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No cabe duda de que Juan Rulfo es uno de los grandes hitos de lo que se denominó
realismo mágico. Prueba de ello es la ingente cantidad de trabajos y monografías de su
figura no ya solo desde un punto de vista literario, sino también desde una óptica
lingüística; de hecho, se han llevado a cabo investigaciones acerca del estilo y el léxico
que el autor emplea. Sin embargo, estos suelen centrarse en un estudio del léxico de un
modo general, sin adentrarse en lo específico de cada vocablo y en la historia que lo
circunda.
Es por ello, en primer lugar, por lo que las líneas de este trabajo, titulado
Coloquialismos, popularismos y vulgarismos americanos en la obra de Juan Rulfo,
deben entenderse como una mera selección de vocablos de entre la ingente cantidad que
aparece en las tres obras principales del autor mexicano: Pedro Páramo, El llano en
llamas y El gallo de oro.
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Para plasmar el método lingüístico, se ha tratado de realizar una entrada lexicográfica de
la acepción aparecida en las obras de Rulfo. Esta labor se ha hecho a semejanza de otras
obras lexicográficas como el Diccionario de americanismos (DAMER), el Diccionario
del español de México (DEM) o el Diccionario histórico del español de Canarias
(DHECan), entre muchos otros.
A pesar de que son muchos los modelos válidos para el estudio, se ha seguido como
base el Diccionario histórico del español de Canarias por varias razones: en primer
lugar, porque es intuitivo, claro y muy visual, lo cual lo hace un diccionario muy
atractivo; en segundo lugar, porque contiene ejemplos de uso, lo cual lo convierte en un
diccionario que parte del uso, de los corpus, y no al contrario; y, en tercer lugar, porque
documenta a partir de fuentes primarias.
Para la fundamentación del diccionario a través de ejemplos nos hemos basado, como
desarrollaremos en la metodología, en los corpus clásicos como el CORDE, el CREA y
el CORDIAM, aunque también en otros que presentan un enfoque metodológico mucho
más moderno, como es el caso del Corpus del español o Sketch Engine. No hay que
olvidar, por otro lado, las posibilidades que ofrece Google (https://www.google.es/) y,
en concreto, Google Libros (https://books.google.es/) o Google Académico
(https://scholar.google.es/), que han sido empleados como corpus complementarios.
Dado que también se ha realizado un estudio diacrónico, como hemos dicho
anteriormente, para la evolución a lo largo de las obras lexicográficas se han consultado
también distintas herramientas de la Real Academia: el Fichero General, el Nuevo
Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE), además de los distintos
diccionarios actuales, como el Diccionario de la Lengua Española (DLE) o el
Diccionario de americanismos (DAMER) u otros que no pertenecen a la misma, como
el Diccionario del español de México (DEM), el Diccionario de mexicanismos de
Santamaría o el Diccionario del español usual en México.
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2. OBJETIVOS
Además de mostrar el carácter coloquial y popular de la obra de Rulfo por medio de una
serie de ejemplos, el objetivo principal del trabajo es, como ya hemos comentado,
completar, revisar y actualizar el Diccionario de americanismos. Para ello, valiéndonos
de distintos corpus que detallaremos posteriormente y seleccionando ejemplos
significativos, se tratará de, en primer lugar, de determinar aquellos americanismos —
tanto léxicos como semánticos— en la obra de Juan Rulfo. Después, trataremos de
establecer y contrastar su etimología —que en ocasiones no coincide con las que aporta
el DAMER o el DLE—, su uso, es decir, si es empleado por las clases populares o como
un coloquialismo, y su extensión geográfica partiendo no solo de las distintas obras
lexicográficas, sino también de los ejemplos extraídos de corpus. Seguidamente, se
tratará de exponer la definición y los distintos ejemplos que la constatan. La aportación
de ejemplos es una parte fundamental del trabajo, pues le confiere un carácter real,
auténtico si se quiere, pues se parte de corpus, es decir, del uso real.
3. METODOLOGÍA
Además del lema, que corresponde con la acepción que aparece en la obra de nuestro
autor, se han añadido variantes del mismo en un cuerpo menor, la etimología entre
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paréntesis y, seguidamente, la definición de la acepción que aparece en la obra del
autor mexicano. Dentro del lema, se ha tratado de establecer marcas como la categoría
gramatical, el uso que presenta y la extensión geográfica. Para las marcas de uso, dado
que diccionarios como el DLE, el DAMER o el DEM tienden en muchas ocasiones a
confundirlas, se han tomado y considerado las marcas del DEA, de Seco (véase
Glosario de términos lingüísticos utilizados, DEA, 1999): argot, coloquial (col.),
despectivo (desp.), especialidad (espec.), eufemístico (euf.), histórico, jergal (jerg.),
juvenil (juv.), literario (lit.), popular (pop.), raro, vulgar (vulg.).:
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Juvenil (juv.). Es juvenil la palabra o expresión propia del habla de los jóvenes.
Por ej., guay, en plan.
Popular (pop.). Uso propio de nivel cultural bajo. Por ej., Demientras, asín, sin en
cambio, endentro, dentrar, etc.
Vulgar (vulg.). Es vulgar una palabra malsonante o de mal gusto que debe evitarse
en situaciones formales o ante personas de cierto respeto. Por ej., cagar, gilipollas.
Raro. Palabra o uso infrecuente; en especial, palabra anticuada empleada hoy solo
de manera ocasional. Por ej. yeyé.
Para concretar la etimología, además de en el uso que nos proporcionan los ejemplos,
nos hemos basado también en las distintas obras lexicográficas: el DLE, el DAMER, el
DEM, el Diccionario de mexicanismos de Santamaría , el Diccionario del español usual
en México y, sobre todo, en el DCECH, de Joan Corominas.
Además de la definición, las marcas y los distintos ejemplos, siguiendo el modelo del
Diccionario Histórico del Español de Canarias, se ha llevado a cabo un análisis o
comentario de la palabra en cuestión. Este comentario, grosso modo, se compone de
cuatro partes fundamentales:
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Estudio diatópico: para ello, ha sido fundamental la consulta de distintas obras
lexicográficas y, sobre todo, del Corpus del español. En algunas ocasiones,
basándonos en los datos que aporta este corpus, se han realizado mapas o
gráficos a través del recurso Tableau.
Estudio diastrático y diafásico: basándonos también en los distintos diccionarios
y en los corpus, se ha tratado de establecer quién usa el vocablo en cuestión y en
qué registros se emplea.
Estudio del uso actual: por supuesto, basándonos en la cantidad de ejemplos
encontrados y las marcas en las obras lexicográficas, hemos tratado de ver si la
palabra se emplea o no, si es moribunda, si tiene vitalidad…
Estudio de su evolución léxico-semántica mediante las distintas obras
lexicográficas: a lo largo de las distintas obras lexicográficas —encontradas
gracias al Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE)— se ha
tratado de ver cómo han cambiado las distintas acepciones del vocablo hasta la
actualidad.
Relacionado con lo anterior, se han aportado comentarios que determinan y
estudian otras acepciones ajenas a la obra de Rulfo.
Para la realización de esta última parte del comentario, además de los corpus y de las
obras lexicográficas ya citadas, ha sido fundamental otro recurso que nos ofrece la
RAE, el Fichero General. Consta de más de diez millones de papeletas, léxicas y
lexicográficas, ordenadas alfabéticamente en gavetas que contienen, cada una, unas dos
mil cédulas. Este fichero se ha ido formando desde una fecha muy temprana, si bien su
período de máxima expansión se sitúa entre 1930 y 1996, años en que la Academia
afrontó la redacción del Diccionario histórico en sus dos ediciones. Por tanto, además
de recurrir a fuentes lexicográficas propiamente y distintos corpus, se han analizado
manualmente otros tipos de información como las que nos ofrece el Fichero General.
