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91
LA
ESPAÑA MODERNA
JULIO 1890
n
1^ .^jf
MADRID
KSTABLECIMrENTO T I P O G R Á F I C O DE A. AVKIAi.
1.797.—SaK Bernardo, 92.
Para la reproducción de los artícu-
los con prendidos en el presente tomo,
es indispensable el permiso dal Direc-
tor de L A ESPAÑA MOÜKRMA.
l A REGENERACIÓN DEL TEATRO ESPAÑOL
*
* *
(1) Desda que me puse á escribir estas reflf xionea he venido pensando
(jue puede el lector interrumpirmelss á cada paso para decir: «¿y qué es el
pueblo de que tsnto hablas? ¡defínelo!» No, no lo deñno, porque definirlo es
false&rk:; Í-ÓIÜ se dejine las figuras geuuiétrichs. Con un poco de buena vo-
luntad bi.n claro se ve lo que es el pueblo, populus, que sustenta los pue-
blos y hace y deshace las naciones.
LA REGENERACIÓN DEL TEATRO ESPAÑOL 19
(1) Certísimo es, por otra part.% que hay impresiones que solicitan á
la acción y mueven los «fectos, aspecto en que se fij^n los rigoristas que
combatea el tea*-ro, olvidándose del otro aspecto, del expuesto arriba. No
es difícil, sin embargo, con algún estudio discernir qué impresiones y en
qué circunstancias mueven á acción y cuáles la descargan. La impresión
trágica, que tan bien estudió Schopenhauer, es de esta última clase.
Un amigo mío, desdeñador y aborrecedor del teatro, al que acusa de
enmuellecer los espíritus, defiende las corridas de toros como espectáculo
trágico liberador de los instintos sanguinarios de nuestro pueblo. Y
recuerdo que en cierta ocasión le mostraba un espectáculo vicariante de
las corridas, una sustitución de ellas, recordándole Iss famosas corridas
que en el circo de Parish daba el clown Tony Uryoe, y cómo oí á un espec-
tador, que al salir decid: «¡Bali! Ya no voy mañana á la corrida; me he
puesto ronco de gritar.»
24 LA ESPAÑA MODEENA
da, nos las presentan los artistas geniales, sean autioruos ó modernoB.
Todo lo que no sea ver en intuición es pura abstracción y alquimia, sa-
qúese de la iieología escolástica ó de la psico-fisiología.
Otro absurdo del mismo jaez es llevar el determinismo científlco al
arte, donde sólo produce monigotes, porque en la iuñnita compiejidad de
lo concreto é individual, no cabe que veamos lo determinado como t a l , y
así resultan fantoches todos esos personajes cuyos actos se prevén. Hay
fantoches de admirable mecanismo, como muchos de Stendhal, pero fan-
toches con algún que otro arranque vivo.
La función artística de la psicología es educar la visión del artista, en-
señarle á ver, afluarle la retina mental. Guando en una obra de arte apa-
rece en la superficie psicología técnica, irreducida á intuición, es que sóío
está en la superficie. La experiencia enseña que el que cita en obras de
iirte nervios, acciones reflejas, psicosis, abulias, et<;., etc., sólo las ha visto
en libro.
(1) No es mera impertinencia la de hacer notar que es un disparate el
llamar fenómenos psicológicos á los psíquicos y sociológicos á los socia-
les, Y no es impertinencia por ser tal disparate síntoma inconciente de un
errar ea que se cae á cada paso, y es el de confundir la ciencia con la rea-
lidad y dar á aquélla valor objetivo distinto de el de ésta, como cuando se
dice que la ciencia dice ó enseña esto ó lo otro. De hecho, hay gentes que
discurren como si los libras k-uiaran y dirigieran las cosas, como si la fisio-
logía hubiera inventado la digestión.
