Você está na página 1de 13

Universidad De San Carlos De Guatemala

Facultad De Ciencias Juridicas Y


Proceso Democrático De Guatemala:
El proceso de democratización en Guatemala ha sido objeto de una diferentes
interpretaciones que postulan tiempos, actores y resultados distintos.

Tanto en la tradición del institucionalismo histórico en la ciencia política como en la


sociología histórica existe una reflexión sobre la importancia de la historia (“la historia
importa”) y los legados de determinados eventos y decisiones de los actores en
coyunturas específicas que, hasta cierto punto configuran las instituciones políticas. Es
decir, el momento de génesis institucional establece sus improntas. Aplicando esta
reflexión al caso de la democracia guatemalteca puede plantearse a manera de
hipótesis que las condiciones en las que se sentaron las bases de la institucionalidad
democrática – Constitución Política, Ley Electoral y de Partidos Políticos, Corte de
Constitucionalidad, Tribunal Supremo Electoral entre otras – definieron el carácter esta.

Sobre este período de establecimiento de la institucionalidad democrática, la coyuntura


crítica 1982-1986, cabe hacer un breve recuento. El 23 de marzo de 1982 un grupo
de “oficiales jóvenes” del ejército de Guatemala realizó un golpe de Estado que puso fin
a la presidencia del General Fernando Romeo Lucas García (1978-1982).

Algunos meses después, el presidente de la junta militar de gobierno, el General José


Efraín Ríos Montt, relevó de sus cargos al resto de miembros de la junta, General
Horacio Maldonado Schaad y Coronel Luis Gordillo Martínez. El General Ríos Montt
erigido en presidente, pretendía postergar 7 años la convocatoria a elecciones y en
agosto de 1983 fue a su vez derrocado por un movimiento liderado por el alto mando
militar que ubicó en la jefatura de Estado al General Oscar Humberto Mejía Víctores
(1983-1986) y ya bajo su cargo se dio a conocer una programación del paso del
gobierno de militares a civiles que incluía la convocatoria a una Asamblea Nacional
Constituyente (ANC), la reorganización de partidos políticos y el establecimiento de la
libre competencia electoral.

El calendario presentado por Mejía Víctores se cumplió más o menos en el tiempo


estipulado. La ANC fue integrada mediante elecciones y elaboró la nueva Constitución
Política de la República de Guatemala, vigente desde el 14 de enero de 1986, fecha en
la que asumió la presidencia el primer civil electo desde 1966, el licenciado Marco
Vinicio Cerezo Arévalo (1986-1990), con lo que quedó instalada la democracia en
Guatemala y los militares entregaron el poder a los civiles.

Este relato simplificado ha tendido a ser, en términos generales, aceptado por la


sociedad guatemalteca y buena parte de la comunidad académica que, pese a las
limitaciones que pudo tener en su momento este proceso, dio lugar a elecciones no
fraudulentas. Entre los estudiosos de los procesos de democratización, es un hecho
aceptado que este período fue el inicio de la misma y que a partir de ese momento
Guatemala pasó a formar parte de las filas de los países democráticos, esto
independientemente del “malestar por la democracia realmente existente” que se ha
venido generando en los últimos años.
Sin embargo, en la narrativa sobre la transición se pasa por alto que las instituciones
políticas en su conjunto son el resultado del conflicto y que, en el diseño de las mismas
imperan finalmente los intereses de las personas o grupos que lograron imponerse
frente a sus adversarios. En el caso de la coyuntura crítica 1982-1986, el relato de la
democratización deja de lado el hecho que, de manera simultánea al establecimiento de
las principales instituciones democráticas del país, los miembros del alto mando militar
desarrollaban un conjunto de acciones represivas; campañas militares, desapariciones
forzosas y asesinatos que eliminaron a una parte importante de la oposición armada;
pero no sólo a esta, sino a aquellas personas y grupos que representaban una
amenaza para el régimen.

