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Migración y Enriquecimiento Cultural.

“Los espejos están llenos de gente.


Los invisibles nos ven.
Los olvidados nos recuerdan.
Cuando nos vemos, los vemos.
Cuando nos vamos ¿se van?”
Eduardo Galeano.

“Si nos encerramos en nosotros mismos, hacemos más profunda y


exacerbada la conciencia de todo lo que nos separa, nos aísla y nos
distingue. Y nuestra soledad aumenta…”
Octavio Paz, El Laberinto de la soledad.

Vivimos hoy en un mundo convulso donde no bastan las palabras


para delimitarlo y donde las definiciones de las mismas más que
aclarar confunde. Una mirada a vuelo de pájaro sobre términos, de
uso frecuente hoy, como cultura o globalización, que corren por
caminos diversos sin encontrar para sí mismas un factor común que
las identifique y las defina nos obligan a repasar el diccionario. Las
palabras cultura y globalización carecen de una definición
universalmente aceptada encontrando en los diccionarios de la
lengua, ideológicos o económicos las más variadas interpretaciones
de los términos en cuestión. Desde este punto de vista los conceptos
que de ellos se derivan dejan de ser funcionales, por lo que, siendo
pragmáticos, debemos enunciar un significado particular cuando
queremos abordar problemas concretos. No digo estas cosas por
satisfacción mía y fastidio de ustedes sino porque para abordar la
relación existente entre la cultura y la migración tendremos que
examinar algunos elementos del concepto de cultura que nos
permitan estudiar el impacto migratorio de los grupos humanos que
comparten una identidad cultural. Así mismo analizaremos la
migración como un factor que influye positivamente en las culturas
de acogida a través de su interacción y mestizaje.
Permítaseme incluir algunas definiciones y datos estadísticos de la
ONU en relación con el asunto en cuestión:
Según la Organización de Naciones Unidas
Los términos inmigración y emigración se utilizan para
referirse a los movimientos entre los países, mientras
que la migración interna especifica el movimiento
dentro de un país.1

Emigrante. Es toda persona o migrante que se


moviliza desde su lugar de procedencia a otro, posee
la calidad de emigrante respecto del lugar que deja.
Inmigrante. Toda persona o migrante que se moviliza
desde su lugar de procedencia a otro, posee la calidad
de inmigrante respecto del lugar de llegada.

Los movimientos migratorios pueden ser definitivos o


temporales, voluntarios o forzados, e internos o
internacionales.

Hay otro tipo de migración conocida como pendular


que se refiere a los desplazamientos que se hacen a
diario entre el lugar de residencia y el de trabajo.

CAUSAS DE LA MIGRACIÓN

De acuerdo al Fondo de la Naciones Unidas las causas


principales que motivan la migración internacional
son:

• La búsqueda de una vida mejor para una persona y


su familia.

• Las disparidades de ingresos entre las distintas


regiones.
• Las políticas laborales y migratorias de los países de
origen y destino.

• Los conflictos sociales y políticos que impulsan la


migración transfronteriza.

• La degradación del medio ambiente, que incluye la


pérdida de tierras de cultivo, bosques y pastizales.

• Migración de jóvenes con mayor nivel de calificación


académica.
La deslocalización de las empresas, provocada por la
globalización económica, con los consiguientes
perjuicios para el país de origen y el país de destino.

De acuerdo al Consejo Nacional de Población las causas


principales que motivan la migración internacional son:

• Factores vinculados con la oferta-expulsión de fuerza de trabajo.

• Factores asociados con la demanda-atracción.


• Factores sociales que ligan a los migrantes con la familia, los amigos,
las comunidades de origen y las de destino.

cambio climático, la desertización, etc, etc.

Según el informe Migraciones Internacionales y Desarrollo, del Secretariado


General de Naciones Unidas, de mayo de 2006, la expansión de los procesos
migratorios en los últimos 30

años ha sido extraordinariamente importante. El número de Las guerras, los


conflictos internos, el deterioro de las tierras, etc. los migrantes, que en
1965 era de 75 millones, pasa a 155 millones en 1990 y a mas de 200 millones en
2005, lo que representa un aumento anual superior al 2,60%, mientras que el de la
población mundial total apenas llegaba al 1,7% al año.

El sectarismo de los Estados, la interesada demagogia de los políticos y la


ignorancia general sobre este tema exigen una clarificación de sus supuestos
básicos, comenzando por deshacer la confusión que reduce las migraciones a las
solas emigraciones.

