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«Y es que los dioses han ocultado el


Karl Polanyi: sustento del hombre.»

crítica del mercado, HESÍODO, Los trabajos y los días

crítica de la economía

L a cita de Hesíodo con la que inicia-


mos este artículo sobre el pensa-
miento socio-económico de Karl Po-
Carlos Prieto lanyi es la misma que encabeza la publicación
de su última obra en castellano, El sustento del
hombre 2 Es la expresión resumida del plantea-
miento que hace acerca de dos cuestiones que,
articuladas la una a la otra cual si se tratara de
dos caras de una misma moneda, constituyen
uno de los aspectos nucleares de su pensamiento
teórico.
Ese planteamiento es el siguiente:

a) El contenido común de toda activi-


dad económica es la provisión de bie-
nes materiales —«el sustento»— para
la reproducción de la sociedad (concep-
ción sustantivista) y no la elección de
medios escasos para fines alternativos
(concepción formal), como pretende la
formulación moderna de la ciencia eco-
nómica.
b) La concepción formal de la economía
sólo es aplicable a una economía de
mercado pura y su universalización co-
mo teoría y como método de análisis
imposibilita —«oculta»— la compren-
sión del modo como la economía en
tanto que actividad real se halla articu-
lada con la sociedad y ahoga toda posi-
bilidad de «pensar políticamente» (SH:
87) la relación entre lo económico y lo
social.

En este sentido abordar en un artículo el


planteamiento de Polanyi sobre el mercado y
la ciencia económica según se anuncia en el
título no es tratar una cuestión entre otras, si-
no desarrollar la esencia misma de su pensa-
miento. Trataremos primero de su concepción
del mercado en términos conceptuales e histó-
ricos y, a continuación, de su crítica a la ciencia
económica.

Carlos Prieto. Dpto. Sociología 1, Facultad CC. Políticas y Sociología. Universidad Complutense de Madrid
Política y Sociedad. 21(1996), Madrid (pp. 23-34)
24 Carlos Prieto

1. La economía política ta extraeconómica). Es raro, sin embargo, en-


del capitalismo de mercado contrar aún hoy reflexiones teóricas que se den
como objeto expreso su definición exacta. De
modo que, como dice Ferrarese (1992: 291) en
• . un espléndido artículo sobre el tema publicado
a economía de mercado no es un sis- en Stato e Mercato, es una especie de «unexa-
tema económico sin más. Es siem- mined assumption» de las ciencias sociales y, en
pre, por su propia esencia, un siste- particular, de la económica 4
ma político-económico: porque es una forma de Ferrarese (1992) distingue cuatro planos de
organizar la producción y la distribución de bie- significación en los que puede situarse el con-
nes que exige una organización social y politíca cepto de mercado: el espacial, el ideológico, el
adecuada a su estructura y a su funcionamiento, de paradigma de la acción social y el institucio-
Eso es lo que queremos expresar con el título nal. En Polanyi se encuentran referencias al sig-
que hemos elegido para este apartado y que re- nificado del concepto de mercado en estos cua-
produce literalmente el de uno de los capítulos tro planos, que se hallan, además, interrelacio-
de obra de Stanfiel (1986) sobre el pensamiento nados. Concederá, no obstante, una relevancia
económico de Polanyi. especial al plano institucional: el mercado es
Esta concepción de lo que es una economía una institución social que da forma a la activi-
de mercado reclama una reflexión en dos eta- dad económica. Veamos cómo lo hace.
pas. En la primera, habrá que explicitar qué El intercambio/mercado aparece en primer
entiende exactamente Polanyi por mercado o lugar como una de las cuatro «formas de inte-
economía de mercado en sí misma. En la se- gración» básicas de la actividad económica. Las
gunda mostrar cómo y en qué sentido esta eco- otras tres son la reci rocidad la redistribución
nomia impone una determinada estructuración
de la sociedad. yformas
la hacienda (GT: cap.designan
de integración 4, y SH:a 109-1 18). «Las
los movimien-
El método que sigue Polanyi para llevar a tos institucionalizados a través de los cuales se
cabo esta tarea discurre por una doble vía. La conectan los elementos del proceso económico»
vía de la reflexión teórica abstracta y la vía de (SH: 109). Cada forma de integración requiere
observación y análisis de la sociedad inglesa del para su funcionamiento de unas estructuras ms-
siglo xix. El siglo XIX inglés, que en términos titucionales y de unos principios de comporta-
hístóncos se inicia, para él, hacia 1830 y con- miento marcados éstas. Los principios de com-
cluye en los años 20 del presente siglo, es el portamiento no adquieren sentido si no es den-
período en el que Inglaterra ~sufre una expe- tro de cada estructura institucional específica 6
riencia de desestructuración social y humana No es este el lugar para desarrollar el conte-
como nunca se había conocido en la historia; el nido de cada forma de integración, que, por otra
origen de la misma se halla en la puesta en prác- parte, Polanyi no despliega de un modo preci-
tica, por primera vez en la historia de la huma- 50 ~. Baste con una presentación del mismo en
nídad, de una economía de mercado, es decir, de forma de esquema (cuadro 1).
una forma de producir y distribuir el sustento Cada forma de integración de la actividad
del hombre regulada exclusivamente por el mer- económica tiene, como se ve, su propia especifi-
cado. cidad. El rasgo central del intercambio en tanto
que intercambio mercantil es la autorregulación.
«La autorregulación implica que toda la produc-
1.1. El mercado antorregulador ción está destinada a la venta en el mercado y que
todos los ingresos provienen de ella. Existen, en
La referencia al concepto, o al menos a la consecuencia, mercados para todos los elemen-
idea, de mercado se halla permanente presente tos de la industria, no sólo para los bienes (...)
en los escritos de economía teórica o empiríca. sino también para el trabajo, la tierra y el dine-
El lenguaje económico-periodístico actual ha ro, cuyos precios son denominados, respectiva-
llegado incluso a hipostasiarlo como si se trata- mente, precios de las mercancías, salario, renta
ra de una agencia social omnipresente que rige, territorial o ‘‘renta’’ e interés. Estos mismos
sin saber muy bien cómo, el destino de todos los términos indican que los precios forman los in-
componentes de nuestra vida económica (y has- gresos» (07=122, cursiva nuestra).
Karl Polanyi: crítica del mercado, crítica de la economía 25

