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Laura Valentina González Pardo / COD 3946265133

Universidad Nacional de Colombia

Historia de Grecia y Roma

Español y Filología Clásica

Pomeroy, Sarah B. Diosas, rameras, esposas y esclavas: mujeres en la antigüedad.


Traducción de Ricardo Lezcano Escudero, Madrid, España. Ediciones Akal, S. A, 1999. 144
pp.

LA VOZ FEMENINA DEL MUNDO CLÁSICO.

Sarah B. Pomeroy (1938) es una autora e historiadora especialista en el mundo clásico. Ha


publicado destacables títulos como: Goddesses, whores, wives, and slaves (1975),
Pythagorean Women: Their History and Writings (2013), Families in classical and
hellenistic greece (1996), Women in hellenistic egypt (1984) entre otros. Sus estudios acerca
de la historia social de la mujer en la antigüedad, la convirtieron en una reconocida autora
donde sus intereses de investigación marcaron un precedente acerca de la mujer como un
tema con un gran potencial (The Sarah B. Pomeroy Papers 1938- Finding Aid, Hunter
College Library). El trabajo realizado por Pomeroy destaca al proponer una nueva mirada
sobre las condiciones sociales de la mujer en la antigüedad (religión, matrimonio, libertad), el
género como un tema de investigación la llevan a proponer novedosas reflexiones como la de
arquetipos, imágenes emocionales, la cotidianidad y demás,y demás, bajo este paradigma se
configura su obra. Su primer libro Diosas, rameras, esposas y esclavas incursiona y abre las
cuestiones sobre la existencia de una cultura patriarcal desde la antigüedad, otro aspecto,
como su condición (social, económica y política) y la evolución respecto a cada periodo
histórico, todo esto acompañado de registros literarios, artísticos e históricos le permiten a la
autora realizar un extenso recorrido de cada ámbito y lograr vincularlo a las relaciones
sociales de la actualidad y el legado de aquel mundo clásico.

En los capítulos VII, VIII, IX y X nos encontramos frente a dos periodos históricos (clásico y
helenístico), en ambos las fuentes son de un número mayor en comparación con los períodos
anteriores (arcaico y bronce), por tal razón, las conclusiones logran ser más ciertas y
concretas, claro desde el gran espectro que existe al hablar de historia y de una minoría
social. Los roles femeninos empiezan a dar ciertos cambios a medida que el mismo entorno lo
empieza a hacer, las mujeres helenísticas como abre Pomeroy son claramente distintas a sus
antecesoras.
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Inicialmente centra la investigación en Grecia y el paradigma de Atenas para realizar un


comparativo con Esparta y Egipto. Los cambios en el sistema de las polis y la llegada y
dominio de dinastías de macedonios es un antecedente con el que Pomeroy, desplegará las
distintas manifestaciones de la mujer en los siguientes ámbitos: la protección familiar, roles
legales y económicos, la educación y la composición de las relaciones sexuales. Ella marca
conceptos claros que derivan de las acciones por la mujeres y hombres y la posición que
debían mantener, la primera (privado) y el segundo (público). Estos se fueron transformando,
la mujer comenzó a poseer adquisición y uso del poder económico -más por razones
diplomáticas y solo en un sector el oikos- en cada región el papel fundamental se concibe de
manera única, pero se mantiene la imagen ideal de la figura femenina. Por último, Pomeroy,
posiciona esta evolución (la educación, los contratos matrimoniales, la representación de la
mujer en escultura), a tres factores: la influencia de los filósofos, la acciones de las mujeres
de la realeza y el aumento del poder económico de la mujer (Ibid, 1999, pág 169). Todo esto
se mantiene unido al cambio por el que atravesaba la polis y de la realización individual que
se buscaba y en el que las mujeres empezaron a participar.

"Aunque las fuentes escritas intentaran transmitir la imagen de una extrema rigidez en la
separación espacial entre mujeres y hombres y aunque el ideal social fuese que las mujeres no
abandonasen la casa, su participación en las actividades sociales, económicas y religiosas
exigían que lo hicieran; la contradicción se negociaba de diversas formas y seguramente
mediante una compleja serie de normas y prohibiciones que permitiesen el fundamento de la
ideología y la realidad viva" (Gurina, 2008, pág. 88)

Luego traslada el paradigma hacia Roma, donde la matrona era un caso especial. Subraya las
contradicciones que existían de la mujer “ideal” y “la real”. Por un lado la admiración de la
mujer acaudalada al realizar actos políticos y manejar salones literarios, pero la censura que
existía cuando excedían los límites de los sexos. Igualmente, el culto a la maternidad y la
univira. Los valores tradicionales fueron idealizados y usados políticamente -práctica
antigua-; al final de la república Pomeroy destaca que las mujeres eran ya las que elegían sus
alianzas. También se caracterizó la propaganda de mujeres idealizadas como Cornelia. Cabe
resaltar los problemas existentes frente a la identificación de la mujer como miembro de la
familia, por otra parte, la gran distinción entre las mujeres griegas y romanas, las primeras
más en contacto con el cobijo del oikos y las segundas más independientes. Este rasgo debido
a la naturaleza de Roma de conquistar y gobernar territorios lejanos, lo que produjo, mujeres
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que buscaban la individualidad y matrimonios inconstantes, estas prácticas parecen apuntar a


nuevos fenómenos en las estructuras reales de las familias .

