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Hola a todos y a todas. En las primeras clases hemos viajado por siglos anteriores y los
comienzos del XIX. Esta clase nos encuentra en pleno siglo XlX, en la década de 1850,
y en nuestro país.
Como ustedes saben la Argentina había recibido para entonces a más de 2 millones de
inmigrantes, que llegaron a representar el 20% de la población total del país y más del
50% de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires. ¡Más del 60% de los trabajadores
porteños eran extranjeros hacia fines del siglo XIX! ¡Imaginen la diversidad lingüística,
cultural y educativa! El grupo mayoritario estaba compuesto por italianos y
españoles, aunque también habían ingresado franceses, alemanes, británicos,
austriacos, uruguayos, árabes, suizos… ¿Se imaginan las dificultades y estrategias que
implicaba esta diversidad para la comunicación cotidiana? La vida: trabajos, comercios,
transportes...Pensemos en el papel que tenía y podría llegar a tener la escuela en ese
contexto…. Ahora miren a su alrededor, a sus alumnos o a sus compañeros: ¿cuántos
han nacido en Argentina y cuántos en países hermanos, o incluso lejanos?
Volvamos al pasado. Entre 1880 y 1890 surge una creciente militancia de la
clase trabajadora, en especial, alrededor del anarquismo. Ésta se expresa en
periódicos1, mítines masivos, obras de teatro 2, bibliotecas populares, huelgas y
manifestaciones. Pero el auge del movimiento libertario se dio en la primera década
del siglo XX, cuando su política social se vuelve un franco enemigo de la oligarquía
hegemónica agro-exportadora. También por esa época se produjeron las peores
escenas de represión, como la brutal del acto de la Federación Obrera Regional
Argentina (FORA) del 1° de mayo de 1909, en el que fueron asesinados siete obreros y
hubo centenares de heridos3.
[1] Ver por ejemplo en el Museo Nacional de Bellas Artes, catálogo Claridad: La vanguardia en
lucha (1920-1940)
[2] La dimensión verbal en el teatro anarquista: la columna de fuego de Alberto Ghiraldopor Ana
Ruth Giustachini
[3] Pueden ver un fragmento del documental “Huellas de un siglo- La Semana Trágica”, de la
Televisión Pública, Mayo 2010, que ilustra el clima de época.
La educación anarquista
Las principales características de la educación anarquista fueron:
el laicismo a ultranza,
la sujeción objetivista a contenidos científicos,
la apertura de la escuela al medio ambiente,
el respeto por los estudios sobre desarrollo infantil,
la coeducación social y sexual,
la oposición a la educación gobernada por el Estado y la
Iglesia,
la autogestión y la oposición a los dogmatismos y símbolos
patrióticos (Barrancos, 1990).
Aunque los pedagogos más importantes en torno al anarquismo surgieron en las dos
primeras décadas del siglo XX, como Julio R. Barcos (1883-1960) y Carlos N.
Vergara (1859-1929), ya existía a fines del siglo XIX un repudio a la escuela del
Estado.
¿Por qué a las escuelas del Estado? Piensen que hablamos de un modelo de Estado, y
de escuela, que respondía al proyecto de las clases dominantes, es decir, se trataba de
una escuela, oligárquica, nacionalista patriótica y, en muchos casos, además religiosa.
Barcos sostenía que el Estado es una entidad abstracta que, al anular al individuo,
se apropia de su educación, bajo el pretexto de uniformizarla en todo el país para
defender el patriotismo (entendido en el sentido exclusivo que le daba la clase
dominante). La uniformidad estatal oligárquica se encontraba en las fiestas escolares,
los cantos patrióticos, la subordinación de próceres y las prácticas de lectura y
escritura “correcta” del idioma nacional.
Pero, ¿de dónde provienen las ideas anarquistas? Las ideas educativas del anarquismo
vienen de Jean Jaques Rousseau (1712-1778)4 y Francisco Ferrer Guardia5 (1859-
1909), entre otros. En la base de la propuesta de estos pensadores se hallaba la idea
de que la educación es el principal elemento de liberación individual. El anarquismo
partió, en consecuencia, de este concepto central: con la constante idea de que por
medio de la educación, “el hombre podía y debía tomar conciencia de sus
potencialidades adormecidas a causa de la explotación económica y el oscurantismo
religioso” (Suriano 2004). La educación, en consecuencia, se establece como:
[4] Para descargar Emilio o la educación, de Rousseau. Tratado filosófico escrito en 1762, examina
la naturaleza del hombre y la relación del individuo con la sociedad. Se considera el primer tratado
sobre filosofía de la educación del mundo occidental.
[5] http://portal.educ.ar/debates/protagonistas/educacion/la-escuela-moderna-de-ferrer-guardia.php
La herencia de Malatesta
¿individualismo u organización?
Errico Malatesta (1853-1932), que fue uno de los representantes del anarquismo
clásico de fines del siglo XIX, sostuvo que esta corriente no puede basarse en el
cientificismo, ya que el anarquismo es un ideal ético y social. Más tarde, (entre 1913 y
1914) la Liga de Educación Racionalista publicó, una revista llamada La Escuela
Popular, dirigida por Julio R. Barcos.
Por su lado, la pedagogía de Carlos Vergara, tiene un contenido político: las acciones
para lograr un mundo mejor, a partir del conocimiento del “yo” y el análisis subjetivo.
