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ORAR-LEER LA PALABRA

Cuando nace un bebé, su necesidad más inmediata es tomar algo de leche para su
alimentación. Sin la alimentación la nueva criatura no sólo crecerá
inadecuadamente, sino que pronto se volverá muy débil y finalmente aun morirá.
Después que somos salvos y nacemos de nuevo, nuestra necesidad más inmediata
también es que aprendamos cómo tomar al Señor como nuestra leche y
alimentación espirituales. Sin esta alimentación espiritual, tampoco tenemos
manera de crecer adecuadamente y dentro de poco estaremos muertos
espiritualmente.

En los Evangelios, el Señor Jesús se presenta como un banquete para que lo


bebamos y lo comamos. El dice en Juan 4 que El es el agua viva para que la
bebamos. En el sexto capítulo del mismo libro El dice que El es el pan de vida para
que lo comamos. Después la Biblia dice en 1 Corintios 12 que " ... a todos se nos dio
a beber de un mismo

Espíritu". Nosotros le bebemos, le comemos y de tal modo le disfrutamos y le


recibimos como nuestra alimentación espiritual. Tenemos que alabar al Señor
porque Jesucristo se nos ha presentado como un banquete para satisfacer toda
nuestra necesidad y ser toda nuestra provisión. Todos sabemos que Su nombre es
el gran YO SOY, el cual significa YO SOY todo lo que Mi pueblo necesita.

LA PALABRA DE DIOS

SIENDO ALIMENTO PARA NOSOTROS

En 1 Pedro 2:2-3 tenemos un pasaje muy importante. "Como bebés recién nacidos,
anhelad la leche sin engaño de la palabra, para que por ella crezcáis hacia la
salvación, si habéis gustado que el Señor es bueno". Estos versículos son
importantes para nosotros porque nos dicen claramente cómo gustar al Señor:
bebiendo "la feche sin engaño de la Pala-bra". Si queremos gustar a Cristo, debe-
mos ingerir la leche de la Palabra. Entonces seremos nutridos para el creci-miento
espiritual. ¡Alabado sea el Señor, la Biblia dice gustado! No dice que sabemos este
aspecto o aquel aspecto acerca del Señor, sino que gustamos al Señor. Cuando
bebemos la leche de la Palabra, realmente estamos gustando al Señor. Por lo tanto,
la manera para que gustemos al Señor es simplemente beber la leche de la Palabra.
La Palabra no es sólo para que la estudiemos o la aprendamos, sino que aún más,
es para que la gustemos. La forma en que el Señor nutre a Su Cuerpo es por Su
Palabra. Si deseamos disfrutar al Señor y ser nutridos por el Señor, debemos venir a
la Palabra para gustar al Señor.

Sin embargo, el concepto que la mayoría de nosotros tenemos de la Biblia, es que


ella es una especie de enseñanza, un libro lleno de doctrinas. Por eso, venimos a la
Palabra con la intención de entender y de saber algo. En toda nuestra vida cristiana,
¿cuánto de la Palabra hemos ingerido como alimento para nuestro espíritu?
Debemos contestar honradamente que la mayoría de nosotros hemos ingerido muy
poco. No debemos venir a la Biblia sólo para aprender y entender. La Biblia no es el
árbol del conocimiento; ¡es el árbol de vida! Si tomamos la Palabra de Dios como el
árbol del conocimiento, empleamos mal la Biblia, porque 2 Corintios 3:6 nos dice
que la letra mata. Nunca debemos tomar la Biblia como un libro de letras, sino
como un libro de vida.

Todos los cristianos saben que la función de la Palabra de Dios es revelarnos a Dios.
Aunque esto es cierto, ésta no es su función principal. La función principal de la
Biblia es impartir a Dios dentro de nosotros como vida y como la alimentación de la
vida. No es solamente para darnos conocimiento acerca de Dios y de Su amor, sino
para impartir a Dios mismo dentro de nosotros. Cada vez que leemos la Biblia, no
debemos tratar simplemente de conocerla o de entender-la, sino que debemos
tomar algo de la esencia de Dios dentro de nosotros, así como tomamos nuestro
alimento. Entonces, como alimento, esta sustancia será asimilada dentro de nuestro
propio ser.

