Você está na página 1de 17

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA- UNAD

SEMINARIO DE AUTOR FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA

ACTUALIDAD DE LO RACIONAL A LA LUZ DEL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE

PRESENTADO AL TUTOR:
YURI JAAMAN

POR:
ALEX F CAMACHO S 91159100

GRUPO
401217_1

NOVIEMBRE DE 2016
ACTUALIDAD DE LO RACIONAL A LA LUZ DEL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE

Resumen: Este articulo científico de tipo filosófico está planteado a partir de la reflexión
sobre la filosofía de Nietzsche. Se realiza una contextualización de su pensamiento a nivel
histórico para con ello hallar posibles flancos de evolución de sus presupuestos en la
filosofía y conocimiento actual. Se abordan temáticas en relación con la ciencia física en
la actualidad, por ver en ellas un parangón de inevitable adecuación con el pensamiento
de Nietzsche. Se ofrecen por último algunas conclusiones sobre lo realizado y que
competen por su amplitud con nuestro más cercano entorno y realidad.

Palabras clave: Nietzsche, Física Cuántica, Colombia, Ciencia

Introducción

Los debates y propuestas realizados en el foro del curso Seminario de autor


contemporáneo, han llevado la discusión y mejora de los argumentos, en torno a
comprender el alcance, significado y vigencia de una filosofía original y profusa en
sus cuestionamientos como lo es el pensamiento de Nietzsche. Este trabajo es
resultado del desarrollo de este debate y promueve una lectura de la filosofía de
Nietzsche a la luz de nuestra vivencia actual en un mundo de carácter globalizado
en el que las problemáticas se tornan por esta razón de importancia general para
las sociedades.

Nuestra investigación está basada por tanto en lo que concita un interés particular
dentro de la discusión, entendiendo con ello que debe asumirse una instancia
interlocutora que suscite un acuerdo con los intereses individuales, en razón a que
la filosofía de Nietzsche es abundante en sus intereses y planea como instancia
generadora de cuestionamientos con los más distintos modos de ser. En atención
a esta consideración, hemos tomado como centro de la irradiación problemática el
problema del conocimiento científico en su más variada evolución. El entender que
la filosofía propicia con su cometido racional el emerger paulatino de los distintos
ámbitos del conocer científico, nos hace priorizar el aspecto emergente de la
ciencia contemporánea teórica y experimental en el campo de las ciencia física,
pues con ello creemos lograr entrever un estadio de conocimiento que propicia la
realización de un paralelo interesante con la filosofía del autor alemán.
La pregunta sobre la cual hemos basado el debate y la investigación gira, por
tanto, en torno al grado de actualidad del pensamiento de Nietzsche, a partir de lo
cual intentar una comprensión de los procesos más predominantes de generación
de conocimiento e implementación del mismo, en la actualidad. Nuestro foco está
dirigido a la ciencia y la tecnología como partes inherentes y consecuencia del
pensamiento, principalmente de tipo occidental. Intentamos por ello una lectura de
tipo histórico que nos permita reconocer la filosofía de Nietzsche como parte de
esta tendencia, entendiendo con ello que su filosofía se aprecia, dentro de su
contexto vital, como una ruptura con el carácter sumamente idealista de la filosofía
y la ciencia de su tiempo.

Realizaremos posteriormente una discusión sobre lo que nos ha dejado este


trabajo en el curso durante la presente actividad, con lo cual esperamos
modestamente, fomentar un clima de interés por el saber de índole filosófico, pues
creemos que su cariz especial sigue siendo importante para la formación integral
de las personas en nuestra sociedad más próxima y, además, con hondas
repercusiones a futuro en un mundo cada día más interconectado y global.