En el ser humano, la naturaleza y el espíritu están en un mismo plano: no hay
superioridad ni subordinación. Eso lo lleva a defender los derechos de la naturaleza y
del cuerpo, algo por cierto muy innovador, así como los derechos del niño y de las
mujeres, y el respeto por los animales. Hay que situarse en aquel contexto para
comprender mejor el grado disruptivo de estos postulados: piensen que las mujeres
todavía no eran siquiera consideradas sujetos de derechos políticos ni, en muchos
casos, civiles. Mucho menos, los niños, muy lejos de ser considerados sujetos de
derecho siquiera6.
El debate estaba abierto: ¿el anarquismo debe sostener una educación centrada en el
individuo o centrada en la organización solidaria? Pese a su racionalismo de cuño
cientificista, en el discurso pedagógico de Julio Barcos, por ejemplo, se articulará la
valoración del individuo y su pertenencia a una sociedad “asociada” y solidaria. Por su
parte, en el Congreso de la Federación Obrera Argentina de 1902 se habla de la
importancia de la participación en organizaciones populares; allí se afirma, entre otras
cosas, que el obrero que pertenece a alguna asociación no se embriaga y se instruye, y
por eso está menos dispuesto a delinquir... así adquiere relevancia en la educación
popular el sentido de pertenencia y el carácter educativo de la organización. Este
último punto es muy importante: es todo un posicionamiento respecto a la diversidad
de ámbitos en los que nos educamos más allá del sistema escolar. Ya retomaremos
esta idea en el pensamiento de Saúl Taborda.
[6] Para ejemplificar, tengan en cuenta que la Ley 11.357 De los derechos civiles de la mujer,
sancionada en 1926, otorgó a la mujer capacidad plena para la administración de sus bienes y le
permitió trabajar y ejercer el comercio, eliminándola de la calidad de incapaz que establecía el art.
55 del Código Civil de Vélez Sarfield. Sin embargo, establecía una suerte de mandato presunto a
favor del marido, persistiendo todas las otras incapacidades y diferencias de género establecidas
por el Código. Recién con el gobierno de Perón, y a instancias de Evita, las mujeres accedieron al
derecho al voto.
Educadores...
Las escuelas libertarias y la autogestión
Además de la comunidad,
la asociación, la
organización obrera es a la
vez educadora y propicia el
desarrollo de las buenas
cualidades en los
Además de la comunidad, en los documentos de
trabajadores. No hay un
la Federación Obrera Argentina queda claro que
educador, sino que el
la asociación, la organización obrera, es a la vez
educador es complejo y
educadora y propicia el desarrollo de las buenas múltiple: las sociedades
cualidades en los trabajadores. Para Vergara, el populares, las familias, la
educador no es “uno”, sino que es complejo y colectividad. En las
múltiple: las sociedades populares, las familias, escuelas hay maestros y, al
la colectividad. En las escuelas hay maestros y, igual que en la sociedad,
al igual que en la sociedad, en las escuelas en las escuelas también
también hay tiranos, que son precisamente los hay tiranos, que son
maestros. Dice: precisamente los maestros.
“El castigo, la fuerza bruta y el temor, en las escuelas y en los pueblos, son
agentes que se emplean solo a falta de la capacidad necesaria para
comprender y utilizar los resortes de la inteligencia, inmensamente más eficaces
en todos sentidos. […] Sólo se comprende lo que se practica” (Vergara, 1913).
autogestiva y asamblearia
Autogobernarse (Vergara)
dirigidas por pueblo, y no por el Estado, incluyendo el presupuesto educativo
Sin embargo, en sus posiciones respecto a la sociedad, gran parte del anarquismo fue
iluminista y bastante cercano a la“pedagogía oficial” debido al menosprecio de las
culturas nativas y de los analfabetos, así como de su adhesión al ideario sarmientino,
como es el caso de Julio Barcos (Puiggrós, 1990).
[8] Francisco Ferrer i GuardiaUna educación libre, solidaria, que lucha contra la
injusticia.
Bibliografía
Lecturas sugeridas
Bibliografía de la clase
Barcos, Julio (1913), “Plan de una Escuela Integral”, en La Escuela
Popular, Buenos Aires, Nº 10.
Barrancos, Dora (1990), Anarquismo, educación y costumbres en la
Argentina de principios de siglo, Buenos Aires, Contrapunto.
Bayer, Osvaldo (2008), “La influencia de la inmigración italiana en el
movimiento obrero argentino”, en Los anarquistas expropiadores y otros
ensayos, Buenos Aires, Booklet.
Joffe, Azucena (2009), “El teatro anarquista y la constitución del campo teatral
porteño en los albores del siglo XX”, en Rev. Afuera. Estudios de crítica cultural,
Año IV, N° 7, noviembre de 2009.
Puiggrós, Adriana (1990), Sujetos, disciplina y curriculum en los orígenes del
sistema educativo argentino, Buenos Aires, Galerna.
Sardu, Ayelén (2008), “Una molesta piedra en el zapato: educación
anarquista”, Revista Theomai, N° 17.
Suriano, Juan (2004), Anarquistas, cultura y política libertaria en Bs. As. 1890-
1910, Buenos Aires, Manantial.
Vergara, Carlos N. (1913), “Proyecciones Pedagógicas”, en La Escuela Popular,
Buenos Aires, Nº 10.
- El anarquismo y la infancia
Es un oprimido, en primera instancia por los padres, que de esta manera lo acostumbran a
obedecer, luego pasa ser dominado por la escuela pública.
Los considera la fuerza para el progreso humano, deben ser productores de cultura y no
depositarios de ella y la educación debe ser democrática.