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30 Historias que persuaden a la Mente del

Público
José De Santiago

30 Historias que
persuaden a la Mente
del Público y llevan un
mensaje con Alto
Poder
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Hola.
Soy José De Santiago.

En éste reporte te comparto 30 historias


que persuaden a la mente del público; llevan
un alto contenido en el mensaje que
transmiten las historias.
NO tendrá el formato de un Libro
tradicional; tendrá el formato de un
Asesoramiento, una Guía y una
Conversación.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Iniciemos.
No escribiré una Bienvenida ni una dedicatoria. Escribiré el reto de
utilizar las 90 palabras más persuasivas en la mente del público.
Antes, debo advertirte; que las historias contadas AQUÍ, son
historias que puedes usar libremente en todas tus presentaciones;
pero para que tengan efecto y sean persuasivos, éstas historias y todas
las historias que encuentres, tengas o puedas crear, deben ser
contadas como lo explico en el Audio N° 15.

Las historias, siempre han sido parte de la humanidad. Las contaba


Buda, Cristo, King, Ghandy, y muchos empresarios y líderes del
mundo.

¿Por qué contaban historias?


Para que puedan comprender sin explicar, para que puedan asimilar
el mensaje, para crear conciencia y persuadir.

Los oyentes, aman las historias; sobre todo las historias que dejan
Grandes Mensajes.
En el Audio N° 15 de los 35 Audios de Oratoria, explico cómo contar
las historias para que sean persuasivas y efectivas.

Veamos las 30 historias…


30 Historias que persuaden a la Mente del
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José De Santiago

AQUÍ Las 30 historias

1. El Maestro precavido
El Maestro y uno de sus discípulos tropezaron con un ciego que
mendigaba sentado en la acera.

«Dale a ese hombre una limosna», dijo el Maestro.

El discípulo dejó caer una moneda en el sombrero del mendigo.

«Deberías haberte tocado tu sombrero en señal de respeto», dijo el


Maestro.

«¿Por qué?», preguntó el discípulo.

«Es lo que suele hacerse cuando se da una limosna. . . »

«¡Pero si era un ciego. . . !»

«Nunca se sabe», replicó el Maestro; «puede que fuera un


impostor».
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2. Al Mal Tiempo Buena Cara

En una de las visitas que Winston Churchill realizó a Estados Unidos


se mostró en todo momento muy optimista y de buen humor. Todos
estaban sorprendidos de ello, pues la economía inglesa atravesaba un
momento dramático.

Alguien le preguntó que por qué estaba tan alegre. Churchill comentó:
«“Cuando las cosas van mal hay que estar de mejor humor, ya que las
desgracias huyen de quienes no les hacen caso”».

3. Como El Lápiz

El niñito miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado,


le pregunto:

«¿Abuelo, estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos?
¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?»
30 Historias que persuaden a la Mente del
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José De Santiago

El abuelo dejó de escribir, sonrió y le dijo al nieto: «Estoy


escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las
palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses
como él cuando crezcas».

El nieto miró el lápiz intrigado, y no vio nada de especial en él, y


preguntó:

«¿Qué tiene de particular ese lápiz?»

El abuelo le respondió:

«Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco
cualidades que, si consigues mantenerlas, harán siempre de ti una
persona en paz con el mundo»

Primera cualidad:

Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una
mano que guía tus pasos. Esta mano la llamamos Dios, y Él siempre
te conducirá en dirección a su voluntad.

Segunda cualidad:
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José De Santiago

De vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y usar el


sacapuntas.
Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final, estará más afilado.
Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te
harán mejor persona.

Tercera cualidad:

El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello
que está mal.
Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente
algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de
la justicia.

Cuarta cualidad:

Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma


exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre
de lo que sucede en tu interior.

Quinta cualidad:
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José De Santiago

Siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo
lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consciente
de cada acción.

4. El médico que pudo haber salvado


Una vez, un niño entró en la sala de emergencia de un hospital tras
haber sido atropellado. El motorizado que lo auxilió, al solicitársele
que efectuara el depósito necesario para atender al niño, informó
que no poseía en ese momento efectivo o cheque que pudiera dejar
en garantía, pero que, si el hospital aceptase, efectuaría el depósito a
primera hora de la mañana.

La enfermera, ante la imposibilidad de ordenar que el niño fuera


atendido, fue a consultar el caso con uno de los directores del
hospital que, justamente esa noche, estaba de guardia. El doctor no
dio la orden de atenderlo, hecho que condujo a la muerte de la
criatura.

Cuando un rato después, el médico fue llamado para firmar el deceso


del niño, descubre que éste era su hijo, quien pudo haberse salvado
si hubiese sido atendido.
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5. El Anillo del Rey

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte: «Me estoy
fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores
diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún
mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total,
y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos,
para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que
quepa debajo del diamante del anillo».

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían


haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de
dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de
desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no
podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de


su padre.

La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto,
lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso
respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le
dijo:
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José De Santiago

- «No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el


mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con
todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un Sacerdote.
Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio.

Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje,


el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al
rey. Pero no lo leas le dijo, mantenlo escondido en el anillo.

Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no


encuentres salida a la situación».

- Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey


perdió el reino.

Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo


perseguían.

Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar


donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un
precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía
volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el
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trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había


ningún otro camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí


encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:

Simplemente decía "ESTO TAMBIÉN PASARÁ".

Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un


gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse
perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero
lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico
desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.

Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y


reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la
capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía
muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:

- «Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje».


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- «¿Qué quieres decir? preguntó el rey. Ahora estoy victorioso, la


gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en
una situación sin salida».

- Escucha, dijo el anciano: «este mensaje no es sólo para situaciones


desesperadas; también es para situaciones placenteras.

No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te


sientes victorioso.

No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres


el primero».

