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MOTIVO DE TAPA
FERNANDO DE SOUZA (19s9 - 1991)
OBRA INCONCLUSA. SIN TITULAR

Editorial PsrcoriDros nor'M


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APORTES DE¿OS ESTUDIOS
DEeÉNnnoENrlt
c o N c E p r uA L r zu c t óN soBR^E
MASCULINIDAD

Ps. A/ejandt'a lópez Gómez *


Dr Car/os Giitda**

Int¡oducción

Quienes escribimos esta comunicación provenimos de una


intensa trayectoria en el campo de la Salud y Género, con especial
énfasis en Sexualidad, Salud Reproductiva y Derechos.
Ante la invitación de presentar un artículo en esta publica-
ción, y dada la amplitud del campo propuesto -Masculinidad y Fe-
l

minidad-, hemos decidido orientar nuestro aporte al foco de la cons.


l
l
trucción socio-histórica de masculinidades, y a su relación con las
prácticas sexuales de mujeres y varones. Las teorías de género
i

I
alumbran de manera singular este campo de estudios, ofreciendo
herramientas conceptuales y metodológicas que posibilitan una
comprensión compleja del significado social del ser mujery del ser
varón en cada cultura.
Esperamos que estas líneas aporten en la discusión de una
temática tan sustantivaparu la producción de conocimientos, para
la intervención profesional, así como para la comprensión de iada
sujeto singular.
,I
* Coordinadora Cátedra Libre en Salud
Reproducüva, Sexualidad y Género.
Facultad de Psicología de UDELAR.
** Coordinador Cátedra Libre en Salud Reproductiva,
Sexualidad y Género.
l Facultad de Psicología
i
l

i
s1
fl
Movimientos y Producción de Conocimientos.
muy importante en 1o que hoy denominamos derechos sexuales y
derechos reproductivos. La misma se sustentaba en uno de los
Las primeras conceptualizaciones sobre género (del inglés principios éticos del Feminismo que enunciaba que "la experiencia
gender) datan de la década del 50 cuando los psiquiatras y psicoa- personal es política", colocando en el debate público aquello que
nalistas Money y Stoller distinguían los conceptos de sexo y de hasta entonces parecía ser sólo del orden de lo personal y lo íntimo.
género. Este último era definido como los comportamientos espe-
rados para una persona en función de su sexo biológico. A partir Importa recordar que fue hacia esta década que se inicia la
de investigar el proceso de construcción identitaria en niños con comercialización de la píldora anticonceptiva como el primer méto-
trastornos en la definición de su sexo biológico, postularon que el do que permitirá a las mujeres no sólo controlar su fecundidad, sino
núcleo de la identidad de género (defrnido como el sentimiento ínti- también depender de sí mismas para el ejercicio de este control.
mo de ser mujer o de ser varón) se construye en los primeros tres Así, los anticonceptivos orales serán luego concebidos como un
años de existencia y es previa a la diferencia sexual. instrumento que aporta al proceso de autonomía de las mujeres.