Referente Teórico

El propósito intelectual que se dirige hacia una comprensión cabal de una filosofía
como la de Nietzsche debe ser tomado como una instancia necesaria, pero solo a
la manera de introducción sobre lo que en definitiva son las paradójicas
consecuencias producto del pensamiento del autor alemán. El curso filosófico de
la humanidad ha inscrito su impronta fundamental en las posibilidades de
formulación a través de la razón. Pero emerge, a partir de la maduración del
pensamiento de Nietzsche, la duda y el replanteamiento necesario que le permite
saber que está inscrito necesariamente tanto en el error como en la virtud de los
tiempos y que debe elucubrar un camino estratégico pleno de olvido de sí, en el
que se haga posible el encuentro siempre novedoso con un nuevo substrato
esencial

La perspectiva filosófica que asume es por tanto una reconvención necesaria a


partir de cada estatuto histórico, para intentar fomentar una intuición primaria que
pueda desarrollar filosóficamente. Es entendible esta posición de Nietzsche, ya
que el proceso de intento inscrito en la razón por sistematizar el conocimiento, ha
dado con formulaciones del todo abstractas con las cuales quiere apresarse el
mundo en sus más profundas expresiones.

La lógica es el constructo disciplinario que nace, en su más elemental elaboración,


con la función de deconstruir la realidad a partir de la razón, y con el lenguaje
como núcleo instrumental de su proceso. Aristóteles, como precursor, establecía
en su Órganon la posibilidad de remitirse al pensamiento para lograr hallar la
verdad, entendiendo con ello, no obstante, que la lógica implícita en el
razonamiento es solo un intermediario que no hace definitiva o verdadera toda
elaboración válida lograda en orden a los mecanismos de ilación argumental. Así,
lo válido y lo verdadero promueven una distinción académica entre técnica y
ciencia; una distinción que subyace genéticamente en el modelo de pensamiento
occidental en el cual es prominente la coexistencia difícil, desde la elaboración
conceptual, entre aspectos concomitantes como la ciencia y tecnología.
Aristóteles, podemos decir, sentó las bases del proceso de imbricación entre los
mecanismos y los fines, entendiendo con ello que se marcaba una ruta
indefectible por la cual el método inductivo se establecía como hecho con el cual
obtener la cercanía con la verdad, a través de procesos técnicos de tipo racional.

El intrincado mecanismo con que Aristóteles quiso sintetizar y resolver la


dicotomía y contradicciones de de la previa teoría de las ideas, lo instala, no
obstante, en un territorio de abstracción que queriendo ser sustantivo a partir de
su concepto de hilemorfismo, quiere hacer posible la existencia definitiva del ser a
partir de la unidad irrevocable entre pensamiento y realidad. La lógica define, por
esta razón, los estadios propedéuticos fundamentales en torno a los cuales se
estructura la razón en su proceso. Los principios en los que se basa son
conocidos como Principio de identidad, de no contradicción y de tercero excluido,
y representan la posibilidad de concreción realista sobre la cual debe ser inducido
el conocer.
Sin embargo, desde apreciaciones filosóficas como las de Nietzsche estos
principios son ilusorios, pues no existe posibilidad alguna sobre la que se pueda
determinar, por ejemplo, que existen dos estados de ser idénticos. Ninguna
instancia, por similar que pueda ser a otra, puede catalogarse de idéntica consigo
misma, pues su complejidad existencial propia de su decurso en el tiempo le
confieren una unidad substancial única en cada instante transcurrido.

La dificultad inherente a este cometido filosófico es ampliamente conocida durante


el transcurso histórico de la humanidad. La prominencia del modelo aristotélico se
ve compelida a una crisis, que puede describirse como la incapacidad de la
inducción para determinar otro argumento de certeza distinto al basado,
finalmente, en la autoridad. La filosofía moderna reclama posteriormente los
vacíos propios de la verdad que se promueve en nombre de lo lógico argumental
del tipo del realismo metafísico, para entrar a considerar que es partir de la razón
en su carácter puro como se estatuye un camino mucho más propenso al logro de
verdades, tal vez parciales en su inicio, pero definitivas en torno a una búsqueda
certera.