Esta herramienta nos ofrece importante información relativa a la etimología, uso,
definiciones, información diatópica, diacrónica, etc. También ha sido fundamental la
aportación del Nuevo Diccionario Histórico, que busca presentar, de un modo
organizado, la evolución del léxico español a lo largo del tiempo hasta la actualidad. Sin
embargo, solo lo hemos empleado en un caso, pues dicha obra solo llega hasta el lema
bajoca.
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4. JUAN RULFO Y SU ÓPTICA
El componente mágico, por tanto, es una práctica cultural propia, algo totalmente
integrado, un magma donde realidad y magia son inseparables la una de la otra. Eso
explica que, para denominar aquello que esbozó con sus obras Elena Garro1 y que
continuaron otros como de Juan Rulfo, Miguel Ángel Asturias, Horacio Quiroga o
Gabriel García Márquez con obras de capital importancia como Pedro Páramo o Cien
años de soledad, se prefieran emplear otros términos como transculturación2. Este
término viene a oponerse al viejo concepto de aculturación, concepto anglosajón
asociado a la descolonización del siglo XX para optar, como dice Fernando Ortiz, por
un vocablo que
expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra,
porque este no consiste solamente en adoptar una cultura […], sino que el proceso
implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente,
lo que pudiera decirse una parcial desculturación y, además, significa la
consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse
neoculturación. (Rama, 2004: 32-33)
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Autora de gran calidad literaria, promotora del realismo mágico, que fue gravemente silenciada y
perseguida. Se trata de una de las mejores voces de la literatura hispanoamericana del siglo XX.
2
Concepto tomado de Ángel Rama de su libro Transculturación narrativa en América, quien, a partir del
antropólogo Fernando Ortiz, aplica este término al terreno literario para denominar al proceso por el que
la cultura dominante llega a un espacio común, a un proceso de acoplamiento por el que una cultura
anterior, por su plasticidad, permite la incorporación de elementos, originando así una cultura nueva.
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culturas completamente diferentes; y es precisamente México donde este término cobra
mucho sentido.
Como una ruptura respecto a la narrativa realista y regionalista anterior, Rulfo primero y
García Márquez después rompen con el positivismo occidental pero conjugándolo con
otro pensamiento que es una realidad cultural colectiva anterior que ya está en ellos:
Estos autores, por tanto, buscan hacer posible en el texto la confluencia de elementos de
ambas culturas. Según Ángel Rama, lo encontramos en tres niveles: léxico, que nosotros
aquí analizamos, la estructura narrativa y, por último, la cosmovisión.
En el nivel léxico, Rulfo hace una construcción literaria de lo que podría ser un lenguaje
hablado. No, hay, por tanto, la intención de reflejar el lenguaje hablado per se, sino una
voluntad de reflejar lo oral y los regionalismos, de reflejar la manera propia de hablar en
México. Esto no solo de produce en el léxico, sino también en las cuestiones
gramaticales o en la sintaxis, donde hay una identificación del habla popular mexicana.
La presencia de un lenguaje popular no está asignada, sino que se asume como el
lenguaje propio sin complejo de inferioridad. El narrador no se esfuerza por utilizar
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palabras coloquiales, pero cuando tiene que utilizar diferentes registros lo hace sin
miramientos.
Tres han sido las obras seleccionadas: El llano en llamas. Pedro Páramo, y El gallo de
oro.
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El gallo de oro, creado originalmente con las expectativas de ser un guion
cinematográfico, este «cuento» para unos o «novela corta» para otros se rodaría
con el mismo nombre en 1964. Es la obra menos conocida. Relata la vida de un
hombre de pueblo que entre la desdicha logra la riqueza y bienestar y, como en
el resto de las obras de Rulfo, tiene un desenlace lógico y realista aunque
trágico. No han sido muchas las palabras seleccionadas de esta obra, ya que
aparecen muchas palabras de ámbito de las peleas de gallos, de modo que se
trata de una jerga.
A estos dos títulos habría que añadir una novela inconclusa, El hijo del desconsuelo, de
la que sólo tenemos un fragmento con el título de «Un pedazo de noche».
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5. SELECCIÓN DE PALABRAS
5.1. APACHURRADO, -A
1826. España. Leandro Fernández de Moratín. Cartas de 1826 ¿Con que, tienes
armada una de los demonios al mitrado segontino? ¡pobre infeliz quando se
halle apachurrado debajo de la trampa, y tú encima de él, triunfante y contando tus
talegos, que no serán pocos, si ha de pagarte lo que te debe! Dios te dé la salud que
necesitas para llevar a efecto tan ardua empresa,
1858. México. Juan Díaz Covarrubias. Desprendido por varios hombres desde la
altura, cayó sobre él; un grito unánime de los que contemplaban fue la plegaria más
elocuente que pudo llegar a los oídos de Pípila, que había sido apachurrado como un
insecto bajo el pie; pero al cabo de dos segundos se levantó dando un brinco y saludando
a sus compañeros, como lo hacen los toreros que después de haberse hallado entre los
cuernos del toro han tenido la fortuna de escapar de ellos vivos.
1987. Argentina. Ernesto Sábato. Cristóbal Nonato. Lo dejo que siga viviendo
con tanta convicción mis enseñanzas, o le impido que me ahorque? Ya no dudó: dejó caer
la bota minera sobre los dedos descalzos de Homero, el gordo chilló y fue a sentarse a su
silla de pupilo retrasado, sobándose el dedo apachurrado. Benítez se arregló la corbata y
prosiguió, tosiendo tantito.
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discriminatorio, hambriento de violencia, que parece anidar en toda la fauna humana del
libro.
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También en el Fichero General se recoge una ficha que nos puede recoger uno
de sus primeros usos en América, datado en 1858:
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Los resultados de esta tabla son engañosos, pues apachurrado presenta una mayor frecuencia en
México.
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Sin embargo, tal y como recoge el DAMER, en México se emplea especialmente
apachurrado con el sentido de ‗chafado, herido por un golpe‘.
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abrazada por una persona. hacer nada, por
4.Mx. Referido a un botón o a la tecla cansancio, desánimo,
de un aparato o dispositivo, oprimido, flojera, etc:
presionado.
5.
Mx, Ho, Ni, CR, Co, Ve. metáf. Referi
do a persona, desanimada,
desmoralizada, desalentada.
6.Mx. Referido a persona, vencida,
derrotada abrumadoramente por otra.
7.Mx. Referido a persona o a una
parte de su cuerpo, herida por un
fuerte golpe o colisión.
Mx. Referido a una mujer, penetrada
sexualmente por un hombre
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Esta palabra, además, es recogida por el Diccionario Histórico de la Lengua
Española, tal y como vemos en la siguiente imagen:
5.2. CHAMUCO
Chamuco. (del azteca chamoco ‗diablo‘). n. coloq. Mx, Ni. Diablo, demonio.
1955. México. Juan Rulfo. El llano en llamas. Ella le dirá que me perdone, para
que yo no me preocupe más. Por eso se confiesa todos los días. No porque ella sea mala,
sino porque yo estoy repleto por dentro de demonios, y tiene que sacarme esos chamucos
del cuerpo confesándose por mí.
1960. México. Anuario del cuento mexicano. Alguien ido saltos arriba. Sería el
Chamuco. Este gringo ya tenía los días contados. Usted, amigo no es culpable. Usted
nomás arrimó el cuchillo y el Diablo terminó el trabajo —don Vicente ya no se reía; tenía
la cara preocupada—.
