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ANÁ LISIS CRÍTICO Y

CONCLUSIONES
La sociedad, contrato consensual (surge del consensus entre las partes), bilateral, perfecto y de
buena fe en virtud del cual dos o más personas se obligan a poner en común bienes o trabajo
para dividir entre ellos según una proporción preestablecida, las ganancias y las perdidas, es el
vinculo que une a los principales sujetos del caso, Tiberio y Celso. El tipo de sociedad que
forman es una societas unius negotiationis o unius rei, debido a que el fin de lucro se pone en
el centro de la asociación para realizar actividades industriales o comerciales determinadas, en
este caso, la venta de trajes.

Hay que destacar que una de las reglas de este tipo de contrato en relación a su extinción
expone que el perecimiento de los bienes de la sociedad suponía su desaparición por no
disponer de los medios económicos para conseguir sus fines y se disuelve. Por otra parte, otro
aspecto importante dentro de un contrato de este tipo es el periculum o responsabilidad, que
era a cargo de la sociedad, en el caso de cosas determinadas desde la conclusión del contrato,
y cuando se tratara de cosas genéricas desde el momento de su aportación a la sociedad, pero
en ambos casos, insisto, el periculum lo asume la sociedad.

Estas dos reglas se relacionan de una manera directa con el caso que tenemos entre manos, ya
que cuando Tiberio se disponía a comprar telas para la confección de trajes sufre un robo en el
que se pierde todo el dinero, cuestionándose, ante la posible demanda de Tiberio contra su
socio Celso, el periculum del dinero. Además, unos esclavos que acompañaban a Tiberio en el
momento del robo resultan heridos, añadiéndose en este caso la duda de la extinción de la
sociedad.

Una de las claves a la hora de resolver el caso es la misma propiedad de los esclavos, dado que
en el texto no se especifica a quien pertenecen los mismos. Así, podemos decir que
dependiendo de si los esclavos pertenecen a Tiberio o a la sociedad, el destino de la misma
cambiará radicalmente.

En el caso de que los esclavos sean propiedad de la sociedad, Tiberio, que sería la legitimación
activa, podría interponer una actio pro socio, acción por la que se reivindica en la relación
interna de una sociedad, contra Celso, tanto por el dinero perdido en el robo como por la
parte proporcional de los gastos médicos ocasionados en la curación de los esclavos. No
obstante, Celso interpondría una actio rescissoria, acción por la cual se pide la rescisión o
disolución de una obligación en base a determinados cambios circunstanciales de hecho, en
este caso para pedir la extinción de la sociedad, alegando la pérdida de la affectio societatis.

Por otro lado, si los esclavos son propiedad de Tiberio, éste sería también la legitimación
activa, interponiendo asimismo la actio pro socio contra Celso tanto por el dinero perdido,
como por los gastos médicos de los esclavos. En esta ocasión, Celso (legitimación pasiva),
interpondría una exceptio basada en la extinción de la sociedad por pérdida del patrimonio
social, dado que la totalidad del dinero que tenia la sociedad fue perdido en el robo.

En el caso de los ladrones hubieran aparecido, se interpondrán contra ellos varias demandas,
siendo la principal la de rapina. La rapina es un furtum cualificado creado para casos de daños
causados con violencia por grupos armados. Se considera mucho más grave que el hurto, por
la violencia utilizada, y su pena es del cuádruplo de lo sustraído.

Hay que señalar que Tiberio, que es quien sufre la agresión, es el legitimado para ejercer las
acciones contra los ladrones, interponiendo la actio vi bonorum raptorum, acción por la que se
reclama a los ladrones en una rapina, y cuya pena es el cuádruplo de lo sustraído; la actio
reivindicatoria, acción que tutela a todo propietario civil que no posee, frente al poseedor
actual, por lo sustraído; además, la actio legis aquiliae es su capítulo tercero por el daño
injustamente causado a los esclavos, acción que mediría el damnum efectivo, es decir, el
perjuicio económico efectivo por el delito, referido a los treinta días anteriores.

Dejando a un lado los litigios relacionados con la sociedad y la rapina, nuestros dos
protagonistas, Tiberio y Celso, habían quedado obligados con respecto a Gala, banquera
romana, por el un contrato de mutuo, préstamo de cosas consumibles que el mutuante
entrega al mutuario para que éste le devuelva otro tanto del mismo género o calidad. El
préstamo fue formalizado en 20000 sestercios por estipulación, en la cual, además, se
añadieron a la deuda unos intereses del 4%. El mutuo fue de tal forma que Tiberio debía 15000
y Celso 5000 de forma mancomunada, es decir, cada uno respondía de su parte, y Gala debía
reclamarles el dinero de forma independiente.

