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Salvador Gallardo Cabrera

Sobre la tierra no hay medida


Andrés Téllez Parr a

autor para afirmar que la tierra se ha con- términos de la predominancia del espacio
vertido en una isla. El cielo como límite de a partir del siglo XX— con la escritura de
lo mensurable, el hombre como medida dos robinsones: el de Defoe y el de Elizo n-
de todas las cosas, las medidas precisas y do; las experimentaciones del poeta Or s val
absolutas de todo lo contenido bajo el fir- en el sentido de empezar a liberar al len-
mamento pierden los claros contornos y se guaje de la representación; las preguntas
difuminan: “las islas son espacios de pru e b a de Samuel Beckett que sirven como índices
con un afuera”: lo que impera es el movi- para marcar posiciones, entre otras. El inte-
miento, el acontecimiento, la conve r g e n- rés de este apartado y del recorrido a través
cia de trayectorias. Las islas irrumpen. Las de la forma isla es remarcar su posibilidad
islas también han re p resentado en el imagi- intrínseca de apertura: “Si la nueva conste-
nario el espacio que colmaría un vacío: más lación de satélites artificiales pliega la tierra
allá de las cartografías de lo conocido hasta conve rtirla en isla usando como palan-
habría islas acechando la representación ca el cielo, una isla corta el mar y lo desplie-
de lo mensurable (y sosteniéndolo). ga: lo despierta de su pura interioridad,
La narración del ensayo avanza de for- transformando su línea flotante, sin con-
ma discontinua, como bordeando una es- torno, en fruto abierto”.
pecie de límite imaginario —la isla que es la La segunda parte del ensayo nos ubica
propia escritura—, y en ese rodeo se abor- en los desiertos, y la escritura gira en torno
da lo que el autor denomina la “apariencia a la pregunta “¿cómo se experimenta con
lógica”: la reconstrucción del mundo desde uno mismo para conectar con otros deve-
“El espacio reina. Una onda aérea resbala el cálculo estratégico de la mecánica que sus- nires o para salir de puntos muertos?”. La
sobre las superficies, se impregna de sus tenta el “absolutismo de los cuerpos; toda atención se centra en el camino como movi-
emanaciones, las define y moldea propa- una estrategia de representación lógica de miento, como migración, como aprendizaje,
gándolas como un perfume, como un eco los espacios”. Un mundo así reconstruido como articulación: como transformación.
sobre los alrededores de polvo impondera- se transforma en el de la apariencia lógica, El desafío: resistir a los poderes de contro l
ble”, lee una voz en off al inicio de Pierrot donde se sustituye el devenir, el mov i m i e n- a partir de la experimentación con uno mis-
el loco, de Jean-Luc Go d a rd. El espacio, to, por la postulación de una supuesta cone- mo, abrazar el cambio bajo el horizonte de
afirma Sa l vador Ga l l a rdo, constituía el xión lógica y orden de las cosas existentes, la vida compartida como generación de es-
afuera de la filosofía; el espacio, sin embar- en donde imperarían relaciones mecánicas. pacios que posibiliten otros procesos de
go, desapareció de los discursos filosóficos a Pero el espacio así constituido, la geografía subjetivación.
p a rtir del siglo XVII. ¿Cómo, a partir de esta mensurable, no es inocente, tiene una fun- “Los que parten siempre dicen la ver-
categoría olvidada, abrir el cerco del dis- ción de dominio: son las islas del estratega. dad”. Gallardo narra la historia de un pue-
curso filosófico replegado sobre sí mismo? “Detrás de la modernidad occidental está blo que abandona su condición nómada
¿Cómo pensar el espacio no como medida la guerra y la exigencia de una representa- para optar por el sedentarismo, y en ese esta-
sino como campo de interve n c i ó n? De s d e ción cartográfica exacta y unitaria a la vez”. blecimiento pierde su capacidad de volver
el pliegue espacial que forma una isla, un Escribir, dice el autor, es aparecer en una atrás, las huellas de la marcha han sido bo-
desierto y un bucle en el mar, Ga l l a rdo en- isla. La escritura también se juega con un rradas y la armonía con la divinidad está
saya la morfología de estos tres espacios. afuera. El lenguaje también se despliega en rota: “toda historia comienza con una estra-
El recorrido inicia en las islas. La circun- el espacio y se articula con él. En el desarro- tegia de olvido”. El intento de los mexicas
n a vegación de satélites artificiales, como el llo de este tema hay varias paradas: el con- por remontar el camino que los llevara has-
Sputnik, alrededor del planeta da pie al traste de la concepción de Foucault —en ta su origen no está imposibilitado tan sólo