1975. México. Piezas de teatro joven jalisciense. ¿Jin, Jin, has visto alguna vez un
chamuco? No, pero he oído mucho de ellos. Yo oí que no solamente te comen. Primero
te torturan y te vuelven loco.
1982. México. Rafael Gaona. Nadie diga que no es cierto. Interviene el chamuco:
-Eso no obsta, Lola. No disculpa. Lola se defiende, razona su defensa: -Muy clarito que
miraron el moquito de cocono, yo as vi, apenitas la mitad de mi dedo chiquito. Y el
chamuco: -¿Acaso el tamaño disminuye la culpa? Acepta que eres mala y lujuriosa.
1993. México. Jenny Hayen. Por la calle de los anhelos.: "¿Cómo y con qué
compraremos, díganme si no, dónde consagrar nuevamente las hostias para que reciban a
Nuestro Señor? -si es que Él quiere venir de nuevo a sus ingratos corazones, que buena
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falta les haría- a ver si así se les sale el chamuco, y borramos de su alma el pecado de
creer en estas supersticiones. Deben desagraviarlo, para que los bendiga. Hay que pugnar
por colocarlo nuevamente en su custodia, de manera digna". Y se retira gruñón,
refunfuñando con mímica, pensando en voz alta, bueno... más bien baja, por temor a que
escuchen en realidad sus
sinuosas palabras, mejor dicho bufidos.
Los ejemplos hallados en los diversos corpus y fuentes parecen indicarnos que
presenta un uso extendido en México, aunque también se ha extendido a otras
zonas de Centroamérica como Nicaragua, Guatemala, Honduras o incluso fuera
del ámbito de Centroamérica, como es el caso de Perú. Sin embargo, se emplea
mayormente en México y Nicaragua. Recogemos los datos en el siguiente mapa
procedentes del Corpus del español:
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A pesar de que hay multitud de ejemplos, todos ellos son recogidos con la
acepción de ‗diablo‘, aunque el DEM recoja otras acepciones, como la que se
refiere a la ‗bebida hecha a base de ciruelas u otra fruta fermentada, agua y
piloncillo o azúcar, tradicional de Puebla‘. Para atisbar los posibles cambios de
significado, representamos en la siguiente tabla la evolución semántica de
nuestro vocablo a partir de su aparición en las obras lexicográficas:
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1983. Diccionario de .
mexicanismos de 2010. DAMER 2010. DEM.
Santamaría
Nominativo familiar de Mx, Ni. Diablo. pop + cult I Diablo: ―No salgas esta
diablo. → espon. noche, no se te vaya a
II. Por extensión, treta, aparecer el chamuco‖,
ardid, truco, artimaña. ―¡Espera, chamuco, no seas
tan atascado!‖
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5.3. CHICOTE
Chicote (del náhuatl xicotli, jicote, abeja). m. coloq. Mx, Gu, Ho, ES, Ni, Pa, Ve, Ec,
Pe, Ch, Py, Ar, Ur, Cu, RD, PR. Especie de látigo o de vara larga, delgada, dura pero
flexible, hecha de cuero, de unos 50 cm de longitud, con un asa para sostenerla y
generalmente terminada en varias tiras con que se golpea a las caballerías.
1955. México. Rulfo. Pedro Páramo. Tocó con el mango del chicote la puerta de
la casa de Pedro Páramo. Pensó en la primera vez que lo había hecho, dos semanas atrás.
Esperó un buen rato del mismo modo que tuvo que esperar aquella vez. Miró también,
como lo hizo la otra vez, el moño negro que colgaba del dintel de la puerta..
1983. México. Octavio Paz. Sombras de obras. Pero las lesiones no son mortales;
Alberti sana pronto, sale de la enfermería poética sonriente, da un salto y se planta en la
arena con un aro y un chicote de domador de palabras. No es gratuita la mención del aro
y del látigo.
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1995. México. Alfredo Montaño. Andanzas del indio Vicente Alonso.. Ya a pleno
galope de sus caballos viene una partida de hombres. Son ellos. Al pasar por un costado
del jardín, Lino se les cruza. Y antes que atropellarlo con la bestia, uno frena
repentinamente para descargarle con furia el chicote.
2001. Cuba. Prensa. Hojarasca. Pero los recibieron y aceptaron regalo y les hice
pasar vergüenza porque en medio de todos dije que no me iba a casar, que no quería al
muchacho y que apenas amarrada me iban a llevar. Esa noche me pegaron con chicote,
duro me dio mi padre y mi mamá nomás silencia en un rincón.
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inciden en el sema ‗saliente‘, por tanto, hacen referencia, a su juicio, al origen
francés.
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1729. RAE. 1786. RAE. 1791. RAE. 1817. RAE.
Persona pequeña, En la Marina, es el Persona de poca Persona de poca
gruesa, fornida y bien extremo de edad, pero robusta y edad, pero robusta
hecha. cualquier cabo. bien hecha. y bien hecha.
II. En la náutica, llaman II. Persona II. Cualquier II. Cualquier
así a cualquier cabo, pequeña, gruesa, extremo sin, remate extremo, remate o
remate o punta de fornida y bien o punta de cuerda o punta de cuerda o
cuerda y también a hecha. cualquier pedazo cualquier pedazo
cualquier pedazo pequeño separado. pequeño separado.
separado. III. El cigarro puro.
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1970. RAE. 1983. Diccionario de 1996. Diccionario del
mexicanismos de Santamaría español usual de México.
DLE. 2019
m. y f. coloq. Persona joven, robusta y bien formada.
Chicote2
1.Cabo o punta de un cigarro puro ya fumado.
2. coloq. Puro
3.Mar. Extremo, remate o punta de cuerda, o pedazo pequeño separadode ella. (‖ ciga
rro liado sin papel).
4. Am. látigo (‖ azote).
5. Pan. trabilla (‖ tira de tela que sujeta el cinturón)
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El recorrido realizado nos lleva a pensar que hubo, por lo menos en España, un
uso de chicote como diminutivo de chico ‗persona de poca edad, robusta y bien
formada‘ que llega incluso a la actualidad. En cambio, la Academia data en 1791
el ‗extremo de la cuerda‘, acepción que, a juicio de Corominas, constituye la
base semántica de nuestro vocablo. La palabra para designar el ‗cigarro puro‘ es,
en cambio, más tardía, pues la fecha en 1817. A pesar de que no es un
americanismo per se, pues aparece en España, parece que su uso se extendió
también por el continente americano, sobre todo en México, tal y como
atestiguan el Diccionario de mejicanismos, el Diccionario del español usual de
México y el DAMER. Será más tarde, en 1884, cuando la RAE registra la
acepción de ‗látigo‘; acepción, además, bastante utilizada y que superó en uso a
aquella que designaba ‗un extremo de la cuerda‘. Asimismo, a pesar de su
aparición en 1884 y su consideración de mexicanismo, no fue hasta 1925 cuando
fue considerada, de un modo general, un americanismo, algo que se mantiene en
la actualidad y que podemos certificar con el DAMER así como por los ejemplos
hallados en Cuba o Argentina.
Entrón, -na. (der. de entrar). adj. coloq. Mx. Aventado, audaz, valiente.
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Sonora. Más bien son términos que se usan en la conversación que la gente emplea para
clasificar a los vecinos.
1983. México. Mariano Azuela. La casa de las mil vírgenes. Porque ahí donde
me ve -con esta juventud que traigo a cuestas- yo ya soy bisabuelo, pero un bisabuelo con
agallas, entrón todavía, bueno para la parranda y para el buen trago. Cuando La Casa se
quedó abandonada me tuve que ir a vivir al otro lado de la Alameda, allá en una pocilga
arriba del café de chinos.
