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MONZÓN
“Opinión pública, comunicación y política”
La Opinión Pública es un concepto polisémico y complejo, producto de las variaciones que
han sufrido a lo largo del tiempo los dos términos que la componen: la «opinión» y lo
«público».
- OPINIÓN
La historia de la Opinión Pública (propiamente dicha) debe situarse en los comienzos de la
Edad Moderna, junto al desarrollo de la imprenta, la expansión de las ideas democráticas y el
nacimiento del público político. No obstante, las primeras referencias más claras vienen de
Grecia y Roma.
Grecia y Roma
Platón y Aristóteles desarrollan, desde la filosofía, el concepto de “opinión” (doxa). Para
Platón, la doxa es un conocimiento parcial e inseguro de la realidad, basado en impresiones y
ambigüedades. Aristóteles, en cambio, acepta la vía de la opinión como forma de acercarse a
la verdad, ya que entiende aquélla como un conocimiento aproximado o probable.
En la cultura romana, cuando se habla de opinión (rumor o fama) ya no se la entiende en
sentido filosófico, sino publicístico: “Opinión es sinónimo de apariencia, suposición o
notoriedad, la buena o mala imagen que los demás tienen de uno mismo” [Monzón: 23].
Edad Media
A lo largo de la Edad Media, domina la concepción vertical de entender las relaciones entre
poder y pueblo; así, no existe lugar para la Opinión Pública.
Renacimiento
Sin embargo, el Renacimiento trae aires de renovación siendo “(...) Nicolás Maquiavelo
quien nos introduzca en la prehistoria propiamente dicha de la opinión pública (...) [ya que]
reconoce el poder de la opinión pública, «con el objeto de construir una teoría del manejo de
esta opinión que él sabe maleable, sensible a la fuerza y fácil de engañar»” [Monzón: 26].
Frente al posible apoyo que puedan darle los Grandes o notables del reino, el Príncipe
necesita siempre del aprecio, la estima o el favor popular. Maquiavelo reconoce el concepto
romano de opinión como la (buena o mala) imagen que los demás tienen de uno. El príncipe
debe aparecer ante los demás con la mejor imagen posible: “Procure, pues, un príncipe
conservar y mantener el Estado; los medios que emplee serán siempre considerados honrosos
y alabados por todos; porque el vulgo se deja siempre coger por las apariencias y por el
acierto de la cosa” [citado en Monzón: 28].
Recapitulando: “(...) dos formas distintas de entender el término «opinión», que ayudarán más
tarde a explicar el concepto de opinión pública: la primera de ellas se sitúa en el plano
filosófico y traduce los significados de doxa y opinio como semisaber, juicio incierto o
conocimiento probable y, la segunda, desde un punto de vista publicístico, se equiparará con
reputación, fama o notoriedad” [Monzón: 46].
- PÚBLICO
Grecia y Roma
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Tanto en Grecia como en Roma quedan perfectamente diferenciadas las esferas de “privado”
(gira en torno al domicilio doméstico y la reproducción de la vida) y “público” (refiere a
aquellas actividades cívicas y comunes donde el ciudadano puede participar como ser libre).
Edad Media
Esta contraposición es apenas usada durante la Baja Edad Media; es más apropiado usar los
términos germánicos “común” (accesible para todo el mundo) y “particular” (propio y de uso
exclusivo para cada uno) [período de transición – pueblos romagermánicos].
Modernidad
“Entre las causas más importantes que contribuyen al cambio de la mentalidad medieval en
mentalidad moderna se encuentran el invento de la imprenta, el poder emergente de la
burguesía, la vuelta al pasado de los clásicos, el nacimiento del Estado-Nación y la ruptura
religiosa con la reforma protestante. La imprenta se convierte en el mejor soporte de la
comunicación y la publicidad y, en el espacio de dos siglos, ayudará a crear las bases
necesarias para el surgimiento de la opinión pública” [Monzón: 32].
En esta línea, los cafés, los salones de té y los clubes se erigen como incubadoras de la
Opinión Pública:
- los cafés entran a Inglaterra a mediados del siglo XVII y se convierten en poco tiempo en
centros populares para adquirir y comunicar noticias, para hacer debates políticos y para
realizar crítica literaria.
- los salones franceses se remontan al siglo XVIII. En ellos se reunían hombres y mujeres
[verdadero experimento de igualdad] distinguidos que disfrutaban de la conversación, la
crítica, el libre pensamiento y las ideas irreverentes.
Hechos estos planteamientos, Monzón recorre autores que, si bien no utilizan el término
«opinión pública», irán desarrollando poco a poco el concepto y sus funciones en la sociedad:
Locke:
destaca la importancia de la ley de opinión. Ésta remite a una “opinión” entendida como la
idea que los demás tienen de uno; “Es el poder del «qué dirán», del clima de opinión o de la
mentalidad del grupo que presiona para que nadie se desmande o se margine y permanezca
dentro del sistema de valores de la colectividad” [citado en Monzón: 47]. En este sentido, es
un control social indirecto más eficaz que la censura formal.
Rousseau:
define la opinión pública como la aclamación constante de la voluntad general de un Estado
cuya perfección no se cuestiona.
Establece una relación estrecha entre opinión, costumbre y ley, atribuyendo a la opinión
pública la función de árbitro moral de la sociedad a través de la censura y la función de
elaborar leyes que expresen la voluntad general.
Liberalismo clásico:
la opinión pública es el resultado del pensamiento de todos aquellos ciudadanos interesados
en un tema común. Así, la sociedad es entendida como un gran organismo de discusión libre,
donde todo el mundo puede opinar, escuchar, discutir, plantear problemas y soluciones.
Los principios que guían al liberalismo son:
› individualismo
Sólo a través del interés personal se puede pasar al interés general
› igualdad política
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El origen del poder está en el pueblo. Consecuentemente, todos los ciudadanos están
colocados en el mismo plano de la ley y la única autoridad proviene del consentimiento de la
población.
› libertades civiles (o individuales) y públicas (o políticas)
Las libertades civiles se refieren a todas aquellas actividades que afectan la libertad privada,
con la única limitación de la libertad de los demás. Contrariamente, las libertades públicas
necesitan de los demás para su realización.
› limitación de los gobernantes
Separación de las esferas privada y pública y limitación al mínimo de las funciones del
Estado.
› pluralismo político
Marco social donde todos tienen cabida.
› separación del poder económico del poder político
El primero forma parte de la actividad privada, la sociedad civil, y, el segundo, de la esfera
pública, el Estado.
Tomando como base estos preceptos, el punto de arranque de la Opinión Pública debe situarse
en las personas privadas, en las opiniones que emiten los particulares sobre los asuntos de
interés general [cuyo interlocutor es el Estado; sólo “hablan” los propietarios –burgués e
ilustrado]. Desde esta perspectiva, la Opinión Pública ejerce funciones de control y crítica
frente al poder.
Tocqueville:
Opinión Pública = fuerza de opresión.
Se centra en alertar sobre el poder de las mayorías: “En las épocas igualitarias, a medida que
los ciudadanos se nivelan y asemejan (...) aumenta (...) la masa, y su opinión llega a ser la que
conduce el mundo” [citado en Monzón: 81].
Frente a esta situación, existen escasas garantías. ¿A quién acudir entonces? A la libertad de
prensa.
Stuart Mill:
entiende la Opinión Pública como la expresión de las masas y su poder.
Ante el poder de las masas, concebirá la libertad, la integridad, el respeto a la persona y la
distinción personal como bienes intrínsecos [inalienables]. Debe defenderse la libertad a
través del dominio interno de la conciencia, la absoluta libertad de pensamiento y sentimiento
y la libertad de expresar y publicar las opiniones.
Monzón - Otro
I. EL CONCEPTO LIBERAL DE LA OPINIÓN PÚBLICA
“La opinión pública, por lo tanto, no tiene por sujeto al cuerpo de ciudadanos, sino a una
parte minoritaria que llamamos público burgués e ilustrado y que, pretendiendo representar el
punto de vista de la población, no hace sino representar los intereses de su clase” [Monzón:
67].
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1) EL LIBERALISMO CLÁSICO
En este apartado el autor se refiere a la primera etapa o período clásico del liberalismo que
comienza desde la publicación de la Riqueza de las naciones -1776- de Adam Smith hasta la
publicación de Principios de economía política -1848- de Stuart Mill. (desde segunda mitad
del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX).
El liberalismo clásico aparece como la filosofía de la clase burguesa y se define por su
confianza en el hombre, el progreso y la felicidad universal, la creencia en una armonía
natural y social, su visión individualista, pragmática y utilitarista de la vida, la defensa de los
derechos naturales y una serie de principios políticos relacionados con el ideal democrático
(libertades civiles –seguridad de la propiedad, control de las instituciones políticas mediante
una opinión pública informada-). El poder a partir de ahora será del pueblo y quien lo
gobierne lo hará en representación suya. Para que el poder no caiga en la tentación de la
concentración y el abuso se defenderá un poder limitado y dividido (Montesquieu).
Además, los liberales trasladan al terreno de la vida pública su idea de mercado y las leyes
de la oferta y la demanda también regularán el intercambio de opiniones. Las ideas de
soberanía y participación política, el poder de la razón y la libertad de expresión serán las
encargadas de poner en funcionamiento el debate público que finalizará en la mejor idea para
la mejor solución.
La opinión pública será el resultado del pensamiento de todos aquellos ciudadanos
interesados en un tema en común. Según G Germani la opinión pública se convierte en el
mecanismo ideal para alcanzar ciertas verdades en el terreno político y social, y el debate
público, llevado por personas privadas con capacidad raciocinante y discursiva conducirá al
“concepto de autoridad debatida” (Mills). La verdad y la justicia ya no hace depender del
poder establecido sino de la sociedad entendida como un gran organismo de discusión libre,
donde todo el mundo puede opinar, escuchar, discutir, plantear problemas y hacer que la idea
ganadora se plasme en una solución práctica. De esta manera, queda establecido un Régimen
de Opinión.
Entre los autores más destacados del liberalismo clásico se sitúan J Milton, J Locke,
Montesquieu, barón de la Brede, D Hume, A Smith y Bentham. Éste útlimo (Bentham) posee
una máxima que afirma “la mayor felicidad para el mayor número de personas” y donde se
sitúa el Tribunal de la Opinión Pública; éste es una ficción –útil- que actúa como una
verdadera instancia jurídica. Actúa a través de subcomités, como las audiencias ante los
órganos legislativo y judicial, espectáculos teatrales, literatura social y política y, sobre todo,
por medio de la prensa, y entre las funciones específicas, citará la statistic, censorial,
executive y melioration-suggestive function. Él defenderá un Parlamento puramente soberano
y la necesidad de confiar en una opinión pública ilustrada para asegurar la responsabilidad.
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esencial del espíritu ilustrado y liberal del siglo XVIII y aquellas libertades relacionadas
directamente con la opinión pública, como la libertad de opinión, de palabra, de imprenta y de
expresión.
En el liberalismo, la opinión pública debe situarse en las personas privadas, en las opiniones
que emiten los particulares sobre aquellos asuntos de interés general. Ésta se ubica en la
sociedad civil y será en esta privacidad en donde deba surgir el raciocinio que, al hacerse
público y versar sobre la cosa pública, convertirán sus opiniones en opinión pública. La vía de
la razón se convierte en el mejor medio para llegar a la verdad cuando todos participen en el
diálogo público, las opiniones que fluyan en el discurso dejarán de ser un conocimiento
probable o semisaber para convertirse en una de las mejores vías de acceso a la verdad.
Además, la opinión pública no se agota en la acción formal sino que existe una respuesta
permanente y espontánea de un sector de la población que, actuando como público ilustrado,
razona como personas privadas sobre los asuntos de interés público, manteniendo una actitud
crítica frente al poder.
Sin embargo, el público equivale a propietario, burgués e ilustrado. Éstas son las personas que
han conseguido el status de ciudadano, pueden votar o presentarse como candidatos para
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ocupar un lugar en el parlamento y éstos son los sujetos que forman el público raciocinante
con capacidad crítica para controlar las acciones de gobierno. La opinión pública tiene por
sujeto a una parte minoritaria denominada público burgués e ilustrado y que, pretendiendo
representar el punto de vista de toda la población, no hace sino representar los intereses de su
clase.
Este público demandará del poder público los medios necesarios para hacer oir su voz y de
entre estos medios destacará la educación, el acceso a la información y la articulación de la
vida política;
• La instrucción se presenta como una necesidad para todo el mundo
• El derecho a la información se destaca porque sólo en la publicidad y el raciocinio
público es donde la razón puede alcanzar la verdad
• La articulación de la vida política, especialmente en la elección de sus representantes;
la participación política es posiblemente la característica que mejor define la
democracia y la elección de representantes, además de mostrar que la soberanía reside
en el pueblo, constituye uno de los mecanismos de control del poder.
A partir de este momento hemos entrado en la comunicación política. Por un lado, los
ciudadanos hacen llegar sus demandas al poder en la elección de sus representantes, pero si
este diálogo público fuera insuficiente o se quedara truncado por incumplimiento u olvido de
los parlamentarios, siempre queda la opinión pública informal que, directamente o a través de
instituciones intermedias (partidos políticos, etc) hará llegar su voz al resto de la sociedad y al
poder. El sistema político, a su vez, responderá a los ciudadanos con leyes, comunicados,
obligaciones o cualquier otro producto del sistema y será en este ir y venir de mensajes y
acciones mutuas donde la comunicación política se convierta en una parte fundamental del
sistema democrático y la opinión pública se muestre como una fuerza moral y crítica que
vigila y controla los comunicados y acciones del poder.
El régimen de opinión se instaura cuando aparecen los primeros gobiernos liberales del siglo
XIX y se llevan a la práctica los ideales democráticos expuestos por la Ilustración. La
característica fundamental es la libertad de expresión en el público que opina (Mills). Y, si
bien funciona el régimen de autoridad, serán las instituciones democráticas las que posibiliten
la discusión pública, primero entre particulares y, después, en el Parlamento. Autoridad
debatida hace referencia a la esperanza de que la verdad y la justicia surjan de la sociedad
construida como un organismo de discusión libre.