Primera de Timoteo 4:6 dice que somos "nutridos con las palabras de la fe". Sin
duda hemos leído este versículo muchas veces, ¿pero hemos notado la palabra
"nutridos"? ¡Alabado sea el Señor! El concepto del apóstol Pablo era que la Palabra
de Dios es alimento para nutrir a los hijos de Dios. Nosotros también debemos tener
el mismo entendimiento respecto a la Palabra de Dios. No debiéramos considerarla
sólo como conocimiento, sino como alimento para nutrirnos y suplirnos siempre.

Primera de Timoteo 1:10 habla de las cosas que son contrarias a la "sana doctrina".
Según el texto original, la palabra "sana" aquí significa "saludable". La Palabra de
Dios no es sólo doctrina sana para la mente, sino doctrina saludable para la vida.
Esta palabra "saludable" en griego es equivalente a la palabra española "higiene".
La higiene está muy relacionada con la salud. Debemos tener más que una palabra
sana; debemos tener una palabra saludable que nos nutra y nos suministre.

Las Escrituras contienen por lo menos tres ejemplos de los que comieron la Palabra
de Dios. El primero es Jeremías, quien dijo: "Fueron halladas tus palabras, y yo las
comí" (Jer. 15:16a). Comer algo no es simplemente recibirlo, sino asimilarlo.
Asimilar es recibir algo dentro de usted, digerirlo y hacerlo una parte de usted
mismo. El segundo ejemplo de alguien que comía la Palabra de Dios consta en el
libro de Ezequiel, donde el profeta Ezequiel comió la Palabra de Dios (Ez. 3:1-3).
Luego en Apocalipsis 10 leemos que el apóstol Juan también comió la Palabra de
Dios.

Jeremías dijo: " ... y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón" (Jer.
15:16b). Esto es una clase de disfrute. Después de comerse, la palabra se convirtió
en gozo y también en regocijo. La Palabra de Dios es un disfrute; después que es
ingerida en nosotros y asimilada dentro de nuestro propio ser, se convierte en gozo
por dentro de nosotros y en alegría por fuera. David dijo: "¡Cuán dulces son a mi
paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca" (Sal. 119:103). Verdaderamente la
Palabra es un disfrute; es aún más dulce y más agradable que la miel a nuestro
paladar.

Por estos versículos nos damos cuenta de que la Palabra de Dios no es sólo para
que la aprendamos, sino que aún más, es para que la saboreemos, la comamos, la
disfrutemos y la digeramos. Aun el Señor Jesús habla de la Palabra de Dios como
alimento espiritual: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios" (Mt. 4:4). Cada palabra que procede de la boca
de Dios es alimento espiritual para nutrirnos. Este es el alimento por el cual
debemos vivir.

LA ESENCIA DE LA PALABRA DE DIOS

¿Cuál es la sustancia, la esencia de la Palabra de Dios? La respuesta se encuentra


en 2 Timoteo 3:16: "Toda la Escritura es soplada por Dios... " (lit.). La versión Reina
Valera dice: "inspirada por Dios", pero el significado en el idioma original es soplada
por Dios. Toda la Escritura es el aliento de Dios. Sabemos que Dios es Espíritu (Jn.
4:24); el Espíritu es la esencia y la naturaleza de Dios. Dios es Espíritu (al igual' que
una mesa es madera). Puesto que la Palabra es el aliento de Dios, y Dios es Espíritu,
¡todo lo que es espirado de Dios debe de ser Espíritu! Así la esencia o la naturaleza
de la Palabra de Dios es Espíritu. No es solamente un pensamiento, una revelación,
una enseñanza o una doctrina, sino Espíritu. El Espíritu es la sustancia misma de la
Palabra de Dios. Ahora vemos por qué el Señor nos dijo que las palabras que
hablaba son espíritu y vida (Jn. 6:63). Una revelación, pensamiento o enseñanza,
nunca podrían ser vida, pero porque la Palabra es Espíritu, ella es vida. La
naturaleza de este libro es la propia esencia de Dios mismo. Cada vez que tratamos
con este libro, ¡debemos darnos cuenta de que estamos tocando a Dios y tratando
con El!