Los valiosos aportes de Money y Stollerr en la conceptua_ Almismo tiempo, académicas feministas introducían en la
lizaciónsobre el género, han contribuido en la elaboración de con- producción del conocimiento la condición de la muier como campo
ceptos complejos, que dieran cuenta de sus múltiples dimensiones. pspecífico de estudios. Se articulaba así un movimiento social y
académico al serviciode darle voz a las mujeres, reafirmando la
Ladécadade los 60', fue un momento de inflexión en la cons=
necesidad de ser habladas y pensadas desde y por sí mismas. Sur-
trucción de estos conceptos. Década caructeúzada por la enuncia- gen los Estudios de la Mujer, como un campj
ción de las diferencias sociales, políticas y étnicas, se estructura en Terdsgplrrydo de
torno a la aparición y/o desanollo de movimientos sociales, acadé-
investigación y producción de nue@ogé-
neo en-sus herramientas teóricas y meto as. Su foco de crí-
mcios y políticos de alto impacto. Importa mencionar como los más
ticfilaTbñcepción antropocéntrica y falocéntrica de la ciencia; su
significativos: los movimientos de mujeres, el movimiento de ne- propues los
gros en EEUU, los movimientos indigenistas en Latino América, el
cuales cons im-
movimiento gay y lésbico, el movimiento hippie, el Mayo Francés y
p@ describir la situación de las mujeres en
los movimientos guerrilleros en el llamado Tercer Mundo. Nos im-
diferentes contextos y ámbitos.
porta detenernos en el papel que jugaron los movimientos de muje-
res, y en especial el movimiento feminista en su aporte a nuevas Feijoo2 sostiene que "desde sus ínicios, /as esÍralegias y
conceptualizaciones. La denominada segunda ola del Feminismo metodologías montados por los Estudios de /a Mujer han teni-
(ubicada hacia la mencionada década) jugó un papel central en la do como objeto hacer v*ib/e lo que se moslraba como inwsi-
visualización de la desigualdad de las mujeres como sujetos de de- b/e para /a sociedad E//o se reveló ú¡í/ en la medida en que
recho. A las luchas iniciadas con el comienzo del siglo por los dere- permílió -y aún permile-desocu/Íar el recinlo en el que /as
chos sociales y civiles de las mujeres, se colocaba ahora sobre la mujeres /tabían sido social y subjelivamenle colocadas,. des-
mesa el derecho de las mujeres a controlar su cuerpo (derecho al monfar la prelendida "nalura/tzación' de la división socio-
placer sexual, derecho a la anticoncepción, derecho al aborto, de- sexual del traba¡o,' revisar su exc/usión en lo público / sa su-
recho a no ser discriminada por su orientación sexual). La identifi- jeción en /o privado,' así como cueslionar la relórica presun-
cación y lucha por la conquista de estos derechos, serán un rnojón
2 Feijoo, M.de1 Carmen: "De 1os Estudios de la Mujer a los Eshrdios de Género han
I Stoller, R: "Sex and Gender" EEUU, l9ó0 recorrido un largo camino" en Las Mujeres en la imaginación colectiva. A. M.
Fernández (comp.), Ed. Paidós, 1992.

s2
53
Y culmina "e/ género es un primer campo, a lravés de/
fomenle universalisla de /a ideología palriarcal,,
cual en el seno del cual, o por medio del cual, e/ poder es
Ya hacia comienzos de los 80' -en el mundo industrializado- arlicu/ado. "
se producen nuevos avances en las conceptualizaciones sobre la
En la definición desarrollada por Rubina define el sistema sexo-
construcción de lo femenino y lo masculino. Es la década de surgi-
género como: 'Conjunfo de disposiciones por e/ cual la maÍe-
miento de los primeros estudios sobre masculinidad (EEUU, Ingla-
ría prima de/ sexo y la procreación ltumanos es coryformada
terra, Canadá, Suecia). Los Estudios de Género señalarán una ló-
por /a ínlervención ltumana y social, y saln/eclta en una ¡for-
gica incluyente del análisis sobre la construcción cultural de la dife-
ma convenciona/ por exlrañas que seon a/gunas de /as con-
rencia sexual. La confluencia decisiva de académicas/os de distin-
venciones. "
tas disciplinas de las ciencias Humanas y sociales permitirá desa-
rrollar teorías de género. Desde la perspectiva de Scott3, el género Mientras que T. de Barbieris (1994), define el sistema sexo-
"pasa a ser una ¡forma de denoÍar /as conslrucciones cuhura- género como "conjunfo de práclicas, ,rímbo/os y represenla-
/es, la creación lolalmenfe social de tdeas sobre los roles apro-. ciones, norma,f )) va/ores socia/es que /as soctedades e/aboran
piados para mujeres y ltombres. Es una forma de re¡ferirse-a a parlír d" ln dr,frr"rrio ,ooto*o - /it¡o/M"o .y que don sen-