En este sentido Kant nos ofrece una elaboración muy a tono con los
condicionamientos sociales y filosóficos de su época, ya que, intentando dirimir la
problemática básica sobre cuál sea el propulsor racional que deba imperar en la
formación de las ideas, si la empiria o el racionalismo, establece un universo
filosófico pleno de sofisticación que es, no obstante, un camino todavía inscrito en
la dirección planteada por Aristóteles. Las antinomias kantianas expuestas en su
crítica de la Razón Pura son ejemplo de ello. Estas exponen las dificultades que
nacen de la creencia en la capacidad total que se supone tiene la determinación
racional de los enunciados con sentido metafísico; es decir, Kant quiere hacer ver
que bajo ciertas consideraciones de análisis un enunciado considerado final puede
tomar caracteres verdaderos y falsos a la vez. Expondremos brevemente la
antinomia del tiempo, por estar relacionada con lo que remite al tiempo en la
filosofía de Nietzsche, y que más adelante se abordará. Para Kant, demostrar que
el universo tiene límites en el espacio y el tiempo o, contrariamente, que es infinito
en el tiempo y el espacio, es igualmente posible, porque si el universo, en primer
lugar, no tuviera principio en el tiempo, no se daría lo que entendemos por
acontecer, esto en razón a que los límites son necesarios en una intuición
escalonada de lo que transcurre. Pero, por otro lado, si el universo tiene principio
en el tiempo, se deduce lógicamente, a partir de su constitución material, que hubo
de requerir un antecedente generador, que no puede ser la nada, sino un
elemento originario que propició la existencia; pero, de ser entendido así, se
estaría haciendo un uso incorrecto de la palabra universo, pues se estaría
asumiendo esta esta palabra como instancia no contenedora de lo auténticamente
universal (Morente, 1980). Por esta razón, las dos proposiciones o son falsas o
son verdaderas, si son vistas desde la razón teórica.

La respuesta de Kant es muy interesante porque llama a comprender que la razón


no puede allanar más camino que el que le imponen sus propias configuraciones.
Así, para Kant, tiempo y espacio son estructuras intrínsecas de la razón por medio
de las cuales aprehender lo real, pero no concitan la extrapolación a la realidad,
donde tiempo y espacio no son la que la razón pretende. Por esta vía Kant abre un
camino muy pródigo a la ciencia natural, pues su razón pura permite entender la
razón de que exista adecuación de la racionalidad de tipo matemático o físico con
la expresión natural asequible para la sensibilidad humana. Pero su intento, de
tipo idealista, desemboca en el establecimiento metafísico de la razón práctica
como base constitutiva del ser y primordial. Se da así una derivación a la moral y
el deber como finalidad intrínseca del ser. Sigue latiendo, entonces, bajo la
apariencia de cambio, la finalidad lógica del principio de identidad, el anhelo por el
descubrimiento de una ley definitiva.

Nietzsche representa, por esta razón, una superación de toda instancia conclusiva
o metafísica que se ampare en la razón. La propuesta de Nietzsche aspira a
demoler los muros que se interponen entre el hombre y un conocimiento profundo
de lo existente. Considera por ello que la ruta filosófica debe abolir toda aquella
intención que nazca de la pretensión discursiva de la razón en trato consigo
misma, para propiciar, en cambio, un encuentro con la fuerza elemental del
devenir que da origen, en su lejanía esencial, a todo proceder natural, humano o
universal.
El eterno Retorno como cierre filosófico del pensamiento Nietzscheano representa
una apuesta arriesgada dentro del panorama de la filosofía, sobre todo teniendo
en cuenta que en su aclaración Nietzsche no lo desarrolla de manera amplia; para
Fink (2000) “Su incapacidad para explicar conceptualmente la doctrina del eterno
retorno pone de relieve no solo una insuficiencia individual, sino la insuficiencia de
la tradición filosófica en que el autor se encuentra”. No obstante, el desarrollo
previo realizado, le conducía hacia una reflexión en la que el tiempo se erigía
como sitio de llegada. Fink (2000) señala en torno a Zaratustra y su
transformación que “… la última transformación de Zaratustra, su grandeza
sobrehumana consiste en pensar el fondo que todo lo envuelve. La cumbre del
superhombre se basa en el saber acerca del mar del tiempo”. Cabe destacar
también, como lo menciona Galparsoro (2007) que Nietzsche madura su concepto
del Eterno Retorno a partir de la lectura de obras científicas, lo cual va modelando
la idea cosmológica de Nietzsche como inscrita en la concepción de un devenir
eterno del tiempo. Para Nietzsche, según la interpretación que de sus textos hace
Galparsoro (2007) no puede haber un instante de creación o de puesta en marcha
del devenir, ya que de esta manera el devenir no se constituiría, como lo es para
el autor alemán, como el centro vital y primero sobre el que se realiza la
existencia. Se estaría promocionando con la visión creacionista una causa básica
de tipo divino que estaría por completo ajena a las condiciones cíclicas del
devenir. Ya Kant en otras de sus antinomias, establecía con la causalidad o el ser
necesario una hipótesis escindida en su demostración, en razón a que si bien el
mundo es causal en sus manifestaciones, debería provenir por tanto de una causa
primera, pero es discutible creer que provenga de una causa incausada, una
contradicción evidente, como creer que no provenga de causa alguna de lo cual
solo resultaría un estadio incógnito fundamental. La diferencia con Nietzsche está
en el plano de esencia en que se conciben los argumentos, pues para Kant solo
era la muestra de la limitación de la razón al aplicar modelos o conceptos con los
cuales se explica la experiencia a instancias incondicionadas o incognoscibles en
su existencia en sí. Para Nietzsche, en cambio, es el fondo mismo de la cuestión y
su inclinación es por ello directa hacia la concepción del infinito temporal.
Por otra parte, si Nietzsche considera el tiempo como infinito, no así lo que se
inscribe como contenido en este tiempo, según Fink (2000) “Todo lo que viene y
va, todo lo que muere y vuelve a florecer, todo lo que se rompe y vuelve a unirse:
todo es pensado como finito. Es verdad que lo múltiple existente es inabarcable;
pero también es verdad que no es infinito. Lo intratemporal es finito —más el
tiempo en el que transcurren las cosas no lo es” . De lo cual resulta la inquietante
paradoja de que en un tiempo infinito exista una cantidad definida que sin
embargo existe indefinidamente. La asunción es posible, no obstante, si
consideramos el tiempo como un infinito insustancial, es decir, como una
condición propia de lo que existe, pero que no se define linealmente o a la manera
de un contenedor temporal.

