Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Cuando nace un bebé, su necesidad más inmediata es tomar algo de leche para su
alimentación. Sin la alimentación la nueva criatura no sólo crecerá
inadecuadamente, sino que pronto se volverá muy débil y finalmente aun morirá.
Después que somos salvos y nacemos de nuevo, nuestra necesidad más inmediata
también es que aprendamos cómo tomar al Señor como nuestra leche y
alimentación espirituales. Sin esta alimentación espiritual, tampoco tenemos
manera de crecer adecuadamente y dentro de poco estaremos muertos
espiritualmente.
LA PALABRA DE DIOS
En 1 Pedro 2:2-3 tenemos un pasaje muy importante. "Como bebés recién nacidos,
anhelad la leche sin engaño de la palabra, para que por ella crezcáis hacia la
salvación, si habéis gustado que el Señor es bueno". Estos versículos son
importantes para nosotros porque nos dicen claramente cómo gustar al Señor:
bebiendo "la feche sin engaño de la Pala-bra". Si queremos gustar a Cristo, debe-
mos ingerir la leche de la Palabra. Entonces seremos nutridos para el creci-miento
espiritual. ¡Alabado sea el Señor, la Biblia dice gustado! No dice que sabemos este
aspecto o aquel aspecto acerca del Señor, sino que gustamos al Señor. Cuando
bebemos la leche de la Palabra, realmente estamos gustando al Señor. Por lo tanto,
la manera para que gustemos al Señor es simplemente beber la leche de la Palabra.
La Palabra no es sólo para que la estudiemos o la aprendamos, sino que aún más,
es para que la gustemos. La forma en que el Señor nutre a Su Cuerpo es por Su
Palabra. Si deseamos disfrutar al Señor y ser nutridos por el Señor, debemos venir a
la Palabra para gustar al Señor.
Todos los cristianos saben que la función de la Palabra de Dios es revelarnos a Dios.
Aunque esto es cierto, ésta no es su función principal. La función principal de la
Biblia es impartir a Dios dentro de nosotros como vida y como la alimentación de la
vida. No es solamente para darnos conocimiento acerca de Dios y de Su amor, sino
para impartir a Dios mismo dentro de nosotros. Cada vez que leemos la Biblia, no
debemos tratar simplemente de conocerla o de entender-la, sino que debemos
tomar algo de la esencia de Dios dentro de nosotros, así como tomamos nuestro
alimento. Entonces, como alimento, esta sustancia será asimilada dentro de nuestro
propio ser.
Primera de Timoteo 4:6 dice que somos "nutridos con las palabras de la fe". Sin
duda hemos leído este versículo muchas veces, ¿pero hemos notado la palabra
"nutridos"? ¡Alabado sea el Señor! El concepto del apóstol Pablo era que la Palabra
de Dios es alimento para nutrir a los hijos de Dios. Nosotros también debemos tener
el mismo entendimiento respecto a la Palabra de Dios. No debiéramos considerarla
sólo como conocimiento, sino como alimento para nutrirnos y suplirnos siempre.
Primera de Timoteo 1:10 habla de las cosas que son contrarias a la "sana doctrina".
Según el texto original, la palabra "sana" aquí significa "saludable". La Palabra de
Dios no es sólo doctrina sana para la mente, sino doctrina saludable para la vida.
Esta palabra "saludable" en griego es equivalente a la palabra española "higiene".
La higiene está muy relacionada con la salud. Debemos tener más que una palabra
sana; debemos tener una palabra saludable que nos nutra y nos suministre.
Las Escrituras contienen por lo menos tres ejemplos de los que comieron la Palabra
de Dios. El primero es Jeremías, quien dijo: "Fueron halladas tus palabras, y yo las
comí" (Jer. 15:16a). Comer algo no es simplemente recibirlo, sino asimilarlo.
Asimilar es recibir algo dentro de usted, digerirlo y hacerlo una parte de usted
mismo. El segundo ejemplo de alguien que comía la Palabra de Dios consta en el
libro de Ezequiel, donde el profeta Ezequiel comió la Palabra de Dios (Ez. 3:1-3).
Luego en Apocalipsis 10 leemos que el apóstol Juan también comió la Palabra de
Dios.
Jeremías dijo: " ... y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón" (Jer.
15:16b). Esto es una clase de disfrute. Después de comerse, la palabra se convirtió
en gozo y también en regocijo. La Palabra de Dios es un disfrute; después que es
ingerida en nosotros y asimilada dentro de nuestro propio ser, se convierte en gozo
por dentro de nosotros y en alegría por fuera. David dijo: "¡Cuán dulces son a mi
paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca" (Sal. 119:103). Verdaderamente la
Palabra es un disfrute; es aún más dulce y más agradable que la miel a nuestro
paladar.
Por estos versículos nos damos cuenta de que la Palabra de Dios no es sólo para
que la aprendamos, sino que aún más, es para que la saboreemos, la comamos, la
disfrutemos y la digeramos. Aun el Señor Jesús habla de la Palabra de Dios como
alimento espiritual: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios" (Mt. 4:4). Cada palabra que procede de la boca
de Dios es alimento espiritual para nutrirnos. Este es el alimento por el cual
debemos vivir.