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y


nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la
muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había
desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se
había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

RECUERDA QUE TODO PASA. Ninguna cosa, ni ninguna emoción


son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y
momentos de tristeza.
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José De Santiago

Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la


naturaleza misma de las cosas.

6. Las Emociones
Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos
los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el
Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio. Todos
estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida
era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina
hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba
algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia
lograban aquietar al Descontento.

Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el


Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio
por enterada y la Pereza llegó al lugar del encuentro, todos
estuvieron presentes.
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Entonces, el Conocimiento dijo:

Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.


Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:

¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!
El Conocimiento repitió:

La isla se hunde.
¡Pero no puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
El Conocimiento casi nunca se equivoca -dijo la Conciencia dándose
cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se
hunde.
¿Pero qué vamos a hacer ahora? -se preguntaron los demás.
Entonces, el Conocimiento contestó:

Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les
sugiero que busquen la manera de dejar la isla… Construyan un
barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que
permanezca en la isla desaparecerá con ella.
¿No podrías ayudarnos? -preguntaron todos, porque confiaban en su
capacidad.
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No -dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un


avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla
más cercana.
Las emociones dijeron:

¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?


Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia, y
llevando de polizón al Miedo, que como no es tonto se había
escondido en el motor, dejaron la isla.

Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un


barco, un velero… Todas… salvo el Amor.

Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que
dijo:

Dejar esta isla… después de todo lo que vivía aquí… ¿Cómo podría yo
dejar este arbolito, por ejemplo? Ahh…, compartimos tantas cosas…
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse,
el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y
se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó
cada piedra… y acarició cada rama…
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Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar


favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:

Quizá la isla se hunda por un ratito… y después resurja… ¿Porqué


no?
Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para
revisar si el proceso de hundimiento no era reversible…

La isla se hundía cada vez más…

Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba


tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.

Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando
se hundiera un poco, él siempre podría refugiarse en la zona más
alta… Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña
renuncia nunca había sido un problema para él.

Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla… y se arrastró por
la arena… y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora
fue enorme…
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Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la


parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la
más elevada…

Y la isla se hundía cada día un poco más…

Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño…

Después de tantas cosas que pasamos juntos… -le reprochó a la isla.


Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo
firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.

Justo en ese momento, el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba


hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor
desaparecería para siempre de la faz de la Tierra…

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de


agua, el Amor se dirigió a la bahía.

Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de


todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en
llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos.
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Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones.


Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus
compañeros le comprendiera y le llevara.

Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas.


La Riqueza se acercó un poquito a la bahía.

Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la


isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude
fabricarme un bote…
Y la Riqueza le contestó:

Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no


tengo lugar para ti, lo siento… -y siguió su camino sin mirar atrás.
El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco
hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos
los colores. Llamaba mucho la atención.

El Amor se estiró un poco y gritó:

¡Vanidad… Vanidad… Llévame contigo!


La Vanidad miró al Amor y le dijo:
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Me encantaría llevarte, pero… ¡Tienes un aspecto!… ¡Estás tan


desagradable… tan sucio y tan desaliñado!… Perdón, pero creo que
afearías mi barco -y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la
Constancia, a la Serenidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al
Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un
barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.

Tristeza, hermana -le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me


abandonarías aquí, eres tan sensible como yo… ¿Me llevarías
contigo?
Y la Tristeza le contestó:

Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaaaaan triste… que


prefiero estar sola. -Y sin decir más, se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado
ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el
mar hasta desaparecer.

Entonces, se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a


esperar el final…

De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:


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Chst-chst-chst…
Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de
remos. El Amor se sorprendió:

¿A mí? -preguntó, llevándose una mano al pecho.


Sí, sí -dijo el viejito-, a ti. Ven conmigo, súbete a mi vote y rema
conmigo, yo te salvo.
El Amor le miró y quiso darle explicaciones:

Lo que pasó fue que me quedé…


Entiendo -dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.

El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la


isla. No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro
que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para
siempre.

Nunca volverá a existir una isla como ésta -murmuró el Amor, quizá
esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
No -dijo el viejo- como ésta, ninguna.
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía
vivo. Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
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Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir
una palabra, se había marchado misteriosamente como había
aparecido.

Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para


preguntarle:

¿Cómo pudo ser? Yo no lo conozco y me salvó… Nadie comprendía


que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me
salvó y yo ni siquiera sé quién es…
La sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:

Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el


dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante.
El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando
parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.
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7 Ascender con Resultados


Un ejecutivo, tenía ya como dos años trabajando en una empresa.
Era muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba
puntual y estaba orgulloso de que no haber recibido nunca una
amonestación. Cierto día, buscó al gerente para hacerle un reclamo:

- Señor, trabajo en la empresa hace dos años con bastante esmero y


estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido dejado de lado.
Mire, Fernando ingresó a un puesto igual al mío hace sólo seis meses
y ya ha sido promovido a supervisor.

- ¡Ajá! -contestó el gerente. Y mostrando cierta preocupación le dijo-


: Mientras resolvemos esto quisiera pedirte que me ayudes con un
problema. Quiero dar fruta para la sobremesa del almuerzo de hoy.
Por favor, averigua si en la tienda de enfrente tienen frutas frescas.

Juan se esmeró en cumplir con el encargo y a los cinco minutos


estaba de vuelta.

- Bien, ¿qué averiguaste? - Señor, tienen naranjas para la venta. - ¿Y


cuánto cuestan? - ¡Ah! No pregunté. - Bien. ¿Viste si tenían
suficientes naranjas para todo el personal? - Tampoco pregunté eso.
- ¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja? - No lo sé, señor,
pero creo que... - Bueno, siéntate un momento.
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José De Santiago

El gerente cogió el teléfono e hizo llamar a Fernando. Cuando se


presentó, le dio las mismas instrucciones que a Juan, y en diez
minutos estaba de vuelta. El gerente le preguntó:

- Bien, Fernando, ¿qué noticias me traes? - Señor, tienen naranjas,


las suficientes para atender a todo el personal, y si prefiere, tienen
bananos, papayas, melones y mangos. La naranja está a 150 pesos el
kilo; el banano, a 220 pesos la mano; el mango, a 90 pesos el kilo; la
papaya y el melón, a 280 pesos el kilo. Me dicen que si la compra es
por cantidades, nos darán un descuento de diez por ciento. Dejé
separadas las naranjas, pero si usted escoge otra fruta debo regresar
para confirmar el pedido. - Muchas gracias, Fernando. Espera un
momento.

