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Resumen Rapoport
Capitulo I
Argentina se erradico el grueso de las inversiones de realizados por Gran Bretaña. El sistema se
completaba con la existencia del llamado patrón-oro, el cual se instauro en 1816 y los demás países entre
1870-1890, el cual permitía establecer un mecanismo de cambio fijo entre las distintas divisas con el oro
como base, teniendo también la circulación monetaria interna una relación fija con las reservas de oro.
El Reino Unido se había transformado en un banquero mundial, proveía al resto de una divisa (Libra
Esterlina), que financiaba el incremento del comercio y los movimientos de capital. El libre comercio
aseguro un mercado formidable para los productos ingleses permitiéndole colocar sus productos en sus
distintos imperios. Por otro lado se conformaba el capital extranjero, que señalaba que la actividad de
distintas empresas y la acumulación de capitales pasaban a estar sujeta al dominio de los grandes bancos;
así crecía y se fusionaba el capital industrial.
Debido a la independencia tecnológica y financiera de los países europeos y de Estados Unidos, la crisis
de la agricultura británica, la gran disponibilidad de capitales, la búsqueda de mayores rendimientos y la
necesidad de ganar nuevos mercados para las exportaciones, explican el interés de inversores y compañías
británicas y de otros países centrales hacía las naciones de la periferia en las últimas décadas del siglo
XIX. Gran Bretaña conservaba su predominio en las finanzas internacionales. El comercio internacional
estaba abandonando las formas típicas del libre cambio para depender cada vez más de los movimientos
de capital, de la creciente concentración del poder económico de pocas empresas y de la expansión
colonial.
Inglaterra compenso la perdida de mercados intensificando sus relaciones con los países del imperio y con
el mundo subdesarrollado. Para la primer guerra mundial cae en forma abrupta la participación de Gran
Bretaña en el comercio mundial y crece la de otros países fundamentalmente EE.UU. Hacía fines del siglo
XIX y principios del XX, los factores de la producción, el capital y mano de obra se movilizan a países
periféricos de grandes recursos naturales y de escasa población. Los ciclos económicos de las economías
periféricas estaban subordinados a los países industriales, impidiendo el manejo propio de instrumentos
financieros y económicos, los que ponían en evidencia las profundas crisis de la balanza de pago.
Cuando en Inglaterra empezaba la etapa depresiva, los capitales invertidos en la periferia, retornaban a su
país de origen descargando las consecuencias de la crisis en dichos países. En Latinoamérica los productos
que exportaban encontraban sustitutos en los mercados mundiales, como el caucho, la plata o el guano.
Las estructuras internas (económicas, políticas e institucionales) heredadas de las épocas coloniales y
afectadas por las guerras de la independencia y la guerra civiles, también obstaculizaron las posibilidades
de un desarrollo económico sostenido.
Las naciones latinoamericanas carecieron de las oportunidades para industrializar sus economías, ya que
el mundo era más competitivo y con mayores restricciones, y carecían de una política explicita que lo
condujera hacía una industrialización.
Las bases del proyecto del ´80, fueron el fundamento del sistema constitucional argentino y de los
principios económicos sobre los cuales este se asienta. Los Motivos que impulsaron el modelo agro-
exportador fueron:
1.- La constatación de que el desarrollo económico argentino solo podía basarse en la inserción del país en
el mercado mundial, especializándose en actividades en las que se tenían ventajas comparativas.
2.- Para que las riquezas provenientes del sistema económico pudieran aprovecharse, era necesario suplir
dos carencias básicas que sé tenia, la del capital y la de la mano de obra.-
3.- Para que sean posibles ambas cosas, se debía expandir la frontera agropecuaria, resolviendo el
problema del indio y unificar el mercado interno.
Hasta 1870, predomino la colonización oficial tendiente a asentar en el campo colonos que ayudados por
el gobierno, pudieran llegar a ser propietarios independientes y manejar sus tierras como empresarios.
Luego comenzó a prevalecer la colonización privada, para explotar tierras marginales, pero ninguna recibo
el impulso necesario y fueron abandonadas. Luego de la conquista del desierto, las mejores tierras ya
estaban repartidas, y el desarrollo agrícola se baso en sistemas de tenencia precaria de las tierras, que
marcaron el proceso inmigratorio y la evolución del sector agropecuario.
Desde el punto de vista político, Argentina se caracterizo a partir de 1880 por la coexistencia de dos
republicas, una republica abierta (preámbulo), que proclamaba el imperio irrestricto de las libertades
civiles y la apertura más amplia hacia todos lo hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino
(se buscaba un aumento poblacional proveniente de la inmigración), y una republica restrictiva, en las
cuales las libertades políticas estaban condicionadas por la estructura del poder (por ejemplo el fraude
electoral para mantenerse en el poder).
recursos fiscales de la nación y el gobierno pasó a controlar la salud pública. La iglesia debió resignar
funciones a favor del estado.
Otros sucesos fueron la administración de cementerios en 1881, la creación del registro civil en 1884 y la
ley de matrimonio civil en 1888. En 1884 se sanciono la ley 1420 que establecía la educación gratuita,
laica y obligatoria. Así la educación, en manos del estado central, paso a constituirse en una importante
fuente de poder y legitimación.
La constitución de una burocracia constitucional recorto las autonomías provinciales, a lo que se sumo una
estructura judicial, federal que limito aun más las autonomías provinciales, así el poder ejecutivo nacional
fue reforzado. Para reducir las tensiones entre el gobierno nacional y los poderes locales, se recurrió a
nombrar gobernadores desde el poder ejecutivo central para tratar de garantizar el apoyo provincial a la
gestión de gobierno nacional. Bajo el lema "paz y administración", Roca puso fin a las turbulencias
políticas y los conflictos Inter. e intra regionales.
En 1886 asume al poder Juárez Celman (cuñado de Roca), el cual logra establecer dos procesos:
1.- Excluir a la oposición peligrosa para el mantenimiento del orden y hacer acuerdo con la oposición
moderada, con la que se podía transar sobre cargos y candidaturas.
2.- Los únicos que podían participar en el gobierno eran aquellos que poseían riqueza, educación y el
prestigio (oligarquía).
La construcción del estado nacional implico la integración social política y económica del país en un
orden coherente con las necesidades del crecimiento económico. Así emergió un estado estrechamente
ligado a determinados sectores económicos y sociales. La alta burocracia gubernamental que condujo este
proceso se integraba con hombres provenientes de la U.B.A. sobre todo de la facultad de derecho y
sociales. Era típico que los hijos de las clases altas completasen su educación formal con un diploma de
abogados. Los políticos profesionales que operaban en el orden nacional además de pertenecer a las
familias en la que la educación universitaria era una norma poseía orígenes sociales similares y formaban
un círculo muy cerrado, entre ellos familias tradicionales, estancieros, es decir, personas pertenecientes a
la oligarquía. Las dos terceras partes del congreso pertenecían, por sus orígenes ocupacionales y
educacionales, a la clase alta. Esta era una oligarquía que se enriquecía y disponía del poder político. Los
dos factores que facilitaron a la elite dirigente su permanencia y su capacidad de maniobra fueron:
1.- La fuerte expansión económica.
2.- Que la mayoría de la población masculina fue extranjera y por esa razón estuviera excluida de la vida
política. Los inmigrantes tuvieron inmediata incorporación a la estructura económica pero no a la política.
Las elecciones eran manipuladas lo que provoco una ruptura en 1890 durante el mandato de Juárez
Celman. La profunda crisis iniciada el año anterior, las controversias latentes desde 1880 y las divisiones
del oficialista P.A.N. (partido nacionalista nacional: clase de dirigente nacional resultado de una alianza de
Buenos Aires y el interior, con supremacía de los sectores terratenientes pampéanos), desembocaron en la
conformación de una coalición opositora, conformada con el apoyo de sectores juveniles formando la
unión cívica.
La unión cívica hacia responsable de la crisis al gobierno de Juárez Celman atacando a la corrupción y las
concesiones desmesuradas al capital extranjero. También criticaban al régimen por fraude, reclamando la
libertad de sufragio y el fin de los "gobiernos electores" que auto-elegían a sus sucesores. Se sostenía la
necesidad de establecer el voto universal y el control de las finanzas y cuestionaba el aumento de precios y
alquileres. El movimiento estaba integrado por militantes fieles a la tradición populista del autonomismo
bonaerense, en su mayoría seguidores de Mitre, cuyo lideres eran Yrigoyen y Alem. El movimiento
opositor derivo en una revolución el 27/07/1890 la cual fue conducida por el general Campos y tuvo
reducida participación de los sectores populares.
El intento revolucionario tuvo un acuerdo entre mitritas y roquitas. De esta manera sectores marginados de
la supremacía oligárquica (los mitritas entre otros) y aquellos que seguían a los renegados, pero poderos,
Roca y Pellegrini lograron una redefinición de la alianza gobernante más inclusiva, derivando en la
renuncia de Juárez Celman y reemplazándolo Pellegrini. Así se recupero la estabilidad política y se
sentaron las bases de un plan económico que permitió la continuidad del modelo agroexportador. El nuevo
bloque de poder, dominado por el roquismo, excluyo a la tendencia populista de Alem. Desde esos años
(1890) el poder dominante de la oligarquía, al no legitimar su proyecto de sociedad mediante el consenso
y la apertura política, estuvo acompañado por un componente de debilidad.
En 1891, la unión cívica se dividió en dos líneas opuestas: la unión cívica nacional, respaldando el
acuerdo de Mitre con el roquismo con el que se cancelaba la posibilidad de lucha nacional y la unión
cívica radical, orientada hacia la intransigencia, bajo el liderazgo de Alem, luego este se suicida e
Yrigoyen lo sucede en la conducción de la U.C.R. a partir de entonces se acentuó la actitud de
intransigencia frente al oficialismo. Yrigoyen emprendió la revolución para acceder a la libertad de
sufragio, que derivo en dos nuevas sublevaciones en 1893 y 1905, las cuales fueron abortadas.
En 1894 nace el partido socialista liderado por Juan B. Justo, que sostenía un programa de
reivindicaciones sociales para los trabajadores y de reforma democrática del estado. Su desarrollo fue
dificultado por que esos trabajadores, eran, en su mayoría, extranjeros sin derechos políticos. En 1908 bajo
la inspiración de Lisandro de la Torre se fundo en Rosario la liga del sur. Representando a la burguesía
progresista, campesinos ricos y alta media alta de la ciudad, para sostener los reclamos de los productores
del litoral que tenían contradicciones con la oligarquía de Buenos Aires.
En 1914 esta liga se integro al partido demócrata progresista, creado por L. de la Torre para participar de
las primeras elecciones presidenciales bajo la vigencia de la ley Sáenz Peña. Las reformas propuestas
durante el periodo vinieron desde las filas oficialistas. En ciertas áreas (políticas, arancelarias y
cambiarias) también fue el oficialismo que adelanto las propuestas más heterodoxas. En las zonas urbanas
y rurales más avanzadas, surgieron asociaciones orientadas a la defensa de intereses sectoriales.
En 1866, bajo los efectos de la crisis lanera, un grupo de estancieros funda la Sociedad Rural Argentina,
donde tuvo comienzo el impulso hacia el proteccionismo. En 1875, un grupo conformado por artesanos,
pequeños patronos y algún empresario industrial importante, mucho de ellos inmigrantes europeos, creo el
club industrial, exigiendo la protección. En 1887, esta entidad se funciono con el centro industrial, que
representaba a los propietarios agro-industriales (estancieros, frigoríficos, etc.), así surgió la Unión
Industrial Argentina. Cuyos cargos relevantes fueron ocupados por miembros del centro industrial. En
1883 se crea la bolsa de comercio, donde se concertaban los acuerdos comerciales y se tomaban las
decisiones más importantes del país.
Los arrendatarios también se organizaron en defensas de sus intereses y como repuesta al aumento del
precio de los arrendamientos iniciaron una huelga en 1912 en Santa. Fe que precipito el nucleamiento de
los arrendatarios en la Federación Agraria Argentina. Pellegrini rompió con Roca en 1901, por sus
diferencias respecto de una propuesta de hipotecar las rentas aduaneras a un consorcio de bancos
extranjeros para consolidar la deuda pública, transformándose en partidario de una reforma electoral a fin
de terminar con los "gobierno electores" (Oligarquía), y permitir una mayor participación ciudadana.
Surgió así un sector reformista, encabezado por Alcorta y Roque Sáenz Peña, que sentaría las bases para
esa reforma electoral. Los sucesos provocaron tensiones que precipitaron la división de las elites
dominantes y la sanción, en 1912, de la ley electoral estableciendo el voto universal, obligatorio y secreto.
estado teniendo en cuenta una serie de dificultades con las naciones limítrofes. Estas controversias
interfirieron en la evolución económica de los países del cono sur. Estos problemas limítrofes fueron con:
1.- Luego de la guerra de la tripe alianza, Argentina tuvo una disputa con Paraguay entorno a la región
chaqueña, ubicada entre el rió Paraguay y el Pilcomayo. En 1878, mediante el arbitraje del presidente
norteamericano Hayes, quien falló a favor de Paraguay, se soluciono el conflicto.
2.- Había conflictos sobre la antigua región de las misiones jesuíticas y los ríos circundantes, pero en 1895
mediante el arbitraje de otro presidente norteamericano (Clevelant), quien fallo a favor de Brasil, se
soluciono el conflicto.
3.- La cancillería Argentina tuvo una disputa con Uruguay por la cuestión limítrofe en el rió de la Plata.
4.- Con Bolivia tuvo problemas, referido a territorios chaqueños, la puna de Atacama y la provincia de
Tarija.
5.- Con Chile se estuvo a punto de llegar a un enfrentamiento por las controversias fronterizas del espacio
patagónico, hasta que en 1881, se firmo un tratado de límites con el país vecino. Pero surgieron nuevos
entre dichos lo que genero una carrera armamentista por ambos países, hasta que en mayo de 1902 se
firmaron los pactos de mayo que pusieron fin al conflicto.
Estas querellas repercutían de modo desfavorable sobre la marcha de la economía, el clima de
intranquilidad que generaban estos acontecimientos desalentaban a los inversores y el gasto que provocaba
el equipamiento militar generaba un fuerte desequilibrio en las cuentas públicas. Los intereses ligados a
privilegiar el crecimiento económico se basaban en preservar el clima de paz y orden para que el país
pudiera dedicar su esfuerzo en dinamizar los factores de producción.
EE.UU. planteo un proyecto de conformar una unión aduanera a la cual Argentina planteo fuertes
resistencias, viendo esta situación como absurda ya que el comercio, el crédito, los capitales y la
inmigración vienen de Europa y esos eran los factores reales del progreso del país. Así la mayoría de sus
integrantes opto por proteger al vinculo privilegiado con Europa en general y Gran Bretaña en particular,
quien hacia grandes inversiones en Argentina.
Entre 1904-1908se acerco Brasil a EE.UU. y a Chile, que chocaba con la vocación europeísta de los
gobiernos argentinos, que, para contrarrestar los propósitos brasileños, se aproximo a Bolivia y Perú, en lo
que se llamo la política de las alianzas cruzadas. Finalmente la asunción de Roque Sáenz Peña distendió
las relaciones con Rió de Janeiro.
La conquista demandaba un gran esfuerzo de recursos, por medio de la ley 1947, del 05/10/1878, en la que
se autorizaba a emitir un empréstito internacional para tal fin, garantizado por las tierras a conquistar. En
1882 se sanciono una nueva legislación para realizar un remate en las embajadas argentinas en París y
Londres, que limitaba la compra de la extensión de las parcelas, imponiendo un tope de hectáreas, aunque
las disposiciones limitantes fueron eludidas con la utilización de los testa ferros.
En 1885 se sanciono una ley de premios para militares participantes de las campañas, que, de acuerdo con
su rango recibirían determinadas hectáreas. En 1878-1885, la mayoría debió vender sus tierras a
compañías inmobiliarias, ya que no habían cobrado sus salarios en esa etapa y debían hacer frente a las
deudas que habían acumulado. Con esta ley también se autorizo al gobierno a pagar con tierras las deudas
con los proveedores del ejército. Entre 1878-1885, el proceso de apropiación de tierras fue veloz, la
totalidad de las tierras pampeanas ya tenía dueños para 1884. Desde este año el país no tenía más tierra
agrícola que ofrecer a los inmigrantes europeos que comienzan a llegar en grandes oleadas, justamente por
este motivo.
El origen de los nuevos propietarios comprendía a viejos terratenientes y comerciantes autóctonos,
inversores extranjeros, especialmente de nacionalidad inglesa y especuladores de todo tipo. En el marco
de una valoración en alza de la tierra, se asistió a una especulación desenfrenada, que finalizo con la crisis
del ´90, cuando se produjo una caída en los movimientos especulativos y la rentabilidad paso a girar en
torno a la apuesta en producción de las tierras que en operaciones inmobiliarias y bursátiles. Aun así
muchos de los que adquirieron tierras en aquel momento mantuvieron sus propiedades y participaron
moderadamente en la especulación. La incorporación de tierras presagiaba una expansión productiva
importante, para esto se necesitaba conectar el nuevo territorio con la expansión de la infraestructura de
transporte, basado en el aporte de capital extranjero.
Estos capitales externos se radicaron en el país sin un control adecuado, permitiendo en la década del ´80
el desenfreno especulativo que conduciría a la crisis, por ejemplo los frigoríficos que tuvieron prácticas
monopólicas que perjudicaron a los productos nacionales.
Lo que determino la conducta de los inversionistas extranjeros, en especial los ingleses, fue la alta tasa de
rentabilidad de sus inversiones. Además el mercado ingles de capitales disponía de una amplia masa de
recursos financieros y estaba buscando la apertura de nuevas áreas. Las inversiones inglesas en la
Argentina representaban entre el 40 y 50% de las inversiones totales de Inglaterra hacia 1889 en el mundo,
desempeñando así un papel primordial en la actividad industrial y financiera inglesa.
La razón que inducía a esperar una alta tasa de retorno de capital era la posibilidad de poner en producción
los enormes recursos potenciales de la pampa húmeda. La crisis marco un punto de inflexión en la
inversión extranjera que, sumado a la fuerte carga de la deuda externa, origino un saldo negativo en la
balanza de pago. Pero como en ese momento comenzó el boom de las exportaciones agropecuarias, este
hecho logro equilibrar la balanza de pago.
Recién a comienzo de 1900 el capital extranjero volvió a entrar en el país con un origen más diversificado:
británicos, alemán, francés y norteamericano. Las inversiones extranjeras tuvieron un neto predominio en
ferrocarriles y en empréstitos públicos. La base era la construcción de una amplia red ferroviaria que
sirviera al desarrollo de la producción agropecuaria a costos competitivos en el ámbito internacional.
Para fomentar la inversión extranjera en ferrocarriles, el estado comenzó a garantizar a las empresas
beneficios mínimos que llegaban hasta el 7% del capital empleado, las concesiones adyacentes a las vías,
la introducción de material libre de derechos y la ley Mitre de 1907, que eximia a las empresas del pago de
todo tipo de impuestos nacionales, municipales o provinciales. Lo que constituyo un gran estimulo para la
inversión ferroviaria.
El ferrocarril permitió la puesta en producción de extensas regiones, incorporando nuevas economías
regionales, y aseguro un transporte rápido y barato de los productos agropecuarios exportables hacia los
grandes puertos. También facilito la introducción de manufacturas importadas en el interior del país,
completando así la integración en el esquema de división internacional del trabajo. Consolido la situación
de Buenos Aires como principal centro económico del país, centralizando las terminales en dicha ciudad
(país abanico).
En 1914 las principales compañías ferroviarias (FF.CC. Sud, Oeste y Central Argentino) eran de capital
británico y en segundo lugar las compañías (General de Buenos Aires y El Rosario Puerto Belgrano) eran
de capitales franceses. Los empréstitos públicos nacionales, municipales y provinciales, realizados
mediante la colocación de títulos en mercados financieros internacionales, fueron bien vendidos y
cotizados. Aunque en 1890 la confianza de los inversores disminuyo, revelando la fragilidad con que el
estado controlo el proceso de endeudamiento extremo.
Además el gobierno emitió cedulas hipotecarias, con una tasa de interés, y doble garantía. Estas tierras
estaban hipotecadas y el gobierno las utilizaba como respaldo sobre obligaciones de distintos bancos de
origen estatal. Estas células fueron los instrumentos de especulación más importante antes de la crisis de
1890. Las células eran bonos al portador garantizados por el estado nacional, que cotizaban en Londres y
además eran vendibles en la bolsa de valores local. Las grandes especulaciones por estos instrumentos
hicieron que se sancione en 1888 la ley 2287 que fijaba los intereses en oro. Los servicios de la deuda
externa se transformaron en una pesada carga que solo pudo ser compensada temporalmente cuando la
balanza comercial comenzó a tener fuerte superávit a partir de 1891.
Otros rubros de inversión de capital extranjero, además de empréstitos y ferrocarriles, fueron los bancos,
compañías de seguro, empresas de servicios públicos, obras portuarias, empresas industriales (casi todas
de transformación de productos primarios, de las cuales los frigoríficos constituyeron las más relevantes),
compañías de tierras y explotaciones agropecuarias.
Las instituciones financieras y de seguros fueron de las más lucrativas del conjunto de inversión externa.
Gracias a los frigoríficos, Argentina fue el pionero en la exportación a Europa de carnes refrigeradas y
congeladas, estando antes su industria basada en la producción y exportación de lanas, cueros y carnes
saladas que competían en los mercados mundiales con productos de mayor calidad.
El capital británico primero y luego el norteamericano, tuvieron un papel decisivo en este proceso. En la
etapa inicial de la instalación de los frigoríficos, entre 1882-1906 los capitales eran nacionales o de
Inglaterra. En 1907, la Swift adquirió un frigorífico de origen ingles "la Plata Cold Storage", comenzando
así la radicación de empresas norteamericanas del llamado "Trust de Chicago", que se caracterizaba por
calidad, bajo precios de materias prima y los bajos costos de mano de obra.
En 1912 Estados Unidos tenía predominio en capitales invertidos, controlando el 58% de las
exportaciones de chilled (carnes enfriadas). Así el capital extranjero tenia una fuerte incidencia en la vida
económica del país y contribuya a rediseñar su perfil agroexportador. Como vemos tuvo un papel
preponderante en la industria ganadera pero no así en la producción agropecuaria donde tuvo en papel
secundario.
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demanda de mano de obra entre 1904-1906 favoreció un aumento general de salario. Desde 1906-1914 se
produjo una aceleración en precios y alquileres que anulo dichas mejoras. Frente a estas circunstancias, las
familias trabajadoras, recurrían al trabajo de mujeres y niños y a la industria a domicilio como recurso
para suplementar sus magros ingresos y equilibrar sus presupuestos.
En 1883-1911 se produjo un incremento de los salarios reales que beneficio a los trabajadores urbanos no
calificados como a los rurales. Hay dos subperíodos entre 1883-1899 y 1901-1912: Entres 1883-1899, los
salarios reales de ambas categorías de trabajadores se incrementaron. Pese a la depreciación de la moneda
y la fuerte emisión monetaria, los precios subieron menos que en el siguiente subperíodo en el que existió
estabilidad monetaria Y el otro periodo entre 1901-1912, los salarios iniciaron una declinación hasta 1909
para recuperarse entre 1910-1912. Los precios de los artículos de consumo dependían de oscilaciones de
la tasa de cambio y también estaban influidos por los precios internacionales. La rápida expansión del área
cultivada entre 1880-1900 permitió la absorción de gran cantidad de mano de obra, mientras que a partir
de 1900 la expansión de cultivos se mantuvo, pero a un ritmo decreciente. Los alquileres descendieron en
los años ´90 y experimentaron una fuerte alza a partir de 1907.
El crecimiento poblacional y el masivo asentamiento de los inmigrantes en la ciudad de Buenos Aires
produjeron el aumento de los alquileres. Esto motivo en 1907, una insólita huelga de inquilinos que se
inicio en Capital Federal y extendió al interior del país, en reclamo de una rebaja sustancial de los
alquileres y de la mejora de las condiciones higiénicas de los inmuebles.
Otro impacto negativo sobre las condiciones de vida de los sectores populares urbanos fue que las casas de
inquilinato o conventillos pasaron a ser las viviendas de muchos inmigrantes extranjeros, de inmigrantes
nacionales, artesanos, pequeños comerciantes y vendedores ambulantes. Estos alojados en aquellos viejos
inmuebles sobrevivían aislados.
En la zona rural pampeana el efecto del sistema de arrendamiento condiciono las posibilidades de ascenso
social de los inmigrantes. Fueron muy pocos los casos en que pudo pasar del status de peón a propietario.
Estos construían una vivienda precaria, debido a que en las zonas agrícolas, la corta duración del contrato
de arrendamiento exigía al arrendatario que construya su propia casa y, como no se le asegura más de
cinco años de ocupación, no construye una buena vivienda, aunque su situación financiera se los permita.
Por ende, la construye de adobe y techo de paja o zinc, así el interior del hogar del agricultor reflejaba sus
condiciones de vida inestable.
En las proximidades de la primera guerra mundial el precio de los arrendamientos aumento. El
terrateniente tenía el fin de proteger su nivel de beneficio y en lugar de intensificar la explotación
mediante mayores inversiones prefirió resarcirse realizando sucesivos aumentos en los precios de los
arrendamientos. En 1912 reaccionaron los arrendatarios, cuya reacción agraria se denomino el "grito de
Alcorta". Dichos agricultores pidieron la unificación del precio de los arrendamientos. Reclamaron la
prolongación de los contratos y la rebaja de los arrendamientos en dinero, el derecho para criar animales
domésticos y dedicar una parte al predio del pastoreo, la libertad para contratar seguros y maquinarias.
Hubo una caída de salarios hacia 1904 lo que produjo que el inmigrante golondrina no valla al interior, ya
que no podrá economizar lo suficiente para su viaje de ida y vuelta. Las condiciones laborales de los
trabajadores eran realmente muy precarias, habiendo características casi feudales del trabajo en los
azucareros. El reclutamiento de mano de obra indígena se hacia a través de contratos que solo
beneficiaban al reclutador, que los indios, carentes de instrucción, firmaban conforme a previos
entendimientos verbales, conque los reclutaban. Los salarios inferiores a los de un trabajador urbano, se
abonaban con vales que debían cambiarse por productos que vendían en el almacén de la propia empresa,
lo que era realmente un abuso. Así se mantuvieron por muchos años condiciones de desigualdad y pobreza
en gran cantidad de regiones del país.
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Las organizaciones que antecedieron al movimiento obrero argentino se conformaron con artesanos y
trabajadores de origen inmigratorio, se constituyeron sobre la base de los principales oficios artesanales y
con propósitos mutualistas. Hacia fines del siglo XIX había dos categorías de trabajadores:
1.- Los asalariados ocupados en las pequeñas fábricas y talleres, en el transporte, en las empresas de
construcción y en el comercio mediano y grande. Sus condiciones de trabajo y remuneraciones tendían a
fijarse conforme a la oferta y la demanda del mercado laboral y a los niveles de productividad.
2.- Trabajadores autónomos, empleados de servicio domestico y estatales, que estaban sujetos a
condiciones de contratación y remuneraciones que respondían a una dinámica diferente de la del otro
sector de asalariados.
A partir de 1880, aparecieron las primeras agrupaciones o sociedades que reflejaban la resistencia de los
trabajadores al sistema. A partir de 1887 se incremento el número de huelgas, teniendo las primeras como
objetivo principal el aumento de los salarios, aunque luego se orientaría al logro de la reducción de la
jornada laboral. En junio de 1890, el comité internacional obrero eleva una solicitud al congreso nacional.
Pedía la limitación de la jornada laboral a un máximo de 8 horas para adultos, a la prohibición del trabajo
de los menores de 14 años, la abolición del trabajo nocturno, especialmente para mujeres y menores, la
prohibición de ciertas industrias y sistema de fabricación perjudiciales para la salud de los trabajadores, en
la prohibición del trabajo a destajo, la implementación del seguro obligatorio para accidentes laborales,
creación de tribunales especiales para arbitrar sobre diferencias entre patrones y obreros, etc. No obstante
la crisis de 1890 produjo una disminución momentánea de la protesta obrera.
La evolución organizativa de los asalariados estuvo acompañada por la actividad de las corrientes políticas
e ideológicas. La Federación de Trabajadores del la Republica Argentina gestada en 1891 se disolvió ya
que no pudo resistir la oposición de los anarquistas y la crisis del ´90, dicha federación publico el
periódico el obrero, luego en 1894, comenzó a publicarse la vanguardia que asumía la defensa de la clase
trabajadora. Había una fuerte lucha entre anarquistas y socialistas por la dirección del movimiento obrero.
La predica anarquista no pudo ser contrarrestada por los socialistas determinando la prevalecía anarquista
en las primeras luchas sociales de la Argentina. Las condiciones que favorecieron a la difusión del
anarquismo gracias a la inmigración fueron:
1.- Que los inmigrantes provenientes de Italia y España tenían influencia anarquista.
2.- Debido a la precariedad en la que se encontraban por la crisis de ´90 y los ciclos recesivos.
3.- Ya que estaban marginados de la política, ya que no podían votar, y a los únicos que podían acudir eran
anarquistas.
4.- La predica atraía mas a trabajadores artesanales que industriales.
Su preferencia por la acción directa era la huelga general como método de lucha de los sindicatos. El
periodo 1900/1910 se caracterizo una fuerte conflictividad. La sindicalización se expandió acompañada de
conflictos y huelgas generales, sobre la base de mano de obra concentrada en talleres medianos y
pequeños, al igual que los trabajadores del sector del transporte. Así surgieron dos centrales obreras:
1.- La Anarquista Federación Obrera (F.O.A.) creada en 1901, y luego denominada F.O.R.A. en 1904.
2.- La socialista unión general de trabajadores (U.G.T.) en 1902.
La FORA se transformo en la central más dinámica y activa del periodo, con su predica anti-estadística y
apolítica. Entre 1902-1910 se produjeron 7 huelgas generales de importante manifestaciones callejeras en
una de las cuales un obrero anarquista asesino al jefe de policía Ramón Falcón, lo que obligo al gobierno
decretar el estado de sitio, también se clausuraron locales gremiales, se impidió la edición y circulación de
la prensa obrera y se detuvo a numerosos dirigentes obreros.
En 1910 se reanudo la agitación sindical. Antes de declarar otra huelga general el gobierno estableció
nuevamente el estado de sitio, reprimiendo y descabezando durante varios meses al movimiento obrero. A
partir de entonces, el anarquismo perdió su papel dominante sobre el movimiento obrero y la organización
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sindical se debilito. Así emerge el socialismo, que propuso como alternativa la constitución de
organizaciones obreras fuertes, estables, con un funcionamiento orgánico, mejor pautado que los
sindicatos anarquistas, etc.
En lo político, fomento la participación electoral de los argentinos y la naturalización de los extranjeros
con el mismo objetivo. En lo económico, propuso la organización de cooperativas. Y en lo social,
desarrollo el mutualismo, la educación del adulto y el menor, trasmitiendo su fe en la ciencia y la moral. A
través de la UGT, el socialismo logro su supremacía.
En 1906 se forma una nueva corriente ideológica dentro del movimiento obrero "el sindicalismo
revolucionario". Su ideología era la acción directa y a la huelga general como método de lucha gremial. A
fines de 1906, desplazaron a los socialistas de la dirección de la UGT, aproximándose a la posición
anarquista. En 1909 se creo "la Confederación Obrera Regional Argentina", dentro de la cual se disolvió la
UGT, conservando la estructura organizada de esta ultima.
La política del Estado intervino en los conflictos laborales, reglamentando la vida de los sindicatos,
derechos y obligaciones. La actividad huelguista también fue combatida por el gobierno mediante la
represión legal. El 22/11/1899 el senado aprobó la ley de residencia, dicha ley autorizaba al poder
ejecutivo a expulsar a todo extranjero cuya conducta fuera considerada peligrosa para la seguridad
nacional o el orden publico. Esta ley no logro solucionar la conflictividad social y debió recurrirse a
menudo a la declaración del estado de sitio cuando se enfrentaran trabajadores y policías.
En 1910 la cámara de diputados aprobó la ley de defensa social, sancionada por el senado, debido a que
estallo una bomba en el teatro Colon. La ley prohibía el ingreso al país de aquellos extranjeros que
hubieran cumplido condenas por delitos comunes, de anarquistas y de quienes hallan tenidos antecedentes
contra funcionarios públicos. Además prohibía la existencia de toda asociación con doctrinas anarquistas.
Como consecuencia esta ley resulto ser un instrumento efectivo para reprimir el anarquismo y en menor
medida del socialismo.
En 1904 J. B. Gonzáles presento al congreso un proyecto de código nacional de trabajo, que tendía a
regular las relaciones entre empresarios y asalariados. Dicho proyecto instituía el contrato de trabajo, sus
formalidades, los salarios, las condiciones de pagos, las responsabilidades de las partes, su duración y
extensión. Establecía la obligación empresaria de indemnizar los accidentes de trabajo. Implantaba la
jornada laboral de 8 horas (semana laboral de 48 horas para adultos y de 44 horas para menores entre 16-
18 años). Fijaba el descanso dominical, regulaba las condiciones laborales de mujeres y menores, etc. A
partir de esta ley se creo la junta nacional de trabajo para asesorar al gobierno en materia laboral. Luego se
creo los tribunales de conciliación y arbitraje para intermediar sobre posibles controversias en los
contratos de trabajo. El FORA y la U.G.T. repudiaron el proyecto, no siendo aprobado este primer intento
de legislación laboral en el congreso.
En 1905 se sanciona la ley de descanso dominical, aunque el beneficio quedaba limitado al ámbito
capitalismo. En 1907 se sanciona la ley que procuraba la protección de la salud, la seguridad, la
instrucción y la moralidad de los menores y las mujeres, estableciendo que los menores de 16 no trabajen
mas de 8 horas por día, ni más de 48 horas semanales, prohibiendo el trabajo de estos en horarios
nocturnos, y que las mujeres tendrían un mes de licencia luego de dar a luz.
Luego de 1912 se genero un excedente de mano de obra que presiono sobre el movimiento obrero y sus
posibilidades reivindicativas. La crisis económica iniciada en 1913, como consecuencia de la declinación
de las exportaciones y la caída de la construcción provocada por el cese de los prestamos y las inversiones
extranjeras, se tradujo en un abrupto crecimiento de la desocupación, luego con la primera guerra mundial
se acentuaron los efectos de la crisis. Las causas principales de la desocupación fueron:
1.- Descenso de la actividad de la industria de la construcción.
2.- Deficiente estructura de distribución de mano de obra, características del modelo agroexportador.
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El gobierno atendió a los desocupados mediante dos decretos en 1914. Formo una comisión de socorros
que coordinaba la acción de las instituciones de caridad. El otro decreto ordeno a la Dirección de
Inmigración, que provea de alojamiento y manutención a los desempleados sin medio de subsistencia,
dichos desempleados deben estar certificados por la Comisión de Socorros. Además la municipalidad de
Buenos Aires estableció cocinas populares.
1.9.1 La agricultura.
Entre mediados de 1870-1914 la expansión de la agricultura fue notable. El sector ganadero aunque de
manera más lenta, también tuvo sus avances. Los cambios en la agricultura estuvieron muy relacionados
con la evolución de la ganadería, ambos se condicionaron mutuamente a través de la interacción de los
cultivos de alfalfa y la siembra de cereales. En los años previos a 1880 la producción agrícola era muy
escasa y el mercado interno se abastecía importando trigo y otros cereales. La falta de medios de
transporte y su alto costo, la existencia dominada por indígenas, impedía expandir la frontera agrícola-
ganadera y creaba una permanente inestabilidad en las áreas de producción, donde la mano de obra y el
capital eran insuficientes.
La introducción del FF.CC., la derrota total del indio y la llegada masiva de inmigrantes resuelven en parte
esos problemas y hacia 1890 el sector agrícola comenzó a crecer aceleradamente. La expansión de la
frontera soluciono el problema de la escasez de la tierra y además permitió ampliar el tamaño de las
parcelas haciéndolas más rentables. Los precios de las tierras aumentaron y esta estaba sustentada en gran
propiedad terrateniente, por lo que la explotación agrícola tendrá como base el arrendamiento.
El FF.CC. disminuyo el costo de los fletes, facilito la movilización de mano de obra y difundió el cultivo
de cereales, en especial el trigo. En sus adyacencias fueron apareciendo pueblos, ciudades y obras de
infraestructura que facilitaron la comercialización de los granos. Así el mapa agrícola-ganadero
experimento grandes cambios al incorporarse a la agricultura por medio del FF.CC. zonas hasta entonces
marginales o dedicadas exclusivamente a la ganadería. El incremento de la exportación de carnes de buena
calidad, obligo mejorar al plantel ganadero, reemplazando los pastos duros por más blancos. Se introdujo
así el cultivo de la alfalfa y las tierras comenzaron a dividirse en lotes y a arrendarse para dedicar los
campos a la siembra del trigo y del maíz dejándolo luego con alfalfa para el engorde del ganado vacuno.