Cuadro 1 que el aspecto más visible y aparente de la for-


Formas de integración de la actividad económica ma de integración mercantil de la actividad eco-
nómica. Porque esa autorregulación sólo puede
darse si se ve acompañada de una serie de pre-
i,~;;,~;;;;;;,s 1 c,p;rFj;i!<
rrequisitos institucionales y de comportamiento.
- Entre los prerrequisitos institucionales desta-
Reciprocidad Simetría Don/contradón can dos. En primer lugar, el derecho a la propie-
dad priuada de las mercancías vendibles y la li-
Redistribución Centralidad Entrega de bertad de su uso, por una parte, y su correlato,
bienesa el establecimiento de contratos libres entre las
un centro partes que deben respetarse (SH: 121), por otra.
de autoridad
En segundo lugar, el atomismo (SH: 85) de los
Hacienda Grupo cerrado Producción sujetos que participan en el proceso. Todos y
autárquico para uso cada uno de ellos existen y actúan por cuenta
propio propia, en búsqueda de sus intereses particula-
res y separados de los demás; no hay grupos pi
Intercambio Mercado Lucro individual redes sociales ni coaliciones, sólo individuos y
regulado/ regateo se relacionan entre ellos en cuanto tales.
mercado La relación entre individuos es una relación
* autorregulado particular. Si lo hacen, es en búsqueda de la
Fuente: Elaboración propia a partir de la obra de K. Po- satisfacción del lucro personal, del máximo be-
lanyi. neficio (SH: 116), principio de comportamiento
que el pensamiento económico moderno ha asi-
milado al de «acción racional económica» (SH:
Que existen mercados para todos los compo- 8586), acción consistente en la elección más
nentes de la actividad económica quiere decir adecuada entre medios escasospara alcanzar fil-
que el principio regulador de todos ellos son los nes alternativos y jerarquizados (ver infra). La
precios. «La economía de mercado (es) una eco- necesaria e ineludible mediación del dinero en
nomía gobernada por los precios del mercado y toda transacción hará, por otro lado, que esa
únicamente por ellos» (GT: 83, cursiva nuestra). maximización del beneficio ‘y del lucro indivi-
Los precios se establecen mediante «las así lla- dual tenga que ser (y no pueda ser otra cosa
madas leyes de la oferta y demanda* (SH: 121). que) maximización dineraria (SH: 101). Este
Las variaciones en la relación entre oferta y de- principio tiene, sin embargo, para Polanyi orí-
manda harán, además, que esos precios no sean genes y concreciones diferentes según se trate de
nunca estables sino que se hallen en permanente «desposeídos» o «propietarios»; en el primer ca-
fluctuacidn (SH: 79). so nos encontramos con el «temor al hambre»*,
La autorregulación en base a precios de los en el segundo con «el deseo de ganancias» (SH:
diversos mercados, exige, por fin, que con el ob- 83). No se trata, como se decía más arriba, de
jeto de hacer «mutuamente compatibles los va- principios de comportamiento naturales; sólo lo
lores relativos a todas las mercancías» (Haw- son en y para una estructura institucional de
trey, citado por Polanyi en nota al final, 1989: mercado.
127) todos esos mercados se hallen «en comuni- Una forma de integración de la actividad eco-
cación recíproca formando un gran mercado nómica como la que se ha descrito siguiendo los
único» (GT: 127). Todas las unidades económi- escritos de Polanyi no sólo puede funciopar al
cas son «intercambiables» (SH: 127) y, por con- margen del Estado, sino que lo requiere. «Existe
siguiente, necesariamente cuantificables (SH: otro grupo de condiciones que conciernen al Es-
128). De modo que no existe ninguna mercancía tado y su política. No se debe permitir nada que
cuyo uso esté asegurado: el trabajo puede ser obstaculice la formación de los mercados y no
sustituido por máquinas, las máquinas por ac- hay que permitir que los ingresos se formen más
ciones de la bolsa... Todo depende de hacia don- que a través de la venta (...). Unicamente intere-
de la ley de oferta y demanda desplace la renta- san las políticas y medidas que contribuyan a
bilidad de cada una de ellas. asegurar la autorregulación del mercado» (GT:
La autorregulación, por otro lado, no es más 123).
.
26 Carlos Prieto

Esas son las características fundamentales en ción de medios de subsistencia y de su distribu-


que se desagrega el contenido articulado del ción para su «aprovisionamiento», para su «sus-
concepto de mercado según lo concibe Polanyi. tento». Lo que no se da en las Formas de inte-
Podría decirse que, a grandes rasgos, tiene mu- gración distintas de las de mercado ni en las
chas semejanzas con el de otros economistas y sociedades o comunidades históricas en las que
sociólogos que se han ocupado del tema. Entre predominan es una actividad económica con
éstos hasta sería posible incluir los nombres de sentido, reglas y leyes propiamente económicas.
algunos neoliberales radicales, como Hayek y En ninguna de ellas puede observarse la presen-
Friedman; también en ellos se halla presente co- cia del horno occonoinicus ni de la acción racio-
mo uno de los rasgos básicos del mercado la nal calculadora que la ciencia económica mo-
idea de autorregulación ~. No obstante, de todos derna pretende universales. Hay actividad eco-
ellos, y en particular de estos últimos, se va a nómica, pero como tal es invisible ID
diferenciar netamente por el modo como va a El carácter de la economía de mercado es en
teorizar y valorar la relación de la forma de in- este sentido radicalmente distinto. En su caso la
tegración económica mercantil con la sociedad actividad económica se constituye como una ac-
en su conjunto. tividad específicamente económica. Con insútu-
ciones y comportamientos diferenciados y sepa-
rados de un modo claro y nítido del resto de
1.2. De la economía de mercado a la sociedad instituciones y comportamientos sociales y polí-
de mercado ticos.
Una institución social cuya «estructura de
Así pues, «la economía de mercado es un sis- apoyo» son la propiedad privada, la atomiza-
tema económico regido, regulado y orientado ción de quienes participan en ella (individuos
únicamente por los mercados (en el que) la tarea desocializados), la articulación de todos esos in-
de asegurar el orden en la producción y la dis- dividuos a través de relaciones de compraventa
tribución es confiada a ese mecanismo autorre- (oferta y demanda) y su movilización y despla-
gulador» (GT: 122). Ese orden es asegurado de zamiento a través de los precios resultantes so-
un modo distinto por las otras tres formas de metidos en permanencia a fluctuaciones y que
integración de la actividad económica. exige un comportamiento orientado hacia la
No se trata, sin embargo, simplemente de una maximización calculada (y calculada necesaria-
forma de integración entre cuatro. Las tres pri- mente en dinero) del lucro de sus agentes, es
meras formas de integración gozan de una pe- una institución social que sólo tienen un senti-
culiaridad que las diferencia en conjunto de la do: el de organizar la producción y distribución
de intercambio: en éstas el orden de la produc- de medios para la satisfacción de necesidades
ción y de la distribución de bienes se halla inte- materiales; en ello empieza y en ello acaba. «La
grado, «incrustado» («embedeed») en el orden subsistencia se asegura fundamentalmente me-
social; su lógica económica es dependiente de su diante instituciones económicas que actúan
lógica social. En los tres casos «la pregunta uni- por móviles económicos y se gobiernan por
versal de quién debe hacer qué, qué medios de- leyes económicas. Las instituciones, los móviles
ben ser utilizados, cuánto se va a utilizar, cuán- y las leyes son específicamente económicas»
do, a quién irán a parar los resultados produc- (SH: 121).
tivos y en qué cantidad son cuestiones que Su particularidad respecto de las demás for-
deciden las normas de conducta de la estructura mas de coordinación se encuentra así tanto en
social particular que rija en cada caso» (Pear- laforma de organizar la actividad económica co-
son, 1994: 50). Su «orden económico es una sim- mo en la especialización de su contenido; y am-
píe función del orden social» (07’: 92). De ahí bos aspectos se hallan conectados.
que no pueda hablarse de la existencia de una Se trata de una diferenciación que Polanyi
actividad económica separada del resto de acti- encuentra ya en Aristóteles «testigo ocular de
~,

