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Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luís Duhalde, en el prólogo a la edición de 1973 de Apuntes para la

militancia, sostienen que Cooke escribe este texto, en 1964, con un objetivo bien determinado: acercar a
las bases del Movimiento Nacional Peronista una visión histórico-política que sea comprensible. En
efecto, Cooke considera que el conocimiento teórico e histórico es fundamental para la lucha por la
liberación llevada a cabo por este Movimiento. Para Cooke, contar con información adecuada no es sólo
un derecho que la masas se han ganado por sus años de lucha, sino también (y principalmente), se trata
de una condición esencial para cumplir la tarea de liberar la patria de la “explotación nacional e

internacional”[1].

El planteo de Cooke es, por lo tanto, que el conocimiento teórico posibilita la articulación de estrategias
y tácticas mas adecuadas para la lucha. La cuestión gira en torno a la relación entre teoría y praxis. En
cierta medida, se trata de aquello que Marx planteara en su celebre Tesis 11: “la filosofía hasta ahora a
intentado comprender el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Cooke habla de un tipo de
conocimiento cuya finalidad no es el conocimiento en sí mismo, sino que, por el contrario, debe ocuparse
de orientar a las masas en su quehacer revolucionario. En este sentido, su posición se arraiga en una
tradición que contradice la formula aristotélica del conocimiento como finalidad última, tradición en la cual
podríamos enmarcar a Maquiavelo, al ya mencionado Marx, a Gramsci, a Sartre, etc.

En algunos momentos del texto, Cooke habla de una “mision histórica” de las masas peronistas. El
empleo de esta construcción, es decir de “misión histórica”, podría retrotraernos a cierta lectura del
marxismo determinista, a partir de la cual se comprende que las condiciones objetivas del devenir
histórico hacen del proletariado el sujeto socio-económico al cual ineludiblemente le está conferida la
misión de acabar con el capitalismo. Sin embargo, lo que dice Cooke no puede ser comprendido a partir
del determinismo. Precisamente, al advertir sobre los riesgos que corre el Movimiento, al no tener una
adecuada formación teórica e ideológica, significa que no hay un triunfo pautado de antemano.

Con respecto a esto último, Ortega Peña y Duhalde señalan que Cooke se estaba enfrentando a tres
serios problemas dentro del peronismo: una inadecuación entre el papel objetivo del peronismo y su
supuesta ideología-doctrina, la ausencia de una teoría revolucionaria del peronismo coherente y
adecuada para la toma del poder y la falta de un desarrollo de la programación de un socialismo nacional.

En lo que concierne al primer punto, es interesante señalar las similitudes con el planteo de Sartre en la
Crítica de la razón dialéctica. En esta obra, el filósofo francés sostiene que el marxismo es la única
filosofía viva de nuestro tiempo. Por lo tanto, sólo ella puede darnos un saber totalizador de la época
contemporánea. Sin embargo, Sartre advierte que el marxismo ha entrado en un estado de esclerosis, en
el cual, el dogmatismo y el economicismo, lo han reducido a un formalismo vacío incapaz de dar cuenta
de las particularidades concretas que conforman la historia viva. Sartre advierte que el riesgo de esto es
que la historia se haga sin saberse. En lo que hace al Partido Comunista (Sartre escribe esto en 1960, por
lo que cuando habla del PC, se refiere también a la URSS), si bien reconoce que objetivamente su praxis
puede ser revolucionaria, no hay una teoría que ilumine adecuadamente esta praxis, por lo que existe la
posibilidad de que se culmine en un desastre. Cooke, por su parte, dice que “la indigencia teórica puede

llevar al desastre ideológico”[2]. Tanto Cooke como Sartre, señalan que parte de la responsabilidad de la
pobreza teórica es de la burocracia. Obviamente, Sartre se refiere a la burocracia soviética, mientras que
Cooke se refiere a la burocracia peronista.
Para Cooke, la tarea del intelectual tiene, entonces, como finalidad servir al despliegue o desarrollo de
la autoconciencia de las masas para que estas conviertan en acto todo su potencial revolucionario.
Precisamente, cuando habla de la teoría política, dice lo siguiente:

Lo primero que procuramos demostrar en la brevedad de este informe es que la teoría


política no es una ciencia enigmática cuya jerarquía cabalística manejan unos pocos
iniciados, sino un instrumento de las masas para desatar la tremenda potencia
contenida en ellas. No les llega como un conjunto de mandamientos dictado desde las
alturas, sino por un proceso de su propia conciencia hacia la comprensión del mundo
que han de transformar[3].

