Você está na página 1de 2

Manuel Alberto Torres Núñez

Problemas colombianos
Artes liberales semestre III
Profesor: Lisandro Soto

El uróboro de la violencia
El humano a lo largo de la historia se ha caracterizado por su instinto de supervivencia
mezclado con una maldición o bendición: la razón. Una razón que usa el libre juego de facultades
para emitir un juicio, además, de una percepción sobre la propiedad, la vulnerabilidad, el
territorio, la guerra, la violencia, aparte del más relevante: su percepción sobre el otro, el amigo,
el enemigo. Dentro de este marco es importante señalar la tesis planteada por Carl Schmitt ‘’la
política es la distinción entre amigo/enemigo’’ donde siempre esta la posibilidad de la guerra
dentro de una unidad política, llámese Estado, iglesia, entre otros. Una vez, la guerra se forma
(entiéndase guerra como el extremo de la enemistad) la unidad política desaparece, es decir, no
existiría un estado de guerra. Esta distinción es compleja, determinista. Pone al hombre como
un ser totalmente dicotómico.

Mediante este planteamiento existe la tesis, en Colombia, sobre la ausencia de Estado.


Para ilustrar, esta nación ha estado en una constante guerra, que podría entenderse por medio
del problema de apropiación ilegal de tierras, o, por la falta de tolerancia a pensamientos distintos
a alguno hegemónico. Con la finalidad de no retroceder en exceso se podría iniciar desde el
levantamiento en armas por parte de las guerrillas liberales, izquierdas, campesinas e indígenas
en contra de los enemigos políticos. Sin embargo, mi comprensión frente a este levantamiento
de armas, como dije antes, data de mucho antes, paciera un ciclo que nunca cierra, o cuando
cierra muta, como un uróboro, el cual consiste en un animal mitológico que se muerde su cola
formando un círculo, mostrando una metáfora sobre la vida circular y los ciclos que nunca se
acaban, que además, cuando parecen acabarse se transfiguran. El porqué de esta analogía hace
referencia a la constante violencia que ha azotado el territorio latino, haciendo énfasis en
Colombia, debido a que pareciera que se repitieran los conflictos: desde federalistas y centralistas
hasta izquierda y derecha.

Amigo/Enemigo. Una distinción apropiada para Colombia, tan apropiada que


demuestra la falta de la unidad política. Colombia se da a entender como un territorio lleno de
enemigos que solo han dejado a su paso un millar de muertos. Una distinción que ha demostrado
una guerra cíclica, que ha dado como resultado la renovación constante de enemigos,
precisamente, por una clara ausencia de una unidad política. Con el paso de los años Colombia
ha seguido con una mutación de sus conflictos armados, hoy en día, Ivan Marquez, que en 1986
se acogió al proceso de paz con los políticos de Colombia, retorna otra vez a las armas después
de otro proceso de paz con los políticos de Colombia. Este suceso ha pasado y sigue pasando,
todo es circular y parece que la condena de un país millonario en recursos consiste en vivir en
constante guerra, formando un territorio sin algún tipo de unidad política.

El panorama es desolador: la corrupción, el narcotráfico, la guerra, las multinacionales,


el problema de tierras, los politiqueros, los hampones, los lambones, los asesinos, los
masacradores, los perpetradores, los ideólogos, siguen andando rampantes en un territorio que
tienen a su disposición para corromperlo, para llenarlo de droga, para hacer que haya guerra,
para realizarle favores a las multinacionales con la finalidad de hacer lo que se les dé la gana con
este territorio, para despojar tierras, para crear pactos con politiqueros (aclaro de cualquier país,
para convivir con el hampa lamboneándole a esta misma, para asesinarlo, para masacracrarlo con
todos sus recursos y habitantes. Esta es mi reflexión. La jerarquía de Colombia no deja tranquilo
a este territorio, mucho menos a los que lo habitan, su propósito recae en la obtención del mayor
poder posible a cualquier precio. Colombia es un territorio, NO un estado, nunca ha existido, si
bien hay una constitución, esta no ha sido implementada con la dignidad y convicción necesaria.
Colombia, territorio asesino, mezquino, banal, ignorante, millonario, tal cual su jerarquía. El
uróboro está presente, sus ciclos se renuevan: preparémonos para continuar la guerra.

Você também pode gostar