Hasta 1890 el aumento de la producción agrícola solo sirvió para cubrir la demanda interna, pero en poco
tiempo la Argentina se transformo en una gran exportadora de cereales. Los bajos costos de producción,
logrados por la disminución de los gastos de transporte, la amplia disponibilidad de tierras y las formas
predominantes de exportación, basadas en el arrendamiento, hicieron posibles las exportaciones argentinas
y las volvieron competitivas. A su vez la crisis agrícola europea y la desvalorización del papel moneda
hicieron posible este resultado.
El proceso de mecanización del agro contribuyo a suplantar la falta de brazos y aumentar el tamaño de las
chacras. Las importaciones de maquinaria agrícola cubrieron esta necesidad ante la carencia de una
producción nacional, ingresando en gran numero al país cosechadoras y trilladoras de 1891-1910. La
tecnología apuntaba a reemplazar mano de obra, considerada cara y escasa. También existían notables
diferencias en la incorporación de tecnología entre los distintos tipos de explotaciones. Las explotaciones
familiares disponían de una dotación de maquinarias notoriamente inferior a la de los mediano y grandes
propietarios o a la de los arrendatarios de tipo capitalista.
Había grandes dificultades para acceder a la propiedad de la tierra, esa dificultad se debía al difícil acceso
al crédito, lo que perjudica su obtención. Además Argentina se encontraba subordinada a la ganadería, lo
que generaba un marco poco propicio para incorporar masivamente bienes de capital. Por ultimo, la
distribución de costos entre terratenientes (que absorbían los costos fijos) y los arrendatarios (que se
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hacían cargo de las variables) generaban un contexto desfavorable para la incorporación de capital fijo,
debido a que en su mayoría dependía de las importaciones, teniendo que afrontar un alto costo. En
Argentina no se podía acceder a la producción interna de bienes de capital, ya que esta era bloqueada por
los terratenientes, elevando los costos con respecto a los bienes del exterior.
1.9.2 La ganadería.
Hacia 1850 la Argentina inicio el llamado "ciclo de la lana", basado en el reemplazo de la estancia vacuna
tradicional, productora de cueros y tasajos para la exportación, por la estancia lanar y el predominio de la
producción y exportación de lanas. El ganado lanar desplazo de las mejores tierras al lanar que se trasladó
a su vez a las regiones de frontera. Así las lanas se convirtieron en el principal producto de exportación.
Desde 1883 se crearon establecimientos destinados a la a preparación de carnes congeladas. En esta etapa,
el frigorífico prefiere la carne ovina, más pequeña y refinada, a la vacuna. Las existencias de ganado lanar
aumentaron en forma continua. Entre tanto el ganado vacuno se exporto como ganado en pie a Europa. La
disminución de los costos de transporte terrestre y marítimo, hizo posible esa exportación a pesar de la
competencia de otros países, debido al mejoramiento del plantel ganadero que hicieron a la carne vacuna
al gusto europeo.
Los vacunos criollos disminuyeron entre 1880-1895, coincidiendo este proceso con el aumento de los
alfalfares, cultivo de trigo, lino y maíz. El principal comprador de ganado en pie fue Gran Bretaña. Pero el
progreso de la industria frigorífica por la prohibición de ganado en pie a Inglaterra en 1900, con el
argumento de que el animal argentino estaba afectado por aftosa, hizo que se inaugurara una nueva etapa,
en la que predominaba la elaboración y exportación de carnes vacunas congeladas y enfriadas. El
desarrollo de la producción agropecuaria en este periodo se caracterizo así por la fuerte concentración de
la propiedad de la tierra, la explotación extensiva, la mejora de los predios gracias al cultivo de granos y
alfalfa, el refinamiento del ganado vacuno junto al surgimiento y expansión de la moderna industria
frigorífica.
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la evolución fue mucho más lenta. Las industrias mecánicas progresaron por el desarrollo de los talleres
ferroviarios, que ocupaban numeroso personal. El avance de la edificación, vías de comunicación y otras
obras de mejoramiento de infraestructura explica los cambios en el sector de la construcción. En la
industria de la metalurgia seguían predominando los pequeños establecimientos y su grado de
mecanización era muy bajo. La industria textil tenía muy escasa envergadura. El retrazo textil se debía a la
fuerte competencia de los textiles importados y a la acción de los intereses ligados a esa importación.
Hacia 1913 la industria jugaba un papel secundario en el desarrollo económico del país y su crecimiento
era menor que el de las importaciones. Entre 1895-1913 se advierte un cierto avance en personal empleado
y fuerza motriz utilizada, ese progreso se realizo en beneficio de las industrias ligadas a la importación
(como los frigoríficos), al transporte, a la construcción y al consumo local de alimentos. El sector
manufacturero permitiría iniciar un intenso proceso de sustitución de importaciones al cerrar los mercados
europeos al comienzo de la primera guerra mundial, cambiando así el perfil industrial.
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carnes, y en menor medida de otros productos agropecuarios, contra tejidos de algodón y lana, carbón,
material ferroviario y hierro.
La balanza comercial entre ambas naciones fue deficitaria para la Argentina a lo largo del siglo XIX, para
equilibrarse luego, si se incluyen las exportaciones "por ordenes", al comenzar el siglo XX, y empieza a
arrojar un superávit casi permanente a partir de 1914, lo que va a permitir financiar una parte de la deuda
externa del flujo de intereses y dividendos de las inversiones británicas en el país.
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establecimiento estatal, este desplegó una política crediticia que permitió la multiplicación de los créditos.
Desempeñaba hacia 1880 un papel central en la financiación de las actividades comerciales y
agropecuarias.
Los bancos privados comenzaron a crearse desde 1860 y en 1870, se instalaron numerosas entidades de
capitales extranjeros. Entre ellos el banco de Londres y Rió de la Plata fundados en 1864 por comerciantes
y banqueros ingleses, cuyos créditos se dirigieron especialmente al comercio exterior, manteniendo altos
niveles de encaje. Por ultimo el banco de Italia y el Rió de la Plata, que estarían vinculados a la
colectividad italiana.
Numerosas clases mercantiles y de comisión de carácter privado luego se transformaron en bancos y
asumieron la financiación del sector comercial. Durante la presidencia de Sarmiento en 1872, fue creado
el banco nacional, a partir de una asociación de capitales del estado nacional con otros de origen privado.
Abrió sucursales en todas las provincias actuó como agente financiero del gobierno nacional y contribuyo
a la unificación del sistema bancario y monetario, pero cae con la crisis financiera del ´90. En 1872 se
fundo el banco hipotecario de la provincia de Buenos Aires otorgando créditos hipotecarios con la tierra
como garantía, incluyendo a muchos especuladores. En 1885 se creo el banco hipotecario nacional con el
mismo propósito que el provincial. Estas nuevas entidades crediticias, originaron una expansión del
crédito mayor que la circulación monetaria lo que junto al endeudamiento externo condujeron a la crisis
financiera de 1873 deteniendo el flujo de capitales extranjeros.
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Ford dice que los desequilibrios del sector externo argentino del periodo se debieron fundamentalmente a
factores externos y no a causas monetarias, y centra su atención en el hecho de que el tipo de cambio
resultaba determinado por el estado de la balanza de pagos. Los desequilibrios de la balanza de pago
hacían fracasar la convertibilidad, por que el crecimiento de préstamos externos le sucedía el aumento de
las exportaciones y la depreciación de la moneda, mientras que, cuando en la fase siguiente se restringía
los movimientos de capital externo, los servicios de la deuda debían pagarse en oro. Dice que la
interrupción en los préstamos externos se producía en momentos en que todavía no se habían recogido los
frutos de las inversiones producidas y el valor de las exportaciones no había crecido lo suficiente como
para compensar las importaciones y los servicios de la deuda. Ese nivel de endeudamiento atemorizaba a
los acreedores externos y frenaba las corrientes de capital. La política macroeconómica de los 80 facilito
una expansión desmedida del crédito ante de que maduraran las inversiones del sector agro-exportador.
La convertibilidad se pudo mantener a partir del momento en que las importaciones dejaron un excedente
tal, que permitiera cubrir las importaciones y los servicios de la deuda. Ford sostiene que en el periodo de
mayor crecimiento de las exportaciones, las presiones de los exportadores y terratenientes influyeron
sobre la actividad económica para mantener o abandonar la convertibilidad y evitar una valorización de la
moneda que perjudicara a sus intereses. Williams, Prebish y Ford concluyen que la crisis de 1890 fue una
crisis de desarrollo. En cambio Roberto C. Conde sostiene que las recurrentes crisis del periodo agro-
exportador fueron originadas por problemas monetarios y no como resultados de los desequilibrios de la
balanza de pagos. Este dice que por el aumento del crédito y la oferta monetaria, el público compraba oro
ante las expectativas de la devaluación de la moneda, lo cual conducía al agotamiento de las reservas y a
la depreciación del peso. Esto es lo que provoco el fracaso del patrón-oro para mantener la convertibilidad
en 1876, 1885, 1890. Con el exceso de emisión monetaria se perdieron reservas. El problema era que la
oferta monetaria creció más que el producto. Así el gobierno para evitar el deterioro de sus ingresos
intervenía vendiendo oro en el mercado de cambios para que no depreciara a la moneda. Esto, en vez de
fortalecer el peso, impulso al público en comprar activos externos mediante la utilización del crédito
bancario. La verdadera causa de estos profundos desequilibrios que se produjeron fue esa fuga de
depósitos, al agotar las reservas y depreciar la moneda. El estado jugo un rol activo en esta etapa del
modelo agro-exportador. Entre 1900-1914 hubo en todos los años un déficit fiscal de magnitud variable.
Los recursos fiscales provenían en su mayor parte de los derechos aduaneros, importaciones, y estas
dependían de las exportaciones y del endeudamiento externo. Este crecimiento estaba sustentado en
diversas formas de endeudamiento sobre toda externa. A partir de 1870 las corrientes de capital externo
comenzaron a fluir en cantidades importantes y el sistema bancario junto al financiero adquirió mayor
envergadura. La Argentina que caracterizaba al modelo agro-exportador era una economía abierta hacia al
exterior, en donde el Estado tenia un papel importante, pero basada en mecanismo de endeudamiento
externo que estimulaban procesos de expansión y traían grandes consecuencias en los periodos depresivos.
Las cuentas de capital dependieron de la continuidad de las corrientes de capital externo y de que la
moneda, cuyo respaldo crecía con la entrada de oro y se diluía con la fuga de él, sufría en esas continuas
fluctuaciones, que poco tenían que ver con el crecimiento o no de la economía, sentando las bases de una
estabilidad económica y financiera que se hizo crónica.
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comerciales no alcanzaba para pagar los servicios de la deuda externa por lo que el gobierno recurrió a las
pocas existencias de oro que quedaban.
A partir de 1903 las circunstancias externas cambiaron, y el oro comenzó de nuevo a entrar a torrente al
país. A partir de 1904-1905 aumenta el circundante, debido a la entrada de oro por superávit comerciales y
por las corrientes de capita externo que condujeron a una emisión mayor, contribuyendo a la expansión de
los negocios, pero también al incremento de actividades especulativas. Este fue el periodo de prosperidad
económica del modelo agro-exportador hasta 1913. Desde 1910 el aumento del oro fue producto de las
corrientes de capital externo, pero no del monto de los excedentes del comercio, pues además de
verificarse malas cosechas, que redujeron la producción de cereales, descendieron también los precios
internacionales. Esto produjo, en 1911, un déficit significativo de la balanza comercial. Por otra parte,
había gran especulación en bienes raíces que se había acentuado con motivo del crecimiento de los centros
urbanos. Así algunos terrenos alcanzaron precios irreales y comenzaron a bajar abruptamente.
Entre 1911-1912 hubo un pequeño superávit en el comercio (insuficiente para los pagos de la deuda),
siendo el capital externo el que permitió controlar la situación dando un signo positivo a la balanza de
pagos. Hacia 1913 se redujeron las entradas de capital mientras subían las exigencias por los servicios de
la deuda. Las exportaciones resultaron insuficientes frente a las importaciones y los renglones invisibles,
invirtiéndose así el signo del sector externo. A fines de 1912 cuando los flujos de capital se cortaron la
crisis estallo produciendo quiebras en cadenas y, en 1914, el gobierno decidió suspender la
convertibilidad, aunque todavía las reservas no se habían agotado. Las causas de la crisis fueron:
1.- La caída del sector rural.
2.- El despilfarro, especulación y gastos desmedidos.
3.- La guerra mundial termino de redondear la crisis.
La primera guerra mundial acelero los tiempos al provocar en un principio la huida rápida de capital, pero
la crisis estaba ya instalada. El sistema monetario y financiero (1880-1914) presento la falta de un orden
deliberado y de un control central, el éxito circunstancial, se debió a la sucesión de saldos favorables en el
comercio exterior y a la entrada de capitales. Cuando el sector externo ingreso en una etapa de
dificultades, el oro salió de la caja de conversión y se decreto la inconvertibilidad, como ocurrió en 1876,
1885 y 1914. Esta situación dependía de la fase expansiva de los ciclos económicos y financieros y del
resultado positivo de cuentas externas.
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límite en cuanto a sus posibilidades de expandir la producción incrementando el área bajo explotación y
Gran Bretaña entraba en un cono de sombras como proveedora de capitales y manufacturas. El ritmo fue
irregular, con tasas muy altas en algunos años y muy bajas en otros, del crecimiento operado entre 1900-
1914. Las variaciones de la inversión bruta fija son mucho más bruscas que la del P.B.I., aunque ambas se
hallan estrechamente relacionadas. El progreso económico del país se debe a la suma de su comercio
exterior para los distintos periodos presidenciales entre 1862-1916. Además del sector agropecuario, los
pilares básicos fueron las industrias de la construcción y los FF.CC.
Puede percibirse el predominio del sector rural, la débil participación de la industria manufacturera y la ya
notoria hipertrofia del sector terciario, la Argentina era hacia 1914, un país basado en el desarrollo de sus
riquezas naturales y en la continuidad del endeudamiento externo. Que aprovechaba su mejor recurso
económico que era la tierra fértil de la pampa húmeda, pero que estaba limitado socialmente por la
estructura de propiedad de ese mismo recurso. A su vez la Argentina se había transformado de un
importante proveedor de alimentos en los mercados mundiales, pero que necesitaba comprar bienes
manufacturados. Era un país dependiente de las grandes potencias industrializadas, sobre todo las
europeas, y con una base productiva precaria. La declinación del viejo esquema de división internacional
del trabajo y de la constelación de fuerzas económicas que lo sostenían contribuyo a reconocer muy
pronto los límites de una experiencia que no permitió afianzar luego un proceso de desarrollo económico
sostenido.
Capitulo II
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para restablecer un nuevo sistema patrón-oro para que sus monedas se rijan por un criterio de
convertibilidad. El sistema internacional de pagos, ligado nuevamente al oro y estructurado para regular
los cambios entre economías con tasas más o menos homogéneas y balanzas de pagos relativamente
integradas, no logro un objetivo esperado, produciendo más descompensaciones, debidas a las medidas
defensivas de las distintas naciones. La libra esterlina se mantuvo constantemente sobrevaluada, y el
franco subvaluado.
Los Estados Unidos y Francia tuvieron, durante la década del ´20, un superávit en la balanza comercial y
una situación favorable en la balanza de pagos, además, de acaparar oro sustrayéndolo de los países más
débiles. Hubo una inestabilidad monetaria y política debido a las fugas de capitales y préstamos a corto
plaza con movimientos incontrolables de un país a otro, que eran capaces de hacer caer la paridad de las
monedas y el nivel de las reservas en oro. Debido a las inversiones de capitales que se movilizaban entre
los distintos países con un carácter especulativo y en busca de beneficios a corto plazo para una mayor
rentabilidad, ejercieron una peligrosa presión sobre las reservas de oro y las divisas de los países.
Es así, que cualquier fluctuación brusca y repentina que afectara a los mercados estadounidenses generaría
una suspensión de los empréstitos externas junto al desmoronamiento de la compleja estructura en que se
basaba el restablecimiento del comercio mundial. Jugó un papel preponderante en las transformaciones
económicas la suba de los aranceles estadounidenses junto con la creciente disociación entre las
exportaciones de capital respectos a las exportaciones de mercaderías. Durante la década del ´20 los
capitales que fluyeron hacia otras áreas industriales, tales como Alemania y otros países periféricos
tendían a financiar la producción de bienes para poder satisfacer la demanda de sus mercados internos.
La industria alemana logro incrementar la productividad como consecuencia de los préstamos
norteamericanos, pero su principal problema lo constituía la devolución de esos fondos, además, de los
cambios que se estaban produciendo en la división internacional del trabajo. Otro problema para Alemania
fue que los mercados mundiales estaban muy restringidos como por ejemplo la política proteccionista de
Estados Unidos. Para que los Estados Unidos pudieran hacer efectivos sus créditos, debían incrementar
sus importaciones o reducir sus exportaciones. La exportación de capitales se convirtió en un verdadero
bumerán lo cual fue unos de los principales desencadenantes de la crisis de 1929. El sistema internacional
de pagos de posguerra fue creando una serie de descompensaciones, ya que estados Unidos era el principal
exportador de mercancías y de capitales, además de haber poderosos intereses sectoriales que no permitían
la importación de productos europeos y de otros países.
Hacia 1929 se produce la caída de los valores de la bolsa neoyorquina. Para algunos economistas la crisis
del ´29 ha sido calificada de una crisis de estructura, ya que coincidió con cambios tecnológicos como la
aparición de nuevas industrias, mecanización acelerada, racionalización del trabajo, estandarización de la
producción, un fuerte proceso de concentración industrial, en la cual las fuerzas del mercado por si solas
no pudieron remontar la situación. Sólo la intervención de los distintos gobiernos, primero, y el estallido
de la segunda guerra mundial, después, posibilitaron el nuevo despegue.
La exportación de capitales a Europa permitió absorber las carencias de capitales, la insuficiencia de
exportaciones europeas e hizo posible la rápida reconstrucción de Europa. Pero el retiro de estos capitales
de Europa, sobre todo Alemania, genero una deflación generalizada, que se agravo posteriormente con la
agudización de las barreras proteccionistas, es así, que la economía norteamericana junto al resto del
mundo, en lugar de compensarse, se reprimieron sobre sí mismos.
La crisis se relacionaba con las transformaciones de los procesos productivos en el marco de normas de
consumo y de distribución del ingreso, hubo un incremento del stock no planeado de productos de bienes
que no podían venderse. Los empresarios ante este problema redujeron su producción, despidiendo una
parte de su plante de obreros y reduciendo los salarios para ajustar el costo de producción a los precios
declinantes por causas de la sobreoferta. La desocupación y la reducción de salarios contraían aun más la
demanda agravando el problema.
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Las medidas defensivas impulsaban la deflación de la mayoría de los países a través de tarifas
proteccionistas, o de devaluaciones y controles de cambios. Los efectos, durísimos para la ocupación y el
ingreso no fueron solo consecuencia de las políticas restrictivas, sino también la ausencia de organismos
capaces de mediar entre las distintas políticas nacionalistas. La crisis financiera provocó el cierre de
empresas industriales y comerciales, caída del sistema bancario, se contrajo el comercio internacional, la
demanda disminuyo y creció en forma acelerada la desocupación, lo que llevo a una depresión mundial.
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En 1916, la UCR provocaba la fragmentación de las agrupaciones provinciales, por lo que algunos se
incorporaban al radicalismo, logrando que el mismo ensanchase sus bases. El mismo incorporó aportes de
todas las clases sociales; tanto de peones y estancieros, obreros y comerciantes, modestos empleados y
profesionales.
El radicalismo se incorporó a la lucha electoral proponiendo un programa que expresaba la necesidad de
una renovación institucional basada en el cumplimiento de la Constitución Nacional. El objetivo declarado
de restaurar la vida moral y política de la Nación sólo se alcanzaría mediante el voto libre y garantido y el
ejercicio de la democracia representativa. Hacia 1916, la Convención Nacional Radical definió los
términos de su formula presidencial. A pesar de la influencia preponderante de Yrigoyen dentro del
radicalismo existían disidencias internas. El sector denominado "azul", que tenían tendencias
aristocráticas, sostenían la candidatura de Vicente C. Gallo. Pero la Convención terminó eligiendo por
mayoría a Pelagio B. Luna. Los desencuentros políticos internos no cicatrizarían y provocarían en el
futuro serios inconvenientes a la conducción de Yrigoyen.
Para las elecciones de 1916 la UCR y dos partidos oficialistas (el Demócrata progresista, y el
Conservador) demostraron poseer apoyos en todos los distritos del país. Los radicales triunfaron en las
regiones más prósperas tales como Capital Federal, Santa Fe, Córdoba y Entre Río. Los votos radicales se
concentraron en las ciudades y en los distritos rurales dedicados principalmente al cultivo de cereales. En
las zonas ganaderas, aunque no lograron la mayoría, obtuvieron un significativo aporte de sufragios. En
las ciudades, sus votos provinieron de los barrios de clase media, aunque también de distritos obreros. En
el interior lograron la mayoría en Mendoza y Tucumán, y fueron derrotados en aquellas zonas de menor
crecimiento. Las debilidades políticas de los conservadores se hicieron más evidentes en aquellas zonas
más beneficiadas por el desarrollo económico iniciado hacia los años ´80. Los partidos oficialistas sólo
lograron apoyos electorales en las provincias del interior y en las zonas ganaderas del litoral pampeano. El
socialismo obtuvo el tercer lugar, el cual tuvo el apoyo de las clases obreras concentradas en Buenos
Aires.
El candidato radical no logró los electores necesarios para su consagración, la definición quedo reservada
a negociaciones en el Colegio Electoral. Gracias al apoyo de radicales santafecinos y la división de las
fuerzas oficialistas, facilitaron la obtención del elector que necesitaba Yrigoyen para ser elegido
presidente. La clase dirigente tradicional afrontó, una derrota electoral inesperada. Los desacuerdos entre
las fuerzas que enfrentaban al radicalismo y los cambios socioeconómicos que afectaban al país abortaron
la posibilidad de una perpetuación del conservadorismo oligárquico en el poder.
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2, 3, 2. Alvear y el antipersonalismo.
Hacia 1922, año de renovación presidencial, el radicalismo estaba fortalecido y la amenaza electoral de los
conservadores había disminuido. En consecuencia, el oficialismo, volvió a imponerse en los comicios
presidenciales, con la fórmula de Marcelo T. de Alvear (al cuál, Yrigoyen lo había elegido como sucesor
por su buen vinculo social y en el exterior) y Elpidio González.
Alvear, a diferencia de Yrigoyen, inauguró las sesiones del Congreso, sus ministros respondieron a las
interpelaciones de los parlamentarios, se acudió a las legislaturas para disponer la primera intervención
federal y se atendió a las demandas militares. Alvear interrumpió la obra de Yrigoyen. La conformación de
su gabinete provocó malestar en la UCR. En materia de educación, el Poder Ejecutivo, saboteó la reforma
universitaria disponiendo intervenciones antirreformistas a las universidades de La Plata y el Litoral, y
sancionando estatutos que la dividían en la de Buenos Aires. Algunas obras públicas quedaron paralizadas
como FFCC, etc. Tampoco insistió en la restitución al Estado de las tierras fiscales ocupadas por intrusos.
Alvear trató de evitar el recurso de la intervención a las provincias. Hacia 1923, presentó un proyecto de
reforma constitucional, el cual planteaba: que los diputados tuvieran una duración de tres años, renovación
total de la Cámara y la elección directa de los senadores. Este proyecto no fue tratado en la comisión
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Pueyrredón, se opuso abiertamente a esas prácticas políticas y económicas. Pueyrredón seguía las
instrucciones de su gobierno, pero la decisión de este en aislar a la Argentina en el continente, provoco el
descontente del canciller argentino, el cual renuncio.
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más alto. Y la clase media dependiente, nacido en el país, cuyos estudios eran costeados con esfuerzo por
la familia, ella misma de origen obrero y probablemente extranjera.
La presencia de los inmigrantes en los años ´20 era predominante en esa clase media en expansión y en el
nuevo sector obrero urbano-industrial. En consecuencia, en la Argentina, la burguesía empresarial urbana,
pequeños y medianos comerciantes, sectores medios rurales y la clase obrera más calificada, esta
integrada por inmigrantes o hijos de inmigrantes. Los argentinos de origen criollo se concentraban en
sectores pudientes (estancieros, militares y funcionarios públicos), las clases medias tradicionales, sobre
todo del interior, y sectores bajos de las clases trabajadoras, urbanas y rurales.
Entre 1895-1947 la participación de las clases medias aumentaron y las clases populares se redujeron.
Estas diferencias se deben al incremento en la participación de empleados y profesionales. Otra
característica del aumento de la clase media fue la mayor escolaridad de la enseñanza secundaria y
universitaria. En el censo de 1914 se mostró un punto de inflexión sobre el aumento de la población, a este
descenso contribuyó la finalización en 1930 del período de inmigración creciente, en que la inmigración
comenzaba a disminuir su contribución al crecimiento demográfico del país.
El proceso inmigratorio sufrió anti-bajos: durante la primera década del siglo se experimento un aumento
de la misma, pero en 1914-1919 se redujo esta corriente debido a la primera guerra mundial. Finalizada la
guerra, el flujo inmigratorio recibió un nuevo impulso hasta el periodo de 1921-1930, en el cual, la
inmigración tuvo resultados inferiores al de la primera década del siglo. Casi la mitad de la inmigración
que se introdujo en la Argentina eran de origen italianos, aunque también hubo inmigración proveniente de
España como de Polonia.
El aporte inmigratorio siguió siendo importante para el crecimiento urbano. A partir de 1914 comienza las
aglomeraciones en el Gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario, lo que indica que la población urbana
superaba por primera vez a la población rural. Si bien la presencia de los inmigrantes extranjeros era
decisiva en el proceso de urbanización también lo eran las migraciones internas, ya que comenzaron a
adquirir una progresiva importancia.
2, 5.- Los conflictos sociales.
Los cambios políticos resultantes de la ley electoral de 1912 permitieron la integración de una importante
masa de población en la participación política. Esta incorporación al sistema político fue acompañada de
una integración más profunda en el campo social de las clases populares. La gestión del Yrigoyen intento
transformar el Estado gendarme en un agente activo de democratización, impulsando medidas tendientes a
una mayor participación de los sectores discriminados en la actividad política, así se favorecieron los
procesos d movilidad ocupacional y de ascenso social. Para afirmarse en el poder, el radicalismo debió
asegurarse el voto de los sectores medios, por lo que facilito su acceso a cargos públicos y creo un sistema
clientelístico destinado a manejar la distribución de favores.
El gobierno radical manifestó su apoyo a los estudiantes e impulso cambios reformistas en las
universidades públicas, lo que contribuyo a eliminar los criterios elitistas y anacrónicos que imperaban en
estos establecimientos, también creo las universidades de Santa Fe y Tucumán. En el terreno laboral,
debió afrontar tres frotes de malestar obrero con distintas reacciones:
1.- En 1916, se declaro un paro de los trabajadores del puerto de Buenos Aires, en el cual los sindicalistas
impulsaban reivindicaciones salariales concretas. Con motivo a las huelgas ferroviarias, en 1917-1918, el
Estado arbitro el conflicto satisfaciendo la mayoría de las demandas de los huelguistas.
2.- En 1919, hubo una nueva agitación obrera, en que los trabajadores metalúrgicos realizaron una huelga,
por mejoras salariales y reducción de horas de trabajo. El gobierno recurrió a la represión policial, lo que
generó varias muertes (semana trágica), lo que derivo en una huelga general. Para poner fin al conflicto
intervino el ejército y la armada para disuadirlos y el Estado como mediador reconoció y reivindico los
pedidos de los trabajadores.
30
3.- En 1921, surgió la tercera ola de agitación obrera en la Patagonia, impulsada por una sociedad obrera
anarquistas, en reclamos de mejoras salariales, ocho horas de trabajo y condiciones higiénicas. La huelga
origino enfrentamiento entre los huelguistas y las fuerzas en servicio de los estancieros, quienes
solicitaron ayuda al gobierno nacional, por lo que Yrigoyen envió tropas militares, y en 1922, se llego a un
acuerdo entre las partes. Pero este acuerdo no se cumplió, por parte de los estancieros, lo que genero una
nueva huelga. El ejército reprimió a los huelguistas y se impuso la Ley Marcial, como resultado arrojando
un saldo de muertos de más de mil personas, este episodio se llamo "Patagonia trágica".
31
comunismo y de otros sectores en torno a los problemas de las clases trabajadoras y el propósito de
adjuntarle al movimiento obrero objetivos que iban más allá de los meramente reivindicativos provocaron
enfrentamientos entre tendencias ideológicas en el seno del sindicalismo. De este modo, la división del
movimiento obrero se profundizó. Como consecuencia, hacia 1929 coexistían 4 centrales obreras: la
FORJA (anarquista), la COA (socialista), la USA (sindicalista) y el CUSC (comunista).
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El radicalismo tuvo algunas iniciativas parciales de política económica para hacer frente a coyunturas
adversas de la economía mundial, por la necesidad de reforzar actividades del Estado o para proteger
ciertos intereses sectoriales. Pero esas medidas no alteraron la composición del PBI, que solo muestra
cambios de los distintos sectores entre 1919 y 1929, aunque se advierte una leve caída de la agricultura y
la ganadería y, un incremento del comercio y del sector manufacturero. El rubro que más se incrementó
fue el de la construcción. Los lineamientos del modelo agroexportador siguen vigentes.
Yrigoyen propuso diversas medidas económicas que implicaban una intervención más acentuada del
Estado en distintos sectores o procuraban realizar moderadas reformas en los sistemas productivos
vigentes. Se destacaban el estímulo a la colonización agrícola, al establecimiento de bancos oficiales, la
comisión de la marina mercante, la apertura de nuevas líneas ferroviarias estatales en zonas atrasadas y la
intensificación de la explotación de los recursos petrolíferos fiscales. Además, se intentó recurrir a la
expansión del crédito bancario. Pero la mayoría de las iniciativas económico-financieras elaboradas por
Yrigoyen no pudieron concretarse porque fueron rechazadas por el Congreso. El partido gobernante
estuvo en minoría con la Cámara de Senadores y debió soportar el bloqueo de muchas de sus respuestas
por parte de la oposición, entre otras, por su importancia, el intento de creación de un Banco de la
República, cuya misión habría sido la de regular las emisiones monetarias, el crédito y las tasas de interés,
fiscalizar los cambios internacionales y asegurar el clearing bancario. El sistema de Caja de Conversión se
consideraba insuficiente ya que la circulación dependía de las existencias de oro, y éstas de los saldos
internacionales y, en definitiva, de la cosechas.
También procuró implementar medidas para atemperar las fluctuaciones de la coyuntura y las
desigualdades entre los distintos sectores económicos. Ante las dificultades de los agricultores, debido a
las sequías de años anteriores, el gobierno envió al Congreso en 1916 un proyecto de ley que establecía un
gravamen provisional del 5% de las exportaciones. Los fondos recaudados se asignarían a financiar la
compra de semillas y útiles de labranza. Este proyecto fue rechazado, pero en 1918 este impuesto
comenzó a aplicarse y pasó a ser un componente importante del sistema fiscal.
La escasez de importaciones durante el conflicto bélico dio lugar a un intenso aunque breve proceso de
industrialización. El gobierno no tomó medidas concretas en defensa de ola industria y el fin de la guerra
produjo la desaparición de diversos sectores industriales ahogados por el restablecimiento de productos
manufacturados. El criterio librecambista predominante en el Congreso impidió la protección de la
actividad fabril.
Una de las preocupaciones más importantes para Alvear eran los problemas vinculados a la escasez del
circulante y a las variaciones en la cotización de la moneda nacional. Otro motivo de alarma fue la
disminución de la recaudación fiscal en el sector externo, lo que llevó, en 1923, a una importante
modificación de los aforos aduaneros (precios estimados de los productos importados sobre los que se
aplicaban aranceles), que estaban desactualizados. Si bien el propósito de estas medidas fue de aumentar
las recaudaciones tributarias, benefició por un tiempo al sector industrial.
En el orden agropecuario se produjo un impulso hacia la tecnificación del campo, lo que se tradujo a un
incremento de las áreas sembradas. Mientras en el sector ganadero, se sancionó una serie de leyes para
controlar las transacciones comerciales y establecer precios máximos y mínimos. También se debatió la
posibilidad de que intervenga el Estado en el pool de los frigoríficos.
Se siguió extendiendo la red ferroviaria, se dio un impulso a las obras de construcción de puertos y
caminos, esto último vinculado a la difusión del automotor, se establecieron las primeras líneas aéreas, el
servicio postal y un sistema orgánico de transmisiones radioeléctricas. Con la vuelta de Yrigoyen al poder,
el gobierno reunió a los principales representantes de los frigoríficos y de los exportadores de cereales
para anunciarles una nueva intervención del Estado en el control de los precios y calidad del comercio
exterior de carnes y granos. Se destinaron fondos para el desarrollo del sector agropecuario mediante
concesiones de créditos a baja tasa de interés y con garantías de las cosechas, y se realizaron convenios
con empresas ferroviarias para el mejoramiento de los servicios a fin de facilitar el transporte de cereales y
33
ganado. En 1927, por una iniciativa de legisladores discutió en la Cámara de Diputados un proyecto de ley
sobre la nacionalización de todas las explotaciones petroleras, lo que manifestó contraste entre Yrigoyen y
Alvear.
2, 7, 3. La política petrolera.
La creciente importancia del petróleo motivada por la expansión del parque automotor y su utilización
como combustible para el sector industrial lo convirtió en una fuente de debates sobre los principios de la
soberanía nacional, a medida que se descubrían nuevos yacimientos en el país y se intensificaba su
extracción. El progreso de la industria petrolera fue lento.
En 1922, durante el gobierno de Yrigoyen, se creó por medio de un decreto de la empresa estatal de
Yacimientos petrolíferos Fiscales (YPF), cuya dirección era ejercida por Mosconi, nombrado durante el
gobierno de Alvear. Sus ideas tendrían gran influencia en la formación de un nacionalismo económico
entre los militares. Bajo el impulso del mismo se emprendió una serie de iniciativas que colocaron a la
empresa en un nivel competitivo, desarrollando, en especial, una extensa red de distribución por todo el
país. Pero en 1925, cuando se inauguró la gran destilería de La Plata, la distribución del petróleo nacional,
era todavía precaria. Debido a la oposición del Congreso para aprobar su financiación, Alvear autorizó con
este fin la utilización de créditos y de letras de tesorería, mientras se firmaba un contrato con una
compañía norteamericana (Bethlehem Steel Corporation) para su construcción. Al inaugurarse la
destilería, se encontraba en una de las 10 más grandes del mundo en términos de capacidad.
Mientras estuvo al mando de YPF, la producción nacional creció considerablemente y al mismo tiempo se
logró la regulación de los precios en el mercado local. En los años ’20 la industria petrolífera nacional
aumentó entre un 20 y un 30% anual, pero la importación de hidrocarburos extranjeros continuó siendo el
componente de mayor peso de la oferta, comprobándose que la demanda del país crecía más
aceleradamente que la producción de combustibles, lo que originaba una importante dependencia de las
importaciones. Mientras se ampliaba la capacidad de refinamiento de YPF y se expandía su producción, el
gobierno otorgó varias concesiones a empresas privadas de origen extranjero, las que mantuvieron un
ritmo de crecimiento similar al de la petrolera estatal. Durante la administración de Alvear se reservaron
considerables extensiones de tierras públicas para el futuro uso de YPF. Con todo, los resultados
financieros de YPF eran muy positivos, lo que alentaba su desarrollo.
En 1928, Yrigoyen vuelve al gobierno e intenta avanzar en la necesidad de imponer una legislación que
atribuyera al Estado la propiedad de los recursos petrolíferos que se descubrieran, tratando de nacionalizar
la industria del petróleo y colocarla bajo el monopolio de YPF. Mosconi, que admitía la necesidad de
avanzar hacia un monopolio fiscal, disentía por cuestiones económicas en la propuesta de expropiar a las
compañías privadas que se encontraban en actividad, lo que se contempló en la ley, en lugar de ello, se
proponía que las compañías pagasen una regalía del 10%, pero a pesar de la insistencia de Yrigoyen en la
ley de nacionalización del petróleo no pudo concretarse.
Procurando que YPF incrementara su participación en el mercado petrolero argentino, Mosconi redujo el
precio del combustible obligando a las distribuidoras extranjeras a disminuir los suyos. Para anticiparse a
la reducción de las importaciones de petróleo, el gobierno argentino negoció un acuerdo comercial con
Rusia para importar combustible a través de una empresa de ese origen, que venía expandiendo sus
actividades en el país desde 1926. Aunque las empresas petroleras extranjeras denunciaron como
Dumping las importaciones de combustible soviético, no tuvieron otra alternativa que desplegarse a la
reducción de precios dispuesta por YPF o perder el mercado argentino. Tanto Alvear como Tanto Alvear
como Yrigoyen se enfrentaron en varias ocasiones a administraciones provinciales que favorecían el
desarrollo de las empresas petroleras extranjeras en su propio beneficio. El Golpe de Estado de 1930 se
debió a intereses vinculados a empresas petroleras multinacionales, disgustadas con la política del
gobierno radical.