20 LA ESPAÑA MODEKNA
(1) Cliro está, lo repito, que ni Lope dejaba de ser nacional, sino más
hondamente nacional acaso que Oalderóa, iatra-naeional que diría algo
bárbaramente, ui á Oalderóa le faltó espíritu popular; pero la cosa no es
tan oscura.
'28 LA ESPAÑA MOÜEKNA
MIGUEL DB U N A M U N O .
RECUERDOS
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Josa ECHEGAEAY.
AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UN SOLDADO VIEJO
isrj^T-cr:RA.T:, I D B B O R J - A .
ros, usaban mandil de ante que los cubría desde el cuello hasta
los pies; llevaban al hombro un útil brillante y tan artística-
mente construido que era inútil en caso de necesidad. Parecían
tortugas puestas de pie. El cabo cogía con las dos manos una
sierra que sólo servía para reflejar los rayos del sol y encan-
t i r á los muchachos. Seguía el tambor mayor, mamarracho
(gigantesco, Ueuo de galones de oro ó plata y tan majo que se
hace posible el cuento del baturro aragonés, que al ver uno,
cuando esperaban á Fernando Vil eu Zaragoza, creyó que
era el Rey.
Muchos oficiales gastaban corsé ó se apretaban la cintura,
hasta necesitar desabrocharse para comer. El colosal morrión
abrumaba á todos, y era preciso guardar el equilibrio al an-
dar. Correr era imposible.
El alto corbatín de suela aserraba las orejas. Los soldados
se ponían una almohadilla ó peto, en la cual colocaban uu bol-
sillo donde guardar los cuartos si por casualidad los tenían.
El peto le suplían los sastres en el uniforme de los oficiales
i'ellenando las solapas con lana ó algodón para que aparecie-
sen abultados de pecho y se sofocasen en el verano. Cuando
se suprimieron las almohadillas en los soldados, les hacían po-
ner en su lugar las gorras de cuartel, de modo que las borlas
saliesen por debajo del corbatín. ¡Qué gran regimiento! excla-
maban los de cabeza huera al observar que las borlitas se
movían á compás.
El summun del arte militar se reducía á tales fruslerías; que
los fusiles brillasen y cantasen al manejarlos, para lo cual los
soldados raspaban las cajas y limpiaban los cañones hasta
que, adelgazándolos, reventaban al primer disparo.
En 18ái se mandó llevar unos pantalones famosos. Es lás-
tima ignorar el nombre del inventor. Se hallaban abiertos por
detrás para poder aliviarse de una necesidad sin quitarse el
correaje y la mochila. No tenían más inconveniente si no que
era difícil ponerse los botones, fácil que éstos saltasen y que
se saliese como á los chiquillos el pafial, á manera de cola de
AVENTURAS DE UN SOLDADO VIEJO 55
Entonces inventarían:
y., nos iremos los tres—les dige muy serio.—Al oirlo echaron
acorrer riéndose á carcajadas, j'permanecieron conmigo hasta
que tomaron la licencia. Cuando lo verificaron, formé la com-
pañía y pregunté á los soldados:—¿Cuál es el más bruto de
ustedes?—Fornoza—contestaron á coro.—¿Quiere usted ser
mi asistente?—le dije al bárbaro por elección.—Sí, señor. Ha-
bía sido carbonero en Anón, pueblo situado en Moncayo. Era
tan ligero de piernas como cerrado de mollera.—¿Para qué
llevas puñal? ¿No tienes fusil, bayoneta y 40 cartuchos?—le
interrogué.—Pues irá V. sin cualque herramienta—exclamó.
Pasaron veinte años; deseaba yo subir á Moncayo. Avisé
á mi antiguo asistente Fornoza, y me esperó el 13 de Agosto
de 1878 en el Monasterio de Veruela para servirme de guía.
