Você está na página 1de 152

1

POR FAVOR, LEE ESTO LO PRIMERO.


« en: Mayo 06, 2020, 05:31:20 pm »

Hola.
A continuación puedes ver 82 artículos sobre asuntos relacionados con la psicología y la
espiritualidad que te conviene conocer, o por lo menos te conviene que tengas otra opinión
o visión ajena para compararla con la propia.
A partir de que uno siente una intranquilidad espiritual inexplicable, o que siente en su
interior la necesidad de cambiar, se inicia un proceso en el que la inquietud generalizada es
la de que hay que hacer “algo”, pero no siempre se sabe cómo explicar ese “algo” ni por
dónde comenzar a dar los primeros pasos.
A partir de esta introducción puedes seguir el orden que quieras, aunque es recomendable
que sigas el orden del número que precede a cada título. Todos son independientes, por lo
que puedes leerlos de un modo aleatorio, pero en algunos casos se hace referencia a algo
que se explica en los anteriores, y si no los has leído te puedes desorientar un poco.
Verás que en algunos casos se cuenta lo mismo desde varios puntos de vista. Cada persona
entiende mejor las cosas mejor de un modo distinto (espiritual, psicológico, con ejemplos…)
y la intención al repetirlo es acertar con el tuyo preferido, con el que te llegue más
directamente. Te advierto que no soy el mayor erudito en ninguno de los temas sobre lo
que escribo: sólo soy una persona que reflexiona, que siente, que observa, que recopila,
que comprendió algunas cosas o las aprendió de otras personas; que es honesto y sincero
consigo mismo.
Deseo que te sea útil y te aclare alguna de tus dudas.
Si no encuentras aquí lo que buscas, o si no te convence lo que leas, no te lo creas sin más
ni te conformes. En este caso, te sugiero que sigas buscando por otros sitios, pero que no
te rindas.
El Camino del Desarrollo o Mejoramiento Personal es largo, pero es gratificante. No lo
abandones nunca.

Francisco de Sales
CAPÍTULO 1

TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO
PERSONAL

EL PROCESO

   “Uno no siempre hace lo que quiere,


pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
   Aquí lloramos todos, gritamos, berreamos,
 moqueamos, chillamos, maldecimos,
 porque es mejor llorar que traicionar,
2

porque es mejor llorar que traicionarse”.


 (Mario Benedetti)

“Lo imperdonable es mentirse”.

“Para hacer cualquier cosa importante es imprescindible que haya estímulo”.

“En todos los procesos se requieren estas condiciones:


 tiempo, silencio, y una actitud abierta para resolver los problemas”.

“El viaje más largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo.”
 (Dag Hammarskjöld)

Partimos de la base de que si estás leyendo esto es porque una inquietud, o una necesidad,
te han creado casi una obligación de buscar para aclararte.
Has tenido algún momento de lucidez que te ha propuesto comenzar un proceso por el que
descubrir cómo acallar ese “lo que sea” que bulle en tu interior. También has tenido
momentos en que la parte más racional de tu mente, apoyado por las partes más vagas y
más miedosas, lo han aplazado una y otra vez.
Ahora parece que has empezado.
Este es un largo proceso que, y dado que se repite de modos muy similares en mucha
gente, casi se puede generalizar y esa generalización es lo que puedes ver a lo largo de los
siguientes artículos.
En ellos verás cómo es, a mi entender, el proceso adecuado para no perder el tiempo, y no
perderte, y para que haya un orden que te evite caer en un caos que sólo te va a aportar
una sensación de estar perdido y un buen motivo para dejarlo todo y aplazarlo
indefinidamente.
Reflejan lo que, a mi entender, todos pasamos más o menos. Hay ligeras variaciones,
según las personas, pero creo que es conveniente que conozcas todo lo que escribo, y que,
desde el principio, sepas discernir lo que no resuena en tu interior y lo olvides, y que, por
favor, no te creas nada si previamente no estás de acuerdo con ello.
Todo esto no es la verdad irrefutable y absoluta, sino mi propia experiencia y la de otras
personas que están en la misma situación, pero con un poquito de ventaja. Son ya muchos
años de lidiar con esto.

Antes de comenzar el capítulo, vamos a proveernos del material necesario.

ACTITUD MENTAL POSITIVA

Y si no la tienes ni empieces, porque no vas a llegar a ninguna parte. A partir de ahora no


vas a negar ninguna realidad que veas, aunque no te guste, y vas a resolver los problemas.
Esta es la Actitud Mental Positiva.

SINCERIDAD
No se le debe engañar ni al abogado, ni al médico, ni al mecánico, ni a uno mismo.

AMOR Y AMOR PROPIO


O sea, amor al propio uno mismo. A ti mismo.
3

ACTITUD
“Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil”, decía Confuccio. Nada de ideas
preconcebidas defendidas a ultranza.

RECEPTIVIDAD

Ausencia de prejuicios. Hacerte transparente. Dejar que las cosas calen, no rechazar los
sentimientos que se vayan produciendo. Permitir otros conceptos distintos de los que se
tienen, aunque eso no implica que hay que aceptarlos todos. No mantener una relación de
rivalidad con las experiencias que se vayan viviendo: nada de zancadillas, ni auto-castigos.

TIEMPO

No quieras solucionarlo en un día.

Si ya tienes esto claro, seguimos.


Poco a poco, habrán ido apareciendo señales o llamadas que te indican, tenuemente al
principio y con más intensidad después si no haces caso, que algo no va bien en alguna
parte de tu interior.
Es una inquietud, una sensación, algo indefinible… no sabes qué es lo que no va bien del
todo; es una intuición quien así lo sugiere, pero es tan sutil…
Ese sentirse raro y un poco mal sin saber por qué es un aviso del descontento de tu esencia
divina o de tu verdadero Yo reclamando. Es la primera señal.
Después habrá más señales: sueños, premoniciones, frases que parecen hechas para ti,
situaciones que resuenan en tu interior, un pensamiento que te llama, un libro que de
algún modo cae en tus manos, algo que te regalan…
Es una sensación no muy dolorosa, pero sí desagradable, porque no se manifiesta con
claridad; no te dice rotundamente de qué se trata y cuál es el remedio. Lo único que pasa
es que te sientes cada vez más impaciente, más inquieto, más lleno de dudas.
Desde ese malestar surgen preguntas. Al principio, tímidamente, como si no quisieran
importunar. Después son preguntas más profundas, más inquietas, más ansiosas de
respuesta.
Aún no sabes que estás viviendo el comienzo; ni siquiera sabes de qué es el comienzo. Es
el comienzo de un asunto que no te va a dejar descansar hasta que no te pongas en
marcha y te escuches con atención, te dediques el tiempo que precisas y te mereces, y
comiences el proceso de Descubrimiento, primero, y el de Realización, después.
Es tiempo de ponerse en marcha, y estos son los primeros pasos:

TOMA DE CONCIENCIA:

Hay que reconocer la realidad de la situación, las dificultades, las carencias, las dudas, ese
deseo de querer qué está pasando y querer saberlo todo…
Observar, sentir, evaluar, preguntar y preguntarse…
No descalificar, no quitar importancia ni negar; cuidado con no ver o no querer ver…
Desconfiar de las excusas, evitar convencerse de que no está ocurriendo lo que está
ocurriendo, menospreciar lo que pasa pensando que no es nada, que no se puede hacer
nada, que nadie puede ayudar…
Atención: saber todo esto obliga a responsabilizarse de ello...

RESPONSABILIZARSE:
4

Reconocer que es un asunto tuyo y que tú lo has de resolver.


Vas a encontrar, sin duda, cosas que no te van a gustar. Son tus cosas. No eres tú, pero
estás siendo tú. Más adelante veremos la diferencia.
Tú eres el único material de que dispones al iniciar el Camino.
Pero, te lo garantizo, todo está en ti. Lo eres todo. En esencia, eres sólo lo mejor, sólo lo
perfecto.
Otra cosa es que hayas ido añadiendo personajes a tu vida, y que tengan algunas cosillas
que habrá que eliminar, porque no son tú.
No culpabilizar a los demás o a las circunstancias o al destino…
Es buen momento para revisar tus conductas habituales, tus desatenciones propias y las
desatenciones a vivir de un modo consciente… y has de hacerlo con sinceridad, porque no
sirve de otro modo, y porque lo habitual es no querer reconocer lo desagradable propio
puesto que uno desea mostrar una imagen idealizada, aunque falsa, de sí mismo.

DESEO (O NECESIDAD) DE CAMBIAR:

Hacer lo conveniente, lo imprescindible. Más adelante verás si tienes que cambiar o sólo
Descubrirte.

AMOR Y CUIDADO:

No engañarte. La mayor agresión que puedes cometer contra ti mismo, el pecado más
imperdonable, es engañarte. Porque, además, no sirve para nada positivo, sino que
contamina el resto del trabajo.
Conviene ser muy amoroso y comprensivo durante todo el proceso. Es necesario. Van a
salir cosas desagradables y puede llegar a bajar la cotización de tu autoestima, porque van
a aparecer cosas que tenías olvidadas o escondidas, y te van a remover entero.
Posiblemente, en algún momento te arrepientas de haber comenzado y pienses que tenías
que haberte quedado como estabas y no haberte metido en esto. No te preocupes, no te
durará mucho la preocupación. Cualquier  paso que des en la dirección correcta, y las
satisfacciones que irás notando, te compensarán de sobra.
Y es absolutamente necesario, del todo imprescindible, que hagas este proceso, cueste lo
que cueste, porque el premio eres tú realizado.

ATENCIÓN

Más o menos, con ligeras variaciones, desde poco después de que el niño nace empieza a
renunciar a ser él mismo porque las normas de convivencia con la familia así lo exigen.
Es lo que se denomina aceptar y adoptar los modelos.
La pureza de ser uno mismo dura muy poco tiempo. Los padres ya tienen preparado casi
todo su futuro. En el recién nacido han depositado ilusiones y esperanzas, y la posibilidad
de redimir sus frustraciones, por ello desean que alcance en esta vida lo que ellos no
alcanzaron, y se proponen conseguirlo a base de cariño o, si hace falta, con mano más o
menos dura.
Dura tarea la que le espera al niño.
A un ser que nace descontaminado, virgen, inmaculado, sin condicionamientos, con todas
las posibilidades íntegras a su alcance, le van acotando sus ilimitaciones para que parezca
bien educado.
Si quiere ser él mismo, hace cosas que a sus padres no les parecen bien, y entonces le
castigan con enfados, desatención y abandono, reprimendas, tortas… en cambio, si es
obediente y aprende bien lo que tiene que hacer para contentarles, recibirá premios:
5

sonrisas, caricias, regalos…


A nada que sea un poco listo, se da cuenta que le interesa renunciar a ser él mismo a
cambio de los premios que recibe ya que conllevan satisfacción inmediata.
En el momento que acepta el trueque, deja de ser él mismo de por vida y más adelante, a
una edad como la que tú tienes ahora, tendrá que comenzar un peregrinaje por psicólogos,
libros, charlas, cursos, gurús…
Por ejemplo, no se le permite llorar cuando le apetece llorar, porque molesta, o no se le
permite desarrollar todas sus capacidades de jugar porque mancha, rompe, o fastidia. No
se le permiten una serie de cosas, y por la buena convivencia, y aún en contra de sus
deseos, acata las normas pero sabe que no está siendo él mismo sino el modelo que sus
padres quieren que sea.
Los padres, en cambio, creen estar educándole, y educándole bien.
Como el recién nacido no tiene otra referencia que la de sus padres, y ya que hasta el
momento han demostrado ser personas de confianza (le alimentan, acuden cuando se
encuentra mal y llora, le transmiten seguridad, le dan juegos y ponen buenas caras, etc…)
confía en lo que le enseñan y mandan pues no tiene raciocinio suficiente para debatir con
ellos.
Desde el momento que acata entrar en ese juego de la llamada “educación” comienza a
dejar de ser él mismo, pero es que, a esa edad, no queda otro remedio que obedecer…

¿QUÉ PASA ENTONCES?

Durante el tiempo que dura el proceso, y hasta que consigas resolverlo, se va a manifestar
una angustia que no vas a poder controlar. Es inevitable que se manifieste, porque existe,
y cada vez que dejes de distraerla con lo que la entretiene, se vuelve a manifestar.
Afortunadamente, aparecen muchas cosas que no gustan, por supuesto. Sí, lo digo bien; si
no se asomaran, seguirías sufriéndolas pero desconociéndolas, y de ese modo resultan
imposibles de resolver.
Para poder cambiar o modificar algo es imprescindible reconocer la existencia de ese algo.
Si no tomas conciencia y aceptas que tienes el pelo sucio, aunque no te guste reconocerlo,
jamás tomarás la decisión de lavarlo.

¿Qué va a pasar?

Tienes que estar preparado para lo que pase, porque van a pasar cosas.
Unas difíciles, ya que recibirás algunos rechazos de aquellos que te quieren mientras eres
como ellos quieren que seas, y que en el momento en que te muestres como realmente
eres y quieres ser, te lo van a hacer saber, “has cambiado, ya no eres como antes”, te
dirán, y te pondrán caras largas y un más o menos disimulado desprecio.
También habrá cosas buenas: ánimos, caricias, y felicitaciones por la nueva cara que refleja
tu nuevo estado, “te veo mejor”, dirán quienes te quieren y se fijan, y recibirás la
enhorabuena más importante: la tuya misma alegrándote al decir con convencimiento “me
veo mejor”.

REFLEXIONES

Si estás haciendo mil cosas a la vez (astrología, control mental, zen, libros, cursos, charlas,
etc.) sin saber por qué ó para qué, sin preguntarte qué estás buscando realmente, es
posible que te conformes con los conocimientos y que estés renunciando a la sabiduría.
Atención al peligro que tiene comenzar un proceso, que es el de convertirse en un teórico,
6

cosa que no ayuda en nada. Más vale sentir -sin saber cómo ni por qué-, que teorizar
acerca de lo que se debería sentir.
Si te preguntas “qué estoy buscando” y respondes “me estoy buscando a mí mismo”,
piensa bien si te estarás buscando donde no estás.
Y no te busques sólo en la espiritualidad: búscate donde estés ahora, y cuando te
encuentres, si quieres, llévate a ella.
Pueden aparecer cosas tuyas en todas las ciencias esotéricas, pero también las hay en cada
niño, cada amanecer, y cada sonrisa.
Te propongo pensar en ti, en “eso” que lleva puesta tu ropa, ocupa tu asiento y te
acompaña en cada duda y cada descubrimiento. Te sugiero pensar en Yo Soy. Siempre Yo
Soy. No dividir en consciente e inconsciente. No sólo culpar al segundo de los errores, de
los impulsos primarios de los que reniegas, de lo que te hace sufrir y te domina. No dividas,
a efectos de justificarte, en “algo que yo no domino y me controla”, el inconsciente, y “algo
de lo que más o menos me responsabilizo”, el consciente. Ambos te pertenecen. Eres
ambos.
Cuidado de no crear dentro de ti dos irreconciliables que estarán acusándose mutuamente y
creando una extraña sensación que no te permitirá sentirte a gusto contigo mismo, porque
eso acabaría repercutiendo negativamente en tu autoestima.

MIS PENSAMIENTOS

¿Qué me está pasando?


Alto.
Quieto.
Sé que se necesito silencio, tiempo y sinceridad. Y no esperar que la mente resuelva este
asunto con una respuesta. Debo hacer la pregunta, pero no siempre se necesita una de
esas respuestas llenas de palabras.
Lo que hace falta es fijarse en lo que se siente.
¿Qué siento?
¿Cuáles son mis sentimientos?
¿Cómo me siento?
Pero me hace falta sentir, no elucubrar.
Darme cuenta.
Admitir lo que sea, nunca negarlo, jamás disfrazarlo.
Aceptar lo que sea y amarlo.
Amarme como esté.
A fin de cuentas, en este momento no tengo otra cosa, y me voy a tener por siempre.
Ese ser más o menos confuso o enojado o triste, soy yo en estos instantes, y negándolo no
lo voy a poder arreglar.
Arreglarme para disfrutarme.
Que el resto de los años sean más tranquilos y estén llenos del propio amor.

RESUMIENDO

Este es un buen momento de empezar a experimentar (observa que no he puesto “leer”)


los siguientes capítulos. Espero que te sirvan para despertar algo, o, por lo menos, para
cimentar la inquietud de buscador que tienes y que sea el inicio, el primer paso, del Camino
Personal de Descubrimiento.

Francisco de Sales
7

CAPÍTULO  4 (1ª parte) - CAMBIAR

Este es el capítulo 4 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“El ingrediente principal del cambio es la sinceridad”.

“Cuando una persona inicia un proceso de cambio,


ya nunca será el mismo que lo inició”.

“Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas


 que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas
 que sí puedo, y sabiduría para conocer la diferencia” .
(Plegaria de alcohólicos anónimos)

“No es necesario que cambies el mundo.


Cambia tú y verás cómo el mundo es distint0”.

“El deseo de cambiar a otros, tanto como el deseo de cambiarse


 a sí mismo, viene fundamentalmente de la intolerancia”.
(Tony de Mello)

“En el proceso de cambiar tendrás que familiarizarte con palabras


como comprensión, tolerancia, amor, consciencia,
 paciencia, felicidad, luz, esperanza, fe…”

“Cuando te empiezas a dar cuenta,


te das cuenta de que antes no te dabas cuenta”.

“Las cosas no cambian; cambiamos nosotros”.


(Henry David Thoureau)

“Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad,


pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.

Partamos de una aclaración: yo opino que no hay que cambiar tal como entendemos
habitualmente “cambiar”, que es dejar un modelo con el que no estamos satisfechos y
poner en su lugar otro modelo que creemos que nos va a ir mejor porque se aproxima más
al Yo Ideal que nos gustaría ser. Sí estoy a favor de ir haciendo modificaciones en algunas
actitudes y actualizar algunos modos de pensar, pero que esto se haga sobre la persona y
no sobre alguno de los personajes que vivimos.
Estoy plenamente a favor del Desarrollo o el Mejoramiento Personal, pero de quien uno es
realmente. Eso implica que hay que descubrir quién es uno mismo y más adelante se
abordará ese tema.

Hay muchos motivos distintos que empujan a las personas a querer realizar un cambio –y
8

usaré “cambio” o “cambiar” para que a algunos les resulte más sencillo de comprender-.
Uno de ellos es por la imposición de los otros, que nos hacen ver de algún modo que no les
gustamos como somos y con eso nos insinúan que, para ser bien aceptados, debiéramos
ser como a ellos les gustaría que fuésemos.
Otro motivo es el deseo que se produce tras una larga temporada de vida a las órdenes de
un yo propio que no termina de gestionar las cosas como a quien es Uno Mismo le gustaría.
Hay más: la rabia, la insatisfacción, la suma de algunas frustraciones, la sensación de
acumular muchos años perdidos y la toma de conciencia de que la vida se está acercando
al final, o el auto-concepto personal si nos es muy satisfactorio y defrauda.
Es muy interesante conocer cuál es la razón, o las razones, para iniciar un Proceso de
Cambio, porque si se hace por contentar a los demás es errónea la motivación, y el
resultado no será satisfactorio para uno mismo, porque dejará de ser de cierto modo para
pasar a ser de otro modo, pero seguirá sin ser él mismo.
Si el motivo es que uno no se soporta como está siendo, tampoco es una adecuada
estimulación, porque esa auto-imposición puede venir directamente de un yo/ego que
pretende perpetuarse en el cargo, con un deseo de SU afianzamiento. Y hacer eso es
instalarse en una pésima zona de confort.
Si la causa que nos empuja es la intolerancia, también es una razón inadmisible: al
resistirnos a un rasgo negativo de nosotros, no hacemos más que agravarlo, como
demuestra la psicología.
Si la razón es el deseo de reencontrarse con quien uno intuye que es en realidad, o la razón
es la voluntad de realizarse personalmente, o son las ganas de estar en un mejor estado de
comprensión y aceptación y amor propio, esta base sí es la adecuada.
Una vez descubierto el motivo, la siguiente cuestión a aclarar es esta: ¿cambiar o
modificar?

Cambiar es dejar un modelo para coger otro. No es la decisión ni la solución adecuada.


Conviene tener claro que un cambio, sobre todo si es brusco o muy importante, nos puede
dejar descolocados durante un tiempo, o puede hacer tambalear las bases de lo que está
siendo nuestra vida, y eso siempre moviliza a uno o varios yoes que luchan egoístamente
por su supervivencia.
Si se inicia un cambio es porque uno no sabe realmente quién es y desea encontrarse
consigo mismo. Si supiera quién es, no necesitaría “cambiar” sino modificar ciertos
aspectos o conductas, aunque sean modificaciones provisionales hasta que empiece a ser
realmente él mismo, porque uno sigue necesitando pilares sobre los que apoyarse y son
imprescindibles para nuestra timorata existencia.
Cambiar lo asociamos a quitar una cosa para poner otra, mientras que modificar lo
entendemos como mantener lo que se tiene pero mejorándolo o haciéndolo a nuestro
gusto. En el primer caso, hay una pérdida de algo que consideramos como nosotros, o
como nuestro, por otra cosa que aún no sabemos cómo es, y eso puede preocupar y
asustar. En el segundo caso, mantenemos lo conocido, y eso da un respiro, pero como va a
ser mejorado, el ánimo y el afán de colaboración es más amplio.
Pero quizás no necesitemos cambiar ni modificar, sino ser nosotros mismos, Ser Uno
Mismo, que consiste en no añadir y vivir una falsa personalidad, ni usar unas cualidades
que son ajenas, ni satisfacer los deseos del ego, sino quitar todo aquello que no somos.

El primer paso es reconocerse en el estado actual: ni negar la realidad existente ni evadir la


responsabilidad; ni culpabilizar al destino o las circunstancias ni enmarcarse en un paisaje
tétrico; ni esconder algunas evidencias ni aparentar colorear engañosamente lo que es
oscuro.
El segundo paso es aceptar lo que hay en este momento. Ni más ni menos. Aunque
aceptarlo, por supuesto, no implica tolerarlo ni permitirlo ni conformase.
9

El tercer paso es asumirlo. Asumirlo es descarnado, no lleva florituras ni quitapesares. Eso


es. No es otra cosa. Sin justificaciones ni adjetivos. Es lo que tengo, así estoy siendo, con
esto convivo.
Eso sí: creo es perdonable todo lo que haya sucedido hasta ahora y todo lo que nos haya
traído hasta aquí. El no habernos dado cuenta o no haber sabido nos despenaliza de la
responsabilidad siempre y cuando no hayamos actuado con mala voluntad contra nosotros
mismos o contra otros, lo que nos convertiría, cuanto menos, en cómplices, y entonces sí
tendríamos derecho a reprobación.
Pero ahora lo sabemos.
Ahora no podemos eludirlo alegando desconocimiento.
Ahora estamos empezando a ser muy responsables de nosotros y de lo que hagamos o no
hagamos por o para nosotros.

Conviene saber que a menudo se produce una auto-aceptación pasiva y resignada (“qué se
le va a hacer si soy así”, “algo malo habré hecho en otra reencarnación cuando Dios me
castiga con esto”, “ya soy mayor para ponerme a cambiar las cosas”, “las cosas son como
son”, “el mundo es un valle de lágrimas y aquí se viene a sufrir”, etc…) o se produce una
auto-agresiva no aceptación, y uno se culpabiliza, se castiga, pero no hace algo positivo por
resolverlo. Estas personas pueden comenzar por una auto-aceptación, que es no tener
deseo de ser algo distinto, sino comprender las circunstancias personales que les llevaron a
ser como son, y este es el primer paso para iniciarse en cualquiera de los caminos.

VISTO DE OTRO MODO

“¿Cómo puedo cambiarme a mí mismo?  Tú eres tú mismo, por consiguiente tú no puedes


cambiarte a ti mismo, de la misma manera que tampoco puedes alejarte de tus pies.
¿No tengo nada que hacer entonces?
Puedes comprenderlo y aceptarlo.
Pero ¿cómo voy a cambiar si me acepto a mí mismo?   
¿Y cómo vas a cambiar si no lo haces?
Lo que no aceptas no puedes cambiarlo; simplemente te las ingenias para reprimirlo.”
Si comprendieras bien lo que acabas de leer, te darías cuenta de que no quieres cambiar.

La palabra clave no es cambiar, que se asocia a algo que es desconocido, al miedo, a un


asunto costoso en emociones, o con sufrimiento.
La palabra clave es Descubrir. (Puedes ver el capítulo titulado “Descubrir”).
La opinión de quien sabe dice que lo que uno ha de hacer es Descubrir a quien es en
realidad y sacarlo a la luz.
Con nadie se va a sentir uno mejor que consigo mismo, con el que realmente es. No el
personaje, no el que están esperando los demás, no el que se vende por una migaja de
atención o acogimiento. El descubrimiento de Uno Mismo conlleva comenzar a comportarse
y ser naturalmente, sin máscaras, sin suplantar una personalidad ficticia.
Uno ha de ser quien es, y ningún otro.
No es conveniente vivir una vida de fingimientos que gire alrededor de agradar a los demás
y a costa de desatenderse.
Hay una cosa que ni siquiera el mismo Dios ha conseguido hacer: agradar a todo el mundo.
Si lo que haces es cambiar sólo por los de fuera, ¿quién te garantiza que así tendrás paz?
Tú te seguirás reclamando sinceridad.
Si vas a Descubrirte que sea por ti. Para ti.
Esto puede implicar que irá desapareciendo cierta gente de tu círculo de relaciones. Se
quedarán los buenos y quien no te acepte… es que no merece la pena.
10

Sé muy consciente de esto: los cambios se plantean por falta de aceptación de uno mismo,
pero es porque uno no está siendo él mismo.

ATENCIÓN

Cuando no nos sentimos a gusto con algún aspecto nuestro decimos, equivocadamente,
que queremos cambiar. No es cierto.
Cambiar es dejar un modelo para coger otro modelo.
En realidad, lo que queremos es Descubrir al que realmente somos y hacerlo realidad y
realizarnos, o bien queremos, en un primer paso, modificarnos: hacernos de otro modo,
pero respetando lo que somos.
Por eso deberás prestar atención cada vez que leas la palabra cambiar, o alguna de sus
derivadas, y pensar en modificar.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS

Posiblemente no llegues a hacer modificaciones en algunos aspectos de tu vida


simplemente porque no te atreves a preguntarte sin miedo, y después no te paras a
esperar -sin prisa- una respuesta.
Esto es muy grave.
Hay aspectos de tu vida que podrían ser muy distintos si dedicases un poco de tiempo a
esto, y esto sí es realmente importante.
Ya sé que es difícil, pero verdaderamente merece la pena.
¿Por qué no tienes valor para hacerte las preguntas importantes y paciencia para esperar
las respuestas?
Un hora, un día, un mes… el tiempo que le dediques… ¿y qué es eso comparado con lo que
te aportaría en calidad para el resto de tu vida?

MIS PENSAMIENTOS

Me reencuentro conmigo y desde la aceptación de que esto es lo que hay, y no otra cosa,
comienzo.
Recojo a mi niño herido, hago una primera cura de sus más visibles heridas y enjugo sus
lágrimas.
Busco a mi parte humana caída, y le hago una promesa firme de atención y cuidado. Que
daré por ella la vida, le digo, y prometo no abandonarla y no abandonarme nunca más.
Doy consuelo a mi alma, y cobijo, y besos. Le pido perdón. Me comprometo, empeñando mi
palabra de honor, en dedicarle la atención y el cariño que se merece.
Abrazo al corazón. Es un abrazo de corazón a corazón. Desde el corazón de la mente
consciente que le reconoce como motor y como guía, al corazón todo amor que me protege
y desea lo óptimo para mí.
Jamás partiré desde “no me quiero mientras siga siendo de este modo” o “sólo me
empezaré a querer cuando llegue a ser de este otro modo”.
Nada de odio, de desprecio, de hablar mal del que estoy siendo. Sin ningún tipo de
enemistad hacia el yo presente. Que se dé cuenta de que hay buena voluntad, para que así
colabore en la reconciliación y la salvación.
No forzar, no imponer, porque así se provoca un rechazo defensivo de un yo que se niega a
ser desalojado y no admitirá nada de lo bueno que hagamos por él.
11

CAPÍTULO  4 (2ª parte) - CAMBIAR

DESDE UNA VISIÓN UN POCO RELIGIOSA

¿Y si comenzamos por mirarnos con los ojos de Dios?


Desde los ojos de Dios.
Dios nos ha permitido que ahora mismo estemos siendo así.
Supongamos que tiene alguna buena razón para ello.
También nos ha dado herramientas para darnos cuenta de las cosas, raciocinio, energía, la
capacidad de amar, sentimientos, emociones, sensibilidad… y a nosotros mismos. También
nos ha dado la libre voluntad de hacer lo que queramos con nosotros (mortificarnos,
despreciarnos, hacernos buenas personas…) y con nuestra vida (vivirla, gozarla, sufrirla,
malgastarla, perderla…).
Saquemos partido a todos estos útiles.

POR LO TANTO

Hay que planificar una estrategia.


Pensar si comenzar desde la imposición del cambio, que sería una mala idea, o desde el
consenso con todos nuestros yoes para que colaboren en conseguir descubrirnos y
acrecentar nuestras posibilidades de mejoramiento. Ésta es la mejor solución.
La voluntad de desear lo mejor para uno mismo está implícita en el ser humano, así como
el mecanismo de defensa que trata de salvarnos de todos los ataques o supuestos ataques
externos, por eso desde que uno decide reencontrarse se pone en marcha un mecanismo
autónomo -que agradece se le preste atención de vez en cuando- por el cual el proceso
está continuamente activo. No son buenos ni recomendables las transformaciones bruscas.
No se asumen bien.
Esas modificaciones que van a suceder van mejor por el camino tranquilo.
Serán imparables.
Vienen por sí mismas.
Son una hormiguita en su labor.

Para comenzar puede ser conveniente buscar dentro de uno mismo la rebeldía o el empuje
suficiente que nos lleven inevitablemente al cumplimiento de lo deseado. No aceptar de un
modo incondicional “lo que estoy siendo aunque no me guste”, sólo invita a persistir en esa
situación de inconformidad resignada e inútil que ni ayuda ni lleva a algo bueno. Mientras
vivamos en la resignación nada cambiará.

El paso necesario para comenzar un proceso de cambio es aceptar todas las realidades que
habitualmente escondemos o negamos.
Modificando la forma de ver y pensar nos parecerá que cambia el mundo. O por lo menos,
nuestro mundo.

Los cambios estéticos o de ropa, son rápidos e inmediatamente perceptibles; los cambios
internos requieren un tiempo de conciliación entre el yo que tiene miedo y se aferra a lo
conocido, y el Yo auténtico que desea modificar el presente. Todo eso requiere de tiempo
para su asentamiento, para que el yo cuestionado baje la guardia y colabore.
12

Hay una cosa que debemos tener clara: la corrección es un asunto nuestro y se ha de
realizar en el interior y desde el interior. No nos puede cambiar el profesional, ni un libro, ni
una conferencia, ni un gurú charlatán. Ellos nos pueden indicar un camino, abrir una
puerta, fomentar algo en nosotros o sembrar más inquietudes, pero no hay cirujanos
espirituales ni expertos en trasplantes de personalidad.
A ellos les demandamos una contestación asombrosa, milagrosa, la pastilla curalotodo, o
que nos toquen con su varita mágica de la felicidad infinita, por eso cuando recibimos por
respuesta que es uno quien debe hacer el proceso, nos sentimos decepcionados y, a veces,
buscamos el milagro en otro sitio.

El propósito de Ser Uno Mismo –¡por fin!- se despierta por diferentes motivos –como ya
hemos visto- que van desde la insatisfacción por la vida que está llevando uno hasta el
deseo de imitar a aquellos que parece que sí les va bien –y ya hemos comprobado que es
un error de planteamiento-; desde un hecho trágico que afecta directamente hasta el
encuentro con la realidad de uno al mirarse en el espejo el día que se cumplen muchos
años.
Entonces se manifiesta con más intensidad la inquietud latente y uno piensa: se me pasan
los años y estoy desperdiciando la vida; ya tengo cuarenta o cincuenta o sesenta y no he
cumplido casi ninguno de los pocos sueños que me permití tener; he acumulado algunas
riquezas pero no tengo la sensación de vivir; no he conseguido triunfar socialmente y
además me siento muy a disgusto conmigo; veo que va en serio esto de hacerse mayor, y
me empiezo a convencer de que yo también voy a morir; hace mucho tiempo que he
perdido la ilusión, y aquella sonrisa florecida que lucí en otro tiempo no la encuentro por
ninguna parte…
Conviene prestar atención a todos estos descontentos y solucionarlo.

TRABAJA EN ESTO

Tómate todo el tiempo que necesites para responder a estas cuestiones y a otras similares
que tú puedes aportar porque las conoces y te inquietan:

LO QUE ME IMPIDE “CAMBIAR” ES…


POR MEJORAR ESTARÍA DISPUESTO A…
LO QUE ME GUSTARÍA QUE FUERA DISTINTO ES…

TRABAJAR EN ESTO

Estos son los pasos imprescindibles que hay que dar para efectuar el descubrimiento de
quien realmente es Uno Mismo.

1º - RECONOCER: ni negar, ni ocultar, ni anclarse. Reconocer y reconocerse en lo que uno


es en la actualidad. No empezar con mentiras.

2º - ACEPTAR: recoger al niño herido, al humano dolido, curar su alma y abrazar su


corazón. No se debe partir de la condición equivocada de “no me quiero mientras no sea de
otro modo” porque entonces no se querrá uno nunca y no se empezará nunca.
Ni odio ni desprecio, ni una enemistad que invite al yo herido a rechazar la ayuda del Yo
que se da cuenta y emprende la reconciliación y la sanación.
13

3º - ASUMIR: la situación actual. Y partir con lo que hay.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS

La rosa tiene un don del que tú careces: está perfectamente conforme con lo que es. ¿Y tú
estás siempre insatisfecho contigo mismo?, ¿estás repleto de una violencia y una
intolerancia para contigo mismo que aumenta a medida que te esfuerzas en cambiar?
Aparentemente sólo hay dos alternativas ante ese deseo de cambio: la auto-agresiva no
aceptación y la auto-aceptación derrotista y resignada. Yo encuentro otra alternativa más:
la auto-comprensión. El comprender lo que eres exige una completa libertad respecto de
todo deseo de transformarte en algo distinto de lo que eres. Y este puede ser el Camino.
Tenemos la crueldad de no admitir en nosotros los “errores” y “defectos” que sí
comprendemos en los demás. Entendemos las “debilidades” en los otros pero no las
aceptamos en nosotros y además nos aplicamos el rigor más duro.
Piensa…
¿Quién se da cuenta de que quieres cambiar?
¿Y quién da la orden?
¿Y si cambias seguirás siendo tú?
¿Cómo se instalará lo nuevo en ti?
¿Dónde irá a parar el que estás siendo ahora?

Una sugerencia antes de que comiences: evita el “tengo que” o el “debo hacer”, y
cámbialos por “quiero hacer”, “decido hacer” o “elijo hacer”. La fuerza motriz de nuestra
conducta ha de nacer voluntariamente dentro y no venir de impuesta de fuera. Hay alegría
y el cumplimiento de la voluntad propia cuando “quiero, decido o elijo”, frente a la
imposición de “tengo que” y “debo”.

Se requieren un mínimo de tres condiciones:

1 – Conocer lo que se quiere actualizar y tomar conciencia de la situación actual.


Para conocer habrá que hacer como los jueces: escuchan a todas las partes antes de emitir
un juicio. Las partes que queramos modificar tendrán argumentos suficientes para seguir
como hasta ahora, que es un terreno en el que tienen experiencia y no quieren perder el
status.
Habrá que escuchar con ecuanimidad, sin implicarse en el asunto, siendo sólo juez y no
preocuparse por cuál va a ser el resultado ni tratar de beneficiar a una de las partes.
Hay que limitarse a observar desapasionadamente el diálogo que surja. Descubrir las
mentiras y los argumentos caducados y desechar todas las excusas.
Si el veredicto es seguir adelante con el Descubrimiento, hay que hacerlo.

2 – Desear esa actualización.


Al principio, sólo el deseo tranquilo casi es suficiente. Si ayudamos con buena voluntad y un
esfuerzo no agresivo, mejor.
Es importante la constancia.
Las modificaciones se notarán en la medida en que la atención y la voluntad se hagan cargo
de ellas. Cuando se nos vuelva a manifestar esa actitud que queremos modificar se
encenderá una señal de alerta que dirá, dulcemente, “te recuerdo que deseas modificar
esto y es por tu libre voluntad. Tienes la oportunidad de seguir como siempre o puedes
poner en práctica tu deseo de descubrir la realidad y modificarla”.
Desear con tristeza, deprime.
Desear con fe y optimismo, estimula.
14

3 – Amor. Nunca dolor.


Esto es absolutamente imprescindible. Cualquier cosas que queramos modificar se va a
resistir, como mecanismo de autodefensa. Necesitaremos todo nuestro amor para dárselo a
la parte a modificar, para que no se sienta mal, porque vamos a abandonarla después de
tantos años de compañía. Y va a ser todo mucho más plácido y gratificante si lo hacemos
con amor.

MIS REFLEXIONES PERSONALES

He estado pensando en que no sé cómo se produjo mi “cambio”. A pesar de que he estado


conmigo todos los días y en casi todos los momentos, no he notado uno concreto en que se
haya producido. No ha habido una luz en el cielo que lo indicara, no ha habido una
convulsión en mi mundo, ni una señal en el cielo, ni una aparición.
Ha sido todo mucho más sencillo, se ha encargado de ello el tiempo, un poco, y el deseo,
en mayor medida.
Ahora me parece que ha sido fácil: ni ha habido noches de fuertes peleas con los diablos, ni
conflictos desgarradores, ni intentos irrefrenables de abandono; no ha sido insoportable,
sino todo lo contrario: ha sido tan sencillo como estar pendiente de lo que la vida dice y tan
prudente como no acelerar mucho las cosas y ser consciente de casi todos los momentos.
Las lecciones están siempre ahí, los que no estamos somos nosotros.
Ha sido tan sencillo y tan complicado como estremecerme con mis emociones más sinceras,
sin tratar de traducirlas a palabras, y vivir los sentimientos en lo más profundo del corazón
y no en la mente.
El error, y ahora es cuando lo veo, es buscarnos donde no estamos. Comprendo que uno
que se sienta perdido y ansioso de salir de esa situación y que busque desesperadamente.
Suponemos que hacerlo de esa forma es más válido, incluso nos enorgullece un poco
nuestra actitud de urgencia y empeño, y resulta ser lo contrario. Cualquier cosa que se
haga desde el estado de desesperación no coincide con la serenidad que requiere el
cambio; lo que se haga a través del condicionamiento de la rabia, del despecho, o del
nerviosismo, no irá acompañado del amor que necesita cada uno de los actos que llevan al
Descubrimiento.

RECOMENDACIÓN

Conviene repetir, llenándolas de amor, estas dos palabras: ME ACEPTO. Repítelas


sinceramente, hasta que te suenen puras y verdaderas, hasta que te lo creas. Haz un pacto
inquebrantable de amor, de aceptación, de comprensión, de paciencia… acepta, acoge y
abraza esas partes de ti de las que tanto reniegas. Hazlo de corazón, no caigas en ese
modelo de resignarse y conformarse con lo que pase.

Francisco de Sales

CAPÍTULO 1

TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO
PERSONAL
15

EL PROCESO

   “Uno no siempre hace lo que quiere,


pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
   Aquí lloramos todos, gritamos, berreamos,
 moqueamos, chillamos, maldecimos,
 porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse”.
 (Mario Benedetti)

“Lo imperdonable es mentirse”.

“Para hacer cualquier cosa importante es imprescindible que haya estímulo”.

“En todos los procesos se requieren estas condiciones:


 tiempo, silencio, y una actitud abierta para resolver los problemas”.

“El viaje más largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo.”
 (Dag Hammarskjöld)

Partimos de la base de que si estás leyendo esto es porque una inquietud, o una necesidad,
te han creado casi una obligación de buscar para aclararte.
Has tenido algún momento de lucidez que te ha propuesto comenzar un proceso por el que
descubrir cómo acallar ese “lo que sea” que bulle en tu interior. También has tenido
momentos en que la parte más racional de tu mente, apoyado por las partes más vagas y
más miedosas, lo han aplazado una y otra vez.
Ahora parece que has empezado.
Este es un largo proceso que, y dado que se repite de modos muy similares en mucha
gente, casi se puede generalizar y esa generalización es lo que puedes ver a lo largo de los
siguientes artículos.
En ellos verás cómo es, a mi entender, el proceso adecuado para no perder el tiempo, y no
perderte, y para que haya un orden que te evite caer en un caos que sólo te va a aportar
una sensación de estar perdido y un buen motivo para dejarlo todo y aplazarlo
indefinidamente.
Reflejan lo que, a mi entender, todos pasamos más o menos. Hay ligeras variaciones,
según las personas, pero creo que es conveniente que conozcas todo lo que escribo, y que,
desde el principio, sepas discernir lo que no resuena en tu interior y lo olvides, y que, por
favor, no te creas nada si previamente no estás de acuerdo con ello.
Todo esto no es la verdad irrefutable y absoluta, sino mi propia experiencia y la de otras
personas que están en la misma situación, pero con un poquito de ventaja. Son ya muchos
años de lidiar con esto.

Antes de comenzar el capítulo, vamos a proveernos del material necesario.

ACTITUD MENTAL POSITIVA


16

Y si no la tienes ni empieces, porque no vas a llegar a ninguna parte. A partir de ahora no


vas a negar ninguna realidad que veas, aunque no te guste, y vas a resolver los problemas.
Esta es la Actitud Mental Positiva.

SINCERIDAD
No se le debe engañar ni al abogado, ni al médico, ni al mecánico, ni a uno mismo.

AMOR Y AMOR PROPIO


O sea, amor al propio uno mismo. A ti mismo.

ACTITUD
“Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil”, decía Confuccio. Nada de ideas
preconcebidas defendidas a ultranza.

RECEPTIVIDAD

Ausencia de prejuicios. Hacerte transparente. Dejar que las cosas calen, no rechazar los
sentimientos que se vayan produciendo. Permitir otros conceptos distintos de los que se
tienen, aunque eso no implica que hay que aceptarlos todos. No mantener una relación de
rivalidad con las experiencias que se vayan viviendo: nada de zancadillas, ni auto-castigos.

TIEMPO

No quieras solucionarlo en un día.

Si ya tienes esto claro, seguimos.


Poco a poco, habrán ido apareciendo señales o llamadas que te indican, tenuemente al
principio y con más intensidad después si no haces caso, que algo no va bien en alguna
parte de tu interior.
Es una inquietud, una sensación, algo indefinible… no sabes qué es lo que no va bien del
todo; es una intuición quien así lo sugiere, pero es tan sutil…
Ese sentirse raro y un poco mal sin saber por qué es un aviso del descontento de tu esencia
divina o de tu verdadero Yo reclamando. Es la primera señal.
Después habrá más señales: sueños, premoniciones, frases que parecen hechas para ti,
situaciones que resuenan en tu interior, un pensamiento que te llama, un libro que de
algún modo cae en tus manos, algo que te regalan…
Es una sensación no muy dolorosa, pero sí desagradable, porque no se manifiesta con
claridad; no te dice rotundamente de qué se trata y cuál es el remedio. Lo único que pasa
es que te sientes cada vez más impaciente, más inquieto, más lleno de dudas.
Desde ese malestar surgen preguntas. Al principio, tímidamente, como si no quisieran
importunar. Después son preguntas más profundas, más inquietas, más ansiosas de
respuesta.
Aún no sabes que estás viviendo el comienzo; ni siquiera sabes de qué es el comienzo. Es
el comienzo de un asunto que no te va a dejar descansar hasta que no te pongas en
marcha y te escuches con atención, te dediques el tiempo que precisas y te mereces, y
comiences el proceso de Descubrimiento, primero, y el de Realización, después.
Es tiempo de ponerse en marcha, y estos son los primeros pasos:

TOMA DE CONCIENCIA:

Hay que reconocer la realidad de la situación, las dificultades, las carencias, las dudas, ese
17

deseo de querer qué está pasando y querer saberlo todo…


Observar, sentir, evaluar, preguntar y preguntarse…
No descalificar, no quitar importancia ni negar; cuidado con no ver o no querer ver…
Desconfiar de las excusas, evitar convencerse de que no está ocurriendo lo que está
ocurriendo, menospreciar lo que pasa pensando que no es nada, que no se puede hacer
nada, que nadie puede ayudar…
Atención: saber todo esto obliga a responsabilizarse de ello...

RESPONSABILIZARSE:

Reconocer que es un asunto tuyo y que tú lo has de resolver.


Vas a encontrar, sin duda, cosas que no te van a gustar. Son tus cosas. No eres tú, pero
estás siendo tú. Más adelante veremos la diferencia.
Tú eres el único material de que dispones al iniciar el Camino.
Pero, te lo garantizo, todo está en ti. Lo eres todo. En esencia, eres sólo lo mejor, sólo lo
perfecto.
Otra cosa es que hayas ido añadiendo personajes a tu vida, y que tengan algunas cosillas
que habrá que eliminar, porque no son tú.
No culpabilizar a los demás o a las circunstancias o al destino…
Es buen momento para revisar tus conductas habituales, tus desatenciones propias y las
desatenciones a vivir de un modo consciente… y has de hacerlo con sinceridad, porque no
sirve de otro modo, y porque lo habitual es no querer reconocer lo desagradable propio
puesto que uno desea mostrar una imagen idealizada, aunque falsa, de sí mismo.

DESEO (O NECESIDAD) DE CAMBIAR:

Hacer lo conveniente, lo imprescindible. Más adelante verás si tienes que cambiar o sólo
Descubrirte.

AMOR Y CUIDADO:

No engañarte. La mayor agresión que puedes cometer contra ti mismo, el pecado más
imperdonable, es engañarte. Porque, además, no sirve para nada positivo, sino que
contamina el resto del trabajo.
Conviene ser muy amoroso y comprensivo durante todo el proceso. Es necesario. Van a
salir cosas desagradables y puede llegar a bajar la cotización de tu autoestima, porque van
a aparecer cosas que tenías olvidadas o escondidas, y te van a remover entero.
Posiblemente, en algún momento te arrepientas de haber comenzado y pienses que tenías
que haberte quedado como estabas y no haberte metido en esto. No te preocupes, no te
durará mucho la preocupación. Cualquier  paso que des en la dirección correcta, y las
satisfacciones que irás notando, te compensarán de sobra.
Y es absolutamente necesario, del todo imprescindible, que hagas este proceso, cueste lo
que cueste, porque el premio eres tú realizado.

ATENCIÓN

Más o menos, con ligeras variaciones, desde poco después de que el niño nace empieza a
renunciar a ser él mismo porque las normas de convivencia con la familia así lo exigen.
Es lo que se denomina aceptar y adoptar los modelos.
La pureza de ser uno mismo dura muy poco tiempo. Los padres ya tienen preparado casi
todo su futuro. En el recién nacido han depositado ilusiones y esperanzas, y la posibilidad
18

de redimir sus frustraciones, por ello desean que alcance en esta vida lo que ellos no
alcanzaron, y se proponen conseguirlo a base de cariño o, si hace falta, con mano más o
menos dura.
Dura tarea la que le espera al niño.
A un ser que nace descontaminado, virgen, inmaculado, sin condicionamientos, con todas
las posibilidades íntegras a su alcance, le van acotando sus ilimitaciones para que parezca
bien educado.
Si quiere ser él mismo, hace cosas que a sus padres no les parecen bien, y entonces le
castigan con enfados, desatención y abandono, reprimendas, tortas… en cambio, si es
obediente y aprende bien lo que tiene que hacer para contentarles, recibirá premios:
sonrisas, caricias, regalos…
A nada que sea un poco listo, se da cuenta que le interesa renunciar a ser él mismo a
cambio de los premios que recibe ya que conllevan satisfacción inmediata.
En el momento que acepta el trueque, deja de ser él mismo de por vida y más adelante, a
una edad como la que tú tienes ahora, tendrá que comenzar un peregrinaje por psicólogos,
libros, charlas, cursos, gurús…
Por ejemplo, no se le permite llorar cuando le apetece llorar, porque molesta, o no se le
permite desarrollar todas sus capacidades de jugar porque mancha, rompe, o fastidia. No
se le permiten una serie de cosas, y por la buena convivencia, y aún en contra de sus
deseos, acata las normas pero sabe que no está siendo él mismo sino el modelo que sus
padres quieren que sea.
Los padres, en cambio, creen estar educándole, y educándole bien.
Como el recién nacido no tiene otra referencia que la de sus padres, y ya que hasta el
momento han demostrado ser personas de confianza (le alimentan, acuden cuando se
encuentra mal y llora, le transmiten seguridad, le dan juegos y ponen buenas caras, etc…)
confía en lo que le enseñan y mandan pues no tiene raciocinio suficiente para debatir con
ellos.
Desde el momento que acata entrar en ese juego de la llamada “educación” comienza a
dejar de ser él mismo, pero es que, a esa edad, no queda otro remedio que obedecer…

¿QUÉ PASA ENTONCES?