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El pensamiento político y el desarrollo democrático del siglo XIX serán los encargados de
llevar a la práctica los conceptos que definen la esencia del régimen de opinión (soberanía,
voluntad general, ley, limitación y división de poderes, etc). Pero sólo los sabios, y todos
aquellos que pueden actuar como tal, son los encargados de utilizar la razón pública para
llegar a acuerdos sobre asuntos de interés común. El principio de soberanía popular, la
elaboración de leyes, etc., se asientan en el uso público de la razón y en el principio de
publicidad.
1) CONSERVADORES Y DOCTRINARIOS
A pesar de todo lo dicho anteriormente surgen los conservadores, doctrinarios, tradicionalistas
o reaccionarios que se basan en un liberalismo conservador que se extiende por toda Europa
rechazando y reinterpretando los principios originarios y poniendo el primer freno al
desarrollo de los derechos y libertades proclamados como universales. Todos harán énfasis en
la puesta en duda o rechazo de la revolución, el respeto a la tradición y el orden, el abandono
de los principios del derecho natural, el apoyo a la monarquía, la estrecha relación entre
sistema político y sistema religioso, la afirmación de las diferencias entre clases y la negación
de las clases populares en las tareas de gobierno. La opinión pública pasa a ser la expresión
del sentimiento e irracionalidad de las masas y, si tiene algo de noble y racional, se le debe
atribuir a las clases minoritarias y aristocráticas que son las que aportan las ideas y dirigen al
resto de la sociedad. (Hume, Burke)
Los doctrinarios mantienen posicionas más moderadas que los conservadores aunque ambos
manifiestan la misma actitud de miedo hacia la realización de los principios liberales. El
liberalismo doctrinario ocupa un lugar importante en la vida política francesa de la primera
mitad del siglo XIX y sus ideales se extienden por otros países. Los doctrinarios apoyan la
restauración monárquica y la constitución, buscan el control y el orden desde la elite
gobernante, defienden principios y elaboran leyes para que el pueblo participe lo menos
posible y no acceda al poder y utilizan expresiones grandilocuentes y estéticas que no hacen
sino ocultar los intereses de la burguesía aristocrática. Con los doctrinarios, la burguesía deja
de ser liberal y se convierte en aquel liberalismo preburgués de libertades estamentales que
nada tiene que ver con las libertades y derechos proclamados en las declaraciones burguesas
(Habermas).
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Frente al poder absoluto que en el pasado tuvo el rey, ahora se defiende el principio de la
representación. Dominará la postura a favor del sufragio censitario. El fundamento del poder
político estará dada por la propiedad (y la instrucción).
La ley de prensa, la electoral y el equilibrio de poderes constituyen los tres pilares del régimen
representativo. Defenderán la división de poderes; la Corona separada de la Cámara y dentro
de los poderes clásicos se aceptarán tantas divisiones como poderes puedan existir. La prensa
será el eje de la publicidad.
Los periódicos deben ser encomendados a personas de consideración; sólo aquellos que tienen
capacidad política activa, aquellos que pertenecen a la burguesía cualificada en razón de la
propiedad.
Los grupos tradicionalistas y reaccionarios tienen como objetivo revivir un sistema político
anclado en el pasado. (Trono y Altar)
En las épocas igualitarias “a medida que los ciudadanos se nivelan y asemejan, disminuye la
tendencia de cada uno a creer ciegamente en un hombre o en una clase determinada. Aumenta
en cambio la de fiarse a la masa, y su opinión llega a ser la que conduce el mundo”. “En las
sociedades democráticas, como la de EUA, la omnipresencia política de la mayoría hace
aumentar la influencia de la opinión pública sobre cada uno de los ciudadanos, aunque la
causa principal no haya de buscarse en las instituciones sino el principio de igualdad.
“En nuestros días el ciudadano oprimido no tiene más que un medio de defensa: dirigirse a la
nación entera y si ésta no lo escucha, al género humano. Y no hay sino un medio para hacerlo,
que es la prensa. Por ente, la libertad de prensa es infinitamente más preciosa en las naciones
democráticas, ella sola remedia la mayoría de los males que pueda producir la igualdad. La
prensa es el instrumento democrático por excelencia de la libertad”.
J Stuart Mill ocupa la línea divisoria entre el primer liberalismo inglés y el revisado o
modernizado como consecuencia de la industrialización y la ampliación de derechos y
libertades públicas.
El autor da su aprobación a todos los movimientos que se alzan contra la aristocracia del
dinero, del sexo y del color, contra la democracia minoritaria de los podeedores de
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El objetivo del autor es lograr una opinión pública auténticamente tolerante, que valore las
diferencias de puntos de vista, que limite la medida de acuerdo que exija y que acoja las
nuevas ideas como fuentes de descubrimiento. La amenaza a la nueva libertad que Mill temía
no era del gobierno, sino de una mayoría intolerante.
BÉJAR - Rousseau
“Rousseau: opinión pública y voluntad general”
“J. J. Rousseau (...) con su Discurso sobre las ciencias y las artes (...) se revela contra la
Ilustración, sus protagonistas, su ideología y el papel nefasto de la cultura.
La civilización – dice – ha traído la alienación al hombre y la cultura ha desnaturalizado su
estado primitivo (...) La cultura y su portavoz, la opinión pública, no son, sin embargo, la
causa de los males, sino la consecuencia de una situación que encuentra su raíz en la
desigualdad humana. Esta idea la desarrolla en el Discurso sobre el origen y los fundamentos
de la desigualdad entre los hombres (...) En el primer Estado el hombre evoluciona de una
situación autónoma, individual y aislada (nomadismo) a una situación grupal. Se vuelve
sedentario, se ubica en el espacio formando comunidades y a través de las relaciones
interpersonales y el uso del lenguaje va creando un nuevo espacio simbólico y social que
posibilita la entrada de lo público y la opinión pública. Las relaciones son directas y
espontáneas y el espíritu comunitario resultante responde a los deseos individuales; por ello,
la opinión pública es auténtica y muy distinta a la opinión de los ilustrados.
En el tránsito del paleolítico al neolítico el hombre se separa de su espacio-entorno,
empieza a organizarse, aumenta el progreso económico y, como consecuencia, surge la
necesidad de acumular riquezas y el deseo de agradar. La pérdida del Estado de
Naturaleza ha traído el reino de la ficción y de las apariencias y la opinión pública ha
perdido su carácter de representación colectiva para transformarse en opinión privada de
los poderosos (...)
Rousseau (...) busca un nuevo tipo de sociedad donde el Estado de Naturaleza se
reencuentre con el Estado Social, sociedad ideal que describe en El contrato social. La
nueva sociedad se basa en un contrato donde las personas, libre y espontáneamente,
entregan su libertad para unirse en una nueva mentalidad común que llama «voluntad
general»: «Cada uno de nosotros – dice Rousseau – pone en común su persona y todo su
poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y nosotros recibimos
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corporativamente a cada miembro como parte indivisible del todo». Este gesto de
solidaridad y de «entrega incondicional al espacio público conlleva la solución de la
contradicción entre la conciencia privada y el ser social», transformando al «individuo»
(particular) en «ciudadano» (público)” [Monzón: 47 y 48].
El objetivo del texto es analizar el concepto de Opinión Pública, rastreando su evolución en
los principales escritos rousseaunianos y visualizar las consecuencias teóricas que conlleva.
Los textos a trabajar son:
1) Discurso sobre las ciencias y las artes
2) Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres
3) El contrato social
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Aparece la ansiedad por agradar, la necesidad de acumular bienes y fama, la urgencia por
mostrar el propio valor. En este sentido, la opinión pública está formada por ciertos
individuos: aquellos que juzgan precisamente en función del poder (traducido principalmente
en propiedad) que tienen.
“(...) la opinión primitivamente pública de la comunidad se transforma en opinión privada de
los poderosos que hacen valer sus criterios al conjunto de la sociedad (...) la colectividad (...)
se siente enajenada de su voluntad y juicio por la imposición de unos criterios que, no siendo
los suyos, pretende representarla (...) [Béjar: 196].
– Consecuentemente, aparecen la desigualdad y la guerra; el espacio se llena de relaciones
sociales y económicas cada vez más complejas (división del trabajo, explotación del espacio
natural, apropiación del excedente, propiedad privada, instauración de la ley, gobierno
político) hasta que este proceso de degeneración culmina con la instauración de un contrato
injusto. El autor extrae dos conclusiones principales (de esta exposición): por un lado, la
cultura propicia el desarrollo del hombre y a la vez lo degenera; por otro, la moralidad
del hombre natural ha sido reemplazada por la inmoralidad que representa vivir no para
sí, sino de cara a la Opinión Pública. Ante esta crítica sólo cabe una solución:
3) El contrato social
Rousseau construye un modelo de sociedad ideal en El contrato social, que supone la
instauración del Estado de Naturaleza en el estado social, la renaturalización de la historia
por medio del artificio político.
El contrato es una construcción teórica que tiene principalmente dos funciones: una
dimensión normativa, en tanto que «entre de la razón» que armoniza naturaleza y cultura, así
como un modelo útil para juzgar la perversión actual, y una dimensión liberadora, puesto que
a través de él la historia deja de ser sufrida para ser vivida como gozosa construcción común.
Se trata de que la colectividad cree una sociedad voluntariamente.
El contrato social es un tratado sobre la legitimidad del poder, planteado como algo
voluntario y libre, poder capaz de unir la seguridad, perdida en el espacio social cuando la
vida se convierte en una jungla de intereses en lucha, y la libertad, perdida en el espacio
natural y jamás reencontrada.
En la nueva sociedad, el individuo vive enteramente para la política, convertida en moral y
práctica vital en la que todos participan, cediendo su vida privada por completo a la esfera
pública que les permite realizar su destino común. La cláusula fundamental de este
contrato es la negación conjunta de la libertad de cada uno; la entrega incondicionada al
espacio público. “(...) la construcción de esta sociedad perfecta, libre y voluntaria, cimentada
en el apoyo claro y unánime de la colectividad, en la «voluntad general», conjunto de
sujetos que han consentido en ser borrados para acceder al ámbito de la verdad y así salvar
la historia del hombre, en un acto de suprema redención a través del Estado (...)” [Béjar: 197].
Necesariamente se modifican las principales categorías conceptuales:
› libertad: “(...) en el principio, cuando el hombre era un ser aislado y moralmente indiferente
y primaba el instinto había «libertad negativa», es decir, no reconocida, definida o
institucionalizada (...) Mucho tiempo después, en un espacio civilizado y competitivo, donde
priman la razón y la astucia, existe la «libertad del ser privado», que será sustituida por la del
ciudadano, la «libertad del ser público», que se caracteriza por una obediencia voluntaria a los
límites de la ley, es la libertad (...) del contrato social” [Béjar: 197].
› ley: es el supremo criterio de justicia en la comunidad.
› Estado: es un fin en sí mismo, en cuanto realización colectiva del bien en la historia.
› moral: “(...) de la amoralidad del hombre en soledad, independiente para pensar y actuar, de
esta «amoralidad negativa» por innecesaria en una vida no conflictiva, se pasa a la moralidad
pública de un individuo-masa que obedece a la ley (...)” [Béjar: 197].
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› Opinión Pública: “(...) la opinión pública tiene que ser auténticamente democrática (ha de
refrendar el poder soberano de la voluntad general, por lo que se superaría la injusticia
originaria de un gobierno que nació del abuso) y colectiva (ser la voz del pueblo en el
ejercicio mismo de su comunicación, para rebasar la opinión minoritaria de los círculos
ilustrados, propia de la civilización degenerada)” [Béjar: 198].
Existe una estrecha relación entre opinión, costumbres y ley: Rousseau insiste en la opinión
pública cuyo control por medio de la censura revierte en la purificación de las
costumbres. Así, actuando sobre el juicio moral de los hombres (por medio de la
manipulación del pensamiento o de su mera contención), se purifican las costumbres (que se
mantendrán firmes si las leyes también lo son). A través de la censura, que actúa como
correctivo de la opinión, se fuerza a los individuos a desprivatizarse y convertirse de buen
grado en «voluntad general».
Por lo tanto, haciendo coincidir el pensamiento de cada individuo y su conducta con la
voluntad general [unanimidad de opiniones], éste debe rendirse al Estado. La Opinión
Pública es dominio total del Estado y de sus aparatos ideológicos. “Rousseau define esta
opinión pública como el juicio de la masa sobre asuntos generales, del mismo modo que la
voluntad general es la acción conjunta de la colectividad” [Béjar: 199].
La Opinión Pública tiene, entonces, dos funciones principales:
a) ser árbitro moral de la sociedad a través de la censura
b) formular la voluntad de la sociedad elaborando leyes a través del legislador
La opinión pública se convierte en aclamación constante de la voluntad general de un Estado
cuya perfección no se cuestiona.
* Crítica hecha por Béjar: “(...) seguiremos la hipótesis de Habermas que «descubre» que la
opinión a la que Rousseau se refiere en El contrato social no tiene nada de pública, sino todo
lo contrario (...) cabe preguntarse: ¿Dónde queda este sujeto que ha entregado al ser público
su personalidad, su libertad, su moral y se ha tachado a sí mismo en aras de una comunidad
que siente como profundamente suya en tanto que conjunto de voces, dónde queda si su
juicio, su criterio, su sentir tampoco van a ser suyos? (...)” [Béjar: 198].
• Se elimina la discusión pública.
• Se obvian las contradicciones.
• La crítica es considerada como traición.
ROUSSEAU otro
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La solución para este contrato injusto es un nuevo contrato social, en el que los hombres renuncien a
sus libertades individuales para someterse a la voluntad general en pos del bien común. La voluntad
general es constituida por todos. No hay lugar para la pluralidad de opiniones.
La opinión pública aparece ligada totalmente a la voluntad general. La opinión pública es, a partir del
Contrato Social, el juicio de la masa sobre los asuntos generales, del mismo modo que la voluntad
general es la acción conjunta de la colectividad, orientad al bien común.
El sujeto de la opinión pública es la comunidad como un todo, es la voluntad general. No hay lugar
para una opinión pública privada, particularista o elitista, ya que el individuo ha renunciado a sus
libertades individuales para someterse a la voluntad general, en pos de la realización del bien común.