Me vio y dijo:—¿No trae V. cualque herramienta? Paice mal
en un mandón. Pregunté á una labradora:—¿Qué imagen es
la que hay en ese p i l a r ? - La Virgen de Veruela. El cuadro
lo guardó una vieja desde que echaron los frailes hasta que
vinieron los jesuítas; más de cuarenta años. Es donde se apa-
reció nuestra Señora.—¡Miá parecida! Los curas para sa-
car cuartos—exclamó Fornoza.—No seas bruto—le interrum-
pí - ¿querías que tu mujer y tus hijas no fuesen cristianas?—
¡Rediós! Las escacharía la cabeza—replicó furioso el aragonés.
La villa de Anón, es una fortaleza del siglo xiii bien con-
servada. Por las calles corren el agua, los cerdos, las gallinas,
los chicos y las mujeres ágiles, fuertes, guapas y limpias; los
hombres, carboneros y leñadores, no se lavan jamás. Son libe-
rales para destruir los bosques, sin importarles que las gene-
raciones futuras no tengan con qué calentarse. ¿Qué hace aquel
que anda por el agua en el fondo del barranco?—pregunte á
Fornoza.—Coge truchas; si tuviera una carabina se las quita-
ba—respondió.—Eso seria robar—le repliqué. —Fornoza tiró
Tina pedrada al pescador, gritando:—¿Hay amanta? (muchas.)
El montañés no le hizo caso. Llegamos á la hospedería al po-
nerse el sol por detrás de Moncayo. La casa está pegada á un
peñasco que le sirve de abrigo. Sólo la habitan de Junio á Se-
AVENTURAS DE UN SOLDADO VIEJO 67
UN SOLDADO VIEJO.
EL PROGRESO CIENTÍFICO EN MÉJICO
A
NAHüAC, después del descubrimiento Nueva España, y
más adelante Méjico, era un pais precolombino, ha-
bitado por las razas más cultas que los heroicos aun-
que muchos de ellos crueles conquistadores, conocieron.
Habitaban en el Anahuac los olmecos y gicalaucos, des-
•^ cendientes ambos de las naciones que poblaban la antigua
Atlántida; los otomites, salvajes dedicados á la caza, en la
cual eran sumamente diestros, y cuyo lenguaje, bastante difí-
cil, lleno de aspiraciones guturales y nasales , no carecía de
abundancia ni de expresión; los taroscos, nación civilizada
que vivía en el hermoso, rico, vasto y ameno país de Mechoa-
cán, cuyos artistas excedieron á los de otras naciones, y en su
lengua, abundante, dulce y sonora, se usaba frecuentemente
la erre suave, constando sus sílabas, por lo común, de una con-
sonante y de una vocal; los mozahuis y matlazuiques, que for-
maron un Estado considerable en el valle de Toluca y fueron
sometidos á la corona de Méjico por el rey Ajayacatl; los mit-
jeques y zapotecos, ambos muy civilizados é industriosos; los
chiapaneses, gobernados por dos jefes militares nombrados por
sus sacerdotes; los tlascalcus ó teochichimecos, considerados
como una tribu de la nación chichimeca que se estableció en
Pajauhtlón, lugar situado en la orilla oriental del lago de Tez-
cuco , extendieron considerablemente sus dominios y eran
80 LA ESPAÑA MODERNA
era tan fiel observador de las leyes, que muchos autores asegu-
ran mandó dar muerte á cuatro de sus hijos por incestuosos.
Mas no sólo velaba Nezahualcoyotl por el buen gobierno
de sus Estados y el bienestar de sus subditos; dedicóse al
mismo tiempo y con gran afán al cultivo de las ciencias y de
las artes, mereciendo cumplidamente el sobrenombre de Me-
cenas del Anahuac.
Estableció Nezahualcoyotl puntos ó academias para el
cultivo de la poesía, de la astronomía, de la música, de la his-
toria, de la pintura y del arte adivinatorio; llamó á su corte á
los profesores más aventajados del Acolhuacón, y dispuso que
se reuniesen en épocas dadas para comunicarse sus invencio-
nes 6 ideas; fundando escuelas en Tezcuco para cada una de
las materias anunciadas.