No se ha logrado que exista el derecho total de migrar, pues, aunque el artículo 13


de la Declaración Universal de Derechos Humanos reconozca el derecho de
emigrar, ha sido imposible introducir en ningún marco legislativo el derecho
complementario de inmigrar. Cierto que el derecho de asilo y el derecho de
reagrupación familiar han sido brechas posibles, pero que han dado poco de sí,
por lo que ahora se están explorando las posibilidades que ofrece el derecho a la
"migración de instalación" en el marco de las integraciones regionales, como es el
caso de la Unión Europea y sobre todo de la Comunidad Económica de los
Estados de África

Oriental (CEDEAO).

En España la recepción de inmigrantes con certificado de registro o tarjeta de


residente en vigor, de conformidad con los ficheros de la Dirección General de la
Policía y de la Guardia Civil a 31 de Marzo del 2008 llegaba a 4.192.835 sin tener
en cuenta ilegales, asilados y trabajadores transfronterizos. De éste total
2.230.180, es decir el 53.2% corresponden a extranjeros incluidos en el régimen
general y 1.962.655, es decir el 46.8% corresponden al régimen comunitario, del
que forman parte los ciudadanos de la Comunidad Económica Europea.
Con estos datos trataremos de hacer un enfoque constructivo de la situación.
Debemos tener presente que, el esclavismo, el vasallaje y cualquier otra forma de
subordinación del hombre por el hombre desapareció para siempre en el espíritu
de las mayorías con la Revolución Francesa que convirtió al súbdito en ciudadano
de pleno derecho. Los valores de dicho movimiento, la libertad, la igualdad y la
fraternidad emprendieron una larga trayectoria que han hecho del ciudadano de
éste nuevo siglo que comienza su andadura un titular del Estado de Derecho; un
titular del Estado de bienestar y un titular de la participación política a través de las
instituciones democráticas. Titularidades estas que se han ofrecido al resto del
mundo como un ejemplo de cultura y civismo. Hoy ningún ciudadano aceptara que
se le nieguen estos derechos ni a él, ni a ningún ser humano. De ahí que, estos
derechos que son nuestra carta de presentación ante el mundo, no pueden
otorgarse por vía de excepción. Los inmigrantes, como seres humanos, cuando
pisan territorio Europeo, cuando pisan la Europa de las Libertades han de ser
tratados como ciudadanos iguales. Todo lo demás seria olvidar que la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano se proclamo en Europa
como un valor Universal, pero la realidad no confirma la regla. La ausencia de
dichos derechos para los inmigrantes lo confirma, nos basta con un somero
recorrido por las legislaciones sobre inmigración de algunos países Europeos para
comprender que algo está fallando en nuestro sistema de defensa de las libertadas
ciudadanas.

Permítaseme, para reforzar mis palabras traer aquí una cita de Alain Touraine,
quien en un artículo para la revista La factoría, titulado “Indicadores para el diálogo
intercultural” afirma:

“Simplemente pido que, primero, se rechace, ante todo, todas las formas de
búsqueda de homogeneidad. Segundo, se reconozca la pluralidad de las formas
de cultura minoritaria. Tercero, que todo el mundo acepte la idea de que hay que
combinar, de una manera u otra, la participación en un mundo internacionalizado
prácticamente económico y tecnológico con la renovación o la creación de
proyectos culturales específicos. Y. finalmente, y es el punto más concreto, pero
que ya supone haber RESUELTO GRANDES PROBLEMAS, creo que es muy
probable que se mantenga una cierta dualidad de modelos entre los países, sean
Estados Nación, grupos culturales o regiones, etc. Unos insistirán en la necesidad
de mantener una definición de ciudadanía como vinculo social sin contenido
cultural, tipo revolución Francesa o revolución Americana. Otros, se inclinaran por
el modelo que dará mucha menor importancia al Estado, incluso en su forma más
democrática, y que se define básicamente por la limitación del Estado y por la
autonomía de las comunidades. Para hablar según el viejo vocabulario del siglo
XVIII, hay una tendencia a Jhon Locke y una tendencia a Jean Jacques Rousseau,
pero ambas se encontraban en la Constitución Americana y en la Declaración
Francesa. Cuando se llega a este punto el debate se hace bastante civilizado”.
Y, acaba afirmando Alain Touraine:

“Creo, no obstante, que los grandes peligros ya quedan algo lejos, actualmente no
debe existir el peligro de un totalitarismo cultural, que es tan duro e insoportable
como las demás formas de totalitarismo”

Es con estos mimbres que debemos construir el nuevo mundo cultural, su


urdimbre debe ser levantada alejándonos del totalitarismo cultural en relación con
la inmigración y teniendo presente que, las condiciones previas serian:

El derecho a la ciudadanía sin excepciones

El derecho a la inserción laboral sin restricciones

El Derecho al desarrollo de las potencialidades creativas individual y


colectivamente, y, por ultimo

El derecho al disfrute pleno del Estado de Derecho y del Estado de

Bienestar.