/o^r orígenes exclusívamenle sociales de las idenfidodes subje- liff rr/r", a la reproduc-
Íivas de ltombres y mujeres. Género es, según esla leoría, una ci@ en general a los relacíonamien-
cafegoría socia/ impuesla sobre un cuerpo ,sexuado.,, los enlre personas"
En una definición de mayor complejidad, Scott (1988) se re- Como puede observarse, hemos referido a definiciones sobre
ferirá al género diciendo que: género y sobre sistema sexo-género que provienen desde diferen-
tes miradas disciplinares y que responden -a su vez- a distintos
'E/ género es un elemenfo conslilulivo de /as re/aciones momentos históricos. De todas maneras, importa subrayar que la
sociale.r fundadas sobre /as di/erencias percibidas enÍre los
nutrida producción en torno a este campo se genera en las últimas
,texo^r; y el género es un primero modo de dar signtficado a las
décadas, siendo los distintos aportes confluyentes desde su diversi-
re/aciones de poder (..) Como elemenlo conslilutivo de las dad en la construcción de un nuevo enfoque de lo femenino y lo
relacíones socia/es /undadas .robre las dt/erencias percíbídas,
masculino.
el género imp/ica cualro elemenlos:
Hablar de lo masculino y lo femenino desde una perspectiva
- Los símbolos cuhuralmente disponibles que evocan
J"
de género implica realizar una primera afirmación: las culturas
represen lac io n es s im b ri /icas
construyen los modos de "ser mujer" y de "ser varón". Al decir de
2" - Los conceplos normalivos que ponen en evidencia S mos extender
/as inlerprefaciones de /os símbo/os, que se es.,fuerzan para la misma idea hacia la construcción del varón: no nace sino que
limitar y contener sus posibilidades mefafiíricas se /tace.
3 " - La conslruccíón a lravés de/ parenlesco, /a econo- Y nos construimos como mujeres y como varones en un com-
mía y la organbación política plejo entramado cuyos hilos refieren a aspectos socioculturales,
4" - Ia consÍrucción de la tdenttdad subjefiva,, 4 Rubin, G: "El tráfico de mujeres: notas sob¡e la economía política del sexo".
Nueva Antropología No 30, 1986
5 de Barbieri, T: "Certezas y malos entendidos sobre la categoría de género", en
3 Scott, J: "El género, una categoría útil para el análisis histórico,', Ed. Alfons el Estudios de Derechos Humanos IY Ed. IIDH, Costa Rica 1995
Magnanim, Valencia, 1990

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m
históricos, políticos, económicos, familiares.
La idea de oposición y complementariedad de lo femenino y ser re,t?ecÍo de/ /tombre".7
lo masculino forma parte de la construcción del pensamiento dua- Ortega y Gassset, paradojalmente fundamenta las diferencias
lista de la cultura occidental. Lógica dualista que ha asociado lo en los procesos culturales, desdeñando el papel de la biología y
femenino con la pasividad y la afectividad, mientras que a su considera, desde un determinismo socio cultural que la ruptura de
"con-
traparte y complemento" masculino lo ha asociado a la actividad y los esquemas masculino - femenino podría ser contraproducentes.
laruzón. Freuds, desde la transculturalidad de la estructura edípica, se
En Platón se vislumbra la diferencia de valor entre lo mascu- mostrará ambiguo ante el papel que juega la cultura en torno a la
lino y lo femenino. Mujeres y varones son capaces de realizar las diferencia. Marchas y contramarchas en el transcurso de la obra
mismas funciones en la polis, pero los"varon* hu"en prácticamen- de Freud respecto a la mujer "ese continente negro": "¿qué quiere
te todo mejor a excepción de lo que platón descaliñca en su impor- una mujer?":
tancia, o sea las tareas vinculadas a lo doméstico: Al decir de Lacan e: 'En cuanlo a definir qlae es el /tombre
"Conoces alguna pro/esión en la que e/ género masculi_ .y qae e.r la muje4 el psicoanálisis no,r mue,rtro muy precisa-
no no sea superior al /emenino?, pregunla p/alón a Glaucón. menfe que la/ co,§o e,r imposib/e"
Í el mismo se adelanfa a re,rponder,,No perdamos e/ lrempo en Según Paul - Laurent Hassoun, en Freud el la.Femme, citado
/tab/ar de fejdo y de con/ección de pasleles y garcos, trabajos por Francoise Collin'0, el psicoanálisis freudiano ha podido explicar
para /o.r cuales /as mujeres porecen Íener cierro ta/enro en
)t el deseo femenino y no ha podio superar su impotencia explicativa
los que sería comp/eramenre ridtcu/o que resu/faran vencídasó. ante la voluntad de las mujeres, que no coincide con el deseo.
Esto introduce una diferencia de valor, una relaciónjerárquica (su-
perior - inferior), donde lo femenino es valorado negativámente. Dos corrientes del Feminismo mantendrán puntos de partida
pordemás contrapuestos: el feminismo de la igualdad y el feminis-
una visita a los pensadores de este siglo, posibilita el análisis mo de la diferencia. Esencialismo y constructivismo en las teorías
de las diferencias atribuidas a hombres y mujeres desde argumen-
feministas llevarán a apoyarse en diversos pensadores: Lacafl,
tos fundamentalmente esencialistas
Foucault, Derrida.
Georg Simmel, sociólogo y filósofo de principios de siglo XX,
se encuentra en medio del debate iniciado por el movimiento femi-
nista alemán y alega que la mujer se encuentra inmersa en su femi-
nidad, de manera centrípeta e intrínseca. por el contrario, la mas-
culinidad aparece como centrífuga, por lo cual el varón depende de
su vínculo con la mujer para afirmarse como tal. Rupturisia y
con_
vencional, simmel se mueve en la ambigüedad de favorecei la li-
beración de la mujer, en un mundo masculino difícil de modificar.
Ortega y Gasset, difusor de la obra de Simmel en España, 7 Ortega y Gagasset, "El hombre y la gente',, en Obras vol II, capVl. citado en
vuelve atrás con conceptos sexistas: ,E/ de.rlino de /a mtg.er el Diferencia y diferendo: la cuestión de las mujeres en filosofía. Fránqoise collin.
Historia de las Mujeres. Ed. Siglo XXI. Ed. Taurus. 1993.
8 Freud, S "Nouvelles conferences", parís Gallima¡d, 1936
9 Lacan, J: Le savoir de I analiste. Entrevistas de Saint Anne, 1971 - 72
6 Platón, La República. l0 collin, Frangoise. "Diferencia y diferendo: la cuestión de las mujeres en filosos-
fía". Historia de las Mujeres. Tomo V. Editorial Taurus. 1993