Tras haber pasado cinco días del plazo de vencimiento de la obligación, ni Tiberio ni Celso
habían devuelto su deuda a su mutuante, con lo que se encontraban en situación de mora. No
obstante, antes de que Gala interpusiera acción legal alguna contra ellos, ambas partes llegan
a un acuerdo, conformando una prenda o pignus. Éste no es más que un préstamo de garantía
en el cual el deudor pignoraticio entrega la posesión de un objeto como garantía de
cumplimiento de la obligación principal, en este caso Tiberio y Celso entregan a Gala un
esclavo como garantía hasta que puedan devolverle el dinero del mutuo.

Pero Gala pone como condición a aceptar la prenda, que los socios le presten su mejor vestido,
es decir, exige la formulación de un comodato, préstamo de uso, contrato real, bilateral
imperfecto, de buena fe y gratuito que consiste en la entrega de la detentación de una cosa
para el que la reciba la use y la restituya al comodante cuando éste se la pida. Sin embargo,
antes de que Gala pueda restituir el vestido, una esclava de su vecino se lo roba y le prende
fuego, quedando destruido.

Hay que señalar que es Gala quien puede ejercer acciones por el robo y destrucción del
vestido, dado que es ella quien lo ha sufrido directamente y además debe responder por
custodia o por pérdida de la cosa.
Así, cuando Tiberio y Celso, haciendo uso de la legitimación activa, interponen una actio
comodati directa para exigirle a Gala la restitución del vestido, ésta pide que le sea aplicada la
compensatio. Ésta institución nos dice que siempre que los papeles de acreedor y deudor sean
recíprocos, es decir, siempre que a una misma persona le deban y ella misma deba dinero con
respecto a otra persona, las sumas se compensan.

En caso de que ambas deudas sean iguales, éstas se extinguen, con lo que también quedaría
extinguido el mutuo. Así, Tiberio y Celso interpondrían una actio pignoraticia directa para
reclamar el esclavo que tenían en prenda debido a la deuda ocasionada por el mutuo. Gala
podría negarse a devolverlo, interponiendo una actio pignoraticia contraria para reclamar los
gastos que el esclavo le hubiera podido ocasionar.

Si la deuda de Gala hacia Tiberio y Celso fuera mayor que la del mutuo, éste se extinguiría y los
socios reclamarían también la prenda del esclavo. Así, Gala sería ahora la única deudora.

Por último, si la deuda de Tiberio y Celso hacia Gala siguiera siendo positiva, ésta podría querer
romper el acuerdo y solicitar la devolución del préstamo de mutuo mediante la condictio, así
como los intereses, mediante la actio stipulati.

Por otro lado, Gala ejercitaría la legitimación activa contra su vecino, interponiendo una actio
furti por el doble del valor del vestido, y una actio legis aquilia en su capítulo tercero por la
destrucción del mismo, pagándose el mayor valor que hubiera tenido en los treinta días
anteriores al hecho dañoso. No obstante, en caso de que el vecino no quisiera responder por
su esclava, podría exonerarse haciendo uso de la noxae dedictio.

Una vez interpuestas todas las acciones, y repasados todos los posibles supuestos, se hace
necesaria la pertinente resolución del caso.

Empezando por el litigio que involucraba a Tiberio y a Celso en relación a la desaparición del
dinero, es muy importante para poder pronunciarse saber a quién pertenecen los esclavos. De
este modo, en el supuesto de que los esclavos sean propiedad de la sociedad, prosperaría la
actio pro socio interpuesta por Tiberio en relación a los gastos de curación de los esclavos,
pero no del dinero perdido. Esto se debe a que, aunque no de forma natural por pérdida del
patrimonio social, dado que los esclavos forman parte del patrimonio social, la sociedad se ha
extinguido a petición de Celso. Así, el obligación el mismo hacerse cargo de su parte
proporcional de las “pérdidas” (los gastos de curación de los esclavos), pero si es su deseo que
la sociedad quede extinguida, no está obligado a volver a poner todo el dinero que puso en el
momento de formación de la sociedad, dado que ésta no va a seguir en funcionamiento.

