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Y SU VUELTA A LA ACTUALIDAD
XXIV Convención de Ingenieros de minas del Perú
INDICE
1. Introducción
2. Procesos gravimétricos
3. Espirales concentradoras
4. Plantas industriales
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1.- INTRODUCCIÓN
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explotación, Ruina Montium, “Quebrantado, el monte cae por sí mismo, con gran
estruendo y fuerte viento que no puede ser concebido por la mente humana”, figura 2.
Cada vez que por cualquier causa, caen los precios de los metales, los mineralurgistas
volvemos la vista hacia estos procesos sencillos; quizás por eso no muy valorados; pues
a pesar de ser menos efectivos que la flotación, son de costo operativo muy inferior. Una
buena combinación de ambos procesos podría significar buena recuperación a bajo
costo.
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Por supuesto la posibilidad de aplicación de la gravimetría va condicionada a la existencia
de liberación de la mena de la ganga, aunque sólo sea parcialmente; según el grado de
liberación de las diferentes especies minerales en el mineral bruto, podrán producirse
preconcentrados o concentrados finales. Si la liberación no es suficiente, la gravimetría
permite obtener preconcentrados intermedios que posteriormente pueden ser molidos y
reducidos al tamaño necesario, de modo que con una etapa de concentración posterior,
bien gravimétrica, de flotación, o con cualquier otro proceso puede producirse un
concentrado final reduciendo considerablemente el tamaño de las etapas de molienda.
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Corrientes verticales pulsantes (jigging), donde los pesados caen a mayor
velocidad que los ligeros; como en los jigs y cajas hidrodinámicas.
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En los últimos años han surgido varios equipos nuevos, principalmente para el
tratamiento de minerales finos, entre los que merecen ser citados los siguientes:
El jig Kelsey, es un jig centrífugo, desarrollado en Australia, del cual existen varias
unidades en operación para el refinado de minerales de titanio y zirconio con
buenos resultados; también existen algunas unidades en el tratamiento de estaño
y hierro. Según información del fabricante recuperan eficientemente partículas de
hasta 10 micras, siendo el tamaño máximo recomendable de 0,5 mm. Se
construyen equipos que pueden tratar hasta 150 t/h de alimentación. Es un equipo
de costo relativamente alto por su complejidad mecánica, pues posee dos
mecanismos de giro, el principal que mueve el jig propiamente dicho, y un
segundo concéntrico que efectúa la pulsación. El modelo mayor tiene un costo
superior a 1.000.000 USD, y requiere más de 150 kW de potencia.
Otro equipo es el jig a presión en línea, también desarrollado en Australia, del cual
la única aplicación conocida, al menos por el autor de este trabajo, es la
concentración de oro. Básicamente es un jig circular, encerrado en un recipiente a
presión, por lo que la alimentación debe ser realizada a través de una bomba para
alcanzar la presión de operación requerida. La pulsación, obtenida mediante un
dispositivo electro-hidráulico, se ve potenciada por la presión interior del equipo.
Puede tratar partículas de hasta 25 mm, con una capacidad máxima de 60 t/h, y
buena recuperación de partículas superiores a 45 micras.
Los concentradores centrífugos, de los cuales básicamente solo dos de ellos han
alcanzado un gran desarrollo, Falcon y Knelson. Ambos equipos han sido
desarrollados en Canadá, y especialmente el último de ellos está ampliamente
difundido a nivel mundial, habiendo obtenido excelentes resultados en la
recuperación de minerales pesados, especialmente en oro, y sobre todo en etapas
finales de limpieza. Ambos equipos han adoptado los últimos desarrollos
electrónicos para acercarse al funcionamiento en continuo, pudiendo decir que el
primero ha sido desarrollado para productos de granulometría fina y el segundo
para granulometrías medias. Knelson ha renovado todos sus modelos, por el
nuevo tipo CD de descarga central automatizada, y su equipo mayor puede tratar
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hasta 100 t/h de sólidos, con tamaño de partículas de hasta 6 mm. Falcon fabrica
dos modelos C y B, el primero para un amplio rango de tamaño de partículas y el
segundo especialmente para finos, con capacidades de hasta 100 t/h y 25 t/h, y
"tazas” de 1.000 mm y 500 mm de diámetro respectivamente; el máximo tamaño
máximo recomendado es inferior a 1 mm.
