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ISSN: 1806-2490
bibitriz@terra.com.br
Núcleo de Estudos em Saúde Mental e
Psicanálise das Configurações Vinculares
Brasil
Campuzano, Mario
La postmodernidad y su influencia en los individuos, los conjuntos sociales, la psicopatologia y el
psicoanalisis
Vínculo - Revista do NESME, vol. 6, núm. 1, junio, 2009
Núcleo de Estudos em Saúde Mental e Psicanálise das Configurações Vinculares
São Paulo, Brasil
Mario Campuzano1
RESUMO
ABSTRACT
The conformation of individuals, social groups and different science and humanities
subjects, is a social and historical construction whose determinants tend to seem
invisible and quickly ignored. The purpose of this work is to evidentiate them and
their influence on the subjectivity of man, on social groups configuration, the
appearance of new psychopathological forms on human beings and new theoretical-
technical tendencies in psychoanalysis.
RESUMEN
La nueva organización social y económica hace que muchas de las funciones antaño
propias de la familia pasen a ser cubiertas por el Estado, quedándole como espacio
privilegiado el de los cuidados tempranos del niño y, por tanto, el de la
conformación de los aspectos primarios afectivos. Es decir, dada esta distribución
social de funciones, la subjetividad afectiva queda, esencialmente, como tarea y
responsabilidad de las familias.
José Luis Romero destaca que los valores propios de la mentalidad burguesa tienen
...una uniformidad de desarrollo desde el siglo XII hasta el XIX y una caída vertical
de adhesión después de la Primera Guerra. Si se cuestiona todo es porque
fundamentalmente se están discutiendo dos problemas básicos, de los cuales
derivan todos los demás: el de la imagen de la realidad y el de la imagen del
hombre (Romero, 1987, pp. 161-162).
En otras palabras, puede continuar el reloj checador en el empleo como ejemplo del
disciplinamiento clásico pero, además de esto, la cultura, la publicidad y los medios
masivos de comunicación incitarán al consumo para alcanzar una imagen ideal
sustentada en tener un cierto tipo de automóvil (comprado a plazos, naturalmente),
usar ropa de marca (comprada con tarjeta de crédito), asistir a antros y consumir
múltiples diversiones diseñadas por la industria del entretenimiento, comprar casa
con la hipoteca correspondiente, viajar ahora y pagar después, etc. a fin de lograr
la ilusión de la libertad de consumir promovida por la Cultura y los medios de
comunicación cuando, en la realidad, sólo son expresiones de un control social
enajenante.
El “pos” de lo posmoderno tenía los ojos puestos todavía en lo que quedaba atrás y
se había declarado muerto, permitía pensar en una desaparición sin concretar en
qué íbamos a convertirnos, como si se tratase de conservar una libertad
nuevamente conquistada a impulsos de la disolución de los encuadramientos
sociales, políticos e ideológicos. De aquí la suerte que corrió. Esa época ha
terminado.
Las instituciones pierden, así, sentido o lo trastocan y dejan ser garantes sociales y
referentes simbólicos (LIPOVESTKY, 1998; ROJAS Y STERNBACH, 1997; GRUPO
DOCE, 2001).
La sociedad humana de cada etapa histórica y lugar tiene distintas necesidades que
proyecta sobre su conjunto social a través de diversos mecanismos: leyes y
reglamentos, creación de instituciones, conformación de ideales y prohibiciones, de
formas y objetivos de control social, de definición de un cierto imaginario social y de
la construcción social de una determinada realidad. Eso da lugar a la formación de
prototipos individuales generados por medio de esos mecanismos, por ejemplo, el
carácter obsesivo (trabajador, austero y ahorrativo) promovido culturalmente en la
etapa del capitalismo naciente, que estudiara Weber en su clásica obra “La ética
protestante y el espíritu del capitalismo” (Weber, 1903). El capitalismo avanzado
actual, centrado en el mercado, no requiere tanto énfasis en la producción, sino en
el consumo, y genera dos tipologías predominantes: la de los caracteres fronterizos,
influenciables y dependientes, que conforman la gran masa de la población
manipulable por los políticos, comerciantes y medios de comunicación masiva,
aquellos que Nixon - experto manipulador político - llamara “la mayoría silenciosa”,
así como la difusión de rasgos narcisistas en toda la población y la conformación en
algunos de ellos de francos caracteres narcisistas, que en un buen número de casos
son los encargados de manipular a las masas sin mayores sentimientos de culpa, de
esa culpa y esa responsabilidad tan anacrónicas en el postmodernismo. Es decir, se
promueve en la sociedad la conformación de caracteres preedípicos, caracteres
distintos a aquellos de la época freudiana que tuvieran su prototipo de consulta en
las neurosis histéricas y las neurosis obsesivas. Ahora la patología no radica en las
inhibiciones del Superyo, sino en la dependencia, impulsividad y falta de control
propias de una falta de desarrollo del Yo y el Superyo, y en la grandiosidad y
hedonismo sin límites del Self narcisista. La inhibición y el placer no suelen ser
problemas, sino la falta de realismo y de eficiencia operativa, así como la dificultad
de profundización en la visión de sí y de los otros y en la asunción de compromiso
en los vínculos afectivos. Si los antiguos imperativos sociales eran: sé responsable y
trabaja, ahora son: consume y diviértete, claro, a través de la industria del
entretenimiento para que sea rentable al sistema.
Las adicciones son ejemplo del énfasis social en el consumo, en este caso como
consumo del placer inmediato a través de distintas substancias psicotrópicas que el
mercado ofrece en fácil asequibilidad de forma legal o ilegal y que han dado lugar a
un severo problema social y de salud pública. La magnitud del problema actual,
inédito en la historia, hace claro su origen social, aunque también se sustente en
fragilidades individuales y vinculares que hay que prevenir y tratar.
Aunque en algunos casos puede haber una búsqueda tanática, lo dominante según
experiencia en la clínica es la búsqueda hedonista, la postura narcisista favorecida
por la inmediatez de efectos que da el consumo de una substancia psicotrópica, así
como su facilidad de consecución, donde no hay que batallar con esfuerzos mayores
que tener un poco de dinero para comprarla, ni aventurarse a las complejidades de
búsquedas de satisfacción vinculares y sociales; de ahí que en situaciones
avanzadas de adicción el sujeto se pasiviza, aisla y busca en las drogas las
satisfacciones que otrora buscara en el medio social. De ahí su extrema capacidad
alienante.
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Recebido em 10.12.2008
Aceito em: 09.03.2009
1
Médico, psiquiatra, psicoanalista. Miembro de la Asociación Mexicana de
Psicoterapia Analítica de Grupo (AMPAG), México, DF.