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35
Conversión, y por consiguiente a la utilización de un patrón cambio oro, eran resguardar la economía
interna de las fluctuaciones y contingencias exteriores, y asegurar la estabilidad monetaria, manteniendo
por ley una relación entre la cantidad de circulante y el metálico que se encontraba en el país.
El superávit de la balanza comercial o la entrada de nuevas inversiones producían un incremento de los
medios de pago que repercutía luego sobre el monto de las importaciones. Un saldo positivo se podía
transformar en un aumento en la capacidad de compra, pero un saldo negativo no implicaba la retirada de
capitales adquiridos en la cuantía adecuada., ya que la inexistencia de un banco central permitía a las
instituciones bancarias continuar la expansión de los créditos hasta situaciones intolerables. La capacidad
de compra argentina se transfería casi íntegramente a los mercados extranjeros. Argentina presentaba una
gran propensión a importar y reajustaba su balanza de pagos aumentando o reduciendo las importaciones,
con el problema de que estas últimas no disminuían en forma suficiente en la fase depresiva de los ciclos.
Debido a la entrada de capitales y al crecimiento de la economía, el peso se revalorizaba, lo que
perjudicaba a los exportadores y a productores agropecuarios que dependían de las ventas en el exterior y
se veían afectados por la caída de los precios de sus productos valorizados en pesos, aunque beneficiaba a
las importaciones. Un elemento decisivo fue que, en caso de reabrirse la Caja de Conversión, se
beneficiaría a aquellos que necesitaban pagar con oro sus deudas a los EE.UU., país con el que mantenían
un balance negativo. La reserva de oro bajaría al mismo tiempo que baja el peso, lo que favorecería a los
exportadores, productores agropecuarios e incluso a sectores industriales, beneficiados estos últimos por
productos importados.
Durante 1927 las existencias de oro aumentaron, lo que les permitió emitir moneda nacional y que las
divisas aumentaran las exportaciones y entrada de capitales extranjeros., precipitando la decisión del
gobierno de volver a la conversión. La convertibilidad fue apoyada mientras las cuentas externas siguieron
evolucionando en forma favorable y el superávit llegó a igualar las obligaciones netas de la cuenta
corriente exterior. El régimen de conversión sólo funcionaba en períodos de prosperidad: al entrar el
metálico permitía el aumento del circulante a través de la emisión monetaria y la extensión del crédito;
pero cuando el oro volvía a salir provocaba una disminución del numerario, lo que obligaba a suspender la
conversión.
En 1928, los precios de los productos exportables empezaron a descender, mientras que los importados no
variaban en la misma medida. La consecuencia fue que los intercambios (relación entre precios de
exportación e importación) se hicieron muy desfavorables para el país. También, los capitales externos, en
especial los de corto plazo, comenzaron a emigrar rápidamente por el alza de la tasa de interés de EE.UU.
En 1929, la balanza de pagos iba reflejando el deterioro de la situación económica. La Caja de Conversión
no pudo frenar el drenaje de divisas provocado por la huida de capitales, acentuada por el
desencadenamiento de la crisis mundial ocurrida en ese año, lo que llevó a la suspensión de la conversión.
La excesiva rigidez del patrón oro exponía al mecanismo a una fácil rotura de sus engranajes. El sistema
estaba basado en un nexo demasiado automático entre la entrada o salida del oro, por una parte, y la
circulación monetaria por otra; por lo que los movimientos en la balanza de pagos originaban un proceso
cíclico. La fase ascendente se caracterizaba por el incremento de las exportaciones y la entrada de
capitales extranjeros. Aumentaban las tenencias de oro, crecían los efectivos de los bancos y se
acrecentaba el poder de compra de la población; por lo que estimulaba la demanda. Cuando se agotaba
esta fase, iniciaba la fase descendente, porque disminuía la demanda mundial o se debilitaba la corriente
de inversiones, disminuyendo el poder de compra de la población y la demanda de artículos y servicios
nacionales e importados, por lo que las actividades internas se contraían, caían las importaciones y
mientras se llegaba a un equilibrio en la balanza de pagos, seguían saliendo el oro y las divisas de las
reservas monetarias.
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El exceso de importaciones (o déficit comercial) que padecía la balanza comercial británica fue casi
invariable entre 1913 y 1929, pero este déficit era compensado hasta 1922 por los excedentes de los
intereses y dividendos provenientes de las inversiones de GB en el extranjero. Las principales áreas
deudoras del Imperio y Sudamérica eran los países predominantes de producción agrícola, que
mantuvieron durante esos años un amplio excedente de exportaciones (o superávit en su balanza
comercial) con las naciones industriales de Europa continental y con EE. UU. Los excedentes de las
importaciones británicas provenían de su comercio con países industriales. Países como China, India,
Australia, Brasil y Japón tenían déficit en su balanza comercial con GB. El interés y los beneficios de las
inversiones de GB de ultramar eran pagados con productos enviados por las naciones deudoras agrícolas a
Europa continental y a EE. UU. Y pasaban de éstos, mediante la forma de exportaciones de bienes
manufacturados, a GB.
El comercio triangular predominó durante toda la década del ’20 en los mercados mundiales. La Argentina
tenía un excedente de exportaciones con GB y de importaciones con EE. UU. Esta circunstancia originaba
la existencia de un triángulo de responsabilidades y de un triángulo en los movimientos de capital.
El naviero se producía porque como el grueso de las exportaciones argentinas (carnes y cereales) se dirigía
a GB y Europa, los exportadores de GB disponían de una amplia capacidad de bodegas de retorno para
colocar productos voluminosos, como el carbón. En cambio, dado el poco monto de las exportaciones
argentinas a los EE. UU., los productos de EE. UU. No disponían de la misma capacidad de embarque de
retorno y debían pagar fletes más altos o lograr intercambios con Brasil como intermediario con Bs. As.
Esto facilitó la dependencia de Argentina del mercado británico. GB cubría, con los ingresos provenientes
de la Argentina por inversiones y prestación de servicios financieros y comerciales, la mayor parte de su
balance comercial desfavorable. También, una corriente neta de capitales de EE. UU. Financiaba las
exportaciones argentinas con préstamos e inversiones directas. Esto se debe porque:
1.-El saldo de servicios con GB resultó negativo, como consecuencia del envío de utilidades e intereses de
las empresas de GB en nuestro país, compensando el superávit comercial con la Argentina.
2.-El comercio triangular significaba para la Argentina supeditar su estructura productiva y en particular a
su estructura industrial a las manufacturas y bienes de capital norteamericanos.
Ese comercio aceleraba el flujo de capitales de EE. UU. En la economía argentina mediante la colocación
de títulos públicos en el área del dólar o de inversiones directas de empresas de EE. UU., permitiendo
financiar el comercio de importación y desplazando de este modo la influencia económica inglesa. Entre
GB y Argentina, además de la relación comercial que existía entre las dos naciones había un vínculo que
se originaba en las inversiones de capital británico. Éstas, que poseían una alta rentabilidad, mientras
complementaban y estimulaban el comercio entre ambos países, se radicaron en el transporte, FF. CC.,
empréstitos al gobierno, frigoríficos, servicios públicos y el sistema bancario y financiero. Así GB
participaba en la producción de bienes exportables y podía controlar el comercio exterior. Los FF. CC.
Eran el punto clave de este sistema, ya que se llevaban a los puertos de bienes exportables y se introducían
las manufacturas británicas en territorio nacional, contribuyendo una demanda para los productos de GB.
Los hacendados eran el grupo social y político más importante de la Argentina, y su influencia sobre la
política económica del país les permitió defender estas relaciones con GB.
Antes de la 1era. GM, la economía de EE. UU. Había implantado capitales norteamericanos en la industria
frigorífica de la Argentina. Luego de ésta, se produjo una verdadera irrupción de capitales de EE. UU. En
nuestro país, como artículos industriales, maquinarias, vehículos, artefactos eléctricos, textiles, refinación
de petróleo, alimentos y bebidas y productos farmacéuticos. También se radicaron compañías de seguros,
bancos y varias firmas importadoras y comercializadoras, muchas de las cuales comenzaron a realizar
tareas de armado y manufactura. Además, EE. UU compró firmas ya existentes de origen europeo. Entre
1914 y 1929, Argentina recibió varios préstamos a corto y largo plazo, que le ayudaron a financiar sus
importaciones, mediante la colocación de títulos públicos en el mercado norteamericano. La diferencia del
tipo de inversión de EE. UU. con respecto a la de GB fue:
37
GB: era importadora de materias primas y alimentos y exportadora de manufacturas, había impuesto una
determinada división del trabajo, dentro de la cual la Argentina debía dedicarse a producir alimentos para
la metrópoli e importar de ésta productos industriales, excluyendo toda industrialización propia salvo
aquella ligada a la transformación de materias primas destinadas a la exportación.
EE. UU.: se autoabastecía en varios productos primarios y contaba con una tecnología más avanzada que
la de GB, lo que le daba la posibilidad de exportar productos manufacturados y bienes de capital y de alta
tecnología (con bajos costos de producción y materias primas más baratas). Se expanden las inversiones
del hierro, acero, automotores, maquinarias y otros, productos de las exportaciones de EE. UU. hacia la
Argentina, desplazando así a las inversiones de GB. La razón de porque nuestra balanza comercial era
desfavorable con EE. UU. fue que, tanto la economía de ellos como la nuestra en vez de complementarse,
competían entre sí. Es así, como en 1927, EE. UU. dejó de comprar nuestra carne.
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de carnes, debían privilegiarse las compras a ese país, ya que los productos manufacturados no se podían
producir debían "elegirse entre los países que son consumidores de nuestra producción". Como
consecuencia, en 1929, Yrigoyen inició negociaciones informales con GB para fomentar el comercio
recíproco, y ese mismo año llegaron a un acuerdo entre ambos países mediante el Convenio D’Abernon.
41
agropecuaria. Simultáneamente, la creciente urbanización absorbía una fracción cada vez mayor de la
producción, reduciendo los saldos exportables. Dado que la elasticidad-ingreso de la demanda de bienes
industriales superaba a los agropecuarios, era de esperar también un crecimiento más rápido de las
importaciones de bienes industriales que de las exportaciones de productos agropecuarios, lo que a la
larga, desembocaría en un déficit crónico de la balanza comercial. La guerra había mostrado, además, las
dificultades internas que provocaron acontecimientos súbitos e inesperados en el extranjero. Una política
proteccionista era una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo industrial y debía ser
complementada con incentivos que estimularan el despegue integral de las fuerzas productivas, la
calificación de mano de obra, un entorno más receptivo de las transformaciones económicas, la
consolidación de un fuerte mercado interno como previo paso a la inserción exportadora y la creación de
una infraestructura de transportes y comunicaciones adecuadas para movilizar la producción. El planteo de
protección arancelaria también le parecía excesivo a las elites dirigentes y el poder de los industriales era
demasiado reducido como para forzar un cambio de política. Por lo que, en los hechos de debate, no
condujo a ningún cambio de fondo en materia arancelaria.
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extranjero para poder combinar los procesos de producción más eficientes con reducciones en el costo de
transportes, una mejor penetración en los mercados externos, la búsqueda de materias primas más baratas
y un fortalecimiento en la competencia frente a otras empresas.
Durante los años ’20 se produjo una interrupción de capitales extranjeros, sobre todo de origen de EE.
UU. , uno de cuyos principales destinos fue el sector industrial, que implicó una serie de transformaciones
para el conjunto de la economía argentina, a partir de una mayor diversificación de la producción, de la
demanda de importación de nuevos productos y de vínculos económicos cada vez más importantes. Entre
las más importantes empresas de origen de EE. UU. que llegaron al país desde el siglo XIX son: Ford
Motors Co., General Electric, Kodak, Colgate-Palmolive, Refinerías de maíz, etc.
La transformación de las estructuras productivas, como consecuencia de este proceso, alteraba el
equilibrio del modelo agroexportador y confluía con los 1eros. signos de agotamiento para reanunciar un
nuevo perfil interno y una nueva forma de inserción internacional que escapaba lentamente de los
lineamientos de la división internacional del trabajo clásica. Cabe destacar que las nuevas firmas
apuntaban generalmente a la satisfacción directa de las necesidades internas, disolviendo paulatinamente
el "método indirecto". Hasta ese momento la industria se había orientado hacia la producción
complementaria de las actividades agropecuarias, siendo la exc. algunos emprendimientos en la estructura
económica. El crecimiento industrial se aparta de esa dinámica, de modo que el sector comienza a
abandonar su complementariedad con las actividades agropecuarias. El crecimiento del empleo industrial
implicaba un avance en el proceso de urbanización y contribuía a disminuir el peso relativo del sector
agropecuario. Dado que la población urbana crecía a una tasa mayor que la producción agropecuaria, se
incrementaba el número de consumidores de productos alimenticios que, a largo plazo, llegaría a incidir
en la reducción de los saldos exportables de dichos bienes. Se observó una transformación importante de
los métodos de producción, con una profunda revolución técnica y organizativa que modificó las
costumbres, reformó los conceptos y separó a los diversos factores de la producción, permitiendo el paso
de la manufactura a la fábrica.
43
1.-En la Argentina la mayor parte de la tierra apta para la agricultura ya era propiedad de un grupo de
grandes estancieros, los cuales tenían un peso decisivo en las esferas del poder.
2.-La política económica externa del país adhería con firmeza a los principios del librecambio.
En consecuencia, los inmigrantes debieron conformarse con un acceso restringido a la tierra, como
simples arrendatarios al mismo tiempo que se sacrificó la posibilidad de un desarrollo industrial frente a la
importación de productos extranjeros. La Argentina y Canadá, tenían en común su vinculación con GB.
Ambas eran productoras de materias primas y alimentos requeridos por el centro imperial y, a la vez,
constituían atractivos mercados para los productos de GB y de otros países europeos. En la conformación
de estas peculiares relaciones triangulares un aspecto importante fueron las inversiones británicas. Tanto
Canadá como la Argentina, estos capitales no sólo que apuntaban a poner en producción las enormes
riquezas de la pradera y de las pampas, sino también, como el caso canadiense, a explotar los recursos
forestales y mineros existentes. Junto a esto es necesario establecer un sistema de transporte y distribución
para los mercados locales y del exterior de estos productos, además de crear la infraestructura y las
industrias necesarias y facilitar el financiamiento de las distintas actividades.
La composición de esas inversiones también se diferenciaba: Mientras en la Argentina los FFCC
constituían el mayor porcentaje de las mismas, llegando al 33%, en Canadá, en cambio, representaba un
30%. Canadá se dedicó fundamentalmente a producir cereales, la Argentina se diversificó entre la
agricultura y ganadería. En el grupo del Plata la ganadería era la actividad esencial del grupo económico y
político más poderoso: los grandes terratenientes de la región pampeana. Y aunque en la suma del total de
las exportaciones, las carnes fueron superadas por los cereales, el principal vínculo anglo argentino se dio
en torno a los frigoríficos y a las ventas externas de carnes enfriadas. Esto explica el predominio del trigo
canadiense sobre los granos argentinos en el mercado británico y la mayor participación que adquirieron
los cereales para Canadá en su relación con la metrópoli.
En el caso del argentino el comercio de exportación hacia GB tuvo en las últimas décadas del siglo XIX
menor incidencia que Canadá, dado que tenía más relevancia las ventas a otros países europeos, mientras
que el intercambio con EE. UU. era poco significativo. Pero hacia la 1era. década del siglo GB constituía
ya el principal cliente de la Argentina. Hacia principios del siglo XX, la participación de los productos
ingleses dominaba en las importaciones argentinas, representando más de un 30% de las mismas, situación
que hacía cambiar, durante el desarrollo de la 1era. GM al incrementarse el vínculo con el mercado
norteamericano.
Hacia la década de 1920 Canadá concentraba sus exportaciones en bienes primarios y contaban con
economías abiertas en las cuales el comercio exterior jugaba un papel esencial en el PBI. Ambos tenían
como socios comerciales principales a EE. UU. y a GB. Tanto en la Argentina como en Canadá esas
relaciones triangulares se fueron modificando a lo largo del período de entreguerras. Hacia esa época, EE.
UU. se había convertido en un socio privilegiado de ambos mercados (era el principal proveedor de
ambos, pero su peso en el comercio de importación canadiense más que duplicaba su participación con
respecto al de la Argentina). Esto tiene que ver con el tipo de exportaciones canadienses, el peso de las
inversiones directas de EE. UU. y la cercanía reducía costos de transporte.
Las exportaciones canadienses, concentrados en los cereales, tenían otros componentes como los
relacionados con la industria maderera y papelera, minerales no ferrosos, hierro, cobre, níquel y oro, estos
últimos destinados al mercado de EE.UU. La radicación de empresas del país vecino activaba el
intercambio de las importaciones de bienes de capital, al mismo tiempo que los canales de comunicación
directa, como los Grandes Lagos, el FFCC y los automotores obraban poderosamente a favor de esta
conexión.
Los grupos de poder económico canadiense eran más diversificados que en la Argentina, dado que el
desarrollo industrial de Canadá lo hizo menos dependiente de sus productos agropecuarios. En el caso
argentino, por el contrario, las restricciones del mercado de EE. UU. para sus productos impidieron que
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éste cobrara mayor importancia, mientras que las exportaciones hacia GB, especialmente las ganaderas,
continuaron determinando su política comercial hasta la década de 1950.
La posición de conjunto de la balanza de pagos de Canadá fue más favorable. Ello se debió al dinamismo
por parte del comercio de EE. UU. y al hecho de que la mayoría de las inversiones provienen de este país.
El flujo comercial norteamericano-canadiense fue así un poco más equilibrado y llegó a duplicar el
volumen del comercio norteamericano-canadiense. La situación en el intercambio con GB para Argentina
y Canadá era muy diferente. Esto se debía a que el comercio de importación canadiense desde las islas
británicas tenía mucho menor peso que el argentino; nuestro país dependía en mayor parte del mercado de
GB, mientras que Canadá estaba más vinculado con EE. UU. La economía de este país estaba basada en
un desequilibrio bilateral dentro de un balanceado triángulo del Atlántico del Norte. La mayor parte de sus
exportaciones iban para EE. UU. y el flujo de inversiones de EE. UU. fue cuantitativamente importante
para Argentina.
Luego de la 1era. GM los intereses de GB dejaron de crecer por falta de renovación de los equipos y
bienes de capital, lo que en el caso argentino afecto especialmente a los FFCC. Otro factor a señalar es la
gran diferencia en el valor de las inversiones de EE. UU. en ambas naciones, mucho más relevante en
Canadá que en Argentina. La preeminencia de capitales de EE. UU. en el país del Plata se debió, a un
hecho político: el proceso de las nacionalizaciones de empresas de servicios públicos británicas y europeas
emprendido por el gobierno de Perón en la 2da. mitad de los ’40.
Capítulo III
45
la vez de reservar el mercado norteamericano a las firmas locales y de reforzar el superávit del comercio
exterior. Estas políticas proteccionistas se generalizaron en el mundo conduciendo a una desorganización
completa de la red de intercambios mundiales.
En 1932, a través de la Conferencia de Ottawa, GB abandonó sus tradicionales principios librecambistas e
implementó el sistema de preferencia imperial, que perjudicaba directamente a la Argentina. Dicho
sistema se denominó Commonwealth, cuya finalidad era restringir importaciones procedentes de países no
pertenecientes a este sistema. Otro aspecto de la crisis mundial fue una severa recesión agrícola.
Cuando estalló la crisis el sistema monetario mundial recibió un duro golpe al generarse una rápida huida
del oro de Londres, forzando a GB a abandonar el patrón oro, ejemplo que sería imitado por varios países.
Ante esta situación, en 1933, el mundo capitalista se dividió en 3 grupos de zonas monetarias:
1.-El "dólar" agrupó a los EE. UU. Y a los países con tendencia a la inflación.
2.-El bloque de "oro" estaba encabezado por Francia y tendía a la deflación.
3.-El bloque de la Libra Esterlina era encabezado por GB.
En 1936, con el fin del Patrón Oro, se firmó un acuerdo tripartito entre Francia, EEUU y GB para regular
en común sus circulaciones monetarias. En 1939, frente a la continuidad de la crisis, en varios países se
optó por la devaluación para facilitar la expansión del comercio mundial. En este período el capitalismo
liberal daba paso a un capitalismo marcadamente nacionalista e intervencionista y consecuentemente el
comercio internacional se redujo. Esta tendencia se fundamentó en el pensamiento económico
Keynesiano. Keynes fue el economista más influyente a partir de su crítica a los fundamentos de la
economía neoclásica, basándose en un nuevo pensamiento. En el cual le otorgaba gran importancia al
papel del Estado, a través de políticas activas, mediante un incremento de la demanda, para volver a
restablecer los equilibrios perdidos en épocas de crisis y, especialmente, el pleno empleo, y retomar la
senda del crecimiento. En 1936 publica la "Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero", en
donde luego de sostener que el empleo no estaba asegurado espontáneamente por las fuerzas autónomas
del mercado y afirmar que podía existir un desempleo no sólo transitorio, sino permanente, encontró las
causas de éste en la insuficiencia de la demanda, en la progresiva disminución de la propensión al
consumo y en el aumento de la preferencia por la liquidez. Según su razonamiento, para lograr el pleno
empleo era necesaria una intervención en los mecanismos económicos, dado que si los mercados se
regulaban por si solos, el equilibrio podría establecerse a niveles más bajos de los que existían
anteriormente. La política económica estatal debía corregir esas deficiencias y ajustar las "propensiones"
de productores y consumidores, "multiplicando" el empleo. Keynes sostenía que la prosperidad se basaba
en la propensión a la inversión, antes que en el ahorro, en donde la inversión no dependía de las tasas de
interés, ni del nivel de salarios, sino que dependía de la demanda efectiva. Las ideas keynesianas tuvieron
una fuerte influencia en la política económica y servirían de fundamento al "Estado de Bienestar".
En aquellos países que coexistían las estructuras del capitalismo con un poder autoritario, como en
Alemania, Italia y Japón, la acción estatal consistió en una reglamentación estricta de todas las actividades
económicas. En ellos, el Estado, tuvo un fuerte protagonismo en la caída de los índices de desocupación,
llevando a la práctica una intensa política de obras públicas, pero también favoreciendo sustancialmente el
reequipamiento de las fuerzas armadas. Es así, como aparecen en Europa ideologías nacionalistas,
expansionistas y racistas. El país más afectado por la crisis fue EEUU, en el cuál alcanzó a todas las clases
sociales, sobre todo a los trabajadores, sin ningún amparo estatal ni protección social para los desocupados
hasta 1933. En este año, asume Roosevelt y aplica la teoría de Keynes.
Según Roosevelt, las causas del colapso de 1929 obedecían a la sobreespeculación y a la sobreproducción.
Para contrarrestar la crisis, Roosevelt aplicó el programa económico "New Deal", el cuál se sustentaba en
un fuerte respaldo a la inversión mediante la intervención estatal, facilitando el crédito y realizando obras
públicas para estimular la demanda, al mismo tiempo, se procuraba colaborar con las empresas privadas
para crear nuevos puestos de trabajo. Con este fin se crearon numerosos organismos públicos. A través de
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otras medidas intervencionistas, se procuró también, salvar el sistema bancario, relanzar el crecimiento
industrial e impedir la baja de los ingresos de los agricultores. En el ámbito social se estableció el derecho
a la negociación colectiva por parte de los sindicatos, se instauró un salario mínimo para los asalariados y
se creó un sistema de seguridad social. En el sector externo se devaluó el dólar y retomaron las políticas
liberales en el comercio internacional.
Entre 1933 y 1939, existió una notable reactivación, duplicándose el ingreso nacional y el índice de la
producción, debido a la mejora de la infraestructura productiva. Aunque la economía norteamericana no
alcanzó el auge de la década del ’20. En Europa, la repatriación de capitales por parte de bancos
norteamericanos para afrontar la crisis de liquidez agravó la situación del sector industrial y del comercio
europeo. Por otra parte, los países abastecedores de productos agrícolas, como Argentina, resultaron
afectados por el descenso de la demanda. Ello se debió a que la mayoría de las economías nacionales
procuraron defender sus mercados de la competencia extranjera y elevaron sus barreras arancelarias.
Los años de la "Gran Depresión" habían dejado un sistema de relaciones internacionales muy debilitado,
puesto que las grandes naciones apenas pudieron superar los efectos de la crisis mientras se fortalecían los
regímenes autoritarios y corporativos. La depresión se superó finalmente por el inmenso proceso de
destrucción de recursos y de vidas que significó la guerra, que liquidó las excrecencias del fascismo y del
nazismo. En el conflicto bélico se enfrentaron 2 grupos de naciones: los aliados conformados por EEUU,
GB y URSS contra el Eje nazi-fascista conformado por Alemania, Japón e Italia.
Durante el transcurso del conflicto la producción mundial creció, como consecuencia del esfuerzo bélico.
Las ramas vinculadas a alimentar el aparato militar fueron las que más se destacaron, en cambio, las de
bienes de consumo decrecieron. La intervención estatal en la economía se profundizó mediante el
racionamiento de productos esenciales, la distribución de materias primas y la reorientación de la mano de
obra hacia actividades relacionadas con la guerra.
El comercio internacional en los años de la guerra revirtió las corrientes del intercambio, siendo ahora los
países de Europa occidental importadores de todo tipo de productos. Asimismo, el conflicto mundial dio
un nuevo impulso al desarrollo industrial en algunos países latinoamericanos. Pero si bien la guerra
permitió la actividad industrial sustitutiva de importaciones, estos países debieron soportar la escasez de
materias primas y maquinarias esenciales para producir manufacturas, generando así, el crecimiento de
aquellos sectores que requerían una base tecnológica más sencilla.
En 1944 se realizó la conferencia económica internacional de Bretton Woods, en los EE.UU., donde se
presentaron 2 planes de reorganización de la economía mundial, los cuales fueron el plan White y el plan
Keynes. De ambos planes surgió un acuerdo para crear el FMI y el BIRF (Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento), este último luego se llamó Banco Mundial. Esta base institucional permitió
formular la creación de un sistema monetario internacional que procuraba lograr un cierto equilibrio entre
los tipos de cambio. Mediante este esquema, cada país se veía obligado a establecer una paridad fija de su
moneda en términos de oro o de dólares. Al mismo tiempo, para afrontar problemas de pagos y de
financiamiento se creaba un fondo de crédito internacional compuesto por las contribuciones de los países
miembros. Esto permitió la existencia de un sistema multilateral de pagos basado en la libre
convertibilidad de las monedas y en la eliminación de los controles de cambio en las transacciones
comerciales, convirtiéndose el dólar en la única divisa de referencia.
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La conspiración militar se desarrollaba entre las filas del ejército, en donde había 2 tendencias. Por un
lado, Uriburu tenía tendencias nacionalistas, proponiendo una reforma sustancial del régimen
constitucional, la eliminación del sufragio popular y su reemplazo por una suerte de corporativismo. La
otra tendencia de corte liberal y pro británica, estaba inspirada por el ex ministro de guerra, Gral. Justo y
respaldada por sectores mayoritarios de la clase política de orientación conservadora. Estos coincidían con
los nacionalistas en la necesidad de derrocar a Yrigoyen, pero planteaban el mantenimiento del orden
institucional, logrando imponer a los nacionalistas la participación de políticos opositores y la
introducción de algunas modificaciones en la proclama revolucionaria. Finalmente, el golpe militar logró
derribar al gobierno constitucional el 06/09/1930. Por primera vez, la suprema Corte de Justicia legitimaba
el quebrantamiento de la legalidad constitucional.
3, 2, 1. El gobierno de Uriburu
El equipo de asesores de Uriburu impulsó el proyecto corporativista del presidente de facto. El régimen no
ocultó su desprecio por el sistema liberal y los partidos políticos. Un día anterior al golpe se implanto el
Estado de Sitio y el 08/09/1930 se instauró la Ley marcial (someter los individuos a las normas y
jurisdicción militar). El presidente adoptó el título de "presidente provisional", intervino los gobiernos de
14 provincias y dispuso la disolución del Congreso por decreto. Además, se inició la persecución política,
gremial e ideológica de los opositores. También, tenían la intención de reformar la Constitución para darle
un contenido corporativo, derogar la Ley Sáenz Peña y reemplazarla por un sistema de voto calificado,
como vemos estas medidas son de tendencias nacionalistas.
La clase política reaccionó desfavorablemente frente a las intenciones de la dictadura. Los conservadores,
conforme con el golpe, querían poner fin al intento corporativo y desembocar en un llamado a elecciones
que restaurara la república conservadora. El general Justo se transformó en el intérprete de las
aspiraciones de la mayoría de los conservadores.
En 1931 se realizaron elecciones en la provincia de Buenos Aires, triunfando el radicalismo, y
evidenciando la baja popularidad de los golpistas. La derrota precipitó la renuncia del Ministro del Interior
Sánchez Sorondo y la crisis de los proyectos corporativos de Uriburu, por lo que era inminente un llamado
a elecciones generales. Justo emergía como candidato ideal para la restauración de las instituciones.
Neutralizado el proyecto autoritario de Uriburu se convocó a elecciones generales para Noviembre de
1931. La concordancia conformada por conservadores (reunidos en el partido demócrata nacional),
radicales antipersonalistas y socialistas independientes respaldaron a Justo. Las elecciones consagraron a
Justo como nuevo presidente por fraude generalizado, lo que permitió el triunfo frente a la fórmula
opositora encabezada por De La Torre y el socialista Nicolás Repetto.
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utilizado para asegurar el control político nacional sobre las provincias opositoras, entre ellas San Juan,
Tucumán, Buenos Aires, Catamarca y Santa Fe. La violencia política fue otro de los factores que utilizó el
gobierno para su predominio político. Es así como hubo asesinatos (de diputados y senadores), torturas
para los presos políticos y persecuciones a opositores con el pretexto de anticomunismo.
Hubo una preocupación por parte de Justo, temiendo un posible golpe militar en contra de él. Mantuvo
una relación diplomática con los jefes militares, teniendo como objetivo, lograr la prescindencia política
de los militares, afianzar una actitud legalista y un mayor profesionalismo entre los uniformados. Los
resultados de la política militar de Justo no fueron los esperados, ya que hubo dos intentos de golpes
militares apoyados por la oposición radical en 1932 y 1933, aunque no tuvieron éxito. Por este motivo, el
gobierno de Justo, intentó disciplinar y despolitizar a los oficiales, pero con la muerte del Ministro de
Guerra Rodríguez (máximo colaborador de Justo en la tarea de imponer disciplina dentro de la
oficialidad), la tendencia golpista no pudo ser revertida.
En este marco, el General Ramón Molina, repudió el golpe de Estado de 1930 y planteó la necesidad de
elecciones libres y honestas, además de reformas socio-económicas, por lo que obtuvo consenso social y
apoyo de sectores de izquierda. Según Justo, Molina representaba una amenaza, por lo que dispuso su
arresto y lo obligó a su retiro activo del servicio. Justo buscó fundamentos para legitimar su gobierno, para
ello recurrió al "tribunal de la opinión" (la prensa), procuró el apoyo de las entidades intermedias y
persiguió el respaldo de lo opinión técnica y calificada. Además buscó otras fuentes como la iglesia y el
ejército. Para los comicios presidenciales de 1937, Justo temía un triunfo de la oposición, debido a los
siguientes sucesos:
1.-Fin de la abstención electoral de Alvear en 1935.
2.-El crecimiento de los sectores intransigentes del ala izquierda.
3.-El triunfo del radical Amadeo Sabattini como gobernador de Córdoba.
Estos sucesos perjudicarían su futura reelección en 1943. Para los comicios presidenciales de 1937, Justo,
eligió como candidato de la Concordancia a Ortiz, quien pertenecía a la UCR antipersonalista, y como
vicepresidente al conservador Castillo, además de contar con el apoyo de los mandos del ejército, lo que
propiciaría un marco adecuado para el triunfo electoral de 1943.
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financistas, y aspiraban a un Estado corporativo. La evolución del nacionalismo restaurador durante el ’30
reconoce 2 etapas:
1.-Esta etapa comienza en 1931/32 con la creación de 2 grandes organizaciones de ideología Uriburista
que no lograron conquistar el poder y la gimnasia revolucionaria contra el gobierno de Justo.
2.-Esta etapa comienza en 1936, basándose en un tradicionalismo católico estricto.
El Imperio español y el período colonial aparecieron como modelo social y político de los nacionalistas
restauradores.
En la segunda mitad de los años ’30, y sobretodo durante la Segunda guerra mundial, el nacionalismo se
enriqueció con 2 elementos que resultaron decisivos:
1.-Maduró un nacionalismo político y económico orientado contra las grandes potencias capitalistas (GB y
EE.UU.) patrias del liberalismo y del protestantismo.
2.-El nacionalismo desarrolló la contraposición entre el liberalismo como ideología de las elites y el
catolicismo como fundamento de identidad y de cultura populares.
Desde mediados del ’30, la denominación "nacionalismo" no se podía considerar sólo como sinónimo de
"Uriburismo" o "nacionalismo oligárquico", ya que jóvenes de origen radical comenzaron a reivindicar
dicha denominación sin renunciar a sus raíces políticas. Así surgió un "nacionalismo de izquierda" o
"populista", que tuvo su origen en un pequeño grupo de la juventud radical. En desacuerdo con la
conducción alvearista de la UCR se fundó la FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven
Argentina). En su primer manifiesto atacaron a las "oligarquías" y a los "imperialismos", exigieron la
restauración de la soberanía popular y se declararon representantes del verdadero radicalismo y, a la vez,
del auténtico nacionalismo argentino.
FORJA tenía vocación latinoamericanista. Consideraba que la realización del destino de la región estaba
en la cooperación para liberarse de toda dependencia política y económica del imperialismo británico y
norteamericano. Por esa razón, durante la Segunda Guerra Mundial, defendió el neutralismo bajo el lema
"Patria, Democracia y Neutralidad". Para los forjistas, el sujeto de la historia argentina era el "pueblo" y
además no negaba el régimen democrático. La Argentina tenía 2 posturas:
1.-La Conservadora, resistente a los cambios, con "una apariencia poderosa" porque manejaba las
estructuras de los partidos políticos, los medios de comunicación y los gobiernos.
2.-La prédica de FORJA, que anticipará la ideología del primer peronismo.
3, 2,4. La corrupción.
En diciembre de 1936, en el Concejo Deliberante de la Capital Federal se trató la prórroga de la concesión
otorgada por la CHADE (Compañía Hispano Americana de Electricidad). Durante la prestación del
servicio, la empresa había violado en numerosas oportunidades las ordenanzas de concesión hechas en
1907. Entre el público usuario se reiteraban las quejas del costo del servicio y de los abusos de la
compañía. Se esperaba que la reciente mayoría radical en el Concejo Deliberante impusiera la
transformación de la prestación del servicio y sancionara un severo sistema fiscalizador del mismo, pero
esto no sucedió ya que la empresa había pagado coimas a los concejales y efectuado aportes a la campaña
electoral del radicalismo de 1937, según una comisión investigadora, designada por el gobierno militar en
1943.
Otro hecho de corrupción, fue en Abril de 1939, cuando el gobierno adquiría 222 hectáreas de tierras en El
Palomar destinadas al Colegio Militar. La operación se formalizó mediante 3 escrituras: en una se canceló
la hipoteca que gravaba las tierras; por la segunda, los propietarios la vendieron a uno de los testaferros y
por la tercera, el testaferro se la vendió al Estado. En esta operación, el detalle agravante fue que la
sucesión de escrituras se realizó al revés. El Estado abonó al testaferro, "que carecía de los títulos de
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propiedad", y éste, abonó con parte de esos fondos a los propietarios, embolsándose la diferencia (de
$1.000.000). Para concretar esta operación, los testaferros lograron que varios legisladores, entre ellos el
presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados y el propio titular de
Cámara, incluyeran en el presupuesto para 1938 una partida destinada a la compra. Esta operación fue
denunciada por el senador conservador Villafañe, adverso al presidente Ortiz. La Comisión investigadora
nombrada reveló que varios Diputados, conservadores y radicales, habían recibido distintas sumas,
producto de su participación en el hecho. Como consecuencia, uno de ellos se suicidó y los restantes, junto
a los testaferros, fueron condenados definitivamente en Abril de 1945. Por estos sucesos de corrupción, a
esta época se la llamó la "década infame".
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sus relaciones con América Latina conocida como "del buen vecino". Esta perseguía 3 objetivos
esenciales:
1.-Reemplazar la tradicional política intervencionista (Política del Gran Garrote) en la región, por otra que
obtuviese los mismos resultados sin tener que apelar a medios tan drásticos.
2.-Replantear los principios que regían la política económica de EE.UU., pues las altas tarifas aduaneras
volvían casi imposible la exportación de bienes hacia ese país (único método por el cual podían obtenerse
los dólares necesarios para comprar productos a EEUU).
3.-Adaptar la conducta internacional de EEUU a las nuevas formas de expansión adoptadas por el capital
norteamericano en el continente, que suponían la existencia de nuevos mercados y formas de consumo.
