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evangelio
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EL EJEMPLO DE CRISTO
El plan redentor de Dios comienza a desarrollarse cuando aparece
Cristo, el segundo Adán. Lo primero que notarnos de la vida de
Cristo es su completa dependencia de Dios el Padre. Dijo: "No
puedo yo hacer nada por mí mismo" (Juan 5:30); "Yo vivo por el
Padre" (6:57); "De Dios he salido y he venido; pues no he venido de
mí mismo, sino que él me envió. Las palabras que os hablo, no las
hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él
hace las obras" (14:10).
La prueba suprema ocurre después de un ayuno de cuarenta
días. El Espíritu Santo conduce a Jesús al desierto y Satanás lo tien-
ta. "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan"
(Mateo 4:3). Satanás quiere que, para salvarse, Jesús use sus atribu-
tos divinos independientemente del Padre. Jesús responde: "No
sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios" (4:4).
Hacia el final de su ministerio terrenal, Jesús oró: "Ahora han
conocido que todas las cosas que me has dado proceden de ti"
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EL EVANGELIO INTEGRAL
Muchos cristianos viven bajo medio evangelio. Han oído que Jesús
es e! Mesías que vino a morir por los pecados, y que si oran para
recibir a Cristo, al morir irán al cielo y recibirán e! perdón de sus
pecados. En esta afirmación hay dos errores. Primero, es sólo la
mitad del evangelio. Si encuentras un muerto y tienes e! poder de
salvarlo, ¿qué harías? ¿Darle vida? Si eso fuera todo lo que haces,
entonces moriría nuevamente. Para salvar al muerto tendrías que
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Nadie se opuso a la obra de Dios con más celo que él, a pesar
de poderse jactar: "En cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en
cuanto a la justicia que es por la ley, irreprensible (Filipenses 3:6).
Por diversas razones, creo que esto se refiere a Pablo antes que
acudiera a Cristo.
En primer lugar la referencia de sí mismo como "pec."1dor"
apoya la primera parte del versículo de 1 Timoteo: "Cristo Jesús
vino al mundo a salvar a los pecadores" (1 Timoteo 1:15). "Impíos y
pecadores", unos versículos antes (v. 9), con otros usos de la pala-
bra "pecadores" en el Nuevo Testamento para indicar a los que es-
tán lejos de la salvación, muestra que los "pecadores" a los que
Cristo vino a salvar estaban fuera de la salvación y no eran creyen-
tes que pudieran todavía tener libertad para pecar.
Segundo, la referencia de Pablo a sí mismo como "pecador" va
seguida de inmediato por la afirmación, "pero por eso fui recibido
ltiempo pasado I a misericordia" (v. 16), con lo que señala clara-
mente a la ocasión ya pasada de su conversión. Pablo sigue maravi-
llado de la misericordia de Dios hacia él, que era el "primero" de
los pecadores. Se nota una evaluación presente de sí basada en el
pasado cuando el apóstol dice: "Porque soy lpresente] el más pe-
queño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol,
porque perseguÍ a la iglesia de Dios" (I Corintios 15:9). Debido a su
acción pasada, Pablo se considera indigno de lo que es en el pre-
sente, por la gracia y misericordia de Dios, apóstol que en "nada he
sido menos que aquellos grandes apóstoles" (2 Corintios 12:11).
Tercero, al mismo tiempo que declara que es el peor de los
pecadores, el apóstol declara que Cristo lo fortaleció para el minis-
terio, y lo tuvo por "fiel", esto es, digno del ministerio al que lo lla-
mó (l Timoteo 1:12). Por lo tanto, la palabra "pecador" no lo
describe como creyente; más bien la usa recordando lo que era an-
tes que Cristo lo transformara.
Los únicos lugares en la Escritura que podrían referirse a-los
cristianos como "pecadores" son dos referencias que se encuentran
en Santiago. La primera, "Pecadores, limpiad las manos" (4:8) es
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¿QUIÉN SOY?
Yo soy la sal de la tierra (Mateo 5:13).
Yo soy la luz del mundo (Mateo 5:14).
Soy hijo de Dios (Juan 1:12).
Soy un sarmiento de la vid verdadera, un canal de la vida de
Cristo (Juan 15:1,5).
Soy amigo de Cristo (Juan 15:15).
Soy elegido de Cristo y puesto para llevar fruto (Juan 15:16).
Soy siervo de justicia (Romanos 6:18).
Soy siervo de Dios (Romanos 6:22).
Soy hijo de Dios; Dios es mi Padre espiritual (Romanos 8:14, 15;
Gálatas 3:26; 4:6).
Soy coheredero con Cristo, tengo parte en su herencia
(Romanos 8:17).
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LA BRILLANTE ESPERANZA DE
SER UN HIJO DE DIOS
Como hijos del primer pecador Adán, éramos obstinados y de mal
genio, inútiles y sin futuro, pues nada había en nosotros que nos
recomendara delante de Dios. Sin embargo, el amor de Dios superó
nuestra fealdad. Por medio de Cristo, Dios nos abrió un camino de
acceso a su f,1.milia. Como hijo adoptivo de Dios, se te ha dado una
nueva identidad y un nombre nuevo. Ya no eres un huérfano
espiritual; eres hijo de Dios. Como hijo en la familia de Dios has
llegado a ser partícipe de su "naturaleza divina (2 Pedro 1:4).
Si comienzas a pensar que eres alguien especial como cristiano,
estás pensando en forma correcta; ¡eres especial! Lo especial que
eres no es resultado de algo que hayas hecho. Todo es obra de
Dios. Somos lo que somos por la gracia de Dios. Lo que hiciste fue
responder por fe a la invitación de Dios para ser su hijo. Como hijo
de Dios en unión con Él, dado que estás en Cristo, tienes todo el
derecho de disfrutar de tu relación especial con tu Padre celestial.
¿Qué tan importante es saber que estás en Cristo? Un número
incalculable de cristianos lucha con su conducta cotidiana porque
sufren bajo una falsa percepción de lo que son. Se consideran peca-
dores que esperan lograr su entrada en el cielo por la gracia de
Dios, pero parece que no pueden vivir por sobre sus tendencias
pecamrnosas.
Mira de nuevo las palabras llenas de esperanza de 1 Juan
3:1-3: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
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NOTAS
l. David e Needham, Birthright Christian, Do You Know Who you are?
(Portland, Oregon: Multnomah Press, 1981), adaptado de una ilustración
en la página 73.
2. La confrontación con la justicia y la santidad de Dios frecuentemente pro-
dujo un profundo reconocimiento de nuestra pecaminosa condición. El re-
conocimiento de Pablo de sí mismo delante del Señor como "pecador" es
algo frecuente entre los santos (Lucas 5:8; cf. Génesis 18:27; Job 42:6; lsaías
6:5; Daniel 9:4). Los creyentes son pecadores, pero la Escritura parece no
definir su identidad como "pecadores".
3. Para una exploración más profunda de las verdades bíblicas de la lista
"Quién soy?", lee Viviendo libre en Cristo, que contiene 36 lecturas, basadas
en la lista, que transformará tus pens.1mientos acerca de Dios y de ti mis-
mo, y te ayudará a vivir victoriosamente en Cristo.
4. John Stott, RomanJ: Cod's News for the Wodd (Downers Grove, lIl.:
InterVarsity Press, 1994), p. 187.
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