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por la pérdida de todo trazo, de toda marca: que gorriones volando para desaparecer al
“Quien hace el camino al pasado no es el instante. Nada más; ninguna permanen-
mismo que lo inició ni aun cuando lleve cia que nos salve de migrar de los lugares
un registro”, el pasado, en este sentido, no m u e rtos ni que nos asegure la dirección de
es sólo un tiempo distinto, es también un los encuentros”); lo importante es conec-
espacio modificado. El paso de quien ha tar siempre con algo afuera de uno mismo
o l v i d ado el movimiento, el vaivén incan- (“Se empuja hacia afuera, no se cava en uno
sable de los pies sobre una tierra en perpe- m i s m o. Se busca un manantial, no un
tuo cambio, se vuelve pesado y torpe: ya pozo”); lo importante es, sobre todo, d e s-
se han acostumbrado a las trayectorias fijas t e r ra r la divisa occidental que proclama al
y estables; el espacio difuso los abisma. hombre como medida de todas las cosas;
El autor aborda otra peculiar forma del en suma, lo importante es “que la tierra
olvido. El hombre moderno se enfrenta a la continúe sin medida alguna”.
paradoja de tornar su memoria en ausencia “La gran máxima política del mar dice
a medida que aumenta la memoria art i f i- que éste nunca es el mismo, en la forma de
cial. Esta aparente superación del olvido límite extremo de la tierra o espacio estriado humanidad. En otras palabras, se intro d u-
tiene como consecuencia la obsolescencia diagonalmente, sino lo que resta del orden ce el concepto de relatividad del conoci-
de los recuerdos propios, pero también la en un mundo totalmente inundado. De miento y de las culturas. Pero esta noción
eliminación del azar, de la selección, de la ahí la intensa artificialidad de los usos de relatividad se la puede abordar desde el
discriminación natural y necesaria que se da marítimos, los océanos reglamentados y espacio de la geopolítica: analizarla como
en todo proceso de recordar y consecuen- humanizados”. El mar es el último punto una cuestión de escalas. Y para Gallardo,
temente olvidar. Bajo el modelo de la del recorrido del ensayo. En él predomi- el Gulliver de Swift es un gran maestro de
informática que procura almacenar la nan dos temas que se enlazan íntimamen- quien se puede aprender que una cosa es
mayor cantidad posible de información en te: la política y la representación rota en la grande o pequeña con respecto a otra sólo
el menor espacio, la memoria se constitu- modernidad. En primer lugar, el autor, en tanto hay una relación de por medio, la
ye en función de la producción. Si n siguiendo a He i d e g g e r, da cuenta del cual no es reducible a sus términos: “en un
embargo, el mayor riesgo que se corre en tránsito, en la modernidad, a la “edad de sistema de relatividad no hay relaciones
la cultura del flujo de datos es vernos la imagen del mundo”: a partir de Descar- sino presupuestos. Por ello las distinciones
imposibilitados para actuar, para consti- tes lo real deja de ser lo que aparece para que se establecen dan cuenta de un ideal,
tuirnos a nosotros mismos, pero también convertirse en la mera objetivación del nunca de la difere ncia que escapa a cual-
la inminente producción de millones de representar. En este viraje también se quier regla de juicio”.
Funes más bien siniestros: llevando sí un constituye el sujeto pues se convierte en el Muy relacionado con lo anterior está
re g i s t ro de todos los acontecimientos, punto de referencia de lo real; el mundo el segundo punto de quiebra que re a l i z a
pero habitados por una memoria ausente. deviene imagen: lo existente se manifiesta Nietzsche mediante su crítica a la noción
Viajeros, nómadas y vagabundos: Ke- en tanto hay un sujeto que lo representa. de verdad: la coloca en el terreno de las re l a-
rouac, el mítico pueblo de los hiperbóreos Sin embargo, esta re p resentación así ciones (lo “verdadero” y lo “falso” no refiere
o los chichimecas, animales que migran y entendida sufrirá fracturas; el autor habla a lo “en sí” de los seres sino a las relaciones
en su desplazarse mutan, el desierto como de cuatro. La idea kantiana re f erente a una entre ellos), y, en este sentido, fuera d e l
laberinto todo el tiempo mudando la dis- estructura inherente a todos los seres ámbito de la epistemología. El nexo ent re
posición de su espacio: variaciones sobre humanos de todas las épocas que i m p o n- verdad y pensamiento queda roto junto
un tema, reiteraciones desde otras tonali- dría límites al conocimiento será cues- con la pretensión de un “mundo verdade-
dades, aproximaciones desde otros derro- tionado por pensadores como Georg ro” cerrado y autosuficiente.
t e ros: todo sirve, lo importante es poner de Hamman y Johann Herder, entre otros, La tercera ruptura tiene que ver con el
re l i e veel movimiento, el cambio, la mudan- en el sentido de señalar la intención de espacio técnico. La rapidez con que a part i r
za; lo importante es desplazar cualquier universalizar los valores e intereses de una del siglo XX avanza la lógica de dicho espa-
t e n t a t i va de fijeza (“Así es y no hay más época, de una cultura, a la totalidad de la cio, que es la recomposición infinita, supera