Los 3 principios fundamentales para Cordell Hull eran:
1.-El político (la idea del panamericanismo)
2.-El económico (la cooperación económica interamericana)
3.-El militar (la defensa hemisférica).
Los propósitos de Washington se debieron también, al peligroso curso adquiriendo los acontecimientos en
Europa, especialmente luego de la llegada de Hitler a Alemania. Esta situación llevó a Roosevelt a
proponer al gobierno argentino una conferencia interamericana para el mantenimiento de la paz. Roosevelt
insistía en la unidad continental contra agresiones provenientes fuera del hemisferio (doctrina Monroe),
pero Justo y Saavedra Lamas fueron reacios a apoyar estas propuestas, manifestando su desacuerdo con
respecto a la creación de bloques o agrupaciones continentales. Finalmente no se llegó a acuerdos
concretos sobre una cooperación defensiva en la región.
En 1938, en la VIII Conferencia Internacional de Estados Americanos, EEUU intentó nuevamente
conseguir las medidas más eficaces para defender al continente contra la posible agresión de las potencias
del eje. Sin embargo, la Delegación Argentina volvió a oponerse. Finalmente, se firmó un documento
conocido como "Declaración de Lima" que proclamaba solidaridad continental en el caso de verse
amenazadas la paz y la seguridad del continente.
Paralelamente, en los años 30´ se revalorizaron las ideas y proyectos de una mayor integración económica
entre los países del cono sur. En 1933 la Argentina firmó con Chile un acuerdo, en Santiago, en el cual se
estipulaba la iniciación de gestiones para la realización de una unión aduanera entre todos los países del
continente. También fue importante el sostenido intercambio de la Argentina con el Brasil, que obligó a
ambas naciones a formalizar e incrementar ese comercio recíproco mediante un "Tratado de Comercio y
Navegación" firmado en 1933. Así, el progresivo acercamiento hacia los países vecinos pasó a ocupar un
lugar importante para la cancillería argentina, y esto estuvo respaldado en el aumento de los flujos
comerciales.
Entre 1933 y 1938, las cuestiones interamericanas giraron entorno a las diferentes posiciones que
sustentaron la Argentina y EEUU a través de sus representantes, el canciller Saavedra Lamas y su colega
de EEUU, Cordell Hull. Mientras que la política argentina quería reactivar sus vínculos con Europa, a
través de la Sociedad de las Naciones y la firma de tratados bilaterales, y recuperar posiciones en América
Latina; EEUU, protegiendo sus intereses económicos y estratégicos, y reconociendo la amenazante
situación mundial, encararon un tipo de proyecto panamericano mediante su política del buen vecino. La
diplomacia argentina perseguía maniobras de Washington como un pretexto para consolidar su hegemonía
continental mediante una versión renovada de la doctrina Monroe, pero también quería un cambio en las
reglas económicas vigentes, especialmente una remoción de los obstáculos proteccionistas que aún existía
en el país del norte.
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En tanto, el sector ganadero estaba muy afectado por la depresión mundial, motivo por el cual disminuyó
en gran medida su volumen de exportaciones entre 1929 y 1932. Además contribuía a esta crítica
situación, la caída de los precios de las carnes. Además, en 1932, los países del Commonwealth se
reunieron en la Conferencia de Ottawa solicitando un retorno al sistema proteccionista de "preferencias
imperiales" para defenderse de la crisis. Esto significaba para GB, abandonar los principios del
"librecambio". Se desarrolló así una serie de convenios destinados a consolidar la unidad económica del
imperio, así los ganaderos argentinos perderían a sus clientes más valiosos.
Por otro lado, como consecuencia del Control de Cambios argentino, las ganancias de las compañías
británicas, sin posibilidad de ser remitidas, comenzaron a acumularse en Buenos Aires, mientras que el
aumento de los impuestos aduaneros preocupaban a muchos exportadores británicos cuyos productos
habían gozado de franquicias. La Sociedad Rural Argentina comenzó, entonces, a presionar al gobierno de
Justo para que se emprendiera una acción diplomática a fin de ayudar a los ganaderos locales a mantener
su participación en el mercado de GB. Entonces Justo, en 1933, envió una misión encabezada por Roca
(h) para negociar el mantenimiento de la cuota argentina de "carne enfriada" en el mercado británico. La
principal preocupación de Argentina era la amenaza de reducción de la cuota de importación de carnes
para los países ajenos al Commonwealth, como la Argentina. También perjudicaba la implementación de
licencias de importación, que imponía el control de comercio de carnes por parte de GB. A su vez, algunas
medidas del gobierno argentino afectaban los intereses de GB, como el Control de Cambios, el incremento
de aranceles y la situación de diversas compañías británicas en Argentina.
GB pretendía una asignación preferencial de las Divisas, un desbloqueo de fondos congelados y una
reducción de los aranceles. A cambio, estaba dispuesta a aceptar la suspensión temporaria del pago del
servicio de la deuda externa. Además, por su parte, Argentina pedía que no se redujera la cuota de chilled
o carne enfriada, y que el gobierno local mantuviera el control de esa cuota. Finalmente se firmó el
01/05/1933 el Pacto Roca-Runciman. Este Convenio no ofreció demasiadas ventajas para la Argentina,
mientras satisfacía la mayor parte de los pedidos del lado británico. El Pacto aseguraba una cuota de carne
enfriada en el mercado inglés (en un monto un 10% menor que la cantidad importada hasta 06/1932, la
más baja de los últimos años), y GB concedía una participación a los frigoríficos nacionales para la
exportación de carne argentina mediante una cuota del 15% que tardó varios años en poder hacerse
efectiva. A cambio, GB lograba un trato en forma preferencial de sus inversiones en Argentina y el no
incremento de los aranceles a sus productos, como el carbón, etc., como la reducción de aranceles para
otros productos de ese origen. Además se lograron acuerdos financieros, llamados "empréstitos de
desbloqueo", que establecieron un plan de emisión de bonos de largo plazo y a un interés razonable para
poder reestructurar las deudas anteriores, con el fin de desbloquear el dinero bloqueado anteriormente, por
no haberse logrado la cantidad de cambio suficiente para hacer los correspondientes envíos. Los títulos
eran transferidos a los tenedores de ese dinero bloqueado, los cuales lo traspasaban al Tesoro argentino
para ser destinado a la amortización de la deuda flotante. El gobierno mantuvo así el servicio íntegro de su
deuda externa, pero a pesar de respetar sus compromisos internacionales, no obtuvo mayores beneficios en
sus negociaciones internacionales posteriores.
El Pacto Roca-Runciman evitaba una brusca contracción de las exportaciones de carnes, pero no
aseguraba la posición de los ganaderos, ya que el carácter oligopólico de los frigoríficos y la falta de
control estatal en el negocio les permitía a aquellos plenamente ejercer su poder de compra, clasificando la
calidad de las carnes y manejando los precios de manera arbitraria. Los ganaderos volvieron a reclamar
entonces la intervención del Estado en su defensa, aunque la división entre "criadores" e "invernadores" se
hizo manifiesta en las discusiones sobre el alcance de la intervención. Los primeros pretendían la
participación directa en la industrialización y comercialización de las carnes y los segundos solo exigían
un "marco regulatorio".
En 09/1933 se aprobó la ley que creaba la Junta Nacional de Carnes, dicha ley se inclinaba a satisfacer los
reclamos de los "invernadores". Aún así, se creó el Frigorífico Nacional de la Capital y de la CAP
(Corporación Argentina de Productores de Carne), organismo dirigido por un gran dirigente criador. Sin
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embargo, los frigoríficos, continuaban ejerciendo su dominio, mientras los precios en el mercado inglés
habían comenzado a subir, ellos pagaban a los ganaderos un precio cada vez menor. Por eso, en 1934,
Lisandro de la Torre, senador por Santa Fe, declaró que los ganaderos aún estaban siendo explotados por
los frigoríficos, designando una Comisión Investigadora del Comercio de Carnes, la cual descubrió que el
pool de frigoríficos estaba evadiendo una parte importante del tributo, lo que permitía sospechar de la
conveniencia de algunos funcionarios en una Estafa al Estado. También se descubrió que esos frigoríficos
recibían un tratamiento "preferencial" en la Comisión de Control de Cambios a la hora de negociar las
divisas obtenidas. Se acusaba a los empresarios de los frigoríficos de dominar por completo el mercado de
la carne, manejando el precio del ganado, favoreciendo a un pequeño número de invernadores y
despojando a la inmensa mayoría de los productores. Lo frigoríficos imponían, además, condiciones
inhumanas de trabajo a los obreros, a quienes pagaban salarios miserables. Su poder, con el apoyo del
aparato burocrático del Estado, era utilizado también para forzar una descapitalización de los pequeños
frigoríficos competidores y para desplazarlos por completo del mercado de exportación o absorberlos.
Se señalaba, además, que las leyes que creaban la Junta Nacional de Carnes y la CAP eran utilizadas en
provecho del grupo oligopólico de frigoríficos extranjeros y del grupo ganadero más vinculado a ellos.
Entonces, Lisandro de la Torre denunció no sólo la acción distorsiva del monopolio de los frigoríficos,
sino además la complicidad del gobierno en la maniobra de dichos empresarios. La discusión terminó con
el asesinato en el recinto del Congreso de Enzo Bordabehere, quien era Senador de Santa Fe, recibiendo
los disparos que iban dirigidos para su amigo de la Torre. Así, este suceso de los "frigoríficos
monopolistas" generó un gran rechazo por parte de la opinión pública.
El Acuerdo Roca-Runciman tenía una duración de 3 años, finalizado este se celebró un nuevo tratado
llamado Malbrán-Eden. El gobierno británico se encontraba bajo una fuerte presión de los propios
ganaderos ingleses, que demandaban simultáneamente protección frente a la competencia extranjera y
apoyo financiero oficial. Por eso en el nuevo Tratado las carnes argentinas fueron gravadas con un arancel
del 20% sobre el precio de venta, que se utilizaría para subvencionar a los ganaderos británicos. A cambio
de ello, el gobierno argentino adquiría el derecho de distribuir los permisos de exportación entre los
frigoríficos, ante manejado por el gobierno inglés. Este Tratado manifestaba la debilidad del gobierno
argentino en las negociaciones y la creciente dificultad para sostener los pilares de la estructura productiva
de la Argentina.
Par compensar las pérdidas que el nuevo tributo británico podía transportar a los ganaderos y a los
frigoríficos, el gobierno implementó un subsidio y un tipo de cambio diferencial para las divisas
liquidadas por los frigoríficos. De esta manera, el precio final de venta del chilled beef argentino en el
mercado londinense no sufriría alteraciones a pesar del impuesto y así, las exportaciones no se verían
alteradas. Así, el tesoro público, nutrido por los contribuyentes argentinos se hacía cargo de los subsidio a
los ganaderos británicos.
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importante del mercado argentino. A su vez la Argentina, era la nación sudamericana con mejores
relaciones económicas con Alemania, aunque en los ’20 las relaciones venían muy lejos del nivel anterior
y en un nivel secundario en comparación con GB y EEUU, pero la crisis del ’30 afectó fuertemente esas
relaciones que se deterioraron hasta 1934, afectando especialmente este comercio bilateral derrumbándolo.
En 1934 vino a la Argentina una delegación alemana encabezada por Otto Kiep, quién planteó la
imposibilidad de los alemanes de comprar carnes. Además, la Argentina se resistía a convalidar un
intercambio sin divisas. Luego de esta conversación se firmó un Convenio Comercial y de Pagos, donde
ambos países se comprometían que sus importadores tuvieran un tipo de cambio tan favorable como el de
cualquier otra nación. También se creó un organismo mixto para contemplar las diferencias que pudieran
generarse en la puesta en práctica del acuerdo, con sede en Buenos Aires.
El convenio con Alemania fortalecía la clásica división internacional del trabajo, de intercambio de
materias primas por productos manufacturados, similar a nuestra relación con GB. Así Alemania se
convirtió a partir de 1937 en el principal comprador de carne congelada argentina, absorbiendo alrededor
del 50% de dichas exportaciones, y su importancia como comprador de cereales y lino también se
incrementó. Dado el fuerte superávit comercial que la Argentina tenía en el intercambio bilateral, el
gobierno argentino triplicó las compras oficiales provenientes de dicho país, entre ella importaciones de
material ferroviario. Aún así el comercio no logró retornar a los volúmenes de la década del ’20 y
finalmente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial el comercio bilateral se interrumpió casi en forma
total.
El estallido de la guerra significó un duro traspié para las empresas alemanas en la Argentina, que con la
declaración de la guerra fueron expropiadas y nacionalizadas. Argentina con la declaración de la guerra
quedó aislada del continente y no le quedó otra que dedicarse a la sustitución de importaciones y apuntar
al mercado interno. En 1941 se firmó un tratado comercial con EEUU pero las negociaciones padecieron
las múltiples dificultades que atravesaron las relaciones argentino-norteamericanas en los años ’30. El
primer motivo de conflicto fue el Pacto Roca-Runciman, que por sus cláusulas con respecto al tratamiento
diferenciado del Control de Cambios, los aranceles y las inversiones, beneficiaba a GB y discriminaba a
terceros países, entre ellos a EEUU, que era el segundo partenaire más importante en la Argentina. Por
esta razón, en 1934 se aprobó en el Congreso norteamericano la "Reciprocal Trade Agreement Act", que
estimulaba la firma de tratados comerciales con otros países sobre la base de la cláusula de la "Nación más
favorecida" procurando eliminar todo tipo de discriminaciones mutuas y barreras comerciales, pero las
negociaciones con Argentina fueron demorándose. Argentina tenía dificultades para colocar sus productos
agropecuarios en el mercado de EEUU, ya que afectaba los intereses del llamado "farm block"(ganaderos
y agricultores del medio oeste y oeste estadounidense), que veían en la Argentina un competidor para sus
propios productos, por lo que el gobierno de EEUU tendía a responder a sus intereses gravando los
productos argentinos.
En 1939, el Departamento de Estado norteamericano decidió iniciar formalmente las negociaciones para
un acuerdo bilateral, el cual se demoró 2 años. En la Argentina eran los sectores industriales los más
interesados en llegar a un arreglo, pues la situación del abastecimiento de bienes de capital y materias
primas se había transformado crítica en un país que se industrializaba rápidamente. En 1941 se firmó el
tratado comercial en donde ambos se concedían el tratamiento de "La Nación Más Favorecida"(gozar
recíprocamente de las mismas ventajas concedidas a terceros por cualquiera de ellos) en todas las
cuestiones relativas a derechos aduaneros. En este tratado no se incluyó la venta de carnes y no se
eliminaron aranceles e impuestos a los productos agropecuarios argentinos por parte de EEUU. El
convenio no resolvía así el tema principal de controversias en cuanto a la colocación de las exportaciones
argentinas aunque facilitaba el abastecimiento de productos en el mercado norteamericano. Además,
aunque la guerra entorpecería las relaciones políticas y económicas, favorecería por un tiempo la venta de
productos agropecuarios al país del Norte.
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Relaciones comerciales con Brasil: El comercio argentino-brasileño representaba en los ’30 entre un 5% y
6%, pero había ánimo de incrementarlo. Es así que en 1935 se firmó un convenio de "cooperación y
coordinación". También se firmó un tratado de comercio y navegación, el cual contemplaba para ambas
partes la entera libertad de comercio y navegación, y la protección e igualdad recíproca de sus ciudadanos
en territorio vecino. A partir de 1939 se aceleró la preparación de la unión aduanera con el Brasil. En este
año se firmó un protocolo, donde el gobierno argentino se comprometía a asegurar permisos previos al
tipo de cambio oficial para las mercaderías provenientes del país vecino, tratando de no perjudicar a la
industria nacional. Había, asimismo, un compromiso de de facilitar el desenvolvimiento del intercambio
comercial y ambas naciones se concedían recíprocamente el tratamiento de la "Nación más Favorecida" en
los derechos de aduana y en su forma de percibirlos.
En 1940 fueron firmados entre los ministros de Hacienda, Pinedo y Souza Costa una serie de
Recomendaciones donde se establecía un régimen de intercambio en forma progresiva, mediante la
garantía de que ese intercambio no sería gravado con derechos aduaneros por un plazo de 10 años.
Finalmente en 1941, los cancilleres de Brasil y Argentina firmaron un tratado argentino-brasileño sobre
librecambio progresivo cuyo propósito era establecer en el futuro una unión aduanera abierta a la adhesión
de los países limítrofes, lo que se reconoce como antecedente histórico del MERCOSUR. Una de las
cláusulas era promover la instalación en ambos países de actividades industriales o agropecuarias no
existentes, indicando así la voluntad de establecer políticas comunes activas. Gracias a estos acuerdos las
exportaciones argentinas al Brasil aumentaron sustancialmente. Pero en los’40 el signo de la balanza
comercial se mantuvo desfavorable para la Argentina, revirtiendo la ocurrido en la década anterior y el
incremento de las ventas argentinas al Brasil se centró en bienes primarios, como exportaciones de
cereales, frutas seca y semillas de lino. Además de estos tratados se hicieron también acuerdos bilaterales
varios con países europeos, como Bélgica, Holanda y Suiza.
3,5. El intervencionismo de Estado
3, 5, 2. El Mercado cambiario
Dentro del nuevo esquema jugó un rol fundamental el control de cambios, el cuál fue clave para la
regulación de varios mercados. Para adaptarlo a los nuevos requerimientos, Pinedo procedió a realizar una
importante reforma del Control de Cambios, que consistió en la división del mercado cambiario en un
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mercado oficial y en otro libre. En el primero, cuyo tipo de cambio era fijado por el gobierno a través de la
Comisión de Control de Cambios primero, y por el BCRA a partir de 1936, debían liquidarse las divisas
provenientes de las exportaciones regulares. En el mercado libre, debían liquidarse las divisas
provenientes de las exportaciones no regulares, de las inversiones extranjeras directas, de fondos flotantes
externos, de fletes marítimos y de diversas transacciones comerciales y financieras privadas.
Los exportadores estaban obligados a vender sus divisas a la Comisión a un tipo de cambio oficial de
compra, mientras que los importadores y aquellos que necesitaban efectuar pagos en el exterior debían
para adquirirlas obtener permisos previos de la Comisión, fijándose diariamente el tipo de vendedor por
licitación entre los poseedores de permisos. Sólo quienes realizaban exportaciones no regulares podían
volcar sus divisas al mercado libre, al cual debían recurrir aquellos importadores que no hubiesen podido
obtenerlas en el mercado oficial, con lo cual intentaba bloquearse reaparición de fondos bloqueados.
Este mecanismo le permitió al gobierno, obtener una importante fuente de ingresos fiscales, como
resultado de de la diferencia entre los tipos de cambio comprador y vendedor, que permitían financiar la
Junta Reguladora de Granos.
Una sustancial devaluación del Peso permitió mejorar los ingresos de los exportadores complementando
las medidas cambiarias y posibilitando una paulatina recuperación del sector externo. En el mercado
oficial la devaluación fue del 20% y en el Libre del 65%. Esta situación favorecía a los sectores de las
actividades tradicionales, que eran los que más perfil exportador tenían. Además, representó un aliciente
para el ingreso de capitales extranjeros, no tanto para inversiones productivas que se veían parcialmente
neutralizadas por la importación de bienes de capital o insumos que debían liquidarse en el mercado libre,
pero el marco sí era favorable para inversiones financieras o especulativas.
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2.-Mantener una reserva suficiente para asegurar el valor del Peso, ya sea en oro, divisas o cambio
extranjero, equivalente al 25% como mínimo de sus billetes en circulación y obligaciones a la vista.
3.-Regular la cantidad de crédito y de los medios de pago adaptándolos al volumen real de los negocios a
través de operaciones de redescuento en el sistema bancario y otro tipo de actividades.
El proyecto de Prebisch, aprobado para la creación del BCRA, consideraba:
1.-Creación del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias para el saneamiento de la situación
bancaria para que el BCRA comenzara a funcionar sin tropiezos ni limitaciones.
2.-Creación de la Inspección de Bancos, como dependencia del BCRA, con facultades para examinar la
situación de las entidades bancarias.
3.-Dotación al BCRA de un instrumento de absorción de fondos sobrantes en el mercado, para actuar en el
proceso cíclico. Cuando los efectivos de los bancos crecían sostenidamente, el BCRA debía absorberlos e
inhibir los fondos excedentes, para que no diera lugar a una expansión excesiva del crédito. Cuando la
situación se invertía, se devolverían esos efectivos para evitar la contracción.
Con respecto a la variación de la tasa de redescuento, Prebisch otorgaba al BCRA gran flexibilidad para el
manejo del ciclo según su fase. Este proyecto incorporaba al BCRA el manejo del control de cambios para
permitirle un mejor manejo de la economía frente a fluctuaciones externas indeseables. La nueva
institución, bajo la inspiración de Prebisch, debía transformarse así en un instrumento que fuera lo
suficientemente flexible como para aplicar políticas monetarias expansivas durante los momentos de
depresión y, políticas contractivas durante los de expansión, esto es, una política anticíclica. El BCRA
quedó constituido como una entidad de capital mixto, la mayoría de cuyo directorio se elegía por los
bancos accionistas. En cambio, el presidente y el vicepresidente eran designados por el Poder Ejecutivo
con acuerdo del Senado y duraban 7 años en su cargo, pudiendo ser reelectos. Finalmente, el BCRA
comenzó sus actividades en 1935.
Otra de las instituciones creadas en esos años fue el Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias. Para
su funcionamiento se destinaron 700 millones de pesos resultantes de la revaluación del oro transferido de
la Caja de Conversión al BCRA. El mismo se fundó para hacerse cargo de los créditos que algunos bancos
no podían cobrar debido a la crisis y que los podían arrastrar a la quiebra. Esos créditos no cobrables en
forma inmediata y los bienes no realizables rápidamente, caían bajo la denominación de activos
congelados de los bancos, por oposición de los activos liquidables. El instituto procuraba, auxiliar al
banco de la nación y a otros bancos comerciales que se hallaban en dificultades por considerar que ello
afectaba el interés público.
Bajo la gerencia de Prebisch, el BCRA siguió hasta el estallido de la guerra una política anticíclica. Hasta
1938, la mejoría de las condiciones económicas con respecto al pico de la crisis dio lugar a un ciclo
ascendente, aplicando una política monetaria contractiva. En estos años, se superó en parte la falta de
divisas característica del período 1930-1934, y el BCRA debió comprar una importante cantidad de
moneda extranjera, lo que suponía inyectar dinero local en el mercado. Por eso, para evitar posibles
tensiones inflacionarias, el BCRA lanzó títulos públicos que le permitían volver a sacar del mercado parte
de ese dinero. Con una porción de las divisas, a su vez, se cancelaron deudas con el exterior para reducir la
carga de intereses en el futuro. Así, cuando las condiciones económicas se volvieron a deteriorar en 1938,
el BCRA adoptó una posición más elástica, para intentar reducir el impacto de la nueva crisis sobre las
actividades productivas.
3, 5, 5. La política fiscal.
La política fiscal sufrió a partir de 1933 una serie de transformaciones. El más novedoso fue un
significativo aumento del gasto, que se relacionó con un importante crecimiento de la inversión pública y
la creación de los organismos reguladores (Juntas Reguladoras). En 1930, el déficit fiscal fue muy alto,
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bajando en los años siguientes, hasta alcanzar un superávit en período 1935-1936, pero se desbarrancó
nuevamente en 1938, se recuperó en 1939 y volvió a caer en 1940.
Las inversiones se destinaron al programa de construcción de caminos, que además de incrementar el
nivel de empleo, estimuló la demanda de automotores y camiones, agudizando la declinación de los
FF.CC. El aumento del gasto implicaba un serio problema para el gobierno, debido a que la recaudación
fiscal se estructuraba en función de los ingresos aduaneros, afectados por el descenso del comercio
exterior a causa de la crisis. Por eso, la política apuntó a captar mayores recursos de las actividades
internas. Se estableció el impuesto a los réditos (ganancias), que consistía en gravar las ganancias de los
ciudadanos y de las empresas. A su vez, hubo un gran incremento de diversos impuestos internos,
obteniendo como resultado de la reforma tributaria un gran incremento de la recaudación, lo que mejoró la
situación fiscal.
3, 5, 6. La evolución de la coyuntura.
El conjunto de medidas descriptas apuntaba a contener los efectos de la crisis sobre las actividades
internas y estimular la reactivación económica. Pero el contexto general también comenzaba a mejorar
lentamente, y hacia 1934 esa ligera recuperación se tradujo en una mejoría de los precios internacionales
de las exportaciones para la Argentina. Se fue gestando una progresiva reactivación debido a la nueva
política económica y a las mejores condiciones generales. A partir de 1933, comenzó una tendencia
ascendente del producto que se mantuvo hasta el final de la década. Desde el punto de vista sectorial, lo
más destacable fue el incremento sostenido en la participación de la industria manufacturera. Otro sector
que mostró un comportamiento más dinámico que el promedio fue el de los servicios, como consecuencia,
sobre todo, de la expansión de la actividad del estado en el período.
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con un gran efecto multiplicador, como el de la construcción, mientras apoyaba la demanda interna para
absorber los stocks de cereales que no encontraban destino externo por causa de la guerra. Por otra parte,
para hacer frente al déficit comercial de 1939-1940, se proponía un control selectivo de las importaciones,
hecho que, debía ayudar a fortalecer al sector industrial. A fin de estimular las exportaciones se
implementaba también un conjunto de medidas, entre ellas, incentivos cambiarios, facilidades financieras
y modificaciones arancelarias.
Dado que los mercados tradicionales estaban afectados por la guerra, el plan ponía especial énfasis en la
reorientación del comercio exterior, en donde Brasil y EEUU serían los nuevos protagonistas. En el caso
de Brasil, se recomendaba negociar un tratado comercial que contemplara la rebaja (y, eventualmente, la
eliminación) de los aranceles de importación recíprocos. Para desarrollar el intercambio con EEUU, que
en ese momento era de nuevo principal acreedor en la Argentina, se estimulaban de diversas formas las
exportaciones hacia aquel país. En forma recíproca se creaba un "fondo de cambio" para favorecer la
introducción de productos norteamericanos, al mismo tiempo que se trataba de financiar una parte de esas
importaciones mediante la ayuda crediticia de EEUU (incluso serviría para comprar los FF.CC. de GB en
Argentina). La diplomacia de GB no vio con buenos ojos el plan Pinedo, acusando al ministro más amigo
de EEUU que de GB. En el ámbito político, Pinedo tuvo conversaciones secretas con los radicales
(Alvear) a fin de obtener su apoyo al proyecto y acabar con el fraude electoral.
El Plan económico fue aprobado en el Senado, pero no se aprobó en la Cámara de Diputados por
oposición de los radicales, lo que le costó el puesto. El plan fue rechazado debido a que no tuvo gran
adhesión. Por un lado, tenía apoyo de los empresarios industriales representados por la UIA, pero no de
las organizaciones rurales del interior, ya que EEUU representaba un gran competidor para sus productos
agropecuarios. Por otro lado no tuvo apoyo político.
Las medidas de industrialización, el acercamiento con EEUU y la apertura política hacia los radicales
parecían ser aspectos dominantes en el proyecto del ministro, pero demandaban un acuerdo político con
pocas posibilidades de concretarse con éxito en la Argentina de 1940. Significaban también el comienzo
de un cambio interior en las clases dirigentes, proceso que será profundamente afectado por la del
peronismo. Este último solucionará la problemática de la industrialización apoyado en otras bases
económicas, políticas y sociales. La renuncia de Pinedo y el fallecimiento de Justo en 01/1943, agravado
por el golpe militar 6 meses después significaron la caída del grupo conformado por Prebisch y otros.
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esto se le sumó la depreciación del Peso argentino, que disminuyó sus ganancias en libras esterlinas y, la
implantación del Control de Cambios, que obstaculizó el giro normal de los ya escasos envíos de dinero a
GB. En los años ’30 y ’40 las acciones ordinarias de las principales compañías ferroviarias no pudieron
adquirir ganancias, mientras su cotización descendía.
Los empresarios británicos no querían perder el monopolio del sistema de transportes, centrando sus
reclamos en la competencia de los automotores.
El "transporte por camiones" de los productos agrícolas se había desarrollado gracias a la crisis de ese
sector, ofreciendo servicios más ágiles y accesibles. Mientras tanto, el "transporte urbano" estaba siendo
dominado por ómnibus y colectivos. Además, el transporte automotor operaba sin estar sujeto a
obligaciones financieras, ni bajo un control gubernamental similar al de las compañías ferroviarias, por lo
que tenía costos operativos menores. Ante tales circunstancias los intereses británicos comenzaron a
sostener la conveniencia de contar con una política de coordinación de transportes por parte del gobierno
nacional.
La negociación del Pacto Roca-Runciman facilitó a las empresas ferroviarias la gestión en defensa de sus
intereses y, finalmente, el 30/09/1936 se aprobó la "Ley de Coordinación de Transportes". Esta ley
estableció la creación de una Comisión Nacional que implantaba varias disposiciones al transporte
automotor. Además, esta Comisión tenía facultades para prohibir la expansión comercial futura del
transporte automotor y proteger a los FF.CC. CC. contra una competencia desleal. Finalmente, la ley
creaba la Corporación de Transportes, monopolio controlado por las empresas de transporte británicas, a la
cual debían incorporarse compulsivamente todas las empresas del rubro, subordinando al transporte
automotor urbano de pasajeros. A pesar de la sanción de esta Ley, la competencia del transporte automotor
continuaba privando a los FF.CC. del tráfico de las cargas más redituables y, además, el transporte urbano
continuó bajo el predominio de automóviles y colectivos.
Este plan de política económica mostraba ciertas contradicciones, pues mientras se atendían algunas
demandas de las compañías ferroviarias, se impulsó un importante plan vial con características poco
favorables a dichas empresas. Si bien una parte de los nuevos caminos eran de acceso a las estaciones, la
fracción mayoritaria consistía en caminos con un trazado paralelo a las vías férreas. De esta manera, el
desarrollo del transporte automotor no complementaba al FF.CC. CC., sino que representaba una
competencia directa, en la cual el FF.CC. CC. corría en desventaja al tener que mantener su propia red,
mientras los caminos eran construidos por el Estado y no por las empresas de transportes. A pesar de la
discordancia de intereses entre diversos grupos económicos ingleses y norteamericanos, en algunos
terrenos hubo espacio para el trabajo en conjunto, por ejemplo CADE (Compañía Argentina de
Electricidad), controlada por el grupo SOFINA, en el que convergían capitales alemanes, británicos,
norteamericanos y canadienses.
La disputa entre las competencias influía también en las posiciones adoptadas por la dirigencia política. A
partir de 1940 las importaciones desde EEUU se incrementaron y el déficit del balance de pagos argentino
con ese país reapareció, pero, para ese entonces, resultaba imposible un nuevo estrechamiento de las
relaciones comerciales con GB, ya que ésta no estaba en condiciones de sostener el flujo de inversiones ni
el comercio bilateral. La relación triangular en la que había participado la Argentina en el primer tercio del
siglo no era estática; la importancia de EEUU tendía a crecer, mientras que la británica, a disminuir,
conforme a la evolución de las propias condiciones económicas internas. Por lo tanto, en los años ’30
aparecieron importantes desequilibrios, los cuales imponían políticas apropiadas para solucionarlos. El
problema era que no había unanimidad con respecto a las características de dichas políticas. Para la
fracción más conservadora, la estrategia más adecuada consistía en recomponer las relaciones con GB. En
cambio, para otro grupo, las nuevas condiciones eran irreversibles y el mejor camino pasaba por
vincularse más estrechamente a EEUU, apostando a fortalecer el mercado interno para sustituir el destino
de las exportaciones declinantes y compensar con producción local la simultánea reducción de las
importaciones.
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El Plan Pinedo era el proyecto más acabado de la segunda posición, el cual fue muy elogiado en EEUU.
Dicho Plan fue resistido por u sector de las elites tradicionales y el Congreso no lo aprobó. La ausencia de
un verdadero sistema democrático (el gobierno conservador se había mantenido gracias al fraude
electoral) impedía un debate de fondo sobre las políticas económicas, a través del cual hubieran podido
manifestarse otros sectores económicos y sociales.
Según Rockefeller (norteamericano, representante de intereses petroleros e industriales), la única
capacidad de incrementar las exportaciones hacia América Latina residía en la capacidad de
industrialización de esos países, la cual suponía un acoplamiento con EEUU.
El drama de la Argentina para sus sectores dirigentes consistió, justamente, en que ese acoplamiento no
podía lograrse, pues la producción argentina no era complementaria de la norteamericana, lo que
conduciría a un desequilibrio comercial crónico. La ruptura del sistema multilateral de comercios y pagos
eliminó toda posibilidad de una solución intermedia. Cuando ese sistema multilateral se restableció, al
finalizar la Segunda Guerra Mundial, la posibilidad de la Argentina de replantear las relaciones
internacionales sobre las nuevas bases ya no era posible, pues no constituía más un centro de interés de los
países industrializados. Las disputas diplomáticas de los años ’30 con los gobiernos de EEUU, el Pacto
Roca-Runciman, y el largo y estrecho vínculo que todavía existía entre Argentina y GB dificultaron aún
más la posibilidad de que las argentino-norteamericanas retomaran el camino emprendido en los años ’20.
La Argentina, hacia 1930, representaba el cuarto país en importancia dentro de las inversiones de EEUU
en el mundo, resultaba ahora la última, en la óptica de EEUU, dentro de América Latina.
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3,8. La agonía del régimen conservador, el golpe de estado de 1943 y el gobierno militar
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Ortíz fue elegido presidente a fines de 1937, con ayuda del fraude electoral. Candidato de la
Concordancia, en representación del radicalismo antipersonalista, Ortiz llevaba como vicepresidente a
Castillo que era "conservador". Ortíz advirtió que había una crisis legitimidad del poder y que las bases
económicas del sistema podían estar en peligro si no se modifican "desde arriba" sus estructuras políticas.
Para ello se comprometió a:
1.-Abandonar las prácticas electorales fraudulentas.
2.-Permitir que la oposición radical tuviera la posibilidad de acceder al gobierno.
3.-Democratizar en forma general la vida política.
El mandato de Ortíz duró 2 años y medio. Su breve período despertó ilusiones en las fuerzas políticas de
la oposición por el carácter más "democrático" de su actuación, comparada con la de anteriores
administraciones conservadoras. En 1940, presionado por su enfermedad y por enemigos políticos dentro
del gobierno en contra de sus intenciones democráticas, Ortíz delegó sus funciones provisoriamente en
Castillo, quién quería mantener las costumbres políticas que pretendía sanear Ortíz. En política exterior,
Castillo era partidario de mantener la neutralidad y tenía desconfianza a EEUU.
Pero la oposición política de Castillo era débil y debió hacer concesiones (favores políticos). Así, en 1940,
nombró un gabinete integrado por figuras del ala liberal, como el ministro de Relaciones Exteriores, Roca
(hijo) y el ministro de Hacienda, Pinedo. Este último, presentó un plan económico (acompañado por una
apertura política hacia los radicales), que no tuvo consenso en el interior de la coalición conservadora.
Esta situación llevó a la renuncia de Roca y Pinedo en 1941 y al nombramiento de otro gabinete, esta vez
más cercano a las ideas del presidente, con tendencias que nada tenían que ver con el retorno a las
prácticas democráticas.
En este contexto, ya comenzaban a manifestarse los primeros síntomas de una seria crisis política. El
factor principal de la misma se encontraba en la situación interna del país, aunque desde 1942, con la
entrada en la guerra de EEUU, se agregarían también las presiones internacionales. La falta de apoyo
popular a la Concordancia conservadora explicaba la recurrencia al fraude electoral. El clima represivo, la
corrupción política, los frecuentes escándalos económicos y la actitud de ceder frente a los países centrales
por casi una década habían contribuido a descreer de los gobiernos surgidos del golpe de Estado de 1930
y, además, no lograron las transformaciones económicas que esos mismos gobiernos habían debido
impulsar para hacer frente a la crisis mundial. El creciente aislamiento político del régimen conservador
generaba de ese modo un peligroso "vacío de poder". En el interior de las elites en el poder se acentuaban
las diferencias.
La política del gobierno terminó siendo, la que puso en evidencia el conflicto interno de las clases
dirigentes. Su fracción más tradicional se expresaba a través del presidente Castillo y sus intereses se
confundían principalmente con los grandes hacendados de la Pampa Húmeda, aliados con algunas elites
provincianas. Integraban la tendencia más pro inglesa o pro europea de la época y sostenían una posición
neutralista frente al conflicto mundial. El triunfo de los aliados no sólo significaba la derrota de Alemania,
sino también, el fin del Imperio británico (y de su predominio en Argentina) y la consolidación del
dominio de EEUU en el mundo, enfrentado con Castillo y su gente.
Otros sectores de las clases dirigentes retomaban las ideas del liberalismo y mantenían una posición de
acercamiento a EEUU. Pretendían una alianza con Washington que reemplazara la tradicional relación con
GB o Europa. Sus intereses económicos estaban basados en los sectores industriales y en el gran capital
financiero.