Entonces se dirigió a Juan, que aún seguía allí:

- Juan, ¿qué me decías? - Nada, señor... eso es todo. Con su permiso.

Hoy en día reclamamos empoderamiento. Es decir, que los jefes


otorguen a sus subalternos la posibilidad de tomar decisiones y
responsabilidades por ellas. Pero, ¿están los empleados asumiendo
esta función de manera proactiva y automotivada? El potencial
está en las personas. Son ellas quienes deben desarrollarlo y
hacerlo conocer de los demás a través de hechos concretos.
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8. El Rey, sus 10 perros, y su siervo


El último rey de una comunidad tenía diez perros salvajes. Los usaba
para torturar y que se comiera a cualquiera de sus servidores que
cometiera un error. Uno de los criados hizo un dictamen mal y al rey
no le gustó en absoluto. Por lo que ordenó que el sirviente debería
ser arrojado a los perros. El sirviente dijo: «"Yo te serví durante diez
años; ¿y tú me haces esto a mí? “Por favor, dame diez días antes de
lanzarme a los perros"», y el rey se los concedió.

En esos diez días, el criado se dirigió al guardia que se ocupa de los


perros y le dijo que le gustaría servir a los perros durante los
próximos diez días. El guardia estaba desconcertado, pero estuvo de
acuerdo, y el criado se dedicó a la alimentación de los perros, la
limpieza, a bañarlos y con todo tipo de confort para ellos. Cuando los
diez días habían terminado, el rey ordenó que el sirviente fuera
arrojado a los perros para su castigo. Cuando fue lanzado ¡todos
estaban sorprendidos de ver a los perros voraces solamente
lamiendo los pies del criado!

El rey, desconcertado ante lo que estaba viendo, dijo «"Qué es lo que


ha sucedido con mis perros?"» El sirviente respondió: «"Serví a los
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perros sólo diez días y ellos no olvidaron mis servicios. Sin embargo,
le serví por diez años y usted se olvidó de todo, en mi primer
error!"» El rey se dio cuenta de su error y ordenó al criado que ser
puesto en libertad.

9. El Abuelo y la Voz de la Abuela

El abuelo y la abuela se habían peleado, y la abuela estaba tan


enojada que no le dirigía la palabra a
su marido.
Al día siguiente, el abuelo había olvidado por completo la pelea, pero
la abuela seguía ignorándole
y sin dirigirle la palabra. Y, por más esfuerzos que hacía, el abuelo no
conseguía sacar a la abuela de su
mutismo.
Al fin, el abuelo se puso a revolver armarios y cajones. Y cuando
llevaba así unos minutos, la
abuela no pudo contenerse y le gritó airada: «“¿Se puede saber qué
demonios estás buscando?”».
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«“¡Gracias a Dios, ya lo he encontrado!”», le respondió el abuelo con


una maliciosa sonrisa. «“¡Tu voz!”»

10. ¡Alma!
Dov Ber era un hombre poco común, en cuya presencia la gente
temblaba. Era un célebre experto en el Talmud, inflexible e
intransigente en su doctrina. Jamás reía, creía firmemente en la
ascesis y eran famosos sus prolongados ayunos. Pero su austeridad
acabó minando su salud. Cayó gravemente enfermo, y los médicos
no eran capaces de dar con el remedio. Como último recurso, alguien
sugirió: «¿Por qué no pedimos ayuda a Baal Sem Tob?».
Dov Ber acabó cediendo, aunque al principio se resistió, porque
estaba en profundo desacuerdo con Baal Sem, a quien consideraba
poco menos que un hereje. Además, mientras Dov Ber creía que sólo
el sufrimiento y la tribulación daban sentido a la vida, Baal Sem
trataba de aliviar el dolor y predicaba que lo que daba sentido a la
vida era la capacidad de gozo.
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José De Santiago

Era más de medianoche cuando Baal Sem, respondiendo a la


llamada, acudió en coche, vestido con un abrigo de lana y un gorro
de piel. Entró en la habitación del enfermo y le ofreció el Libro del
Esplendor, que Dov Ber abrió y comenzó a leer en voz alta.
Y cuenta la historia que apenas llevaba un minuto leyendo cuando
Baal Sem le interrumpió: «“Algo anda mal... Algo le falta a tu fe”».
«“¿El qué?”» preguntó el enfermo.
«“Alma”», respondió Baal Sem Tob.

11. El Árbol Triste


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un
tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con
manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y
satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol
profundamente triste. El pobre tenía un problema:
¡No sabía quién era!

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano:

- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué


fácil es?
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- No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves


qué bellas son?

Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no


lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver
la desesperación del árbol, exclamó:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de


muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques
tu vida a ser como los demás quieran que seas... sé tú mismo,
conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y dicho esto, el
búho desapareció.

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? , se


preguntaba el árbol desesperado, cuando, de pronto, comprendió...

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo
escuchar su voz interior diciéndole:

Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás


cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino
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es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los


viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser


todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y


sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor...

- ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?

- ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?

- ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un


espacio que llenar...
30 Historias que persuaden a la Mente del
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José De Santiago

12. Siete frases para mejorar la


comunicación con la familia

1.- Te Amo

Ningún ser humano puede sentirse realmente feliz hasta escuchar


que alguien le diga: “te amo”. Atrévete a decirlo a la otra persona, a
tu cónyuge, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos, si es que nunca
lo has hecho, haz la prueba y verás el resultado.

