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“Desobediencia Civil” (Henry David Thoreau) y las teorías del poder

En el ensayo Desobediencia Civil, Thoreau intenta sostener una crítica al monopolio del derecho en
cabeza del Estado y del gobierno estadounidense del siglo XIX, al igual que aborda los temas de la
esclavitud y la guerra que los americanos finalmente le declararon a México. La principal apuesta de
Thoreau implica las acciones que contribuyan a desobedecer la ley a favor de la conciencia individual, de
manera que se entienda que el gobierno y, como tal, el poder constituido, es simplemente el producto
histórico del ser humano, por lo tanto un resultado perecedero y transformable en el tiempo.

Bajo este contexto en el cual Thoreau elabora su obra, sería pertinente abordar tres ejes principales en
cuanto su relación, si es que la hay, con las teorías del poder en los términos de legitimidad y
dominación: 1.) El abuso de poder que implica la instalación de cualquier gobierno; 2.) la negación de la
conciencia individual que conlleva la instalación del poder del Estado por medio de la legislación injusta;
3.) La desobediencia de la ley como parte de la violencia pacífica y como estrategia política de la
resistencia.

En primer lugar, Thoreau comienza su ensayo sosteniendo lo siguiente:

“El mejor gobierno es el que tiene que gobernar menos”, y me gustaría verlo hacerse efectivo más rápida y
sistemáticamente. Bien llevado, finalmente resulta en algo en lo que también creo: “El mejor gobierno es el
que no tiene que gobernar en absoluto”. Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será el tipo
de gobierno que tengan. En el mejor de los casos, el gobierno no es más que una conveniencia, pero en su
mayoría los gobiernos son inconvenientes y todos han resultado serlo en algún momento.” 1

Es claro para el autor que el gobierno y el Estado ejemplifican formas de abuso del poder y, por lo tanto,
en el momento en que los pueblos no necesiten Estados, el gobernar sin el gobierno será la mejor forma
de gobernar. Partiendo de estas ideas, no es raro que personas como Leiv Tolstói hayan resaltado en
algún momento el escrito de Thoreau, precisamente por su cercanía a las tesis anarquistas. Bakunin en
principio señala cierta aversión por el poder, por la irresponsabilidad en la cual recurriría una persona
por la codicia del poder. De ahí que Bakunin sostuviera siempre una aversión por cualquier tipo de
autoridad que pretendiera suprimir la libertad. No obstante, para Thoreau lo importante es resaltar la
conciencia del hombre sobre la ley, que no necesariamente puede entrar en contradicción con el ideario
anarquista de libertad, pero si establece un distinción entre los fines y evidentemente los mismos medios
de la desobediencia civil.

Teniendo en cuenta lo anterior, el segundo punto a discutir se concentra en la crítica que hace Thoreau
al gobierno en tanto, de cierta forma, aliena las conciencias de los individuos. Aun cuando una ley sea
sustancialmente injusta, los ciudadanos la siguen defendiendo y cumpliendo. Thoreau sostiene que de
forma efectiva el gobierno cumple imponer su voluntad aun cuando ésta no es favorable para los
individuos.2 Bajo los anteriores términos, la cuestión que se pregunta Thoreau es: ¿Por qué se reproduce
y mantiene una situación de cumplimiento de la ley injusta? ¿Por qué se actúa aún en contra de la
conciencia? Sin tener una respuesta explícita, el autor trata de aludir la culpabilidad a la ley de las
mayorías. No obstante, esta situación resulta un tanto complicada para Thoreau, pues no responde
contundentemente el segundo interrogante: el accionar contra la conciencia. En este punto, el

1
THOREAU, Henry. “Desobediencia Civil”. 1848. P. 1
2
“Así los gobiernos prueban cuán eficazmente los hombres dejan imponer una autoridad, aun iponiéndosela a sí
mismos para su propia ventaja” (Ibíd. P. 15)
argumento thoreauniano resulta falto de alcance. A pesar de dicha dificultad, Thoreau reivindica la no
participación dentro de un Estado que perpetúa la dominación, como es el caso de la esclavitud.