El desprestigio e ilegitimidad del régimen, el fraude, la corrupción, la falta de apoyo popular y los
interrogantes sobre la capacidad de Patrón Costas (candidato a presidente propuesto por Castillo) para
conducir los destinos de la Nación, llevaron a los militares a planear un golpe de Estado, que se aceleró
por el pedido de renuncia de Castillo al Ministro de Guerra, Gral. Ramírez, al enterarse de los
movimientos conspirativos y de contactos del ministro con dirigentes radicales. El 04/06/1943 se produjo
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el golpe militar, desplazando a Castillo de su cargo. Así, la década infame había llegado a su fin ante la
sorpresa e incertidumbre de la sociedad argentina.
El Gral. Rawson ocupó la presidencia provisional como representante de los jefes superiores de Campo de
Mayo. Sin embargo, al integrar su gabinete con algunos funcionarios del anterior régimen, se enfrentó con
sectores de la interna militar, por lo que debió renunciar a las 48 horas de su designación. En su
reemplazo, asumió el Gral. Ramírez, quién era el verdadero jefe del movimiento militar. Detrás de este
desplazamiento y de la proyección de Ramírez a la presidencia se reveló la existencia de una logia militar
denominada el GOU (Grupo de Oficiales Unidos). El objetivo de esta logia, integrada por jóvenes
oficiales superiores, era restablecer la moral y la disciplina dentro del Ejército y recuperar al país de una
corrupción que, a juicio de sus miembros, lo conducía al comunismo. En la logia predominaban las ideas
nacionalistas y neutralistas. A partir de la asunción de Ramírez, varios integrantes del GOU ocuparon
posiciones estratégicas. Uno de sus miembros más destacados fue el Gral. Perón, que pasó a desempeñarse
como jefe de la secretaría del ministro de Guerra, Gral. Farrell.
En el terreno político y social, los objetivos militares resultaban vagos. El nuevo régimen se proponía
eliminar la corrupción moral, buscar la unión del pueblo y restituirle sus derechos. El GOU se proclamó
como representante del conjunto de las aspiraciones de la población. En esto se diferenciaba de los
militares de los años ’30, que representaban a ciertos sectores sociales.
Conforme a estos lineamientos, la primera etapa del gobierno militar estuvo influida por una orientación
nacionalista, industrialista y autoritaria, con signos derechistas. Por un lado, creó el Banco de Crédito
Industrial, dispuso el allanamiento de las oficinas monopólicas de electricidad, intervino la Corporación de
Transportes, expropió la Compañía Primitiva de Gas, inició el estudio de las tarifas aduaneras e impulsó
las industrias militares. Por otro, intensificó la represión policial de comunistas e izquierdistas, introdujo la
enseñanza religiosa en las escuelas, legalizó la censura de la prensa escrita y radial, persiguió a profesores
y estudiantes liberales, disolvió los partidos políticos y clausuró el local donde funcionaba una de las
centrales sindicales, prohibiendo sus actividades y la de los gremios adheridos.
Por su parte, Perón logró ser designado (fines de 1943) al frente del Departamento de Trabajo, que luego
lo transformó en Secretaría de Trabajo y Previsión. Su acción política se desplegó alrededor de 3 ejes: la
justicia social, el control de la clase obrera y la despolitización de las organizaciones sindicales. Los
militares de la corriente nacionalista que influían sobre el presidente Ramírez comenzaron a desconfiar de
la política laboral de Perón, que se había convertido en un rival. En 1944, el presidente Ramírez se vio
obligado a renunciar. Dos episodios precipitaron esta decisión:
1.-Acusación de EEUU de complicidad del gobierno argentino en el golpe de Estado promovido en
Bolivia por el Movimiento Nacionalista Revolucionario, denominando dicha complicidad como operación
pro Eje.
2.-La detención por los ingleses del cónsul argentino en misión oficial a Europa para negociar la compra
de armas en Alemania, acusando al gobierno argentino de pertenecer al espionaje alemán. Para hacer
frente a la presión externa, el presidente decidió la ruptura de relaciones diplomática con Alemania y
Japón en 1944.
De inmediato se produjo una deliberación entre los miembros del GOU y sectores neutralistas, que
consideraban que Ramírez había cedido a las presiones norteamericanas y traicionado los objetivos del
régimen. El presidente al perder sus apoyos militares, decidió renunciar y delegar el gobierno en manos
del Gral. Farrell (vicepresidente) en medio de presiones internas y externas.
Con el nuevo mandatario se consolidó el ascenso político de Perón. Farrell lo designó ministro de Guerra,
conservando su cargo al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión. En 07/1944 Perón fue designado
vicepresidente sin renunciar a sus cargos en el Ministerio de Guerra y en la Secretaría de Trabajo y
Previsión. Así, Perón pareció alcanzar la cumbre del poder contando con una gran influencia en el
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gobierno y con el apoyo de algunos de sus compañeros ubicados estratégicamente en diversos cargos
gubernamentales.
Perón se proyectaba políticamente en la búsqueda de un apoyo popular, los partidos políticos, las
entidades empresariales, las organizaciones estudiantiles y la prensa unificaban sus voces y estrechaban
filas intentando alejar a los militares del gobierno. Las medidas adoptadas por Perón a favor de los
trabajadores provocaban cada vez mayor resistencia en los sectores que dominaban la vida económica del
país. La Sociedad Rural Argentina, bastión de las Elites tradicionales, reaccionó violentamente contra el
"Estatuto del Peón Rural", los industriales comenzaban a mostrarse inquietos y tanto la prensa como los
partidos políticos criticaban la política gubernamental.
En 1945b, el régimen militar se puso a la defensiva. La caída nazi sirvió de excusa para que los
simpatizantes de los partidos opositores y los grupos económicos dominantes organizaran grandes
manifestaciones callejeras, como si se tratara de una victoria interna sobre el poder "nazi fascista",
reclamando la convocatoria inmediata a elecciones y rechazando toda candidatura oficial. Las FF. AA.
Debían afrontar un grave dilema. Por un lado, no estaban dispuestas a facilitar el retorno de los partidos
políticos sin el previo cumplimiento de los objetivos revolucionarios de 06/1943. Por el otro, no todos sus
integrantes tenían la intención de respaldar las ambiciones políticas de Perón, que desde el gobierno
gestaba las condiciones para hacer viable su candidatura constitucional.
En 07/1945 el gobierno convocó al pueblo a elegir sus autoridades a fin de año. La convocatoria fue
acompañada del compromiso de no adoptar candidaturas y de asegurar elecciones libres. Luego, Perón
ofreció cargos importantes en el gobierno a dirigentes del radicalismo, intentando dividir al partido de
Alem, capitalizar sus diferencias internas y atraer al ala de la intransigencia Yrigoyenista. Si bien no
obtuvo los resultados esperados varios radicales aceptaron el ofrecimiento, y desde el Ministerio del
Interior se levantó el Estado de Sitio, impuesto por Castillo y mantenido por los militares, facilitando la
actividad de los partidos políticos.
A principios de octubre la presión de la oposición de Perón y de la oficialidad de Campo de Mayo
determinaron que, el 09/10/1945, Perón renunciara y que fuera detenido en la Isla García. La CGT recogió
la inquietud de los trabajadores que interpretaron que con el desplazamiento de Perón corrían peligro las
conquistas sociales obtenidas gracias a su gestión. Entonces, la CGT anunció una huelga general en apoyo
de la liberación de Perón, por lo que una muchedumbre en Plaza de Mayo exigió y logró la libertad de su
líder y su retorno al poder.
Perón volvió a ocupar el centro del escenario político. El ejército debió aceptar su regreso a disgusto y
recibir el inesperado apoyo popular y de los sindicatos. El coronel aparecía como el único candidato
posible del Ejército para las elecciones. Ahora, los nuevos integrantes del gabinete nacional respondían a
Perón. En el curso de 2 semanas todo foco opositor dentro de las FFAA fue eliminado. El régimen militar
cumplía su promesa de asegurar el ejercicio de la soberanía popular justificando su intervención y
logrando conservar el poder para devolverlo a alguien surgido de las filas del Ejército (Perón), y no a los
partidos tradicionales.
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limitó las exportaciones de combustible. Además, EEUU decidió no aprobar ningún proyecto de desarrollo
para Argentina, exceptuando aquellos que contribuyeran al esfuerzo de guerra. También, fueron
congeladas las tenencias de oro argentino en EEUU. En realidad dichas restricciones intentaban
reemplazar a ese gobierno por otro más favorable a sus intereses.
Con la asunción de Stettinius como nuevo canciller de EEUU (anterior Hull) y la asunción se Rockefeller
como nuevo secretario de Asuntos Latinoamericanos la conducta de Washington se modificó radicalmente.
Rockefeller representaba intereses industriales y financieros que veían a la Argentina como un gran
mercado en la posguerra, e intereses políticos y estratégicos que consideraban que con el fin de la guerra
el enemigo principal sería la URSS y que necesitarían de la cooperación política de Latinoamérica
(incluído nuestro país). Por eso, el Departamento de Estado de EEUU convocó a la Conferencia
Interamericana de Chapultec (México), en donde se establecieron los principios de un sistema
panamericano y como consecuencia del encuentro, 6 países latinoamericanos le declararon la guerra al
Eje.
Aunque la Argentina no participó en aquella Conferencia, porque todavía estaba abierto el conflicto con
EEUU, tras un acuerdo secreto entre funcionarios argentinos y norteamericanos, el régimen militar aceptó
la invitación formulada para firmar el Acta de Chapultepec, se reintegró al sistema panamericano y
restableció sus relaciones diplomáticas con EEUU, GB y las otras naciones del hemisferio, al tiempo que
se le quitaban las sanciones económicas impuestas por EEUU. A su vez, cumplió con el último requisito
de declararles la guerra a los países del Eje para participar de la Conferencia de San Francisco, donde se
crearía la Organización de las Naciones Unidas. En 05/1945, tras la muerte de Roosvelt y la llegada al
poder de Truman, fue designado embajador en Buenos Aires Braden, quién revirtió la política anterior y
volvió a las actitudes "duras" del ex secretario Hull, cuyas ideas compartía. El nuevo embajador se
transformó en el líder de los sectores políticos que, organizados en la Unión Democrática, se oponían al
régimen militar y, en particular, a Perón acusándolos se nazis.
Por la gran oposición que tenía Perón se produjo en 10/1945 un golpe de Estado que logró destituir a
Perón de todos sus cargos. Sin embargo, los sucesos del 17/10/1945 produjeron la vuelta de aquél al
escenario político argentino. Braden fue nombrado como sucesor de Rockefeller en la secretaría de
Asuntos Latinoamericanos y, desde su nuevo cargo, dispuso de nuevas sanciones económicas y publicó un
documento donde trataba de probar la vinculación de los gobiernos argentinos, desde Castillo hasta Farrell
y Perón, con los alemanes. El documento no demostraba suficientemente las relaciones, pero contribuyó a
levantar una ola de críticas, tanto internas como externas. Pero esta publicación causó un efecto no
deseado para la oposición en vísperas de las elecciones de 1946, ya que el lema "Braden o Perón" dio un
tono antiimperialista a la campaña electoral de Perón, lo cual lo favoreció.
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peronistas y a la pérdida de apoyo a los partidos obreros de izquierda. La adhesión de los obreros al
proyecto político de Perón se debió a:
La clase obrera era mayoritariamente reformista y las ideas de Perón contenían un mensaje
reformista.
La armonía de clases que estableció Perón, la cual incluía a fuerzas políticas e instituciones que
representaban a los principales sectores patronales, argentinos y extranjeros.
La acusación por parte de los partidos socialistas y comunistas del carácter demagógico de las
medidas de Perón, llevó a los trabajadores afiliados a estos partidos a identificarse con Perón, quién los
había beneficiado con dichas medidas.
La incorporación nacionalista, adquirida durante el enfrentamiento, ya mencionado, con Braden.
Mientras que mediante su política laboral Perón ganó creciente apoyo entre los obreros, paulatinamente se
incrementó la oposición patronal a su política. Desde 1945, la actitud de los patrones se hizo cada vez más
intolerante acusando a la acción de la STP como causante de agitación social. Entonces, la CGT creó una
Comisión Administrativa provisoria, incorporando a los representantes de los gremios mayoritarios con el
propósito de enfrentar a la ofensiva patronal. En 1944 abandonó el concepto de alianza de clases y se
mostró a favor de la participación política. Ello se manifestó en un masivo acto público de apoyo a la
política de Perón.
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con el apoyo del embajador norteamericano Braden, presionó a favor de un pronto llamado a elecciones.
El speach de la oposición fue nazi fascismo vs. Democracia. A mediados de 1945, los partidos opositores
emprendieron una abierta ofensiva contra el gobierno militar. Ante la presión opositora, en 08/1945, el
gobierno concretó la convocatoria electoral.
Desde el gobierno, Perón decidió reforzar su propio proyecto. Con este fin inició un acercamiento hacia el
radicalismo, logrando la adhesión de algunos de sus hombres, abandonando el radicalismo. También se
acercaron a Perón los integrantes de FORJA, la mayoría de cuyos miembros provenían del radicalismo.
Así, se creó el Partido Laborista, que fue un sector político proveniente de las fuerzas gremiales. Debido a
la oposición que Perón tenía en la interna militar y al gran frente opositor de las fuerzas políticas, Perón
fue desplazado de su cargo a través de un movimiento militar, lo que creó un gran vacío de poder. La
oposición reclamó la entrega del gobierno a la SCJN mediante una marcha que se llamó "Marcha de la
Constitución y la libertad", pero los militares se negaron a los requerimientos de la fuerzas políticas.
Tras el 17/101945, Perón retomó la iniciativa en dirección a alcanzar la presidencia. Consolidó su
popularidad y adquirió mayor peso político y autoridad. Sus mejores agentes electorales fueron los
equipos alcanzados por él a través de la STP que se encargaron de difundir sus ideas a lo largo del país. Su
apoyo electoral se basó en 2 sectores:
El Partido Laborista, integrado por diferentes dirigentes sindicales.
1.-La UCR Junta Renovadora, integrada por miembros provenientes del radicalismo, a este sector se
unieron elementos salidos del nacionalismo católico, del forjismo y del conservadurismo.
2.-Este nucleamiento enfrentó a la Unión Democrática en las elecciones de 1946.
73
La UIA apoyó el golpe militar de 1930. Uriburu, durante su gobierno, creó la Comisión Nacional de
Fomento Industrial y designó a Colombo presidente de la misma, lo cual fortaleció su relación. Luego,
durante el gobierno de Justo, las relaciones fueron estrechas. El envío de la misión Roca para negociar el
pacto de las carnes con GB abrió un conflicto entre la UIA y el gobierno. Los industriales temían que se
sacrificara a la industria manufacturera como medio para mejorar el comercio de ganados y cereales
argentinos, por lo que recurrieron a una movilización proteccionista. Colombo sostenía que las
concesiones a la importación desde GB debían reducirse "a materias primas que no producimos o artículos
que no se elaboren en el país". Colombo no se oponía al Pacto Roca-Runciman, ni a la agricultura y la
ganadería. Simplemente, trataba de defender la industria frente a las consecuencias que podían derivarse
de las concesiones a GB.
A fines de 1933, la UIA apoyó las medidas del equipo económico de Pinedo (modificación del Control de
Cambios, creación de las juntas reguladoras de la producción, el desarrollo de un plan de obras públicas,
etc.) que eran estimulantes para la producción nacional. En 1940, nuevamente la UIA respaldó a Pinedo,
aprobando con entusiasmo el Plan de Reactivación Económica, que concedía la expansión de la
manufactura. Luego de la renuncia de Pinedo ante el rechazo legislativo de su plan, la UIA aumentó sus
reclamos a favor de las normas de protección. Entre 1942-43, la UIA desplegó un discurso nacionalista.
Sostuvo la necesidad de independizar la economía del país de los condicionantes externos, enfatizando su
orientación hacia el mercado interno. La UIA estaba en contra de las medidas de legislación social que
establecía la jornada laboral de 8 horas, ya que consideraba que constituía un ataque a los derechos de
propiedad y a la libertad de contratación.
El intervencionismo social a fines de los años ’30 no contó con el apoyo de la UIA, la entidad defendía la
contratación libre, resistía la legislación que disponía de las vacaciones pagas, las indemnizaciones por
despido y las jubilaciones industriales. También repudiaba el otorgamiento por parte del Estado de
aumentos salariales masivos.
Recién después de 1940, algunos sectores del empresariado industrial reconocieron la necesidad de una
política social. Ante la parálisis del comercio exterior volcaron su atención al mercado interno. En
consecuencia, la UIA propició el seguro social para cubrir la invalidez, la vejez y muerte de los
trabajadores.
Las relaciones de la UIA con el gobierno militar fueron, al principio, auspiciosas. Varios dirigentes de la
entidad participaron en diversos organismos creados por el gobierno para la protección de la industria. En
1944 mediante un decreto se creó el Banco Industrial, en el cual dirigentes de la UIA integraron su
directorio. Poco tiempo después, un nuevo decreto establecía la protección de las industrias de interés
nacional. Sin embargo, a fines de 1944, la UIA comenzó el cuestionamiento de la política social
desarrollada por Perón. Los industriales manifestaron su desacuerdo con las leyes sociales promovidas por
la STP. No obstante, a fines de 1944, la UIA comenzó a enfrentar la política social de Perón y se acercó a
las entidades opositoras al gobierno. Otro factor que contribuyó a dicha ruptura fue, de que Perón
planeaba convertir a la UIA en la contrapartida de una CGT "como defensora de los intereses de los
patrones" bajo la tutela de la STP. El proyecto pretendía que la corporación de los industriales cambiara su
estructura e hiciera cierta modificación de su dirigencia. La entidad no aceptó las intenciones de Perón,
acentuando su oposición al gobierno. A su vez, Colombo criticó la inflación provocada por los aumentos
salariales, el crecimiento del gasto público y la emisión. Al igual que la SRA se adhirió a la "Marcha de la
Constitución la Libertad" y apoyó a la Unión Democrática en las elecciones de 1946.
CARBAP (Confederación de Asociaciones Rurales de la Provincia de Bs. As. y La Pampa): reunía a los
criadores de ganado. El Pacto Roca-Runciman había desplazado a los criadores a favor de los
invernadores que (ligados a los frigoríficos y dependientes de la venta de carne enfriada a GB) se habían
asegurado una cuota de exportación estable. Frente a esta situación de privilegio que aseguraba su
tradicional fuente de recursos a los invernadores, los criadores adoptaron una actitud de enfrentamiento
con los invernadores y la SRA. Pedían que la Junta de Carnes tuviera autonomía con respecto al gobierno,
74
a fin de sustraerla de la influencia política ejercida por la SRA. A su vez, reclamaban gozar de las mismas
condiciones que tenían los invernadores frente a los frigoríficos. Encontraron en Lisandro de la Torre al
defensor más tenaz de sus intereses. Reclamaron el librecambio, el esquema de crecimiento hacia fuera y
la eliminación de toda traba al comercio de exportación. A diferencia de la SRA y los invernadores, la
CARBAP se manifestó decididamente adversa a toda expansión industrial. Frente al Plan de reactivación
Económica de Pinedo, señaló que toda protección a la industria llevaba al cierre de los mercados naturales
para las exportaciones agropecuarias.
75
76
de origen inmigrante radicados en el país. La participación de estas pequeñas y medianas empresas en los
indicadores económicos era escasa, pero eran importantes, ya que satisfacían demandas específicas. Luego
crearon una organización corporativa que representaría sus intereses llamada la CGE (Confederación
General Económica), y los convertiría en un punto de apoyo importante del régimen peronista. Por otra
parte, la inversión en el sector agropecuario descendió notablemente, ya que gran parte del sector
terrateniente volcó sus intereses a las industrias ligadas a los productos agropecuarios.
77
idea de tratar de disuadir la instalación de "industrias artificiales". Por otro lado, un grupo de terratenientes
volcaron sus ideas hacia el desarrollo de una industria nacional, en realidad, se trataba de un grupo que
había empezado a comprender que el potencial del modelo agroexportador estaba agotándose, es decir el
campo ya no ofrecía los atractivos del pasado.
Así, la continuación del crecimiento industrial y su complejidad profundizarían su independencia con el
exterior e impactarían en forma negativa sobre la balanza comercial debido a la importación de bienes de
capital, inevitablemente, de cantidades crecientes de insumos intermedios. A su vez, por esta vía se cerraba
también el desarrollo local de tecnología, fomentando una dependencia tecnológica del exterior. Por eso,
los límites políticos-sociales derivaban en límites técnicos, financieros y comerciales que contribuían a
trabar el crecimiento industrial y a disminuir su impacto en la transformación estructural del aparato
productivo.
78
En lo referente al sector agrario, las altas tarifas de los fletes, la escasa disponibilidad de bodegas y el
encarecimiento de los seguros marítimos perjudicaron a las tradicionales exportaciones argentinas. La
disminución del transporte marítimo y la pérdida de mercados consumidores afectaron las exportaciones
del sector agrícola constituidas, en su gran mayoría por cereales y lino. No sólo descendieron las
cantidades exportadas sino que también cayeron los precios. La respuesta del sector agrícola fue una caída
sensible del área sembrada. Dentro de un marco general de limitaciones operativas, se expandieron las
exportaciones al Brasil, quién pasó a ser el principal comprador de trigo por un breve lapso, especialmente
luego del convenio de 1941, por el cual la Argentina importaba manufacturas para compensar su balance
comercial con ese país. Sin embargo, la tendencia descendente de las exportaciones persistió y obligó al
gobierno argentino a la adquisición de granos para sostener la actividad agrícola mediante el régimen de
precios mínimos. Desde 1941, el gobierno mantuvo todas las transacciones de trigo bajo su control a
través de Junta Reguladora de Granos.
Las restricciones a las importaciones y la creciente demanda de la industria local estimularon otro tipo de
cultivos. Así, se desarrolló el cultivo del girasol y se sembraron cultivos industriales. Debido a la carencia
de combustibles durante la guerra, a partir de 1940, el Estado a través de la JRG compró la cosecha de
granos y colocó buena parte de las mismas en el mercado de combustibles. De esta manera, gracias a la
política de subsidios al sector agrario mediante la compra de su producción (política grano-combustible) y,
en menor medida, a las restricciones que sufría el comercio de importación, se pudo expandir la actividad
industrial.
79
estratégicos y el fomento industrial, ligando la seguridad nacional al desarrollo de la industria. Por otro
lado, se apuntaba a un desarrollo efectivo de las actividades industriales, con la utilización cada vez más
intensa de las materias primas del país. El nacionalismo de muchos militares de la época, incluso Perón se
basará en estos conceptos. A partir de estos sucesos se logró un balance comercial favorable que se tradujo
en aumentos considerables de las tenencias de oro y divisas, incrementando los medios de pago en el
mercado local; las restricciones a la importación y las iniciativas militares, que estimularon el desarrollo
industrial, y la expansión de la demanda interna. Esta combinación de situaciones hizo que el poder de
compra de los argentinos creciera en velocidad.
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en la discusión, considerando que el modelo agroexportador estaba agotado ya desde los años ’20.
También decía que una vez finalizada la guerra podría hacerse insostenible mantener industrias obsoletas o
poco competitivas (industrias de proceso artificial) y, como consecuencia, el cierre de dichas industrias
daría lugar al desempleo de una parte de la población trabajadora.
Otro informe del CNP manifestaba la necesidad desestimular la producción utilizando toda la mano de
obra disponible. En esta medida se basarían luego las políticas económicas del primer peronismo. El
informe señalaba con respecto al sector manufacturero, que debían fomentarse las industrias de interés
nacional, "especialmente las que utilizan materia prima del país", eliminando la protección de industrias
artificiales que durante la guerra habían cubierto necesidades insatisfechas, con el fin de lograr un
"ordenamiento económico-social", que se definía como el conjunto de orientaciones encaminadas a
procurar un equilibrio recto y estable entre los recursos y fuerzas económicas de la nación. El objetivo era
garantizar la ocupación de la totalidad de la mano de obra disponible a través de la creación de un sistema
de seguridad social completo y el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de la vida de los
trabajadores. Por su parte, Perón, en sus discursos, involucraba la plena ocupación de la mano de obra y la
ampliación del mercado interno. Su política era de protección y estímulo del conjunto de las actividades
industriales y de orientación al mercado interno.
Capitulo IV
81
Sin embargo, para que la Unión Soviética fuera parte del organismo, Roosvelt tuvo que negociar con
Stalin importantes acuerdos sobre áreas de influencia en Europa y Asia. El vacío de poder en Europa
central y Japón, produjo la amenaza de expansión de la URSS, lo que empujó al sucesor de Roosvelt,
Truman, a oponerse a la expansión de los intereses soviéticos, sentando las bases de la llamada “política
de contención del comunismo”. Para detener, entonces, el temido expansionismo soviético, Europa debía
recuperarse con rapidez. De esta manera, los objetivos económicos vinculados a la reconstrucción europea
podían ensamblarse en la estrategia política mundial de EEUU y esto dio origen, en 1947, al llamado Plan
Marshall (Plan de reconstrucción económica europea). Este plan de reconstrucción, apuntaba a la
renovación europea. Este proyecto era de ayuda económica y financiera cuyo fin era lograr un rápido
reestablecimiento de la economía europea.
En 1948 nace el OECE, que cumplía el rol de tendencia a unificación europea, eliminando fronteras
aduaneras. El Plan Marshall consistió en apoyar la transferencia de mercancías y dicha ayuda se hizo para
beneficiar a todos los integrantes de la OECE. A su vez, el Plan Marshall fue decisivo en la división del
mundo en 2 bloques: El bloque occidental y el oriental. Al enfrentamiento entre estos 2 bloques, se asocia
el comienzo de la Guerra Fría, cuya expresión política y estratégica fue el surgimiento de la OTAN
(bloque occidental) en 1949 y cuya contrapartida militar fue el Pacto de Varsovia, firmado por los países
del mundo socialista. Anteriormente, para contrarrestar el Plan Marshall, la URSS junto a los países del
Este europeo había formado el COMECOM. (Organismo para la cooperación económica socialista). La
Guerra Fría significó la división del mundo en 2 bloques contrapuestos, el capitalista (liderado por EEUU)
y el socialista (liderado por la URSS). Las características principales de la Guerra Fría fueron: la carrera
armamentista, la lucha ideológica y los enfrentamientos armados en diversas partes del mundo, ya sea a
través de la participación directa de alguna de esas superpotencias (como en Vietnam) o por medio de
3eros países (como en Corea).
Por otro lado, en los años de posguerra encontraron a los países de América Latina en pleno proceso de
industrialización por sustitución de importaciones. A pesar de su demanda, los países latinoamericanos
fueron excluidos del Plan Marshall y vieron decrecer su participación en la economía mundial, tanto por la
caída de los términos de intercambio de sus productos como por su relativa marginación de las corrientes
mundiales de comercio.
En Europa, por el contrario, se produjo una progresiva recuperación económica que generó algunas
iniciativas favorables para conformar uniones aduaneras y de cooperación económica entre los países del
viejo continente.
Otro rasgo fundamental en la economía europea de la posguerra, fue el de la intervención del Estado en las
cuestiones económicas y sociales, bajo el influjo de las ideas Keynesianas, de manera que los gobiernos
asumieron la función de garantizar las condiciones de reproducción del sistema capitalista asegurando
niveles de empleo, demanda e inversión. La intervención se produjo a través de 3 vías de principales: las
nacionalizaciones, la planificación y la creación de instituciones que establecerán el llamado “Estado de
Bienestar”. Dentro de estas medidas, la inversión pública aparecía como el elemento más importante de la
modernización productiva, a través, sobre todo, de las “empresas nacionalizadas”.
Estas políticas, que llevarían a una duplicación del gasto público entre los 1eros tiempos de posguerra y
los años ’70, completarán el proceso de reconstrucción e impulso de las economías de Europa Occidental,
dando por resultado una notoria elevación del nivel de vida de la población de esos países. De esta
manera, los años transcurridos entre la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo
en 1973 han sido considerados como los “30 gloriosos años” del sistema capitalista internacional.
82
creación de un partido provisorio denominado Partido Único de la Revolución Nacional, y más tarde, en
1947, creó el Partido Peronista.
El control de la justicia se constituyó en otro objetivo del gobierno peronista Ya que el Poder Judicial
estaba vinculado a miembros del antiguo régimen conservador, el presidente de la Nación consideró que la
justicia debía acompañar el desenvolvimiento social por lo que promovió el juicio político con la intención
de remover a los jueces de la Corte. Fue así que se despertó la protesta de la oposición en las áreas de
asociaciones profesionales y colegios de abogados. Pero en 1947, luego que el proyecto pasó por el
Congreso, culmino con la destitución de cuatro jueces y del procurador general de la Nación. Luego de
este proceso se destituyeron a muchos otros jueces. El gobierno se aseguró, de esta manera, la lealtad
política de la justicia.
El propósito de acentuar la centralización institucional del aparato gubernamental afecto a las frágiles
autonomías provinciales (Durante 1946-1955 se realizaron quince intervenciones federales). Corrientes
había sido la única provincia en el cual el peronismo perdió las elecciones, fue la primera en ser
intervenida, las otras intervenciones federales fueron realizadas con la necesidad de neutralizar los
enfrentamientos con otros partidos políticos. Con triunfo electoral de 1946, además de poseer una mayoría
de representantes en las Cámaras del Congreso, permitió que a partir de 1948, en particular en 1951, se
produzca una burocratización del parlamento, donde el Poder Ejecutivo acentuó su control sobre el
Congreso, fue así que proyectos de ley eran elaborados y revisados en diversos ministerios para ser
presentados luego en el Congreso.
La intensa actividad estatal en los primeros años de contribuyó a superar la crisis de legitimidad política
heredada por el régimen conservador. El gobierno consideró que para legitimar el intervensionismo
económico y social era necesaria la reforma de la Constitución Liberal de 1853. Es así que, la
culminación de esta fase intervensionista comenzó a la convocatoria de una Convención Nacional
Reformadora. Esta convención se reunió en 1949, con la participación de peronistas en su mayoría y de
radicales, la cual dura unos dos meses. Una de las propuestas fue la de reelección presidencial, lo que
produjo el retiro de los radicales de la convención. Entre los puntos de las reformas se encuentran:
En lo político: consagraron a un Estado de características autoritarias que expandió sus potestades
deteriorando así los derechos individuales y de la autonomía de los movimientos sociales. Por otro lado,
se constitucionalizaron principios de la jurisprudencia penal, como el de la aplicación de la ley más
favorable al imputado, y recursos procésales, como el hábeas corpus.
En lo social: se perfiló un Estado de corte igualitarista. Se impulsaba la redistribución de la riqueza a
favor de los sectores asalariados. A su vez, se incorporaron cláusulas que establecían los derechos
especiales del trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y cultura. Se institucionalizo un
conjunto de organismos y de dispositivos sociales, sindicales, saláriales, previsionales, etc., que regulaban
el mercado de trabajo. Pero, entre los derechos sociales se excluyó el de la huelga.
Con la reforma constitucional se plasmo un Estado económicamente nacionalista e intervensionista en
temas de distribución, comercialización y servicios. Fue así que, hubo monopolios estatales del comercio
de importación y exportación, y la explotación de los servicios públicos. En un ámbito que coincidió con
los límites del crecimiento económico y la crisis del sector externo, el gobierno intento regular la
expansión de las fuerzas sociales, por lo que experimento dificultades, fue así que se acentuó sus rasgos
autoritarios. El control político buscó reducir la influencia de las fuerzas políticas y sociales opositoras.
Con ello se incentivo la división entre peronistas y antiperonistas. El gobierno concentro los medios de
comunicación e información a favor de la imagen de Perón. Estas medidas de control político y la
imposibilidad de derrotar a Perón en elecciones, llevo a orientar las expectativas de la oposición a favor
de un golpe militar.
En la relación entre los militares y el gobierno peronista se distinguen dos fases. La primera en la que el
gobierno trató de neutralizarlas políticamente intentando reavivar el sentido de profesionalismo y
restaurando la disciplina. Pero la vinculación entre las autoridades y el ejército comenzó a agrietarse
durante la crisis económica de 1949. La fuerza política que había obtenido Eva Perón, llevó a presiones
militares en contra de Eva Perón, en relación con su pasado dudoso, que postulaban los militares. Perón
83
se comprometió a limitar las actividades de su esposa en el ámbito social. Por otra parte, se comenzó a
replantear la relación del gobierno con las fuerzas armadas.
Hacia 1950, se produjo una gran sensación de malestar en las fuerzas armadas debido a que Evita estaba
postulada como acompañante de formula de Perón para las elecciones de 1951. Dos grupos de oficiales
rivalizaban para conducir un golpe militar. Ellos eran los generales Eduardo Lombardi y Benjamín
Menéndez. Ambos jefes no pudieron coordinar sus acciones debido a diferencias personales, tácticas y
políticas. Lombardi, a diferencia de Menéndez, consideraba que era necesario preservar muchas de las
medidas sociales peronistas, por lo tanto, declinó en la conducción del golpe, contando con la
colaboración de importantes figuras de los partidos políticos de la oposición. El golpe se realizo en antes
de las elecciones presidenciales de 1951, pero fracaso por distintas razones: la renuncia de Evita a su
candidatura, el descontento de algunos militares, la planificación inadecuada y ejecución deficiente del
golpe.
El Poder Ejecutivo aprovechó del golpe frustrado para extremar su política represiva a la oposición. Se
dispuso el estado de guerra interno, se juzgaron a los conspiradores por el Consejo Superior de las FF.AA.
Por otra parte, mediante leyes modificatorias de las disposiciones vigentes para le personal militar se
buscó depurar los cuadros superiores de jefes antiperonistas. Hacia fines de 1951, Perón tenía un firme
control de la institución militar. Para las elecciones presidenciales de 1951, la formula de Perón-Quijano
derroto a la formula opositora del radicalismo de Balbín-Frondizi. Un hecho novedoso, fue la
participación de la mujer en el voto, a través de la ley de 1947 que les permitía participar en elecciones.
Fue así, que Evita organiza el Partido Peronista Femenino, que ayudo a reforzar el apoyo a Perón para las
elecciones de 1951.-
84
no sólo puso límites a las políticas del régimen, sino que constituyó un mecanismo correctivo de dichas
políticas.
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(A.A.P.I.C.) para cooperar con el nuevo gobierno. Las relaciones entre la Sociedad Rural Argentina y el
gobierno peronista fueron también difíciles, ya que por primera vez, desde su creación, que sus dirigentes
no participaban directamente en el gobierno. Aunque nunca fue intervenida, en 1947, el predio donde se
desarrollaban sus tradicionales exposiciones fue confiscado con fines militares.
Entre las quejas que formulo la S.R.A. entre ellas la fijación de precios no remunerativos a sus productos
por parte del I.A.P.I., la expropiación de tierras y el congelamiento de los arrendamientos. Sólo después de
la crisis económica que afectó particularmente al agro, entre 1949-1952, la política peronista hacia el
sector iba a cambiar y, con ella, por lo menos en los formal, la actitud de los sectores rurales.
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de emergencia. El cambio de gestión del transporte urbano también favoreció ese proceso. La
nacionalización de los FF.CC. implico un drástico cambio en la política de tarifas, que se mantuvieron
bajas en relación con el aumento del costo de vida. También se dio la difusión masiva del colectivo.
La disminución de la Población Económicamente Activa (P.E.A.) fue uno de los rasgos singulares que dio
como resultado los censos de 1947-1960, lo cual se debe a la jubilación. Los datos más significativos,
resultados de los censos, fueron que la industria genero el 40% del crecimiento intercensal, los servicios
aportaron el 24% y la construcción el 20%. El agro fue el único sector que experimento un descenso de su
actividad debido a la profunda recomposición de su perfil productivo y ocupacional.
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universitaria tuvo la atención del gobierno, como la construcción de edificios en las facultades de
Medicina, Odontología y Derecho, a su vez se creo la U.T.N. Perón aspiraba a integrar todos los niveles de
educación en un sistema único bajo el control directo del Estado. Esta tendencia se profundizo a partir de
1950, donde las escuelas se transformaron en herramientas difusoras y laudatorias de la obra del gobierno
mediante la lectura obligatoria de textos que apuntaban al adoctrinamiento político de los niños y
jóvenes.-
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1.-Determinar las necesidades previsibles de materias primas de origen nacional, combustibles, energía,
maquinarias, transporte, etc.
2.-Establecer un programa mínimo de cinco años de las obras de inversiones y necesarias para asegurar un
suministro adecuado de materias primas, combustibles, equipos mecánicos y desarrollar racionalmente la
industria y la agricultura.
3.-Descentralizar la industria, formando nuevas zonas, diversificar la producción y emplazar dichas zonas
adecuadamente en función de las fuentes naturales de energía, vías comunicación, transporte, etc.
El Primer Plan Quinquenal estableció objetivos ambiciosos y simultáneamente vagos, que cumplió de
manera parcial:
1.-La transformación de la estructura económica-social por la expansión industrial.
2.-La reducción de los factores de vulnerabilidad externa a través del rescate de la deuda externa pública y
privada y la nacionalización de los servicios públicos.