vídades que estructuran la sociedad con un sig- algunos de los rasgos originales de un comercio
níficado propio y regulada por instituciones y de mercado en el momento de su primera apa-
leyes especificas. rición en la historia de la civilización» (Polanyi,
No quiere decir que no exista actividad eco- 1975: 95), y en la cual se inspira. Una lectura
nómica. Toda sociedad requiere de la produc- detenida del capitulo que el filósofo griego con-
Karl Polanyi: crítica del mercado, crítica de la economía 27

sagra a las diversas formas de «adquisición de tica y la adquisición comercial, pero las carac-
bienes» en su Política nos permite construir un terísticas que atribuye a la primera de ellas van
esquema que ilustra el planteamiento polanyia- más allá del ámbito puramente doméstico ya
no (cuadro 2). Aristóteles ~610 distingue entre que entre sus agentes incluye tanto al jefe de
dos «modos de adquirir», la adquisición dqmés- familia como al Estado.

Cuadro 2
«Modos de adquirir», según Aristóteles
económica 1991193
.. - -...
Dirncnsirmc?i Adqu~si~ihl dr~lrlivirir:;r .~tlr~~rkkj~ii~ e~mwiol

Objeto Reunión de medios indispensa- Acumulación de dinero


bles a la existencia

Tipo de riqueza Bienesfísicos Dinero

Fundamento último. Origen La naturaleza El «arte» (contrario a la naturale-


za. Lo más contrario a la natura-
leza)

Carácter Limitado Ilimitado

Actividad Trabajo: agricultura, pesca,gana- Comercio*


dería, bandolerismo (pillaje, gue-
rra)

Causafinal (valor) De uso:coincidenciaentre el senti- De cambio: ruptura entre el senti-


do de la actividad y su fin do de la actividad y su fin

Calificación moral Moral: «vivir como se debe» Inmoral: preocuPaci6n exclusiva


“por vivir»

Valoración social Estimada Execrada (condena de la usura)

Agentes Jefe de familia, Estado Comerciantes

Fuente: Elaboración propia a partir del capítulo III de Politica de Aristóteles.

El hecho de que la economía de mercado cons- del mercado. En lugar de que la economía se vea
tituya una institución social separada del resto de marcada por las relaciones sociales, son las rela-
la sociedad y especializada en la producción y ciones sociales las que se ven encastilladas en el
distribución de bienes no quiere decir, sin embar- interior del sistema económico» (GT: 104-105).
go, que la sociedad tenga una existencia autóno- Stanfield (1986: 110-111) expresa la misma idea
ma e independiente cuya estructuración y diná- del siguiente modo: «La economía desincrustada
mica se produzcan al margen del mercado. (de mercado) no significa que la economía sea de
Política y sociedad se hallan institucionalmente hecho autónoma ya que (...) la sociedad, la cultu-
separadas del mercado, pero su configuración y ra y la política tiene que apoyar el comporta-
su dinámica se encuentran determinadas por él: miento económico de múltiples maneras (...). El
«Una economía de mercado únicamente puede fun- mito del mercado y la glorificación del beneficio
cionar en una sociedad de mercado» (GT: 105, cur- produce una tendencia perversa de dominación
siva por nosotros). En una economía de mercado de la vida social, cultural y política por razones
«la sociedad es gestionada en tanto que auxiliar económicas».
28 Carlos Prieto