Es necesario igualmente dotar el proceso de la migración de un marco jurídico


común, eficaz e interinstitucional. Se de las inmensas dificultades que presenta
este proceso, tanto más cuanto que, ni siquiera ha sido posible formular una carta
común de Derechos y obligaciones de los inmigrantes dado que el convenio para
la protección de los trabajadores inmigrantes suscrito en 1990 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas y ratificado después de un larguísimo proceso
que abarca dos décadas por 37 Estados escasamente funciona, por no decir que
esta en terreno muerto. Igualmente el Foro mundial para la Emigración y el
Desarrollo de la ONU, liderado por Kofi Anan, no ha llegado a convertirse en el
instrumento de promoción normativa y de coordinación ejecutiva que se necesita.
De otra parte, calificar de progresista, como se presento, la aprobación de la última
Directiva Europea, que regula de forma indebida y arbitraria, la expulsión de
inmigrantes y la deportación de menores no deja de ser provocadora. Para bien de
todos, también hay que afirmar que, la carga negativa de la directiva,
lamentablemente aprobada, es abrumadora entre la Ciudadanía Europea. Dicho
esto tenemos que admitir que el problema sigue vigente, que es responsabilidad
de todos y que, por lo mismo, quienes nos llamamos progresistas tenemos la
obligación de acercar posturas y buscar soluciones. Es urgente que
comprometamos todos nuestros esfuerzos para exigirle a las autoridades
nacionales y a las entidades internacionales la elaboración de una Carta Común
sobre las migraciones que sea obligatoria para todas las Naciones, o al menos,
una directiva común, con fuerza de cumplimiento, que funcione como un código
de los organismos mundiales que evite interpretaciones tendenciosas y proteja de
una vez por todas a los emigrantes. En este proceso debe integrarse toda la
sociedad: El Estado, los Ciudadanos, las organizaciones sindicales, las ONG, las
administraciones, los partidos políticos, la iglesia etc. Etc.

Las migraciones son un proceso que forma parte del desarrollo integral de las
sociedades con efectos positivos sobre las comunidades de origen y destino
cuando son encausados adecuadamente. Tradicionalmente se ha pensado, no sin
cierta razón, que las migraciones están impulsadas por la falta de oportunidades
laborales y educativas, por la marginación a la que está sometida un inmenso
porcentaje de la población mundial o por graves problemas políticos internos. Sin
embargo, a día de hoy, las migraciones tienen connotaciones más profundas como
producto de la globalización económica, la deslocalización de las industrias y por
ende de la mano de obra, el surgimiento de una nueva cultura mundial
especialmente tecnológica que determina y modifica las ideas y la forma de
comunicarnos permitiendo, en tiempo real, el intercambio de ideas, necesidades,
practicas, valores y actitudes antes desconocidos, que interactúan en los
comportamientos de las sociedades receptoras de estos conocimientos,
integrando de una manera efectiva la comunidad mundial. Este fenómeno, propio
del siglo XXI, afecta de manera especial a las gentes jóvenes y promueve de
manera exponencial la movilidad de las sociedades, las migraciones. Ha sido el
surgimiento de las nuevas tecnologías las que han traído con sigo la incorporación
de los medios masivos de comunicación en la vida cotidiana, creando importantes
redes masivas de comunicación alrededor del mundo, manteniendo a la población
intercomunicada entre sí. Estos procesos han generado a la vez un intercambio
entre las características de vida tradicionales y las que comienza a generar las
expectativas de un nuevo mundo. Las nuevas generaciones de ciudadanos ya no
se caracterizan por el deseo de acceder a nuevos espacios y mejores recursos
económicos, lúdicos, informativos, educativos, y mayor espacio político,
democrático e institucional; las nuevas generaciones se consolidan como un
conglomerado diferente y fuerte que cuenta con nuevas herramientas y nuevas
capacidades para alcanzar una nueva sociedad, un nuevo mundo en constante
expansión y desarrollo, donde aplicara todas sus experiencias en beneficio de una
nueva sociedad. El mundo que nosotros conocíamos hoy comienza a sernos ajeno
y distante.