Lo anterior es muy sugerente dentro del pensamiento de Nietzsche, ya que el


paradigma clásico de la ciencia física era el prevaleciente en su época. Las
características propias de la visión newtoniana del mundo tenían que ver con una
concepción determinista del movimiento y la causalidad, de la cual se deduce que
espacio y tiempo se emplazan como agregados existentes en sí y por sí. Son
contenedores o fluidos dentro de los cuales las fuerzas se diseminan en orden a
los principios de inercia, pudiendo ser determinables los momentos de movimiento
hasta en sus más remotas instancias temporales (Milik, 1973). Para Newton,
aunque crítico de la religión, la instancia última de fuerza recaía necesariamente
en Dios; era el espacio el continuo homogéneo que se consideraba inmutable y
esencial a la divinidad.

Nietzsche por el contrario concebía las cosas, lo existente como lo auténticamente


real, que a partir de las configuraciones alternativas y finitas volvía a
reconfigurarse en un incesante repetición de estados perecederos. Al respecto del
eterno retorno Capek Milik (1973) cita a Nietzsche en un pasaje muy diciente:

Si el universo puede concebirse como cantidad definida de energía, como número


definido de centros de energía — permaneciendo indefinidos y, por tanto, inútiles
todos los otros conceptos—, se deduce que el universo debe pasar por un número
calculable de combinaciones en el gran juego de probabilidades que constituye su
existencia. En la infinidad, en uno u otro momento, toda combinación posible ha
debido realizarse una vez; no sólo esto, sino que ha debido realizarse un número
infinito de veces”: (Nietzsche, 1913, p. 430 citado por Milik, 1973)

Por lo anterior, puede intuirse la coyuntura de pensamiento que se vivía en la


época de Nietzsche, no solo en el ámbito filosófico, también existía un movimiento
científico que comenzaba a generar preguntas profundas en torno a los alcances y
límites de la ciencia. Se comenzaban a poner los cimientos de lo que sería la física
contemporánea con sus procesos mucho menos dogmáticos, pero que solo
emergerían a la normalización luego de la muerte del filósofo alemán. En palabras
de Nietzsche citado por Galpalsoro (2010), “Acaso sean cinco o seis cabezas en
las cuales va abriéndose paso ahora la idea de que también la física no es más
que una interpretación y un arreglo del mundo (…) y no una aclaración del
mundo”.