Sería prolijo reproducir los múltiples argu- Una economía de mercado autorregulada, al
mentos que Polanyi desarrolla para apoyar esta requerir que todos los bienes Funcionen en tanto
tesis que constituye uno de los pilares de su pen- que mercancías y que todos los ingresos proce-
samiento. Nos limitaremos a hacer referencia a dan de relaciones mercantiles, exige que tam-
aquellos que nos parecen centrales. bién el trabajo y la tierra sean movilizados co-
El primer argumento, aunque genérico, es el mo una mercancía más. Tanto el uno como la
más obvio. Si toda sociedad necesita organizar otra podrán comprarse y venderse libremente
de alguna manera la producción y distribución en mercado y habrán de tener un precio. Es
de medios materiales para su subsistencia y la más, sólo cuando el trabajo 13 y la tierra son
forma de hacerlo en la sociedad moderna es a convertidos en mercancías somctidas a la ley de
través de una economía de mercado, esa socie- oferta-demanda-precio particular y general po-
dad deberá configurarse política y socialmente drá hablarse en todo rigor de economía de mer-
de modo y manera que sea posible aquélla, es cado 14 Pero si el trabajo y la tierra constituyen
decir, en tanto que sociedad para el mercado, en la esencia de la sociedad, mercantilizarlos es
tanto que sociedad de mercado (07’: 105). De mercantilizar la sociedad entera. «Incluir a la
otro modo no podría disponer de los medios tierra y al trabajo entre los mecanismos de mer-
necesarios para su subsistencia. La configura- cado supone subordinar a las leyes del mercado
ción de la sociedad habrá de hacer posible así la sustancia misma de la sociedad» (GT: 126).
el cumplimiento de las «leyes económicas» (SU: El problema de la mercantilización del traba-
81) y someterse a ellas sean cuales sean sus con- jo y de la tierra es que se trata en su caso de
secuencias sociales y políticas o, al menos, sí- un a mercanúlización por así decirlo forzada.
tuando a éstas en un segundo plano frente a «Las mercancías son G•~) objetos producidos pa-
aquéllas 2~ ra la venta en el mercado» (07’: 127); sin embar-
El segundo se refiere al ámbito de la cultura. go, la tierra y cl trabajo ni son producidos para
La economía de mercado determina la cultura la venta ni pueden serlo. «El trabajo no es más
de toda la sociedad y de sus miembros no sólo que la actividad económica que acompaña a la
porque en la organización de la producción y propia vida —la cual, por su parte, no ha sido
distribución de bienes «el móvil de la ganancia producida en función de la venta, sino por ra-
deba sustituir al de la subsistencia» (07’: 81) sino zones totalmente distintas—, y esta actividad
porque eleva dicho móvil «al rango de justifica- tampoco puede ser desgajada del resto de la vi-
ción de la acción y del comportamiento en la da, ni puede ser almacenada ni puesta en circu-
vida cotidiana» (07’: 66). lación. La tierra por su parte es, bajo otra de-
El tercero y más importante tiene que ver con nominación, la misma naturaleza, que no es
el papel que una economía de mercado impone al producida por el hombre» (07’: 128 it) Al no ser
trabajo y a la tierra, realidades que, para Pola- producidas para la venta, ni el uno ni la otra
nyi constituyen «la esencia misma de toda so- son mercancías en sentido estricto. Y, sin cm-
ciedad» (SH: 81). La relevancia que concede a bargo, ninguna economía de mercado funciona
estas dos realidades es tal que el criterio defini- sin su mercantilización. La combinación de es-
tivo a partir del cual, según Polanyi, se distin- tas dos características lleva a Polanyi a definir-
guen y diferencian unas formas de integración las como mercancías ficticias (07’: 128). Y «la
de la economía de otras es el de la posición que ficción en virtud de la cual esto tenía que ser así
en cada una de ellas ocupan ambas. «La socie- se (convierte) (...) en el principio organizador de
dad llamada salvaje se caracteriza por la inte- la sociedad» (07’: 132).
gración de la tierra y de la mano de obra en la La economía de mercado no es así sólo eco-
economía a través de los lazos de parentesco. nomía sino también, indisolublemente, una eco-
En la sociedad feudal, los lazos de fidelidad con- no>nía política de mercado. Sus electos societales
dicionan la suerte de la tierra y de la mano de van aún más allá de lo dicho hasta aquí.
obra que la acompaña. En los Imperios que se La conversión en mercancías de dos realida-
apoyaban en el uso de las crecidas en la agricul- des sociales que no lo son en sí mismas y que,
tura, la tierra era generalmente distribuida y a además, constituyen la esencia de toda sociedad,
veces redistribuida por el templo o el palacio y lleva directamente y por su propia lógica, a sal-
lo mismo sucedía con la mano de obra (1975: yo de la intervención de otras fuerzas, a la des-
249). trucción de la sociedad y de la naturaleza. Mere—
Karl Polanyi: crítica del mercado, crítica de la economía 29

ce la pena citar un largo párrafo de Polanyi al cepción a esta regla: el de las sociedades moder-
respecto: «Permitir que el mecanismo del mer- nas de economía capitalista de mercado; c) aun
cado dirija por su cuenta y decida la suerte de así el proyecto de una sociedad plena de merca-
los seres humanos y de su medio natural, e in- do es utópico, al menos a largo plazo, dado que
cluso que de hecho decida acerca del nivel y de la implantación de una economía de mercado
la utilización del poder adquisitivo, conduce ne- origina automáticamente un movimiento socie-
cesariamente a la destrucción de la sociedad. Y tal de autodefensa, liderado por la clase obrera
esto es así porque la pretendida mercancía de- (ver, en particular, 07’: caps. 13 y 18) que termi-
nominada «fuerza de trabajo» no puede ser za- na por introducir elementos de «desmercantili-
randeada utilizada sin ton ni son, o incluso ser zación» en la movilización de las dos mer-
inutilizada, sin que se vean inevitablemente candas ficticias IX y d) la construcción de una
afectados los individuos humanos portadores de economía y una sociedad tan poco natural co-
esta mercancía peculiar. Al disponer de la fuerza mo una economía y una sociedad de mercado y
de trabajo de un hombre, el sistema pretende su reproducción sólo es posible a través de un
disponer de la entidad física, psicológica y mo- inmenso esfuerzo político mantenido de legiti-
ral «humana» que está ligada a esta fuerza. (...) mación: ese ha sido y es el papel y el sentido de
La naturaleza se vería reducida a sus elementos, la economía política clásica y neoclásica y del
el entorno natural y los paisajes serían saquea- pensamiento liberal.
dos, los ríos polucionados, (...) el poder de pro- Cada uno de estos puntos merecerían una
ducir alimentos y materias primas destruido 6» atención particular. Aquí nos limitaremos a tra-
(07’: 128-129; ver también 07’: 26). tar, brevemente, el último de ellos.
Según puede verse, la destrucción de la socie-
dad producida por la economía de mercado en
la que piensa Polanyi no consiste, como podría
pensarse en una lectura precipitada de sus 2. Crítica de la economía
obras, en un proceso de empobrecimiento ma- política
terial de la clase trabajadora, aunque este pro-
ceso se haya dado defacto en el siglo xtx inglés. u
La destrucción consiste en una desestructura- a crítica que hace Polanyi a la eco-
ción social general que afecta de un modo par- nomía política se centra en dos mo-
ticular a ésta. En una economía de mercado, «a mentos distintos: el primero es el del
pesar de la explotación, el obrero puede, desde nacimiento histórico de la economía política
un punto de vista financiero, encontrarse mejor clásica; el segundo tiene por objeto la refunda-
que lo que tenía con anterioridad, lo que no es ción marginalista de la ciencia económica. La
óbice para que un mecanismo (el mercado), ab- crítica de la economía política clásica se encuen-
solutamente desfavorable al individuo y al bie- tra en La gran transformación. La de la neoclá-
nestar general, cause estragos en su entorno, sica se halla dispersa en muchos de sus escritos.
arrase su prestigio en la comunidad, su oficio y
destruya, en una palabra, sus relaciones con la * La crítica polanyiana a la economía política

