El documento describe cómo el Espíritu Santo provoca la oración de alabanza. El Espíritu Santo pone las palabras de alabanza en nuestros labios y hace que brote la alabanza de nuestro corazón. La alabanza efervescente de los discípulos en Pentecostés se debió a la acción del Espíritu Santo. Para alabar a Dios debemos invocar primero al Espíritu Santo.
El documento describe cómo el Espíritu Santo provoca la oración de alabanza. El Espíritu Santo pone las palabras de alabanza en nuestros labios y hace que brote la alabanza de nuestro corazón. La alabanza efervescente de los discípulos en Pentecostés se debió a la acción del Espíritu Santo. Para alabar a Dios debemos invocar primero al Espíritu Santo.
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El documento describe cómo el Espíritu Santo provoca la oración de alabanza. El Espíritu Santo pone las palabras de alabanza en nuestros labios y hace que brote la alabanza de nuestro corazón. La alabanza efervescente de los discípulos en Pentecostés se debió a la acción del Espíritu Santo. Para alabar a Dios debemos invocar primero al Espíritu Santo.
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es el Señor”, si no es por la acción miento, que indica la presencia del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo, Santo provoca del Espíritu Santo en nosotros (1 Cor 12,3). el “dador de vida”, el que hace que las palabras congeladas en nuestro
la oración de Cuando David dice, en el salmo 40:
“Puso en mi boca un canto nuevo”, corazón sean calentadas y se con- viertan en jubilosa alabanza. De esta manera, se realiza la promesa del alabanza está reafirmando lo mismo: es Dios el que pone en nuestros labios la Señor: “Yo haré entrar mi Espíritu en ustedes y vivirán” (Ez 37, 5). Por Hugo Estrada alabanza por medio del Espíritu San- eso lo primero que debemos hacer, to. Es el Espíritu Santo el encargado al intentar alabar a Dios, es invocar Cuando el salmista David comienza de provocar en nosotros la oración al Espíritu Santo para que caliente uno de sus salmos diciendo: “Abre, de alabanza, que le agrada sobre- nuestro corazón y brote la oración Señor, mis labios y mi boca procla- manera a Dios. de alabanza. mará tu alabanza” (Sal 51, 7), está señalando algo básico con respecto El profeta Jeremías cuenta su expe- La fuerza del “Ruah” a la oración de alabanza. Nosotros riencia. El Señor le ordenó que les Pentecostés fue la manifestación no tenemos una varita mágica para hablara a unos “huesos secos”. El arrolladora del Espíritu Santo, que iniciar cuando queramos la oración profeta obedeció: los huesos co- llevó a los apóstoles y discípulos a de alabanza. Necesitamos que Dios menzaron a moverse y a revestirse una expresiva alabanza, tan efusiva “abra nuestros labios” por medio de carne. El Señor le indicó al pro- y desbordante, que algunos llega- del Espíritu Santo para poder alabar- feta que le faltaba algo: tenía que ron a creer que los discípulos esta- lo. No basta la voluntad humana. invocar al “Ruah”, al Espíritu, para ban pasados de copas de vino. La Sólo Dios tiene la “llave” que nos que “soplara” sobre los huesos se- oración de alabanza, que provoca permite alabarlo. Esa llave es el Es- cos. Cuando el profeta invocó al el Espíritu Santo, se ha comparado píritu Santo. Bien lo afirma san Pa- Espíritu, los huesos secos se convir- a una mística embriaguez. En Pen- blo cuando nos revela que nosotros, tieron en el ejército del pueblo de tecostés, Pedro se vio en la obliga- por nuestra debilidad, no somos Dios. (Ez 37, 1-11). En la Biblia, el ción de explicar lo qué estaba suce-
26 BS Don Bosco en Centroamérica