Habiendo visto que la Palabra de Dios es la propia esencia de Dios mismo y que es
para nuestro disfrute y alimentación espiritual, ahora debemos ver la forma
apropiada de venir a la Palabra. ¿Cuál es? Debemos mirar la Palabra de Dios como
consta en Efesios 6:17-18. Para hacer más claro el versículo 17, es mejor añadirle
una palabra que es absolutamente correcta conforme a la construcción gramatical
del idioma original. Podemos traducirlo de esta manera: "Tomad ... la espada del
Espíritu, cuyo Espíritu es la Palabra de Dios" (lit.)*. Es el Espíritu el cual es la Palabra
de Dios. Luego el versículo 18 continúa: "Por medio de toda oración y súplica".
Entonces los versículos juntos son: "Tomad ... la espada del Espíritu, cuyo Espíritu
es la Palabra de Dios, por medio de toda oración y súplica". ¿En qué forma tenemos
que tomar la Palabra de Dios según este pasaje? Por medio de toda oración y
súplica. ¡Esto es lo que llamamos orar-leer! Otra vez, debemos repetir: la Palabra de
Dios debe tomarse por medio de toda oración.
COMO ORAR-LEER
No es necesario que cierre sus ojos cuando está orando-leyendo. Mantenga sus ojos
sobre la Palabra mientras ora. En todos los sesenta y seis libros de la Biblia, no
podemos encontrar ni un versículo que diga que debemos cerrar nuestros ojos para
orar, pero hay un versículo que nos dice que Jesús miró para arriba a los cielos,
diciendo: "Padre... " (Jn. 17:1). El estaba mirando hacia el cielo mientras estaba
orando. No queremos discutir de una manera doctrinal, pero debemos darnos
cuenta de que no es necesario que cerremos nuestros ojos cuando oramos. ¡Es
mejor que cerremos nuestra mente! Por ejemplo, al orar-leer Gálatas 2:20
simplemente mire la página impresa, que dice: "Con Cristo estoy juntamente
crucificado". Luego con sus ojos sobre la Palabra y tirando desde lo más profundo
de su ser diga: "Alabado sea el Señor, `Con Cristo estoy juntamente crucificado'.
¡Aleluya! `Con Cristo crucificado'. ¡Amén! `Estoy'. Oh, Señor, `estoy crucificado'.
¡Alabado sea el Señor! `Con Cristo crucificado'. ¡Amén! `Con Cristo estoy
juntamente crucificado'. ¡Aleluya! ¡Amén! `Y ya'. Amén. `Y ya'. Amén. `No vivo yo'.
Oh, Señor, `¡No vivo yo!' ¡Aleluya! ¡Amén! `Mas vive Cristo en mí"', etc. Quizás
luego usted vuelva a Juan 10:10 y lea: "Yo he venido para que tengan vida".
Entonces con sus ojos puestos todavía en la Biblia puede orar: `Yo he venido'.
¡Amén! `Yo he venido'. ¡Aleluya! `Yo he venido para que tengan vida'. ¡Alabado sea
el Señor! `Para que tengan vida'. ¡Aleluya! `Vida'. ¡Amén! `Vida'. Oh, Señor, `Vida".
No hace falta que usted componga frases ni que cree una oración. Sólo ore-lea la
Palabra. Ore las palabras de la Biblia exactamente como se leen. Finalmente, ¡usted
verá que la Biblia entera es un libro de oración! Puede abrir en cualquier página de
la Biblia y empezar a orar con cualquier porción de la Palabra. La Biblia es el Libro,
el Libro Santo. Toda palabra que procede de la boca de Dios es diferente de
cualquier otra cosa, aun la mejor del mundo. El mundo sólo tiene las palabras de los
seres humanos, ¡pero la Biblia tiene la Palabra de Dios! Cada palabra en este Libro
es la palabra de Dios. Aunque usted no entienda cierto pasaje, no obstante será
nutrido al orar-leerlo, porque realmente hay algo de Dios en Su Palabra; la Palabra
de Dios es Su propio aliento. No es necesario explicar ni exponer la Palabra;
simplemente ore con la Palabra. Olvídese de leer, de escudriñar, de entender y de
aprender la Palabra.
Cuando nos reunimos para orar-leer con otros hermanos y hermanas, hay cuatro
palabras que debemos recordar: rápido, corto, real y fresco. Primero necesitamos
orar rápidamente, sin vacilar. Cuando oramos rápidamente, no tenemos tiempo
para usar nuestra mente ni para considerar. Luego nuestras oraciones deben ser
cortas, porque las oraciones largas requieren cierta composición. Debemos
olvidarnos de componer una oración larga, y sólo debemos expresar una frase o
una oración. Hagámoslo de un modo rápido y corto. Y también necesitamos ser
reales, sin fingir. Digamos algo de una manera real. Finalmente, nuestras oraciones
deben ser frescas, no viejas. La mejor manera de ser frescos es no orar con
nuestras propias palabras, sino con las palabras de la Biblia. Cada parte y cada
línea de este libro puede usarse como una oración, ¡y será la oración más fresca!
Miles han probado que ésta es la manera correcta de venir a la Palabra de Dios.
Esto ha revolucionado sus vidas. Al principio puede parecer torpe, pero con la
práctica y con un corazón sincero, usted tocará al Espíritu viviente. Si prueba esto
tanto privada como corporativamente, podrá testificar de las riquezas de Cristo que
le han sido impartidas al orar-leer la Palabra de Dios. Usted verá bendición y
crecimiento en su vida 'espiritual. Habrá un gran cambio. Al tener contacto con la
Palabra de esta manera para disfrutar a Cristo y ser nutrido por El, usted será una
persona que crece a la madurez, llena de vida y saturada con esta Persona viviente.
Publicado por
(714) 991-4681