El Estado surge del Contrato Social. A partir de un contrato voluntario entre parte surge el gobierno,
es decir, se establece la representación política: los ciudadanos delegan tareas públicas a los
representantes por cuestiones de eficacia. Pero el gobierno es solamente en torno al Poder Ejecutivo.
Quien encarna la voluntad general es la ley, que a su vez refleja la opinión popular. En este sentido, los
representantes son solo “comisarios” de la voluntad general.
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Bejar - Otro
HELENA BEJAR “ROUSSEAU: OPINIÓN PÚBLICA Y VOLUNTAD GENERAL”
Rousseau acomete una crítica contra la Ilustración que en su apariencia de libertad y progreso
ha llevado a un estado de hipocresía y corrupción. Rousseau critica las consecuencias de la
civilización, la división de la realidad entre un ser y un parecer. Por debajo de la apariencia,
del lujo y el egoísmo, para Rousseau la esencia del hombre permanece. Propone dos luchas,
una individual moral interna y otra la liberación colectiva.
El individuo esta escindido de su propia naturaleza, vive pendiente de la mirada de los demás,
es un ser-para-los-otros. Como consecuencia de este temor, las relaciones humanas pierden
espontaneidad, todo se halla bajo la omnipotencia de la mirada de la opinión pública. La op
no es la causa del mal, sino su consecuencia más palpable, la real causa del mal es la
desigualdad.
La opinión pública se origina durante la “edad de oro” que supone Rousseau. En este
momento la opinión es realmente pública, es colectiva. Sin embargo contiene el germen de la
des igualación, de la apariencia.
Al finalizar esta etapa, comienza la sociedad política, donde la opinión pública será ilustrada,
formada por una elite en pos de su poder (propiedad). Este estado lleva al hombre a un
proceso de degeneración que decanta en un falso contrato. Hay dos conceptos de op entonces,
una primitiva que sería “verdadera” y otro posterior que es de una elite que traiciona a la
colectividad.
Como solución a esto Rousseau propone el contrato social que supone la restauración del
estado de naturaleza. Dentro del contrato el hombre vive enteramente para la política ahora
convertida en moral y práctica vital. Esta sociedad supone implícitamente una verdadera
participación, la opinión pública tiene que ser auténticamente democrática y colectiva.
El contrato social se basa en una noción fundamental de voluntad general, por medio de la
cual desaparecen los individuos aislados y se integran en una voluntad común. El individuo
privado se funde en el público. El problema de la opinión pública se relaciona con el
problema del poder, en principio el reino de la esfera pública debería significar la
desaparición de la dominación pero en cambio se eleva a la voluntad general al rango de un
“nuevo tirano” (crítica de Bejar)
Si los liberales desechan las costumbres, para Rousseau son centrales. Hay una estrecha
relación entre opinión, costumbres y ley: Rousseau invierte la relación costumbres-op y la op
aparece como censura por medio de la cual se purifican las costumbres, contrario a los
liberales clásicos.
A través de la censura, que actúa como correctivo de la opinión, se fuerza a los individuos a
convertirse a la voluntad general. La disensión con la voluntad general es vista como error de
egoísmo ya que moral y razón son inseparables.
En este sentido Bejar se une a la crítica de Habermas, diciendo que Rousseau no está
pensando en una opinión pública sino todo lo contrario, desea un sistema político que niegue
la opinión pública. Las críticas son consideradas traición, las contradicciones se ignoran y no
hay discusión pública.
Funciones de la opinión pública:
1. Ser al árbitro de la sociedad a través de la censura. La censura mantiene las
costumbres evitando que se corrompan. La op no es ni libre ni irreflexiva (como creen
los liberales) para Rousseau es un medio de control en manos del Estado.
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La opinión pública es la voz del Estado que se caracteriza por su extensión en todas las
esferas y se hace portavoz de una comunidad que ha logrado unir en armonía perfecta
hombre y ciudadano.
Rousseau – Maquiavelo
Mientras que para Rousseau la separación ser – parecer implica una contradicción, para
Maquiavelo la apariencia es algo válido (doble moral), para este la desigualdad es un motor y
para Rousseau es una corrupción. La apariencia para Maquiavelo es la actividad principal en
el campo de lo público, que es el único campo que interesa en la lógica comunitaria.
TOCQUEVILLE
“La democracia en América”
El autor destaca el IMPERIO / PODER DE LA MAYORÍA como correspondiente a la
esencia misma del gobierno democrático. Éste será un concepto clave en su obra, definido
como predominante e irresistible.
“El imperio moral de la mayoría se funda en (...) la teoría de la igualdad (...) se funda también
sobre este principio que los intereses el mayor número deben ser preferidos a los del menor”
[Tocqueville: 108].
Tocqueville basa su teorización en el estudio que hiciera sobre la sociedad norteamericana.
Allí, prima la poca garantía contra la tiranía [de la mayoría]. Es justamente la Opinión
Pública la que forma dicha mayoría. En tanto ésta última se mantiene dudosa, la gente
habla; pero en cuanto se ha pronunciado irrevocablemente, todo el mundo se calla. Se sigue
de esta idea que “(...) la mayoría está revestida de una fuerza, a la vez material y moral, que
actúa sobre la voluntad tanto como sobre las acciones, que impide al mismo tiempo, el hecho
y el deseo de hacer” [Tocqueville: 115] . La mayoría traza un círculo formidable alrededor
del pensamiento, viviendo en una perpetua adoración de sí misma.
Claramente, se entiende que la mayoría se desarrolla dentro de un gobierno democrático,
donde la propensión a la igualdad es irrefrenable. En consecuencia, se hacen necesarios
determinados elementos para conservarlo:
– una forma federal, que permite a la Unión gozar del poder de una gran república y la
seguridad de una pequeña;
– unas instituciones municipales, que moderan el despotismo y al mismo tiempo, dan al
pueblo la afición a la libertad y el arte de ser libre;
– un poder judicial, que sirve para corregir los extravíos de la democracia y disminuir los
movimientos de la mayoría [aunque no llega a detenerlos].
El principal: las costumbres (entendidas como los hábitos del corazón, las diferentes nociones
que poseen los hombres, las diversas opiniones que discurren entre ellos, es decir: todo estado
moral e intelectual de un pueblo). “Son, pues, particularmente, las costumbres las que hacen a
los americanos de los Estados Unidos únicos entre todos los americanos, capaces de soportar
el imperio de la democracia (...)” [Tocqueville: 143].
Las costumbres permiten el mantenimiento de las leyes y éstas, del régimen de gobierno. El
secreto está dado en que las instituciones democráticas son introducidas prudentemente en la
sociedad, mezclándose poco a poco con los hábitos y fundiéndose con las opiniones mismas
del pueblo; de esta manera, logran subsistir.
Opinión Pública = OPINIÓN DE LA MAYORÍA (NO DEBATE); ES UNA FORMA
DE CONTROL SOCIAL.
La Opinión Pública se circunscribe al sistema político. Por ello, el sujeto de la Opinión
Pública es el ciudadano; éste internaliza la Opinión Pública y “teme” expresarse en tanto su
opinión no coincida con ella.
La Opinión Pública coacciona al individuo; fija límites a la libertad [individual].
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Vicio del gobierno democrático: permite el imperio de la mayoría. El imperio de la mayoría se funda
en la idea de que hay más racionalidad en muchos hombres reunidos que en uno solo, y en que los
intereses de la mayoría deben ser referidos a los de la minoría. por ello, la mayoría posee un
inmenso poder de hecho y de opinión.
Tocqueville está de acuerdo con que debe establecerse un poder superior a todos los demás, pero
plantea que cuando ese poder no encuentra ningún obstáculo, la libertad se encuentra en peligro.
Cuando se le concede a un poder (ya sea democracia, monarquía, aristocracia) el derecho de hacer
todo, sin límites, ahí está el germen de la tiranía. La crítica al gobierno democrático no es el exceso
de libertad, sino la falta de garantías contra la tiranía de la mayoría (y esto incluye la tiranía de la
opinión pública).
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La opinión pública, o el juicio público, es la que forma la mayoría. Es expresión de esa mayoría. La
opinión pública, al ser la de la mayoría, encarna la omnipotencia de la mayoría, y por lo tanto deja de
ser un instrumento emancipador para convertirse en fuerza de opresión.
El sujeto de la opinión pública son los individuos, que componen la mayoría. La opinión pública es la
que forma la mayoría.
La opinión pública es vista de modo peyorativo. Ante la omnipotencia de la mayoría, un hombre sufre
una injusticia no puede acudir a la opinión pública, ya que ella es la que forma la mayoría. Así como
tampoco puede acudir al cuerpo legislativo, ya que este representa a la mayoría y la obedece
ciegamente. No puede acudir al poder ejecutivo, ya que este es la mayoría bajo armas. No puede
acudir al jurado porque este es la mayoría revestida del derecho a pronunciar sentencias. Es decir, el
Estado encarna la mayoría, que está conformada por la opinión pública, mayoritaria, opresiva.
Contra la tiranía de la opinión pública, Tocqueville plantea que la prensa (medios de comunicación)
será el instrumento por excelencia para garantizar la libertad.
Tocqueville - Otro
Corresponde a la esencia misma de los gobiernos democráticos que el imperio de la mayoría
sea absoluto. La legislatura es de todos los poderes políticos el que más a menudo obedece a
la mayoría. El imperio de la moral de la mayoría se funda sobre esta idea que hay más luces y
serenidad en muchos hombres que en uno solo. También se funda sobre el principio de que los
intereses del mayor número deben ser preferidos sobre los del menor.
Tiranía de la mayoría
Para Tocqueville es detestable la máxima de la que la mayoría de un pueblo tiene derecho a
hacerlo todo, sin embargo pone en la mayoría el origen de todos los poderes. La justicia forma
el límite al derecho de cada pueblo. Lo que le preocupa no es la mayoría, sino la falta de
garantía contra la tiranía.
El pensamiento es un poder invisible. En tanto la mayoría se mantiene dudosa, se discute.
Cuando se ha pronunciado irrevocablemente, todo el mundo calla. La mayoría esta revestida
de una fuerza moral y material que actúa sobre la voluntad como sobre las acciones, impide el
hecho y el deseo de hacer. La mayoría traza limites alrededor del pensamiento (id en paz os
dejo la vida pero os la dejo peor que la muerte).
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STUART MILL
“Sobre la libertad”
El autor aboga por la libertad individual, puesto que entiende que “(...) el libre
desenvolvimiento de la individualidad es uno de los principios esenciales del bienestar”
[Stuart Mill: 127]. Así, en las cosas que no conciernen a los demás debe ser afirmada la
individualidad; ya que donde la regla de conducta son las tradiciones o costumbres, falta uno
de los principales elementos de la felicidad humana y del progreso tanto individual como
social.
LA OPINIÓN DEBE SER LIBRE – LA UNANIMIDAD DE OPINIONES NO ES
DESEABLE.
El seguir las costumbres desarrolla caracteres ordinarios, sin práctica alguna en la facultad de
discernir, desear lo mejor, decidir, prever y determinar. No permite el ejercicio de las
capacidades propias y únicas de cada ser humano.
Stuart Mill considera que la sociedad actual [de su tiempo] sufre de la falta de impulsos y
preferencias personales; el espíritu se doblega a la conformidad; la singularidad de gusto o la
excentricidad de conducta se evitan como crímenes; no se tienen ideas ni sentimientos
propios; en conclusión: no hay voluntad propia.
Los individuos están perdidos en la multitud. A través de la Opinión Pública, la masa
gobierna al mundo ejerciendo una «tiranía de la opinión».
Frente a esto, “(...) es sólo el cultivo de la individualidad lo que produce, o puede producir,
seres humanos bien desarrollados (...)” [Stuart Mill: 136]; esto, a su vez, permitirá que cada
persona, al alcanzar un mayor valor de sí misma, es capaz de adquirir [y dar] un mayor valor
para los demás. Se da una mayor plenitud de vida en la propia existencia y cuando hay más
vida en las unidades, hay también más vida en la masa que se compone de ellas. Además, una
sociedad que estima la originalidad permite la aparición de hombres de genio: alientan la
libertad, la innovación; experimentan y dan lugar a un mejoramiento en las prácticas
establecidas; introducen cosas buenas que antes no existían y además, dan vida a las ya
existentes.
En este tipo de sociedad DEBE PRIMAR LA INDEPENDENCIA DE LA ACCIÓN Y EL
MENOSPRECIO DE LA CONSTUMBRE.
Es claro que Stuart Mill tiene una concepción negativa de la costumbre, ya que “es el
eterno obstáculo al desenvolvimiento humano”; está en contra del espíritu de progreso. Lleva
a la sumisión, el acatamiento y la obediencia. Tiende a lo ordinario (circunstancias y
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El principal mal de las democracias contemporáneas que estudia, es que restringen la individualidad,
la espontaneidad, la singularidad, y por ende, la variedad.
¿Por qué hay una tendencia a la homogeneización, a la supresión de la diversidad? Porque hay una
tendencia de la humanidad a la moderación. El ser humano tiende a prescribir reglas generales de
conducta y adaptarse al modelo aprobado. Esto lo llama el despotismo de la costumbre, que se vuelve
un obstáculo para el desenvolvimiento humano. (aquí la costumbre tiene un sentido negativo). Se vive
bajo la mirada de la censura de la masa.
Detecta influencias hostiles a la individualidad, que hacen que las circunstancias que rodean a los
individuos sean cada vez más análogas:
- cambios políticos que favorecen a la igualdad
- medios de comunicación (favorecen a la homogeneización)
- comercio y manufacturas
- establecimiento de la ascendencia de la opinión pública en el Estado (influencia más
poderosa). A medida que en los políticos desaparece la idea de resistir a la voluntad del
público, no queda ningún poder interesado en proteger las opiniones que disienten del público.
(concepción elitista de lo que debería ser).
En este sentido, la opinión pública es el poder de las masas, y de los gobiernos que encarnan las
tendencias de las masas. La opinión pública gobierna al mundo.
Aquellos cuyas opiniones forman la opinión pública no son siempre la misma clase de público (son un
sector), pero siempre son una masa (una “mediocridad colectiva”).