Estos procesos, la implantación de la democracia y la eliminación de la oposición, no


ocurrieron de manera paralela, sino que estaban plenamente articulados; la democracia
se instituía sobre la base de limpiar la mesa para abrir paso a una suerte de pacto de
exclusión, por el que los militares cedían parte del control del gobierno a los civiles con
la condición de que se mantuviera la preeminencia del ejército no sólo en el campo de
la guerra contrainsurgente, sino como el gran decidor en materia política; otro elemento
de dicho pacto fue la continuidad del statu quo económico y social, sobre todo en el
sentido de bloquear cualquier posibilidad de implementar políticas distributivas; y, la
continuidad de la proscripción de la izquierda revolucionaria.

Los actores de este acuerdo tácito fueron en primer lugar los miembros del alto mando
militar, que reconociéndose vencedores de la guerra contra las guerrillas ahora
decidían, por distintas razones, entregar el gobierno a los civiles; en segunda instancia,
los líderes de los partidos políticos permitidos, es decir de los grupos políticos que
habían aceptado mantenerse en el campo político delimitado por los militares y que,
aunque en algunos casos como la DC habían sufrido del asesinato de dirigentes sobre
todo en los municipios rurales, se sometían a las reglas del juego político democrático.
Finalmente, los grupos empresariales que, pese a tensiones, críticas y diferencias con
la cúpula gobernante estaban también convencidos de la necesidad de este cambio de
régimen político y lo que pretendían era evitar que las mayorías les arrebataran por
métodos democráticos sus privilegios.

A esto debe sumarse el papel de los Estados Unidos de América, cuya influencia fue
determinante en todo este proceso y cuyo conocimiento de esta doble agenda: la
institucionalización democrática y el aniquilamiento de los últimos vestigios de la
oposición era reportada por sus funcionarios a la central de inteligencia y al
departamento de Estado.

La secuencia de eventos históricos que dieron inicio al proceso de democratización /


implantación de la democracia ha sido y sigue siendo objeto de una contienda
historiográfica en torno a su sentido e interpretación.

A continuación presento un reportaje publicado en la prensa libre


Los primeros comicios democráticos

El 3 de noviembre de 1985, Guatemala celebró elecciones generales, las primeras de la


llamada “época democrática” en medio del conflicto armado interno que se desarrollaba
en el interior del país. Era la vuelta a la constitucionalidad luego de dos golpes de
estado en los últimos 5 años.

Por Néstor Galicia

04 de Septiembre de 2015 a las 20:31h

Más de dos millones de guatemaltecos estaban llamados a las urnas para elegir nuevo
presidente de la República entre ocho candidatos que se postularon para el periodo
1986-1991.

Larga
s filas en centro de votación en 1985. (Foto: CIRMA)

Guatemala se constituyó en ese momento en el blanco de la comunidad internacional.


Numerosos medios de comunicación, televisivos, revistas, periódicos y cadenas de
radioperiódicos enviaron a sus corresponsales para presenciar el máximo evento
electoral que dio al país a un nuevo mandatario. También arribaron centenares de
observadores internacionales invitados por el Gobierno. Entre ellos, habían
congresistas norteamericanos, canadienses, venezolanos, centroamericanos y otros,
así como delegados de instituciones internacionales, entre ellas de la ONU, OEA, y
similares.

Candidatos

Ocho fueron los candidatos que aspiraban llegar al poder mediante el respaldo popular:
Vinicio Cerezo Arévalo, de la Democracia Cristiana, DC; Jorge Carpio Nicolle, Unión del
Centro Nacional, UCN; Mario Sandoval Alarcón, Movimiento de Liberación Nacional,
MLN y  Partido Institucional Democrático, PID;  Jorge Serrano Elías, Partido de
Cooperación Nacional, PDCN y Partido Revolucionario, PR; Mario David García,
Central Auténtica Nacionalista, CAN; Alejandro Maldonado Aguirre, Partido Nacional
Renovador; Leonel Sisniega Otero, Partido de Unificación Anticomunista, PUA,
Movimiento Emergente de Concordia, MEC y Frente de Unidad Nacional FUN; Mario
Solórzano Martínez del Partido Socialista Democrático, PSD. 

Lo
s ocho presidenciables para la Elección de 1985. (Foto: Hemeroteca PL)

Por primera vez en la historia guatemalteca, aspiraron a la presidencia, ocho


candidatos, lo que constituyó un contraste con el pasado cuando unos cuantos partidos
se disputaron la alta magistratura de la Nación y sin intervención de militares.

