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SANTIAGO (98) 2002

PSICOLOGÍA

Lilia Stevens de la Cruz

Crisis del desarrollo


psicológico:¿creación o
destrucción?

En una de las polémicas conferencias con los estudiantes de 2do


y 3er años de la carrera de Psicología, se realizó un intercambio
acerca del concepto de crisis. Por lo general, conceptualizaban
estos períodos teniendo en cuenta los aspectos negativos en el
desarrollo psicológico. Uno de los estudiantes relató una experien-
cia de su vida cuando tenía 13 años; sus padres le criticaban
constantemente y lo comparaban con su hermana mayor cuando
tenía su misma edad.
Esto ha servido como pretexto para interpretar el carácter histó-
rico/social y el desenvolvimiento del sujeto, que implica reconocer
la connotación cambiante y dialéctica del desarrollo psicológico; si
tenemos en cuenta , además, los estilos de interacción, condiciones
de vida y educación donde éste se desarrolla.
Marx considera, acerca de la ley de la Negación de la Negación,
que como toda ley de la dialéctica, es universal y eterna; en ningún
campo puede producirse un desarrollo que no niegue sus formas
110 anteriores de existencia. Lo nuevo que surge como resultado del

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desarrollo es la negación de lo viejo por lo nuevo, y a través de la
negación de la negación de lo viejo por lo nuevo.
El análisis realizado por Vigotsky en su obra El problema de la
edad, llama la atención sobre los mencionados períodos de viraje
o períodos de crisis, y como algunos autores enfatizan su
contenido negativo en primer plano, que visto superficialmente,
parece agotar todo el sentido del desarrollo en dicha etapa.1
Se escoge, como punto de mira, la edad adolescente, descrita en
muchas ocasiones como fase negativa, por el bajo rendimiento
escolar, el descenso de la capacidad de trabajo, asociado a la
desarmonía interna del desarrollo personológico en esta etapa,
entre otras características.
Cuando se produce la primera crisis, que es la crisis postnatal,
paradójicamente estamos más cerca de la muerte, pues el indivi-
duo activa sus mecanismos biológicos y procesos que le garanti-
zarán la supervivencia, lo que, por supuesto, posibilitará luego que
se pase a una etapa cualitativamente superior. Se enfatiza,
además, en la crisis de los tres años, y se observa cómo también
repercute en que el niño alcance una mayor independencia y
voluntariedad en su desarrollo psicológico que lo ayudará, en
definitiva, a hacer su entrada en una etapa posterior, matizada por
exigencias y logros para alcanzar que serán cada vez superiores
en relación con la edad precedente.
Sin embargo, algunos autores puntualizan que en el desarrollo de
las edades críticas, lo esencial es la aparición de formaciones
nuevas muy peculiares y específicas.2
En todo este recorrido dialéctico, no hay que negar que se
producen contradicciones que materializan el carácter ascenden-
te, progresivo, en espiral; se interpreta el desarrollo a la luz de la
concepción de un proceso continuo de automovimiento, que se
distingue, en primer lugar, por la permanente aparición y forma-
ción de lo nuevo, no existente en períodos anteriores.
1
L. S., Vigotsky, Tomado de problemas de la Psicología Infantil, cap. v,
Editorial Pedagógica, Moscú, 1984
2
Ibídem. 111

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En cada período de crisis, se imponen las contradicciones, lo cual


no quiere decir que siempre conduzcan hacia un conflicto.
Muchos autores han llamado también a estas contradicciones
"fuerzas motrices", del desarrollo. Es fácil ahora establecer una
analogía con el proceso revolucionario en muchos de los países
donde éstas se han producido, lo que me lleva a decir que en estos
procesos de crisis, está presente el cambio, la transformación, que
conlleva a la búsqueda de una solución, a resolver un problema
determinado o la reflexión, lo que posibilita, además, la activación
de un sujeto que aprende en una determinada "situación problémi-
ca", que pueda resolverse inmediata o mediatamente se movilizan
potencialidades, que generarán un cambio, y por consiguiente, un
aprendizaje.
Vale entonces preguntar ¿las crisis posibilitarán el ascenso a
etapas cualitativamente superiores? ¿Son realmente necesarias
las crisis en el desarrollo psicológico? ¿Qué le legan al individuo
para su futuro desarrollo personológico?
Quizás las respuestas a estas interrogantes nos obliguen a pensar
en que debemos agradecer a la aparición de estas crisis, cuyas
contradicciones posibilitan la aparición de "Neoformaciones", que
determinan el paso a una nueva Situación Social del Desarrollo.
Entre los cambios cualitativamente superiores pudiéramos citar el
encuentro del adolescente consigo mismo, en la delineación del
proceso de identidad, que se traduce en una mayor configuración
de la autoconciencia, lo que le posibilita compararse y
expresarse con otros (otras), la inserción en nuevos sistemas de
actividad y de comunicación, que le posibilitarán buscar un lugar
e incorporar roles que luego interiorizará.
Al valorar algunas de las etapas críticas del desarrollo (1,3, 7 13,17
años) descritas por Vigotsky, es importante identificar las exigen-
cias de los diferentes agentes de socialización en cada etapa y
cómo las vivencias del sujeto se interrelacionan para desempeñar
un papel determinante en los momentos de crisis, que se reflejan
en la particular relación que establece el sujeto con su medio. El
encuentro de las vivencias y las exigencias, marcan las contradic-
ciones que posibilitan la aparición de una crisis: "En su condición
112 de persona el hombre se presenta como unidad en el sistema de

