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2005
María Flórez Estrada Pimentel
EL ESTADO, EL PODER Y LAS MUJERES: UNA RELACIÓN AMBIGUA
Revista de Ciencias Sociales (Cr), año/vol. III-IV, número 109-110
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
pp. 139-149
http://redalyc.uaemex.mx
Rev. Ciencias Sociales 109-110: 139-149 / 2005 (III-IV)
ISSN: 0482-5276
RESUMEN
El reconocimiento de algunos derechos de las mujeres por parte de los Estados occi-
dentales modernos, es una consecuencia no deseada de las revoluciones liberales, que
proclamaron la universalidad de los derechos —literalmente— del hombre.
Por eso, la relación de los Estados occidentales modernos con las mujeres es, ante
todo, ambivalente, y los adelantos logrados por ellas han respondido más a su propia
decisión de luchar por su plena soberanía, que a la voluntad política hegemónica.
ABSTRACT
The acknowledgement of the rights of women on behalf of the western modern states,
is a miscalculated and undesired consequence of the bourgeoisie revolutions, which
proclaimed the universality of the rights of —literally— men.
Thus, the relationship between modern western states and women is ambivalent, and
the advancements achieved by the latter have been a result of their resolve to fight in
order to obtain their full sovereignty, rather than a consequence of the hegemonic
political will.
Rev. Ciencias Sociales Univ. Costa Rica, (ISSN: 0482-5276), 109-110, 2005 (III-IV): 139-149
El Estado, el poder y la mujeres: una relación ambigua 141
ahora, todas las revoluciones han sido a de tierra cívica (bien inmueble portador de
favor de un tipo de propiedad y en contra ciudadanía para el hombre que la recibe) como
de otro. (…) En la gran Revolución fran- otra parte de riquezas portadoras de estatus
cesa, la propiedad feudal fue sacrificada (joyas y otros bienes muebles):
para salvar la propiedad burguesa; en la de
Solón, la propiedad de los acreedores fue Del siglo VIII al IV, es siempre un hombre
la que tuvo que sufrir en provecho de los quien entrega una mujer a su marido
deudores. Las deudas fueron, sencillamen- (dídomi), y el hombre con capacidad para
te, declaradas nulas (Engels: s/f, pg. 115). darla, da siempre riquezas por añadidu-
ra (epidídomi). Sean cuales fueren las
Aunque las reformas de Solón no esta- modalidades que el grupo social haya
ban centradas, en lo absoluto, en la reivindica- conservado, la madre de los hijos legí-
ción de los derechos de las mujeres, ni fueron timos —los hijos que heredarán a su
duraderas, quizás constituyeron la primera padre y las hijas que su padre dará en
acción de política pública que les reconoció matrimonio— en el momento en que
algún derecho, aunque solo fuese de manera es dada, va unida a (en griego se dice
tangencial y con el fin de beneficiar a los hijos colocada sobre) bienes o esperanzas. Se
bastardos: les permitió heredar1. impone aquí una observación: en tierra
Antes de estas reformas, la transmisión helena, la condición de la mujer y la de
de la herencia era un privilegio exclusivo de los su “prolongación patrimonial” nunca
hombres, que estos se atribuyeron después de se presentan disociadas, como si entre
producida lo que Engels llamó “la gran derro- ellas hubiera una suerte de consustan-
ta del sexo femenino”, esto es, cuando, tras el cialidad original (Pgs. 271-272).
dominio de la agricultura, las mujeres fueron
Con el crecimiento de las primeras “ciu-
expropiadas de la tierra para efectos de la trans-
dades” helénicas, se producen modificaciones
misión patrilineal de la herencia.
en las estructuras de transmisión de la tierra
En su excelente investigación sobre el
cívica, pero únicamente en el sentido de per-
surgimiento de las ciudades de Atenas y Gortina,
mitir el ingreso a la ciudadanía y a la posesión
la historiadora francesa Claudine Leduc (2000),
de la riqueza a hombres que no pertenecen a la
explica este proceso de transmisión de la tierra
gens originaria.
