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Uno de los argumentos frecuentes para bloquear la permisión del aborto es aquel
que sostiene que la "adopción es una solución real al problema del aborto" (capítulo 4). El
autor pone en tela de juicio esta alternativa argumentando que violaría la privacidad de la
mujer sometiéndola al posible enjuiciamiento público de que es una "mala madre" por dar a
su hijo en adopción (p. 65). Además, el autor nos recuerda los prejuicios y el racismo que
subyacen a la adopción, por lo cual existe un gran número de niños sin adoptar, esto
además del hecho de que varias naciones, como México, viven una burocracia en su
sistema de adopción que involucra obstáculos legales, administrativos, vacíos legales y
discrecionalidad que de ningún modo garantizan el derecho de un niño a tener una familia e
integrarse socialmente (p. 68). Pero incluso —afirma Ortiz Millán—, aunque fuese posible
salvar estos obstáculos, el número de niños en adopción sustituibles por abortos podría
hacer colapsar el sistema de adopción, por lo cual la medida "adopción sí, aborto no" es
irresponsable. El problema de esta medida no es tanto de orden conceptual —por utilizar
conceptos equivocados de persona—, sino empírico: la solución de la adopción no es
"realista" y la propuesta en la que se basa carece de la información que requiere el caso (p.
69). (Lariguet & Millán, 2010)
Cada día mueren 1.500 mujeres por problemas asociados al embarazo o al parto, lo
que significa que cada minuto fallece una mujer a causa de su embarazo. Las muertes
maternas están estancadas desde hace 20 años, con más de 500.000 al año. La mortalidad
materna es la principal causa de muerte entre mujeres en edad fértil en los países en
desarrollo y la inmensa mayoría de estas muertes son evitables, lo que evidencia que se
trata de "la mayor desigualdad del mundo en materia sanitaria. (Zúñiga Fajuri, 2011)
Las causas de estas muertes siguen siendo las mismas: hemorragias postparto,
infecciones, parto prolongado y, como sabemos, los abortos clandestinos que constituyen
un 30% de la tasa anual de mortalidad materna. Ello resulta especialmente alarmante si se
tiene en cuenta que se trata de uno de los factores más fáciles de eliminar si se promueve la
planificación familiar, se despenaliza la interrupción voluntaria de la gestación y se
democratiza el acceso al cuidado sanitario. Cerca de 200 mujeres mueren al día en todo el
mundo al someterse a un aborto sin las mínimas condiciones de higiene. La tendencia a la
baja en el número de hijos por mujer, que se constata en casi todo el planeta salvo en África
subsahariana, no ha evitado que aún hoy cerca del 50% de los embarazos sean no
deseados, por lo que cada año se practican 20 millones de abortos en condiciones
insalubres, con métodos peligrosos o auto inducidos. Ello significa que este año
unas 80.000 mujeres morirán a consecuencia de este tipo de abortos. Además, más de
cinco millones ingresarán en un hospital, quedarán estériles o sufrirán alteraciones durante
el resto de su vida (aproximadamente 800.000 latinoamericanas son hospitalizadas
anualmente debido a estas complicaciones) (Zúñiga Fajuri, 2011)
Se analiza al aborto como un bien social examinando las distintas miradas que tiene
la sociedad con respecto al aborto y sus leyes. Se critica la posición de los distintos actores
sociales con respecto a la posición de la Iglesia o la posición de aquellos que están a favor
de la vida. Estos no deberían estar influenciados por sus creencias personales sino por la
necesidad de la población y la de políticas públicas. Se analiza la necesidad de
despenalización del aborto por motivos de salud pública y de dignidad de las mujeres.
(Sebastiani, 2018)
No obstante, son varios los filósofos antinatalistas que plantean que nacer no
siempre es un beneficio y que muchas veces es un seguro pasaporte para el dolor o un daño.
La filósofa Christine Overall plantea 6 cuestiones éticas que deben ser consideradas para la
elección sobre tener o no tener hijos: (Sebastiani, 2018)
Nada de todo esto es sencillo, habida cuenta de que uno puede tener las mejores
condiciones para tener hijos y sin embargo decide no tenerlos y viceversa. O bien están
aquellos que deciden tener hijos, pero luego cambian de opinión por una condición física, o
deciden modificarlo en base a alguna técnica genética. (Sebastiani, 2018)