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Las espirales de diseño antiguo disponen de diversas tomas de concentrado a lo largo
del canal, localizadas aproximadamente cada 180º, es decir cada media vuelta.
Inmediatamente antes de cada toma existe una pequeña aportación de agua cuya
función es desplazar las arcillas, efectuando un lavado del concentrado.
Las espirales empleadas en las etapas de limpieza y afino, debido a que tienen tratar
productos con alto contenido de pesados, más del 5%, poseen tomas intermedias de
concentrado situadas cada dos o tres vueltas, figura 6, y en algunos modelos, puede
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aportarse agua inmediatamente antes para lavar el concentrado antes de la toma, y
después de cada toma para efectuar un repulpado y repetir el proceso de concentración.
El numero de vueltas varia entre tres y ocho, dependiendo de la aplicación y del modelo
de espiral, siendo las más empleadas las de siete vueltas. La tendencia actual es el uso
de espirales “cortas”, con cuatro vueltas en el caso del carbón, y seis vueltas en las
espirales de minerales pesados, a fin de reducir la altura de las instalaciones.
Recientemente se ha introducido un modelo de espiral que combina en una misma
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columna dos espirales, una primera sección de desbaste, y a continuación una segunda
sección de limpieza del concentrado o del mixto obtenido en la primera sección,
disminuyendo de este modo la altura total requerida.
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Las espirales para carbón, tienen el perfil del canal específicamente diseñado para esta
separación inversa y acaba de ser introducido en el mercado, un nuevo modelo LD7 de
cuatro vueltas de mayor diámetro que las convencionales, con una capacidad unitaria por
canal de hasta 5 t/h. Pueden acoplarse hasta 3 canales por columna, y agruparse
formando bancos de 4 columnas; lo que significa una capacidad de tratamiento por banco
de hasta 60 t/h con una superficie ocupada menor de 5 m2.
MINERALES PESADOS
1) Espirales LG: para productos con bajo contenido de pesados, inferior a 5%,
Low Grade. Aplicación en etapas de desbaste y barrido. Dentro de este subgrupo
existen básicamente dos modelos, LG4 y LG7D.
2) Espirales MG: para contenidos medios de pesados, hasta 20%, Medium Grade.
Aplicación en desbaste y limpieza. Modelos MG4B, MG4CF, MG5D, MG6.3,
MG7S.
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3) Espirales HG: para alto contenido de pesados, superiores al 20%, High Grade.
Aplicación en limpieza y etapas finales de afino. Modelos HG7D, HG8-5, HG8-7,
HG10.
5) Espirales FM: para minerales de granulometría fina, Fine Mineral, figura 10.
Modelo FM1.
Los principales minerales donde estas espirales pueden ser aplicados son: Arenas
minerales (ilmeníta, rutilo y zirconio), minerales de hierro, cromita, estaño y
wolframio, tantalo, oro, arenas silíceas (eliminación de pesados), piedra pómez,
etc..
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En general la capacidad unitaria por canal puede estimarse entre 2 t/h y 4 t/h para
las espirales tipo LG y MG, máximo 3 t/h para las HG, y menos de 2 t/h las FM. En
cualquiera de estos tipos la concentración de sólidos en la alimentación puede
llegar hasta el 50% en peso, aunque el mejor rango está entre 35% y 45%. El
tamaño máximo de partícula recomendable no debe ser mayor de 2 mm.
CARBÒN
Las espirales de carbón tipo LD 4E y LD7 tratan hasta 5 t/h por canal y pueden
montarse como máximo 3 canales por columna. Los tipos LD9 y LD10 tratan unas
2 t/h. Todos los modelos han sido hoy día prácticamente desplazados por el último
diseño LD7, que ha demostrado una gran flexibilidad, tanto en el rango
granulométrico como en el contenido de cenizas del producto de alimentación,
figura 11. La granulometría del carbón bruto no debe ser superior a 3 mm y la
concentración de sólidos puede llegar hasta el 40% en peso, pero el mejor rango
es 25-30%.