Garante de elecciones

El Jefe de Estado de ese entonces, general Óscar Humberto Mejía Víctores, ofreció
elecciones limpias, y en reiteradas oportunidades expresó que no apoyaría a ningún
partido político o candidato alguno. El subjefe de Estado y Jefe del estado mayor de la
Defensa, general Rodolfo Lobos Zamora, dijo a la prensa que el proceso sería
transparente, ya que había consenso entre los militares que conformaban el Consejo de
Comandantes, para entregar el poder sin condiciones a quien resultare legalmente
elegido.

Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Andrade Díaz – Durán,


declaró a la prensa que “el Gobierno cumple con esta forma como fue prometido,
cuando el 8 de agosto de 1983 llegó al poder el general Mejía Víctores”. La comunidad
internacional –enfatizó-, elogió el proceso de apertura democrático y sería el 14 de
enero de 1986 cuando el Gobierno militar entregue el poder al nuevo presidente que
sería elegido.  Mejía Víctores agregó que “serían las alegres elecciones”, y no las
violentas elecciones como ocurría en el pasado.

Estado de alerta

Las fuerzas de seguridad estuvieron en estado de alerta para evitar cualquier problema
en el desarrollo de las elecciones indicó el ministro de Gobernación, Carlos Guzmán
Estrada. El funcionario expuso que dio instrucciones a las instituciones policíacas, tales
como Policía Nacional, Guardia de Hacienda y otras secciones, para que se colaborar
con las demás dependencias del Gobierno que tuvieran relación con el proceso
electoral.

Reiteró que la acción policíaca se brindaría para dar protección a los votantes, puestos
de urnas y para el traslado de las mismas hacia los centros de cómputo. Guzmán indicó
que la Policía también cooperaría con las brigadas militares para coordinar todo lo
referente a seguridad. Se buscaba con tal medida, que las elecciones se desarrollaran
sin problemas de ninguna índole, finalizó.

Afluen
cia de personas en el centro de votación del Instituto Central para Varones en
noviembre 1985. (Foto: Hemeroteca PL)

Estadísticas

Para éstas elecciones participaron un total de 8,738 ciudadanos como candidatos a


puestos públicos. El padrón electoral apuntaba a que 2.7 millones de guatemaltecos
estaban llamados a votar en este proceso electoral para elegir al Presidente y
Vicepresidente de la República, 100 diputados al Congreso de la República y 327
alcaldes municipales.  Habilitándose para el sufragio 5,123 mesas en toda la República.

La cantidad de candidatos se distribuyó de la siguiente manera: Presidenciables, 8;


vicepresidenciables, 8; diputados, 924; alcaldes, 1,633; síndicos, 1,777 y concejales, 8;
un total de 8,738 aspirantes.

El presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Arturo Herbruger Asturias, indicó
que la organización salió bien y que estaban confiados en que el pueblo votaría y
eligiera a las nuevas autoridades del país. El trabajo preparativo de las elecciones
generales fue arduo y ahora solamente falta el voto y el resultado final.

Resultados
La elección se desarrolló en relativa calma y se registró un abstencionismo del 49.7 por
ciento, quizá un porcentaje alto el cual atribuyó el TSE a la llamada “campaña negra
que opacó en cierto modo la elección” en la cual se produjeron ataques encarnizados
entre determinados sectores políticos.

El TSE dio a conocer los resultados finales hasta el 7 de noviembre de 1985, entre
acusaciones de fraude, principalmente reclamado por el Movimiento de Liberación
Nacional, MLN al quedar en el cuarto lugar de la votación presidencial, éste partido
formó un llamado "Frente de Oposición" para evitar que se realizara la elección en
segunda vuelta e impugnaron los resultados, sin éxito.  Los primeros 3 lugares los
obtuvieron la DCG con 648,681 votos, 38.65%; la UCN con 339,522 votos, 20.23% y el
partido PDCN – PR con 231,397 votos, 13.78%.