Todo cambio cultural atraviesa por un proceso de modificaciones del


comportamiento subjetivo individual, social y familiar etc., etc. Un proceso
continuo, complejo de readaptaciones que deben ser resueltas con diferentes
medidas tendientes a evitar el colapso y a hacer menos severos los cambios, tanto
más si ellos, abarcan aspectos tan importantes como forma de vida, costumbres
en general, códigos éticos y existenciales, vínculos familiares, amistosos, hábitos
alimenticios, idioma, religión, prácticas políticas y restricción de derechos en
relación con los habitantes del lugar de acogida.
Los cambios, por sencillos que parezcan, implican modificaciones significativas de
la noción de cultura. Se modifica, total o parcialmente, el mundo real en que se ha
vivido para adaptarse a los nuevos simbolismos del nuevo mundo en que se vive.
Es por ello que el emigrante siente que rompe, pierde sus raíces, y se siente frágil
ante su nueva realidad sobre la que no tiene ningún control dando origen a una
amplia variedad de conflictos que afectan su relación con el mundo externo que le
rodea. Dice el Sociólogo Josep Burcet que, “La cultura de cada pueblo se
empieza a ver como lo que da forma a la manera de vivir de las
personas de una manera parecida a cómo el genoma condiciona a los
organismos vivos o, salvando las distancias, como el "software" que
da forma a lo que pueden hacer los ordenadores. Siguiendo con esta
analogía, se podría decir que la cultura viene a ser como el sistema
operativo y el software de las sociedades”.
Antes de traer aquí lo que consideramos indispensable realizar para
hacer viable el enriquecimiento cultural de la sociedad a través de las
migraciones es importante citar como ejemplo de de éste hecho a
Richard Pells en su obra “¿Existe el Mcmundo?” donde afirma que,
la cultura Norte Americana es un ejemplo de enriquecimiento
cultural debido a la acción permanente de influencias extranjeras,
dado que, al ser un país de inmigrantes desde sus orígenes, su cultura
ha recibido, a través de las migraciones influencias foráneas de todo
tipo, académicas, artísticas, literarias, ideológicas, científicas, que se
reflejan en todas las formas en su cultura popular, en todas las
actividades de su vida social, a tal punto que, contrario a lo que
puede pensarse sobre la influencia norteamericana no ha pretendido
colonizar el mundo culturalmente, sino que, Estados Unidos gracias
a la diversidad de culturas que en él se alojan se ha convertido, sin
habérselo propuesto, en una réplica del mundo que de una u otra
manera queremos imitar.
Planteado así el problema, aun que tiene mucho de verdad, está un
tanto alejado de la realidad por cuanto deja de lado los problemas de
integración social y adaptación cultural de diversos grupos en el
interior del país. Igualmente y con mayor complejidad aun debe
tenerse presente el frecuente uso de la identidad cultural utilizada
por algunos grupos que buscan conseguir el poder político o
mantenerse en él como instrumento para conseguir movilizaciones
que, al reforzar la identidad étnica se trasforma en herramienta para
combatir y satanizar a los otros y justificar la violencia étnica.
A fin de evitar las actitudes negativas descritas y generar las
condiciones imprescindibles para fomentar que la inmigración sea
vista como un factor de enriquecimiento y diversidad cultural es
fundamental, desde las instituciones gubernativas, gestionar
adecuadamente las migraciones para conseguir una inserción
efectiva del inmigrante dentro de la sociedad de los países de
acogida y dentro de su cultura. El primer obstáculo que hay que
salvar es el que dice relación con el reconocimiento de la diversidad
cultural y el respeto a los derechos fundamentales y culturales de
todas las culturas presentes en el organismo social. La integración
de los inmigrantes precisa del respeto por su identidad, pero el
inmigrante debe tener presente que es su deber respetar la lengua, la
cultura, las tradiciones y el ordenamiento jurídico e institucional de
la sociedad de acogida. De otra parte, la integración del inmigrante
requiere de inserción en la vida laboral que le permita realizarse y
demostrar su capacidad y potencialidad; acceder igualmente al
ejercicio pleno de los derechos políticos y ciudadanos. Con ello se
permite al inmigrante mantener su cultura y a la vez la obediencia
debida, con los deberes y obligaciones que le imponen, en
condiciones de igualdad, la sociedades de acogida, que a su vez, con
esas bases, asimilaran e integraran al inmigrante al considerarlo
como un igual, ambas culturas, con ese presupuesto, saldrán
beneficiadas. Sé que en diferentes ámbitos sociales y políticos hay
personas interesadas, más por mezquindad de espíritu que por otra
cosa, para impedir llevar a buen puerto el proceso de integración,
pero es interés y obligación del estado y las instituciones imponer
los criterios de ley necesarios para evitar distorsiones que afecten el
proceso creando guetos y conflictos que enrarecen y complican la
vida social.
Para finalizar quiero recordar, para que no olvidemos, las palabras
de Albert Camus, “Todo Muro es una Puerta”, al respecto, Eduardo
Galeano nos recuerda que, vivimos rodeados de muros: los de
Cisjordania, el que levanta Estados Unidos Frente a México, el muro
de Marruecos contra los Saharauis, las vallas en Ceuta y Melilla, el
muro de Berlín que al fin cayo, la cortina de hierro que aún persiste
y otros que no son físicos, pero no por ello, menos traumáticos y
entre ellos, el considerar que el otro es diferente y que por lo mismo,
podemos ofenderlo, en fin, los muros de la infamia. Y se pregunta,
¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?

Muchas Gracias…
Carlos Herrera Rozo
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