w w w. c i u d a d c c s .
i n f o
SWING LATINO
En Venezuela el jazz
es sinónimo de Víctor Cuica
> El caraqueño asumió la música como forma de vida desde que tuvo uso
de razón, por lo que convenció a sus padres para entrar en la banda militar
Suiza le depara la alegría de tocar jazz en cualquier parte, como en la vieja escuela. FOTO LUIS BOBADILLA
ÁNGEL MÉNDEZ
CIUDAD CCS
El hombre es una metralla. ¡Dis-
para!, me dice. Le apunto con el
grabador y dejo que la tecnología
haga lo suyo. Sus palabras queda-
rán digitalizadas, al igual que su
imagen en la cámara del fotógra-
fo que aprieta una y otra vez el
obturador.
“Al que no le gusta la música sus
sentimientos son sordos”, lo dijo
una vez Luigi Texidor, el negrito
del sabor…
“La música está dentro del cuer-
po. A quien le guste buscará la for-
ma de entrar en ella”, asevera Víc-
tor José Cuica Laya, caraqueño de
La Pastora, a quien la voz le salió
ronca cuando “sopló” por vez pri-
mera, el 19 de abril de 1949, a las
6:00 de la tarde.
“No tenía muchos sueños musi-
cales. Me gustaba, pero mi papá
decía que ese no era un trabajo,
aunque yo seguía dándole golpes
a cualquier perol que me encon-
traba en el camino. Estudié en la
Banda Militar de Aragua casi por
castigo, eso fue en 1963, allí di
mis primeros pasos.
—¿Castigo?
—Yo no era muy bueno en bachi-
llerato y el viejo siempre me esta-
ba amenazando con mandarme
para el cuartel. Un día vi en un li-
bro que se llamaba Oportunidades
de estudios en Venezuela, y allí me
enteré que podía ser músico en
una banda militar, le dije a mi pa-
pá: “Mira, aquí está el cuartel, en
este lugar puedo terminar el ba-
chillerato y estudiar la música. Es-
tuve allí dos años”.
Se quita la gorra y hace el ade-
mán de alisarse un inexistente ca-
bello. Es la costumbre, digo yo.
—¿Por qué el saxo?
—Me gustaba, y además mi papá
me había puesto una condición pa-
ra entrar a la Escuela de Música. Me
dijo: “Tú vas a entrar, pero no a to-
car tambor, cualquier negro toca
tambor. Músico es otra cosa, el sa-
xo, la flauta, el clarinete…”. Entré y
me pusieron a tocar el redoblante
para levantar a todo el mundo en la
madrugada. Me conseguí con Cé-
sar Contreras Altuve, quien hoy es
periodista. Tocaba el saxo y él me
enseñó. Cuando mi papá fue a los
tres meses de visita, yo era saxofo-
nista. Al final, Contreras me vendió
sus saxofones.
EL JAZZ, UN TÚNEL Y SUIZA
Son muchos años en la música,
tantos que ya se ha ganado el títu-
lo de “Maestro”. A lo largo de sus
años, “El Negro” Cuica ha vivido
cantidad de experiencias, episo-
dios que de una u otra manera
marcaron su vida. Dos matrimo-
nios, el segundo de ellos con la ci-
JUEVES 11 DE NOVIEMBRE DE 2010 / CIUDAD CCS
neasta Solveig Hoogesteijn. Perso-
naje secundario en la recordada
“Fuga del cuartel San Carlos”, to-
da vez que el túnel desembocó en
la cocina de su casa.
“Eso me lo había dicho una adi-
vinadora tiempo atrás, pero yo
nunca me lo creí hasta que me pu-
sieron preso, la única vez que he
estado en esa condición”.
Su pasión por el jazz le viene de
cuando formaba parte de las ban-
das militares. Con la banda de la
Armada, alternó con la banda de
Unitas, que envió Estados Unidos.
“Allí fue donde vi tocar a los
gringos. Tocaron jazz y el encuen-
tro fue letal. Todavía estoy en eso”.
