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En Colonia permaneció con él hasta 1252, regresando a París para continuar sus estudios,
recibiendo su licenciatura en 1256, siendo nombrado Magister ese mismo año, ocupando su
cátedra hasta el 1259.
En 1259 se trasladó a Italia, donde permaneció hasta 1268, con el encargo de enseñar
teología en la Corte pontificia. A lo largo de estos años residió en varias ciudades italianas,
como Anagni, Orvieto, Roma y Viterbo, siendo invitado a dar conferencias en las
universidades de Nápoles y Bolonia. En esta época conoce, entre otros personajes ilustres, a
Guillermo de Moerbeke, el famoso traductor de las obras de Aristóteles, quien puso a su
disposición varias de sus traducciones, entre ellas algunas que se encontraba prohibidas en la
época (De Anima, De Sensu et Sensato y De Memoria et Reminiscencia y que Sto. Tomás
comentará, junto con otras obras de Aristóteles como la Física y la Metafísica.
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En 1268 regresa a París, impartiendo su magisterio hasta 1272, en medio de numerosas
polémicas provocadas tanto por los ataques contra y entre las órdenes religiosas, como por
las controversias suscitadas por los averroístas latinos, quienes, encabezados por Siger de
Brabante, habían copado la facultad de Artes (filosofía) modificando sustancialmente las
enseñanzas aristotélicas que San Alberto y el mismo Sto. Tomás habían anteriormente
introducido en dicho facultad.
Luego de una polémica actividad regresa a Nápoles el año 1272, con el encargo de establecer
una casa de estudios (studium generale), donde abandona totalmente su actividad docente y
de autor, encontrándose frecuentemente arrebatado por experiencias místicas que le
absorben por completo. Permanecerá allí hasta 1274, muriendo en el transcurso del viaje
iniciado ese año para dirigirse de Nápoles a Lyon, donde iba a celebrarse un concilio
convocado por el papa Gregorio X.
Fe y Razón
El pensamiento de Tomás de Aquino partía de la superioridad de las verdades de la teología
respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y de su objeto de estudio: Dios.
Aunque señaló que la razón era muy limitada para conocer a Dios, ello no le impidió mostrar
que la filosofía era un modo de hallar conocimientos verdaderos:
En primer lugar porque no contradice a la teología, así lo dice:
Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar en su
falsedad. Y menos aún es lícito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido
confirmado por Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como
claramente prueban sus mismas definiciones, no hay posibilidad de que los principios
racionales sean contrarios a la verdad de la fe
En segundo lugar, porque es la herramienta natural del hombre para conocer el mundo y el
Aquinate, como se ha visto, considera imposible pensar en la falsedad de la razón por lo
connatural que no es. No obstante, Tomás señalaba que si se llegaba a una contradicción real
y no aparente entre una conclusión de fe y otra racional, la errónea sería la de razón ya que
Dios es infalible. Un ejemplo de contradicción aparente sería la cuestión de la Trinidad:
Tomás, por razón, señala que "Dios es simple", y, por fe, que es "trino", pero para ser trino
(que no triple) hace falta ser uno, es decir simple, por lo que fe y razón no se contradicen, sino
que la gracia de la fe supone (acepta) y eleva (perfecciona) la naturaleza, racional en este
caso.
Ontología
Tomás, como máximo exponente de la figura de Aristóteles, tiene en el ser el punto de partida
de su esquema del pensamiento. El Aquinate comienza su ciencia en el ente, que se define
como lo que está siendo. Ahí introduce su innovadora distinción entre esencia y existencia. Ya
que podemos actualizar interiormente la esencia de un objeto (su figura, sus límites),
independientemente de que exista, de que tenga realidad propia, contenido propio, hay que
concluir que ambos son principios diferentes. Tomás asocia la esencia, por ser limitación, con
la potencia aristotélica, y la existencia, por ser perfección, como acto; en esta independencia
de la existencia respecto a la esencia radica la cuestión de la contingencia de los objetos y de
toda metafísica en general. Al hilo de ello, Tomás se refiere a a Dios, que es plenamente
subsistente no-contingente luego su existencia se encuentra en su esencia, se define como
el ser propio y absoluto, el Ser, como se verá más adelante.
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La siguiente innovación radica en las propiedades inherentes del ser, o trascendentales, que
son tres:
Unidad: Un ente, por Principio de no contradicción, es una realidad simple, es decir,
contradictoria. Esto enlaza con lo que dijo Aristóteles:
El Ser y el Uno son la misma cosa
Verdad: Se dice aquí que todo ente es inteligible, que cualquier ente cabe de ser pensado. La
verdad sería pues la propiedad de cognoscibilidad del ente, cosa afirmada por Agustín de
Hipona y reforzada por Tomás en su famosa definición:
Conformidad del entendimiento con su principio, las cosas
Bondad: Ya que el mal, por ser mera corrupción, no existe como tal, como ente, no hay ente
que sea "malo", así pues, todo ente es bueno, apetecible por la voluntad.