El estudio de la naturaleza modificó por completo las ideas
religiosas, fundadas en la idolatría de sus mayores, conven-
ciéndole que de todo cuanto prescriben y afirman los cultos
dogmáticos por el conocidos no hay más verdad que una: la
existencia de una causa primera, la materia, y una energía
que evolucionando ha dado lugar á esa serie prodigiosa de
maravillas que bajo el nombre de universo conocemos.
Esta causa primera fué el Dios á quien adoraba desde el
fondo de su alma el gran rey Nezahualcoyotl. Y digo que le
adoraba desde el fondo de su alma, porque las ideas cuando
nacen y emanan de las propias individualidades, cuando no
son expuestas por poder extorno alguno, se hallan dotadas de
una fuerza tal que llegan á efectuar prodigios, y dan motivo á
esas creaciones asombrosas que tanto honran á la mente hu-
mana; por eso Nezahualcoyotl compuso sesenta inspiradísimos
himnos en loor del Dios en quien su ciencia y sus talentos obli-
gáronle á creer.
Nezahualcoyotl era también un consumado astrónomo y un
profundo botánico; los conocimientos astronómicos adquirió-
los con la frecuente observación que hacía del curso de los as-
tros, y su pericia en botánica estudiando en la naturaleza, en
KL PROGRESO CIENTÍFICO EN MÉJICO 85
RAPABI> D E L O R M E SALTO.
LA PRENSA INTERNACIONAL
XIX
DIVERSIONES POPULARES
XX
EXPERIENCIAS DESGRACIADAS.
XXI
LA FUGA
XXII
XXIII
COMPLICACIONES INTERNACIONALES
xxrv
MOVIMIENTO ELECTORAL.
XXV
ACONTECIMIENTO TRISTÍSIMO
XXVI
XXVII
UN DÉFICIT ENORME
XXVIII
NOTICIAS DE LA FAMILIA
XXIX
* *
XXX
HUELíiA INMINENTE
XXXI
XXXII
XXXIII
COMIENZA LA CONTRARKVOLUCION
XXXIV
NOTICIAS FUNESTAS
XXXV
ULTIMO CAPITLILO
» ERNESTO.»
CRÓNICA LITERARIA
* *
*
* *
• *
E. GÓMEZ DE RAQUERO.
REVISTA INTERNACIONAL
II
III
IV
VI
VII
VIII
IX
XI
XII
SEC3hXJTSyX>A. I>.A.IiTE
CONCLUSIÓN
rimas agudas bi.^í «i. is ir-í IIIMÍ la bien fundamentaiia ea ia pofs','!, pop i-
lar románica, Aiirid^.r d^ los Ríos eii su ivseña de la «Primavera» rae la
7itup«ra vi va'Den'e, intentando reotificarla con un p;is'ije d i la «Gra-
mática cn--r,ella!):i>> de Antu io de Lebrija 'S ilfíma :Pa, 14 '2).—E-tt' pns: je
de un iihto muy raro y qn-', me es i' accesible, 'ice ssí, s pún Amador de
los Rí !í ícsp. VI:;. Do lo:< géüeros de los vers-g que están en ei. uso de la
lengu-i castellana):
«E! tati-áii>Hti-o yámbico que llaman los latinos octonario é nufstros
poptss f)'e d' romTH';e. tione recula-menlf. di»z é seis sílah}i-i: é Hamíroülo
tetrám'^tro, i)orquo tii-tie cuatro asientos; octona-io, porque tiane ocho
pie<!, Cumo en este roaiance arstijíun (-ista t-oria de L-,;brija no hice ;i:ás que
íorruViar l.-i cu vi •-v..::v:,\ó:i pre-^eii a ' a 'iiás arrüía úe las redondillas dobles
con el octonarius 6 quaternarius redu'i'ieado):
»P,( d t-ní T este verso una sílaba mtnos, quando la finnl es aguda...,
como en el •. t i,/ r^unauce:
(o) Véase lo que larg-amente contestó Amador de los Ríos á estas observrclones en el
tomo 2." de su Historia d» la Httratura Española.