naturaleza y con los hombres, en las cuales es- clásica es más una crítica sociológica que teóri-
taba hasta entonces enraizada su existencia eco- ca. Va dirigida sobre todo a mostrar el papel
nómica» (07’: 213). ideológico-político que históricamente cumplió.
Definitivamente para Polanyi el mercado es La economía política nace a caballo entre los
la «fábrica del diablo» (07’: 69). No sólo confi- siglos XVIII y xix ingleses de la pluma de pen-
gura un tipo de sociedad a su medida sino que, sadores bien conocidos como Malthus, Ricardo
además, su lógica y dinámica naturales llevan y Bentham y de otros que lo son tanto como
directamente a la destrucción de ésta. Townsend y Burke 19
No es de extrañar que, en este contexto teó- El siglo xviii inglés es testigo de un fenómeno
rico, Polanyi se esfuerce por mostrar cómo des- hasta ese momento desconocido en la historia:
de el punto de vista de la historia comparada de el de una revolución industrial que a la vez que
las sociedades: a) todas éstas hayan establecido incrementa la riqueza de la nación multiplica el
mecanismos de control y defensa frente a cual- número de pobres e indigentes hasta unas cifras
quier mercantilización 17; b) sólo haya una ex- difícilmente soportables tanto en términos mo-
30 Carlos Pr¡eto

rales como políticos para las clases dominantes, aceptable servicio, el hambre no es sólo un me-
Y si el problema era tanto moral como político dio de presión pacifico e incesante, sino también
se requería una respuesta que abordara a un el móvil más natural para la asiduidad y el tra-
mismo tiempo los dos planos. bajo; el hambre hace posibles los más poderosos
Esa respuesta vino de la mano de un tipo de esFuerzos, y cuando se sacia, gracias a la libera-
reflexión que terminará siendo una nueva cien- lidad de alguien, consigue fundamentar de mo-
cia: la economía política, do durable y seguro la buena voluntad y grati-
El punto de partida no era sólo la existencia tud» (Townsend, citado en 07’. 190-191).
de una pobreza masiva, sino también el de su Ese es el orden social natural y, como todo
carácter persistente: «decenio tras decenio el ni- orden natural, no sólo irreformable sino tam-
vel de vida de los pobres trabajadores no mejo- bién bien ordenado. En consecuencia, el único
raba en absoluto, cuando no empeoraba» (07’. papel que le queda al orden humano de la
204). Ahora bien, si este fenómeno era persisten- política es el de permitir y facilitar su funciona-
te a pesar del incremento de la riqueza y del miento 20 «Nada de salarios fijos, ni socorros
«sistema de socorros» establecido por la Ley de para los parados útiles, pero tampoco salarios
Speenhamland de 1975, es que tenía unas causas mínimos ni nada que garantizase el «derecho a
ineludibles humanamente. Las causas sólo vivir». Hay que tratar el trabajo como lo que es,
podían ser de orden natural; la sociedad tenía una mercancía que debe recibir su precio del
que formar parte de la naturaleza. Y si la natu- mercado. Las leyes del comercio son las leyes de
raleza física se hallaba regulada por leyes inque- la naturaleza y, por consiguiente, las leyes de
brantables por el hombre, lo mismo habría de Dios» (07’: 195; la cursiva es nuestra).
suceder en la sociedad. Sólo quedaba una cues- El que posteriormente se probara que muchas
tión: descubrir esas leyes al igual que Newton de las leyes formuladas por estos primeros
había descubierto las de la naturaleza física. Ese científicos de lo social fueran erróneas carecía
fue el objetivo del esfuerzo pensador del mo- de importancia. Lo importante es que se había
mento. creído descubrir un nuevo orden natural y una
Las premisas naturalizadoras de lo social die- nueva ciencia que lo investiga y lo imponía co-
ron su fruto. Su muestra más evidente Fueron la mo norma, por más que supusiese la aceptación
ley de la población de Malthus y la ley de los de la presencia masiva de la pobreza. «El des-
rendimientos decrecientes de Ricardo, que «ha- cubrimiento de la economía fue una revelación
cen de la fecundidad humana y de la fertilidad revolucionaria que aceleró la transformación de
del suelo los elementos constitutivos del nuevo la sociedad y el establecimiento de un sistema
territorio cuya existencia ha sido descubierta» de mercado (07’: 199) 21
(07’: 193). Sólo son la punta del iceberg de ese Así el descubrimiento y desarrollo de la eco-
«nuevo territorio» de la naturaleza, pero el te- nomia política fue el instrumento ideológico im-
rritorio quedaba ya descubierto. De su explora- prescindible para la superación del orden social
ción se encargará una nueva ciencia, tan nueva anterior y la implantación del nuevo orden de
como aquél: la economía política. Así, si había una sociedad de mercado (Prieto, 1993). Pero si
pobres y su situación no mejoraba, nadie tenía su sentido histórico es ese, es evidente que su sig-
la culpa y la política nada podía hacer; su exis- nificado real se sitúa mucho más en el terreno de
tencia formaba parte de la naturaleza social or- lo político que en el de lo estrictamente cient(fico.
denada.
El desarrollo de la economía política mostra- * La crítica polanyiana a la economía neoclá-
rá el sentido de la pobreza en ese orden: «Uni- sica se mueve en una dirección diferente, aunque
camente el hambre puede espolear y aguijonear su conclusión final no se aleje tanto de la ante-
(a los pobres) para obligarlos a trabajar; y pese rior.
a ello nuestras leyes han decretado que nunca La economía neoclásica se construye como
deben pasar hambre. Las leyes, hay que recono- ciencia a partir del significado de término «eco-
cerIo, han dispuesto también que hay que obli- nomizar» en tanto que «ahorrar» (511: 91). Es
garlos a trabajar. Pero la fuerza de la ley en- un significado que expresa la relación medios-
cuentra numerosos obstáculos, violencia y albo- fines y hace referencia al hecho de la escasez.
roto; mientras que la fuerza de la ley engendra Tiene un contenido formal y es conceptualizado
mala voluntad y no inspira nunca un buen y como acción racional.
Karl Polanyi: crítica del mercado, crítica de la economía 31