1994. México. Hugo Argüelles. Trilogía mestiza. Aurelio: (Ríe). Otonniel: No,
pues no veo claro. En lo bronca y lo valiente, al modo de él…más bien tranquilo, pero
muy entrón.
1999. México. Silvia Molina. Encuentros y reflexiones. Por fin remata con un
carcajada que lo obliga a echar la cabeza hacia atrás mientras mueve las manos con
vehemencia, pues también se expresa con ellas; con ellas adorna la conversación
seductora, sugestiva siempre. Así veo a Hernán cuando pienso en él: alegre, entrón,
inteligente.
2002. México. Luis Sánchez Amaro. Universidad y cambio. Para dar apoyo
solidario a una organización o movimiento le pensaban mucho y eran a veces duros de
convencer, La Camilo Torres por su lado era combativa, miedo organizada, solidaria y
entrona.
2005. México. Gran cancionero mexicano. ―El piporro‖. Era el hombre más
hombre del contorno, Melitón, Melitón, Melitón Rodríguez, y era entrón, era entrón.
2012. México. Carlos Montemayor. Las mujeres del alba. ¿Por qué no se suman
los otros? Yo visitaba a muchos, como a los Martínez y a un muchacho que le decían
Águila Negra, según esto porque era muy entrón. Pero no, no resultaron entrones, porque
nunca se sumaron. Se hacían las juntas en Delicias, enfrente del Reloj.
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León por vía independiente. "Estoy satisfecho con la vida", dice quien por enfrentar a Los
Zetas ha recibido dos atentados y perdido un hijo.
La extensión geográfica del vocablo también es muy clara, pues casi todos los
ejemplos hallados son mexicanos, tal y como podemos dilucidar en los datos
procedentes del Corpus del español, donde nos percatamos de que, además de
en México, nuestro vocablo es utilizado, aunque en un menos grado, en
Centroamérica, Cuba, Paraguay o incluso España, si bien es cierto que su
aparición es más bien anecdótica.
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Su carácter coloquial y popular hace complicada su aparición en obras literarias;
de hecho, el primer documento donde lo hallamos es en El llano en llamas, en
1953, obra donde se recoge, precisamente, la forma de hablar de la gente de
diferentes estratos y el ámbito del habla cotidiana.
1989. Diccionario de
mexicanismos, de 2010. DAMER. 2010. DEM
Santamaría.
Animoso, resuelto, adj (Coloq) Tratándose de I.adj (Coloq) Tratándose
acometido. También se una persona, que es de una persona, que es
dice salidor. valiente y atrevida; que se valiente y atrevida; que se
II. Tratándose de anima fácilmente a anima fácilmente a
mujer, accesible, enfrentar el peligro y las enfrentar el peligro y las
coqueta, fácil de situaciones adversas situaciones adversas.
conquistar, que acepta II. Pa, Co. Entrador, que
la solicitación del logra fácilmente entablar
hombre. una conversación.
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ES. Referido a una
persona, simpática,
agradable por su
locuacidad.
2019. DLE.
Méx. aventado (‖ audaz).
2. adj. Pan. Dicho de una persona: Que fácilmente inicia conversación con las D
EMás.
5.5. GUANGO
Guango, huango. (del tarasco vangoche). n.des. Mx. Machete de hoja ancha, corta y
encorvado, usual en el sur de Jalisco.
1953. México. Juan Rulfo. El llano en llamas. La luna grande de octubre pegaba
de lleno sobre el corral y mandaba hasta la pared de mi casa la sombra larga de
Remigio. Lo vi que se movía en dirección de un tejocote y que agarraba el guango que yo
siempre tenía recargado allí. Luego vi que regresaba con el guango en la mano.
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en quitar el zacate con un azadón o con un guango (machete); a esta labor
también la llaman raspadilla.
1995. Juan José Arreola. Obras. Este diario del agricultor tiene carácter más bien
técnico, por la precisa y concisa descripción de las labores del campo —limpia del terreno
con guango, machete corto y ancho; deslome, cruce y rayadura de la tierra; siembra,
escardas primera y segunda—; pero termina en estampa costumbrista con la sabrosa
crónica de la fiesta final.
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en todo caso, en claro desuso. También nos muestra que se emplea mayormente
en Ecuador, con el significado anteriormente citado, Guatemala y México.
Los distintos significados que nosotros aquí contemplamos son los presentes en
la actualidad. Sin embargo, resulta muy importante revisar las distintas obras
lexicográficas para tratar de esbozar la evolución diacrónica de nuestro vocablo,
tal y como hacemos en la siguiente tabla:
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1853. Domínguez 1895. Zerolo. 1917. Alemany
Mamífero pequeño en Racimo de plátano. Peinado de las indias
Chile. II. Mamífero ecuatorianas, que
cuadrúpedo en Chile consiste en una sola
trenza fajada
estrechamente y que cae
por la espalda.
II. En Colombia, racimo
de plátanos.
1989. Diccionario de
1918. Rodríguez. 1927. RAE. mexicanismos de
Santamaría.
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2010. DAMER. DEM. 2010 DLE.2019
Pe. Copo de algodón o de Que queda flojo u holgado; Sal. Cobertizo largo y e
lana que se coloca en la rueca que no se ajusta strecho con la techumbr
para ser hilado. rur. adecuadamente. e a dos aguas.
Ec. huango, trenza, ristra. pop II. Venirle algo guango a Guango.
+ cult → espon. alguien No importarle ni Méx. holgado (‖ anch
PR. samán, árbol. afectarle. o).
Guango. Machete de hoja
Guango. Mx, Gu, ES. Referido ancha, corta y encorvada
a cosa, holgada, ancha. pop +
cult → espon.
Mx. Referido a persona,
flácida. pop + cult → espon.
Mx. Referido a persona, poco
animosa. pop + cult → espon.
Gu. Referido a cosa, floja,
débil, sin rigidez. pop + cult →
espon.
RD. Referido a persona, tonta.
Resulta muy complicado extraer conclusiones, pues no se registra una línea clara de
evolución. Ya entre 1913 y 1933 se recogen parte de las acepciones actuales. En 1918
ya aparece la acepción ‗trenza del pelo‘, que contempla el DAMER. En 1927, además,
es recogida por la Academia con el significado de ‗cobertizo‘ y con la marca diatópica
en Salamanca, mantenida en la actualidad por el DLE. En 1989 es recogida por
Santamaría en su Diccionario de mexicanismos, donde admite tres acepciones: ‗ancho,
holgado‘; ‗tipo de árbol‘ y ‗venir o quedarle a uno guango algo’; en la actualidad, en
cambio, se recogen otras acepciones, además de esas, que vienen a completar las de
1913.
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5.6. JETA
Jeta. (del aragonés xeta). f. pop. Desp. Gu, Ho, Mx, Ni, CR, Pa, Co, Ve, Ec, Pe, Bo,
Ch.. Boca, hocico.
1951. México. Los signos del Zodíaco. Drama en tres actos. Lalo (A Rosa.) No te
pongas contra mí. Yo tengo razón/ Estela: Vendrá borracho./Lalo Borracho de
trancazos. (A María.): Mira, con estas manos le reventé la jeta a tu Cecilio./María No
tenías derecho.../Lalo ¡Ve a verlo!/Rosa ¿Sigues entonces con ese joven,
María?/María Este... ¡Déjenme, déjenme!
1953. México. Juan Rulfo. El llano en llamas. Nosotros paramos la jeta para
decir que el llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba junto al río. Del río para
allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra
buena
1993. México. Jenny E. Hayen. Con las aletas de la nariz negroide dilatadas, daba
la impresión de que sus apretados chinos fuesen resortes erizándose. Al vociferar tan
enojada y tan de prisa, su gran jeta vibraba como belfos de buldog.
