Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
LECTURA (Extracto)
O ctavio P az ("A lba de la Libertad)
S om os los hijos de C ontra reform a. Esta circunstancia, así com o la influencia de las culturas prehispánicas,
han sido determ inantes en nuestra historia y explican las dificultades que hem os experim entado parala penetrar en
m odernidad. Creo que esto ha sido particularm ente cierto en los casos de los grandes virreinatos: Perú y M éxico.
El régim en colonial nos aisló de los grandes m ovim ientos que crearon el m undo m oderno; la independencia
fue nuestra prim era gran tentativa por unirnos a ese m undo. Doble ruptura con España, pero así m ism o, con
nuestro pasado. La ruptura fue dolorosa y la herida ha tardado m ás de un siglo en cicatrizar. D esde la
independencia, la Am érica Latina ha sido el teatro de incontables experim entos políticos.
Todos nuestros países han ensayado distintas form as de gobierno, m uchas veces efím eras. El gran núm ero
de Constituciones que se han dado nuestras naciones revela por una parte, nuestra fe en las abstracciones
jurídicas y políticas, herencia secularizada de la teología virreinal; por otra, la inestabilidad de nuestras sociedades.
La inestabilidad, dolencia endém ica de Am érica Latina, ha sido el resultado de un hecho poco exam inado:
la independencia cam bió nuestro régim en político, pero no cam bió nuestras sociedades. A través de todas las
convulsiones de nuestra historia no es difícil percibir,tema
comoo m otivo central, la búsqueda de la legitim idad.
La sociedad colonial estaba fundada en un principio a un tiem po intemporal y sagrado: la m onarquía por derecho
divino. La nueva legitim idad histórica fue tem poral: el pacto social. Los súbditos se convirtieron en ciudadanos.
EL DISCURSO JURÍDICO-POLÍTICO
M ario Vargas Llosa; "EL RETO "(1)
En tanto nuestro vecino del norte, luego de su independencia se dio una Constitución-sencilla y breve-
que hasta ahora le sirve para organizar el funcionamiento democrático de esa vasta sociedad que son los
Estados Unidos, la proliferación de las cartas magnas, las leyes fundamentales o constituciones en los países
latinoamericanos sólo puede parangonarse con la hinchazón palabrera de esos mismos textos, cada uno de
los cuales, por lo general, aventaja y enaniza al precedente en el número de capítulos y disposiciones. El
pecado mortal de todos ellos es que nunca tuvieron mucho que ver con la realidad que los produjo; eran
ficciones que no decían su nombre.
De manera poco menos que axiomática, fueron los tiranos más sangrientos los que hicieron
promulgar las constituciones más civiles y liberales, y los regímenes más discriminatorios, los de cartas
magnas más igualitaristas.El precio por el contenido genuino de las palabras y las ideas, esa olímpica
desvergüenza para divorciar lo que se dice de lo que se hace, son constantes latinoamericanas que han
practicado por igual conservadores y progresistas. Y ello es evidente, sobre todo, en esas constituciones
puntillosas y libérrimas que nunca fueron concebidas para ser aplicadas; sino para estar allí como bellos
adornos y coartadas formales de los dueños del poder.
Esa aptitud para desalmar las palabras, desasociándolas de los actos y las cosas, desastrosa en la
vida social y política, pues de elle resultan la confusión y la anarquía tiene en cambio muy provechosas
consecuencias en la literatura, Esa alquimia irresponsable en el uso del lenguaje se convierte, por ejemplo, en
manos de un poeta como Vallejo, a la hora Trilce, en suprema libertad, en audaz rebeldía contra el
acartonamiento de las imágenes y las rutinas verbales de su tiempo... Pero en el discurso político la falta de
propiedad es un signo inequívoco de incivilización.