Para Galpalsoro (2010) y otros autores, las interpretaciones de la física durante el


siglo XX, han evidenciado la profundidad de las intuiciones de Nietzsche. El
paradigma cuántico de entendimiento en la física se aboca a nuevas
consideraciones, totalmente opuestas a los modelos clásicos. Los descubrimientos
de la física cuántica están basados en la probabilidad. Los resultados
experimentales proveen de un conocimiento que no se define en torno a la
obtención de confirmaciones de un planteamiento teórico. La intervención del
observador como sujeto que indaga en la constitución cuántica del universo no es,
por tanto, insustancial. La determinación de su conciencia y de los procesos
paralelos de tipo cuántico que devienen de la observación sensible amplificada a
partir de los instrumentos de medición, producen una influencia que altera los
resultados de la observación. La objetividad propia del modelo clásico de la física
se ve ahora complementada por la injerencia subjetiva de quien se dedica al
estudio de la naturaleza, en suma, del hombre.

El aspecto que prima ahora en la consideración del mundo desde el punto de vista
científico tiene mucho que ver con lo que Nietzsche plantea sobre el devenir como
fundamento de construcción cósmica. La ciencia se aboca así a una instancia
donde es posible tener en cuenta aspectos integrales constitutivos del ser y donde
cada instante, acción, sentimiento o pensamiento o azar tiene relevancia en el
proceso de búsqueda de conocimiento. El conocimiento es prescrito entonces al
nivel de tendencias específicas en un momento o circunstancia precisa y la
planificación y teorización propenden ahora por un campo de relaciones profundas
que no puede ser considerado a la luz del parcial objetivismo que reinaba en las
ciencias hasta comienzos del siglo XX.

Si bien las intuiciones de Nietzsche son muy actuales en relación con la


explicitación de una voluntad que corra en rumbo a un siempre dilucidar
propositivo y autónomo de su poder, existen no obstante críticas al modelo
filosófico basado en el eterno retorno. Para Milik (1973) por ejemplo, la deducción
de Nietzsche de un permanente compendio finito de materia y energía ya no
puede mantenerse. Desde los mismos presupuestos variables y de gama
probabilística que surgen de la visión integralista de la física cuántica, ya “No hay
entidades corpusculares permanentes identificables a través del tiempo. Ni tiene
físicamente sentido hablar del «estado del mundo en un instante dado». Así no
puede nunca producirse un retorno a la configuración instantánea «inicial» de
partículas, porque los dos conceptos implicados —configuración instantánea y
partícula pertenecen al aparato conceptual anticuado de la física clásica”.

Materiales y métodos

La realización de este ensayo esta definida a partir del debate que se realizó en el
foro del curso Seminario de Autor Contemporáneo sobre Nietzsche. El texto base
sobre el que gravitó la discusión fue Así habló Zaratustra. El debate estuvo por
tanto relacionado con los focos primordiales que posee el libro y que se remiten a
La muerte de Dios, la voluntad de Poder y El eterno retorno. Dentro de las
posibilidades amplias de interpretación del texto sale a la luz el carácter pleno de
sentido en su fondo y forma por el manejo poético del lenguaje. Por esta razón, se
hacen necesarias las instancias académicas que comentan la filosofía de
Nietzsche, con lo cual sea posible establecer puntas de lanza efectivas que
permitan abordar un texto en inicio críptico en su primeras lecturas.
El trabajo de investigación consistió por esta razón en abordar el texto fuente a
partir de lecturas que implementaban lo dicho por el libro, tomando como
principales las que el curso adjunta en sus recursos de conocimiento. El proceso
se realizó entonces de la siguiente manera, se presentaron los aportes de lectura
crítica a partir de lo cual se fue generando en el foro el intercambio de opiniones y
aportes que sirvió a su vez para lograr estructura en el sentido individual y el
prospecto hacia el cual se dirigía la investigación. De la reflexión sobre los textos y
a partir de otras lecturas realizadas sobre textos de Nietzsche durante otras
etapas de la vida, y de igual manera hallando confluencias con los temas que
generan para nuestra persona interés y sobre los cuales permanentemente se
realiza una investigación y revisión de fuentes, se logra concretar un enfoque en
torno a temas en relación con la filosofía de Nietzsche que son relevantes en
orden a su actualidad e importancia en la vida actual de las personas en nuestro
país y en el mundo.