36
2000. Vargas Llosa. La fiesta del chivo.
Dos siluetas, una en cada ventana, se pararon juntoa las vidrieras y se quedaron vigilando
la llanura con desorbitados ojazos artificiales: nadando cada una en el cristal de su redom
a, acercaron sus narices y sus jetas al vidrio para contemplar el paisaje malvado.
La etimología de jeta ha sido y sigue siendo aun hoy muy discutida. El DLE
considera que se trata de un arabismo (khatm), que poseía el mismo significado
que hoy se aprecia en algunas zonas de América como México o Centroamérica.
Sin embargo, Federico Corriente (1999) no mantiene esta etimología por una
serie de razones fonéticas (considera imposible el timbre palatal /e/ procedente
de una /a/ árabe que se encuentra en un entorno velar e inusual e improbable por
anácrónica la evolución del fonema fricativo sordo uvular del árabe hacia el
fricativo sordo pospalatal español) y aduce otras como que la antigua grafía xeta
se pone en relación con seta ‗hongo‘. Así, en este último sentido, el DCECH
apunta lo siguiente:
Xeta o jeta ‗hocico‘ tiene que ser el punto de partida del arag. jeta ‗espita,
grifo‘, alto-aragónés y aragonés-oriental ajeta y murciano jeta. Es conocida
la costumbre de hacer salir el agua de las fuentes y pilas por la boca de un
monstruo u otra figura bestial o humana […]. En cuanto al cat. Aixeta ‗grifo‘
pallarés xeta ‗grifo‘, ¿será supervivencia de un catalanismo xeta ‗hongo,
jeta‘, hoy desaparecido, o habrá que mirarlo como préstamos castellano? Sin
duda, es voz ya antigua, pues es uso absolutamente general en el dialecto
oriental y no pudo entrar después del cambio cast-arag..
37
Resulta muy complejo determinar la distribución geográfica del vocablo jeta,
pues se emplea con diferentes acepciones en diferentes zonas. De hecho,
actualmente en el español de España se emplea con el significado de ‗cara dura,
desfachatez‘. Aun así, la extensión general de la palabra, cualquiera que sea su
acepción, es la siguiente, tal y como nos apunta el Corpus del español:
38
dibujar el cambio semántico del término a largo de las diferentes obras
lexicográficas desde un punto de vista diacrónico:
39
humor. enojo, disgusto o mal
humor.
40
Boca saliente por su f. Gu, Ho, ES, Ni, CR, Pa, C Cara, en especial la
configuración o por tener los Ve, Ec, Pe, Bo; Ch, vulg. nariz y la boca.
labios muy abultados. Boca, hocico. pop ^ desp. II. Cara de enojo o de
2. f. Hocico del cerdo. II. Mx, Ar. Cara de enojo o mal humor.
3. f. Grifo de una cañería, de mal humor. III. En Guanajuato,
caldera, etc. III. Méx. Siesta. Vulg. labio.
4. f. coloq. Cara humana. IV. Echar(se) una
5. f. coloq. Desfachatez. Tien jeta Dormir un poco,
es mucha jeta. echarse un sueño.
6. f. Ar. Espita de la cuba u
otra vasija.
7. f. despect. Am.
Cen., Col., Méx. y Ur. Boca,
hocico.
8. com. coloq. caradura Eres
un jeta.
estar alguien con tanta ~.
1. loc. verb. coloq. Mostrar en
el semblante enojo, disgusto o
mal humor.
41
tres acepciones principales: así, el Diccionario del español usual en México, el
DAMER y el DEM recogen: ‗boca, hocico‘, ‗mal humor‘, que es el típicamente
mexicano, o ‗siesta‘. Esta última acepción hay que entenderla en un sentido
similar al de la locución echarse una cabezada, que se registra en el sentido
figurado de ‗apoyar la cabeza‘ o, en caso de América, ‗el hocico, la boca o la
nariz‘.
5.7. LAMBISCÓN, -A
1953. México. Rulfo. El llano en llamas. Y la gente aquella que parecía no tener
llenadero. Sólo me fijé que el gobernador no se movía de su sitio; que no estiraba ni la
mano, sino que sólo se comía y bebía lo que le arrimaban; pero la bola de lambiscones se
desvivía por tenerle la mesa tan llena que hasta ya no cabía ni el salero que él tenía en la
mano y que cuando lo desocupaba se lo metía en la bolsa de la camisa.
42
1996. Perú. Caretas. 03/10/1996. […] oportunidad de arrastrarse a los pies de El
Tausí Astrigente como la que tuvo con la votación para la interpelación, y va a terminar
confundido con una hebra de la alfombra, hija, porque encima de feo, lambiscón y
malhablado, pucha, es un huatatiro de un metro veinte y cuarenta kilos de eso..
2004. México. Luis Castañeda. Al principio, este puede estar muy complacido
con el ejecutivo adulador, porque lo hace sentir importante, ero en esta época de alta
competitividad en el mundo de los negocios, lo que cuentan son los resultados, así que si
el lambiscón no es productivo, terminará siendo despedido o, en el mejor de los casos,
relegado..
2011. Colombia. Blog. Esteban Farfán.. Nuestros jóvenes se han convencido que
la única forma de acceder a puestos importantes en la administración pública en el Chaco
es ser hijo del concejal, consorte, pariente o amigo de alguna autoridad. Si usted no
cumple esta condición esta jodido. La otra forma es ser adulón, cortesano, zalamero,
lambiscón, y sobre todo serviles..
43
El empleo diatópico de este adjetivo, si bien es cierto que el DAMER lo
encuadra en un amplio territorio que abarca
México, Guatemala, Honduras, España, Nicaragua, Panamá, República
Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, parece ser, tal y como vemos
por los ejemplos y por su presencia en el Corpus del español, hoy se emplea más
en Centroamérica (sobre todo Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua),
México, Perú y, sobre todo, Bolivia , tal y como se contempla en este mapa
extraído a partir de los datos que nos ofrece dicho corpus:
Si bien es cierto que está bastante extendido desde un punto de vista diatópico,
no ocurre lo mismo desde el punto de vista diastrático o diafásico, pues se suele
considerar un vocablo de uso popular o incluso vulgar, aunque también puede
emplearse en registros cultos espontáneos, es decir, de un modo coloquial. tal y
como aparece en el DAMER y en los ejemplos comentados.
44
embargo, sí nos sirve su aparición en distintos lugares para corroborar la
extensión anteriormente descrita:
45
términos como lameculos, pelota, pelotillero, huelepedos, comepollas, pero en
América también se emplean otros, muchos con la misma raíz, como
lameplatos, también predominante en México en el mismo contexto o incluso
aparece con la variante lambeplatos; lambioche o lambiche, utilizado también en
México; o incluso lambón, lambeta o adulón, más empleado en Colombia,
Panamá, Puerto Rico, República Dominicana o Ecuador.
5.8. MITOTE
Mitote (del náhuatl mitotl y este de mitotiqui, ‗danzante‘). n. pop. Mx. Aglomeración
de personas en la que hay mucho alboroto, desorden y peleas, jaleo.
1916. México. Mariano Azuela. Los de abajo. ¿Y por qué no le metiste el plomo
mejor en la mera chapa?/ - ¡Quién sabe qué mitote trai! ¡Quesque quere hablar con
Demetrio, qué tiene que icirle, quén sabe cuánto!... Pero eso no le hace, pa todo hay
tiempo como no arrebaten -respondió Pancracio, preparando su fusil
1955. México. Juan Rulfo. Pedro Páramo.. Quítales tantito de lo que tienen. ¿O
acaso creen que tú eres tu pilmama y que estás para cuidarles sus intereses? No,
Damasio. Hazles ver que no andas jugando ni divirtiéndote. Dales un pegue y ya verás
cómo sales con centavos de este mitote.