La acción racional se define como la elección encarga de mostrar la antropología y la historia,


de unos medios en relación con un fin. La espe- sólo en las sociedades modernas se observa un
cificidad de la acción racional no se refiere «ni tipo de organización y comportamiento econó-
a los medios ni a los fines, sino a la relación micos similares a los que presupone la eco-
medios-fines» (Polanyi, 1975:241). Cualquiera nomía formal 22 si ni siquiera una economía de
que sea el fin, lo racional es elegir los medios mercado puede funcionar, ni funciona a largo
adecuados para alcanzarlo. Así, «la lógica de la plazo según lo plantea y exige dicha economía,
acción racional se aplica a todos los medios y como lo demostró la gran transformación de los
fines concebidos» (Polanyi, 1975:241), desde los años 30, es evidente la necesidad de elaborar
más banales a los más elevados, una concepción alternativa a la actividad y a la
«Cuando la elección de los medios en relación ciencia económicas.
con un fin se halla marcado por su insuficiencia La alternativa ofrecida por Polanyi consiste
nos hallamos ante la economía» (Polanyi, en una definición sustantivista de la economía,
1975:241) que Polanyi denomina formal. La es- como actividad y como ciencia social. En tanto
casez es un postulado básico en esta concepción que actividad son económicas todas aquellas ac-
de la economía. El postulado de la escasez su- tividades de producción y distribución de bienes
pone: a) que los medios son escasos; b) que la materiales que tiene por objeto la satisfacción
elección de uno u otro medio se halla determi- de las necesidades de una sociedad. La eco-
nada por la escasez. nomía como ciencia social, a su vez, tiene por
Pero esta concepción formal de la economía objeto el estudio de las formas de integración de
está tomada desde la experiencia de una eco- aquélla y del modo como se hallan incrustadas
nomía de mercado instituida y sólo es aplicable («embedded») en la sociedad, de su diversa ms-
a ella. La escasez se hace aquí evidente a través titucionalización. En este contexto, volvemos a
de los precios y aparece relacionada con el po- recordarlo, para Polanyi la economía de merca-
der de compra, que por definición siempre es do no es más que una de las formas de institu-
limitado, cionalizar la economía entre otras.
La ciencia y la teoría económica moderna se No es éste el lugar de entrar en la discusión
hallan así construidas tanto desde el punto de acerca del valor de este planteamiento alterna-
vista de su definición como de su práctica a par- tivo de Polanyi. Mucho se ha escrito sobre él.
tir de los supuestos indicados: racionalidad, es- La obra de Godelier, Antropología y economía
casez y elección. Su definición más precisa y ela- dedica al tema muchas páginas. Lo que nos im-
borada y aceptada sigue siendo la de Robbins: porta resaltar aquí es: a) la crítica polanyiana
economía es «la ciencia que estudia la conducta de los supuestos del planteamiento de la eco-
humana en cuanto a relaciones entre fines y me- nomia neoclásica, y b) y, como complemento de
dios escasos, susceptibles de usos alternativos», lo anterior, la necesidad de redefinir la ciencia
Se da así una perfecta correspondencia entre económica y el lugar de la economía en la so-
la definición de la economía como actividad y ciedad.
la de la economía como ciencia; una y otra son
economía formal. Ahora bien, si la primera sólo
es válida en el caso de una economía de merca- 3. A título de conclusión:
do, lo mismo habría que decir de la segunda. la falacia económica
Reducir la economía como actividad al proble- la política
ma de la elección racional de medios escasos y regulación
para lograr fines alternativos y la economía co- de la economía
mo ciencia a la reflexión y análisis sobre este
tipo de actividad y pretender que la primera es
universal es caer en la falacia económica, es a falacta económica no tiene sólo un
decir, en el «error lógico» de «igualar la eco- sentido cognoscitivo. Tiene también,
nomía humana general con su forma de merca- tiene sobre todo, un contenido
do» (5: 78; ver también Polanyi, 1975: cap. 13). político. Y si Polanyi se interesa por el primero
Si toda sociedad requiere de un determinado es porque está interesado por el segundo.
tipo de actividad económica para lograr su Lo hemos ido viendo a lo largo de este
«aprovisionamiento» y, sin embargo, como se articulo. La economía de mercado al requerir a
32 Carlos Prieto

partir de su autorregulación una sociedad de La situación de los 90 es bien diferente. El


