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Idania Mejía

La Religiosidad Popular

En el desarrollo de esta lectura teológica, hemos descubierto la importancia de la re


significación simbólica del pensamiento latinoamericano y su importancia para las
diversas prácticas tanto religiosas, políticas y sociales de la cotidianidad de la vida
popular, tanto del pasado como de su influencia en el presente.

En este apartado intentaremos abordar la religiosidad popular y como se trasforma a


través de las diversas prácticas. En la apropiación simbólica de la lectura oficial de la vida
e interpretación religiosa, esta se percibe como una visión más práctica al acceso de la
idea Dios, es incultura la fe desde la cosmovisión sagrada y muy característica de cada
pueblo, sea este indígena o africana.

La Religiosidad Popular tiene también su alcance en el pueblo desde lo intuitivo, eso que
desde lo simbólico es más factible al conocimiento, por impacto visual y sensorial. Esto
permite que la población relacione de forma directa o indirecta el sentir del evangelio
desde las sensaciones, como una fe que desde lo intuitivo instruye en la presencia de
Dios; está presencia se mantiene viva no sólo con dogmas y liturgia sino también con lo
ritual. La práctica de la fe con estos tres elementos, dará mayor relevancia a la presencia
de los santos y sus respectivas fiestas, cada una como celebración e introducción a la
práctica religiosa.

Las prácticas de la religiosidad popular no son sólo la insistente lucha por la


supervivencia indígena, sino también la manifestación de las nuevas formas de
interpretación de lo autóctono; la figura del chaman, los cuentos, leyendas, brujos, las
fiestas y los santos entre otros. Estas figuras son la manifestación de la divinidad humana
que se hace presente en todo el cosmos y que además está en armonía con Dios, son
pues la manifestación del antes, el después y el futuro.

Prueba de ello es que incluso en la actualidad, todas las comunidades tienen un santo;
este a su vez tiene poder sobre la vida de la comunidad y la comunidad misma. Tiene la
virtud de traer a todos bajo si misma, la divinidad expuesta en la religiosidad popular
tiene su vitalidad en el centro de la vida comunitaria y sus principios; es decir dentro de
la convivencia social.
En la figura del santo se concreta la misericordia y realidad divina, la religiosidad popular
y la religiosidad institucional subsistenten simultáneamente en paralelo. Es decir el
creyente experimenta y cree en medida que esté poder esta al servicio de sus
necesidades.

Esta experiencia es válida no sólo dese la cosmovisión indígena sino también desde la
práctica pentecostal y carismática muy conocida hoy día. Estas fiestas son dentro de la
religiosidad y originalidad del mundo que las perpetua, un mero acto público
desbordado en lo religioso y que se complementa con la exigencia y disciplina ritual de
acto dirigido a la divinidad, pero que también incurre en la participación directa de un
mediador que ejecuta y trasmite la importancia de los ejercicios de devoción.

Devoción que además, dentro de la práctica ritual otorga igual que en la antigüedad
honor o vergüenza. Pará el caso de las cofradías, adquiere gran relevancia la
autosuficiencia, reflejada en la propiedad colectiva, ostentosidad y popularidad de la
fiesta de su santo. Que además otorga sentido de limitación y pertenecía con el mundo
externo dando exclusividad y una experiencia dialéctica hacia adentro de la comunidad
y sus prácticas.

La memoria y la narración son la principal fuente de trasmisión de las prácticas religiosas


así como de la devoción mariana muy peculiar de Latinoamérica y muy común en épocas
de evangelización, entre las apariciones más famosas encontramos. La Virgen de
Guadalupe, la Virgen de Cochabamba, la Virgen de la Paz entre otras. La aparición misma
es considerada un milagro pero que además abona a la originalidad y confianza de la
devoción. En algunas ocasiones la invocación se refiere al dogma como por ejemplo “La
Sagrada Concepción” y en otras adquiere el nombre significativo del lugar otorgando así
identidad interiorizada.

En América Latina se identifica por sus situaciones sociales pero también por las
situaciones culturales, así de forma peculiar las apariciones feminizan la religiosidad es
voz profética pero también maternal y que desde esa condición otorga a la devoción una
función familiar y de comunidad además de identidad nacional. En su doble concepción
también está concepción mariana fundamenta un sistema patriarcal y sintetiza el ideal
femenino, volviendo la figura del hogar el sitio supremo de tolerancia y perdón.
Podemos decir entonces desde una interpretación teológica actual, que se observa en
muchas ocasiones como una manifestación inculturada del espíritu santo en María.

La imagen de la mujer adquiere una dimensión mística pero que el algún punto se vuelve
sospechosa en la figura de la beata que se busca para pedir consejos, esto aumenta la
sospecha hacia aquellas intermediarias o a aquellas cuyas prácticas son poco comunes
pero muy significativas. Los actos de estas son en muchas ocasiones, actos públicos y
tildados de índole sexual y siendo la inquisición un proceso legal, da la pauta par a ser
acusadas y procesadas como brujas, idólatras, blasfemas, mujeres públicas o hechiceras.

Incurren en delito cuando se considera que sus prácticas tienen repercusión en algún
hombre, trayendo maleficio para su vida. La mujer se ve envuelta en un mundo de doble
función pues es buscada en favor de quien la requiere, pero si su práctica no resulta
beneficiosa es acusada. Las prácticas mágicas no son siempre sancionadas, algunos
grupos como los de la diáspora africana son excluidos y sus prácticas (al menos la
mayoría) no son vistas como peligrosas, ya que tienen menos problema a convertirse al
cristianismo.

Los mayores traficantes de esclavos negros durante el siglo XVII, ven en su práctica
esclavista una forma de salvar el alma y convertirlos a la fe, al igual que con los indígenas
se crean manuales sobre cómo acercarse a los africanos y trabajar los temas de la
trinidad, el cielo e infierno y la resurrección. Una gran cantidad se convierten fácilmente
al catolicismo y trabajan como siervos en conventos lo cual permite que existan algunas
figuras preponderantes durante la época a las cuales se les otorga fama incluso de
santidad como la figura de Martín de Porres.

La diáspora africana representa una gran y variada alternativa religiosa de las épocas pre
conquista debido a la mezcla y relación religiosa entre distintos grupos africanos y
musulmanes, representan un seguro para la revelación religiosa que funciona por
adición, pero que adquieren relevancia en la trasmisión de las religiones del espíritu y
comunión con una revelación de deidad monoteísta.

La Religiosidad Popular en América latina tiene grandes variantes y se vuelve muy rica
en desarrollo debido a aspectos culturales pre existentes y en quienes se encontró
semillas para el cristianismo.

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