Como ya dijimos más de una vez, el quehacer teórico, se encuentra ineludiblemente ligado a la praxis.
En Cooke, este ligamiento entre teoría y praxis, se encuentra fundado principalmente en la tarea del
teórico como descubridor. Es decir, la función del teórico, no sería otra que la de descubrir el campo de
acción en donde se desarrolla la lucha de las masas y el sentido histórico de dicha lucha. Para Cooke, el
peronismo necesita esto con urgencia ya que ayudaría a saber mejor las fallas cometidas, las posibles
formas de solucionarlas, tener más en claro los posibles aliados y los sectores ineludiblemente
antagónicos. Cooke aclara que para esto es necesaria una visión global de la Argentina.

Para saber cuales son nuestras fallas y llegar a sus causas hay que tener una visión
global de la Argentina, de las fuerzas que chocan en su seno, de las características
que revisten esos conflictos. Y dentro de ese marco historico, examinar el significado
del peronismo, con que tendencias sociales es irreductiblemente antagónico, que
políticas lo condenaran a frustrarse[4].

Para esta compresión global de la Argentina, Cooke hace una lectura crítica de la historia de nuestro
país. En cierta medida, podríamos decir que la lectura de Cooke se inscribe en el marco del revisionismo
histórico. Es decir, que, aún con diferencias, su posición corre en paralelo con las de Jauretche,
Hernández Arregui, José María Rosa, etc. Cooke leerá, entonces, la historia argentina a “contrapelo” de la
“historia oficial”, es decir, a “contrapelo” de aquel relato histórico inaugurado por Mitre y Sarmiento.

Para Cooke la historia argentina se encuentra atravesada por el enfrentamiento entre dos modelos de
país en constante pugna: por un lado el modelo nacional y popular; por otro, el modelo oligárquico-liberal.
Mariano Moreno, Dorrego, Juan Manuel de Rosas, los caudillos del Interior, las montoneras, el primer
radicalismo, serían algunos de los representantes del primer modelo. Rivadavia, los unitarios, la
burguesía comercial porteña, las oligarquías agropecuarias de las provincias, los del segundo. El
enfrentamiento entre ambos modelos se nuclea en torno a una dicotomía esencial: independencia o
dependencia. Cooke señala que el peronismo es la representación actual de las fuerzas nacionales y
populares mientras que el antiperonismo representa los intereses de la oligarquía liberal. Con respecto a
la izquierda anti-peronista, principalmente el Partido Socialista y el Partido Comunista, Cooke sostiene
que, si bien en sus discursos y proclamas sostienen un modelo que no era el de la oligarquía liberal, la
prácticas de ambos siempre terminaron por beneficiar dicho modelo.

Si bien Cooke se enrola, en parte, en el revisionismo historico, no por ello deja de lado el método de
análisis marxista. La lucha de clases y las transformaciones económicas de la sociedad están presentes
en su planteo. Sin embargo, sus posiciones son diferentes al del marxismo ortodoxo de la época. En
efecto, el mismo Cooke dice que los defensores del marxismo (principalmente los comunistas) no
emplean el metodo de aquel a quien dicen seguir; “(…) lo que siempre ha caracterizado al PC argentino

es, precisamente, el no aplicar la teoría que invocan”[5]. El “marxismo” de algunos marxistas es, para
Cooke, una doctrina, un dogma, una abstracción que no tiene en cuenta el contexto histórico ni las
particularidades sociales. Precisamente, tanto Cooke como otros teóricos del peronismo, señalarán que
varios marxistas argentinos realizan planteos políticos como si se encontrarán en un país industrializado
del primer mundo, y no en una nación periférica regida por un sistema semicolonial, como lo que
verdaderamente es nuestro país.

Ahora bien, con respecto a la lectura de la historia argentina, Cooke advierte que no se trata de repetir
programas ni planteos. Moreno, Dorrego y Rosas son hombres admirables, patriotas que constituyen
algunos de los nombres más importantes de la tradición independentista. Sin embargo, si bien el
Movimiento Peronista se arraiga en dicha tradición, los planteos deben ser acordes al propio momento
histórico. En este punto, el planteo de Cooke abre una doble dimensión de la tarea del intelectual: por un
lado, investigar el pasado, encontrar en el desarrollo histórico el desenvolvimiento de las fuerzas y actores
sociales antagónicos, contextualizar al peronismo dentro de una tradición nacional de luchas populares;
por otro lado, colaborar en elaboración de nuevos programas, en el establecimiento de tácticas y
estrategias, ayudar a corregir fallos, a entablar alianzas y a enmarcar a los enemigos ineludibles.