2.- Te Admiro

En la familia, cada miembro tiene alguna cualidad o habilidad que


merece reconocimiento: Todos, en algún momento, sentimos la
necesidad de que se nos reconozca algún logro o meta alcanzada…
¿Cuándo fue la última vez que le dijiste esto a alguien?

3.- ¡Gracias!

Una necesidad básica del ser humano es la de ser apreciado. No hay


mejor forma de decir a una persona que es importante lo que hace
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por nosotros, que expresarle un ¡gracias!, no en forma mecánica,


sino con pleno calor humano.

4.- Perdóname, me equivoqué

Decir esto no es tan fácil, sin embargo, cuando cometas un error que
ofenda o perjudique a otras personas, aprende a decir con madurez:
“perdóname, me equivoqué”.

5.- Ayúdame, te necesito

Cuando no podemos o no queremos admitir o expresar nuestra


fragilidad o necesidad de otros, estamos en un grave problema. No te
reprimas. ¡Pide ayuda! Que también son muy importantes las
palabras.

6.- ¡Por favor!

Muchas veces, ordenamos en lugar de pedir: por favor.


Exigimos drásticamente utilizando palabras conflictivas, los cuales
se crean ambientes hostiles.
Decir por favor; baja las defensas de quien te escucha y se anima a
ceder en la petición.
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7.- ¡Eres especial!

Es importante hacerles saber a tus seres queridos cuanto ellos


significan para ti.

13. Para usarlo en un Discurso y


Reflexionar

Hoy tenemos edificios más altos y autopistas más anchas, pero


temperamentos más cortos y puntos de vista más estrechos.

Gastamos más, pero disfrutamos menos.

Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas.

Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.

Tenemos más conocimientos, pero menos criterio.


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José De Santiago

Tenemos más medicinas, pero menos salud.

Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido


nuestros valores.

Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.

Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas


para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.

Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.

Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.

Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría.

Con más comida, pero menos nutrición.

Son días que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios.

Son tiempo de casas más lindas, pero más hogares rotos.

Por todo esto, propongo que, de hoy en adelante, no guardes nada


30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

“Para una ocasión especial”, porque cada día que vivas es una
ocasión especial.

Busca a Dios, aprende a conocerle, lee más, siéntate en la terraza y


admira la vista sin fijarte en las malas hierbas.

Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos, come tu comida
referida, visita los sitios que ames.

La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es solo para


sobrevivir.

Usa tus copas de cristal, no guardes tu mejor perfume, úsalo cada


vez que te den ganas de hacerlo.

Las frases “Uno de estos días”, “Algún día”, quítalas de tu


vocabulario. Escribamos aquella carta que pensábamos escribir,
“Uno de estos días”.

Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos.


Por eso, no retardes nada que agregaría risa y alegría a tu vida.

Cada día, hora, y minuto son especiales… y no sabes si pudiera ser el


último…
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José De Santiago

14. Mira éstas 7 maravillas

Un grupo de estudiantes de geografía, estudiaban las Siete


Maravillas del Mundo. Al término de la clase, se les pidió hacer una
lista de las que ellos consideraban deberían ser actualmente las Siete
Maravillas del Mundo.

A pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por lo siguiente:

Las Pirámides de Egipto.


El Taj Mahal.
El Gran Cañón.
El Canal de Panamá.
El Machupichu.
La Basílica de San Pedro.
La Muralla China.

Mientras se hacía la votación el maestro notó, que una estudiante


permanecía callada y no había entregado aún su lista. Así que le
preguntó si tenía problema para terminar de hacer su elección.

La muchacha tímidamente respondió. -Sí, un poco. No podía


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José De Santiago

decidirme pues son tantas las maravillas.

El maestro dijo: -Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos
ayudarte.

La muchacha titubeo, y después leyó, Creo que las Siete Maravillas


del Mundo son:

Poder tocar.
Poder saborear.
Poder ver.
Poder escuchar.

Titubeando un poco continúo:

Poder sentir.
Poder reír.
Y… Poder amar.

Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio


absoluto.

Es muy sencillo para nosotros poder ver muchas de las hazañas del
hombre y referirnos a ellas como maravillas, cuando a veces pasan
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José De Santiago

desapercibidas las maravillas que Dios hizo por nosotros y que son
sencillamente “comunes”.

15. El Problema
Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un
monasterio zen.

Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.

El gran maestro reunió a todos sus discípulos, para escoger a quien


tendría ese honor. "Voy a presentarles un problema dijo-. Aquel que
lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo".

Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y


hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló:
"Este es el problema".

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños


sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la
flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma?
Todos estaban paralizados.
30 Historias que persuaden a la Mente del
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José De Santiago

Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro


y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación y
lo tiró al suelo.

"Usted es el nuevo guardián -le dijo el gran maestro, y explicó-: Yo


fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No
importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que
ser resueltos.

Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que


ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que
insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una
forma de lidiar con los problemas: atacarlos de frente. En esos
momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado
fascinante que cualquier conflicto lleva consigo".
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José De Santiago

16. El Vaso de Agua


En una sesión grupal, la psicóloga en un momento dado levantó un
vaso de agua.

Cuando todos esperaban oír la pregunta: "¿Está el vaso medio lleno


o medio vacío?”, ella en lugar de esto preguntó:

- ¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas de los componentes del grupo variaron entre 200 y


250 gramos.

Pero la psicóloga respondió:

- El peso absoluto no es importante, sino el percibido, porque


dependerá de cuánto tiempo sostengo el vaso: Si lo sostengo durante
1 minuto, no es problema. Si lo sostengo 1 hora, me dolerá el brazo.
Si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.

El vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado y


más difícil de soportar se vuelve.

Después continuó diciendo:


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José De Santiago

- Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas


un rato, no pasa nada. Si piensas en ellas un poco más empiezan a
doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado e
incapaz de hacer nada.