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s7
sustentar con recursos teoréticos.
De Masculinidad y Masculinidades: modelo hegemónico
También debemos distinguir en el marco de los Estudios sobre
y prácticas emergentes
Masculinidad la diversidad de expresiones y posicionamientos, exis-
tiendo desarrollos que no incorporan la producción feminista como
Desde hace algunos años, los Estudios sobre Masculinidad los estudios de Alfred Kinsey (década 50), de Robert Bly (década
han suscitado cada vez mayor interés por parte de académicos/as 80), de Elisabeth Badinter (década 90), entre otros, los cuales osci-
e investigadores/as en Estudios de Género, por quienes trabajan en lan entre continuidades, restauraciones (de la "masculinidad perdi-
los servicios de salud reproductiva, por las Agencias de Cooperación. da") y rupturas; victimizan o juzgan a los hombres en lo referente a
Varias pueden ser las razones quqjustifican dicho interés cre- sus comportamientos; olvidan en algunos casos el análisis de los
ciente. Entre ellas mencionamos: componente s étnico s y? elláGlociát-
-*i\ * la insuficiencia de los marcos teóricos explicativos de los Uno de los estudios más profundos es el Informe Í{ile sobre
comportamientos de los varones Sexua/idad Masculina|t, que en una minuciosa descripción reco-
ge los testimonios de miles de varones norteamericanos y donde la
'j* el fracaso de programas de'control de la natalidad dirigidos
autora analizaaspectos referidos a la retracción emocional, el com-
a los hombres en países "subdesarrollados"
portamiento sexual, las prácticas acerca de la paternidad, la in-
¡- * las dificultades en incorporar pautas de autocuidado en lo fluencia de la crianza, las relaciones en Ia adolescencia, la identi-
referente a la transmisión sexual del VIH dad sexual, las relaciones entre varones.
* la mayor visibilidad de los derechos de la mujer Ya desde el siglo XIX, la creciente problematización sobre la
J
) * la resistencia de los varones a rnodificar la ideología patriarcal identidad sexual permite nuevas aproximaciones a la construcción
de las masculinidades.
Por una parte, los Estudios de la Mujer han sido necesarios
para describir las necesidades y las consecuencias de la domina- Money, citado por Badinterr2, afirma que es más fácil "hacer"
na, pero insuficien- una mujer que un hombre
tes a la !99_deg,qngl4l_gonaqirni§-nlss ac_erc-a -de las relaclóñes El tan citado baño cerebral de tetosterona, ha sido una de las
e{fg lqq ge_!§Igs. modalidades de corporizar las diferencias "de valor" entre lo feme-
Por otra, los Estudios de Género, han spúdbutdo-a-explicar nino y lo masculino.
muc ho s de lo s & n¿ merysgyg&c eng I a r ineq![4ed9§__qg!p, ho m- Stollerr3 en concordancia con el planteo de Money, afirma
bqgq y- UqSfq.. Buena parte de su producción se ha centrado en que los machos, son al inicio de su vida intrauterina protofemeni-
analizar la c_o-gdt§{¿n qglu gy"jSf ¿eú._gglq!glsg9".tiv¿._o lss as- nos. Sólo cuando la acción de la testosterona y otras hormonas
-{-qhctg¡3l§_1ry§1nt!gqe yf lLoI9
p ec-19 r s s. actúen comenzará la diferenciación, si corresponde por presencia
Los Estudios sobre Masculinidad surgen de diversos lugares: del cromosoma Y hacia un feto masculino.
desde la producción teórica de las intelectuales feministas, de an-
l1 Hite, S: "lnforme Hite sobre la Sexualidad Masculina", Ediciones Plaza y Janés,
tropólogos/as que estudian el género en diversas culturas, de histo- Edición 1994
riadores/as. Se diferencian de los Estudios de la Mujer y de los l2 Badinter, E: "XY la Identidad Masculina", Ediciones Alianza,1993, citando a J.
Estudios de Género, por no contar con un movimieqto social para- Money A. Ehrhadt "Man and Woman; Boy and Girl. The John Hopkins University
l3 Stoller, Robert. "Feminité primaire" en L'excitation sexuellle. Payot.1984,
lelo, como ha sucediáo .oñGiestu¿iÑ t .k""rir-ento ae-muje- pags 59 a 82
res. Es una producción sin militancia paralela a la cual analizarylo

