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La parábola del basurero

Cada oportunidad de servir a otros es un talento que


debes aprovechar para crecer y recibir bendición.
Por: Pastor Raúl Marroquín, noviembre 24, 2010

La actitud que tengamos ante la vida determina los logros que alcancemos. Sin importar dónde
trabajes o a qué te dediques, tu buena disposición hace la diferencia. Tengo un amigo con muy
buena posición económica y una historia impresionante. Inició como encargado de la limpieza de
los baños en la empresa donde trabajó por mucho tiempo. No tenía mayor preparación académica
pero se esforzó y poco a poco, ascendió hasta que le dieron la oportunidad de ser vendedor. No
tenía experiencia, sin embargo, aprendió de forma autodidacta y con el favor de Dios, en siete
años llegó a ser el vendedor número uno. Hay que tener buena actitud para saber aprovechar las  
oportunidades que se presentan.

Todos desechamos la basura de nuestras casas. Quienes recogen tu basura, la llevan al vertedero
de la ciudad donde hay personas que buscan lo que se pueda reciclar. De hecho, hay empresas
que se dedican al negocio del reciclaje y ganan mucho dinero recolectando plástico, aluminio,
papel y caucho, entre otros materiales.  Tiramos lo que creemos que ya no tiene valor, pero es un
tesoro para otros. Los empresarios que ven la basura como una oportunidad, ahora son
millonarios. En México, el negocio del reciclaje  deja más de 450 millones de dólares en utilidades.
Así se presentan las bendiciones de Dios, como algo que unos desechan y para otros es una gran
oportunidad.
El pastor Cash Luna cuenta que trabajó para el Canal 21 de Guatemala como chofer del encargada
de llevar el cassete de video al Cerro Alux. En esa época, era necesario llevar diariamente el
documento grabado al cerro para que se transmitiera. Era tedioso hacerlo, pero él se ofrecía, a
pesar de estar cansado por su extenuante jornada de trabajo y estudio. Quién diría que   la
oportunidad de ser chofer se convertiría en la oportunidad de ser el pastor número uno de las
cadenas de televisión cristiana. El programa de Noches de Gloria es uno de los más vistos en los 
lugares donde se presenta. En la vida, las oportunidades son pequeñas pero pueden volverse
grandes.

Mateo 25:14-15 explica: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó
a sus siervos y les entregó sus bienes.  A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada
uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

La Palabra dice que el hombre entregó los talentos de acuerdo a las capacidades de cada uno.
Ojalá que seas de los que recibe cinco porque Dios ve gran capacidad y buena actitud en ti. Por
ejemplo, si caminas por el pasillo hacia tu oficina y ves un papel tirado, ¿qué haces?,  ¿lo pateas, le
pasas encima, llamas a la persona de mantenimiento para que lo recoja o lo recoges tú mismo?  
¡Imagina que sea una estrategia del gerente general para premiar al que demuestre buena actitud
y lo recoja!  Hay algunos que lo dejarían tirado, pero la actitud correcta sería recogerlo porque
Dios ve cómo utilizas los recursos y es más económico agacharse que llamar a alguien para que lo
haga. Nuestra actitud habla de quienes somos.
Es necesario reconocer los talentos para saber en qué momento nos entregan alguno y
aprovecharlo.

Talentos que deben aprovecharse

Mateo 25: 16-21 continúa con el relato: Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con
ellos, y ganó otros cinco talentos.  Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.
Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de
mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que
había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.  Y su señor le dijo: Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

La Biblia nos habla de tres diferentes actitudes frente a los talentos. Uno de los siervos se arriesgó
y los negoció. Nadie le dijo que debía hacerlo, simplemente tomó la decisión porque seguramente
ya lo había hecho antes y sabía qué riesgos tomar.  El señor sabía que era una persona inteligente,
por eso le dio cinco talentos que convirtió en diez. Quien recibió dos, ganó otros dos pero el que
recibió uno decidió esconderlo.

El señor le dijo al siervo que le había entregado poco para ver su capacidad, pero que a partir de
ese momento, le pondría sobre mucho porque había demostrado ser fiel. Lo que tengas, aunque
pienses que es poco, puede transformarse en mucho, todo depende de ti.

Siempre pensé que los talentos serían una “oportunidad de oro” como ser asignado en un buen
puesto, con oficina, asistente, computadora, etc. Pero no es así. Los talentos son pequeñas
oportunidades porque si demostramos ser fieles en lo poco, entonces, seremos puestos en
mucho.  No esperes grandes oportunidades para demostrar tu fidelidad y capacidad. Los talentos
son sencillas situaciones de servicio en la célula, en el trabajo o en tu hogar. Aprovecha ese
momento que tienes para sonreír, atender a tu prójimo, recoger la basura, ser útil en algo, allí
están los talentos que te harán crecer. No entierres esas pequeñas oportunidades que pueden
convertirse en grandes empresas.

