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Charla sobre redes y organizaciones complejas

Cecilia Ceraso

• Índice

Redes y organizaciones complejas


Tiempo fundacional
Los modelos de gestión
Entregarse al movimiento
Disparar el habla
La construcción de sentido
La apropiación de los saberes
El entreaprendizaje
Habilitación en la toma de decisiones:
¿Cómo tomo mi parte?
La común unión

Redes y organizaciones complejas

Una red comienza con un equipo de trabajo que es un nodo que se expande y
tiende a buscar su multiplicación. Realiza este movimiento sin descuidar su
propia construcción de sentido en el proceso. Eso es lo que le permite ir
transformándose y crecer en la realidad que es dinámica y en la vida que es en
movimiento.

Generalmente tiene como proyecto expandirse en red, sembrando, tiene


vocación de simiente.

Posee un marco teórico, unos valores, una forma de ser, de trabajar, de


manejar la tecnología, de construir y producir saberes, de construir sentidos en
diversidad pero también en identidad.
En América latina existen aun grandes necesidades que constituyen grandes
identidades. La idea es construir puentes y trampolines de comunicación para
poder, en la diversidad, caminar caminos colectivos que nada tienen que ver
con los movimientos de masa del siglo pasado.

La segmentación se debe a la implosión de lo dado; el escenario es el de los


formadores de subjetividad, ordenadores, disciplinadores de la modernidad (la
escuela, la familia, la fabrica).

Esta conflagración da lugar a “hacer nuevas todas las cosas”.

Consideramos que el ser humano de este tiempo es histórico, pasajero,


viajante, animal de poder, constructor de su época, dueño o sometido a la
voluntad de verdad de su época.

Creo y creo, que nosotros somos los sujetos de conocimiento que vamos a
confrontar en los discursos con otros discursos, con mayor o menor poder que
el nuestro, por donde pasa el conocimiento, cual es la sabiduría, como se
democratiza, y como se construye sin exclusión.

Y lo vamos a hacer habitando en el borde

El borde es una categoría que nos pone en situación... en escena, en un


escenario. Es un lugar desde donde miramos para la intervención.

Es un sitio dinámico donde hacemos lo que decía Monseñor Angelelli (Obispo


de la Provincia de La Rioja asesinado en la dictadura militar Argentina), poner
un odio en el pueblo y otro en la energía del universo. El borde entre el cielo y
la tierra es el primero del cual tenemos que tener conciencia de que lo estamos
habitando.

A partir de este equilibrio podemos dialogar con el poder dominante. No


pensamos este dialogo con un encuadre rígido y estructuralista, nuestra noción
del poder no es lineal, es reticular. Nuestra conversación con el hegemónico es
desde nuestros propios saberes salvajes y perceptivos.

El hombre lleva en el cuerpo y en el alma toda su historia.

La modernidad opero a través de sus sistemas de creencias para que nos


olvidemos del cuerpo y el alma como protagonistas de nuestras inteligencias.

Están cambiando los modos de percepción y eso nos lleva a producir nuevos
caminos de producción de conocimientos. Existen otras herramientas, otras
posibilidades de obtener y relacionar la información, otros caudales de
información.

Rescatamos como importante en este tiempo la intuición como brújula, como


abre caminos. Es vital abrir la cabeza, no llevar lastre y no tener miedo para la
acción y para la entrega al movimiento.

En este momento en distintos lugares del mundo hay mucha gente interesante
que esta inmersa en las practicas sociales y esta observando lo mismo,
coincidiendo. El borde nos da la posibilidad de mirar, como decía De Certau las
estrategias de los poderosos y las tácticas de los débiles.

Este poder construir una mirada no significa que estemos ocupando un lugar
de vanguardia, otras preguntas que debemos hacernos son: ¿Por qué y para
qué miramos?. Cómo miramos?. ¿Con quiénes compartimos nuestra mirada?.

Hay personas y sociedades de discurso que miran desde el borde


capitalizándose con esos saberes y usándolos en provecho propio en lugar de
utilizarlos para transformar la realidad. La pregunta seria desde donde
construimos la mirada y para qué?.

Este espacio al que llamamos borde debe tener una organización dinámica,
flexible y ágil, entregada al movimiento y al compromiso de la transformación.
Estas organizaciones ocupan un lugar en el espacio y en el tiempo de su
naturaleza, y un modo de ser en el proceso. Estas organizaciones o nodos
sembradores de redes tienen la capacidad de anticiparse al tiempo presente
partiendo del deseo y del sostén de la confianza, que es básica para obtener la
transformación y el desarrollo de las comunidades a partir de la producción de
saberes propios y del rescate de los que están tapados.

El amor es la energía que motoriza el movimiento.

Hablemos de las organizaciones

• Tiempo fundacional:

En los tiempos fundacionales se inaugura la vida de estas organizaciones, se


basan en la pasión de poder hacer lo que creen y lo que crean. Son flexibles
pero carecen de equilibrio y aun no conocen su modo de gestión. Esta etapa,
que es como de enamoramiento, permite acumular la energía que luego será
aportada para construir un piso de confianza. Esta confianza dará la viabilidad
a la organización de no romperse así discuta sobre la diferencia frente a los
caminos y procesos hasta caer en el cansancio y la violencia.