y de la riqueza por los hombres utilizando lo
Estos cambios, pues, no benefician en
que podría ser la primera forma de moneda
absoluto a las mujeres, quienes continuaron
existente: la mujer dada en matrimonio atada
perteneciendo al padre o, en su ausencia, al
a una “dote” que incluye tanto una parcela pariente masculino consanguíneo más próxi-
mo, como un “bien” que estos pueden transar
para acrecentar la riqueza material y simbólica
1 Vistas desde el siglo XXI (y, de paso, para decons-
truir la linealidad del tiempo en el imaginario de la “casa”.
Occidental) las reformas de Solón aparecen como Así nació la democrática ciudad de
espectaculares: 1. impuso un tope máximo a las Atenas, considerada cuna de la civilización occi-
tasas de interés, 2. devaluó la moneda, 3. estable- dental. Pero nació sobre la opresión de las muje-
ció un sistema tributario con carácter progresivo
según la fórmula: “de cada quien según su capa-
res, de las mujeres que son parte del patrimonio
cidad”, 4. quien demostrara que un ciudadano privado (propiedad privada) de los hombres:
estaba evadiendo el pago de impuestos tenía el
derecho de quedarse con todo el patrimonio de Para retomar la célebre clasificación de
este, 5. abolió el derecho exclusivo de los primo- C. Lévi-Strauss había, pues, en Grecia
génitos para recibir la herencia, 6. estableció que
“ciudades frías” y “ciudades calientes”.
las mujeres podían heredar, 7. se estableció por
primera vez el derecho a hacer un testamento, Las ciudades frías (Esparta) optaron por
8. se prohibió a los padres vender a sus hijos y se ignorar su historicidad, por preservar
eliminó la prisión por deudas. la organización en casas y por limitar
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tampoco significó una transformación política amar y honrar por ellos, criarlos de peque-
de la condición de las mujeres, sino una nueva ños, cuidarlos de mayores, aconsejarlos,
rebelión por los derechos de propiedad burgueses consolarlos, hacerles la vida dulce y agra-
—que continuaron incluyendo el derecho de dable: estos son los deberes de las mujeres
posesión masculina sobre ellas. en cualquier edad de la vida y esto hay que
En el pensamiento de la Ilustración, la enseñárselo desde la infancia (Rousseau
razón y la ciudadanía siguen siendo masculinas. citado por Tommasi: 2002, pg. 110).
El estatuto político y ciudadano de las mujeres,
ni siquiera existe como problema. Y cuando una 2. No obstante lo anterior, el hecho de que
mujer, como Olympia de Gouges, lo planteó, formalmente, la Revolución Francesa ins-
apenas cuatro años después de la Revolución titucionalizara que todos los seres huma-
Francesa, fue sentenciada a muerte. De Gouges nos tienen los mismos derechos, en esa
murió guillotinada, en 1793, por difundir su suerte de constitución política que fue la
“Declaración Universal de los Derechos de la Declaración Universal de los Derechos del
Mujer”, es decir: Hombre, fue otro momento en que la inter-
vención pública abrió un portillo, aunque
(…) por haber olvidado las virtudes fuese tangencialmente, en el ámbito de
que convienen a su sexo y por haberse lo privado, para que las mujeres pudiesen
inmiscuido en las cosas de la República reclamar sus derechos, con mayor recono-
(Bruzzese de Martino, citado por Tommasi: cimiento social.
2002, pg. 108).