La opinión de la masa de hombres ordinarios está siendo el poder dominante. El individuo está
perdido en la multitud. Mill plantea que el contrapeso correctivo de esta situación está en el poder de
las individualidades, en los hombres de genio, excéntricos.
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La opinión pública es el poder de las masas, y de los gobiernos que encarnan las tendencias de las
masas.
El sujeto de la opinión pública es la masa, las multitudes. No son siempre la misma clase de público
(son un sector), pero siempre son una masa (una “mediocridad colectiva”). Es la multitud, que tiende a
la moderación, a la mediocridad, a la anulación de la singularidad y la diversidad.
La opinión pública tiene una lectura peyorativa, ya que encarna la tendencia de la multitud, anulando
la posibilidad de individualidades y variedad de opiniones. Esto es un fuerte obstáculo para el
desenvolvimiento humano.
Plantea que la opinión pública gobierna al mundo. Los gobiernos representan las tendencias de la
opinión pública.
Mill – Otro
Las acciones no pueden ser tan libres como las opiniones. Incluso las opiniones pierden su
inmunidad cuando las circunstancias en las que son expresadas hacen de estas una instigación
a una acción perjudicial. La libertad del individuo debe ser limitada para que no se transforme
en un perjuicio para los demás.
Para Mill si la regla de conducta de la persona no es su propio carácter, sino la costumbre, no
hay progreso (distinta concepción de Tocqueville y Rousseau, que le dan a la costumbre una
noción reguladora). Lamenta que no se comprenda que el libre desenvolvimiento de la
individualidad es una de los principios del bienestar. Debe dirigirse el esfuerzo sobre la
individualidad de poder y desenvolvimiento y para esto se necesita libertad y variedad de
situaciones, y que de esta unión surja el valor individual y la diversidad múltiple. Recalca el
valor de la originalidad. El peligro de la modernidad es la falta de originalidad. En los tiempos
modernos se vive bajo una censura temible, el individuo se interesa en masa. Todo
aniquilamiento de la individualidad es despotismo. La originalidad es necesaria para generar
nuevos descubrimientos y nuevas prácticas. Los genios solo pueden surgir en un ambiente de
libertad.
Para Mill la opinión pública gobierna el mundo, el único poder es el de las masas y el de los
gobiernos que se hacen órgano de las tendencias de las masas. Aquellas opiniones que
conforman la opinión pública sin embargo no son la totalidad del público. Es el gobierno de la
mediocridad para Mill. El contrapeso de esto solo puede ser la individualidad, por eso
menosprecia la costumbre. El despotismo de la costumbre es el obstáculo eterno al
desenvolvimiento humano, la única fuente de mejora permanente es la libertad.
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REGIMEN DE OPINION
Segunda mitad del S.XIX. liberalismo se difunde por toda Europa. Régimen democrático
representantivo Liberal: La OP se convierte en su RASGO MAS IMPORTANTE. →
REGIMEN DE OPINION. Lo cual significa que es un sistema que se legitima por la OP y que
la tiene como criterio y punto de referencia permanente.
La OP aparece (en forma real o latente) en toda la estructura constitucional del sistema
político desarrollado por el liberalismo.
Instituciones típicas de la democracia representativa se justifican y nutren de la OP ⇒
resignificación de la OP como concepto y fenómeno sociopolítico.
- OP como agente de progreso
- OP como salvaguarda contra el desgobierno, como así también contra el abuso de poder.
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Hay quienes interpretan que el modelo de democracia delineado por Bentham (casi como el
de Rousseau) asume que todo ciudadano debería ser competente para formarse OPINIONES
POLITICAS en todos los temas.
Otros, (como Carole Pateman – si no la conocen rastréenla. Es una más que importante
politóloga. Fue Presidenta de la IPSA) sostienen que las expectativas de Bentham respecto de
las capacidades y habilidades del ELECTORADO para deliberar activamente no eran muy
elevadas, sino que en realidad apuntaba más bien a la CAPACIDAD PUBLICA para
seleccionar o rechazar representantes (y era secundaria su preocupación por la capacidad
del ciudadano/electorado para sostener OPINIONES POLITICAS INFORMADAS).
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manifestación de una actitud», o incluso se identifica con la misma actitud, que ni precisa
verbalización o expresión pues será detectada por alguna técnica de encuesta.
Childs, en 1939, define a la opinión pública como un conjunto de opiniones individuales «Por
opinión pública nosotros entendemos, por tanto, simplemente cualquier conjunto designado
de opiniones individuales. Si estamos estudiando las opiniones de miembros individuales de
una clase en un curso universitario, eso es tan estudio de opinión pública como desde luego lo
es la opinión de los votantes de Estados unidos».
Así, el estudio de la opinión pública es contextualizado políticamente como una ciencia
auxiliar de la Administración: el producto de los técnicos que miden las actitudes.
Al respecto, Habermas dice que Tal ciencia auxiliar permite al gobierno y a sus órganos actuar
teniendo presente la reacción de los particulares afectados por las medidas políticas. Se
intenta, a través de los sondeos, compulsar las coincidencias entre particulares, o manipular
hasta obtenerlas, hasta «mostrar aclamación».
La opinión pública interesa pragmáticamente como una técnica eficaz de gobierno, pero ya no
se la vincula ni a unas reglas de la discusión pública, ni debe ocuparse de problemas políticos,
ni menos aún ser un auténtico protagonista de la vida política, tal y como decía requerir la
teoría de la democracia liberal.
En resumen, desde esta óptica, cuando hoy día se habla de opinión pública tiende a entenderse
como la «opinión media de los individuos» que por más comodidad llamamos «opinión
pública», y ello a pesar de que (...) es evidente que en estricto sentido esa «opinión media» no
existe. Es sólo una medida artificial.
El «input» informativo se compone a su vez de la cultura asimilada por los individuos, las
experiencias almacenadas por ellos y las capacidades y actitudes presentes en ellos --saberes,
conceptos, valores, creencias, filtros perceptivos y hábitos de comportamiento comunicativo
asumidos.
El proceso de transformación no es más que la coctelera o combinación de diversos modos
y en diversas proporciones de tales «inputs».
El tercer momento o «output», es decir lo producido.
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Una vez que (...) pierde su carácter de punto climático, pasa a engrosar en mayor o menor
grado un clima de opinión resultante, con lo que el ciclo vuelve a reiniciarse.
«Existe independencia entre las condiciones que ponen en marcha un proceso de opinión
pública y su resultante final. Esto quiere decir que condiciones iniciales idénticas pueden
desembocar en estados de opinión diferentes, y viceversa», lo que se llama principio de
equifinalidad.
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Sondeos
Blumer afirma que la opinión pública no puede identificarse a la medición empírica de
reacciones opinativas a través de encuestas.
Solo cuando se comprende el carácter de interacción sociológica que tiene la opinión pública
queda en evidencia la pobreza de resultados de medición de sondeos, el muestreo implica un
tratamiento de la sociedad como un mero agregado de individuos aislados.
Los practicantes de encuestas, confunden la utilización de un instrumento auxiliar con el
objeto mismo que pretenden estudiar.
Si bien los sondeos electorales tienen relativo éxito en la predicción, esto se da debido a que
la actividad política del voto es el único acto en que el individuo se comporta como sujeto
aislado y solo importa que se comporte así, valiendo exactamente igual el voto de cada
ciudadano.
Ni la participación y acción social se agota en el acto de votación ni la realidad de la opinión
pública se circunscribe a su medición empírica esporádica.
Propuesta de Blumer
Describir realmente la Opinión Pública – establece Blumer – es hacerlo en términos de
organización funcional de la sociedad, de grupos de influencia, divergencia, de líderes, de
masas indiferenciadas. Sólo así podremos saber si aquellos que expresan una opinión la tienen
verdaderamente y si pretenden que su opinión tenga consecuencias [Dader: 196].
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Según esta perspectiva, sin racionalidad en la discusión pública y sin unas vías
institucionalizadas de encauzar las diferentes corrientes de opinión en una sociedad, la
opinión pública no serviría de hecho como sustento del sistema político democrático.
Quedaría reducida a una indeterminada vaguedad referencial y por consiguiente sólo serviría
como recurso retórico para apelar a la legitimación abstracta del Gobierno por el hipotético
pacto social.
Las corrientes de opinión sobre los asuntos públicos se reducen, a efectos de ser consideradas
por los gobernantes, a aquellas que han obtenido representación parlamentaria. La discusión,
por otra parte, y la actividad motora o generadora de las distintas corrientes de opinión es
realizada por representantes, que se supone son más «ilustrados» o «expertos», y de este
modo se evita la irracionalidad de una democracia demasiado directa.
Por consiguiente, las estructuras del sistema, como son las instituciones de gobierno, obtienen
su legitimación funcional mientras hagan posible ese tipo de comunicación ciudadana de
respeto a un conjunto de símbolos de la representación democrática y de la divulgación
sumaria de las decisiones de gobierno, en medio de las cuales se mueven con gusto los
ciudadanos corrientes, que seguirán otorgando su apoyo tácito al sistema.
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Según él, la Opinión Pública puede significar dos cosas muy distintas:
– una instancia crítica, de los ciudadanos particulares en comunicación racional con los
representantes de las distintas instituciones, y con una posibilidad real de debate público y
democrático; o bien,
– una instancia receptiva de los ciudadanos aislados y particularizados, sin posibilidad de
comunicación real con los instalados en la «notoriedad pública», ante los que sólo se puede
reaccionar con aclamación – nunca con diálogo –, ya que los miembros de la notoriedad
pública sólo utilizan una «divulgación manipulativa» de mensajes.
A la primera instancia podría llamársele Opinión Pública ideal o paradigmática, a la segunda
sólo Opinión Pública manipulada.
En nuestra época tiende a predominar la instancia receptiva. De ahí que el autor bogue por la
reivindicación de fórmulas de incentivación de la vía crítica, y la propuesta de análisis
comparativo entre Opinión Pública paradigmática (ajustada a los ideales del Estado social-
liberal) y los fenómenos cotidianos [esto es lo que permite denominar esta corriente como
“crítica” y “comparativa”, respectivamente].
La Opinión Pública es en realidad una ficción, puesto que Habermas define la palabra público
en un sentido muy restrictivo y reverencial: es lo que tiene interés general, involucra al
ciudadano como tal, es decir, afecta al ciudadano como miembro de una sociedad y no sólo
como sujeto particular privado o como miembro de un grupo de intereses particulares.
Por ello dice que lo público (auténticamente público) cada día es menor motivo de
preocupación para una sociedad particularizada y esto genera dos movimientos de
suplantación: por un lado, el aparato institucional del Estado que acaba considerándose el
único guardián e intérprete de lo público y, por otro, los intereses egoístas o particulares de
grupos de presión que mediante las «relaciones públicas», etc, camuflan como de interés
público lo que es de su exclusivo interés particular (contaminación de las esferas pública y
privada).
El autor propone desarrollar criterios que permitan medir empíricamente el carácter más o
menos público de las distintas opiniones. El criterio fundamental sería «el principio
democrático de la publicidad», cuyos rasgos esenciales serían, a su vez, diálogo racional,
transparente y abierto a la participación de todos los ciudadanos en la búsqueda de soluciones
consensuadas para las cuestiones de incumbencia general.
La idea de mantener una comparación constante entre idealidades y realidades de la Opinión
Pública le lleva a Habermas a introducir un nuevo elemento de gran importancia para el
estudio científico y sistemático de los fenómenos de Opinión Pública. Me refiero a la noción
de «Espacio Público», ámbito de la intercomunicación humana diferenciable de los otros
ámbitos intergrupales de la vida privada y el resto de la vida social genérica.
El «Espacio Público» es subdivisible en dos ámbitos, a menudo contrapuestos: «el complejo
de las opiniones informales, personales y no públicas» por un lado, y por el otro el de «las
opiniones formales, reconocidas por sus instituciones».
Dentro del primer ámbito, se encuentran las «evidencias culturales indiscutibles»; la
«expresión poco discutida de experiencias fundamentales propias de toda biografía personal»
y «la evidencia de la cultura de masas». El segundo ámbito está constituido por: las opiniones
que circulan por los circuitos relativamente restringidos de la «gran prensa» y sobre todo de la
prensa intelectual o de élite; y las opiniones altamente formalizadas en representación oficial
o directa de grupos o instituciones de un protagonismo legalmente privilegiado (Gobierno,
Parlamento, partidos políticos, etc). Entre ambos, una conexión constante a través de los
medios de comunicación; intercomunicación manipulante y dirigida.
Por eso, Habermas insiste, sólo puede resultar un Opinión Pública en un sentido estricto (o
paradigmática) cuando se constituya un espacio público crítico (con conexión comunicativa
entre personas raciocinantes). En su lugar, la comunicación pública (que exige entre otros
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requisitos la apertura de intervención para todos los ciudadanos), ha sido suplantada por la
comunicación masiva (que no permite el debate racional y ampliamente participativo).
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opinión o de la reputación» que condiciona a los individuos comunes es algo que puede
ser observado todos los días.
Desde este planteamiento, Nöelle-Neumann arremete contra la exclusiva dimensión
política de la Opinión Pública.
“Confrontando las concepciones de Habermas y de Nöelle-Neumann merece la pena
destacar algunos rasgos sintéticos de tal oposición.
En el caso de Habermas la opinión pública se analiza prioritariamente en su vertiente y
significación política, se concibe como un espacio estructural – el Espacio Público –, donde
pueden coexistir una opinión pública manipulada y una opinión pública crítica y se expresa
éticamente la necesidad de una «Opinión Pública» ideal o arquetípica, producto del debate
racional y libre de todos los ciudadanos – que constituyen el ámbito público –, para obtener
una fundamentación filosófico-política del Estado social o democracia social-liberal.
En el caso de Nöelle-Neumann la opinión pública se analiza prioritariamente en su vertiente
psicosociológica, aunque de tal vertiente también se hacen depender consecuencias políticas
prácticas (...) Se acepta la existencia de fenómenos de opinión diversos emparentados con la
opinión pública (clima de opinión, corrientes de opinión, etc) pero genuinamente se restringe
el término para identificarse con el control social anónimo de cuya existencia todo particular
tiene conciencia y acepta sus comportamientos. Por último plantea una actitud resignada o
realista que, por oposición al idealismo de denuncia de Habermas, niega la posibilidad de
una opinión pública racional y dialogante y se queda instalada en la contemplación
conservadora de este acrítico e irreflexivo control social anónimo” [Dader: 208].