1987. México. Carlos Fuentes. Cristóbal Nonato. Ángel.- Te digo que hay que
calmar a ese chamaco. A veces va demasiado lejos/ Ángeles.- Advertido por el mitote,
Homero sale desnudo del sauna, poniéndose su guayabera en el instante en que el
Huérfano vence la resistencia del dudoso Tomasito vencido, a su vez, por una aberrante
fidelidad...
46
haciendo mitote. ¿Ya se asomó a la plaza de armas a ver el plantón?/ - ¿Les echamos los
tanques blindados y cañonazos de agua?
1999. México. Eladia González. Quién como Dios. Daría yo algo por ver la cara
de mi mamá si me oyera orita. Hubieras visto ora en San Miguel el mitote que nos armó
por la forma de hablar de Emeterio, tanto que tuvimos que irnos antes de lo planeado.
47
También parece, tal y como se aprecia por los ejemplos y por las etiquetas en los
distintos diccionarios, que se trata de un vocablo asociado a ámbitos coloquiales
y populares.
1983. Diccionario de
1884. RAE. mexicanismos de 1992. RAE.
Santamaría.
I.Especie de baile o I.Especie de baile o I.Especie de baile o
danza que usaban los danza que usaban los danza que usaban los
indios… indios… indios…
II.Fiesta casera. II.Fiesta casera. II.Amer.Fiesta casera.
III. Fig. Melindre, III. Fig. Melindre, III. Amér. Melindre,
aspaviento. aspaviento. aspaviento.
IV. Fig. Bulla, IV. Fig. Bulla, IV. Méx. Bulla,
pendencia, alboroto. pendencia, alboroto. pendencia, alboroto.
48
I.Fiesta muy alegre y DAMER. Fiesta muy alegre y ruidosa.
ruidosa. Mx. Bulla, II .Reunión de personas en la que
II. Reunión de pendencia, hay mucho alboroto, desorden y
personas en las que alboroto. peleas.
hay mucho alboroto, III. Ceremonia religiosa del ciclo
desorden y peleas. agrícola, que realizan desde la
III. Ceremonia antigüedad varias culturas indias
religiosa. mexicanas, como los nahuas, los
coras, tepehuanes y huicholes, que
se caracteriza por una danza en la
que, hombres al centro y mujeres al
exterior forman dos círculos en
torno al fuego y, ataviados con
flores y sonajas en los pies, giran en
sentido contrario al de las
manecillas del reloj, mientras beben
tesgüino, para invocar a las
deidades o a los santos que
benefician la siembra, la cosecha,
etcétera.
2019. DLE.
I.Cierta danza indígena, en la que sus integrantes, asidos de las manos, formaban un gra
n corro, en medio del cual ponían una bandera, y junto aella una vasija con bebida, de la
que, mientras hacían sus mudanzas al sonde un tamboril, bebían hasta que se embriaga
ban.
II.Guat. y Méx. Melindre, aspaviento.
III. Méx. Fiesta casera.
IV.Méx. Bulla, pendencia, alboroto
49
aspaviento‘. Aun en 1983, Santamaría seguiría recogiendo estas definiciones en
su Diccionario de mexicanismos. En el Diccionario del español usual de
México, se recogen tan solo tres definiciones y las cambia de orden, lo cual es un
firme indicador de uso; así sitúa en primer lugar ‗fiesta muy alegre‘, siguiendo
por la ‗reunión de personas en las que hay mucho alboroto‘ y finalizando con la
primigenia ceremonia náhuatl. El DAMER, en cambio, solo recoge ‗bulla,
pendencia o alboroto‘.
Lo que sí está claro, tal y como nos lo muestran los ejemplos, es que el término
que definía la primitiva fiesta indígena se emplea raramente o, si se emplea, es
para referirse a la misma como un aspecto etnográfico, histórico o cultural. En
este sentido, no deja de ser curiosa la apreciación que hace Amador Ríos en
1855 y que recuperamos del Fichero General:
En cambio, se vislumbra una pugna entre las dos restantes —dejando de lado la
definición figurativa de ‗melindre‘, que no es recogida por los diccionarios de
mexicanismos—.
Existen, por otro lado, muchos derivados de este vocablo; así hallamos mitotear
(‗hacer mitotes‘, ‗liar follón‘), mitotero (‗que hace mitotes‘), etc. También hay,
tal y como vemos en algunas fichas del citado Fichero General, otros términos
menos dialectales y más pegados al habla estándar, como es el caso de pitote o
chisme.
50
5.9. PAJUELAZO
1955. México. Rulfo. Pedro Páramo. Y dio un pajuelazo contra los burros, sin
necesidad, ya que los burros iban mucho más adelante de nosotros, encarrerados por la
bajada. Sentí el retrato de mi madre guardado en la bolsa de la camisa, calentándome el
corazón, como si ella también sudara.
1995. México. Alfredo Montaño Hurtado. Andanzas del indio Vicente Alonso.
¡No me pegues! ¡Soy gente de Alonso! grita Lino. Pero, tarde. El pajuelazo sobre su hom
bro es tan cruel que lo doblega. Sin embargo, el agresor coge a Lino por un brazo y lo
sube en la bestia a nancas. Huye al lado de ellos.
2005. México. Luis G. Inclán. Astucia, 276. ¿Gracias, amigo!, tenga por su
noticia.-Y le dió, un soberbio pajuelazo, que le tiró a la cara.
2007. México. Más que palabras. Y dio un pajuelazo contra los burros, sin
necesidad, ya que los burros iban mucho más delante de nosotros, encarreados por la
bajada. Sentí el retrato de mi madre guardado en la bolsa de la camisa, calentándome el
corazón, como si ella también sudara.
51
Al igual que también parece claro su uso popular o incluso vulgar, o bien con un
uso coloquial por parte de hablantes cultos. A pesar del origen del vocablo, ha
sido objeto de diferentes acepciones, algunas de las cuales ya desaparecidas en
la actualidad, tal y como vemos con su aparición en las distintas obras
lexicográficas:
1942. Diccionario de
mexicanismos. Francisco J. 1953. Vocabulario de Texas. 1983. Diccionario de
Santamaría. mexicanismos
m. Vulgarmente, en Méjico, Cerda- Cabaza- Frías. Francisco J. Santamaría. m.
latigazo, zurriagazo, Latigazo, azote. || 2. Golpe Reatazo, azotazo, rebencazo,
rebencazo; golpe, azote, dado que se recibe por una caída. || zurriagazo. 2. Por extensión,
con el zurriago o cualquiera 3. Con el primer significado disparo de arma de fuego,
otra cosa usada a manera de en Méjico. (América, III, tiro. 3. Trago de cualquier
látigo. 339.). licor fuerte.
52
deriva, en cambio, pajuela, ya aparece, como vemos en el CORDE, en 1492 para
designar a ‗alguna astilla suelta‘, como hemos desarrollado más arriba.
5.10. PIRUJA
Piruja.(de Pirú). f. pop. Mx, Cu, Ar, Ur, Ni, Salv. Prostituta y, por extensión, golfa,
desenvuelta, que se acuesta con muchos hombres.