¡Acuérdate de soltar el vaso!

17. El Agua
Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed.
Por suerte, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin
techo. El hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña
sombra donde acomodarse para protegerse del calor y el sol del
desierto.

Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada.


Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a
bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía. Desilusionado,
cayó postrado hacia atrás, y entonces notó que a su lado había una
botella vieja. La miró, la limpió de todo el polvo que la cubría, y pudo
leer que decía: “Usted necesita primero preparar la bomba con toda
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José De Santiago

el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga
la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar”.

El hombre desenroscó la tapa de la botella, y vio que estaba llena de


agua… ¡llena de agua! De pronto, se vio en un dilema: si bebía
aquella agua, él podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba
vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del
pozo, y podría tomar toda el agua que quisiese, o tal vez no, tal vez,
la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería desperdiciada.

¿Qué debiera hacer?


¿Derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca…
o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje?
¿Debía perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas
instrucciones poco confiables escritas no sé cuánto tiempo atrás?

Al final, derramó toda el agua en la bomba, agarró la manivela y


comenzó a bombear, y la bomba comenzó a rechinar, pero ¡nada
pasaba! La bomba continuaba con sus ruidos y entonces de pronto
surgió un hilo de agua, después un pequeño flujo y finalmente, el
agua corrió con abundancia… Agua fresca, cristalina. Llenó la botella
y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su
contenido refrescante. Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo
30 Historias que persuaden a la Mente del
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José De Santiago

viajante, la llenó hasta arriba, tomó la pequeña nota y añadió otra


frase:
“Créame que funciona, usted tiene que dar toda el agua, antes de
obtenerla nuevamente”.

18. La furia y la Tristeza

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o


quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta…

En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven


concretas.

Había una vez… un estanque maravilloso. Era una laguna de agua


cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores
existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban
permanentemente… Hasta ese estanque mágico y transparente se
acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la
furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al


estanque.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

La furia, apurada (como siempre, está furiosa), urgida -sin saber por
qué- se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua…
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la
realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera
ropa que encontró… Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de
la tristeza… Y así vestida de tristeza, la furia se fue. Muy calma, y
muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde
está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o, mejor dicho,
sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió
del estanque. En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es


quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al
estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que, desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la


furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo
de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un
disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad…, está
escondida la tristeza.
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José De Santiago

19. El Sabio
Un sabio, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio
mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no
consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún
tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la
ciudad.

Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo


de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los
ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.

Uno de los hombres comentó:

- "¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas


horribles y usted nos responde con bellas palabras!".

"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene" -fue la


respuesta del sabio-.
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José De Santiago

20. El hijo más sagaz


Una historia de Etiopía nos presenta a un anciano que, en su lecho
de muerte, llamó a sus tres hijos y les dijo:

- No puedo dividir en tres los que poseo. Eso dejaría muy pocos
bienes a cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo,
como herencia, al que se muestre más hábil, más inteligente, más
astuto, más sagaz. Dicho de otra forma, a mi mejor hijo.

He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de


vosotros. Tomadla.

El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se
quedará con todo. Se fueron.

El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta
la mitad.

El segundo hijo compró sacos de pluma, pero no consiguió llenar la


casa mucho más que el anterior.

El tercer hijo -que consiguió la herencia- sólo compro un pequeño


objeto. Era una vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó
la casa de luz.
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Público
José De Santiago

21. El Tiempo
Imagínate que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta
la cantidad de $ 86,400. Ese extraño banco, al mismo tiempo, no
arrastra tu saldo de un día para el otro: cada noche borra de tu
cuenta el saldo que no has gastado.

¿Qué harías? Me imagino que retirarías cada día la cantidad que no


has gastado, ¿cierto?

Pues bien, cada uno de nosotros tenemos ese banco: su nombre es


Tiempo.

Cada mañana, ese banco abona en tu cuenta personal 86,400


segundos. Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como
perdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en
algo provechoso. Ese banco no arrastra saldos de un día al otro y no
permite sobregiros.

Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos
del día. Si no usas tu saldo durante el día, tu eres el que pierdes. No
30 Historias que persuaden a la Mente del
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José De Santiago

puedes dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso de


mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy.

Por lo tanto, un buen consejo es que debes invertir tu tiempo en


cosas y acciones que te produzcan el mayor retorno sobre tu
inversión de tal manera, que consigas los mejores rendimientos en
salud, felicidad y éxito personal y profesional.

El reloj sigue su marcha... aprovecha al máximo cada día.

22. La ira seca


Mariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té
de color azul.

Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino temprano a invitarla a


jugar. Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para


que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían.

Ella no quería prestar su flamante regalo, pero ante la insistencia de


la amiga decidió, hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan
especial.

Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té


tirado en el suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota.

Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá "¿ves


mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo
descuidó y lo dejó tirado en el suelo".

Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a


pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo, "Hijita, ¿te
acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo
blanco y un coche que pasó y te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a
casa querías lavar inmediatamente el vestido, pero tu abuelita no te
dejó.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

"Recuerdas lo que dijo tu abuela? Ella dijo que había que dejar que
el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha.

Con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho


más fácil resolver todo".

Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo


de su madre y fue a ver la televisión.

Un rato después sonó el timbre de la puerta... Era Julia, con una


caja en las manos y sin más preámbulo ella dijo, ¿"Mariana,
"recuerdas al niño malcriado, el que a menudo nos molesta? Él vino
a jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de
té, pero él se enojó y destruyó tu regalo.

Cuando le conté a mi madre, ella se preocupó y me llevó a comprar


otro igualito, para ti. Espero que no estés enojada conmigo. No fue
mi culpa".
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

"No hay problema, dijo Mariana, mi ira ya se secó". Dándole un


fuerte abrazo a su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto
para contarle la historia del vestido nuevo ensuciado de lodo.

