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¿Cómo educar competencias de primera infancia en tiempo de covid-19?

En este momento de crisis, que está viviendo el mundo entero por la pandemia del covid-
19, es muy importante y necesario utilizar las herramientas necesarias para educar las
competencias de la primera infancia utilizando metodologías, y estrategias propias de la
educación para que la sociedad pueda entender una situación como la que se esté generando
con el corona virus. Los educadores tienen un papel esencial para frenar esta pandemia, si
colocan el conocimiento educativo al servicio de la sociedad, podrían ayudar mucho.

EDUCAR EN TIEMPO DE COVID-19

En este tiempo una herramienta muy importante para educar, es las redes sociales ya que
logran destacar contenidos que pueden ayudar a que se promuevan aprendizajes valiosos
sobre el covid-19, los contendidos pueden ayudar a abordar el tema a educadores y también
a las familias que tienen a sus hijos en casa en estos días, cabe aclarar que las redes sociales
no es la mejor herramienta para educar, sería contraproducente pero tristemente no hay
tanta información que permita un uso didáctico circulando en internet.

¿Qué se considera didáctico en estas circunstancias?

Las especiales características de esta emergencia, el hecho de que una parte importante del
alumnado esté en sus casas, la necesidad de apoyarse en medios digitales y la dificultad de
competir con los contenidos espectaculares o morbosos que aparecen en distintos medios,
hacen que la definición que se da de “didáctico” sea especial.

1. Educar adaptándose a la capacidad de comprensión pero también a la emoción: las


emociones pueden potenciar o frenar el aprendizaje en determinados momentos. La
situación generada por el COVID-19 es altamente emocional y va a resultar difícil que una
propuesta educativa el tema, a que tenga éxito si no sintoniza con las emociones del
alumno.

¿Cuáles son las emociones?

-Miedo, ansiedad, estrés.

-incertidumbre, inseguridad.
-Enfado, irritabilidad.

-Solidaridad, responsabilidad, deseo de ayudar.

-Otras: la variedad de emociones en situaciones de crisis puede ser muy amplia.

La adaptación a la capacidad de comprensión la da el propio contenido por el educador, por


ejemplo, algún texto escrito por alguien experto en la primera infancia, puede ser muy
accesible y dinámico, algo más llamativo sería una canción sobre el lavado de manos puede
ser muy adecuada en infantil y primer ciclo de primaria. Sin embargo, la adaptación a la
emoción es algo que depende del educador (ya sea docente o alguien de la familia).

Lo ideal sería que se llegara a poder utilizar un enfoque educativo para ayudar a aliviar las
emociones negativas y llegar a aquellas emociones (solidaridad, esperanza, confianza) qué
permitan guiar a niños, niñas y adolescentes a obtener aprendizajes valiosos de esta
situación.

2. Educar con un valor añadido: las crisis ponen a prueba una capacidad muy importante
de las personas, los grupos y las sociedades: la resiliencia, Las crisis no son deseables, no
son “buenas”, pero pueden llegar a ayudarnos a aprender cosas que nos valdrán toda la vida
y que nos ayudarán a afrontar otras crisis, grandes o pequeñas, con una caja de
herramientas bien preparada.

Una crisis puede ayudar en:

-Aprender a prepararse para imprevistos.

-Empatizar con las personas más vulnerables y entender mejor la situación de las personas
que se enfrentan a emergencias cada año en el mundo.

-Desarrollar el sentido de la responsabilidad, la colaboración.

-Motivarse a formar parte de la solución y no del problema.

Estos aprendizajes no están en el currículo formal y son accesibles para las familias. El
retraso puntual que un alumno podrá experimentar en matemáticas o historia en estos días
quizás le dé la oportunidad de aprender cosas igualmente valiosas y que no entran en
exámenes y evaluaciones.
3. Educar para desarrollar, no para evaluar: las evaluaciones son amenazantes, pero en
situaciones excepcionales se debe hacer un esfuerzo, por el bien de cada estudiante y
aceptar que seguir con modelos de enseñanza orientados a los resultados en este con ensayo
es, no solo poco realista, sino contraproducente.

Cuando se dice que el esfuerzo debe ser de todos nos referimos a:

-Las instituciones políticas tienen que ser flexibles

Nos encontramos en una situación en la que puede ocurrir que el curso no acabe con
normalidad para muchos estudiantes y que algunas pruebas de evaluación no den los
resultados esperados. Desde el ámbito político es necesario estudiar opciones que permitan
que, de darse esta circunstancia, se pueda garantizar la permanencia de los estudiantes en el
sistema educativo.

-Los centros educativos pueden ser innovadores

La adaptación curricular es clave en esta situación. Este es un momento ideal para


transmitir conocimientos relacionados con la salud, los hábitos saludables, los
microorganismos, el cuerpo humano, la geografía humana, las enfermedades en la historia,
las estadísticas de población… e infinidad de materias curriculares de todos los niveles.

-Las familias necesitan paciencia

El esfuerzo extra que están haciendo las familias allí donde se han suspendido las clases, es
necesario pero no tiene que ser hercúleo. Las notas tienen un poco menos de importancia,
desde los hogares enseñar cosas que no por ser extracurriculares, son menos importantes.
También se puede ayudar a los docentes que se encuentran en una situación nueva y que los
primeros momentos son de prueba y error.  Por ejemplo: está claro que la educación a
distancia no es “poner deberes” y, seguramente, con el tiempo los docentes podrán
implementar métodos más adecuados, motivadores y adaptados a las dinámicas
familiares para la enseñanza a distancia.

-Los estudiantes deben que poner de su parte

Los niños y niñas y adolescentes son ciudadanos de pleno derecho y, salvo los más
pequeños o aquellos que sean especialmente vulnerables, no pueden quedarse de brazos
cruzados cuando toda la sociedad se enfrenta a una crisis. No es el momento de sumar
problemas en sus familias y los adultos debemos hacerles conscientes de ellos, facilitando
que sean parte de la solución, no del problema.

En conclusión el COVID-19 está teniendo un impacto muy importante en derecho a la


educación de millones de estudiantes, en los docentes y centros educativos y en las
familias. Se requieren soluciones innovadoras, recursos y tiempo, pero también paciencia y
buena voluntad. Juntos se puede superar este bache educativo y convertirlo en una
oportunidad de aprendizaje. 

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