mercado es siempre una economía política de liberalismo, neo o no, ha recuperado su hege-
mercado. Exige la subordinación de la sociedad monía y la economía de mercado, como teoría
y de la política a su propia dinámica. En la me- y como práctica, se ha convertido en la eco-
dida en que la ciencia económica (clásica y neo- nomia ortodoxa, una ortodoxia que la política
clásica) es la teorización de lo que considera la ha asumido como tal.
economía, a pesar de no ser más que la teoriza- Problemas sociales no faltan en este final de
ción de una economía, la de mercado, y sostiene siglo: nos hallamos ante una reemergente cues-
la inevitabilidad de las leyes que la conforman tión social. Desde que a mediados de los años
se convierte automáticamente en el instrumento 70 se inicia una nueva etapa en la historia del
político-ideológico de su defensa y extensión. capitalismo mundial capas importantes de la
Cualquier crítica de la economía de mercado población cada vez más numerosas contemplan
y cualquier intento de transformación o de re- cómo sus condiciones de trabajo y de vida se
forma del mismo, transformación o reforma que deterioran: el paro alcanza cifras que cualquier
se inscriben
23
claramente en una perspectiva po- observador de la etapa anterior consideraría
lanyíana , en el sentido de recuperar la pree- politicamente insostenibles, el trabajo de quie-
minencia de la sociedad y de la política sobre la nes logran o mantienen un empleo se intensifica,
economía, han de pasar así necesariamente por la posibilidad de trazar un itinerario de vida y
la crítica de la ciencia económica como tal. La alcanzarlo se torna una utopía, la delincuencia
ctencia económica, y su extensión la «mentali- —síntoma de descohesión social— no deja de
dad de mercado», suponen en sí mismas la afir- crecer, paises enteros ven cómo su economía
mación de la autonomización de la actividad y —y con su economía sus condiciones de trabjo
de las leyes económicas y, consiguientemente, el y de vida— se halla sometida a profundas crisis
«eclipse del pensamiento político (-económico)» originadas por movimientos, al parecer «incon-
(SH: 87). El «sustento del hombre» no se alcan- trolables», de especulación financiera mundial,...
za más que como resultado del estricto cumpli- (Bienefeld, 1991) 24
miento de estas leyes cuyo contenido establece El «derecho a vivir» al que se refiere con fre-
aquélla; no hay sitio para una «política del sus- cuencia Polanyi en sus escritos, que se había
tento». conquistado —o reconquistado— en el momen-
Los años en que Polanyi escribe son propi- to de la «gran transformación» y que en las so-
cios a la reivindicación de esta política y de otra ciedades modernas significa ante todo «derecho
ciencia económica. Son los años del keynesia- a trabajar» parece estar pasando a ocupar un
nísmo. En 1947 publica un articulo con un segundo plano en las responsabilidades del Es-
titulo que hoy sorprendería: «La obsoleta men- tado y de la política. La «realidad» —la eco-
talidad de mercado» (la cursiva es nuestra). nomía— impone su norma con la fuerza de los
El pensamiento liberal y la «mentalidad de hechos. Y esa realidad es el mercado y su lógica.
mercado» vivían entonces sus horas bajas. En Es también, sostiene el pensamiento neo-liberal,
1944, además de La gran transformación, apa- el único camino de una recuperación.
recen otras dos obras de sendos autores de Pero es una recuperación que no acaba de
pensamiento liberal radical: El camino de servi- llegar nunca en profundidad. O que, al menos,
dumbre de Hayek y Omnipotencia gubernamen- no llega a la vida cotidiana de la mayoría de la
tal de Mises en defensa de la economía de mer- gente. El PIB no deja de crecer, pero no se sabe
cado. Sus autores las publican conscientes de muy bien quien crece con el PIR. Y no porque
escribir en un contexto ideológico, político y esa recuperación no se confirme la receta se mo-
científico que les margina. Mises en el libro ci- difica; más de lo mismo: todavía menos política
tado reivindica ni más ni menos que el derecho y más mercado.
a la palabra para hacer oír sus tesis: «El primer No se ve otra solución. No obstante, si no se
requisito para un orden social mejor, escribe, ve otra solución, no es porque no la haya, sino
es el regreso a la ilimitada libertad de pensa- porque el único código de lectura de la realidad
miento y de palabra» (Mises, sin fecha: 31). La económica y social que ha logrado imponerse
mentalidad de mercado era efectivamente con- como legítimo es el neoliberal. «Los dioses (pue-
siderada en aquellos años como una mentalidad den estar) ocultando el sustento del hombre».
«obsoleta». La lectura de Polanyi servirá de ayuda para ter-

~P6I5ifi&t4
Karl Polanyi: crítica del mercado, crítica de la economía 33

minar con ese monopolio y reformular la inelu- El texto hace referencia a los origenes de la economía
dible responsabilidad del Estado en responder de mercado en el siglo xix. Para tiempos más modernos
al modo como se plantea la «cuestión social» en podría
sidad>~. sustituirse
No por eso el laconcepto de «hambre,>
argumentación poralterada.
se vería eí de «nece-
este fin de siglo (Castel, 1995). Ese quiere ser el ‘ Véase a este respecto la Primera Parte de la obra de

sentido último de este artículo. ArrALí (198t).


0 Uno de los epígrafes del capítulo de Polanyi sobre

Aristóteles publicado en POLANYt (1975) se titula: «El anoni-


mato de la economía en la sociedad antigua» (la cursiva es
NOTAS nuestra).
Aristóteles es probablemente el pensador que dejó
‘La vida y la obra de Polanyi (1886-1964) apenas son mayor huella en la obra de Polanyi. Según él, «la famosa
conocidas en nuestro país. Por más que su vida tenga ciertos distinción que el filósofo hace (...) entre la Admínístración
paralelismos con muchos de los exiliados del nazismo, tiene, doméstica y la adquisición de dinero o crematística proba-
a la vez, una gran originalidad. Dos breves resúmenes de la blemente sea la más profética indicación que se haya dado
misma pueden encontrarse en POLANYi-LEviTT y MENDELL en las ciencias sociales; todavía en la actualidad sigue siendo
(1987) y en el primer capítulo de STANFtELD (t986). DRUC sin duda eí mejor análisis sobre el tema» (GT: 99). No sólo
I<ER (1992) dedica un capítulo de sus recuerdos a la familia le consagró su famoso artículo en 1975, sino que sus refe-
de «Los Polanyi~>. rencias al mismo son permanentes en sus obras.
2 El sustento del hombre es una obra póstuma. Polanyi se ‘~ Creemos que no es forzar et argumento sostener que la

ocupó de su redacción a lo largo de los años 50. No llegó, prioridad política dada en la Unión Europea a la «conver-
sin embargo, a concluirla y fue uno de sus discípulos. Harry gencia nominal» sobre la «convergencia real» entre los
W. Pearson, quien se encargó de ordenar todos los materia- paises miembros es una clara manifestación en el presente
les y editaría en 1977. La edición castellana es reciente, 1994, de esta idea polanyiana.
y contiene una introducción de Paz MORENO FELIÚ que 13 En la idea de que la clave de una economía capitalista

concluye con el índice m~s completo de los trabajos publi- de mercado se halla en la mercantilización del trabajo (o de
cados de Polanyi. El sustento del hombre y La gran trausfor- la fuerza de trabajo) coincide en sus delineamientos genera-
mación, su obra fundamental, publicada originalmente en les con la de Marx y Weber.
1944, serán las obras de PoLANVI que citaremos más fre- 14 El capítuto 7 que, desde un punto de vista histórico,

cuentemente. Las citaremos por su versión casteltana y por dedica Pot.ANYi a la Ley de Speenhamland de t975 en In-
sus siglas: 5H en el caso de la primera y OT en el de la glaterra en La gran transjórmación es bien ilustrativo a este
segunda. respecto.
Inglaterra es para Polanyi et país moderno por excelen- ‘~ En este párrafo en el que Polanyi habla de las mer-
cia. El país pionero y paradigmático en el esfuerzo por cons- cancias ficticias incluye entre ellas, además de las indicadas,
truir una economía y una sociedad de mercado, el dinero.
6Para poder valorar en su justo término el análisis tan
ofreceEl los
Oiccionari<> de significados
siguientes Economía dedel
TAMAMES, por ejemplo,
término «mercado»: ‘ que hace Polanyi acerca de la reiacíón entre mercado
actual
«Contratación pública en paraje destinado a tal efecto y en y naturaleza es conveniente recordar que estas páginas están
días señalados (...).// Sitio público destinado permanente- escritas en la primera mitad de los años 40.
mente o en días señalados para vender, comprar o permutar ~ Fenómeno que ha dado lugar a la existencia de merca-
géneros.// Plaza o país de especial importancia o significa- do no autorregulados sino regulados desde lo social y lo
ción en un orden comercial cualquiera.// En teoría econó- político.
mica, según, el número de ofertantes, el mercado puede ser “ Para Polanyi la «gran transformación’> no es la crea-