Durante el tiempo que dura el proceso, y hasta que consigas resolverlo, se va a manifestar
una angustia que no vas a poder controlar. Es inevitable que se manifieste, porque existe,
y cada vez que dejes de distraerla con lo que la entretiene, se vuelve a manifestar.
Afortunadamente, aparecen muchas cosas que no gustan, por supuesto. Sí, lo digo bien; si
no se asomaran, seguirías sufriéndolas pero desconociéndolas, y de ese modo resultan
imposibles de resolver.
Para poder cambiar o modificar algo es imprescindible reconocer la existencia de ese algo.
Si no tomas conciencia y aceptas que tienes el pelo sucio, aunque no te guste reconocerlo,
jamás tomarás la decisión de lavarlo.

¿Qué va a pasar?

Tienes que estar preparado para lo que pase, porque van a pasar cosas.
Unas difíciles, ya que recibirás algunos rechazos de aquellos que te quieren mientras eres
como ellos quieren que seas, y que en el momento en que te muestres como realmente
eres y quieres ser, te lo van a hacer saber, “has cambiado, ya no eres como antes”, te
dirán, y te pondrán caras largas y un más o menos disimulado desprecio.
También habrá cosas buenas: ánimos, caricias, y felicitaciones por la nueva cara que refleja
tu nuevo estado, “te veo mejor”, dirán quienes te quieren y se fijan, y recibirás la
enhorabuena más importante: la tuya misma alegrándote al decir con convencimiento “me
19

veo mejor”.

REFLEXIONES

Si estás haciendo mil cosas a la vez (astrología, control mental, zen, libros, cursos, charlas,
etc.) sin saber por qué ó para qué, sin preguntarte qué estás buscando realmente, es
posible que te conformes con los conocimientos y que estés renunciando a la sabiduría.
Atención al peligro que tiene comenzar un proceso, que es el de convertirse en un teórico,
cosa que no ayuda en nada. Más vale sentir -sin saber cómo ni por qué-, que teorizar
acerca de lo que se debería sentir.
Si te preguntas “qué estoy buscando” y respondes “me estoy buscando a mí mismo”,
piensa bien si te estarás buscando donde no estás.
Y no te busques sólo en la espiritualidad: búscate donde estés ahora, y cuando te
encuentres, si quieres, llévate a ella.
Pueden aparecer cosas tuyas en todas las ciencias esotéricas, pero también las hay en cada
niño, cada amanecer, y cada sonrisa.
Te propongo pensar en ti, en “eso” que lleva puesta tu ropa, ocupa tu asiento y te
acompaña en cada duda y cada descubrimiento. Te sugiero pensar en Yo Soy. Siempre Yo
Soy. No dividir en consciente e inconsciente. No sólo culpar al segundo de los errores, de
los impulsos primarios de los que reniegas, de lo que te hace sufrir y te domina. No dividas,
a efectos de justificarte, en “algo que yo no domino y me controla”, el inconsciente, y “algo
de lo que más o menos me responsabilizo”, el consciente. Ambos te pertenecen. Eres
ambos.
Cuidado de no crear dentro de ti dos irreconciliables que estarán acusándose mutuamente y
creando una extraña sensación que no te permitirá sentirte a gusto contigo mismo, porque
eso acabaría repercutiendo negativamente en tu autoestima.

MIS PENSAMIENTOS

¿Qué me está pasando?


Alto.
Quieto.
Sé que se necesito silencio, tiempo y sinceridad. Y no esperar que la mente resuelva este
asunto con una respuesta. Debo hacer la pregunta, pero no siempre se necesita una de
esas respuestas llenas de palabras.
Lo que hace falta es fijarse en lo que se siente.
¿Qué siento?
¿Cuáles son mis sentimientos?
¿Cómo me siento?
Pero me hace falta sentir, no elucubrar.
Darme cuenta.
Admitir lo que sea, nunca negarlo, jamás disfrazarlo.
Aceptar lo que sea y amarlo.
Amarme como esté.
A fin de cuentas, en este momento no tengo otra cosa, y me voy a tener por siempre.
Ese ser más o menos confuso o enojado o triste, soy yo en estos instantes, y negándolo no
lo voy a poder arreglar.
Arreglarme para disfrutarme.
Que el resto de los años sean más tranquilos y estén llenos del propio amor.
20

RESUMIENDO

Este es un buen momento de empezar a experimentar (observa que no he puesto “leer”)


los siguientes capítulos. Espero que te sirvan para despertar algo, o, por lo menos, para
cimentar la inquietud de buscador que tienes y que sea el inicio, el primer paso, del Camino
Personal de Descubrimiento.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  2 – EL DESPERTAR ESPIRITUAL

Este es el capítulo 2 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“No es suficiente querer despertar:


es necesario despertar”.

Estamos dormidos. Arrastramos una situación de irrealidad en nuestra vida y no la


controlamos conscientemente, del mismo modo que no la controlamos cuando estamos
dormidos.
Cuando uno se despierta, lo primero que hace es tomar conciencia de quién es y dónde
está.
Por eso, el primer paso es DESPERTAR. Para tomar conciencia.
El mejor método para DESPERTAR es el cuestionamiento de todas las cosas propias, los
actos, los pensamientos, las reacciones, los estados de ánimo, las creencias: en fin, el
cuestionamiento de todo lo relacionado con uno mismo.
No te agarres a ningún concepto, ideología, costumbre rutinaria… si nada te obliga, si nada
te ciega, estarás en condiciones de descubrir dónde está la realidad y podrás despertar a la
vida buena.
No confíes sólo en las palabras, que son falsas si lo desean (prueba a decir la frase que
quieras, luego coloca un NO delante, y verás cómo todo cambia), que permiten mil
interpretaciones; confía en la intuición, acostúmbrate a escuchar a ese sabio viejo que
todos llevamos dentro; ten fe en ti mismo, cree sólo en lo que resuene con fuerza en tu
interior… piensa que todo puede ser lo que parece, pero también lo contrario.
Hazte filósofo, pensador libre, duda cuanto creas necesario pero indaga hasta encontrar la
verdad de cada cosa.
Siéntete vivo, muy vivo.
Encuentra el gusto en atreverte a preguntarte cosas, y goza del placer de las respuestas
propias.
Despertar es Descubrir y Descubrirse. Quitarse las vendas, soltar los frenos, limpiar el
polvo y las telarañas de los ojos para verlo todo de nuevo, todo nuevo, con la mente
despierta y la vida atenta.

EL DESPERTAR ESPIRITUAL
21

(Texto basado en ideas del libro Ser Transpersonal, de Roberto Assigioli)

El ser humano “normal” se “deja vivir” en lugar de vivir. No piensa ni el significado, ni el


propósito, ni el valor de su vida. Se dedica a satisfacer sus aspiraciones personales,
disfrutar los sentidos, y busca cumplir las ambiciones de sus deseos materiales.
Si está un poco más maduro, subordina alguna de sus satisfacciones  al cumplimiento de
sus obligaciones familiares o sociales, pero sin pensar tampoco en el por qué.
Probablemente se considera religioso y creyente, pero se limita, en los mejores casos, a ir a
misa o cumplir la mayoría de los mandamientos, y con eso cree que ha hecho lo correcto.
Así que parece que lo importante de su vida gira en torno a lo material, y piensa que la
vida se vive aquí y se acabó. No piensa en un “Cielo futuro”.
A este ser humano, este “hombre normal”, puede que un día se le presente una inquietud o
una perturbación de una apariencia espiritual. Puede suceder tras una serie de desengaños,
tras un shock emocional, pero también puede suceder sin motivo aparente en un momento
en que todo va bien.
La propuesta de cambio puede suceder con un sentimiento indefinible de insatisfacción, de
que falta “algo”, pero ese “algo” que falta no es nada concreto, nada material, nada que
aporte al mismo tiempo una respuesta o una solución.
Se empieza a sentir que la vida ordinaria está vacía; de pronto, todo lo que ha sido
satisfactorio hasta entonces ya no satisface del mismo modo: parece que se está viviendo
una vida irreal.
Los asuntos personales que antes llenaban su interés y su atención, parecen interesar
menos: pierden su valor y su importancia.
Surgen preguntas. Muchas. Otro tipo de preguntas distintas de las habituales, y casi todas
tienen un matiz de interés por el prójimo, por el sufrimiento, por el sentido de la vida, por
cosas que hasta ahora aparentaban no existir, pero que de pronto irrumpen con una fuerza
capaz de desbancar otras preocupaciones.
A veces le parece tan extraño lo que le está sucediendo que piensa si se estará volviendo
loco, si estará divagando de un modo anormal en un mundo de cuestiones muy
importantes cuyas respuestas desconoce. Hasta ahora esas cuestiones no le habían
importado, así que no entiende esta pujanza actual. Piensa, equivocadamente, que es
mejor no seguir en ese camino y trata de volver a sumergirse en las cosas que hasta ese
momento le han producido satisfacciones. Pero no. Ya no es igual. La inquietud persiste.
Cada día vuelve con la misma o mayor intensidad. No hay forma de acallarla.
La sensación de duda y de vacío se vuelve casi insoportable. La persona se siente distraída
del mundo, las cosas de antes se desvanecen como un sueño, mientras que, extrañamente,
no aparece algo con fuerza que le apacigüe o le tranquilice: no hay una nueva luz, algo que
sustituya a todo lo que siente que está perdiendo o ya ha perdido. Aún no sabe que la luz
aparecerá y en algún momento todo será claro.
Además, en la mayoría de los casos todo esto viene acompañado de una crisis moral. La
ética está más presente. Se juzga con severidad, y se recrimina algunas facetas de su
forma de ser.
Por supuesto que estoy generalizando. Hay variaciones en el modo, pero siempre es así
más o menos. En unos casos está más marcado por las dudas existenciales y las preguntas
metafísicas, y en otros predomina la crisis moral.
En muchos casos, todo este proceso se asemeja a crisis neuróticas, rayando la psicosis. En
otros, se manifiestan síntoma físicos, nerviosos, o psicosomáticos.
Estas crisis, tan aparatosas, son positivas, naturales, y útiles para el despertar general de
las personas de cara a su crecimiento humano y espiritual.

LAS CRISIS CAUSADAS POR EL DESPERTAR ESPIRITUAL:


22

La apertura del canal entre los niveles consciente y supraconsciente, entre el yo y el Yo


Superior, producen una maravillosa liberación.
Van desapareciendo los conflictos y sufrimientos anteriores, junto con los síntomas físicos y
psicológicos que generaron, demostrando así que no eran problemas debidos a una causa
física sino el resultado de una lucha interna.
Pero en otros casos, bastante frecuentes, la personalidad es incapaz de asimilar
correctamente el flujo de luz y energía. Esto sucede, por ejemplo, cuando el intelecto no
está bien coordinado y desarrollado; cuando las imaginaciones y las emociones están
descontroladas; cuando el sistema nervioso es demasiado sensible; o cuando la irrupción
de energía espiritual es abrumadora por su intensidad y su carácter repentino.
Si la mente no está capacitada para soportar la iluminación, puede ser que la experiencia
sea interpretada de forma errónea, creando una confusión de niveles o desorientación con
respecto a Lo Superior. Cuidado, porque, mal orientado, puede derivar en un inflamiento
del ego.
Conviene, por tanto, diferenciar claramente el nivel físico ordinario del Superior. Todos
somos ambas cosas, pero es imprescindible no olvidarlo para evitar ser víctimas de una
ilusión en la que uno se cree un elegido para una misión divina, un gurú, o un Nuevo
Mesías.
No se le deben atribuir al yo personal las cualidades del Yo Superior. Somos ambos, sí,
pero no confundamos que, en realidad, en este momento simplemente somos humanos
aunque con acceso a lo Superior.

REACCIONES POSTERIORES AL DESPERTAR ESPIRITUAL:

Un despertar interior armonioso se caracteriza por un sentimiento de alegría y de


iluminación mental que conlleva una introspección en el sentido y en el propósito de la
vida; despeja muchas dudas, ofrece solución a muchos problemas, y proporciona una base
interna de seguridad. Al mismo tiempo, hace brotar la comprensión de que la vida es una,
y a través de la persona fluye una efusión de amor hacia sus semejantes y hacia toda la
creación. La personalidad previa, con sus aristas y rasgos desagradables, parece retirarse
al fondo, y un nuevo individuo amoroso y encantador nos sonríe y sonríe al mundo entero,
deseoso de ser amable, de servir, y de compartir sus recién adquiridas riquezas
espirituales, cuya abundancia le parece casi demasiado grande para poder contenerla.
Rara vez todo esto acaba siendo completo y permanente. Lo habitual es que se retroceda
un poco hacia el estado anterior; hay cambios permanentes, otros son temporales; se toma
conciencia de lo que se ha avanzado, y se mantiene la esperanza de que es posible seguir
creciendo, y de que lo que viene tras el despertar espiritual siempre es glorioso.
Y realmente es así.

ATENCIÓN:

En la Biblia se hace referencia a estar dormidos y despertar.


En muchas ocasiones, cuando uno duerme cree estar viviendo en la realidad. Muchas
veces, cuando estamos en la realidad, estamos dormidos a la vida, y estamos viviendo en
un modo que se puede demostrar que tiene gran parte de ficción, de idealización, de
desconocido… y vivimos sin Vivir, creyendo que no podemos intervenir en nuestro sistema
de vida como también creemos que no podemos influir en el curso del sueño cuando
dormimos.
Estar atentos continuamente a la vida es despertar poco a poco, es ser y estar más
despiertos cada vez.
La otra forma de despertar, además de la atención, es el trabajo personal y espiritual, en el
23

que uno Descubre la esencia que se encuentra tras la apariencia.


Despertar siempre es gratificante: lo que aparece después en todos los casos mejora lo
anterior.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Realmente… ¿Qué es lo que quiero?


Despertar: todos estamos dormidos la mayor parte del tiempo.
Y no me refiero a estar en la cama y tener los ojos cerrados. Me refiero a vivir de un modo
en el que no intimamos con la realidad y la vida, sino que nos conformamos con dejar
pasar el tiempo, vacío o lleno de autoengaños, muerto u ocupado por distracciones.
La vida requiere una atención que está desatenta la mayor parte del tiempo.
Despertar es ser consciente de la vida, de los instantes, de los sentimientos; es darse
cuenta cada momento de que se está viviendo, de que uno es protagonista de algo especial
e irrepetible, de que uno está detrás y por encima de los ojos que miran.
Despertar es dejar de quejarse y ponerse a hacer; levantarse, aunque se pueda volver a
caer, ver lo que hay detrás de las cosas, escapar del pasado e instalarse en el presente,
decir adiós al sufrimiento y hola a nuevos y placenteros estados.
Metanoia es una palabra utilizada en la religión católica. Viene a indicar una transformación
profunda de corazón y mente hacia una manera positiva. Hay teólogos que sugieren que la
metanoia es un examen de toda actividad vital y una transformación de la manera como se
ven y aceptan los hombres y las cosas. Esto también es despertar.
De momento, es más que suficiente con despertar, porque ese estado nos llevaría a realizar
todo lo que es necesario.

RESUMIENDO:

Despertar no es sólo una opción, sino una obligación. Otra de esas responsabilidades
absolutamente personales e intransferibles. A medio y largo plazo, del todo gratificante. El
premio del esfuerzo que requiere se compensa con la nueva forma que se va a adquirir de
ver las cosas y con la calidad de vida consciente que se va a  poder disfrutar después.
¡Despierta ya!

Francisco de Sales

CAPÍTULO  3 – LA BÚSQUEDA DE UNO MISMO

Este es el capítulo 3 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Hay un peligro cuando uno se plantea la Búsqueda,


 y es buscar tener razón en vez de buscar la verdad”.

“Nada perturba con mayor eficacia la integridad de un hombre, ni arruina con más
solvencia su alma, que la pasividad y la satisfacción apresurada.
 Un hombre que cree haber alcanzado su objetivo, se ha perdido de vista”.
24

(Basilio Baltasar)

“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti


mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz
o la más amarga de tus horas.”
(Neruda)

“La verdadera Búsqueda de todas las personas es Dios.


 Pueden pensar que buscan  otras cosas,
 pero a la larga deben admitir que es Dios a quien buscan.”
(Charles Fillmore)

“Cada paso que da un buscador, sea cual sea la dirección,


 es un paso hacia el Sí Mismo, hacia lo Superior o hacia Dios”.

LA BÚSQUEDA DE UNO MISMO es una tarea tan grandiosa y tan admirable que se merece
las letras mayúsculas.

Llevas mucho tiempo sintiendo algo dentro de ti que te sugiere que deberías cambiar, que
no quieres seguir así… quieres encontrarte con otro que no es el que eres ahora. No sabes
quién es, ni cómo, pero lo intuyes. Una inquietud indescriptible te lo confirma.
Es la voz del Ser Interior quien reclama tu atención, y lo hace manifestándose en forma de
insatisfacción o intranquilidad.
“Hay algo más, tiene que ser otra cosa…”, piensas.
No las oyes con claridad, pero sabes que dentro de ti se hacen preguntas…incluso se
plantea la posibilidad de otra forma de vivir.
Buscas o quieres buscar, pero no sabes qué, no sabes dónde, no sabes cómo.
Desalentador.
Otra gente acepta ser como es y sufrir las consecuencias.
Tú no.
No tienes que hacer lo que haga todo el mundo: vas a emprender el solitario camino de
averiguar primero quién eres, y después ya decidirás.
La Búsqueda es personal e intransferible. Sí es compartible y se puede comunicar, tanto el
proceso como las inquietudes que van surgiendo.
Es importante que sepas qué estás haciendo: ¡te estás buscando!
Pero, atención, no te equivoques de objetivo, porque sitios donde buscarte hay muchos.
Donde encontrarte, menos.
Puedes buscar en los libros, por ejemplo. Pero no olvides preguntarte ¿busco conocimientos
para elaborar suposiciones, la pobre sabiduría del que sólo sabe repetir frases profundas o
célebres?, ¿busco biografías difícilmente repetibles?, ¿o me estoy buscando?
Si te buscas en cursos o en charlas, pregúntate: ¿busco conocimientos o me estoy
buscando?, ¿busco nuevas teorías o me estoy buscando?
Ten clara siempre la respuesta a esas preguntas.
No pierdas la vida ni el rumbo. No malgastes el escaso tiempo de que dispones, ni te
engañes con el cebo de las cosas fáciles.
Haz lo que tu intuición te indique, o valora y ten en cuenta lo que te sugiera alguna persona
que te merezca toda la confianza, porque hay muchos caminos para llegar al mismo sitio, y
cada persona se siente más cómoda en uno de ellos.
Lo que te voy a sugerir es que el comienzo sea conocerte tal y como eres, del modo más
honrado y sincero, de la forma más inquisitiva pero amable posible, a través de la
psicología, de la auto-observación, del descubrimiento del origen de tu forma de actuar y
25

de pensar, con procesos de auto- realización, de la meditación o a través del Análisis


Transaccional.
Una tendencia común es la de buscarse en el mundo de la espiritualidad. Ten cuidado y no
te busques en la espiritualidad simplemente porque parezca más bonito y más elevado.
Búscate donde estés, y cuando te encuentres, si quieres, llévate a la espiritualidad.
Y métete en todo lo que quieras y te parezcan adecuadas, en cualquier cosa que te pueda
dar una pista de cómo llegar a ti.
Evita las sectas extrañas, los maestrillos, los Gurús que te piden mucho a cambio de nada,
quien te exija que seas un adepto incondicional, quien te diga lo que tienes que pensar,
quien te deje la más leve inquietud o duda, aquel que te ofrezca lo imposible, los panfletos
llenos de palabras y vacíos de contenido… cree en tu intuición, en las personas modestas
que no alardean de que saben, en quien te ofrezca trabajo y esfuerzo para realizar el
Camino, en quien pretenda alumbrarte en vez de deslumbrarte, en quien veas un corazón
sincero y unos ojos que te confirme que realmente él sí ha llegado a la auto-realización.

En la Búsqueda vas a encontrar muchas cosas de ti que no te van a gustar nada y querrás
renegar de ellas, o no las vas a querer aceptar; son cosas que han permanecido mucho
tiempo cubiertas, y a veces desearás que hubieran seguido así, pero negar las cosas no las
elimina ni las cambia.
A pesar de que las primeras cosas que encuentres en tu Búsqueda no te gusten, sigue.
Sigue adelante y hasta el fondo.
Nunca mantengas una relación de rivalidad con lo que vaya apareciendo: no a las auto-
zancadillas, no al auto-castigo, no a las ideas de que tiene que ser luchando y sufriendo.
Repite continuamente: “no sé cuánto voy a tardar en llegar, pero voy a hacerlo. ¡Seguro
que tiene que haber algo bueno¡ ”.

La Búsqueda es el motivo primordial, el objetivo, no puede ser una simple curiosidad.


Busca.
Si no buscas, no encontrarás.
El fin de la Búsqueda no es otro que llegar a llevarse bien con Uno Mismo. No conflictos, sí
paz.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Los seres humanos siempre han estado en la Búsqueda.


Buscándose.
Según el tiempo y la religión, o la doctrina, se ha llamado de un modo concreto, o se ha
cambiado la palabra para denominar a lo mismo, pero todos se buscaban: el gurú hindú, el
roshi zen, el sabio taoísta, el rabino judío, el monje cristiano, el místico sufí… han buscado
los grandes maestros, los filósofos, los ciudadanos cultos y los menos ilustrados…
Unos decían estar buscando su Dios o su Guía, otros decían buscarse a sí mismos, otros
decían buscar la paz, o la trascendencia, o la iluminación, o su alma…
Yo creo que todos buscamos lo mismo: nos buscamos a nosotros mismos, a quien intuimos
que somos pero no estamos siendo. Y buscamos la paz.
Una paz que contiene mucho más de lo que cabe en la palabra. Es el estado que se alcanza
cuando se tiene la conciencia en armonía, una tranquilidad interior difícil de alterar, un
estado de acuerdo consigo mismo, conformidad con la situación que a uno le ha
correspondido, una amistad inquebrantable con las partes rebeldes de cada uno, el amor
actualizado, la generosidad rebosante, y unos ojos de ver con calma las cosas, sin que se
alteren por los pequeños conflictos cotidianos.
Y se busca a Dios. Uno busca a su Dios porque le necesita. A su Dios aunque lo llame con
26

otro nombre. Porque uno sabe que es un poquito de Dios, pero algunos no se atreven a
reconocerlo abiertamente, le dejan ese puesto a “lo que sea” y es a ese “lo que sea” a
quien busca para integrarlo dentro de sí, para ser conscientes de la unificación dentro de sí
mismo del espíritu y la materia, del alma y el cuerpo, de lo divino y lo humano.
Es la reconciliación buscada tan afanosamente que se presenta al reconciliar los opuestos y
los dispersos, los desconocidos y los enemigos, los que plantean dudas y los que ya lo
saben todo.
Uno se siente en esa paz que ha buscado cuando nota que desaparecen los boicots
internos, cuando las cosas que antes le alteraban adquieren ahora distancia y pierden toda
su parte desequilibradora y agresiva, cuando es capaz de mirarse serenamente al espejo y
se siente tranquilo, inalterado; sabe muchas cosas, pero sabe que eso no es importante
porque va dejando de prestar atención a la vivencia cotidiana, ya que uno se sorprende con
visiones nuevas y propias de las cosas. La capacidad de comprender se engrandece, y la
capacidad de ver a los otros humanos adquiere una nueva dimensión porque se les ve de
otro modo distinto, como si fueran más cercanos, más íntimos, más uno mismo.
Si presta atención, siente una tranquilidad interior inusual, nueva, muy agradable, y se
sorprende de la falta de los conflictos que casi siempre le han tenido como en son de
guerra.
Siente la paz y uno se da cuenta de que ya no quiere otra cosa. Eso es todo. Seguir así,
dejándose llenar de las cosas que van apareciendo poco a poco. Encontrando una mente de
aguas mansas que es capaz de pensar con su propio corazón; escuchándose en su
sabiduría, en vez de enredarse con sus razonamientos.

SOLUCIONES Y SUGERENCIAS

Hay muchos modos de iniciar un proceso de Búsqueda: hacerse preguntas y esperar


inocentemente las respuestas, hacer preguntas a alguien que nos lleve delantera en esto
mismo, leer libros de auto-ayuda, interesarse en la filosofía de algunas disciplinas
orientales, a través de la pura psicología, por la auto-observación… y muchos más.
Yo recomiendo, como primer paso, la voluntad y el deseo, la atención, la observación, y
estar despierto. Muy atento y despierto.
Creo que uno de los modos adecuados es seguir los pasos en el mismo orden que se
indican en esta serie de artículos. Por supuesto que son admisibles otras opciones y puede
que hasta sean más recomendables, pero aquí reflejo lo que me enseña mi propia
experiencia y la de otras personas que he ido conociendo con los mismos intereses.
Hacer esto mismo, pero en otro orden, hace que el avance sea más lento, más inseguro,
que las dudas persistan durante más tiempo, y que se siga adelante pero con la sensación
de que falta algo sólido en la base.
RESUMIENDO

Este también es un proceso inevitable por el que hay que pasar. Es enriquecedor porque el
premio es Uno Mismo. Lo que se encuentra, si se busca bien y se llega hasta el fondo, es
una maravilla. Porque todos somos maravillas en esencia. Porque Dios hizo bien a cada uno
de sus hijos, y en los ingredientes que nos componen aparecen la bondad, la humanidad, la
belleza del alma… y la divinidad.

Francisco de Sales

CAPÍTULO 4 (1ª parte) - CAMBIAR


27

Este es el capítulo 4 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se


explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE
CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
“El ingrediente principal del cambio es la sinceridad”.
“Cuando una persona inicia un proceso de cambio,
ya nunca será el mismo que lo inició”.
“Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas
que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas
que sí puedo, y sabiduría para conocer la diferencia” .
(Plegaria de alcohólicos anónimos)
“No es necesario que cambies el mundo.
Cambia tú y verás cómo el mundo es distint0”.
“El deseo de cambiar a otros, tanto como el deseo de cambiarse
a sí mismo, viene fundamentalmente de la intolerancia”.
(Tony de Mello)
“En el proceso de cambiar tendrás que familiarizarte con palabras
como comprensión, tolerancia, amor, consciencia,
paciencia, felicidad, luz, esperanza, fe…”
“Cuando te empiezas a dar cuenta,
te das cuenta de que antes no te dabas cuenta”.
“Las cosas no cambian; cambiamos nosotros”.
(Henry David Thoureau)
“Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad,
pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”.
Partamos de una aclaración: yo opino que no hay que cambiar tal como
entendemos habitualmente “cambiar”, que es dejar un modelo con el que no
estamos satisfechos y poner en su lugar otro modelo que creemos que nos va a
ir mejor porque se aproxima más al Yo Ideal que nos gustaría ser. Sí estoy a
favor de ir haciendo modificaciones en algunas actitudes y actualizar algunos
modos de pensar, pero que esto se haga sobre la persona y no sobre alguno de
los personajes que vivimos.
Estoy plenamente a favor del Desarrollo o el Mejoramiento Personal, pero de
quien uno es realmente. Eso implica que hay que descubrir quién es uno mismo
y más adelante se abordará ese tema.
Hay muchos motivos distintos que empujan a las personas a querer realizar un
cambio –y usaré “cambio” o “cambiar” para que a algunos les resulte más
sencillo de comprender-.
Uno de ellos es por la imposición de los otros, que nos hacen ver de algún
modo que no les gustamos como somos y con eso nos insinúan que, para ser
bien aceptados, debiéramos ser como a ellos les gustaría que fuésemos.
Otro motivo es el deseo que se produce tras una larga temporada de vida a las
órdenes de un yo propio que no termina de gestionar las cosas como a quien es
Uno Mismo le gustaría.
Hay más: la rabia, la insatisfacción, la suma de algunas frustraciones, la
28

sensación de acumular muchos años perdidos y la toma de conciencia de que la


vida se está acercando al final, o el auto-concepto personal si nos es muy
satisfactorio y defrauda.
Es muy interesante conocer cuál es la razón, o las razones, para iniciar un
Proceso de Cambio, porque si se hace por contentar a los demás es errónea la
motivación, y el resultado no será satisfactorio para uno mismo, porque dejará
de ser de cierto modo para pasar a ser de otro modo, pero seguirá sin ser él
mismo.
Si el motivo es que uno no se soporta como está siendo, tampoco es una
adecuada estimulación, porque esa auto-imposición puede venir directamente
de un yo/ego que pretende perpetuarse en el cargo, con un deseo de SU
afianzamiento. Y hacer eso es instalarse en una pésima zona de confort.
Si la causa que nos empuja es la intolerancia, también es una razón inadmisible:
al resistirnos a un rasgo negativo de nosotros, no hacemos más que agravarlo,
como demuestra la psicología.
Si la razón es el deseo de reencontrarse con quien uno intuye que es en
realidad, o la razón es la voluntad de realizarse personalmente, o son las ganas
de estar en un mejor estado de comprensión y aceptación y amor propio, esta
base sí es la adecuada.
Una vez descubierto el motivo, la siguiente cuestión a aclarar es esta: ¿cambiar
o modificar?
Cambiar es dejar un modelo para coger otro. No es la decisión ni la solución
adecuada.
Conviene tener claro que un cambio, sobre todo si es brusco o muy importante,
nos puede dejar descolocados durante un tiempo, o puede hacer tambalear las
bases de lo que está siendo nuestra vida, y eso siempre moviliza a uno o varios
yoes que luchan egoístamente por su supervivencia.
Si se inicia un cambio es porque uno no sabe realmente quién es y desea
encontrarse consigo mismo. Si supiera quién es, no necesitaría “cambiar” sino
modificar ciertos aspectos o conductas, aunque sean modificaciones
provisionales hasta que empiece a ser realmente él mismo, porque uno sigue
necesitando pilares sobre los que apoyarse y son imprescindibles para nuestra
timorata existencia.
Cambiar lo asociamos a quitar una cosa para poner otra, mientras que modificar
lo entendemos como mantener lo que se tiene pero mejorándolo o haciéndolo a
nuestro gusto. En el primer caso, hay una pérdida de algo que consideramos
como nosotros, o como nuestro, por otra cosa que aún no sabemos cómo es, y
eso puede preocupar y asustar. En el segundo caso, mantenemos lo conocido,
y eso da un respiro, pero como va a ser mejorado, el ánimo y el afán de
colaboración es más amplio.
Pero quizás no necesitemos cambiar ni modificar, sino ser nosotros mismos,
Ser Uno Mismo, que consiste en no añadir y vivir una falsa personalidad, ni usar
unas cualidades que son ajenas, ni satisfacer los deseos del ego, sino quitar
todo aquello que no somos.
El primer paso es reconocerse en el estado actual: ni negar la realidad existente
ni evadir la responsabilidad; ni culpabilizar al destino o las circunstancias ni
enmarcarse en un paisaje tétrico; ni esconder algunas evidencias ni aparentar
colorear engañosamente lo que es oscuro.
29

El segundo paso es aceptar lo que hay en este momento. Ni más ni menos.


Aunque aceptarlo, por supuesto, no implica tolerarlo ni permitirlo ni
conformase.
El tercer paso es asumirlo. Asumirlo es descarnado, no lleva florituras ni
quitapesares. Eso es. No es otra cosa. Sin justificaciones ni adjetivos. Es lo que
tengo, así estoy siendo, con esto convivo.
Eso sí: creo es perdonable todo lo que haya sucedido hasta ahora y todo lo que
nos haya traído hasta aquí. El no habernos dado cuenta o no haber sabido nos
despenaliza de la responsabilidad siempre y cuando no hayamos actuado con
mala voluntad contra nosotros mismos o contra otros, lo que nos convertiría,
cuanto menos, en cómplices, y entonces sí tendríamos derecho a reprobación.
Pero ahora lo sabemos.
Ahora no podemos eludirlo alegando desconocimiento.
Ahora estamos empezando a ser muy responsables de nosotros y de lo que
hagamos o no hagamos por o para nosotros.
Conviene saber que a menudo se produce una auto-aceptación pasiva y
resignada (“qué se le va a hacer si soy así”, “algo malo habré hecho en otra
reencarnación cuando Dios me castiga con esto”, “ya soy mayor para ponerme
a cambiar las cosas”, “las cosas son como son”, “el mundo es un valle de
lágrimas y aquí se viene a sufrir”, etc…) o se produce una auto-agresiva no
aceptación, y uno se culpabiliza, se castiga, pero no hace algo positivo por
resolverlo. Estas personas pueden comenzar por una auto-aceptación, que es
no tener deseo de ser algo distinto, sino comprender las circunstancias
personales que les llevaron a ser como son, y este es el primer paso para
iniciarse en cualquiera de los caminos.
VISTO DE OTRO MODO
“¿Cómo puedo cambiarme a mí mismo? Tú eres tú mismo, por consiguiente tú
no puedes cambiarte a ti mismo, de la misma manera que tampoco puedes
alejarte de tus pies.
¿No tengo nada que hacer entonces?
Puedes comprenderlo y aceptarlo.
Pero ¿cómo voy a cambiar si me acepto a mí mismo?
¿Y cómo vas a cambiar si no lo haces?
Lo que no aceptas no puedes cambiarlo; simplemente te las ingenias para
reprimirlo.”
Si comprendieras bien lo que acabas de leer, te darías cuenta de que no quieres
cambiar.
La palabra clave no es cambiar, que se asocia a algo que es desconocido, al
miedo, a un asunto costoso en emociones, o con sufrimiento.
La palabra clave es Descubrir. (Puedes ver el capítulo titulado “Descubrir”).
La opinión de quien sabe dice que lo que uno ha de hacer es Descubrir a quien
es en realidad y sacarlo a la luz.
Con nadie se va a sentir uno mejor que consigo mismo, con el que realmente es.
No el personaje, no el que están esperando los demás, no el que se vende por
una migaja de atención o acogimiento. El descubrimiento de Uno Mismo
conlleva comenzar a comportarse y ser naturalmente, sin máscaras, sin
suplantar una personalidad ficticia.
30

Uno ha de ser quien es, y ningún otro.


No es conveniente vivir una vida de fingimientos que gire alrededor de agradar a
los demás y a costa de desatenderse.
Hay una cosa que ni siquiera el mismo Dios ha conseguido hacer: agradar a
todo el mundo.
Si lo que haces es cambiar sólo por los de fuera, ¿quién te garantiza que así
tendrás paz?
Tú te seguirás reclamando sinceridad.
Si vas a Descubrirte que sea por ti. Para ti.
Esto puede implicar que irá desapareciendo cierta gente de tu círculo de
relaciones. Se quedarán los buenos y quien no te acepte… es que no merece la
pena.
Sé muy consciente de esto: los cambios se plantean por falta de aceptación de
uno mismo, pero es porque uno no está siendo él mismo.
ATENCIÓN
Cuando no nos sentimos a gusto con algún aspecto nuestro decimos,
equivocadamente, que queremos cambiar. No es cierto.
Cambiar es dejar un modelo para coger otro modelo.
En realidad, lo que queremos es Descubrir al que realmente somos y hacerlo
realidad y realizarnos, o bien queremos, en un primer paso, modificarnos:
hacernos de otro modo, pero respetando lo que somos.
Por eso deberás prestar atención cada vez que leas la palabra cambiar, o alguna
de sus derivadas, y pensar en modificar.
SOLUCIONES O SUGERENCIAS
Posiblemente no llegues a hacer modificaciones en algunos aspectos de tu vida
simplemente porque no te atreves a preguntarte sin miedo, y después no te
paras a esperar -sin prisa- una respuesta.
Esto es muy grave.
Hay aspectos de tu vida que podrían ser muy distintos si dedicases un poco de
tiempo a esto, y esto sí es realmente importante.
Ya sé que es difícil, pero verdaderamente merece la pena.
¿Por qué no tienes valor para hacerte las preguntas importantes y paciencia
para esperar las respuestas?
Un hora, un día, un mes… el tiempo que le dediques… ¿y qué es eso comparado
con lo que te aportaría en calidad para el resto de tu vida?
MIS PENSAMIENTOS
Me reencuentro conmigo y desde la aceptación de que esto es lo que hay, y no
otra cosa, comienzo.
Recojo a mi niño herido, hago una primera cura de sus más visibles heridas y
enjugo sus lágrimas.
Busco a mi parte humana caída, y le hago una promesa firme de atención y
cuidado. Que daré por ella la vida, le digo, y prometo no abandonarla y no
abandonarme nunca más.
Doy consuelo a mi alma, y cobijo, y besos. Le pido perdón. Me comprometo,
empeñando mi palabra de honor, en dedicarle la atención y el cariño que se
31

merece.
Abrazo al corazón. Es un abrazo de corazón a corazón. Desde el corazón de la
mente consciente que le reconoce como motor y como guía, al corazón todo
amor que me protege y desea lo óptimo para mí.
Jamás partiré desde “no me quiero mientras siga siendo de este modo” o “sólo
me empezaré a querer cuando llegue a ser de este otro modo”.
Nada de odio, de desprecio, de hablar mal del que estoy siendo. Sin ningún tipo
de enemistad hacia el yo presente. Que se dé cuenta de que hay buena
voluntad, para que así colabore en la reconciliación y la salvación.
No forzar, no imponer, porque así se provoca un rechazo defensivo de un yo
que se niega a ser desalojado y no admitirá nada de lo bueno que hagamos por
él.

CAPÍTULO 4 (2ª parte) - CAMBIAR


DESDE UNA VISIÓN UN POCO RELIGIOSA
¿Y si comenzamos por mirarnos con los ojos de Dios?
Desde los ojos de Dios.
Dios nos ha permitido que ahora mismo estemos siendo así.
Supongamos que tiene alguna buena razón para ello.
También nos ha dado herramientas para darnos cuenta de las cosas, raciocinio,
energía, la capacidad de amar, sentimientos, emociones, sensibilidad… y a
nosotros mismos. También nos ha dado la libre voluntad de hacer lo que
queramos con nosotros (mortificarnos, despreciarnos, hacernos buenas
personas…) y con nuestra vida (vivirla, gozarla, sufrirla, malgastarla,
perderla…).
Saquemos partido a todos estos útiles.
POR LO TANTO
Hay que planificar una estrategia.
Pensar si comenzar desde la imposición del cambio, que sería una mala idea, o
desde el consenso con todos nuestros yoes para que colaboren en conseguir
descubrirnos y acrecentar nuestras posibilidades de mejoramiento. Ésta es la
mejor solución.
La voluntad de desear lo mejor para uno mismo está implícita en el ser humano,
así como el mecanismo de defensa que trata de salvarnos de todos los ataques
o supuestos ataques externos, por eso desde que uno decide reencontrarse se
pone en marcha un mecanismo autónomo -que agradece se le preste atención
de vez en cuando- por el cual el proceso está continuamente activo. No son
buenos ni recomendables las transformaciones bruscas. No se asumen bien.
Esas modificaciones que van a suceder van mejor por el camino tranquilo.
Serán imparables.
Vienen por sí mismas.
Son una hormiguita en su labor.
Para comenzar puede ser conveniente buscar dentro de uno mismo la rebeldía o
el empuje suficiente que nos lleven inevitablemente al cumplimiento de lo
deseado. No aceptar de un modo incondicional “lo que estoy siendo aunque no
32

me guste”, sólo invita a persistir en esa situación de inconformidad resignada e


inútil que ni ayuda ni lleva a algo bueno. Mientras vivamos en la resignación
nada cambiará.
El paso necesario para comenzar un proceso de cambio es aceptar todas las
realidades que habitualmente escondemos o negamos.
Modificando la forma de ver y pensar nos parecerá que cambia el mundo. O por
lo menos, nuestro mundo.
Los cambios estéticos o de ropa, son rápidos e inmediatamente perceptibles;
los cambios internos requieren un tiempo de conciliación entre el yo que tiene
miedo y se aferra a lo conocido, y el Yo auténtico que desea modificar el
presente. Todo eso requiere de tiempo para su asentamiento, para que el yo
cuestionado baje la guardia y colabore.
Hay una cosa que debemos tener clara: la corrección es un asunto nuestro y se
ha de realizar en el interior y desde el interior. No nos puede cambiar el
profesional, ni un libro, ni una conferencia, ni un gurú charlatán. Ellos nos
pueden indicar un camino, abrir una puerta, fomentar algo en nosotros o
sembrar más inquietudes, pero no hay cirujanos espirituales ni expertos en
trasplantes de personalidad.
A ellos les demandamos una contestación asombrosa, milagrosa, la pastilla
curalotodo, o que nos toquen con su varita mágica de la felicidad infinita, por
eso cuando recibimos por respuesta que es uno quien debe hacer el proceso,
nos sentimos decepcionados y, a veces, buscamos el milagro en otro sitio.
El propósito de Ser Uno Mismo –¡por fin!- se despierta por diferentes motivos –
como ya hemos visto- que van desde la insatisfacción por la vida que está
llevando uno hasta el deseo de imitar a aquellos que parece que sí les va bien –
y ya hemos comprobado que es un error de planteamiento-; desde un hecho
trágico que afecta directamente hasta el encuentro con la realidad de uno al
mirarse en el espejo el día que se cumplen muchos años.
Entonces se manifiesta con más intensidad la inquietud latente y uno piensa: se
me pasan los años y estoy desperdiciando la vida; ya tengo cuarenta o
cincuenta o sesenta y no he cumplido casi ninguno de los pocos sueños que
me permití tener; he acumulado algunas riquezas pero no tengo la sensación de
vivir; no he conseguido triunfar socialmente y además me siento muy a
disgusto conmigo; veo que va en serio esto de hacerse mayor, y me empiezo a
convencer de que yo también voy a morir; hace mucho tiempo que he perdido la
ilusión, y aquella sonrisa florecida que lucí en otro tiempo no la encuentro por
ninguna parte…
Conviene prestar atención a todos estos descontentos y solucionarlo.
TRABAJA EN ESTO
Tómate todo el tiempo que necesites para responder a estas cuestiones y a
otras similares que tú puedes aportar porque las conoces y te inquietan:
LO QUE ME IMPIDE “CAMBIAR” ES…
POR MEJORAR ESTARÍA DISPUESTO A…
LO QUE ME GUSTARÍA QUE FUERA DISTINTO ES…
TRABAJAR EN ESTO
33

Estos son los pasos imprescindibles que hay que dar para efectuar el
descubrimiento de quien realmente es Uno Mismo.
1º - RECONOCER: ni negar, ni ocultar, ni anclarse. Reconocer y reconocerse en
lo que uno es en la actualidad. No empezar con mentiras.
2º - ACEPTAR: recoger al niño herido, al humano dolido, curar su alma y abrazar
su corazón. No se debe partir de la condición equivocada de “no me quiero
mientras no sea de otro modo” porque entonces no se querrá uno nunca y no
se empezará nunca.
Ni odio ni desprecio, ni una enemistad que invite al yo herido a rechazar la
ayuda del Yo que se da cuenta y emprende la reconciliación y la sanación.
3º - ASUMIR: la situación actual. Y partir con lo que hay.
SOLUCIONES O SUGERENCIAS
La rosa tiene un don del que tú careces: está perfectamente conforme con lo
que es. ¿Y tú estás siempre insatisfecho contigo mismo?, ¿estás repleto de una
violencia y una intolerancia para contigo mismo que aumenta a medida que te
esfuerzas en cambiar?
Aparentemente sólo hay dos alternativas ante ese deseo de cambio: la auto-
agresiva no aceptación y la auto-aceptación derrotista y resignada. Yo
encuentro otra alternativa más: la auto-comprensión. El comprender lo que eres
exige una completa libertad respecto de todo deseo de transformarte en algo
distinto de lo que eres. Y este puede ser el Camino.
Tenemos la crueldad de no admitir en nosotros los “errores” y “defectos” que sí
comprendemos en los demás. Entendemos las “debilidades” en los otros pero
no las aceptamos en nosotros y además nos aplicamos el rigor más duro.
Piensa…
¿Quién se da cuenta de que quieres cambiar?
¿Y quién da la orden?
¿Y si cambias seguirás siendo tú?
¿Cómo se instalará lo nuevo en ti?
¿Dónde irá a parar el que estás siendo ahora?
Una sugerencia antes de que comiences: evita el “tengo que” o el “debo hacer”,
y cámbialos por “quiero hacer”, “decido hacer” o “elijo hacer”. La fuerza motriz
de nuestra conducta ha de nacer voluntariamente dentro y no venir de impuesta
de fuera. Hay alegría y el cumplimiento de la voluntad propia cuando “quiero,
decido o elijo”, frente a la imposición de “tengo que” y “debo”.
Se requieren un mínimo de tres condiciones:
1 – Conocer lo que se quiere actualizar y tomar conciencia de la situación
actual.
Para conocer habrá que hacer como los jueces: escuchan a todas las partes
antes de emitir un juicio. Las partes que queramos modificar tendrán
argumentos suficientes para seguir como hasta ahora, que es un terreno en el
que tienen experiencia y no quieren perder el status.
Habrá que escuchar con ecuanimidad, sin implicarse en el asunto, siendo sólo
juez y no preocuparse por cuál va a ser el resultado ni tratar de beneficiar a una
de las partes.
34

Hay que limitarse a observar desapasionadamente el diálogo que surja.


Descubrir las mentiras y los argumentos caducados y desechar todas las
excusas.
Si el veredicto es seguir adelante con el Descubrimiento, hay que hacerlo.
2 – Desear esa actualización.
Al principio, sólo el deseo tranquilo casi es suficiente. Si ayudamos con buena
voluntad y un esfuerzo no agresivo, mejor.
Es importante la constancia.
Las modificaciones se notarán en la medida en que la atención y la voluntad se
hagan cargo de ellas. Cuando se nos vuelva a manifestar esa actitud que
queremos modificar se encenderá una señal de alerta que dirá, dulcemente, “te
recuerdo que deseas modificar esto y es por tu libre voluntad. Tienes la
oportunidad de seguir como siempre o puedes poner en práctica tu deseo de
descubrir la realidad y modificarla”.
Desear con tristeza, deprime.
Desear con fe y optimismo, estimula.
3 – Amor. Nunca dolor.
Esto es absolutamente imprescindible. Cualquier cosas que queramos modificar
se va a resistir, como mecanismo de autodefensa. Necesitaremos todo nuestro
amor para dárselo a la parte a modificar, para que no se sienta mal, porque
vamos a abandonarla después de tantos años de compañía. Y va a ser todo
mucho más plácido y gratificante si lo hacemos con amor.
MIS REFLEXIONES PERSONALES
He estado pensando en que no sé cómo se produjo mi “cambio”. A pesar de
que he estado conmigo todos los días y en casi todos los momentos, no he
notado uno concreto en que se haya producido. No ha habido una luz en el cielo
que lo indicara, no ha habido una convulsión en mi mundo, ni una señal en el
cielo, ni una aparición.
Ha sido todo mucho más sencillo, se ha encargado de ello el tiempo, un poco, y
el deseo, en mayor medida.
Ahora me parece que ha sido fácil: ni ha habido noches de fuertes peleas con
los diablos, ni conflictos desgarradores, ni intentos irrefrenables de abandono;
no ha sido insoportable, sino todo lo contrario: ha sido tan sencillo como estar
pendiente de lo que la vida dice y tan prudente como no acelerar mucho las
cosas y ser consciente de casi todos los momentos.
Las lecciones están siempre ahí, los que no estamos somos nosotros.
Ha sido tan sencillo y tan complicado como estremecerme con mis emociones
más sinceras, sin tratar de traducirlas a palabras, y vivir los sentimientos en lo
más profundo del corazón y no en la mente.
El error, y ahora es cuando lo veo, es buscarnos donde no estamos. Comprendo
que uno que se sienta perdido y ansioso de salir de esa situación y que busque
desesperadamente. Suponemos que hacerlo de esa forma es más válido,
incluso nos enorgullece un poco nuestra actitud de urgencia y empeño, y
resulta ser lo contrario. Cualquier cosa que se haga desde el estado de
desesperación no coincide con la serenidad que requiere el cambio; lo que se
haga a través del condicionamiento de la rabia, del despecho, o del
35

nerviosismo, no irá acompañado del amor que necesita cada uno de los actos
que llevan al Descubrimiento.
RECOMENDACIÓN
Conviene repetir, llenándolas de amor, estas dos palabras: ME ACEPTO.
Repítelas sinceramente, hasta que te suenen puras y verdaderas, hasta que te lo
creas. Haz un pacto inquebrantable de amor, de aceptación, de comprensión, de
paciencia… acepta, acoge y abraza esas partes de ti de las que tanto reniegas.
Hazlo de corazón, no caigas en ese modelo de resignarse y conformarse con lo
que pase.
Francisco de Sales

CAPÍTULO  5 – EL AUTOCONOCIMIENTO

Este es el capítulo 5 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“La mayor sabiduría que existe es conocerse uno mismo”. (Galileo Galilei)

   “Todo momento cotidiano es óptimo”.