23. Las 4 Estaciones


Había un hombre que tenía cuatro hijos. El buscaba que ellos
aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces los
envió a cada uno por turnos a visitar un árbol majestuoso árbol de
peras y que estaba a una gran distancia.

El primer hijo fue en el invierno,

El segundo hijo fue en la primavera,

El tercero hijo en el verano,

y el hijo más joven fue en el otoño,

Cuando todos ellos habían ido y regresado; él los llamó y juntos les
pidió que describieran lo que habían visto.

El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y


retorcido.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno
de promesas.

El tercer hijo no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de


flores, que tenía aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa
más llena de gracia que jamás había visto.

El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él


dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida
y satisfacción.

Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón,
porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del
árbol.

Él les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una


persona, por solo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo
que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser
solo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.

Si tú te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de


la primavera, la belleza del verano, y la satisfacción del otoño.

No dejes que el dolor de una estación destruya la dicha del resto. No


juzgues la vida por solo una estación difícil. Aguanta con valor las
dificultades y malas rachas porque luego disfrutarás de los buenos
tiempos porque solo el que persevera encontrará un mañana mejor.
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Público
José De Santiago

24. El Joven que ayudo a su profesor

Un alumno llegó a su profesor con un problema:


–Estoy aquí, profesor, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada.
Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto
y muy idiota.
¿Cómo puedo mejorar?
¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El profesor, sin mirarlo, le dijo:


–Lo siento mucho, joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero
debo resolver mi propio problema, tal vez después...
Y haciendo una pausa dijo:
Si tú me ayudas y puedo resolver mi problema rápidamente, quizá
pueda ayudarte a resolver el tuyo.

–Claro, profesor, murmuró el joven.


Pero se sintió otra vez desvalorizado.

El profesor se sacó un anillo que llevaba en el dedo pequeño, se lo


dio y le dijo:
Coge el caballo y vete al mercado. Debes vender este anillo porque
tengo que pagar una deuda.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Es preciso que obtengas por él el máximo posible, pero no aceptes


menos de una moneda de oro.
Vete y vuelve con la moneda lo más rápido posible.

El joven cogió el anillo y partió.


Cuando llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes.
Ellos miraban con algún interés, atendiendo al joven cuando decía
cuanto pretendía por el anillo.

Cuando decía que una moneda de oro, algunos reían, otros se


apartaban sin mirarlo.
Solamente un viejecito fue amable de explicarle que una moneda de
oro era mucho valor para comprar un anillo.

Intentando ayudar al joven, llegaron a ofrecerle una moneda de


plata y una jícara de cobre, pero el joven seguía las instrucciones de
no aceptar menos de una moneda de oro y rechazaba las ofertas.

Después de ofrecer la joya a todos los que pasaban por el mercado, y


abatido por el fracaso, montó en el caballo y regresó.
El joven deseaba tener una moneda de oro para comprar el mismo el
anillo, librando de la preocupación a su profesor pudiendo así recibir
su ayuda y consejos.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Entró en la casa y dijo:


Profesor, lo siento mucho, pero es imposible conseguir lo que me
pidió.
Tal vez pudiese conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que
se pueda engañar a nadie sobre el valor del anillo.

Importante lo que me dices, joven, le contestó sonriente.


Primero debemos saber el valor del anillo.
Vuelve a coger el caballo y vas a ver al joyero.
Quien mejor para saber su valor exacto
Pero no importa cuánto te ofrezca, no lo vendas. Vuelve aquí con mi
anillo.

El joven fue a ver al joyero y le dio el anillo para que lo examinara.


El joyero lo examinó con una lupa, lo pesó y le dijo:
–Dile a tu profesor que, que si lo quiere vender ahora no puedo darle
más de 58 monedas de oro.
–58 ¡MONEDAS DE ORO!, exclamó el joven.
–Sí, contestó el joyero, y creo que con el tiempo podría ofrecer cerca
de 70 monedas, pero si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del profesor para contarle lo


ocurrido.
–Siéntate, dijo el profesor, y después de escuchar todo lo que el
joven le contó, le dijo:
–Tu eres como ese anillo, una joya valiosa y única. Solamente puede
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José De Santiago

ser valorada por un especialista.


–Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a colocarse su anillo en el dedo.

¡Todos somos como esta joya!


Valioso y únicos y andamos por todos los mercados de la vida
pretendiendo que personas inexpertas nos valoren.

25. Los pescados Frescos

En una ISLA, los habitantes siempre tenían el gusto de comer


pescado fresco. Pero las aguas dejaron de abastecer de peces por
décadas. Así que, para alimentar a la población de la ISLA, los
barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar
adentro.

Mientras más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les
tomaba regresar a entregar el pescado. Si el viaje tomaba varios días,
el pescado ya no estaba fresco.
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Público
José De Santiago

Para resolver el problema, las Autoridades instalaron congeladores


en los barcos pesqueros. Así podían pescar y poner los pescados en
los congeladores. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la
diferencia entre el pescado congelado y el fresco y no les gustaba el
congelado; por lo tanto, tenían que venderlo más barato.

Las Autoridades, para darle solución, instalaron en los barcos


tanques para los peces. Podían así pescar los peces, meterlos en los
tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa. Pero después de
un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque. Estaban
aburridos y cansados, aunque vivos. Los consumidores de la ISLA
también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces
dejan de moverse por días, pierden el sabor fresco.

Y ¿cómo resolvieron el problema las autoridades? ¿cómo


consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?

Si las autoridades te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías?

Piensa en la solución…
¿Qué les dirías?

Mientras lo piensas, para darle solución, siga leyendo…


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Público
José De Santiago

Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una
nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa,
o lo que sea, empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse
tanto. Experimentan el mismo problema que las personas que se
ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca
maduran, o de quienes se quedan en casa y se hacen adictos a los
medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es


sencilla y se resume en esta Frase:

Las personas prosperan más cuando


hay desafíos en su medio ambiente.