LA LITERATURA CASTELLANA Y PORTUGUESA 187
(1) Rengifo (L c , pág. 44) dice: «No ha muchos años que comencjaron
nuestros poetas á glossar romances viejos, met ando cada dos versos en la
segunda de las dos redondillas. Y han sido tai. bien recibidas estas glossas
188 LA ESPAÑA MODEENA
(1) Entre los españoles casi todos, como Quintana, Reguero, Duren,
Ochoa, etc. Deppiasí. por el contrario, ha coacedido sicgular importanci
á la división en c artetas, intentando emplearlas en todos los romancrs
sin exc'pción. Donde se vio sin embarg-» oblii^ado á admitir estrofas de
seis lenglones, lo explica por una tspei.'i« de l-ceticia poétici, en cuant j
los dos versos así añadidos á la cuarteta <'se cantaban con acompaña-
mientoie guitarra y castañuelas, más de pri-^a y como entre diente? >
siendo así cubierta y aplanada esta irregularidad. La inconsistencia di
esta suposición ha sido mostrada por Alcalá-Galiano ea las notas á la In-
troducción de Deppiag (t. i, páginas xiv-xvi y pág LXXVI) aun cuando él
también esté por la división en cuartetas. Hasta t^il pu uto es esta opinión
la derecha que, como ya lo he mostrado, la cunrteta fué y signe siendo en
realidad la estrofa fuudameatal y normal de los roma ices, pudiéndose di-
vidir sin extorsión alguna según eila muchos iie ios posteriores, más líri-
cos y artísticos. Aún hay mas, y e s q u e conce'lo que á menudo, cuando
queda sobrante un pareado, éste debe agre ?ars ^ á la estrofa final (como
V. gr., en el romance del conde Alarcos que se deja dividir en cuartetas,
sin más que los dos versos quí el poeta ó el jugl-ir ha añadido como epi-
logo á l:i í'strofi üa .1: «Ací nos dé ')i)< su 2"rici-i y allá ;,a gloria cum-
• .iidi.)>) P e o el ejemplo mismo deDeppirighi mostrado del modo más
evidente cuan imprMcticable es aplicar este histema á todos los romances,
a ú n a l o s ••ntiguos populares y á ios jagUrescos, y cómo apenas puede
pvitirse, sin ayu la de 11 caeio lín, un i i'ivisióii i ,su;í'ira y caprichosa. El
editor de la impreión loadoaense de 'a colección de Depning, Sal? á, se
ha explicado ya así (t. I, páginas xii-xiii): «Oreyen lo Depping equivoca-
damente, segúíi lo expresa ea su prólogo, qu'. es de rigyr ei que el ro-
)a!>nce ca^teilaao esté diviiido ea e.^tro^:^^ de á cu i.tiO vír.-os, aloptó -•.'^ie
corte, y no resu'taiilole mu días v c e s , va e • m-.», üo de! romin'-e, dond»
el sentido qut'da completo ea el segiinio, y aua eu el primer ó tercer
verso de sus imagiuidos cuartetos, ya eu el rin, porqi^e así el romaoet'