Mar
co Vinicio Cerezo Arévalo y Roberto Carpio Nicolle fueron electos como Presidente y
Vicepresidente de la República en 1985. (Foto: Hemeroteca PL)

Ya que no hubo mayoría absoluta se programó la elección de la segunda vuelta para


elegir al presidente, entre los partidos DCG y UCN para el 8 de diciembre. En dicha
elección los electores eligieron al Binomio de la DCG conformado por Marco Vinicio
Cerezo Arévalo y Roberto Carpio Nicolle, primeros gobernantes civiles después de casi
30 años de gobiernos militares.
Democracia y Globalización

Democracia:
Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo…….. (Abraham Lincoln: 1863)

En el mundo contemporáneo existen una pluralidad de imágenes y usos para el


concepto de democracia. En la mayoría de los casos la palabra “democracia” es usada
como sinónimo de libertad, igualdad, de gobierno de mayoría, de justicia social, de
fraternidad, etc. Sin embargo para unas personas es símbolo de ineficiencia, anarquía y
politiquería.

La democracia es un sistema político que permite el funcionamiento del Estado, en el


cual las decisiones colectivas son adaptadas por el pueblo por mecanismos de
participación ya sea directamente o indirectamente. En sentido amplio la democracia es
una forma de organización social en la que todos sus habitantes son libres e iguales
ante la ley. Además es el sistema político más usado en la mayoría de países.

Globalización:
Es un proceso fundamental económico que consiste en la progresiva integración
mundial de los mercados y las empresas. La globalización también se manifiesta en
otros ámbitos que pueden ser; La tecnología, la cultura y la política.

La globalización se ha convertido en un término sujeto a malinterpretaciones y utilizado


tan a menudo en nuestro vocabulario actual que su uso está rayando en el abuso. No
obstante, todavía queda por conocer en su totalidad el alcance de su efecto en la
sociedad y en la comunidad política internacional.

Democracia y Globalización:
Por democracia moderna comprendemos a la forma de gobierno o de organizar el
poder político en el que lo decisivo o lo importante es que el pueblo no sólo es el
objetivo de gobierno; sino que también el sujeto que gobierna. El principio constitutivo
de la democracia moderna es la soberanía popular. El pueblo es la fuente única y
legítima de poder. También es el conjunto de procedimientos encargados de hacer
viable el principio fundamental de la soberanía popular. Es un procedimiento no una
solución a los problemas de la sociedad. Forma de legitimizar y autorizar el gobierno.

Se apela a la globalización para explicar el derrumbe de regímenes totalitarios como la


caída de la soberanía de los Estados-Nación, para denunciar la inexistencia de
democracia económica y la injerencia de los mercados monopólicos en los servicios
básicos de las naciones.

La globalización imprimió en las democracias la concepción de los intereses privados


como beneficiarios a la sociedad. En las democracias el principio de ciudadanía implica
soberanía popular y ésta supone participación ampliada y variada. Fenómenos como la
desesperanza política en los partidos políticos, el absentismo electoral, la corrupción,
el fraude fiscal, la falta de debate público ciudadano son síntomas de la inexistencia de
la praxis ciudadana, relacionadas a las carencias de identidades y de ausencia de
estado

Para el analista internacional, Ernst Ultrich la democracia debe de ser reinventada,


mediante tres pilares principales. Primero, la forma estatal democrática nacional
existente debe de cambiar. Las diferentes naciones cooperan en muchas entidades que
los diferentes Estados han acordado(Tribunales de Justicia Intl, Convenios sobre
Derechos Humanos y Medio ambiente etc.) necesitamos la democracia estatal, puesto
que únicamente ella otorga la necesaria legitimidad para las negociaciones
internacionales.

El segundo pilar es la industria privada, que es la que, en gran parte, produce riqueza.
Sin embargo hay grandes industrias que contaminan y violan los derechos de sus
trabajadores, esto devalúa la democracia, por lo tanto la opinión pública mundial debe
de castigar a estas empresas, haciendo valer más la democracia y la justicia, que lo
económico.