Víctor hizo de actor durante sie-
te años. En ese tiempo tuvo la
oportunidad de actuar en algunos
films, entre ellos, Se solicita mucha-
cha de buena presencia y motorizado
con moto propia.
Cuando no está en Caracas, Víc-
tor visita a su hija Naima (una pie-
za de John Coltrane) en Suiza o a
su hijo en Barcelona.
“Continuaré en la música hasta
que me vaya. Disfruto de lo que
hago y a mis amigos les agrada. Es-
toy por grabar un CD de boleros.
Esperaré abril para ir a Suiza. Me
quedaré unos meses con mi hija y
trabajaré en la calle. Allí nadie me
conoce y eso me gusta. No voy
ahora porque hace mucho frío”.
CULTURA
NOTICIASSALSERAS>
Rubén Blades y Santa Rosa
a dúo en canción social
JUAN CARLOS MONROY
ESPECIAL CIUDAD CCS
De las diez canciones que for-
man parte de “Irrepetible”, el
título de su nuevo trabajo mu-
sical, Santa Rosa incluyó a cin-
co artistas, cada uno destacado
en su género, entre ellos el can-
tautor panameño Rubén Bla-
des, con quien canta a dúo una
pieza de corte social.
El puertorriqueño se encon-
tró con Johnny Ventura, la bo-
ricua pop Kany García, el gru-
po Guaco y el “Pipe” Peláez.
—Difícil trabajar con artistas
con agendas tan apretadas…
—Lo que ocurre es que todos
estos artistas son muy amigos
míos y entonces hablamos di-
rectamente, sin intermedia-
rios o disqueras; eso hizo más
sencillo que nos encontrára-
mos y pudiéramos hacer este
proyecto. El más difícil de to-
dos fue Rubén Blades, porque
estaba en medio de su gira de
regreso; pese a eso me regaló
un día para hacer la canción.
Con todos nos fue muy bien. La
intención de la producción era
reunirnos y pasarla de lo me-
jor. Las sesiones de grabación
eran de una hora, pero los
cuentos y los chistes duraban
diez más.
—¿Qué busca decir en ‘Me
cambiaron las preguntas’?
—La canción es una ironía, no
es ni un regaño ni una imposi-
ción. Es una opinión mía sobre
lo que me dijeron que iba a ser
el mundo y lo que realmente
es. Me siento muy contento y
El “Caballero de la Salsa”, Gilberto Santa Rosa, con nueva producción.
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creo que este tema abre las puer-
tas para explorar más en este tipo
de composiciones.
—¿Cómo nace la canción?
—De una preocupación que ten-
go desde hace un buen rato, sobre
cómo va el mundo. No veo una di-
rección clara para dónde vamos.
Estamos inmersos en una violen-
cia absurda y nos estamos traicio-
nando a nosotros mismos.
—¿Cómo ha recibido su público
este tipo de propuesta?
—Se ha sorprendido positivamen-
te. Creo que la gente necesita este
tipo de canciones, porque sentían
que yo estaba en una burbuja ex-
traterrestre donde sólo existía el
amor, pero con ella logré que vie-
ran que vivo, siento y me duelen
las mismas cosas que a ellos.
—¿Cómo se sintió en el estudio
con estos maestros?
—Sentí mucho respeto por parte
de mis compañeros. He trabajado
con artistas que llegan al estudio
apenas a aprenderse las cancio-
nes. Pero quienes trabajaron en
este proyecto llegaron con todo
listo. Eso es profesionalismo, pero
también afecto por lo que están
haciendo.
—¿Cómo ve el panorama de la
salsa hoy?
—Puerto Rico dejó de ser la plaza
más fuerte de la salsa. Latinoamé-
rica se ha encargado de sostener
el movimiento. Y con la emigra-
ción a todo el mundo, los latinos
se llevan la salsa y nos abren más
oportunidades de trabajo. Ojalá
pueda volver a hacerlo, o recopi-
lar los dúos que he realizado, que
ya son más de 20.