53
1938. Cuba. Enrique Serpa. Contrabando.
Yo he tenío mis enreos como cualquier hijo de vecino, pero estar siempre oliéndoles el ca
misón, ¡eso sí que no! No me resulta muy de hombre. Y menos con las pirujas esas conq
ue usté anda. Pa mí ni son mujeres. Se acuestan con usté como si se acostaran con un pes
o, na más que por el interés. Una vez fui a ver una, me acuerdo.
1953. México. Juan Rulfo. El llano en llamas. Tacha se quedó sin nada. Porque
mi papá con muchos trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una
vaquilla, para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no se
fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más grandes.
1966. Cuba. José Lezama Lima. Paradiso. Ella cree que lo va a secar como arista
seca el fuego, según el verso de Herrera -dijo Foción-, pero ya Fronesis está convencido
de que es una piruja. Ella cree que engaña y Fronesis finge que está engañado. Fronesis,
desde luego, llevándose la mejor parte. Hay que tener siempre confianza en la seguridad
con que se va desarrollando su destino. Pero ahora -cambió de tono al decirlo
1973. México. Arturo Azuela. El tamaño del infierno. - ¡Hiiijo, cuatito!, qué se
me hace que te condecoraron. Eso sí que se llama mala suerte... Pos hay que ver a un
médico lo más pronto posible. A poco aquella piruja fue la causa.
54
2012. México. http://www.jornada.unam.mx/2012/09/07/opinion/a05a1cul. A
pesar de haber nacido en el aire, y sus sueños fueron barridos por los dólares de su
amante, para que no tenga que andar poniendo boca sangrona, como si no supiera la
historia de su chava: traidora, vengativa y muy piruja, como la arena que el viento
cambia de sitio para confundir lo y poner lo celoso.
2019. México.
https://www.eldiariodecoahuila.com.mx/editoriales/2019/7/1/riquelme-gobernadores-
mejor-evaluados-todo-pais-824824.html Pregunta desconcertada la azafata y la anciana le
responde- ¡Quieta piruja desesperada! ¡Primero déjalo que haga del dos!... LA QUE
dejaron fuera de la contienda por la Presidencia del Comité Nacional del PRI, fue a Laura
PIÑONES porque según dijeron había participado con anterioridad como candidata a
diputada federal postulada por el PAN...
4
No hay que tener en cuenta en este gráfico el resultado de Uruguay, pues es engañoso. Sí hay que tener
en cuenta, no obstante, la frecuencia que presenta México con respecto a los otros países.
55
Sí parece nuestro vocablo presentar un sentido popular, en tanto que es
empleado por estratos sociales bajos.
56
1983. Diccionario de
mexicanismos de 1992. RAE 2010. DAMER
Santamaría
Mujerzuela, mujer de mala Mujer joven ,libre y Pirujo, -a. Referido
conducta, por lo común, desenvuelta. a un hombre,
joven, libre y desenvuelta. II. Méj. Prostituta. mujeriego.
En Honduras, «real pirujo» II. Persona que
era un real falso, tal vez tiene mal gusto y
aludiendo a alguna moneda costumbres poco
peruana de falso cuño que refinadas.
por allá llegó. El sentido III. Referido a
metafórico pasó por la persona, que no
traslación a la mujer de cumple con sus
mala reputación de prácticas o deberes
conducta dudosa, a la falsa religiosos.
dama.
Pirujo. Dícese del
mujeriego
57
un sentido figurado y extendido del mismo en el propio México (‗mujer joven,
libre y desenvuelta‘).
Al igual que ocurre en la península, no son pocos los vocablos que se emplean
para designar el concepto que designa piruja. Así, en México se emplea cuzca o
cusca —también otra referencia a Perú, como ocurre con piruja) para nombrar a
la ‗prostituta disimulada‘, aunque es mucho más empleado en El Salvador; o
incluso coscolina o el estándar puta, zorra o golfa.
58
5.11. TAMBACHE
1953. México. Juan Rulfo.El llano en llamas. "Por allí íbamos los dos, uno detrás
de otro, de pueblo en pueblo. El por delante y yo cargándole el tambache con las
novenas de San Pantaleón, de San Ambrosio y de San Pascual, que pesaban cuando
menos tres arrobas. Un día encontramos a unos peregrinos.
1988. Ecuador. Demetrio Aguilera Malta. Una pelota, un sueño y diez centavos.
Se descubren más robos en la administración pasada..." En las tiernas madrugadas o entre
las luces parpadeantes del anochecer, le ganaba tiempo al tiempo corriendo con
su tambache de periódicos tras los compradores. Más tarde, fui uno de los gritones más
gritones de los almacenes de descuento.
1993. México. Jenny E. Hayen. Por la calle de los anhelos. En su rabieta, da una
patada contra el suelo tan fuerte que el tobillo se le tuerce y la planta le queda
ardiendo. Pierde sus cabales, respinga encrespada y avienta el tambache a uno de los
lavaderos, sin dar siquiera las gracias.
59
normalmente era el centro de la yunta, se dehojaba un área preferentemente circular, se
emparejaba, ya que había ahí surcos.
2014. México. Fernando Benítez. Los indios de México. Lo dejó muy cerca. El
marido arrastro el tambache, lo metió a su casa y se durmió para amanecer al otro día, su
mujer, al estar barriendo en la mañana le pregunto a su marido…
2015. https://elfaro.net/es/201503/noticias/16760/Elvira-y-Leonor-
Chac%C3%B3n-la-familia.htm —Mi mamá desde ese momento sintió un gran cariño por
él –dice Niña Noy–, y le hizo, como decimos nosotros aquí, su tambache: incluso le
preparó pavo para que se lo llevara a San Miguel.
Además, el DEM lo encuadra dentro del ámbito coloquial, tal y como podemos
ver con los ejemplos propuestos. Los diccionarios actuales, y sobre todo el
DAMER, tienden a situar nuestra acepción como salvadoreña y mexicana
mientras que la otra, referida a ‗montón‘, que es recogida por los otros
diccionarios, es mucho más minoritaria, sí se considera típicamente mexicana.
5
El gráfico es engañoso, pues, si vemos la frecuencia, aparecen muchos más ejemplos en México que en
El Salvador o Ecuador.
60
En la siguiente tabla vemos la evolución semántica y las distintas
consideraciones de la palabra a lo largo de su aparición de las obras
lexicográficas, tal y como nos ofrece el Fichero General:
61
(tambachi; tambacho).
II. ES. Nalgas
A pesar de que los ejemplos hallados son más tardíos (de hecho, la primera
aparición es la correspondiente a la obra de Rulfo), ya aparece el vocablo en las
obras lexicográficas en 1933 para designar el ‗bulto de ropa o de otros objetos‘.
Tal y como establece, parece que se trata igualmente de un vocablo de uso
común y, por ende, coloquial.
62
5.12. TILICHE
Tiliche, tilichi, tilinche. (del náhuatl tilichi). pl. coloq. Mx,Gu, C.Objeto inútil, de
poco valor, baratija.
1955. México. Juan Rulfo. Pedro Páramo. —Tiliches —me dijo ella—. Tengo la
casa toda entilichada. La escogieron para guardar sus muebles los que se fueron, y nadie
ha regresado por ellos. Pero el cuarto que le he reservado está al fondo. Lo tengo siempre
descombrado por si alguien viene. ¿De modo que usted es hijo de ella?
2011. México. Mario Soto. Voy con mi hacha. Guardar tiliches sin saber lo que
tenemos guardado y sin saber dónde encontrar lo que necesitamos es añejar
basura…porque tiliche es una cosa que se guarda por años y se tira un día antes el que se
necesite…si es que no se queda para que lo tiren nuestros herederos…de nuestra basura.
Igual que el cuarto de tiliches de nuestra casa, la mayoría tenemos un cuarto en el cerebro
donde arrumbamos…cosas.