El tercer pilar es la sociedad civil. La sociedad civil somos todos nosotros, en particular
cuando colaboramos con las diferentes organizaciones e instituciones especificas.
Estos organismos pueden contribuir a la democratización

Desafíos Para La Democracia Bajo La Globalización

 Fortalecer la democracia en los estados nacionales, ya que si los gobiernos son


fuertes, los organismos supranacionales serán fuertes
 Vigilar y penalizar las acciones de la industria privada que destruye la
democracia
 Fortalecer los vínculos de la sociedad civil

Globalización Y Política Internacional

La globalización ha hecho que haya desequilibrios afectando a varios lugares del


planeta. Se manifiesta en:

Los programas millonarios destinados a la defensa de las potencias

Las practicas imperialista de las naciones desarrolladas

El desarrollo de los armamentos nucleares<

La conformación de bloques comerciales

La injerencia de organismos internacionales en la política nacional


Como Afecta La Globalización A La Política

Como la globalización es un proceso unificador, que involucra también la política,


entonces, las decisiones políticas deben tomarse en cuanto a la coyuntura internacional
impregnada por la globalización, porque si no miramos esa coyuntura nos estamos
alejando de la realidad. Es que, tanto en economía como en política, los movimientos
internacionales afecta sobremanera sobre las decisiones políticas internas.

La Cultura Polita De Guatemala

Toda sociedad construye una forma de representarse al mundo y de explicarse los


distintos fenómenos tanto naturales como aquellos en los que interviene el hombre. La
cultura es el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres, mitos y
rituales que se transmite de generación en generación, otorgando identidad a los
miembros de una comunidad y que orienta, guía y da significado a sus distintos
quehaceres sociales. La cultura da consistencia a una sociedad en la medida en que en
ella se hallan condensadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas
que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se
reconoce a sí misma en lo que le es propio.

La política es el ámbito de la sociedad relativo a la organización del poder. Es el


espacio donde se adoptan las decisiones que tienen proyección social, es decir, donde
se define cómo se distribuyen los bienes de una sociedad, o sea, que le toca a cada
quién, cómo y cuándo.

Los valores, concepciones y actitudes que se orientan hacia el ámbito específicamente


político, es decir, el conjunto de elementos que configuran la percepción subjetiva que
tiene una población respecto del poder, se denomina cultura política.

La noción de cultura política es tan antigua como la reflexión misma sobre la vida
política de una comunidad. Para referirse a lo que hoy llamamos cultura política, se ha
hablado de personalidad, temperamento, costumbres, carácter nacional o conciencia
colectiva, abarcando siempre las dimensiones subjetivas de los fenómenos sociales y
políticos. Dicho de otra manera, desde los orígenes de la civilización occidental ha
existido una preocupación por comprender de qué forma la población organiza y
procesa sus creencias, imágenes y percepciones sobre su entorno político y de qué
manera éstas influyen tanto en la construcción de las instituciones y organizaciones
políticas de una sociedad como en el mantenimiento de las mismas y los procesos de
cambio.

Toda sociedad construye una forma de representarse al mundo y de explicarse los


distintos fenómenos tanto naturales como aquéllos en los que interviene el hombre. La
cultura es el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres, mitos y
rituales que se transmite de generación en generación, otorgando identidad a los
miembros de una comunidad y que orienta, guía y da significado a sus distintos
quehaceres sociales. La cultura da consistencia a una sociedad en la medida en que en
ella se hallan condensadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas
que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se
reconoce a sí misma en lo que le es propio.

La política es el ámbito de la sociedad relativo a la organización del poder. Es el


espacio donde se adoptan las decisiones que tienen proyección social, es decir, donde
se define cómo se distribuyen los bienes de una sociedad, o sea, que le toca a cada
quién, cómo y cuándo.

El referente central de la cultura política es el conjunto de relaciones de dominación y


de sujeción, esto es, las relaciones de poder y de autoridad que son los ejes alrededor
de los cuales se estructura la vida política. Es el imaginario colectivo construido en
torno a los asuntos del poder, la influencia, la autoridad, y su contraparte, la sujeción, el
sometimiento, la obediencia y, por supuesto, la resistencia y la rebelión.

Así, la pregunta sobre la cultura política pretende indagar cómo percibe una población
el universo de relaciones que tienen que ver con el ejercicio del mandato y la
obediencia, y cómo las asume, qué tipo de actitudes, reacciones y expectativas
provoca, y de qué manera éstas tienen un impacto sobre el universo político.