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras


ponen a los peces dentro de los tanques en los botes, pero ahora
ponen también un ¡Tiburón pequeño!

Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan
muy, pero muy vivos. ¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar
durante todo el trayecto dentro del tanque, para mantenerse vivos.

Cuando alcances tus metas proponte otras mayores. Nunca debes


crear el éxito para luego acostarte en él.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Así que, invita un "tiburón a tu tanque", y descubre que tan lejos


realmente puedes llegar.

Unos cuantos "tiburones" te harán conocer tu potencial, que no te


asusten sus "dientes ni sus trampas" tu sigue alerta, pero siempre
"fresco".

Siempre habrá tiburones a donde vayas.

Estamos todos en el mismo sitio, donde siempre tendremos


dificultades y ellas serán bienvenidas si las sabemos mirar como las
oportunidades para encontrar nuevos caminos, para escuchar otras
opiniones, para aprender nuevas maneras de ver la vida, para
fortalecer nuestro espíritu y sacar lo mejor de nosotros mismos.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

26. Una sabia enseñanza


EL GALLINAZO

Si pones un buitre en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que


esté completamente abierto por la parte superior, esta ave, a pesar
de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto. La razón es
que el buitre siempre comienza un vuelo desde el suelo con una
carrera de 3 a 4 metros. Sin espacio para correr, como es su hábito,
ni siquiera intentará volar, sino que quedará prisionero de por vida
en una pequeña cárcel sin techo.

EL MURCIÉLAGO

El murciélago ordinario que vuela por todos lados durante la noche


es una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse
desde un lugar a nivel del suelo.

Si se lo coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer


es arrastrase indefenso y, sin duda dolorosamente, hasta que alcanza
algún sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar a si mismo
hacia el aire.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Entonces, inmediatamente despega para volar

LA ABEJA

La abeja al ser depositada en un recipiente abierto, permanecerá allí


hasta que muera, a menos que sea sacada de allí.

Nunca ve la posibilidad de escapar que existe por arriba de ella, sin


embargo, persiste tratando de encontrar alguna forma de escape por
los laterales cercanos al fondo.

Seguirá buscando una salida donde no existe ninguna, hasta que


completamente se destruye a sí misma.

LAS PERSONAS:

En muchas formas, somos como el buitre, el murciélago y la abeja


obrera.

Lidiamos con nuestros problemas y frustraciones, sin nunca darnos


cuenta que todo lo que tenemos que hacer es ver hacia arriba.

Esa es la respuesta, la ruta de escape y la solución a cualquier


problema.

¡Solo mira hacia arriba!


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Público
José De Santiago

LA TRISTEZA MIRA HACIA ATRÁS,

LA PREOCUPACIÓN MIRA ALREDEDOR,

LA DEPRESIÓN MIRA HACIA ABAJO,

PERO LA ACTITUD ….

LA ACTITUD SIEMPRE MIRA HACIA ARRIBA!!

27. Como Di Dad


Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta.
El hombre aquel encabezaba un grupo de misioneros que oraban por
la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que
toda la gente viviera feliz.

La pregunta que hacían era: ¿Cuál es la clave, Señor, para que el


mundo viva en armonía?
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Entonces, los cielos se abrieron y después de un magnifico


estruendo, la voz de Dios les dijo: Comodidad

Todos los misioneros se veían entre sí, sorprendidos y extrañados de


escuchar tal término de la propia voz de Dios.

El hombre sabio y piadoso preguntó de nuevo: ¿Comodidad Señor?


¿Qué quieres decir con eso?

Dios respondió: La clave para un mundo pleno es: Como di, dad. Es
decir, así como yo les di, dad vosotros a vuestro prójimo.

Como di, dad vosotros fe; como di, dad vosotros esperanza; como di,
dad vosotros caridad; como di, sin límites, sin pensar en nada más
que dar, dad vosotros al mundo... y el mundo, será un paraíso.
Sigamos la clave de COMO DI, DAD.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

28. Vivir Juntos


Cuenta una leyenda de los indios Sioux que, cierta vez, Toro Bravo e
Nube Azul llegaron tomados de la mano a la tienda del viejo
hechicero de la tribu y le pidieron:

- Nosotros nos amamos y vamos a casarnos. Pero nos amamos tanto


que queremos un consejo que nos garantice estar para siempre
juntos, que nos asegure estar uno al lado del otro hasta la muerte.
Hay algo que podamos hacer?

Y el viejo, emocionado al verlos tan jóvenes, tan apasionados y tan


ansiosos por una palabra, les dijo:

- Hacer lo que pueda ser hecho, aunque sean tareas muy difíciles.
Tu, Nube Azul, debes escalar el monte al norte de la aldea solo con
una red, cazar el halcón más fuerte y traerlo aquí, con vida, hasta el
tercer día después de la luna llena. Y tú, Toro Bravo, debes escalar la
montaña del trueno; allá encima encontrarás a las más brava de
todas las águilas. Solamente con una red deberás atraparla y traerla
para mí, viva!
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron para cumplir


con la misión.

El viejo las sacó de las bolsas y constató que eran verdaderamente


hermosos ejemplares de los animales que él les había pedido.

-Y ahora, qué debemos hacer? Los jóvenes le preguntaron.

-Tomen las aves y amárrenlas una a otra por las patas con esas
cintas de cuero. Cuando estén amarradas, suéltenlas para que
vuelen, libres.

Ellos hicieron lo que les fue ordenado y soltaron los pájaros. El


águila y el halcón intentaron volar, pero apenas consiguieron dar
pequeños saltos por el terreno.

Minutos después, irritadas por la imposibilidad de volar, las aves


comenzaron a agredirse una a otra, picándose hasta lastimarse.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

Entonces, el viejo dijo:

- Jamás se olviden lo que están viendo. Y este es mi consejo:


Ustedes son como el águila y el halcón. Si estuvieran amarrados uno
al otro, aunque fuera por amor, no sólo vivirán arrastrándose sino
también, más tarde o más temprano, comenzarán a lastimarse uno
al otro.

Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos, pero


jamás amarrados.

Libera a la persona que amas para que ella pueda volar con sus
propias alas

Esta es una verdad en el matrimonio y también en las relaciones


familiares, amistades y profesionales.

Respeta el derecho de las personas de volar rumbo a sus sueños.

La lección principal es saber que solamente libres las personas son


capaces de amar.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

29. ¿Contra quién luchamos?


Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una
de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del
desierto, del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la
oración y a la penitencia.

Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer.

La gente preguntó cómo era eso de que en la soledad estuviera con


tanto trabajo.

Les contestó:

"Tengo que domar a dos halcones,


entrenar a dos águilas,
mantener quietos a dos conejos,
vigilar una serpiente,
cargar un asno y
someter a un león".
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Público
José De Santiago

No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives.

¿Dónde están todos estos animales?

Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron.

Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes


también.

Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno
y malo.

Tengo que domarlos para que sólo se lanzan sobre una presa buena,
son mis ojos.

Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan.

Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden


sin herir,

son mis dos manos.


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Público
José De Santiago

Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y


esquivar las cosas difíciles.

Tengo que enseñarles a estar quietos, aunque haya un sufrimiento,


un problema o cualquier cosa que no me gusta, son mis dos pies.

Lo más difícil es vigilar la serpiente, aunque se encuentra


encerrada en una jaula de 32 varillas.

Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean


apenas se abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño,

es mi lengua.

El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber.

Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día,

es mi cuerpo.

Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser


siempre el primero, es vanidoso y orgulloso,
es mi corazón.
30 Historias que persuaden a la Mente del
Público
José De Santiago

_FIN_
Disfruta de éstos 30 cuentos, que
persuaden a la mente del público. Llevan
un alto mensaje de reflexión. Conducen una
gran enseñanza.
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Público
José De Santiago

Ah, espera, olvide el cuento o historia N°


30

Aquí está….

Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de
un pueblito del interior. Un día el marido le hizo la siguiente
propuesta a su esposa:

"Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un


empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una
vida más cómoda y digna. No se cuánto tiempo voy a estar lejos, solo
te pido una cosa, que me esperes y mientras yo esté lejos, seas fiel a
mí, pues yo te seré fiel a ti."

Así, siendo joven aún. Camino muchos días a pie, hasta encontrar un
hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su
hacienda.
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Público
José De Santiago

El joven llego y se ofreció para trabajar y fue aceptado. Pidió hacer


un trato con su jefe, el cual fue aceptado también. El pacto fue el
siguiente:

"Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre


que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero
recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de
ahorro hasta el día en que me vaya. El día que yo salga. UD. me dará
el dinero que yo haya ganado."

Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajo durante 20 años, sin


vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acercó a su
patrón y le dijo:

"Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa."

El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a


cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una propuesta, esta bien?

Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el


dinero y te vas.
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Público
José De Santiago

Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu


cuarto, piénsalo y después me das la respuesta."

Él pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: "QUIERO LOS


TRES CONSEJOS"

El patrón le recordó: "Si te doy los consejos, no te doy el dinero."

Y el empleado respondió: "Quiero los consejos"

EL patrón entonces le aconsejo:

1. "NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y


desconocidos te pueden costar la vida.

2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL


MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal.

3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y


DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde.

Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no


era tan joven, así:

"AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante en viaje y el


tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa."

El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos


de su casa y de su esposa que el tanto amaba. Después del primer día
de viaje, encontró una persona que lo saludo y le pregunto: "Para
dónde vas?"
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José De Santiago

Él le respondió: "Voy para un camino muy distante que queda a más


de veinte días de caminata por esta carretera."

La persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo, yo


conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días".

El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se


acordó del primer consejo,

"NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MAS CORTOS


Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA" Entonces se
alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal. Dos días
después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo
asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. ¡Ese atajo llevaba
a una emboscada!

Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró


una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y
parecía que todos dormían, pero una mujer mal encarada le abrió la
puerta y lo atendió Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la
tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se
acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un
grito aterrador. Se puso de pie de un salto y se dirigió hasta la puerta
para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la
puerta, se acordó del segundo consejo. " NUNCA SEAS CURIOSO
DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA
CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL" Regresó y se
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acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la


posada le pregunto si no había escuchado un grito y el le contesto
que si lo había escuchado. El dueño de la posada de pregunto: Y no
sintió curiosidad?

Él le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Ud. ha tenido


suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer
maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el
huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en
el quintal, y luego se esfuma.

El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.

Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio


entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa,
camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba
anocheciendo, pero alcanzo a ver que ella no estaba sola. Anduvo un
poco más y vio que ella tenía en sus piernas, un hombre al que
estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su
corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de
los dos y matarlos sin piedad. Respiro profundo, apresuro sus pasos,
cuando recordó el tercer consejo. "NUNCA TOMES DECISIONES
EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUESDES
ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE" Entonces se paró y
reflexiono, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente
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tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, él dijo: "NO


VOY A MATAR A MI ESPOSA".

Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Solo


que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella."

Se dirigió a la puerta de la casa y toco. Cuando la esposa le abre la


puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza
afectuosamente.

El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue.

Entonces con lágrimas en los ojos le dice: "Yo te fui fiel y tú me


traicionaste...

Ella espantada le responde: "Como? yo nunca te traicione, te espere


durante veinte años.

El entonces le pregunto: "Y quien era ese hombre que acariciabas


ayer por la tarde?

Y ella le contesto: "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando


te fuiste, descubrí que

estaba embarazada. Hoy él tiene veinte años de edad. Entonces el


marido entro, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia,
en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el
ultimo pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE
AGRADECIMIENTO, CON LAGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el
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José De Santiago

pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero, el pago de sus veinte


años de dedicación.

Ahora si es el

_FIN_

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