El último desarrollo, la espiral FM1 representa una solución para el tratamiento de finos
con procedimientos gravimétricos. Hasta el presente los modelos de espirales existentes
del grupo de minerales pesados “acababan” en las 30/40 micras, pero a partir de las 70
micras la recuperación caía “en picado”. Este nuevo modelo FM1 puede recuperar con
buena eficiencia partículas de hasta 20 micras y menores, significando la extensión de la
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gravimetría hasta el rango solamente cubierto por equipos de precio superior y costo
operativo más elevado, representado inclusive una alternativa a la flotación. No existen
todavía muchas referencias dada su novedad, pero hasta el momento los resultados son
prometedores, figura 12.
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En general, el principio básico de operación de una planta gravimétrica es independiente
del tipo de mineral, no difiriendo grandemente según se trate uno u otro mineral. Podrían
indicarse una serie de “reglas de oro”, que deben tenerse en cuenta en un proceso
gravimétrico al momento de diseñar la planta industrial:
Planta de lavado de carbón en dos etapas, figura 14. La primera etapa entrega tres
productos; carbón, mixtos y estériles, mientras que la segunda etapa recoge los mixtos
de la primera para recuperar el carbón perdido, mejorando así la recuperación total de la
planta, sin merma de la calidad del carbón obtenido.
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Planta de concentración de mineral de wolframio (schellita) con contenidos de estaño
(casiterita), figura 15. El circuito consta de una primera etapa de desbaste, y dos de
limpieza. El preconcentrado de espirales se flota para eliminar los sulfuros, y el
concentrado de flotación se limpia finalmente en mesas de sacudidas. Existe una etapa
final, vía seca, con separación magnética y electrostática.
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Planta de recuperación de zirconio y titanio de arenas de playa, figura 17. El mineral es
dragado, figura 18, y enviado directamente a un circuito de espirales en tres etapas,
desbaste y dos limpiezas, con etapa final de afino mediante separadores magnéticos de
alta intensidad vía húmeda, WHIMS, totalmente montado sobre un edificio flotante,
figura 19. El preconcentrado es almacenado en tierra mediante hidrociclonado, desde
donde se transporta a una planta vía seca en la que se refina mediante dos etapas más
de espirales y mesas, seguido de un circuito constituido por tres etapas de separación
electrostática que separan el zircón de la ilmeníta.
Todas las plantas basadas en espirales tienen un denominador común, bajo costo
operativo, que dadas las condiciones actuales del mercado de minerales, representa un
gran aliciente para estudiar con cuidado la posibilidad de aplicación de esta tecnología.
Por otro lado son plantas muy sencillas de operar, que requieren poco personal, y con
bajos niveles de inversión, que permiten dar una respuesta rápida a situaciones
coyunturales, que es en definitiva lo que la sociedad demanda.
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Las espirales de concentración y su vuelta a la actualidad
Resumen
Las caídas de los precios de los metales, tienen con frecuencia efectos positivos, en
cuanto obligan a las empresas productoras, y técnicos metalurgistas a optimizar los
procesos de concentración, buscando menores costes operativos. Sin lugar a duda el
mayor coste en el proceso global de tratamiento de cualquier mineral se centra en la
etapa de reducción de tamaños, y concretamente en las etapas de molienda.
Minerales metálicos, como Cobre, Zinc, Plomo, Hierro y Oro, pueden incluir en sus
procesos, espirales, al menos como etapas de preconcentración. En el caso de minerales
industriales como el Zirconio, Titanio, Cuarzo entre otros, las espirales constituyen el
corazón del proceso de enriquecimiento, seguidas de las necesarias etapas de
separación electromagnética y electrostática. Minerales pesados como el Wolframio y
Estaño, o productos ligeros como el Carbón representan un caso típico donde las
espirales son igualmente un equipo indispensable.
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