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De sus estudios con transexuales masculinos, Stollertambién 4 - Las masculinidades sonuna construcción cultural, produc-
alefiará acerca de la simbiosis excesivamente prolongada y sus to de la interacción social y. generadas a partir de estrategias y
consecuencias: "la/eminidad infiltrando el núcleo de la tdenti- recursos disponibles en las propias comunidades.
dad de género" 'Esa ídenlidad de género que más tardíamen-
5- Los distintos tipos de masculinidad no son estados hqmo-
le denominamos mascu/inidad". Continuando con este attot, "/a
géneos, rí sy
primera ob/igación pora un /tombre es la de no ser una mu-
ier'i.t+
6 - Por el mismo hecho de ser producto de procesos históri-
En "Sex Role Pressures in ilte Socializalion o/ rhe Male
cos, las masculinidades son susceptibles de ser reconstruidas, por
C/ti/d" de Ruth Hartley, citada por Badinterr5 se afirma que "ge-
procesos de género y otras interacciones sociales.
nera/menle /os macltos aprenden /o qae no deben ser para ser
masculinos. Mucltos niños definen de manera muy simple lo
que deben ser.' /o que no es¡femenino" Desde la perspectiva de una nueva sociología del cuerpo pro-
Badinterr6, continúa el pensamiento destacando qtte "para puesta por Connell, apoyado en Foucault y otros autores, nos aproxi-
ltacer va/er su idenfidad mascu/ina deberá conyencer a /o.s. ma a nuevas formas de entender las relaciones de género: "Ia
demás de lres co,ea,r.' que no es ano una mujet; que no es un encar a-
bebé y que no e.r homosexua/". g/!_!ggia/. La materialidad del cueryo masculino liene im-
Incorporando la persfpectiva de género, A.o!!§]U analizala ¡torlancia no como rudelg de las mascu/inidades socía/es, sino
como re¡furenfe para /a c 'uración de prácficas sociale.r
producción de las dos últimas décadas de Estudios de masculini-
dad, y aporta:
Connell sostiene que las estructuras &lg.dgg lggfusIo qre
I - Existen diversas construcciones del género, dependiendo
de las diversas cul ten
elflignla encarnación social de la masculinidad son cuatro:

- d, inclusive_g!*ggda -q a-produccióny división de trabajo


cultura. @ b-poder l
Existe un ordenamiento jerárquico de las masculinidades > c-catexis I ü.o't'd^^.Uf\dr-.I]
egggdgsgltura,
= con
" que i d-simbolización
cule!e.p9d9l-d9-gé!9r9, pue@li
"id4
*ár fr..".nt" ." diq o Trabajo, violencia, sexualidad cobran sentido á través de un
cuelpo vivido como herramienta' con@e
3 - Las instituciones y los grupos, al igual que los individuos
s de masculinidad
do*inur, d. .jrr..r p s. El cuerpo productor
"l
de masculinidad, la masculinidad inserta en un cuerpo. La psicope-
da iferencia entre
14 Stoller, Robert. Masculin ou femenin. PUF, 1989, citado por Badinter, E. Ob.
cit. organismo y cuerpo, señalando que mientras que el primero se he-
15 Ob. Cit. reda el segundo se construye. El organismo referirá al equipo ge-
l6 Ob. Cir.
17 Connell, Robert. "El imperialismo y el cuerpo de los hombres", en Masculinida-
des y Equidad de género en América Latina. Teresa Valdés y José Olavarría(eds.). 18 Fernández, A.: "La sexualidad atrapada de la señorita maestra", Ed. Nueva Visión,
Flacso/ Chile - Fondo de Población de Naciones Unidas.1998 Bs. As., 1992