La pasión, que reviste la dimensión colectiva de la organización, pero que


también influye profundamente sobre la dimensión humana, promueve que se
vayan construyendo subjetividades individuales que en la diversidad, y luego
en la común unión, construirán subjetividades colectivas.

• Los modelos de gestión:

Aparecen después de un tiempo en el proceso, cuando ya existen bienes para


compartir y defender. Cuando aparece la necesidad del equilibrio.

Los signos de este tiempo en estas organizaciones son: la búsqueda de


definición y claridad en el proyecto, la explicitación de una teoría de base que lo
sustente y el evidente crecimiento que se da en lo personal y en lo colectivo.
Esto aparece en el proceso primero como necesidades sentidas en todo el
nodo que se traducen en acciones concretas.

La primer acción es construir un discurso que represente a la organización, un


discurso de pesada materialidad que se construye con el deseo que une al
equipo y con la búsqueda del sentido en las acciones.

La segunda necesidad es encauzar el crecimiento personal y colectivo. En lo


personal; desarrollar un ámbito de libertad y contención que a cada uno le
permita encontrarse con la autoorganización, la interrelación, la gestión de la
autonomía y la autopoiesis, teniendo como motor el afecto. Mostrar el afecto es
una acción vital para afianzar un proyecto en red.

En lo colectivo lo esencial es la alquimia que se produce en la unión de las


posibilidades construidas por la profundidad de los saberes de cada uno de los
protagonistas del colectivo.
Esta energía que comienza a circular denota las nociones de potencial de
desarrollo que contiene cada nodo en particular.

• Entregarse al movimiento:

La decisión personal y colectiva de entregarse al movimiento aboliendo las


creencias y contratos que nos producen el miedo a la toma de decisiones, es el
origen de transitar en procesos construyendo y sembrando un camino.

Este movimiento se traduce en la acción de querer ser felices con el quehacer.


La entrega es holística, abarca todas las dimensiones de nuestro ser como
personas y como organización. Entregarse al movimiento produce sensaciones
que se tienen en el cuerpo y en el alma y van constituyendo a la vez el cuerpo
y el alma de la organización.

En el ámbito, que se mueve en forma constante, cada acción es causa y efecto


al mismo tiempo.
La parálisis y la entropía son enemigos de la libre circulación de esta energía.

• Disparar el habla:

El primer movimiento importante de estos procesos es dispara el habla. Si el


camino es construir nuevos sentidos para que la realidad se transforme
debemos disparar el habla. Correr las compuertas a la oralidad, que es un
placer supremo, y que nos permite descubrir cosas a través de la palabra y de
la boca. Existen enormes mayorías en nuestros pueblos mandadas al silencio,
mucha gente tiene trabada su expresión oral porque desde múltiples
controladores se construye la creencia de que la palabra es propiedad de unos
pocos.

El nudo que no nos deja hablar, que no permite la expresión, siempre tiene que
ver con el miedo. El miedo a no saber, a preguntar, a hacer el ridículo, a no
estar a la altura de las circunstancias, a ser castigados, a nos ser queridos.

Disparar el habla en una comunidad es fundamental para la producción de


conocimientos colectivos. La entrega al movimiento de hablar en una
comunidad produce una energía de poder y autoestima que dan lugar a una
producción de sentidos colectivos que llevan a esta comunidad hacia su propio
desarrollo.

Por eso la primera noción de la comunicación para el desarrollo que hayamos


en las practicas sociales devienen de la acción de disparar el habla en la
comunidad para que esta construya un sentido propio sobre sus procesos de
desarrollo.

El placer de entregarse al movimiento de la palabra escrita, por otro lado,


permite a los sujetos y también a los colectivos, dar saltos cualitativos en los
procesos de producción, objetivación y sistematización de los conocimientos.
La palabra escrita afianza nuestras reflexiones y conceptos; nos permite no
volver a empezar otra vez olvidando lo ya dicho o vivido en la experiencia.

Da lugar a que otros aprendan de la experiencia de otros. Permite la


comunicación entre diferentes nodos u organizaciones. Da cuenta, poniendo en
palabras, de las acciones, dimensiones, categorías, instrumentos y nociones
que permiten a los sujetos protagonistas en estas practicas sociales y también
a los colectivos, constituirse en nuevos sujetos de conocimiento.

Poder escribir nos hace mas libres y nos muestra otra dimensión de la
autopoiesis.

• La construcción de sentido:

La interrelación permanente, desde una mirada holístico, produce sentidos de


transformación. Entendemos a la comunicación como producción de sentidos y
hecho cultural.

• La apropiación de los saberes:

Un saber es real cuando esta inscripto en la intensidad del cuerpo, que es


deseada y temida. Las sensaciones en las cuales se da esta inscripción son el
placer y el dolor. La vida misma, la realidad en la cual estamos inmersos, nos
enseña en situaciones de dolor. Es por esto que venimos tratando de construir
una pedagogía del placer.