como el sentido de cada una d< sus pa-tes, pueden tenerlo en cuslquicr
ver«o; completa á su rao lo los cuart tos -[a-í ••,ree f tlto^, agregándoles
verso-* que 'crtenecm á otro concipto ó a otro oiiembro dol periodo. De
aqui resultan muchos errores que pro lucen oscuridad y chocantes des-,
propósitos, confundiendo ei seutdo v la rima, etc.» Hasta á la nueva e.ii-
•ión se puede objetar esto, puerto que Dappiug íit persistí lo en su ma-
nera de dividir los romane s 'compir^isp, v. gr., el que empieza: «A Cala-
trava la vieja» en la división de Daj-ping con la de Salva, en el primero ie
ios cuales no se ha tenido ea cu-;nía la alteración de ia rima separando
aiuy > . Ideando ea 'los estrofas Ij que está íntimamente unido por el ré-
LA LITERATURA CASTELLANA Y PORTUGUESA 193
A. SELA.
198 LA ESPAÑA MODERNA
(1) He aqui el titulo de cada uno de los cinco libros de la obra del
Sr. Lilienfeld: 1.° La sociedad humana como un organismo real. 2.° L e -
yes sociales. 3." La psicoflsica social. 4.° La fisiología social. 5." Ensayo
de una teología natural. Un resumen en español de esta obra puede ver-
se en él Boletín de la Institución libre de enseñanza (Madrid, tomo III, pá-
ginas 27 y 37). Está hecho por el Sr. Cossio, bajo el titulo de Un libro de
sociología contemporánea.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 199
A. POSADA.
202 LA ESPAÑA MODERNA
ADOLFO POSADA.
OBRAS NUEVAS
Abril y Ochoa (J.)—La teoría del cur.'^Oii leidoB aute la Real Acade-
equilibrio político. En 8.°, 88 p á - mia de Bellas Artes de San Fer-
ginas: 1 peseta. nando. En 4." mayor, 71 p á g i -
Acüsta de Samner (S.'—Consejos á nas: 2 pes'taa—Temas: Barbieri.
las mujeres. Consejos k las seño- —La ópera nacional.
ritas, seguidos de los consejos á Bueno (AI)-Viviendo: cuentos ó
¡as madres, y cartas á una recién historias. En 8." menor, xvi-206
casada. En 8.", 175 páginas. En páginas: 2 pesetas.
tela: 2,50 pesetas. Calendario-Agenda para 1896 y
Agulló y Prats (I!.)—Sistemas h i - Guía de la Ciudad de Alcoy. En
potecarios. En 8 " m a y o r , 35 pá- 8 78 páginas y un plano. 0,30
ginas: 0,50 peseta.s. pesetas.
Aütón del Olmet (F. de) —Fanta- Calvo y Madroño (J.)—Institucio-
sías. En 12.°, 31 paginas. nes de (derecho romano. En 8.°,
Arenal (C.)—Obras completas. To- 864 páginas: 5,50 pesetas.
mo XI. La iusirucción del pue- Canalejo y Soler ( J . ) — L a foto-
blo. En 8.", o70 páginas: 3 pe- grafía ascética, por medio de los
setas. rayos Rohtgen. Eu 8.°, 93 pági-
Balaguer (V.)—Coriolantis; tragedi nas: 1,50 pesetas.
l'ran katalanskan af Doctor Go- Catálogo de la 5."^ exposición bie-
ran Bjorkmau. Stoclcholm. Sam- nal del Circulo de Bellas Artes:
son et Wallin. S. a. ^896.) En 8.", Mayo 1896. En 8.°, 62 páginas:
24 páginas y un retrato. 0,75 pesetas.
Raro (T.)—Cuentos del Ampurdán. Cobles que en Üahor del liento Sal-
En 4.°, 64 páginas: 0,75 pesetas. vador de Horta, honor de Cata-
beligerantes y neutrales; rebeldes lunya, cantava la poblé cátala eu
y amigos. Estudio de derecho in- vida de aquell varó sant. Precio
ternacional público. En 8.° ma- en pergamino, 5 pesetas; eu papel
yor, 42 páginas: 1 peseta. de hilo, 0,50.
Borra (P. A.)—Resumen de las le- Colección de disposiciones vigentes
ves naturales de la enseñanza. sobre 2." enseñanza. En 12.° , 87
En 8.0 mayor, 336 páginas: 10 páginas: 0,50 pesetas.
pesetas. Cencas y Palau (V. M.)—El combs
Biografías, artículos y datos espi- te naval del Papudo el 26 de No-
ritistas. En 8.° menor, 224 pági- viembre de 1865. En 4.°, 103 pá
nas: 1,50 pesetas. ginas y un mapa: 5 pesetas.