MEDITACIÓN diendo. Se cumplía lo que había di- con el nombre de Magnificat, que Un mudo que canta cho el profeta Joel, que en los últi- significa: “Mi alma alaba al Señor”. La mudez de Zacarías fue un largo mos tiempos el Espíritu Santo se de- Al punto, Isabel también se unió al desierto a través del cual el sacer- rramaría abundantemente por me- canto de María. Las dos mujeres for- dote se dio cuenta de que su fe era dio de signos carismáticos. (Hch 2). maron un dúo armónico en alaban- puramente intelectual. No del cora- Según San Agustín, los últimos tiem- za al Señor. Seguramente se pusie- zón. Su religión se había convertido pos se inician con la venida de Je- ron a danzar, al estilo judío, como en “ritualismo”. Le faltaba el gozo sús; nadie sabe la fecha de su tér- se acostumbraba en momentos ju- del Espíritu Santo. Cuando nació el mino. bilosos como el que estaban vivien- hijo anunciado, Juan Bautista, Za- do. carías experimentó el amor de Dios Una mujer samaritana le preguntó Isabel, llena del Espíritu, le dijo a la por medio del Espíritu Santo. En ese a Jesús que cuál era el lugar indica- Virgen María: “Bienaventurada tú, momento se le soltó la lengua y co- do para poder adorar a Dios. Jesús que has creído todo lo que se te ha menzó a entonar uno de los precio- le dio una respuesta indiscutible; le dicho” (Lc 2, 45). Sin una fe fuerte sos himnos de alabanza de la Bi- dijo: “Los verdaderos ado- blia, que, en latín se llama “Be- radores adorarán al Padre nedictus”, “Bendito”. Ahora, en Espíritu y Verdad” (Jn 4, Zacarías ya no adoraba a Dios 23). Los comentaristas de la sólo con la mente; ahora toma- Biblia escriben con mayús- ba parte también su corazón. El cula Espíritu, ya que, como Espíritu Santo lo había llevado a señala Raymond Brown, cantar una bella alabanza con el aquí “no se refiere al espí- corazón henchido de júbilo. ritu del hombre, sino al Es- píritu de Dios”. Es peligroso, que como Zacarías, seamos escrupulosos en cumplir Jesús dijo: “Si alguno tiene con todas las normas litúrgicas, sed, venga a mí y beba... pero que lo hagamos sin la un- del interior del que crea en ción del Espíritu santo. San Pa- mi brotarán ríos de agua blo escribió. “Sí confiesas con viva” (Jn 7, 39). San Juan tus labios que Jesús es el Señor, explica que esos ríos de y crees en tu corazón que Dios agua viva significan al Espí- lo resucitó, te salvarás. Porque ritu Santo. Esos ríos de cuando se cree con el corazón agua viva denotan la vida actúa la fuerza salvadora de abundante, que Jesús pro- Dios” (Rom 10, 9). Una fe pura- metió a los que creyeran en mente “intelectual” nos lleva, él. Esa vida abundante se como a Zacarías, a una fría reli- manifiesta por medio de la gión ritualista. Debemos invocar Creer con el corazón oración de alabanza, que la presencia fuerte del Espíritu exteriorizan los ríos de agua Santo para que nuestra oración viva, que el Espíritu Santo hace bro- no puede haber oración de alaban- no sea ritualista, sino se exprese en tar en los corazones. Escribe Ray- za. Mientras María e Isabel desbor- jubilosa oración de alabanza. mond Brown: “El Espíritu eleva a los daban en alabanzas a Dios, el espo- hombres por encima del suelo y de so de Isabel, Zacarías, permanecía La Virgen María, llena del Espíritu la carne y los capacita para adorar mudo. No podía unirse al dúo de Santo, dijo: “Mi alma alaba al Se- adecuadamente. alabanza de las dos mujeres. Zaca- ñor y mi espíritu se alegra en Dios rías estaba pasando por una crisis mi Salvador” (Lc 1.47). María alaba En la casa de Isabel espiritual. Por medio de un ángel, a su salvador, a quien lleva en su La Virgen María, que acababa de ser el Señor le había anunciado que su seno. Glorifica a Jesús. Isabel, llena llenada del Espíritu santo, fue a visi- estéril esposa iba a tener un hijo. del Espíritu Santo, le dice a María: tar a su anciana prima Isabel. La sola Zacarías no logró creer en la buena “Bendita tú entre todas las mujeres presencia de Jesús en el seno de la noticia que, de parte de Dios, le traía y bendito el fruto de tu vientre” (Lc Virgen María hizo que Isabel que- el ángel. Alegó que su esposa era 1,42). El Espíritu Santo mueve a Isa- dará también llena del Espíritu San- ya muy anciana. Que ya no era po- bel a alabar el “bendito fruto del to. María, al ver las maravillas que sible. Debido a su falta de fe, el án- vientre de María”. Isabel es llevada Dios obraba, explotó en un bello gel le indicó que iba a quedar mudo por el Espíritu santo a glorificar a himno de alabanza, que conocemos (Lc 2,20) Jesús.