(Gurdjieff)

“Conócete a ti mismo”.
(Atrio del Templo de Delfos)

"Ser capaz de prestarse atención a uno mismo es requisito previo


 para tener la capacidad de prestar atención a los demás;
 del mismo modo que sentirse a gusto con uno mismo
 es la condición necesaria para relacionarse con los demás."
 (Erich Fromm).

 “Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar


sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse
a sí mismos y corregir su propia vida.”
(San Agustín)

“A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente.”


(Heráclito de Éfeso)

“Conócete, acéptate, supérate”.


(San Agustín)

“De todos los conocimientos posibles, el más sabio


 y útil es conocerse a sí mismo” .
 (William Shakespeare)

“Conocer a bien a los otros es inteligente,


36

 conocerse bien a sí mismo, es sabiduría”.


(Einstein)

Siempre se ha dicho que los demás son el espejo donde nos vemos reflejados.
La mayoría de las personas tienen tendencia a verse a través de los ojos de otras personas
con la esperanza de que le revelen facetas -nuevas y buenas- de sí mismos que son
incapaces de ver.
Para empezar a conocerse no hay mejor método que observar. Observarse. Pero –de
momento- sólo eso: observar y darse cuenta. No emitir juicios, no saltar a la defensiva y
justificarse continuamente, no analizar, ni comparar, ni aún menos buscar motivos para
castigarse. Solamente observar.
El proceso de auto-conocimiento es un proceso de absoluta sinceridad. Sin este requisito no
tiene sentido comenzar.
Lo trágico es que la mayoría de las personas se buscan en todas partes menos dentro de sí
mismos, y por ello fracasan en la búsqueda.
Se trata de Descubrirse –en profundidad, por encima del concepto superficial que uno tiene
de sí mismo-, para conocer lo que uno es realmente.
En este momento del proceso no se trata de cambiar nada, ni siquiera de corregir ni de
añadir nada que venga de fuera. Sólo tener paciencia y observar.
No hace falta aplazarlo hasta tener más conocimientos externos, que no son más que la
acumulación de información que se coge de los libros o se escucha en las charlas. Eso es
algo que está al alcance de cualquiera, pero no aporta nada en este momento, porque
ahora sólo interesa conocer lo que ya hay dentro. Más adelante, veremos cómo se puede
resolver y qué hay que incorporar.
Lo auténticamente importante en este momento es conocer lo que soy y cómo estoy, y hay
que poner toda la energía y atención en ello.
¿Qué se necesita? Atención y tiempo. Dedicar horas a observarse, a hacerse preguntas, a
sentirse. Poner total atención a todas las cosas que nos pasan, incluso las mínimas, y a las
sensaciones posteriores que nos dejan.
Observar si uno es Uno Mismo en todos los instantes, pero hacerlo en serio, no como si
fuera una curiosidad sin más o una distracción. Esta función, sin una fe y voluntad firme
que la magnifiquen, no tiene posibilidad de convertirse en algo profundo.
Eso sí, a medida que se insiste en la observación se nota una especie de ensanchamiento
de la conciencia, y a medida que se sigue en ello con aplicación se ven más de continuo los
resultados de esa atención; uno parece desarrollar con gran velocidad una capacidad innata
que hasta ahora no utilizaba. (Ver los capítulos Descubrir y Yo-Yoes)
Sin hacer nada más que lo anteriormente escrito, se empiezan a sentir transformaciones.
Si hay un deseo profundo, llevará hasta lo profundo; si hay una atención total, habrá un
descubrimiento total.
Decía Gurdjieff: “Todo momento es propicio para el auto-conocimiento, pero es más eficaz
cuando se realiza en condiciones cotidianas. Las experiencias espirituales sin conciencia del
cuerpo son alucinaciones. Quien es consciente del propio cuerpo no enloquece.”
Y hay que recordar que, aunque pueda gustar más lo místico, por eso de aparentar ser más
profundo y menos cotidiano, la verdad es que el cuerpo físico ayuda o condiciona, y no se
debe renegar de su existencia, que es nuestro actual habitáculo. El cuerpo es lo que te
lleva a los sitios donde tienes las experiencias.

VISTO DE OTRO MODO


37

Todo lo que sea honrado vale en el proceso de auto-conocimiento.


Todo da pistas si estás atento.
En cada tropiezo, en cada frase, en cada libro, en cada música, en cada escalofrío, hay una
lección.
De ti, solamente de ti, depende aprehenderla.
Estar atento a todo: eso es lo que necesitas.
Y, de cada experiencia vivida, sentir las emociones y escuchar primero las emociones y
después los sentimientos.
Si no lo haces así, te queda por delante un largo camino de insatisfacción personal, y una
vida desaprovechada.
La otra opción es la negación o la huída, y lo malo que tienen las huídas es que, vayas
donde vayas, siempre te encontrarás contigo allí para recordarte lo que no estás haciendo.

POR SI NO LO SABES

¿Nos conocemos realmente?


(Basado en ideas de Daniel Goleman)

El auto-conocimiento es un pilar básico a la hora de hablar de las emociones y la


inteligencia emocional. La atención continuada a los propios estados internos se podría
denominar conciencia de uno mismo.
De forma auto-reflexiva, la mente debe observar nuestras experiencias, incluyendo las
emociones, como si fuera un vigía de lo que hacemos y sentimos.                                     

La conciencia no es un tipo de atención que suela verse influida por las emociones. Incluso
en situaciones anormales, y centrando su atención en el interior de cada uno, de forma
general, la auto-observación nos permite una toma de contacto en relación a los
sentimientos unidos con la pasión o las turbulencias, aunque en determinados casos, lo que
hace es producir un distanciamiento con la experiencia, obviando lo acontecido.
Por lo tanto, si tomamos conciencia de nuestras emociones, poseemos una habilidad
emocional clave sobre la que se pueden apoyar otras habilidades como el autocontrol
emocional.                                 
Según los psicólogos, existen diversos estilos de personas en cuanto a la forma de tratar
sus emociones:

Personas conscientes de sí mismas:

Se trata de individuos que son conscientes de su estado de ánimo, al mismo tiempo de que
lo están experimentando, lo que les da la oportunidad de tener una vida emocional muy
desarrollada. Viven el presente y son conscientes de ello, lo que les ayuda a ser más
autónomos, seguros y en general más positivos que los demás. Frente a situaciones
negativas, tienen más facilidad y recursos para salir airosos de ellas. Ante problemas, ven
oportunidades.

Personas atrapadas en sus emociones:

De forma general, sus emociones les desbordan y dominan, son presos de su estado de
ánimo. Suelen ser muy variables, poco conscientes de sus sentimientos y perdidos en
relación con las emociones, con una sensación continua de que no pueden controlar su vida
emocional.
38

Personas que aceptan resignadamente sus emociones:

Son conscientes claramente de lo que sienten y, ante eso, optan por una posición de
aceptación y pasividad, evitando cualquier modificación.

El primer tipo parece ser el correcto. En el segundo, uno es inestable y está a merced de
algo que no controla, como son sus emociones. Uno es víctima de sí mismo. El tercer tipo
tampoco es adecuado, porque no es obligatoria la resignación ni la subordinación ante algo
que se puede modificar. No es necesario sufrir innecesariamente por la propia rendición.

Lo habitual es que te sientas identificado con alguno de estos tipos. Te conviene observar
cómo eres, y ver después si quieres seguir en el tipo que lo haces habitualmente, o si crees
que es algo que depende de ti y que tú le puedes poner remedio.
Te sugiero que lo hagas ahora.

RESUMIENDO

Autoconocimiento…Descubrirse…La Búsqueda… El Camino… todo es lo mismo pero con


otros nombres. Es lo mismo pero están explicados de otro modo y alguno de ellos te puede
llegar mejor y ser más comprensible para ti. Escoge lo que más te anime a empezar o a
seguir. Tienes en los siguientes capítulos toda la información para que te conozcas más y
mejor.

Francisco de Sales

6 – LA ACEPTACIÓN DE MI REALIDAD ACTUAL


« en: Mayo 19, 2020, 05:49:44 am »

CAPÍTULO  6 – LA ACEPTACIÓN DE MI REALIDAD ACTUAL

Este es el capítulo 6 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Aceptar lo que no gusta no siempre es rendición:


a veces es “comprensión.

"¿Cómo seremos pacientes con las faltas del prójimo si no somos pacientes con las
nuestras?, aquel que se irritare con sus flaquezas, no las corregirá; toda corrección
fructífera procede de una mente serena y tranquila."
 (San Francisco de Sales).

“Mi realidad: ese soy yo.”

“Atrévete a mirarte en el espejo de la realidad.”


39

“A veces la realidad se convierte en una excusa para no cambiar


o no hacer las cosas que no nos atrevemos a cambiar o hacer.”

 
Soy un ser humano.
Repito: soy un ser humano.

Es importante tener un sentimiento de SER HUMANO, con sus ventajas y dificultades, antes
de empezar con las definiciones y el ordenamiento en los sitios donde archivar lo que
somos.
Porque podemos decir, en esas divisiones que nos inventamos, que somos:

1 – Consciente e inconsciente.
2 – Materia y Espíritu.
3 – Terrenal y Divino o Superior.
4 – Cuerpo y Mente.
5 – Alma, corazón y vida. (Espiritualidad, afectividad y energía).
6 – Diferentes Yoes.
7 – Varios personajes.
8 – Tres cuerpos: físico, mental y emocional.
9 – etc., etc., etc.

Puede ayudarte el que te ubiques en uno de ellos, porque te puede hacer más fácil el
“situarte”, pero la definición o la ubicación no va cambiar la realidad, y la realidad es que,
simplemente, eres tú, aquí y ahora.

COMIENZA POR ACEPTAR TU REALIDAD ACTUAL.


No la puedes negar.
ACEPTAR NO QUIERE DECIR GUSTAR.
Pero debes aceptarte, porque sin este paso previo es imposible dar el siguiente.
Aceptar, y además sin condiciones y con amor, porque si se lucha contra un bloqueo éste
se hace más fuerte. Los bloqueos, para fortalecerse, se nutren de la oposición; si te
opones, lo fortaleces.
Este es el único material de que dispones para empezar: tu realidad.
Has llegado hasta aquí y ahora del modo que has podido o bien es que te han traído las
40

circunstancias; estás más o menos tocado, y arrastras más o menos conflictos; te quieres
nada, muy poco o algo; no estás de acuerdo con bastantes de las cosas que haces;
habitualmente aplazas la toma de decisiones, desobedeces muchas de tus normas, te
propones cosas que no siempre cumples… sin duda tienes motivos para no quererte, no
aceptarte, y hasta incluso para renegar de ti. Pero no tienes otra cosa. Esto es lo que
tienes.
No puedes reconstruirte a partir de otra cosa.
No puedes buscarte en otro sitio porque sólo estás en ti.
Sí, quizás te hubiera gustado que muchas cosas hubieran sido distintas, pero no insistas
más: no tienes otra cosa más que a ti, y estás en esta situación actual.
Así que menos quejarte y manos a la obra.
Haz contigo un pacto de amor, de comprensión, de paciencia…
Y reconcíliate contigo.
Y si crees necesario perdonarte, hazlo. Si lo consideras necesario para aclararte con tus
normas, adelante. Pero entonces siente totalmente tu propio perdón y acéptalo.
Repite cuantas veces lo creas necesario me perdono, con absoluta sinceridad, desde el
corazón hacia tu corazón, que suene convincente, hasta que sientas ese perdón.
Si crees que ya aceptas tu realidad actual, aunque no te guste, puedes seguir.
Si no lo consigues, te recomiendo que no sigas adelante hasta que lo hayas logrado. Si no
te amas, difícilmente vas a hacer algo con firmeza y autenticidad por ti.

ATENCIÓN

Si hay una cosa cierta, indiscutible, insobornable, es la realidad.


Si hay una cosa a menudo negada, distorsionada, disfrazada, encubierta, cuestionada,
desconocida, y a veces injustamente justificada o no reconocida, eso es… la realidad.
La insatisfacción, la insubordinación, o la rabia, casi siempre vienen de nuestra negativa a
aceptar la realidad.
Es cierto que somos en grandísima medida, por no decir del todo, responsables de nuestra
realidad, y el hecho de que no nos satisfaga del todo es lo que nos invita a no afrontarla ni
asumirla, y a falsificarla o a buscar otro responsable ajeno. Aunque esto último fuera cierto,
no nos exime de sufrirla y tampoco resta ni un ápice de su padecimiento.

TRABAJA TÚ

Es muy sencillo: sólo tienes que aceptar que la realidad y la verdad son lo que son, y no
siempre lo que tú quisieras que fueran, y se te acabarán la mitad de los sufrimientos y se
atenuarán la otra mitad.
41

No hay peor lucha que ofuscarse en no querer aceptar las cosas como están o como son.
No se deben negar.
La realidad, que también es la verdad, es muy sincera: no sabe falsear, ni consolar, ni
colorear, ni puede hacer esfuerzos por agradar a todos; no sabe de cortesía, de mentir para
quedar bien ni de disfrazarse de otra cosa.
Mientras antes aceptes y asumas la realidad, antes podrás empezar a hacer cosas por crear
otra realidad más acorde con tus deseos, si eso es lo que quieres.
Empeñarte en engañarte, o en no querer ver lo que es, no sólo no te ayuda sino que te
pone zancadillas y retrasa todo el proceso.
Es una guerra perdida de antemano, es una lucha agotadora que no lleva a ningún sitio
bueno, es un esfuerzo inútil, derrochado.
Tienes que disfrutar de la entereza, de la valentía, del honor que produce ser una persona
que vive en la realidad y, le guste o no le guste, la acepta.
El mayor pecado que uno puede cometer es engañarse a Sí Mismo.
Cuando uno acepta la realidad, cuando uno se atreve a vivir con la verdad, aunque le duela
descansa.

TRABAJA TÚ

En un acto de sinceridad sin precedentes que te mereces, ponte unos ojos distintos de los
que usas habitualmente, y mírate. Reconoce, con sinceridad, lo que hay: ni halagos falsos
ni menosprecio, ni resentimientos ni ocultación. Lo que hay. Lo que eres en este momento.
Ni más, ni menos. Limpiamente. Pon lo que encuentres a la vista de tu sinceridad, y
reconócelo. Te va a gustar más o menos, pero es lo que tienes. Es lo que estás siendo. No
pienses aún en qué quieres o qué deberías cambiar, eso es más adelante. Ahora se trata
solamente de mirarlo una y otra vez, hasta aceptarlo y asumirlo. O sea, aceptarte y
asumirte. Reconocer lo que estás siendo y admitirlo con valentía. Es un acto de pureza que
te va a costar, pero que te honra. Por cierto, valora, y mucho, lo que estás haciendo, si lo
estás haciendo sinceramente, a corazón abierto, con tu dignidad por delante y siendo
consciente de tu calidad de simple humano. Repito que ahora, en este instante, no es
momento ni siquiera de tomar decisiones, sólo de darte cuenta. Si acaso, una firme
promesa de que vas a hacer de ti una persona digna, pero no hagas más. Tampoco es
momento de regodeo en lo desagradable que te hayas encontrado en tu acto de honradez,
sino de alegría por haber tenido la osadía mil veces aplazada de enfrentarte a ello. ¿Es poca
cosa y no muy agradable lo que encuentras? No te preocupes, es lo habitual: bien venido al
género humano. ¿Lo que encuentras es medianamente satisfactorio, pero mejorable? Bien:
tu autoestima es casi correcta y juegas con ventaja. ¿Estás perfectamente en todos los
aspectos? Pues no sé si felicitarte por ello, si recomendarte que vuelvas a comprobarlo, o si
42

decirte que te compres unas gafas. Todos somos humanos, y ser humano y ser perfecto, de
momento no es compatible. Si no consigues en este momento llegar al fondo del
reconocimiento de tu realidad y la aceptación, puedes volver a intentarlo mañana. Pero… te
recomiendo que no pases página hasta haber resuelto esta porque todos los pasos que
dieras serían tambaleantes. No hay prisa. Siente todo esto que te he propuesto.

LA AUTO-ACEPTACIÓN
(Basado en ideas de http://www.adrformacion.com)

La auto-aceptación es el examen clave para conseguir la realización. Esto no se trata de


analizar, criticar o juzgar a los demás, se centra por completo en nosotros mismos, y ya se
sabe que a todos nos cuesta hacer auto-crítica. Para conseguir esto es imprescindible que
reconsideremos conceptos como aprobación y desaprobación, centrándonos en otros como
saber, conocer, ver o desear.
Para hacernos una idea un poco más detallada de lo que estamos diciendo, vamos a hacer
un pequeño juego, muy útil, aunque a primera vista pueda parecer absurdo. Nos colocamos
delante de un espejo de cuerpo entero.
Nos miraremos y repasaremos nuestro cuerpo de los pies a la cabeza, y mientras lo
hacemos, nos centraremos mucho en los sentimientos y sensaciones que eso conlleva.
Seguramente pensaremos: “no me gusta nada mi nariz, ni mis pies”, “mis ojos son bonitos,
me encanta mi mirada”, es decir, algunas cosas nos gustarán y otras no.
A continuación, seguiremos con la mirada fija en el espejo, y nosotros reflejados en él, para
proceder durante varios minutos a decirnos a nosotros mismos. “independientemente de
mis defectos, me acepto a mi mismo/a completamente tal y como soy”, repetiremos esta
frase apoyándonos en la respiración honda y profunda varias veces, siendo consciente de
cada una de las palabras que pronunciamos. Seguramente, es completamente normal, que
aparezcan frases como “realmente mi nariz sigue sin gustarme”.
Vamos a recordar un punto importante, aceptarnos no significa que nos guste, simplemente
es que asumimos la situación y que ésta, en un momento dado puede mejorar.
Se trata de experimentar, sin rechazarlo, que un hecho es un hecho, y en este caso eso se
centra en que, a nuestro entender y bajo nuestra visión, tenemos una nariz grande.
Si finalmente nos rendimos frente a la realidad, a lo que estamos aprendiendo, llegaremos
a relajarnos poco a poco y aceptarnos tal y como somos. Éste será un primer paso. Esta es
nuestra realidad, y la estamos empezando a aceptar.
Puede que no nos guste lo que veamos en el espejo, pero hemos de ser conscientes de que
somos nosotros en ese preciso momento, esa es nuestra realidad y la aceptamos tal y
como es.                                                   
Si el ejercicio anterior lo repetimos durante unos pocos minutos, varios días, la mejora irá
43

en aumento, reforzando nuestra auto-aceptación, además de que poco a poco nuestra


autoestima vaya en aumento.
Puede ser que sientas un poco de miedo al hacer este ejercicio. Lo importante es ser
capaces de “observar” nuestro miedo, identificarnos con él ya que “forma parte de
nosotros”, no negarlo ni evitarlo, “sino asumirlo como algo propio”, viendo incluso la parte
negativa de la situación, para que nosotros nuevamente, podamos afrontar, aceptar y
analizar esa nueva circunstancia.
La realidad está ahí, la tenemos que asumir y no que combatir, es inútil que nos enfademos
con nuestro miedo, siempre ganará. Porque puede que sintamos miedo al aceptar la
auténtica realidad de nuestra realidad actual. Es mejor asumirlo, comprenderlo y aceptarlo
y, si nosotros queremos, cambiarlo. Nuestra aceptación plena tiende a minimizar e incluso
eliminar sentimientos como el miedo, la envidia, la ira…
La autoestima se fortalece si somos capaces de afrontar emociones o sentimientos difíciles
para nosotros.
Vamos, nuevamente, a ofrecer algunos consejos para avanzar en ese auto conocimiento.
Pensemos en una de estas emociones, el dolor, la ira, la envidia… a continuación
seleccionemos una de ellas pensando en algo que la pueda evocar, como esa discusión que
periódicamente tenemos con un compañero de trabajo y nos provoca ira.
Posteriormente, pensaremos en conocer mejor ese sentimiento, adentrarnos en él,
investigando todo lo que sentimos en ese momento. Poco a poco avanzaremos expresando
frases como “En este momento me siento así, esta es la realidad y la acepto
completamente”. No es fácil, recordemos la respiración, la paciencia, el trabajo que hay
que realizar es costoso, pero merece la pena.
Recordemos que la realidad, es la que es, y por lo tanto, esa emoción existe y no hay
vuelta de hoja, hay que aceptarla y convivir con ella.
Poco a poco, tanto con ésta, como con otras emociones o sentimientos similares, haremos
lo mismo, lo que nos llevará a auto aceptarnos poco a poco, continuando con paso firme en
la construcción de nuestro auto conocimiento y autoestima. Si lo conseguimos, entre otras
cosas la relación con nuestro compañero mejorará.

MIS PENSAMIENTOS

Esto es lo que hay y lo que tengo en este momento, y así es como estoy actuando. Y lo
acepto.
Sé que no debo disfrazar la realidad con el objetivo de engañarme: no debo traicionarme;
no puedo culpabilizar a nadie y quedarme estancado en la pataleta, aunque sea verdad que
hay alguien ajeno a mí que tenga la culpa.
Tengo que aceptar y aceptarme, pero con mucho amor, con un abrazo sincero. Si estoy
44

mal, necesito más que nada un gran abrazo que me acoja, y mejor si es mío que si es
ajeno, porque lo valoraré mucho más. Tengo que convertirme en mi mejor aliado, en mi
inseparable amigo, en alguien que esté siempre a mi lado, porque me tengo muy a mano
para lo que necesite, y porque seré el más directo beneficiario.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Cuando yo era niño los curas nos hablaban mucho de la “resignación cristiana”. Yo lo
entendía como “has venido a este mundo a sufrir y a purgar tus pecados.” (“¡Pues vaya un
Dios que me envía al mundo a sufrir, que me parece más una idea del demonio!”, pensaba
yo, “si, además, yo no he cometido aún pecados…”)
Hágase Tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo, decimos cada vez que rezamos el
Padrenuestro, que no es sólo el nombre de una oración, sino mucho más: Es la oración al
Padre Nuestro.
Y esto nos venían a confirmar los curas: “Tenemos que aceptar la voluntad de Dios y Su
voluntad es que seamos como nos ha tocado ser”.
Si crees firmemente en ello, me parece estupendo. Si no lo crees, también me parece bien.
Presta atención a esto: tu vida necesita de ti, y tienes que aceptar tu realidad actual para
poder comenzar el camino hacia ti.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

El que está atento se da cuenta de que las cosas son lo que son y son como son, y no son
nuestra interpretación o nuestro deseo de esas cosas.
Darse cuenta lleva a la aceptación. Pero a una aceptación que no es un sacrificio ni un
esfuerzo, sino el resultado lógico de entenderlo del modo adecuado. Si realmente quieres
ver nada te puede engañar.
Acepta las cosas porque son así. No aceptarlas o negarlas no te va a cambiar nada para
bien, sino para peor.

CUENTECITO

El Maestro afirmaba que el mundo que ve la mayor parte de las personas no es el mundo
de la Realidad, sino un mundo creado por sus mentes.
Cuando un sabio quiso contradecirle, el Maestro puso dos palos sobre el suelo formando la
letra “T”, y le preguntó: “¿Qué ves ahí?”
“La letra T”, respondió el otro.
“¡Lo que me suponía! dijo el Maestro. “No existe la letra T; no es más que un símbolo que
45

hay en tu mente. Lo que hay ahí son dos pedazos de rama con forma de bastón.”

RESUMIENDO

Esto es lo que tengo, esto es lo que estoy siendo. Nada me obliga a seguir así, pero esta es
mi realidad actual. De nada me sirve negarla, ¿a quién quiero engañar? Es que no me
gusta, dice una voz tímida en mi interior. Ya lo sé, pero es lo único que hay ahora. Es que
quiero otra cosa, vuelve a decir. Ya lo sé, por eso estoy en el Camino. Soy poca cosa, y no
estoy en mi mejor momento, lo admito, pero a partir de esta materia prima que soy voy a
construir el futuro. Al margen de que me parezca bien o mal, y de que me guste o no me
guste, esto es lo que hay. Lo reconozco, lo admito, lo acepto.

Francisco de Sales
7 – LA PERSONA Y EL PERSONAJE
« en: Mayo 20, 2020, 06:27:13 am »

CAPÍTULO  7 – LA PERSONA Y EL PERSONAJE

Este es el capítulo 7 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

La palabra persona viene del latín persona, que significa “máscara de actor” o “personaje
teatral”, y que a su vez proviene del griego prosopos (pros = delante, opos = cara):
delante de la cara.
En cualquier caso, hace referencia a las máscaras que usaban los actores en los teatros
griegos. Estas máscaras tenían muy exagerados los gestos de la boca (de alegría, tristeza,
asombro…) para que los espectadores pudieran ver con más claridad qué es lo que querían
representar. A su vez, tapaban la verdadera realidad física de la persona suplantándola con
la máscara.
De la palabra persona, se deriva personaje: “cada uno de los seres humanos,
sobrenaturales, simbólicos, etc., que intervienen en una obra literaria, teatral o
cinematográfica”.
Para entendernos, aceptamos que persona es el ser humano natural y personaje es la
persona cuando no es ella misma y está actuando. Los personajes son, por definición, seres
de ficción.
Muy pocas veces somos nosotros mismos naturales. La mayoría del tiempo estamos
representando el personaje que se espera de nosotros, o sea el personaje que espera y
46

aceptará bien aquel con quien nos estemos relacionando en cada momento.
Los demás, generalmente, nos imponen –o pretenden imponernos- un papel que tenemos
que representar para agradarles, y así nuestro jefe quiere que seamos de cierta forma –
obedientes, ligeramente sumisos- y no nos aceptará de otra forma, lo mismo que nuestra
madre, nuestra pareja,  las normas y la sociedad, o cada uno de nuestros amigos…
Nos parece algo normal y, casi sin darnos cuenta y en función de dónde o con quién
estemos, nos vamos cambiando de máscara: vamos cambiando de personaje.
Y esto sucede muchas veces a lo largo del día; se ha convertido en algo tan habitual que no
le damos importancia, que nos parece normal. Nos hemos acostumbrado.

Casi nunca somos nosotros mismos porque casi nadie nos acepta en nuestra realidad
absoluta. Pocas veces nos podemos mostrar como realmente somos.

No es malo dejar de ser persona para ser personaje... si es durante un tiempo limitado y
uno lo hace conscientemente. En muchos casos, es absolutamente necesario y muy
conveniente. Es imprescindible tener claro que uno no es el personaje, sino que está
actuando, temporalmente, como el personaje.
Los actores profesionales lo tienen muy claro, y cuando acaban cada toma de la película, o
cuando baja el telón, se quitan la máscara, dejan al personaje colgado de la percha, y
vuelven a ser ellos mismos.
Nosotros, muy a menudo, nos quedamos enganchados en el personaje porque creemos ser
el personaje.

ATENCIÓN

Cualquier persona es absolutamente egoísta, del todo sincera, cruel, tierna, estúpida,
inocente, sencilla, insegura e intachable.
Todos, en algún momento, somos absolutamente así.
Las personas, generalmente, actuamos de la mejor manera que conocemos y podemos,
dentro de las circunstancias personales de cada uno, y en ese caso somos intachables. Es
cierto que esa manera no tiene porqué coincidir con la que los demás esperan o desearían,
y en ese caso, a los ojos de los otros, ya no somos tan intachables sino que somos los
portadores de cualquiera de los adjetivos desagradables y malhumorados que nos quieran
adjudicar.
Ser bueno o malo debiera ser sólo cuestión de intención y voluntad. Si uno es malo a
conciencia, lo es sin ninguna duda. Si uno es malo sin querer ni sospecharlo, hay que
revisar el adjetivo que le corresponde.
47

Hay que confiar en la buena voluntad de las personas, exceptuando los que, mediante sus
intenciones y actos, son declaradamente malvados o delincuentes.
Muchas veces, más que malos, somos víctimas de la educación que nos dieron, y aún no
hemos tenido tiempo de Despertar y Descubrirnos como realmente somos.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Hay que tener cuidado con dejar de ser persona en algún momento para considerarse
únicamente como parte del conjunto de la humanidad. Es cierto que formamos parte de
ella, y que somos una parte importante, pero, por encima de todo somos nosotros mismos.
Hay que tener claro quién es uno. Estar haciendo el Camino del Descubrimiento enseña,
ineludiblemente, que los demás son muy importantes para nosotros; imprescindibles, pero
hemos de tener cuidado de ser nosotros mismos y no ser quienes los demás quieren que
seamos, y no ser como los demás dicen que somos.

ATENCIÓN

Las personas, vistas con los ojos de un marciano, somos una sorprendente curiosidad:
generalmente, nos conformamos con una vida que no sea excesivamente complicada, y
casi con que sea soportable y poco más nos vale. No nos fijamos en nuestra falta de
voluntad y de control. No pensamos a menudo en la muerte, con lo que ello tiene de
enriquecedor para ser más conscientes de la vida. Nos dejamos controlar por las
circunstancias ajenas y somos capaces de mentir con naturalidad. Dejamos que nos
controlen los deseos, que en muchos casos son desordenados y de imposible realización, y
después nos causan un pesarosa frustración. Predicamos una cosa y hacemos la contraria.
Desatendemos a los seres queridos y no valoramos en su justa medida las gracias y
favores que nos hacen los demás. Somos volubles, tardamos en madurar, no le prestamos
la suficiente atención a la vida. Sabemos que se van gastando los años pero hacemos poco
por llenarlos de intensidad, de realidad, de gente querida y de grandes satisfacciones. Nos
callamos muchas veces los sentimientos que profesamos hacia los otros, y damos
demasiadas cosas por supuestas. Nos falta constancia, lucidez en el pensar, pasión en los
hechos y fe en nosotros mismos. Las cosas extraordinarias nos parecen poca cosa, y no
permitimos a nuestras emociones que se manifiesten con naturalidad e intensidad.
Así somos.
Y así seremos hasta que la persona decida no seguir siendo así.
Todo lo que he escrito corresponde a las actitudes del personaje. Las personas somos
48

mucho más íntegras y tenemos más altas miras. Una persona no se comportaría del modo
que he relatado.

RESUMIENDO

Estás en un proceso de “darte cuenta”. Obsérvate y empezarás a reconocer a los


personajes, y verás qué poco de persona se manifiesta habitualmente en ti.
Dejar de ser esos personajes –o serlo conscientemente y de un modo controlado- depende
exclusivamente de ti.

Francisco de Sales
8 - ¿QUIÉN SOY? o ¿QUIÉN ESTOY SIENDO? (1ª parte)
« en: Mayo 21, 2020, 05:15:49 am »
CAPÍTULO  8 - ¿QUIÉN SOY?      o    ¿QUIÉN ESTOY SIENDO?

Este es el capítulo 8 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA
HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a sus Dioses”.


(Adagio)

“Uno es la suma de todos sus modos en todos sus momentos.”

“¿Hay algo más absurdo que pasarse toda la vida con uno mismo
 y no llegar a conocerse?”

“Nuestra actitud común es “yo soy esto”. Separe tenaz y perseverantemente el “yo soy” de
“esto” y trate de sentir
 lo que significa ser, simplemente ser, sin ser “esto” o “aquello”.
(Sri Nisargadatta Maharaj)

“El buscador es quien está a la búsqueda de sí mismo. Abandone todas las preguntas
excepto una: ¿Quién soy yo? A fin de cuentas, el único hecho del cual puede estar usted
seguro es que usted es. El “yo soy” es cierto.
49

 El “yo soy esto” no lo es. Esfuércese por descubrir que usted es realidad.
(Sri Nisargadatta Maharaj)

Descubra todo lo que usted no es: el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, el tiempo,
el espacio, esto o aquello. Nada, concreto o abstracto que usted pueda percibir, puede ser
usted El propio hecho de percibirlo muestra que usted no es eso que percibe.
(Sri Nisargadatta Maharaj)

¿Quién soy?
¿Quién es yo?
¿Qué es Yo?

Responder a estas preguntas es una ardua tarea que nos ocupará toda una vida, para
encontrar, en el mejor de los casos, una respuesta que ha de ser, como casi todas las
respuestas, provisional.
Y no provisional sólo porque se dude, que siempre se dudará, sino porque es la única forma
de dejar abierta y viva la pregunta, para que se vaya actualizando y siga buscando nuevas
respuestas, ya que a medida que vayamos evolucionando como personas iremos ampliando
o modificando las respuestas.
Si fuésemos Seres Totalmente Evolucionados, Grandes Místicos que han conocido el Cielo,
Verdaderos Iluminados, no tendríamos ninguna duda, ni tampoco la necesidad de dar una
respuesta, pero acertaremos respondiendo “soy”, o “yo soy”, o “yo soy el que soy”, o
“nadie”, o “nada”, o “¿qué más da?”, o “la definición no va a cambiar mi esencia”, o “alma,
corazón y vida”, o podemos dejar la respuesta vacía porque no es necesario encerrarla y
acotarla en una definición, ya que lo importante no es saber la respuesta sino saberse y
sentirse un Uno Mismo.
Pero aún no llegamos a tan evolucionado estado.
Aún estamos en esa etapa en que no nos hacemos las grandes preguntas, y no porque
pensemos que son para gente muy inteligente, sino por miedo a no encontrar las respuestas
y quedarnos peor que antes de preguntar, o por no querer preguntar no vaya a ser que no
nos guste la respuesta; o estamos en la etapa de posponerla porque en el primer segundo no
aparece la solución como cuando nos preguntamos cuántas son dos más dos.
Son preguntas latentes que se repiten aún en silencio, aunque no nos demos cuenta de ellas,
aunque no tengan palabras que las delaten, porque a veces surgen de un modo clandestino
y, aparentemente, son otras preguntas.
50

Lo importante al responder una pregunta no es conseguir una sucesión de palabras bien


ordenadas acordes con lo preguntado, sino sentir dentro de Uno Mismo, y de un modo
irrefutable, esa respuesta, aunque uno no se sea capaz de definirla.

Sepultados y escondidos por caretas, traumas, miedos, complejos, acontecimientos ingratos,


conductas automáticas, auto-controles, llantos, represiones y otras dificultades de semejante
tamaño, si rebuscamos bien y desechamos muchas mentiras y errores, podremos
encontrarnos.
Lejos, muy lejos, y ocultos, muy ocultos.
Desconocidos incluso para nosotros mismos.
Eso sí, callada y ardientemente ansiosos de ser rescatados y sacados a la luz.
Nos hemos conformado durante mucho tiempo con creer que somos ese que vemos a diario
en el espejo, el que se despierta todos los días a la misma hora que nosotros, y el que se
relaciona con una serie de personas que le reconocen, lo cual le da una relativa tranquilidad.
A veces, intuimos que tenemos que ser otra cosa distinta de lo que estamos siendo, y que
nos gustaría ser de otro modo, y que esto de vivir tiene que ser algo más que llegar, sufrir y
marcharse sin habernos enterado de qué va todo esto, y aunque negamos lo evidente y
despreciamos lo sublime, tampoco nos entra una prisa urgente por reconocer que es un
asunto prioritario, y lo vamos aplazando… lo vamos aplazando… lo vamos aplazando…
Envidiamos a esos que pisan fuerte porque parecen saber quiénes son, los que son siempre
el centro de atención donde quieran que estén, los que triunfan en su vida.
Sólo en muy contadas ocasiones nos dejamos contagiar por nuestra verdadera esencia, que
se encuentra desolada por ser tan desconocida, y a veces se manifiesta como una tristeza de
origen desconocido, como una pregunta, “¿qué me pasa, si no me pasa nada?”, como un
aire que cruza por delante diciéndonos algo sin voz, “vamos, tienes que saber lo que es, soy
yo, eres tú, te llamo, te llamas, búscame…”
Generalmente, cuando buscamos, lo que encontramos es una distracción, casi siempre un
asunto material y terrenal: nos vamos de compras, ponemos la tele, llamamos a otra persona
para hablar de nada… y todo eso para no escucharnos, para no quedarnos a solas con
nosotros mismos.
Cuando he preguntado a otras personas: “¿quién eres tú?” han contestado mil cosas
distintas: “una parte de la divinidad que está castigada a estar en este mundo extraño e
inhóspito”, o bien “un ser celestial que no recuerda ahora mismo su origen”, o también
“una parte del cosmos encarnada en este pesado lastre de ser una persona que algún día
retornará a las estrellas con su luz recuperada”…
Nunca he oído decir a alguien que es la última encarnación del demonio. Todos tan
espirituales y tan místicos. Todos tan apegados y aferrados a una definición que sirve de
51

consuelo, aunque no estén seguros de ella. Todos necesitados de ser algo que se pueda
definir.
Yo he pasado algunos ratostratando de encontrar una respuesta y he llegado a un desenlace,
quizás no acertado: no me importa quién soy en cuanto a ponerlo en palabras que expresen
una idea.
No me importa, porque considero que se pierde demasiado tiempo en llegar a esas palabras
que no van a cambiar en absoluto lo que ya soy aunque no lo defina. Valoro más el
sentimiento que tengo de mí. Aprecio más el concepto que tengo de mí, la relación
conmigo, lo que me aporto, aunque no sepa qué o quién soy. No importa la definición
porque yo no soy la definición, simplemente soy.
Yo soy. Sin más. No necesito adjetivos ni explicaciones. Las palabras que añada no me
cambiarán, porque por sí mismas no tienen la capacidad de hacerlo.
Ya lo has oído muchas veces: la palabra agua no quita la sed; la palabra fuego no calienta;
la palabra cuchillo no corta.
Hay que ser, y eso es lo único que importa. Para hacerlo, y poco a poco, hay a aclarar
conceptos, hay a poner las cosas en su sitio y mirarlas con otro modo de ver; hay que ser
alquimistas, sabios, incrédulos, preguntadores incansables… y pacientes.
Por tanto, habrás de estar dispuesto a modificar lo que consideres que es necesario
modificar para tu bien y tu crecimiento. Vas a averiguar quién eres, pero por ti mismo, no
en comparación con los demás.
Te adelanto que responder a estas preguntas es ocupación de toda una vida. El que eres hoy
no tiene nada que ver con el que eras cuando tenías dos años, o quince, ni con el que serás
en otro momento posterior, por eso la respuesta será provisional.
Del niño de dos años sólo te queda el nombre y los  apellidos. No tienes aquel pelo, ni los
dientes, ni están ya las células que se han ido muriendo, ni el cuerpo… por lo tanto, eres
algo más que el cuerpo.
Se puede ver “quién soy yo” a la luz de la psicología, que es la ciencia que estudia el
comportamiento, los estados de conciencia, y todo cuanto atañe al espíritu y la mente.
Todos, cuando nacemos, tenemos una identidad. Como niños expresamos esa identidad
inmaculada e individual que uno es en ese momento. A medida que uno va creciendo irá
dejando de ser yo y se dividirá en múltiples yoes -como verás en el capítulo de yo y yoes-.

PENSAMIENTO DESCALABRADO

¿Quién soy?
¿Quién es yo?
¿Qué es yo?
52

“Es que es un follón esto de meterse en el mundo de lo profundo y lo esotérico, con todos
los timos y falsedades que hay, y peor aún ir al psicólogo, que yo no estoy de atar, y si le
cuento a un amigo esta inquietud me va a decir que me deje de chorradas, que al mundo se
viene a vivir y a disfrutar y no a preocuparse, y que a esa voz que reclama de vez en cuando
se le emborracha y se le acalla.
Y es peor el remedio que me acaban de dar mi amigo, porque ahora me han pegado una
etiqueta de tipo raro que me va a afectar.
Mejor me olvido.
Va a ser verdad lo de mi rareza.”

TRABAJA TÚ

¿Si averiguo quién soy yo voy a tener que cambiar y ser otra persona?... te puedes
preguntar.
No vas a ser otra persona, vas a ser Tú Mismo, te responde en tu interior una sabiduría
misteriosa.
Sí, pero… ¿quién soy yo?
Creo que antes de obsesionarte con la pregunta, y con adjudicarle una respuesta de
diccionario, deberías aprender a convivir contigo mismo, sin adjetivos ni distracciones, sólo
estar en silencio, atento a tus latidos, a las posibles voces, a los sentimientos, a darte ligeros
caprichos como una tumbada en el sofá con una música suave de fondo y dejar pasar el
tiempo sin prisa, en armónica convivencia. Redescubrirte y amarte es un buen comienzo.
Es bueno que te preguntes ¿qué siento? y es bueno no angustiarte con las definiciones, que
la pregunta no es para definir lo que sientes, sino para darte cuenta de lo que sientes:
cosquilleos, una ligera brisa de preocupación, un vacío insondable, inquietud…
No importa. No tienes que asustarte ante la avalancha de sensaciones o respuestas. En
realidad todo eso estaba ya ahí aunque antes no te hubieses parado a escucharlo, y negarlo
no va a hacer que desaparezca. Sigue en el sentimiento.
¿Qué siento a solas conmigo?
¿De qué modo me siento a mí?
¿Me soporto bien?
¿Me encuentro a gusto?
¿Me siento bien en esta experiencia nueva?
¿Alguna vez pensé quién o cómo quería ser?
¿Soy el que quería ser?
¿Soy el que quiero ser?
53

Quietud, no inquietud.
Así es.
No hay prisa ni en este momento importa el tiempo. Puedes seguir esta noche o mañana,
puedes aprovechar el viaje en el autobús, el tiempo de subir en el ascensor o el momento de
la ducha (¿cuánto tiempo hace que no tomas consciencia al ducharte de cómo es el cuerpo y
cuánto hace que no te acaricias?)
Mayo 21, 2020, 05:17:27 am
Leído 74 veces
 francisco de sales
 Administrator



5788
Mensajes

Karma: 5

8 - ¿QUIÉN SOY? o ¿QUIÉN ESTOY SIENDO? (2ª parte)


« en: Mayo 21, 2020, 05:17:27 am »

MIS PENSAMIENTOS

Hasta ahora no he tenido tiempo de atenderme, o no he tenido la suficiente rabia o cordura


como para dejarlo todo quieto y esperando, porque todo puede esperar; en mi escala de
valores ahora soy primordial, y no deseo seguir aplazando el encuentro. ¿Quién soy? No lo
sé. “¿Quién soy yo?” implica ser persona y no sé si soy persona ni si eso es importante.
“¿Quién es yo?” me da un punto de observación distinto: me permite ver a ese yo desde
fuera, como si no fuera yo, y no me implica. “¿Qué es yo?” me hace sentir un científico o
un filósofo, y me aleja aún más del sujeto que es yo. Aún no lo sé. Quizás no lo sepa
nunca, pero a pesar de todo voy a repetirme las preguntas, y no a la búsqueda obsesiva de
sus respuestas sino como preguntas abiertas que sean el prólogo de otras muchas, o el
comienzo de rodeos mentales que me acaben llevando a lo que realmente me importa en
este momento.

VISTO DE OTRO MODO

¿Quién soy yo? es una pregunta que propone un reto casi adictivo a nuestro intelecto.
54

El hecho de querer encontrar una respuesta a la altura de la pregunta, o sea brillante y


sorprendente, que sea nueva y definitiva, que no haya pasado antes por ninguna otra
cabeza, es frustrante y frena el proceso de auto-conocimiento.
Es peor de lo que parece, porque uno se obsesiona con ella y se estanca, ya que busca la
solución en la cabeza, y no es ahí donde está.
Y puede pasar algo que es peor aún, y es el hecho de encontrarle una respuesta y
conformarse con ella, creyendo que por el hecho de tenerla ya está todo resuelto.
Esto no es cierto.
Responder a esta pregunta con una frase, por muy intelectual que sea, aunque se pueda
enmarcar y formar parte de los libros de frases célebres, nada aporta al desarrollo
personal. La pregunta debe empujar a un proceso en el que no importe “quién soy”, sino
“quién o cómo no quiero ser”, o “quién intuyo que soy”, o más directamente, “cómo estoy
siendo”.
Mejor sería comenzar por todo un proceso de auto-conocimiento que comienza por
averiguar por qué estoy siendo así.
O bien: ¿cómo me siento a mí mismo?
No “quién soy yo”, sino “quién debería ser” o “quién he de ser yo” o también “quién podría
llegar a ser yo”, o te puedes montar tu propia pregunta, la que vaya mejor con tu forma de
ser y te abra más caminos.
Te lo pongo fácil, dejo un espacio entre dos signos de interrogación y tú metes dentro tu
propia pregunta: ¿…………………………………………..?

(Más adelante, cuando hayas sanado el alma, y seas una persona íntegra, y no un
personaje, cuando te sientas pleno y sin resquicios, y más como un juego que otra cosa,
puedes retomar la pregunta).

¿Quién estoy siendo?

Esta pregunta está mejor encarrilada.


Se aproxima más a tu realidad, porque casi nunca se es el que realmente uno es, sino el
que actúa, el que no sabe qué es o no sabe quién es, el que ha llegado hasta el momento
actual del modo que ha podido, siempre con la mejor voluntad y casi nunca con sabiduría.
Eres una cosa -que no sabes explicar-, pero estás siendo otra cosa que, en realidad,
tampoco sabes qué o quién es.
Te mueves en un mundo de desconocidos.
Convives contigo sin saber quién eres.
Y mientras no descubras quién eres, no podrás llegar a serlo.
55

¿Estoy siendo el que Soy o el que creo ser?

En el capítulo de yo-yoes tienes muchas pistas para responder esta pregunta.

¿Quién tengo que ser?

Vaya pregunta más tonta.


Tienes que ser el que realmente eres, y no el que estás siendo (porque si estás leyendo
esto es porque no estás siendo tú mismo, si ya fueras tú mismo estarías haciendo ahora
otra cosa y con mucha tranquilidad).

La respuesta ha de ser personal, tuya, aunque coincida con otras, pero es imprescindible
que haya salido de ti.
Creo que no has de conformarte con otra por muy bien redactada que esté o por muy
inteligente que aparente ser.
Si no es TU respuesta no la vas a sentir como tuya. Aunque no te des cuenta, siempre te
va a parecer que es una orden que viene de fuera, algo que te pretenden imponer, o te va
a parecer que la has robado o tomado prestada, pero seguirá sin ser la respuesta interior
que satisfaga y acalle a la pregunta interior. La pregunta interior requiere una respuesta
interior.
Para la pregunta esa no será SU respuesta, sino otra respuesta más, y seguirá reclamando
la que auténticamente le complazca, porque es a ti a quien le ha hecho la pregunta y no a
otro, y es tu respuesta la que quiere.

Ten cuidado, lo repito otra vez, de no conformarte con una respuesta para salir del paso y
dar por terminado el interrogatorio. No te conformes con una definición porque NO ERES
una definición. Y es casi mejor un silencio por respuesta, mientras esperas la buena, que
una de compromiso.
Cuidado con quedarte sólo en las palabras, porque las palabras son sólo palabras. No te
quedes aferrado a la idea que tienes de ti, sino que investiga, observa, atiende, fíjate,
siente, razona… no te quedes con el que te identificas, porque ese no eres, y ese es el que
te impide ser Tú Mismo.
No te asombres al tener que reconocer que, aunque no siempre eres igual, en tu esencia
siempre eres igual.
Y no te sorprendas al descubrir quién no eres, y acoge bien, cuando le descubras, al que
realmente sí eres.

¿Quieres un poco más de información? mira en el capítulo yo-yoes.


56

ATENCIÓN

¿QUIÉN SOY YO?