La ontología de Tomás no es, pues, una metafísica de las esencias y de las categorías como
venía siendo tiempo atrás sino de algo aún más profundo: del ser mismo lo cual conlleva un
punto de vista más real, optimista y exacto.
Conocimiento
La teoría del conocimiento de Tomás de Aquino es un rescate de la defendida por Aristóteles.
Para ambos el entendimiento toma la forma genérica y substancial de los objetos del exterior
(percibida a través de los individuos, plenamente reconocidos por la intencionalidad del
esciente) y la abstrae, dando lugar a la especie o universal en acto. En ello radica la
diferencia cognoscitiva entre hombre y animal, ya que el universal es un elemento
indispensable para toda ciencia, que sólo puede alcanzar el hombre.
La novedad de Tomás en este tema reside en su respuesta al problema de los universales.
Dicho problema, mencionado primeramente por Porfirio en su Isagoge, analiza el modo de ser
del universal. Ya que ésta cuestión es de capital importancia antropológica (Está visto arriba),
directa o indirectamente las grandes figuras intelectuales de la Edad Media como Agustín de
Hipona, Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury, Pedro Abelardo o Sigerio de
Brabante tomaron postura en la polémica. Tomás no sería menos y dio la siguiente solución,
destacando tres estados reales del universal:
Existencia de Dios
La demostración de la existencia de Dios, ofrecida en una formulación sintética a través de las
así llamadas "Cinco Vías" es un punto breve en la magna obra de Tomás. No obstante, su
exposición es tan completa y sistemática que ha hecho sombra a Platón, Aristóteles, Agustín
de Hipona o Anselmo de Canterbury y se ha convertido en el modelo de la filosofía clásica
respecto a éste punto.
La Primera Vía se deduce del movimiento de los objetos. Tomás explica mediante la distinción
de acto y potencia, que un mismo ente no puede mover y ser movido al momento, luego todo
aquello que se mueve lo hace en virtud de otro.
La Segunda Vía se deduce de la causa eficiente (pues todo objeto sensible está limitado por
la forma, de ahí que no sea eterno y sí causado).
La Tercera Vía se deduce a partir de lo posible. Encontramos que las cosas pueden existir o
no, que pueden pensarse como no existentes y por lo tanto son contingentes.
La Cuarta Vía se deduce de la jerarquía de valores de las cosas. Encontramos que las cosas
son más o menos bondadosas, nobles o veraces.
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La Quinta Vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Llegó a decir, fiel
a Aristóteles, que cada ente, como causado, debe tener un orden dado, tanto por razón de su
forma (esencia) como de su existencia y, remontándonos en la serie de causas finales, esto
sólo es posible si hay un Ser supremamente inteligente, que es Dios.
Obras principales:
La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa y, cuando se tiene en cuenta que murió a los
cuarenta y nueve años y había recorrido casi 10.000 kilómetros en viajes a pie se considera
una hazaña inigualable.
Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y sistemáticas, son
sus Sumas: la Summa Theologiae, la Summa contra Gentiles y su Scriptum súper Sentencias.
Aunque el interés y la temática principal siempre son teológico, cuenta también con varios
comentarios a obras filosóficas, destacándose, como se ha dicho antes, en Aristóteles con
obras filosóficas, polémicas o litúrgicas. A lo largo de la historia se le han atribuido obras
espurias, que con el paso del tiempo han dejado de ser consideradas de su autoría. Así, sus
obras se encuentran divididas en:
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Once exposiciones sobre los trabajos de Aristóteles
Dos exposiciones de trabajos de Boecio
Dos exposiciones de trabajos de Proclo
Cinco trabajos polémicos
Cinco opiniones expertas, o responsa
Quince letras sobre teología, filosofía o temas políticos
Un texto litúrgico
Dos oraciones famosas
Aproximadamente 85 sermones
Ocho tratados sobre teología
Summa Theologica
El "Opusculum contra errores Graecorum" refutaba los errores de los griegos sobre
doctrinas en disputa entre ellos y la Iglesia Romana, tales como la procedencia del Espíritu
Santo del Padre y del Hijo, el primado del Romano Pontífice, la Sagrada Eucaristía, y el
Purgatorio. Se utilizó contra los griegos con En el ámbito de los razonamientos humanos
sobre temas profundos, no puede encontrarse algo tan sublime como el argumento aducido
por Santo Tomás para demostrar que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo pero
recuérdese que nuestra fe no depende solamente de este razonamiento.