de
los nobles en sus señoríos jurisdiccionales y el desarrollo de una
administración centralizada. Sin embargo, esta tendencia chocaba con
importantes problemas de comunicaciones: comúnmente, las órdenes
reales no llegaban en tiempo y forma a todos los rincones de Francia, y
por lo tanto el poder en los señores locales se veía favorecido. El
nombramiento de gobernadores locales y el control férreo sobre le
nombramiento de cargos públicos tendió a reducir la influencia de los
nobles locales a favor de la del Rey, aunque generó toda una casta de
nobles de toga que compraban cargos públicos para luego beneficiarse
de ellos a costa del Rey.

En cuanto a la economía, como en cualquier régimen absolutista, era


mercantil y el monarca intervenía en ella activamente. En lo que a la
sociedad se refiere, ésta estaba divida en órdenes o estamentos,
entendidos como la condición social y política de índole colectiva que se
define por un conjunto de libertades. A lo largo del siglo XVI los
sucesivos monarcas incrementaron su influencia, pero de ellos se
esperaba que actuaran siguiendo la ley divina y el derecho natural, esto
es, que respetaran las costumbres feudales.

A lo largo del siglo XVII o de los Ministerios, como es llamado en Francia


ya que gobernaron dos primeros ministros en vez de un rey,
Richelieu y Mazarino, la autoridad real tiende hacia el centralismo, y el
absolutismo se apuntala: se uniformizan impuestos, se restringe la
autonomía de los Parlamentos provinciales, se integran en Francia
territorios hasta entonces independientes como Navarra, la Lorena y el
Bearn, se desarrolla la administración central, se reforma el ejército y se
profesionaliza,.... Sumida en una profunda crisis económica y en medio
de grandes revueltas tales como la rebelión campesina de
los Croquants o la rebelión aristocrática de La Fronda, que debilitaron
en apariencia la autoridad del Rey, a la larga el triunfo de éste sobre los

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rebeldes apuntaló el absolutismo, y para cuando Luis XIV alcanza la
mayoría de edad, la autoridad del monarca es indiscutible.

Luego de la muerte de Mazarino, Luis XIV instaura su gobierno


personal y pasa por arriba de todo lo existente y se impone nombrando
a los ministros de su preferencia para que realicen las funciones vitales,
que acompañados por un pesado sistema burocrático sin pocas
innovaciones, hacen de lo que será la vida de Francia en aquel
entonces.

En cuanto a su plan económico, se tiene una economía basada


eminentemente en la agricultura, con predominio del sistema de origen
feudal, con aduanas y con altos impuestos que pueden ser pagados en
especias o en diezmos según lo cosechado por los campesinos. Cuando
hay malas cosechas, el país pasa hambre, pero los muchos impuestos
no se reducen pues deben sufragar las continuas guerras del monarca
así como el lujoso estilo de vida del éste y de la corte. Para sostener en
parte los gastos de la corte se crean las manufacturas reales de la mano
de Colbert, destinadas a satisfacer la demanda de productos de alto lujo
por parte de la nueva burguesía y las demás casas reales. Sin embargo,
los trabajadores siguen ordenados en gremios según el oficio y con
escasa conciencia capitalista.

En lo social, Francia contaba con una sociedad altamente estratificada


en la época y con privilegios sólo para los nobles y los clérigos, que los
distinguían en cuanto a la ley y a los tributos. Los no privilegiados,
entre los que se incluían los campesinos y el Tercer Estado, estaban
sometidos a todos los gravámenes y se encontraban bajo el imperio de
una ley mucho menos benevolente. De ellos se esperaba que
obedecieran y respetaran a los otros dos estamentos, a los que en
realidad sostenían económicamente.

CONSECUENCIAS DEL ABSOLUTISMO

 El surgimiento de la Ilustración
 El ascenso de la burguesía
 La revolución francesa
Conclusión
El período absolutista se caracterizó por gobiernos dirigidos por una
persona que no responde de sus actos ante sus súbditos, con
desigualdades sociales muy pronunciadas. La crisis del absolutismo

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trajo aparejada una época de cambios radicales en las formas de
gobierno, como la revolución estadounidense y la francesa, (orígenes de
los sistemas democráticos contemporáneos).

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