60 6l
I

l
r nético - infraestructura neurofisiológica
de todas ras coordinacio-
nes posibles, mientras que el .r".pó referirá a ,,una .onrr*".i0, Sociobiologíay las ciencias Biomédicas en la búsqueda constante
realizada sobre la materia prima que da de la inscripción genética y su correlato en el ordenamiento
el organismo, ,t.ur..udo social
por la inteligencia y er deseo, en un momento de las relaciones entre los géneros.
histórico determinado,,.
Lapercepción del propio cue{po, el cuerpo Los modelos disponibles en América Latina acerca de lals
modelado por la
clase social, por el tipo de trabajo, ptr.la
alimentació;;;;;;;", masculinidad/es remiten a figuras dominantes desde el poderpol!
espejos de masculinidad: del sobrefeso tico, militar, étnico y de clase social.
a la languidez.
Varios autores refieren que parecen existir vicent Marques2,, aportatá que los varones al nacer reciben
diversas masculi_
nidades en cada cultura, uurqu. todus remiten dos consignas básicas. La primera afirma: ,,^ger varón es,rer
hacia un modelo ím_
hegemónico. Nosotros creemos que ese porlanfe" y la segunda,Debes demoslrar/o,l Estas dos consig_
rno¿.ro r.r¿.r.j..nio.-
ngglsglx-{gl[nirán -por i¿entincacióffi _
nas transmitidas por toda la cultura, serán un referente en la
vida
9l¿* j-".e"lpr. de todo hombre. Aún cuando las posibilidades de aproximarse
al
Los varones encuentran rituales de conñrmación ideal marcado por el modelo hegemónico sea una utopía. Los varo-
de su mas_
culinidad, a través de espacios en los cuales nes se sienten, según este autor, pertenecientes al
se recrean relaciones "colectivo mascu-
homosociales, y que no dejan de generar lino".
ambigüedad ., lor;;;_
pios "participantes". Indudablemente, las masculinidades se construyeny semodi_
Los deportes "extremos" y los violentos, fican con los avatares históricos. El modelo hegemónico de mas-
con sus rituales y
símbolos configuran modelos para los espectajor.r, cq!"r¿a! poduc::_gl su interacciór@r"_
solo hecho de observar recrean actitudes ñi";;;o.; vasinterpre,u
y comportamientos con- uru,
firmatorios: el lenguaje, las modalida¿es áe
demostrar y ounr.iii.
d.-
afectos, la competitividad, las posiciones ciffiláT?-e masculinidad produce cambios en los comportamientos
adoptada, to.ro ul t._
levisor en un partido de f,tbor. Las imágenes ", del poder
mascurinas
de los varones dominados. Las relaciones intragénero ,on
confir-
están asociadas a la dominación matorias del poder del dominador, aravezque introyecta un mode-
lo de "ser varón", que permea a la cultura dominada.
La violencia masculiina es analizada en tres
catesorí
Kimmel2r, a partir de sus estudios acerca de la constitución
ro, otripartffitienó de las masculinidades en Estados Unidos, relata:
l§t.
trucción
n
ryttu¡!¡ggfragil. En esta dirección, analizando los 'En mi investigación htslórica ocerco de /a
acros de vrolencia sexual y doméstica perpetrados formación de
por varones afir_ la hombría estadounidense degafu[&es modalidades básicas
ma que sonr una
uura Lr:ruusuasron
demostración oe
de Ia
la necestclad
necesidad de confirmación del ser ¿e¿ry* .En primer luga4
uu.gn, ul *i*o, @Ü
convirfiendo al cuerpo en un inslrumenlo y expresión de do_
Si bien seha avanzado en los conocimientos
que aportan los
*!,orQesde los re¡orn* or_
Estudios sobre Masculinidad, aún persisten
los emlat", ¿"ra"iu
20 Murqu"., v-y ot..: "sexualidad y sexismo", Editorial Fundación universidad
19 Kaufman, M.: "La construcción de Empresa, Madrid 1986
la masculinidad y la t¡íada de ra violencia 2l Kimmel. M.: "Desarroro (de géneio) del subdesarroilo 1de género¡. La produc-
masculina"" en Hombres. pracer, poder
v populares Feminis-
tas. Colección Teoría, 19g9. ""*u¡1", adiciones ción simultánea de masculinidades hegemónicas y dependienies
J, fr.ápu y ;.;;;,
unidos" en Masculinidades y Equidad de Género en Amé¡ica t-atina;
FNUAB Chile, 1998
riacso
-