• El entreaprendizaje:

Parece como indispensable para lograr la apropiación de los saberes, a través


de los entreaprendizajes, desarrollar dos virtudes que son muy propias del
saber del pueblo:
1- la generosidad, ya que el saber es algo que se puede
compartir, sin quedarse uno sin él cuando lo ofrece al
otro;
2- y la humildad de los sabios, ya que para los que creen
saberlo todo es imposible seguir aprendiendo.

En este punto podemos relevar diferentes sentidos que nos conectan


directamente con la felicidad: el placer de aprender del otro, el placer de
enseñarle al otro, el placer de producir en colectivo aportando cada uno y
construyendo desde la diversidad.

Los maravillosos resultados que obtuvimos por creer y crecer en el


entreaprendizaje nos empodera en autoestima y certezas y nos permite tomar
decisiones con libertad y confiando en la capacidad del colectivo para ser
responsable.

• Habilitación en la toma de decisiones:

Vemos al poder como una condición necesaria para la construcción de


viabilidad y gestión de la transformación de la realidad. Pensamos en los
modos de construcción de poder de los sectores excluidos.

Pensamos en la construcción de los cauces para poder producir sentidos


acerca de crecer en libertad, poner límites, poder optar, poder hacer y poder
gestionar individual y colectivamente.

En las practicas sociales se dan diferentes modelos de gestión, en ellas se


encuentran mixturados y nunca aparecen puros. Las nociones de organicidad,
valores y lealtades a determinados principios construidos en común, aparecen
en el proceso de estas organizaciones complejizando sus tramas cuando las
organizaciones tienen bienes materiales y simbólicos que les son propios. Este
tipo de organicidad no debe anular a la modalidad de la red como un ámbito de
libertad que permita la autopoiesis y la flexibilidad; tampoco es apropiado
complejizar los modelos de gestión de estas redes antes de que esto sea una
necesidad sentida.

Pueden darse varias modalidades al mismo tiempo; la cocina, la asamblea, las


áreas o espacios de intercambio, las instancias de planeamiento, las áreas o
territorios de intervención.

Todos contribuyen a constituir la eficiente organización del colectivo y la


autonomía de los sujetos protagonistas que están al servicio de los fines en
común propios de la organización.

Las diferentes capacidades de las personas, reconocidas y aceptadas en


consenso, promueven el crecimiento integral de las redes.

Existen; los lectores de la realidad, los que pueden leer la situación política, los
reflexivos, los críticos, los precursores del movimiento, los intuitivos, los
mediadores, los creativos, los mediadores entre el marco teórico externo y el
marco teórico interno.

Al mismo tiempo todos somos todo esto en la potencialidad del colectivo y a la


vez todos somos especialistas en alguna cosa. Nuestra identidad esta
construida por estas acciones, estos modos de ser y de optar y estos modos d
aprender y saber.

Para que todos puedan desarrollar su empoderamiento y al mismo tiempo


construir el poder del colectivo, los que conducen deben habilitar a los demás
para tomar decisiones en presente, construyendo situaciones de confianza,
pero los demás no deben tener miedo de tomar su parte.

¿Cómo tomo mi parte?

Ser parte de una construcción en red, de una construcción de sentido en


colectivo no significa perder la individuación. Por el contrario, hacerse en
relación, construye la subjetividad y afianza la autoestima.
Tener un proyecto de vida, saber que la vida le da lugar a la muerte para que
vuelva la vida. Conocer la muerte para conocer y valorar la vida, nos lleva por
el camino de la transformación permanente.

Sugerencia: leer el cuento de La Mujer Esqueleto, del libro Mujeres que


corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés.

La confianza, que es una forma de fe, nos acerca la orientación en este


proceso.

La acción de tomar parte. La acción de conocerse a si mismo dan certeza y


claridad al proceso del colectivo.

La acción de agarrar mi parte también me constituye en un ser libre. El


reconocimiento de lo que soy y lo que se, el descubrimiento de mis propios
intereses, deseos y proyectos personales, la aceptación de mis propios limites
y la acción de poner limites a los demás; son hechos y experiencias que
aportan al crecimiento del colectivo y al desarrollo de la comunidad en la cual
este está inserto.

Los que tienen miedo de tomar su parte no llegan a esclarecer su misión y no


pueden construir el bien común.

La común unión

La común unión es la plenitud de la confianza. Es la certeza de que no estamos


solos, es el entendimiento de los que saben.

Confiar en los movimientos del otro es fluir en movimiento con los demás. La
común unión es la alegría de trabajar juntos. La certeza de cada uno de
conocer para qué está, por qué y hacia dónde?.
El conocimiento de todos de saber hacia a dónde nos dirigimos colectivamente.
Qué vamos a hacer concretamente entregados a este movimiento.

La confianza de la común unión anula completamente el miedo y profundiza la


transformación.

El colectivo puede probar su temple admitiendo que su proceso también


comprende la vida – muerte – vida.

La común unión da lucidez al colectivo y es el afianzamiento de la identidad.

Los protagonistas son distinguidos por formar parte de la experiencia. Son


ejemplo en la acción de transformarse y en el trabajo de sembrar la
transformación y el desarrollo en la comunidad.

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