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BLUMER
“El interaccionismo simbólico. Perspectiva y método”
(1) Es forzoso reconocer que la Opinión Pública tiene su base en una sociedad y constituye
una función de la misma. Esto significa, evidentemente, que toma su forma del marco social
en que se mueve y del proceso social que se desarrolla en dicho marco; asimismo quiere decir
que su función está determinada por el papel que desempeña en la acción social.
(2) Toda sociedad humana se compone de diversos tipos de grupos funcionales. La vida
colectiva está compuesta por las acciones y actos de tales grupos, los cuales se orientan en
distintas direcciones, de acuerdo con intereses especiales. Estos grupos difieren en cuanto a la
posición estratégica que ocupan en la sociedad y en cuanto a sus oportunidades para actuar y,
en consecuencia, en cuanto a prestigio y poder. Dado que son grupos funcionales, es decir,
formados por personas que actúan individualmente en un contexto colectivo o unitario, han de
poseer necesariamente una organización: necesitan líderes, personas que fijen normas,
individuos que actúen como portavoces del grupo, y otros que tomen iniciativas en
representación de todos.
(3) A la hora de actuar, estos grupos funcionales lo hacen a través de los cauces asequibles en
la sociedad. Si el destino de los actos que planean realizar depende de las decisiones de los
individuos o grupos situados en puntos estratégicos de esos cauces de acción, la influencia y
la presión se ejercerán, directa o indirectamente, sobre los grupos o individuos que toman las
decisiones.
(4) Los individuos clave que tienen que tomar las decisiones cruciales se enfrentan, casi
inevitablemente, a la necesidad de valorar las diversas influencias, reclamaciones, demandas,
y urgencias y presiones que recaen sobre ellos. Desde el momento en que responden y son
responsables de ellas, se ven obligados a hacer dicha valoración en el proceso que conduce a
la toma de sus decisiones.
(5) La Opinión Pública se forma y expresa en gran medida, a través de estos modos de
operación societal. La formación de la Opinión Pública se produce como una función de la
sociedad en actividad; es producto de la interacción de los grupos. En el proceso de formación
de la Opinión Pública intervienen las diferencias de prestigio, posición e influencia que
caracterizan a los grupos y a los individuos en las organizaciones funcionales de toda
sociedad.
La imagen de la Opinión Pública a partir de la interacción de una serie de grupos e individuos,
con niveles de influencia significativamente distintos es igualmente válida en lo que se refiere
a la expresión de dicha opinión. Por expresión de la Opinión Pública se entiende la
incidencia de ésta sobre quienes tienen que actuar en respuesta a la misma. La Opinión
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BLUMER otro
Dentro de la corriente del interaccionismo simbólico (enfoque cualiativista). Esta corriente busca
entender lo social a partir de la interdependencia de los entes sociales, a partir de la historicidad y la
contextualidad; busca la especificidad de los hechos. Para comprender, se debe buscar el significado.
Blumer critica al liberalismo, para el cual la opinión pública surge de la interacción de individuos
iguales, y critica los estudios positivistas (sondeos) ya que carecen de una definición de la opinión
pública.
Para Blumer, la opinión pública, y su naturaleza, no puede ser entendida fuera de la naturaleza de la
sociedad en la que surge. La naturaleza específica de la opinión pública la explica a través de los
siguientes puntos:
1. La opinión pública tiene su base, se elabora, en una sociedad, y es una función de esa
sociedad en acción. Su función está determinada por el papel que desempeña en la acción
social.
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La opinión pública se forma a través de los modos de operación societal (canales institucionales). Este
proceso de formación se produce como una función de una sociedad en actividad.
No es resultado de la interacción de individuos aislados sino que refleja la composición y
organización funcional de la sociedad. La formación de la opinión pública es producto de la
interacción de los grupos funcionales.
Dado que no todos los grupos tienen la misma influencia, en el proceso de formación de la opinión
pública intervienen las diferencias de prestigio, posición e influencia que caracterizan a los grupos
funcionales de toda sociedad.
Blumer hace una crítica de la utilización de los sondeos para medir la opinión pública, ya que:
- carece de una definición de la opinión pública como objeto genérico
- el procedimiento del muestreo obliga a considerar a la sociedad como un conjunto de
individuos aislados, y la opinión pública es considerada como una distribución cuantitativa de
opiniones individuales.
- las conclusiones que pueden sacarse de un sondeo no reflejan la opinión pública ya que
ignoran la composición real de la sociedad y el modo en que esta está organizada y funciona.
Frente a esta crítica, plantea una propuesta superadora, realista, a partir de la cual medir la opinión
pública, que se basa en un modelo retrospectivo. Este consiste en empezar el análisis por quienes
tienen que operar sobre la opinión pública (decisores políticos) y seguir retrospectivamente el rastro de
las diversas expresiones de la opinión pública que llegan hasta ellos, hasta descubrir sus orígenes y el
modo en que cada expresión se ha desarrollado.
Blumer - Otro
Ubicado dentro de las Teorías más contemporáneas de la OP, Blumer quiere diferenciarse
de las dos escuelas en boga:
- Estructural funcionalismo: que ve a la OP como un sistema abierto de expresiones
públicas. Crítica al e-f: está dirigida a la idea clásica del orden social como externo, atemporal
y resistente al cambio. Blumer en cambio va a hacer énfasis en la interacción social y en la
actividad.
- Fuerte crítico del positivismo empirista:
- no se sustenta en teoría alguna.
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Como se expresa? En una lógica de influencia sobre los tomadores de decisiones. Como
forma de influir. El proceso de formación de la OP se da a partir de la interacción de los
grupos sociales de interés y de su interacción con el poder. Los tomadores de decisiones
evalúan las propuestas de los diferentes grupos, algunas las toman en cuenta y otras no. La
opinión pública efectiva es precisamente la parte de la OP que si son tomadas en cuenta.
Sujeto OP: - grupos funcionales / entes sociales
- tomadores de decisión /individuos claves
LUHMANN
“La realidad de los medios de masas”
Busca responder a la pregunta sobre cómo, modernamente, se construye la realidad en el
sistema llamado sociedad.
Los medios de comunicación determinan el modo como debe ser percibido el mundo y las
perspectivas morales que deben coordinarse para obtener dicha representación. La sociedad,
así, reproduce los temas que los medios de masas seleccionarán para transformarlos en
información. Todo hace aparecer que en la esencia de la moral está el optar por la paz, por la
igualdad, por la solidaridad. Aunque esto, desde el punto de vista empírico, esté desmentido.
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La moral necesita claramente, para rejuvenecerse, del escándalo; necesita de los mass media y
en especial de la televisión. A la persistente reproducción de lo que es [destacar el alzamiento
por encima de la tranquilidad], se le opondrá lo que «debería ser». La sociedad se estimula a
sí misma para la innovación: produce problemas que exigen soluciones; las que, a su vez,
producen problemas que exigen soluciones.
Los mass media, en el procesamiento de la información, a lo que llevan es a la construcción
de un horizonte de incertidumbre que debe ser alimentado siempre por más información
[siempre más y nunca menos] . La sociedad deja en manos del sistema de los mass media su
observación: observación en el modo de observación de la observación. En otras palabras, la
función de los mass media consiste, por sobre todo, en dirigir la autoobservación del sistema
de la sociedad. Se trata de una observación que produce sus propias condiciones de
posibilidad y, que en este sentido, es autopoiética [el estímulo para la próxima comunicación
se produce en el mismo sistema]. La comunicación se orienta hacia adentro; hay una
permanente producción y reproducción de las estimulaciones – y no la difusión del
conocimiento, ni su socialización, ni la educación orientada a producir conformidad con las
normas.
[como contrapartida] Los medios de masas garantizan a todos los sistemas funcionales una
aceptación social amplia, y a los individuos les garantizan un presente conocido, del cual
puedan partir para seleccionar un pasado específico o expectativas futuras referidas a los
sistemas.
Podría afirmarse que “por una parte, los medios de comunicación absorben y, por otra,
estimulan la comunicación. Por lo tanto, aplican continuamente nueva comunicación a los
resultados de la actual comunicación. En este sentido, son los que se encargan de la
producción de los valores específicamente propios (...) de la sociedad – precisamente de
aquellas orientaciones (relativamente estables) tanto cognitivas, como normativas o
evaluativas que no pueden provenir de fuera, sino que se llevan a efecto sólo en la que las
operaciones se aplican recursivamente a sus propios resultados” [Luhmann: 142].
Por eso, la comunicación debe ser llevada hacia delante mediante sus propios objetos
constituidos, que se pueden convertir en temas. A los medios de masas les toca, en primera
línea, lograr que se den a conocer los objetos y, de momento en momento, introducir
variaciones; de tal suerte que en la comunicación posterior se provoque el riesgo de
aceptación o rechazo.
La estimulabilidad se produce cuando el sistema muestra que tiene memoria en todas sus
operaciones. La memoria actúa como instancia que borra huellas, como represión y, en
ocasiones, como inhibición de la represión. Los rendimientos de memoria de los sistemas
comunicativos en general y de los medios de masas, en particular, se dan a conocer por los
temas de comunicación. Los temas son porciones de relevancia comunicativa [pueden ser
intercambiados según las necesidades]; en consecuencia, [los temas] posibilitan una memoria
altamente diferenciada, que tolera un cambio súbito de tema y que posibilita, con ciertos
cuidados, el volver al tema abandonado.
ESTIMULABILIDAD – PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN – CONSTRUCCIÓN DE
REALIDAD – MEMORIA...
LUHMANN otro
Se encuadra dentro del funcionalismo sistémico. Visión de la sociedad como sistema autorreferente y
autopoiético. Las sociedades modernas se caracterizan por una complejidad creciente, relacionada a la
creciente superespecialización de las funciones que exige el mantenimiento de la sociedad. Esto
implica un riesgo de desarraigamiento de los individuos de la magnitud sistémica. Luhmann se
preocupa por el modo de producir consenso social. La clave de la unificación estará en los lugares
comunes.
37
38
La opinión pública deja de ser resultado de la libre discusión racional de los temas de interés público
por parte de individuos integrados en la sociedad civil, para pasar a ser: “la estructura temática de la
comunicación pública”. Es una coincidencia social efímera que considera algún asunto más relevante
que el resto. Es el resultado del proceso de definición de temas relevantes, no necesariamente ligado al
ámbito político.
Puede ser definida también como estructura común de sentido (cualquier miembro de la sociedad
entenderá de qué se está hablando) que permite alcanzar una acción intersubjetiva (acción social),
evitando la desintegración del sistema social a partir de la dispersión biográfica (esto es, la
desaparición de la acción intersubjetiva).
La opinión pública tiene una función reductora, simplifica la complejidad del sistema social. No es el
resultado de un consenso racional. Es un mecanismo de convergencia total, que permite a todos
sentirse parte de un mismo sistema, al reconocerse todos involucrados en un tema de conversación
común.
Es decir, la opinión pública, en tanto subsistema, tiene una función importante para el subsistema
político. La opinión pública coloca al subsistema político en una situación de autoobservación,
cumpliendo una función simplificadora y centralizadora, aún cuando esto implica una renuncia a las
expectativas de racionalidad.
El mecanismo motor por el cual se forma la opinión pública es el mecanismo de la atención pública
basado en reglas psíquicas. La materia prima de este proceso de formación es la autoobservación de
los observadores: la opinión pública es la mirada autorreferencial que los protagonistas de la
comunicación pública tienen consigo mismos y sus actos.
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39
Tienen un rol importante en el proceso de formación de la opinión pública, ya que son los que crean y
sostienen la atención y el diálogo de la gente en torno a ciertos temas. Son los responsables de la
fijación de los lugares comunes de concentración de la atención; es decir, tienen un lugar central en el
proceso de selección de temas, así como en la finalización de un estado de opinión pública.
Luhmann Otro
Alemania 70
Se ocupa primordialmente de la comunicación. Hay que incorporar necesariamente en la
reflexión sobre la OP a los medios de comunicación, sobre todo a la Televisión. Es la
aparición de la Tv la que revoluciona la comunicación, es un medio con características
nuevas, incluye la imagen. (Si bien el cine también, el consumo del cine es completamente
distinto). De acá en adelante, en los acercamientos a las teorías de la OP, aparece con más
fuerza los medios de comunicación, más la TV.
La obra de Luhmann hay que abordarla teniendo en cuenta la exigencia que él se plantea de
un pensamiento nuevo, una Ilustración de la ilustración, Invitación a pensar un nuevo
concepto de sujeto desprovisto de las connotaciones antropológicas racionales (esto no
equivale a desentenderse de cuanto componente humano existe en la sociedad). Hay en el
autor un Reconocimiento de la complejidad de la sociedad actual y en esta línea un intento
constante de elaborar una teoría general de la sociedad que constituya un arma para reducirla.
Partiendo de aquí se comprende tambien que plantee análisis en ámbitos diferentes como la
política, el derecho, la economía, asumiendo las exigencias de la multidisciplinar edad.
Luhmann plantea entonces su enfoque Funcionalista sistémico siguiendo líneas de
continuidad con el estructural funcionalismo de Parsons., quien considera la sociedad como
un sistema. Este sistema social tienen una estructura conformada por subsistemas y tiene la
capacidad de regenerarse ante la aparición de cambios, se complejiza, el sistema se diversifica
y aparecen nuevos subsistemas. Luhman se ubica entonces dentro de la teoría Parsoniana, esto
implica que también piensa la sociedad como un sistema, pero hace su propia reflexión
acerca de ello.
Si bien se diferencia de Blumer en el sentido que ven dos sociedades dif (uno grupos de
interés y otros subsistemas) tienen un punto de contacto que es que ambos (GDI y SBS) son
funcionales al conjunto de la sociedad.