Antes de iniciar el Proceso Electoral 2011 se comenzaron a vislumbrar los candidatos


potenciales a los distintos puestos de elección popular, casos como el Partido Patriota,
Líder entre otras organizaciones políticas iniciaron su campaña instalando vallas
publicitarias antes de la Convocatoria del TSE a Elecciones Generales. Se iniciaron los
chismes para desprestigiarse entre los posibles candidatos, campañas negras,
migraciones de políticos hacia otros partidos aparentemente más fuertes que el que
representaban en ese momento.

Se vincularon a los distintos partidos políticos con sus posibles financistas, corruptos
involucrados en los partidos políticos y toda una estrategia para desprestigiar y atacarse
sin conservar la ética entre los partidos políticos.

Mientras ocurría todo esto a nivel político, la sociedad civil se dedicaba a observar y
tomar partido por la mejor opción, los columnistas y periodistas se dedicaron a agrandar
a sus candidatos ideales y generar una influencia en el voto de los guatemaltecos hacia
los dos primeros lugares según las encuestas realizadas por distintos medios de
comunicación. El TSE se dedicaba a implementar toda la logística necesaria para llevar
a cabo el Proceso Electoral 2011.

Durante el Proceso Electoral 2011 un porcentaje decente de empadronados asistió a


emitir su sufragio, en el caso guatemalteco se puede afirmar que se carece de una
cultura política participativa, en la que los ciudadanos tienen conciencia del sistema
político nacional y están interesados en la forma como opera. En ella, consideran que
pueden contribuir con el sistema y que tienen capacidad para influir en la formulación
de las políticas públicas. Esto no sucede en nuestro país, pues se cuenta con un gran
porcentaje de población analfabeta, aunado a que los letrados son indiferentes
políticamente. Además existen políticas de gobierno y no de Estado.

Guatemala se determina por carecer de las siguientes características:

1) Una cultura participativa muy desarrollada y extendida;

2) Un involucramiento con la política y un sentido de obligación para con la comunidad;

3) Una amplia convicción de que se puede influir sobre las decisiones


gubernamentales;

4) Un buen número de miembros activos en diversos tipos de asociaciones voluntarias;


y

5) Un alto orgullo por su sistema político.

Un ciudadano es aquel que es capaz de desarrollar virtudes cívicas, justamente en el


sentido de participar en los asuntos públicos, es alguien con un sentido de competencia
o eficacia cívica, es decir, que está convencido de que se puede hacer algo, tanto para
reclamar del gobierno soluciones a problemas, como para defenderse y reaccionar ante
arbitrariedades o injusticias del poder y de que existen canales y condiciones para
hacerlo.

Ciudadano es también aquel individuo que es capaz de organizarse para plantear


demandas en diferentes campos de la vida social (de salario, de vivienda, de servicios
públicos, así como reclamos que rebasan el plano material, tales como la expansión de
derechos y libertades civiles). No es alguien que espere a que los jefes o las
autoridades decidan hacer las cosas, sino alguien con disposición a participar en la vida
política. En el caso guatemalteco, los ciudadanos en su mayoría son indiferentes y
apáticos hacia lo público, no participan en la búsqueda de alcanzar el bienestar para la
colectividad sino que son egocéntricos, pues solo se preocupan por satisfacer sus
necesidades y las de los suyos.

Como conclusión se puede afirmar que falta mucho en el país para fortalecer la cultura
democrática de la ciudadanía, hace falta fomentar la promoción de una cultura
democrática la cual ya no puede pensarse como una labor que competa
exclusivamente al Estado, sino que tiene que ser una empresa en la que participen
instituciones sociales y políticas. Mientras mayor influencia tengan éstas sobre la
sociedad por su prestigio o penetración, mayor será el impacto que causen.
Deberían contribuir a dicha misión, por tanto, las instituciones educativas públicas y
privadas, y los medios de comunicación masiva de manera privilegiada, pero también
los intelectuales y los partidos políticos, así como otras instituciones sociales con gran
presencia, como las iglesias y los nacientes organismos no gubernamentales. Es decir,
se trata de una tarea de conjunto que debe partir de la convicción profunda de los
beneficios que conlleva el desarrollo de una cultura política democrática.

Você também pode gostar