Boletín oficial del magisterio filipi- Diaz Rodríguez (M.)—Sensaciones
no. En 4.° mayor, 100 páginas y de viaje. En 8." mayor, 179 p á -
una lámina. ginas: 4 pesetas.
Bretón (T.) y Morphy (C. de).~Dis- Escobar y Barberán (M.)—Gula de-^
OBRAS NUEVAS 207
derno 5.", fin del Tomo I. (Pági- Repullos y Vargas (E. M ) y Alva-
nas 641 á 935). En 4." El tomo pri- rez Capra (L )—IJi-^cursos leídos
mero completo: 18 pesetas. ante la Real Acá lemia de Bellas
Orti y Lara (J. M.)—El error del Artes de San Fernando En 4.",
partido integrista. Opúsculo. Eu 69 páginas.—Tema: Lt Cíisa-ha-
4.°, 78 páginas: 1 peseta. bitación moder la de,->de el punto
Ossorio y Bernard (M.)—Cuentos de vista artí.stico.
ejemplares. Eu 4."^, 36 páginas Riva (E. de la)—1." de M tyo. El tra-
cou grabados: 0,30 pesetas. bajo y el capital > La verda i en
ídem.—Epigramas iufautiles. EQ su punto.) É;i 8.", 21 páginas: 1
4.", 38 páginas con grabados: 0,30 peseta.
pesetas. Rosseli (A.)—Desahogo. En 8.° me-
Pardo Bazáu(E.)—Obras completas. nor, 28 páginas. 1 pes.ita.
Tomo XIV. Adán y Eva (Ciclo' SeurtraíJ B)—(inii -c •••>iintica de
Memorias de un solterón. En 8. i España para el añ i 18 )6. Ea 4.",
mayor, 260 píiginas; 3,50 pesetas. 352 páginas á dos c nn n .as, con
Paz (A. -ie)—Mar ile b.italla; prosa retratos v graíi^td .s: 10 .le-setas.
y Verso. Eu 4.", 320 págiuas: 3 Torro (E. de lai —.\l.t.ia de ferro-
pesi'ta. carriles á ciairo eolnr 's cou in
Pereda (J. M. de) —Obras comple- dice alfabético de estaciones. En
tas. Tomo XVI. Al primer vuelo. 8.", 24 págiuas de Índice: 1 pe-
En 8 ° , 48'i p'lginas: 4 pesetas. seta.
Pérez Nic-va (Á.)—Los dos regalos. Vergara de Prado (A.) - P a r a todos
Eí> 4.", 31 pág'i'üas: 0,30 pesetas. los gustos. En 8.", 204 paginas: 2
Pflüger f.J.)—Tratado de estadísti- pesetas.
ca gráfica al alcance de todos- Vesteiro Torres (T.)—l'oesías. En
Ea t ", VI 135 págiuasy 15 lámi- 8 ° , 172 ;>áginas: ,'! pns -tas.
nas: 20 pesetas. Villaamil (F.)y CastelloD.^ (.J.;—In-
Prelacia á unos apuntes sobre e! forme acercad,: Ins CÜI^HS pro-
Euskira. PuMicado por El Basco. bables de la pérd'da le! Crucero
Eli 12.", 32 páginas: 0,05 pesetas. «Reina Regente». En folio, 31 pá-
Prieto Losada (C.) y Rodríguez Es- giuas.
pina (F.)—Algo sobre el desfalco Zubiria (J. M. do.) -Compendio bi-
en el ayuntamiento de Zamora. lingüe de gramática i.iglesa. En
En 8.°, 38 págiuas: 1 peseta. 8.°, 80 páginas: 2,50 pesetas.
IMDIO K
Págs.