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realizaba desde su exclusión o marginación de Con la división del trabajo… que a su vez
ese pensamiento hegemónico. se basa en la división natural del trabajo
Pero esto no ocurre exento de contradic- en la familia y la separación de la sociedad
ciones. Veamos. en familias individuales opuestas las unas
En cuanto a la reflexión de Marx sobre el a las otras, se da simultáneamente (…) la
Estado, me parece esencial la siguiente reflexión distribución desigual, tanto cuantitativa
de Moore (1997): como cualitativa del trabajo y de sus pro-
ductos, es decir de la propiedad: el núcleo,
Marx arribó a la primera formulación la primera forma de lo cual se encuentra
de su visión a través de una crítica de en la familia, donde la esposa y los hijos
la Filosofía del Derecho de Hegel, en el son los esclavos del marido. Esta esclavi-
curso de la cual invirtió su doctrina de tud latente en la familia, aunque todavía
la primacía del Estado sobre la sociedad muy cruda, es la primera propiedad, pero
civil. “Mi investigación desembocaba en incluso en esta etapa temprana correspon-
el resultado de que tanto las relaciones de perfectamente a la definición de econo-
jurídicas como las formas de Estado no mistas modernos que la llaman el poder de
pueden comprenderse por sí mismas ni disponer de la fuerza de trabajo de otros.
por la llamada evolución general del espí- La división del trabajo y la propiedad pri-
ritu humano, sino que radican, por el vada son, más aún, expresiones idénti-
contrario, en las condiciones materia- cas: en una se afirma la misma cosa con
les de vida cuyo conjunto resume Hegel referencia al trabajo como se afirma en la
siguiendo el precedente de los ingleses y
otra en referencia al producto del trabajo
franceses del siglo XVIII, bajo el nombre
(Marx: Internet, el destacado es mío)2.
de ‘sociedad civil’…”. Hegel afirma que la
sociedad civil es la apariencia externa del Es decir, que si bien el análisis marxista
Estado, que es él mismo una encarna- logró establecer la unidad estructural entre
ción de la Idea. Marx niega la existencia patriarcado y capitalismo, devino en un aná-
de la Idea, y arguye que el desarrollo de lisis “incompleto” de este último, porque no
las instituciones políticas se basa en el
estudió la dimensión patriarcal del capitalismo,
desarrollo de la sociedad civil.
la expropiación que se hace del trabajo de las
mujeres en la esfera doméstica ni la función y el
La anatomía de la sociedad civil, continúa
valor económico de este trabajo y de esta expro-
Marx, puede ser estudiada en la economía
piación para el capital.
política. Engels define la economía políti-
ca como una ciencia histórica que investi- Pero, a pesar de esta carencia, el mar-
ga las formas y condiciones bajo las cuales xismo significó un “salto adelante” para el pen-
las diferentes sociedades humanas han samiento de los oprimidos en Occidente, pues
producido, intercambiado y distribuido los abrió la posibilidad de que este pensamiento
bienes materiales (Pgs. 49 y 50). se reencontrara con la realidad. Cuestionar la
naturalización idealista que —heredada del
Para el marxismo, el Estado es, pues, la derecho romano— Hegel hizo del Estado, como
“superestructura” en la cual se reflejan las rela- supuesto reflejo del orden “natural” que orga-
ciones sociales materialmente existentes en un nizaba lo social y, por lo tanto, de las relaciones
momento histórico dado y no la materialización de poder subyacentes, también abrió la posibili-
del “orden natural de las cosas”. dad de transformar el estado de cosas existente.
A pesar de esto, Marx —más que Engels—
naturalizó la opresión de las mujeres por los
2 Es paradójico que Marx naturalizara las relaciones
hombres en el ámbito privado cuando, en La
de poder en la familia, cosa que es importante
ideología alemana, analizó el origen de la divi- hacer notar, aunque no me expandiré en este pro-
sión del trabajo y del capital: blema ahora.
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Recordemos la poderosa onceava tesis de mucho antes de que Olympia de Gouges fuese
Marx sobre Feuerbach: ejecutada por el Gobierno revolucionario de la
“libertad, igualdad y fraternidad”3.