Las diferencias entre las mujeres acaudaladas y las de clases bajas, se pueden situar en la
esclavitud, el cuerpo con fines sexuales y la comercialización de la mujer . Pomeroy
considera que la información es escasa en la mayoría de actividades sociales y las fuentes
utilizadas son de datos demográficos de los pocos entierros y los “graffitis”. La autora saca
conclusiones interesantes sobre las mujeres pobres donde propone que su situación era peor
que el de las esclavas y su manutención era por medio de la prostitución.

Grecia y Roma entendían el caos político debido a la “degeneración” y “libertad” femenina.


Los cultos religiosos y la participación de las mujeres era un hecho natural, cabe resaltar la
importancia de Isis una divinidad femenina suprema. También la desproporción que existía
frente a los hombres, mostrado en los censos realizados, aunque, no son evidencias
contundentes como menciona Pomeroy, corrobora que la mujer era una minoría social, con
poca visualización. Hogares compuestos en el que las niñas podían ser continuamente
abandonadas, revela cómo se contradecía, el modelo de maternidad y que las acciones de los
individuos mostraban una separación inmensa entre lo ideal y real.

Finalmente ¿pueden ser las fuentes literarias una fuente real de la mujer? Pomeroy y algunos
textos como el de Esclapes nos demuestran que no, son en cambio una idealización o un
instrumento. ¿La no participación era realmente un problema para la mujer? ¿Ellas estaban
totalmente silenciadas? desde el punto de vista actual diríamos que sí, pero la situación social
de la mujer debe ser entendida desde un panorama más amplio, en el que las necesidades
sociales son distintas, eso sí, el papel secundario de la mujer frente al hombre es un hecho.
Pero sus deseos de buscar una individualidad son sorprendentes y demuestran que eran
portadoras de un gran poder intelectual también.

El trabajo final de la autora es un texto sencillo, con un tema atractivo y sensible, ademas,
ofrece aportes importantes para continuar con el estudio de la mujer. Se destaca de su trabajo
la gran gama de testimonios, tanto literarios como históricos e incluso demográficos, ademas
de los clasicistas el libro está dirigido hacia los interesados en el papel de la mujer en la
antigüedad y su influencia en la actualidad.
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Desde la introducción Pomeroy argumenta que los estudios frente a la mujer no han sido
rigurosos, por lo tanto, muchas de las conclusiones que saca la autora son especulaciones.
Aún quedan temas por abordar, sobre todo en las clases más bajas pues como ella declara al
principio, esto es en un libro prácticamente imposible (Ibid, pág, 12), pero su propósito al
posicionar a la mujer en la historia, en el que ella es el papel principal es un logro, aunque,
encontramos datos en su mayoría solo de mujeres cuyos familiares fueron notables.

Este libro es consecuente con la oleada feminista de 1970 con mujeres como Simone de
Beauvoir. Resultará una imagen extraña, transgresora el mirar las mujeres de la antigüedad
desde nuestra cultura, pero reflexionar sobre las cuestiones del pasado y enfrentarlas a la
actualidad es un ejercicio necesario, puesto que, muchos de nuestros debates de género se han
dado desde antes de Cristo. Gabriele Schor en 1968 recordará :“el movimiento feminista creó
el lema “lo privado es político” y se abrió entonces un debate en la sociedad sobre asuntos
privados como la maternidad, el papel del ama de casa, de ser bella, la sexualidad femenina y
la violencia contra las mujeres" (Lorente, 2013), todos estos problemas sociales ya debatidos
en la antigüedad, configuran a la mujer como un tema de investigación vigente.

Bibliografía

Esclapes, R. (1996 ). La mujer en la antigüedad clásica. Asparkía. n.6. pp.117-134

Gurina, M. P. (2008). Alguien se acordará de nosotras. Mujeres en la ciudad griega antigua.


Barcelona: Bellaterra.

Lorente, S. (5 de agosto de 2013). Feminismo de los 70: más allá de Simone de Beauvoir. El
País , pág. 2.

Pomeroy, S. (1999). Diosas, rameras, esposas y esclavas: mujeres en la antigüedad. Madrid:


Akal .
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