Entre una y otra dimensión existe un vínculo dialéctico. Unos renglones arriba, hicimos mención a la
tradición. En efecto, el planteo de Cooke, en cierta medida, podría pensarse como un descubrimiento y
una renovación de la tradición. El mismo Cooke dice: “nosotros postulamos la defensa y continuidad de la

tradición”[6]. El conocimiento teórico debe servir, entonces, para descubrir las capas profundas que
subyacen a la actual práctica de las masas para encontrar en ellas su sentido histórico. Sin embargo,
dicho sentido se debe reactualizar a partir de la innovación, de nuevas propuestas, de las exigencias de
las condiciones actuales. La tarea del intelectual no será ni la de un “ideologicismo” abstracto alienado de
la historia y de la experiencia popular; pero tampoco una sacralización del pasado que, en última
instancia, es un deseo de volver a él, como puede plantearlo cierto revisionismo conservador. Por otra
parte, el descubrimiento de esta historia profunda, como así también la elaboración de nuevos planteos,
tienen como fundamento la experiencia misma de las masas y el conocimiento que estas, de una forma u
otra, ya poseen:

“Las función inexcusable es extender y ahondar ese conocimiento directo, elaborar críticamente datos de
la realidad contemporánea y presentar conclusiones que aclaren su sentido, extraer y generalizar las
enseñanzas que deja la acción colectiva, tareas sin las cuales no se perfeccionan las formas

organizativas y de combate”[7].

[1] Cooke, John William, Apuntes para la militancia, tomado de la versión digitalizada del sitio “El Ortiba”
(http://www.elortiba.org/), p. 2.
[2] Ibid., p. 3.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] Ibíd., p. 5.
[6] Ibíd., p. 11.
[7] Ibíd. p. 2.

1) Hablar de “relación entre teoría y praxis” es no entender el término praxis.


2) No hay determinismo en Marx, pero la misión histórica del proletariado es la liberación de la
explotación en la sociedad capitalista. Por lo tanto, el marxismo NO es DETERMINISTA, ya que
el papel subjetivo es también determinante.
3) Qué tiene que ver que “no hay un triunfo pautado de antemano” porque “no hay una adecuada
formación teórica e ideológica” con no caer en el “determinismo” de considerar que el
proletariado tiene una “misión histórica”?
4) Sobre el papel “objetivo” del peronismo y la ausencia de una teoría revolucionaria del peronismo
coherente, no hacen falta comentarios a mi entender. Ahora, si es para desarrollar un “socialismo
nacional”, les deseo suerte.
5) El humanista Sastre, que tiene unos inicios teóricos por lo menos nefastos no es el único que
critica el economicismo y el dogmatismo. Así que no entiendo por qué la vinculación él y no con
Gramsci, o con Althusser por ejemplo. O sí la entiendo, jajaja.
6) Si, si, si, “la indigencia teórica puede llevar al desastre ideológico” ES ASI.
7) Tanto Cooke como Sartre atribuyen la indigencia teórica a la burocracia: es una abstracción
absoluta. Que se los explique Weber.
8) La cita de Cooke sobre el desarrollo de la conciencia de las masas, la tendría que leer en el
texto. Así como está, el párrafo citado puede servir para afirmar cuestiones antinómicas.
9) Cooke dice que la tarea del intelectual es separar lo que está bien hecho de lo que está mal
hecho?
10) Bien, toda la pedorrada del revisionismo se resume, para mi en: el problema son los vendepatria.
Es decir, empresarios (o capitalistas) y comunistas. Como dice el amigo Ale – Anónimo, jajaja.
11) “no por ello deja de lado el método de análisis marxista”, jajajajaja. Pero se enfrenta al marxismo
ortodoxo (siempre la culpa la tienen los ortodoxos). “La lucha de clases…… está presente en su
planteo”. Si, la lucha de clases entre Rosas y Sarmiento, bien!!!!!
12) Así que Cooke quería encontrar el “sentido histórico de las masas” (la negrita es mía) No es que
esto es determinismo?

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