Los filósofos no han hecho sino interpre- Pero, incluso con este aporte, a mi pare-
tar al mundo de diversas maneras; de lo cer el marxismo siguió adoleciendo de ser
que se trata es de transformarlo (Marx: una “macrofísica” del poder, una teoría de
s/f, Internet). “grandes” categorías que, como tales, invisi-
bilizaban, pues las “contenían en sí” y de esta
Al poner la filosofía hegeliana “sobre sus manera reificaban, entre otras, a las mujeres
pies”, desde el lugar del Saber o del propio Poder y a la opresión patriarcal. Me refiero a cate-
—como diría Foucault—, esto es, desde la filo- gorías colectivas —Weber diría “conceptos
sofía clásica alemana, y en el propio terreno del colectivos”— como “clase”, “proletariado”,
conocimiento institucionalizado (la Academia), “burguesía”, etc. que, con el tiempo, probaron
el marxismo cuestionó el orden de las cosas y de sus límites para comprender e interpretar las
las ideas —subvirtió el orden— y en esta misma realidades del capitalismo.
medida “armó” al conjunto de personas oprimi- Por su parte, Michel Foucault realizó una
das con el poder simbólico de (poder) liberarse
“operación liberadora” a la vez similar y diferen-
de la opresión.
te a la de Marx, en dos aspectos: por una parte,
Como vimos, el marxismo no elaboró
al plantearse desarrollar una “microfísica” del
este saber revolucionario para las mujeres, a
poder, aportó un nuevo punto de partida epis-
pesar de ser ellas, como lo reconocieron Engels
temológico para cuestionar y de-sustancializar
y Marx, las primeras oprimidas de la historia
el poder —el poder no lo “tiene” alguien, sino
humana. El marxismo lo hizo para “el prole-
que está disperso en toda la sociedad. Pero, por
tariado” al que consideró la última clase del
la otra, igual que Marx, lo hizo desde su propia
capitalismo industrial y por ello mismo llamada
generalización —que en este caso también es
a “redimir” a la Humanidad en su conjunto.
una (andro) generización: el “sujeto”, que una
Sin embargo, al empoderar al proletariado en
vez más invisibilizó, “conteniéndolas”, a las
tanto clase oprimida, y aun sin proponérselo, el
mujeres y a la opresión basada en el sexo.
marxismo contribuyó al empoderamiento de las
mujeres, en tanto oprimidas. Dice Foucault:
Más aún, al nombrar como producto de
Es una forma de poder que transforma a
intereses concretos aquello que se daba por
los individuos en sujetos. Hay dos signi-
sentado como “natural”, al hacer evidente el
ficados de la palabra sujeto: sometido a
carácter históricamente condicionado de las
otro a través del control y la dependen-
ideas, y con ello la existencia y relatividad de las
cia, y sujeto atado a su propia identidad
ideologías, el marxismo, sin proponérselo, tam-
por la conciencia o el conocimiento de sí
bién contribuyó a fortalecer la crítica y la lucha
feministas, que eran silenciadas o, en el mejor mismo. Ambos significados sugieren una
de los casos, descalificadas desde el poder. forma de poder que subyuga y somete
En este sentido, es bueno recordar que (Foucault, 1988: 94).
las feministas cuestionaron la naturalización de
Esta epistemología de la microfísica del
la división sexual del trabajo y de las posiciones
poder, llevó a Foucault a desarrollar un proceso
materiales y simbólicas a que esta naturaliza-
de investigación arqueológico y genealógico,
ción condena a las mujeres, antes de que Marx
más que histórico, que también acercó teoría
y Engels relativizaran la esencialización del
Estado y las demás instituciones sociales. Las y práctica, porque hurgó en la microestructura
mujeres lo hicieron, por ejemplo, enfrentándose
al discurso de la Iglesia Católica en la “Querella 3 Sobre esto, pueden verse, entre otras, las investi-
de las mujeres”, un debate intelectual que ocupó gaciones de Claude Thomasset y Claudine Leduc
varios siglos de la Baja Edad Media europea, en (Duby y Perrot: 2000).