ll 62
63
sejaban la abslínencia sexual, pasando por /os deporfes del al dominio y [aviolencra.
sglo pasado hasla la obsesujn acÍual por el desarro/lo corpo_ Nos interesa puntualizar someramente algunos elementos de
ral los /tombres que parecían ser rudos yfuertes podían lralo¡ la estrecha ¡elación entre modelos de n?asculinidad,v pruicticas
y alivrbr la snsiedad que les producía e/ hecho que se descu_ sexuales.v ius signilicaciones. Consideramos que este campo
briera qile eran blancos V débiles. En segundo /uga4 /a hom- amerita un tratamiento particular que excede las posibilidades
de
bría podía demostrarse yendo al bosque, ingresando al ejérci- esta publicación. De todas maneras queremos hacer una breve
lo, /taciéndose a la mar /ugares donde /o.r hombres podían referencia, apoyándonos en los aportes de la Conferencia sobre
demosÍrar su masculinidadfrenle a la naluraleza y alejados Masculinidad convocada por un consorcio de organismos intema-
de las ¡fu5!!,^É*inbanfes de la civilbación. pero la prin- cionales, centros académicos y grupos de estudio en Oaxaca,
(Méxi-
c,p"/ d"*o"rrn) qoe co, 1998), ya que sintetizan los más recientes debates sobre este
ltabían lentdo éxíro en lograr la mascu/intdad era medtanre la punto:

"IJna característica central de la masculinidad hegemónica


es
n??íentu
* lo l,ese*ónico c , opuesto; un
la heterosexualidad, la sexualidad ejercida con el sexo
4:Itr-.!* :
hombre que cumpla con los mandatos heg te-
Los patrones de masculinidad se modifican dentro de la pro- rorexual. La hetérosexuamalamfiGn deviene un hecho natural
pia cultura y en la historia de cada individuo, lo que no implica 1987; Kimmel
@ufnñf ee5; Lagarde 1992; Kaufman 1995;Rubin
necesariámente un cambio en las relaciones intergénero: se modi- iggZ; Con eil 1é95; Fuller 1997; Ramírez 1993; Gilmore 1994;
[can actitudes hasta hace pqqqjnlg¡preladQsgomo no maEiiiñas, Badinter 1993; Valdés y olavarría 1998; Olavarría et al 1998). La
masculinidad hegemónica asociada a la sexualidad -heterosexuali-
En una experiencia de trabajo en espacios de reflexión con dad- y al controi del poder por los hombres g§.1rry masculggad
valida la homosocialidad -la relación
adolescentes de sectores populares sobre su condición de mujeres @nino;
con sus pares, es-
y varones (Montevideo,1995)22 hemos constatado una vez más, a
través de las actitudes y opiniones de los varones participantes,
"o-o-ilr"uí@ersistente. y
crutinio por parte de los otros hombres; aprueba la homofobia
I

l
que las masculinidades se construyen en varios campos estrecha- sostieneil sexismo y el heterosexismo (Marqués 1992; Kimmel
mente relqcionados icio del poder: 1997; Kaufman 1987).

.V t¡ tas modalidades de relación hacia las mujeres (dominación Las prácticas sexuales de los varones signiflcadag desd-e el
y sexismo) modelo lggglró;E¡e mascu[Údad, nos o&§lunglglg 39gvo
"desc-entr?do" 4q la§ decisloles
2) las modalidades de relación entre valgnes (ocupando luga- @
res de subordinación de.hs§ii rnis-mo tie-po o.rrpundo lugares
repffila
"n moneda: el modelo hegemónico
d;--emñi&d centra a las mujeres en sus roles y funciones repro-
supraordinados con relación á las mujeres en función de su género)
ductivas, postergando la búsqueda del placer sexual' I-a incqpqa-
+ .3)
I.- a fg-g&!lg
como elemento constitutivo del he- ca@ro-
ción del anrílisis de género en el
gemónico de masculinidad. ¿ffitizar -entre otros puntos- el impacto de
4) La heterosexualidad como militancia masculina y asociada l@s cuales en conjunción con otras in-
equiAaáesftñtuse, étnicas) pioducen grandes barreras en el agen-
22 "Proyecto: "Relaciones de género entre Adolescentes',, IMM (programa de ciamiento y ejercicio de mujeres y varones de los derechos sexua'
Adolescentes, IMM). Convenio IEPS- IMM, 1996197. Equipo técnico: Ctiia'" - f,Op",