INGIRIENDO LA PALABRA POR LA ORACION

Habiendo visto que la Palabra de Dios es la propia esencia de Dios mismo y que es
para nuestro disfrute y alimentación espiritual, ahora debemos ver la forma
apropiada de venir a la Palabra. ¿Cuál es? Debemos mirar la Palabra de Dios como
consta en Efesios 6:17-18. Para hacer más claro el versículo 17, es mejor añadirle
una palabra que es absolutamente correcta conforme a la construcción gramatical
del idioma original. Podemos traducirlo de esta manera: "Tomad ... la espada del
Espíritu, cuyo Espíritu es la Palabra de Dios" (lit.)*. Es el Espíritu el cual es la Palabra
de Dios. Luego el versículo 18 continúa: "Por medio de toda oración y súplica".
Entonces los versículos juntos son: "Tomad ... la espada del Espíritu, cuyo Espíritu
es la Palabra de Dios, por medio de toda oración y súplica". ¿En qué forma tenemos
que tomar la Palabra de Dios según este pasaje? Por medio de toda oración y
súplica. ¡Esto es lo que llamamos orar-leer! Otra vez, debemos repetir: la Palabra de
Dios debe tomarse por medio de toda oración.
COMO ORAR-LEER

Sencillamente tome la Palabra y ore-lea unos pocos versículos en la mañana y en el


anochecer. No es necesario que ejercite su mente a fin de exprimir alguna
expresión, y es innecesario examinar detenidamente lo que lee. Sólo ore con las
mismas palabras que lea. En cada página y en cada versículo hay una oración
viviente.

No es necesario que cierre sus ojos cuando está orando-leyendo. Mantenga sus ojos
sobre la Palabra mientras ora. En todos los sesenta y seis libros de la Biblia, no
podemos encontrar ni un versículo que diga que debemos cerrar nuestros ojos para
orar, pero hay un versículo que nos dice que Jesús miró para arriba a los cielos,
diciendo: "Padre... " (Jn. 17:1). El estaba mirando hacia el cielo mientras estaba
orando. No queremos discutir de una manera doctrinal, pero debemos darnos
cuenta de que no es necesario que cerremos nuestros ojos cuando oramos. ¡Es
mejor que cerremos nuestra mente! Por ejemplo, al orar-leer Gálatas 2:20
simplemente mire la página impresa, que dice: "Con Cristo estoy juntamente
crucificado". Luego con sus ojos sobre la Palabra y tirando desde lo más profundo
de su ser diga: "Alabado sea el Señor, `Con Cristo estoy juntamente crucificado'.
¡Aleluya! `Con Cristo crucificado'. ¡Amén! `Estoy'. Oh, Señor, `estoy crucificado'.
¡Alabado sea el Señor! `Con Cristo crucificado'. ¡Amén! `Con Cristo estoy
juntamente crucificado'. ¡Aleluya! ¡Amén! `Y ya'. Amén. `Y ya'. Amén. `No vivo yo'.
Oh, Señor, `¡No vivo yo!' ¡Aleluya! ¡Amén! `Mas vive Cristo en mí"', etc. Quizás
luego usted vuelva a Juan 10:10 y lea: "Yo he venido para que tengan vida".
Entonces con sus ojos puestos todavía en la Biblia puede orar: `Yo he venido'.
¡Amén! `Yo he venido'. ¡Aleluya! `Yo he venido para que tengan vida'. ¡Alabado sea
el Señor! `Para que tengan vida'. ¡Aleluya! `Vida'. ¡Amén! `Vida'. Oh, Señor, `Vida".

No hace falta que usted componga frases ni que cree una oración. Sólo ore-lea la
Palabra. Ore las palabras de la Biblia exactamente como se leen. Finalmente, ¡usted
verá que la Biblia entera es un libro de oración! Puede abrir en cualquier página de
la Biblia y empezar a orar con cualquier porción de la Palabra. La Biblia es el Libro,
el Libro Santo. Toda palabra que procede de la boca de Dios es diferente de
cualquier otra cosa, aun la mejor del mundo. El mundo sólo tiene las palabras de los
seres humanos, ¡pero la Biblia tiene la Palabra de Dios! Cada palabra en este Libro
es la palabra de Dios. Aunque usted no entienda cierto pasaje, no obstante será
nutrido al orar-leerlo, porque realmente hay algo de Dios en Su Palabra; la Palabra
de Dios es Su propio aliento. No es necesario explicar ni exponer la Palabra;
simplemente ore con la Palabra. Olvídese de leer, de escudriñar, de entender y de
aprender la Palabra.

