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Hacen casi falta dos horas para recorrer los 40 km que la separan de la ciudad. Al
llegar, el horizonte se hace infinito en su repetición, cajas y cajas y cajas, que
dicen son casas, una tras de otra, todas uniformadas, igual color, iguales
dimensiones. Imagino que es fácil perderse ya que todas las calles son iguales.
Un panal humano, el sueno de Le Corbusier en horizontal. Me pregunto, como
será vivir ahí, en medio de la deshumanización del barrio, de la ciudad. Sin
posibilidad de expresión propia.
Durante la década de los años 40 y 50 del siglo XX, México D.F. Soporta una gran
presión sobre su suelo urbanizable, debido a las grandes migraciones campesinas
que se asientan en las periferias de la ciudad. La población pasa de ser
mayoritariamente rural a mayoritariamente urbana.
Esto provoco que el tema de la vivienda pasara a ser parte de la agenda política
nacional, y se comenzaran a implementar políticas como programas de
arrendamiento, incipiente crédito y formalización de fraccionamientos populares.1
Hacia los años 80 y 90, las políticas públicas quedaron obsoletas, el continuado
crecimiento de la población, sumado a la disminución del promedio de edad en
que se formaban nuevas familias, hizo que la demanda de vivienda sobrepasara la
oferta del estafo. La crisis económica sufrida por el país durante estos años,
obligo a que se aplicaran medidas de ajuste y cambio estructural que cambiaron
fundamentalmente el papel del estado en la producción de bienes y servicios, y a
ampliar la participación del sector privado en lo que hasta entonces era
responsabilidad del público.3
Bajo este modelo, se construyo, durante la década del 90, la unidad habitacional
San Buenaventura, que comprende 20.000 unidades habitacionales distribuidas
en 6 secciones. Están ubicadas en la parte más oriental de la salida del D. F. a
Puebla, en terrenos que desde la colonia han sido objeto de marginación y
discriminación4 y donde por la irregularidad jurídica y malas condiciones de
habitabilidad, se asentaron las poblaciones más pobres de migrantes durante los
años de expansión de la ciudad.5
2
Ídem
3
VILLAVICENCIO BLANCO, Judith. DURÁN CONTRERAS, Ana María. TREINTA AÑOS DE
VIVIENDA SOCIAL EN LA CIUDAD DE MÉXICO : NUEVAS NECESIDADES Y
DEMANDAS. Scripta Nova
Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Vol. VII, núm. 146(028), 1
de agosto de 2003.
4
En: http://es.wikipedia.org/wiki/Ixtapaluca
5
VILLAVICENCIO BLANCO, Judith. DURÁN CONTRERAS, Ana María. TREINTA AÑOS DE
VIVIENDA SOCIAL EN LA CIUDAD DE MÉXICO : NUEVAS NECESIDADES Y
DEMANDAS. Scripta Nova
El nuevo modelo ha restringido el papel del estado en la promoción y
financiamiento habitacional, estimulando la participación privada a fin de que
construyan y financien la construcción de vivienda.
Por lo general, dado el tamaño que tienen y la falta de una planificación adecuada
a nivel local, cuando los conjuntos se han localizado en áreas ya urbanizadas, han
irrumpido en una traza urbana ya existente.
Las empresas que construyen esta vivienda no han tenido, al menos desde los
años ochentas, ninguna participación en la administración de los programas una
vez entregados. Por lo tanto los habitantes de conjuntos deben contratar el
servicio de administración (y pagar el costo que ello implica) u organizarse para
hacerlo entre ellos (autoadministración). De ahí el deterioro físico y la abundancia
de conflictos que caracterizan a los conjuntos sociales.
Finalmente la impresión que dan las viviendas al observar sus fachadas, es de
una bonita casa familiar. Sin embargo, se trata en realidad de viviendas dúplex,
7
Ídem.
(una en la planta baja y otra en el nivel superior) o pegadas, que tienen entre 45 y
60 m2.
Sin embargo, cada casa, son realmente dos. El espacio que parecía digno para
una familia no lo es tanto para dos. Casi tiene más área el espacio para el carro,
esto es un indicador de lo que realmente es importante para los constructores. No
sé cuántas de estas familias tengan un automóvil, seguramente el tenerlo hace
parte de las aspiraciones de las personas que viven aquí. Estas unidades tienen
posibilidades de crecimiento en la parte posterior, sin embargo, este crecimiento
no implica más comodidad, por el contrario, supone el crecimiento del número de
personas que habitan el mismo espacio, por supuesto que habrá crecimiento,
sobre todo en hacinamieto. Antes compartían 60m2 3 personas, ahora lo harán 5,
compartiendo un único baño. Probablemente si se compara con condiciones aún
más extremas como en las que viven miles de personas en los sectores más
deprimidos de Bogotá, no sean tan dramático.
Este tipo de proyectos de vivienda, han recibido críticas desde sectores
especializados. Aquí algunas de ellas:
“En este contexto, la vivienda es sólo una mercancía que privilegia su valor de
cambio; y pueden acceder a ella quienes realmente pueden pagarla y no tienen
otra alternativa que les permita resolver sus necesidades de alojamiento”.8
8
CRÍTICA A LA PROMOCIÓN PRIVADA DE GRANDES CONJUNTOS URBANOS
HABITACIONALES.
Dra. Esther Maya Pérez - Dr. Jorge F. Cervantes Borja - Mtro. Alfonso Rivas
Cruce
recaído no el compromiso de mejorar la calidad de vida de las personas, sino el
negocio que significa venderle viviendas “dignas” a los más pobres.
La especulación con suelo urbano que hacen las grandes constructoras seguirá
siendo la causa del crecimiento desordenado y fraccionado de la ciudad. Creando
marginalidad, deterioro, y falta de apropiación. El estado controla en el papel, el
uso del suelo urbano, pero no lo hará en la práctica mientras los grandes capitales
privados controlen el negocio de la vivienda popular.
Aunque esta forma de hacer ciudad con la vivienda es errónea, por ahora está
intentando dar solución a uno de los problemas de las ciudades contemporáneas,
el déficit de vivienda, es importante seguir insistiendo en la necesidad de articular
este tipo de proyectos con las dinámicas propias de cada ciudad con el fin de darle
solución a el factor que debería ser el objetivo de todo proyecto urbano, la
dignidad humana.
BIBLIOGRAFIA
- Alianza Mexicana de Organizaciones Sociales.