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cotidiana del poder, generando un saber más Durante mucho tiempo se ha intentado
detallado y apegado a la realidad material (a las atar a la mujer a su propia sexualidad.
relaciones cotidianas y concretas de poder). “No sois más que sexo”, se les repetía una
La característica épica-heroica y mesiá- y mil veces, siglo tras siglo. Y ese sexo,
nica de la filosofía clásica alemana, tanto en la añadían los médicos, es frágil, casi siem-
versión idealista de Hegel como en la materia- pre enfermo y en todo momento inductor
lista-dialéctica de Marx, que teleológicamente de enfermedad. “Sois la enfermedad del
destinaba a los hombres (el proletariado) a hombre”. Ese antiquísimo movimiento
redimir a la Humanidad, es contestada por se precipitó hacia el siglo XVIII y la con-
Foucault, quien aterriza la producción de cono- secuencia fue una patologización de la
cimiento a la artesanía cotidiana del poder. mujer: el cuerpo de la mujer se convierte
En esta medida, Foucault también con- en cosa médica por excelencia. Trataré
tribuyó a empoderar simbólicamente a las más tarde de hacer la historia de esa
mujeres, pues al visibilizar los “regímenes de inmensa “ginecología” en el sentido nato
saber”, dio una pizca de legitimidad —por si del término.
hiciera falta— a la larga tradición feminista de
generar —desde “el margen” del Saber— su Ahora bien, los movimientos feministas
propia elaboración teórica sobre su lugar en las han recogido el guante. ¿Somos sexo por
relaciones de poder. naturaleza? Muy bien, seámoslo, pero en
En Foucault, por ejemplo, las relaciones su singularidad, en su especificidad irre-
de poder en el ámbito privado de lo doméstico ductibles. Saquemos las consecuencias
tienen más valor epistemológico que la gran y reinventemos nuestro propio tipo de
categoría de Estado: existencia, política, económica, cultu-
ral… Siempre idéntico movimiento: par-
En el fondo, el poder es menos una con- tir de esa sexualidad en la que se trata de
frontación entre dos adversarios o la vin- colonizarlas, de atravesarlas, para llegar
culación de uno con otro, que una cuestión a otras afirmaciones (Foucault, 2000:
de gobierno. Se le debe dar a esta palabra 152-153).
el amplio significado que poseía en el siglo
XVI. “Gobierno” no se refería únicamente Simultáneamente a Foucault, y aprove-
a las estructuras políticas o a la gestión de chando los aportes del marxismo, feministas
los estados; más bien designaba el modo de inglesas y estadounidenses trabajaban en una
dirigir la conducta de los individuos o gru- dirección similar.
pos: el gobierno de los niños, de las almas, En 1975, la antropóloga Gayle Rubin
de las comunidades, de las familias, de los publicó El tráfico de mujeres: notas sobre la
enfermos (Foucault, 1988: 103). economía política del sexo. Allí desarrolla un
agudo análisis sobre la opresión de las mujeres
En lo que respecta a la liberación de las basándose, entre otros, en Engels, Marx, Levi-
mujeres de su opresión en razón de su sexo, Strauss, Freud y Foucault, lo cual se refleja, por
Foucault proporcionó otra herramienta esencial ejemplo, en este párrafo:
que sería desarrollada luego por la teoría femi-
nista, esta es, su genealogía del orden sexual o Un sistema de parentesco es una imposi-
de la prescripción social de la “sexualidad”, pero ción de fines sociales sobre una parte del
lo hizo principalmente en función de la homo- mundo natural. Por lo tanto, es “produc-
sexualidad masculina. ción” en el sentido más general del tér-
En una entrevista de los años 70, mino: una modelación, una transforma-
Foucault reconoce esta dimensión en la opre- ción de objetos (en este caso, personas)
sión de las mujeres y expresa su interés en pro- por un propósito subjetivo (por este sen-
fundizar en ello, aunque finalmente murió sin tido de la producción). Tiene sus propias
haberlo concretado: relaciones de producción, distribución e
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