El problema de la verdad es el que se intenta profundizar con mayor énfasis.


Teniendo en cuenta que gran parte de la filosofía de Nietzsche parte de la crítica a
los idearios de tipo idealista o metafísico que puedan establecerse como pautas
de modelado del comportamiento y pensamiento, se intentó una profundización en
aspectos concernientes a este tipo de elaboración universalista que tienen en
aspectos como los Derechos Humanos, la ciencia, la tecnología, la economía
global, la globalización, entre otros, momentos de afirmación y contundencia en la
sociedad actual.

En sentido concreto este ensayo se decanta por una reflexión sobre la ciencia
moderna a partir de la lectura de Nietzsche, de lo cual emerge una investigación
particular en torno al tema, que se suma a lo ya realizado, y que tiene como
fundamento avizorar la actualidad del pensamiento de Nietzsche respecto a los
hechos recientes con los cuales se modela el mundo.

El método particular que se implementó para la realización de este ensayo


consistió en un intento somero y no muy profundo (en razón a las limitantes de
tiempo, espacio y conocimiento profundo de los temas) de disquisición a partir de
un análisis genealógico de lo que ha sido la razón y la verdad en la historia de la
filosofía Occidental. Teniendo en cuenta para ello las derivaciones
contemporáneas más fuertes como la efectuada en las ciencias naturales. Con
ello se tratar de lograr ubicar el pensamiento de Nietzsche como una instancia
evolutiva de la razón y el espíritu, como parte de un contexto histórico, y del cual
depende en gran medida el carácter coyuntural de su pensamiento. De la misma
manera, se obtiene con ello un intento de aplicación de la filosofía del autor a partir
de nuestro momento histórico actual.

Discusión

La pregunta sobre la cual se realizó el contenido del ensayo versaba sobre el nivel
de actualidad del pensamiento de Nietzsche para el análisis de las estructuras de
producción de conocimiento en la actualidad y, en concreto, de la ciencia física
contemporánea como instancia de acercamiento a las tesis más profundas y
arriesgadas del autor. El proceso investigativo fue proveyendo paulatinamente de
un refuerzo de las intuiciones ya presentadas durante el momento de la actividad,
logrando con ello un comprensión más cabal de las posibilidades de actualización
de la filosofía de Nietzsche para la lectura de nuestro mundo contemporáneo.

Dentro de los aspectos que podemos resaltar como posible explicación a la


vigencia de la filosofía de Nietzsche esta el hecho de entender que su
pensamiento se instituía sobre una visión genial, original y adelantada a su época,
aunque inscrita en su contexto histórico, en la cual se logra asimilar una posible
nueva vía de acceso al conocimiento. El planteamiento netamente filosófico de
Nietzsche le impide, al igual que lo está para la filosofía en la actualidad,
someterse a un criterio de verificación desde el punto de vista meramente técnico.
Esto porque la filosofía, aun en sus tendencias más positivistas o dogmáticas,
provee de una instancia de análisis que posee mucho de especulación. No tiene,
incluso, en medio de los avances más prominentes de la ciencia y la tecnología
actuales, la obligación de someterse a instancias de verdad aparte de las que su
propio método le indique. Esa naturaleza especial de lo filosófico se aviene
subrepticiamente con la idea general que Nietzsche representa con mayor énfasis,
la de no someter las potencias humanas a ninguna cortapisa que someta la
voluntad en su esencia incomprensible.

El actuar con sentido reivindicativo de la voluntad de poder no se puede asimilar


entonces con el escepticismo. Más allá de no creer, se cree en lo que posee valor
constitutivo y que se define a partir de los lenguajes que invariablemente puedan
ser usados como centro de la traducción de la voluntad. Una modulación de los
lenguajes hacia instancias menos coercitivas es precisamente lo que tiene lugar
en el mundo contemporáneo. Las ciencias naturales y sociales o el arte,
promueven nuevas maneras de analizar la realidad que hacen ostensible la
mezcla de métodos investigativos, lo cual da lugar a un campo multipolar de
información que es, a su vez, el insumo y la base del actual modelo global
tecnológico. La capacidad de comprensión del suministro ingente de datos con los
cuales la sociedad actual establece sus procesos es parte del nuevo emerger del
conocimiento.