3.-La elevación del nivel de vida de la población mediante una redistribución de la riqueza y una plan
general de obras y servicios públicos referidos a sanidad, educación, y vivienda.
4.-El empleo de parte de las ganancias generadas por términos de intercambio muy favorables de que
gozaba el país, junto con las reservas de oro y divisas acumuladas durante la guerra, para la financiación
del programa.
5.-El mantenimiento de una política nacionalista frente a los organismos internacionales de la posguerra,
aprovechando la coyuntura favorable.
6.-Una amplia movilización de los recursos nacionales, la aceleración de la capitalización industrial, el
fomento de la creación de un importante mercado interno y máxima utilización de la fluidez brindada al
sistema bancario, para independizarse de las fluctuaciones de la balanza de pagos.
Por primera vez, un proyecto gubernamental se pronunciaba enfáticamente a favor de la industrialización
del país. Pero el proyecto carecía por completo de prioridades y su dinamismo recaía sobre el sector de la
industria liviana y sobre el mercado interno, en esta estrategia se encontraba la clave de la expansión
económica de los primeros años, pero a su vez jugaría un papel importante en la crisis de 1949.
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Las llamadas “libras bloqueadas” fueron los créditos que había tomado Inglaterra a partir 1939. Estos
créditos tenían garantía en oro en el Banco de Inglaterra, no disponibles en lo inmediato e inconvertibles
en otras divisas. En el caso de Argentina entre 1940-1945 logro tener de esta manera un balance
comercial bilateral favorable ante Gran Bretaña, por hacerse cargo de los Frigoríficos y las exportaciones.
El fin de la guerra encontró a Gran Bretaña en un estado de extrema debilidad, debido a problemas con los
créditos que le otorgaba los Estados Unidos, lo que genero una depreciación de la libra, que a vez hizo
quebrar su convertibilidad. En este contexto de escasez de dólares y una aguda crisis en la balanza de
pagos, el Reino Unido no estaba dispuesto a desbloquear las libras adeudadas y procuró buscar distintas
soluciones. Entre las alternativas que estaban a la mano del problema estaban la de acrecentar las
exportaciones y reconquistar los mercados perdidos, vender sus activos en el exterior, etc. Perón tuvo que
afrontar el problema de las “libras bloqueadas”, por lo que fue uno de sus primeros pasos comenzar las
negociaciones de dicha deuda junto a otras cuestiones, entre ellos el tema de los FFCC.
En 1946, se reunieron representantes de ambos países, para solucionar distintas cuestiones que había entre
Argentina e Inglaterra. Entre ellos estaban el comercio de carne, en el cual Gran Bretaña se comprometió
a la compra durante 4 años; rescatar inversiones de capitales británicos en el país; y la creación de una
empresa mixta integrada por capitales argentinos como ingleses en los referente al ferrocarril. La compra
del ferrocarril fue realizada en 1948. El precio de adquisición de los ferrocarriles fue motivo de fuertes
controversias entre el oficialismo y la oposición.
La nacionalización tenía sus razones, defendidas por el gobierno. Una de ellas se sustentaba en el control
del sistema tarifario. Otra razón que se daba era que, mediante el proceso de nacionalización, el Estado
había incorporado enormes cantidades de tierras, al igual que incorporo una serie de empresas de
transportes, eléctricas y de agua corriente, hoteles, frigoríficos, etc. que formaban parte de las compañías
ferroviarias. Otras de las nacionalizaciones más importantes fue la de los puertos, esenciales para controlar
el sistema de transporte y comunicación del Estado, significo también la incorporación al patrimonio
estatal de muelles, embarcaderos, depósitos, etc. Entre los puertos estaban los de Dock Sud, San Nicolás,
Zárate, etc.
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Se estableció la garantía del Estado de todos lo depósitos efectuados tanto en bancos oficiales como
privados. Fue así que, orientaron la política crediticia hacia las actividades que el Estado consideraba
prioritarias y reducir el costo del dinero mediante la disminución de las tasas de interés. Los resultados en
su comienzo fueron buenos, obteniéndose un control eficaz. La política monetaria flexible y selectiva a
favor de la nacionalización de la economía favoreció el financiamiento bancario a rubros como los
transportes, la construcción y la producción de caucho y metales.
El Estado paso a ser parte del destino final de los créditos, junto a que poseía una gran influencia sobre la
fijación de las tasas de interés, las cuales variaban según el destino. En este punto, la industria paso a ser
el sector con mayor apoyo del Estado, beneficiándose con tasas de interés inferiores a las tasas de
inflación. De esta forma se favorecía a la actividad productiva desde dos puntos de vistas. Se estimulaba
la toma de créditos y, por el otro, se reducía el costo de oportunidad de dichas actividades frente a la
alternativa de las colocaciones financieras.
Un tema de controversia de estas políticas fue la de los medios de pagos, ya que el descontrol del gasto
público fue financiado por la excesiva emisión de moneda lo cual alimentaba al proceso inflacionario. El
incremento de la circulación monetaria de debió al peso de las demandas del sector público, el
financiamiento industrial y el rescate de la deuda externa sumada la inflación de posguerra que vivía la
economía mundial. El IAPI realizo la tarea de absorber el 30% del total de los créditos, la nacionalización
de las empresas, la financiación de las economías provinciales y solventar el déficit público.
Durante 1949-1950, se reduce notoriamente la emisión de moneda, a la vez que el sector privado
incremento su demanda sobre los créditos, a un nivel que los depósitos no alcanzaban para solventar esos
créditos. Hacia 1952, la política económica del Estado se vuelve mas ortodoxa, hay restricciones en
materia monetaria, relacionada con el descenso de las tasas de inflación y un fuerte proceso recesivo sobre
el sector productivo. La política monetaria tuvo más control que años anteriores, a pesar que aumento el
gasto público. El proceso inflacionario logró moderarse hacia 1954-1955.
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los sindicatos en particular. El mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores fue mayor al
de las clases medias, la cual fue la menos beneficiada. La redistribución del ingreso, permitió una
elevación de la calidad de vida y dando a la política económica un contenido social relativamente
avanzado en relación con los demás países subdesarrollados. El proceso de redistribución genero
controversias, ya que el incremento de los salarios superaba la productividad, disminuyendo así las tasas
de rentabilidad, lo que generaba un riesgo para los procesos de inversión y reducir los incentivos de los
empresarios.
93
mantener los términos de intercambio de la Argentina con el resto del mundo. De esta manera, el Estado
obtenía las ganancias generadas por las exportaciones agropecuarias que con anterioridad las obtenían los
grandes oligopolios internacionales. A través del IAPI, la Argentina produjo una relación
excepcionalmente favorable de los términos de intercambio, que fue aprovechada por el gobierno
peronista para consolidar otras actividades económicas.
El IAPI centralizó también las importaciones de materias primas esenciales y de bienes de capital. Lo que
llevo a realizar convenios comerciales entre 1947-1949 con países como Suiza, Italia, Brasil, Holanda,
etc., con la finalidad de colocar la producción a precios más ventajosos. A su vez estos proveyeron a la
Argentina de maquinarias y bienes indispensables para el sector industrial. El IAPI fue adquiriendo otras
funciones distintas tanto internamente como externas. En el ámbito interno, empezó a funcionar como un
organismo financiero otorgando fondos para las diversas reparticiones y ente públicos destinados a la
compra de bienes de capital. En el ámbito externo, otorgó financiamiento a otros países para que pudieran
comprar en el mercado argentino especialmente productos alimenticios.
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Hacia 1949, la crisis genero desequilibrios en el sector externo, que obedecía también a causas internas.
Esto se debió a la recuperación económica de Europa, la caída de reservas y los problemas de
estructuración en el agro junto al agotamiento de la política económica, referente a la industria y de
redistribución. Si bien en 1950, los intercambios volvieron a ser positivos, habían caído el volumen de
exportaciones, y en 1951-1952, existieron un fuerte déficit comercial, por el aumento de las importaciones
y un brusco descenso de las exportaciones, a lo que se le agrega la caída de precios internacionales sobre
productos primarios.
En el orden externo uno de los principales motivos de la crisis fue el Plan Marshall, que discrimino las
exportaciones argentinas. El Plan proveía el envío de créditos baratos, equipamiento de capital,
combustibles, materias primas y alimentos, favoreciendo los excedentes exportables agrícolas e
industriales estadounidenses. Se suponía que a través de la Administración de Cooperación Económica
(ECA), produciría en la Argentina una salida para sus exportaciones proveyendo devisas para el
equipamiento industrial. Pero la ECA argumentó que los altos precios que los argentinos fijaban para su
producción exportable dificultaban las compras. A esto se le suma el problema de que la producción
agrícola era más tecnificada, fuertemente subvencionada y apoyada por las políticas del Estado para
proveer fondos a Europa, lo que desplazo así a la Argentina de algunos mercados tradicionales.
A la vez que se reducía la demanda también sucedió con la oferta, lo cual fue el resultado del proceso de
estancamiento de la producción rural, que se manifestaba con la disminución de las áreas cultivadas y un
descenso de la producción de granos. Entre tanto, el crecimiento de población y aumento del poder
adquisitivo, generando el aumento de la demanda, producía la disminución de los saldos exportables, por
otra parte, la política del gobierno de dirigir los recursos del agro a la industria, el congelar los
arrendamiento y tratar de mejorar las condiciones de vida, genero un desaliento hacia el desarrollo de los
productos tradicionales. La situación se complico con la graves sequías, entre 1949-1951, que se llegó a
cosechar menos de la mitad de la superficie sembrada. La situación fue mas grave para la ganadería, que
afectó la capacidad de recepción y engorde del ganado. Para compensar, el gobierno concedió sobre
precios a las cosechas y subsidios en las compras de semillas. En la ganadería se subsidio comprando los
productos a precios mayores que en Inglaterra. Este problema se traslado a la balanza de pagos, ya que las
reservas en oto y divisas y la caída de los precios de las exportaciones, produjeron un deterioro de los
términos de intercambio. Hacia 1952, el déficit comercial creció, agotando las reservas de Oro y divisas
generando importantes trastornos en la economía.-
95
protección frente a la competencia externa no sólo emanaba de los aranceles aduanero, sino también del
régimen de control de cambio, que exigía permisos previos de importación y establecía preferencias para
la compra de materias primas y bienes de capital, etc. Mediante una ley, se encargaba al Banco Central
todas las operaciones relacionadas con el control de cambios, que se implantó para hacer frente a los
fastos de divisas que el país estaba enfrentando debido a la expansión de las importaciones.
Hacia 1950, se devaluó oficialmente la moneda debido a la creciente sobrevaluación del peso en relación
con su paridad teórica, la cual no puso resistir a la crisis de 1949. La fuerte devaluación encareció el
precio de los productos importados, con lo que la protección a la industria local cobró todavía más fuerza.
Los subsidios también tuvieron incidencia en el crecimiento del sector industrial. Se otorgaron subsidios
directos para beneficiar especialmente a las grandes empresas. Sin embargo, el elemento más novedoso
del peronismo fue la ejecución de una política crediticia específica para el sector industrial.
96
Pero los problemas del sector agrario, la baja competitividad y el desinterés por promover la colocación de
otros productos en el exterior, conspiraban contra ambas alternativas, y recurrir al capital extranjero
contrariaba, por otra parte, la orientación adoptada inicialmente por el gobierno. Para complicar el
panorama, la favorable coyuntura internacional de posguerra se disipaba, dando lugar a la aparición de
crecientes desequilibrios externos. Pero recién para 1952, la industria encontraría un momento favorable a
través de los rublos tales como combustibles, productos químicos derivados del petróleo y maquinarias y
vehículos.
A mediados de 1947, se creaba la Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE), dependiente de la
Secretaria de Industria y Comercio. Su objetivo era hacerse cargo de empresas industriales de propiedad
enemiga durante la guerra, pertenecientes a los países del Eje, que habían pasado en bloque a ser
propiedad del Estado. Entre ellas se hallaban compañías alemanas de gran importancia, como Thyssen
Lametal S.A., Siemens Bauunion S.A., etc. También fue creado un grupo de empresas mixtas, asociadas al
capital privado, una de las más importantes fue la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA) en
1947.
Otra rama que alcanzó un gran dinamismo fue la mecánica, en gran parte debido a la existencia de
fabricaciones militares. Pese a que no pudo lograr una producción masiva, consiguió un alto desarrollo
técnico, favoreció incluso la instalación de fábricas de automotores, tractores y equipos ferroviarios. Entre
las industrias más dinámicas se encontraban las de metales y las de vehículos y maquinarias, que
adquirieron gran impulso durante los últimos tiempos del gobierno y se afianzaron en años posteriores.
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98
conservadores, a intensificar sus esfuerzos para un golpe militar, lo cual se amplio con el intento de firmar
los contratos petroleros con empresas extranjeras lo que agudizó el problema.
99
Las dificultades en la balanza de pagos obligaron al gobierno peronista a cambiar su política económica y
reorientar sus relaciones exteriores. El acercamiento con los Estados Unidos, procurando atraer capitales,
fue acompañado por firmas de convenios bilaterales con países europeos-orientales y de América Latina, y
por el incremento de los lazos comerciales-económicos con la URSS. Frente al líder del mundo occidental
y su socio principal, la Argentina trataba de ganar espacios de maniobra y contrabalancear el acercamiento
con el país del norte, mediante el convenio con la URSS. Otro hecho destacado en las relaciones
argentino-soviético fue la inauguración de la primera exposición industrial soviética en Latinoamérica,
que permitió el conocimiento más detallado de los productos soviéticos, casi todas las máquinas exhibidas
fueron adquiridas por empresas estatales argentinas.
100
En el terreno diplomático, el gobierno peronista debió enfrentar el hostigamiento de ciertos sectores del
gobierno de los EE.UU. Para contrarrestar la situación se intensifico el comercio bilateral, normalizar los
vínculos diplomáticos con Washington. No obstante, las divergencias siguieron existiendo, y hacia fines
de los años ´40 las relaciones con los EE.UU. no se habían recompuesto totalmente.
Entre los sucesos más importantes entre las relaciones de los dos países se encontraban el retiro de las
sanciones económicas impuestas durante la guerra, a la Argentina, las cuales fueron levantados durante el
gobierno peronista. Diversos acontecimientos complicaron la posibilidad de una mejora de las relaciones
entre ambos países. Ante la escasez de divisas, la Argentina debió reducir sustancialmente el comercio con
los Estados Unidos y suspender el cambio para la remisión de dividendos de empresas extranjeras.
Mediante la estrategia de afirmar su hegemonía a través del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca, la delegación norteamericana debió enfrentar la resistencia argentina. Ante la propuesta de
conformar una organización continental, los argentinos se opusieron a que tuviera atribuciones
supranacionales e igualmente que la Carta Orgánica contuviera normas políticas y militares.
En la Conferencia Hemisférica, realizada en Bogotá para 1948, se encontraba un convenio económico que
parecía indicar la intención de los Estados Unidos de atender las demandas latinoamericanas. Fue así que
se propuso la creación de un banco interamericano para la asistencia crediticia a la región. Pero los magros
resultados demostraron el desinterés estadounidense en el tema. Con el desarrollo de la Guerra Fría, la
situación internacional favoreció el acercamiento de las relaciones entre Buenos Aires y Washington, en la
cual se impulso el fortalecimiento del sistema interamericano e incorporar a la Argentina al mismo dado su
ubicación estratégica. Por el lado argentino jugaban diversos hechos y tendencias a favor del
acercamiento. Esto sucedió con el quiebre del triángulo argentino-norteamericano-británico. Lo que llevo
a un momento favorable para concluir un nuevo tratado de amistad, navegación y comercio para asegurar
condiciones de seguridad a los inversores privados norteamericanos. Esto se llevo a cabo, en especial, ya
que los primeros síntomas de la crisis del ´49 se manifestaron sobre la balanza de pagos, donde jugaba un
rol importante el creciente endeudamiento con los Estados Unidos. Los alcances del intercambio eran por
demás significativos dado que los Estados Unidos pasaron a ser proveedores de alrededor del 40% de las
importaciones argentinas, especialmente de maquinarias y vehículos.
La crisis del sector externo llevo a la búsqueda de una salida con las exportaciones e intentar restringir las
compras en el exterior mediante una política de mayor rigidez en la concesión de los permisos de cambios.
El objetivo principal era solucionar la escasez de dólares y reactivar la importación de bienes esenciales
como combustibles. La guerra de Corea puso de nuevo al gobierno en una difícil posición con respecto a
sus vínculos con los Estados Unidos. Ya que por manifestación interna, Perón tuvo que abstenerse al
pedido de la ONU, en la participación del conflicto.
Las respuestas económicas del gobierno peronista a la crisis en 1951-1952 abrieron una nueva etapa en las
relaciones con los Estados Unidos. El intento de resolver el trasfondo estructural de la crisis y alcanzar un
desarrollo sostenido se fundamentaba en un diagnóstico que señalaba la insuficiencia de inversiones y la
descapitalización como factores limitantes a superar. Lo que llevo al gobierno al planteo de una necesidad
de estimular la inversión de capitales extranjero como complemento del capital privado nacional y del
estado. Con la asunción de un nuevo presidente en los Estados Unidos (Eisenhower), se abrieron las
posibilidades para un cambio en las relaciones entre ambos países.
Las nuevas relaciones bilaterales no estaban exentas de ambigüedades. Aun persistían las contradicciones
entre los objetivos que ambos gobiernos buscaban alcanzar. Las restricciones estadounidenses a la
importación de avena y la colocación por parte de Washington de grandes excedentes trigueros
subsidiados en el mercado mundial motivaron protestas de la Argentina.
En la X Conferencia Interamericana de Cancilleres se puso de manifiesto los límites del acercamiento.
Realizada en 1954, constituyo un escenario para los Estados Unidos para impulsar sus objetivos
estratégicos en la campaña de desestabilizar al gobierno de Guatemala el cual era considerado comunista.
101
En este contexto, la delegación Argentina intentó instalar como tema central el del colonialismo en
América, vinculando la expansión de las ideologías de izquierda y con el atraso y la pobreza del
continente. Sin embargo, los países latinoamericanos aceptaron el eje anticomunista del debate, impuesta
por los estadounidenses. Se abstuvieron México y la Argentina que, de esta manera, volvían a poner
distancia respecto de las posiciones de Washington. Luego de la Conferencia, la hegemonía
estadounidense en el continente pareció consolidarse. El derrocamiento del presidente de Guatemala, la
reducción del campo de acción del nacionalismo brasileño tras el suicidio de su presidente y el
alineamiento de Bolivia con los Estados Unidos fueron instancias que modificaron el escenario regional al
compás de la renovada ofensiva política norteamericana
Mediante la política de correcta amistad se transformó en una persistente presión amistosa destinada a
eliminar las ambigüedades del gobierno argentino. A principios de 1955, las relaciones económicas
argentino-norteamericanas habían mejorado notoriamente a través de las negociaciones petroleras, el
anuncio de nuevas condiciones financieras para las empresas norteamericanas y la visitas a la Argentina de
jefes militares de los Estados Unidos. La política de presión de la diplomacia estadounidense de desarrollo
con el debilitamiento político del gobierno peronista y por los conflictos internos en 1955.
102
Con la crisis del 1949, el Estado había absorbido buena parte de la fuerza de trabajo que la actividad
privada dejaba de atraer. El Estado llevo la práctica del pleno empleo hasta las últimas consecuencias.
Todo este proceso se sustentaba sobre la redistribución del ingreso, la cual no podía sostenerse durante
mucho tiempo más debido al contexto estructural de la Argentina, agravado por serios problemas externos.
Para superar la crisis, Perón procedió a renovar su equipo económico con funcionarios más técnicos que
procurarían algunas de las orientaciones oficiales sobre otras bases, lo cual no fue muy sencillo. Fue así
que se llevo a abandonar ciertos aspectos nacionalistas y antiimperialistas que planteaba el Plan
Quinquenal.
A su vez, se generaron problemas de índole ideológico y jurídica al mismo tiempo. Que se desarrollaban
por la motivación de la necesidad del gobierno de demostrar las ventajes de las importaciones y radicación
de capitales extranjeros. A estos problemas se le suma, en 1947, la posición adoptada por la conducción
intransigentes con ideologías nacionalistas, antiimperialistas y autarquizante en materia económica.
Cuando el gobierno de Perón tuvo que recurrir a préstamo a un banco norteamericano, las relaciones con
la oposición tendieron a agravarse.
103
materia de tarifas públicas. El peso del cambio de la estructura de precios relativos se descargó sobre el
costo de los insumos importados y sobre los salarios.
El Plan de Estabilización de 1952 modifico la orientación económica mediante la aplicación de fórmulas
más ortodoxas. Estas medidas estaban destinadas al control de la inflación, y la recuperación del sector
externo, y centradas en la restricción del consumo, el fomento del ahorro y el aumento de la
productividad. Las principales medidas consistieron en la creación de la Comisión Nacional de Precios y
Salarios, en el control de precios y en la extensión de la duración de los convenios colectivos de trabajo.
Se practicaba además una política de contención del gasto público y se estimulaban la producción y la
exportación agropecuaria.
104
empresas alemanas que durante la guerra habían sido expropiadas de sus posiciones en el país, como
Mercedes Benz, Siemens o Bayer.
105
1.- Los conspiradores se persuadieron de que Perón no apelaría a la movilización de sus partidos para
enfrentar una sublevación militar.
2.- Perón confió en las Fuerzas Armadas para defender su gobierno. Si bien la mayoría de la oficialidad
mantuvo su lealtad al presidente, una minoría decidida impulsó el golpe y otra parte considerable se
mantuvo neutral, favoreciendo los planes golpista.
3.- La cambiante política del gobierno peronista, orientada a buscar un compromiso con la oposición
política y las clases dominantes, resulto un fracaso. Golpistas y opositores interpretaron acertadamente,
que esa política denotaba signos de debilidad, perdida de iniciativa política y expresaba una desorientación
susceptible de ser aprovechada para derrocar al presidente.
El golpe reflejaba la necesidad de los círculos económicos dominantes de acentuar la reorientación del
rumbo económico adoptado por el gobierno a partir de 1952. Debía favorecer la apertura del comercio
exterior y entrada irrestricta de capitales, buscar una acercamiento con los Estados Unidos. Debían
eliminarse las regulaciones estatales y subordinar la base social del peronismo a los objetivos de nuevas
formas de acumulación.
Capitulo V
106
no estaban dirigidos a Europa sino hacia el Atlántico, y gracias a las exigencias que ponía Gran Bretaña
con relación al intento de realizar ciertas modificaciones en los postulados del Tratado de Roma.
Un importante componente de la estructura y estrategia global de la CEE estaba constituido por la Política
Agrícola Común. Se impuso la idea de una política agrícola Integrada debía ser el instrumento para lograr
precios que serían más altos y estarían establecidos por la Comunidad. De esa manera, se pretendía
garantizar a los agricultores europeos una renta suficiente, comparable a la obtenida por los sectores
urbanos. Era necesario un control sobre las importaciones de productos agrarios provenientes de otras
regiones por medio de aranceles especiales y cuotas de importación, así como la intervención en el interior
del mercado agrícola comunitario absorbiendo excedentes a precios mínimos garantizados.
La política agrícola proteccionista de Europa y sus preferencias por los mercados del Cercano Oriente y
África, antiguas colonias de algunos de los miembros de la CEE, generaron dudas en el gobierno de
EEUU sobre sus propias políticas liberales. De esta forma los EEUU comenzaron a ver a la CEE como
una potencial amenaza para su superioridad industrial. Puesto de la competencia que existía y de la
amenaza que veía con relación a Europa, en 1961 procuraron sostener un acuerdo en el que ambos bloques
debería cooperar en igualdad de condiciones tanto en el terreno económico como en el militar, mientras
que la dirección política recaería en el país norteamericano. El objetivo de los EEUU era conformar un
bloque de naciones ricas, a fin de construir en Occidente una economía internacional abierta bajo el
liderazgo de Washington, garantizado en el orden militar por la existencia de la OTAN.
De esta forma comenzó una política de ayuda para evitar el avance Soviético, colocando bases militares en
distintos sectores Europeos en vísperas de detener un posible avance. Procuró reintegral al Japón luego de
finalizada la segunda guerra mundial, a través de la ocupación militar en un principio, y luego a través de
ayuda económica, a fin de servir de contención con respecto a los países comunistas del Norte y del Oeste.
Japón a partir de allí manifestaba que un orden económico mundial de signo plenamente liberal no era el
adecuado para las características de su desarrollo capitalista.
Por su parte, las economías de las países socialistas, poseían una perspectiva en la que el comercio exterior
era secundario dado que apenas constituía un mecanismo para obtener bienes esenciales. Así fue, que tras
la muerte de Stalin el comercio exterior pasó a considerarse prioritario para la cooperación entre los países
socialistas, permitiendo, además, la profundización de las relaciones políticas. Este espíritu cooperativo se
limitó en gran medida a proyectos en el campo de la energía, y la mayor parte de los mismos fue llevada a
cabo en la Unión Soviética. En 1958 comenzaron a utilizarse los precios del mercado mundial como
instrumentos auxiliares de orientación, con la finalidad de simplificar las transacciones interiores del
Comecom. Esto implicaba que el sistema de precios propio no era el más conveniente para un intercambio
equilibrado de bienes. Es por ello que en 1963, los países del bloque oriental firmaron un acuerdo para
compensar de manera multilateral los intercambios comerciales, debiendo realizar sus pagos en rubios de
compensación, pero en la práctica las relaciones comerciales continuaron efectuándose en el plano
bilateral.
Entre 1950 y 1970 como exportadores de alimentos, varios países en desarrollo dependían de la
colocación de productos cuya demanda crecía a escala mundial mucho menos rápido que la de productos
industriales elaborados en Occidente. Otros exportaban, materias primas que iban siendo sustituidas por
fibras sintéticas o materiales plásticos. Los precios de las materias primas exportadas por los países en
desarrollo descendieron tendencialmente hasta mediados de los años 50’, mientras que los de los
productos industriales exportados experimentaron una tendencia alcista. Muchos países subdesarrollados,
entre los que se contaba la Argentina, se vieron afectados también por políticas restrictivas como la
Política Agrícola Común, que reducía de manera notoria su capacidad exportadora en mercados de gran
importancia en el pasado.
Presionada por las circunstancias, en 1962 la ONU organizó la Conferencia para el Comercio y el
Desarrollo (UNCTAD), institucionalizándola como órgano de la Asamblea General de las Naciones
Unidas. El primer encuentro de la UNCTAD se realizó en marzo y junio de 1964 en Ginebra y los debates
107
tomaron como base un documento del economista argentino RAUL PREBISCH referido a una nueva
política comercial internacional al servicio del desarrollo económico. El punto de partida era muy distinto
del europeo. Las economías latinoamericanas no tenían una importante interrelación económica previa y
sus relaciones en ese campo se concentraban principalmente en torno a un conjunto de países
desarrollados, en los cuales se proveían de los bienes de capital y de consumo y de una parte de los
capitales necesarios para la expansión productiva, a cambio de productos tradicionales. El comercio
exterior era un reflejo de estructuras económicas internas que estaban lejos de constituir sistemas
productivos nacionalmente integrados.
La falta de interrelación, sumada al poco interés mostrado por los agentes económicos locales, conspiraba
contra un proceso ambicioso de integración; los precios de los bienes industriales eran sustancialmente
más elevados que los vigentes fuera de la región; el intercambio recíproco no solucionaba la dependencia
extrarregional. A esto debemos atribuirle los resultados pobres: el comercio intrarregional no se
incrementó en términos globales y tendió a concentrarse en los sectores tradicionales, tampoco sirvió para
estimular un desarme arancelario recíproco o conformar una estrategia comercial regional de peso. La
retirada de Francia de la OTAN como parte de la política gaullistica de una mayor independencia frente a
Washington; el comienzo del involucramiento de los gobiernos norteamericanos en Vietnam que se
profundizó en 1963 con la llegada de Lindón Jonson a la Casa Blanca luego del asesinato del presidente J.
F. Kennedy y la invasión de la República Dominicana en 1965 por los Estados Unidos son otros de los
principales acontecimientos que marcaron esa etapa de los dramáticos años 60’.
108
con Perón, fue decisivo para la victoria intransigente. Los militares debían abandonar el gobierno
resentidos contra el candidato triunfante que había utilizado la proscripción de los peronistas en contra de
la Revolución Libertadora.
109
110
derrotar electoralmente a los peronistas sin apelar a las proscripciones. Para ello, intentó aprovechar las
contradicciones del peronismo y las dificultades de Perón para mantener unida a su fuerza política frente a
las ambiciones del sindicalismo. En dos elecciones realizadas en 1965 se mostró el predominio peronista.
Y en vista a las elecciones de gobernadores previstas para 1967, volvió a presentarse el mismo dilema que
había tenido que afrontar Frondizi. De no mediar una proscripción el triunfo de los peronistas era seguro.
Tras el derrocamiento de Perón en 1955, el empresariado argentino no cejó en sus propósitos de revertir
los avances políticos y sociales de la clase obrera. Las franjas más poderosas del empresariado
consideraban que tanto el peronismo como los sindicatos más que adversarios políticos y sectoriales eran
enemigos que debían ser eliminados. Esta perspectiva fue asumida por los sectores más duros del
gobierno de la Revolución Libertadora. Con la asunción de Aramburu comenzó una fuerte represión
contra el gremialismo peronista. Fue el inicio de una serie de represalias, persecuciones e investigaciones
contra los movimientos sindicalistas. Fue sancionada la Ley de Asociaciones Profesionales que prohibía la
participación política de las entidades gremiales, preveía la formación de varias centrales obreras y el
establecimiento de distintos sindicatos por rama de actividad en vez de un sindicato único.
En un principio el movimiento sindical experimentó un severo retroceso. Replegado en el aislamiento
político, acentuó sus demandas a favor de la rehabilitación del peronismo y de su retorno al poder. Estas
consignas constituyeron un empuje para que el sindicalismo iniciara su movilización contra el régimen
militar. Así fue como se dio origen a lo que haría llamar “la etapa de la resistencia”, durante la cual las
bases obreras, y los dirigentes sindicales aparecieron unidos para resistir la ofensiva antilaboral de los
años 1956-1958 mediante huelgas, a menudo prolongadas, el sabotaje industrial y el terrorismo. Uno de
los primeros logros del movimiento obrero fue la reconstitución del sindicalismo peronista. Gracias a la
derrota el movimiento sindical quedó dividido en tres corrientes:
Los gremios que se retiraron del congreso se aglutinaron en un nucleamiento denominado “32
Gremios Democráticos”.
Los peronistas, algunos sectores de izquierda e independientes conformaron las “62
Organizaciones”
En una posición intermedia y tratando de conciliar a ambas corrientes estaban “los 19”, integrado
por una minoría comunista.
Al poco tiempo la política económica del gobierno deterioró sensiblemente la posición de los trabajadores
en la distribución del ingreso. Esto conllevo a una ofensiva sindical entre 1959 y 1960, traducida en el
incremento de la actividad huelguística. Estos movimientos fueron respondidos por el gobierno quien
realizó activas contraofensivas con apoyo de grandes empresarios y las jerarquías militares. El activismo
del sindicalismo peronista fue seguido por la parálisis, y esa circunstancia abrió el camino al diseño de una
nueva estrategia.
Frondizi en su gestión intento integrar a los líderes sindicales en su empresa política. Para ello, levantó las
restricciones que pesaban sobre la actividad sindical, comenzó las negociaciones para la normalización de
la CGT y permitió la semilegalización del peronismo. De esta manera, buscaba recuperar la línea
negociadora de los meses iniciales de su mandato. Todos los intentos por llegar a una arreglo fueron en
vano. Tres paros generales lograron quebrar la rígida política salarial del Ejecutivo, contribuyeron a la
renuncia de tres ministros de Economía, anularon de modo parcial el impacto negativo del programa
estabilizador y permitieron al sindicalismo recuperar su fortaleza.
111
Sin embargo la apertura de Frondizi tuvo efectos a largo plazo. Se abrió la posibilidad de la incorporación
de los sindicalistas al cambiante juego de las transacciones políticas propias del período.
Las gestiones culminaron con la formación de la Comisión de los 20, en la que estaban representados, por
mitades, los gremios independientes y las 62 Organizaciones. La Comisión logró entrevistarse con el
presidente Frondizi y como consecuencia el gobierno decidió entregar la central obrera el 1 de Marzo de
1961. En 1962 los sucesores de Frondizi pusieron nuevamente a prueba al movimiento obrero. Bajo la
tutela de la fracción “colorada” de los militares, el gobierno de Guido recreó la política represiva de la
Revolución Libertadora procurando cierra los caminos a la institucionalización de la clase trabajadora. Por
otra parte, las medidas económicas estabilizadoras provocaron nuevas caídas del poder adquisitivo de los
salarios y la pérdida de puestos de trabajo. La respuesta cegetista no se hizo esperar con un plan
denominado “Contra el Hambre y la Desocupación”. Los reclamos detallados por el plan fueron ignorados
por el gobierno, lo que obligó a la CGT a la realización de una huelga general en mayo y otra en agosto,
que paralizó al país.
La línea más radicalizada del sindicalismo peronista convocó, en 1962, a un plenario gremial en Huerta
Grande. De allí surgió un documento que proponía, entre otros, el control estatal del comercio exterior, el
control obrero de la producción, la estatización del sistema financiero, la nacionalización de sectores
estratégicos de la economía y la expropiación de los latifundios. Ante tanto panorama labora, el gobierno
reaccionó a través de varias medidas represivas. Luego del triunfo de los militares azules y de su
compromiso de democratizar el país, la escalada gremial comenzó a ceder. La distensión abrió un espacio
propicio para la realización del Congreso Nacional Normalizador de la CGT.
El Congreso Normalizador aprobó un programa reivindicativo que exigía el cambio total de las estructuras
económicas. En el plano social demandaba la libertad de los presos sociales y políticos, el esclarecimiento
de los secuestros y de los casos de tortura; la eliminación del decreto sobre seguridad del Estado y la
derogación de los instrumentos represivos contra las organizaciones gremiales. También demandaba el
control de los costos y la fijación de precios máximos con la participación de la CGT y los organismos
representativos de los empresarios. Poco después el Comité Central cegetista impulsó un plan de lucha
que comenzó con una semana de protesta. La semana culminó con un paro general de actividades que tuvo
un alto acatamiento,
Tempranamente, las 62 Organizaciones sentaron su distanciamiento con el electo gobierno radical del
pueblo. Mediante un documento crítico del proceso que derivó en los comicios, los gremialistas peronistas
declararon “fraudulentas” las elecciones. Señalaron dos falencias en dicho proceso: por un lado, la
proscripción del peronismo, que, decretada por el gobierno tutelado por los militares, terminó facilitando
el triunfo radical; segundo, la complicidad de los dirigentes de la UCR del Pueblo con dicha medida pese
al compromiso previo de no participar en elecciones en las que el peronismo estuviera proscripto. En este
marco semidemocrático, las posibilidad de una comunicación duradera y estable entre los gremialistas
peronistas y las nuevas autoridades parecían remotas.
A mediados de 1964 la central obrera hacía un balance negativo de las respuestas del Poder Ejecutivo a las
demandas efectuadas, no habiendo respuesta respecto de otros reclamos como la eliminación de las leyes
represivas. La CGT lanzó un plan de lucha en 1964, el cual fue respondido por la administración radical
sin apelar a la represión abierta ni la implantación del estado de sitio. Denunció el carácter subversivo del
Plan de Lucha, procesó a los integrantes del Comité Central Confederal de la CGT y promovió la creación
de otra central obrera. En enero de 1966, el gobierno radical instrumentó otra medida orientada al control
de la actividad de los sindicatos. Esta estaba orientada a la prohibición a las asociaciones gremiales la
realización de las actividades políticas partidarias, lo que apuntaba a erradicar esa función asumida por los
sindicatos a raíz de la proscripción política del peronismo.
112
5.5.1. La política internacional, las relaciones con los EEUU y la Guerra Fría.
A partir del golpe militar de 1955 la Argentina comenzó a acercarse a los lineamientos que en materia de
política exterior los Estados Unidos había diseñado para América Latina en marco de la Guerra Fría. Bajo
el gobierno militar de la autodenominada “Revolución Libertadora” nuestro país ratificó la Carta de la
OEA y el Tratado de Bretton Woods, adhiriéndose también al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al
Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD). En el ámbito de la seguridad hemisférica se
privilegiaron las relaciones con Washington y el presidente Aramburu firmó una serie de acuerdos de
cooperación mediante los cuales su gobierno aceptó el funcionamiento permanente de una misión militar
norteamericana con el objetivo de coordinar y uniformar los armamentos que serían utilizados en la
defensa del continente.
Con el surgir del tiempo se comenzaron a darse otro tipos de acercamientos con los EEUU, ahora se
privilegiaba una aproximación política y militar que parecía más de acuerdo con las aspiraciones globales
de Washington. De todas formas estas no fueron tan fluidas como podía esperarse. Por un lado, la
cancelación del contrato con la Standard Oil de California y la suspensión de negociaciones con otras
compañías representaban una herencia a la que los militares no podían renunciar. Por otro lado también las
autoridades tuvieron dificultades para obtener de organismos financieros el monto de créditos que
solicitaban. Washington creía que el gobierno argentino debía aceptar las exigencias de su país porque no
tenía otra alternativa.
