INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN LA

VIVIENDA PARA EL DESARROLLO.

Artículo publicado en el Seminario-Taller Gerencia de
Proyectos de Vivienda de Interés Social.
Mayo de 2003.

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Documento actualizado el 15 de Enero de 2011
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Arq. Jorge Hernán Salazar Trujillo
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Matrícula A0570049534
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Teléfonos. 57-(9)4-511 46 56 / 513 17 48
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Fax. 57-(9)4-5719062. Medellín, COLOMBIA.
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Email. jhsalaza@unal.edu.co
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La calidad tecnológica de la vivienda no está centrada en el material novedoso o

vanguardista, ni en una técnica constructiva revolucionaria. Por el contrario, cualquier
material y técnica en función del escenario medio ambiental correspondiente, puede
resultar apropiada o no.
.

Inmersos en una supuesta “Sociedad del Bienestar” y una acelerada digitalización de

nuestro entorno, se ha vuelto un lugar común que las predicciones acerca del futuro de la
vivienda orienten sus prospecciones hacia la masiva automatización de las actividades
que allí se albergan. Para algunos hablar de vivienda del futuro y vivienda automatizada
es una sola cosa; tema de estudio de una “nueva” rama de la Arquitectura denominada
Domótica. Pero para contextos socio-económicos como el nuestro, centrar la discusión
de la vivienda en torno a los fundamentos y preceptos de la Domótica constituye un error
de enfoque. Repetiríamos lo que en su momento pasó con los mal llamados “edificios
inteligentes”, cuando una década después del boom de la tecnología de gestión y
automatización aplicada a los edificios se verificó que la coherencia entre un edificio y su
contexto son más importantes que la tecnología que se haya instalado en su interior.

La calidad tecnológica de la vivienda no está centrada en el material novedoso o

vanguardista, ni en una técnica constructiva revolucionaria. Por el contrario, cualquier

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material y técnica en función del escenario medio ambiental correspondiente, puede
resultar apropiada o no. Por este motivo la innovación tecnológica en el desarrollo de una
vivienda se encuentra fundamentada en la investigación que propicie la conformación de
un hábitat coherente con la realidad ambiental, económica y social y no en aspectos
subordinados y puntuales como son su materialidad o procedimiento de producción. La
innovación tecnológica es un asunto actitudinal que no se encuentra atado ni a uno ni a
otro material o técnica particulares, es el compromiso y el sentido de responsabilidad el
que nos permitirá llegar a obtener mejores viviendas en el futuro, viviendas apropiadas
para la realidad de un país tropical y en vía de desarrollo.

Las dificultades económicas han forzado a orientar en demasía la discusión acerca de la

calidad de la vivienda hacia su progresivo abaratamiento. Algunos consideran que la
tecnología más económica es exactamente la que permite construir las mejores
viviendas, olvidando aspectos tan relevantes como los costos de mantenimiento y la
flexibilidad espacial que permita su refuncionalización a medida que el núcleo familiar
que allí habita así lo demande. El inmenso déficit de vivienda ha forzado a un incremento
cuantitativo del número de soluciones, desconociendo que si se ignoran aspectos
cualitativos tan importantes como el bienestar, la seguridad, el impacto ambiental y la
economía energética, en el mediano plazo; tal solución puede dejar de serlo para
constituirse más bien en un problema.

No significa esto que no se requiera de innovaciones en la industria de los materiales y

procesos constructivos, sino que el orden de prioridades aquí propuesto invita a que
dichos soportes industriales se encuentren subordinados a un sentido de compromiso
con una realidad mucho más amplia que la estrictamente económica. La mayor
innovación tecnológica en el ámbito de la vivienda para un país en vía de desarrollo, se
encuentra en el compromiso por obtener viviendas de alta calidad y en considerar que
dicho adjetivo: “alta calidad” cruza transversalmente aspectos ambientales, energéticos,
climáticos, sociales, culturales y por supuesto, también económicos.

La búsqueda por el bienestar es la historia misma de la Arquitectura, por ello al diseñar

vivienda, o cualquier otro tipo de edificación con destinación humana, no se puede
desconocer que lograr unas condiciones de habitabilidad apropiadas constituye un
compromiso ético con la sociedad. La mala arquitectura propicia incomodidad,
disconfort, desperdicios energéticos, falta de privacidad, impactos ambientales
innecesarios, mala disposición de los recursos y otra serie de consecuencias que
permiten argumentar porqué la Alta Calidad no se debería considerar como algo
negociable.

La innovación tecnológica que corresponde abordar, es aquella que haga posible esta
Arquitectura y Urbanismo coherente con nuestras realidades sociales y un contexto
geográfico tan contundente y particular como lo es el régimen climático tropical. Algunas

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de estas innovaciones entran en el campo de las técnicas “duras” y efectivamente
requieren de investigación y desarrollo en torno a nuevos materiales y nuevas
tecnologías constructivas, da igual si de alto o bajo nivel de complejidad tecnológica,
pero definitivamente apropiadas para las problemáticas que se requiere atender. Otras
innovaciones se encuentran en el terreno de las técnicas “blandas” y están más
relacionadas con la apropiada gestión de los procesos de conformación, consolidación y
sostenimiento del hábitat; la gestión de la demanda energética, la regulación de los
consumos y la gestión de los residuos sólidos urbanos, entre otros.

La década pasada fue pródiga en ejemplos de cómo excelentes materiales de

construcción, desarrollados en países que poseen un escenario socio-ambiental diferente
al nuestro, sufrían un acelerado proceso de deterioro, unos exagerados costos de
mantenimiento o una baja aceptación social. La concientización de la necesaria
coherencia entre una solución y su escenario de implementación es una tarea en
proceso que ya ha propiciado un mayor cuidado en el establecimiento de políticas
locales y la aplicación de materiales y técnicas constructivas.

Las recientes políticas de Gestión de la Demanda Energética (DSM por sus siglas en
inglés) son el perfecto ejemplo de cómo una urgencia de escala planetaria, que reclama
una firme postura medio ambiental por parte de cada gobierno, encuentra un terreno de
trabajo común con las particularidades y especificidades locales. Las estrategias de
DSM comprenden un amplio conjunto de mecanismos como las escalas tarifarias
diferenciales en el precio de los recursos, impuestos ambientales, subvenciones,
proyectos demostrativos, programas piloto y normativas urbanísticas, entre otros.
Algunas tienen relación directa con la conformación del hábitat y otras con la utilización
que los futuros usuarios harán de las viviendas individuales, pero todas ellas parten de la
realidad socio-ambiental del sitio y por lo tanto su diseño depende de la cuidadosa
interpretación de las preexistencias locales. La finalidad es única: ayudar a establecer
relaciones más armónicas entre las condiciones medio ambientales y la Comunidad.

Fin del documento.

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