Sin embargo, la capacidad de los modelos de conocimientos actuales está


siempre compelida a situarse dentro de los limites tradicionales de la razón, con su
pretensión por encontrar verdades últimas con las que se haga posible una
superación de las barreras naturales y humanas. Pretensión que en el fondo no es
más que la voluntad de poder sometiendo su fundamento a construcciones
racionales con las cuales poder explicar lo esencialmente ajeno al lenguaje o a
cualquier tipo de explicación de tipo deductivo. El momento crítico en que se
inscribe la humanidad en la actualidad consiste en resumen en que nunca
estuvieron abiertas las compuertas del conocimiento y sus aplicaciones de la
manera en que lo están; pero la tendencia de tipo Occidental (globalizada a partir
de sus consecuencias) mantiene una lucha interna en razón a que sus más
grandes baluartes resultan ser disposiciones mucho más conflictivas y
problemáticas en su fondo y que no permiten una modulación efectiva de los
instintos de poder naturales de los hombres.

El desarrollo técnico y tecnológico, resultado instrumental básico desde las más


tempranas elaboraciones de pensamiento en Occidente, ha tomado un rumbo
emergente que le asigna valores de dirección que someten la actuación de los
conglomerados sociales sobre la tierra. Esto porque la tecnología es amoral, pues
según Carl Mitcham(1989) las teorías de la tecnología no atienden, en favor de su
apuesta y puesta en práctica, a los hechos morales o éticos; el hecho fundamental
no consiste, incluso, en que sean verdaderas o no, sino en que funcionen de
acuerdo a lo que se espera de ellas; se considera ante todo su utilidad. Lo explica
Mitcham (1989) así:

Dentro de tal estructura lógica las proposiciones no son propiamente verdaderas o


falsas, sino más o menos útiles o apropiadas para un contexto. Las proposiciones
que no son estrictamente verdaderas o falsas se enlazan posteriormente en
argumentos que no son estrictamente válidos o no validos. Esto sugiere,
obviamente, una lógica pragmática, y, realmente, las filosofías de la ciencia
pragmatistas han tendido a ver la ciencia como una actividad esencialmente
tecnológica. (Mitcham,1989)

De esta manera, el hombre contemporáneo se encuentra más que nunca preso


del crecimiento acelerado de sus creaciones. Los contrapesos existentes
muestran en muchos casos su debilidad para regular procesos ya de carácter
autónomo que guían a la humanidad a pesar de su parcialidad. En este contexto,
la filosofía de Nietzsche continúa vital, promoviendo un camino de conciencia que
haga posible que en medio de las dificultades propias de nuestra época podamos,
a través de las mismas capacidades, fruto del esfuerzo y pugna de las voluntades,
hallar caminos originales y novedosos de actuación que no sometan al ser
integralmente dentro de sus construcciones racionales. Es la apuesta filosófica
que se escinde por naturaleza del ámbito mayoritario para representar siempre
una vía de resurgimiento que reconoce en la crisis y el dolor momentos necesarios
para la evolución paulatina del hombre.

Nuestra conclusión fundamental se aviene a una mirada de cariz optimista en


medio de lo vertiginoso del momento actual, pues entendemos que en medio de
las contradicciones y peligros del desborde de las pasiones humanas, existe, no
obstante, siempre un camino de resurgimiento y de resolución consensuada de las
diferencias. El estadio límite que toman muchas de las definiciones sobre la vida y
el desarrollo social en el país y el mundo abocan indefectiblemente a una
modulación cuidadosa de las resoluciones con el fin de que no resulten
contraproducentes a un nivel absoluto. Es por tanto el momento en que se
comienza a definir el talante original del hombre en su sentido pleno, ya que no es
posible en muchos aspectos la búsqueda del interés egoísta, pues supone una
carencia de entendimiento sobre las consecuencias directas de su accionar.