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relaciones sociales, como sujeto real de dichas relaciones, ahí


radica el núcleo positivo del criterio según el cual el concepto de
persona constituye una categoría social y no psicológica". 3
Se considera, que las crisis del desarrollo son períodos que pese a
una corta o larga duración, pueden producir un aprendizaje
determinado; que logre ser significativo o no dependerá precisa-
mente de las condiciones históricas imperantes y del tipo de
relación que el individuo establezca con el medio social y cómo
interactúe con éste. Es importante hablar, entonces, del papel que
le corresponde desempeñar a toda la comunidad educativa; es la
encargada de posibilitar que este niño o adolescente transite por
estos períodos, sin negar el carácter creador del desarrollo; de
cómo confluyen las diferentes influencias educativas y cómo
cada una de ellas debe tener clara su incidencia, sin atiborrar y
dislocar el proceso.
Para ello, es necesario conocer e interpretar las características
cambiantes de las situaciones históricas donde se desarrollan los
sujetos; como dije anteriormente, las exigencias de estas situacio-
nes y cómo están preparados estos sujetos desde las vivencias,
experiencias emocionales y potencialidades que poseen, dando
una importancia vital a la familia y a la escuela, cuyos agentes de
socialización, en ocasiones, simplifican las regularidades de estas
etapas. Es necesario entender, además, que las contradicciones
externas de estos procesos cristalizan en contradicciones internas
en el individuo, que es el que, atendiendo a sus recursos y
potencialidades, tendrá que vivenciar y resolver, por lo tanto
preparemos a niños y adolescentes para que aprendan a transitar
por otros períodos de viraje, que serán ineludibles en próximas
edades. Sería interesante, y además provechoso, posibilitar el
aprendizaje actitudinal, que favorezca una mejor representación,
de lo que quiere decir una crisis en el desarrollo psicológico.
En el artículo "Adolescencia Estudiantil y Desarrollo de la
Personalidad", se plantea que hay que entender a las crisis del
desarrollo desde una posición social que ocurre con este adoles-

3
S. L., Rubinstein, Psicología general: Principios, categorías y métodos,
Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1963. 113

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cente o niño, que se desarrolla en una Sociedad cambiante, "no


hablemos de tecnología, sino de mentalidades que también cam-
bian, familias e instituciones educativas que también atraviesan
una crisis.4 Se puntualiza, además, el papel de las instituciones
educativas al enfatizar." Se puntualiza, además, que la escuela
tiene un papel central tanto en la formación de la personalidad,
como de las capacidades que permitan al adolescente desarrollar
operaciones que hagan efectivo el conocimiento que tienen,
"aprender qué y aprender cómo, dando una significación a el
aprender cómo "
En la concepción vigotskiana se reitera en cómo podemos evaluar
el desarrollo psicológico alcanzado al diagnosticar la zona de
desarrollo próximo, al interpretar los cambios que se producen en
el desarrollo psicológico de niños y adolescentes. No hay que
olvidar los cambios que se producen en el desarrollo de su
personalidad. En el proceso de desarrollo varían los diferentes
aspectos de la actividad psíquica; se produce una acumulación,
una variación de los modos de actuar; se aprende a realizar una
mayor cantidad de operaciones; varían los conocimientos y
representaciones; se crean nuevos motivos e intereses que se
materializan en esa unidad reguladora de lo cognitivo y lo afectivo.
Como ha explicado Vigotsky en sus postulados y principios, el
desarrollo no interrumpe jamás su obra creadora y hasta en los
momentos críticos, se producen procesos constructivos. Esta
labor destructiva se realiza en los períodos indicados como
elemento imprescindible para el desarrollo de las propiedades y los
rasgos de la personalidad. 5

4
R. F., González, La personalidad, su educación y desarrollo, Editorial
Pueblo y Educación, 1995.
5
114 L. S. Vigotsky, op. cit.

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Bibliografía

Afanasiev, V. G; Fundamentos de la Filosofía, Editorial Progreso,


Moscú.
Fariñas, L.G; Psicología Educativa. Selección de Lecturas. Editorial
Félix Varela, La Habana, 2001.
González, R.F; La personalidad su educación y desarrollo, Editorial
Pueblo y Educación, La Habana, 1995.
Petrovsky, A.V.; Psicología Pedagógica y de las Edades. Editorial
Pueblo y Educación, Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana,
1981.
Rubinstein, S. L.; Psicología General: Principios, categorías y
métodos, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba, 1963.
Segarte, A., Lecturas de Psicología Pedagógica (Compilación)
Universidad de La Habana, Cuba, 1983.
Vigotsky, L. S., Tomado de Problemas de la Psicología Infantil,
Capítulo V, Editorial Pedagógica, Moscú, 1984.

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