Por otro lado, si los esclavos hubiesen sido propiedad de Tiberio, el caso cambia bastante. Es
cierto que también prospera la actio pro socio únicamente en relación a los gastos de los
esclavos, pero el razonamiento es bien distinto. Tal como hace notar Celso cuando interpone la
exceptio, la sociedad ha quedado extinguida desde el momento en que se ha perdido la
totalidad del patrimonio social, es decir, esta vez la sociedad se ha extinguido de forma
“natural”, sin necesidad de interponer acción alguna. Pero aunque la sociedad esté extinta,
Celso tiene la obligación de pagar la parte proporcional de los gastos médicos de los esclavos,
dado que tal como dice D.17.2.52.4, aunque los bienes dañados no sean propiedad de la
sociedad, ésta debe responder por dichos daños, dado que éstos no se hubieran producido si
el socio no hubiera tenido que ir a realizar tareas para la sociedad. Es decir, el daño causado a
los esclavos es responsabilidad de la sociedad desde el momento en que este daño no se
hubiera producido de no haber estado realizando una tarea para la misma. Así, la sociedad
quedaría extinguida, pero Celso habría de pagar a Tiberio la parte proporcional de los gastos
médicos.

En relación a las acciones interpuestas por Tiberio contra los ladrones, prosperan todas ellas,
consiguiéndose recuperar el dinero robado por la acción reivindicatoria, el cuádruplo de ese
dinero por la actio vi bonorum raptorum, y el máximo valor de los esclavos durante el mes
anterior por la actio legis aquilia. Pero dependiendo, otra vez, de a quién pertenezcan los
esclavos, las indemnizaciones irán a unas manos o a otras.

De este modo, si los esclavos son de la sociedad, tanto el dinero robado, como la
indemnización por el daño a los esclavos se reparte entre los ex socios, pero el cuádruplo
conseguido por el uso de la fuerza durante el robo iría a manos de Tiberio, que fue quien sufrió
la agresión. No obstante, si los esclavos son de Tiberio, a la repartición entre Celso y Tiberio iría
únicamente el dinero robado, quedándose el dueño de los esclavos con la indemnización por
la rapina y con el dinero de la Ley Aquilia. Sin embargo, de esta última suma, se le devolvería a
Celso el dinero que aportó para la curación de los esclavos.

Si nos vamos al caso relacionado con el mutuo y el robo, la cosa está mucho más clara. Desde
el momento en que se produce el robo y la destrucción del vestido comodado, al vecino de
Gala sólo le quedan dos opciones, o pagar tanto el valor del vestido por el robo, como su valor
máximo durante el mes precedente por su quema, o exonerarse haciendo entrega de la
esclava a Gala. En caso de que decida exonerarse, Gala puede vender, matar o quedarse con la
esclava.

Se le concedería a Gala la compensatio, en relación a la deuda que Tiberio y Celso tienen con
ella por el mutuo, y a la que ella tiene con ellos por la pérdida del vestido. Tal como se explicó
anteriormente, dependiendo del valor del vestido, aparecerán o desaparecerán nuevas
deudas.

Así, en el supuesto de que vestido sea de igual valor que la deuda del mutuo más los intereses,
es decir, 20800 sestercios, ambas obligaciones, tanto la nacida del préstamo como la nacida de
la pérdida del vestido comodado, quedarían extinguidas. No obstante, tras la reclamación del
esclavo pignorado, Tiberio y Celso deberán pagar los gastos que eventualmente éste pueda
haberle causado a Gala para que se proceda a la devolución de la prenda.

Cuando el valor del vestido superase los 20800 sestercios, sería Gala quien debería dinero a
Celso y Tiberio, pudiendo usar tanto dinero suyo, como dinero proveniente de la venta de la
esclava, o también entregar a la propia esclava. De todas formas, Gala deberá pagar la
diferencia de la compensatio, además de devolver al esclavo pignorado tras recibir los posibles
gastos que haya ocasionado.

Por último, si el valor del vestido hubiese sido inferior a los 20800 sestercios, Tiberio y Celso
hubiesen seguido debiendo dinero a Gala, con lo que ésta podría reclamar la diferencia. Según
una de las reglas del derecho romano, en la compensatio lo que primero se extinguen son los
intereses, con lo que mientras el vestido valiera más de 800, éstos estarían ya extintos. Así,
Gala hubiera podido interponer una condictio para pedir lo que le restara de deuda, siendo
obligación de Tiberio y Celso su pago. No obstante, una vez efectuado dicho pago, y extinta la
obligación de mutuo, Gala deberá proceder a la devolución del esclavo pignorado una vez
pagados los gastos que éste haya ocasionado, dado que también la prenda habrá dejado de
existir.

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