La sociedad no está compuesta de seres humanos sino de comunicaciones. La sociedad es
un sistema autorreferente (en tanto contiene en sí mismo la diferencia con el otro) y
autopoiético (e tanto es un sistema que puede crear su propia estructura y los elementos de
que se compone) que se compone de comunicaciones que a su vez puede diferenciarse en
distintos subsistemas, cada uno de ellos cerrado y autorreferente también. (Habermas luego lo
acusará de deshumanizar la sociedad. Para H el sujeto es el individuo)
Luhmann está más preocupado por la alta complejidad de la sociedad post industrial. Existe
alta diferenciación funcional, mucha división del tp, alta especialización => este sistema que
ve está conformado por múltiples subsistemas. Hay tal diferenciación, tanta cantidad de
intereses particulares, que en este escenario, resulta imposible lograr el consenso.
De acá su crítica al liberalismo, no se logra consenso a través de un intercambio libre y
racional. Luhmann va más lejos todavía, es imposible establecer interés generales => en la
sociedad se toman decisiones estratégicas.
La AUTOPOIESIS: es la reducción de la complejidad, la simplificación. Es necesario
simplificar la realidad. En términos de OP , la comunicación se torna imposible dentro de esta
complejidad y sin comunicación el sistema no funciona. Esta función entonces reductora de la
comunicación la cumple la OP a través de lo que llama:
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40
TEMATIZACION: es la reducción temática. Frente a todos los temas posibles que pueden
vincular a la sociedad, lo reduce a pocos temas. La OP actúa entonces como una estructura
temática que reduce la complejidad de los subsistemas.
Es un proceso de selección de temas de interés (no de posición) de termas relevantes.
Esta tematización tiene que ver con una definición, establecimiento y reconocimiento público
de los grandes temas que constituyen la OP través de los medios de comunicación.
Al igual que Blumer, también vincula la OP a la política:
- B lo hacía cuando relación los grupos funcionales a los tomadores de decisión)
- L lo hace cuando vincula la OP al subsistema político, se establecen reglas de
atención: es decir hacia qué temas la atención se orienta.
HABERMAS
“Historia crítica de la opinión pública. Investigaciones sobre una categoría de la
sociedad burguesa”
La Opinión Pública significa dos cosas distintas según se contemple como
– una instancia crítica, en relación a la notoriedad pública normativamente licitada del
ejercicio del poder político y social
– una instancia receptiva, en relación a la notoriedad pública, «representativa» o
manipulativamente divulgada, de personas e instituciones, de bienes de consumo y de
programas.
Una tiene que ver con la Opinión Pública; la otra, con la opinión no pública.
La Opinión Pública ideal conlleva la polémica racional, el debate [universales]; es
políticamente relevante, porque permite la acción.
El autor critica el actual tratamiento de la Opinión Pública: analizada como «opinión de
masas» “(...) pasa ahora por producto de un proceso de comunicación en el seno de las masas
que no está vinculado a los principios de la discusión pública ni a la dominación política”
[Habermas: 265].
Positivismo
El público es equiparado con group, como sujeto sociopsicológico de un proceso de
interacción entre dos o más personas. La noción de «grupo» se abstrae de todo presupuesto
social e histórico, también de todo medio institucional.
Opinión es identificada con expression on a controversial topic, luego con expression of an
attitude y, posteriormente, con attitude sin más. La opinión acaba por no necesitar siquiera de
la capacidad de verbalización; ella comprende no sólo cualesquiera hábitos o costumbres que
se manifiestan en determinadas concepciones, sino también modos de conducta sin más.
Para el positivismo, el concepto sociopsicológico de Opinión Pública supone la
eliminación de todos los momentos sociológicos y politológicos esenciales.
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SINOPSIS
HABERMAS (´70)
Enfoque teórico: Escuela crítica de Frankfurt – teoría normativa de la democracia
Universo de análisis: Sociedades industriales DEMOCRATICAS
ESPACIO/ESFERA PUBLICA ↔ Comunicación política
↕
Debate racional (aspiración de Habermas)
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HABERMAS Otro
A su vez, parte de una crítica de concepciones anteriores sobre la opinión pública, y los estudios
contemporáneos de medición de la opinión pública, y plantea una visión ético-política, del deber ser.
Propone un nuevo paradigma de lo público y la opinión pública, que sirva como criterio para ver si
una sociedad es verdaderamente democrática.
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Ambas son diferentes formas de relación entre los miembros del público (ciudadanos) y los
protagonistas de la notoriedad pública (representantes).
Para profundizar el estudio de la opinión pública, desarrolla un concepto central, el del Espacio
Público, que es el ámbito de la intercomunicación humana diferenciable de los otros ámbitos
integrupales de la vida privada y del resto de la vida social genérica. Distingue dos ámbitos, y a su vez,
dentro de cada uno de ellos, establece una diferenciación de las opiniones según su nivel de
informalidad o formalidad:
⇒ Opiniones informales, personales y no públicas.
o Evidencias culturales indiscutibles (opiniones muy persistentes y extendidas
como por ejemplo, posiciones sobre la moral sexual o la pena de muerte).
o Expresiones poco discutidas sobre experiencias fundamentales propias de toda
biografía personal (por ejemplo, opiniones sobre la guerra y la paz, la
seguridad).
o Evidencias de la cultura de masas (opiniones constantemente discutidas,
producto del flujo pasajero constante de información).
⇒ Opiniones formales, reconocidas por las instituciones.
o Opiniones que circulan por circuitos relativamente restringidos (por ejemplo,
por la prensa intelectual).
o Opiniones altamente formalizadas en representación oficial de grupos de un
protagonismo legalmente privilegiado (gobierno, parlamento, partidos
políticos)
Los dos ámbitos están en conexión constante gracias a los medios de comunicación de masas. Pero
estos producen una intercomunicación manipulada, que no procura el diálogo racional entre los
miembros de la sociedad (lo cual está muy ligado al industrialismo).
Habermas plantea que la comunicación pública está siendo suplantada por la comunicación masiva,
en la cual solo es posible la existencia de un público reducido al circuito pequeño de las opiniones
cuasi públicas, y por ende, la formación de una opinión pública manipulada.
Solo podrá haber, para Habermas, una opinión pública en sentido paradigmático cuando se construya
un espacio público crítico, con conexión comunicativa entre personas raciociniantes, permitiendo una
verdadera comunicación pública.
La voluntad política, cristalizada en la competencia entre partidos, resulta de las dos formas de opinión
pública. Asimismo, remarca que en la sociedad democrática de masas, el sistema político se asegura el
asentimiento de la población mediante diferentes mecanismos (uno de ellos, el control manipulativo).
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Ante esto, Habermas reivindica la necesidad de una opinión pública auténtica, legitimante de una
sociedad democrática.
Habermas - Otro
Lo podemos ubicar dentro de lo que se conoce como la polémica o discusión Alemana y de la
“escuela Crítica de Frankfurt”
Fuerte crítica a lo que Habermas llama “disolución psicosocial del concepto de OP” (Noel
Neumann). Entiende que el éxito de las mediciones empíricas sobre fenómenos grupales
aislados conduce “acríticamente” a olvidar la existencia de un significado global de OP, Dejan
de lado el fenómeno etico-politico => se pierde de vista al SUJETO DE LA OP. Se pierde el
hecho de la acción del público como capaz de ejercer acción política.
En Habermas hay una reivindicación, una recuperación de la OP, que desarrollan los liberales
clásicos (obvio teniendo en cuenta el diferente marco teórico). Frente a la fuerza de la
corriente psicosociológica hay que recuperar la relación del concepto clásico de la OP
(liberal) con las instancias de dominación política, con el espacio público político. Habermas
observa la realidad de los sistemas democráticos de la segunda mitad del siglo XX, observa
que hay una visión de público vacío.
Los mecanismos de consenso (por ej. las elecciones o la campaña) incluso ellos, no llegan a
anular o neutralizar esta posibilidad y no llegan a la argumentación y debate racional.=>
característica principal del ESPACIO PUBLICO.
El concepto de la OP está vinculado a la concepción del Espacio Público
Habermas dice que el espacio público está formado por dos ámbitos políticamente relevantes
y contrapuestos entre sí:
a) sistema de opiniones informales: lo define como el sistema de opiniones que
son personales y no públicas, que no llegan al espacio público. Se diferencian por el grado de
obligatoriedad.
- evidencias culturales indiscutibles (los valores culturales básicos de una sociedad en
general no se discuten. Ej., moral sexual)
- expresión poco discutida de experiencias fundamentales propia de toda biografía de
personas, ej. Opiniones sobre guerra y paz, deses de seguridad
- evidencias de cultura de masas, constantemente discutidas
Existe entre ambos ámbitos una conexión constante a través de los medios de comunicación
de masas y ciertamente a través de una notoriedad pública “representativa” o
“manipulativamente desarrollada. En este sentido, Habermas insiste que sólo puede resultar
una OP en sentido estricto cuando se constituye un espacio público crítico.
( Tener siempre en cuenta en qué marco teórico desarrolla su teoría, esto es La escuela critica
de Frankfurt. En esta línea es que realiza un análisis crítico a la sociedad de consumo y
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45
En esta sociedad, en este espacio, no existen ambas OP, son dos formas de ver el mismo
fenómeno, sin embargo en estas sociedad hay un predominio de la instancia receptiva,
pseudoparticipante y meramente aclaratoria, las opiniones no públicas, que no pueden ser
consideradas como resultado de un consenso En este sentido, el texto de Habermas pretende
incentivar la OP critica por sobre la manipulativa.
Algo público para Habermas es lo que tiene interés general al ciudadano como tal, afecta al
ciudadano como miembro de una sociedad y no como sujeto particular ni grupo funcional. Po
ello, dice que lo auténticamente público cada día es menor motivo de preocupación para una
sociedad particularizada y esto genera dos movimientos de suplantación:
- por un lado el aparato institucional del Estado que acaba considerándose el único
guardián e intérprete de lo público
- por el otro, los intereses egoístas o particulares de grupos de presión que mediante “
relaciones públicas” camuflan como público su exclusivo interés.
Hay que desarrollar criterios que permitan medir empíricamente el carácter más o menos
público de las opiniones. El criterio fundamental sería el “principio democrático de la
Publicidad”, cuyos rasgos esenciales serian el dialogo racional, transparente y abierto a la
participación de todos los ciudadanos. Este procedimiento de comparar cada manifestación de
45
46
opinión con el paradigma de una opinión elaborada es lo q superará la renuncia acrítica de los
positivistas
Lógica del control social: - positiva para Rousseau
- negativa para Tocqueville y Mill
Marxismo clásico: negación de la lógica de la Opinión Pública. La OP no existe como
concepto, es una fantasía liberal porque siempre es la opinión de una clase.
NÖELLE NEUMANN
“La espiral del silencio”
La autora estudia la opinión pública como una forma de control social en la que los
individuos, percibiendo casi instintivamente las opiniones de quienes les rodean, adaptan su
comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no.
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98]. La conclusión, a la que esta cita permite arribar, es clave: el tribunal de la Opinión
Pública obliga a los hombres a amoldarse por miedo al aislamiento.
Nöelle-Neumann destaca además, la insistencia de Locke en conceptos como «reputación», es
decir, conceptos psicosociológicos que muestran la completa dependencia de los seres
humanos respecto al medio social, a los muchos, a los otros.
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valores antiguos mientras sufre el aislamiento presente. Es decir, estos grupos “no temen
al aislamiento” puesto que según, se aferran a sus convicciones y opiniones, ya se encuentran
aislados.
¿Cómo se transforma la suma de opiniones individuales, tal como las define la investigación
de la opinión pública, en el tremendo poder político conocido como «opinión pública»? La
causa de la transformación de la suma de las opiniones individuales en esa Opinión Pública es
la continua interacción entre las personas debida a su naturaleza social. La amenaza al
aislamiento, el miedo al aislamiento, la continua observación del clima de opinión y la
evaluación de la fuerza o de la debilidad relativas de los diferentes puntos de vista determina
si la gente expresa sus opiniones o permanece callada.
> Críticas:
– prescinde de aspectos normativos: es una teoría realista, del “como es” ≠ debe ser.
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Noelle-Neuman – Otro
Esta autora tiene una concepción realista de la opinión pública, y tiene un enfoque psicosocial de este
fenómeno, que desarrolla en su Teoría de la Espiral del Silencio, la cual postula lo siguiente:
Las corrientes de opinión mayoritarias presentan una tendencia natural a incrementar el número de
simpatizantes, mientras que las corrientes minoritarias tienden a reducirlo cada vez más. Ello se debe a
dos fenómenos:
- las posibilidades de escuchar la tendencia mayoritaria en el mercado de opiniones, son
mayores
- quienes disienten de la opinión mayoritaria tenderán a silenciar su opinión, debido a la presión
social del miedo al aislamiento, favoreciendo el sentimiento de preponderancia de la corriente
mayoritaria.
Desde un punto de vista teórico, la opinión pública es definida como la piel social: en tanto protege a
la sociedad como una piel, manteniendo la unidad, pero a su vez, a través de ella, de la sensibilidad,
los individuos particulares pueden sentirse afectados a partir de un ataque de la opinión pública.
Desde un punto de vista empírico, operativo, la opinión pública es la opinión de temas controvertidos
que puede ser expresada en público sin riesgo de sanciones y sin temor al aislamiento , y en la cual
puede fundarse el comportamiento en público. Es la opinión dominante que impone una postura y una
conducta de sumisión, y amenaza con el aislamiento a los disidentes.
Esto está ligado a su definición de lo público: se refiere a la esfera en la que operan los procesos de la
opinión pública, la situación de público anónimo. Le da un sentido psicosociológico a lo público,
ligado a que el hombre no vive solo, sino en colectividad, expuesto a las exigencias de la sociedad. Lo
público en el sentido del público anónimo como jurado de la naturaleza social del hombre.
El sujeto de la opinión pública es el individuo.
49
50
Este proceso está fundado en el mecanismo psicosocial de “la espiral del silencio”, y según la autora,
esta idea ya está presente en Tocqueville.
El proceso de formación de la opinión pública consiste en que: la sociedad amenaza con el aislamiento
y la exclusión a los individuos que se desvían del consenso. Dado que los individuos le temen al
aislamiento, estos evalúan constantemente el clima de opinión; y esta evaluación influye en el
comportamiento en público; y en la expresión y/o ocultamiento de una opinión, según se corresponda
o no con la opinión pública dominante.
