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Durante las diferentes partes que componen el Museo Nacional, podemos percibir la
evolución de la historia de nuestro propio país. Desde la época pre-histórica hasta la
época contemporánea, pasando, por la época pre-colombina, la conquista, la colonia
y la república. Y, desde este mismo recorrido no se percibe, por lo menos de manera
visual –o clara- de un reconocimiento acerca de las personas en situación de
discapacidad, ya que nos damos cuenta que no se tiene un gran reconocimiento por
la discapacidad ni por las personas en situación de discapacidad, ya que en Colombia
no se habla de su condición, derechos y oportunidades para desenvolverse dentro de
la sociedad. Esto se podría entender por el mismo modo de pensar de las personas de
estas épocas y por el contexto mismo, puesto que, por ejemplo, en la Colonia, la
Nueva Granada –el nombre que se le daba a nuestro país en ese tiempo-, todo se
regía por los condicionamientos que diera la corona española, luego entonces no
había una total autonomía de las personas que habitaban nuestro país, por lo menos,
para pensar la realidad de las personas en situación de discapacidad. Por su parte, en
la república, hasta ahora se estaba implantando una forma de pensar que no
dependiera de la corona española. Se pensaba, en el establecimiento de la república,
en solucionar problemas políticos. Además, no había instituciones que se dedicaran
única y exclusivamente a las personas en situación de discapacidad.
Por eso, este cambio de perspectiva nos permite considerar a las personas en
situación de discapacidad de una manera mucho más inclusiva, teniendo en cuenta
sus diferencias y necesidades que, como todas las personas, tienen realidad que
debemos respetar y aceptar.
Con lo anterior, no solamente debo apreciar mi cuerpo, sino el de los demás. Así
como yo aprecio todo lo que me pertenece, así también debo valorar a los demás: el
cuerpo de los demás es igual de valiosos al mío. Esto, de manera macro va a servir
como un factor determinante en la historia, ya que solamente cuando logro valorar mi
singularidad y la de los demás, podrá forjarse una sociedad –dentro de la historia-
más viable. Así que, no debemos discriminar a nadie por las diferentes
particularidades que conforman nuestro cuerpo: color de ojos, color de piel, altura,
rasgos, ya que cada cuerpo es una pluralidad de rasgos que lo determinan. Así las
cosas, no debo rechazar a alguien por el conjunto de características que conforman
su apariencia física, ya que, de manera recíproca, él podrá hacer lo mismo conmigo y
será muy difícil la vida en sociedad –haciendo que la historia cambie, por ejemplo,
con las sociedades en donde se observaba a las personas en situación de
discapacidad como personas enfermas o anormales-. Y esto, en últimas, va a hacer
que no nos toleremos ni respetemos una parte importante que nos determina:
nuestro cuerpo.
Desde este punto de vista, solamente en una sociedad en donde se acepte al cuerpo
de una persona con alguna discapacidad podrá hacer que nos toleremos, haciendo
que el momento histórico –sea cual sea- pueda ser más inclusivo. Es decir, si este
punto de vista se hubiera dado en la Colonia, podría haberse aceptado, respetado y
tenido más en cuenta a las personas en situación de discapacidad.
Con esto, vemos la importancia del valor que le demos al cuerpo, además del
reconocimiento de los derechos y de las igualdades que tenemos como seres
humanos y como habitantes de una misma sociedad.
Como conclusión, debemos hacer que la historia nos sirva como referente para hacer
un cambio a la discriminación del cuerpo, y a aceptar que todos tenemos diferencias
y que podemos hacer que estas diferencias sean un impedimento o un cambio para
una mejor vida y oportunidades para las personas en situación de discapacidad.