Cierra los ojos. No temas esa falta de ver la cosas porque, a partir de cerrar los ojos es
cuando empiezas tú. Eso eres. Lo que ves con los ojos abiertos es lo ajeno, es lo demás, es
lo otro. Lo importante es lo que queda detrás de los párpados. Ese silencio denso y tenso -a
veces-, esas preguntas incontestadas, los nervios, el temor, la inseguridad, la duda de
poder seguir adelante. Todo eso eres tú.
Ahora aprende el oficio de escucharte. Vacía tu mente. No escuches sólo a tu consciencia, y
atiende a tu conciencia. Escucha a ese lo que sea que te habla con frases mudas. Quita la
carga de tus pensamientos. Permite que hable tu sabiduría. Confía en ella. Déjala que te
recuerde todo lo que ya sabes. Deja que te recuerde los dones que Dios te dio.
Para encontrarte contigo puedes estar con los ojos cerrados o abrirlos todo lo posible;
quemar inciensos o aspirar el humo de los coches; apagar las luces o ponerte de cara al
sol; sentarte en tu sillón favorito o caminar entre el tráfico. Nada debe distraerte, sino que
debes estar en una actitud de atención constante.
Estate atento a tu interior cuando reclame tu atención. Atento a cuanto veas, llores,
sientas, sufras, sueñes, vibres... búscate cuando estés a solas, no te niegues: existes. Eres.
Vives.
Enfréntate. Pregúntate. No temas la vaciedad de tus monólogos inexpertos, deja que
nazcan las primeras respuestas sinceras, aunque suenen pobres o cortas.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

¿Y si la pregunta es sólo un koan, una distracción?


¿Y si es sólo el modo de ir hacia otras preguntas más profundas que quién soy yo?
¿Y si la respuesta no es racional, sino emocional?
¿Y si no hay que responderla, sino solamente sentirla?
¿Y si es la duda de quién soy yo, y no la respuesta, la que me mantiene activo?
Porque se pueden dar muchas respuestas que probablemente sean ciertas: soy el
espermatozoide que ganó la carrera, soy un ser galáctico incorporado al planeta Tierra, soy
una porción de luz cósmica, soy polvo, soy un pobre desgraciado, soy nadie, soy el que se
57

perdió, soy una miniatura de Dios, etc.

No es mala idea tratar de identificarse con el alma, la parte más noble y sincera en
nosotros, porque el cuerpo, la mente, y las emociones, sirven para mostrarse y manifestar
lo que uno quiera, pero uno es algo más o mucho más que el cuerpo.

MIS PENSAMIENTOS

El día que no haga caso a mis miedos y sus gritos, estaré siendo Yo. El día que me rompa
sin importarme luego, estaré siendo Yo. El día que no me preocupe por el paso de los años
porque estaré pendiente sólo de vivir mi vida, estaré siendo Yo. El día que no crea en los
calendarios, ni en las metas, ni en los triunfos, ni en que debo seguir siendo cautivo, estaré
siendo Yo. El día que me vuelva sordo a los elogios y los aplausos, estaré siendo Yo. El día
que comience a buscar a Yo, estaré siendo más Yo.
Mientras llega ese día, preparo un lugar en mi conciencia, un nido en el corazón, ensayo
una sonrisa para que se vaya convirtiendo en perenne, y voy preparando un vacío para que
cuando Yo llegue encuentre todo tal como lo dejó el día que yo mismo le eché.

NO SOY

Muchas veces resulta más fácil responder a una pregunta complicada eliminando lo que no.
Si uno sabe lo que no es por eliminación puede ir llegando a saber lo que sí es. Si averiguo
todo lo que no soy, el resto es lo que sí soy.
Quizás tampoco soy nada de lo que puedo llamar mi o mío: no soy mis pensamientos, no
soy mi cuerpo, no soy mi mente, puesto que “algo” se da cuenta de ellos.
Ese “algo” que se da cuenta, ese soy yo.

RESUMIENDO
¿Quién soy yo? es algo que siempre estarás intentado averiguar, porque eres interminable
y tienes miles de aspectos por descubrir, pero eres la esencia, lo idéntico, lo puro, lo divino,
el humano… eres mil cosas.
¿Quién estoy siendo? es más notable, más fácil de ver. Eres el que se está manifestando
ahora, el que está sobreviviendo, el que hace lo que puede, el que se preocupa de ser él
mismo, el fruto de una pésima educación… también el que ves y sientes ahora, aunque no
del todo...
58

Sólo un proceso de Descubrimiento y Realización hará brotar al que eres en el lugar del que
estás siendo.

Francisco de Sales



5788
Mensajes

Karma: 5

9 - LA MENTE
« en: Mayo 22, 2020, 06:51:03 am »

CAPÍTULO  9  - LA MENTE

Este es el capítulo 9 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Si dominamos nuestra mente, vendrá la felicidad.”


(Dalai Lama)

Puede decirse, resumiendo mucho, que la mente es el conjunto de capacidades


intelectuales de la persona. El diccionario dice que es “potencia intelectual del alma”. Esto
último parece un poco complicado de entender.
A efectos prácticos es, sobre todo, un instrumento a nuestro servicio que nos aporta la
capacidad para acceder a nuestros recuerdos -con sus correspondientes emociones,
conocimientos, y experiencias-, que nos sirve también para procesar datos y para darle una
explicación entendible a las cosas que ocurren a nuestro alrededor.
Repito lo de INSTRUMENTO A NUESTRO SERVICIO porque a muchas personas esto les
parece imposible ya que se sienten esclavos y víctimas sufrientes de su propia mente,
gobernados por ella y sin opción de “rebelarse” y tomar el mando.
Claro que esta tarea no se puede hacer con las manos o con una espada. Si tomamos el
59

mando, lo tomamos desde la mente, entonces… ¿cómo la mente va a derrocar a la mente?,


¿qué parte de la mente va a mandar sobre la parte de la mente que nos gobierna de un
modo inconsciente?
(La respuesta está en saber diferenciar y usar la mente CONSCIENTE para mirar la mente
INCONSCIENTE).

Vas a hacer una prueba.


Piensa en una cosa, cualquiera.
¿Quién piensa, tú o tu mente?
¿Te das cuenta de que hay “algo” que ha decidido sobre lo que vas a pensar?
¿Eres tú o ha sido tu mente?
¿Eres capaz de notar la diferencia?
¿Te has dado cuenta que a veces decides ponerte a pensar y diriges y controlas el
pensamiento/mente, y en otras ocasiones descubres que estabas pensando sin saber
siquiera que lo estabas haciendo, porque ha sido de un modo autónomo, ajeno a ti y sin
contar contigo, y que el pensamiento/mente te presenta sus propias elucubraciones y te
hace creer que has sido tú quien ha pensado eso?
Así es como funciona.
Para ciertas cosas tenemos que permitirle una autonomía que nos viene muy bien, por eso
no pensamos conscientemente en que tenemos que pisar el embrague para cambiar de
marcha en el auto sino que lo hacemos sin pensar, ni que tenemos que seguir moviendo
constantemente el cepillo de dientes, ni que hemos de dar una orden a cada paso a las
piernas para que sigamos andando.

Por otra parte, hay otra parcela de la mente, o una parte de la misma mente pero con un
nivel superior, que usa una inteligencia inconsciente. Es aquella parte que reflexiona desde
un nivel un poco más elevado y se encarga de la resolución cuando tenemos un asunto
importante por resolver. Algunas veces nos ponemos a pensar durante un tiempo, le damos
vueltas y vueltas a los asuntos, pero no encontramos una solución. Esa parte a la que me
refería sigue en una actividad intelectual automática en segundo plano, sin que uno se dé
cuenta, y un rato después, o a la mañana siguiente nada más despertarnos, nos sorprende
con la respuesta óptima que no fuimos capaces de descubrir en la actividad atenta y
consciente.

Si sorprendemos a la mente pensando por sí misma hemos de tener cuidado con las
elucubraciones que nos presente: no hemos de olvidar que está sin descontaminar, que
sigue aún absolutamente condicionada por nuestro tipo de educación y sufrimientos y
circunstancias, por el pasado y presente, y que lo que ha pensado no lo hemos pensado
60

nosotros, sino ella.


No debemos olvidar en ningún momento, lo recuerdo de nuevo, que es un instrumento
maravilloso que está a nuestro servicio. Es una máquina a la que nosotros damos datos que
ella se encarga de procesar. Llega a los resultados o soluciones porque su forma de
trabajar es comparar la situación actual con otras similares que hayamos tenido
anteriormente, o con conocimientos que ha adquirido, o con soluciones que ha encontrado
otras veces y han demostrado ser útiles, o con decisiones que uno tomó y dijo que pondría
en acción en la próxima ocasión que se presentara una situación similar.
Es una máquina que tenemos que saber manejar y es necesario conocer su funcionamiento
perfectamente. Nosotros hemos de decidir cuándo y cómo tiene que funcionar, y vigilar el
proceso, y lo hemos de hacer desde el Yo más consciente y atento, desde el que se da
cuenta de todo, para evitar intromisiones de otros yoes no invitados al acto y que pueden
boicotear o influenciar pésimamente en el proceso de pensamiento.

Podemos decir que tenemos, básicamente, dos tipos de mente: una consciente, que es la
analítica, reflexiva, que requiere de nuestra atención para proceder, en la que nos sentimos
nosotros mismos controlando el proceso y tomamos más consciencia de Yo, y otra, del todo
inconsciente, que se escapa a nuestro gobierno, que actúa en segundo plano, de un modo
autónomo, y es buena cuando se limita a la repetición de los actos mecánicos que hemos
decidido -conducir, andar, comer- pero no es tan buena cuando decide por su cuenta y
encima pretende hacernos creer que somos nosotros quienes hemos tomado sus
decisiones.
Saber utilizar la primera a menudo nos permitirá una vida más plena.

PRUEBA ESTO

Deja en paz a la mente un momento y céntrate en los sentidos.


Déjate de tanto pensar.
Déjate de tanto creer que todos los problemas y los descubrimientos se resuelven
pensando, porque son más las veces, y más acertadas, en que son nuestros sentidos -o
nuestra sabiduría interior- los que más saben y los que tienen la respuesta correcta.
La intuición, esa sabiduría interna instintiva, aporta respuestas muy a tener en cuenta.

Parece como si la capacidad suprema del ser humano fuera la de pensar. El hecho de que el
humano parece que es el único animal capaz de pensar no quiere decir que siempre sea
acertado en sus pensamientos.
En los sentidos está la parte más atávica y todos sabemos que estamos compuestos de una
61

“sabiduría animal” y de “el instinto de los sentidos”. Ambas partes nos completan, y no
debemos renunciar a ellas.

¿Pensar o sentir?
¿Qué capacidad trabaja mejor en ti?, ¿has hecho alguna vez una estadística?
Hay personas absoluta y acertadamente instintivas a las que les funciona muy bien la
intuición que se expresa a través de los sentidos, y hay otros casos en que la eficacia se
manifiesta en el pensamiento absolutamente racional, del todo analítico, intelectual y
detallado.
En lo que se piensa, están los conocimientos; en lo que se siente, puede estar la sabiduría.
Comprueba cómo están tus sentidos de afinados, y sin son de confianza descárgate un
poco de la responsabilidad de pensar, y céntrate en lo que sientes, cuando se trata de
tomar decisiones.
En algunas decisiones conviene poner un poco de alma o un poco de corazón. No en todas.

ATENCIÓN A ESTO

En determinadas condiciones la mente no puede diferenciar la realidad de lo producido por


la imaginación y, en consecuencia, todo el organismo responde a los pensamientos
imaginarios como si fuesen una realidad. No subestimes la fuerza de la imaginación, y ten
cuidado con los que imaginas tanto en positivo como en negativo: procura ser muy
consciente de que es sólo imaginación y no realidad. Pero si te pones a imaginar, y siendo
muy consciente de que es sólo imaginación y no realidad, procura que sea muy positivo.
“la energía sigue al pensamiento”, se dice.
Y también hay que valorar que los pensamientos negativos, funestos, pueden colaborar en
crear las desastrosas profecías auto-cumplidas, o sea los pensamientos predictivos que las
personas tienen y que, una vez emitidos, se transforman en la causa que hace que se
hagan realidad. Si uno crea esas profecías pesimistas o graves es muy posible que se
cumplan.

El pensamiento positivo tiene un indudable poder, y es muy válido y útil.


La imaginación y visualización de cosas positivas pueden ayudar a conseguirlas, pero no
hay que imaginar o visualizar cosas que se saben del todo imposibles, ya que la no
consecución posterior es frustrante.
Puedes imaginarte en otro trabajo mejor que el actual, pero no vale sólo con pensarlo y
esperar que se realice, sino que tendrás que esforzarte para conseguirlo. No imagines que
te vas a casar con el Papa de Roma o con la Reina de Saba porque tus posibilidades son
62

nulas.

POR SI NO LO SABES

A veces confundimos el pensar con el observar, y creemos que con la mente progresamos
en la interiorización y realización personal. Nada más lejos de la realidad. El pensamiento
nos aleja de lo esencial, de nuestro centro, del encuentro con nosotros mismos. La atención
sobre nosotros mismos, incluso en un vacío sin pensamientos, nos centra.

Saber pensar es necesario e imprescindible para conocer el mundo externo y organizarnos


en él, pero si abusamos de la mente, al mismo tiempo nos distanciamos de nuestra
auténtica realidad interior, de lo que somos, de ese nuestro centro vital que no entiende de
razones ni explicaciones.

RESUMIENDO

Parece ser que la mente es un aspecto muy importante de nosotros y de nuestra vida. En
cambio, no le prestamos atención a su forma de actuar, ni le hemos dado órdenes precisas
de lo que le está permitido y lo que no. Además, creemos en ella de un modo ciego e
ilógico. De saber manejarla bien o no depende gran parte de nuestra tranquilidad, y
nuestro presente y nuestro futuro.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA MENTE:

- En el capítulo titulado PENSAR - PENSAMIENTOS.


- En estos enlaces:

¿CÓMO CONTROLAR LA MENTE?


- http://buscandome.es/index.php/topic,12685.msg14988.html#msg14988
¿LA MENTE PUEDE REVISAR A LA MENTE?
- http://buscandome.es/index.php/topic,14896.msg17407/topicseen.html#new

10 – LOS ESTADOS DEL YO (Análisis Transaccional)


« en: Mayo 23, 2020, 05:44:00 am »

CAPÍTULO 10 – LOS ESTADOS DEL YO (Análisis Transaccional)


63

Este es el capítulo 10 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

El Análisis Transaccional, una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser


humano, dice que cuando nos manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones
de conducta o estados del yo: Padre (P), Adulto (A) o Niño (N), y dice que es útil conocer
cada uno de ellos para saber desde cuál estamos actuando o manifestándonos para, de ese
modo, saber si estamos utilizando el adecuado para el momento o la situación.
Conociéndolos, podemos averiguar el origen de muchos de nuestras actuaciones o formas
de pensar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones.
Esos estados del yo son tres formas distintas de estar, pensar, sentir y actuar.

EL PADRE es la parte de nuestra personalidad regida por el principio del deber. Aquí están
las costumbres, la moral, las obligaciones, los condicionamientos… aquí se fijan las normas,
pero… en muchísimos casos tenemos un padre que está desactualizado. Funciona
repitiendo todo, como una grabación que se hizo en cierto momento que sigue repitiendo
siempre lo mismo mientras no se vuelva a hacer una nueva grabación encima.
Se formó a partir de la información que adquirimos al ver cómo se comportaban nuestros
padres o educadores.
El Padre puede ser Crítico (PC) ó Nutritivo (PN).
El del primer caso (PC), lo único que hace es juzgar, amenazar, castigar, sermonear,
reprobar, pero sin dar una razón; el motivo suele ser “porque sí” o “porque lo digo yo”.
Regaña, critica y acusa desde una especie de superioridad que no permite la discusión o ser
rebatido. Da órdenes e impone. Actúa en base a patrones y modelos cerrados. Sus
respuestas están automatizadas. No aporta nada positivo y desvaloriza.
El segundo caso (PN) corresponde al Padre que educa, aporta, cuida, protege, nutre…
Advierte o informa sin amenazar. Confía en el otro y cuando interviene lo hace
suavemente. No impone autoridad, aunque se hace respetar. Escucha.
Si un niño coge un plato de la mesa y se le cae, el PC le va a reñir; le va a echar en cara
que es torpe, y que por su torpeza ha roto el plato, y le recriminará que ahora tendrá que
trabajar más para comprar otro, y que lo que tiene que hacer es quedarse quieto y no
hacer cosas de mayores. Tendrá cara de enfado el resto del día y eso le hará sentirse mal
al niño, le creará un complejo de torpe, y le coartará su capacidad de seguir
experimentando en la vida ante el temor de otra reprimenda.
El PN le dirá, con mucho cariño, que su intención ha sido buena y eso es lo importante, que
la próxima vez que coja un plato será bueno que lo sujete con más fuerza para que no se le
64

caiga. Le dará su apoyo y le mostrará una sonrisa de premio al final de la conversación.

EL ADULTO es el que piensa, el que se da cuenta de las cosas y sabe lo que conviene
hacer. Razona, analiza, calcula probabilidades, usa la lógica, da y pide información y, por lo
menos aparentemente, no tiene emociones, sino que es práctico.
El Adulto es sereno, calmado, actúa desde el aquí y ahora. Sabe lo que conviene hacer. No
le gusta predominar, y sí colaborar. No responsabiliza a los demás de sus problemas. Sabe
decir NO. Tiene libertad de opción y cambio. No se implica emocionalmente en las
decisiones que toma.
El Adulto actualiza sus informaciones y por eso sus respuestas y actos son más acertados.
En cambio, el Padre se mantiene más anclado en sus ideas, por lo que sus soluciones
pueden ser menos propicias. El Niño es más “irresponsable” por lo que sus respuestas
pueden ser disparatadas y sin lógica. Eso sí, el Adulto tiene que tener cuidado de que
ninguno de los otros dos estados le contamine sin darse cuenta y entonces no sea él, puro,
quien al final decida. Los estados de Padre y  Niño, por sí mismos son estáticos, pero el
Adulto puede actualizar ambos, y además  es conveniente que lo haga. Puede conseguir,
por ejemplo, que el PC no sea tan rígido, tan crítico, que no se entrometa en los otros
estados; puede pedir su colaboración al PN en ciertos momentos y puede pedir al Niño que
se muestre más a menudo.
Si es el Padre quien contamina, es un prejuicio; si es el Niño, es un autoengaño.

EL NIÑO es el que hace en cada momento lo que le apetece o le gusta. Lo suyo es la


intuición, la parte mágica y creativa. Es ingenuo y natural. Manifiesta libremente lo que le
gusta y lo que le disgusta. Goza, sufre, siente. Busca cariño y aceptación. Fantasea y
sueña. Es alegre, entusiasta y vivaz. Dispone de una gran fuerza interior.

El Niño puede ser Natural (NN) y Adaptado (NA). A su vez, el Niño Adaptado puede ser
Adaptado Sumiso (NAS) o Adaptado Rebelde (NAR). También hay un Pequeño Profesor
(PP).

El NN es natural, espontáneo y juguetón. Lo que uno es, en su pureza, cuando nace.

El NAS se ha tenido que adaptar a lo que había durante su educación, para poder
sobrevivir. Seguramente no estaba de acuerdo con las normas injustificadas que le exigían
sus educadores, y encontraba incoherencias, pero un poco de cordura le hizo ver que si se
sometía y acataba cuanto le mandaban, eso le aseguraba seguir en la familia y era lo que
65

necesitaba a esa edad para seguir vivo. Su obediencia es automática: no piensa, pero
padece una auto-descalificación continua. Se adaptó de un modo Sumiso y acepta lo que
hay, lo que no quiere decir que le guste.

El NAR, por contra, se adaptó a lo que había, pero no lo acepta y se rebela cada vez que
puede. Es inconformista, agresivo, y desafiante. Tanto éste como el NAS tienen
sensaciones de angustia, de que algo va mal, y se sienten atemorizados y culpables al
mismo tiempo.

El PP puede actuar desde su intuición o imaginación, y puede aportar soluciones originales


cuando se necesitan, pero conviene que las revise el Adulto, que está acostumbrado a
hacerlo basándose en los hechos de experiencias anteriores o similares. Es pensativo, a su
modo, y creativo e imaginativo.

Es bueno distinguir cada uno de los estados, de ese modo si uno se sorprende utilizando el
inadecuado para el momento, lo puede cambiar.
En general, si uno está en su trabajo puede ser Adulto o Padre, pero no Niño (salvo que
trabaje de payaso o animador infantil); si uno está jugando no debería ser Adulto, y aún
menos ser Padre, porque no le acompañarían en su juego; si uno tiene que tomar una
decisión importante, es mejor que sea el Adulto quien se encargue, y no el Padre ni el Niño.

Para que la comunicación con las demás personas prospere de un modo adecuado,
conviene que nos pongamos en el mismo nivel desde el que nos están hablando los otros.

Si me están dando una información importante en el trabajo, no conviene que sea Niño y
me comporte como tal; si estoy divirtiéndome no es conveniente que lo haga desde el
Padre o el Adulto, porque ninguno de ellos sabe disfrutar libremente; si estoy en un
velatorio es adecuado que sea Adulto, pero no Niño.

Los errores y conflictos en la comunicación se provocan al hablar y manifestarse desde


distintos Estados del Yo.

Para que las relaciones con los demás, y con nosotros mismos, se desarrollen del modo
adecuado, conviene tener en cuenta en qué estado del yo nos encontramos, cómo debemos
usarlo, cuándo, y con quién.

Conviene estar en cada uno de ellos en el momento adecuado que les corresponde, pero
siendo conscientes y, sobre todo, no dejar nunca de ser uno mismo independientemente
66

del estado del yo en que se encuentre. Hay que acostumbrarse a manejarse bien en todos,
y ser íntegro cuando está en cada uno de ellos, pero prestando atención, porque uno de
ellos puede dominar y excluir a los otros dos y eso no es lo correcto.

Estos estados no tienen nada que ver con la edad de cada uno. Es precioso ser Niño cuando
uno ya está jubilado, y es digno de admiración el niño que sabe ser Adulto cuando es
necesario.

RESUMIENDO

Conviene que releas el capítulo si no te ha quedado claro, o que busques más información
en otra parte, porque este es un asunto muy importante. Si te empiezas a observar a partir
de ahora, verás cómo están bastante claros los tres estados. Te verás pasar de uno a otro
varias veces a lo largo del día, y advertirás que no siempre estás en el adecuado.
Observarás que dándote cuenta de ello, y yendo al que es conveniente en cada caso, te
irán mucho mejor las cosas. Fíjate en los demás cuando estén contigo y practica a
comprobar en qué estado están en cada ocasión: te ayudará mucho a mejorar tu relación
con ellos.

Sé tú mismo en cada momento, pero desde el estado apropiado.

Francisco de Sales
11 – EL CAMINO
« en: Mayo 24, 2020, 05:32:40 am »

CAPÍTULO  11 – EL CAMINO

Este es el capítulo 11 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida”.


 (Jesucristo)

“La piedrecita y el bache son parte del Camino.


Los obstáculos y tropezones nos recuerdan que estamos en él.
El presentir una meta nos emociona.
Detenerse a ver el paisaje anima a seguir hacia delante,
67

para ver más y más.


Un descanso no significa una renuncia,
sino acumular fuerzas para el resto”.

“El motivo y la meta están claros,


pero cómo sea el Camino hasta llegar depende de nosotros”.

“Ten mucho cuidado de que tu Camino no sea una cárcel”.

“No trates de cambiar tu deber por el de otro, ni descuides tu trabajo por hacer el de otro.
No importa lo noble que éste pueda ser. Estás aquí para descubrir tu propio camino y
entregarte a él en cuerpo y alma.” (Dhammapada, Buda)

“Ningún Camino que lleve a la felicidad es bueno


si no se es feliz durante el trayecto”.

Sólo vamos a hablar del Camino con mayúsculas. El Camino grande, aunque no sea el
camino fácil, el que puede ser amplio o sinuoso, floreado o enzarzado, por el que se puede
ir cantando ilusionado o regándolo de lágrimas. Es el Camino inevitable que alguna vez
tienes que emprender, en el cual una vez enfilado no vale darse la vuelta y volverse.
Es imposible hacer este Camino si vas cargado de ambiciones y orgullo. Y es desesperante
si vas buscando la meta con ansiedad.
Hacerlo, requiere la desnudez absoluta de todo aquello que no sea Uno Mismo.
Requiere deshacerse de las capas que te aíslan, de los miedos que te oprimen, de las dudas
que te angustian… y requiere borrar de la intención la necesidad de llegar urgentemente al
final, porque es un Camino largo y porque lo importante del Camino es hacerlo, conociendo
y experimentando cada uno de los pasos.
El propio Camino es el motivo del Camino; la meta no ha de ser la motivación.
En mi caso, y después de 30 años caminando, sé que no he llegado a la meta y además
estoy seguro de que nunca voy a llegar… afortunadamente.
Me parece emocionante y motivador saber que todavía hay cosas en mí que me son
desconocidas, cosas que podrán ser mejoradas y con ello acercarme a mi Paz y hacerme
vivir emociones y sensaciones ahora desconocidas, nuevas facetas por descubrir, más
posibilidades de seguir hermanándome conmigo…insisto… en mi caso el Camino es lo que
enriquece.
68

Cuando inicias el Camino y pones enteramente tu voluntad a su servicio observas con


asombro que entonces es el Camino el que se mueve bajo tus pies; ya no tienes que hacer
otra cosa más que no oponerte e insistir en la atención a lo que te pase, lo que sientas, lo
que vivas.
Si acaso, cuidado con vigilar que tu ego no se inmiscuya en este proceso en el que no tiene
motivo ni cabida.
Cuando se decide iniciar el Camino, con auténtica confianza, con fe y vocación, no hace
falta estar vigilando preocupadamente por dónde vas, porque una cohorte de angelitos al
mando de tu Yo Superior te cuidarán y vigilarán para que llegues intacto y sigas creciendo,
como en un cuento mágico, a cada paso que des.
Si tienes que esforzarte para seguir el Camino es que lo has perdido.

El Camino Iniciático, el que te lleva a descubrir lo profundo, lo hermético que hay en ti, lo
desconocido que eres tú, es un proceso que requiere honestidad, pureza, un profundo amor
hacia ti mismo, dedicación, cuidado… y Amor y más Amor.
Comienza, con poca intensidad y sin que te des cuenta, en tu nacimiento. Es una
trayectoria invisible y los pasos que des se notan muy poco y nunca de un día para otro.
Sólo cuando lleves un tiempo y hayas hecho un trecho largo podrás mirar hacia atrás y
darte cuenta.
Ese devenir, ese llegar a ser el que aún no eres, según dice Dürckheim  está relacionado
con la experiencia del Ser y con el esfuerzo por retomar la unidad con Él, y es un trabajo
sin descanso hasta alcanzar un grado que te transforme como persona, hasta que llegues a
una relación íntima con lo Absoluto que no se base en una creencia, sino en la presencia,
cada día más notable, de la trascendencia que distingue a la persona total.
Decía Dürckheim que “al ir avanzando en el Camino, el ser humano se siente, a pesar de su
imperfección, cada vez más ligado a lo divino, y marcado con el sello de lo sobrenatural”,
porque el Camino es la vía de regreso al origen, a la auténtica naturaleza, a casa. A ningún
otro sitio va el Camino del que te hablo.
Decía también que, “tras sesenta años de búsqueda incansable y práctica, de conocer
varias religiones y disciplinas, que todo lo hecho, vivido, buscado, sentido, experimentado,
comprendido en toda su vida, se podría resumir en una frase: Dejarse encontrar por Dios”.
Aprendió que “no es necesario hacer, sino confiar; tener la seguridad de que cada uno de
nosotros estamos cuidados con total atención y exquisito mimo por Dios; creer sin fisuras
en el Amor del Padre que no permitirá que no se cumpla el buen destino de cada uno; estar
abiertos, receptivos, ávidos de lo que la vida nos vaya poniendo por delante, viviendo en
cada momento la experiencia que nos proponga ese momento; no oponerse a la realización
69

de la Creación Divina, en la que de alguna manera estamos participando”.


Hay que encontrar el difícil equilibrio entre confiar y querer ser el controlador obsesivo y
riguroso del propio Camino.

EL CAMINO ES LA PROPIA VIDA DE CADA UNO Y NO HAY ATAJOS: LO QUE DURA LA VIDA
ES LO QUE DURA EL CAMINO.

Los obstáculos forman parte del Camino. Son inevitables.


Los vas a encontrar siempre y no has de preocuparte por ellos. Cuando se presentan, y con
la fuerza y conocimientos o inspiración que tengas en ese momento, los resuelves.
No es posible hacerlo antes.
Hasta que no aparezcan y te encuentren no sabes su magnitud o su ridiculez.
No es necesario planificar fórmulas para evitarlos. Es mejor que seas consciente de que
existen y ante cada uno de ellos tomar la actitud que consideres adecuada.

Usaré el Camino como metáfora: si el obstáculo es pequeño, salta por encima de él, pero
no menosprecies el salto, porque un pequeño error de cálculo, y al caer puedes hacerte
daño. Si el obstáculo es mediano, puedes apartarlo, aunque requiera un pequeño esfuerzo,
o puedes valorar la opción de rodearlo. Si es enorme, plantéate serenamente si debes
pararte y pensar, si debes pasar por encima aunque tengas que escalarlo y el esfuerzo sea
sobrehumano, si debes salirte de ese Camino y buscar otro que te lleve al mismo destino o
qué otras opciones tienes.

EL PRINCIPAL OBSTÁCULO PARA LLEGAR AL AUTÉNTICO YO ES EL EGO.

Planteará cuantas excusas y triquiñuelas se le ocurran para entorpecer e incordiar, la


mayoría de ellas en forma de excusas: “ya no voy a cambiar a mi edad”, “uno es como es y
se tiene que conformar”, etc… etc… obsérvalos y verás que casi todos son apegos. Sí, ya lo
sabes: uno se llega a apegar hasta las cosas malas porque, por lo menos, son conocidas.

REFLEXIÓN ANÓNIMA

En mi realidad actual hay motivos, reales o imaginarios, que impiden el desarrollo natural
de mi Ser y tengo que enfrentarme a ellos y resolverlos. Y si estoy seguro de querer estar
en el Camino -sabiendo o intuyendo lo que puede haber al final- y quiero conseguirlo,
habré de enfrentarme, con todas mis fuerzas o con todos mis miedos, a los obstáculos que
70

voy a ir encontrando.
La naturaleza de cada uno será condicionante, bien como ayuda impagable o como
dificultad a añadir a las otras dificultades.
Si se afronta desde la violencia uno puede acabar lastimado y difícilmente podrá salir
indemne.
Si se afronta desde la sutilidad, desde lo femenino, rodeando, engatusando al obstáculo,
quizás para cuando se dé cuenta ya ha sido superado o eliminado.
Si se afronta desde el diálogo fraternal, desde el conocimiento o desde la comunicación
sincera, desde el deseo de que nadie salga humillado ni lastimado, el obstáculo colaborará
apartándose por propia voluntad.
Si se afronta desde el amor, no hay obstáculo que se resista.
Pero si el obstáculo no existe, si nunca ha existido ni está en ninguna parte, si es un
decorado de película o una careta y detrás no hay nada, entonces habremos estado
gastando el tiempo y la energía para nada. Averiguar si lo que aparenta ser un obstáculo lo
es en realidad o es un miedo o una traba que ponemos nosotros mismos.

¿Cuántos obstáculos no son de verdad?

¿Cuántas veces el obstáculo está dentro y no fuera?

Como en todo: la observación atenta y la consciencia ponen las cosas en su exacto sitio.

Como siempre: si les damos poder a los obstáculos, se harán más fuertes. Su fuerza no
depende de ellos sino de nosotros.

Nuestra mente es una gran fábrica de obstáculos.

RESUMIENDO

La vida es el Camino.
Vivir implica emprender el Camino.
No hay otra objetivo en el Camino que Uno Mismo.
La fe y la alegría son buenos compañeros de Camino.
Nadie va a hacer el Camino por ti.
Ya estás en el Camino.
Ahora, ponle unas flores.
71

Francisco de Sales
Mayo 25, 2020, 06:09:26 am
Leído 58 veces
 francisco de sales
 Administrator



5788
Mensajes

Karma: 5

12 – EL SENTIDO DE LA VIDA
« en: Mayo 25, 2020, 06:09:26 am »

CAPÍTULO  12 – EL SENTIDO DE LA VIDA

Este es el capítulo 12 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Tal vez la propia vida no tenga sentido por sí misma


y es cada uno, con su Libre Albedrío, quien tenga que dárselo”.

“¿Y si el sentido de la vida fuera poner la atención


 y las emociones en el disfrute de la Creación de Dios?
¿Y si simplemente fuera ser espectadores de lo Divino?”

“Cuando el hombre ignora sus fuerzas espirituales,


sale de Sí buscando el sentido de la vida en la seguridad,
 en los estímulos secundarios y en la satisfacción de los impulsos.
 El ejercicio del silencio le permite reencontrarse”.
 (Dürckheim)

   “El esfuerzo por encontrar significado en la propia vida es la principal fuerza motivadora
de los seres humanos. Sin significado, sentimos que no tenemos por qué vivir, nada que
72

esperar,
 ninguna razón para esforzarnos por nada.
El significado nos da la dirección en la vida”.
 
“Hay quien cree que el cosmos entero tiene significado,
y que nuestra labor consiste en descubrirlo;
que Dios tiene un plan y nosotros formamos parte de él.
 Otros creen que no hay un significado o diseño general último,
 y que sin embargo es necesario que nos inventemos
 algún significado en la vida para poder sobrevivir”.
 (Frankl)

   “Quien tiene por qué vivir, puede soportar casi cualquier cómo”. (Nietzsche)

“La ausencia de significado en la vida desempeña un papel decisivo


en las causas de la neurosis. Una neurosis debe ser entendida,
 en última instancia, como el sufrimiento de un alma
 que no ha descubierto su significado”.
 (Jung)

“El sentido de la existencia humana es ser testimonio


 de lo divino en este mundo”.
 (Dürckheim)

La palabra “sentido” tiene muchos significados, pero aquí nos limitaremos a “dirección,
razón de ser, finalidad”.

Cuando alguien habla del sentido de la vida sin duda está especulando desde un punto
teórico, porque cuando se habla de la vida generalmente se habla como de algo externo y
ajeno; algo que está ahí pero parece como que no nos concierne directamente: es como si
estuviésemos comentando lo que nos ha parecido una película que hemos visto.
La forma correcta de encarar esta importantísima y trascendente cuestión es concretizar y
ceñirse al sentido de “mi vida”. Cuál es el sentido de MI VIDA.
Sólo es útil, productivo, clarificador, o enriquecedor, cuando me lo aplico A MÍ y lo
concretizo CONMIGO.
Cada vida es distinta y tiene un sentido distinto.
73

Se trata de buscar el propio, el que satisfaga a nuestro Uno Mismo personal; el que deje
paz y confianza en el alma.

LA RAZÓN DE TU PROPIA EXISTENCIA SOLAMENTE LA ENCONTRARÁS EN TU INTERIOR.

“No estoy aquí para conmover ni para satisfacer al resto del mundo ni para cumplir sus
expectativas. Estoy aquí para vivir mi vida en las condiciones que me hagan feliz”.
Este es un buen punto de partida.
Suena tal vez un poco egoísta, pero no lo es.

Recuerda: ahora mismo lo que buscas es el sentido de TU vida.

Y esto es lo más importante: nada de una inútil humildad disfrazada de una falsa modestia.
Nada de seguir aplazando Tu vida y dando prioridad a otras cosas. Ahora mismo nada es
más importante que tú y nada requiere más tu atención porque nadie puede hacerlo por ti.

¿Por qué no te pones ya a buscar, de verdad, el sentido de tu vida?

REFLEXIÓN COMPARTIDA

¿Cuál es el sentido de mi vida?


Cada persona que quiera responder a esta pregunta habrá de hacerlo en nombre propio y
dirigiéndola a su propia conciencia. No ha de servirle una respuesta ajena, aunque suene
muy bien, salvo que la use provisionalmente y como punto de partida hacia el encuentro de
la que sea exclusivamente suya. Nadie ha de conformarse con una que satisfaga a su
mente pero no a su Ser. Nadie ha de rendirse, nunca, hasta haberla hallado. Y el día que la
encuentre no ha de conformarse con guardarla, sino que tendrá que dejarla en libertad
para que pueda seguir creciendo y buscando más matices, para que algún día pueda llegar
hasta su motivo más recóndito y último, hasta su máxima y más clara expresión, y así uno
pueda emprender el viaje de regreso con la satisfacción del deber cumplido y el proyecto
realizado.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Mientras estamos encarnados, uno de los grandes desórdenes –y tal vez el que crea más
74

conflictos y dudas- es no saber hacia dónde vamos y saber si llegaremos o no.


El sentido de la propia vida se va descubriendo cuando en vez de sabotear nuestro
crecimiento aceptamos las experiencias que la vida nos quiere ofrecer y atendemos a las
demandas de nuestra necesidad interior de completamiento.
Creo que todos escuchamos de vez en cuando una voz interior que nos insinúa sin palabras
-sólo como una vaga inquietud, como un leve desasosiego que no termina de concretarse-
algo que viene a decirnos que en la vida tiene que haber algo más que nacer, vivir y morir.
Tiene que haber algo más, pero ¿qué es?, ¿por qué no es todo más fácil y más concreto?,
¿por qué parece que cada pregunta que nos hacemos en vez de encontrar una respuesta lo
que encuentra son muchas más preguntas?, ¿no podría ser todo más claro?, ¿no podría
haber un Servicio de Atención al Desorientado en un Departamento Espiritual que aclarase
las dudas y respondiese a las inquietudes?
La experiencia dice que es una sensación que puede acompañarnos durante el resto de la
vida y esto, que suena a maldición o pesada carga, tiene otra lectura, mucho más atinada,
que es la vocación de mantenernos en continuo crecimiento.
Richard Bach dice: “He aquí una prueba para verificar si tu misión en la Tierra ha concluido:
si estás vivo, no ha concluido”.
El hecho de que sigamos en vigilia espiritual constante es una bendición.
El hecho de que cada época de nuestra vida nos siga exigiendo una respuesta de ese
momento para ese momento es una incomprendida maravilla. No tiene el mismo sentido la
vida a los tres años que a los ochenta, ni a los cincuenta es el mismo que a los veinte.
Busca el sentido de TU vida.

VISTO DE OTRO MODO

¿Cuál es el sentido o el motivo de mi vida?


Si mi vida se ha formado y tiene existencia pero no hay una buena razón tras ello, quedará
un pobre motivo para justificar su creación. ¿Sólo nacer, vivir y morir?, ¿para qué?, ¿y por
qué?, ¿qué o quién me hace nacer y con qué motivo?, ¿qué o quién me utiliza y con qué
fin?, ¿por qué voy a estar en este mundo, con este cuerpo, con estas dudas?
Si no encuentro una respuesta auténtica -sencilla pero grandiosa- con la suficiente fuerza
como para que sostenga sobre ella todas las dudas que le pueda echar encima, me sentiré
utilizado, frustrado, falto de la libertad que se me supone. Me sentiré insignificante,
marioneta, capricho de un Creador juguetón e irresponsable que se divierte haciéndome
creer que soy alguien y que vivo, cuando en realidad soy el grano de arena más enterrado
del desierto. Debo seguir incansable con la pregunta hasta que halle el verdadero motivo,
hasta que tome contacto con esa parte de Mí que sabe todas las respuestas y conoce todos
75

los porqués. Dentro de mí hay -y estoy absolutamente seguro- alguien que es más YO que
yo mismo, como dicen que decía San Agustín; alguien que SÍ sabe, alguien que dirige el
destino con mano firme, alguien con seguridad, consciente hasta el infinito, sabio entre los
sabios. Alguien que ya conoce el Camino.
Por eso, si no encuentro en este momento las palabras que definan el sentido y el motivo
de mi vida, sí que tengo que tener un sentimiento muy seguro, no inventado, de que el
motivo es sublime, o por lo menos lo suficientemente profundo como para que sea válido el
esfuerzo y el penar que me produce no conocerlo ahora. O no recordarlo.
De todos modos, voy a probar de otra forma. ¿Cuál es la razón de ser de mi vida? y vuelvo
a lo de antes… ¿nacer, vivir y morir?, ¿solamente?, ¿nada más?... no puede ser.
Aquí hay una gran Creación que no puede ser un sinsentido. El Universo, la rotación de la
Tierra y el agua del mar que no se cae, el nacimiento de una persona a partir de un
microscópico espermatozoide, las aves que consiguen desplazarse por el aire, la
alimentación que se convierte en energía, los árboles, la lluvia, el cielo, la noche y el día…
Hay demasiado esfuerzo y demasiada sabiduría en todo esto como para que luego sea sólo
nacer, vivir de cualquier modo, y morir… ¿o acaso es muy pretencioso creer que hay algo
más?... ¿somos solamente hormigas de dos piernas?... ¿terminamos donde acaban las
preguntas?... ¿cuál es la razón de mi vida?

OTRAS REFLEXIONES

Quizás deba hacer un breve resumen de mi vida.


Nací hace muchos años. No recuerdo los primeros (me pregunto ahora dónde estaban
entonces mi capacidad de recordar y mi mente). Fui al colegio, me enseñaron cosas útiles
para manejarme con el mundo pero no me enseñaron a amar ni a comunicarme con el
corazón; conocí amigos, luego chicas, me reía, probaba experiencias, me hice más mayor y
conocí una situación a la que llamé –equivocadamente- amor; después el servicio militar y
al terminar retomé los planes de futuro, sin saber lo que era el futuro, ni cuánto de largo, y
me comprometí en una iglesia para el resto de la vida, sin saber lo que era “el resto de la
vida”.
En medio, más cosas, por supuesto. Hijos, suegros, visitas, veranos, pagar la hipoteca del
piso, mucho trabajo, noches difíciles, desatinos, silencios, arrugas, años perdidos, y un día,
sin saber cómo, se presenta de golpe, con toda su crueldad y su crudeza, una sensación
que insinúa que no es sólo esto lo que quiero y que aquí falta algo, que se va gastando el
tiempo y aún no sé por qué vivo, que se me escapan detalles muy gordos, que no estoy
tranquilo, y entonces pronuncio una de las grandes preguntas… ¿cuál es el sentido de mi
vida?
76

Espero sonriente una aclaración, pero se va pasando el tiempo y la sonrisa se convierte en


mueca. Acabo de darme cuenta de que nunca debería haberme hecho la pregunta. Me voy
dando cuenta de que se han instalado en mí unas inquietudes y unas dudas que parirán
-como conejas incansables- miles de dudas más. Me llevo, inconscientemente las manos a
la cabeza. Me pesa la vida como no la había hecho antes. Me pregunto para qué me habré
metido a buscar esto de la trascendencia o la espiritualidad o lo que sea, y no sé lo que
quiero decir cuando digo “esto”.
Antes, antes de la pregunta me refiero, cuando vivía en la ignorancia de la metafísica y la
Existencia con mayúsculas, cuando mis grandes preocupaciones eran el sueldo que no me
llega para todo y dónde iremos las próximas vacaciones si podemos, parecía todo más
sencillo y era más tranquilo.
Ahora, después de la pregunta me refiero, no sé ni lo que pienso. Sé que quiero encontrar
algo más y, en el fondo, me alegro de no conformarme con lo que les sirve a otros y creo
que no me importa el precio emocional que voy a tener que pagar, porque sé que cuando
encuentre lo que busco, tendré una vivencia más amplia y llena de sentido. Del sentido de
la vida.
Y, en último lugar, reviso la otra posibilidad de la pregunta: ¿cuál es la finalidad de mi vida?
Una de ellas, y no es humor negro, es morir.
Esto es fácil. Está al alcance de cualquiera y no hay que hacer esfuerzos. Demasiado
sencillo. Demasiado intranscendente porque no hay otra posibilidad ni otra elección. Es,
simplemente, esperar a llegar con el tiempo. Tiene que ser otra la finalidad de mi vida.
Por ejemplo… la realización del Ser que soy en esencia y en potencia. Hacerlo realidad y
manifestarlo. Ser Yo Mismo. Y yo, ahora, apuesto por esta.
Cualquier otra finalidad se puede desmontar hasta dejarla en la mentira que la sustenta;
cualquier otra será una temporalidad y no una finalidad; cualquier otra no ha de perdurar si
no sobrepasa lo material y lo vacío.

RESUMIENDO

No hay una respuesta universal para la gran pregunta. Es otra de esas cuestiones
personales e intransferibles que no te deja más remedio que resolver tú solito. Hay
exactamente tantas respuestas como personas. Lo que te garantizo es que tienes que
averiguarlo porque si no lo haces llegarás al Tiempo de los Arrepentimientos, te
encontrarás con la sensación de que has desperdiciado de algún modo tu vida porque verás
que la has llenado de vacíos. Te harás un Juicio Final antes de que llegue el fin de tus días,
y encontrarás que el resumen no te parece satisfactorio. “Dios mío, ¿qué hice con mi
vida?”, te preguntarás. Tendrás entonces la pesada carga de ver que ya no hay marcha
77

atrás, que es irremediable, y te pasarás el poco resto de vida que te quede en la desazón y
el arrepentimiento continuo.

BUSCA UN SENTIDO A TU VIDA QUE TE PERMITA SENTIRTE ORGULLOSO DE ELLA Y DE TI


MISMO. TU SENTIDO DE TU VIDA.

Esa es tu tarea. Sin duda.

(Si quieres un poco más de información, lee cuando se publique el capítulo titulado EL PLAN
DE VIDA).

Francisco de Sales
13 - RECONCILIARSE CON LOS YOES DEL PASADO
« en: Mayo 26, 2020, 06:36:07 am »

CAPÍTULO  13 - RECONCILIARSE CON LOS YOES DEL PASADO

Este es el capítulo 13 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“No soy lo que me ha pasado. Soy lo que decido ser”.


(Carl Jung)

“La reconciliación es la manera más rápida de cambiar tu vida”.


(Mark Hart)

“La verdadera reconciliación no consiste solamente en olvidar el pasado, sino en construir


una relación prospera”.

Todos guardamos y mantenemos representaciones vivas de nuestros yoes del pasado.

Son imágenes etéreas de diferentes épocas de nuestra vida –pero que se mantienen vivas
en el inconsciente y afectándonos o influyendo- y representan diferentes estados y
vivencias por los que hemos atravesado.
78

Algunas personas se sienten en paz consigo mismas, satisfechas, y reposan en la parte del
recuerdo y del pasado donde hemos almacenado las cosas de las que nos sentimos
complacidos y a gusto.

En cambio, con los yoes que representan aquellas actitudes y hechos de los que no nos
sentimos orgullosos, aquellas de las que hasta negamos la autoría, hacemos dos cosas
opuestas: o las dejamos a la vista, les sacamos brillo cada día para que no se nos olviden,
nos las restregamos continuamente, sacamos punta a sus espinas y rellenamos su depósito
del veneno, todo ello para satisfacer a nuestro masoquista interior, o bien las escondemos
bien escondidas en un lugar al que no queremos regresar.

En el primer caso, si no somos capaces de sacar ningún provecho y sólo nos recreamos de
un modo depravado en su repetición regodeándonos en el auto-reproche, el acto es inútil,
se vuelve en nuestra contra, mina nuestra autoestima, nos enfrenta a nosotros mismos, y
nos enzarza en una guerra en la que siempre somos perdedores. Por todo lo expuesto,
sería conveniente tomar otra actitud y dejar de insistir en ese castigo maquiavélico y
perverso.

En el segundo caso creemos, equivocadamente, que no hablando de ello, negándolo, o


intentado olvidarlo, dejará de molestarnos, se diluirá en el pasado y desistirá de pedirnos
cuentas.

Un error. También.

El que no nos acordemos conscientemente de ello no quiere decir que no nos esté
afectando de un modo inconsciente.

Y no hay que olvidar que el 99% de nuestros actos y pensamientos, se gestan y deciden en
el inconsciente o en lo inconsciente.

En realidad, esos yoes, latentes y asomándose sólo de vez en cuando, esperan una
explicación que les redima del pesar que les apesadumbra al saber que vivieron actos o
actitudes que negamos. Se sienten culpables.

Son cosas que hicimos hace tiempo –por tanto no las hizo el yo que somos hoy sino otro yo
del pasado- y que se hicieron –posiblemente- sin mala intención y sin mejor conocimiento,
pero nos exigimos responsabilidades como si fuéramos expertos.
79

Esos yoes que ahora rechazamos, de los que ahora se arrepiente nuestra conciencia, no
entienden que se les trate como apestados de los que es mejor renegar. Se sienten
traicionados y abandonados. Y mientras van minando poco a poco nuestra actual
autoestima.

Ahora, cuando se pueden asomar a nuestra memoria, nosotros reaccionamos tratando de


esconderlos de nuevo en lugar de acogerlos o de reconocerlos en vez de negarlos, y les
condenamos al silencio sin aclaraciones en vez de hablarles para darles una explicación de
lo sucedido.

Sus porqués no obtienen respuestas.