La opinión pública dominante, asimismo, puede ser modificada. Esto puede ser a través de:
- los núcleos duros: son los grupos que siguen comprometidos con el pasado, que no quieren el
cambio, que conservan los valores antiguos mientras sufren el aislamiento
- las vanguardias: los grupos que están comprometidos con el futuro y por ello se encuentran
aislados, pero su convicción de que se hallan por delante de su época les permite soportarlo.
La opinión pública cumple con una función de control social, de censura moral.
Consenso básico pero que no surge de un pacto racional sino de manera casi espontánea. El peso de
esta opinión es brutal, debido al mecanismo psicológico del miedo al aislamiento.
Son creadores de opinión pública. Pertenecen al sistema por el cual el individuo consigue informarse
sobre su entorno, cuya presión desencadena la acción del individuo, ya sea: combatividad, sumisión, o
el silencio.
Son la fuente más importante para la observación constante que el individuo realiza de su entorno.
Transmiten las ideas sobre las distribuciones de frecuencia de la opinión pública.
La opinión pública puede ser medida a partir de la medición del miedo al aislamiento. A su vez, los
individuos tienen la capacidad de detectar cuál es el clima de opinión o las distribuciones de
frecuencia de la opinión. Por lo que a través de entrevistas o encuestas, se puede acceder a medir la
opinión pública. A partir de la teoría de la espiral del silencio, y sus hipótesis, se pueden establecer
previsiones y someterlas a contrastación empírica.
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- Fórmula de la TES:
- La op es la opinión mejor vista, más aceptada entre todas las corrientes de opinion.
- OBJETO DE LA OP: temas controversiales políticos, sociales, etc. (es una visión más
amplia que los liberales como Habermas, Luhmann)
- Para Neumann los medios de comunicación de masas sirven a los individuos para
informarlos del entorno y sobre los climas de opinion. Tienen un rol importante porque
pertenecen al sistema en donde los individuos ya forman su entorno y su opinión.
Neumann otro
Dentro de las teorías más contemporánea de la OP, en Noelle Neumann encontramos una
concepción más realista y psicosociológica de la OP.
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Afirma la autora que los elementos nucleares de su concepción teórica ya estaban en Locke,
Rousseau, Hume pero que hasta el momento no podían dar cuenta empíricamente de la OP.
Ahora sí con herramientas epistemológicas y metodológicas, dice no es que no se podía medir
(los positivistas) a partir de encuentras sino que se hacían las preguntas incorrectas. (≠
Blumer)
Es importante tener en cuenta la importancia empírica de su teoría y la centralidad de la esfera
psico-social del individuo perdido en la masa. Esto significa que siempre debemos mirarla relación del
inviduo con su marco social (en este sentido luego hablará de tribunal de enjuiciamiento, en tanto
constituye una exigencia pública de que nos amoldemos a la opinión mayoritaria)
OPINION: no entendida, en tanto doxa, sino como un sentido de acuerdo y comunidad, que
exige reconocimiento de los otros.
PUBLICA: constituida por tres elementos. Lógica publica:
a) en relación a lo legal, subraya el aspecto etimológico de apertura, abierto al mundo en
cuanto distinto de esfera privada.
b) en relación al Estado y sus derechos, se trata de asuntos o problemas que nos atañen a
todos, relacionados con el bienestar general.
c) en relación al elemento psico social que es la parte de la vida orientada a cómo el
individuo se relaciona con el marco social pensado como un todo social.
Estudia la opinión pública como una forma de control social o censura en la que los individuos
adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no. El
núcleo central de la OP, lo constituyen un conjunto de presiones sociales básicas
entendidas/comprendidas por todos los individuos de una comunidad, independientemente del
grado de sujeción que tengan a esas presiones. Todos reconocen que tienen miedo de quedar afuera
de esta sociedad post industrial masificada.
Utiliza dos metáforas para explicar la lógica de la OP:
1. Metáfora de la Op como piel social: como una protección hacia fuera y cohesión
hacia adentro. Callar implica adaptarse.
- En este sentido, hace una referencia a Durkheim en su método sociológico porque
identifica esta metáfora con la explicación del funcionamiento de la sociedad mesiánica donde
hay una identificación colectiva que restringe o aglutina la opinión individual. Neumann dice
que así funciona la ilógica de la OP en la sociedad moderna.
- También en esta línea se siente una deudora de Locke y rescata su concepto de “ley de
reputación”, que según el autor, ejerce una coerción social sobre los individuos porque nadie
puede vivir en una sociedad bajo el constante desagrado la mala opinión de aquellos que
conviven con él.
2. Metáfora del Espiral del silencio. Proceso de creación y propagación de la Op: La
teoría de la espiral del silencio parte del supuesto básico de que la mayor parte de las personas
tienen miedo al aislamiento, a la impopularidad y a la capacidad de su ppio juicio; al
manifestar sus opiniones primero tratan de identificar las ideas, evaluar el “clima de opinión”
para luego sumarse a la opinión mayoritaria o consensuada. Este miedo se da porque se
necesita ser parte de ese consenso, de esa opinión mayoritaria.
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mientras que las opiniones minoritarias tienden a decaer. Y esto se debe básicamente a dos
explicaciones:
1. la probabilidad de escuchar en el “mercado de opiniones” las posturas mayoritarias siempre
es mayor y por ende su divulgación es más alta.
2. el proceso de las corrientes minoritarias es inverso
Entonces quienes se sienta portadores de opiniones discrepantes tenderán, por esta presión
social y miedo al aislamiento, a silenciar sus verdaderas opiniones, favoreciendo la impresión
de los que opinan en mayoría de que su preponderancia social es incluso más extensa de la
real. (Aclaración: La opinión pública, no es exactamente opinión mayoritaria ni unánime pero
se es la opinión mejor vista)
En este sentido define:
Clima de opinión: la OP se fragua en un clima de opinión. Es una conjugación de
informaciones e ideas previas u estados de opinión preexistentes que con la
introducción de algún elemento desencadenante suscitan una nueva discusión pública
y nuevas opiniones. Dan un estado de opinión en un determinado momento. Los
individuos están midiendo siempre el CDO.
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5 supuestos
2- La sociedad amenaza al individuo con aislarlo
3- Los individuos experimentan un continuo miedo al aislamiento
4- => tienden a evaluar constantemente el clima de opinión
5- Los resultados de esta evaluación influyen en el comportamiento, especialmente la
aparición en público u ocultamiento.
6- Todos los elementos están relacionados
ADROGUÉ
“El debate sobre las propiedades de la opinión pública en EEUU”
Estudio de la OP: uno de los rasgos distintivos de este proceso es la ausencia casi absoluta de
conceptos precisos que den cuenta del fenómeno a estudiar. A partir de esta afirmación,
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Adrogué – Otro
Los orígenes del debate
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Uno de los expositores de esta tendencia W. Lippman decía que el “hombre de la calle” es
decir quien constituye la op carece del tiempo o del interés necesario para desempeñar el rol
que se le asigna en la democracia clásica. No puede esperarse del ciudadano ni siquiera que
demuestre inclinación por estar informado de la agenda de la sociedad moderna (similar a
Sartori, ciudadanía de baja participación). Por ende sostiene que la op del ciudadano carece
de valor para los gobernantes, ya que es desinformada y desinteresada. Almond realizó años
más tarde una serie de encuestas que permitieron demostrar estas características en la
ciudadanía estadounidense. Solo en situaciones de inminente peligro la ciudadanía presta
atención y su op es voluble e inestable, dependientes de los distintos “estados de ánimo”
imperantes. P. Converse argumentó y comprobó mediante encuestas “panel data” que los
individuos cambiaban sus opiniones de una encuesta a otra sin ningún patrón aparente o
predecible, simplemente por azar. Lo considera un efecto de la desinformación. Estos autores
y escuelas como la de Michigan, comparten la percepción pesimista del votante, quien carece
de información, tiempo o interés para optar racionalmente por quien votar. Reconocen la
ausencia de un sistema estructurado de creencias y valores políticos que organice a las
preferencias del electorado norteamericano.
El consenso optimista surge a partir de la guerra de Vietnam y el renacimiento del interés por
la op a partir de la oposición del pueblo norteamericano a la guerra. El mejoramiento de
métodos de investigación y el acopio de datos de la op fueron elementos decisivos en la
formación de este nuevo consenso. Sus postulados son casi antagónicos a los del consenso
pesimista:
• La op es estable y real, si cambia o fluctua lo hace en forma predecible
59
60
realizadas con las mismas palabras (identical question wording), al contrario de los
pesimistas. También consideran que los resultados deben analizarse teniendo en cuenta el
margen de error de las encuestas. Pueden identificarse tres tipos de cambios de la op: el
cambio abrupto, las fluctuaciones (cambios en la dirección de la op) y cambio gradual.
Page y Shapiro realizaron encuestas que dieron por resultado que existía una op
norteamericana estable y predecible a lo largo de casi 60 años. Los cambios abruptos o
fluctuaciones corresponden a contextos históricos determinados. Huntington y Ladd
argumentan que la racionalidad de la op norteamericana se sustenta en un sistema común
estructurado y coherente de valores y creencias, y no en su capacidad de evaluar la
información (enfoque pesimista). A este sistema llamaron American creed.
Estudiar la opinión pública teoría y datos sobre la opinión pública argentina
En Argentina el auge de los estudios de op es paralelo a la restauración de la democracia a
ppios de los 80. Es un campo de investigación reciente. Sin embargo, se pueden llegar a
algunas conclusiones
• La estabilidad y el cambio gradual parecen ser los patrones dominantes en la
evolución de la op, que es predecible. Hay una marcada estabilidad en la op en a) a
favor de respetar el dd de las minorías b) desacuerdo sobre eficiencia de gob militar
sobre gob. Civil b) libertad y democracia como valores que aseguran que el país
crezca y funcione mejor. El factor dominante es el campo gradual y predecible, en por
ejemplo la reducción del temor a un golpe militar a lo largo de los primeros años de
transición. Un ejemplo de cambio abrupto, podría ser el incremento del desacuerdo
con el control gubernamental de la prensa y los medios de comunicación durante los
primeros años de la democracia.
60
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SARTORI
LA DEMOCRACIA GOBERNADA Y LA DEMOCRACIA GOBERNANTE
V.1 La opinión pública y el gobierno por consentimiento
¿Cuándo encontramos un «pueblo gobernante», el demos en acto o función de gobierno? La
respuesta es: en las elecciones.
Las elecciones constatan el consenso; registran las decisiones de los votantes; computan
opiniones. Empero, debe tenerse presente que poseen un carácter discontinuo y elemental.
El poder electoral en sí es la garantía mecánica de la democracia; pero las condiciones bajo
las cuales el ciudadano obtiene la información y está expuesto a las presiones de los
fabricantes de opinión son las que constituyen la garantía sustantiva. La opinión de los
gobernados es la base real de todo gobierno.
Las elecciones deben ser libres, pero elecciones libres sin una opinión libre no significan
nada. El pueblo debe ser soberano. Pero un soberano sin opiniones propias es un soberano de
nada.
“En su significado primario se llama pública a una opinión, no sólo porque se encuentra
difundida entre el público, sino además porque pertenece a las «cosas públicas», a la res
pública. En resumen, la opinión pública es ante todo y sobre todo un concepto político (...)
la opinión puede definirse del modo siguiente: un público, o multiplicidad de públicos,
cuyos difusos estados mentales (de opinión) se interrelacionan con corrientes de
información referentes al estado de la res pública” [Sartori: 118].
Consecuentemente, el sujeto de la Opinión Pública es el ciudadano.
Las condiciones que hacen posible una opinión publica libre pertenecen al proceso global de
formación de opinión. Aquellos gobiernos que son elegidos, que reflejan las opiniones del
electorado y que son además considerados responsables ante sus electorados pueden
denominarse gobiernos a los que se ha otorgado consentimiento. La democracia es gobierno
por consenso, descansa en y responde a la opinión expresada en las elecciones. Si bien las
opiniones no se expresan únicamente en las elecciones, ya que los medios de comunicación,
los grupos de interés y los grupos ideológicos emiten opiniones constantemente, la prueba
democrática es la prueba electoral, pues solo las elecciones expresan un consenso general, es
decir las opiniones de todo el pueblo. Las opiniones que indican un consenso general o un
disenso general respecto al gobierno son las expresadas por los votantes en general en las
elecciones, y solamente vía elecciones.
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La Opinión Pública debe ser autónoma, no racional (la Opinión Pública racional no existe).
En el planteo sartoriano, la racionalidad está adjudicada a los representantes.
Para entender este punto, es pertinente aclarar que Sartori está definiendo un modelo de
democracia liberal, electoral y representativa. Claramente, la democracia supone un pueblo
que no gobierna, pero elige representantes que lo gobiernen. El momento de la elección se
plantea como el momento en que el pueblo se encuentra en función de gobernante y ejerce un
control directo sobre los líderes políticos. De allí, la importancia que para Sartori revisten las
elecciones como registro de preferencias y opiniones de los votantes. Son el mecanismo para
constatar el consenso sobre los problemas de interés público.
En una línea similar a la de Habermas, Sartori distingue claramente esfera pública y esfera
privada. La «cosa pública», «lo público» es el objeto de la Opinión Pública. Los ciudadanos
se forman opiniones sobre los asuntos de gobierno y temáticas que refieren al estado de esta
«cosa pública», dejando fuera las cuestiones privadas [≠ Nöelle-Neumann].
La Opinión Pública se manifiesta continuamente en el espacio público, pero el momento de
expresión máxima se da en los procesos electorales. Las elecciones son la institucionalización
de la Opinión Pública. Este proceso permite la legitimidad de la democracia a través de la
expresión del electorado. Esta Opinión Pública se forma gracias a un proceso que involucra
elementos de subjetividad individual (“difusos estados mentales” según define Sartori:
valores, creencias, ideologías) y corrientes de información externas. Dichos elementos pueden
combinarse en grados distintos, según tres modelos: de cascada, de borboteo, de identificación
con grupos de referencia.