64

¡¡¡
hegemóni-
y derechos reproductivos. Desde nueslra perspeclivq no es
les A más alternativas, ¿mayor presencia del rnodelo
actuale! masculinidades
posible hab/ar de derechos sexuales y reproduirhos, sin que co de masculinidad? ¿Soi reámente las
eslo no suponga deconslruir y cueslionar /os mode/os hege_ no hegemónicas verdideras alternativai
al modelo imperante?
mónicos de masculinidad y feninídad y la moral sexual (/a en un mundo
La transculturalidad del modelo hegemónico,
doble moral sexual) a ellos asocíada. de estudios transcultura-
"globaiirado" puede implicar la necesidad
en los varones:
lÁ, o estudios acerca de fenómenos transculturales
de
Notas finales y nuevos comienzos... .i á.r.rnpf.o, la pérdida de los derechos laborales' la sustitución
Algunos estudios al
la mano de obra por maquinaria especializada'
El modelo hegemónico de masculinidad tiene la capacidad de sectores populares'
ra.p"a," han mostrado los efectos que en los
absorber de los modelos alternativos algunos rasgos que re permite en el hogar' a la
tienen sobre la identidad masculina el recluirse
9l doblejuego de t elo, sombra de la desocupación, mientras las
compañeras logran man-
uhgru *ár plárti"o p. .. tener sus precarias fuentes laborales'
Las masculinidades subordinadas y las masculinidades emer- este tiempo histó-
El modelo hegemónico de masculinidad en
gentes pueden alavez que ofrecer "alternativas", contribuir a la
ricoestáasociadoalmodeloeconómiconeoliberal.Sinembargo
reañrmación del dominio de un modelo hegemónico de masculini- asociando presentan-
importa subrayar que también se han estado
dad, quien es capaz de "reciclarse".
domodeloshegemónicosdemasculinidadenlassociedadessocia-
indígenas y en la cultu-
El término "reciclaje" es propuesto por los autores23 de una listas y socialdámócratas, en las sociedades
investigación sobre la condición del varón en Montevideo, a media- ta gay.
dos de los 90: *at""li"aidq4 h
El cuestionamiento de ta
'Es juslamenle esfe hurlarse al tema, esle sos/ayar nsle-
ffii-r.iÁn ttnah rral izados" durante st-
s1-

málicamenle su consíderación, esle minimizar su imporlancia, nyaun¿titis de formas de producir y


iOÑ
/o que nos //eva a soslener que los yarone,e no estamos reno- il;;;ffi i;li*io""'afectivás'.familiares'.ecoyTl1'Yt^:,1-11:
ciendo a uno nueyo condición, acompañando aclivamenle e/
proceso de renacimienlo ¡femenino, sino que, a pesar de /as "*.o"allílainvisibilidadylasresistenciasindividuales,colectivas
institucionales de un modelo prácticamente
universal'
e
buenas ínfenciones expresadas por muc/tos de /os enc¿tesÍa- Al decir de Connell (16), Tas ídeologías conservado-
dos, apenas y a conlramano, nos esrame!_res!!@do, infen- masculina
*" ))io"i"t**" consideran que lo encarnación
tando "bgocgr1 *l en fanfo " natLtro/"
_"/ fsfgf_;o"r, po"¡ble ñÁueva sífua- es el límife de la po/ítica" lo másculinidad'
ctón. Es deci4 en e aquí demueslran exac-
es inmufab/e. Los esfudios ana/izados
lamenle /o conlrario. n "
eslán acÍualizando una verdadera revolución, pagando por
e//a /os peajes correspondienfes, nosolros, /o,r varone^y, nos ámbito de la poli¡ica' e@
ie constan¡e-
es posible
con/ormamos con acepla4 con sulñcrenle buena dirposícü4 li
irrr" "f"uñWr'el podir social'- Por lo fanlo masculina'
midas re/otmas, aphcando la we¡'a y ya muy desacredrTada recela encarnación
coocebír ,ro pilíriro áemocráti"a de
-rra
de cambtbr algo para poder lograr que lodo quede como eslá,, potitXn Afrigiao a la¡uslicia y la paz sociales"
23 corsino, comensoro, Güida, Lutz. ser varón en el dos mil. La crisis del modelo
tradicional de masculinidad y sus repercusiones. Edición de los autores con auspicio
del Fondo de Población de Naciones Unidas.l998

67
ill 66
li
J
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Ps.Alejandra López Góme z (algl9 @adinet.com.uy)


Dr. Carlos Güida (cdguida@adinet.com.uy)
Coordinadores
Cátedra Libre Salud Reproductiva, Sexualidad y Género
(sexrep@psico.edu.uy)
Facultad de Psicología
Universidad de la República
Año2000

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