Esos yoes que alguna vez fuimos, injustamente acusados ahora, buscan reconciliarse con
nosotros, quieren que los comprendamos haciéndonos ver que forman parte de las
experiencias por las que hemos tenido que pasar, que son parte innegable de nuestro
pasado, que necesitan ser comprendidos y acogidos, que no merecen nuestra
desaprobación porque no les tocó hacer una parte que ahora resulta desagradable, y que
son nuestros yoes como los otros a los que ensalzamos.

Una de las formas útiles de reconciliarnos con nuestro pasado, del que somos, no lo
olvidemos, responsables únicos, es la que expongo:

Se trata de conseguir una relajación adecuada, en un sitio en el que no vayamos a ser


molestados, con bastante tiempo libre disponible, y en el modo que tengamos por
costumbre hacerlo.

Una vez relajados, sin ninguna expectativa de lo que “tiene” que suceder –porque si
nuestra mente está pendiente de que suceda algo concreto no será una relajación
auténtica, y puede que nos estemos “inventando” lo que suceda a continuación-, y sin
ninguna prisa –porque lleva tiempo conectar y porque quizás no suceda algo la primera
vez, o tarde en aparecer, y, además, es conveniente repetir el ejercicio en varias ocasiones
porque en cada ocasión nos puede mostrar algo más-, y sin permitir que la mente
consciente intervenga tratando de analizar lo que está sucediendo –porque si dejamos que
una parte del consciente intervenga, entonces no estaremos en el lugar del inconsciente al
que queremos llegar-, entonces es el momento de observar qué yoes van apareciendo, y
qué nos cuentan.

Para que sea eficaz hay que entender que en este trabajo lo que se produce es el encuentro
80

con los yoes y en ese nivel, que es donde está el conflicto, y no se resuelve desde el
pensamiento o la razón. No hay que estar pendiente de que no se olvide nada de lo que
vaya a suceder. De lo que haya que acordarse, nos acordaremos.

La primera regla es que en esa “meditación/relajación” hay que ponerse a la altura física de
quien aparezca. Si es un niño, hay que agacharse hasta que nuestros ojos estén frente a
los suyos-. La segunda regla es que hay que escuchar lo que nos quiera decir, con palabras
o sin ellas, con gestos o con sentimientos, y no hay intervenir hasta que termine. No hay
que estar a la defensiva, ni culpabilizar a algo o alguien ajeno –las circunstancias, el
destino, los otros, etc.-, sino explicar, en un tono sosegado y de modo que esté a su nivel
intelectual, el porqué de aquello que le tocó hacer, o sea, de lo que se hizo en aquel
momento.

Las explicaciones, básicamente, son las mismas para todos. “Hiciste lo que creíste que
tenía que hacer, o lo que suponías que eras lo mejor, o lo que permitieron hacer las
circunstancias, con el conocimiento y la experiencia que tenías entonces. Te lo agradezco
igualmente, aunque el resultado no fue el que deseara. Te acojo con amor en mi vida
porque formas parte de mí”. El texto se debe modificar al gusto de cada uno, porque si uno
se habla con palabras que no son suyas, o de un modo que no es habitual, el yo puede
creer que no hay sinceridad.

También es interesante tener unas preguntas preparadas, para ver si se puede conseguir
respuestas que nos clarifiquen alguna duda.

Cuando se termine “la conversación”, cuyo final no hay que precipitar para que quede
perfectamente resuelto, hay que ofrecer un abrazo al yo, y si lo acepta, podemos dar el
asunto por resuelto.

Si acepta el abrazo, que sería lo lógico, conviene que sea muy real, que lleve todo el amor
que seamos capaces de transmitir, que sea lo más sincero que hayamos hecho en nuestra
vida, y si notamos que nos abraza con la misma pasión que nosotros ponemos, o captamos
una sonrisa, un asentimiento, una relajación en su gesto, una palabra que nos lo confirme,
entonces es momento de disfrutar el abrazo, de saborear la reconciliación, y entonces es
cuando hay que apretar más el abrazo, hasta que el yo se integre en nosotros y pase a
formar parte indisoluble de nosotros –y nosotros en él-, dejando de ser un ser etéreo que
vaga perdido.

Si no lo acepta, tal vez sea porque no se crea lo que le estamos diciendo, así que puede ser
81

que falte sinceridad por nuestra parte, o que esté demasiado resentido. Lo que hay que
hacer es volver otro día, para ver si se ha ablandado y ha comprendido nuestra intención y
voluntad.

En cualquier caso, cuando tengamos la sensación de que ya está resuelto conviene


comprobarlo, haciendo preguntas directas como, por ejemplo: ¿Qué necesitas?, ¿qué puedo
hacer por ti?, ¿te queda alguna duda?

Hay otra versión de este ejercicio, que es buscar intencionadamente uno de esos yoes con
los que queremos relacionarnos especialmente porque queremos arreglarlo. En ese caso
podemos llamarle, o “forzar” un poco, sólo muy poco, la imaginación para que se presente.
Y si no llegamos a verle con forma, pero le intuimos, es suficiente. El proceso posterior es
el mismo.

No pienses en lo que has leído. Sólo observa si en algún momento durante estos últimos
minutos has sentido dentro de ti, de un modo que no necesita explicación, que todo esto
puede ser verdad y puede ser así.

En ese caso, y si lo deseas, ponlo en práctica.

Francisco de Sales
CAPÍTULO  13 - RECONCILIARSE CON LOS YOES DEL PASADO

Este es el capítulo 13 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“No soy lo que me ha pasado. Soy lo que decido ser”.


(Carl Jung)

“La reconciliación es la manera más rápida de cambiar tu vida”.


(Mark Hart)

“La verdadera reconciliación no consiste solamente en olvidar el pasado, sino en construir


una relación prospera”.

Todos guardamos y mantenemos representaciones vivas de nuestros yoes del pasado.

Son imágenes etéreas de diferentes épocas de nuestra vida –pero que se mantienen vivas
en el inconsciente y afectándonos o influyendo- y representan diferentes estados y
82

vivencias por los que hemos atravesado.

Algunas personas se sienten en paz consigo mismas, satisfechas, y reposan en la parte del
recuerdo y del pasado donde hemos almacenado las cosas de las que nos sentimos
complacidos y a gusto.

En cambio, con los yoes que representan aquellas actitudes y hechos de los que no nos
sentimos orgullosos, aquellas de las que hasta negamos la autoría, hacemos dos cosas
opuestas: o las dejamos a la vista, les sacamos brillo cada día para que no se nos olviden,
nos las restregamos continuamente, sacamos punta a sus espinas y rellenamos su depósito
del veneno, todo ello para satisfacer a nuestro masoquista interior, o bien las escondemos
bien escondidas en un lugar al que no queremos regresar.

En el primer caso, si no somos capaces de sacar ningún provecho y sólo nos recreamos de
un modo depravado en su repetición regodeándonos en el auto-reproche, el acto es inútil,
se vuelve en nuestra contra, mina nuestra autoestima, nos enfrenta a nosotros mismos, y
nos enzarza en una guerra en la que siempre somos perdedores. Por todo lo expuesto,
sería conveniente tomar otra actitud y dejar de insistir en ese castigo maquiavélico y
perverso.

En el segundo caso creemos, equivocadamente, que no hablando de ello, negándolo, o


intentado olvidarlo, dejará de molestarnos, se diluirá en el pasado y desistirá de pedirnos
cuentas.

Un error. También.

El que no nos acordemos conscientemente de ello no quiere decir que no nos esté
afectando de un modo inconsciente.

Y no hay que olvidar que el 99% de nuestros actos y pensamientos, se gestan y deciden en
el inconsciente o en lo inconsciente.

En realidad, esos yoes, latentes y asomándose sólo de vez en cuando, esperan una
explicación que les redima del pesar que les apesadumbra al saber que vivieron actos o
actitudes que negamos. Se sienten culpables.

Son cosas que hicimos hace tiempo –por tanto no las hizo el yo que somos hoy sino otro yo
del pasado- y que se hicieron –posiblemente- sin mala intención y sin mejor conocimiento,
pero nos exigimos responsabilidades como si fuéramos expertos.

Esos yoes que ahora rechazamos, de los que ahora se arrepiente nuestra conciencia, no
entienden que se les trate como apestados de los que es mejor renegar. Se sienten
traicionados y abandonados. Y mientras van minando poco a poco nuestra actual
autoestima.

Ahora, cuando se pueden asomar a nuestra memoria, nosotros reaccionamos tratando de


esconderlos de nuevo en lugar de acogerlos o de reconocerlos en vez de negarlos, y les
condenamos al silencio sin aclaraciones en vez de hablarles para darles una explicación de
lo sucedido.

Sus porqués no obtienen respuestas.


83

Esos yoes que alguna vez fuimos, injustamente acusados ahora, buscan reconciliarse con
nosotros, quieren que los comprendamos haciéndonos ver que forman parte de las
experiencias por las que hemos tenido que pasar, que son parte innegable de nuestro
pasado, que necesitan ser comprendidos y acogidos, que no merecen nuestra
desaprobación porque no les tocó hacer una parte que ahora resulta desagradable, y que
son nuestros yoes como los otros a los que ensalzamos.

Una de las formas útiles de reconciliarnos con nuestro pasado, del que somos, no lo
olvidemos, responsables únicos, es la que expongo:

Se trata de conseguir una relajación adecuada, en un sitio en el que no vayamos a ser


molestados, con bastante tiempo libre disponible, y en el modo que tengamos por
costumbre hacerlo.

Una vez relajados, sin ninguna expectativa de lo que “tiene” que suceder –porque si
nuestra mente está pendiente de que suceda algo concreto no será una relajación
auténtica, y puede que nos estemos “inventando” lo que suceda a continuación-, y sin
ninguna prisa –porque lleva tiempo conectar y porque quizás no suceda algo la primera
vez, o tarde en aparecer, y, además, es conveniente repetir el ejercicio en varias ocasiones
porque en cada ocasión nos puede mostrar algo más-, y sin permitir que la mente
consciente intervenga tratando de analizar lo que está sucediendo –porque si dejamos que
una parte del consciente intervenga, entonces no estaremos en el lugar del inconsciente al
que queremos llegar-, entonces es el momento de observar qué yoes van apareciendo, y
qué nos cuentan.

Para que sea eficaz hay que entender que en este trabajo lo que se produce es el encuentro
con los yoes y en ese nivel, que es donde está el conflicto, y no se resuelve desde el
pensamiento o la razón. No hay que estar pendiente de que no se olvide nada de lo que
vaya a suceder. De lo que haya que acordarse, nos acordaremos.

La primera regla es que en esa “meditación/relajación” hay que ponerse a la altura física de
quien aparezca. Si es un niño, hay que agacharse hasta que nuestros ojos estén frente a
los suyos-. La segunda regla es que hay que escuchar lo que nos quiera decir, con palabras
o sin ellas, con gestos o con sentimientos, y no hay intervenir hasta que termine. No hay
que estar a la defensiva, ni culpabilizar a algo o alguien ajeno –las circunstancias, el
destino, los otros, etc.-, sino explicar, en un tono sosegado y de modo que esté a su nivel
intelectual, el porqué de aquello que le tocó hacer, o sea, de lo que se hizo en aquel
momento.

Las explicaciones, básicamente, son las mismas para todos. “Hiciste lo que creíste que
tenía que hacer, o lo que suponías que eras lo mejor, o lo que permitieron hacer las
circunstancias, con el conocimiento y la experiencia que tenías entonces. Te lo agradezco
igualmente, aunque el resultado no fue el que deseara. Te acojo con amor en mi vida
porque formas parte de mí”. El texto se debe modificar al gusto de cada uno, porque si uno
se habla con palabras que no son suyas, o de un modo que no es habitual, el yo puede
creer que no hay sinceridad.

También es interesante tener unas preguntas preparadas, para ver si se puede conseguir
respuestas que nos clarifiquen alguna duda.

Cuando se termine “la conversación”, cuyo final no hay que precipitar para que quede
perfectamente resuelto, hay que ofrecer un abrazo al yo, y si lo acepta, podemos dar el
84

asunto por resuelto.

Si acepta el abrazo, que sería lo lógico, conviene que sea muy real, que lleve todo el amor
que seamos capaces de transmitir, que sea lo más sincero que hayamos hecho en nuestra
vida, y si notamos que nos abraza con la misma pasión que nosotros ponemos, o captamos
una sonrisa, un asentimiento, una relajación en su gesto, una palabra que nos lo confirme,
entonces es momento de disfrutar el abrazo, de saborear la reconciliación, y entonces es
cuando hay que apretar más el abrazo, hasta que el yo se integre en nosotros y pase a
formar parte indisoluble de nosotros –y nosotros en él-, dejando de ser un ser etéreo que
vaga perdido.

Si no lo acepta, tal vez sea porque no se crea lo que le estamos diciendo, así que puede ser
que falte sinceridad por nuestra parte, o que esté demasiado resentido. Lo que hay que
hacer es volver otro día, para ver si se ha ablandado y ha comprendido nuestra intención y
voluntad.

En cualquier caso, cuando tengamos la sensación de que ya está resuelto conviene


comprobarlo, haciendo preguntas directas como, por ejemplo: ¿Qué necesitas?, ¿qué puedo
hacer por ti?, ¿te queda alguna duda?

Hay otra versión de este ejercicio, que es buscar intencionadamente uno de esos yoes con
los que queremos relacionarnos especialmente porque queremos arreglarlo. En ese caso
podemos llamarle, o “forzar” un poco, sólo muy poco, la imaginación para que se presente.
Y si no llegamos a verle con forma, pero le intuimos, es suficiente. El proceso posterior es
el mismo.

No pienses en lo que has leído. Sólo observa si en algún momento durante estos últimos
minutos has sentido dentro de ti, de un modo que no necesita explicación, que todo esto
puede ser verdad y puede ser así.

En ese caso, y si lo deseas, ponlo en práctica.

Francisco de Sales

CAPÍTULO 14 – EL SER HUMANO Y LO DIVINO

Este es el capítulo 14 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA
HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“El ser humano no vive sólo de pan. Necesita amor y cuidados, y encontrar una respuesta a
su duda de quién es y por qué vive”.
(Jostein Gaarder)

“No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto,


85

ni que administren tan mal, como su propia vida.”


(Marco Tulio Cicerón)

Hace muchos años escuché decir que la palabra “humano” proviene de “ku manú”, y que
significa “el que es como Dios”. Me gustó mucho escucharla y me gustó lo que eso
removió dentro de mí.

(Seguiré escribiendo Dios, pero cada persona puede poner en lugar de esa palabra otra con
la que se sienta más cómodo o que se acerque más a su idea)

Algunas personas se sienten muy lejos de Dios. Más bien es que ponen a Dios muy lejos,
en una distancia que tal vez Él no quiera.
Me gusta ese significado de humano, porque es un reto para los que se consideran poquita
cosa, pobres de espíritu, en una humildad equivocada, y se sienten nada en comparación
con la Grandeza y la Majestuosidad de Dios.
La Biblia nos repite continuamente que somos hijos de Dios, pero a  algunos les cuesta
mucho sólo permitirse imaginar que al ser hijos seamos también de algún modo semejantes.
Sólo pensar eso les parece una gran insensatez, por no decir un pecado.
Si somos hijos de Dios, de algún modo debemos ser como Dios.
¿Y tú?
¿Crees que eres como Dios?

Parece que nos resulta más fácil separar dentro de nosotros dos aspectos que tendemos a
clasificar como absolutamente distintos, cuando quizás resulten ser lo mismo… o ser una
mezcla de ambos.
Me refiero a lo humano y lo divino.
En LO HUMANO metemos tranquilamente, y hasta nos parece normal, los errores y las
bajezas, las dudas y los pecados, el dolor y lo malo, lo físico y lo cotidiano.
En LO DIVINO sólo concebimos los pensamientos místicos y piadosos acerca de lo
Espiritual y lo Glorioso, todo aquello que de bondad excelsa y sublimación  pudiera haber
en nosotros, lo maravilloso y sobrehumano –parece que para eso se ha inventado la
palabra-, la humildad, la caridad cristiana… pero como dos cosas muy distanciadas.
Lo cierto es que conviven dentro de nosotros.
Pero también somos nosotros los que nos entretenemos en hacer divisiones, en separarlo.
¿Por qué separar divino y humano?
Nadie ha establecido que en la unidad del hombre se hagan separaciones.
86

¿Dónde acaba una cosa y comienza la otra?


No hay una frontera que lo delimite y disocie.
Lo mejor de lo humano puede ser ya divino.
Pero insistir en este modo de ver como una dualidad lo que es una unidad es seguir
haciendo una diferenciación entre dos cosas que son la misma cosa.
¿O acaso sólo lo divino es lo que hay que tener en cuenta?
¿La mejor voluntad de lo humano nos acerca a Dios?
¿Le mejor voluntad de lo humano es la manifestación de Dios?
¿Por qué en lo humano sólo ponemos las bajezas?
Hacemos como que lo humano es indigno o ruin, como si lo humano no tuviera destellos de
gloria, instantes magníficos, sentimientos divinos, sensaciones místicas, momentos de
recogimiento y espiritualidad…
El Ser Humano, en su esencia incontaminada, es Dios en la Tierra.
O puede llegar a serlo.
O debe serlo.

ATENCIÓN

Para ampliar mi opinión de que lo humano no está disociado totalmente de lo divino, copio
lo siguiente de la Wikipedia.

“La expresión lo divino es usada de manera variable en distintas confesiones y creencias, e


incluso entre diferentes individuos dentro de una misma fe, para referirse a un poder
transcendental, o a sus atributos y manifestaciones en el mundo, y aunque puede, no tiene
por qué presuponer la existencia de diversos dioses o de un único Dios absoluto.
En muchas religiones, como por ejemplo en el sufismo islámico, en el gnosticismo, o en el
hinduismo advaita, se afirma, o bien que todos los humanos son en esencia divinos, o que
son parte de lo divino, o que están unidos con lo divino de manera muy significativa. En
esta visión se considera que es el mundo físico y social en el que vivimos lo único que nos
oculta esta naturaleza divina que poseemos, que se nos mostrará a través de la práctica
espiritual”.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

¿Por qué nos resulta fácil creer que tenemos alma o espíritu, que son intangibles, invisibles,
nada más que actos de fe, y en cambio cuesta creer que lo divino es parte indivisible de lo
87

humano que también somos?


¿Por qué la fe no nos llega a tanto?
¿Tan rastreramente humildes somos que no aceptamos lo sobrenatural o lo celestial en
nosotros?
¿Por qué nos cuesta tanto admitir que lo divino no es sólo crear el mundo y el universo, y
que se puede encontrar a diario en el mundo cotidiano?
Quizás haya que desmitificar lo divino, o, por lo menos, y sin restarle ningún mérito o
valor, hacerlo más accesible. Y que nos creamos con derecho a poder tutearlo, a sentirlo
como un escalofrío, o como una sensación, o como un momento especial pero posible.
Creo que si Dios y lo divino están en un pedestal inalcanzable nos perderemos grandes
momentos.
Aspiro a un Dios que también sea humano al que pueda tutearle, contarle chistes, gastarle
bromas y abrazarle como a un amigo.

PARA REFLEXIONAR

Hay una frase de Karlfried Graf Dürckheim que me encanta y me parece muy clarificadora:

“LA VERDADERA HUMILDAD NO CONSISTE SÓLO EN NO QUERER PARECER


MÁS DE LO QUE UNO ES. ES TAMBIÉN ACEPTAR SER MÁS DE LO QUE UNO
PARECE SER. HAY UNA FALSA MODESTIA QUE ES, SENCILLAMENTE, MIEDO
A LAS RESPONSABILIDADES”.

EL SER HUMANO

El Ser Humano aspira a la perfección –por su pura genética animal trata de ser
instintivamente el mejor de su especie- y para ello trata de complementarse, de reunificar
sus partes disgregadas, y aspira –aún cuando no se dé cuenta de un modo consciente- a su
integridad y reintegración.
El inconveniente en la mayoría de los casos es partir de la disgregación previa donde ha ido
separando partes que forman su totalidad, por eso siente de algún modo la necesidad de
reunificación.
Tal vez algunos -con algún tipo de intereses por medio- han hecho creer que la parte divina
es algo ajeno, inalcanzable, en vez de promover el descubrimiento y encuentro en el propio
interior.
Así que lo que han conseguido es que el Ser Humano acabe siendo un conflicto continuo al
88

que le cuesta ubicarse en el lugar que le corresponde.


El Ser Humano es cuerpo, alma y emociones. También es naturaleza y pureza. Asimismo es
el Todo en su escala.
Es eso con lo que convives cada día, lo que se levanta contigo y se acuesta a la misma hora
que tú. Sentimientos, altibajos, dudas, alegrías, sufrimiento, desconcierto, preguntas, una
sensación indefinible de sentirse abandonado pero sin saber explicarlo bien, de ser
incompleto pero no tener clara la noción de qué es lo que le falta. Todo eso lo vivimos y no
somos capaces de encontrarle respuesta y, a veces, ni siquiera una razón o un sentido. Al
llegar a este punto es cuando ya necesitamos inaplazablemente afrontar nuestro Ser y
permitirnos desarrollarlo como real y completamente es.
Ser Humano no es una definición: es una realidad.
La tarea personal –que es irrenunciable y sería conveniente no aplazar- es el auto-
descubrimiento y el  auto-conocimiento. 

RESUMIENDO

Puede que tú tengas muy clara tu relación con lo divino y que estés muy en paz en ese
aspecto. Eso es admirable… y envidiable. Enhorabuena.
Otros, en cambio, aún no comprenden lo que son y su relación con todo lo que también
forma parte de sí mismos.
Esto es habitual.
Eres humano. Estás en el mundo. Y confundido.
Posiblemente hasta ahora no hayas afrontado con claridad y valentía este asunto.
Posiblemente te haya dado miedo atreverte.
También es posible que tengas conflictos porque la Iglesia, que dice  tener el monopolio de
Dios, lo ha puesto tan lejos y tan inalcanzable que ni imaginas la posibilidad de intimar con
Él, o de tenerlo muy cerca, o de poder hablarle cara a cara, de corazón a corazón, para
contarle tus destrozos y tus lamentos y poder acabar sollozando entre Sus brazos.
Eres un Ser Humano, y eso es algo de lo que sentirte muy orgulloso.
Si tú lo decides, también puedes sentirte como divino.
Aunque sea sin mayúscula.

Francisco de Sales
CAPÍTULO  15 – LA VIDA INTERIOR – LA VIDA ESPIRITUAL

Este es el capítulo 15 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
89

“Las personas buscan y huyen de muchas cosas y no entienden que,


 tanto lo que buscan fuera como aquello de lo que huyen, está dentro”.

"Quizás mi verdad interior, mi aproximación a lo que soy, pase por desaprender todo lo
aprendido. Tenemos demasiadas ideas y conceptos, guardamos conocimientos como si
almacenáramos cosas en el desván, para un futuro que puede no llegar nunca. La conexión
con el SER y con la fuente debe ser directa y sin intermediarios. Tanta tinta, tantas letras,
tantos sistemas y ópticas para mirar el mundo... pero, ¿qué hay de mí?... ¿qué hay de lo
que soy?... Un piadoso olvido me dejaría desnudo y virgen sobre un mundo recién nacido.
Entonces, quizás, mi propia voz iluminaría desde las profundidades verdaderas eternas".
(Luis Maggi).

“No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad."


(San Agustín)

“La verdad es totalmente interior. No hay que buscarla fuera de nosotros ni querer
realizarla luchando con violencia con enemigos exteriores.”
(Mahatma Gandhi)

“Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo
que reside en nuestro interior.”
(Oliver Wendell Holmes)

“El viaje más largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo.”
(Hammarskjold)

Se llama Vida Interior a ese diálogo mudo que uno mantiene consigo mismo cuando presta
atención al Ser, a la vivencia de las emociones y sentimientos internos, a sentir el Silencio,
a la dedicación a esos asuntos que reportan paz interior y una satisfacción espiritual sin
precio, a la oración, al recogimiento, a la contemplación, al contacto con Dios o lo que uno
considera divino o sobrenatural… y también a los momentos de pesar por la disconformidad
con los conflictos que se sienten dentro.
"Todo está dentro de ti", se dice.
Pero miramos dentro y en muchas ocasiones sólo vemos una enorme confusión que es la
suma de muchas confusiones. Nos hacemos preguntas -y eso está muy bien- pero nos
equivocamos en el destinatario de las preguntas: hay que hacerlas al alma y las hacemos a
la mente.

ATENCIÓN

Cuando digo “Vida Interior” no me refiero a refugiarse uno dentro de sí mismo para escapar
a la realidad de la vida que está viviendo; no hablo de un lugar donde uno va a esconderse
para no seguir enfrentándose a su vida y a los problemas y complicaciones del mundo
exterior, sino todo lo contrario: hablo del lugar donde uno va a hacer realidad otra parte de
su vida o la que tal vez sea su auténtica vida.
90

Una de las muchas aportaciones de la Vida Interior es una capacidad intuitiva y de


sabiduría que después se manifestará exteriormente en la vida cotidiana. Esto se consigue
porque el interior es el “lugar” adecuado para contactar con la mejor parte de uno, esa que
siempre está pendiente de manifestarse libremente.
Es el lugar adecuado para contactar con la divinidad personal, o con el Dios propio para el
que prefiera sentirlo así; es donde se armonizan lo divino y lo humano, y donde se puede
aprender y aprehender lo interesante que contiene para exteriorizarlo después en lo
cotidiano. Uno, tras el encuentro con lo interior, comenzará a sentirse y manifestarse de un
modo más armónico, expresando serenidad, confianza y paz.
La Vida Interior a la que me refiero es la vida espiritual.
Decimos que somos cuerpo y alma-espíritu. Eso es lo que creemos. En realidad somos una
sola cosa a pesar de nuestro empeño en separar lo superior y lo inferior, lo interior y lo
exterior, lo divino y lo humano… el proceso en el que estamos es el de conseguir conciliar
ambas partes para que se muestren conviviendo al unísono.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Nadie te puede mostrar tu Vida Interior porque es sólo tuya, personal e intransferible... hay
en ella muchos silencios e inquietudes, y para encontrarles sentido tienes que tener mucha
paciencia y saber esperar.
Para que se desarrolle bien necesita de tu constancia, entereza, atención, amor… que
tengas seguridad en el Camino que has escogido –el de tu propio Desarrollo Personal-, y
conocimiento de que tendrás momentos de estancamientos, dudas,  conflictos,
contrariedades... y a pesar de todo seguirás en él, porque sólo el Camino que te lleva a tu
interior es el Camino verdadero.
La vida exterior es innegable, y has elegido venir a ella; la Vida Interior es irrenunciable,
porque ella es el verdadero motivo de haber venido a la vida física: para retornar a la
espiritualidad, para re-unirte contigo, con el Ser que eres pero no estás siendo.

El contacto con tu interior te dará, despacio y poco a poco, respuestas a las dudas que te
rondan. Deberás aprender a desconfiar de las que tengan toda la apariencia de ser
mentales. Si parecen sospechosamente intelectuales, o que tienen como fin justificar algo
de un modo muy racional, pueden ser juegos de tu mente. No te valen. De esas hay a
cientos en los libros. Las respuestas auténticas que brotan del interior emergen en tu
propio lenguaje, tan llano o simple o sencillo como seas tú; lo rimbombante es de lo
mental.
Dios te llenó de cualidades, están todas en tu interior, y tu labor es ir descubriéndolas y
expresándolas poco a poco.

PREPÁRATE

Y ármate de paciencia. Estarás entrando en un mundo desconocido, muy distinto del que
conoces, donde todo se tramita a través de la mente y el raciocinio. En la Vida Interior el
lenguaje es distinto. Es más de sensaciones, sentimientos, destellos de iluminación y
comprensión que se nos muestran, preguntas que se responden con otras preguntas; la
intuición nos da pistas, el Silencio enseña más que las palabras, dejar la mente en blanco
es preparar el terreno para que se manifieste la sabiduría. Y otra vez hay que hacer acopio
de más paciencia. Cuando uno se centra en su interior, aunque parezca que no pasa nada,
las cosas por sí mismas se están poniendo es su sitio. Regresar al origen requiere tiempo y
91

perseverancia.
Para preparar el terreno interior y progresar, algunas personas recurren a lecturas místicas,
a la meditación, a disciplinas o filosofías orientales… cualquier cosa puede ser útil y estar
bien si está bien encaminada, si lo que se pretende como objetivo es el acceso a ese
interior que nos llama de algún modo, al que nos está llevando la insatisfacción personal, la
falta de completitud que de algún modo se nos manifiesta.

RESUMIENDO

La vida exterior es la vivencia y la Vida Interior es la Vida.


La vida exterior es lo que nos pasa y la Vida Interior, es la Vida de quien somos.
La diferencia es vital.
Nos preocupamos a diario del yo que va a morir, del que es cambiante, sufriente, inseguro,
infeliz… y desatendemos al que realmente Es, al grande, al verdadero.
La paz se encuentra en el contacto real con el Uno Mismo y se siente en los momentos de
acercamiento al Ser Interior. La paz es inalterable cuando uno está dentro de Sí, protegido
y acunado por la Madre Interna, por el Padre Curativo, por los Seres a los que estamos
unidos atávicamente…
Es bueno dedicar tiempo a esta Vida Interior, que es esencialmente espiritual, porque es el
único lugar en el que puedes contactar contigo, y es el único modo en el que puedes
progresar humana y espiritualmente.
Y no te preocupes si tu mente no entiende todo lo que has leído: en alguna parte de sí ha
sido comprendido y puede estar haciendo efecto ya.
No esperes resultados espectaculares e inmediatos.
Insiste, pero sin expectativas… y lo lograrás.

Francisco de Sales   

CAPÍTULO  16 – EL TRABAJO INTERIOR

Este es el capítulo 16 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

MOTIVOS PARA EL TRABAJO INTERIOR:

PARA EQUILIBRAR NUESTRA VIDA - Nos pasamos todo el tiempo pendientes del exterior y
hacemos un desarrollo exterior. Nos confundimos: el motivo de la vida somos nosotros, no
los problemas y las cosas que pasan "fuera", ya que esto impide que se desarrolle gran
parte de la vida afectiva. Nos falta serenidad, paz, ecuanimidad. No podemos encontrar
soluciones, por la tensión continua. Hay que buscar el ritmo natural. Dentro está el
equilibrio y la energía: en el silencio.

PARA MEJORAR NUESTRA PERSONALIDAD - En el interior hay una sabiduría que no está en
la técnica ni en los libros. Se consigue mayor serenidad, fuerza personal, concentración,
rendimiento intelectual.

MODALIDADES DE TRABAJO INTERIOR


92

ORACIÓN:
Apertura total a Dios, sin reglamento, sin actitud de "pobre", diciendo lo que pasa, lo que
se siente, sea material o espiritual, presentándose sin "papeles", vaciándose del yo
personal para que Dios lo llene.

JAPAM:
Repetición de una frase que encierra la verdad más grande para uno, la verdad que quiere
llegar a vivir. Repetir constantemente, poniendo la atención en el corazón hasta que
resuene allí. El automatismo de la repetición consigue afirmar la idea en la mente.

AUTOSUGIESTIÓN:
Introducir ideas positivas para que nos condicionen desde nuestro mecanismo inconsciente.
Nuestra vida funciona de esta manera... (llegar, entrar, sentarse, moverse en la silla...).
Autosugestión es meter deliberadamente las ideas que se eligen para que condicionen
desde el inconsciente, pero evocando al mismo tiempo sentimientos, sensaciones o
vivencias, así irá calando y neutralizando otras ideas.

CONCENTRACIÓN:
Atención es el acto de mirar algo mentalmente. Concentración es el mismo acto de mirar
pero manteniéndolo, sostenido.

SOBRE LA POSTURA CORPORAL:


Darse cuenta de que todo yo estoy sentado. Sentirse sentado, no sólo pensarlo. (Disminuye
la tensión diaria, se está más concentrado, más sereno y más maduro).

SOBRE LA RESPIRACIÓN:
Bien sentado, atender a la respiración, pero sólo observar, no intervenir.

SOBRE UN CHAKRA:
Mejor con alguien que lo sepa o lo explique perfectamente, porque puede llegar a ser
peligroso (kundalini, energías descontroladas...).

SOBRE UNA CUALIDAD PROPIA:


Poner la atención en ver qué es esa cualidad a la que se aspira. Mantener la atención en la
evocación de la cualidad y en la sensación.

SOBRE UNA CUALIDAD DIVINA:


Centrarse en lo que se intuye por sí mismo. No sólo captar el nombre, sino la noción de
totalidad, diferente a la noción intelectual. Esto nos lleva a la fuente de donde procede la
intuición.

EN LA INVESTIGACION DEL YO:


¿Qué soy yo? (no un cuerpo, un pensamiento, un sentimiento... sino el sujeto que tiene un
cuerpo, piensa, siente...). Cada uno tiene que descubrirlo.

EN EL SILENCIO: 
Estando totalmente consciente y lúcido, aprender a ser consciente del silencio. Efectos: la
mente se tranquiliza, ahonda, se aclara, se estabiliza; nuestra vida afectiva se ordena; se
accede a otros niveles de conciencia y de intuición; se agudiza la sensibilidad para entender
más a los demás; se escucha la sabiduría del cuerpo.
93

MEDITACIÓN DISCURSIVA:
Contemplo algo mentalmente y dejo que mi mente traiga toda la información que tiene
sobre ese algo, manteniendo el algo inicial como sujeto que no se desplaza con las nuevas
informaciones. (Se convierte en un estilo de mirar con todas las perspectivas).

MEDITACIÓN CONTEMPLATIVA:
Es una concentración prolongada: cuando se penetra en el objeto de meditación, en la
realidad del objeto, eso es contemplación. Es una experiencia real: se vive, se siente, se
piensa...tal como lo hace el objeto contemplado (¿qué quiere decir amor, inteligencia,
ser...?. Si penetro en ello, me convierto en ello).

DIFICULTADES:
Distracciones, sueño, desgana, sentimiento de ausencia de progreso...

NECESIDAD DE INTEGRARLO EN LA VIDA COTIDIANA:


Si separamos trabajo interior y vida cotidiana, se crea una escisión en nuestro psiquismo:
una parte mira hacia dentro, otra hacia fuera. Se crea una dualidad. Los adelantos en lo
interior no se traspasan a lo exterior.  (Practicar a diario, regularmente: no hay nada más
importante. Conviene hacer pequeños paréntesis de aislamiento en la actividad cotidiana, y
reconexión con el interior; hay que tratar de conseguirlo durante el día).

LA AYUDA DE LO SUPERIOR EN EL TRABAJO INTERIOR:


Cuando uno trabaja porque le nace de dentro, ha de saber que no es uno quien inicia el
trabajo, sino que se origina en lo Superior. La raíz de nuestro trabajo está en Dios, de allí
recibimos constantemente estímulos y dirección, a condición de que sepamos estar en
silencio, escuchar interiormente y colaborar con las indicaciones interiores. Los "maestros"
son muletas, útiles sólo hasta que uno sea capaz de mantener el contacto abierto, directo y
permanentemente, con la fuente. Son útiles mientras uno confunde la voz Superior con la
voz de su subconsciente, de su imaginación, de sus deseos o temores. No emanciparse
antes de tiempo. Ser sencillo, sincero, saber abrirse a Dios o a alguien que sepa más que
uno.

SEÑALES DE QUE EL TRABAJO VA BIEN:


Uno se siente con mayor serenidad interior, con más seguridad, con más paz y energía; se
descubre que no tiene tanta prisa para vivir, que se comprende mejor a las personas, que
se ve todo más natural; que se siente que todas las cosas se desarrollan por el mejor
cauce, aunque no se sepa cómo ni porqué. Esto indica un progreso interior real. Siempre se
está progresando, aún cuando aparentemente no pasa nada. Atención: no quedarse
detenidos en las experiencias. Si se quiere, consultar con alguien de absoluta confianza los
fenómenos que vayan apareciendo, pues a uno siempre le faltan criterios.

PRÁCTICAS

PREPARACIÓN:
POSTURA (no incomodidad, no crispación).
RESPIRACION (profunda).
CENTRAMIENTO (sentir que soy yo quien está sintiéndose yo).
TRANQUILIZACIÓN (Yo me tranquilizo a mí). Esto es  imprescindible.
94

TRABAJO:
ORACIÓN (libre, personal, espontánea) (5 minutos).
CONCENTRACIÓN (en la cualidad que a uno le gustaría llegar a tener) (8 a 10 minutos).
SUGESTIÓN (frase afirmativa, concisa, positiva) (5 a 7 minutos).
VISUALIZACIÓN (a sí mismo, viéndose y sintiéndose con la cualidad) (5 a 7 minutos).
SILENCIO (centrado, apoyado en la respiración. Es la recogida de la cosecha) (5 minutos).

FINAL:

Todavía en silencio hacerse a la idea de pasar a la actividad externa; hacer respiraciones


completas y profundas; mover manos, pies, cabeza... despacio; abrir los ojos y no
levantarse inmediatamente.

Mantenerlo durante todo el día. Hacer paradas para retomar lo sentido. Mantener el estado
mientras se hacen las cosas cotidianas.

(Todo el texto anterior es de Antonio Blay)

SOLUCIONES O SUGERENCIAS:

Es recomendable ir por el mundo con una libreta y un bolígrafo, para anotar todos los
sentimientos e ideas que nos van a aparecer de improviso. Al iniciar el trabajo se entra en
una etapa fecunda en la que afloran ideas que nos pertenecen, y otras que nos presenta la
vida, o la intuición, o la sabiduría arcana…
El trabajo interior lleva implícita la creación de filosofías cotidianas y religiosas que sean
propias. Uno tiene la obligación de crear sus principios y sus mandamientos, para luego
respetarlos escrupulosamente. Es mejor no vivir de ideas prestadas y de descubrimientos
ajenos, sino que conviene desarrollar los propios. Lo que tu corazón te dicte será más
válido, porque habita en tu interior y es tuyo. Dentro de ti hay más de un libro sin papel.
Si estás abierto a ello, despejas un canal de información que se encontraba obstruido. A
partir de ese momento, conviene que seas receptivo y no aplaces los instantes de lucidez
absoluta, la sabiduría que llega a oleadas, la iluminación que te produce casi cada cualquier
palabra, visión o hecho.
Junto a cualquier página escrita que leas, tienes que añadir la tuya propia, tu propio libro,
ya que estarás capacitado para ello, si no como literato que encuentra las palabras
apropiadas y definidoras, sí como pensador y sentidor.

RESUMIENDO:

De casi nada sirve el trabajo “exterior”. De fuera, puedes recibir información y pistas, pero
no sirven si no encuentran su reflejo en el interior: su misión es “recordarle” al interior, o
“despertarle”, pero el trabajo, siempre, es interior. Todo se desarrolla dentro; todo se
elabora en el silencio y la atención; todo crece desde una idea, una intuición, una
sensación; todo se despliega en la intimidad de lo interior, y este proceso obliga a intimar
con Uno Mismo, y a tomar conciencia de esa soledad en la que verdaderamente uno
progresa.

Francisco de Sales
95

CAPÍTULO  17– EL DESTINO

Este es el capítulo 17 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“He aquí una prueba para verificar si tu misión en la tierra ha concluido:


 si estás vivo, no ha concluido.”
  (Richard Bach)

“El destino se va haciendo a cada momento”.

“Creemos que estamos dirigiendo nuestra vida cuando lo que hacemos coincide con lo que
tenía previsto el destino”.

“El libre albedrío es la capacidad de hacer con alegría


 aquello que debo hacer”
(Jung)

“A veces no comprendemos el destino y luchamos contra él. Sólo cuando finalmente


renunciamos y nos relajamos, creamos la posibilidad de que llegue algo que nos ayude a
superar nuestras dificultades y a dar el paso siguiente para entrar en una nueva fase de la
vida”
(Anónimo)

“Si es que se puede “ver” el destino mediante el tarot,


la videncia, la quirología, la astrología…
es porque tiene que estar ya “escrito” en algún sitio”.

“La manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el
mismo destino.”
(Karl Wilhelm Von Humboldt)

Como has podido leer, hay todo tipo de teorías y opiniones con respecto al destino. Unas te
pueden parecer sin sentido y otras te parecerán verdaderas, pero todas son solamente
suposiciones porque hasta ahora no hay una prueba evidente e indiscutible de su
existencia.

Por otra parte, considero que hay un error bastante común cuando hablamos del destino,
porque siempre nos referimos a las expectativas o hipótesis acerca de lo que creemos que
nos puede ir pasando a lo largo de la vida, pero... destino es “la meta o punto de llegada”,
y visto objetivamente –como tiene que ser- sólo hay un destino que además es común para
todas las personas y comprenderlo no requiere de cábalas ni elucubraciones: ese destino es
la muerte.

En cambio, llamamos destino a lo que no es nada más que lo que va sucediendo en el


trayecto hasta llegar a ese único destino. Propongo cambiar la palabra por “previsión de
cosas que pueden sucedernos a lo largo de nuestra vida”. Es más largo pero más
apropiado.
96

Porque en ese darle a la palabra un sentido que no es el adecuado, cuando uno se pregunta
por su destino está pensando en “lo que tiene que hacer espiritualmente en esta vida para
evolucionar o para cumplir su karma”, y si se lo pregunta desde un punto de vista más
mundano está pensando en “si se casará o no, cuántos hijos va a tener, cuál será su futuro
profesional, si tendrá dinero y si va a ser feliz”.

Cuando alguien pregunta porque quiere saber si está diseñada una trayectoria en su vida
de la que no podrá salir y dice“¿nacemos ya con un destino marcado?”, la pregunta está
mal hecha pero la respuesta es clara: Morir. Tan desagradable y poco deseable como esto.

Pero una vez sabido eso, y su previa aceptación por muy desapacible que parezca, lo
siguiente es hacer todo lo posible para que el trayecto sea lo más agradable y satisfactorio
posible. Llenarlo de cosas buenas, disfrutarlo, ser conscientes, etc., Toda esta teoría tan
repetida que, conociéndola, no llevamos a la práctica.

TODO LO ANTERIOR es lo que yo considero que es realmente el destino. LO QUE SIGUE A


CONTINUACIÓN puede servir para las personas que siguen pensando en el destino tal como
se ha hecho en el modo tradicional.

Destino, según la RAE, tiene unas acepciones muy curiosas: “fuerza desconocida que se
cree obra sobre los hombres y los sucesos” (Atención: claramente dice SE CREE, porque
nadie lo puede confirmar) y también es “encadenamiento de los sucesos considerado como
necesario y fatal” (y aparece la palabra FATAL), y por la definición parece que ya nos
prepara para la tragedia que se avecina y nos predispone a sufrir pensando que es
imposible escapar a esa pesada “maldición”.

El destino no es una cuestión de azar ni una condena.


En lo que muchos llaman destino aparecen, entre otras muchas cosas, las necesidades
insatisfechas -que aspiran a ser satisfechas-, los conflictos más extraños y el
desconocimiento de muchos porqués y paraqués, y las aspiraciones más profundas que nos
gustaría poder experimentar.
Con todo esto, y para nuestro propio bien, se elabora una hoja de ruta que incluye avisos
(que conviene escuchar aunque no sean agradables), señales (que no se han de evitar, a
pesar de su dureza), circunstancias (que más que maldecir se han de amar), y situaciones
personales (que no harán sino enriquecernos si las resolvemos).
En una visión esotérica, o poética, es como si nuestra alma supiera en qué nos necesita
para seguir creciendo y nos usara para conseguirlo.
Lógicamente, los beneficiados del afrontamiento y superación de esas “pruebas” del
destino, somos nosotros mismos.
He comprobado que lo que llamamos destino es en realidad sólo una propuesta de destino,
y que casi nunca es inevitable.
Has oído que siempre queda el libre albedrío, pero… ¿realmente existe el libre albedrío?, ¿o
es que cuando uno hace algo que aparentemente NO estaba incluido en el destino es,
precisamente, ese SÍ hacerlo lo que SÍ estaba previsto en el destino? Si mi destino parece
que me propone una cena con unos familiares y en cambio, en un acto de idiota rebeldía y
de desacato a ese destino, para demostrarle que yo mando en mi vida y no él, me levanto
y me marcho… ¿no será ese marcharme en mitad de la cena lo que estaba escrito?
97

No hay respuesta con garantía de certeza para esta pregunta.


Lo que sí he comprobado es que hay ciertas experiencias que parece que, casi
inevitablemente, hay que vivir. También sé que el destino nos las plantea amablemente al
principio –nos las recuerda casi con una sonrisa-, pero si no las resolvemos nos las vuelve a
presentar otra vez más adelante, esta vez de un modo más contundente para que, ahora
sí, las afrontemos. Si tampoco de este modo hacemos caso, se tornará en violencia si hace
falta, nos pondrá en el camino un hecho muy duro que nos haga reflexionar, una lección
muy dolorosa, o una tragedia que nos impida seguir en la inacción. Es impresionante, y
cuesta aceptar que es por nuestro bien, pero es así. Me cuesta trabajo creer en esto que
escribo, pero le he visto tantas veces que no puedo obviarlo ni negarlo.

También es muy posible que Jung tuviera razón cuando decía, más o menos, “los asuntos
no resueltos se nos presentan una y otra vez y les llamamos destino” o “hasta que el
inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás
destino”.
Parece que es muy cierto que el tipo de educación y las circunstancias de nuestra infancia
nos “predisponen” para un tipo de vida que puede parecer un destino. Es bien sabido que el
inconsciente gobierna una grandísima parte de nuestra vida. Aquí encaja mejor mi teoría de
que no hay un destino determinista del que resulta imposible escapar, pero sí hay una
propuesta de destino que se va construyendo debido a nuestra forma de ser, pensar,
sentir, actuar…
Parece que no hay forma de confirmar lo antedicho, pero tiene toda la lógica.
Todos esos condicionamientos y ayudas o predisposiciones adquiridos previamente, abocan
a un resultado, a un modo, a una manera, a algo que puede hacer creer o sospechar que lo
que sucede está predestinado.
A veces, no queremos aceptar que lo que nos va pasando en la vida es el resultado tanto
de lo que he hemos hecho como de lo que no nos hemos atrevido a hacer, y para
quedarnos más tranquilos y eximirnos de la culpa, lo llamamos destino. Pero no es así. El
destino es el resultado de los pensamientos, las desatenciones, los miedos, las alegrías y
todo cuanto haya a nuestro alrededor afectándonos.

LO MISMO PERO VISTO DE OTRO MODO

Llamamos destino a muchas cosas a la vez. He observado que casi siempre


equivocadamente, porque, en general, llamamos destino a aquellas cosas que suceden sin
que, al parecer nosotros tengamos algo que ver. Y no es cierto: estamos llamando destino
a las cosas que nos suceden porque nosotros no hemos querido o no hemos podido
resolver, prever o modificar; llamamos destino a lo que pasa debido al abandono de la
dirección consciente de nuestra propia vida; llamamos destino a nuestro cónyuge, nuestros
padres, nuestro jefe, a cualquier otra persona; llamamos destino a todo lo que nos pasa.
Cuando yo no tomo una decisión, y como la vida sigue en su curso imparable, esa decisión
no tomada por mí es tomada por otra persona, o por el tiempo que pasa, y entonces
recurrimos a la consoladora frase “será que tenía que ser así, que era mi destino”. Y nos
quedamos auto-engañados y casi tranquilos.
Hay mucho de irresponsabilidad y dejadez en esa creencia universal acerca de que existe
un destino inevitable, y hay muchísimo de culpa en el hecho de que, al no reconocer cuál
es nuestra obligación con nuestra propia vida, dejamos que nos sucedan las cosas sin
intervenir.

También es posible que haya una “propuesta de destino espiritual” en un sendero trazado
por uno mismo de acuerdo a su camino evolutivo y a las experiencias que quiera conocer
98

en esta vida. También puede ser que uno diseñe –antes de la encarnación en esta vida- las
situaciones por las que quiere pasar, aunque luego no lo recuerde mientras las pasa.

Pero también puede ser que no tenga nada de esotérico y espiritual y simplemente sea la
aplicación de la Ley de Causa y Efecto. Las cosas que uno hace o no hace tienen efectos en
esta misma vida y tal vez no necesiten para nada la trascendencia que le queremos dar.

Sé que hay destinos más libres, en los que hay más facilidad para no resolver las cosas, en
los que las preocupaciones son distintas; se les da preponderancia a las cosas materiales y
terrenales, y no se cuestiona qué hay “más allá”, o cuál es el sentido de la vida. Se va a la
practicidad, a disfrutar las cosas que entran por los cinco sentidos y dan un placer
inmediato y tangible; con “eso que me llevo por delante”, resumen su pensamiento de la
vida.