Yo tengo la responsabilidad y el honor de organizar las cruzadas de Noches de Gloria. Es una gran
bendición que acepté porque vi la oportunidad de servir, mientras otros no quisieron tomar el
riesgo. En algún momento me ofrecieron el reto cuando alguien dijo: “Yo no me animo, me cansé,
ya no quiero”. Recibí lo que otra persona pensó que era basura.  También puedo decir que soy
pastor porque alguien no quiso serlo, soy producto del reciclaje.  Siempre veo mucho en lo poco,
aunque tarde tiempo en descubrirlo.

Reflexiona: ¿Cuántas oportunidades de servir has desperdiciado en tu trabajo, en la iglesia o en


casa?  Algunos esperan con  el reloj en la mano a que sean las cinco de la tarde para salir corriendo
de la oficina. ¿Dónde está la milla extra?  Cuando surja la oportunidad de un ascenso, ¿a quién
escogerán, al que se va puntual o al que llega temprano y se va tarde? ¡Demuestra que tienes
ganas de trabajar para ser tomado en cuenta! Deja la actitud de basurero y asume la de reciclador
que toma lo que otros desechan y se hace millonario.

Fui testigo de un caso especial. Una amiga que está a cargo de una tienda de ropa, sacó varias
prendas nuevas que estaban en rebaja por remodelación.  Se las ofreció al señor que recogía la
basura a cambio de que se llevara un poco de ripio.  El señor aceptó pero lo primero que metió al
camión fue la bolsa de ropa y luego empezó a echar el ripio. Cuando sintió que ya no le cabía, le
dijo a mi amiga: “Vuelvo mañana por lo demás”. Pasaron cinco días y no regresaba. Al volver por la
basura, mi amiga le recordó el ripio pero la respuesta fue: “Ya no puedo llevarme lo que quedó”.
Entonces mi amiga le dijo: “Lástima porque tampoco podrá llevarse estas colchonetas nuevas que
iba a regalarle”. El hombre perdió la oportunidad al incumplir su parte del trato y demostrar que
no tenía la intensión de colaborar.  Definitivamente tenía actitud de basurero, no de reciclador. En
la empresa siempre debes ser el que se ofrece a tomar una responsabilidad, aunque estés
“atorado” de trabajo. Verás que tu entusiasmo será recompensado. Nunca desperdicies una
oportunidad para servir porque ese es un talento disfrazado.  

No tengas miedo, demuestra que eres capaz


Mateo 25: 22-24 cuenta qué pasó con los otros siervos: Llegando también el que había recibido
dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos
sobre ellos.  Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor.  Pero llegando también el que había recibido un talento,
dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste;

Si sabes que tus líderes tienen un estándar alto, debes esforzarte por complacerlos, no esconder lo
que te confían. Yo sé que mi Pastor es exigente, así que me esfuerzo, no pienso en “hacerme el
loco”. Si me pregunta cómo me fue en la prédica, no le respondo: “No fui a predicar porque no
tenía ganas, además, ya había terminado mi horario de oficina”. Eso sería terrible y seguramente
le decepcionaría. No podemos reaccionar de esa forma.

Mateo 25: 25-28 relata lo que dijo el amo: por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la
tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías
que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi
dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle,
pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.

El miedo paraliza al talento y nos hace perder oportunidades. El resultado será que le darán más al
quien ya tiene porque ha demostrado ser productivo y fiel. Quien tiene capacidad puede asumir
responsabilidades.  Alégrate si eres de los que dice: “Mi jefe siempre me exige más, parece que
nunca está satisfecho con lo que hago”. Esa es una prueba de que  te asignan más trabajo porque
saben que eres capaz de cumplir. Si Dios exige más de tu servicio es porque sabe que puedes
darlo.
El mejor talento  que puedes recibir de Dios está delante de ti, es Él mismo, no pierdas la
oportunidad de recibirlo en tu corazón como Señor y Salvador. De esa forma podrás ser
merecedor de muchas otras oportunidades.

La Biblia dice que el talento está en lo poco. No tengas miedo ni actúes con negligencia, aprende a
ver más allá de las apariencias, piensa en el futuro no en el presente, sé un visionario. Busca la
actitud correcta frente a las cosas pequeñas. Empieza a revisar qué puedes mejorar en tu trabajo,
en tu casa y en tu vida de fe.

Hace poco visité unas oficinas que daban pena. Me dije: “No podría trabajar aquí aunque me
pagaran muy bien porque primero tendría que venir a limpiar”.  En ese lugar se notaba que no
había respeto para los trabajadores, mucho menos para los clientes.  La actitud de todos era:
“Limpiar no es parte de mis atribuciones, no soy de mantenimiento”. Con esa actitud no es posible
avanzar y prosperar en nada. Seremos agentes de cambio cuando tengamos una mentalidad de
recicladores, no de basureros. Aprendamos a ver las cosas que no son como si fueran. Activemos
nuestra fe para ver el potencial en cada pequeña oportunidad de servicio.  

Todo depende del lente con que se vea, así que imagínate con lentes nuevos que te ayuden a ver
las cosas con mejor actitud. Dale gracias a Dios por la libertad que tienes, aprende a ver las
oportunidades y declara buenas nuevas para tu país y tu vida. Desde ahora serás un siervo útil,
lleno de entusiasmo. 

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