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DESIDIA
Sin embargo, la mayoría de las personas que postergan sus actividades, realmente
no han presentado voluntariamente su renuncia. De hecho, todos batallamos
constantemente para quitarnos esa sensación que es importante aclarar, que no es
pura flojera sino algo más complejo. Planeamos un cuidadoso itinerario de
actividades; lo apuntamos y hacemos gráficas; hacemos promesas y compromisos;
nos organizamos y hacemos ajustes. Generalmente, logramos lanzarnos a
comenzar un corto periodo de actividad, sin relegar nada y casi sin darnos cuenta
nos estrellamos con esa amalgama gelatinosa que nos envuelve y nos vuelve a la
parálisis o nos lleva a hacer otras cosas en lugar de hacer lo que sabemos que
tenemos que hacer. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón por la que empezamos a dejar
esas cosas para después? El problema de la postergación va más allá de la
disciplina personal o de tener que flagelarse (con un fuete) para brincar de esa
parálisis al estrés. Se trata, usualmente, del síntoma de un problema con muchas
facetas, que no tiene una única solución.
La postergación de las cosas que tenemos que hacer. ¿Por qué nos invade esa
extraña sensación, nos envuelve y nos frena, que nos hace evadir nuestras
responsabilidades? Un antiguo proverbio dice que, “no importa el tamaño del árbol,
sino la profundidad de las raíces es lo que lo hace fuerte”. Pues el fenómeno de la
postergación tiene raíces muy profundas. La postergación está integralmente
ligada a la desorganización. Pero sería un error asumir que todos los problemas de
desorganización / postergación tienen una misma causa. De hecho, se han
identificado 4 formas primarias en que la postergación / desorganización ocurre.
Distractibilidad
Falta de memoria
Desafortunadamente, ningún aumento en la determinación de
prioridades o en el establecimiento de fronteras a la distracción
pueden resolver el problema de la falta de memoria que en realidad
se refiere a una memoria mal organizada (y no es culpa del
postergador). Típicamente, los postergadores asumen que tienen una
excelente memoria y con frecuencia insisten en que recuerdan
aunque dan la apariencia de haber olvidado las cosas (Por supuesto
que me acuerdo. Estaba a punto de hacerlo”). Múltiples papelitos
adornan sus bolsas y escritorios, y aparentemente utilizan más de
una libreta o ninguna para apuntar sus pendientes (ambas prácticas
tienen el mismo resultado: no sirven). Un paso en la dirección
correcta es reconocer el problema de la falta de memoria, aunque no
debe ser utilizada como una excusa para la falta de acción.
Acumular tareas
Finalmente, una gran parte de la desorganización por causa de la
postergación viene de aglomerar o acumular tareas en la percepción
errónea de que esas actividades se convierten en una única e
inseparable mole, que no puede ser subdividida ni atendida de
manera sistemática. El molesto adolescente que piensa que “asear el
cuarto” es una sola tarea gigantesca que prefiere postergar, en lugar
de pensar que puede subdividirla en varias tareas pequeñas: levantar
la ropa sucia, tender la cama, acomodar sus cajones, limpiar su
escritorio, etc.
Miedo
Perfeccionismo
Este último ejemplo puede por cierto tener que ver con la falta de aptitudes
en su campo de trabajo. Dentro de sí mismos, tanto el miedo como las
fuentes de ese miedo pueden ser confrontadas antes de buscar resolver los
comportamientos expresados por la postergación. Con frecuencia, un
consejero puede ayudarte a identificar las fuentes del miedo y sus efectos en
la autoestima, para luego dar dirección a la resolución de estos problemas.
Primeros pasos.
Líberate
Diagnóstico y Tratamiento
El trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad (TDAH) es un
trastorno de origen neurobiológico que se caracteriza por déficit de
atención, impulsividad, y/o hiperactividad excesiva.
CARACTERÍSTICAS
• Atención y concentración
• Impulsividad
• Hiperactividad
Atención y concentración
Impulsividad
Hiperactividad
TIPOS DE TDAH
Según los criterios del DSM-IV (manual de Diagnóstico y Estadística de la
Asociación de Psiquiatráa Americana, 1994) los tipos de TDAH son:
DIAGNÓSTICO
Un buen diagnóstico será fundamental para que padres y maestros acompañen al
niño con TDAH e intenten evitar la aparición de estos problemas asociados.
Con la entrada en la escuela a primaria suceden cambios importantes, las
exigencias son mayores, los horarios más pautados, el número de niños por
maestro es mayor... pero sobretodo se le exige una gran atención y control sobre si
mismo.
Es por eso que muchas veces el diagnóstico se produce con la entrada del niño a la
escuela ya que las exigencias hacen que sean más evidente las dificultades y la
necesidad de un diagnóstico.
El diagnóstico lo ha de realizar un profesional clínico conocedor del tema. Una
evaluación a nivel médico, psicológico y pedagógico permitirá determinar cual es la
condición del niño a nivel físico, emocional y de aprendizaje.
De esta forma, se podrá descartar que sean otras las causas de su comportamiento
o bajo rendimiento escolar.
Este profesional necesitará, a más de la información que le puedan dar los padres,
información por parte de la escuela mediante informes o cuestionarios, así como la
exploración y observación directa del comportamiento y rendimiento del niño.
POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE EL DIAGNÓSTICO?
Será mediante el establecimiento de un diagnóstico que confirme o descarte el
trastorno cuando se podrá comenzar a proporcionar la ayuda adecuada (el
tratamiento que el niño requiera).
Pero a más a más, el profesional deberá evaluar si existen otros problemas
asociados.
Es importante el diagnóstico precoz para poder abordar adecuadamente los
diferentes problemas que puedan surgir a lo largo de su desarrollo.
Factores que pueden empeorar el pronóstico:
• Diagnóstico retardado.
• Fracaso escolar.
• Recibir una educación excesivamente permisiva o, por el contrario
demasiado severa.
• Ambiente familiar marcado por el estrés, la hostilidad y los desacuerdos
entre los padres.
• Problemas de salud en el niño y retrasos en su desarrollo.
• Precedentes familiares de alcoholismo, conductas antisociales u otros
trastornos mentales.
• Diagnóstico precoz.
• Educación coherente por parte de los padres y transmisión de valores
positivos.
• Estabilidad familiar.
• Adaptación y conocimiento por parte de los profesores.
• Colaboración entre los padres y la escuela.