Otra versión de lo mismo se basa en la idea de que es el Yo Superior quien puede dirigir lo
que llamamos destino, y nos va haciendo ver las mismas cosas o las mismas situaciones en
diferentes momentos, cada vez con una intensidad o con una insistencia distinta, hasta que
nosotros estamos abiertos y receptivos a notarlas; hasta el momento en que las metemos
en el interior y las resolvemos dentro, en el corazón, en la identidad, en lo más central de
nuestro ser, porque las que arreglamos con la mente y sólo en la mente, en cuanto se nos
olvida ese pensamiento, o ponemos a nuestra mente en otra tarea, en cuanto distraemos la
atención de la idea, desaparece.

TAMBIÉN PUDIERA SER QUE…

“Hay personas que prefieren creer que todo en la vida es azar, y que todo está sometido
exclusivamente a los caprichos de la casualidad. Este es un punto de vista tranquilizador en
cierta medida, porque mitiga la carga de la responsabilidad personal. También hay
personas que creen que la vida fluye totalmente de acuerdo con la predestinación derivada
del karma de cada uno, de los efectos de causas que se arraigan en encarnaciones
pasadas, y esta posición también es consoladora, porque lo absuelve a uno de
responsabilidad en el presente. Finalmente hay quienes creen que la propia voluntad es el
factor determinante de nuestro destino, y ésta es una actitud un poco menos reconfortante,
porque la vida nos pone frente a algunas cosas que no es posible alterar con un esfuerzo de
la voluntad, ni siquiera de la más poderosa.
El hombre está atado a la rueda del destino hasta que sobre él amanece la conciencia de la
posibilidad de elección que le ha concedido Dios. Tiene entonces un atisbo de la naturaleza
paradójica de la fuerza que lo ha atado, pero que le ha dado también el poder de romper
sus ataduras.
Ya sabemos que hay proyecciones inconscientes que pueden llevar a una persona a
enfrentamientos, relaciones y situaciones que, aunque asuman un cariz de destino, están
reflejando su propia lucha por llegar a la conciencia de sí mismo.” (Del libro Relaciones
humanas, de Liz Greene)

POR LO TANTO

Insisto en la propuesta de un destino que está escrita en alguna parte, sugerida, pensada
por Alguien, porque a ese destino de “cosas que pueden suceder” acude el tarot, la
quiromancia, la videncia o cualquier persona con un mínimo de sensibilidad y de apertura a
recibir esa información. Si se puede acceder a ello es porque tal vez exista.
99

Uno puede pensar que todo está escrito en el destino y entonces puede sentir una enorme
frustración por el sentimiento de ser un muñequito que juega el papel que Dios le ha
puesto. Es muy pobre si realmente es así. A mí me entra un enorme enojo si no tengo la
sensación de que puedo renacer con mi esfuerzo, si sé que no son válidos mis despertares,
si no tiene algún sentido lo que soy y lo que hago. Sí, ya sé que parece una presunción
querer ser algo cuando dentro de poco moriré y no quedará de mí más de lo que haya
quedado de cualquier indigente que murió hace diez siglos, o de un Neandertal que en su
momento creyó ser importante.
Quiero creer en un destino en el que, a pesar de lo propuesto, uno, siempre, y digo
“siempre”, pueda cambiar, pueda hacer modificaciones.
Hay cosas de las que hacemos que son de mucha importancia para nuestro desarrollo y el
cumplimiento de nuestro “destino”; hay otras, en cambio, y lo he podido comprobar
muchas veces, en las que no cambia nada con lo que hagamos o no hagamos; hay
momentos decisivos y hay momentos intrascendentes, pero también hay situaciones que
vivimos y cosas que hacemos que, aunque no tienen importancia para nuestra evolución, sí
que la tienen para la de otra persona. Así, a veces, por ejemplo, y sin darnos cuenta,
entretenemos a otra persona hablando por teléfono de cosas banales para que no pueda
recibir otra llamada que es mejor que no reciba, o para que salga un poco más tarde a la
calle y evitarle un accidente, o para que oiga una frase nuestra que puede ser
esclarecedora para ella, etc... Y vuelvo a decir que he comprobado que es así como sucede
en algunos momentos.
Además, estoy seguro de que Dios –o quien diseñe el futuro- quiere siempre lo mejor para
mí –y no sé de dónde sale esta seguridad-, y siento con firmeza que las experiencias
realmente “inevitables” no se han de evitar.
He llegado a la seguridad de que lo que nos pasa es lo mejor que nos puede pasar, aunque
tardemos en comprenderlo y aceptarlo. Siempre hay un momento de serenidad en que uno
razona o siente que aquello que tanto le hizo sufrir le abrió otras posibilidades.

Conozco opiniones de personas que creen que cuando uno es consciente de que eso que
llamamos destino forma parte de un orden establecido, que es de una perfección
asombrosa, que cada paso viene dado en el momento preciso, que no se puede pasar a una
cosa hasta resolver la anterior, y que por encima de todo ello hay una Presencia Divina que
vigila el correcto desarrollo de cada uno de los destinos, y lo cuida y lo mima con ternura y
Amor, entonces uno comprende que es necesaria la rendición para nuestra propia
redención; se comprende la necesidad de aceptar con todo el amor.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Uno está destinado a ser Uno Mismo. Nada más. Y nada menos. Nadie puede cumplir
nuestro destino, ni nosotros podemos pretender realizar el destino de otros.
Si uno tiene fe comprende la necesidad de aceptar CON TODO EL AMOR Y TODA LA
CONSCIENCIA el “hágase tu voluntad” y siente la necesidad interior de decirle a Dios “de
acuerdo, reconozco mis interferencias en Tu deseo de cuidarme y llevarme bien hasta Mí.
Te brindo mi Voluntad. Hágase ahora tuya”.

RESUMIENDO

El destino es como llamarás a lo que te va a pasar tanto si prestas atención como si no. Por
eso es mucho mejor ser el Creador de tu Destino, ya que tienes la posibilidad de crearlo, y
100

hacer que sea especial. Es tu responsabilidad y tu obligación. Alégrate de que sea así. Sé
valiente.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  18 – REALIZARSE – LA REALIZACIÓN

Este es el capítulo 18 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“La meta principal es la autorrealización intima del Ser, y no debe descuidarse por las
metas secundarias. El mejor servicio que puede hacerse a los demás es la liberación de uno
mismo”
(Buda)

“Auto-realizarse no consiste en llegar a meta alguna,


 sino en vivir sencillamente en pleno acuerdo con uno mismo.”
 (Luis Maggi).

“Si una persona no tiene el sentido de su propia peculiaridad y de su validez interior, está a
merced de lo colectivo y de los acontecimientos externos, y no puede encontrar continuidad
ni propósito en la vida.”
(Liz Greene)

“El hombre se auto-realiza en la misma medida en


que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida”.
(Viktor Frankl)

REALIZAR es “efectuar, llevar a cabo algo o ejecutar una acción” y así entendemos todos la
palabra, pero tiene otra significado muy interesante y menos conocido: “sentirse satisfecho
por haber logrado cumplir aquello a lo que se aspiraba”.

SENTIRSE REALIZADO ES SENTIRSE SATISFECHO.

Realizarse también es, en una interpretación menos académica pero más cierta, hacerse o
convertirse en realidad, o sea, trasformar en existencia real y efectiva el potencial y la
esencia que todos somos. Realizarse es convertirse en la realidad que uno es más allá de la
equivocación en la que vive. Más allá del personaje, de los miedos, de la deseducación. Ser
el auténtico, el único que solamente uno puede ser.

Realizarse es Ser Uno Mismo.


Esto implica la pureza absoluta, porque es ser y manifestarse en la naturaleza pura de la
energía, afectividad e inteligencia que es cada uno en esencia.
Para realizarte es preciso renacer, porque el personaje que estás siendo no eres tú.
Al renacer es obligatorio hacerlo desde el Ser Esencial, que es totalmente puro y te
permitirá desarrollar en más cantidad o con más interés algunos aspectos que te son
placenteros o que intuyes que forman parte de ti y te agradaría desarrollar. Puedes querer,
por ejemplo, ser más agradable de lo que eras antes o, mejor dicho, puedes permitirte ser
101

todo lo agradable que eres en realidad y estabas evitando. Puedes querer, por ejemplo, dar
abrazos a la gente que quieres en vez de reprimirlos.

Se te va a presentar, a partir de tu decisión de Descubrirte y en cada instante, la


oportunidad de mejorar, de desarrollar tus cualidades, de hacer las cosas que te permiten
sentirte íntegro e íntimamente bien. A gusto. Con una muy agradable sensación de hacer
las cosas del modo correcto y quedarte en paz.
Has de tener claro que quizás al principio no puedas ser lo que quieras y como quieras ser,
pero sí tienes el derecho de NO seguir siendo como NO quieres ser. Hasta que averigües
quién y cómo eres realmente y lo seas del todo, tienes la ocasión de NO seguir siendo y
actuando como NO quieres y NO te gusta. Esto sí depende de ti y lo puedes hacer desde
ahora mismo.
Tienes que tener claro que renacer es una acción que te pertenece, y tienes que saber que
no puedes delegarlo en otro, ni en el destino, ni en las circunstancias.
Vas a necesitar atención, observación, voluntad y dedicación.
Lo tienes que hacer.
Cualquier esfuerzo o momento oscuro será compensado con el resultado final, que es pasar
el resto de tu vida a gusto contigo mismo.

LA REALIZACION: SER UNO MISMO

La realización se refiere al proceso en que uno, ya absolutamente convencido de que no es


ni ha de ser él mismo en función de los demás, sino que tiene su propia individualidad, y
que es un gran proyecto del que ha descubierto una minúscula parte, y que tiene que hacer
realidad todas las partes que le integran, entonces, ineludiblemente, tiene que comenzar el
proceso en que deja de ser solamente una propuesta, una buena intención, para comenzar
la realización, o sea, hacerse realidad.
Uno empieza a confiar en su potencialidad.
Sabe que hay cosas dentro de él que, cuando oyen ciertas ideas, leen ciertos libros, o
estudian ciertas materias, resuenan dentro, despiertan unas empatías adormecidas, y le
hacen reconocer en su interior una demanda de experiencias y vivencias distintas de las
físicas y cotidianas. Y se vuelve a reactivar el deseo de actualizar todo ese potencial.

Es necesario empezar por comprender y aceptar la situación y condición actual, y ser


conscientes de que lo que se quiere lograr va a requerir un esfuerzo para ser conquistado.
Uno ha de ser consciente de que está siendo controlado desde fuera hacia dentro y el
trabajo consiste en invertir la dirección.
El centro está dentro, el conocimiento-sabiduría habita en lo interior, la fuerza está en el
interior, todo está en nosotros, y lo que está fuera de nosotros nos debe importar en menor
medida.
El potencial es ilimitado.
Si buscas limitaciones, ciertamente las tendrás.
Pero eres infinito y tu fuerza crece y se multiplica con el uso: mientras más capacidades
utilices, más acudirán, se mostraran más a menudo, y la energía y la potencialidad
conseguidas te darán más confianza para seguir en el proceso.
A menudo al ser humano le gusta creer que es como cree que debe ser, y en realidad sólo
es él mismo en una ínfima porción, en una centésima parte.
Desarrolla, inconscientemente casi siempre, una imagen y una forma de comportamiento, y
se conforma con ser así. Se niega el derecho y la obligación de hacer realidad lo escondido;
no se cuestiona hasta cuánto podría sacar de sí, hasta donde le podría llevar su capacidad
aletargada; de vez en cuando, sólo de vez en cuando, y siempre por circunstancias ajenas,
102

por pruebas que le pone la vida, desarrolla parte del potencial, pero no por propia voluntad,
sino por ese momento que ha necesitado lo más y lo mejor de nosotros, que nos ha puesto
contra la pared y nos ha dicho: ahora sé tú.
La realización nos propone ser nosotros mismos, seres individuales, por lo tanto hagamos
la pregunta en singular: realmente… ¿estoy siendo yo mismo?
Uno ES, en tanto se da cuenta de que ES; uno ES, en tanto domina las circunstancias que
le rodean; uno ES, cuando se sale de la confusión; uno ES, si está atento a su interior, si
escucha su propio silencio, si prepara el camino de acercamiento a su ser; uno ES, cuando
se enfrenta a la posibilidad inherente en cada uno de desarrollar su propia vida; uno ES,
cuando propicia cambios que aparentemente son pequeños, pero que, hechos en un
momento determinado de la vida, pueden provocar un destino diferente; uno ES cuando
utiliza la posibilidad de decidir y se atreve a ser.
Uno debe recordar que es honorable defender el propio territorio, valorar lo que ES, y
convertirse en aquello que está destinado a ser.
Todavía no llegamos a ser, con minúscula, y el motivo de la vida es alcanzar el SER, con
mayúsculas.

Mi deseo es que la paz te guíe cuando el momento adecuado rompa su quietud y tengas
que SER TU MISMO.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS

No he conocido nada ni nadie que explique mejor el Proceso de Realización que el libro
“Curso de Psicología de la Autorrealización”, de Antonio Blay Fontcuberta. Te lo recomiendo
efusivamente.

RESUMIENDO

Más que un derecho es una obligación.


Hemos venido a este mundo a desarrollar la realidad, a ser quienes realmente somos.
No hacerlo implica la pérdida del sentido de esta vida, un desperdicio de esta oportunidad,
y hasta un fracaso personal.
Realizarse es el proceso mediante el cual uno consigue llegar a ser consciente y realmente
todo lo que es en potencia.
El proceso en el que ya te hallas, es el proceso de hacerte realidad.
Te estás haciendo realidad poco a poco.
Estás comenzando a ser el que realmente eres.
Estás empezando a sacar a la luz las piezas ocultas o desconocidas que te componen.
Este capítulo es poco más que introductorio. Estate atento a los siguientes.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  19 -  LA VIDA - VIVIR

Este es el capítulo 19 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
103

“La vida no se mide por lo que respiras,


 sino por los momentos que te dejan sin aliento.”
(De la película Hitch)

“Yo no soy simplemente yo. Yo soy la Vida”.

“No hay nada peor que condenar la vida a que esté muerta”.

“Es un milagro: cada día comienza la vida”.

“La responsabilidad de procurarse una vida buena no se debe delegar”.

“Lo importante es la vida, no los adjetivos que se le van poniendo”.

“Lo único realmente valioso que posee una persona es la vida”.

“Vivir no admite aplazamientos: sólo se puede vivir ahora”.

“Vivir, y más aún vivir bien, implica asumir responsabilidades.


Vivir bien es una obligación además de un derecho”.

“La vida es el principal motivo de la vida”.

“La vida es una continua lección”.

“Quien tiene por qué vivir, puede soportar casi cualquier cómo.”
(Nietzsche)

“Durante mucho tiempo creí que la verdadera vida estaba a punto de comenzar, pero que
siempre se presentaba un obstáculo en mi camino. Primero debía terminar tal o cual cosa,
resolver algún asunto pendiente; había que cumplir un periodo en alguna parte o saldar
una deuda.
Luego caí en la cuenta de que esos obstáculos
no eran otra cosa que la vida.”
(Bette Howland).

“La profundidad de lo que vivimos no depende de lo vivido,


 sino de nuestra facultad para transformar
el acto de aspecto más trivial en una experiencia religiosa. “
(Dürckheim).

“Se marchó a vivir a una cabaña al borde de un lago para afrontar


los hechos esenciales de la vida e intentar aprender de ella,
en vez de esperar a morir y descubrir que no había vivido”.

“La vida es lo que pasa mientras tú estás haciendo otra cosa,


 y tu vida va a pasar aunque tú estés distraído”.

“Es un gran pecado acabar la vida sin vivirla.


Dios nos dio la responsabilidad de administrar la única,
irrepetible e irrecuperable vida. El día de tu propio juicio final
 te preguntarás qué hiciste y qué no hiciste en la vida”.
104

“No todo en la vida es gratis.


 Algunas experiencias tenemos que pagarlas muy caras”.

“No siempre somos conscientes de que estamos escribiendo


 nuestra historia en cada momento”.

“Vivir no es sólo respirar. Vivir es, esencialmente,


 ser consciente de cada momento”.

“En el acto de vivir no hay vacaciones”.

“La vida es personal e intransferible.


 Nadie puede vivir tu vida, ni siquiera compartirla.
 Podrás compartir tu tiempo, pero tu vida no”.

“Vivir la vida dura y cuesta toda una vida”.

 “Si corres mucho te dejarás algo en el camino y tendrás que volver”.

“Quien pase su tiempo preparándose para vivir más adelante,


 lo está perdiendo”.

“La auténtica trascendencia es vivir tu propia vida,


 ¿por qué buscas otra cosa?”.

“Las mejores cosas de la vida no se pueden comprar”.

“El arte de triunfar en la vida consiste en saber comenzar muchas veces” (Anónimo)

“Nuestra vida tiene exactamente tanto, o tan poco,


 significado como nosotros le infundamos”.
 (Liz Greene)

“La vida está compuesta por momentos irrepetibles.


Los momentos  huyen uno tras otro y sólo en fugaces ocasiones estamos atentos a vivirlos
íntegra e intensamente.
Vivir la vida es la suma de vivir todos los momentos.
Dejarse sin vivir uno puede ser tener una vida incompleta, pues aún cuando estemos
haciendo “nada” tenemos que ser conscientes de que es “nada”, precisamente, lo que
queremos hacer y estamos haciendo”.

“Si usted puede pasar una tarde perfectamente improductiva


 de una manera perfectamente ociosa, ha aprendido a vivir”.
 (Anónimo)

“El que quiera vivir mucho tiempo, que no lo pierda”.


 (Jardiel Poncela)

“Aquello que no hicimos será lo que más nos atormente;


 aquello que no vivimos, nuestro mayor reproche” .
(Antonio Gala)
105

“No estoy aquí para conmover al mundo.


 Estoy aquí para vivir mi vida en condiciones que me hagan feliz.
 Todos los demás son libres de hacer lo que quieran”

“Tú eliges la vida que quieres vivir,


pregúntate a menudo si estás viviendo la vida que quieres vivir”.

Es muy duro, pero es la realidad: cuando uno nace no le dan un libro de instrucciones de
cómo funciona la vida,
y esto de vivir es complicado a veces”.

“La persona nace para vivir, no para prepararse para la vida”.

   “Vivir es el único motivo de la vid”.

   “El gran riesgo de la vida es la no vida”.

Este no es un capítulo para solamente leer y estudiar, ni para aprenderse de memoria


todas las frases del inicio, ni para saber repetir una gran cantidad de citas célebres y de
descubrimientos ajenos, sino para apreciar lo leído hasta ahora en carne propia, para
hacerlo propio, para sentirlo con dolor o con gozo de un modo inapelable dentro de uno
mismo. Para que pase a formar parte de uno mismo y no sólo de la mente.
No hay que sentirlo en la mente, sino en el corazón.

Lo único importante en la vida es la vida.


VIVIR.
Y tener la conciencia tranquila y satisfecha de haber vivido, de estar viviendo, y de seguir
viviendo hasta el final y sin desmayo.
Todo lo demás, desde las personas muy queridas hasta los disgustos, son la salsa de
nuestra vida. Por encima de todos ellos prevalece el Uno Mismo y su vida.
Y esto no es un acto de egoísmo, egolatría, egocentrismo o egoloquesea… sino el
cumplimiento de la responsabilidad principal de cada uno.
No estamos en una única vida comunitaria (aunque jamás hemos de dejar de reconocer
que somos parte de la humanidad) sino en vidas individuales, personalizadas, y cada uno
es el que debe mandar en la suya y es el responsable único  y total.
Vivir no es tarea del destino ni algo que se va haciendo ello solo.
Esto es lo que suele pasar, pero no es lo correcto.
Muchas veces uno se queda como mero espectador de algo que parece que no va
directamente con uno mismo y, además, teniendo la sensación de ser víctima de la vida, en
vez de tomar las riendas y convertirla en una maravilla.
Uno ve pasar los acontecimientos, los lleva o mal lleva como puede, se lamenta de la mala
suerte, acusa a otro u otros de sus calamidades… y se queda quieto.
En cambio, uno debería tomar el mando, tomar decisiones, romper o crear, zanjar o
disponer… o sea, gobernar con mano firme y amorosa.
Siendo absolutamente consciente de ello.
Y no dejar pasar ni un minuto más sin resolverlo.
Mientras no se haga se está perdiendo irremediablemente la vida y casi nada es más
imperdonable, por lo que ya sabemos de la irrepetibilidad e irrecuperabilidad de la vida.
106

Una vida.
Sólo una vida.
Únicamente una vida.
Ésta.
La que estás viviendo ahora.
¡Perder la vida sin vivirla sí que es un drama!

VISTO DE OTRO MODO

Vivir, sin consciencia y sin responsabilidad, no es vivir sino ser vivido. Es derrochar el
tiempo, pero no es vivir.
Y vivir debiera ser SIEMPRE VIVIR, siempre con mayúsculas, porque vivir es un acto
mayúsculo.
Vivir no es sólo rellenar el espacio de tiempo entre el nacimiento y la muerte, sino lo que
hacemos con ese espacio o en ese espacio. No es consumir los días, no es matar el tiempo,
no es llegar a viejo del mejor modo posible y con la economía resuelta, no es nada de lo
que aparente ser solamente una explicación o una justificación: VIVIR es, simplemente,
VIVIR.
Vivir requiere, sobre todo, consciencia. Detenerse a menudo, de un modo voluntario, para
averiguar cuál es el significado de nuestra vida, cuál es su valor, y comprobar si le estamos
dando el sentido que queremos.
Comprobar si sólo estamos prestando atención y empeño a que disfruten nuestros sentidos
(que es realmente importante, pero no exclusivo), si le estamos prestando la atención que
requiere nuestra vida espiritual (que existe, aunque la desconozcamos o la tengamos
desatendida), si estamos solamente llenos de las ambiciones materiales y no de las
transpersonales, si tenemos atendidos los compromisos que hemos adquirido con nuestros
familiares, si estamos cumpliendo con nuestras metas y objetivos, si nos prestamos
atención, etc.
Si no lo hacemos así, ya se encargará la vida de proveernos una crisis seria o una situación
desagradable que nos haga parar para tomar conciencia.

La vida está compuesta por momentos irrepetibles. Los momentos que la componen huyen
uno tras otro, continuamente, y sólo en contadas ocasiones nos permitimos vivirlos con
total intensidad.
Hay que quedarse con el lote completo que es la vida, que te presta momentos de amplias
miras y placeres y con la misma generosidad intercala tragos duros, ingratos; piedras
grandes que no hay magia que convierta en granitos de azúcar y que, tal como fueron
creadas, con sus aristas, tienes que tragártelas aplastando en tu interior cuanto encuentran
a su paso. Sólo el estar abierto a la vida permite triturar esas piedras o, por lo menos,
limarlas.

La gran cuestión es… ¿vivir o VIVIR?


Con minúsculas, es consumir el tiempo que hay entre el nacimiento y la muerte.
Con mayúsculas, es ser consciente de estar vivo, conocer cuál es el motivo y el sentido de
la propia vida, conocerla y experimentarla con total intensidad, mirar hacia dentro, rezar,
reír y llorar de felicidad, creer en ti…
Hay una clara diferencia que nos decanta a elegir VIVIR.

POR SI NO LO SABES
107

La única forma de prevenir y evitar una de las partes dramáticas de la vejez –ese Tiempo
de los Arrepentimientos- es tener la conciencia tranquila de haber sido consciente de la
propia vida y haber disfrutado lo posible.
A fin de cuentas, ya sabemos que es un regalo con fecha de caducidad que hay que
aprovechar antes de que deje de sernos útil.
La vida nos propone “lo efímero”, lo “sin tiempo”; nada dura más de una milésima de
segundo, pero no aprendemos a disfrutar esa brevedad pensando que se va a repetir una y
otra vez hasta un infinito lejano.
Es conveniente utilizar los sentidos mucho más a menudo, con verdadera y provechosa
atención: son los materiales para el placer con los que la vida nos ha obsequiado. Es mejor
que haya menos pseudo-placeres de los que distraen y atontan, menos rutina y
desatención en los actos, y más recrearse en el tacto de las personas y las cosas, en el oído
de las delicadas músicas y sonidos, en el gusto de las cosas que ingerimos, en el olor de un
ser querido o de un campo, y en la vista espléndida de cualquier cosa y de todas las
bellezas.

REFLEXIONES

Algunas conversaciones acaban desembocando en una pregunta con aires esotéricos y


metafísicos: ¿hay vida después de la muerte?
En los años sesenta aparecieron una grafitis con una pregunta mejor formulada: ¿HAY VIDA
ANTES DE LA MUERTE?
Eso es lo que debe ocuparnos.
El que haya o no haya vida después, no es tan importante como el que la haya antes.
Hay mil teorías y promesas de vida después de la muerte, pero no son demostrables y, en
el caso de que la hubiera sería en otro plano que no tiene que ver con este actual, con lo
que las preocupaciones y los intereses actuales ya no serían importantes.
En cambio, que llenemos nuestra vida de vida sí que lo es.
Es vital, aunque parezca un mal juego de palabras.
La Vida sólo debiera estar llena de vida, y no de otras cosas que la menosprecian, la
malgastan, la infravaloran, la desprestigian.

La Vida es lo más grande que nos pasa en nuestra vida, pero la vemos tan “normal”, tan
“cotidiana” -porque suponemos que hay un mañana, y otro mañana, como si fueran
infinitos-, que no la respetamos y valoramos.
La vida es nuestra responsabilidad y esto deberíamos tomarlo muy en serio.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Hay vidas que se sufren, vidas que se pasan sin pena ni gloria y vidas que se viven. Si uno
se resigna a quedarse con la primera o la segunda, no puede optar a la tercera.
Si la vida es una dádiva divina, sólo por respeto ante el dador, y por responsabilidad
propia, tenemos la obligación de seleccionar la libertad y delicia que producen escoger la
tercera opción: la del cumplimiento del compromiso con el Ser Superior Creador y con
nuestro Ser Interior.
Aquí venimos a vivir y no a otra cosa.  O sea que malvivir, derrochar el tiempo de la vida,
pasar por ella sin gozarla quedándose empantanado en problemas ilusorios, e incluso en los
reales, es faltar al principio elemental que conlleva la vida que se nos otorga.
No venimos aquí para hacer de la distracción una forma de vivir o del sufrimiento el
108

objetivo prioritario.
Tenemos el compromiso, para con nosotros mismos y para con el resto de humanidad, de
colaborar con nuestra actitud en hacer un mundo mejor en el que habitar, y ayudar a
evolucionar el conjunto de los seres humanos.
Una actitud negativa siempre es contagiosa.
El optimismo, la vitalidad, la sonrisa, la esperanza, y hasta la fe, también son contagiosas.
Y más agradables.
Contagiémonos nosotros y contagiemos al mundo.

TRABAJA TÚ

No te quejes de que la vida no te da cosas buenas sin antes preguntarte:


¿por qué tiene que dármelas? o ¿qué le doy yo a cambio?

Francisco de Sales

CAPÍTULO  20 - ¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE QUIERO?

Este es el capítulo 20 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

La pregunta más difícil de responder que he encontrado, cuya respuesta no se encuentra a


través de Google, ni siquiera preguntado a los sabios y eruditos, es esta:
“Yo, REALMENTE, ¿qué es lo que quiero?”
Lo importante es que se le preste atención a ese REALMENTE.
Si uno se las da de listo, encuentra inmediatamente muchas respuestas, pero ninguna es la
que corresponde a REALMENTE.
“Yo quiero que me toque la lotería, pero un premio de esos gordos, no que me toque sólo
un reintegro”. “Yo lo que quiero es cambiar de trabajo, y ganar mucho más”. “Yo lo que
quiero es tener un Ferrari, y una casa de mil metros cuadrados con acceso directo a una
playa privada, y un yate interminable, y una cuenta en el banco con mil millones”. “Yo lo
que quiero es tener a todos los hombres o mujeres a mis pies...”
Ninguna es la verdadera respuesta a lo que REALMENTE quiero.
Lo que REALMENTE quiero no ha de ser una utopía que me consuele con ese implícito que
lleva de que es imposible.
Lo que REALMENTE quiero ha de ser una meta cercana y posible que pueda alcanzar, por la
que puedo esforzarme porque así la podré lograr.
Lo que REALMENTE quiero, cuando por fin lo averiguo, me proporciona un algo que no me
lo proporcionan las cosas materiales, las que se compran con dinero. Y no digo que estas
últimas no sean agradables, que sí lo son, pero lo que producen es efímero, no deja una
tranquilidad aposentada cuando se acaban, no dejan una paz que no necesita consolarse
con más regalos.

Primero tienes que averiguar qué es lo que REALMENTE quieres, y después tener una fe
inquebrantable en que puedes conseguirlo y, al mismo tiempo, aceptar que puedes tenerlo
y lo mereces.
109

No hay otra cosa más importante que averiguar lo que REALMENTE quiere uno, porque la
condición indispensable para poder hacerlo realidad es conocerlo.
Es muy interesante invertir todo el tiempo que sea necesario hasta averiguar la respuesta.
De que seamos capaces de encontrar la respuesta o respuestas adecuadas va a depender
el resto de nuestra vida.
Ten cuidado de no dejar que nada te distraiga de esta tarea: es de vital importancia.
Y es conveniente que, aunque ya hayas encontrado una respuesta, te sigas haciendo la
pregunta, porque admite muchas respuestas de distintas cosas que uno REALMENTE
quiere.

El hecho de no saber lo que se quiere paraliza o ralentiza el Camino que debiera ser
imparable.
Cada vez que nos planteamos la necesidad o conveniencia de hacer un cambio nos
atormentan las mismas cuestiones: ¿acertaré?, ¿cómo sé que esto es lo que tengo que
hacer precisamente y no otra cosa?, ¿y si espero un poco más para ver si se soluciona
solo?, ¿por qué me pasa esto de que durante un momento estoy absolutamente convencido
de lo que tengo que hacer pero cuando ya tengo que hacerlo me vuelven a asaltar las
dudas?, ¿todo el mundo es tan indeciso como yo?
Parece que en el momento en que tenemos más de una opción para elegir se presentan
automáticamente todas las dudas. Incluso, sería capaz de decir que cuando sólo tenemos
una opción también se presentan las dudas.
Es el miedo a nosotros mismos, a los reproches posteriores al descubrimiento de que no
fue la decisión adecuada, lo que nos frena. Es la exigencia insistente de hacer las cosas
bien lo que nos deja quietos, esperando una mano firme que nos guíe, o que se abra el
cielo y un letrero firmado por Dios nos diga qué es lo que queremos, lo que tenemos que
hacer, cuál es el pensamiento acertado… que sea el propio Dios en persona, o los Espíritus
Iluminados Superiores o, por lo menos, los mil sabios de Grecia, quienes se disputen el
privilegio de ser nuestros asesores personales, y nos allanen la senda que nos puede llevar
a descubrir, de una forma indiscutible, la respuesta exacta a la gran cuestión: y yo,
REALMENTE, ¿qué quiero?
El que tengamos la estupenda libertad de poder decidir qué queremos lleva implícita la
responsabilidad de tener que decidirlo, y en un paso posterior y no menos complicado,
tener que realizarlo.
Mientras no sepamos qué queremos estaremos relativamente tranquilos porque podremos
seguir en la inacción, en la espera improductiva de una respuesta.
Hasta cierto punto, es comprensible la desidia, el no querer escuchar la inquietud, porque
mientras uno no sabe lo que quiere no tiene por qué convertirlo en realidad, pero una vez
que encuentran las respuestas, se queda sin tan magnífica excusa, y tiene que hacerlo.
Otra razón que estanca en el encuentro de las respuestas es nuestro desconocimiento
interior. No somos conscientes de que conviven con nosotros, por lo menos, dos
saboteadores natos.
El primero, es la ignorancia de que tenemos posibilidades de encontrar las respuestas y el
derecho de que así sea. Se trata, simplemente, de escucharnos. De prestarnos atención. De
dejar hablar al corazón, o al Niño que es libre y pregunta con curiosidad obedeciendo a sus
impulsos naturales. De deshacernos de los miedos. De amarnos. De ser conscientes de la
responsabilidad que adquirimos con nosotros mismos cuando llegamos al mundo:
procurarnos la mejor de las vidas posibles.
Tenemos que hacernos la pregunta sin miedo y sin complejos. Sin prejuicios. Sin
boicotearnos.
Una vez escuché contar a una persona cómo hay que dirigirse a Dios –o al Universo o a
quien cada uno crea que realiza esa tarea- cuando se le pide algo, y dijo que es pidiendo a
110

lo grande, sin cobardía, con confianza en el merecimiento y en que Lo va a conceder, pero,


sobre todo, repetía, pedir a lo grande. Decía que si uno se presenta apesadumbrado por la
modestia y con una humildad rastrera, diciendo: “Señor, yo sé que soy poca cosa, que soy
un gusano, nada más que un gusano, pero vengo a pedirte…” antes de que termines de
pedir, te dará una hoja de lechuga.
Si somos juiciosos, averiguaremos que tenemos la fuerza interior y la sabiduría para
conseguir las respuestas atinadas, ya que es una pregunta de múltiples respuestas, porque
ese cuestionarse REALMENTE qué quiero se ha de realizar para todas las facetas y asuntos
de la vida.

El segundo saboteador que nos estanca es el miedo a conocer la respuesta.


Nos asusta.
Por lo que ya dije anteriormente: si la conozco ya no puedo seguir en el estancamiento y
diciendo no lo sé. Ahora debo ponerme en marcha.
Y si aún no he descubierto toda la valentía de la que puedo disponer, ni toda la fuerza que
tengo a mi servicio, o no soy capaz de hacer por mí lo que debería hacer por mí, tendré la
amargura de saber lo que quiero pero no hacer lo necesario para conseguirlo.
¿Y si uno descubre la respuesta auténtica pero no le gusta?, ¿o le parece demasiado
complicada o no adecuada?, ¿o cree que va a ser imposible de realizar y eso le va a crear
frustración?
Esta es, por supuesto, la parte poco agradable. No todos los casos son iguales.
Hay personas que están ansiosas por encontrar la respuesta para ponerse inmediatamente
en marcha y concederse la delicia de vivir de acuerdo con los deseos interiores y
satisfacerlos… y lo consiguen.

ATENCIÓN

La pregunta aparentemente es una pregunta egoísta. Pero no lo es.


La pregunta no es qué debo…, qué tengo qué…, qué esperan los demás…, qué sería
conveniente para quedar bien y para no molestar…
El planteamiento es un acontecimiento de autoafirmación, de valentía, de sacar a relucir la
autoestima, de defender los derechos, de poner las cosas en su sitio verdadero.
¿Qué quiero YO para MÍ?
¿Tengo mi permiso para pensar en mí, para trabajar a favor mío?
¿Tengo libertad para plantearme la pregunta con el riesgo que conlleva de encontrar la
respuesta y sentirme obligado a acatarla?
Y si la encontrara… ¿voy a hacer lo que tenga que hacer cueste lo que cueste?

ATENCIÓN

Es necesaria la honradez para descubrir el deseo, pero después se necesita el coraje para
llevarlo a la práctica. De nada vale simplemente tener la teoría, de poco sirven las
repeticiones como mantras de los pensamientos positivos, y de poco las reflexiones
sesudas, si al final todo se queda en un proyecto de buenos propósitos.

SOLUCIONES O SUGERENCIAS

Si te haces la pregunta tal como está planteada te puedes quedar estancado en ella,
111

porque es poco precisa y la mente no sabe por dónde tirar.


Una solución podría ser hacérsela directamente al corazón, o al Niño Libre, y pedirles
muchas respuestas dejando que se explayen.
Otra solución podría ser especificarla más, añadir algo que la identifique con un área
concreta. Por ejemplo, qué quiero REALMENTE hacer en el amor, en el trabajo, con mi
familia, con cierta persona, en mis ratos libres, para disfrutar más…

TRABAJA TÚ

“Qué es lo que REALMENTE quiero” es una pregunta cuya respuesta es absolutamente


personal e intransferible. Algo que debes averiguar por ti mismo. No vale copiar. No puedes
quedarte con los deseos de los demás, sino que has de tener la osadía de averiguarlo por ti
mismo y la honradez de concedértelo después.
Es adecuado revisar a diario la lista de las cosas que se han encontrado una vez que
comiencen a aparecer las respuestas. Y seguir atento para añadir más, porque es posible
que una vez que uno se atreva –por fin- a hacerse la pregunta y a reconocer el derecho a
cumplir lo que quiere, se venza la “vergüenza y se pidan más cosas. Lo cual estarás muy
bien.
El siguiente paso es… respetar esa lista.
Al mismo tiempo que se hace una de “lo que sí quiero”, se puede hacer otra de “lo que no
quiero”.
Te presto algunos deseos o ideas para que sepas más o menos por dónde empezar. El
orden en que aparecen aquí no es necesariamente el obligatorio ni aparece reflejado lo que
cada uno puede desear.

SER YO MISMO
DESCUBRIRME
PAZ
SABIDURÍA
TENER LA MENTE MÁS ACTIVA
TENER MÁS SEGURIDAD EN MÍ MISMO
TENER UNA AUTOESTIMA CORRECTA
CUIDAR MI CUERPO Y LAS COMIDAS
REFLEXIONAR
DEJAR DE PERDER EL TIEMPO
VIVIR
JUGAR
REÍR
SER ORIGINAL, SER CREATIVO
TENER CAPRICHOS Y CONCEDÉRMELOS
HACERME FELIZ
HACER FELICES A LOS DEMÁS
AYUDAR AL PRÓJIMO
ELIMINAR DE MI IVDA LO QUE ES PRESCINDIBLE
ESTAR ATENTO A LA VIDA Y A QUE ESTOY VIVO
BUSCAR Y ENCONTRAR COSAS PLACENTERAS
EVITAR TENER MOTIVOS DE ARREPENTIMIENTO

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL


112

REALMENTE… ¿Qué es lo que quiero?


La religión es, sin duda, uno de los aspectos que preocupan o interesan a muchas las
personas. La fe profunda, la falta de fe, la fe tambaleante, las dudas que jamás encuentran
claridad… la religión da argumentos suficientes para hacerse preguntas sobre lo que
REALMENTE uno quiere.
Dios… Lo Superior… el origen y el destino… la bondad… el alma… ser o no ser buena
persona… hay tantos asuntos sobre los que averiguar lo que REALMENTE quieres…

REFLEXIONES

Ya te has hecho las grandes preguntas: ¿quién soy?, ¿por qué estoy aquí?, ¿cuál es el
sentido de la vida?, ¿soy feliz?, etc…
Las respuestas a todas ellas son muy importantes, pero son todas cuestiones más o menos
filosóficas y de principios que no llevan a la acción. Se contestan con la mente, o a veces
con la emoción, pero no empujan a actuar como pueden hacer las respuestas a esta
pregunta: “yo, REALMENTE, ¿qué quiero?”

No vale preguntar: ¿A mí qué me gustaría?


No vale preguntar: ¿Qué se espera de mí?
La gran pregunta es para mí sin tener como objetivo satisfacer a los demás, sin sensación
de egoísmo o ambición.
Porque uno puede hacer lo que quiere si sabe lo que quiere.
Porque si uno dice “a mí me gustaría…” se queda en una ilusión, pero si uno afirma “yo
quiero”, implica un deseo que tiene una fuerza firme, un deseo ardiente, una aspiración que
no ofrece rastros de falsedad, que nace del Ser que Soy, real y efectivo, y que lleva en sí la
intensidad y la energía necesaria para poner en marcha lo que decida que quiero.

RESUMIENDO

Es inaplazable. Es una pregunta para ahora... y para siempre. Para repetirla continuamente
y para ser exigente con que sea respondida.
No valen otras respuestas, sólo vale TU RESPUESTA.
Y no hay una única respuesta: puede haber muchas y ser todas ciertas.
Dedica tiempo y atención a contestarla.
Esto merece más de una reflexión.
Más de una vez.
Mejorará –sin duda- tu vida.

Francisco de Sales
CAPÍTULO  21 – EL PLAN DE VIDA – EL GUIÓN DE VIDA

Este es el capítulo 21 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino
que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”.
(Gabriel García Márquez)
113

Según el Análisis Transaccional, el Plan de Vida es un proyecto dirigido al futuro pero, al


mismo tiempo, viviendo el presente. Está dirigido a un futuro que ya está comenzando, o
sea que no es solamente un buen propósito que se puede aplazar y aplazar a la espera de
que llegue ese futuro dentro de algún tiempo.
Consiste en cambiar los Mandatos por Permisos, mediante los Permisores. (Ver el capítulo
de los Mandatos)
La base es la Re-decisión, que consiste en abandonar las decisiones que uno se vio forzado
a tomar en la infancia, con las cuales se elaboró el Guión de Vida, “allí y entonces”, y tomar
decisiones nuevas adecuadas al actual “aquí y ahora”.
El Guión de nuestra Vida nos lo escribieron quienes nos educaron: no nos dijeron quiénes
somos, sino quiénes querían que fuésemos; no nos ayudaron a prepararnos para nuestro
futuro natural, sino que nos inventaron el que les interesaba o les parecía conveniente, y
hasta nos inculcaron SU modo de hacerlo realidad; casi siempre nos prohibieron que
fuésemos tal como somos, y nos “amaestraron”, nos hicieron autómatas en gran parte, nos
llenaron de amenazas y castigos si nos salíamos del camino que ellos nos trazaron, y nos
llenaron de miedos con los peligros que estaban acechándonos si dejábamos de seguir sus
indicaciones.
Así hemos llegado hasta este aquí y ahora.

Se puede cambiar cualquier cosa que se quiera cambiar pero con una condición: primero
hay que quererlo de un modo intensamente vivencial, como si no se pudiera seguir
existiendo en el modo actual y uno quisiera salir de él a cualquier precio, como si lo
presente ahogara y aplastara, como si fuésemos a morir en caso de no cambiar. Y es que,
realmente, es así: seguir tal como uno está es estar perdiendo la vida o, cuanto menos, el
tipo de vida al que uno puede aspirar.
No vale sólo con quejarse y sentirse víctima, porque verdaderamente uno está sufriendo o
consumiendo la vida en vez de disfrutarla y está utilizando un mal modo de vivirla. Cuando
esto sucede es una realidad y no sólo una sensación.

Para salirse del Guión uno debe responsabilizarse de las decisiones que tomó –más bien
que le “obligaron a tomar”, pero a pesar de ello hay que responsabilizarse- en su momento,
y debe hacerlo con el corazón generoso, siendo consciente de que las decisiones que tomó,
fueran las que fueran, son las que tuvo que tomar o las que pudo tomar en la situación y
con los acontecimientos de aquel entonces.
POR ESO NI SIQUIERA UNO MISMO TIENE DERECHO A JUZGAR, DESDE LA MENTE Y LAS
CIRCUNSTANCIAS ACTUALES, A AQUEL NIÑO POR LO QUE HIZO ENTONCES.
Uno ya no es el mismo. EN AQUEL TIEMPO DE LA INFANCIA TENÍA QUE SOBREVIVIR COMO
FUERA y por eso hizo lo que hizo.
Ahora es otro momento.
Ahora uno puede tener más fuerza y más claridad, por eso lo quiere resolver, pero lo ha de
hacer sin buscar culpables. Más bien, agradeciendo a aquel niño su buena intención y su
esfuerzo y sacrificio, porque ha permitido llegar a este aquí y ahora.

Deberá ser uno muy consciente de los mandatos, para que no le boicoteen el Plan de Vida,
y deberá encargarle al Adulto la responsabilidad de su realización, pero advirtiéndole que
tenga en cuenta las aportaciones positivas del Padre Nutritivo y del Niño Natural.
Uno no emprende un viaje sin saber a dónde va. Lo organiza con tiempo, prevé los sitios
114

que quiere visitar, incluye las cosas que le van a agradar, y hace lo posible para que todo
salga bien.
Pues lo mismo se debe hacer con el viaje de la vida.
Es más: es obligatorio.

En el proceso se implican diferentes estados del yo.


El Adulto, que es a quien el Yo Observador le ha hecho ver la situación, se ha dado cuenta
y ha decidido cambiar, y será él quien dirija la parte práctica de todo el proceso. Tiene que
ser muy riguroso con el Padre Crítico y hacerle ver que algunos de los mandatos que nos
inculcó en la infancia no son válidos, son contraproducentes, y hay que cambiarlos.
El Padre Nutritivo es quien tiene que apoyar al Niño y enriquecerle. Tendrá que dar permiso
al Niño para que desobedezca al Padre Crítico en lo que éste siempre le ha exigido, y para
que haga alguna de las cosas que siempre le han estado prohibidas.
El Padre Crítico tiene que asumir y reconocer sus errores, y dar contramandatos para que a
partir de ahora el Niño actúe de otro modo. Este permiso del Padre Crítico lo que hace es
contactar con la energía retenida en el Niño Libre y liberarla.
El Niño es el responsable de pedir, sin miedo y sin censura, todo lo que necesite: compañía,
caricias, creatividad, éxito, reconocimiento…
El Niño necesita sentirse suficientemente protegido para poder creer en los nuevos
permisos, porque al desobedecer los mandatos anteriores va a hacer algo que es muy difícil
para él; en su mentalidad, desobedecer es algo prohibido que puede ser castigado. Tiene
que sentir un apoyo firme, y la seguridad de que no le va a pasar nada por desobedecer.

Los pasos son los siguientes:

1 - Conectar con el Adulto y formar alianza con él.


2 - Crear el plan, y verificar que el Adulto esté de acuerdo.
3 – Dar permiso al Niño para que desobedezca al Padre.
4 – Ofrecer protección ante las consecuencias.
5 – Reforzar diciendo al Adulto que todo está bien.

NO ES MAGIA: JAMÁS SE HACE ELLO SOLO. HAY QUE HACERLO, ESFORZARSE, Y


COMPROBAR QUE SE VA CUMPLIENDO, HASTA ALCANZAR LA PERFECCIÓN EN EL ARTE DE
SER Y VIVIR.

Los permisos necesarios en la vida son:

1 – Ser y/o Existir.


2 – Sentir.
3 – Hacer.
4 – Pensar.
5 – Ser Uno Mismo.
6 – Triunfar.

Y los permisos ante cada uno de los mandatos serán de este modo:
115

No vivas      ¡¡VIVE!! (de un modo imperativo)


No disfrutes   Puedes disfrutar; es bueno que disfrutes.
No pienses      Puedes pensar por ti mismo.
No sientas      Tienes derecho a sentir.
No hagas      Puedes hacer y experimentar.
No seas tú mismo Es bueno que seas tú mismo. Puedes ser distinto.
No triunfes      Tienes derecho a triunfar, a conseguir tus propósitos.

Es más efectivo que el permiso venga de fuera, que sea otra persona, real, quien lo dé.
Para ello es necesario que esa persona tenga en sí misma el permiso que nos vaya a dar. Si
no es así no funciona: se capta la incongruencia, y carece de la fuerza de convicción que se
necesita, y se desarticulará fácilmente.
Habrá que tener cuidado con que no se produzcan los peligros que puede conllevar esto: de
una parte, prepotencia por parte de quien da el permiso, y de otra, dependencia de quien
lo recibe. Hay que buscar una persona de confianza.

VISTO DE OTRO MODO

El Análisis Transaccional distingue claramente entre “guión de vida” y “plan de vida”.


El guión nos lo han escrito otros (nuestros educadores de la infancia) y nosotros solamente
somos los actores que interpretan el papel de ese guión. En el cine, o en el teatro, el actor
interpreta el papel del guión, pero es consciente de que él no es el guionista, y que en
cuanto termine la representación dejará el personaje y retomará su verdadera
personalidad. Nosotros, en cambio, nos creemos que el guión es nuestro, y no somos
capaces de salirnos del personaje. Seguimos siendo el personaje a todas horas.
El plan de vida es un proyecto que se hace en el presente, para el presente y el futuro
(abierto por tanto a incorporaciones de nuevas cosas que vayamos descubriendo o a
modificar las que vayan evolucionando), desde una decisión consciente (esta vez es uno
quien decide y no es una imposición externa), siendo absolutamente realista (sin ningún
tipo de engaño ni fantasía que sea imposible llevar a la realidad, porque eso solamente
llevaría a una nueva frustración, una bajada de la autoestima y posiblemente una
depresión) y valorando del todo el aquí y ahora de cada uno.
Y esto último hay que tenerlo muy en cuenta para evitar las utopías y los proyectos de
imposible ejecución.