Durante el proceso de formación de la Opinión Pública no hay jerarquías, ni actores que
dominen completamente este proceso. Esto porque la Opinión Pública debe ser autónoma:
debe primar el pluralismo, una estructura policéntrica en lo que a medios de comunicación
refiere y una educación libre de adoctrinamiento. Sólo así, el individuo podrá informarse (o
no) y elegir, adherir a aquellas ideas que siente más próximas [que más lo identifican]. Esta
base externa sumada a sus particularidades individuales (internalizadas, intrínsecas) [aquellos
elementos que lo definen como sujeto individual] serán expresadas, condensadas, plasmadas a
través del voto en las elecciones.
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Esto es válido dentro de los límites de la presunción de que el pueblo ejerce el poder en tanto
en cuanto electorado, es decir en términos de poder electoral.
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La opinión pública puede ser definida como un público, o multiplicidad de públicos, cuyos difusos
estados mentales de opinión se interrelacionan con corrientes de información referentes al estado de
la res pública (cosa pública).
Distingue tres procesos de formación de la opinión pública. Los tres se dan de manera conjunta.
1) Modelo de la cascada (lo toma de K. Deutsch): consiste en un proceso de formación de
opiniones inducido por la elite. Se definen los siguientes estamentos, de manera vertical:
a. Élites económicas y sociales
b. Élites de gobierno y política
c. Medios de comunicación masivos
d. Líderes de opinión (políticamente atentos)
e. La masa del público
El proceso inicia por la cúspide y se va reformulando de manera descendiente, pero a su vez,
la opinión se va reformulando horizontalmente en cada estamento. El proceso de formación no
necesariamente es jerárquico; en nuestras sociedades la cascada se ha nivelado cada vez más.
Además los niveles están intercomunicados, y cada uno reformula competitivamente el
mensaje que recibe. El nivel de los medios de comunicación y el de los líderes de opinión son
fundamentales para Sartori.
2) Proceso de borboteo, que implica un proceso inverso al de la cascada, en dirección
ascendente, y con origen en la masa del público.
3) Identificaciones con los grupos de referencia. La opinión pública también puede formarse de
manera desvinculada a la información, sino en relación a grupos de referencia (familia, grupo
religioso, étnico, de clase, identificaciones partidistas, etc).
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Estos tienen una importancia central para Sartori, tienen un papel principal en el proceso de formación
de la opinión pública. Están relacionados con funciones como la selección de noticias, establecimiento
de orden de prioridades, establecimiento de la agenda, etc. A su vez, plantea que en la mayoría de los
casos, los medios de comunicación están estrechamente ligados a los estamentos de las elites.
A su vez, una opinión pública libre se garantiza por la existencia de una estructura policéntrica de
medios de comunicación y el interjuego competitivo de estos.
Cuando el Estado no controla los medios de comunicación masiva, el mercado es el que regula los
medios y el proceso de formación de la opinión pública, y puede haber una opinión pública
autónoma. Pero cuando el Estado controla los medios de comunicación, y controla en términos
doctrinarios los procesos de socialización primarios, la opinión pública es heterónoma.
Las condiciones que permiten la existencia de una opinión pública autónoma, y por lo tanto
compatibles con la democracia, son:
- un sistema educativo que no sea un sistema de adoctrinamiento
- una estructura global de centros de influencia e información plural y diversa.
Sartori - otro
Contexto: cuando Sartori desarrolla su teoría de las democracias en los 70`, es un momento en
el cual la guerra fría está en su apogeo (no sólo político sino académico). Desarrolla casi toda
su producción teórica en una academia norteamericana.
La opinión pública y el gobierno por consentimiento
Para Sartori el pueblo gobernante se encuentra en el momento de las elecciones, el proceso
democrático esta encapsulado en las elecciones y en el hecho de elegir. Se debe tener en
cuenta que poseen un carácter discontinuo y elemental. Las elecciones computan opiniones,
son el medio para un “gobierno de opinión”, ahora Sartori se pregunta cuál es el proceso por
el cual los actores forman su opinión.
La opinión pública es ante todo un concepto político (recupera la noción política), puede
definirse como un público o multiplicidad de públicos cuyos difusos estados mentales de
opinión se interrelacionan con corrientes de información referentes al estado de la res
publica.
Aquellos gobiernos que han sido elegidos reflejan las opiniones del electorado, gobiernos a
los que se les ha otorgado consentimiento. Ahora bien, el consenso electoral (consentimiento)
es solamente consenso electoral, no explica porque obedece el pueblo ni porqué debería
hacerlo.
Sartori analiza la cuestión del consenso, y dice que hay que distinguir tres posibles objetos
compartidos respecto de la democracia: valores fundamentales, reglas de juego o
procedimientos y gobiernos o políticas gubernamentales específicas. Condiciones analíticas
para la existencia de una OP libre hay que analizar los niveles de consenso de la sociedad
(Easton)
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- Básicos señala si una sociedad comparte los valores fundamentales. Es una condición
necesaria de la democracia pero no suficiente.
- Procedimental, si una sociedad no comparte cómo deben resolverse los conflictos
entrara en constante guerra civil. En una democracia este procedimiento es la regla de
la mayoría, este consenso es la condición sine qua non de la democracia.
- Políticos o gubernamentales: asigna particular importancia al nivel de la acción
política porque ahí vamos a encontrar los procesos de formación de la OP porque ahí
aparece el consenso, vinculado a la idea de disenso, de oposición y por eso plantea que
hay una dinámica consenso-disenso que va generando nuevas O.P. el disenso pluralista
es beneficioso para un buen sistema político.
Las elecciones registran las preferencias y las decisiones de los ciudadanos => la pregunta que
continúa entonces es cómo llegan los votantes a esas preferencias? En este sentido y es acá
donde aparece la idea de que las elecciones son formas de registrar OPINIONES. No
podemos aislar las elecciones o el poder electoral de los procesos de formación de la
opinión. Esta es la garantía de la democracia (en este sentido es pluralista ortodoxo) pero, sin
embargo, dice Sartori es una garantía mecánica, necesaria pero no suficiente. La Garantía
sustantiva está en otro lado:
a) en las condiciones bajo las cuales los ciudadanos obtienen la información
b) en las condiciones bajo las cuales están expuestos a esa información
c) en las condiciones bajo las cuales están expuestos a los fabricantes de opinión
(aclaración: no los piensa en términos peyorativos)
Esto nos revela que la información es una variante central para la OP porque estas se
transforman o no en O.P. todo esto implica:
- por un lado que la opinión de los gobernados es la base de la democracia (esto nos
recuerda a los liberales clásicos pero tiene una importante diferencia: la opinión no es
fruto del raciocinio ni necesita serlo para ser opinión; otra diferencia con el liberalismo
clásico es que no piensa la op como un instrumento de control del poder)
- las elecciones son procedimientos institucionalizados para expresar un estado de
opinión.
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2. Una opinión que, hasta cierto punto, el público se ha formado por sí mismo, es una
opinión del público (autónoma). Las condiciones que permiten la existencia de una op
autónoma son dos: a) un sistema educativo no adoctrinante y b) una estructura global
de centros de influencia e información plural y diversa. Es característica de los
regímenes democráticos.
Sartori deja de lado el sistema educativo y se centra en plantear que es necesaria una
estructura de medios de comunicación policéntrica y que fomente la competencia entre ellos.
Apunta a una versión de mercado de los medios de comunicación. En este punto, se puede ver
claramente su faceta liberal ya que su propuesta se asemeja a una “mano invisible del
mercado”. Este sistema de información del tipo del mercado es un sistema autocontrolable, ya
que los mismos medios ejercen control entre sí. – Sartori no llega a ver todo el proceso de
formación de los mass media, no prevé la incorporación de los medios a grandes
conglomerados de empresas como inversión, ej, Grupo Clarín).
La democracia electoral
Para Sartori la ciudadanía (sujeto de la op) es de baja participación ciudadana en ámbitos
políticos. Explica la apatía de la ciudadanía a partir de la insuficiencia cuantitativa, la
proclividad y la pobreza cualitativa de los procesos de información. Para combatir esta apatía
se deberán corregir las insuficiencias anteriores de la información, elevar la calidad educativa
y Sartori plantea si sería efectivo pensar en una lógica de la participación.
Sartori evalúa los distintos tipos de democracia, electoral como régimen de opinión pública, la
representativa que engloba esta y es la única posible en la sociedad actual y la de referéndum.
Sostiene que la democracia por referéndum es técnicamente posible pero critica que tiene una
lógica de resolución de suma cero, las minorías siempre quedan excluidas, aparte la
ciudadanía apática requiere de un aprendizaje para lograr llegar a ser racional en la toma de
decisiones, sino llevaría al extremismo.
Por eso, Sartori concluye que la democracia electoral es la posible y es una democracia
gobernada, lo que no quita que sea democracia ya que
• La opinión pública puede y sostiene el aparato de la democracia representativa
• Hay una opinión pública autónoma ya que las elites poderosas y los medios de
comunicación escuchan a la masa (encuestas), existe la garantía sustancial (aparte la
mecánica, que son las elecciones).
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preferencias/decisiones de los votantes y por ende sus opiniones- “el consenso general”) ⇒
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↓
PROCESOS DE FORMACION DE LA OP (conforman la composición global de la OP con
diferentes pesos e influencias. Utilidad: modelos explicativos. En cada uno de los tres
procesos Sartori identifica algún tipo de RELACION CON LA INFORMACIÓN).
PROCESO DE CASCADA
PROCESO DE BORBOTEO
IDENTIFICACIONES CON LOS GRUPOS DE REFERENCIA
• EN EL PROCESO DE LA CASACADA: POR QUÉ SARTORI AFIRMA QUE “EL NIVEL DE LOS MEDIOS DE
COMUNIC NO TIENEN MÁS PESO PORQUE ANTES DE LLEGAR A LA BASE DE LA CASCADA (el pueblo)
ESTÁN LOS LIDERES DE OPINION”. POR QUÉ LE ASIGNA PARTICULAR IMPORTANCIA A ESTOS?
• CUAL ES LA DIFERENCIA SUSTANTIVA DEL PROC DE “IDENTIFIC CON LOS GRUPOS DE REFERENCIA”
CON LOS OTROS DOS?
COMPARACIÓN DE AUTORES
VARIOS
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ciudadanos una activa posición política, y poder manifestar sus opiniones políticas a los
ciudadanos respecto a asuntos públicos.
Adrogue: Define la OPINIÓN PÚBLICA por sus características. Adrogue apoya la
concepción optimista, por lo tanto para él la OPINIÓN PÚBLICA es estable, racional e
influye sobre los tomadores de decisiones.
Rousseau: La OPINIÓN PÚBLICA es definida por su función. En el contrato social cesura
las costumbres corrompidas y legisla de acuerdo con la voluntad general. La OPINIÓN
PÚBLICA es la expresión de la voluntad general.
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Habermas: Critica los sondeos, por ser la suma de opiniones individuales. Esto destruye su
carácter social. Importancia del método comparativo para desarrollar una OPINIÓN
PÚBLICA critica.
Blumer: Critica los sondeos por ser la suma de las opiniones individuales. La opinión pública
se conforma de la interacción de los grupos. Rescata las encuestas electorales por que ahí si
hay lo más parecido a una opinión individual.
El interaccionismo simbólico se basa en el método cualitativo más que en el cuantitativo (que
es el que se basan las encuestas) por que estos últimos consideran a la OPINIÓN PÚBLICA
como la sumatoria de las opiniones individuales, volviendo similar las opiniones de todos los
ciudadanos, sin tener en cuenta a que grupos de influencia pertenecen, ni que posición tienen
en los mismos.
Noelle Neumann: Ella es positivista y apoya como medio de medir la Opinión Pública las
encuestas. Ahora bien como a ella le interesa el aspecto Psicosocial de la Opinión Pública
hace preguntas del tipo ¿Qué cree que la mayoría piensa sobre tal tema? Mostrando que la
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gente evalúa constantemente el clima de opinión. Al mismo tiempo hace el test del tren que
pone en relieve una situación ficticia en la que todos piensan de una manera y uno de otra en
un viaje de tres horas de tren para ver si uno expresa su opinión o no, para validar su tesis del
miedo al aislamiento, por ultimo encuestas del tipo crear situaciones embarazosas y analizar
como uno reaccionaria, para analizar como uno se siente frente a la mirada de los demás.
Adrogue: Este autor podría considerarse como perteneciente al consenso optimista de la
OPINIÓN PÚBLICA. Es decir que la considera estable, racional e influyente en las
decisiones que toman quienes gobiernan. Por la misma razón es de preveer que al igual que
los restantes autores de dicha corriente considera que las encuestas son útiles para el análisis
de la OPINIÓN PÚBLICA pero que actualmente están siendo mal usadas ya que se utilizan
preguntas enciclopédicas.
Del análisis de preguntas de encuestas que no son enciclopédicas se pudo obtener la
conclusión que tanto la sociedad norteamericana como la argentina tiene una opinión publica
estable que fluctúa solo de manera gradual y cuando lo hace bruscamente es por los recursos
de información o por las particularidades históricas.
Para el autor son tan importantes los métodos de recolección de la OPINIÓN PÚBLICA que
dice que Alfonsín debe haber sido el primero en prestar atención a las encuestas de la
OPINIÓN PÚBLICA y por ello gano en el 83.
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gobierno o por la iglesia, sino que surge de hombres de su mismo nivel que se dirigen a ella o
hablan en su nombre a través de los periódicos. No es un fruto del raciocinio.
Tanto Rousseau, Tocqueville y Mill están pensando la opinión pública como censura o
control, Rousseau la piensa como instrumento positivo mientras que Tocqueville y Mill la
miran negativamente (T porque lleva al totalitarismo, M porque es mediocre).
S. XVIII – Rousseau
S. XIX – Liberalismo
S. XX - Hebert Blumer – EE UU 1940 – Interaccionismo simbólico
Niklas Luhmann - Alemania 1970- Funcionalismo Sistémico
- Eco : expansión capitalista / industrialización / mayor inclusión en el consumo
- Pol: más derechos (Sufragio universal)
- Ciencia: desarrollo de las ciencias sociales / estadista/ operacionalismo
- Radio, Cine, TC en el siglo XX se suman a la prensa.
Siempre hay que tener en cuenta el contexto, ¿qué sociedad está mirando Blumer? Mira a
EE.UU, con un sistema político estable, bipartidista y predecible.
HABERMAS y NOELLE-NEUMANN
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