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Las teorías que apoyan la evolución, las que sostienen que unas especies derivan de
otras tras sufrir determinados cambios, se denominan teorías evolucionistas y en ellas
encontramos como representantes del evolucionismo a Lamarck (1744-1892) y a Darwin
(1809- 1882), estos junto, con las posiciones actuales o teorías neodarwinistas -que tienen
en cuenta los descubrimientos de la genética- conseguirán explicar de modo satisfactoria
el proceso de la evolución. Veámoslo.
Lamarck, padre del evolucionismo, sostenía que todas las especies de seres vivos,
excepto el ser humano que no entraba en la cadena evolutiva, proceden de otras especies
anteriores menos desarrolladas y por tanto más imperfectas, es decir, sostenía la teoría
evolutiva. A la hora de explicar este hecho Lamarck postuló que los cambios se debían al
uso o desuso de los órganos, dando el uso una hipertrofia de los mismos y el desuso una
atrofia, dicho de otra manera, la función hacía al órgano. Sostenía además Lamarck, que
estas transformaciones en los órganos de los seres vivos se transmitían de padres a hijos.
Como vemos, nuestro autor es capaz de explicar la aparición de caracteres nuevos que
hace que de unas especies deriven otras diferentes, pero no es capaz de explicar que estos
cambios permanezcan a través del tiempo, pues las transformaciones de los órganos
debidas al uso, no son susceptibles de ser heredadas. Señalamos, no obstante, que
Lamarck abrió las puertas del evolucionismo y dio paso a los siguientes intentos teóricos
de explicar esta idea.
Darwin, también a favor de las teorías evolutivas, intenta explicarlas apelando a lo que
se denomina selección natural. La selección natural simplemente describe el hecho de que
la evolución consiste en un juego de fuerzas en las que unas especies sobreviven a otras.
En este juego intervienen, básicamente, dos factores, el medio, y los seres vivos que lo
habitan. Los seres vivos que lo habitan luchan entre sí por la supervivencia, es decir, por
seguir vivos, pero no todos los logran, sólo lo hacen los más aptos, es decir, aquellos que,
siendo los recursos limitados, son capaces de apropiárselos ellos. Para entender esto
debemos tener en cuenta que la naturaleza no proporciona alimento para todos, dado que
esto es así, los que consigan comer, y por lo mismo, también reproducirse, serán los que
Darwin denominaba “los más aptos”, dicho de otra manera, los mejores adaptados, lo
mejores preparados desde el punto de vista natural, para vivir, o sobrevivir a los demás,
en ese medio natural en el que habitan. Estos vivirán más, llegaran a la edad reproductiva
se reproducirán más y por tanto serán más numerosos y poco a poco, se irán imponiendo
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sus rasgos modificando la especie y originando especies nuevas. Cabe añadir que para este
autor, el ser humano si se encuentra dentro de la evolución y desciende de los primates.
Añadimos además que para Darwin el hecho de que aparezcan unas especies y no otras se
debe simplemente al azar, no a una idea previa y finalista de un ser creador de todo. Aquí
es la naturaleza misma, la del medio y la del ser vivo, la que selecciona los cambios que
resultan mejores en relación con el medio natural, o nicho ecológico. No estamos aquí
porque seamos los más perfectos y los mejores, estamos aquí simplemente por un conjunto
casual de coincidencias.
Hacemos notar que, según venimos diciendo, para explicar la evolución tenemos que
ser capaces de dar razón de dos sucesos, a saber, de los cambios anatómicos -o aparición
de caracteres nuevos- en los seres vivos, y de cómo esos cambios se mantienen a lo largo
del tiempo transmitiéndose de padres a hijos, pues esos cambios y ese mantenimiento de
los mismos a través del tiempo, es lo que da lugar a pequeñas transformaciones que con el
paso de muchos años se convertirán en diferencias que nos permitirán hablar de otra
especie diversa en relación con aquella a partir de la cual surgieron, es decir, nos permitirá
hablar de especies diferentes surgidas unas de otras, que en eso precisamente consiste la
evolución. Hacemos notar también, que las teorías sintéticas o neodarwinistas son capaces
de explicar estos dos hechos. Lo hacen apelando a los principios a los que hemos hecho
referencia.
A grandes rasgos podemos decir que las mutaciones y las recombinaciones genéticas
permiten explicar la aparición de caracteres nuevos en los seres vivos y su permanencia o
mantenimiento en la especie, y podemos decir que la deriva genética y la selección
natural permiten explicar el hecho de que algunos de esos caracteres nuevos se perpetúen
y otros no. Sucede que entre ambos, entre el medio natural y la información genética de
los individuos, se da una interacción-. A continuación vamos a explicar esa interacción no
sin antes apuntar que, para simplificarla nos vamos a referir solamente a las mutaciones y
a la selección natural. Cabe decir que, en esencia, la misma explicación valdría par la
recombinación genética y la deriva genética.
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Las mutaciones son errores en las copias del material genético producidas durante la
mitosis, mas sucede que estos “errores” lo que hacen es aportar información nueva para el
nuevo ser que se está creando, y resulta que esa “información nueva” no es ni más ni
menos que nuevas características anatómica. Acabamos de explicar el surgimiento de
nuevas características diferenciales en seres vivos de una misma especie. Continuamos.
Dichas transformaciones biológicas pueden resultar o neutras – ni positivas ni negativas
para el individuo-, o inconvenientes –negativas para el ser vivo portador de la misma- o
ventajosas –positiva para el individuo poseedor de ese cambio- pero, ¿qué hace que ese
cambio resulte o neutro, o positivo o negativo? y ¿qué significa positivo? La respuesta a la
primera pregunta es ese segundo factor del que hablábamos, es decir, “el medio”, el medio
natural en el que ese individuo se desarrolla es lo que determina que el cambio sea neutro,
o inconveniente o conveniente. La respuesta a la segunda pregunta la vemos a
continuación.
Tras lo visto con los diversos autores y haciendo un pequeño resumen, podemos
afirmar que la evolución es un continuo conglomerado de cambios por parte del ser vivo y
del medio natural, en el que a veces se coincide y a veces no. Todo dependerá del azar.
Cambia el medio, cambia el ser vivo y coincide o no que ese cambio es positivo,
permitiéndonos sobrevivir a unos sí y a otros no. En eso consiste la vida desde el punto de
vista de la evolución, en una pura coincidencia de factores, pero en una coincidencia tal
que da como resultado la vida o la muerte. La vida o la muerte de las especies sí, pero
también de los individuos, de ti y de mi. Un “ti” y un “mí” que para la ciencia es, no lo
olvidemos, un nosotros. Una especie.