El plan de vida puede ser todo lo simple o complejo que uno quiera. Puede tener tantos
capítulos como se deseen, y tantos subcapítulos o apartados como uno considere necesario.
Mi recomendación es empezar con lo poco que se tenga al principio, pero estando abierto y
atento a enriquecerlo cada vez más con matices e ideas que se nos vayan ocurriendo, que
nos aporten otros o nos lleguen de otro modo, o bien que desarrollemos a partir de cosas
que veamos en los demás. Pero no hay que copiarlos literalmente, sino que cada uno tiene
que adaptarlo a sus propias circunstancias.
El Plan, al principio es una casa vacía.
Con una casa vacía podemos hacer dos cosas: entregarle las llaves a un decorador y decirle
que la llene de muebles (con lo cual no participaríamos en el desarrollo de nuestra casa-
Plan de Vida. Acabará siendo muy bonita, de portada de revista, pero cuando entremos en
ella no tendremos la sensación de que es nuestra casa) y esto sería el equivalente a copiar
textualmente un Plan de Vida ajeno o uno de esos de manual que aparecen en muchos
libros.
116

La otra opción es poner lo básico para empezar a vivir y luego, poco a poco, buscar cosas
que nos gusten, e ir añadiendo un día un cuadro y otro día una lámpara hasta que esté
completa “nuestra auténtica casa”, que sería el equivalente a diseñar nuestros principios
básicos, comenzar con ellos (aunque esté poco amueblada la casa) e ir incorporando
nuevas cosas a medida que vamos descubriéndolas.

TEN ESTO EN CUENTA

MI MÁXIMA HONRADEZ PRESIDIRÁ TODO LO QUE HAGA A PARTIR DE AHORA, JUNTO CON
EL RESPETO PROPIO Y MI DIGNIDAD PERSONAL.

¿QUÉ PASOS HAY QUE DAR Y QUÉ TIENE QUE APARECER UN PLAN DE VIDA?

LA BÚSQUEDA - ¿Quién eres? ¿Dónde estás en este momento?

DESCÚBRETE – este es el paso previo imprescindible. Desenmascarar al personaje,


deshacerte de él. Empezar a Ser Uno Mismo.

REVISA TUS PRINCIPIOS – desecha los que no te valgan y aquellos en lo que ya no crees.
Incorpora nuevos si los necesitas. Presta mucha atención a esto porque es la base de la
persona que serás a partir de ahora.

REVISA TU ESCALA DE VALORES – tienes que tener muy claros cuáles son; qué aparece en
primer lugar y es casi sagrado, y qué es lo que menos o nada te importa. Tu escala de
valores también es absolutamente personal: lo que sea importante para otras personas no
tiene por qué serlo para ti, y viceversa. Respétala y, mediante la asertividad, haz que los
demás la respeten.

REVISA TUS FILOSOFÍAS DE LA VIDA COTIDIANA – Todos los días haces mil cosas; ahora
has de saber por qué las haces y si vas a seguir haciéndolas o las vas a modificar. Tu Yo
Observador ha de estar muy atento y darte información. Se trata de cuestionar todo lo que
haces, verte como si no te conocieras, preguntártelo todo. Necesitas saber por qué actúas
así y si te sientes identificado con las cosas que haces y con el modo de hacerlas.

REVISA TUS FILOSOFÍAS ESPIRITUALES – Me refiero a todo aquello que es transpersonal,


lo que sabes que sobrepasa lo humano y lo cotidiano. No tiene que ver con la religión: es
Lo Superior, Lo Divino, Lo Místico…

CREA TU PROPIA RELIGIÓN – Funda una nueva religión si lo crees conveniente. Aprovecha
lo que te parezca más interesante de cada una de las que conozcas. Atrévete. En todas hay
un Dios, se llame como se llame, y en todas está el Amor. Tienes que tener una religión en
la que creas firmemente y tienes que crecer en ella y respetarla.

INVENTA TUS PROPIOS MANDAMIENTOS – Y cúmplelos. A rajatabla. Toma como referencia


los de alguna religión si eso te ayuda, o invéntalos, pero defiende su cumplimiento. Si no
matas que sea por voluntad propia, y no porque haya un mandamiento en una religión que
así lo exija. Si amas al prójimo como a ti mismo, que sea por voluntad propia de tu
naturaleza y no por obedecer a un mandamiento (y, además, no se puede amar por
obligación)
117

MARCA UNAS NORMAS – que han de ser de escrupuloso cumplimiento. Todo lo que sea
relacionado con el Plan de Vida es sagrado: no permitas que nadie, ni siquiera tú, le falte al
respeto o lo destruya.

LO QUE SÍ Y LO QUE NO – Coge dos folios y empieza a escribir todo lo que para ti será, a
partir de ahora, y en adelante, SI o NO, SIEMPRE o NUNCA… y sé irreductible en su
cumplimiento.

LO IMPORTANTE – puede ser algo de lo que aparece en tus principios, tu escala de valores,
tus mandamientos… o puede ser algo nuevo, así que coge otro folio y pon en él lo que para
ti es VERDADERAMENTE importante.

LOS DEMÁS – no somos casi nada sin los demás. Juegan un papel imprescindible en
nuestra vida, así que piensa sobre ellos. ¿Qué lugar van a ocupar en tu vida?, ¿cómo te vas
a relacionar con los demás?

SÉ REALISTA – es una condición innegociable a la hora de hacer el Plan: que todo lo que
pongas en él lo puedas realizar, aunque sea con esfuerzo. Los proyectos que sean
imposibles te crearán frustración, afectarán negativamente a tu autoestima, te harán creer
que eres un fracasado. Por lo tanto…¡sé realista! Siempre estás a tiempo de añadir más
cosas más adelante a medida que te veas capacitado para más.

Y TÚ, REALMENTE, ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES? – la pregunta más trascendental, más difícil
de responder, más enriquecedora, ennoblecedora y clarificadora de cuantas hay. Dedícale
todo el tiempo que te requieran sus respuestas. Háztela a menudo y déjala que vayan
variando las contestaciones: verás que cada vez son nuevas, y cada vez más profundas,
más sencillas, y más cercanas a la realidad.

RESUMIENDO
Con toda esta información y tiempo (y unos folios y un bolígrafo), un tiempo absolutamente
enriquecedor que sin duda cambiará el resto de tu vida, ya puedes hacer esa Hoja de Ruta
para tu vida que es el Plan de Vida. Lo que vas a hacer es algo más que una revisión de
principios: es poner la base para hacer lo que realmente quieres hacer en tu vida con tu
vida.

QUIZÁS NUNCA ENCUENTRES UNA MEJOR INVERSIÓN QUE ESTA.

NOTA: A todos los que se sientan interesados por ampliar más información sobre este
capítulo, y además le va a aportar muchas otras cosas más, le recomiendo que conozcan y
aprendan todo lo que puedan acerca del Análisis Transaccional.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  22 – LA AUTOESTIMA

Este es el capítulo 22 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
118

(Te sugiero que, aunque creas que tienes una buena autoestima, leas lo que sigue. Hay
algo más que consejos para quien tiene mala autoestima)

“Prometo no abandonarme nunca más.”


 (Franco Batiatto).

“Las personas con alta autoestima no se sienten superiores a los demás;


no buscan probar su valor comparándose con los demás.
Disfrutan siendo quienes son, no siendo mejor que los demás.”
(Nathaniel Branden)

"La peor desgracia que le puede suceder a un hombre


 es pensar mal de sí mismo."
(Goethe)

“Autoestima es igual a auto-respeto, y eso no es egoísmo”.

“La mayor injusticia que podemos cometer para con nosotros mismos
es no desarrollar bien la autoestima. Sólo sentir compasión propia,
e instalarse en ella,
es una razón que nos condena irremediablemente a una vida miserable”.

“La lucha por la autoestima sí vale lo que exige. Sea lo que sea”.

(Te sugiero que, aunque creas que tienes una buena autoestima, leas lo que sigue. Son
algo más que consejos para quien tiene mala autoestima)

Nota.- Este capítulo es amplio porque está escrito desde diferentes puntos de vista. La
autoestima es un asunto tan importante, que lo merece. La intención es que lo comprendas
bien de uno u otro modo. Disfrutar una buena autoestima es imprescindible, pues estamos
construidos sobre ella y es la base de nuestra personalidad.

Un día, una querida amiga me dijo que tenía la autoestima baja porque creía que “era
nadie”; le contesté que yo, que tengo la autoestima en su sitio, sé claramente que soy
nadie.
La diferencia entre nosotros está en cómo sentimos la misma cosa.
Ella, que sigue enganchada a su Yo Ideal, se da cuenta de que se había propuesto ser
alguien, y no lo está consiguiendo, lo que le crea un malestar tan profundo que le afecta a
su autoestima.
Yo, en cambio, sé claramente que soy nadie, y no necesito ser alguien. Soy Yo Mismo, y
soy consciente de que no es necesario ser alguien para ser Uno Mismo, y que ninguna
persona es alguien, y que no se necesita ser alguien, sino saber y estar convencido de que
no cambia nada por ser o no ser alguien.

No vale con decir que la autoestima me venía defectuosa de nacimiento, que no me


funciona el motor de la responsabilidad, o que el manual de instrucciones de mi vida me
119

venía escrito en chino mandarín y no lo entiendo. Nuestra responsabilidad es preservarla


para que se mantenga intacta y en el nivel correcto.
Debemos plantearnos como objetivos básicos aliviar el sufrimiento que su incorrección nos
provoca, e incrementar la felicidad, que queda mermada por el mismo motivo.

Elevar la autoestima es algo más que eliminar los aspectos negativos: es conseguir los
aspectos positivos.
Un ser humano merece respeto.
Y cada uno es un ser humano.

Todos tenemos ciertos yoes que nos ayudan y otros yoes que tratan de destruirnos o,
cuanto menos, no colaboran. Todos esos yoes somos nosotros, o sea, forman parte del Yo
que los agrupa.
Mejor dicho, estamos siendo todos los yoes en este instante. De momento, y mientras no
se establezca una autoestima correcta, por lo menos no debemos boicotearnos.

A LO LARGO DE LA VIDA ESCUCHAREMOS MUCHAS OPINIONES ACERCA DE NUESTRA


VALÍA, PERO NINGUNA ES TAN IMPORTANTE COMO LAS QUE NOS HAGAMOS NOSOTROS.

La autoestima se funda en el respeto: uno se ha de respetar a sí mismo si quiere que los


demás le respeten. Todos los humanos merecemos amor y respeto pero, por encima de 
todos, el propio amor y el propio respeto.
Es una absoluta injusticia ser generoso y comprensivo con los demás y no serlo con uno
mismo.

En nuestro nivel de autoestima influye mucho cómo nos sentimos aceptados por las
personas que son importantes para nosotros.

BAJA AUTOESTIMA:

Ir por la vida con la autoestima baja es ir cargado con un lastre innecesario, acompañado
de un enemigo traicionero y cruel, y con el freno de mano puesto.
De la baja autoestima, o de la falta de ella, es de donde nace una grandísima parte de la
infelicidad.
Si fuésemos capaces de comprender que somos un milagro, que somos afortunados por
poder estar en el mundo y disponer de una vida; si valorásemos la vista, el tacto, los
sentimientos, las emociones, el sol, la gente que nos quiere, los abrazos que recibimos,
aquel tiempo que pasamos en brazos de nuestra madre… no podríamos hacer otra cosa en
todo el día más que dar gracias a Dios.

Está demostrado que tanto la autoestima como la asertividad influyen en el sistema


inmunológico.
Si nuestra autoestima es positiva, nos otorga resistencia, fuerza y capacidad de
regeneración.
Cuando es baja, es menor la capacidad de enfrentarse a las adversidades de la vida.
120

Caemos ante ellas y eso contribuye aún más a consolidar nuestra baja autoestima. Y ya ni
siquiera es el círculo vicioso, sino que es una espiral que cae llevándonos cada vez más
hacia el centro de la total desdicha.

EL SUFRIMIENTO NOS IMPIDE EXPERIMENTAR LA ALEGRÍA.

OTORGAMOS MÁS PODER A LO NEGATIVO QUE A LO POSITIVO.

AUTO ESTIMA CORRECTA:

La autoestima no ha de ser alta ni baja, sino correcta. La autoestima excesivamente alta


puede derivar en orgullo, prepotencia, vanidad, soberbia…
Tener una buena autoestima está al alcance de cualquiera, porque no es necesario ser
alguien importante o rico o inteligente o triunfador para conseguirlo.
Cada uno es lo que es y tiene lo que tiene: circunstancias, vivencias, apoyos, dificultades, y
cosas a favor y en contra.
La autoestima correcta es saber apreciarnos con imparcialidad, y no crear un héroe donde
no lo hay, pero tampoco desdeñarnos, ni menospreciarnos, ni despreciarnos. Tasarnos en
la justa medida, en el valor exacto. No engrandecernos si es incierto ni tampoco valorarnos
incorrectamente.

POSITIVISMO

Ni disculpas, ni arrepentimientos. Ni lástima, ni compasión, ni victimismo. Ni detenerse, ni


rendirse. Ni amargura, ni agachar la cabeza, ni echar nada en cara.
El diálogo con uno mismo ha de ser positivo y constructivo.
Vamos a concentrarnos en conseguir éxitos y vamos a desengancharnos de los fracasos.

JUSTICIA

Vamos a utilizar para con nosotros la misma vara de medir que aplicamos con los demás.
Vamos a encontrar la equidad y la justicia en nuestra valoración.
Habremos de reconocernos y saber valorar cada uno de los pequeños adelantos.
Enhorabuena, lo he hecho bien.  Felicitaciones. Y, además, he sido capaz de reconocerlo.
Otra vez enhorabuena y felicitaciones.
Es imperdonable no valorarse en la justa medida y no respetarse.

RESPONSABILIDAD

Yo soy responsable de mí.


Nadie más.
En manos de nadie debo dejar tan importante asunto.

PRIMEROS PASOS

No es conveniente buscar ni esperar resultados espectaculares desde el primer momento.


Este es un proceso lento que ha de ser constante.
Que los primeros pasos sean cortos pero seguros.
121

No pretender comenzar con cosas imposibles.


Marcarnos una disciplina en que el deseo de mejorar es continuo, en cada oportunidad, en
cada situación, en cada pensamiento. Es nuestro objetivo primordial. Deseamos dedicarnos
a ello con vocación e intensidad.
 

EVITAR

Pesimismo.
Críticas desproporcionadas y destructivas.
Aburrimiento.
Desesperación.
Pereza.
Impaciencia.
Compañías o amistades negativas.
Actitudes destructivas.
Comportamientos improductivos.

FOMENTAR

Curiosidad.
Creatividad.
Confianza.
Alegría.
Amor.
Sistema de premios y recompensas.
Balances personales justos.
Buscar apoyos y gente que nos anime.
Tener una lista con todas nuestras cualidades, valores y talentos, y actualizarla
continuamente añadiendo los logros que se van consiguiendo.
Pedir ayuda si es necesario.
Entusiasmo.
Preguntarnos sin miedo.
Escucharnos sin miedo.
Crear proyectos y realizarlos.

SOLUCIONES Y SUGERENCIAS

MOTIVACIÓN  - Conviene tener claro el concepto del merecimiento. Tener un propósito


firme. Encontrar razones y fortalecerlas:

Porque lo merezco…
Porque no quiero seguir sufriendo…
Porque lo deseo…
Porque…
Porque…
Porque…

AMOR PROPIO – dedicarte un atento cuidado y caricias constantes.   El amor tiene que
122

estar en ti. No tienes que buscarlo fuera. El desamor y la falta de respeto son los peores
pecados que uno puede cometer contra sí mismo.

VOLUNTAD – y fortaleza y confianza.

NO FALLAR – bajo ninguna excusa ni concepto. Ganarás en credibilidad si no fallas, con lo


que fortalecerás la autoestima.

RESPETO – personal en cualquier circunstancia.

COMPRENSIÓN – has de reconocer que en este momento eres víctima de tu nivel de


autoestima, pero también tienes que comprender que eres responsable de llevarla al sitio
adecuado, ya que mientras no esté equilibrada tú serás el sufridor de ello. Reconocer que
uno se ha equivocado es demostrar que hoy se es más sabio que ayer.

COMPASIÓN - La autoestima no es merecedora de lástima, sino de valoración justa y


precisa. En vez de sentir compasión, mejor sentir con pasión. Si quieres, puedes.

VOLUNTAD DE PERDÓN – si la comprensión ha sido correcta, verás que ya no es necesario


el perdón. Pero si crees que necesitas perdón, que sea del todo sincero, generoso, cariñoso,
abierto, muy humano…

MENTE EN BLANCO SIN ANOTACIONES DEL AYER – es lo mejor: empezar de cero, sin
victimismo ni culpabilidad.

DIGNIDAD PERSONAL – Uno ha de considerarse merecedor de lo bueno: una buena vida,


una buena personalidad, un respeto inmejorable.

IDEAS

Muchos personas opinan que la repetición de frases con orientación positiva refuerzan o
modifican las ideas interiores personales y que son útiles para terminar de convencer a lo
dubitativo que habite en nuestro interior.
Por si te son de utilidad, te relaciono algunas.
Además, puedes crear más y usarlas, personalizadas, exclusivas para ti.

AFIRMACIONES SOBRE UNO MISMO QUE APOYAN LA AUTOESTIMA:

- Yo tengo derecho a existir.

- Yo tengo un gran valor para mí mismo.


- Yo tengo el derecho a satisfacer mis necesidades y deseos, y el derecho a considerarlos
importantes.

- No estoy en la tierra para cumplir las expectativas de nadie; mi vida me pertenece. Y esto
vale igualmente para cualquier otro ser humano. Cada persona es el propietario de su vida
y no está en la tierra para cumplir mis expectativas.

- Yo no me considero propiedad de nadie y no considero a nadie propiedad mía.


123

- Yo soy una persona encantadora.

- Yo soy una persona admirable.

- Las personas a las que admiro y respeto me apreciarán y respetarán.

- Debo tratar con los demás de manera justa y equitativa y los demás deben tratarme justa
y equitativamente.

- Merezco ser tratado cortésmente y con respeto por todos.

- Si la gente me trata de manera descortés o irrespetuosa, eso es un reflejo de ellos, no de


mí. Sólo será un reflejo de mí si acepto como correcto el trato que me dispensan.

- Si alguien a quien aprecio no me corresponde, puede resultar desalentador o incluso


doloroso, pero no es un reflejo de mi valía personal.

- Ninguna otra persona o grupo tiene la potestad de determinar cómo tengo que pensar y
sentir respecto a mí mismo.

- Yo confío en mi mente.

- Yo veo lo que veo y sé lo que sé.

- Me conviene más conocer la verdad que “darme la razón” a expensas de los hechos.

- Si yo persevero, puedo comprender las cosas que tengo que comprender.

- Si yo persevero, y si mis metas son realistas, yo soy competente para conseguirlas.

- Yo soy competente para hacer frente a los retos básicos de la vida.

- Yo merezco la felicidad.

- Yo soy “suficiente” (esto no quiere decir que no tenga que aprender nada más ni crecer
más; significa que tengo el derecho a aceptarme a mí mismo).

- Yo soy capaz de recuperarme de una derrota.

- Yo tengo el derecho a cometer errores; ésta es una de las maneras de aprender. Los
errores no son la razón para condenarse a uno mismo.

- Yo no sacrifico mi criterio, ni pretendo que mis convicciones son diferentes de lo que son
para conseguir popularidad o aprobación.

- No es lo que “ellos” piensan, es lo que yo sé. Lo que yo sé es más importante para mí que
una errónea creencia en la mente de otra persona.

- Nadie tiene el derecho a imponerme ideas y valores que no acepto, igual que yo no tengo
derecho a imponer a los demás mis ideas y valores.
124

- Si mis metas son racionales, merezco conseguir lo que intento.

- La felicidad y el éxito son condiciones naturales para mí, y no son algo que me tiene que
venir del exterior o de los demás.

- El desarrollo de uno mismo y la satisfacción de uno mismo son metas morales adecuadas.

- Mi felicidad y mi autorrealización son propósitos nobles.

REFLEXIONES

El prójimo es como tú. Este proceso de reconocimiento del propio valor conlleva darse
cuenta de que el prójimo también es merecedor de similar trato. Los demás son seres
vivos; atraviesan circunstancias similares a las tuyas y tienen el mismo derecho a ser bien
tratados.

ATENCIÓN

El asunto de la falta de una autoestima adecuada es un asunto que importa mucho.


Durante una época de mi vida que practiqué la quirología, puede comprobar que los
principales conflictos personales (en un 95% de casos aproximadamente) eran causantes
de una autoestima incorrecta.

COSAS A EVITAR

- No ser demasiado crítico; más bien, dar ánimos.

- No acentuar los fallos ni los defectos, sino centrarse en los aspectos positivos.

- Evitar el temor de experimentar y el miedo a fracasar.

- Pretender cosas que se saben imposibles, es decir, acometer cosas en las que hay
posibilidades de logro y triunfo de un modo realista.

- Admitir errores en aspectos puntuales, pero no globalizarlo y achacarlos a la persona


entera. Se busca mejorar la autoestima y no culpables.

(Continuará)

Francisco de Sales

CAPÍTULO  23 – ERRORES EN LA BÚSQUEDA DE LA AUTOESTIMA

Este es el capítulo 23 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
125

(Te sugiero que, aunque creas que tienes una buena autoestima, leas lo que sigue. Son
algo más que consejos para quien tiene mala autoestima)

Hay una tendencia inconsciente, injusta y dañina, que consiste en criticar a los demás para
sentirse mejor. En las críticas ponemos al descubierto las deficiencias o debilidades ajenas,
y eso nos produce un agradable sensación de superioridad. Se nos olvida que nosotros
fallamos en otras cosas, pero, el pobre consuelo, es que en el motivo de la crítica, somos
mejores. Es una “victoria” fácil, en la que no hemos corrido ningún peligro. Aunque con
esto consigamos subir nuestra autoestima, será con una trampa que, para honrados
buscadores como somos, no ha de ser admisible.
Quien base su estima personal en las riquezas materiales que haya conseguido, o en el
éxito en su trabajo, o en los halagos que recibe de los demás, pero no es capaz de valorar
que lo trascendente es la sensación personal e íntima, más que los aplausos externos,
pierde la oportunidad de valorarse en lo que realmente es su valor personal y su auténtica
realidad. En este erróneo caso, su autoestima será siempre circunstancial y estará
condicionada por factores externos, que son ajenos por tanto.

 (Lo que sigue a continuación son extractos de un libro de Nathaniel Branden)


      
- Nuestras respuestas ante los acontecimientos dependen de quién y qué pensamos que
somos. Los dramas de nuestra vida son los reflejos de la visión íntima que poseemos de
nosotros mismos. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso. También es
la clave para comprendernos y comprender a los demás.

- De todos los juicios a que nos sometemos, ninguno es tan importante como el nuestro
propio. La autoestima positiva es el requisito fundamental para una vida plena.

- La autoestima esa la suma de la confianza y el respeto por uno mismo.

- Tener una autoestima baja es sentirse inútil para la vida; equivocado, no con respecto a
tal o cual asunto, sino equivocado como persona.

- Tal vez no podamos jamás estar satisfechos con nosotros mismos a causa de la
aportación negativa de los demás, o porque hemos faltado a nuestra propia honestidad,
integridad, responsabilidad y autoafirmación, o porque hemos juzgado nuestras acciones
con una compresión y compasión inadecuadas.

- Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para vivir


y lo merece y por lo tanto enfrentará la vida con mayor confianza, benevolencia y
optimismo, lo cual ayudará a alcanzar las metas y experimentar la plenitud. Desarrollar la
autoestima es ampliar la capacidad de ser felices.

- Alcanzar el "éxito" sin alcanzar una autoestima positiva es estar condenado a sentirse
como un impostor que espera con angustia que lo descubran.

- Así como el aplauso de los otros no genera nuestra autoestima, tampoco lo hacen el
conocimiento, ni la destreza, ni las posesiones materiales, ni el matrimonio, ni la
126

maternidad o paternidad, ni las obras de beneficencia, ni las conquistas sexuales, ni las


cirugías estéticas. A veces estas cosas pueden hacernos sentir mejor con respecto a
nosotros mismos por un tiempo, o más cómodos en determinadas situaciones; pero
comodidad no es autoestima.

- Lo trágico es que la mayoría de las personas buscan la auto-confianza y el auto-respeto


en todas partes menos dentro de sí mismas, y por ello fracasan en su búsqueda.

- La autoestima positiva se comprende mejor como una especie de logro espiritual, es decir
como una victoria en la evolución de la conciencia.

- El estado de una persona que no está en guerra ni consigo misma ni con los demás, es
una de las características más significativas de una autoestima sana. La autoestima es la
base de esa serenidad de espíritu que hace posible disfrutar de la vida.

- La autoestima es la reputación que adquirimos con respecto a nosotros mismos.

- A veces la gente llama "pensar" al mero reciclaje de las opiniones ajenas, no al verdadero
pensamiento. La independencia es una virtud de la autoestima.

- La auto-aceptación es la prueba definitiva de la autoestima. Aceptarnos a nosotros


mismos no significa carecer de afán de mejorar o evolucionar. Lo cierto es que la auto-
aceptación es la condición previa al cambio.

- Si aceptamos lo que sentimos y lo que somos, en cualquier momento de nuestra


existencia, podemos permitirnos ser plenamente conscientes de la naturaleza de nuestras
elecciones y acciones, y nuestro desarrollo no se bloquea.

- Aceptar no significa necesariamente "gustar"; significa experimentar, sin negación ni


rechazo, que un hecho es un hecho. Aunque no guste o no cause placer lo que se ve
cuando uno se mira al espejo, aún se puede decir: "Ése ó ésa soy yo, en este momento. Y
no lo niego. Lo acepto". Eso es respeto por la realidad.

RECORDAR: no sostener una relación de rivalidad con la propia experiencia que se esté
viviendo.

MEDITAR: sobre esta frase "Lamento mis errores pasados, pero no creo que la manera de
redimirme sea empeorarlos rechazando de nuevo mis deseos".

Cuando luchamos contra un bloqueo, éste se hace más fuerte; cuando lo reconocemos y
aceptamos, comienza a desaparecer, porque su existencia continua requiere oposición.

El objetivo es poseer un concepto de nosotros mismos resistente y positivo, y valorarnos


más allá de nuestra habilidad o falta de ella en cualquier ámbito concreto, y más allá de la
aprobación o desaprobación de cualquier persona.

La intransigente severidad hacia nosotros mismos no es algo de lo que nos debamos jactar.
Nos vuelve pasivos e impotentes. No inspira cambios sino que nos paraliza. Sufrir es la más
fácil de las actividades humanas; ser feliz es la más difícil. Y la felicidad requiere, no que
nos rindamos a la culpa, sino que nos emancipemos de ella.
      
127

 (Lo que sigue a continuación es de un autor cuyo nombre desconozco)

- Es importante que quede claro que la Autoestima no es algo fijo ni inamovible; de hecho,
puede cambiarse ya que se va formando a lo largo de nuestra vida. Para que sea
potenciada es importante observar los factores que influyen en la formación de la misma
porque, conociéndolos, estaremos en condiciones de modificarlos y corregir aquellos
aspectos que limitan la confianza en nosotros mismos.

- La forma en que cada quién se percibe y se valora a sí misma, influye en la calidad de


vida personal.

- La palabra Autoestima está compuesta por dos conceptos, el de "auto" que alude a la
persona en sí y por sí misma y "estima" que alude a la valoración. Por lo tanto, podemos
definir la Autoestima como la valoración que hace una persona de sí misma.

- En nuestra vida cotidiana existen personas o circunstancias que ocasionan que dudemos
de nuestra importancia. Por eso hoy en día la frase de Goethe "La peor desgracia que le
puede suceder a un hombre es pensar mal de sí mismo", es actual y real.

- La Autoestima es parte fundamental de la realización del ser humano porque este amor a
nuestra persona nos lleva a una buena salud física y mental, a una mejor productividad y a
una mayor creatividad.

- La Autoestima permite descubrir nuestras capacidades, además de valorarlas y saber


utilizarlas. En pocas palabras, somos capaces de crear, construir y aprender a ser felices.

- La Autoestima no nos lleva a un egoísmo o a una actitud soberbia sino a la humildad,


pues esto nos permite poner los pies en la tierra; conocernos; saber cuáles son nuestras
limitaciones y cuáles nuestras capacidades y a partir de ello, realizarnos como personas.

- Cuando la Autoestima es negativa, nuestra salud se resiente debido a la falta de confianza


en nosotros mismos para afrontar desde una perspectiva positiva los sucesivos retos que
nos presenta la vida, ocasionando que nuestra calidad de vida no sea todo lo óptima que
pudiera serlo.

ALGUNAS CLAVES PARA MEJORAR NUESTRA AUTOESTIMA:

- Aceptarnos tal como somos. Para ello hay que tomar conciencia de nosotros mismo
cuestionándonos acerca de nuestra autovaloración y reflexionando sobre los modelos
familiares y culturales que están influyendo en la opinión que tenemos de nosotros mismos.

- Intentar cambiar los modelos negativos por otros positivos que fomenten nuestra
Autoestima.

- Evitar compararnos con otras personas, puesto que cada persona es única y singular;
además, que al compararnos siempre encontramos a alguien que a nuestros ojos es mejor 
o más feliz. 

REFLEXIONES
128

Decía Franco Battiato en una canción “prometo no abandonarme nunca más” y este es uno
de los principios básicos no sólo del camino del Descubrimiento, sino de todo el Proceso de
Vida: el respeto a Uno Mismo. Porque cualquier cosa que yo no haga por mí, es una falta de
respeto; porque cualquier principio mío íntimo, profundo, sincero, que yo no respete, es un
atentado contra mí; porque faltarme al respeto en mi dignidad de ser humano, es una
afrenta; porque he de respetar mis ideas y mis decisiones, a pesar de los desaciertos;
porque he de escuchar la sabiduría de mi cuerpo y respetarla; porque he de respetarme a
mí mismo en los momentos de hundimiento.

MIS PENSAMIENTOS

Yo soy Yo y esta es mi situación actual. No la niego. Pero tampoco me voy a estancar en


ella. Voy a emprender la noble tarea de restituir mi autoestima al lugar que le corresponde.

POR SI NO LO SABES

EL CONOCIMIENTO HACIA NOSOTROS MISMOS Y LA AUTOESTIMA.


(Basado en algunas ideas de Nathaniel Branden)

Es evidente que cuanto mejor nos conozcamos mejor sabremos las necesidades reales que
tenemos para sentirnos mejor con nosotros mismos.
La autoestima es un asunto de creencias, emociones y sensaciones. Nuestra realidad casi
nunca tiene que ver con la idea que tenemos de nosotros mismos.   Todos los que padecen
una autoestima baja tienen tendencia a infravalorarse, desvalorizarse, despreciarse, no
aceptarse, sentirse a disgusto consigo, odiarse, maltratarse… en resumen, atentar contra la
propia dignidad personal.
La dignidad es el concepto que uno tiene de sí mismo como persona, sobre todo en cuanto
a ser merecedor de algo.

A la hora de auto-valorarnos no sólo cuenta nuestra opinión más o menos equivocada o


pesimista, sino también cómo nos valoraron nuestros educadores, cómo nos afectan el
montón de censuras y reproches que nos hayamos hecho, qué opinan y dicen los demás de
nosotros, qué creemos que los demás opinan de nosotros pero se callan y no lo dicen…
todo ello, y alguna otra cosa más, nos llevan al desequilibrio psicológico y la inestabilidad
emocional que es la falta de una autoestima correcta.
Si fuéramos plena y certeramente conscientes de nuestros valores –y esto es fácil si
usamos la misma vara de medir para nuestras cualidades que para nuestros defectos-,
valores que sin duda tenemos, porque todos somos buenos por naturaleza y todos somos
buenos en algo, nos resultaría mucho más fácil convencer a nuestra autoestima de su
auténtica valía.
El conocimiento perfecto y absoluto es tarea difícil sin un largo proceso de Descubrimiento
y Realización, y no sólo por el hecho de que somos seres en continuo cambio o evolución,
sino porque tenemos demasiadas facetas y es difícil llegar a todas.
Lo que sí es posible es conocerse todo lo que se pueda, conocerse más y mejor, y sobre
todo conocerse de un modo sincero.
Este conocimiento es imprescindible para tener estabilidad y equilibrio, tanto en el plano
emocional como en el psicológico.
El conocimiento justo nos lleva a la valoración justa, que es el preámbulo de la autoestima
justa.
129

No es ecuánime aprovechar el momento de la auto-valoración propia, que ha de ser una


tasación intachable, para ponerse todas las zancadillas, para airear todos los menosprecios,
o para realizar todas las auto-venganzas pendientes.
Y, aún en el peor de los casos, cuando uno descubre que vale poco –y sólo hará este
descubrimiento si se compara con otro, porque comparándose consigo mismo no es posible
medir si uno vale poco o mucho-, si uno descubre que cree que vale poco, eso no es
importante, porque todos estamos abiertos al crecimiento y a valer más y, además, en este
momento, para empezar a mejorar la autoestima, nosotros somos la única materia prima
con la que contamos y hemos de aceptarla y quererla con todo nuestro amor.

Hay dos formas de valorarse: por lo exterior –por cómo son nuestras acciones,
comportamientos, atención a los demás, valores sociales, etc.- o por lo interior –nuestra
auténtica naturaleza, la capacidad de amar, generosidad, integridad, etc.-, y tenemos que
ser objetivos: ni justificaciones, ni desprecios, pero sí reconocer las limitaciones y no
marcar metas imposibles que nos llevarían a la frustración. Seamos realistas en todos los
aspectos, como ha de serlo el proyecto que emprendamos de modificación de conductas y
de aspiraciones para el presente y el futuro.

Aquí tienes una propuesta que te harán reflexionar acerca del conocimiento que tienes de
ti. Coge papel y bolígrafo y responde.

•   ¿Qué palabras utilizarías para describir a la persona que te gustaría ser?


•   ¿Qué palabras utilizarías, sin reparos ni limitaciones, para describirte?
•   ¿Qué distancia consideras, sinceramente, que hay entre las palabras que utilizarías para
describir tu yo deseable y las que utilizarías para describir tu yo real?
•   Recuerda y describe lo más específicamente posible, un momento en tu vida en el que
crees que te acercaste más a tu yo deseable. ¿Qué pasó en esa situación que te hizo sentir
así?, ¿Qué hiciste para cambiar la situación?
•   Igualmente recuerda y describe lo más específicamente posible, un momento en tu vida
en el que crees que te alejaste más de tu yo deseable. ¿Qué pasó en esa situación que te
hizo sentir así? ¿Qué hiciste para cambiar esa situación?
•   Indica tres valores en tu vida que son esenciales para ti.
•   ¿Tu forma de vivir se corresponde con esos valores?
                      

Según el psicólogo Luis Rojas Marcos, la autoestima es "el sentimiento de aprecio o de


rechazo que acompaña a la valoración global que hacemos de nosotros mismos. Esta
autovaloración se basa en nuestra percepción de cualidades concretas, como la habilidad
para relacionarnos con los demás, la apariencia física, los rasgos de nuestro carácter, los
logros que alcanzamos o las cosas materiales que poseemos". También se dice que la
autoestima es “la opinión emocional profunda que cada persona tiene de sí misma.” Que es
“un estado mental; el sentimiento o valoración personal que hemos aprendido, que
podemos variar y mejorar, basado en pensamientos, sentimientos, sensaciones y
experiencias que hemos ido acumulando, asimilando e interiorizando cada uno de
nosotros”. Y que la autoestima es el propio concepto que tenemos de nosotros.
Nosotros hemos creado en nuestro interior una imagen propia, consciente o
inconscientemente, que nos ofrece la idea de quiénes somos como personas y lo que
valemos. Esta idea puede ser real o no, en cualquier caso es nuestra referencia y base para
constituir nuestra guía vital, plantear nuestras metas y buscar ayuda externa si lo vemos
apropiado.
Estos sentimientos que tenemos en relación a nosotros mismos van a afectar de forma
130

continuada y decisiva en todos los ámbitos de nuestra vida, desde el trabajo a nuestras
relaciones familiares, sentimentales, amistosas, etc.
La reacción que tengamos teniendo en cuenta los diferentes acontecimientos que se
produzcan, dependerán de quién sea la persona que los realice, y qué puedan pensar los
demás de cómo somos.
Lo externo es un reflejo de nuestra vida interna, siendo clave tanto para comprendernos a
nosotros mismos, como para entender a las personas que nos rodean. Por todo esto
podríamos decir que la autoestima tiene que ver mucho con la idea de éxito y/o fracaso.
Independientemente de los problemas que tienen su origen en aspectos biológicos,
prácticamente todas las dificultades psicológicas tienen una parte en la que está implicada
la autoestima, que puede ir desde la depresión, angustia, el temor, desorientación vital,
consumo excesivo de drogas legales e ilegales, hasta agresiones o inmadurez emocional.
Pensemos que nosotros somos nuestros mayores jueces, por lo que hemos de ser
ecuánimes y buscar una autoestima positiva como punto de partida para alcanzar una vida
plena.
Podríamos dividir en este caso, la autoestima en dos: un sentimiento de capacidad personal
y otro de valía personal.
O dicho de otra forma, podríamos decir que: autoestima es la unión entre confianza y
respeto por uno mismo. Se refiere a ese juicio personal, en el cuál cada uno expone su
habilidad para afrontar las situaciones vitales, así como su derecho a ser feliz.

RESUMIENDO
Me atrevo a decir que es el primer paso, o cuanto menos uno de los primordiales y más
importantes, sin duda. Mientras no sientas la convicción de que la autoestima es la base
sobre la que estás construido, y que todo lo que pongas sobre ti tambaleará si la base no
es muy firme, los pasos que des serán vacilantes, inciertos, dubitativos… la autoestima es
la medida del respeto y amor que te tienes: falta de autoestima es falta de amor. Y no
adecuarla es una falta de respeto casi imperdonable.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  24 – SER UNO MISMO - 1ª parte

Este es el capítulo 24 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“Susya, el rabí jasídico, dijo poco antes de su muerte: “cuando llegue al Cielo, no me
preguntarán por qué no fui Moisés. Me preguntarán,
 en cambio, por qué no fui Susya. Me preguntarán
 por qué no fui lo que solamente yo podía ser.”
 ¿POR QUÉ NO ERES EL QUE SOLAMENTE TÚ PUEDES SER?
(Anónimo)

“La derrota personal más profunda que pueden sufrir los seres humanos está representada
por la diferencia entre lo que uno es capaz de llegar a ser y lo que uno es”.
(Ashley Montagu)

“El mejor servicio que puedo hacerme es ser yo mismo”.


131

“El actor, cuando acaba la representación, se quita la máscara del personaje y es él


mismo”.

“Uno no sólo es el centro de su propia individualidad,


sino el Dios de su propia individualidad”.
 (Antonio Blay)

“Si a veces dices sí para no desilusionar a la gente, eso no es amor:


es cobardía. Un gran ejercicio es saber decir no”.
(Tony de Mello)

“Cuando cierro los ojos es cuando realmente empieza YO. Cuando cierro los ojos y siento,
entonces soy yo. Yo no soy mi cuerpo, sino su habitante”.

“¿Tienes permiso para ser tu mismo?”

“Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
Aquí lloramos todos, gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos… Porque es
mejor llorar que traicionar, porque es mejor llorar que traicionarse”. (Mario Benedetti)

“Uno no debe conformarse con lo que está siendo. Puede llegar a ser Uno Mismo, y es el
mejor premio que se puede conseguir en la vida”.

“Nada aporta tanta autoestima y confianza como saberse y ser uno mismo”.

“Aprende a distinguir la cara de la máscara.


 ¿Realmente crees que sabes quién eres?”

“Uno ya ES, pero… ¿cómo saberlo y sentirlo?”

“Cuanto más ejercitamos lo que somos, más se desarrolla”.

“Es básico conocerse lo suficiente como para distinguir cuando uno ES y cuándo ESTÁ
SIENDO. Se ES, intrínsecamente, a todas horas, y se ESTÁ SIENDO en momentos
puntuales. Uno, ES; el personaje, ESTÁ SIENDO”.

“La mayor parte de los hombres prefieren parecer que ser.”


 (Esquilo)

“La forma más común de la desesperación consiste en no ser uno quien es. Una forma aún
más profunda es el intento de ser alguien
 diferente de quien se es”.
(Kierkegaard)

“Esto es emocionante: jamás en la historia de la Humanidad ha habido nadie como tú, ni lo


habrá. Nadie hizo ni hará lo que no hagas tú”.

“El viaje más largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo.”
(Dag Hammarskjöld)

“Tú puedes ser lo que desees, solamente existe un obstáculo: tú mismo.”


132

(Paracelso)

“No desees ser algo excepto lo que eres,


y trata de ser eso perfectamente.”
 (San Francisco de Sales)

Cuando decides “a partir de ahora quiero ser yo mismo”, como no sabes quién eres, y como
no te sirve tu propia referencia, parece que no te queda más remedio que compararte con
otras personas.
Pero otras personas son otras personas.
No son tú.
Son ellas.
Cuando te fijas en cómo son otros, es únicamente como referencia, porque no has de ser
como ellos, sino ser tú mismo.

En la religión cristiana se habla de un Juicio Final en el fin de los tiempos. Yo creo que cada
uno debería hacer Juicios Finales continuos, pero sin necesidad de jueces ni de un tribunal
de santos, y analizar cada vez que se hace una cosa importante, por si se hizo bien o mal,
con qué intención se hizo, y si le dejó o no satisfecho.
En uno de esos Juicios Finales, deberías imaginar que ya han pasado muchos años de tu
vida, prácticamente todos, y eres ya un viejecito sentado en un sillón que se pone a revisar
lo que ha sido su vida. Van apareciendo casi todas las cosas que el recuerdo tiene
almacenadas de todo lo que has vivido. Si alguien te mira a la cara en esos momentos,
verá cuáles recuerdos son agradables, porque una sonrisa los delatará, y cuáles fueron
tristes o dramáticos, porque una mueca seria lo revelará. ¿Qué veríamos más en tu caso?
¿Sonrisas o seriedad?

Hay momentos en tu vida que son dramáticos pero tú no tienes la culpa, como el
fallecimiento de un ser querido, pero hay otros momentos en tu vida que son tristes porque
tú no te has preocupado de hacerlos felices.
Desde ese sillón del futuro, tras haber revisado tu vida -tarea que puedes adelantar y hacer
ahora mismo-, puedes hacerte una gran pregunta:
¿Quién he sido yo?
También te puedes hacer otra pregunta:
¿Quién estoy siendo?
Te sugiero que hagas este ejercicio antes de seguir adelante.
Tic… tac… tic… tac…

Quizás te cueste responder a la pregunta; quizás te dé por divagar y saltar de un asunto a


otro, o cambies el quién he sido yo por el cómo he sido yo o cómo me he visto obligado a
ser…
La mente puede volar de un asunto a otro.
El objetivo de la pregunta no es otro que el de llevarte a la gran pregunta, una vez que has
visto el descontrol que hay en tu interior, la falta de claridad en cuanto a quién y por qué, y
esa vida tan desorganizada o tan perdida que ha aparecido en el análisis.

SER… ¿PERO QUIÉN?


133

Ser quien solamente tú puedes ser.


No has de ser Krishnamurti, porque ya lo es él, y si lo fueras ya no serías tú sino que serías
Krishnamurti. Ni has de ser Buda, ni Teresa de Calcuta, ni Claudia Schiffer, ni Bill Gates,
porque ya lo son ellos.
Es el ego quien buscar ser alguien –y alguien importante, triunfador o famoso- porque
teme ser nadie. No puede soportar ser nadie.

¿Quién ser? pues un humano, uno más del montón; uno que ha venido a vivir su vida y
trata de ser todo lo feliz que pueda, trata de hacer felices a los demás si puede, y tratar de
sentirse a gusto consigo mismo –sobre todo esto-, con las cosas que piensa y que siente, y
con las cosas que hace.

¿Quién ser? yo mismo, el que soy, el que me ha tocado ser. El que me acompaña desde
que nací, el que se manifiesta desde mi interior; un ser preferentemente feliz, que vive en
paz consigo y con el mundo.

¿Quién ser? la materia y el espíritu en perfecta armonía. Siento, cada vez con una firmeza
más indestructible, que tengo algo de divino o que incluso lo soy, que soy mágico, que
tengo un alma que es mi Maestra y mi Guía, que soy espíritu también, que busco a mi Dios
y a mi manera.

¿Quién ser? es importante saber, cada vez que me haga una pregunta, desde qué nivel me
la estoy haciendo, para contestar también desde ese mismo nivel. Posiblemente una
pregunta racional no entienda una respuesta de los sentimientos, y viceversa, como
tampoco una pregunta hecha en japonés entiende una respuesta en árabe.

Si yo me pregunto quién he de ser, desde lo más profundo de mi alma, no estoy esperando


una respuesta que me hable de bienes materiales y ascensos en mi trabajo: espero una
respuesta que le recuerde a mi ser profundo quién es, aunque ahora no lo esté mostrando;
espero una respuesta íntima, preferentemente sin palabras, de alma a alma, de corazón a
corazón.
Si la pregunta la hago desde el aspecto físico -y debo recordar que no he de renunciar a
que también soy un cuerpo físico- la respuesta debe ser tangible, perfectamente
comprensible, mental y racional, y será, sin duda, en función de algo de mi vida física o
relacionada con los demás.

Soy… -y aquí pongo mi nombre y apellidos para empezar a tener seguridad en el resto de
respuestas-, añado mi profesión u ocupación para tener aún más concreción, y
mentalmente o frente al espejo, veo mi cuerpo y me identifico aún más.

He de ser… -y aquí la respuesta tarda más en producirse-. Lo primero que aparece no


termina de satisfacerle a mi totalidad: si contenta a lo material, deja indiferente o incluso
desalienta a lo espiritual. Se crea el eterno conflicto mente-sentimientos.

Sigo profundizando porque si no está resuelto lo material, quizás la espiritualidad no


encuentre la calma necesaria para manifestarse. Me recuerdo otra vez -lo necesito
constantemente- que soy materia y soy espíritu: las dos cosas. No sólo la que más me
apetece en un momento determinado, y m re tengo que recordar que conseguir la
convivencia en armonía de ambas partes me conducirá, como único camino, a la integridad.
Lo íntegro es aquello a lo que no le falta ninguna de sus partes.
La respuesta, por supuesto, es absolutamente personal, intransferible, irrepetible, y cada
134

uno debe buscarla por sí mismo y en sí mismo, disfrutando de un poco más de claridad si
comprende lo anterior.
Ahora verás posibles respuestas que no deben ser tomadas como modelos, sino como
bases.

¿Por qué no eres el que solamente tú puedes ser?

PENSAMIENTOS

Ser, ¿Quién?
Uno mismo.
Lo que hoy puedo alcanzar, no otro distinto, porque ya no sería yo; sería una buena
intención, una ilusión, el mejor de los deseos, pero no se debe ser quien no se es.
No se puede buscar uno donde no está.
Hay que tocar la realidad primero, saber las medidas y los limites, valorar y reforzar –si es
necesario- las fuerzas y las capacidades. Después, sin arrebatos, todo consciencia, hay que
ir dibujando un retrato de quién NO se quiere ser.
Y a partir de ahí el resto es, sencillamente… complicado.
Búsquedas y finales que me llevan al principio.
Tendré preguntas de las cuales parece que huyen las respuestas correctas. Y tendré dudas,
muchas dudas.
Pero si tengo por lo menos el proyecto, inacabado siempre, de lo que NO quiero ser y, por
lógica, si estoy atento, descubriré  lo demás: lo que SÍ quiero ser.
Ser, el que yo siento que tengo que ser.
Tal vez un alma sensible, o unos ojos que ven todo con otros colores, o una esperanza, o
una calma, o un humano en constante crecimiento…
Ser la única forma de persona con la que me pueda sentir a gusto y en paz; ser la única
forma de persona con la que me sienta identificado, con quien no tenga que fingir, ni
luchar, ni hacer un esfuerzo por agradar o agradarme… ser quien llevo dentro, desarrollar
mi interior, dar vida y crecimiento al proyecto que aún soy.
Convertirme en Yo Mismo.
Ser la individualidad que debo ser.
Ser el conjunto único de cualidades, virtudes, procesos y cosas que nadie más que yo
podrá ser.
Ser, simplemente ser.
Ser humano.
Me refiero al significado comúnmente aceptado: personas con debilidades y con fallos.
Debo ser una persona que se muestra como es, con dudas, con días buenos y días malos.
Debo ser una persona que se muestra como tal, sin cosas que ocultar, sin tabúes, sin
complejos, sin falsas apariencias, mostrando mi actual realidad para que sea aceptada
como es.
Mostrar lo que soy y lo que tengo: inseguridades, alegrías, pesimismo, sueños, esperanzas,
desconsuelo…
Freud creía que la represión era una manera de mantener a raya lo que él denominó el
“ello”, que es el receptáculo interior de lo que llamamos nuestras “necesidades inferiores”.
Después se ha averiguado que no solo reprimimos los impulsos más “inferiores”, como la
agresividad y la sexualidad, sino que también se aprende a contener parte de la energía y
la curiosidad innatas. Todo ello para adaptarse a las condiciones del medio. Pero así como
reprimimos nuestras posibilidades “inferiores”, también reprimimos las más elevadas, y
también de ellas nos defendemos: se produce el miedo a la propia grandeza y la huida de
todo aquello que podríamos ser… ¿por qué tememos nuestra propia grandeza?... ¿por qué
135

vamos por el mundo usando solamente una fracción de nuestras posibilidades?...