Usted debe orar-leer la Palabra. Entonces con el tiempo realmente la entenderá. Si


practica esto recibirá algo tan nutritivo y fortificante por dentro que siempre le dará
poder y le dará vida.
Quizás usted esté bastante familiarizado con todo el libro de Romanos. Pero aún
hoy, todavía necesita orar-leer uno o dos versículos de él. Aunque sepamos todo
acerca del alimento, aún así todavía debemos participar de algún alimento
diariamente. A pesar de cuánto sepamos acerca de él, ¡todavía debemos comerlo!
Saber es una cosa, pero comer es otra. No solamente debemos conocer el alimento,
debemos comerlo. ¿Cuántas veces ha leído el Evangelio de Juan? Quizás lo haya
leído más de cincuenta veces. ¿Pero qué tanto de ese libro ha sido ingerido como su
alimentación y su disfrute? Saber, entender y aun recitar el Evangelio de Juan es
una cosa. Pero ingerirlo, comerlo o disfrutarlo poco a poco, es otra cosa. Usted
puede ser cristiano por muchos años, pero sin considerar cuánto tiempo haya sido
cristiano y sin hacer caso de cuántas veces haya leído este libro, no sólo debe
leerlo, ¡sino debe orar-leerlo! Debe comerlo, participar de él y disfrutarlo día a día.

EL ORAR-LEER CON OTROS

Para más disfrute y alimentación, y para orar-leer la Palabra apropiada y


adecuadamente, necesitamos al Cuerpo, la iglesia. Podemos disfrutar el orar-leer la
Palabra en privado, pero si lo probamos con un grupo de otros cristianos,
¡estaremos en el tercer cielo! La explicación de esto es que el alimento es para todo
el cuerpo, no simplemente para un solo miembro. No comemos el alimento
solamente por el bien de nuestro brazo; ni debemos pensar que la mano puede
comer el alimento por sí misma. No, el alimento es para ser comido por el Cuerpo, y
el alimento es para el Cuerpo. El principio es que el comer es para el Cuerpo, no
sólo para los miembros. Por lo tanto, la mejor manera de orar-leer es con otros
miembros del Cuerpo. Usted se beneficiará al orar-leer solo, pero verá la diferencia
cuando se junte con otros hermanos y hermanas.

Cuando nos reunimos para orar-leer con otros hermanos y hermanas, hay cuatro
palabras que debemos recordar: rápido, corto, real y fresco. Primero necesitamos
orar rápidamente, sin vacilar. Cuando oramos rápidamente, no tenemos tiempo
para usar nuestra mente ni para considerar. Luego nuestras oraciones deben ser
cortas, porque las oraciones largas requieren cierta composición. Debemos
olvidarnos de componer una oración larga, y sólo debemos expresar una frase o
una oración. Hagámoslo de un modo rápido y corto. Y también necesitamos ser
reales, sin fingir. Digamos algo de una manera real. Finalmente, nuestras oraciones
deben ser frescas, no viejas. La mejor manera de ser frescos es no orar con
nuestras propias palabras, sino con las palabras de la Biblia. Cada parte y cada
línea de este libro puede usarse como una oración, ¡y será la oración más fresca!

Miles han probado que ésta es la manera correcta de venir a la Palabra de Dios.
Esto ha revolucionado sus vidas. Al principio puede parecer torpe, pero con la
práctica y con un corazón sincero, usted tocará al Espíritu viviente. Si prueba esto
tanto privada como corporativamente, podrá testificar de las riquezas de Cristo que
le han sido impartidas al orar-leer la Palabra de Dios. Usted verá bendición y
crecimiento en su vida 'espiritual. Habrá un gran cambio. Al tener contacto con la
Palabra de esta manera para disfrutar a Cristo y ser nutrido por El, usted será una
persona que crece a la madurez, llena de vida y saturada con esta Persona viviente.

1984 Living Stream Ministry

Publicado por

Living Stream Ministry

1853 W. Ball Road, Anaheim, CA 92804, U.S.A.

(714) 991-4681

* Traducción literal en el Nuevo Testamento Interlinear Griego-Inglés (Texto de


Nestle).

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