La atención se centra en el camino como movi-


miento, como migración, como aprendizaje, como
articulación: como transformación.
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a la propia lógica del pro g reso de la moder- mejor decir, al par del cumplimiento del de relaciones si, dentro del espacio en donde
nidad: la distinción representación-realidad proyecto de la modernidad. En ambos acontece la revuelta, se limita a la destruc-
deja de ser relevante pues “se intensifica la casos lo que se pierde de vista es la posibi- ción sin mayo res intenciones ni sentido,
representación, todo deviene representa- lidad de juzgarla desde su propio presente, si no logra conectar con el afuera de los
ción, entonces, la tensión desde la que lo desde su propia actualidad entendida no poderes establecidos: “El mundo parejo,
real era representado se rompe”. como un índice temporal sino como “una homogéneo, nunca ha sido el sueño del
La última ruptura aborda una de las superficie de aparición espacial”, que per- control, sino alcanzar un poder sin afuera,
grandes falacias que justifica la idea de mitiría romper esa “gran redundancia” en sin relaciones”.
democracia como el único sistema que la que se ha convertido el discurso liberal En algún lugar de su ensayo Salvador
permitiría el desarrollo adecuado de la mo- democrático, pero, asimismo, juzgar —e Gallardo dice que los mejores libros de
dernidad. Se parte de dos premisas: 1) la intentar intervenir— a dicho sistema no viajes son aquéllos que combinan la prosa
modernidad está incompleta, y 2) la demo- en función de lo que falta sino de lo que en del registro, propia del sedentario, con las
cracia es un sistema perfectible. El cum- efecto hay, es decir, no en función de lo notas y los fragmentos, del nómada. En
plimiento de estos dos presupuestos, de virtual sino de lo actual. “Si un sistema S o b re la tierra no hay medida hay cierta-
esta simbiosis, como el autor muestra, se político se mide, no por lo que deja de mente la combinación de ambos estilos, y
puede fugar al infinito, poniéndolos en un hacer sino por lo que hace efectivamente, hay sobre todo una apuesta por una escri-
perpetuo aplazamiento, minando de prin- es necesario enderezar un pensamiento de tura que avanza a diferentes ve l o c i d a d e s
cipio la exigencia de hacer del ideal demo- resistencia que escape a las formas con- y desde distintos estratos, generando re-
crático algo actual. La democracia es tractuales liberales y a la lógica positivista sonancias más que hilos conductuales, di-
entonces conceptualizada desde su aspec- de los consensos. Se requiere una lógica de bujando líneas que a veces se tocan sin
to negativo: desde el plano gubernamental las formaciones de dominio”. llegar a formar un dibujo completo. Por
se establecerá este sistema como una suma Una de las últimas imágenes que nos eso, a la pregunta y al reto que se hace el
de carencias que podrán irse supliendo pro- regala el autor de este ensayo nos coloca p ropio autor: “¿Estás dispuesto a vivir de
gresivamente. De esta manera, incluso al delante de una pantalla, mirando la película fragmentos y a no narrarlos como totali-
interior del propio discurso de buena par- de Herzog: También los enanos comenza- dades?”, se podría agre g a r, dirigiéndose al
te de los analistas políticos, se juzga la im- ron desde abajo. La locura del mundo de lector: ¿Estás dispuesto a leer en fragmen-
perfección de este sistema de gobierno o los enanos retratado por este cineasta tos y a no tratar de organizarlos como to-
desde la perspectiva de la democracia tal m o s t r aría que no hay relaciones “n o r m a- talidades?
como era concebida por los liberales deci- les”. La ruptura de las relaciones articula-
monónicos o como una suerte de meta das por el poder no necesariamente lleva Sa l vador Ga l l a rdo Cabrera, Sobre la tierra no hay medida,
que se encontraría al final o, tal vez sería a la consolidación de otro orden u otro tipo Umbral, México, 2008, 167 pp.

La narración del ensayo avanza de forma


discontinua, como bordeando
una especie de límite imaginario.
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