Aquí surge, otra vez, la necesidad de autoconocimiento, la necesidad de conocer los
motivos y las causas de nuestra vida, porque así como en el ejemplo de la semilla del
peral, que sabe que tiene que ser un peral y no otro árbol, y cuando se propicien las
condiciones de tierra, humedad y temperatura será un peral, en las personas no suceden
igual, porque no sabemos qué tenemos que ser, cuál es nuestro propósito en la vida, ni
cuál es el sentido de nuestra existencia.

SER… ¿PERO POR QUÉ?

Porque es uno de los motivos de la vida, quizás el único.


Porque es la única opción de encontrar la libertad.
Porque uno no está siendo el que quiero ser, estará siendo el que no quiere ser.

SER… ¿PERO CÓMO?

Pues tal como dicte mi conciencia, del modo en que me sienta yo mismo, y cuidando que la
armonía se instale a perpetuidad.
Siendo yo mismo aunque eso no siempre me proporcione palmaditas en la espalda ni
aplausos. Siendo real, sin mostrarme distinto de quien soy, evitando los modelos bien
aceptados para quedar bien, o siendo consciente -en ese caso- de que estoy actuando, no
siendo.
No exigiéndome lo que no soy y lo que no tengo, no comparándome con otros, no creando
conflictos innecesarios en mi interior, no forzándome a ser de un modo distinto a como soy,
no siendo voluble en función de mi estado de ánimo o de las circunstancias ajenas, no
tratando ser el que los demás piensan que soy ni el que quieren que sea.

Cada quien decidirá cómo quiere ser, pero estas son unas buenas opciones.

SER SENCILLO

Aunque me hayan inculcado lo contrario.


La sociedad de consumo, y la educación que recojo de la calle o en mi propia familia, me
insinúa que sencillo es equivalente a fracasado. Expresan que hay que ser el mejor, cueste
lo que cueste, porque el mundo no es de los mediocres ni de los pusilánimes. En este
mundo predomina la competitividad, hay que ser más apto que los demás, hay que
destacar, aunque sea llamando la atención con la actitud y los modos, y hay que machacar
a quien sea si es necesario para conseguirlo. Eso nos inculcan de algún modo.
Los héroes y los triunfadores son los que  destacan y se quiere ser uno de ellos. Hay que
ser aparente: tener el mejor coche, la mejor marca de ropa, incluso por encima de lo que
me permiten las posibilidades.
Quien es sencillo no encaja en la sociedad actual. Se clasifica como un hippie caducado,
una persona sin carácter ni personalidad, un pánfilo, o un esotérico lunático iluminado que
está la mayor parte del tiempo en las nubes; en resumen, alguien no muy bien aceptado.
Ser sencillo, en cambio, es ser verdadero, espontáneo, obrar con llaneza, no tener doblez
ni engaño, no tener artificio y decir lo que se piensa.
O sea, un Ser natural que se muestra en su forma natural.
Rara avis.
Ser sencillo permite la tranquilidad de no ir cargado del oropel y la pompa que requieren
algunos de los personajes que interpretamos. Ser sencillo es Ser Uno Mismo sin
136

preocuparse, sin intentar engañar, sin aparentar lo que no es, aceptando las cosas de la
vida, y estando en ella sin hacer mucho ruido.
Es estar relajado ante las cosas que van sucediendo en la vida y aceptarlas como parte de
la tarea de vivir.
Es ser natural, accesible, humano.
Es tener claro que casi todo es superfluo.
Es comprender que no necesito “ser algo”, sino  simplemente “ser”.
Para ello es necesario Descubrirse, poner en su orden exacto la propia escala de valores y,
si es necesario, trazar una nueva en la que se incluya lo que realmente apetezca, aquello
que realmente se valore, lo que es importante para uno, y hacer un pacto para autorizarse
a ser sencillo. Reconocer que casi todo es sobrante, que las cosas sólo valen lo que uno
esté dispuesto a hacer por ellas, que se puede vivir sin ostentaciones y sin hacer ruido, que
la naturalidad no requiere ningún esfuerzo y la sencillez es uno de los mejores ingredientes
de la naturaleza humana.
Si eres capaz de entender la delicia que es “ser nadie” tendrás más fácil alcanzar y disfrutar
la sencillez.

SER AUTÉNTICO

O sea, el legítimo, el verdadero. Espontáneo y natural. Puro. No el que los demás quieren
que seas. No una mala imitación, ni una réplica, ni el cincuenta por ciento de lo que puedes
llegar a ser, sino el que realmente eres. Si sólo estás siendo una parte de quien realmente
eres, aún no eres el auténtico.
Para ello, si es necesario, romperás con lo acostumbrado, romperás la idea errónea de ti. Y
tal vez romperás, sin que tú lo decidas, con algunos compañeros de tu entorno, a los que
quizás llamas amigos, porque se darán cuenta de cuán lejos de ellos te encuentras y no les
interesas siendo auténtico. Y he escrito interesas muy conscientemente, porque sus
intereses era lo único que te unía a ellos. Romperás también, esta vez por decisión propia,
con todo lo ilusorio, lo provisional, lo falso, los oropeles, lo que carece de base, lo que se
rige exclusivamente por intereses o apariencias.
Para ser auténtico tienes que romper con algunas ataduras que parecían lindos lazos y con
la idea que tenías de ti y de otras cosas; adquirirás la responsabilidad de tu propia vida de
un modo absoluto, te dejarás de lloriqueos y quejas infantiles, y buscarás con ahínco lo
natural y profundo que hay en ti.
Todo no son ventajas… por eso decimos de alguien que es auténtico cuando es honrado y
es fiel a sus orígenes y convicciones. Cuando podemos decir que es él mismo.
Ser auténtico es poder disfrutar de casi todos los mejores adjetivos de los que disponemos:
verdadero, puro, espontáneo, natural, creíble, franco, sincero, leal…
Sin duda, poder ostentar estas cualidades es un argumento más que suficiente para
empezar a ser auténtico.
Porque, además, es Ser realmente Uno Mismo, permitirme ser como realmente es.
Ser Uno Mismo es lo máximo.

SER… ¿PERO CUÁNDO?

Siempre. En todos los instantes de todos los momentos.


No hay momentos en los que sí tienes que ser y otros en los que no.
Todos los segundos te pertenecen, todos te van construyendo, todos quedarían vacíos sin
ti.
En el proceso de vivir no hay vacaciones.
137

Puede haber momentos más relajados, de aparente desatención, pero hay que seguir
alerta, con la atención afinada, en la tensión serena de la leona a punto de saltar sobre su
presa, teniendo la intuición muy pendiente de que la vida es la suma de todos los instantes
y de todos los momentos, y todos y cada uno de ellos pueden aportarte la calma, la delicia,
los sueños o el éxito.
Cada momento es el momento óptimo de Ser Uno Mismo.
Este Ser Uno Mismo no es un espectáculo que se monta para asombrar a los demás, sino
que es el hecho de vivir consecuentemente con los principios básicos que vienen implícitos
en cada uno, genéticamente o por la Gracia Divina.
Ser en la ducha, en la conversación más banal, en el mercado, cuando soy amante y
cuando soy amado, en todos los segundos que vivo, porque todos me van haciendo y
porque todos quedarán huérfanos si yo no estoy en ellos.
Sólo uno puede Ser Uno Mismo. Nadie más. No hay suplente. Sólo la integridad absoluta
siempre concede ese título honorable y honorífico.
Y no hay momento menos importante que otro.
Puedes y debes conseguir que en los momentos que aparentemente no pasa nada, sean
momentos de un contacto aún más directo contigo mismo, y que sean momentos de una
vigilancia que está atenta a no dejar de Ser Uno Mismo, y tienes que seguir siéndolo en los
momentos de calma, en los de estruendo y en los de desatención.
Ser siempre, porque sólo los muertos no pueden ser.

SER… ¿PERO PARA QUÉ?

Para cumplir el compromiso adquirido cuando decidiste vivir.


No creo que estar en esta vida sea pura casualidad, ni que sea irrelevante.
Para tu vida es primordial vivir y tu responsabilidad como gobernante es realizarte
plenamente, acumular el máximo de momentos de felicidad, sentirte a gusto y en paz,
tener un concepto justo y equitativo de ti mismo, despertarte sin miedos y acostarte con la
conciencia tranquila.
Todo esto sólo se consigue desde la integridad total, para eso hay que Ser Uno Mismo, para
no ser un usurpador, un parásito, un derrocador del maravilloso acto de vivir desde la
mejor opción de Ser Uno Mismo y disfrutarlo.

¿QUÉ ES SER UNO MISMO?

Es el proceso de Desarrollo y Actualización de lo que se es por sí mismo, en esencia.


Sacarlo a la luz en su plenitud, y no sólo pequeños retazos.
Este trabajo se realiza desde adentro hacia afuera. Se hace en el interior y se manifiesta en
el exterior, teniendo clara la premisa de que cuanto más ejercitamos lo que somos más se
desarrolla.
La forma de averiguarnos es preguntándose a menudo. ¿Estoy siendo realmente yo mismo?
¿Expreso mi integridad en la que se aúnan el hecho de habitar en este mundo con el de no
renunciar a mí ni a mi espiritualidad?
¿Dedico tiempo a Descubrirme para saber quién soy?
¿Soy yo mismo aún en presencia de otras personas y en todas las ocasiones?
No hay que olvidar que vivimos en un mundo de prohibiciones, expresas o sutiles, y que
socialmente está casi prohibido Ser Uno Mismo, y se acepta mejor ser lo que se espera de
uno, o ser lo que es más conveniente ser.
138

PARA OBSERVAR

Quizás se te ocurra preguntar: ¿cómo o cuándo se sabe que uno ya Es Uno Mismo?
No te preocupes. Tranquilo. Cuando lo seas, los demás te lo harán saber, incluso en alguna
ocasión con cierto disgusto por su parte, pero, sobre todo, el más fiable eres tú, que
cuando ya lo seas te darás cuenta de un modo irrefutable.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Ser Uno Mismo es una propuesta.


Ser nadie, es otra.
Quizás el mejor servicio que se puede hacer al mundo sea que desaparezca el “yo”.
Entonces podrías quedar convertido en vehículo de lo divino.
Si te pones al servicio de Él, te llevará por donde debas ir.
Una propuesta interesante aunque desconcertante…

RESUMIENDO

A esto venimos al mundo: a Ser Uno Mismo. Es tu tarea cósmica o tu reto espiritual, o lo
más humano y crudo que te puedas imaginar: has venido a ser el que nadie más puede
ser, el que has sido destinado a ser. Búscate en tu esencia, y no te prives de mostrar al
mundo a ese ser maravilloso.

   
Francisco de Sales

CAPÍTULO  25 – SER LIBRE – EL SER LIBRE

Este es el capítulo 25 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“La libertad es el derecho a ser tú mismo.”


(Anónimo)

“Más urgente que la libertad es la desatadura”.


 (Anónimo)

“Toda comunidad que impone a sus miembros una cierta limitación


 de su individualidad engendra fuerzas sombrías”
(Dürckheim)

“Sólo la felicidad te permite ser libre; sólo la libertad te hace feliz”.

“La libertad es el derecho que tiene todo hombre a ser honrado,


 y a pensar y a hablar sin hipocresía.”
(José Martí)
139

Después de escribir el título, y cuando me disponía a meditar sobre lo que quería exponer
con respecto a él, he tenido que hacer una pausa larga porque, por ese amplio sentido que
tiene la palabra “ser”, se podía entender como “estar en situación de libre”, o podía
escribirse con letras mayúsculas y sentido mayúsculo haciendo referencia a… EL SER
LIBRE.
Ya hemos sentido la necesidad de Ser Uno Mismo, pero ahora podemos matizar y decir Ser
Uno Mismo Libre, porque ser y sentirse libre permite esa gozosa experiencia de poder
sentirse y expresarse sin miedos y sin fronteras, sin autocríticas, sin juicios ni castigos.
Ser libre para que se manifieste libremente nuestro Ser.

Ser Uno Mismo Libre es permitir que la condición que somos, el foco de luz que brota de
nuestra condición, el centro del Centro que nos habita, se muestre con naturalidad.
De nuestro auténtico interior no puede brotar nada que necesite de un control o una
censura, porque todo es pureza. Al no haber intenciones extrañas, ni composturas
falsificadas, ni estar contaminados por lo material o lo externo, todo lo que emanamos es
auténtico, inmaculado, con divinidad…
Ser Uno Mismo Libre puede parecer al principio algo meramente utópico, solamente teórico,
casi impensable y del todo imposible. Lejano. Ajeno. Un privilegio de los privilegiados.
Pero no sólo no es así, sino que es la aspiración natural del ser humano.
Hay un grito que invoca desde el interior reclamando poder expresarse como realmente es.
Hay una necesidad vital acallada. Hay una reclamación desatendida.
Ser Uno Mismo Libre es el derecho del Ser de poder manifestarse tal como es.
Cualquier impedimento a su libertad no hace sino retrasar el momento de la aparición de lo
auténtico. Las barreras exteriores impiden la salida del que realmente somos, y hasta que
no nos quitemos la máscara del personaje y sigamos engañados, no dejaremos que se
muestre el Ser Esencial.

Sólo la libertad te hace puramente feliz, sólo la libertad


 te permite ser plena y conscientemente libre.

Uno se cree libre hasta que se da cuenta de sus ataduras. Entonces comienza la larga
búsqueda interna en la que uno es el explorador y el que se pone las zancadillas, amigo y
traidor, fiscal y defensor; uno se encuentra con que los miedos atan, los temores frenan,
las dudas inmovilizan, el no descubrir encadena, y la tristeza aprisiona.

Si hay asuntos que te traban, es bueno que dediques el tiempo necesario para sentirlo tal
como es, y que no lo dejes  en una sensación casi inconsciente de que es así. Es
conveniente que sientas que es una realidad y no una metáfora.
Si no llegas a sentir con dolor y rabia esas trabas reales… ¿para qué seguir a por otra cosa
si no tienes ésta resuelta?
Las trabas son realidades que te están sucediendo, continuamente, a diario.
Un miedo, el que sea, te ata y no te deja ser libre. Una duda que te estanca, no te deja ser
libre. Una creencia, un trauma, una inconsciencia, como muchas otras cosas, son trabas.
Ahora es tiempo de que las identifiques y les pongas nombre. Y que las llames por su
nombre.
Por ejemplo, si tienes miedo a expresar tus sentimientos, reconócelo, acéptalo, admítelo,
incluso quiérelo; cualquier cosa menos negarlo y darlo por irreparable.
El siguiente paso es averiguar el por qué, y si ese por qué tiene fundamento, y para qué te
sirve o cuánto te incomoda, y si sigues creyendo en la necesidad de seguir padeciéndolo… y
140

así hasta agotar las preguntas, y hasta emparejarlas todas con sus respuestas.
Así hay que hacer con las trabas: deshacer el nudo, con habilidad, con amor y paciencia… o
violentamente y dándole el mismo final que al nudo gordiano.
Poder ser y mostrarse libremente es condición indispensable para que se manifieste el Ser
tal como es. De cualquier otro modo, sería raquítico, mermado, muy alejado de su
potencial, y crecería la frustración ya vieja de saber que jamás nos mostramos como
realmente somos.

Te recuerdo que en este caso, como en todos los trabajos de Desarrollo Personal, hay dos
necesidades imprescindibles para hacerlo bien: tiempo y silencio.

SER LIBRE

“Si en los primeros años de mi carrera espiritual me hubiesen preguntado qué quería yo
que la gente dijera en alabanza mía, yo hubiera contestado: que digan que soy un santo.
Algunos años más tarde habría contestado:
 que digan que soy un hombre de gran corazón. Y ahora lo que quiero
 que digan de mí es… que soy un hombre libre”.
(Tony de Mello)

“Sólo sabiendo lo que me ata podré liberarme”.

“Uno se cree libre hasta que se da cuenta de sus ataduras”.

El ser humano tiene la opción de vivir sin apegos que le condicionen, ni sentimientos de
culpa que le impidan volar libremente, ni ataduras, ni temores que no le permitan sentir.
La libertad da la opción de inventar, crear, ser distinto, ser nuevo... aunque en esa libertad
puede comenzar el miedo a lo desconocido.
Antes de alcanzarla tendrás que vivir una larga lucha interna en la que serás fiscal y
defensor, juez y parte, víctima y verdugo.
Ser libre te hace responsable.
Ya no vale repetir lo que te han enseñado u ordenado en tu infancia.
Si te equivocas, ahora debes aceptar que te has equivocado.
Ahora tienes vivir el riesgo de decidir y equivocarte, y tienes que asumirlo.
Ahora no vale culpabilizar a quienes te maleducaron, a quienes te dijeron lo que tenías que
hacer.
¿Y cómo es el modo de ser libre?
Mostrándote tal como te lo indiquen tu instinto natural y tu conciencia.

Ser libre quiere decir que puedes hacer lo que quieres hacer, lo que te apetece hacer, ser
como quieres ser. Es una maravilla. Recuerda que es un reto y tienes que asumir
responsabilidades, pero también vas a disfrutar lo que te va a ofrecer esa libertad, que es
una bendición.
¡Disfrútala!

Entonces... ¿cómo ser libre?


Siendo sencillo de una forma sencilla, siendo auténtico de forma auténtica, y siendo libre en
absoluta libertad.
141

SER LIBRE

Ser libre es asumir el riesgo de equivocarse y aceptar con humildad el error.


Ser libre es superar las modas, los tabúes, los prejuicios y animarse a vencer los
condicionamientos.
Ser libre es conocerse a uno mismo, tomar conciencia de lo que puede lograr y luchar por
hacerlo realidad.
Ser libre es aceptarse como uno es teniendo la valentía de cambiar aquello que se puede
mejorar.
Ser libre es asumir la responsabilidad de los propios pensamientos, palabras y actos.
Ser libre es ser auténtico, coherente, fiel a lo que cada uno debe ser.
Ser libre es romper con el egoísmo que atrapa e impide lanzarse de lleno a la unidad con
los demás.
Ser libre es mirar a todos con ojos de hermanos sintiéndonos iguales, fraternos, unidos.
Ser libre es saber decir "no" cuando es fácil decir "sí", decir "sí" cuando todo impulsa a
decir "no".
Ser libre es ser fuerte cuando todos son débiles, es gritar en voz alta cuando los demás
callan.
Ser libre es tener ideales magníficos, soñar con metas altas; es animarse a cambiar y dar la
vida en el cambio.
Ser libre es reconocer en mi existencia la huella imborrable de alguien que me trasciende
del cual vengo y al cual voy.
Ser libre no es fácil pero es hermoso y para ello fuimos creados.
¡Para vivir la plenitud de la libertad que es el amor¡
(Anónimo)

REFLEXIONES

Ser Libre es la forma de evitar las divagaciones mentales que enfrentan “lo que estoy
siendo” y “lo que quiero que ser”.
No ser libre es volver a las rutinas que tanto nos agobian y tanto mal nos hacen y es seguir
dolorosamente estancados, porque cada expresión y cada impulso pasan por la burocracia
de los conceptos a veces caducos y las normas que ya deberían estar jubiladas.
No ser libre porque uno no se sabe y se siente libre, es un error evitable que acarrea
graves consecuencias personales.
Debemos fomentar que la pureza que sabemos que somos se exprese como es, y escuchar
cada vez más las intuiciones y la sabiduría interna, no entorpecer lo que demuestran que
saben, y no poner obstáculos a su experiencia con nuestra testaruda cabeza.
La limpieza de lo inconsciente es el paso más recomendable para la comunicación entre el
Ser que somos en esencia y el que está siendo. Es una forma de que podamos ser libres.

TRABAJA TÚ REFLEXIONANDO
¿Soy consciente de que podría ser libre?

RESUMIENDO

Ser Uno Mismo es muy importante. Ser Libre no es menos importante. Poder darse el
142

placer de vivir desapegado, descondicionado, descontrolado, dueño de la mente y el


corazón, carente de problemas innecesarios, es una auténtica y recomendable delicia.
Te garantizo que sea cual sea el esfuerzo y dedicación que tengas que consagrar a esta
tarea será, sin duda, tu mejor y más gratificante inversión.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  26 – SER NIÑO

Este es el capítulo 26 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

“En el fondo de todo adulto yace un niño eterno, en continua formación, nunca terminado,
que solicita cuidado, atención y educación constantes.
 Ésta es la parte de la personalidad humana que aspira a desarrollarse
 y a alcanzar la plenitud.”
 (Jung)

“El hombre es un niño que ha dedicado toda la vida a limitarse,


 a verse limitado y a aceptarse limitado”.
(Henri Michaux)

“Os digo de verdad:


si no volvéis a ser niños no entraréis en el reino de los Cielos”
(Mateo, 18-3 – Sagrada Biblia)

“Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto:


 a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo
 y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”.
(Paulo Coelho)

“Debemos escuchar al niño que fuimos un día y que existe dentro de nosotros. Ese niño
entiende de instantes mágicos”.
(Paulo Coelho)

“Al hombre le interesa lo real, como tal, aunque no sea deseable.


 Al niño le importa lo deseable, como tal, aunque no sea real”.
(Armando Montiel)

“El que escribe en el alma de un niño escribe para siempre”.


(Anónimo)

Tómate un descanso y dedícale el tiempo que sea necesario a responder a esta pregunta
antes de seguir leyendo: ¿qué echas en falta de tu infancia?
Tic… tac… tic… tac…
No hay prisa. Dedícale todo el tiempo que requiera.
143

¿Has respondido ya?


Si no lo has hecho, vuelve atrás: no te hagas trampas.

Si eres como el 99% de las personas, habrás respondido “jugar”, en primer lugar, y “reír
más”, en segundo.
Seguro que has sentido una especie de tristeza al darte cuenta de esto.
Es lógico.
Poco a poco fuimos desaprendiendo eso de ser niños. Luego hicimos un trueque mal
planteado y cambiamos ser adulto por ser niño sin quedarnos con lo bueno del niño. Quizás
el algún momento alguien nos engañó y nos dijo que ambas cosas eran incompatibles, o
una trágica responsabilidad nos dijo que había que dejarse de juegos y de
irresponsabilidades, que había que sentar cabeza, que ya pasó el tiempo de los juegos…
¡cómo nos engañan o cómo nos engañamos!
Cuando nos ponemos nostálgicos nos da por añorar la infancia y las cosas de entonces. Los
que ya no tenemos madre, añoramos aquella época en que sí la teníamos; añoramos a los
amigos de la infancia, los juegos, las carcajadas, la ingenuidad, los días que eran más
largos, la calle, la escuela, la falta de preocupaciones y responsabilidades… pero
recordamos con nostalgia, sobre todo, la sensación de estar en el mundo de otro modo: de
estar en un mundo de juegos y risas, de no ser conscientes de la vida –en el sentido actual,
el de la gran carga y las obligaciones indeseadas- y de creer en que la infancia sería
infinita.
Nos hemos hecho adultos y hemos perdido la inocencia. Y esto debiera ser motivo de una
pena desconsolada, de un llanto muy intenso, de dejarse sentirlo penosamente tal como
realmente nos duele…
Luego, cuando uno se haya recuperado, tras enjugarse el llanto, debiera ser el momento de
una toma de decisiones para tratar de recuperarla, para seguir siendo así a veces, niño
tierno, íntegro y feliz, niño eterno.
Esto es para pensarlo.

VISTO DE OTRO MODO

Todos llevamos dentro, más o menos escondido o tal vez negado, un niño juguetón, libre,
alegre, simpático, un poco travieso… es aquel que correteaba feliz por nuestra infancia, y
que tal vez se quedó con nosotros, pero oculto, renegado, exiliado.
Por eso de que nos hemos hecho solamente “mayores”, y nos hemos creído que ambos son
incompatibles, y por eso de que la sociedad no recibe bien un niño en un adulto, y que la
seriedad y las responsabilidades nos han acaparado, el niño queda relegado al silencio y el
olvido.
Volver a descubrir a tan querido pequeño personajillo, y sacarle a la luz muy a menudo, es
una tarea noble a la que deberíamos dedicar una parte importante de nuestro tiempo y
nuestro presente.
La alegría pura no viene del adulto; la alegría espontánea, explosiva, sincera, y la carcajada
sin censura, la broma noble, la sonrisa verdadera, el juego, el brillo resplandeciente de los
ojos… todo eso es provocado por el niño.
El contacto habitual con ese niño es imprescindible, porque sólo él nos puede procurar
algunos de los ingredientes de los que se carecen en la gravedad árida de la edad adulta.
Muchas veces nos tomamos demasiado en serio la vida y a nosotros mismos.
La vida –también- es reír, ser felices, gozar… ¿qué otro sentido puede tener que sea más
144

noble y más agradable?

SER NIÑO
 
El niño es el experimentador, la intuición, la confianza y la esperanza, el optimismo, la
creencia en el porvenir sin miedos, la des-pre-ocupación, el que presta atención exclusiva
al momento, el que se deja absorber por la vida y se llena de ella atrevidamente, el que es
absolutamente consciente de la tarea en la que se enfrasca.
El adulto, por el contrario, es quien cree que ya ha experimentado y no es necesario
experimentar, el que antepone la lógica a la intuición, el que tiene un optimismo moderado
y un poco pesimista, el que duda del porvenir por si acaso, el que siempre anda por el
pasado o por el futuro mientras se pierde el presente, el que se inquieta innecesariamente,
el que desconfía de la vida y piensa en las trampas que cree le tiene reservadas, el que
hace una cosa mientras piensa en otra.
Es claramente ganador el niño, y más aún el Niño Libre.

REFLEXIONES

Si hay una buena razón para llorar, esta es la ausencia del niño que fuimos.
Más bien del niño que seguimos siendo en alguna parte de nuestro interior.
Hay más de una buena razón para buscarle.
La alegría y el optimismo que va a aportar a nuestra vida, es impagable.
La esperanza y confianza que nos traerá nos permitirá tener una visión más generosa de la
vida, y nos hará redescubrir un mundo que sentimos como perdido.
Seguir siendo niño es tan importante como ser ahora adulto. O más.
Recuperar el niño es una aventura con grandes premios y una satisfacción por encima de
muchas otras satisfacciones.
Seguramente habrás pensado muchas veces en que te gustaría reencontrarte con algún
amigo de la infancia, o volver en algunos momentos a tu infancia, o ser como eras
entonces.
Está al alcance de tu voluntad.
Propóntelo y pon toda tu capacidad al servicio de lograrlo.
Lo puedes conseguir.

TRABAJA EN ESTO

¿Quién te dijo que tenías que dejar de ser niño?


¿Cuánto tiempo hace que no le dejas salir y mostrarse?
¿Cuánto tiempo que no te relacionas con él en su cuarto de jugar?
¿Y cuánto tiempo que no le das un abrazo?
¿Le echas en falta?
¿A qué estás dispuesto por recuperarle?
¿Y por poder manifestarte como un niño?
¿Cuánto darías por tener sus ojos?
¿Y por su inocencia?

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL


145

“Dejad que los niños se acerquen a mí”


Ya sé que esto que vas a leer a continuación puede sonar como una tontería, pero… ¿y si el
sentido de la frase indica que es nuestro Niño Interior el que tiene que acercarse a Dios?
El adulto está lleno de prejuicios y se cree en posesión de mil verdades; es analítico,
escéptico, mental… ¿un mental puede acercarse a Dios que es todo corazón?

“Os digo de verdad: si no volvéis a ser niños no entraréis en el reino de los Cielos.”
(Mateo, 18.3)

La clave es “ser como niños”.


Muy importante.
¿Y qué es el Reino de los Cielos?
¿Una promesa a largo plazo y del todo indefinida?
¿Otro algo en lo que hay que creer sin ver?
¿O el Reino de los Cielos está en la Tierra, o está dentro de uno mismo, o es Uno Mismo?
Si quiero Descubrirme dentro de mí, ¿cómo lo haré?, ¿como un adulto, con la mente
escudriñadora y cuestionándolo todo, o con los ojos abiertos, receptivos y hambrientos de
Descubrir del niño?
“Ser como niños”…los niños confían en sus padres y en todos aquellos que les cogen en
brazos o le muestran amor.
Los niños se sorprenden continuamente, ¿hemos de ser como niños por la capacidad que
tienen de sorprenderse?, ¿por la imaginación sin límites que tienen?
Será mejor que seamos muy niños para tener opciones a ese Reino de los Cielos que, sea
lo que sea y esté donde esté, suena bien. Incluso aunque ya estemos en este momento en
ese Reino, está bien ser niño.

ATENCIÓN

¿Qué es ser niño?


Ser niño, y ser niño libre preferentemente, es retomar la parte lúdica, feliz y no
obsesionada con las preocupaciones, que corresponde a una parte de tu personalidad
equivalente a la que viviste durante la infancia.
Las diferentes etapas de la vida no son estancas. No eres niño un día y al día siguiente eres
joven, ni pasas de la noche a la mañana a ser adulto, ni de ser adulto a ser anciano.
Esas divisiones que hacemos no solamente corresponden a edades diferentes, sino a
arquetipos que tienes que vivir a lo largo de la vida. Hay momentos en que tienes que ser
adulto, aunque tengas cuatro años, y otros momentos en que debieras ser un niño grande
o un niño eterno, pero niño al fin y al cabo.
Saber encontrar el equilibrio, de cuándo ser uno u otro, es lo adecuado.
Pero lo importante es ser niño siempre, a todas horas, aunque haya momentos en que
tengas que llevar el niño discretamente oculto, aunque el adulto le tenga que tranquilizar y
acallar un poco en alguna situación, pero que esté siempre ahí, que se manifieste a
menudo.
Ya lo sabes: las bromas y las sonrisas de los niños gustan a todo el mundo.
Ser niño es también no abandonar la inocencia, para poder sorprenderse con las cosas que
van pasando; es no olvidar la sonrisa, es amar de todo corazón con todo el corazón, es
jugar con la vida y en la vida; ser niño es abrazar a quien quieres, ser feliz sin necesitar un
motivo, y desdramatizar la vida.

(Te puede interesar leer el capítulo “Los estados del yo”)


146

OBSERVA

¿Qué hacen los niños?, ¿Cómo son?


- Aprenden sin pensar en que existen los errores.
- Juegan por el mero placer de jugar.
- Son libres para manifestar sus deseos.
- No ven la necesidad de respetar todas las normas. Saben que algunas son inútiles.
- Son sanamente egoístas, en el sentido correcto.
- Se manifiestan inocentemente.
- Expresan todos sus sentimientos.
- Dicen lo que piensan y lo que sienten.
- Todo les provoca risas o sonrisas.
- Se toman la vida sin prisa.

Pregúntate… ¿Podría comportarme más a menudo como niño?

TRABAJA EN ESTO

Este es un jueguecito simpático que puedes hacer (como si fueras un niño.)


Si has descubierto que a veces eres demasiado serio y duro contigo, y si ya has
comprendido que es importante recuperar la relación con tu niño, escribe todo lo que se te
ocurra a partir de estas frases:

NO LE VOY A CASTIGAR A MI NIÑO POR…

NO LE VOY A PROHIBIR A MI NIÑO…

A PARTIR DE AHORA, MI NIÑO Y YO VAMOS A…

VENTAJAS DE SER MÁS NIÑO…

QUIERO SER MÁS NIÑO PORQUE…

¿Y QUÉ PASARÍA SI FUERA MÁS NIÑO?

SOLUCIONES O SUGERENCIAS

Observa a los niños. Vete a un parque, míralos por la calle, en sus juegos, en su forma de
ser; fíjate en tus hijos o sobrinos como si fuera la primera vez que los vieras; observa, y
aprende , cómo son, cómo sienten, cómo actúan, cómo piensan… tienes ahí unos grandes
maestros dispuestos a enseñarte, o a recordarte, lo que es ser niño.
Date cuenta de lo que te gusta de ellos, y proponte hacerlo tú a partir de ahora.
No te doy pistas. Descúbrelo por ti mismo.

RESUMIENDO

Esa parte tan tierna de ser niño, o de volver a ser niño habitualmente, a menudo tan
desatendida y olvidada, es algo que conviene recuperar a la mayor brevedad posible, y que
147

conviene promocionar para que se manifieste muy a menudo. Aporta unas sensaciones que
ninguna otra cosa puede aportar, y si uno deja que se manifieste libremente, ese niño va a
hacer felices a muchas de las personas de su alrededor. Por eso, y por la propia higiene y
salud mental, conviene que salirse de ese continuo adulto, tan agraviado y malhumorado, y
ser dichosamente niño cuando es el momento apropiado para serlo.
No se puede negar al niño diciendo que ya acabó su tiempo.
El niño sigue, afortunadamente, vivo y esperándonos con los brazos abiertos.
El contacto con él será, sin duda, una fuente de satisfacciones, y una innovación placentera
en nuestra forma de ser y mostrarnos. Absolutamente recomendado.

Francisco de Sales

CAPÍTULO  27 – CONSCIENTE – INCONSCIENTE – SUPRACONSCIENTE


148

Este es el capítulo 27 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán


los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER
BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.

Advierto antes de entrar en este capítulo que nunca he encontrado uniformidad de ideas ni
definiciones en lo que voy a tratar, pero no creo que eso sea realmente importante.
Más que el nombre con que se defina, es importante tener clara la idea de que es cierto
que existen esos tres niveles básicos, que son distintos pero están interrelacionados, y que
todos ellos nos gobiernan y nos condicionan.
Por supuesto que esto no pretende ser un curso de psicología ni un estudio de la mente,
sino una explicación aunque sea básica pero comprensible.
Hay que tener en cuenta que hablamos de estados o niveles intangibles y que no hay una
frontera clara que separa uno de otro, sino que se solapan un poco o se va diluyendo uno
en otro.

EL CONSCIENTE

El consciente es el estado en el que “creemos” estar siempre, menos al dormir. En realidad


sólo estamos realmente en el consciente en el momento en que nuestra consciencia está
manifestándose plena y atentamente y nosotros estamos observando atentos y nos damos
cuenta de las cosas. Asociamos estar despiertos a estar conscientes, pero no siempre es
así.
Es la parte con la que uno se identifica como persona, porque es donde se tiene la
percepción del ser físico con el que nos sentimos identificados, por ello todo lo consciente
es reconocido y asumido.
También es el lugar donde la mente tiene conciencia del Yo, y donde está la lógica o lo
racional, la inteligencia, lo analítico, lo verbal, y es donde se reflexiona controlando el
proceso mental y donde podemos tomar decisiones.

El PRECONSCIENTE (O subconsciente según otros autores)

Podemos llamar de cualquiera de estos modos a ese espacio o estado mental en que no
somos absolutamente conscientes pero tampoco somos del todo inconscientes.
Es como una zona intermedia donde se ponen en contacto el consciente y el inconsciente.

Mi experiencia de utilidad y utilización me dice que es un espacio mental donde puedo dejar
las preguntas que no soy capaz de responder con el pensamiento o la inteligencia; me
parece que ahí actúa algo que pudiera ser el supraconsciente, el inconsciente colectivo, la
información de los archivos akáshikos, la sabiduría ancestral, o como queramos llamar a
ese “algo” que se encarga de buscar información veraz y útil y ponerla a nuestro servicio.
En mi caso, hago mi pregunta, la dejo ahí, y en otro momento y en el mismo sitio, me
dejan la respuesta. En muchas ocasiones la respuesta a las dudas que no he podido
resolver conscientemente me aparecen, ellas solas, al despertar o incluso en el propio
sueño tengo la respuesta.
No es mi respuesta, puesto que yo no la he elaborado, o por lo menos no mi Yo Consciente.
Es una respuesta Superior, o una respuesta de mis conocimientos atávicos, pero siempre
149

es correcta y acertada.
Es interesante hacer pruebas hasta conseguirlo.

Parece que es el estado ideal para hacer relajaciones o meditaciones, porque seguimos
manteniendo parte de la consciencia activa, pero al mismo tiempo gozamos de un estado
Alfa, o sea de menor actividad cerebral y cierta relajación.
Es una zona intermedia donde lo que habita en el inconsciente se prepara para hacerse
consciente. Es la zona donde se construyen las frases, donde se establece el orden
cronológico de las cosas, se rellenan los vacíos entre las ideas aisladas, se busca la relación
causa-efecto de las cosas, donde justificamos las ideas y razones…

EL INCONSCIENTE

“Si procuramos llevar a cabo una exploración de nosotros


 mismos para realizar nuestro auténtico potencial,
 debemos empezar por aprender el lenguaje del inconsciente.”
(Liz Green)

“Negar el inconsciente, y lo inconsciente, es negar la realidad.


 Todo lo que hay debemos sacarlo a la luz, y no condenarlo
 a perpetuidad a la oscuridad del inconsciente”.

“El inconsciente no es algo malo por naturaleza, es también la fuente de bienestar. No sólo
oscuridad sino también luz, no sólo bestial y demoníaca, sino también espiritual y divina.”
(Carl Jung)

“El poder del inconsciente se basa, precisamente,


en que no somos conscientes de él”.

Cada vez que se habla del inconsciente se pone el mismo ejemplo: es como un iceberg.
Queda a nuestra vista sólo una parte, pero sabemos que hay otra parte, aunque esté
oculta, que es inmensamente más grande.
En el inconsciente, ese grandísimo desconocido, metemos y encajamos como podemos
muchas cosas a la vez.
Cuando no queremos responsabilizarnos de algo que hayamos hecho o dicho, nos
excusamos diciendo que “ha sido inconscientemente”, y parece que eso nos libera de
cualquier responsabilidad y nos podemos quedar tan tranquilos. Como si nosotros nos
fuéramos responsables de eso de algún modo. En general culpabilizamos al inconsciente de
todo lo malo que hay en nosotros, de lo que no nos gusta de nosotros, de lo que no
queremos asumir como de nuestra responsabilidad, diciendo como excusa que “nosotros no
hemos sido, ha sido el inconsciente”.
Es, también, el gran almacén en el que acumulamos las capacidades innatas en desuso y,
al mismo tiempo, lo atávico y todo lo desconocido y, además, aunque lo utilizamos poco, es
un excelente instrumento a nuestro servicio al que se accede a través de un estado de
relajación en el cual permitimos que lo consciente se aproveche de lo inconsciente, o
accedamos a él para resolver los asuntos que necesiten ser resueltos.

La fuerza de nuestras rutinas y reacciones, está en que son y se manifiestan de un modo


inconsciente. Para deshacer las costumbres y las reacciones –sobre todo si están sin
actualizar-, la única solución es que el consciente tome el mando absoluto y se haga cargo
150

también de lo inconsciente.

Allí se siente todo como si fuera real, tanto lo pensado como lo realizado; no hay censura
moral, por lo que pueden convivir de un modo incluso armónico las tendencias inmorales
con la más elevada espiritualidad.
Se supone que ahí siguen latentes las situaciones que no se han liquidado por completo,
incluso aunque estén aparentemente olvidadas, pero allí siguen, afectándonos, hasta que
hagamos algo para evitarlo liquidándolas.
No existe la contradicción. Todo es válido por eso de que no existe una censura moral o
una ley a respetar. Están las ideas correctas y las equivocadas, las últimas incorporaciones
y las que ya no usamos, y como nos sirven de referencia cuando actuamos del modo
habitual, o sea, inconscientemente, las que están equivocadas influyen en el pensamiento
con el agravante de que creemos que el pensamiento que nos aporta nuestra mente es
nuestro pensamiento.  No es así, porque es solamente el pensamiento de nuestro
inconsciente condicionado, confundido, cargado de miedos y complejos, asustado y mal
educado.

Todas las experiencias permanecen almacenadas junto a la calificación que les dimos en su
momento, o la emoción que archivamos asociada. Por ejemplo, si en nuestra infancia un
perro nos ladró, y lo recordamos de nuestro mismo tamaño, además de fiero y con una
boca descomunal que nos podría comer de un solo bocado, asustándonos con esas fauces
espantosas y aquellos ladridos tan atemorizantes, puede que al ser adultos sigamos
sintiendo lo mismo ante un perro, aunque sea manso y tan pequeño que sin duda
podríamos deshacernos de él.
De todo esto se deduce la repetida necesidad de conocer lo que tenemos allí almacenado y
decidir qué se quiere hacer con ello; de valorar cada pensamiento y verificar si es propio o
es del inconsciente, y de ser y estar en lo consciente. Estar conscientes es, sin duda, el
mejor y más efectivo antídoto para evitar ser afectado por el inconsciente.
Sólo de este modo podremos lograr que una fuerza tan inmensa y poderosa trabaje a
nuestro servicio en vez de seguir siendo nosotros sus esclavos.

Manejarse bien con el inconsciente es una tarea que requiere voluntad serena y constancia,
tiempo, silencio, y entender su idioma sin palabras con paciencia, sin ideas preconcebidas,
sin metas y sin desesperación.

Es muy conveniente entrar en esta zona y revisar lo que tenemos allí, para conocerlo y
actualizarlo, y para saber lo que opinamos realmente nosotros conscientes de las cosas que
acoge; después es conveniente verbalizarlo, porque si hacemos el proceso de actualización
sólo en el pensamiento, no llegamos a desarrollarlo del todo, porque damos por supuesto
que ya sabemos la respuesta y que ya tenemos una contestación para esa pregunta o
cuestión… y repetimos la anterior.

VISTO DE OTRO MODO

Tenemos que saber esto: la mayor parte de lo que somos pertenece y se ubica en lo
inconsciente. Lo consciente dura el tiempo efímero de pensarlo o pronunciarlo, e
inmediatamente desaparece de la consciencia y vuelve a almacenarse en lo inconsciente
hasta que lo volvemos a necesitar.
El inconsciente es, hasta este momento, incognoscible e infinito. En él habita lo que nos
motiva, lo que nos hace reaccionar, también lo que nos pone zancadillas, lo que ni siquiera
sospechamos, el origen de lo que estamos siendo…
151

Si queremos conocernos tenemos que conocer nuestro inconsciente. Averiguando cómo


funciona nos será más fácil saber por qué actuamos y nos comportamos como lo estamos
haciendo. Conociendo sus estratagemas, sabremos cómo relacionarnos mejor con él.

ATENCIÓN

La relación con el inconsciente ha de ser habitual y fluida.


Es una tarea complicada porque su lenguaje y el del consciente son distintos, pero hay que
hacerlo en el modo que sea posible.
Su lenguaje no es verbal, sino más bien simbólico. En los sueños y en las relajaciones más
profundas encuentra su mejor capacidad de expresión.
No hay que asustarse de lo que encontremos en él porque no hay censura moral y, por lo
tanto, no hay que  asombrarse ni escandalizarse porque se manifieste con naturalidad todo
lo inmoral que nuestra conciencia y nuestra consciencia nos obligan a renegar y rechazar.
No existe un orden cronológico, ni hay una clara diferenciación entre lo que es realidad y lo
que sólo es algo pensado o imaginado.
No existe la contradicción: todo puede aparecer como “normal”.
De ahí emana toda la fuerza de la psique: si está bloqueada, la persona se encuentra
disminuida en lo físico, lo afectivo y lo mental, lo cual produce tensión interior, malestar, e
insatisfacción, que pueden llegar a la angustia, irritabilidad, trastornos digestivos, etc…
Pero es también el sitio donde residen los impulsos primarios: la inteligencia del instinto, la
sabiduría del cuerpo, los instintos de supervivencia y reproducción, los impulsos afectivos,
vitales e instintivos, y la fuerza interior que nos puede movilizar.

Hay que recordar que en el inconsciente vive todo en una desordenada anarquía. Si alguien
me pregunta qué opino de Dios, tengo que ir al preconsciente para extraer la información y
construir la frase que exprese mi opinión actualizada, porque pueden convivir dentro de
uno el amor infinito e incondicional hacia Él con el odio infantil que manifestó cuando murió
su abuelo, junto con el pensamiento de injusticia que se siente cuando se piensa en el
hambre y las guerras que hay en el mundo; también se le puede culpabilizar a Dios o
agradecerle las lágrimas que han brotado ante un amanecer, o ante el amor, o se le puede
acusar por su abandono.
Todo está dentro del inconsciente, sin poner fecha y sin orden de prioridad. Al tener que
construir la respuesta es cuando se descarta lo que ya no vale en el día de hoy, y es
cuando uno mismo puedo enterarse de lo que sí piensa realmente.
Además, desde la última vez que uno actualizó la respuesta a esa pregunta seguramente
habrá adquirido nueva información, habrá oído o leído algo más, habrá descubierto algo
nuevo… y si no se actualiza, no evoluciona la respuesta y no evoluciona uno.

EL SUPRA-CONSCIENTE (O Súper-consciente)

Se podría entender como la parte espiritual del inconsciente. Es el espacio de los mundos
superiores, de la clarividencia, de las transformaciones místicas y, posiblemente, de la fe.

Para Jung, el Supra-consciente es el patrón psíquico capaz de dirigir de forma magistral la


naturaleza racional, emocional e instintiva de nuestro pequeño “ego” o “yo inferior”. De
esta manera, Jung ofrece una visión más holística del ser humano, porque añade este
aspecto liberador y trascendente de nuestra consciencia.

Se han determinado varias características que posee este nivel, que se manifiestan al
152

afectar a la consciencia cotidiana: profundidad, interiorización, elevación, expansión y


ampliación, desarrollo y activación, potenciación, sensación de despertar espiritualmente,
iluminación, beatitud, gozo, renovación o regeneración, resurrección, y liberación.

Este tipo de conciencia carece de programación externa, puesto que no procede de un


grupo de conceptos adquiridos o inducidos, sino que emana directamente de nuestra
conciencia primordial, coincidiendo de este modo, en ocasiones, en su contenido, con la
conciencia que está presente en otros seres vivos del planeta y formando, por tanto, una
nueva entidad del consciente: la Supra-conciencia.

Esta llamada Supra-conciencia no es nada nuevo. Lo que sí puede ser algo nuevo es la
creciente sensibilidad de las personas ante ella.
Cuando los valores tradicionales de las sociedades entran en colapso, la sensación de
presencia de una conciencia y consciencia superior que nos unen aumenta, bien por
necesidad de sentir que permanecen unos valores, o mejor dicho, principios universales, o
bien porque al quitarnos la venda del ego vemos más claramente que, lejos de
programaciones adquiridas, poseemos el discernimiento de lo que globalmente es bueno
para el organismo común del que formamos parte, que es la Tierra o el Mundo.

DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Aquí sí que entramos en fabulaciones porque todo lo que escriba a partir de ahora es
indemostrable, y se basa en unas suposiciones más o menos lógicas, en intuiciones, en
deducciones más o menos acertadas, o bien en opiniones y experiencias de iniciados y
maestros espirituales.
El Supra-consciente podría ser la región donde se encuentra lo divino que todos llevamos
implícito en nuestra naturaleza, donde está Lo Superior y, por tanto, la Conciencia
Superior; donde habitan las experiencias de encarnaciones anteriores y quizás la propuesta
de futuro y donde reside la intuición, que es la expresión natural del alma. Yo quiero creer,
aunque no puedo demostrarlo, que la intuición es la sabiduría que hemos ido acumulando
en encarnaciones anteriores.
Dentro de nosotros, y sin que nos demos cuenta, funcionan unas leyes que nunca hemos
escrito expresamente, pero que acatamos. Una de ellas es la conciencia. Sabemos cuándo
algo está bien o mal según nuestro criterio. A otra gente puede parecerle algo distinto, pero
nosotros, si estamos obrando de acuerdo con nuestros principios, acataremos y
defenderemos lo que dicte nuestra conciencia.
No es una justicia fría de aplicar lo legislado según unas normas generales quien lo
dictamina, sino que es como si fuera la voz de Dios dándose cuenta de la honradez de los
actos y pensamientos.

RESUMIENDO

Si estás interesado en saber más de lo relacionado con este capítulo podrás encontrar en
otros sitios una inagotable información. Esto es lo básico y es lo que hay que saber para
seguir hacia los siguientes capítulos.

Você também pode gostar