2016. Costa Rica. La prensa libre. Ropa, zapatos, juguetes y cuanto tiliche se
pueda se venden con la excusa del cierre fiscal, las ofertas nos venden la idea de que
necesitamos todos estos productos. ¿Crear necesidades o mostrar en objetos del entorno
necesidades psicológicas y sociales?
2017. México. Rolando Elozondo. Le llamaríamos ―el tiliche‖. Pero para que no
se volviera solamente una caja más de papeles revueltos la maestra nos pidió que los
catalogáramos. En una tabla Excel en la computadora hicimos una lista de todas la
fuentes primarias recabadas.
Lo que sí está más claro es su uso, pues no cabe duda de que se trata de un
mexicanismo, tal y como podemos atestiguar por su presencia en el Diccionario
del español usual en México, en el Diccionario de mejicanismos de Santamaría
63
y, por supuesto, en el DEM. Aparece, además, en el DAMER con etiqueta de uso
en Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Rica o Bolivia, algo que
corroboramos por la presencia de algunos ejemplos en Centroamérica. Sin
embargo, destacan los ejemplos en Costa Rica y México, tal y como vemos en el
siguiente gráfico:
Está claro el empleo popular o coloquial de nuestro vocablo, que llegará a cotas
de vulgaridad en algunas acepciones que sostienen el DEM o el DAMER. En
todas las acepciones, sin embargo, se trata de un vocablo que podemos
considerar casi extinto en México o Centroamérica, dada la poca presencia de
ejemplos en corpus.
64
1925. RAE. 1970. RAE. 1983. Diccionario de
mexicanismos.
Amé. Centr. Y Méj. RAE. Baratija, cachivache. Bujería.
Baratija, cachivache, (voz onomatopéyica) Usado casi siempre en plural.
bujería. Amé. Centr. Y Méj. Lo miso en Centroamérica.
Baratija, cachivache, II. Trebejos, enseres, trastos
bujería. de poco valor. Úsase también
triquis y casi siempre en
plural.
III. En el sureste y
especialmente en Veracruz,
apocado, cobarde, torpe.
Tal y como vemos, aparece registrado por primera vez en 1925 por la Academia.
Todos los diccionarios de la misma lo mantienen, pero en 1970 se añade la
etiqueta de voz onomatopéyica para marcar la etimología. Santamaría recoge en
1983 la misma definición que consideraba la RAE (‗baratija, cachivache,
65
bujería‘) y tiene el matiz o sema que se relaciona con el mercado, pero añade
una segunda, que es precisamente la que se conserva en la actualidad. También
recoge una tercera acepción que, si bien es muy poco empleada y de uso vulgar,
aparece en alguno de los ejemplos vistos más arriba. Ya en 1996, en el
Diccionario del español usual en México, aparece como ‗pertenencia personal,
de poco valor a causa de abandono o maltrato‘, con ese matiz de personal,
corroborada por el DEM en 2010. En 2001, la RAE admite su origen
desconocido. Sin embargo, a pesar de los múltiples matices que puede tener
nuestro vocablo, parecen más apropiadas las dos acepciones que considera el
DAMER (‗enseres personales de escaso valor‘ y ‗objeto inútil, de poco valor). Si
bien es cierto que ambas coinciden en el sema escaso valor, parece claro, tal y
como vemos por los ejemplos, que unas veces se emplea con el valor de objeto
personal y otras veces simplemente de objeto, sin ninguna apreciación. Parece
probable que sirviera, en un primer momento, para designar ‗baratijas que se
vendían en el mercado‘ para pasar a denominar ‗enseres de poco valor‘ e
introducir posteriormente la apreciación de ‗objeto personal‘. Estas dos últimas,
sin embargo, son difícilmente delimitables.
Sin embargo, a estas dos acepciones del DAMER, hemos de añadir también la
tercera acepción que recoge el diccionario de Santamaría en 1983 y que remite a
un hombre ‗apocado, cobarde o torpe‘. De hecho, no es extraño encontrar, tal y
como se aprecia por los ejemplos, que este se haya nominalizado y se presente
como un nombre epiclético (el Tiliches). A pesar de que nuestro vocablo está
muy poco extendido en la actualidad, parece esta acepción la más empleada.
También es común en algunas obras una cuarta acepción, empleada por
extensión, que sirve para designar al ‗pene‘, si bien su uso es muy vulgar y
estigmatizado. Hay, como vemos, multitud acepciones que presentan muchos
matices, de modo que resulta complejo distinguir el significado concreto.
Como muestran los distintos diccionarios y los diversos ejemplos, casi siempre
se presenta en su forma plural. A pesar de que es un vocablo que, como hemos
dicho, presenta poco uso, sí manifiesta algunas locuciones o colocaciones
frecuentes, tales como cuarto de los tiliches (cuarto de los trastos en España);
así como muchos derivados, como es el caso de entilichado/a (‗lleno de
66
trastos‖), tilichal (‗conjunto de tiliches‘), tilichento (‗andrajoso, que lleva las
ropas hechas trizas‘), tilichera (‗bolsa, cajón o lugar donde se guardan tiliches‘),
tilichería (‗conjunto de tiliches‘), tilichero (`tilichera‘ o ‗tilichería‘).
Evidentemente, se trata de un vocablo con muchos sinónimos en el habla
hispana. Así encontramos algunos muy estandarizados como trasto, pero
también otros como tarantín, tareco, triqui o incluso cuchufleta.
67
6. CONCLUSIONES Y CONSIDERACIONES FINALES
El objetivo principal, por ende, ha sido dar cuenta del estilo de Rulfo por medio de un
corpus de palabras, pero a la vez, también se ha llevado a cabo un método puramente
lingüístico en la confección del mismo, pues, sin ir más lejos, se ha seguido como
modelo el Diccionario Histórico del Español de Canarias. También nos hemos valido,
como bien hemos expuesto con anterioridad, de distintas obra lexicográficas o corpus,
pues el objetivo principal ha sido completar, de algún modo, el DAMER; para ello, se ha
tratado de revisar la etimología, la distribución geográfica del vocablo, el uso, las
variantes, etc. La labor llevada a cabo no solo se ha limitado a la revisión, sino también
a la confirmación o incluso al rechazo de ciertas hipótesis que dicha obra daba por
válidas para tratar de completar el estudio del vocablo en cuestión. En este punto, la
presencia de los ejemplos de los distintos corpus ha sido fundamental, pues, además de
revisar aspectos como dónde se emplean, han ayudado a entender el uso real de cada
palabra y se han añadido una serie de apreciaciones que el DAMER no contemplaba.
El objetivo del trabajo no ha sido, sin embargo, hablar de un modo general de la voz
popular o coloquial en la obra de Juan Rulfo, sino que se trata de una mera selección, de
un pequeño corpus que viene a dar cuenta del registro coloquial o de los sociolectos de
las clases populares. Tampoco se ha pretendido llevar a cabo un glosario o un estudio de
las voces indígenas exclusivamente, aunque se incluyan algunas, labor que sí incluyen
algunos estudios, pues también introducimos en nuestro estudio palabras de origen
español.
A pesar de esta selección, no cabe duda de que se trata de un trabajo que tiene que
aspirar a llevar a cabo un análisis de todos los vocablos que representan la voz coloquial
o popular en la obra de Rulfo por medio de un método lingüístico. Analizar la obra de
Rulfo desde esta perspectiva no solo nos daría cuenta del importante componente
coloquial o popular de la obra, ya ampliamente contrastado, sino que el estudio también
viene a mostrarnos parte de la historia de México desde el momento de la datación de la
obra rulfiana hasta la actualidad.
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Tableau
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