Con respecto a Europa, en 1956, se firmaron los acuerdos financieros con el llamado “Club de París, a fin
de consolidar a diez años las deudas oficiales y comerciales argentinas de corto y mediano plazo. La
creación de la CEE no fue bien recibida en la Argentina dado que se estaba comenzando a sufrir los
efectos del creciente proteccionismo agrícola. Teniendo en cuenta la importancia de los mercados
europeos había tenido en el pasado para la Argentina, esta circunstancia iba a afectar los futuros vínculos
con los países comunitarios.
Rompiendo con una orientación pro occidente, en enero de 1958 el gobierno de Aramburu envió a Moscú
una misión encabezada por el ministro de Industria y Comercio, para comprar equipos para la industria del
petróleo y la construcción vial y para aprovechar los créditos pendientes con la URSS. El advenimiento a
la presidencia de Arturo Frondizi implicó un viraje en la política exterior con respecto a anteriores
experiencias que dio lugar a apreciaciones disímiles por parte de observadores y especialistas. Lo cierto es
que Frondizi procuró por un lado, adaptar la conducta internacional del país a los principios, que
consideraba prioritarios, del desarrollo económico. Esto explica su interés por atraer capitales extranjeros
de cualquier origen y sus intentos por consolidar los lazos económicos con los EEUU.
Según Frondizi, el problema del comunismo, y por ende el de la seguridad hemisférica, tenía su origen
principalmente en el subdesarrollo económico y social de los pueblos del continente y no se resolvía en
términos militares ni mediante una simple ayuda financiera
Frondizi mostró, por otra parte, una mejor disposición hacia los instrumentos de cooperación política en el
hemisferio, incluyendo el fortalecimiento de los organismos interamericanos. Aunque dio un carácter
prioritario a la integración regional, especialmente como un medio de contrarrestar los efectos negativos
de la división internacional del trabajo a favor de los países ricos. Un aspecto característico del período
fue la intensa actividad desplegada por Frondizi, y su diplomacia, que asumió frecuentemente un carácter
personal, en el ámbito internacional, a pesar de los problemas internos que padeció su gobierno.
La política exterior frondizista, aunque centrada en los presupuestos básicos, mostró facetas
contradictorias que, por otra parte, tuvieron que ver con la situación interna del país y las cambiantes
circunstancias del escenario internacional. De esta forma el país colaboró militarmente con los Estados
113
Unidos en la crisis provocada por la instalación de misiles soviéticos en territorio cubano participando del
bloque a ala isla caribeña con el envío de naves de guerra y aviones de patrullaje.
A partir de 1963, bajo la presidencia de Arturo Illia, la Argentina delineó una política exterior más
consustanciada con la línea de pensamiento del yrigoyenismo. Es decir que su gestión se orientó hacia
posiciones de mayor autonomía nacional y de estímulo a los procesos de integración regional, dentro del
orden internacional establecido.
Una cuestión que va a tensar desde el principio de la gestión radical las relaciones con el país del Norte
sería la anulación de los contratos petroleros, firmados con empresas norteamericanas en la época de
Frondizi. Otro tema que puso a prueba las relaciones con Washington fue la crisis política que se desató en
la República Dominicana en los primeros meses de 1965. La respuesta Argentina ante estos
acontecimientos fue cauta desde el vista diplomático, pero decidida a sostener los postulados de
autodeterminación y de no intervención. Resistiendo a las intensas presiones de Washington y de las
Fuerzas Armadas locales. La actitud del presidente Illia contribuyó a generar un ambiente de frustración
en las Fuerzas Armadas, que, además de esgrimir conceptos ideológicos, consideraban su participación en
el conflicto dominicano como una buena oportunidad para adquirir experiencia práctica y acceder a los
modernos equipos militares norteamericanos.
114
5.5.3 Las relaciones con Gran Bretaña y la cuestión de las Islas Malvinas.
Desde los años 60 la Argentina y GB iniciaron numerosas negociaciones, conversaciones y gestiones,
formales y menos formales, públicas o secretas, en las cuales se exploraron, propusieron y rechazaron
múltiples fórmulas o medios que intentaron desbrozar el camino a la solución de un conflicto que se inició
en 1833 cuando fuerzas británicas ocuparon las Islas Malvinas. Después de arduas negociaciones y
debates, la diplomacia argentina obtuvo un importante logro en la Asamblea General de las Naciones
Unidas. El 16 de diciembre de 1965 se aprobó la res. 2.065, que obligaba al Reino Unido a negociar con la
Argentina sobre la cuestión de las Islas Malvinas.
115
presiones conjuntas con los demás países periféricos para corregir las trabas proteccionistas de
las naciones industrializadas, una de las principales fuentes del deterioro de los términos del intercambio.
Otra corriente neoliberal, procuraba vincular la economía nacional a las empresas transnacionales,
favoreciendo su ingreso al mercado argentino, en donde por su capacidad financiera y tecnológica tendría
claras ventajas sobre el capital nacional. Se creaba así una compleja trama de intereses locales conocida
con el nombre de “capitalismo asociado”. Esta segunda corriente no pretendía el desmantelamiento de la
protección industrial, que también favorecía a esas empresas, y prestaba mayor atención al mercado
interno.
La vertiente más ortodoxa, como Álvaro Alzogaray, seguía considerando como causas directas e
inmediatas únicamente a la emisión espuria de moneda, al uso indebido del crédito y a la utilización en
esas mismas condiciones del crédito externo a corto plazo. Mientras tanto, la posición de Ferrer
denominada “neoliberal”, sin apartarse por completo de la hipótesis que vincula la inflación a la emisión
monetaria, interpretaba que ese modelo monocausal no bastaba para entender el comportamiento de los
precios.
Las diferencias de interpretación del fenómeno inflacionario derivaban en algunas divergencias con
respecto al grado de intervención del Estado y en el papel de los salarios, mientras los neoliberales
trataban de buscar un equilibrio entre las necesidades de demanda efectiva, la eficiencia con aumento de la
escala de producción y la reducción de costos. Esas divergencias repercutían también sobre la orientación
general de la producción y el comercio, que para los primeros se encontraba fundamentalmente en las
exportaciones tradicionales, mientras que en la segunda interpretación jugaban un papel más significativo
la demanda interna y las exportaciones no tradicionales. Por eso, si bien ambos compartían un herramental
analítico básico y ciertos puntos de partida comunes, sus diferencias influían en proyectos de política
económica distintos. Por último, comenzaba a afirmarse una corriente desarrollista que tenía como
referentes a Frondizi y Frigerio y sostenía en principio una amplia transformación de la estructura
productiva como base para lograr el desarrollo económico del país, a partir de un herramental analítico
que tenía una fuerte impronta marxista en su lenguaje.
116
trabajadores actúa sobre la evolución de los precios. Las causas de la inflación debían buscarse también en
la estructura productiva. La baja tasa relativa de renovación de los bienes de capital y su progresiva
obsolescencia, el agotamiento de los recursos naturales, el deterioro de los términos del intercambio, las
acciones de los monopolios y la existencia de un vasto sector estatal improductivo daban origen a una
inflación estructural que se manifestaba ora como inflación de demanda, ora como inflación de costos,
pero que ponía en evidencia el carácter subdesarrollado de la economía local.
Si bien en el largo plazo se ponía como norte profundizar el proceso de sustitución de importaciones,
extendiéndolo hacia nuevo sectores aun no desarrollados, se condicionaba esta dirección al logro de la
estabilidad de precios y la superación de los desequilibrios del sector externo en el corto plazo, tarea
específica del gobierno de la Revolución Libertadora.
La eliminación de los desequilibrios en las cuentas externas requería una agresiva política exportadora.
Por eso, se proponía una fuerte devaluación que recompusiera la rentabilidad del sector agropecuario, y se
daba prelación a las importaciones de bienes de capital que requería la producción agropecuaria.
Implícitamente, el plan apuntaba a una redistribución del ingreso inversa a la del peronismo, privilegiando
las transferencias de la ciudad al campo y del trabajo al capital. La política económica de la Revolución si
bien tenía un lejano horizonte industrialista, las medidas apuntaron en concreto a estimular la producción
agropecuaria, con el objeto de equilibrar las cuentas externas, tratando de apartarse lo menos posible de la
ortodoxia.
Para poner en práctica el plan se procedió a practicar una fuerte devaluación. Se volvió a instaurar un
mercado libre, y se introducía también un arancel compensatorio para algunos productos, así como
retenciones para determinadas exportaciones. La devaluación se acompaño de una liberalización del sector
externo con la liquidación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), la
eliminación de los controles de cambios y de las limitaciones existentes a la entrada de capitales
extranjeros. Complementariamente, el 2 de Julio de 1956, la Argentina acordó con once países europeos
reemplazar los convenios bilaterales, por un sistema multilateral de pagos, que constituyeron el llamado
“Club de París”. Con esto, nuestro país podía pagar sus déficit comerciales con alguna de esas naciones en
moneda de otra de ellas, con la cual tuviese superávit.
De esta época es también la creación del “Régimen del paralelo 42” que, con la supuesta intención de
promover la actividad de la región patagónica, suprimía el pago de derechos aduaneros a las
importaciones que ingresaran por puertos situados al sur de dicho paralelo. En realidad, este régimen
constituía una manera encubierta de quitar protección al sector industrial, y, de hecho, entraron por esa vía
numerosos productos que desplazaban del mercado a la producción local.
Los lineamentos monetarios del gobierno apuntaban a detener la expansión monetaria, a partir de una
reducción del gasto público. De esa manera se lograría la estabilización. De todas formas, a poco andar,
comenzaron a encenderse luces rojas en los sectores considerados prioritarios, es decir, en la balanza de
pagos y en el control de la inflación.
La política cambiaria había sido encarada en la creencia de que la oferta y la demanda de divisas
alcanzarían en breve plazo su punto de equilibrio con un creciente nivel de actividad económica. Por el
lado de la oferta, las autoridades económicas pensaron que la producción agrícola aumentaría incentivada
ante precios más ventajosos. Otros agravantes fueron el escaso monto de entradas de capital extranjero,
después de la ayuda especial recibida en 1956, debido a la cautelosa política adoptada con respecto a la
inversión privada. A ello contribuyeron la cancelación de las negociaciones con la California Argentina de
Petróleo y el largo tiempo requerido para negociar nuevos préstamos extranjeros.
Al eliminarse el control de importaciones se incrementó notoriamente la demanda de divisas, reprimida
durante varios años. De este modo, la importación de automotores registró un alto crecimiento, dado que
se permitió pagarlos al tipo de cambio libre, aunque con recargos variables según la clase de vehículo. En
el ámbito interno, el gobierno intentó promover la expansión económica con estabilidad, pero debió ceder
117
frente a la lucha por la distribución del ingreso. El error de cálculo con respecto al impacto de la
devaluación sobre precios, la reapertura de la puja en la distribución del ingreso y la imposibilidad de
controlar eficazmente el gasto público y la expansión monetaria empujaron de manera progresiva a la tasa
de inflación hacia arriba. Por eso, en setiembre de 1957, bajo la conducción económica de Krieger Vasena,
se impulsó una política mucho más ortodoxa, decretándose el congelamiento de los salarios hasta marzo
del año siguiente, al tiempo que la política monetaria se hizo restrictiva, disminuyendo sensiblemente la
expansión del circulante y reduciendo la cantidad de moneda en relación con la evolución de los precios.
La política económica aplicada durante este período produjo una retracción relativa del consumo, con
tasas anuales que, aunque mayores que en la etapa de crisis de mediados de los 50, fueron más reducidas
que las de los primeros años de los gobiernos peronistas y que las que caracterizarían la década del 60’ a
excepción de la recesión de 1962-1963. Las exportaciones crecieron entre 1955 y 1957. De allí que, si las
metas eran reducir la inflación y el problema de balance de pagos heredados del “caótico” peronismo, los
resultados mostraban que el “orden” liberal conducía a un agravamiento notable de la situación
económica. Esto no podía sorprender desde el momento en que los cañones apuntaban a morigerar las
manifestaciones de la crisis y no a remover las deficiencias estructurales que bloqueaban el avance del
desarrollo económico.
5.6.3 El desarrollismo.
El grupo comenzó a avanzar en un diagnóstico que caracterizaba a la Argentina como un país
subdesarrollado y desintegrado al que, por ende, había que desarrollar e integrar. De allí recibió la
denominación de “desarrollista”. Las estructuras económicas del país no permitían una alta tasa de
acumulación de capital, que se agravaba por el constante deterioro de los términos del intercambio (DTI),
originado en el bajo valor agregado de las exportaciones frente a las importaciones con un valor agregado
creciente y por el manejo discrecional de los precios por parte de los monopolios. La creciente
transferencia de valor por medio del DTI era signada como la causa de la inflación y del persistente déficit
comercial que afectaban a la Argentina, y no podían ser derrotados, entonces, sino por medio de una
política de desarrollo. Para el desarrollismo, el crecimiento industrial de las últimas décadas había
contribuido a agravar el problema. Dado que su epicentro se encontraba en las industrias livianas,
remarcaba la necesidad de importar bienes de capital, insumos intermedios y combustibles. Si bien la
industrialización era vista como la solución del problema del subdesarrollo, e, incluso, del estancamiento
agrícola, originado en la baja disponibilidad de bienes de capital y de agroquímicos que el país no
producía.
Este planteo llevaba a tres conceptos fundamentales del programa de política económica. El primero se
nutría de una crítica frontal del liberalismo económica como camino para el desarrollo. Por eso, el Estado
debía intervenir de manera firma, basado en el principio de la eficacia, fijando las prioridades en relación
con los sectores a desarrollar y estableciendo un conjunto de estímulos, tales como una fuerte protección
arancelaria, un régimen de promoción industrial que combinara una política tributaria favorable con el
aporte crediticio necesario y el estímulo a la generación de tecnologías aplicadas e involucrarse de manera
personal en aquellos campos en los que el sector privado no pudiese ofrecer una respuesta totalmente
satisfactoria.
El segundo concepto era la necesidad de imprimirle al programa de desarrollo un ritmo acelerado. Dado
que, la brecha con los países desarrollados tendía a crecer y agravar las dificultades estructurales. En
tercer lugar, la aplicación de una política de desarrollo a “marcha forzada” podía realizarse de dos
maneras. La primera consistía en potenciar la acumulación de las empresas locales con una drástica
redistribución regresiva del ingreso. La segunda, recurrir masivamente al capital extranjero. La primera
entrañaba tres problemas graves. El primer término, puesto que el subdesarrollo devenía de la baja
acumulación y de las dificultades en la generación local de tecnología, tal política podría resultar
insuficiente. Segundo, la contracción del consumo podía desencadenar una crisis de sobreproducción.
118
Tercero, la disminución sustancial del nivel de vida causada por una redistribución del ingreso generaría
tensiones sociales gravísimas. La oposición no era “capitales extranjeros versus capitales nacionales”, sino
“capitales transformadores de la estructura productiva versus capitales que conservaran la condición de
subdesarrollo”.
El triunfo electoral de febrero de 1958 y la asunción de Frondizi como presidente de la República fueron
la oportunidad de poner en marcha el plan trazado. Al iniciar el gobierno, Frondizi no sólo encontraba una
economía con graves problemas estructuralistas, sino también con una coyuntura complicada. El comercio
exterior había arrojado un cuantioso déficit; las reservas del BCRA se había reducido. Ese panorama
presagiaba una virtual cesación de pagos a corto plazo y serías dificultades para importar. Frondizi
reconocía estos condicionamientos en su mensaje inaugural, pero remarcaba que era “aumentando la
producción como habremos de lograr el equilibrio y obtener una moneda de valor relativamente estable”.
El mensaje presidencial proponía revisar el sistema impositivo y encauzar el ahorro nacional hacia la
inversión productiva.
Los primeros movimientos del gobierno apuntaron a resolver algunos problemas sociales, mientras se
buscaba cerrar una serie de acuerdos para avanzar sobre cuestiones más acuciantes referentes al aparato
productivo. Así se dictó la Ley de Asociaciones Profesionales, que reconocía solo al mayor gremio de
cada rama de actividad, se le devolvió la personería jurídica a la CGE, se sancionó el Estatuto del
Docente, y se decretó un aumento de emergencia de los salarios. Es que los aumentos salariales
concedidos por la Revolución Libertadora había favorecido fundamentalmente a las categorías más altas
de los trabajadores, provocando una redistribución regresiva del ingreso de los mismos. De acuerdo con la
concepción teórica del desarrollismo, la industria clave por excelencia era la siderurgia. Otra de las
actividades importantísimas era la explotación de petróleo. Sin embargo, avanzar en la extracción local no
parecía una tarea fácil. El país no disponía de los recursos y los equipos suficientes como para incrementar
sustancialmente la producción en el corto plazo.
La falta de recursos podía superarse recurriendo al capital extranjero. Pero allí también se enfrentaba
Frondizi a una situación conflictiva. Siendo líder de la oposición al peronismo, en 1954 había atacado
durante el contrato que Perón pretendía firmar con Standard Oil, explayando sus ideas en el extenso libro
Petróleo y Política, en el que impugnaba recurrir al capital extranjero para la explotación de hidrocarburos.
Sin embargo, ya durante la campaña electoral comenzó a modificar su punto de vista, hasta proclamar que
sin la ayuda de inversiones foráneas sería imposible resolver el problema petrolero, posición que le
granjeó la antipatía de amplios sectores de la izquierda y la derecha nacionalista, así como el alejamiento
de numerosos adeptos.
La llamada “batalla del petróleo” comenzó con la nacionalización de las reservas de hidrocarburos y la
renegociación de los contratos de importación firmados por la Revolución Libertadora, logrando una
rebaja de 5 dólares por metro cúbico. En ese momento, Frigerio emprendió una gira por el exterior con el
objetivo de atraer capitales que invirtieran en la extracción de petróleo en la Argentina, con la limitación
de que el producto sería entregado en su totalidad a YPF y que las empresas cobrarían su trabajo en dinero
y no en petróleo. La concreción de estos contratos produjo una áspera discusión, en la que se tildaba al
gobierno de “entreguista” y “vendepatria”, cuestionando los aspectos de forma, como de fondo.
También se criticaron diversos aspectos técnico-económicos, tales como un supuesto sobreprecio del
petróleo, tanto frente al costo de YPF como con respecto a los valores internacionales del crudo, la
eximición del pago de impuestos a las empresas contratistas o la asignación de las mejores áreas a dichas
empresas. Se sostuvo además que las condiciones de los contratos acabarían por llevar a YPF a un ahogo
comercial y financiero. El gremio de petroleros por su parte, también se incorporó a la cerrada oposición a
los contratos, manifestada en una huelga y en una postura intransigente.
Desde el punto de vista político, la “batalla del petróleo” tuvo serias consecuencias para el gobierno, pues
comenzó a socavar las bases del acuerdo con el peronismo. Las huelgas, la declaración del estado de sitio
y la posterior aplicación del plan Conintes, diseñado durante el gobierno de Perón para reprimir estados de
119
conmoción interna, llevaron a un progresivo enfrentamiento entre ambas fuerzas políticas, cuya alianza
había permitido a Frondizi llegar a la presidencia. En estas condiciones, la posición del peronismo y de los
sindicatos también se debilitaba, como lo entendía numerosos dirigentes gremiales, agudizando los
conflictos internos en las agrupaciones sindicales. La ruptura de la alianza amenazaba seriamente la
política del gobierno frenando el ritmo que se le quería imprimir al programa de desarrollo. Sin embargo,
Frondizi no dio marcha atrás en la política petrolera y pronto comenzaron allegar las inversiones.
El énfasis del gobierno en este sentido se debió a que la época en que le tocó actuar al desarrollismo se
caracterizó por la posición casi excluyente del petróleo como fuente generadora de energía. Por eso, se
comprende que la superación de la crisis energética y el autoabastecimiento petrolero constituyeran dos
objetivos asociados. Con algo menos de impulso, en junio de 1958 se lanzó también la “batalla del acero”.
La postergación de la decisión se debía a que la principal prioridad había sido fijada en el petróleo y a que
el sector siderúrgico no había sido tan desatendido en el pasado como el petróleo. La Ley Savio,
proyectaba una importante planta en San Nicolás, que, a pesar de las dilaciones, estaba ya a punto de ser
puesta en pleno funcionamiento.
Sin embargo, en 1960, el mismo Frondizi hacía una autocrítica en la cual destacaba que la producción de
acero continuaba siendo escasa en relación con el consumo, resaltando que la importación de hierro y sus
artefactos, maquinarias y vehículos insumía el 50% de las importaciones. La falta de acero nacional
restaba divisas para la importación de bienes esenciales, retardando el reequipamiento industrial, la
tecnificación del campo y la reposición del sistema de transporte. Los proyectos, reactivados a partir de
1960, incluían la ampliación de las plantas instaladas y la creación de nuevas, con el objetivo de alcanzar
en breve una producción de 4 millones de toneladas de acero. Recién en 1961 se encontró Frondizi con la
coyuntura política adecuada como para aceptar una renuncia que el ministro no había presentado,
motivada precisamente por esa cuestión, y reimpulsar sus proyectos sobre el acero.
El lanzamiento de la política de desarrollo llevó en los primeros meses de gobierno a una expansión del
gasto público y de la moneda circulante. Los aumentos de salarios, mientras tanto, reavivaron la puja por
la distribución del ingreso, que se exacerbaba con la creciente conflictividad en el plano social. Dada la
situación en diciembre de 1958, Frondizi anunció un severo Plan de Estabilización y Desarrollo, que
abarcaba distintas medidas y que estaba condicionado a un acuerdo con el FMI. La primera era la
unificación y liberación del tipo de cambio, que se fijaría por el juego de la oferta y la demanda. En los
hechos esto suponía una fuerte devaluación. Además, se restringía el crédito, encauzándolo enérgicamente
hacia las actividades productivas. Los precios se liberaban también, estableciéndose sólo precios máximos
para un conjunto de bienes de primera necesidad.
Otro capítulo importante estaba constituido por la intención de realizar una profunda reestructuración y
racionalización del aparato burocrático del Estado, mediante la reducción tanto del déficit de la
administración como del de las empresas públicas. Se congelaban las vacantes y los salarios, se promovía
el retiro voluntario de empleados, se reducía el plan de obras públicas y se incrementaban los impuestos
internos. En materia de precios, el plan provocó en lo inmediato un súbito incremento de la tasa de
inflación, que en 1959 llegó por primera vez a los tres dígitos. Durante los años 60 y 61, con el
restablecimiento de políticas expansivas se reactivó la economía, mientras descendía la tasa de inflación a
dos dígitos. La disminución de la inflación permitió mejorar la recaudación fiscal, pero, además la
cobertura de los gastos públicos era apoyada por un mayor acceso al crédito y por el diferimiento de
determinados pagos.
Mientras tanto, el ritmo de inversión crecía, al sumarse un conjunto importante de estímulos. En primer
lugar, la devaluación y la elevación de los aranceles constituían una fuerte protección frente a la
competencia externa. En segundo término, la reducción de la participación de los trabajadores en la
distribución del ingreso fortalecía la acumulación de capital, incrementando las tasas de ganancia y
mejorando las expectativas futuras de la inversión productiva. En tercer lugar, independientemente de las
condiciones de mercado, las negociaciones en el exterior había servido para comprometer a diversas
120
121
dichos insumos y una disminución del poder adquisitivo de los salarios, lo cual debilitó la capacidad de
consumo y redujo la demanda efectiva.
Ni la devaluación ni las medidas que la acompañaron tuvieron éxito, y, por el contrario produjeron efectos
opuestos a los esperados. En los años previos, el sector privado y el público había contraído importantes
deudas con el exterior. La devaluación aumentaba el peso del endeudamiento en relación con los ingresos.
De allí que muchas empresas no pudieran hacer frente a sus compromisos, y marcharon indefectiblemente
hacia la quiebra.
Las teorías ortodoxas que inspiran a las corriente liberales son partidarias de un estricto control de las
cuentas del Estado, sobre todo en tiempos de crisis. La financiación del gasto por medio de emisión
monetaria es condenada por el supuesto impacto inflacionario de la expansión del circulante. Así, la
política monetaria y fiscal tuvo serias consecuencias sobre el aparto productivo. La contracción de la
demanda agravaba la recesión. La política monetaria restrictiva, por su parte, provocaba un aumento de las
tasas de interés que incrementaba los costos y disuadía el emprendimiento de nuevas inversiones
productivas, sin que ello pudiese detener la inflación, originada en la devaluación y no en un exceso de
oferta de dinero.
En noviembre de 1962, el ministro Alzogaray, convocó a las entidades empresarias con el objetivo de
crear un Consejo Económico y Social, buscando un respaldo a su política económica. Sin embargo, sólo
logró un rechazo unánime que precipitó su renuncia. La crisis alcanzaba por igual a casi todos los actores
económicos, entre ellos, a los sectores empresarios. Por eso, la renuncia de Alzogaray representó sólo el
inicio de un transición hasta la asunción de un nuevo gobierno electo encabezado por Arturo Illia.
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un estallido inflacionario, sino por el contrario, una ligera disminución en 1964, aunque el índice volvió a
incrementarse en los años siguientes.
Mientras tanto, el déficit fiscal, que parecía incontenible durante el gobierno de Guido, se redujo
significativamente durante el mandato de su sucesor. Una economía en expansión trae aparejada la
posibilidad de recaudar más impuestos sin subir sus tasas y cubrir mejor el gasto público, incluso si éste
también creciera. La UCRP se había opuesto en forma frontal a la firma de los contratos petroleros y se
había comprometido a anularlos en un eventual acceso al poder, cosa que en efecto llevó a cabo. Las
consecuencias de este hecho fueron tan controvertidas como la misma firma de los contratos, ya que
obligó al Estado a compensar a las empresas con fuertes indemnizaciones y provocó un estancamiento de
la producción en un volver a cubrir la brecha con importaciones de hidrocarburos. Luego de la anulación
de los contratos petroleros, se promovió una investigación parlamentaria para analizar la posible comisión
de ilícitos en el momento de la firma de aquellos acuerdos.
Otro tema urticante fue el establecimiento de regulaciones en el mercado farmacéutico. En el marco de
una áspera disputa con los laboratorios trasnacionales, quienes no vacilaron en recurrir al lobby de los
gobiernos de sus países de origen, Illia promovió la sanción de una ley (conocida como “Ley Oñativia”)
en la que se congelaban los precios, se limitaban los fondos que cada laboratorio podía utilizar para
campañas publicitarias y se reducía la cantidad de muestras gratuitas a entregar. En materia comercial, el
radicalismo trató de mantener el superávit operando simultáneamente sobre las exportaciones y las
importaciones. Una herramienta crucial para alcanzar este objetivo fue el nuevo esquema cambiario, que
procuraba evitar la habitual revaluación del peso en la etapa de expansión y la necesidad de
macrodevaluaciones en el punto de inflexión de la coyuntura. Además, para impedir la especulación, se
ordenaba que las divisas ingresadas por exportaciones debía liquidarse en el plazo de diez días. Mientras
tanto, se procedía a efectuar un control estricto de las importaciones, suspendiendo el financiamiento para
algunas de ellas, restringiendo otras y estimulando a las industrias que utilizaran una mayor proporción de
insumos locales con un acceso más favorable al crédito.
De esa forma, las importaciones lograron mantenerse bajo control y su crecimiento no fue explosivo a
pesar de la intensa reactivación. Sin embargo, lo que contribuyó de manera determinante a conseguir
sostener la balanza comercial superávit aria fue el gran incremento de las exportaciones. Esos cambios en
el aparato productivo sumados a un manejo más ordenado del sector externo le posibilitaron entonces al
radicalismo lograr un superávit comercial enmarcado en un proceso de crecimiento, objetivo que poco
tiempo antes parecía utópico. La estrategia no apuntaba a lograr un acuerdo con aquel organismo para
obtener un crédito Stand By, dado que imponía condiciones demasiado duras para lo que Illia estaba
dispuesto a aceptar: una liberalización de la entrada y salida de capitales, una fuerte devaluación del peso
y un brusca disminución de la emisión monetaria. Se buscó más bien una aprobación pública del programa
económico por parte del Fondo, que permitió negociar luego directamente con las instituciones crediticias
privadas la refinanciación de las deudas pendientes.
El Plan Nacional de Desarrollo pretendía abordar los problemas del largo plazo una vez que se hubiesen
superado los acuciantes desequilibrios coyunturales. Su elaboración había sido confiada al Consejo
Nacional de Desarrollo (CONADE) que contó con la colaboración de la CEPAL y de numerosos y
prestigiosos economistas del exterior. Al fallecer en 1964 el ministro Blanco, y sucederle Juan Carlos
Pugliese, se presionó para que se acelerara la concepción del Plan. Este consistía en un proyecto de
crecimiento equilibrado, en el que el sector privado jugaba el rol principal. El Estado tendría una función
principalmente orientadora y contribuiría con la ejecución de un conjunto de obras de infraestructura
necesario para el desenvolvimiento de las actividades privadas, que sería como por líneas de crédito
externo, a las que se recurriría de manera moderada para financiar las importaciones previstas.
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Tal vez como ningún otro sector, la industria reflejó en su evolución a lo largo de la década los avatares
del contexto en el que se desenvolvió. La inestabilidad en materia de política económica, que reflejaba, a
su vez, discrepancias profundas en la concepción de la dirección que debía tomar el proceso económico,
sometió al sector industrial a un continuo cambio de reglas, que condicionó su dirección y su capacidad de
desarrollo. Los profundos desequilibrios externos que provocaba la demanda de importaciones de insumos
para la industria y el estancamiento que empezaba a manifestarse llevaron a una revisión de las pautas
sobre las que se había basado el crecimiento en el pasado.
La Revolución Libertadora contribuyó de manera indirecta a generar una nueva dinámica. La
redistribución regresiva del ingreso permitió un descenso de los costos, pero el centro de atención se
encontraba en la superación del déficit comercial por medio de la expansión de las exportaciones
agropecuarias, con lo cual los problemas industriales pasaban a un segundo plano y se veían agravados por
la evolución desfavorable de los precios relativos y por medidas específicas, como los cortes programados
en el suministro de energía eléctrica, que afectaban especialmente a aquellas industrias que tenían un
proceso de producción continuo.
Según los desarrollistas, no podía producirse un desarrollo industrial espontáneo, ya que los costos
iniciales de nuevos emprendimientos, la necesidad de una etapa de aprendizaje y los intereses vinculados a
la importación de esos bienes frustraban dicho proceso, conclusión que podía extraerse también de un
análisis de la historia de la industria argentina. Por eso, se instrumentó un conjunto de herramientas entre
las que sobresalieron el establecimiento de altos aranceles aduaneros y la sanción de una ley de promoción
industrial que apuntaban a la protección de la producción industrial local frente a la competencia de las
importaciones y al estímulo de las exportaciones de origen industrial. A partir de 1964, en concordancia
con la política más reticente frente al capital extranjero practicada por Illia, el ingreso de inversiones
disminuyó de manera notable, mientras las salidas en concepto de remisión de utilidades e intereses
crecieron hasta superar cuantitativamente el flujo de inversiones. Sin embargo, el cambio más relevante se
produjo en la composición morfológica de la producción. A partir de 1958, los sectores que había liderado
el crecimiento en el pasado sufrieron un estancamiento relativo, mientras que la producción de insumos
intermedios y bienes de consumo durables adquirió un gran dinamismo, destacándose los complejos
petroquímico y metalúrgico y especialmente el sector automotor.
La expansión automotriz de finales de la década del 50 y principios de los 60 revelaría entonces un fuerte
componente de desequilibrio y búsqueda de rentas oligopólicas por parte de distintos grupos empresarios
y la incapacidad del Estado nacional de arbitrar entre ellos en función de algún modelo de conveniencia
social
Si bien la política económica tuvo una notable incidencia en la recuperación, no sólo a ella se debía el
renovado impuso industrial. Durante la etapa desarrollista se había concretado un fuerte proceso de
inversiones que comenzaban a madurar desde dos puntos de vista. En primer lugar, recién ahora muchas
de las empresas instaladas estaban en condiciones de utilizar toda su capacidad productiva. En este sentido
las políticas contractivas de Guido había retrasado la expansión y las nuevas condiciones generaban una
demanda acorde con esa nueva capacidad de producción. En segundo lugar, se observó también una
maduración de tipo cualitativo que apuntaba a una mayor eficiencia tanto de las nuevas empresas como
del sector industrial en su conjunto.
La mayor eficiencia consolidaba la competitividad del sector industrial, lo que permitió una mejor
posición para enfrentar la competencia externa aun en el marco de las sucesivas disminuciones de la
protección arancelaria que se realizarían sobre todo a partir de la segunda mitad de la década del 60’. Una
corriente sostenía que la necesidad de estimular este tipo de exportaciones se relacionaba con el
requerimiento de generar divisas para evitar los explosivos déficit cíclicos de balanza comercial que se
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Capitulo VI
Entre 1960 y 1970, comenzó a percibirse en la economía del mundo una serie de transformaciones que
preanunciaban el inicio de una etapa de crisis. El orden de posguerra y sus instituciones, basadas en el
Estado de bienestar y en las políticas keynesianas, transitaron un período de crecientes cuestionamientos
ante el fuerte descenso de las tasas de crecimiento del producto y de la rentabilidad de las empresas.
Empezaron a manifestarse problemas en la producción, causantes de la ruptura de la “edad de oro del
capitalismo”.
Nuevos aumentos en la producción exigían crecientes volúmenes de capital per cápita, no compensados
por las subas de la productividad. Dicho comportamiento fue distinto al de la crisis de los años ’30, en la
cual la caída de los salarios y la desocupación creciente habían precipitado un derrumbe de la producción
y de los precios. Ahora, los aumentos de salarios y del gasto público permitían sostener la demanda, auque
no incrementarla. Las empresas elevaron sus precios para mantener las ganancias, pero este proceso
producía a su vez inflación. La nueva forma de manifestarse de la crisis fue entonces la “estanflación”, es
decir, el estancamiento con inflación, a diferencia de la recesión con delación de los años ’30.
Las causas de la crisis no se encontraban sólo del lado de la demanda, sino también en las características
propias de proceso de producción. Los problemas productivos afectaron de modo distinto a los diversos
países, los cuales sufrieron la aparición de la crisis dependiendo de la combinación de ésta con sus
problemas internos e internacionales de orden político y estratégico. Los países europeos y el Japón, luego
de una etapa de reconstrucción de posguerra, se habían convertido en competidores económicos de la
potencia norteamericana. Sin embargo, el proceso de crisis no produjo (a diferencia de la década del ’30),
una ruptura brusca y violenta dado que prácticamente no se interrumpieron los flujos internacionales de
mercancías y capitales. La crisis impulsó los primeros intentos de reestructuración, apuntando dos
cambios importantes:
El quiebre del sistema fordista dio paso a nuevas formas de producción, como el toyotismo en el
Japón y la realización de la producción en tiempo “just in time”, para evitar la acumulación de stocks.
El cambio en la estrategia del gran capital (etapa de expansión multinacional) en los países
periféricos entre los que se destacaron los del sudeste asiático, como Corea del Sur, Hong Kong y otros,
que contenía un proceso de industrialización en oposición a la “sustitución de importaciones” y consistía
en exportar productos manufacturados, basándose en las ventajas iniciales que ofrecían los bajos costos
laborales.
Varias cuestiones influyeron en estos desempeños, entre ellos la ayuda económica y militar y la
intervención de los Estados en la economía. La producción tendió a mundializarse por la expansión de las
actividades, con la instalación de filiales, que proporcionaban salarios más baratos y el aprovechamiento
de innovaciones tecnológicas, junto con los privilegios en la esfera política. En los países
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El shock petrolero de 1973 produjo un importante impacto en la estructura mundial de pagos y originó un
aumento en la demanda internacional de dólares, tendiendo a desaparecer la presión en su contra. A partir
de allí, los EE.UU. continuaron imponiendo las “reglas del juego” con más facilidad, en el campo
financiero internacional. La crisis fue la responsable de un período de gran intranquilidad para las
relaciones internacionales, lo que llevaría al cambio de paradigma tecnológico e industrial del capitalismo.
De manera anticipada a ese cambio, en 1972, se había constituido la ”Comisión Trilateral”, promovida por
el banquero D. Rockefeller e integrada por mas de 400 empresas norteamericanas, europeas y japonesas.
La C. Trilateral. realizó una evaluación proyectada en lo que sería la economía mundial de los sig. 20
años, en el cual los países se dividirían el trabajo en productores de materias primas, de manufacturas con
bajo valor agregado, y manufacturas sofisticadas. En este esquema, Argentina Sólo podía llegar al 2 nivel,
lejos de las economías industrializadas. Las perturbaciones en el mapa geopolítico fueron:
EE.UU. debió soportar una erosión del poder político y militar por su conflicto con Vietnam;
cuando se retiraron de la región, Vietnam quedó unificada en un solo país, bajo la dirección de los
comunistas, siendo ésta la más importante derrota militar y política norteamericana del S XX.
