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1 Origen de la filosofía.
La definición analítica es una filosofía que deriva y se compone de las palabras griegas
“filia” y “sofia”, que significan amor y sabiduría. Pero su sentido es muy amplio. Por
ejemplo, Homero la empleaba para designar en general toda habilidad o destreza,
incluso como técnica, tal como las que poseen los artesanos, poetas o músicos. Otros
como Herodoto llaman “sofos” a todo lo que sobresale de los demás, por la perfección
y calidad de sus obras. Con este término “sofoi” fueron designados los siete sabios de la
antigüedad. En cuanto a “filia”, sinónimo de “eros”, de esta raíz surge la antología del
amor con nuestra palabra filosofía. El amor está en la filosofía como “filia”, como
amistad, afecto y cariño. El filósofo se encuentra entre la sabiduría y la ignorancia. No
es un ignorante porque desea y ama la sabiduría. Tampoco es un sabio pues no la pose.
El filósofo vive de este amor, de esta sed de saber que quiere superar alcanzándola en el
sabio, aunque nunca la consiga del todo (mito platónico del nacimiento de Eros).
Concluyendo sobre lo dicho y respondiendo a la explicación nominal analítica, la
filosofía tratara de evadir los límites de la ignorancia con el anhelo y la esperanza de
alcanzar un saber total. Y finalmente el mismo eros o amor será filosofía, pues si el
amor ama a las cosas bellas, y la sabiduría es una de ellas (quizás la más bella),
entonces amar a la filosofía será filosofar.
Los presocráticos ven la filosofía como una pregunta sobre el origen y la razón del
orden. Las distintas escuelas consideran que la filosofía es una reflexión que pretende
racionalizar la totalidad de lo que se puede experimentar. A esta totalidad la llamaron
“phisis” (naturaleza), y abarcaba todo cuanto podía el griego experimentar o pensar. Su
pregunta podría ser: “¿existe algo que sea la razón de ser de la phisis?”.
Estos pensadores van a dar respuestas físicas, materiales, mediante una explicación
científica fuera de lo religioso, mítico e irracional. Por esto hay un avance positivo, ya
que hay un alejamiento de lo religioso a lo experimental. Podría decirse que la ciencia
surge en este instante.
El presocrático busca razones que expliquen y den sentido y unidad a lo que pasa en la
naturaleza, queriendo encontrarlo en virtud de la reflexión de su razón acompañada de
la visión científica, en el seno mismo de cada cosa, con independencia de la acción de
los dioses. De ahí que la filosofía surja como el esfuerzo por encontrar en las cosas
mismas la razón de su propio ser.
Debe haber un elemento planificador de la unidad presente en todas las cosas como
aquello que las origina, que las hace cambiar y al mismo tiempo permanecer en su ser;
es lo que garantiza el orden y la finalidad. Es lo que llaman los presocráticos el
“Logos”.
El “Logos” es:
- una realidad que la razón postula o pide como exigencia de lo que experimentan los
sentidos.
- un principio “Arjé”, porque él es lo más íntimo en las cosas y de donde ellas toman su
origen.
- el que posibilita la compresión de la phisis como cosmos, osea, como totalidad
sometida a razones.
Los presocráticos dieron a la pregunta por ese “Logos” respuestas diferentes. Pero en
todo caso el problema consistía en diferenciar que es lo que hace que las cosas sean
como son, tanto en su estructura como en sus funciones. Su investigación no es por
tanto ni científica ni teogónica.
“Los filósofos son los que pueden alcanzar lo que siempre se mantiene igual a sí mismo,
y no lo son los que duden errando por multitud de cosas diferentes.”
Por ello, filosofía es el conocimiento de realidades ideales que dan sentido a las cosas
particulares; para eso hay que superar lo que individualmente nos interesa en cada
momento, lo que es fugaz en cada cosa poniendo en ejercicio la capacidad de
admiración para poder intuir lo que las cosas pudieran ser, y no son. Admirarse ante los
múltiples sentidos posibles de todo lo real y sobrepasándolos, ir a la fuente de todos
ellos: a su IDEA.
Con esta admiración, la filosofía dejará de ocuparse de cosas particulares de este o aquel
hombre, de esta o aquella felicidad, de este o aquel fenómeno natural…, para abordar la
búsqueda del conocimiento de lo absoluto, y es la ciencia verdadera, la ciencia de las
ideas dejadas y despreciadas por los sabios de este mundo, y socialmente desacreditada
por su sentido no práctico. Pero eso sí, por una parte el filósofo debería gobernar la
República, por otra, la filosofía debería ser ejercicio para la muerte, momento en el que
la limitación se acaba y se hace posible el conocimiento de lo esencial.
“El placer es el principio y el fin de la vida feliz. Sabemos que él es el bien primero y
natural, y de él toma comienzo todo acto de nuestra elección.”
La filosofía será en consecuencia la sabiduría vital que sepa mantener la vida feliz con
un adecuado valor de vigilancia, para que proclamando el placer como principio, haga
consciente al hombre de que éste puede residir perfectamente en la continencia y en la
vida.