Siguiendo dicha argumentación, puede denotarse que para Thoreau el punto de la constitución del
poder del Estado emerge bajo una dominación que por algún medio –principalmente en el ensayo se
sostiene la inactividad de los que rechazan y creen injusta la ley- se legitima. En otras palabras, el
gobierno detenta el poder de poseer las conciencias de unos, ya sea por medio de la disimulación, y en
otros el gobierno impone su voluntad en tanto su capital de fuerza física intimida. De forma estratégica,
la disimulación del Estado para engañar las conciencias que sostiene Thoreau, se mantiene como el
correlato del poder simbólico en Bourdieu. Igualmente en la obra sobre la desobediencia civil no se
expone de forma pertinente que el poder del Estado sea producto de relaciones de poder o lucha de
clases, pues manifestar estos argumentos no se convierte en lo esencial para el ensayista. No obstante,
en el escrito se afirma la necesidad de actuar inmediatamente, bajo un contexto que para el autor se
exhibía como explotador: la abolición de la esclavitud. En este sentido, Thoreau puede acercarse un poco
a Marx en tanto hay un momento de profunda contradicción dentro del cual el Estado no es capaz de
controlar ni las personas de ignorar, por más ignorantes que quisieran desear ser.

Reflexionando sobre estos últimos argumentos, la propuesta de Thoreau incita a la acción ante la
situación de injusticia y opresión que vivía el país americano durante el siglo decimonónico. En el ensayo
se reivindica por el poder del individuo a transformar la sociedad desde sus muy finitas posibilidades: la
desobediencia civil. En consecuencia, puede que Thoreau no visualice la acción colectiva bajo el status de
clase como si lo hacía Marx, más bien el autor propone es la resistencia y la generación de un
contrapoder mediante la corrupción, si se puede llamar así, dentro del mismo sistema: el desobedecer la
ley. De ahí que se argumente y resalte la conciencia individual y la toma de decisiones por parte de la
persona, no dando el énfasis en el gobierno. Es por esta razón, que el pensamiento de Thoreau atrae
tanto a los anarquistas de la época: es la exaltación, en otros términos, de la libertad individual. No
obstante, esta visión se aleja un tanto de los anarquistas y un poco de Marx en la medida en que
considera una forma de ejercer la violencia pacífica. En otras palabras, la desobediencia civil implica
poner en tela de juicio la legislación nacional bajo el parámetro de mi conciencia únicamente, no
involucra la agresión física como tal. En este sentido podría hablarse más de una resistencia civil
reformista más no revolucionaria, teniendo en cuenta que lo revolucionario para Marx y Bakunin
involucraba en algún momento el uso de la fuerza.

La consecuencia de la resistencia o desobediencia civil en clave reformista es que se aparta un poco del
ámbito revolucionario del anarquismo y de la propuesta de Marx: la abolición de las clases conllevaría a
la eliminación absoluta del Estado como forma de dominación del hombre sobre el hombre.
Consecuente con lo anterior, el reformismo impuesto en la estrategia de desobedecer la ley, puede ser
un medio de adaptar demandas de la sociedad que perpetúan el ámbito de disimulación del Estado, es
decir, bajo los planteamientos de Bourdieu se seguirá manteniendo una ideología dominante a la cual se
le adaptarán una serie de reclamos desde la desobediencia civil.

En conclusión, el problema nuevamente vuelve a referir hacia lo que Poulantzas indicaba con la
estrategia política. Así, puede ser que la desobediencia civil se convierta solo en uno de los muchos
repertorios de acción colectiva de la resistencia, sin embargo, como la violencia ejercida de forma
extrema, no es absoluta y efectiva por sí sola. De ahí que Poulantzas reclama la exigencia de una
estrategia política de la resistencia, claro está sin renunciar a esa característica como contrapoder, que
en el argumento de Poulantzas se puede percibir de forma implícita.

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