La URSS soportó cuestionamientos dentro del bloque comunista; comenzó un proceso de
fragmentación y disolución de su poder político mundial (Checoslovaquia, 1968, “primavera de Praga”,
que aspiraba a garantizar garantías individuales y colectivas, justicia social y una democracia más
amplia.).
Francia: los estudiantes expresaron sus protestas en el llamado “mayo francés”, con planteos de
rechazo a la autoridad y a la jerarquía.
Al impulso de la Rev. Cubana avanzaron los movimientos contestatarios y reformistas en A.
Latina, cuya principal manifestación fue el gob. del socialista Allende, en Chile, elegido
democráticamente en 1970 y derribado en 1973 por las FF.AA. encabezadas por A. Pinochet, con el apoyo
de los EE.UU.
El régimen emergente del golpe militar de Junio de 1966 se denominó “Revolución Argentina”. Los
militares consideraron que para solucionar la crisis de autoridad (1955-1966), debían abandonar el modelo
de intervención tutelar y participar directamente en los asuntos de gobierno. El documento más importante
de la Junta de Comandantes de las FFAA, “Estatuto de la Revolución Argentina” eliminaba la división
de poderes tal como estaba prescripta en la Constitución: los Poderes Ejecutivo y Legislativos se
concentraban en el presidente, quien nombraba gobernadores provinciales. Además, el documento no
fijaba límites temporales para los períodos presidenciales.
La Junta designó presidente al Gral. Juan Carlos Onganía. En un principio, el nuevo gobierno tuvo un
consenso mayoritario que involucraba a todas las clases sociales y a casi todas las corrientes políticas.
Luego de un breve período indefinido de respeto a las libertades constitucionales y escasa represión, se dio
paso a una política abiertamente dictatorial. Los objetivos de la revolución, transitarían por tres tiempos:
1-El tiempo económico: En él se buscaba destrabar el desarrollo industrial, facilitando la acumulación en
los sectores más modernos. Al disminuir los costos operativos, constituirían un aparato productivo más
eficiente.
2- El tiempo social: destinado a distribuir la riqueza acumulada en la etapa anterior, superando el
inevitable carácter regresivo de la misma, y eliminando los conflictos sociales.
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Los masivos alzamientos que culminaron en el Cordobazo abrieron espacio para la resurrección de la
actividad política. A partir de entonces, Perón recuperó su protagonismo desde al exilio estimulando el
enfrentamiento al gobierno, alentando las manifestaciones masivas contra el mismo, y la lucha armada.
Durante el período de Levingston, el peronismo, los radicales y algunos partidos menores formalizaron
una coalición denominada “La Hora del pueblo”, reclamando un proceso electoral “sin vetos ni
proscripciones”. Así, se ponía fin a un ciclo iniciado desde el primer gobierno de Perón, en el que ningún
partido dejó de colaborar en la promoción de algún golpe militar que lo favoreciera.
Lanusse reivindicó los partidos políticos, abriendo la posibilidad de que la guerrilla, las huelgas sin control
sindical, las ocupaciones de las fábricas y la toma de rehenes pudieran ser reabsorbidas por la política
institucionalizada. Dicha reactivación, junto con la posibilidad de una salida democrática, constituyeron
un desafío. Perón debió reconocer como interlocutores, a las agrupaciones juveniles del
peronismo( Juventud peronista) y a las organizaciones guerrilleras, los cuales, junto al MID, los
conservadores populares, los populares cristianos y otros, conformaron el frente
multipartidario(FREJULI) que, bajo l conducción de Perón, contribuyó a la caída del gobierno militar y
triunfó en las elecciones de marzo del ´73.
Desafiando el liderazgo de Balbín, que controlaba la estructura partidaria, surgió un grupo disidente
bonaerense, conducido por Raúl Alfonsín, que exigió una línea de mayor enfrentamiento con la dictadura
militar e intentó movilizar a los sectores populares incluyendo a aquellos de tradición peronista. En 1971,
este sector inició sus primeros contactos con los dirigentes más radicalizados de la Línea Córdoba
representados por C.Storani, conformando una nueva línea interna del radicalismo: el Movimiento
Renovador. En 1973, el Partido Intransigente integró un frente de izquierda, la Alianza Popular
Revolucionaria ( APR), junto con el PC y la fracción de izquierda de los democratacristianos. Se formó la
Alianza Federalista Popular liderada por Francisco Manrique. Lanusse impuso al brigadier E.Martinez
como candidato oficialista. El más ortodoxo de los liberales, Álvaro Alzogaray, creó el partido Nueva
Fuerza, pero no integró la fórmula presidencial.
6,4.1 La doctrina de la Seguridad Nacional y las relaciones con los EEUU y Europa
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La dictadura de Onganía orientó su política exterior hacia un alineamiento con los EE.UU. El ejército
argentino se adscribió a las ideas de la llamada "Doctrina de la Seguridad Nacional", estableciendo una
estrecha relación entre seguridad y desarrollo. Las relaciones con los EE.UU. tuvieron mayores logros en
el terreno económico financiero- La gestión económica del ministro Krieger Vasena, vinculado a las
empresas transnacionales, recibió las felicitaciones del FMI por su desempeño y permitió reestablecer la
confianza de los inversores extranjeros. La nueva política petrolera reimplantó las condiciones favorables
para las compañías extranjeras. Sin embargo, la negativa del gobierno argentino a firmar los tratados de
no-proliferación de Armas Nucleares y de Tlatelolco, determinó que, bajo la presión de la Cámara de
Representantes estadounidense, Washington trabara la provisión de equipos militares a las FF.AA
argentinas.
Buscando disminuir la dependencia de los EE.UU., la dictadura militar eligió a un proveedor europeo para
la construcción de la estación terrena de comunicaciones por satélite de Balcarce y adjudicó a una empresa
alemana la obra de la central atómica de Atucha. El estado mayor argentino diseñó el "Plan Europa",
destinado a equipar modernamente a sus tropas. El "plan" era un programa de desarrollo de una industria
de armamento nacional sobre la base de patentes suministradas por los europeos. Por otra parte, ante la
reticencia estadounidense para proveerlo de nuevos armamentos el ejército argentino concertó un contrato
con Francia para la compra de vehículos blindados e intento buscar nuevos proveedores de estos.
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La producción interna volvió a cobrar dinamismo. A partir de 1967 se registraron tasas de crecimiento del
PBI positivas, que fueron incrementándose en los años posteriores. A la cabeza de este crecimiento se
destacaba el sector de la construcción (obras públicas). Otros sectores que crecieron fueron los de minas,
electricidad, gas, agua, comercio, hoteles, restaurantes, transporte, comunicaciones, finanzas, seguros y
bienes inmuebles. En cuanto a la política de inversiones públicas cabe señalar el desarrollo de un
importante programa de obras de infraestructura (caminos, comunicaciones). Se construyó la empresa
Hidroeléctrica Norpatagónica (HIDRONOR) y en 1968 la Comisión Nacional de Energía Atómica
comenzó a construir la central Atucha1.
A partir de abril de 1967, las reservas del Banco Central comenzaron a crecer, lo que originó un saldo + de
la balanza comercial y el ingreso de capitales extranjeros. Como contraste, los capitales privados fueron
escasos, reflejando un cierto margen de desconfianza por parte de las empresas transnacionales con
relación a las perspectivas a largo plazo, y prefiriendo éstas, hacerlas a corto plazo. Entonces, en lugar del
objetivo buscado de conseguir nuevas radicaciones, se operó una transferencia de paquetes accionarios a
favor de firmas extranjeras: "desnacionalización de empresas", por cuanto alrededor de 60
establecimientos de primera línea en el orden nacional pasaron a manos de capitales extranjeros (tabaco y
cigarrillos).
Los resultados de la política global fueron el incremento del endeudamiento externo y el desmejoramiento
progresivo de la balanza de pagos. El gobierno había prometido después de la devaluación de marzo de
1967, que el país se transformaría en una plaza atractiva para el capital financiero, aún no logrado. Con
relación al comercio exterior, entre 1966/69 aumentaron las exportaciones un 1.2% (+ productos
industriales, - productos primarios), con compradores Brasil, Chile Y EE.UU. y aumentaron las
importaciones un 40.2%.(+Bs. De capital, - Bs. intermedios /combustibles y lubricantes/). Si el sector
agropecuario no se vio afectado por la evolución de los precios relativos, debido a las retenciones, no
ocurrió lo mismo con el sector industrial, ya que la estructura arancelaria no fue modificada para
compensar la revaluación del peso. En el sector de la carne, el pool frigorífico fue eliminado a causa de la
prohibición de gran Bretaña de importar carnes argentinas. Las exportaciones de lanas y cueros se
mantuvieron elevadas.
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Esta medidas "intervensionistas" generaron reacciones contrarias en el empresariado y aun mayores entre
los sectores rurales.
La intención era controlar la situación sin generar grandes cambios estructurales: "estrategia de tipo
defensiva" que trataba de defender lo ya obtenido. Durante 1972, los aumentos de salarios promediaron el
35%, mientras que los precios subieron un 60%. El hecho más destacable de la evolución económica de
los últimos años estaba dado por la expansión de la inversión pública pero se contrastaba con al fuerte
caída de la inversión privada.
Las expectativas negativas generadas por la espiral inflacionaria y el déficit externo conducían a
maximizar ganancias de corto plazo y esterilizar cualquier recuperación del salario real. Hacia 1973,
aunque se agudizaba el desequilibrio de las cuentas del sector público y la tasa mensual de inflación
llegaba al 6%, el panorama internacional se presentaba más favorable, porque los términos de
intercambios nos eran positivos, como consecuencia del incremento de los precios de los productos
primarios (cereales y carne). Es decir, que en el año de la crisis de petróleo y del aumento de precios
también subían los precios de las exportaciones argentinas.
El regreso de Perón después de 17 años de exilio el 17 de noviembre del 72 concreto 3 hechos primero
reunió a los representante de todas la agrupaciones políticas asentando las bases de una convivencia
partidaria logrando la unánime adhesión a una democratización sin restricciones y garantizando el apoyo a
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ataques guerrilleros y de multiplico la violencia de los ataques de derecha, AAA (Alianza anticomunista
Argentina, comandada por López Rega).
Entre los asesinatos mas impactantes de los Montoneros estuvo el jefe de la Policía Federal Argentina
Alberto Villar, esto trajo como resultado político el estado de sitio del 74. Para asegurar su permanencia en
él poder intento recostarse en la FF. AA. tuvo como desenlace un dura crisis en le Ejercito, en agosto del
75 nombro al coronel Vicente Damasco como Ministro del Interior, esto un fue bien recibido por las
jerarquías militares e impulsaron el retiro de Damasco. Agobiado pos los acontecimientos Isabel pidió
licencia por enfermedad. Se hizo cargo del gobierno Italo Luder (presidente provisional del Senado). En
este lapso las nuevas luchas internas estaban dadas por las posibles sesiones en caso de la renuncia de la
Mandataria en licencia.
La irritación de los militares por el asalto al regimiento 29 de infantería de Formosa, obligo a presidente a
llevar a cabo un proyecto de creación de defensa nacional y de seguridad interna. Desde febrero del 75 la
milicia estuvo luchando con la guerrilla en la provincia de Tucumán. En Monte Chingolo el ERP decide
copar el arsenal y sufren 100 bajas, lo que lo lleva al cese de la actividad. Isabel retorno en Noviembre a
sus funciones, contaban con el apoyo de la FF. AA. de la iglesia del movimiento obrero organizado, las
centrales empresarias y los partidos políticos. Se trataba de encontrar una crisis de identidad de autoridad
del estado. Isabel Perón concedió el adelanto de las fechas de elecciones
139
El drástico reajuste dispuesto por el nuevo Ministro Rodrigo sorprendió a aquellos en el curso de las
negociaciones. Esta decisión provoca la paralización del trabajo en todo el país y pus a los líderes
sindicales en la disyuntiva de tener que confrontar el gobierno en un paro de 48 hs. (triunfo de los
sindicales) Luego la presidenta se alejo temporariamente de sus funciones y emergió el nuevo esquema al
poder. Consecuencias del Rodrigazo: Incipiente reseción, abrupto aumento del desempleo y caída de la
producción industrial. Luego el gobierno decretó una tregua de 180 días en los cuales se prohibían los
despidos y las huelgas. El nuevo ministro Antonio Cafiero trató de rehabilitar la política de concentración
ente el estado, la CGT y la CGE, se produce una quiebra institucional, tanto sindicalistas como políticos
oficialistas desoyeron los pedidos de la oposición civil para evitar el golpe militar y confrontar un
gobierno sin Isabel Perón.
El movimiento obrero organizado trato de conquistar un espacio dentro de la gestión estatal, los sectores
juveniles de la clase media peronizados pugnaba por un proyecto alternativo levantando la bandera de
socialismo nacional, ambos sectores libraron combates tendientes a dirimir posiciones dentro del poder.
Perón al frente del gobierno pasó a constituirse en un imperativo, luego de abandonar la violencia como
recurso político, el líder excluyó a los sectores radicalizados. Avalo la destitución de gobernadores ala
izquierda peronista y culmino a los diputados de la juventud peronista. El enfrentamiento con los sectores
de la izquierda de su partido culmina en mayo de 1974 cundo Perón increpado públicamente por los
sectores los expulsó de la plaza de mayo. Días después la rama juvenil fue excluida. Los montoneros no
fueron conscriptos. Perón eligió la dirigencia gremial.
La pura de elementos izquierdistas se acentuó al asumir Isabel Perón la UBA se convirtió en un objeto de
los sectores mas reaccionarios del peronismo. La JP y montoneros anunciaron la ruptura total con el
gobierno y el retorno de la guerrilla. Los montoneros se dispusieron a utilizar la violencia para imponer el
rumbo de un proceso que marchaba a la deriva. El partido peronista autentico (PPA), en noviembre de
1975 quedo prohibido por el gobierno. Los verticalistas consideraban a Isabel como la heredera
indiscutible de Peron. En cambio, los antiverticalistas, que planteaban la necesidad de recuperar el terreno
perdido retoman a las fuentes del justicialista.
Hacia fines de 1975 las bases partidarias se encontraban desorientadas y a la dirigencia se designo a la
espera del golpe militar. Las elecciones presidenciales de marzo de 1973, la derrota de la UCR a manos
del FREJULI, el movimiento de renovación y cambio emitió un documento en mayo de 1973 el cual
formulaba severas criticas a la conducción Balbinista. El documento del MRC (Movimiento de renovación
y cambio), propicio la instauración de l instauración de una autentica democracia social. Al fallecer el
presidente Perón Balbín apoyado por casi todo el movimiento. radical condeno la posibilidad de un golpe
radical. Hacia fines de 1974, la división interna del UCR, se profundizo. A pesar de que Balbín gano la
selecciones internas en 7 distritos nacionales, las disidencias de acrecentaron a medida que le Gob.
justicialista se debilitaba. Por otro lado Illia presionaba a la intransigencia nacional, para que le
radicalismo se adhiriera a las posturas del MRC. Balbín colaboro tratando de conservar el orden
democrático. Cuando se produjo el golpe militar se acepto con resignación y considero que se trataba de
una intervención temporaria y excepcional con el objetivo de regularizar el funcionamiento de la
democracia. El PI, integrante de la alianza popular revolucionario. Sostiene la necesidad e una revolución
nacional como único camino para la liberación del pueblo de toda dependencia y represión, etc.
La fuerza de la derecha liberal-conservadora, constituyeron la oposición mas contundente al gobierno
justicialista. Entre 1973 y 79 se nuclearon en tres alianzas la Alianza popular Federalista, la Republicana y
Federal y finalmente la Nueva Fuerza. Tendían a representar a caudillos provinciales y a sectores
económicos dominantes del interior y la capital, fundamentalmente altos y medios altos. Estas fuerzas
pusieron un articular énfasis en el señalamiento del caos y el Desgobierno. Cuando era inminente el golpe
militar las fuerzas políticas varios de sus dirigentes se habían reunido y establecido coincidencias con los
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generales Videla y Viola. El pronunciamiento militar es increíble, ya que e vació de poder alguien lo tenia
que llenar, la urgencia no permitía aguardar la elecciones grales. de octubre de 1976.
EL retorno del peronismo al Gob. Planteo a las organizaciones empresariales un escenario caracterizado
por el intento de reestructurar los sectores del poder, la designación de José Gerbard (Ministro de
Economía), el nuevo ministro estaba vinculado biológico y orgánicamente al partido comunista. Había
estado asociado a Fate y luego los propietarios de Aluar, empresa productora de aluminio cuya
prosperidad se debió a la vinculación privilegiada con el anterior gobierno Militar. Gelbard establecería
fuertes vínculos económicos que conservarían poderosas amistades en los estados unidos, el era el ejemplo
de una burguesía nacional.
Gelbard uso en práctica el Pacto Social. La UIA, SRA y la CAC, avalaron el pacto como algo inevitable y
en septiembre de 1974 CINA emitió una declaración crítica de esa política. La renuncia de Gelbard puso
en juicio el rol político de la CGE. Esta última empezó a pagar los costos políticos de su apoyo al
gobierno. En los primeros meses de 1975 se inicio el resquebrajamiento de la CGE. En agosto de 1975 se
formo la cámara Argentina del Comercio, la Cámara Argentina de Construcción, la SRA, Confederaciones
Rurales Argentinas, la FATAP y FEDEEAC. Se integraron en la asamblea permanente de entidades
gremiales empresariales. Este se convirtió en crítico severo de la CGE y en un polo opositor al gobierno.
En el seno de La CINA surgieron distintos movimientos: El Movimiento empresario del interno el (MEI)
con tendencias desarrollistas. El Movimiento de unidad industrial (MUI) agrupaba a 2 organizaciones
empresariales Bs. As. y Córdoba enfrentadas con Gelbard.
En diciembre del 75 el APGE jugo que el país continua su camino hacia le marxismo y propuso el estado
de movilización, el paro del 16 de febrero, este paro contribuyo a crear el clima social para el inminente
golpe de estado. La imagen de caos y desgobierno fue fomentada por las FFAA. El Gob. Acusado por su
incapacidad para imponer orden a mediados del 74 la SRA censura la comisión de política concertada. En
1974 la SRA deja de participar en dicha comisión. El anteproyecto de la ley agraria, en 1975, la mayoría
de las organizaciones representantes de los intereses terratenientes se opusieron al anteproyecto
juzgándolo de inconstitucional de esencia marxista–colectivizarte. Desde octubre de 1974 las relaciones
entre el Gob. La gran burguesía agraria experimentaron un notorio agravamiento, a pesar de que la
renuncia de Gelbard abriría a un deseable encuentro entre el Gob. y el agro, l política de ingresos de sus
sucesores continuo perjudicando a dicho sector. En consecuencia, la SRA se opuso a la gestión de todos
los demás equipos que ocuparon el ministerio de economía hasta marzo de 1976.
A juicio de la entidad, la política populista conducía la hiperinflación. A principios del 75 se preparo la
formación de una entidad coordinadora de los sectores propietarios agropecuarios integrada por la SRA,
CRA y CONONAGRO. En marzo de 1975 dispusieron una suspensión de la venta de carne vacuna en
disconformidad por la política vigente (paro ganadero de 10 días de duración). A Fines de octubre las
mismas entidades patrocinaron otra movilización del agro que duro 18 días. FAA, organización que
nucleaba a gran numero de PYMES rurales. En julio del 75 se iniciaba el periodo de crisis económica y
rápido desgaste político que llevara al golpe de estado.
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6,9,4 Las relaciones con la Unión Soviética y los países del Este Europeo.
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La vuelta al gob. del peronismo impulsó una política tendiente a fortalecer los vínculos con países del
bloque socialista (Vietnam, Corea del Norte y la Rep. Democrática Alemana). Las relaciones con la
URSS. Adquirieron una intensidad inusitada. El Ministro de Economía Gelbard (empresario y ex
presidente de la CGE), frecuentaba al embajador de Moscú y gozaba de la confianza de los soviéticos. Fue
gracias a su iniciativa que se concretaron convenios económicos con varios países de Europa Oriental.
Peor el mayor hecho fue la delegación económica hacha por el mismo Gelbard, el cual viajó a Moscú en
mayo de 1974, recibida por la plana mayor de la dirigencia soviética, un honor poco común, reservad a los
primeros mandatarios, fue allí donde firmo los tratados económicos más importantes concretados hasta
entonces en la historia de las relaciones entre ambos países (uno de ellos fue el de cooperación comercial,
en el cual se comprometían a suministrar maquinarias y equipos). El panorama cambio con la muerte de
Perón, Isabel trató de desligarse de los elementos izquierdistas en el peronismo, obligo a renunciar a
Gelbard, negó la ratificación de los convenios firmados con la URSS, salvo los referidos a los proyectos
hidroeléctricos en el tramo argentino del rió Paraná. En lo sucesivo, las dificultades económicas y políticas
impidieron una política exterior coherente.
A pesar de los múltiples y conflictivos sucesos políticos del año 1973, la asunción de Héctor Campora en
mayo, su salida forzada dos meses después y la llegada al poder de Perón en octubre, el rumbo económico
y su condición parecieron estables. El estado debía volver a jugar un rol decisivo a través del
financiamiento de la producción nacional y de estímulos que fortalecerían a los sectores locales sobre el
capital extranjero. La política económica de Gelbard no solo consistía en la aplicación de una serie de
instrumentos y medidas económicas, sino que estaba cimentada en el ya mencionado Pacto Social, que
permitía establecer las condiciones necesarias para el crecimiento económico, la redistribución del ingreso
a favor de los asalariados, el fortalecimiento del mercado interno, las restricciones a la operatoria del
capital extranjero (el cual había asumido una gran importancia en diversas ramas industriales) y la
industrialización. Por otra parte la paralización d Agro , según los especialistas es atribuible al excesivo
intervensionismo estatal, mientas otros lo atribuyen a la baja productividad y a escasa renovación
tecnológica.
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salariales de los trabajadores, de la confianza de los industriales en el equipo económico gobernante y del
apoyo de los sectores rurales.
6,10,3 El Rodrigazo
Los conflictos recrudecieron entre mayo y junio de 1975, cuando se debía abrir una nueva instancia de
negociación salarial. El 2 de junio Gómez Morales fue desplazado del Ministerio de Economía, ocupando
su lugar Celestino Rodrigo. Tomando en cuenta la distorsión en la estructura de precios relativos, el nuevo
ministro trato de sincerar las variables macroeconómicas comenzando por una devaluación del 160% para
el tipo de cambio comercial y del 100% para el financiero.
El objetivo del programa era tratar de combatir la aceleración inflacionaria. Los resultados del Rodrigazo
no podían ser exitosos. La inflación se disparo con violencia, mientras los salarios reales se contraían y
provocaban un recrudecimiento de la puja distributiva (los argentinos empezaban a desprenderse de un
dinero que comenzaba a perder el valor día a día y una aceleración inflacionaria reducía los ingresos
públicos). Uno de los desequilibrios mayores se encontraba en el alto déficit fiscal. De esa forma, la
inflación incrementaba el déficit, esta impulsaba a la oferta monetaria y con ella crecía la tasa de inflación.
El circulo vicioso se completo cuando el 29 de junio la presidenta resolvió anular los convenios laborales,
al tiempo que reducía los aumentos saláriales del 100 al 50%. En respuesta a estas decisiones los
sindicatos provocaron el alejamiento de López Rega y la renuncia de Rodrigo reemplazado luego por
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Antonio Cafiero. Durante el 1975 la inflación supera el 180% mientras los ingresos de los trabajadores se
incrementaron solo un 100%. Cafiero intento frenar el proceso inflacionario aplicando un mecanismo de
indexación de precios y salarios que no tuvo efectividad. Finalmente el Gob. de Isabel intento sobrevivir a
las presiones militares, hasta marzo de 1976, donde la dictadura militar tomo el poder.
En 1970 la población del país (23.400.000 hab. , 73% de ella población urbana). Fue entre 1930 y 1960
donde el ritmo de migración desde las áreas rurales hacia las urbanas tuvo su último impulso. Al mismo
tiempo, prosiguió el flujo de inmigrantes provenientes de países limítrofes. El 9% de la poblaciones estaba
constituida por inmigrantes, de la cual el 22% provenía de países vecinos, pese al Gob. De Ongania, quien
impedía la “inmigración clandestina”.
En la década del 70, la argentina ingreso en la categoría de países con “envejecimiento de la población”.
Durante la primera etapa del Gob. militar, la cuestión salarial se transformo en un tema crucial (una de las
causas de la inflación se halaba en los costos). En marzo de 1967, Kriger Vasena, estableció la suspensión
de las convenciones colectivas de trabajo y,. Tras la concesión de un aumento de sueldos, dispuso el
congelamiento de los ingresos de los asalariados durante dos años. Estas medidas tuvieron un efecto
desigual sobre los ingresos de los trabajadores. Los salarios de algunas industrias (calzados, muebles y
accesorios) experimentaron una perdida acentuada a lo largo de todo el periodo de gobierno militar.
El Cordobazo constituyo el punto de inflexión en la situación de los trabajadores. Los ingresos de los
mismos se incrementaron hasta alcanzar su pico en 1971. Hasta 1969 los trabajadores no fueron afectados
por el desempleo. Los cambios de la política económica a partir de 1970 generaron incertidumbre entre los
empresarios y produjeron una desaceleración de las actividades económicas que se tradujeron en un
aumento del desempleo. Los pequeños empresarios fueron los más afectados por la política económica,
sus ingresos se experimentaron una acentuada caída. Los comerciantes por otra parte se vieron
particularmente perjudicados por la liberación de los alquileres urbanos, avances de los sistemas de
comercialización a mayor escala y por la discriminación gubernamental contra las cooperativas de crédito.
Entre 1966 y 1968, los principales beneficiados fueron los propietarios de empresas altamente
concentradas y el estado. Así, en sectores donde el patrimonio se concentraba en un número reducido de
propietarios y en el Estado, las ganancias s fueron significativas. Las nuevas condiciones institucionales
permitieron el mejoramiento de los ingresos de los sectores populares. En 1975 la crisis laboral de julio,
las demandas saláriales del sector obrero se multiplicaron buscando compensar el deterioro que provocaba
la inflación sobre el poder adquisitivo y a estas se le sumaron, luego, las de los sectores medios. El
desempleo comenzó a descender en 1973 hasta alcanzar el 5,3% en abril de 1976. En las políticas de la
tercera experiencia peronista y los Gob. Precedentes de verifica una tendencia hacia el estancamiento de
los gastos públicos sociales. A partir de 1960, los servicios públicos sociales iniciaron un progresivo
deterioro que puso en evidencia la insuficiencia del gasto social frente a las demandas de los sectores de
menores ingresos, proceso que revirtió brevemente recién hacia 1973.
145
importancia. También se estableció un régimen que otorgaba mayores facilidades para la importación de
bienes de capital, que tenía en general más incidencia en las decisiones de inversión de las empresas
transaccionales que en las locales. De ese modo, los flujos de capitales externos comenzaron a reanudarse.
Entre 1967 y 70 se registro un ingreso de capitales privados por un valor muy próximo a los 740 millones
de dólares, de los cuales el 72% estaba constituido por capitales a corto plazo, la mayoría orientados hacia
el sector financiero, alentando las operaciones especulativas, y por ello, dada la liquidez de los fondos,
cualquier acontecimiento inesperado podría provocar una súbita salida de los mismos, perjudicando a los
consumidores.
Las inversiones fueron canalizadas en dos focos (en empresas multinacionales y en la adquisición de
numerosas empresas nacionales, este movimiento fue ayudado en gran forma por la multiplicación de
quiebras y cierres de empresas en este ciclo). Como contrapartida, el centro de las decisiones sobre
inversiones, compras, empleo, etc. Se encuentra fuera de las fronteras, con lo cual su control y orientación
por medio de las políticas económicas resultan más dificultosos y complejos. Por otra parte, la dimensión
de esas empresas tiende a generar mercados oligopólicos, impactando negativamente sobre el volumen de
empleo, generando un drenaje de recursos. Dentro de los sectores que lograron mejorar su posición se
destaco el automotor, acompañado por las industrias químicas y metalúrgicas.
En los aparatos industriales el punto más débil se ubicaba en el sector de maquinarias.
En 1967 se implementa una política restrictiva, tendiente a contener la inflación. Asimismo, el crédito a la
inversión otorgado por el Banco Mundial, adquirió mayor grado de significación que el destinado a
solventar gastos de explotación. Hacia finales de la década de 1960 se empezó a observar un progresivo
incremento de las exportaciones de productos industriales. En ello incidían varios factores, la mayor
competitividad lograda luego de la devaluación, el establecimiento de un régimen de devolución de
impuestos para las exportaciones de productos no tradicionales, la mayor madurez de algunas empresas, la
necesidad de encontrar mercados complementarios y los acuerdos comerciales con los países vecinos
cristalizados en la ALAC. Hacia mediados de los 70, las exportaciones industriales alcanzaron un 20% de
las exportaciones totales.
Indicadores globales del sector industrial, mantuvieron su nivel positivo hasta 1974, alcanzando dos picos
en 1969 y 1971. A fines de 1970 Aldo Ferrer sanciono la ley de “Compre Nacional”, la cual obligaba al
estado a privilegiar en sus compras a las empresas nativas. Por otra parte, se sancionaron nuevos
regímenes legales para las inversiones extranjeras, como limitaciones para el acceso al crédito bancario
interno, exigencia de la normatividad de las acciones, obligación de utilizar un porcentaje mínimo del 85%
del personal local en las áreas de dirección técnica y profesional y de dar a publicidad, previamente a la
autorización, los futuros contratos de promoción a suscribir con el Estado, así como la creación de un
registro de inversiones.
El regreso del peronismo al poder en 1973 permitió mejorar aun mas las posibilidades de inserción del
empresariado nacional, en ningún caso podrían otorgarse un tratamiento más favorable a inversores
extranjeros que a los nacionales, relacionados con la seguridad nacional. La explotación de servicios
públicos , bancos y seguros y ,medios masivos de comunicación y publicidades. Se profundizo la
estrategia de exportación de productos industriales. A pesar de que no se utilizó como herramienta la
devaluación (el valor real de las divisas descendió con el programa económico de Gelbard), se
implementaron nuevos incentivos par la exportación del sector, además de ofrecer un amplio apoyo
crediticio y técnico para las PyMES. Sin embargo, algunos indicadores también mostraban una faceta
oscura, a partir de las transformaciones de las estructuras de los precios relativos, un incremento de las
tasas de inflación exteriores, una mayor volatilidad de los flujos económicos y financieros y por ultimo las
dificultades macroeconómicas de las empresas, que habían llegado al cenit de su potencial. En este marco
las tasas de crecimiento comenzaron a contraerse hasta caer un una profunda receción, luego apareció el
Rodrigazo.
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A partir de 1962-63 un comenzó un ciclo ascendente en el desarrollo del agro pampeano. Los años
siguientes se caracterizaron por fuertes oscilaciones, los principales cultivos registraron altibajos. La
evidente disminución de las tasas de crecimiento tuvo diversas interpretaciones, entre ellas se destaco la
influencia perturbadora de la política económica, especialmente durante el Gob. De Ongania, según
Ferrucci, porque el énfasis de la misma estaba sobre el sector secundario. En 1964-6 tiene lugar la más
alta incorporación de tractores y cosechadoras al parque de maquinarias agrícolas.
Luego en 1967, sé implantaron unas retenciones con el objeto de evitar que el sector agrícola se
beneficiara con la devaluación, gracias a esta medida a partir de 1970, el precio de los productos
agropecuarios sufrió un fuerte suba relacionada con el aumento del valor de la carne analizado
oportunamente. Según SRA, la ley de arrendamientos agrícolas sancionada por Ongania abriría el camino
para incrementar la productividad, ya que eliminaba las injustas ventajas legales. La ley restablecía el
derecho de los terratenientes a la expulsión de aquellos y al control sobre los contratos, esta política fue
elogiada por SRA y CABAP, pero protestada por FAA. En 1969 se establece el impuesto de emergencia a
las tierras aptas para la explotación agropecuaria (ITAEA), el mismo establecía un impuesto del 5% ad
valorem sobre la propiedad de la tierra, con el propósito de forzar la intensificación de las exportaciones.
Los sectores manifestaron su oposición y manifestaron su oposición. En 1971-72 el desarrollo de los
cultivos de soja tuvo un avance acelerado y en pocos años se transformo en una de las principales fuentes
de ingreso de divisas para la Argentina, su crecimiento en valor se debía a un aumento de los precios
internacionales de las materias primas, en 1974-75 tanto la producción como los precios tuvieron un
comportamiento desfavorable.
La evolución del periodo 1969-72 varían las proporciones faenamiento, se debió a la aplicación de
medidas destinadas a favorecer la exportación y restricción del consumo interno. El Gob. Peronista
consideraba vital acelerar la tasa de expansión del sector agropecuario. El agro continuaba siendo el
principal proveedor de divisas que luego demandaba la industria para la importación de insumos y
maquinarias, por lo tanto la expansión debía sustentarse en un sector agropecuario más dinámico. Para ello
Horacio Giberd, creo la ley agraria, que no fue sancionada en el parlamento, contemplaba la expropiación
de aquellas tierras que no hubieran estado en producción en los últimos diez años, o que hubieran estado
en producción en los últimos diez años, o que hubieran producido menos del 30% de su rendimiento
normal estimado, serian multadas y las que lograran incrementar su rendimiento y eficiencia serian
premiadas. Buena parte de los beneficios del incremento de los precios internacionales de los productores
internacionales de los productos agropecuarios contribuyo a solventar las cuentas públicas, hasta que los
precios nacionales volvieron a caer. En este marco el ahorro del sector comenzó a disminuir hacia 1974, lo
que dio por resultado una reducción del excedente financiero agropecuario. En 1975 se genero un
deterioro manifiesto en las condiciones de las exportaciones agrícolas, como el deterioro de los precios
relativos, la presencia de factores climáticos adversos y finalmente el Rodrigazo y el descontrol
económico.
A partir de noviembre de 1975, las operaciones anti-subversivas alcanzaban una escala hasta entonces
desconocida, los militares pasaron a ocupar el centro de la escena política. El 9 de diciembre, Álvaro
Alzogaray, influyente entre las FFAA, pidió paciencia a los militares por un tiempo. En Nochebuena,
Videla, exhorto a los civiles a buscar una salida política negociada para solucionar los problemas del país.
Comenzaban los últimos noventa días del gobierno de Isabel. Un nuevo equipo económico, encabezado
por Cafiero, intento recrear la política de concertación, pero naufrago ante la imposibilidad de contener la
lucha por la distribución del ingreso, las demandas salariales que los jefes sindicales no podían frenar y el
desinterés de los empresarios, trataban de desestabilizar la economía y crear un clima de caos. Los
gremios desarrollaron huelgas y sus negociaciones entorpecidas por la acción de los guerrilleros que
secuestraban o asesinaban a los directivos de las empresas que negociaban con sus obreros.
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Los productores rurales dispusieron paros ganaderos. El equipo económico no podida controlar la
inflación, la especulación y el déficit fiscal. Al comenzar el nuevo año, Isabel, emprendió una drástica
reorganización de su gabinete, en la cual desplazo a los ministros ligados al sindicalismo y a los
peronismo dispuestos al dialogo y la concertación (figuras mas conservadoras retomaron sus posiciones en
el gabinete). Puestos clave pasaron a ser ocupados por personas de confianza de la cúpula militar, por ej.
El puesto de Jefe de Policía Militar, ocupado por el Gral. Albano E. Haruineguy.
Si bien los sindicalistas reaccionaron negativamente frente a medidas económicas que apuntaban al
deterioro del salario real, no se lanzaron a confrontar con el gobierno, comprendiendo la inminencia del
golpe militar. Los sectores económicos más poderosos no respondieron positivamente a las medidas del
gabinete, y a mediados de febrero, la sociedad argentina asistió a un paro general de veinticuatro horas
llevado a cabo por los empresarios. Desde fines de febrero, varios partidos ensayaron caminos alternativos
par evitar el golpe militar, con la intención de desplazar a la presidenta por caminos institucionales. Los
partidos provinciales plantearon la necesidad de iniciar un juicio político a Isabel Perón. La segunda
alternativa presentada por la UCR promovía la reunión de la Asamblea Legislativa para declarar la
inhabilidad de la presidenta. La tercera opción fue impulsada por varios partidos ( PJ, UCR, PC y PD entre
otros) y trataba de un acuerdo pluripartidario para concretar un programa económico-social de
emergencia.
La embajada de los EEUU sabía que el golpe militar sería sangriento (al menos con un mes de
anticipación) la misma compartía la idea de reemplazar a la titular del poder ejecutivo. Cuando el golpe
fue inminente HILL (embajador de los EEUU) manifestó que los EEUU reconocerían cualquier gobierno
que reuniera los requisitos necesarios. Ni el derrocamiento de un gobierno elegido democráticamente ni la
inminencia de un baño de sangre parecieron constituir obstáculos para que Washington anticipara su
respaldo a los golpistas. La rama política del peronismo aguardó el golpe con resignación y cuando la
madrugada del 24 de marzo, los militares derrocaron al gobierno Justicialista la Casa Rosada estaba vacía.
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