Nuestro país, Colombia, no es ajeno a estos debates. En medio de la disparidad


global en lo referente a las condiciones de desarrollo económico y tecnológico, se
inscribe, no obstante, su curso, necesariamente en un ámbito globalizado que
hace que los problemas se tornen de interés general. La retroalimentación es
mucho más influyente al día de hoy y las crisis parciales no dejan de significar un
momento importante dentro del cometido general de la humanidad. El proceso es
muy complejo y poco discernible o predictivo, lo cual va de la mano con los más
avanzados conocimientos en campos como la ciencia, la política o la economía.
Los retos son por tanto nuevos y a partir de este carácter reclaman resoluciones
originales que logren dar cada paso con la debida firmeza que requiere el mundo
de hoy.

Desde nuestra perspectiva particular, creemos que un país como Colombia debe
fortalecer todo aquel recurso que fomente, sin dilación y consistentemente, el
desarrollo racional y humano de las personas. La educación integral y conocedora
de los retos debe ser reconocida como la basa fundamental de los procesos de
desarrollo social. Deben brindarse las posibilidades para que los puntos de vista
periféricos aporten al desarrollo del conocimiento general con el fin de propiciar
nuevas miradas y planteamientos originales sobre el uso que se hace de la razón
y la técnica como bases del proceso occidental de realización. Lo anterior se
inscribe en una mirada no reduccionista a ultranza o pesimista en extremo, ya que
intentar reconvenir un camino trazado desde nuestras más remotas influencias
históricas es una tarea difícilmente posible, a menos de recaer en instancias
retóricas poco proclives a la acción. El cambio, de ser posible, debe surgir a partir
de un evolucionar desde nuestras propias estructuras, entendiendo que existe
mucho de bueno y malo en nuestra construcción como nación, pero donde el reto
mayor propende por un aprovechamiento del error y el logro como pilares de
crecimiento.

Conclusiones

El trabajo realizado durante esta sección del curso nos permitió un acercamiento
fructífero y productivo con la filosofía de Nietzsche. Se logró un explayar de
manera interesante sobre las distintas esferas de influencia de este pensamiento,
y se reconoció de esta manera la profundidad y vigencia de la propuesta
Nietzscheana en torno a la elucidación de los fundamentos más esenciales y
vitales del hombre como especie natural, ser racional y sociedad.

Se aprehenden, como paso preliminar en nuestro proceso académico basado en


la filosofía, los rudimentos básicos que requiere un pensamiento ejercitado en un
esfuerzo lo más riguroso posible en un ámbito tan difícil como el mencionado.
Proceso posible gracias a la articulación y propuesta académica del curso y sobre
el cual emergen conclusiones sobre la importancia de los modelos educativos que
inquieren por un desarrollo alternativo y favorable a los procesos de crecimiento
social. Proceso que tiene en la tecnología y la técnica un fundamento efectivo, y
que nos hace entender de manera concluyente que la complejidad del mundo
actual requiere de un pensamiento integral en el cual la filosofía sigue
manteniendo un papel importante.

Bibliografía

Nietzsche, F. (2003) Así habló Zaratustra. Alianza Editorial: Madrid

Fink, E. (2000) La filosofía de Nietzsche. Alianza Editorial: Madrid

Morente, M (1980) Lecciones preliminares de filosofía. Editorial Porrúa, S.A:


México

Galparsoro, J (2010) Infinito y tiempo en Nietzsche. Ontology Studies, 10.

Galparsoro, J (2007) Nietzsche y la física contemporánea, Enrahonar 38/39.


Milik, C. (1973) El impacto filosófico de la física contemporánea. Editorial Tecnos
S.A.: Madrid.

Mitcham, C. (1989) ¿Qué es la filosofía de la tecnología?. Anthropos: País Vasco

Rocca, A. (2012) Nietzsche: De la voluntad de poder a la voluntad de ficción como


postulado epistemológico. Nómadas, universidad Central: Colombia

Muñoz, E. (1995) Eterno retorno e historia: El caso Nietzsche. Rev. Filosofía Univ.
de Costa Rica, XXXIII (80)

Uhde, B. (2014) ¿Dios ha muerto? La frase Nietzscheana sobre la “muerte de


Dios” y la vitalidad de los monoteísmos en la modernidad. Areté Revista de
filosofía, XXVI, N 2.

Você também pode gostar