de competencia perfecta (muchos), de duopolio (dos), oligopo- ción eneí siglo xix de una economía y sociedad de mercado,
lío (pocos) o monopolio (uno solo). Según el tipo de bienes o sino su superación atcanzada en los años 30 («años 30 re-
servicios de que se trate, cabe hablar de diferentes clases de volucionarios») de este siglo. El mismo arranque de La gran
mercados: de materias primas, de metales~..». Eso es todo. transformación. publicado en 1944, es significativo a este res-
Decimos cuatro porque son las que distingue en La gran pecto: «La civilización del siglo xix (siglo de la economía y
transformación. En otros escritos, como en El sustento del de la sociedad de mercado) ha terminado» (GT: 25).
hombre, los reduce a tres; en estos casos prescinde de la < La lista está sacada del capítulo 10 de La gran rrans-
«hacienda» o «administración doméstica». El concepto po- formación. Se observará que en ella no se incluye a A. Smith.
lanyiano de «forma de integración» de la actividad econó- Para Polanyi, en Smith «la esfera económica (...) no está
míca y las distintas formas de integración que considera sometida todavía a leyes autónomas que nos proporcionen
Polanyi hacen pensar en los «modos de producción» mar- un criterio del bien y del mal» (GT: 188).
xíanos. 2< En coherencia con ello para Bentham, según Polanyi,

En este sentido su crítica a la idea de A. Smith acerca «ta tarea del gobierno es acrecentar la necesidad para hacer
de la propensión natural, y por lo tanto universal, del hom- eficaz la sanción del hambre» (61=196).
bre al intercambio mercantil es radical: «Ninguna interpre- 21 La relevancia y el prestigio sociales de esta nueva cien-

tación errónea del pasado, dirá él, se reveló nunca como una cia fue en este momento histórico, contra lo que suele pen-
mejor profecía del futuro» (67: 84). El comportamiento sarse, muy superior a la de las ciencias de la naturaleza:
mercantil sólo puede existir en la estructura institucional del «Los triunfos de la ciencia de la naturaleza habían sido teó-
mercado, ricos en el sentido estricto del término y no podía compa-
Una buena presentación es la que hace PEARSON en su rarse, por su impotancia práctica a los de las ciencias socia-
Introducción a El sustento del hombre, pero no deja de ser les de la época. Y la ciencia debía a los resultados de estas
una interpretación entre otras. últimas eí prestigio de que gozaba en relación a la rutina y
34 Carlos Prieto

a la tradición y, cosa increfble para nosotros, la ciencia de la CASTEL, Robert (¡995): &s métamorphoses de la questión so-
naturaleza adquiría entonces una enorme consideración a cia/e. Une chronique du sa/ariaí, París, Fayard.
través de sus relaciones con las ciencias humanas» (67. 199). DRUCKER, Peter F. (1992): Mi vida y mi obra, Madrid, Cien-
22 A este propósito tíene un interés panicular el capítulo cias de la Dirección.
titulado «La tríada cataláctica: comercio, dinero y mercado» FERRARESE, Maria Rosaria (1992): ~<immaginidel mercato»,
de la obra El sustento del hombre, en la que Pou&NYí intenía en Stato e Mercato, núm. 35, agosto, págs. 292-323.
mostrar cómo, frente a las ideas comunes al respecto, la pre- GODELIER, Maurice (1976): Antropología y economía, Barce-
senda de estas instituciones no ha supuesto necesariamente lona, Anagrama.
en la historia la existencia de una economía de mercado. MisEs vo~ Luowío (sin fecha): Omnipotencia gubernamen-
23 Polanyi se confesó socialista alo largo de toda su vida. tal. México, Hermes, 13 ed. en original en 1944.
Todavía un año antes de morir, en 1963, se dirige a los OIT (1995): El empleo en el mundo, 1995. Ginebra, OIT.
jóvenes escritores húngaros en los siguientes términos: «En POLANYI, Karl (1947): «Our obsolete market mentality», en
estos anos de crisis, que están poniendo en peligro a todo el Comentary, 3, págs. 109-li?.
género humano, me he volcado completamente en el socia- — (1975): Les systémes économiques dans Ihistorice e! dans
lismo, que ya no es solamente la causa de la clase trabaja- léconomie, Arensberg, Conrad, y Pearson, Harry (eds4.
dora, sino una cuestión de vida o muerte para toda la hu- Paris, Librairie Larousse, It cd. en 1957 con el título
manidad» (citado por 1. Ducz¡NsKÁ POLANYi, en uno de los Trade and Markeí in ihe Lar/y E~npires.
Prólogos que preceden El sustento del hombre, págs. 34-35). — (1989): La gran transformaci4n, Madrid, Ediciones La Pi-
24 Véase a este respecto el reciente informe de la OIT queta.
titulado El empleo en el mundo, 1995. — (1994): El sustento del hombre, Pearson, Harry (cd.), Bar-
celona, Mondadori.
POLANYI-LEV!TT, K., y MENOELL, M. (1987).« Karl Polanyi:
Telos. A Quaterly of Critical
BIBILIOGRAFIA a Biographical Sketchs>, en
Thought, núm. 73, págs. 121-130.
ARISTóTELES (1985): La Política, Madrid, Espasa-Calpe. PRIETO, Carlos (1993): ,<Lfmites a la racionalidad económi-
ATTALI, Jacques (1981): Les trois mondes, Pour une théorie de co-mercantil cn la relación salarial», en Revista Española
l’aprts-crise, Paris, Fayard. de Investigaciones Sociológicas, núm. 63, julio-septiembre,
BIENEFELO, Manfred (1991): «Karl Polanyi and The Con- págs. 53-70,
tradictions of the 1980s», en Mendelí, M., y Salée, D. STANFIELD, J. R. (1986): The Economic Thought of Karl Fo-
(eds.): TIte Legacy of Karl Po/anyi, Londres, MacMillan. lanyi. Londres, MacMillan.

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